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1 INTRODUCCIÓN
El origen de las instituciones se relaciona íntimamente con los procesos cognitivos de la
mente humana y de la manera en cómo aprenden los seres humanos. Esto significa
descartar la forma en cómo la teoría económica neoclásica concibe el comportamiento
humano. En efecto, el razonamiento por la teoría económica neoclásica cuya base
teorica es la hipótesis de racionalidad sustantiva no es útil para comprender muchas
elecciones humanas que son clave para el cambio económico en un mundo no-ergódico.
Es preciso incorporar el papel que juegan los modelos mentales que construyen los
individuos para explicar e interpretar el entorno y los sistemas de creencias y las
percepciones del entorno que se interrelacionan con el contexto socio-cultural y afectan
a las elecciones más importantes. Este enfoque institucional incorpora el análisis de la
arquitectura genética de la mente (en un enfoque que va más allá de la concepción
restrictiva de la psicología evolutiva) y de las características del proceso cognitivo (más
próximo a un modelo de sistemas neuronales y estrategias no-simbólicas que a uno de
inteligencia artificial.
En este enfoque se pretenden establecer bases teóricas que permiten tender lazos de
conexión entre las distintas ciencias sociales en particular con la ciencia cognitiva.
Recientemente, los avances de la ciencia cognitiva permiten comprender mejor las
relaciones entre cerebro, mente y comportamiento. Bajo estos avances se puede
comprender la forma en cómo los individuos construyen sistemas de creencias. Las
creencias dominantes se concretan en la estructura institucional de la sociedad, y
establecen un orden que reduce la incertidumbre. La cadena causal parte de la realidad,
en torno a ella los individuos forman modelos mentales y sus creencias, que se trasladan
a las instituciones, y se establece una estructura de incentivos que influyen en las
acciones de los individuos. Estas acciones modifican la realidad y se genera un proceso
de retroalimentación. En este proceso dos rasgos deben ser apuntados como
característicos de la acción humana: la capacidad de ser conscientes y la intencionalidad
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Estudiante del Programa Integrado de Maestría y Doctorado en Ciencias Económicas de la Universidad
Autónoma Metropolitana‐Azcapotzalco.
humana. Los seres humanos, con estos dos rasgos, buscan crear instituciones que
constituyan un cierto orden. Pero la transición desde un sistema de creencias construido
para ordenar el entorno físico a uno capaz de ordenar el entorno humano no tiene el
éxito garantizado, y tampoco por tanto el cambio institucional. En este sentido, para
North esta es una de las grandes dificultades de las sociedades para establecer una
trayectoria de desarrollo económico.
El razonamiento neoclasico implica que los individuos poseen un súper cerebro que les
permite construir modelos mentales correctos para comprender e interpretar el entorno
mundo que los rodea. En caso de equivocarse, recibirán automáticamente información
para corregir sus modelos lo que llevara a la convergencia de modelos inicialmente
divergentes.
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Estos supuestos han sido criticados desde hace mucho tiempo (Langlois 2004). Los
cuestionamientos surgen porque los supuestos neoclasicos se alejan considerablemente
de la realidad. Aunque para economistas como Milton Friedman, la teoría económica no
debería ser criticada por contener supuestos irreales, porque la única forma legítima de
criticar a la teoría económica es señalando que sus predicciones discrepan con los
hechos. De hecho, Friedman defendió la idea de que los supuestos irreales son una
virtud: “Ciertamente que hipótesis verdaderamente importantes y significativas poseen
‘supuestos’ que no son representaciones descriptivas arbitrariamente inexactas de la
realidad y, en general, puede afirmarse que cuanto más significativa es la teoría más
irreal serán sus supuestos (en este sentido)” (Friedman 1967, 367). Para Friedman no
importa si los individuos actúan o no con conciencia deliberada, sino en realidad hay
que suponer que se comportan como si lo hicieran. Es decir, los individuos hacen
elecciones o toman decisiones “como si” ellos fueran capaces de maximizar.
Pero aun asumiendo el influyente razonamiento de Friedman para Winter (citado por
North 1995,40) los supuestos conductuales neoclásicos son “...inadecuados para dar
solución a muchas de las cuestiones que enfrentan los científicos sociales” En opinión
de este autor y en general para la mayoría de los institucionalistas, es preciso un análisis
económico mucho más complejo de la conducta humana, porque es muy comprobable
que el fin último de los individuos no sea precisamente maximizar su utilidad o riqueza
sino que existan otros motivos que modifican los resultados de sus elecciones.2
La inconveniencia más grave del modelo de elección racional, según Brian Arthur
(1992, 1994, 2000), es que supone que los individuos actúan bajo un razonamiento
perfectamente deductivo, en el cual obtienen sus conclusiones a través de un proceso
lógico cuyas premisas son completas, consistentes y bien definidas para cada problema
dado. Se considera que la conclusión está implícita en las premisas. Esta forma de
razonamiento, de cómo las decisiones y elecciones son realizadas, este autor las llama la
metáfora deductiva.
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La fama, la confianza incluso el altruismo son objetivos de la conducta humana y todos ellos son
incompatibles con el modelo de elección racional. Mokyr (1990, 224) señala que existen casos donde
ciertos inventos como la lámpara de seguridad para las minas por Humphrey Davy en 1815 o el
blanqueador de cloro por Claude Berthollet fueron creados con el fin de obtener beneficios financieros
sino simplemente por el deseo de adquirir fama o la pura satisfacción de resolver un problema difícil.
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La metáfora deductiva no es errónea en sí misma. Arthur señala diversos ejemplos
donde los economistas, encuentran una justificación a la aplicación de la metáfora
deductiva. Por ejemplo, John Rust (citado por Arthur 2000) narra la historia de Harold
Zurcher, un superintendente de mantenimiento en la Empresa Metropolitana de
Autobuses en Madison (Wisconsin). Durante 20 años Zurcher reguló la sustitución de
motores de una gran flota de autobuses, un problema complicado que le exigió un
equilibrio entre dos objetivos conflictivos: reducir al mínimo los costos de
mantenimiento y al mismo tiempo minimizar las fallas inesperadas del motor. Según las
pruebas de Rust, la solución a este problema implicó la optimización combinatoria de
programación dinámica estocástica. Zurcher encontró una solución razonablemente
conveniente a su problema. El punto del argumento de Rust fue que, si bien se trataba
de un problema muy complicado, Harold Zurcher encontró la solución y, por tanto, al
menos en este caso, es factible que los economistas supongan que las personas
encentren soluciones óptimas a cuestiones complejas.
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En problemas sencillos, los individuos pueden deducir y calcular, pero comúnmente en
el mundo real los casos en donde se pueden hacer esta forma fiable y precisa son la
excepción y no la regla. Esto lo demuestran los métodos económicos experimentales
realizados de la psicología durante los últimas décadas (Hogarth y Reder 1986), y más
recientemente desde las investigaciones de la ciencia cognitiva se han demostrado las
inconsistencias empíricas relacionadas con este modelo. Incluso los resultados
experimentales desde la década de 1950 ya estaban cuestionando la validez de la
elección racional, prueba de ello es la Paradoja de Allais propuesta en 1952. Allais
demostró que los individuos realizan elecciones y toman decisiones inconsistentes con
respecto a los axiomas de la Teoría de la Utilidad Esperada cuando se encuentran frente
probabilidades ponderadas de resultados (Schmid 2004).
En este mismo sentido, Fernando Jeannot (2004) señala que los experimentos y
encuestas realizadas por Kahneman y Tversky y otros autores, demuestran “que en el
mundo real los sujetos toman decisiones sin recurrir a las leyes de las probabilidades ni,
particularmente, se refieren a la teoría de la utilidad esperada; sino que, por el contrario,
utilizan razonamientos de descubrimiento sumarios (heurística selectiva) o reglas de
sentido común. La mayoría de los sujetos encuestados asignan las mismas
probabilidades a sucesos pequeños o grandes, sin considerar que la mediana de la
varianza desciende cuando crece el universo de datos” (Jeannot 2004, 60). Además de
que “los sujetos detestan más las pérdidas, en relación a un nivel de riqueza dado, que
desean las ganancias con respecto al mismo nivel. Así, Tversky y Kahneman estimaron
que el valor atribuido a una pérdida moderada, es el doble de aquella que se adjudica a
una ganancia de la misma importancia. Ello significaría que las preferencias de los
sujetos parecen estar caracterizadas por una fuerte aversión por los quebrantos
(riesgofobia)” (ibíd.).
Para Arthur la complejidad de los problemas que los individuos afrontan en el mundo
real pueden tener analogía con el océano. El océano contiene todos los problemas bien
definidos que nos interesan en la economía, con cada vez más difíciles problemas a
mayores profundidades. Cerca de la superficie (a un metro) se encuentran problemas
sencillos. En niveles más profundos se encuentran los problemas como los del ajedrez
donde es posible obtener teóricamente una solución, por ejemplo una estrategia mixta
en el sentido de Nash, pero no podemos garantizar que los individuos lleguen a ella. Por
lo tanto, la metáfora deductiva funciona para los problemas en la superficie del océano
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que son solucionables, pero en un océano de problemas más profundos no se puede
garantizar la solución. Para Arthur, el problema de Zurcher se encuentra en la frontera
de lo que los individuos pueden solucionar por medio de un comportamiento “racional”.
Sin embargo, en la realidad los individuos cuando encuentran en los niveles más
profundos del océano, la toma de decisiones no es fácil de tomar. Cuando se toma en
cuenta la complejidad de los problemas que los individuos afrontan al interactuar y las
limitantes de los modelos mentales que la mente humana construye para resolver dichos
problemas, la metáfora deductiva llega a sus límites. Los límites de la solución
deductiva llegan pronto cuando el cálculo es poco probable o imposible para los
individuos. Más allá de estos límites, los requerimientos de la lógica fallan para conocer
y llegar a definir los problemas y el proceso de decisión es imposible. Esta es una de las
razones por las cuales el razonamiento deductivo no funciona en las profundidades del
océano de problemas porque más allá de un cierto nivel la capacidad lógica racional
humana para hacer frente a la complejidad es limitada. La otra razón, por la cual la
racionalidad lógica deductiva no funciona es que “en complicadas situaciones
interactivas, los individuos no puede depender de los demás individuos que están
tratando de comportarse con bajo la racionalidad perfecta, por lo que se ven obligados a
adivinar su comportamiento. Se trata de un terreno en un mundo subjetivo de creencias,
y subjetivas creencias sobre subjetivas creencias” (Arthur 1994, 406).
Pero como cuestionan North (1995) y Arthur (1994) el problema del comportamiento
humano en la ciencia económica no es si la elección racional o el razonamiento
deductivo funcionan o no, sino que es lo que se propone en su lugar. La pregunta es
¿cómo funciona un modelo de racionalidad limitada en la economía? ¿Qué es la
racionalidad limitada?
Uno de los primeros esfuerzos por cuestionar los supuestos implícitos en la teoría
económica neoclásica e incorporar factores relacionados con el contexto y la manera en
como los individuos toman decisiones fue realizado desde hace tiempo por Herbert
Simon (1989) quien propuso la idea de satisfacción. De acuerdo con este autor, en la
realidad los individuos no buscan soluciones óptimas a los problemas que encaran. Los
individuos intentan buscar una mínima satisfacción, es decir, tratan de alcanzar ciertos
niveles de éxito, y gradualmente, ajustar esa solución. De esta manera, la noción de
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racionalidad de Simon introduce mayor realismo a la toma de decisiones de los
individuos al sustituir el criterio de maximización por el criterio de satisfacción.
Simon propuso también el concepto de racionalidad limitada, con el cual explicó que
las decisiones no son elecciones generales que abarcan grandes áreas de nuestras vidas
sino que más bien son decisiones especificas que muchas veces no están ligadas a otras
dimensiones de la vida. Cuando se decide que opción elegir no se tiene un conocimiento
exacto de lo que ocurrirá en el futuro, tal vez tenga una noción pero ésta será parcial de
lo que ocurrirá (existe incertidumbre). Lo anterior se debe que existen serias
limitaciones en las habilidades computacionales de la mente para tomar decisiones un
mundo lleno de incertidumbre. Los individuos tienen limitada su capacidad cognitiva lo
que les impide procesar toda la información disponible y los procesos mentales
computacionales son fruto del modelo mental subjetivo del individuo. “Racionalidad
acotada es simplemente la idea de que las elecciones de las personas están determinadas
no sólo por objetivos generales coherentes y las propiedades del mundo exterior, sino
también por el conocimiento que los encargados de adoptar decisiones tienen y no del
mundo, de su capacidad o incapacidad para evocar el conocimiento cuando es
pertinente, a fin de elaborar las consecuencias de sus actos, a evocar posibles cursos de
acciones, para hacer frente a la incertidumbre (incluida la incertidumbre derivada de las
posibles respuestas de los otros actores), y para juzgar entre sus muchos competidores
quiere.
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permiten comprender un poco más los procesos cognitivos y el contexto en el que los
individuos realizan sus elecciones y toman decisiones. Pero ¿cuáles son las
características de dicho contexto? Para North la característica principal de la realidad
que constituye el contexto que hacen los individuos y donde toman decisiones es la no
ergodicidad y la complejidad que incrementa la incertidumbre.
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y está en constante cambio. Se producen continuamente noveles problemas para ser
resueltos por los individuos. En este mundo no ergódico nadie conoce la manera
correcta de resolver los problemas que enfrentamos y nadie puede, en efecto, maximizar
utilidades. La sociedad con la mayor probabilidad de resolver sus problemas a lo largo
del tiempo es aquella que permite la generación máxima de tentativas.
Esta complejidad del mundo real se traduce en incertidumbre ubicua. Aquí se entiende
por incertidumbre en el sentido otorgado por Frank Knight (1971), es decir, aquella
situación bajo la cual los seres humanos al tomar decisiones y hacer elecciones
desconocen las probabilidades de ocurrencia asociadas a los diferentes resultados de un
determinado evento. A diferencia del riesgo para lo cual si es posible derivar una
distribución de probabilidad de resultados, la incertidumbre es una condición en la cual
la distribución de probabilidad no existe. Se refiere a sucesos imprevisibles; la
probabilidad de ocurrencia no puede ser estimada, no hay forma de medirla porque no
se conoce de antemano las características del suceso (su frecuencia, distribución en el
tiempo).
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inconcebible el comportamiento optimizador atribuido a los individuos por el modelo de
elección racional porque que los individuos no pueden ni siquiera establecer una lista de
resultados clasificada en términos de sus valores. Los sucesos son impredecibles, y
“…sin el cálculo de probabilidades y riesgos, los agentes no podrían establecer un
óptimo” (Hodgson 2007, 102).
La no ergodicidad del mundo real significa que cambia constantemente el mundo físico
para los individuos. No es posible que saber que sucederá mañana porque el horizonte
del tiempo es sumamente corto para tal predicción. Además, la no ergodicidad del
mundo real no significa solo que el ambiente físico cambia constantemente. Implica
también que el entorno humano (aquel que surge de la interacción e interdependencia de
los humanos) es complejo, irregular y caótico. El comportamiento de los demás es
impredecible como lo es el nuestro para ellos.
Denzau y North (1994), Arthur (1992, 1994) y Holland (1988) dan respuestas a las
interrogantes arriba planteadas. Coinciden en señalar en que los seres humanos usan una
forma de inducción que permite aprender de los resultados previos de las alternativas.
Este aprendizaje por inducción requiere de algún tipo de modelo mental por el cual
pueden comprender las implicaciones de elegir una acción; asimismo necesitan de
alguna manera identificar las acciones potencialmente útiles y los posibles resultados de
esas acciones. Arhur sostiene que si consideramos que la toma de decisiones es un
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producto de la mente, la cuestión importante es comprender cómo la mente construye
modelos o hipótesis flexibles para hacer frente a la complejidad del mundo real.
Como se puede advertir ya, el problema del comportamiento humano frente a un mundo
no ergódico con alta incertidumbre conlleva al análisis de los temas principales de la
ciencia cognitiva. Haciendo uso de ésta, North (2005) establece una conexión entre
procesos cognitivos-mentales y la emergencia de instituciones. En efecto, desarrolla una
perspectiva en el cual los modelos mentales pueden ser tomados como la representación
interna a los sistemas cognitivos creados a nivel individual para construir
interpretaciones acerca del entorno, mientras que la función de las instituciones es la
misma solo que en nivel externo (a la mente), los cuales como mecanismos que los
individuos construyen para estructurar y ordenar el entorno fisico y humano.
Los humanos poseen aspectos geneticos los cuales proveen una arquitectura genetica de
la mente, la mente interactua con la herencia cultural y las experiencias de los individuo
moldean el aprendizaje. North señala que la interaccion entre estas tres fuentes de
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aprendizaje (genetica, herencia cultural y las experiencias) estan lejos de entenderse
completamente. Una de las controversias mencionadas por North (2005, 28) es que
parte de las estructuras (o andamios) es una consecuencia evolutiva de las mutaciones
exitosas y, por tanto, una parte de la arquitectura genética de los seres humanos; y parte
es una consecuencia de la evolución cultural. Simplemente lo que es la mezcla genética
entre la arquitectura y el patrimonio cultural es objeto de controversia. Psicólogos
evolutivos han hecho hincapié en la arquitectura genética en el proceso de andamios en
detrimento de la función de la herencia cultural. En particular, han hecho hincapié en el
componente genético subyacente en el comportamiento cooperativo. Sin embargo, hay
quienes como Gould (citado por North) han sugerido que hay una gran cantidad de
holgura en la arquitectura genética, lo que da un mayor margen para la evolución
cultural. Gould ha mantenido no sólo que la selección de los cambios ambientales, sino
que en muchos casos es relativamente "suelto", resultante en la supervivencia en la que
el azar y la capacidad de reproducción en lugar de la presión de la competencia puede
desempeñar un papel importante. La enorme variación en las características de
rendimiento político de las unidades económicas se deja claro que el componente
cultural de los andamios que los seres humanos erigen es fundamental para comprender
el desempeño de las economías a través del tiempo.
Sin embargo, para North no se trata de entablar ciertas cuestiones objeto de debate en la
ciencia cognitiva, como aquellas que tienen que ver con la formación de conceptos, que
implica la interacción compleja entre la genética, neurobiología, mecanismos celulares,
procesos de maduración, la formación de grupos neuronales y las experiencias
ontogenéticas. Tampoco –señala- es necesario adoptar una postura teórica dentro de la
ciencia cognitiva, simplemente es necesario incorporar los avances del enfoque que
considera que la mente como una estructura compleja y activa que interpreta al mismo
tiempo que clasifica las diversas señales recibidas por los sentidos así como las
experiencias provenientes del entorno físico y del medio sociocultural-lingüístico
(Mantzavinos, North y Shariq 2004). Aunque podemos señalar que el enfoque al que se
refieren implícitamente y en el cual North (2005) apoya su enfoque cognoscitivo-
institucional es el conexionista y no el cognitivista en el que implícitamente la teoría
económica neoclásica sustenta su concepto de la mente. Para el cual, “la mente es un
recipiente que contiene datos. Los datos están en constante actualización de la
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interacción con el mundo, y realiza deducciones sobre la base de estos datos” (Arthur
2000, 32).
El modelo cognitivista, surge a partir de trabajos seminales en áreas tan diversas como
la lingüística, la psicología, la neurología y la inteligencia artificial, se basa en una
hipótesis: “la mente es equivalente a un ordenador, a una máquina y, como tal, tiene un
repertorio de herramientas (un mapa de representaciones del mundo y el lenguaje) que
le permite resolver los problemas. La cognición es vista como la solución de problemas,
y aprender mediante la creación de representaciones del mundo, independiente y
externa, a través de la asimilación de nuevas experiencias” (Salomão y Nassif 2006,
31).
Desde el punto de vista del cognitivismo cada ser humano tiene funciones cognitivas
que lo hacen capaz de interactuar con el ambiente exterior. “Cada individuo tiene
patrones interpretativos de cognición innatos. Ellos están pre-programados y son
hereditarios y por esta razón proveen la base para la adaptación con el mundo exterior
desde el nacimiento. Los reflejos innatos son mejorados y desarrollados a través de la
acción de dos opuestos mecanismos complementarios: la asimilación y el
acomodamiento” (Rizzello y Turvani 2004, 168).
Según Rizzello y Turvani (2004), bajo este modelo se considera que cuando los
individuos perciben el mundo exterior, captan diversos aspectos que ellos quizás ya
conocen y otros los cuales son nuevos. Cada percepción entonces es relacionada con los
patrones de cognición experimentadas previamente. Si la percepción es conocida,
entonces se presenta un proceso de asimilación y recognición en el cual el patrón
reaplicado tal se aplica a la situación reconocida. Si la acción o situación es nueva,
existe una asimilación generalizada en la cual lo nuevo es percibido a través de la
aplicación o patrones existentes (asociación). Si una situación es compleja el patrón es
gradualmente ajustado a través de la acomodación.
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información que entra en el procesador mental es una magnitud predeterminada e
invariable. Sin embargo, el modelo cognitivista de la mente es muy limitado a las
funciones de la mente, sus relaciones con el medio y las observaciones metódicas de su
desarrollo y evolución. Para Denzau y North (1994) y North (2005) es necesario
comprender la arquitectura genética de la mente en una perspectiva que vaya más allá
de esta concepción. El modelo de la ciencia cognitiva que más podría aportar a la
comprensión de la conducta humana y la toma de decisiones bajo condiciones de
incertidumbre es aquella que destaca la diferencia de los procesos cognitvos humanos
del de los animales y que descarte la analogía del cerebro con una computadora.
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La cognición corpórea pone énfasis en el aprendizaje de los conceptos abstractos a través de las
metáforas. Si leemos un poema de amor, por ejemplo, las palabras amor, hierba, lágrimas, etc. tienen
diferentes significados y efectos sobre diferentes personas porque los seres humanos no tienen
cognitivamente una imagen o representación mental similar para estas palabras.
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eligen y toman decisiones (acción humana) como una función de su mente, de su
cerebro. Éste no es más que “una cosa física de circuitos neurales, cargas eléctricos y
químicas” (Schmid 2004, 34). Más concretamente, el cerebro humano consta de un
conjunto de neuronas fuertemente conectadas, que a partir de un estado inicial aleatorio
logran reflejar comportamientos globales coherentes. Se señala también que en el
sistema nervioso no hay una clara diferencia entre estructura y funcionamiento: el
conocimiento es el estado momentáneo global del sistema. La memoria humana es
masivamente paralela y altamente adaptativa, es decir el conjunto de neuronas puede
modificarse con la experiencia. Por otra parte, ciertos procesos mentales como el
reconocimiento de las imágenes visuales hacen pensar en el carácter continuo del
tratamiento de la información. Finalmente, el conocimiento no se encuentra localizado
en un espacio direccionable, sino distribuido en todo el sistema.
Siguiendo a Damasio (2001) las unidades básicas del sistema nervioso son las neuronas.
Estas unidades se conectan unas con otras formando redes extraordinariamente
complejas. La principal función de las neuronas es recoger señales de diversas fuentes,
transformarlas y producir señales de salida que transmiten a otras neuronas u otras
partes del organismo. De este modo, en el cerebro el procesamiento de la información es
paralelo y distribuido, paralelo en tanto que las señales recibidas las procesan
simultáneamente millones de conexiones diferentes y distribuidas porque la
responsabilidad del almacenamiento de la información no recae sobre una unidad (una
neurona) sino sobre amplios conjuntos de unidades. Los órganos sensoriales reciben
señales del exterior y mediante elementos transductores convierten las distintas energías
que reciben en señales nerviosas. La información fluye desde los nervios sensoriales y,
recorriendo estaciones intermedias como la médula espinal, el tronco cerebral, cerebelo,
etc., llega hasta la corteza cerebral. A su vez, del cerebro hace fluir parte de la
información por los nervios motores hasta los músculos u otros órganos y constituye la
respuesta del organismo al ambiente.
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postsináptica, y se produce mediante la liberación de neurotransmisores químicos que
provocan la activación de receptores específicos que, a su vez, generan respuestas
eléctricas. Los neurotransmisores se difunden en el espacio intersináptico y se unen a
los extremos de las dendritas en ciertos lugares denominados receptores. En estos
receptores se producen cambios químicos que provocan modificaciones eléctricas en la
neurona y el flujo eléctrico o impulso nervioso.
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Desde esta perspectiva, la interacción social y el uso de apoyos externos (andamiajes),
como el lenguaje o los símbolos matemáticos, son la base de la cognición humana. El
término andamiaje proviene de los trabajos del psicólogo soviético Lev Vygotsky, quien
subrayó “que la experiencia con estructuras externas (incluyendo las lingüísticas, como
palabras y frases,) puede alterar y dar contenido a los modos de procesamiento y
comprensión intrínsecos de un individuo” (Clark 1999, 86).
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fluido entre el sistema y un entorno real que plantee problemas reales de acción y
sensación” (Ibíd. 1999, 41) E incluso para Clark una humilde cucaracha “manifiesta este
tipo de acoplamiento fluido: una versión del tipo de inteligencia práctica, solida y
flexible de la que carecen casi todos los sistemas informáticos”.
En otra parte este mismo autor enfatiza, “las raíces de la inteligencia y la comprensión
no se encuentran en la presencia y la manipulación de estructuras de datos explícitos y
de tipo lingüístico, sino en algo más terrenal: el ajuste de respuestas básicas a un mundo
real que permite a un organismo corpóreo sentir, actuar y sobrevivir” (Clark 1999, 42).
Pero además, la analogía del cerebro con la computadora es descartada por la eficacia
del cerebro. El cerebro humano es capaz de realizar ciertas tareas en un tiempo inferior
que la computadora. Los programas construidos por la Inteligencia Artificial tradicional
resultan muy buenos para tareas que exigen la repetición del mismo proceso sobre los
datos de entrada (millones de cómputos recursivos), lo que les permite a las máquinas
aventajarnos en tareas como la de cálculos matemáticos; sin embargo el cerebro parece
más eficaz que las computadores tradicionales en tareas típicas de los seres vivos:
reconocer un enemigo en una ambiente que no presenta su figura con precisión, recordar
instantáneamente formas de huida o aproximación, comprender una frase, reconocer un
rostro, seguir en tiempo real el movimiento de un objeto en el espacio.
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actuar bajo ellos, “nuestro conocimiento, junto con los conceptos, nociones y modelos
que usamos para que lo represente, se crea, y son puestos a lo largo del tiempo por
nosotros y por otros miembros de la sociedad en su conjunto” (ibíd., 1992, 7). De hecho
“el mundo es una construcción de nuestras sensaciones, percepciones y memorias. Es
conveniente considerarlo como objetivamente existente por su propia cuenta. Pero,
desde luego, no se manifiesta por su mera existencia. Su manifiesto cada vez está
condicionado por un muy especial tejemaneje en partes muy especial de este mundo, es
decir, sobre ciertos acontecimientos que suceden en un cerebro” (Schrödinger citado por
Arthur 1992, 7).
Esta estructura mental es indispensable cuando los problemas que enfrentan los
individuos son más complejos y no están bien definidos. Los individuos son forzados a
usar medios de razonamiento inductivos en lugar de deductivos. Más concretamente, los
seres humanos construyen conceptos que son organizados por las percepciones dentro
de categorías, creando clasificaciones conceptuales para esas categorías para luego
actuar bajo esas clasificaciones cuando son útiles y coinciden con los de los demás.
Luego al construir esas clasificaciones, se van construyendo modelos mentales que
congelan las percepciones dentro de una estructura más abstracta en la cual la
información y las observaciones útiles pueden ser almacenadas.
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Estos modelos mentales otorgan una explicación e interpretación (positiva y normativa)
del entorno y son utilizados para guiar las acciones humanas porque son “profundas
imágenes interiores de cómo funciona el mundo, imágenes que nos limitan nuestra
formas familiares de pensar y de actuar. Muy a menudo, no estamos conscientes de
nuestras modelos mentales o los efectos que tienen sobre nuestro comportamiento”
(Senge 1990, 8).
North (2005) señala que para hacer frente a la cuestión de cómo la mente funciona ante
la complejidad es necesario que en primer lugar se considere cómo se produce el
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aprendizaje (Holland et al, 1986; Churchland, 1989, y Clark, 1989). El aprendizaje
puede definirse como la capacidad humana para modificar en un comportamiento más o
menos permanente, siempre que una nueva experiencia es adquirida. La psicología
cognitiva, además, especifica que esta capacidad depende de la cognición subjetiva del
entorno (que se relaciona con la percepción y el proceso de imaginación mental) y en
cómo esto afecta el comportamiento de la cognición (Novarese y Rizzello 2001).
Hay dos niveles conceptualmente distintos en los que el aprendizaje puede ocurrir, con
importantes consecuencias para los efectos de las actividades de aprendizaje. En primer
lugar, el aprendizaje implica el desarrollo de una estructura que haga tener sentido las
diversas señales recibidas por los sentidos. La arquitectura inicial de la estructura
genética, pero su desarrollo posterior es el resultado de las experiencias del individuo.
Esta arquitectura puede considerarse como un evento espacial por el cual se pueda
interpretar los datos provenientes del mundo exterior. Las experiencias se pueden
clasificar en dos tipos -desde el entorno físico y del entorno lingüístico-socio-cultural
(Hutchins y Hazelhurst, 1992). La estructura consiste en categorías -clasificaciones que
evolucionan gradualmente desde la más temprana infancia con la finalidad de organizar
nuestras percepciones, y realizar un seguimiento de nuestra memoria de resultados
analíticos y experiencias. Construyendo estas categorías los individuos forman los
modelos mentales para explicar e interpretar el entorno, por lo general, en forma
relevante para algunos objetivos. Tanto las categorías y modelos mentales evolucionan
para reflejar la retroalimentación (feedback) derivada de nuevas experiencias –
retroalimentación que puede fortalecer y las categorías iniciales o modelos que pueden
dar lugar a modificaciones- en resumen, el aprendizaje. Por lo tanto, el evento espacial
puede ser redefinido continuamente con la experiencia, incluyendo el contacto con las
ideas de otros. El aprendizaje que preserva las categorías y conceptos intactos, pero que
cambió de ideas y detalles acerca de la aplicabilidad de los conocimientos existentes es
el segundo nivel de aprendizaje. Juntos, el aprendizaje dentro de un conjunto de
conceptos y el aprendizaje que cambia la estructura de conceptos y modelos mentales
sugieren un enfoque ampliamente conocido a la dinámica de aprendizaje.
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(1994) es en esta coyuntura que el aprendizaje de los seres humanos difiere de la de
otros animales (como la babosa de mar que parece ser un tema favorito de investigación
de los científicos cognitivos) y, desde luego, difiere de la analogía de la computadora
que dominó gran parte de los primeros estudios en inteligencia artificial. En efecto,
North sostiene que la mente parece ordenar y reordenar las modelos mentales
sucesivamente más en forma de resumen a fin de que estén disponibles para procesar la
información fuera de sus orígenes para fines especiales. En el nivel individual, la
redescripción representacional significa que se van modificando en función de la
experiencia y de la reorganización de las redes semánticas. Con ello, el conocimiento
implícito, caracterizado por surgimiento de la experiencia cotidiana, por la deficiencia
en la identificación de los elementos y de las variables y por la dificultad de
verbalizarlo, progresivamente va siendo objeto de reflexión, para constituirse
posteriormente en conocimiento explícito, con amplias y claras relaciones entre los
conceptos.
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individuos descifran el mundo que les rodea, y resuelven los problemas que confrontan,
procesando información incompleta mediante modelos mentales, éstos no tienen que ser
necesariamente aquellas que generan soluciones óptimas; es decir, los modelos mentales
no son perfectos porque los sistemas cognitivos no lo son. Por el contrario,
Mantzavinos, North y Shariq (2004) afirman que el aprendizaje es un proceso
evolucionario de prueba y error, y la falla en la resolución de un problema conduce al
intento de una nueva solución.
Debido a modelos mentales son generalmente flexibles las estructuras cognitivas que
ayudan a las personas resolver sus problemas, es importante la relación entre entorno y
la retroalimentación de estabilización o modificación de modelos mentales. Bajo
condiciones de complejidad, los seres humanos proceden de una manera predecible y
bastante simple: miran patrones, construyen representaciones y modelos internos sobre
dichas representaciones; usan esas hipótesis y las ponen a prueba; realizan deducciones
basan en esas hipótesis; y refuerzan o sustituyen estos modelos en función de la
información que reciben de la retroalimentación (feedback) del entorno. Denzau y North
(1994) subrayan el hecho de que la retroalimentación con el entorno juega un papel
determinante en la eficacia de los modelos mentales subyacentes. De la
retroalimentación con la información del entorno mientras la mente trata de resolver sus
problemas depende si los modelos mentales tienen éxito o fallan. Desde luego, señala
Mantzavinos, North y Shariq (2004), no hay garantía de que la percepción de esa
información sea llevada a cabo con precisión. Debido a que la mente activamente
interpreta todos los sentidos de entrada, la información sobre el éxito o el fracaso de los
intentos de solución suelen ser mal interpretada. Este hecho puede explicar, en opinión
de los autores, la persistencia a través de la historia de los dogmas, mitos, supersticiones
e ideologías basadas en fallas de los sistemas de creencias. Hodgson al respecto señala:
“Se supone que corregimos siempre, paulatinamente, las percepciones incorrectas
mediante el aprendizaje, cuando, por el contrario, existe evidencia muy difundida de
que las percepciones falsas puede ser muy duraderas o permanentes, aún cuando las
confrontemos con evidencias opuestas” (107).
De esta manera, para North y otros son los modelos mentales los que permiten a los
individuos tomar decisiones bajo condiciones de incertidumbre. Los modelos mentales
les permiten aprender inductivamente de los problemas pasados y experiencias
anteriores. Cuando una solución producida sobre cierto modelo mental no tiene éxito,
23
un individuo emplea estrategias inferenciales –especialmente análogas- de una manera
automática. Si las estrategias no resuelven el problema tampoco, los individuos son
forzados a ser creativos y establecer nuevos modelos mentales e intentar nuevas
soluciones. Luego si la retroalimentación con la informacion proveniente del entorno
confirma y reafirma el mismo modelo mental muchas veces porque es funcional y útil,
ese modelo mental se estabiliza. Este modelo mental relativamente cristalizado en un
individuo se convierte en una creencia. Del mismo modo, cuando diversas creencias
individuales se interconectan y coinciden forman un sistema de creencias. El sistema de
creencias además de permitirle sobrevivir a los individuos, se conecta con el sistema
motivacional, lo que de forma progresiva ejerce una influencia paralela de adaptación
emocional. De esta manera, el sistema de creencias, adquiere el carácter de un filtro
general para todos los nuevos estímulos de procesamiento, por lo que el sistema de
creencias es relativamente resistente a los bruscos cambios.
En este sentido para North (1998), el patrimonio o la herencia cultural ofrece un medio
para reducir la divergencia en los modelos mentales que los individuos en una sociedad
tienen y también constituye un medio para la transferencia intergeneracional de la
unificación de percepciones. En consecuencia, puede considerarse la cultura como la
condensación de las experiencias de generaciones anteriores de cualquier grupo cultural
24
y, con la diversidad de experiencias humanas en diferentes ambientes, existe una amplia
variedad de patrones de comportamiento y pensamiento. Este aprendizaje puede
llamarse aprendizaje colectivo o cultural, y lo que establecen en sociedades pre-
modernas es precisamente las categorías y conceptos que permiten a un miembro de esa
sociedad organizar sus experiencias y ser capaz de comunicarse con los demás. La
cultura en el aprendizaje de las sociedades pre-modernas no sólo proporcionó un medio
para la comunicación interna sino para compartir las explicaciones de los fenómenos
fuera de la experiencia inmediata de los miembros de la sociedad en la forma de las
religiones, mitos y dogmas¸ que además es la fuente de la toma de decisiones.
25
Otra implicación del argumento de North estriba en que el almacenamiento del
conocimiento permite el aprendizaje intergeneracional. Lo que determinada generación
aprende, no necesariamente desaparece al concluirse ésta. Si la tradición oral es
suficientemente fuerte, o si existen registros escritos sobre las reglas de los antepasados,
entonces es más probable que las lecciones aprendidas por una generación sean
incorporadas por las subsiguientes generaciones (Hutchins y Hazelhurst 1991) . En este
sentido los modelos mentales compartidos se traducen en artefactos, ya sea conceptuales
o materiales, que constituyen soluciones que no necesitan ser repensadas o reinventadas
cada vez que alguna sociedad se enfrenta determinado problema.
Mantzavinos, North y Shariq (2004) sostienen que puede distnguirse dos aspectos del
aprendizaje compartido: la estática y la evolutiva. En la dimensión estática, los
individuos en un determinado entorno sociocultural continuamente se comunican con
otras personas mientras trataban de resolver sus problemas. El resultado directo de esta
comunicación es la formación de modelos mentales compartidos y artefactos culturales
que proporcionan el marco para una interpretación común de la realidad y dan lugar a
soluciones colectivas a los problemas que surjan en el entorno. Este proceso tiene
relevancia puesto que una interpretación común de la realidad es el fundamento de
cualquier otra interacción social.
26
transmisión del conocimiento ocurren en el tiempo, de una generación a otra. El
conocimiento teórico se transmite por medio de símbolos, y el práctico por imitación.
Tambien nos señalan que el proceso de aprendizaje colectivo parece ser una función de
1) la forma en que un determinado sistema de creencias filtra la información derivada de
las experiencias, y 2) las diferentes experiencias que enfrentan las personas y las
sociedades en momentos diferentes. En algunos casos, el sistema de creencias inicial no
es compatible a las innovaciones institucionales que permiten el intercambio
impersonal, y en otros casos las experiencias no fueron las que se altera cada vez más el
sistema de creencias a crear esas instituciones.
Lo importante aquí es señalar que no existe garantía de que los procesos de aprendizaje
colectivo a lo largo del tiempo produzcan crecimiento económico. Hemos señalado que
North sostiene que los modelos mentales son construidos para explicar e interpretar el
entorno, las creencias y las percepciones de los individuos son elementos que
interrelacionan con el contexto socio-cultural y afectan a las elecciones más
importantes. Esta aproximación incorpora el estudio de la arquitectura genética de la
mente (en un enfoque que va más allá de la concepción restrictiva de la psicología
evolutiva) y de las características del proceso cognitivo (más próximo a un modelo de
sistemas neuronales y estrategias no-simbólicas que a uno de inteligencia artificial). Los
sistemas de creencias y la cultura son claves para reducir la incertidumbre en la toma de
elecciones y para la supervivencia exitosa de la sociedad. Sin embargo, existen dos
rasgos deben ser apuntados como característicos de la acción humana: la capacidad de
ser conscientes y la intencionalidad humana. Los seres humanos, con estos dos rasgos,
buscan crear instituciones que constituyan un cierto orden. Pero la transición desde un
sistema de creencias construido para ordenar el entorno físico a uno capaz de ordenar el
27
entorno humano no tiene el éxito garantizado, y tampoco por tanto el cambio
institucional. Esta es una de las grandes dificultades para establecer una senda de
desarrollo económico.
El relato anterior ofrecido por North señala lo crucial que son los tipos de aprendizajes
en el cual los individuos en una sociedad adquirieron a través del tiempo y que se
tradujeron en diversos desempeños económicos. Pero la clave no solo es el aprendizaje
actual y las experiencias sino también la cultura, es decir, la experiencia acumulada a
través de generaciones pasadas. De acuerdo con Hutchins y Hazelhurst la cultura se
28
puede entender como “un proceso que permite que el aprendizaje de las generaciones
anteriores tenga mayor efecto directo sobre el aprendizaje de las generaciones
posteriores” (Hutchins y Hazelhurst, 1991, 690). De esta manera, una población
conformada por muchas generaciones puede descubrir cosas que ningún individuo
puede aprender en toda su vida. Esta estructura artefactual heredada del pasado que se
transmite de las generaciones anteriores es crucial para que la sociedad desarrolle reglas
y patrones de comportamiento que permitan intercambios anónimos e impersonales a lo
largo del tiempo y con ello el crecimiento de actividades productivas que conduzca al
incremento de las ganancias del comercio.
La definicion de cultura es compatible con la propuesta por Boyd y Richerson (1985, 2),
quienes señalan: “Por ‘cultura’ entendemos la transmisión de una generación a otra, a
través de la enseñanza y la imitación de conocimiento, valores, y otros factores que
influyen en el comportamiento. La trasmision cultural puede tener una variedad de
estructuras. Por estructura entendemos los patrones de socializacion por el cual un
determinado rasgo o conjunto de rasgos se transmiten en una sociedad dada”.
29
atascan incluyen sistemas de creencias e instituciones que no logran enfrentar y resolver
nuevos problemas socialmente complejos” (Op cit. 1998, 134).5
Como ya ha sido señado, en eel enfoque institucional de North, los sistemas de creencia,
ideología o cultura juega un papel clave en la evolución de la sociedades porque
constituyen un marco común de los modelos mentales de grupos de individuos que
poseen que les proporciona una interpretación del entorno y de una prescripción en
cuanto a la forma en que el entorno debe ser estructurado, pero aún más importante
porque determinan al mismo tiempo la estructura de incentivos, recompensas y castigo
en una sociedad, y con ello los incentivos para adquirir conocimiento puro que es base
imprescindible del crecimiento económico. Estos incentivos se ven influenciados por la
tolerancia de la sociedad hacia la innovación y la creatividad.
Bajo estos argumentos, North sostiene que se podría argumentar que la religión cristiana
en la edad medieval proporcionó un filtro adecuado para el aprendizaje que condujo a la
adaptación para el crecimiento económico; o que alternativamente el contexto
especifico geográfico-económico-institucional del mundo occidental medieval
proporcionó las experiencias únicas responsables de las consiguientes adaptaciones. De
hecho, señala, fue la combinación de ambas lo que produjo las adaptaciones en los
sistemas de creencias que condujeron al crecimiento económico y a las libertades
políticas y civiles. “Los sistemas de creencias embebidos en el dogma cristiano fueron,
a pesar de su notorias ilustraciones contrarias, adecuados a la evolución en direcciones
que ha hecho hospitalario el crecimiento económico” (North 1997, 6).
5
El más convincente estudio de la manera en como herencias culturales pueden producir sistemas de
creencias divergentes y por tanto instituciones diferentes a lo largo del tiempo es el estudio de Avner
Grief (1993, 1994, 2000).
30
Sin embargo, North (2005) también sostiene que si bien la conformación de los sistemas
de creencias tiene una importancia crucial en la evolución de las sociedades hacia el
crecimiento económico, impide el cambio institucional, ya que aparta de las reglas y
sirve de fuente de innumerables conflictos humanos, como el choque religioso; de esta
manera, la expansión de la conciencia no es fuente solo de bondades como la
creatividad y la posibilidad de riqueza de las civilizaciones, sino antagónicamente
también es fuente de aspectos negativos como intolerancia, prejuicio y conflicto. Esto
nos demuestra la importancia central de la intencionalidad humana en la trayectoria de
las sociedades.
Gould (2004, 797) señala: “…el equilibrio puntuado sostiene que la mayoria de
especies, como evidencia sus historias anatómicas y geograficas en el registro fosil,
surgen en momentos geológicos (puntuaciones) y luego persisten en estasis durante toda
su vida geológica”. Aunque las metáforas y las analogías biológicas pueden no ser
aceptadas en los fenómenos económicos, Aoki (2000) señala que un sistema
31
institucional al igual que un biológico se establece y tienden a mantenerse y/o
autorreforzarse. De esta manera, la teoría del equilibrio puntuado es útil para
comprender la dinámica de dichos sistemas, porque “un cambio en el sistema puede ser
iniciado probablemente por un gran shock externo que desencadena la activación de
cambio interno, nuevo acumulativo, en lugar de algo continuo y gradual” (Aoki 2000,
29). La dinámica del aprendizaje tiene la característica peculiar de que presenta
trayectorias con largos periodos de lento cambio gradual.
En este mismo sentido, Denzau y North (1994) señalan que existe evidencia de que los
modelos mentales, y en general podríamos decir, el comportmiento humano, al igual
que otros sistemas complejos, no cambian en incrementos graduales, sino en saltos
discontinuos, y por tanto, poseen una dinámica cuya característica es similar al enfoque
del equilibrio puntuado. Es decir, los modelos mentales evolucionan presentando largos
periodos de lento y gradual cambios puntuados por cortos períodos de cambios
dramáticos, que pueden ser periodos de redescripción representativa.
32
generación como el paso durante el cual cada ciudadano de la población tiene la
oportunidad de aprender la tarea (o predecir una regularidad del entorno fisico o
natutal).
Los resultados demuestran que ninguna persona puede aprender la tarea por sí solo (no
le alcanza la vida entera para aprender). Si la cultura puede generar artefactos que
describen la regularidad, la combinación de una pequeña cantidad de aprendizaje directo
y una gran cantidad de artefactos de aprendizaje mediado (aprendizaje colectivo)
permite al individuo a aprender a predecir la regularidad en poco tiempo. Si se extiende
el periodo, se demuestra que en las primeras generaciones de individuos el aprendizaje
con la estructura de artefactos no es útil y ningún miembro de la comunidad es capaz de
predecir la regularidad del entorno. Pero en las generaciones posteriores (más de 10)
utilizando exactamente el mismo protocolo de aprendizaje, prácticamente todos los
individuos son capaces de predecir la regularidad. Esto ocurre a pesar de que en las
generaciones futuras los individuos no tienen mayores habilidades innatas de
aprendizaje que los de las primeras generaciones. Es evidente que este fenómeno resulta
de la retención de los resultados de éxito del conocimiento a través de la comunicación
artefactual intergeneracional. Los procesos evolutivos son mejor entendidos en términos
de caos y complejidad más que por la simplicidad y la determinación.
33
genera alta incertidumbre. En consecuencia, los individuos intentan estructurar ese
entorno (estructura natural) para reducir la incertidumbre y hacer el ambiente más
previsible. Para este propósito, los individuos emplean cierta forma de inducción,
permitiéndoles aprender de los resultados de las decisiones pasadas, es decir de las
experiencias. El cerebro humano es el encargado de construir una estructura (interna)
que estará determinada por una arquitectura genética y por las experiencias
indiuviduales provenientes del entorno físico y del medio sociocultural-lingüístico. Con
esta estructura mental se construyen conceptos que son organizados por las
percepciones dentro de categorías, creando clasificaciones conceptuales para esas
categorías para luego actuar bajo esas clasificaciones cuando son útiles.
El diagrama 1 resume el enfoque propuesto por North. Tanto las categorías, las
hipótesis y los modelos mentales evolucionan a medida que se incorporan nuevas
experiencias, propias o ajenas. Esta realimentación continua puede reforzar o modificar
las categorías, clasificaciones y modelos iniciales. Lo anterior, dependerá de sí las
hipótesis formadas son validadas por la retroalimentación del entorno. Los modelos
mentales de esta manera pueden ser revisados, refinados, o rechazados por completo.
Esto significa que los seres humanos aprenden por medio del ensayo y error.
34
información que reciben de la retroalimentación de su entorno. Luego al reconstruir o
establecer nuevas clasificaciones, se van construyendo nuevos modelos mentales que
congelan las percepciones en un nivel de abstracción más alto en la cual la información
y las observaciones útiles pueden ser almacenadas. La retroalimentación con el entorno
puede confirmar y reafirmar un mismo modelo mental, si esto sucede el modelo mental
en cuestion se convierte en una creencia, del mismo modo cuando creencias
individuales se interconectan y coinciden forman un sistema de creencias.
Los modelos mentales, las instituciones y las ideologías son parte del proceso por el
cual los seres humanos interpretan el entorno. Los modelos mentales son, hasta cierto
punto, únicos para cada individuo. Las ideologías y las instituciones se crean y
proporcionan percepciones compartidas que permiten ordenar y estructurar el entorno
35
natural y humano. La relación entre modelos mentales, ideologías y las instituciones
depende de manera crucial sobre el producto y el proceso de redescripción
representacional.
Por lo anterior, las instituciones son soluciones pragmáticas a problemas concretos. Por
ello, los seres humanos las crean respondiendo a necesidades prácticas de la interacción
humana. Son fruto de la acumulación de conocimiento, el cual se adquiere por medio de
la retroalimentación que proviene del entorno en el que alguna regla específica se pone
en marcha. Aquí es donde se aplica el ensayo y error: si la regla no funciona, se cambia
por otra, hasta que se encuentra una que resuelva determinado problema. ¿Cómo se sabe
que no funciona? Pues, se supone, que se recibe retroalimentación negativa del entorno.
Si funciona, la retroalimentación sería positiva y la estabilidad institucional sería el
resultado.
36
CONCLUSIONES
Es notorio que Douglass North ha ampliado su enfoque de análisis de forma importante
en sus últimos escritos, por lo menos desde la década de los años noventa que podría
afirmarse se aleja del individualismo metodológico. También desde esta perspectiva, la
concepcion de las instituciones del autor supera su naturaleza puramente funcional fuera
del individuo y se convierten en la expresión de las capacidades de los seres humanos.
Podríamos afirmar incluso que existe cierta convergencia hacia un enfoque institucional
más sociológico cercano a Hodgson (2007).
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