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Convención De Basilea Sobre El Control De Los Movimientos

Transfronterizos De Los Desechos Peligrosos Y Su Eliminación.

La Convención de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los


desechos peligrosos y su eliminación es el tratado multilateral de medio ambiente que se
ocupa más exhaustivamente de los desechos peligrosos y otros desechos.

Cuenta con 170 países miembros (Partes) y su objetivo es proteger el medio ambiente y la
salud humana contra los efectos nocivos derivados de la generación, el manejo, los
movimientos trasfronterizos y la eliminación de los desechos peligrosos y otros desechos.

Objetivo de la Convención de Basilea

Según el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) el transporte
transfronterizo de desechos peligrosos atrajo la atención del público en la década de
1980. Las desventuras de “buques tóxicos” como el ‘’Katrin B‘‘ o el ‘’Pelícano’’, que
navegaban de puerto en puerto intentando descargar sus cargamentos tóxicos,
aparecieron en los titulares de portada de todo el mundo. Esos trágicos incidentes
estuvieron motivados en gran parte porque en los países industrializados se habían
impuesto unas reglamentaciones sobre medio ambiente más estrictas. A medida que los
costos de la eliminación de los desechos se disparaban, comerciantes de productos tóxicos
que buscaban soluciones más económicas, empezaron a enviar los desechos peligrosos a
África, Europa Oriental y otras regiones. Una vez en tierra, esos cargamentos de desechos
eran vertidos indiscriminadamente, derramados accidentalmente o manejados
inadecuadamente, lo que producía problemas de salud graves (incluso muertes) y la
intoxicación de la tierra, el agua y el aire durante decenios o siglos.

Para luchar contra esas prácticas, a finales del decenio de 1980 se negoció el Convenio de
Basilea, bajo los auspicios del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Fue aprobado en 1989 y entró en vigor el 5 de mayo de 1992.

Funcionamiento

El PNUMA comenta que, en primer lugar, la Convención de Basilea regula los movimientos
transfronterizos de desechos peligrosos y otros desechos aplicando el procedimiento del
“consentimiento fundamentado previo” (los envíos efectuados sin consentimiento son
ilícitos). Los envíos efectuados a un Estado que no sea Parte o desde un Estado que no sea
Parte son ilícitos, salvo que exista un acuerdo especial. Se exige a toda Parte en el
Convenio que promulgue las disposiciones legislativas nacionales adecuadas para prevenir
y castigar el tráfico ilícito de desechos peligrosos y otros desechos. El tráfico ilícito es
delictivo.
En segundo lugar, el Convenio obliga a las Partes a asegurar que los desechos peligrosos y
otros desechos se manejen y eliminen de manera ambientalmente racional. A ese fin, se
espera de las Partes que minimicen las cantidades que atraviesan las fronteras, que traten
y eliminen los desechos lo más cerca posible del lugar donde se generen y que impidan o
minimicen la generación de desechos en origen. Se han de aplicar controles estrictos
desde el momento de la generación de un desecho peligroso hasta su almacenamiento,
transporte, tratamiento, reutilización, reciclado, recuperación y eliminación final.

La Secretaría presta servicios al Convenio proporcionando apoyo logístico y sustantivo a


las Partes (de acuerdo con los mandatos otorgados por el Convenio y la Conferencia de las
Partes), con objeto de facilitar la aplicación del Convenio. La administración de la
secretaría corre a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA); su sede está en Ginebra. La secretaría depende de la Conferencia de las Partes.

La Convención de Basilea tiene también 14 centros regionales y centros de coordinación


del Convenio en las siguientes ubicaciones: Argentina, China, Egipto, El Salvador,
Federación de Rusia, Indonesia, Nigeria, República Eslovaca, República Islámica del Irán, el
Programa Regional del Pacífico Sur para el Medio Ambiente (Samoa), Senegal, Sudáfrica,
Trinidad y Tobago y Uruguay. Los centros elaboran y llevan a cabo proyectos regionales,
imparten capacitación y se encargan de la transferencia de tecnología para la aplicación
del Convenio.

Ejemplificando el funcionamiento de la Convención

Implementación en la Argentina del Convenio de Basilea y leyes nacionales relacionadas

La implementación de la Convención de Basilea en la Argentina se articula a través de la


Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, y la Subsecretaría de Control y
Fiscalización Ambiental y Prevención de la Contaminación, siendo uno de sus objetivos la
formulación e implementación de una política de fiscalización, control y preservación
ambiental nacional, además de prestar asistencia al Secretario de Ambiente y Desarrollo
Sustentable en la representación que ejerza el Estado Nacional ante organismos
internacionales e inter jurisdiccionales vinculados a la política de control y fiscalización
ambiental en todas sus facetas, canalizando las relaciones emergentes de los acuerdos
multilaterales ambientales sobre sustancias, productos químicos y desechos suscriptos
por el País.

Asimismo, existe una dirección dependiente específica llamada Dirección de Residuos


Peligrosos. Dicha Dirección se ubica en la órbita de la Subsecretaría de Control y
Fiscalización Ambiental y Prevención de la Contaminación (SSCyFAyPC) y fue creada en
2007 para que, junto con el Registro Nacional de Generadores y Operadores de Residuos
Peligrosos (RN) operativo desde el año 1994, en vistas a dar cumplimiento a la Ley de
Residuos Peligrosos Nº 24.051 y a la Ley Nº 23.922 (aprobación legislativa del Convenio de
Basilea sobre el Control de los Movimientos Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y
su Eliminación).

Finalmente, y tal como se comentara anteriormente, en la Argentina funciona el Centro


Subregional Sudamericano de Capacitación y Transferencia de Tecnología en la órbita del
Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI).

La Argentina y el control de los movimientos transfronterizos, de los desechos peligrosos y


su eliminación

Del preámbulo de la Convención de Basilea se desprende parte del objetivo del mismo:
“(…) Las Partes (…) Convencidas de que los Estados deben tomar las medidas necesarias
para que el manejo de los desechos peligrosos y otros desechos, incluyendo sus
movimientos transfronterizos y su eliminación, sea compatible con la protección de la
salud humana y del medio ambiente, cualquiera que sea el lugar de su eliminación (…)
Convencidas asimismo de que los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y
otros desechos deben permitirse sólo cuando el transporte y la eliminación final de tales
desechos sean ambientalmente racionales (…)

La Argentina tal como se comentó ratificó el Convenio el 27 de junio de 1991, y una vez
alcanzado el número necesario de ratificaciones, el mencionado Convenio entró en vigor
el 5 de mayo de 1992.

Normativa argentina

Ley Nº 23.922 (aprueba la Convención de Basilea sobre el Control de los Movimientos


Transfronterizos de los Desechos Peligrosos y su Eliminación), Normas complementarias
como el Decreto Nº 181/92, que prohíbe el ingreso de desechos peligrosos y establece un
mecanismo para la autorización de desechos no peligrosos que se utilicen en el país como
insumos de otros procesos industriales.

Ley Nº 26.184 referida a las "Pilas y baterías primarias, prohibición de su fabricación,


ensamblado e importación".

Ley Nº 25.670 sobre los presupuestos mínimos para la gestión y eliminación de PCBs.

Ley Nº 25.612 sobre la Gestión integral de residuos industriales y de actividades de


servicios.
Ley Nº 25.279 sobre la Aprobación de la convención conjunta sobre seguridad en la
gestión del combustible gastado y sobre seguridad en la gestión de desechos radiactivos.

Ley Nº 24.051 referida a los Residuos Peligrosos.

Objetivos

El Centro Subregional de Capacitación y Transferencia de Tecnología, tiene como objetivo


la capacitación y el fortalecimiento de las estructuras de control y productivas de los
países de la región Sudamericana, para el cumplimiento de los objetivos del Convenio de
Basilea.

El Centro Subregional deberá actuar como un nexo para los países de la Subregión
(Argentina, Uruguay, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y
Venezuela), a través de las autoridades competentes de los países y del Centro
Coordinador Regional el cual se encuentra en Uruguay.
PROTOCOLO AL CONVENIO DE CREACION DE CCAD

Los presidentes de las Repúblicas de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras y


Nicaragua claros de la necesidad de establecer mecanismos regionales para cooperación
para la utilización racional de los recursos naturales, el control de contaminación y el
restablecimiento del equilibrio ecológico, convencidos que es necesario asegurar una
mejor calidad de vida para los pueblos centroamericanos es necesario propiciar el respeto
al medio ambiente en el marco de un modelo sostenible, para evitar los efectos negativos
que han tenido los modelos anteriores sobre los recursos naturales de la nación.
Convencidos los gobernantes de estos países que la única forma de encontrar la paz
duradera se lograra a través de la unión de esfuerzos para crear un ordenamiento regional
de los recursos naturales y el medio ambiente decidieron suscribir este convenio.
Tratando de englobar los objetivos de este convenio podemos decir que su fin primordial
es proteger el Patrimonio Natural de la Región buscando la colaboración de cada uno de
los países miembros para fomentar el desarrollo sostenible, promoviendo la acción
coordinada de las entidades estatales como las no estatales para la buena utilización de
los recursos naturales de la región y así mismo poder controlar la contaminación y el
restablecimiento del equilibrio ecológico.

Es necesario contar con los recursos financieros para lograr los objetivos del Convenio sin
dejar de lado el fortalecer las instancias nacionales que tengan a su cargo la gestión de los
recursos naturales y del medio ambiente. Según lo estipulado en este convenio la
Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo la cual será integrada por los
representantes nombrados por gobernantes de cada país quienes auxiliaran en sus
funciones a la Presidencia dela Comisión, la Secretaria y las Comisiones Técnicas Ad-hoc
que establezca la Comisión para el cumplimiento de su funciones. Esta comisión estará
encargada de dirigir y administrar el régimen a que se refiere este convenio. La Comisión
será la encargada de promover la asignación de los recursos humanos, materiales,
financieros a los programas y proyectos que sean motivados por esta Comisión, para lo
cual hará las gestiones que considere oportunas ante los Gobiernos y Organizaciones
Internacionales, los Organismo de Desarrollo Regionales y Mundiales, y la Entidades
Nacionales e Internacionales de cualquier naturaleza. La comisión velara porque los
beneficios en recursos materiales, humanos y financieros que se deriven de la aplicación
de este Convenio y que se extiendan de manera equitativa a todos los países que forman
Parte de este Convenio. Este convenio tendrá una duración de diez años los cuales serán
renovados por periodos sucesivos de diez años más.
Aplicación del ordenamiento jurídico guatemalteco y leyes ordinarias.

La gestión del ambiente y la sostenibilidad del patrimonio natural, se enmarcan en un


contexto político estratégico que orienta el desarrollo sostenible del país, en donde las
políticas públicas se articulan y coadyuvan al desarrollo humano como fin último del
Estado, en cumplimiento de lo estipulado en la Constitución Política de la República de
Guatemala. El planteamiento político del gobierno, en cuanto ala gestión ambiental y la
sostenibilidad del patrimonio cultural se articula fundamentalmente con los acuerdos de
paz, la política de desarrollo social y población, la política de desarrollo rural, la matriz
económica, la estrategia nacional para la reducción de la pobreza, la agenda estratégica
nacional de ambiente y recursos naturales, y otras políticas colaterales como la política
forestal, la política de áreas protegidas, la reducción de desastres, etc. El Estado de
Guatemala, a través de la Constitución de la República, garantiza el respeto a la identidad
cultural y el fomento de la conservación y protección del ambiente y los recursos
naturales. Las siguientes leyes y reglamentos obedecen a este precepto constitucional;
cuyo espíritu prevalece también en la firma de tratados y/o convenios internacionales.

Ámbito Nacional:

 Constitución Política de la República de Guatemala, 1985.


 Código de Salud, Decreto Número, 90-97 del Congreso de la República.
 Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente Decreto 68-86modificado
por los Decretos 1-93 y 90-2000 todos del Congreso de la República.
 Decreto 90-2000 Creación del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales, L.
Sistema de la Integración Centroamericana

El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), es el marco institucional de la


Integración Regional Centroamericana, creado por los Estados de Costa Rica, El Salvador,
Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá. Posteriormente se adhirieron como miembros
plenos Belize en el año 2000 y, a partir de 2013, la República Dominicana. El Sistema
cuenta con un grupo de países Observadores Regionales y Extra Regionales. Los
Observadores Regionales son: México, Chile, Brasil, Argentina, Perú, Estados Unidos de
América, Ecuador, Uruguay y Colombia. Por otra parte, son Observadores Extra
Regionales. China (Taiwán), España, Alemania, Italia, Japón, Australia, Corea del Sur,
Francia, la Santa Sede, Reino Unido, Unión Europea, Nueva Zelandia, Marruecos, Qatar,
Turquía, Orden de Malta y Serbia.

Actualmente, Haití se encuentra en proceso de incorporación bajo la categoría de


Observador Regional.

El Sistema de la Integración Centroamericana fue constituido el 13 de diciembre de 1991,


mediante la suscripción del Protocolo a la Carta de la Organización de Estados
Centroamericanos (ODECA) o Protocolo de Tegucigalpa, el cual reformó la Carta de la
ODECA, suscrita originalmente en San Salvador, El Salvador, el 14 de octubre de 1951;
entró en funcionamiento formalmente el 1 de febrero de 1993. La República de El
Salvador es la sede del SICA.

La creación del SICA fue respaldada por la Asamblea General de la Organización de las
Naciones Unidas (ONU), en su Resolución A/48 L del 10 de diciembre de 1993, quedando
el Protocolo de Tegucigalpa debidamente inscrito ante la misma. Esto permite que sea
invocado internacionalmente y, además, le permite a los órganos e instituciones
regionales del SICA relacionarse con el Sistema de las Naciones Unidas.

El SICA tiene categoría de Observador Permanente de dicha Organización y mantiene


vínculos de diálogo y cooperación con la Organización de los Estados Americanos (OEA), la
Comunidad Andina (CAN), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), la Comunidad del
Caribe (CARICOM), la Asociación de Estados del Caribe (AEC), la Unión Europea (UE) entre
otros esquemas cooperación o integración a nivel regional y mundial, así como con
diversas instituciones internacionales.

El Sistema se diseñó tomando en cuenta las experiencias anteriores para la integración de


la región, así como las lecciones legadas por los hechos históricos de la región, tales como
las crisis políticas y los conflictos armados y los logros de instancias y entidades previos al
SICA, hoy parte de la organización. Con base en esto, y sumadas las transformaciones
constitucionales internas y la existencia de regímenes democráticos en Centroamérica, se
estableció su objetivo fundamental, el cual es la realización de la integración de
Centroamérica, para constituirla en una Región de Paz, Libertad, Democracia y Desarrollo,
sustentada firmemente en el respeto, tutela y promoción de los derechos humanos.

Movimiento Transfronterizo De Desechos Peligrosos


El Convenio de Basilea es un Acuerdo Multilateral sobre Medio Ambiente (AMUMA) por
medio del cual 170 países dentro del sistema de Naciones Unidas convinieron proteger el
medio ambiente y la salud humana de los efectos nocivos provocados por la generación,
manejo, movimientos transfronterizos y eliminación de desechos peligrosos. Este
instrumento ambiental global fue adoptado el 22 de marzo de 1989 y cobro vigencia el 22
de marzo de 1989, regula estrictamente el movimiento transfronterizo de desechos
peligrosos y su eliminación, definiendo obligaciones a las Partes para asegurar el manejo
ambientalmente racional de los mismos, particularmente su disposición final, aplicando el
procedimiento del “consentimiento fundamentado previo” (es decir, los envíos
efectuados sin consentimiento son considerados ilícitos, salvo que exista un acuerdo
especial.).

El Convenio obliga a todos los países miembros que se aseguren que los desechos
peligrosos y otros desechos se manejen y eliminen de manera ambientalmente racional y
se espera que minimicen las cantidades que atraviesan las fronteras y que traten y
eliminen los desechos lo más cerca posible del lugar donde se generen y que impidan o
minimicen la generación de desechos en origen.

Un Desecho peligroso constituye un peligro considerable presente o potencial a la salud


humana o a organismos vivos debido a que son desechos no degradables (persisten en la
naturaleza); pueden ser concentrados biológicamente; pueden ser letales; y pueden
causar o tender a producir efectos acumulativos perjudiciales.

Para efectos del Convenio de Basilea, se entiende por desecho peligroso aquellas
sustancias u objetos a cuya eliminación se procede, se propone proceder o se está
obligado a proceder en virtud de lo dispuesto en la legislación nacional. Los Anexos I, VIII
y IX aclaran en mayor detalle, los desechos que se clasifican como peligrosos y están
sometidos a los procedimientos de control estipulados en el Convenio. En el anexo II del
Convenio se determinan los desechos que requieren una consideración especial.

Algunos desechos regulados por el Convenio son las baterías ácido plomo usadas
(BAPU´s), Lámparas fluorescentes, Transformadores y capacitores contaminados con
PCB´s (Bifenilos policlorados), Pesticidas y plaguicidas obsoletos, Desperdicios químicos,
Desechos eléctricos y/o electrónicos, aceites usados contaminados, desechos biomédicos
y bioinfecciosos, compuestos utilizados en la industria como fluidos modificadores de
calor en transformadores y condensadores eléctricos, selladores y plásticos.

Los Objetivos del Convenio son:

1. Prevenir y castigar el tráfico ilícito de desechos peligrosos y otros desechos.


2. Obligar a las partes a que los desechos peligrosos y otros desechos se manejen y
eliminen de manera ambientalmente racional.
3. Que las partes minimicen las cantidades de desechos que atraviesen fronteras, que
traten y eliminen los desechos lo más cerca posible del lugar de generación.

La Administración del Convenio está a cargo de:

1. Conferencia de las Partes (COP). Integrado por todas las autoridades de país que
han ratificado el instrumento (172 países).
2. Secretaria Ejecutiva del Convenio
3. Centros Regionales de Coordinación
4. Autoridades Competentes (Nacionales)
5. Puntos Focales (Nacionales)

Guatemala, suscribió el Convenio el 22 de marzo de 1989 y lo ratificó el 15 de mayo de


1995 por medio del Decreto Número 3-95 del honorable Congreso de la República. A nivel
país, el seguimiento y los compromisos son atendidos por el Ministerio de Ambiente y
Recursos Naturales (MARN) a través del Departamento de Coordinación para el Manejo
Ambientalmente Racional de Productos Químicos y Desechos Peligrosos.
Psicología y psiquiatría forenses
La psicología y psiquiatría forenses constituyen disciplinas fundamentales para esclarecer
casos determinados de las personas en el ámbito judicial. Le permite al Juzgado aclarar
situaciones relacionadas a la conducta de una persona que está siendo investigada en
juzgados penales, civiles, laborales y de la niñez y adolescencia.

El perito psicólogo o psiquiatra debe tener amplio conocimiento de la clínica, la


psicopatología, los procedimientos forenses y las leyes pertinentes a estos temas.
Teniendo en cuenta que el objetivo no es el tratamiento de la persona sino informar al
juez o fiscal el resultado de su análisis y evaluación de la persona investigada en el código
y lenguaje de las autoridades judiciales; es decir, el perito debe, con sus conocimientos
clínicos y psicopatológicos traducir el diagnóstico en términos dinámicos y situacionales
de modo que las autoridades judiciales puedan utilizarlo para aplicar las medidas
correspondientes. Para ello los especialistas forenses tienen los conocimientos necesarios
para indagar sobre los hechos que tienen que ver con la justicia, sobre todo en lo penal,
debe fundamentalmente hacer un diagnóstico en tres niveles. El primer nivel la salud
mental de la persona en el momento del hecho, el segundo nivel debe diagnosticar el
estado de la salud mental en el momento de la entrevista y finalmente el tercer nivel debe
diagnosticar la salud mental previa al hecho.

En la solicitud de la pericia, el juez pregunta aquellas situaciones de la conducta de la


persona en el momento en que se cometió un delito y que para él no son claras, además si
el sujeto está en condiciones mentales de afrontar el juicio y si conocía la antijuridicidad
y/o si tuvo capacidad de autodeterminación, en referencia al hecho. El sujeto debe tener
conocimiento de los procedimientos que el perito va a utilizar en el proceso y debe dar su
consentimiento. Esto debe constar en el informe con el nombre de “consentimiento
informado”. El perito debe tener presente que el sujeto puede oponerse a esto y se debe
respetar e informar al juez o fiscal esta situación y no presionar, manipular o
amedrentarlo.

Los métodos más importantes para esta investigación son fundamentalmente la lectura y
análisis del expediente donde constan los informes de testigos y de la policía que son más
cercanos al hecho, con estos datos y otros más si los hubiera le permite al perito
contextualizar la conducta en un momento dado. Seguido a esto, la entrevista debe ser
prioritaria, y puede extenderse también a otras personas (familiares, allegados, policías,
testigos, etc., si cree necesario, a partir de ahí y de los datos obtenidos en ellas, puede
sacar conclusiones. La entrevista es el método clínico diagnóstico por excelencia del perito
psicólogo o psiquiatra. La entrevista que significa “entrever - entredichos”, lo es en
referencia a las palabras que se escucha y en referencia a su esquema de referencia clínica
teórica. En este sentido es necesario aclarar que existe un mal entendido entre los
profesionales de la salud mental que son los test el instrumento principal del diagnóstico
siendo la verdad clínica la inversa: los test cumplen un papel auxiliar secundario y la
entrevista clínica es la que cumple el papel primario y substancial para el diagnóstico
psicoforense. Los psiquiatras, en tanto médicos pueden solicitar exámenes laboratoriales
o por imágenes o solicitar interconsulta con otros profesionales. Como decía una
reconocida psiquiatra forense cubana: Dra. Teresita García Pérez Universidad Médica de
La Habana.

“Lo más importante no es la brillantez del diagnóstico nosográfico, lo más importante no


es si usted está clasificando por el DSM-IV, por el DSM-V, con la CIE, que son las
clasificaciones internacionales de los trastornos mentales y del comportamiento; lo más
importante es que su diagnóstico se ajuste a la fórmula del código del lugar donde está
usted ejerciendo, porque está escribiendo para juristas, no para un startmeeting de
psiquiatras, psicólogos o médicos. Lo importante es lograr llevar ese trastorno, que está
sustentado en todos los instrumentos clinimétricos internacionales, a una lectura que sea
jurídicamente comprensible. La efectividad del dictamen es directamente proporcional a
la experiencia del perito y a la información que posea del hecho”.

Y desde el punto de vista práctico no es lo más importante el diagnóstico nosológico, sino


la sintomatología en el momento del hecho, más bien podríamos hablar de un diagnóstico
comprensivo.

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