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De acuerdo con el Nuevo Diseño Curricular

de la Ley “AVELINO SIÑANI-ELIZARDO PEREZ”


PRESENTACIÓN
El proceso de redescubrimiento de nosotros mismos, la búsqueda de nuestra
identidad nacional, la conciencia de que en nuestra propia realidad se podían
encontrar elementos válidos para la reflexión intelectual, fueron arduos y
demandaron varios años. La fuerte influencia de la cultura occidental y la
creencia de que la única manera de hacer historia era mirando a Europa, sus
valores y sus modelos, tuvo una vigencia fundamental a lo largo del siglo XIX y
buena parte del siglo XX. La reacción contra el pasado colonial español y el
hecho de que Inglaterra, en lo político-económico, y Francia, en lo cultural,
fuesen los centros motores de buena parte del pensamiento europeo del XIX,
llevó a nuestros historiadores a beber de esas fuentes y convertirlas en el modelo
en el que nos debíamos ver.

Pero la guerra del Pacífico abrió heridas muy profundas y obligó a reflexiones
muy serias sobre nosotros. Se podría decir que 1880 es un año clave para la
historia boliviana, en tanto el resultado de la guerra abriría la brecha de un
proceso de indagación sobre nosotros mismos. Ese camino devino en el
surgimiento de corrientes de gran relevancia. El nacimiento del indigenismo es
probablemente uno de los elementos más importantes a la vez que la
construcción de una historia realista y descarnada que pasó por el positivismo y
se afianzó en una visión crítica que con el estallido del otro gran conflicto bélico,
la guerra del Chaco, iba a tener su máxima expresión. El desencanto de un
sistema político y social que no funcionaba y la necesidad de cambios radicales
se expresaron en una novelística historia en la que la fuerza de la tierra por un
lado, y la realidad terrible de la minería por el otro, fueron factores
determinantes. La provincia y el campo fueron los dos grandes escenarios del
boliviano y la boliviana anterior a 1952. No había nacido todavía la reflexión
sobre la ciudad y es lógico que así fuera, porque Bolivia no tenía entonces
ciudades realmente importantes; sus capitales eran todavía provincianas,
pequeñas y algo adormiladas.

Esta tendencia mantenía la vigencia de una educación de viejo estilo enfrentada


a los librepensadores liberales que terminaron por cambiar las ideas morales. En
las ciencias sociales el enciclopedismo francés y sobre todo el positivismo, fueron
corrientes que marcaron a nuestros historiadores y científicos. La experiencia
empírica y el objetivismo animaron a una larga época de ciencias sociales
bolivianas, que no cambiaron de enfoque sino hasta bien avanzada la segunda
mitad del siglo XX.

La aparición del nacionalismo en este contexto tiene que ver con los cambios
sociales y políticos que se produjeron entre 1920 y 1952. El final de la era
oligárquica y la necesidad de replantearse las bases del sentido de estado y de
nación, sumados a los fuertes vuelcos ideológicos de Europa con el marxismo y
el fascismo, establecieron una vigorosa corriente de pensamiento en por lo
menos dos generaciones (la del Chaco y luego la Revolución del 52) que buscaron
crear un nuevo modelo nacional. La creación de un nuevo estado nacional
implicaba también la formación de una nueva visión nacional. La revisión del
pasado sería el primer desafío de esa línea de pensamiento, que recién se
cristalizó después de la Revolución de 1952.
CAPITULO 1
LA REVOLUCIÓN NACIONAL
(1952-1964)

El Momento Histórico.

Bolivia había llegado en 1952 a un punto de no retorno. Las ideas liberales


acuñadas a fines del siglo pasado habían dado de si todo lo que podían dar. El
país había experimentado un modelo con sus virtudes y defectos. La receta
estaba agotada.

El diagnóstico de lo que representó el llamado viejo orden lo daba en algún


sentido el censo que hizo el gobierno de Urriolagoitia en 1950. El país casi
duplicó su población en cincuenta años. De 1,8 millones pasó a 3.019.031
habitantes. La población urbana creció, pero Bolivia siguió siendo un país
eminentemente rural. Si en 1900 vivían en el campo casi el 90 % de los
bolivianos, en 1950 el porcentaje de población rural era de 66 % contra sólo un 33
% de población urbana.

Sin duda el fenómeno de crecimiento más importante lo vivió La Paz que pasó de
60.000 habitantes en 1900 a 321.073 en 1950; un aumento de casi seis veces, el
mayor que haya tenido la sede de gobierno en toda su historia. En cambio, las
otras ciudades importantes crecieron en una proporción menor.

La segunda ciudad era Cochabamba con 80.795 hab. (Cuatro veces más que en
1900), Oruro con 62.975 (tres veces más que en 1900), Potosí con 45.758 (duplicó
su población en relación al 900) y Santa Cruz con 42.746 (algo más del doble que
en 1900). A pesar de esta dinámica demográfica, faltaban todavía cuatro décadas
para que la población urbana supere a la rural. Coherente con esta realidad el
70,5 % de los bolivianos se dedicaba a la agricultura y apenas un 8 % a la
industria; de este último porcentaje algo más de la mitad eran mineros.

En la distribución étnica, el censo registró un 63 % de población indígena


(quechua-aimara y etnias del oriente), que marcó un incremento en relación al
57 % reconocido en el censo de 1900, en tanto los inmigrantes de primera
generación representaban apenas el 1,3 % del total de habitantes del país. La
distribución lingüística reflejaba un 36,5 % de lengua materna quechua, un 36 %
de lengua materna castellana y un 24,5 % de lengua materna aimara. El 69 % de
la población era analfabeta (contra un 80 % le analfabetos en 1900).

A pesar del despertar de los indios en el altiplano y valles, a partir de la creación


de sindicatos y de las movilización de 1945, la agricultura (con menos del 2%
cultivado del total útil del país) estaba en manos de grandes propietarios
(terratenientes) que, especialmente en el altiplano y el valle, controlaban la
producción. Desde el punto de vista social el indio dependía totalmente del
hacendado, cultivaba una pequeña parcela a cambio del salario y su condición
general era realmente lamentable. Hasta 1945 se mantuvo el pongueaje (el
Gobierno de Gualberto Villarroel lo abolió), un eufemismo de un sistema de
semiesclavitud que obligaba a trabajos no remunerados del colono,
generalmente en la ciudad, en favor del propietario de la hacienda.

Las ideas optimistas del siglo pasado no se cumplieron, el latifundio no convirtió


a la tierra en un emporio mecanizado y productivo, los latifundistas se
contentaron con una producción escasa, no invirtieron ni modernizaron la
tierra. La mano de obra gratuita o casi gratuita fue un mejor colchón que la
inversión capitalista en el agro. El resultado fue una economía de auto
subsistencia que no logró cubrir los requerimientos alimentarios de Bolivia, al
punto que casi el 20 % de los alimentos se importaban, muchos de ellos
originarios del altiplano boliviano.

La minería que era la principal fuente de ingresos estaba manejada por tres
grandes empresas, propiedad de los denominados “barones” del estaño: Simón I.
Patiño, Mauricio Hoschild y Carlos Víctor Aramayo. Esto suponía que e1 estado
recibía ingresos reducidísimos en proporción a las ganancias de los grandes
mineros, además de su dependencia directa de los propietarios de los complejos
mineros, las fundiciones y sus intereses. El problema además era que la gran
minería estaba en caída en Bolivia, los niveles de producción habían bajado y no
se habían hecho las inversiones necesarias para revertir la tendencia declinante,
los costos de producción habían convertido al país en poco competitivo. El hecho
de que los barones del estaño compensaran sus costos en sus otros centros de
producción esparcidos por el mundo, dejó a Bolivia, si no en situación marginal,
sí supeditada a intereses extranacionales.

No existía un sistema adecuado de seguridad social, ni tampoco un código que


rigiera las condiciones de trabajo y explotación en las minas y fábricas. Las
comunicaciones viales mínimas mantenían al país desarticulado. A pesar del
plan Bohan el desarrollo del oriente era todavía inviable por el aislamiento físico
en relación al resto del país.

La sociedad boliviana carecía de una clase media urbana significativa,


marcándose una diferenciación de clases muy aguda. Estrato dominante
compuesto por la gran minería, terratenientes y un pequeño núcleo de familias
tradicionales y una minúscula burguesía; el otro estrato formado por los
campesinos indios, un pequeño sector obrero y minero y grupos marginales de
tipo urbano. La burguesía y la clase media eran prácticamente inexistentes.

Significación de la Revolución de 1952.

En un contexto de graves contradicciones económicas, sociales y políticas, la


Revolución de 1952 marcó la culminación de un proceso que se había
desencadenado en la guerra del Chaco cuando todo el país tuvo que enfrentarse a
su fracaso y, sobre todo, pudo reconocerse en el propio campo de batalla en su
realidad social y en sus limitaciones estructurales. A partir de entonces los
grupos nacionalistas, que germinaron durante la administración de Hernando
Siles, tomaron conciencia de la realidad nacional y plantearon soluciones nuevas
y radicales. Entre 1932 y 1935 se desarrolló una nueva generación, de la que
surgieron importantes partidos políticos progresistas y de izquierda. Estos
enfrentaron a las fuerzas políticas surgidas en la época conservadora (1880 -
1930), que tras la guerra mostraban claros signos de agotamiento.

Muchas veces se ha usado en nuestra historia la palabra Revolución para


explicar desde un motín cuartelero, hasta un golpe de estado, pasando por un
levantamiento masivo violento. Es necesario precisar con claridad que el único
momento en el que la palabra Revolución cuadra realmente es en 1952. Las
razones son las siguientes: Este proceso representó un desplazamiento de clases
a nivel de las decisiones en el seno del gobierno y en el conjunto de la sociedad.

La minúscula clase dominante que dirigía el país fue sustituida por una "clase
media" (difícilmente definible sociológicamente) que además afectó severamente
los intereses de la élite al expropiar las grandes minas y los latifundios. La
emergencia campesina en el agro y de trabajadores mineros y fabriles en
ciudades y centros mineros a través de organizaciones con poder real, modificó
radicalmente los estamentos de poder. Por eso se habla de una Revolución.
La Revolución de 1952 es un hecho fundamental en la historia contemporánea de
Bolivia pues cambió el país, al punto que es imposible comprender la Bolivia de
hoy sin entender la significación de la Revolución. Por un parte se modificó
totalmente la estructura económica.
De una economía semifeudal (agricultura) controlada y dependiente de capitales
privados de incalculable poder (minería particularmente), se pasó a una
economía básicamente controlada por el Estado (más del 70%). Se creó una
nueva burguesía que, sin haber logrado estructurarse realmente como clase
coherente, intentó industrializar al país. Una gran parte de esa nueva burguesía
sin embargo se dedicó a la intermediación financiera y al comercio importador.
Se logró una cierta diversificación en la producción económica y una mayor
articulación de la geografía nacional. El proceso de desarrollo excepcional del
oriente boliviano (Santa Cruz especialmente) es sin duda producto de 1952.

En el campo, la reforma agraria (1953) eliminó el latifundio y determinó el


comienzo de un proceso de integración del campesino a la vida nacional. Aunque
los errores de aplicación limitaron grandemente los resultados, se cambió la
relación de poder entre las clases sociales en el campo.

En lo político se cambiaron las reglas de juego al establecerse el voto universal,


que permitió la participación mayoritaria en las elecciones y una nueva
composición en la representación social en el parlamento. Obreros y mineros
tuvieron una participación directa en las decisiones económicas y políticas del
país. Se creó una importante legislación de trabajo y avanzadas leyes sociales.

Finalmente, la cultura recibió un impulso pocas veces visto en épocas anteriores,


surgió una fuerte corriente indigenista y nacionalista que desarrolló intenso
trabajo en todos los campos. La idea al crear el concepto de un estado nacional
poderoso, fue la de establecer una nación unida por una cultura mestiza y
uniformada por el idioma castellano. Esta idea se fue modificando como
resultado del acceso a la educación y a las decisiones de sectores del mundo
aimara y quechua, que propugnaron un criterio de respeto a la diversidad que se
fue acentuando al final de la segunda mitad del siglo.

Si bien el proceso de 1952 quedó trunco y se vio envuelto en errores, limitaciones,


corrupción y una negativa influencia de posiciones personales; es indudable que
tuvo una importancia esencial para el país.

Repercusión Internacional de la Revolución.


En América Latina se han desarrollado entre 1900 y 1960, tres grandes procesos
revolucionarios con resultados diferentes y con una importancia también
distinta, de acuerdo a la dimensión de cada país: La Revolución mexicana (1910),
la Revolución boliviana (1952) y la Revolución cubana (1959).

México ha institucionalizado los cambios producidos en las primeras décadas


del siglo, que se llevaron a efecto bajo el principio de “la tierra es para quien la
trabaja”. Instauró una continuidad de partido (el PRI) que gobernó el país por
más de 60 años y que entró en una grave crisis al final del siglo. Cuba, que
comenzó una revolución progresista democrática, se transformó en una nación
socialista en 1962, alineada en la órbita de la Unión Soviética.

Esa opción llevó al país a una encrucijada muy seria cuando se desmoronó el
socialismo a partir de la caída del muro de Berlín en 1989. Bajo el liderazgo de
Castro, Cuba mantuvo su posición socialista intransigente como uno de los
pocos países que se mantuvieron en esa línea después de 1989, en medio de un
aislamiento creciente.

Conviene no olvidar en el contexto latinoamericano el surgimiento del populismo


como corriente de gran trascendencia en los años treinta y cuarenta. El
peronismo argentino (1946 - 1955), el gobierno de Getulio Vargas en el Brasil
(1930 - 1945 y 1951 -1954), Rómulo Betancourt en Venezuela (1945 - 1948 y 1959
-1964), la particular dictadura de Rojas Pinilla en Colombia (1953 - 1957) y la
indudable relación ideológica con el APRA de Haya de la Torre en el Perú, partido
que en 1985 llegó al gobierno. Tampoco se debe olvidar el proceso nacionalista y
revolucionario de Jacobo Arbenz en Guatemala (1951-1954), quien fue derrocado
con indiscutible participación estadounidense.

De este modo se puede ver la ligazón del fenómeno boliviano con el desarrollado
contemporáneamente en otras naciones del continente. En muchos aspectos la
Revolución boliviana vanguardizó las posiciones radicales con medidas como la
destrucción del ejército y la creación de uno nuevo, el control obrero con derecho
a veto en las minas, las milicias campesinas y mineras armadas y los ministros
obreros en el gobierno.

Bolivia inició, especialmente entre 1952 y 1956, una serie de cambios profundos,
pero el proceso no llegó a su plenitud. Su repercusión internacional fue relativa
dado el escaso desarrollo del país, su aislamiento y su mediterraneidad. Sin
embargo en los primeros años de gobierno del MNR varios intelectuales,
economistas y estudiosos progresistas de todo el mundo visitaron el país
interesados por la experiencia. En abril de 1953, primer año de la Revolución, se
reunió en La Paz un grupo destacado de intelectuales latinoamericanos.
Particularmente la reforma agraria ha sido estudiada en sus virtudes y defectos
para casos similares que se desarrollaron posteriormente en América Latina.

Víctor Paz Estenssoro (1907-2001).

Víctor Paz Estenssoro es quizás la figura política más relevante del siglo XX en
Bolivia. Su papel en las transformaciones radicales de Bolivia en 1952 primero y
1985 después, lo convierten en un referente imprescindible para comprender la
política boliviana contemporánea.

Nació en Tarija el 2 de octubre de 1907. Hizo estudios escolares en el colegio San


Luis de Tarija y Bolívar de Oruro. Se recibió de abogado en la Universidad Mayor
de San Andrés en La Paz en 1927. Comenzó su carrera como ayudante en la
oficina Nacional de Estadística. En 1929 era ya redactor de la cámara de
diputados. En la guerra del Chaco fue interventor general de la contraloría en el
primer cuerpo de ejército (1932) y marchó luego al frente donde combatió en la
batería “Seleme”.

En 1937 ingresó como abogado de la empresa minera de Patiño. Renunció un año


después y fue elegido diputado por Tarija. Entre 1938 y 1939 fue presidente del
banco Minero y también catedrático de historia de las doctrinas económicas en
la UMSA. En 1940 y 1943 su labor parlamentaria lo consagró como uno de los
más destacados diputados del congreso nacional. Desde allí liderizó una fuerte
oposición al gobierno de Peñaranda.

En 1941 fundó, junto a un destacado grupo de políticos e intelectuales, el


Movimiento Nacionalista Revolucionario, partido del que fue jefe durante casi 50
años (1941-1990). Fue ministro de Economía (1941) y ministro de Hacienda y
Estadística (1943-1945). Paz fue uno de los más importantes gestores y pilar
fundamental del gobierno de Villarroel (1943 - 1946). A la caída de éste partió
exiliado a Buenos Aires (1946-1952).

Ha sido Presidente de Bolivia en cuatro ocasiones, entre 1952 y 1956, entre 1960 y
1964; en 1964 elegido por un tercer período que no concluyó al ser derrocado por
su vicepresidente Rene Barrientos y finalmente en 1985 elegido por cuatro años.
Es el Presidente que ha gobernado Bolivia por más tiempo (doce años y seis
meses). Entre 1956 y 1958 fue embajador de Bolivia en Inglaterra. Exiliado entre
1964 y 1971 regresó a Bolivia para colaborar con el gobierno de Hugo Banzer
(entre 1971 y 1973). En 1974 fue exiliado nuevamente.

Retornó al país en 1978 como candidato presidencial. Ha sido candidato a la


presidencia en 8 ocasiones. Ganó las elecciones de 1951, 1960 y 1964. Ocupó el
segundo lugar en los comicios de 1979, 1980 y 1985 y el tercero en 1947 y 1978.
El MNR se constituyó en cerrada oposición (desde el parlamento) al gobierno de
Hernán Siles Zuazo (1982 -1985) y se hizo gobierno en 1985. Paz gobernó
constitucionalmente hasta 1989. En 1990 renunció a la jefatura del MNR. Murió
en Tarija el 7 de junio de 2001.

Primer Gobierno Paz Estensoro 1952-1956.

Hernán Siles presidió la junta revolucionaria que entre el 11 y el 14 de abril


gobernó en espera de Víctor Paz Estenssoro. En esos días se mencionó la
posibilidad de convocar a elecciones generales en un plazo máximo de cuatro
meses, pero la firmeza y lealtad de Siles, ratificaron la decisión partidaria de
esperar el retorno del jefe movimientista.

El 15 de abril de 1952 llegaba al aeropuerto de El Alto de La Paz, Víctor Paz


Estenssoro tras seis años de exilio en la Argentina y el Uruguay. El masivo
recibimiento del que fue objeto, reflejó la expectativa y el entusiasmo que se
había creado a nivel popular por lo que haría su gobierno.

Por los propios acontecimientos del 9 de abril y por las propuestas de su


programa de gobierno, el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) tenía
un compromiso que determinó inicialmente el co-gobierno (1952-1956) entre el
partido y la Central Obrera Boliviana (COB) que tenía como líder máximo a Juan
Lechín Oquendo. Esa alianza determinó que el poder sindical, en las decisiones
más importantes del gobierno, fuera muy amplio.

El primer gobierno de la Revolución Nacional contó en su gabinete, entre otros, a


Wálter Guevara Arze (RR.EE.), Federico Alvarez Plata (Economía), Juan Lechín
Oquendo (Minas y Petróleo), Nuflo Chávez (Asuntos Campesinos) y José
Fellmann (Secretario de Prensa e Informaciones). Las principales medidas del
gobierno de Paz Estenssoro fueron la nacionalización de las minas, la reforma
agraria, el voto universal y la reforma educacional. Estos cuatro puntos fueron el
motor que comenzó la transformación de toda la economía y la sociedad
boliviana contemporáneas.
Estos cambios trajeron consigo una serie de problemas que afectaron en plazo
inmediato al consumidor. Así, se produjo un nivel de inflación elevado como
consecuencia de una devaluación permanente del signo monetario. Se produjo
también el ocultamiento y la especulación de productos de primera necesidad,
cuyo control pasó a manos de miembros del MNR, que aprovecharon para sí la
situación de crisis al controlar los “cupos” de alimentos, artefactos domésticos,
divisas y el contrabando.

En el campo de obras públicas y comunicaciones se concluyó (1954) el camino


asfaltado Cochabamba-Santa Cruz, la obra más importante de la década de los
cincuenta pues abrió el desarrollo del departamento de Santa Cruz y lo integró al
resto del país. Se realizaron también otras carreteras menores, sobre todo en
Santa Cruz, Montero y el sur. Se inauguraron los ferrocarriles Corumbá-Santa
Cruz y Santa Cruz-Yacuiba. Se mejoró el sistema de aeropuertos, extendiéndose
las rutas internacionales del Lloyd Aéreo Boliviano (LAB).

Durante el primer gobierno de Paz Estenssoro se produjeron dos intentos de


derrocar al Presidente. El 6 de enero de 1953 desde dentro del propio MNR (un ala
conservadora y anticomunista dirigida por Luis Peñaloza y Hugo Roberts) y en
1954 desde la oposición liderizada por FSB. Ambos intentos fracasaron. Con el
argumento de que las medidas tomadas afectaban a influyentes sectores del país
y afectaban fuertes intereses, el gobierno no tuvo contemplaciones con la
oposición, particularmente con Falange Socialista Boliviana.

Juan Lechín (1914-2001).

La presencia de Juan Lechín fue decisiva en la organización de la COB. Lechín


nació en Corocoro (La Paz) en 1914, trabajó en Catavi como obrero y en Siglo XX
como perforista. Fue subprefecto de Uncía (1944). Luchó en la Revolución de
1952. Fue ministro de Minas y Petróleo del gobierno de Paz. Fundador y
secretario ejecutivo de la Federación de Mineros (1946-1987, durante 41 años) y
de la COB (1952-1987). Se opuso a la política de Siles Zuazo (1956 -1960).

Fue vicepresidente de Bolivia (1960 -1964). Fundó el PRIN en 1963, renunciando al


MNR. Contribuyó al golpe de estado que derrocó al MNR en 1964. Exiliado en
1965, volvió al país en 1970. En 1971 fue elegido presidente de la Asamblea Popular
y ratificado como secretario ejecutivo de la Federación Sindical de Mineros y la
COB. En 1971 salió al exilio y retornó en 1978 nuevamente como máximo líder de
la COB. Fue candidato presidencial en 1980, cayó preso y fue exiliado tras el
golpe militar de julio de 1980. En 1982 retomó como máximo ejecutivo de la COB.
Hizo fuerte oposición al gobierno de la UDP (1982-1985). Durante el cuarto
gobierno de Paz, renunció a la secretaría ejecutiva de la FSTMB y la COB (1987).
Murió en La Paz el 27 de agosto do 2001.

La Central Obrera Boliviana (COB).

El 17 de Abril de 1952, seis días después del triunfo revolucionario se fundó la


Central Obrera Boliviana. Era la culminación de un largo, doloroso y heroico
proceso de construcción de un movimiento proletario que representara a la
totalidad de los trabajadores bolivianos. Desde las etapas embrionarias de
principios de siglo hasta esta instancia, se había logrado una conciencia de clase
y madurez política que hizo posible la coincidencia entre la Revolución y la
creación de este instrumento de lucha que unificó a los sindicatos bolivianos.
Entre 1952 y 1958 la COB fue totalmente controlada por el poder hegemónico del
MNR. Juan Lechín fue elegido secretario ejecutivo, cargo que desempeñó hasta
1987.

A lo largo de la historia de Bolivia, nunca (ni siquiera en la experiencia de la


Asamblea Popular en el gobierno del Gral. Torres) se ha dado una participación
tan directa e inmediata de las organizaciones sindicales de los obreros en el
gobierno como ocurrió en 1952. En la práctica se trataba de un co-gobierno entre
la Central Obrera Boliviana (COB) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario
cuyas dos cabezas eran Juan Lechín Oquendo y Víctor Paz.

Ya a partir de los postulados de la tesis de Pulacayo (1946) la clase obrera


mostraba su impulso y su conciencia revolucionaria en la que se planteaba la
necesidad de la toma del poder. La Revolución de 1952 no fue una Revolución
proletaria sino policlasista, pero estuvo fiscalizada por la fuerza obrera que
inmediatamente tomó su cuota de poder en la conducción del estado.

Esta situación planteó la presencia de ministros obreros (por ejemplo Juan


Lechín o Germán Butrón) y una especie de dualidad de poderes ya mencionada
por el investigador Zavaleta Mercado. La COB tenía poderes de decisión en la
elección de muchos cargos importantes y fue factor determinante para la
nacionalización de las minas y la reforma agraria. Fiscalizaba, a través del
Control Obrero (que era individual y no colectivo) la administración de
COMIBOL y otras importantes empresas estatales.

La Reforma Agraria.
Entre las medidas adoptadas por el gobierno revolucionario, probablemente la
reforma agraria sea la más significativa. Esencialmente porque fue el paso más
importante dado en la época republicana por integrar el país y hacerlo una
verdadera nación.
La reforma significó entre otras cosas la incorporación de casi 2.000.000 de
habitantes al mercado nacional como productores y también como
consumidores (sobre una población total de 3.000.000). Se eliminó además un
sistema de explotación y una estructura económica muy próximos al feudalismo.
Antes de la Reforma Agraria los grandes propietarios, particularmente en el
altiplano y el valle, controlaban en latifundios más del 95% de las tierras
cultivables del país.

El pongueaje se practicaba aún a pesar de su abolición en 1945. Tanto las


presiones de sectores campesinos y de la COB como la decisión del gobierno que
había creado una comisión para definir el problema de la reforma presidida por
el vicepresidente Hernán Siles, fueron paralelos a la propia acción de campesinos
armados que comenzaron a tomar por su cuenta haciendas en el valle
cochabambino.

El decreto de la reforma agraria se firmó en Ucureña (Cochabamba) el 2 de


agosto de 1953. El principio básico sustentado fue: la tierra es de quien la trabaja.
La liquidación total del latifundio en altiplano y valles se hizo definitiva y,
aunque con lentitud, se realizaron las entregas de títulos de propiedad a los
campesinos.

La consecuencia de la reforma a lo largo de los años fue la creación del


minifundio, es decir la pequeña parcela mínimamente productiva, que continúa
dividiéndose al pasar por herencia de padres a hijos. Al no haberse planteado
mecanismos para una explotación racional y colectiva el nivel de productividad
fue muy bajo y no existió una política de cultivos de acuerdo a necesidades y
prioridades. Quizás uno de los temas claves para entender sus insuficiencias es
que no reflejó la realidad de las tierras de comunidad, ni de las experiencias
productivas y el sistema de trabajo colectivo de tradición quechua - aimara.

Se pensó en cambio en sistemas cooperativos que tampoco se aplicaron salvo en


pequeña escala y un concepto de propiedad privada e individual sobre la tierra.
Otro elemento fundamental fue la prohibición de negociar la tierra, ni a través
de la venta, ni como garantía para préstamos de ningún tipo, el objetivo fue
garantizar que los campesinos no perdieran la tierra, ni fuera posible la
reinstauración del latifundio.

En ese momento la idea de reconocer territorios indígenas en el oriente


simplemente no existía. Las etnias de los llanos estaban olvidadas y no formaba
parte real de la sociedad activa del país.

La reforma no conllevó, por inexperiencia y limitaciones económicas, un nivel de


mecanización adecuado y tampoco se hizo real el respeto a propiedades grandes
mecanizadas y eficientes. En los primeros meses, tras el decreto, se cometieron
arbitrariedades y abusos en un espíritu revanchista explicable pero no
justificable, que deterioró propiedades y destruyó ganado de raza que debió ser
de utilidad en el propio proceso.

El campesino había pasado de ser un colono siervo, dependiente del patrón, a ser
propietario. En la práctica esto implicó una nueva mentalidad y una nueva
conciencia, pero no logró totalmente una integración entre campo y ciudad. El
proceso de emigración del agro a la ciudad se incrementó considerablemente en
las últimas dos décadas del siglo XX como resultado del bajo nivel económico del
sector. Se inició también un proceso de colonización de las tierras bajas, con la
idea de un desarrollo productivo alternativo y diversificador. Tierras gratuitas a
quienes se asentaran en esas regiones. Se pensó que la fertilidad de los llanos era
poco menos que infinita.

La realidad demostró que este planteamiento conllevaba problemas ambientales,


económicos y de productividad que se fueron descubriendo con los años. A pesar
de ello, no se puede negar que el proceso de colonización significó un importante
impulso a la economía nacional y el comienzo de un proceso masivo de
migración, que comenzó a revertir severamente la proporción de densidad de
población entre los andes y el oriente.

La Nacionalización de las Minas.

El 31 de octubre de 1952 Paz Estenssoro firmó el decreto de nacionalización de las


minas en el campo de María Barzola en Catavi (Potosí). Uno de los postulados de
la Revolución había sido la eliminación del llamado superestado minero. Entre
abril y octubre de 1952 trabajó una comisión para estudiar las medidas a
tomarse. Las presiones populares, canalizadas por la COB, definieron algunas
dudas.
El decreto se firmó contando con el control obrero; una medida política sin
precedente en el continente, que demostraba fehacientemente la importancia
capital del poder sindical, cuya fuerza se mostró nítidamente en los doce años de
gobierno del MNR.

La nacionalización revertía al estado todos los bienes (yacimientos e


instalaciones) de las tres grandes empresas: Patiño, Hoschild y Aramayo. Para la
administración de las minas del estado se creó la Corporación Minera de Bolivia
(COMIBOL) que comenzó su gestión con graves desventajas, escaso capital de
operación y sobre todo maquinaria ya obsoleta y muchas vetas en franco
descenso de producción o simplemente agotadas. La consecuencia lógica fue un
altísimo costo de producción que hacía poco competitiva la exportación
estañífera boliviana.

Los precios del estaño bajaron considerablemente entre 1951 y 1955 lo que
determinó una sensible disminución de la producción que descendió de 20.000
toneladas anuales (1952) a 22.400 toneladas (1956). En el período 1952- 1964, la
producción pasó de 32.472 toneladas a 24.412. El mejor año fue 1953 con 35.38 y el
peor 1958 con 18.013. En 1952 nuestra producción representaba el 18,7 % de la
producción mundial, en 1964 producíamos el 16,5 % de la producción mundial.

A estas condiciones desventajosas se sumó el famoso y demagógico “cambio de


razón social”, mediante el cual se pagó beneficios sociales a todos los obreros de
las minas nacionalizadas v luego se los volvió a contratar, lo que significó una
erogación excesiva de dinero creándose además inflación. Por este hecho la
COMIBOL se descapitalizó por un monto superior a los cien millones de dólares.

Es evidente, sin embargo, que el control de la minería por parte del estado evitó
la desmedida fuga de divisas y permitió recuperar el beneficio íntegro de la
producción minera para el país. Lamentablemente no se llevó a efecto la
inmediata creación de hornos de fundición que rompiera la dependencia de las
fundiciones extranjeras (básicamente de Patiño), con la consecuente pérdida del
valor agregado al exportar el mineral prácticamente sin procesar. La euforia de
un proceso político inédito y la posibilidad real de parte del sector obrero del
control directo de la más importante fuente de la economía nacional, trajo
consigo los lógicos desajustes de un cambio estructural tan profundo.

La inexperiencia administrativa por una parte y la forzosa aquiescencia a


presiones sindicales por otra, determinaron un alto nivel de burocratización,
(imputable también el partido gobernante) y un incremento excesivo de
trabajadores y funcionarios especialmente en “exterior mina” (se inició en 1952
con 28.900, en 1955 habían ya casi 35.000). De acuerdo a un precepto
constitucional se pagó a las empresas afectadas una indemnización de
21.000.000 $us. Entre 1953 y 1961, que obviamente salió de la propia producción.

Con todo, la administración directa de las minas permitió que importantes


recursos se dedicaran a actividades de diversificación económica, muy
especialmente para el desarrollo de la agropecuaria y la agro industria en los
llanos orientales y a la capitalización de YPFB, lo que potenció a la empresa del
petróleo haciéndola rentable y exportadora.

La consecuencia fundamental de la nacionalización fue la de haber


transformado el funcionamiento del país al trasladarse el control de la economía
de manos privadas a manos del estado (en 1952 las minas equivalían a más del
80% de los ingresos totales de la nación).

El Voto Universal.

Hasta las elecciones de 1951 (que ganó el MNR) el voto era restringido. No podían
votar ni los analfabetos ni las mujeres (que habían votado por primera vez en los
años cuarenta pero sólo en las elecciones municipales).El concepto de
ciudadanía estaba restringido además a quienes podían demostrar una renta
mínima.

El voto universal fue una consecuencia lógica en el marco de una Revolución de


corte policlasista e integradora. Se concedió el derecho a voto (decreto del 21 de
julio de 1952) a todos los bolivianos mayores de 21 años (de 18 años siendo
casados) cualquiera sea su sexo, instrucción, ocupación o renta. De este modo se
dio acceso a la decisión política a más del 70% de la población, marginada hasta
entonces del proceso democrático.

Pero esta universalización de un derecho político esencia conllevó además


algunas modificaciones estructurales al sistema que había regido antes del 52,
más allá del voto mismo. Se eliminó la democracia municipal, que se recuperaría
recién en 1987, los alcaldes fueron designados por el ejecutivo centralizando el
poder. Se eliminaron las re novaciones parciales del poder legislativo,
estableciendo una elección simultánea para presidente, vicepresidente, senadores
y diputados una vez cada cuatro años (la última renovación parcial del
parlamento se produjo en la elección del 3 de junio de 1962) y finalmente se
eliminó e diputado uninominal, es decir aquel que representaba a las provincias.
Se estableció el voto en “paquete”, el votante elegía a la vez al presidente al vice a
los senadores y diputados por lista completa. Este sistema estaba vinculado a la
idea del MNR de una máxima centralización y control directo del poder sobre la
base del modelo mexicano.

El otro ingrediente negativo fue que a la par que la universalización del voto, se
sofisticó una maquinaria de fraude ya existente en el período oligárquico que
hizo poco creíbles los resultados. El MNR tenía indudable mayoría de respaldo en
el país, pero forzaba las cosas para controlar la casi totalidad del parlamento,
dejándole a la oposición apenas un margen mínimo de representación. El modelo
mexicano de partido único con sistema de voto abierto se seguía casi al pie de la
letra.

La Reforma Educativa.

En 1953 se creó la Comisión Nacional de Reforma Educacional y en 1955 se dictó


el código de Educación que determinó modificaciones sustanciales en la
estructura educativa boliviana.

Básicamente se concebían cuatro niveles educativos. La educación regular a


través del ciclo pre-escolar, primario, secundario, vocacional, técnico y
universitario; la educación de adultos, la educación de rehabilitación y
finalmente la educación extra-escolar y de extensión cultural a la comunidad. Se
puso mucho énfasis en el sistema escolar campesino con el incremento de
núcleos escolares desde primaria hasta normales rurales (siguiendo la
experiencia de Elizardo Pérez). Se determinó la obligatoriedad y gratuidad de la
enseñanza primaria y finalmente se intentó un programa de alfabetización con
medianos resultados.

La reforma tenía que ver con el esfuerzo por masificar la educación y ese fue sin
duda el resultado más evidente del cambio revolucionario. La explosión de las
escuelas rurales fue muy significativa aunque no hubo una correlación entre
número y calidad. En su conjunto, la reforma educativa que modificó el currículo
e intentó inyectar un contenido de reforzamiento de la identidad nacional a los
procesos educativos, se enfrentó a un sistema de escuelas normales incapaz de
formar maestros de buen nivel.

La masificación devino en un bajo rendimiento académico, una inadecuada


supervisión y un proceso de sindicalización que, politizado como estaba, no dio
preeminencia a los rangos de exigencia académica. Los bajos salarios del
magisterio fueron también un talón de Aquiles del sistema, dando como
resultado muchos maestros mal pagados y una educación por debajo de los
estándares indispensables.

CAPITULO
El viejo y el nuevo ejército

Las milicias populares.

Por primera vez en la historia del país un gobierno tocó la estructura más
profunda del ejército. La tesis era que un estado revolucionar o debía contar con
un nuevo ejército revolucionario (los modelos soviético y mexicano, en diversa
medida, inspiraron en parte esta decisión). La estrepitosa derrota militar a
manos de los revolucionarios en abril de 1952, condujo a la idea de que había que
destruir la raíz “oligárquica” ce las FF.AA.

Las dos medidas básicas que se tomaron fueron por una parte la clausura del
colegio militar y por la otra la separación de filas de altos oficiales la mayoría
fueron al exilio, de oficiales intermedios y el licenciamiento de los cadetes del
colegio. Junto a estas decisiones que afectaron a más de 500 uniformados, se
detuvo a muchos militares de alta y baja graduación que fueron trasladados a
prisión. En Curahuara por ejemplo, entre 1953 y 1955 había más de 50 militares
presos. El colegio militar fue reabierto en 1953 con el nombre emblemático de
“Gualberto Villarroel”. Se pensó que así se abría una nueva etapa en la que las
puertas del colegio se abrían al pueblo llano como de hecho ocurrió, aunque
paradójicamente serían esos militares los protagonistas del derrocamiento del
MNR en 1964.

El concepto de preeminencia secante del partido identificado con el estado se


tradujo en la obligación de los oficiales de las FF.AA. de jurar lealtad al partido
en actos públicos, lo que fue considerado por los militares como una humillación
intolerable que le cobraron al MNR y a Paz Estenssoro en años posteriores.

Finalmente, el gobierno creó milicias armadas en dos sectores, el de los


trabajadores mineros y el de los campesinos. También organizó grupos de
milicianos en las ciudades que respondían directamente al partido.

Esta organización garantizó el poder obrero y campesino que respaldó


militantemente la estabilidad de la Revolución, aunque también generaron
violencia sobre todo en el campo en enfrentamientos sangrientos entre
comunidades campesinas hasta bien entrados los años sesenta.

El desarrollo petrolífero y la polémica inversión externa.

Desde la creación de YPFB hasta el comienzo de los años cincuenta, la empresa


estatal languideció con un nivel de producción mínimo. Entre 1940 y 1950 se
produjeron entre 1.000 y 2.500 barriles día. El advenimiento de la Revolución
significó un impulso consciente de la producción de hidrocarburos como una
alternativa de diversificación económica, pues surgió la posibilidad de exportar
crudo una vez cubierta la demanda interna.

Fue el trabajo de José Paz Estenssoro el que hizo posible el crecimiento notable
de YPFB, que tuvo su verdadero nacimiento como parte esencial de nuestra
economía en la década de los años cincuenta. Entre 1952 y 1964 la producción
pasó de 2.500 a más de 10.000 barriles día como promedio, además comenzó a
explotarse el gas natural. Al comienzo de los años sesenta Bolivia producía
alrededor de 20 millones de pies cúbicos por día, lo que impulsaría el crecimiento
espectacular que se dio en los años setenta.

Este salto se hizo posible con una inversión que en parte significativa salió de
una transferencia de recursos de COMIBOL a YPFB que permitió la explotación
del área de Sanandita, la perforación de pozos, el impulso de Camiri como centro
vital de la producción de crudo y la construcción de ductos de transporte de
crudo de los centros productivos al altiplano y posteriormente a Arica para la
exportación (este oleoducto fue terminado en 1958).

Fue precisamente en el ámbito del petróleo que el gobierno del MNR dio una
muestra evidente de que sus concepciones estatistas no sólo tenían matices, sino
que apostaban a la necesidad de inversión externa y una política liberal en este
campo. El código del petróleo preparado por el bufete estadounidense de
abogados Davenport y Schuster se aprobó como decreto en 1955 y por si
hubieran dudas, se ratificó en el parlamento en 1956 ya como ley promulgada por
el gobierno de Siles Zuazo. El código otorgaba amplias facilidades a los
inversionistas, a cambio de una regalía del 11 % al estado que podía reducirse
según el caso y un impuesto sobre utilidades del 30 %.

Catorce empresas extranjeras se interesaron en los campos bolivianos y


recibieron concesiones en casi 14 millones de hectáreas. Pero sólo una de ellas
tuvo éxito la Bolivian Gulf Oil, subsidiaria de la Gulf Oil Co. La Gulf pagaba un 11
% de regalías y un impuesto de 19 % por producción bruta en boca de pozo.

El código desató una fuerte polémica, enfrentamiento en el parlamento y división


de opiniones en sectores del partido de gobierno. Para los nacionalistas era una
medida entreguista y antinacional que terminó años después en la
nacionalización.

Desarrollo del Oriente.

Es indudable que el punto de partida del vertiginoso desarrollo de Santa Cruz y


por extensión de una importante zona del oriente, no se podría explicar sin el
proyecto de diversificación encarado por el primer gobierno de la Revolución. La
inauguración, el 25 de agosto de 1954, de la carretera asfaltada Cochabamba -
Santa Cruz marcó el hito básico. En la práctica el MNR hizo suyo el plan de
diversificación propuesto por el economista estadounidense Marvin Bohan en
1942 y que en buena parte Wálter Guevara aplicó a su proyecto económico
publicado en 1955.

La oligarquía terrateniente cruceña pasó a ser burguesía agraria, al ser


reconocidas por la reforma agraria las empresas agrícolas, beneficiadas además
por la ayuda norteamericana, las divisas fiscales y el uso de capital generado por
COMIBOL. Otro dinamizador de la economía fueron los ingenios azucareros. El
estado construyó el ingenio de Guabirá, comenzado en los años cuarenta.
Guabirá no fue el único de los ingenios crúcenos. La ciudad de Santa Cruz pasó
de tener una población de 42.746 h. en 1950 a 254.682 h. en 1976.

Esta decisión del gobierno de la Revolución fue clave pues marcó un giro
fundamental en la historia boliviana. La vertebración de occidente y oriente a
través del eje cruceño, impulsado de una manera impresionante por la
producción petrolera, llevó a un progresivo desplazamiento del eje de poder
económico lo que se vio de manera muy evidente a finales del siglo XX. La
dinámica económica de Bolivia pasó de las alturas andinas a los 1lanos a través
del desarrollo de la agroindustria.

Ese crecimiento notable tuvo mucho que ver con una lucha se sostenida por los
sectores cívicos crúcenos bajo el liderazgo de Melchor Pinto Parada, que
forzaron al gobierno a que las regalías del 11 % que pagaba la Gulf (y que se
hicieron luego extensivas también como obligación para YPFB) fueran
directamente al departamento de Santa Cruz. Entre 1957 y 1959 se produjeron
problemas muy serios como producto de enfrentamientos armados con un saldo
de dura represión gubernamental y algunos muertos y heridos. Finalmente Santa
Cruz ganó su batalla y logró las regalías para sí.

El 21 de diciembre de 1959, una ley interpretativa de la ley de 15 de julio de 1938


promulgada en el gobierno de Busch, reconoció los ingresos de las regalías para
Santa Cruz y por extensión para otros departamentos que produjeron petróleo
en años sucesivos.

Los Campos de Concentración.

El gobierno revolucionario optó por la aplicación de métodos violentos y


represivos que garantizaran lo que en los hechos fue una dictadura de partido. El
23 de octubre de 1952 (D.S. 02221), se establecieron prisiones bajo administración
militar en Corocoro (La Paz), Uncía (Potosí), Catavi (Potosí) y Curahuara de
Carangas (Oruro). Tres de los cuatro campos estaban ubicados en importantes
centros mineros. Por una lado los militares y por otro los mineros, fueron
convertidos en custodios de campos de concentración. Allí eran llevados presos
los opositores que eran vejados y torturados sin contemplaciones. En Catavi en
1953 había un contingente de 131 presos, en Curahuara entre 1953 y 1954, 245
presos.

Se justificó estos excesos con el argumento de que se ejercía una violencia


revolucionaria y antioligárquica para sostener la estabilidad de la Revolución.
Este es uno de los rasgos más criticables de ese proceso político en el que la
intransigencia y los abusos se convirtieron en moneda corriente, agudizando
una práctica que fue común en el pasado (los gobiernos de Hertzog y
Urriolagoitia por ejemplo, usaron la isla de Coati en el lago Titicaca como cárcel
de los presos políticos).

La etapa más dura de la represión le correspondió al ministro de Gobierno


Federico Fortún. Nombres como Claudio San Román, Luis Gayan Contador,
Emilio Arze Zapata, Alberto Bloomfield, Rene Gallardo, Juan Peppla y Adhemar
Menacho son de triste memoria para muchos ciudadanos que sufrieron el
funcionamiento del llamado “control político”. Unos a la cabeza de todo el
sistema represivo, otros dirigiendo campos de concentración, otros en acciones
directas de tortura y vejación de los detenidos.

CAPITULO
Las Primeras Elecciones con Voto Universal

El 17 de junio de 1956 se realizaron elecciones generales convocadas por el


gobierno. Por primera vez en la historia del país se ponía en vigencia el voto
universal. De los 204.000 inscritos para las elecciones de 1951 se pasa a 1.119.000
electores con derecho a voto el 56.

Se presentaron entonces 4 candidaturas, la de Hernán Síles Zuazo del MNR que


ganó las elecciones de una manera abrumadora (786.729 votos, 82%), la de FSB
que postuló a Óscar Unzaga de la Vega (130.494 votos, 14%), la del Partido
Comunista con Felipe Iñiguez y la de Hugo González de un sector del POR, que
consiguieron ambas menos del 2% de los votos. Siles fue elegido Presidente y
Nuflo Chávez Ortíz vicepresidente.

Se abría así una confrontación política electoral entre MNR y FSB como
principal fuerza opositora, bloqueada por la real popularidad movimientista y
por la máquina de fraude del gobierno. En 1956 el ejecutivo no necesitó
manipular la votación, pues su popularidad estaba aún en un punto muy alto. La
izquierda había perdido todo chance, en la medida en que el MNR encarnaba los
cambios más radicales que había vivido Bolivia.

El sustento electoral básico del MNR era el gran caudal de votantes campesinos
que beneficiados por la reforma agraria mantuvieron su lealtad de voto a los
movimientistas durante casi toda la segunda mitad del siglo XX.

Hernán Siles Zuazo (1913-1996).

Hernán Siles Zuazo nació en La Paz el 19 de marzo de 1913, hijo del también
Presidente de la República Hernando Siles Reyes (1926-193C). Estudió en el
Instituto Americano, se graduó como abogado en la Universidad Mayor de San
Andrés, destacándose como importante dirigente universitario. Fue funcionario
del ministerio de Hacienda y director de la biblioteca del congreso.

Desde 1940 fue diputado por La Paz en tres legislaturas. En 1941 fundó el MNR
junto a Víctor Paz y otros destacados intelectuales, partido del que fue sub-jefe
hasta su escisión en 1964. Fue jefe del movimiento revolucionario de abril de 1952
que instrumentó la Revolución Nacional.
Entre 1952 y 1956 ocupó la vicepresidencia de la república. En 1956 fue elegido
Presidente del país, cargo que ejerció hasta agosto de 1960. Entre 1960 y 1962 fue
embajador de Bolivia en el Uruguay. Ante la decisión de Paz de ir a la reelección
rompió con la jefatura del partido y apoyó al Gral. Barrientos quien derrocó a
Paz Estenssoro y al MNR. Poco después fue exiliado. En 1969 organizó el MNR de
Izquierda, partido con el que hizo política hasta su nuevo acceso a la presidencia.
Se opuso al golpe de 1971 lo que determinó su ruptura definitiva con Paz
Estenssoro.

En 1978 Siles retornó a Bolivia y tras organizar, junto a dirigentes del MIR y el
Partido Comunista, la Unidad Democrática y Popular (UDP), se presentó como
candidato presidencial en los tres procesos electorales de la reapertura
democrática (1978-1980). Cuando su triunfo por mayoría relativa (1980) hacía
suponer una votación congresal que lo ungiera Presidente, el golpe de estado de
julio de 1980 lo forzó a tomar el camino del exilio. Tras el triunfo popular que
obligó al ejército a convocar al parlamento de 1980, fue elegido y ungido
Presidente constitucional en 1982, cargo que ejerció sólo hasta 1985, pues se vio
forzado a renunciar a un año de su mandato como emergencia de la grave crisis
económica que vivía el país.

El Dr. Siles participó en 4 elecciones como candidato a la presidencia, ganó 3


(1956,1979 y 1980) y ocupó el segundo lugar en la restante (1978), aunque en ese
caso la magnitud del fraude electoral hace presumir que también ganó esas
elecciones. En 1985 se retiró definitivamente de la actividad política. Se trasladó a
Montevideo donde residió los íntimos años de su vida. Murió en la capital
uruguaya el 6 de agosto de 1996 a los 83 años de edad.

Primer Gobierno Siles Zuazo 1956-1960.

La reapertura del congreso abrió la polémica, sobre todo en sectores


radicalizados que consideraban que un gobierno de las características del MNR
no podía retornar a la práctica de la democracia burguesa y por tanto no debía
contar con un parlamento. Los hechos definieron la posición del MNR. La
legislatura de 1956 aprobó todos los decretos y leyes de la gestión 1952-1956 y
particularmente el famoso código “Davenport” del petróleo.

El Código de Seguridad Social.

En esta administración se aprobó el código de Seguridad Social de Bolivia, una de


las legislaciones más avanzadas en materia de derechos y beneficios para los
trabajadores, cuya aplicación en la práctica a lo largo de los años se vio
enfrentada a un alto nivel de burocratización y poca eficacia, que terminó por
desfondar las cajas, tanto la central de salud como las cajas complementarias
que se fueron creando con el paso de los años. Pero el principio de la seguridad
social universal y solidaria y la aprobación del código, fueron sin duda un salto
extraordinario en el camino de los luchas de los trabajadores por mejorar sus
condiciones de vida.

Los primeros pasos de los gobiernos de Saavedra y Toro, culminaron en un


instrumento que buscaba asegurar a los asalariados bolivianos una cobertura en
salud y jubilación indispensables en los tiempos que corrían. Se aprobó también
una Ley de Cooperativas, fundamental pero insuficiente para buscar soluciones
de producción en el agro. Faltó una mejor comprensión de los sistemas
productivos y de propiedad compartida y colectiva de la tierra en el área andina.

La Estabilización Monetaria, Ruptura con la COB y Renuncia


del Vicepresidente.

El primer gobierno de la Revolución al realizar cambios de magnitud en la


economía del país, había producido desajustes graves en el sistema monetario,
provocando una inflación galopante. El boliviano se desvalorizaba diariamente lo
que obligó a tomar medidas correctivas inmediatas. El proceso inflacionario en el
período 1954-1956 había superado el 900 % anual, que por entonces fue la
inflación más alta de la historia del país.

El efecto devastador que tuvo la inflación sobre vastas capas urbanas, generó un
desencante muy grande de esos sectores en relación al gobierno, que germinó
una sorda y progresiva oposición citadina al régimen, cuyo sustento siguió
basado en el respaldo de los grandes sectores de población rural.

Siles tuvo que encarar y resolver el problema y lo hizo con valentía y


responsabilidad aun a costa de su popularidad. El 15 de diciembre de 1956 se dictó
el decreto de estabilización monetaria concebido por especialistas del Fondo
Monetario Internacional y los Estados Unidos. Su gestor principal fue George
Jackson Eder. Las medidas fueron la estabilización del boliviano al cambio de
7.700 por dólar, eliminación de subvención a los artículos de primera necesidad,
eliminación del control de exportaciones e importaciones y la supresión de
cambios múltiples.

La medida trajo consecuencias inmediatas. Se organizaron manifestaciones de


protesta. La COB se enfrentó frontalmente contra el gobierno. De los ministros
obreros sólo Jorge Tamayo Ramos y Abel Ayoroa apoyaron al Presidente. Esto
determinó que el ejecutivo declarase terminado el co-gobierno con la COB. El
segundo congreso de la Central Obrera, a pesar de los esfuerzos de Lechín,
censuró el llamado “Plan Eder” y llamó a la huelga general. Comenzaba a
producirse también un enfrentamiento entre izquierda y derecha dentro del
propio MNR.

El Presidente tomó una medida sin precedentes en la historia, se declaró en


huelga de hambre en defensa del plan de estabilización y sobre todo para evitar
la violencia. La medida tuvo un efecto de impacto muy importante, la huelga
obrera fracasó. A raíz del fracaso nació la COB paralela (COB de Unidad
Revolucionaria), pro-gubernamental y de efímera existencia.

Finalmente, el vicepresidente Ñuflo Chávez Ortíz renunció al cargo en señal de


protesta por la actitud anti-obrera del plan y acusó a Eder de enriquecerse con
los bonos de la deuda externa, que el plan autorizaba pagar. Chávez apostó a que
su renuncia frenara el plan, reforzara al a la izquierda y reforzara su propia
figura. Perdió. Siles le aceptó la renuncia y el plan se aplicó.

Óscar Únzaga de La Vega (1916-1959).

Únzaga, hombre de una curiosa devoción casi mística a sus ideas políticas y
religiosas, simbolizó a parte de una generación idealista intransigente, que
quizás no comprendió la magnitud de los cambios que se realizaron en el país
desde 1952, pero que fue coherente con sus ideas y sus principios.

Nació en Cochabamba el 19 de abril de 1916. Estudió agronomía en Santiago de


Chile. Abandonó su carrera para dedicarse a la política. Fue fundador de Falange
Socialista Boliviana en 1937. Católico militante y nacionalista por su ideología de
inspiración fascista, se convirtió en enemigo acérrimo de las ideas comunistas.
Se enfrentó al PIR en 1940 incluso con grupos de choque. Fue fundador de la
Sociedad de Artistas y Escritores de Cochabamba.

Escribió en periódicos como “La Prensa”, “Reflejos” y “Antorcha” (portavoz oficial


de FSB). Fue elegido diputado en 1947 y fue candidato presidencial en 1956. Fue
enérgico y radical opositor al MNR desde su ascenso al poder en 1952. Tras los
sangrientos episodios de cuartel Sucre, murió en extrañas circunstancias en una
casa de La Paz.
A pesar del informe oficial y otro emitido por la OEA a pedido del gobierno de
que fue un suicidio, sus correligionarios acusaron al gobierno de haberlo
asesinado. Su muerte se produjo el 19 de abril de 1959 cuando contaba con 43
años.
FSB, cuartel Sucre y muerte de Únzaga.

Durante los doce años de gobierno del MNR la oposición política, reprimida sin
tregua, fue simbolizada por la Falange Socialista Boliviana (FSB) bajo la
inflamada dirección de Óscar Unzaga, Germán Aguilar Zenteno, Guillermo
Kenning y otros. En toda su vida política la etapa más importante de FSB,
paradójicamente, fue ésta, en que actuó como partido opositor al MNR. A FSB se
unieron independientes y otros partidos contrarios al régimen.

FSB intentó varias veces, sin éxito, derrocar al MNR. El 19 de abril de 1959 se
organizó un complot. La planeada toma del Cuartel Sucre terminó en la muerte
de casi todos los líderes falangistas que intervinieron. En el mismo día se produjo
en La Paz un confuso hecho en una casa de la calle Larecaja 188. Allí se encontró
muertos a Óscar Unzaga jefe de FSB y su ayudante Rene Gallardo. La
investigación ya mencionada con participación de representantes de la OEA
llegó a la conclusión de un doble suicidio. Por los antecedentes, la tesis del
suicidio se hace realmente poco probable.

También fueron terribles los sucesos de Terebinto en Santa Cruz, en mayo de


1959, donde fueron asesinados cuatro jóvenes crúcenos.

División del MNR.

Durante el gobierno de Hernán Siles se produjeron varios hechos, algunos ya


mencionados, que produjeron el inicio de la fractura del MNR que a la larga se
tornó en una de las razones de su caída. El plan de estabilización monetaria
originó, como vimos, una ruptura entre dos alas del partido, la eliminación del
co-gobiemo con la COB y el enfrentamiento entre Siles y Nuflo Chávez. Siles
estaba apoyado por Wálter Guevara, su ministro de Gobierno, y Nuflo confluyó
al ala izquierda liderizada por Lechín.

La sucesión presidencial determinó la primera división pública del partido. La


candidatura de Guevara, que buscaba continuar la línea del gobierno de Siles, fue
derrotada en la convención del MNR. A ésta asistió Paz Estenssoro que regresó
de Inglaterra donde era embajador, como catalizador de la crisis. Paz, jefe del
MNR, figura de equilibrio, fue proclamado candidato acompañado por Juan
Lechín en una fórmula de unidad. Guevara rompió con el MNR y fundó el PRA
(Partido Revolucionario Auténtico) que proclamó su candidatura y fue a la
oposición.
Al romperse la regla no escrita de una sucesión alternada de los caudillos
movimientistas en la presidencia, se quebró el principio de unidad. El criterio de
no reelección que garantizó la estabilidad del PRI mexicano, no se respetó en este
caso y esa fue sin duda, una de las razones del progresivo debilitamiento y
ulterior caída del MNR.

CAPITULO

LAS ELECCIONES DE 1960

Las elecciones se realizaron el 5 de mayo de 1960. Por primen vez aparecía el


MNR dividido en dos candidaturas, la oficial del partido con Paz y Lechín y la del
PRA de Guevara. El resultado fue abrumador en favor de Paz Estenssoro (735.619
votos, 74,5%), luego quedó Guevara (139.713, 14%), la tercera candidatura fue de
FSB con Mario Gutiérrez (78.963, 8%); con menos del 2% entre ambas figuraron
las candidaturas del POR y e 1PCB. Guevara no se cansó de decir que esta
elección había sido un fraude monumental y publicó incluso un hiriente panfleto
en contra de Paz Estenssoro. Paz y Lechín se posesionaron el 6 le agosto de 1960.

Segundó Gobierno Paz Estenssoro 1960-1964.

El tercer gobierno de la Revolución Nacional comenzó con un espíritu distinto al


de 1952. Se trataba de una etapa de consolidación e impulso para el desarrollo. El
Presidente había madurado sus ideas y consideraba que realizadas las
transformaciones centrales que el país necesitaba, se imponía una etapa de
institucionalización y de inserción de Bolivia en la economía mundial, creía en la
inversión externa, en su papel indispensable para el crecimiento económico y en
la necesidad de generar ahorro interno.
A pesar de la presencia de Paz y Lechín, en definitiva se siguieron las líneas del
anterior gobierno. La participación obrera continuó reduciéndose hasta
transformarse prácticamente en oposición abierta en 1963, tras el congreso de
trabajadores mineros.

En política monetaria se siguió las líneas del plan de estabilización de 1956. Se


creó en 1962 el peso boliviano que estaba entonces a 12 pesos por dólar. La
estabilidad lograda el 56 fue de tal importancia que el signo monetario no varió
el tipo de cambio hasta 1972, un nivel de estabilidad que duró 16 años. También se
incrementaron las medidas de seguridad social (viviendas, cuota mortuoria, etc.)
en favor de empleados y trabajadores. Se impulsó con CONAVI la vivienda social,
también se crearon las mutuales de ahorro y préstamo, insertando al país en
criterios básicos con miras al impulso del ahorro interno, que no pudo
consolidarse a pesar de estos esfuerzos.

En las minas y en las fábricas se prolongó una fiebre de huelgas iniciadas en el


anterior período. La huelga se convirtió en algo cotidiano, perdiendo su
verdadera fuerza y sentido. El propio Lechín criticó duramente las huelgas
utilizadas hasta por los motivos más banales. En el campo se produjeron
frecuentes enfrentamientos entre campesinos. Los acontecimientos de Cliza y
Ucureña son los más destacados de la violencia en el agro en esos años.

El ejército comenzó nuevamente a ser un factor importante de decisión. Desde su


desmantelamiento en 1952 se produjo un lento pero seguro trabajo de
reorganización, protagonizado sobre todo por el Gral. Alfredo Ovando Candía,
por entonces comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas. A través de la
denominada “célula militar” del MNR se perfilaron claramente como opciones
políticas Ovando y el Gral. de Fuerza Aérea Rene Barrientos Ortuño.

La herida que el MNR le había infligido al ejército tuvo sus consecuencias. El


retiro de decenas de oficiales en 1952 y la subordinación de las FF.AA. a un
partido político con el procedimiento de jurar al MNR vistiendo el uniforme y de
manera colectiva, fue un exceso que el movimientismo pagó años después.
Paradójicamente es de esas FF.AA. que salieron los oficiales que derrocaron al
gobierno.

Plan decenal.

Se creó el ministerio de Planeamiento y Coordinación, cuyo primer ministro fue


el Dr. Roberto Jordán Pando. Los nuevos criterios reflejados en el llamado “Plan
decenal” y la necesidad de un desarrollo armónico del país, determinaron la
creación de esta nueva secretaría de estado. El “Plan decenal” proponía un
desarrollo coherente y planificado a largo plazo como no se había hecho en el
pasado. Participaron en su redacción Roberto Jordán Pando, José Fellmann y
Juan Valdivia.
El plan económico del MNR fue uno de los instrumentos más importantes de
diagnosis y planificación de la economía boliviana sobre presupuestos serios y
sobre todo con una visión a largo plazo que había sido poco frecuente en Bolivia.
El plan de Jordán seguía la ruta del plan Bohan de 1942 y del plan Guevara de
19)5, respondiendo a los desafíos de crecimiento integral y diversificado de
nuestra economía.

La Crisis de COMIBOL y el Plan Triangular.

El mal manejo de la empresa minera del estado, llevó la situación en pocos años
a pérdidas sistemáticas, por la alta burocracia, la baja productividad y los
altísimos costos de producción.

En 1961 se diseñó, el Plan Triangular, uno de los proyectos de ayuda más


ambiciosos, que tenía por objeto la rehabilitación de la COMIBOL; contaba con
la participación de los Estados Unidos, el BID (Banco Interamericano de
Desarrollo) y Alemania Federal. Hasta 1964 se habían financiado 27 millones de
dólares destinados a una diversificación de la producción, proyectos de
exploración de nuevos yacimientos y racionalización administrativa. El plan se
mantuvo vigente hasta la administración Barrientos, con resultados muy poco
alentadores.

La Constitución de 1961.

El Congreso de 1961 se abocó a la redacción y aprobación de un nuevo texto


constitucional para el país, que estuviera acorde con el proceso que se vivía Era
el décimo cuarto texto constitucional de la historia. Su legalidad ha sido
cuestionada por haberse sancionado a nivel congresal y no a través de una
asamblea constituyente.

Esta constitución postula la proyección social del estado. Incluye las minas
nacionalizadas al patrimonio del país, reconoce el voto universal, acepta la
reelección presidencial, define las relaciones de Estado e Iglesia, legaliza las
milicias populares y determina la validez del trabajo como suficiente título para
la propiedad en el campo. Si bien no se puede cuestionar la necesidad de adecuar
la constitución al proceso de 1952, no se debe olvidar que los elementos
esenciales de la nueva filosofía formaban parte de la constitución desde 1938 y es
muy evidente que el deseo de reelección del Presidente fue uno de los móviles
mayores de la sanción del nuevo texto.

La ruptura de relaciones con Chile.

En abril de 1962, siendo canciller José Fellmann Velarde, el país rompió relaciones
diplomáticas con Chile a raíz de la actitud unilateral e inconsulta de esa nación
de desviar las aguas del río Lauca, de curso común, perjudicando los intereses y
pasando sobre los derechos de Bolivia.

La ruptura de relaciones reafirmó además la posición boliviana de reclamo


permanente por la forzada mediterraneidad, a causa de la usurpación chilena de
1879. Una vez más se constataba que Chile fue desde siempre nuestro vecino más
difícil y menos dispuesto a una relación de mutuo respeto. Las relaciones se
mantuvieron interrumpidas hasta que en 1975 el gobierno de Banzer intentó sin
éxito una nueva negociación en busca de recuperar nuestro acceso soberano al
mar.

La ayuda estadounidense.

La existencia misma de la Revolución, una vez asumido el gobierno por el MNR,


tuvo un condicionante definitivo, la necesidad de un reconocimiento
internacional de la primera potencia occidental. La nacionalización de las minas
creó una fuerte susceptibilidad en Washington, sumada a las dificultades que
tuvo el MNR de demostrar en 1943 que no era un partido pronazi.

Ahora la tortilla se había volcado y Estados Unidos sospechaba de les


inclinaciones supuestamente procomunistas del nuevo gobierno. El co - gobierno
obrero, la creación de la COB y la actitud radical de Lechín, contribuyeron a esa
idea. En Washington los abogados de Patiño presionaban para forzar la
indemnización por los bienes nacionalizados y el bloqueo de las exportaciones.
El trabajo del Presidente Paz, su canciller Wálter Guevara y el embajador en
Estados Unidos Víctor Andrade, fueron decisivos para lograr lazos permanentes
entre Estados Unidos y Bolivia, que permitieron la venta de minerales, el arreglo
para indemnizar a los barones del estaño (muy discutido en el país) y finalmente
la llegada de ayuda económica.
Durante todo el desarrollo de los gobiernos de la Revolución (a excepción de 1952
y parte de 1953) la llamada ayuda americana jugó un papel preponderar te y la
realidad de su dependencia creció año tras año a límites insospechados, sujeta a
los a aportes económicos de Estados Unidos.

Sin ser justificable esta situación, puede explicarse a partir del desequilibrio de
relación entre la primera potencia mundial y uno de los países más pobres del
hemisferio, la impensable influencia entonces de la Unión Soviética en un área
bajo directo control estadounidense, la aguda crisis económica que las propias
medidas del primer período desataron y, sobre todo, la terrible tenaza de
depender de un solo producto de exportación para todo el andamiaje de ingresos
monetarios.

La baja de precios del estaño, las ventas que hizo Estados Unidos en la
postguerra, las trabas de exportación de los primeros años y la baja de
producción, obligaron al gobierno a apelar a préstamos y donativos para cubrir
déficits crónicos de presupuesto y deficiencias básicas de productos alimenticios
esenciales. La ayuda, claro está, condicionó las posibilidades de la Revolución,
haciéndola dependiente del modelo americano.

En los primeros años los programas como el Punto IV, la PL-480 de donación de
alimentos, las donaciones que cubrían el déficit fiscal y permitían el pago de
salarios, hicieron al país extremadamente dependiente de la ayuda externa.
Como contraparte Washington obligó a Bolivia a pagar la deuda externa cesante
desde 1931.

En 1957 comenzaron los pagos y la carga que la deuda representó para la


economía boliviana de allí en adelante fue muy significativa. Así Bolivia con una
economía socializada de corte estatista, tuvo que manejarse con los criterios
económicos de EE.UU. y del FMI (Fondo Monetario Internacional), lo que a la
larga repercutió en un inadecuado enfoque de los problemas económicos y de
desarrollo.

El presidente Kennedy implementó también en 1961 la Alianza para el Progreso,


que contempló varios programas en Bolivia El fracaso de la Alianza con el paso
de los años y la muerte de Kennedy, a quien Paz visitó en 1963 recibiendo el
apoyo entusiasta del Presidente estadounidense, determinó, en importa ate
medida, el fin del proyecto político boliviano que había cambiado
sustancialmente en los años sesenta los móviles originales que impulsaron la
Revolución en 1952.
Tercer gobierno Paz Esténssoro 1964. Caída del MNR.

El problema de la sucesión presidencial acabó por desmoronar toda la estructura


del partido de gobierno. Víctor Paz Estenssoro decidió ir a la reelección, un grave
error político. Inmediatamente varios sectores del MNR declararon su oposición.

En 1963 el ala izquierda del partidio (dirigida por Lechín y Chávez) creó el
Partido Revolucionario de Izquierda Nacional (PRIN) Hernán Siles Zuazo se
declaró opositor a ultranza de lo que denominaba como “prorroguismo”, igual
decisión tomó Wálter Guevara. La convención era un hervidero de alas y
facciones. Se proclamó a Paz y al controvertido ex-ministro de gobierno Federico
Fortún.
La fuerte oposición interna obligó a Paz a eliminar a Fortún y designar a Rene
Barrientos, jefe de la “célula militar”, reconociendo así la influencia cada vez
mayor del ejército en la vida política del país. El 31 de mayo se realizaron las
elecciones; era en la práctica una fórmula única. Ganó Paz por mayoría
aplastante, 1.100.000 votos (el 86%), la oposición se abstuvo en su conjunto.

El 6 de agosto de 1964 se inició e tercer y efímero mandato de Paz. El partido se


había quebrado, se habían debilitado los postulados de 1952 y deteriorado las
relaciones con sectores obreros, lo que generó una oposición plena de partidos
conservadores y partidos de izquierda. Elementos que confluyeron hacia una
decisión drástica del ejército: volver al gobierno.

La decisión de derrocar al MNR fue tomada por los mandos militares.


Barrientos, a la sazón vicepresidente del país, y Ovando comandante de las
FF.AA., que hasta el mismo día del golpe juró lealtad al Presidente al que derrocó
sin miramientos. El tercer periodo de Paz fue tan breve que apenas alcanzó a ser
continuidad del segundo. El golpe se desató apenas tres meses después de jurar el
cargo en nerviosa y deslucida ceremonia dada la agresión física que sufrió ese
día Lechín vicepresidente saliente, quien por ese hecho no pudo asistir al acto
que obligó a Paz y Barrientos a prestar juramento simultáneamente de manera
absolutamente inusual.

Dominados por sus enconos personales Siles, Lechín y Guevara participaron


activamente del movimiento subversivo que derriba a Paz y al proceso iniciado
en 1952. Siles hizo conocer un documento público de respaldo a los golpistas el 28
de noviembre de 1964. Esta acción desestabilizadora desde dentro del MNR
cristalizó el 3 y 4 de noviembre.
Hubo enfrentamientos en La Paz y esporádicos en Oruro. La resistencia fue
escasa, al final defendieron el régimen los milicianos que fueron atacados y
reducidos por la aviación (las acciones más duras se produjeron en el cerro
Laikakota). Irónicamente sectores movimientistas aliados a la vieja derecha
desplazada por la Revolución, partidos marxistas como el PCB y el propio POR,
la combativa FSB y universitarios, todos alrededor del ejército, se aliaron para
derrocar a Paz Estenssoro, quien en la mañana del 4 de noviembre emprendió
vuelo a un exilio que duraría más de seis años. Los doce años de los gobiernos de
la Revolución Nacional tuvieron una significación decisiva para todo el
desarrollo de la segunda mitad del siglo XX boliviano.

Las transformaciones que remecieron la estructura misma del país, si bien


marcan el fin de una época y el comienzo de otra, no supieron conducirse con la
coherencia y madurez suficientes como para sentar bases definitivas en un
proceso de liberación económica y progreso social. Los errores atribuibles a un
nivel de corrupción dentro del partido de gobierno, un exceso le ambiciones
personales que supeditaron la importancia y eficiencia del proceso y sobre todo
1a distorsión del sentido revolucionario original a partir de 1964, han dejado el
camino trunco. En el plano individual marcan los cincuenta últimos años del
siglo XX boliviano las figuras de Víctor Paz Estenssoro, Juan Lechín Oquendo,
Hernán Siles Zuazo y Wálter Guevara Arze.

Pero es indudable que la Revolución construyó una Bolivia totalmente nueva,


insertando al país en el mundo moderno. Las transformaciones que encarnan las
tres medidas básicas ya mencionadas, definieron un nuevo estado con el control
de las bases productivas de la nación. Más del 50% de la población integrada a la
vida económica a través de la propiedad de la tierra y a la vida política a través
del voto.

Lo que la Revolución no pudo hacer fue consolidar una burguesía nacional que
cumpliera su rol histórico, así como tampoco lo había logrado la oligarquía en la
primera etapa republicana. El proyecto de vertebración nacional y diversificación
económica consiguió resultados sólo parciales, el más notable de ellos, la
creación de un polo de desarrollo alternativo al área andina, Santa Cruz de la
Sierra, punto de partida para el progreso de una zona del territorio oriental de la
nación.

Tampoco pudo establecerse una infraestructura industrial mínima que colocara


a Bolivia en un nivel competitivo con países de desarrollo relativo equivalente,
como Paraguay, Ecuador o Perú. Esas insuficiencias tuvieron mucho que ver con
el dramático deterioro de la economía boliviana de los años ochenta en los que la
crisis se expresó con mayor agudeza.

CAPITULO

BAJO EL SIGNO DE LAS FUERZAS ARMADAS


(1964-1978)

El Momento Histórico

El Golpe de Estado de 1964 forzó una modificación en la política global en


relación a los sectores populares y el cambio esencial de un gobierno civil a otro
detentado casi exclusivamente por militares, pero la orientación estatista y de
capitalismo de estado no varió sustancialmente, por el contrario, en la década de
los años setenta se incrementó significativamente. De los 18 años que median
entre noviembre de 1954 y octubre de 1982, fecha de la definitiva reapertura
democrática, sólo por un año y tres meses Bolivia tuvo tres presidentes civiles y
sólo cuatro años de gobiernos democráticos. Fue una época protagonizada por el
ejército como fuente y protagonista del poder político.

Como vimos, a pesar de un cambio constitucional tan importante que desplazó


doce años de poder civil de raíz democrática por mas de quince de poder militar
emanado casi siempre del golpe de estado, la influencia de los cambios y las
líneas maestras de la política de la Revolución de 1952 continuaron vigentes. En
algunos casos (gobiernos de Ovando y Torres) se buscó la continuación de ese
modelo político, en los restantes se mencionó siempre las tres medidas
fundamentales del 52 y el concepto del nacionalismo como bandera de los
gobiernos de las FF.AA., aunque en la práctica se tomaron modelos desarrollistas
ligados a los sectores de mayor poder e influencia económica en el país.

El estado nacional había sido reformulado de manera radical en el período


anterior, al punto que la ideología boliviana pasaba, salvo e acepciones muy
aisladas, por el convencimiento de que el camino del estado poderoso y
administrador directo de los sectores productivos era el correcto. En esos años la
CEPAL (Comisión Económica para América Latina dependiente de la ONU)
predicaba la necesidad para el continente de una economía en esa dirección que
lograra progresivamente la sustitución de importaciones a partir de un proceso
de industrialización.
El caso es que Bolivia no había podido lograr la tan ansiada industrialización al
carecer de dos elementos claves, un mercado interno fuerte con capacidad de
consumo y un ahorro interno significativo. La inserción del campesinado a la
vida política no logró convertirlo en consumidor ni mejoró sustancialmente sus
condiciones de vida marcadas por una economía de autoabastecimiento. El
objetivo de la Revolución, de cambiar dramáticamente el estándar de vida de los
bolivianos, no se logró en el agro y el crecimiento urbano tampoco fue lo
suficientemente acelerado como se podía haber deseado.

América Latina vivía la efervescencia de la revolución cubana (Bolivia no fue una


excepción) que abrió una perspectiva insospechada a los movimientos marxistas
del continente. La tesis de la lucha armada que llevó al poder a Castro y la
experiencia de la guerra de Vietnam, despertaron expectativas de un cambio por
las armas, que desataron varios movimientos guerrilleros en el continente. Los
acontecimientos del mayo francés fueron también un incentivo para la explosión
de ideas radicales de cambios de inspiración marxista en todos los tonos posibles
del socialismo, desde el trotskismo, hasta el foquismo, pasando por el stalinismo.

Esta realidad llevó a la experiencia militar de Velasco Alvarado en Perú (1968),


inspirada en el tercerismo de Nasser en Egipto (una vía nacionalista, ni
capitalista ni marxista) y al triunfo del socialismo en Chile por la vía
democrática. El ascenso de Allende en 1970 coincidió con un triángulo de
posiciones de izquierda en Bolivia, Chile y Perú.

Estos cambios deben vincularse también a la variación de la política


estadounidense tras la muerte de Kennedy. En la presidencia de Johnson la
política latinoamericana estuvo signada por la llamada “Doctrina de Seguridad
Nacional”, de profundo carácter anticomunista y de impulso de la represión en el
interior de cada país para evitar experiencias como la cubana. La política para
América Latina se manejó desde entonces mucho más condicionada a las ideas
del pentágono que a las del departamento de estado.

Las Fuerzas Armadas latinoamericanas no sólo fueron fortalecidas, sino


apoyadas para ejercer un control directo en la política y las decisiones
nacionales, que se tradujo en el ejercicio directo del poder. Bolivia y Brasil fueron
los primeros países en pasar de la democracia al autoritarismo militar (1964) en
una tendencia que se haría continental hasta fines de la década de los setenta.
El cambio radical hacia gobiernos autoritarios de derecha, sin escrúpulo alguno
hacia el respeto a los derechos humanos y con una obsesión anticomunista que
lindaba con el fanatismo, dejaron una secuela de confrontación y violencia sin
precedentes en el continente y en el país.

Rene Barrientos Ortuño (1919-1969)

El Gral. Barrientos nació en Tarata (Cochabamba) el 30 de mayo de 1919. Ingresó


al colegio militar en 1938 de donde egresó en 1943 como subteniente.
Inmediatamente después realizó estudios en el colegio militar de aviación
“Boquerón”. En 1945 en los Estados Unidos egresó como piloto. Participó en la
guerra civil de 1949 en favor del MNR, por lo que fue dado de baja. Se reincorporó
con el grado de capitán en 1952. Al crearse la Fuerza Aérea como nueva rama del
ejército (1957), siendo ya general, fue nombrado comandante en Jefe de la FAB.
En 1964 fue elegido vicepresidente de la república. En ese mismo año organizó un
golpe de estado y derrocó a Paz Estenssoro. Fue Presidente de la junta militar
(1964-1965), co-presidente junto a Alfredo Ovando (1965) y en 1966 fue elegido
Presidente constitucional. El 27 de abril de 1969 pereció en un accidente de
helicóptero en Arque (Cochabamba) en ejercicio del mando presidencial cuando
contaba con 50 años.

Primer Gobierno Barrientos 1964-1965.

La composición de fuerzas políticas que apoyaron inicialmente a Barrientos


hacía suponer que se mantendría la línea del anterior gobierno. En los hechos no
fue así. El 5 de noviembre la presión de la masa reunida en la plaza Murillo de La
Paz impidió la proclamación del Gral. Alfredo Ovando como presidente de la
Junta Militar. Se lo acusaba de haber acompañado y permitido la salida de Paz
Estenssoro del país (probablemente el repudio fue armado por los colaboradores
más directos de Barrientos). Por esa razón, el mismo joven capitán que fuera
copiloto del avión que trasladó en su regreso triunfal a Paz Estenssoro el 15 de
abril de 1952, asumía la presidencia tras derrocarlo.

Al poco tiempo se produjo la ruptura con Siles Zuazo y luego con Juan Lechín,
determinando el exilio de ambos. FSB, el PSD, el PIR y el PRA asumieron la
representación civil de las fuerzas de apoyo a Barrientos, aunque el primer
gabinete fue casi exclusivamente militar.
De él salieron varios mandatarios y figuras importantes de la política
inmediatamente posterior. Juan José Torres (Hacienda), Hugo Banzer
(Educación), Rogelio Miranda (Agricultura), Joaquín Zenteno (Relaciones
Exteriores), Rene Bernal (Asuntos Campesinos), Juan Lechín Suárez
(COMIBOL).

En mayo de 1965, a raíz del destierro de Lechín y un pliego de peticiones de la


COB rechazado por el poder ejecutivo, se decretó una huelga general. Se produjo
entonces la intervención a las minas con enfrentamientos armados. Hubo
choques en La Paz. La huelga fue quebrada por algunos sectores lo que obligó a
la COB a un acuerdo que no evitó el exilio de varios dirigentes.

La Co -Presidencia Barrientos - Ovando 1965.

Aunque la cúpula de la junta militar la constituían Barrientos y Ovando, por el


problema del 5 de noviembre, el mando lo ejercía sólo el Gral. de aviación. Ante
muestras de descontento en sectores militares que apoyaban a Ovando y para
evitar la susceptibilidad de éste, Barrientos creó el 26 de mayo de 1965 una nueva
figura en el ejecutivo sin precedentes en el mundo, la co-presidencia. Así, durante
siete meses, el país tuvo simultáneamente dos presidentes.

Tras los acontecimientos de mayo se produjo una de las medidas más drásticas
referidas a los sectores laborales, particularmente las minas. Como medidas de
reordenamiento de COMIBOL se dispuso la rebaja general de salarios,
descongelamiento de artículos de pulpería, congelamiento de sueldos por un
año, prohibición de huelgas y desconocimiento de las direcciones sindicales.

Esta actitud ante los obreros fue una constante del gobierno de Barrientos, que,
como producto de la doctrina de seguridad nacional, tenía una actitud
frontalmente anticomunista. El Co-presidente asumía que los trabajadores en su
conjunto estaban manejados por comunistas a los que había que combatir y
doblegar sin miramientos.

En la segunda mitad de ese año el gobierno convocó a elecciones para julio de


1966. Barrientos renunció a la co-presidencia habilitándose como candidato.

Segundo Gobierno Ovando 1966.

Una medida se destaca durante esta administración interina. La suscripción de


un contrato con la firma alemana Klockner para la instalación de una fundición
de estaño en Vinto (Oruro). La medida complementaba, aunque con retraso, la
significación de la nacionalización de las minas y apuntaba al logro de una real
independencia económica. Bolivia dejó así de depender de fundiciones
extranjeras (controladas en el caso del estaño por la empresa Patiño) y
aumentaba el ingreso de divisas al subir sustancialmente los precios del estaño
fundido, que hasta 1970 se vendía exclusivamente en forma de concentrados.

Lamentablemente la mala administración, la ineficiencia y la burocratización


hicieron que las fundiciones bolivianas comenzaran a dar pérdidas desde finales
de los años setenta. Esta situación se controló y se produjo una recuperación que
permitió tener a la Empresa Nacional de Fundiciones (ENAF) en una economía
equilibrada.

También debe mencionarse la creación de la Fuerza Naval Boliviana (hoy


Armada Boliviana), completando las tres armas que conforman hoy las Fuerzas
Armadas.

CAPITULO
LAS ELECCIONES DE 1966

El 3 de julio se realizaron las elecciones generales. Se presentaron seis


candidaturas, ninguna con posibilidades frente a la candidatura oficial. Se
proscribió a Víctor Paz y Hernán Siles que no pudieron presentarse. A pesar de
su popularidad, Barrientos no quería arriesgarse y como sabía que el peso de la
reforma agraria seguía marcando una preferencia indiscutible de los campesinos
por los líderes movimientistas, prefirió cortar por lo sano. La fórmula Rene
Barrientos-Luis Adolfo Siles Salinas ganó las elecciones (677.805 votos, 61,6%),
en segundo lugar estuvo FSB con Bernardino Bilbao-Gonzalo Romero (138.001
votos, 12,5%) y en tercer lugar un sector disidente del MNR con Víctor Andrade-
Rafael Otazo (88.392 votos, 8%).

Tercer Gobierno Barrientos 1966-1969.

Barrientos había organizado el Frente de la Revolución Boliviana (FRB), un


conglomerado de fuerzas de centro y de derecha que respaldaban su proyecto
iniciado el 4 de noviembre, denominado “Revolución Restauradora” y también
“Segunda República”.

Colaboraron a su gobierno como ministros de estado, entre otras personalidades


políticas, Wálter Guevara Arze (PRA), Ricardo Anaya (PIR), Mario Rolon y
Fernando Diez de Medina quien había sido ministro de Hernán Siles y fue luego
asesor de Gral. García Meza. Diez de Medina ha sido apasionado biógrafo de
Barrientos.

En esta gestión se llevó a cabo el proyecto hidroeléctrico de Santa Isabel


(Cochabamba), contrató un préstamo para la ampliación de la red de agua
potable e n La Paz y Sucre. Se construyó el nuevo aeropuerto de El Alto, se
terminaron los caminos 1 y 4 le penetración al Chapare en el departamento de
Cochabamba, que serían las cabeceras de la nueva carretera asfaltada
Cochabamba-Santa Cruz. También renovó contrato con la Gulf para la provisión
de petróleo. Se realizó en 1967 la concesión de la mina Matilde a la U.S.S. Philips
& Co. para su explotación mediante decreto del 14 de febrero.

En el contexto de un sistema de democracia restringida, se dictó la ley de


seguridad del Estado, que limitó severamente las libertades y derechos
ciudadanos y que continuó la tradición represiva e intolerante de muchos
gobiernos bolivianos.

El Pacto Militar Campesino.

Durante su administración Barrientos puso en marcha el “pacto militar-


campesino”, instrumento político de control del agro y respaldo a los gobiernos
de las Fuerzas Armadas. Barrientos fue un hombre de increíble carisma personal.
Dominaba perfectamente el quechua de su natal Cochabamba y muy pronto
sintonizó con los campesinos. Su simpatía genuina por este sector del país,
probablemente originada en sus años de infancia y juventud en Tarata, lo
llevaron a apoyar su gobierno en los campesinos que transfirieron sus simpatías
por el MNR y sus logros agrarios al Gral. Este apoyo fue decisivo para consolidar
un poder que enfrentó a los sectores populares urbanos y mineros y se estrelló
sin contemplaciones contra las organizaciones políticas de izquierda. En la
dimensión del mundo rural Barrientos fue un neto heredero del MNR y, con más
encanto personal que su predecesor, logró seducir a la mayor a de los quechuas y
aimaras. Es verdad que el prebendalismo, la manipulación de las dirigencias
campesinas, sumadas a la presencia permanente del Presidente en las
poblaciones más alejadas, contribuyeron a este “idilio” cuyo eje fue la curiosa
alianza entre militares y campesinos que tuvo un valor inestimable de
sustentación de este régimen militar y los que le sucedieron hasta 1982.

La Constitución de 1967.
El primer acto de la nueva legislatura fue constituirse en asamblea
constituyente, que en el período 1966-1967 sancionó la constitución política del
estado que mantuvo su vigencia hasta las reformas aprobadas en 1994, es decir
por más de veintisiete años. Se trata de la décimo quinta Carta Magna que, con
las reformas mencionadas, mantiene su vigencia. En la parte de las conquistas
de 1952 ratificó la constitución de 1961, pero eliminó la doble nacionalidad
española y latinoamericana, las milicias populares y la reelección inmediata del
Presidente. Se consideró el recurso de amparo y se estableció la irretroactividad
de las leyes.

La constitución del 67 en el espíritu de la carta de 1938, fue un texto que sufrió la


paradoja de estar vigente por un largo período de gobiernos de facto que la
pasaron por alto o la cumplieron muy parcialmente, a la vez que fue el texto en el
que se apoyó la democracia recuperada en 1982. Se puede decir que a partir de
ese momento ha sido la constitución que se ha seguido con más rigor y que ha
servido para el descubrimiento de una verdadera práctica democrática que,
aunque imperfecta, fue mucho más amplia y universal que la practicada en el
período 1880-1930.

Ernesto Che Guevara (1928-1967).

El Che es la figura no boliviana que más ha influido en nuestra historia interna


en el siglo XX. Su incursión en Bolivia, a pesar de no haber tenido una real si
unificación militar y a pesar de su fracaso, reflejó uno de los momentos más
notables de la utopía continental y la esperanza en un cambio radical de la
sociedad nacional. Más allá de sus ideas, el Che simbolizó un tipo de hombre
idealista y coherente con su prédica que caló muy hondo en la juventud del país.

Guevara nació en la Argentina (Rosario) el 14 de julio de 1928. Se graduó como


médico, profesión que no ejerció. A los 24 años, en 1953 emprendió un viaje por
América, llegó a Bolivia en plena Revolución y se quedó un par de semanas en el
país. Conoció a Fidel Castro en México y lo acompañó en Sierra Maestra (Cuba)
en la lucha revolucionaria que culminó triunfante en la toma de la ciudad de
Santa Clara y la llegada a La Habanal959. Fue presidente del banco Central y
ministro de Industria de Cuba. Renunció al cargo y en 1965 combatió en el Congo
Belga.

Después de haber desaparecido de la escena pública, reapareció en Bolivia,


comandando un movimiento de guerrillas. Ingresó al país en noviembre de 1966
y combatió al ejército boliviano entre marzo de 1967 y octubre de ese año en la
selva de Ñancahuazú. Derrotado en el combate de la quebrada del Churo (Yuro)
fue hecho prisionero el 8 de octubre y asesinado el de octubre de 1967, cuando
contaba con 39 años.

La Guerrilla del Ché.

Entre el 4 de noviembre de 1966, llegada de Ernesto Guevara a La Paz con otra


identidad (Adolfo Mena González), y el 9 de octubre de 1967 a su muerte, se
desarrolla un movimiento guerrillero de corte castrista que estalló en los
primeros enfrentamientos con el ejército boliviano en marzo de 1967.

La idea básica del Che, más que la toma del poder, era la creación de un foco de
irradiación continental, una especie de nuevo Vietnam contra el imperialismo.
Siguió el modelo foquista (guerrilla rural) de la experiencia cubana. No contó
con el apoyo del partido comunista boliviano que le retiró la ayuda, ni logró
reclutar campesinos bolivianos en su campaña. La izquierda del país, con pocas
excepciones, criticó la guerrilla. El comandante argentino-cubano olvidó un gran
detalle, que Bolivia había vivido una Revolución radical en 1952 cuyos principales
beneficiarios fueron los campesinos. El otro elemento fue su desconocimiento del
quechua, idioma que hablaba una parte significativa de los campesinos con los
que se cruzó a lo largo de su campaña.

El ejército boliviano conoció los aprestos guerrilleros el 6 de marzo de 1967


cuando el civil Epifanio Vargas denunció la existencia de 1 grupo guerrillero.
Alfredo Ovando era el comandante de las FF.AA. y el Gral. David Lafuente Soto
comandante del ejército. Dos divisiones fueron encomendadas para combatir a
los guerrilleros, la IV al sur del río Grande al mando del Cnel. Antonio Reque
Terán y la VIII al norte del río Grande al mando del Cnel. Joaquín Zenteno Anaya.
El total del contingente guerrillero fue de 52 efectivos, 8 de ellos fueron
categorizados por el propio Guevara como no combatientes. La mayoría eran
bolivianos (29) y cubanos (16), los siete restantes eran de otras nacionalidades.

El escenario de los combates fueron las provincias Cordillera, Vallegrande y


Florida del departamento de Santa Cruz, en el valle marcado por el río Grande en
una serranía subandina de clima templado, con temperaturas moderadas a altas
en el día y frescas y aún bajas en la noche. Dependiendo la zona la vegetación era
abundante y de altura mediana. La caza era dificultosa y las presas pequeñas.
Las poblaciones mas importantes eran Vallegrande, Samaipata y Camiri (mucho
más al sur). El 23 de marzo se produjo el primer choque en el valle de
Ñancahuazú, el resultado fue negativo para las fuerzas del ejército que fueron
emboscadas y perdieron siete efectivos.

El 10 de abril la guerrilla volvió a vencer en Iripití, diez muertos (dos oficiales) y


treinta prisioneros fueron el saldo del combate. El 20 de abril el ejército detuvo al
francés Regis Debray y al argentino Ciro Roberto Bustos, lo que le permitió
certificar que el Che comandaba la guerrilla. Ambos fueron juzgados por un
tribunal militar y condenados a 30 años de cárcel. En ese mismo mes la guerrilla
se dividió en dos grupos que tomaron rumbos diferentes) nunca más pudieron
volver a unirse. El Che comandó una columna y Joaquín (Juan Acuña Nuñez) la
otra.

Pero poco a poco el ejército se afianzó, recibió entrenamiento antiguerrillero de


expertos norteamericanos, además de nuevas armas y lanzó una ofensiva
devastadora. Entre mayo y julio las acciones se espaciaron hasta que el 30 de
julio se produjo la primera acción victoriosa del ejército en un campamento de
los guerrilleros. El 31 de agosto el capitán Mario Vargas Salinas y su columna
emboscaron a un grupo guerrillero en vado del Yeso en el río Grande, el golpe
mayor asestado a la guerrilla, allí murió Tania (Támara Bunke). De allí en
adelante la ofensiva militar boliviana fue imparable. A fines de septiembre el
ejército cercó y capturó a varios combatientes.

El domingo 8 de octubre, el Che libró su último combate en la quebrada del


Churo (Yuro), a su lado murieron otros compañeros, él y Willy (Simón Cuba)
fueron capturados por el Cap. Gary Prado que tomó prisionero al Che y lo
trasladó a la Higuera (cerca de Vallegrande y Camiri). Tras una decisión del alto
mando militar, Guevara fue muerto el 9 de octubre por Mario Terán, un
suboficial en la escuelita donde se hallaba preso. Un pequeño grupo de cinco
guerrilleros bajo la jefatura de Inti Peredo logró romper el cerco militar y llegar a
Cochabamba. En enero de 1968 salieron del país clandestinamente.

Casi seis meses después de la muerte del Che, Antonio Arguedas, ministro de
Gobierno de Barrientos, tomó contacto con Víctor Zannier Valenzuela y le pidió
que mediante el partido comunista hiciera llegar una fotocopia del diario de
Guevara a Fidel Castro. Zannier la entregó a militantes socialistas chilenos que
a su vez se la entregaron en mano propia a Castro, lo que le permitió a éste
publicar el diario antes que el gobierno boliviano y la editorial estadounidense
con la que había negociado. Arguedas fue descubierto en julio de 1968, pero logró
huir a Chile.
Tras un extraño y largo periplo intercontinental volvió a Bolivia, se entregó; sus
explicaciones sobre los móviles de esa acción nunca fueron claras. Dijo ser
militante comunista y fue también vinculado como doble agente (con contactos
en la CÍA).

En 1969, va libre, tras sufrir un atentado que lo hirió, Arguedas que tenía en su
poder las manos formolizadas, del guerrillero y su mascarilla mortuoria se los
entregó también a Zannier, quien dando el habitúal rodeo de esos años por
países socialistas, llegó a La Habana y le entregó en persona las manos y la
máscara a Fidel Castro. Tras estos episodios, Arguedas tuvo una vida azarosa y
murió en sugesth as circunstancias cuando una bomba que llevaba le estalló en
las manos en febrero del 2000 en una plaza de La Paz.

En 1984 la casa subastadora inglesa “Sotheby” puso a remate los originales del
diario del Che, hecho que reveló que los originales del diario habían sido robados
de los archivos de las FF.AA. bolivianas que lo conservaban desde 1967. El
escándalo del robo no se esclareció, aunque miembros del gobierno de García
Meza y el propio ex-presidente fueron involucrados directamente en la
sustracción. Bolivia recuperó los originales que hoy forman parte del patrimonio
histórico de la nación.

En 1995 el gobierno de Sánchez de Lozada autorizó la búsqueda de los restos del


guerrillero, tras la afirmación de Mario Vargas Salinas de que su cadáver no
había sido incinerado. Tras un año y medio de trabajo técnicos cubanos,
argentinos y bolivianos encontraron en junio de 1997 al Che junto a otros
guerrilleros en la pista de aterrizaje de Villegrande. Sus huesos fueron
repatriados a Cuba donde hoy reposan.

La guerrilla del Che Guevara tuvo profunda influencia en toda una generación y
reflejó la radicalización política de varios sectores del continente impactados por
la revolución cubana, además de desencantos por la política norteamericana
contra Vietnam. En Bolivia se intentó repetir la guerrilla en 1970, y en alguna
medida el foquismo influyó en las universidades y en la gestación de un partido
de importante papel a partir de 1971, el MIR.

Como producto de la guerrilla de 1967 nació el Ejército de Liberación Nacional


(ELN) que tuvo vigencia durante toda la dictadura militar hasta 1978. Como
modelo la guerrilla fracasó totalmente en los años sesenta y aisló a Cuba
internacionalmente. Desde 1978 resurgió con variantes y diferentes resultados en
Nicaragua, El Salvador y otras naciones de América.
En los años ochenta los movimientos guerrilleros entraron en una espiral de
sangre en el Perú (Sendero Luminoso) que fracasó después de 12 años de
violencia sin límites. Tanto en Perú como en Colombia las guerrillas se
emparentaron con el narcotráfico.

La Masacre de San Juan

Los trabajadores mineros decidieron reunirse en Siglo XX a fines de junio de 1967


en un ampliado para discutir el problema salarial y debatir su postura, en
particular en relación a la guerrilla. Cuando habían llegado ya varios delegados,
la noche del 23 al 24 de junio, tras el tradicional festejo de San Juan en medio de
música y fogatas, fuerzas del ejército atacaron el campamento minero con
intenso fuego. El gobierno para justificar el hecho informó que se trataba de
erradicar un grave foco subversivo. Se reconoció oficialmente la muerte de 27
mineros. La prensa registró un número muy superior de muertos y heridos. Estos
trágicos sucesos se denominaron luego como la Masacre de San Juan.

La repercusión de la masacre y la oposición a la concesión del gas natural a la


Gulf, originó una interpelación de varios parlamentarios al gobierno. Se
destacaron entonces Marcelo Quiroga Santa Cruz y José Ortíz Mercado,
diputados independientes. Quiroga Santa Cruz, político intelectual y novelista,
demostró en esta legislatura y particularmente en la de 1979 ser uno de los más
brillantes parlamentarios de los últimos cincuenta años. La interpelación
terminó con el confinamiento a inhóspitos sectores del Oriente de varios
diputados y dirigentes sindicales, entre ellos el propio Quiroga, pasando por alto
la inmunidad parlamentaria.

Muerte de Barrientos

Barrientos se caracterizó por su permanente interés en visitar todo el país. Su


afición a los viajes por aire en naves que piloteaba personalmente, terminó en
una tarde dramática en Arque, pequeño pueblo de Cochabamba. El helicóptero
que lo conducía chocó en su ascenso con cables de alta tensión, cayó y se
incendió. La muerte de Barrientos impactó mucho al país. Su entierro fue
multitudinario. Hasta hoy se especula sobre si el deceso del presidente fue
producto de un accidente o de un atentado criminal. La desaparición del general
dejó un vacío político muy grande. Su gobierno, si bien era formalmente
constitucional, estaba teñido con una fuerte dosis de autoritarismo y se
manejaba de manera vertical y personalista.
Se especuló mucho sobre una eventual decisión del Presidente de declararse
dictador el 1º de mayo de 1969. La muerte del primer mandatario se había
producido el 27 de abril, tres días antes de esa fecha. Quedaba claro que el
hombre fuerte del país, tras esta trágica desaparición, era el general Alfredo
Ovando que había compartido en medio de fuertes tensiones el poder político y
militar con Barrientos desde el golpe de noviembre de 1964.

Luis Adolfo Siles Salinas (1925).

Siles Salinas nació en la Paz el 21 de junio de 1925, hijo del Presidente Hernando
Siles Reyes y hermano por padre de Hernán Siles Zuazo. Estudió el bachillerato
en Chile. Estudió filosofía en Lima, luego en la UMSA y se graduó como abogado
en 1949 en la Universidad de San Francisco Xavier de Sucre. Realizó el doctorado
en Madrid. Desarrolló una importante labor como catedrático universitario en
Bolivia, Ecuador y Estados Unidos. Fue líder del Partido Social Demócrata, se
postuló a la vicepresidencia en 1966, ejerció ese importante cargo entre 1966 y
1969. Tuvo un papel preponderante como presidente de la asamblea
constituyente que promulgó la constitución de 1967. En 1969 sucedió
constitucionalmente a Barrientos, tras la trágica muerte de éste. Ese mismo año
fue derrocado por el Gral. Ovando.

Durante el gobierno del Gral. Banzer desarrolló una importante labor como
presidente de la comisión de Justicia y Paz en defensa de los derechos y libertades
en el país. En 1979 apoyó la candidatura de la UDP y en 1980 fue candidato
presidencial de una coalición de partidos de centro y algunos grupos de
izquierda. Apoyó el movimiento organizado en 1981 contra la dictadura de García
Meza.

Gobierno Siles Salinas 1969.

La sucesión constitucional a la muerte del Presidente, se produjo respetando los


preceptos legales, aunque no sin fuertes tensiones particularmente en el seno de
las FF. AA. a la sombra de Ovando y sus aspiraciones. El nuevo gobierno nació
carente de respaldo político sólido y con renuencia militar. Esa debilidad de base
limitó en gran medida las acciones del Presidente y precipitó en definitiva el
quiebre del desarrollo constitucional del país.

Una de las preocupaciones mayores del nuevo mandatario fue la legalidad y la


absoluta sujeción a la constitución. Todos los métodos violentos y represivos
fueron eliminados (se disolvió el FURMOD, encargado de seguridad del estado),
se acabó con destierros, presos y persecuciones políticas, gobernando en el
marco de una democracia plena.

Entre las obras destacadas de su gobierno se pueden mencionar la financiación


para la fundición de bismuto de Telamayu, los cinco proyectos camineros en
Pandó, Beni, La Paz y Santa Cruz, la creación de la Caja Social del Chofer, y la
autorización a las universidades para programas empresariales que permitan su
autofinanciación. Se creó la Corporación de Desarrollo Rural y en términos
generales se mantuvo un equilibrio razonable de la deuda pública.

Uno de los hitos más importantes para la comunicación de masas en Bolivia fue
la instalación de la Televisión Boliviana, inaugurada el 30 de agosto de 1969, en
un polémico contrato con la empresa española INELEC. Si bien toda la gestión
fue hecha durante el gobierno de Barrientos, le tocó a Siles su inauguración. La
llegada de la televisión integró a Bolivia a un medio que desde la década de los
años cincuenta había capturado la atención de millones de seres humanos en el
mundo. Bolivia fue uno de los últimos países latinoamericanos en contar con TV.
La existencia de un solo canal propiedad del estado por muchos años, convirtió a
la televisión en un poderoso instrumento de manipulación política en manos del
gobierno. Esta realidad sólo se quebró en 1984 con el nacimiento de los canales
privados.

La proximidad del fin del mandato constitucional (1970) despertó el ambiente


político. Las mejores perspectivas se daban para el Gral. Armando Escobar Uría
(alcalde de La Paz) y el Gral. Ovando (comandante en jefe de las FF.AA.) que
recibió el respaldo campesino a través del mecanismo del pacto militar
campesino.

CAPITULO

Procesos de Integración y la Comunidad Andina de Naciones

El esfuerzo de integración iniciado en Europa en la segunda mitad de los años


cincuenta del siglo XX que devino en la Unión Europea el más ambicioso proceso
de unificación en el mundo, sirvió como un modelo y un ejemplo para las
naciones de América Latina.

En 1960 se firmó el tratado de Montevideo que dio origen a la Asociación


Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), sustituida en 1980 por la
Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), con la idea correcta de que
en el mundo moderno es impensable un desarrollo económico autónomo y
aislado de naciones emergente s como las de este continente. Tanto la ALALC
como la ALADI fueron organizaciones ambiciosas que han logrado algunos
avances en busca de un proyecto multilateral de desarrollo económico
concertado, pero aún limitados para nuestros países.

La iniciativa de procesos integracionistas subregionales tuvo mejores resultados


y se comenzó a aplicar en 1960 en América Centra1 con el Mercado Común
Centromaericano (MCC), en 1969 en la región andina con el Pacto Andino, en
1973 con el Mercado Común de Caribe (CARICOM), en 1991 con el Mercado
Común del Sur (MERCOSUR), y en 1992 con el Tratado de Integración
Económica de América del Norte (North American Free Trade Agreement
NAFTA).

El 26 de mayo de 1969 se firmó en Cartagena (Colombia) un acuerdo de


integración entre Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Firmó ese documento
por nuestro país el presidente Siles Salinas. En 1973, Venezuela entro en el Pacto
Andino y en 1976 Chile se retiró por estar en desacuerdo con la decisión 24
referida una política explícitamente proteccionista en materia económica, en la
lógica de un proceso progresivo de sustitución de importaciones.

Las proyecciones del Pacto Andino fueron muy ambiciosas en el campo de la


integración sub-regional. La idea era impulsar el crecimiento industrial,
desarrollo económico competitivo y eliminación, en plazos graduales, de
aranceles aduaneros y limitaciones fronterizas, siguiendo el modelo de la
Comunidad Económica Europea.

El pacto tuvo el mérito de haber sido la organización integracionista pionera en


América del Sur y la que abrió una conciencia integracionista continental. Su
política proteccionista de los setenta fue modificada hacia posiciones más
liberales en los años subsiguientes.

El acuerdo firmado en Cartagena tuvo seis modificaciones, la más importante la


firmada en Trujillo (Perú), en 1996. A partir de entonces el nombre oficial del
grupo es Comunidad Andina de Naciones (CAN) que tiene los siguiente s
instrumentos de funcionamiento su instancia máxima es el Consejo Presidencial
Andino, el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores, el Tribunal de
Justicia y el Parlamento Andino que está representado por parlamentarios de
cada país, pero que deberá tener parlamentarle s elegidos por voto directo de
cada nación y para esa función específica, distinta de los parlamentos
nacionales.

Entre otras instituciones se cuentan la Universidad Andina Simón Bolívar cuya


sede está en Sucre y la Corporación Andina de Fomento (CAF), sin duda el
organismo más exitoso de la CAN. La CAF tiene como accionistas además de los
cinco países miembros a Chile, Brasil, México, Paraguay, Panamá, Trinidad y
Tobago y bancos comerciales. Entre 1995 y 1999 realizó operaciones de crédito
para proyectos de desarrollo y otros a los países miembros y otros accionistas
por valor de 12.300 millones de dólares.

Los logros mayores de la CAN están referidos a una zona de libre comercio entre
los cinco países, un arancel externo común que tiene que ver con una política
aduanera concertada en relación a países de fuera de la comunidad. Los pasos
siguientes son el establecimiento de un mercado común a través de la
liberalización de los servicios y personas (tránsito sin necesidad de pasaporte,
derecho al trabajo, etc). La CAN tenía en el año 2000 una superficie de 4,7
millones de kilómetros cuadrados y una población de 104,8 millones de
habitantes.

Los resultados del Acuerdo fueron menores que los proyectados, pero han
confirmado la importancia de un desarrollo integrado de proyecciones
regionales. Para Bolivia, por su desarrollo relativo considerablemente menor
frente a los otros miembros (a excepción de Ecuador), se produjo un
desequilibrio desventajoso con las posibilidades de mercado y en la capacidad de
afrontar proyectos industriales de magnitud. Se hizo necesario modificar aún
más las políticas preferenciales hacia el país para permitir resultados
interesantes.

Por su situación geográfica, ciertamente estratégica en el continente, Bolivia


forma parte además, de los países de la Cuenca del P ata, de los países de la
Cuenca Amazónica, y en el contexto latinoamericano, de ALADI. En general los
resultados de estas organizaciones fueron mucho menores que los de la CAN. En
los años noventa nació, en cambio, el MERCOSUR, el otro escenario
fundamental de la integración sudamericana al que Bolivia optó en 1996, siendo
aceptada como observador con algunos acuerdos de ventaja comercial.

CAPITULO

ALFREDO OVANDO CANDÍA (1918-1982)


El Gral. Ovando nació en Cobija (Pando) el 5 de abril de 1918. Estudió en el
colegio Ayacucho de La Paz, luego ingresó al colegio militar. Combatió en el
Chaco entre 1934 y 193 5. Fue profesor de la escuela de estado mayor. Tras la
Revolución de 1952 se constituyó en el pilar fundamental de la reorganización del
ejército. Ocupó el cargo de comandante en jefe de las FF.AA. Junto a Rene
Barrientos organizó el golpe de estado que derrocó a Víctor Paz E. en 1964. Fue
co-presidente de la república en 1965 y Presidente interino en 1966. En 1969
derrocó a Luis Adolfo Siles y asumió la presidencia hasta octubre de 1970. Fue
embajador de Bolivia en España (1970 -1971). Vivió en el exilio hasta 1978. A su
retorno apoyó la candidatura de Hernán Siles de la UDP. Murió en La Paz el 24
de enero de 1982 a los 63 años.

Tercer Gobierno Ovando 1969-1970

A pesar de sus posibilidades en los comicios que debían realizarse en 1970,


Ovando decidió el derrocamiento de Siles Salinas. El 26 de septiembre de 1969 se
produjo la proclama que a través de un “mandato revolucionario de las FF.AA”
cambiaba el mando de la nación. El golpe determinó un radical cambio de rumbo
en los destinos del país. Era un intento de retomar la línea originada en 1952 en el
contexto de una política nacionalista de defensa de los recursos naturales y
desarrollo de los medios de producción que permitiera consolidar una mayor
independencia económica.

En su documento central hablaba de asegurar la soberanía, diversificar la


industria minera, planificar la economía, reorganizar el comercio exterior,
proteger la industria nacional, elevar sueldos, fomentar las cooperativas rurales
y sostener relaciones con todos los países del mundo.

Acompañaron a Ovando en su gabinete destacados intelectuales jóvenes como


José Ortíz Mercado (Planeamiento), Edgar Camacho (RR.EE.), Óscar Bonfaz
(Minería), Mariano Baptista Gumucio (Educación), Marcelo Quiroga Santa Cruz
(Energía e Hidrocarburos), José Luis Roca (Agricultura), Alberto Bayley
(Cultura, Informaciones y Turismo), Antonio Sánchez de Lozada (Hacienda) y
Rolando Aguilera (Urbanismo). Este equipo alternó con jefes militares que
representaban posiciones menos progresistas o francamente de derecha, lo que
hizo muy difícil la convivencia y permanentes las tensiones en el seno del
gabinete.
La derogación inmediata del código del petróleo fue el primer punto de
acercamiento con la COB que elogió la medida. El gabinete unía a militares,
miembro del MNR, de la Democracia Cristiana e independientes. En este período
se aceleró la construcción de obras civiles en Vinto y la adquisición y traslado de
sus equipos. Complementariamente se determinó la obligación para los
productores de enviar mineral a Vinto.

El proceso de apertura mediante relaciones diplomáticas con e bloque socialista


que se había comenzado y negociado intensamente en los gobiernos de
Barrientos y Siles Salinas, se concretó en la iniciación de relaciones con la URSS
y otros países socialistas. Ovando firmó el primer contrato comercial importante
de venta de minerales a los soviéticos. En el plano internacional se firmó el
Convenio de Educación Andrés Bello (1970).

El ministerio de Planificación a cargo de José Ortíz Mercado presentó un


“Proyecto de Estrategia Nacional de Desarrollo Económico y Social de Bolivia”, el
proyecto más serio y coherente de largo plazo elaborado en Bolivia después del
plan decenal del MNR.

En el campo de la educación se inició una intensa campaña de alfabetización. El


ministro Baptista invitó a destacados especialistas internacionales (Ilich, Freiré)
para discutir el modelo. Se creó el Banco del Libro además de planear puntos
básicos para la política educativa nacional. El LAB (Lloyd Aéreo Boliviano),
entró en la era del jet en abril de 1970 con la adquisición de un Boeing 727-100 (el
CP-861), que sustituyó a los cuatrimotores DC-6B y al Electra, tras el trágico
accidente de Viloco (septiembre de 1969).

La Nacionalización de la Gulf

Bajo la inspiración del ministro Marcelo Quiroga, el gobierno determinó el 17 de


octubre de 1969 la nacionalización de los bienes c e la Gulf. Como ya vimos, la
Gulf trabajaba en Bolivia desde 1956. El 11% de regalías departamentales y el 30%
sobre utilidad era un porcentaje insuficiente, además de mantener el control
sobre el gas en manos extranjeras. En el lapso de 12 años los beneficios para el
estado, particularmente en la explotación del gas, justificaron esa medida que en
un primer momento fue criticada por sectores conservadores.
El país, a través de la administración de YPFB, obtuvo por 1a venta de
hidrocarburos de ese sector nacionalizado más de 1.000 millones de dólares en la
última década. La producción de petróleo en el período 1964-1969 experimentó
una subida espectacular. Pasó de 8.000 barriles día a casi 40.000, fue el segundo
nivel más alto de producción de la historia. La producción de gas trepó de 25
millones de pies cúbicos día en 1965 hasta más de 75 millones en 1969. Era el
antecedente de una etapa de bonanza que tuvo su pico mayor en los años
setenta.

La Guerrilla de Teoponte, La Revolución Universitaria y la


Violencia

En julio de 1970 estalló en la zona de Teoponte (norte de La Paz) un movimiento


de guerrilla de precaria organización en el espíritu de la guerrilla del Che, nacida
de sectores universitarios y de grupos radicalizados de la Democracia Cristiana;
apareció también la sigla del ELN, organización político-militar que nació en la
guerrilla le 1967. Fueron 75 jóvenes que partieron de La Paz hacia los Yungas
(norte de La Paz-Alto Beni) camuflados como si fueran grupos de alfabetizado-
res. Era un número superior al de los guerrilleros que habían acompañado al
Che. El 19 de julio de 1970 irrumpieron en la empresa minera South American
Placer y secuestraron a los técnicos extranjeros Gunter Lerch y Eugenio
Schulhauser. Negociaron la libertad de varios guerrilleros presos entre ellos
Loyola Guzmán. El 22 de julio liberaron a los técnicos alemanes.

La experiencia terminó trágicamente con la muerte de muchos guerrilleros por


hambre y el resto aniquilado por el ejército. Allí se perdieron jóvenes brillantes
como Néstor Paz (autor de un dramático y hermoso diario de guerrilla firmado
bajo el seudónimo de Francisco, que muestra la indefensión y total inexperiencia
de los bisoños combatientes), el folklorista Benjo Cruz, los hermanos Quiroga
Bonadona y otros. En octubre y noviembre de 1970 el movimiento había sido
totalmente exterminado. El ELN hizo conocer una lista de 66 guerrilleros
muertos y el ejército dio su propia lista con 53 muertos. Osvaldo “Chato” Peredo
jefe de la guerrilla fue hecho prisionero por el ejército que prácticamente no
sufrió bajas en este episodio.

Unos meses antes, en Abril de 1970 se desencadenó un proceso dentro de la


principal universidad del país, la universidad Mayor de San Andrés de La Paz. Se
denominó revolución universitaria y fue protagonizada por jóvenes radicales
inspirados en el mayo francés de 1968, pero con el ingrediente radical de
posiciones marxistas extremas. Los estudiantes exigieron el poder y se lo
tomaron, se produjo una purga masiva de catedráticos y una situación de crisis
total. La respuesta fue un asalto con grupos falangistas y delincuentes juveniles
(los “marqueses”) que tomaron el edificio central. El problema se resolvió con la
devolución del edificio y el comienzo de un proceso de radicalización que incluyó
el co-gobierno paritario y el veto político.

Simultáneamente se desató una ola de violencia en La Paz con atentados


terroristas y explosiones de bombas en diversos sectores de la ciudad. Por
entonces se produjo el asesinato de Alfredo Alexander y su esposa (Alexander era
director del matutino Hoy) también fueron asesinados el político y periodista
Jaime Otero Calderón y el diputado y dirigente campesino Jorge Soliz. Estas
muertes nunca fueron aclaradas y desmejoraron notablemente la imagen del
gobierno. Como móvil de alguno de los crímenes se mencionó la decisión de
eliminar a testigos o poseedores de información que demostrarían la existencia
de un negociado de venta de armas a Israel con la intermediación de los
generales Ovando y Barrientos.

Estas oscuras circunstancias debilitaron el respaldo a Ovando; la sorda batalla


entre sectores de derecha e izquierda en las FF.AA., la salida de algunas figuras
importantes del gabinete y la muerte accidental de un hijo del Presidente
desmoralizaron al gobernante que se doblegó ante una situación cada vez más
descontrolada y terminó cercado por sus propios camaradas de armas.

La Crisis Militar de 1970 y la Caída de Ovando

Tras un levantamiento militar el 6 de octubre de 1970, el Gral. Ovando, que pocas


semanas antes había perdido a su hijo mayor víctima de un accidente de avión,
totalmente desmoralizado renunció a la presidencia. Se produjo entonces una
pugna entre sectores de derecha liderizados por el Gral. Rogelio Miranda y
grupos de izquierda bajo la jefatura de Juan José Torres.
En un principio y ante la imposibilidad de jurar él mismo como Presidente por
falta de un mínimo respaldo, Miranda forzó la posesión de un triunvirato militar
conformado por los generales Efraín Guachalla, Fernando Sattori y Alberto
Albarracín que renunció huérfano de apoyo a las seis horas de haberse
posesionado. La confusión en el seno de las FF.AA. llegó a puntos insospechados.
Las ideas dejadas por Ovando vinculadas al nacionalismo revolucionario y las
posiciones anticomunistas de la doctrina de seguridad nacional, agudizadas tras
el triunfo frente al “Che”, no eran capaces de romper el empate. En este contexto
la solución se dio por la vía del golpe de mano.
El día 7 el Gral. Torres se hizo fuerte en la base aérea de El Alto apoyado en una
huelga general nacional decretada por la Central Obrera Boliviana. Ese mismo
día en Oruro se produjeron serios enfrentamientos, la toma y destrucción de
dependencias policiales y el intento que hizo el llamado Comando Único
Revolucionario (fundamentalmente COD, fabriles y universitarios) de tomar el
edificio de la guarnición militar de Oruro (segunda división, cuartel general del
Regimiento Camacho 1º de artillería), lo que provocó un enfrentamiento con
fuego cruzado y un número significativo de heridos y algunos muertos, cifra que
nunca se pudo esclarecer. El cuartel no pudo ser tomado.

Torres, tras lograr el respaldo explícito de la fuerza aérea, controló la situación


en unas horas, bajó a la ciudad y juró la Presidencia ante el pueblo reunido en la
Plaza Murillo. Era la primera vez que un Presidente decidía hacer su juramento
ante la multitud y no en una ceremonia en palacio o el congreso delante de una
Biblia. Ante la plaza llena dijo que los pilares fundamentales con los que
gobernaría serían los obreros, los militares, los universitarios y los campesinos.

CAPITULO

JUAN JOSÉ TORRES GONZÁLES (1921-1976)

El Gral. Torres nació en Sacaba (Cochabamba) en 1921. De origen humilde tuvo


que trabajar desde su infancia para contribuir a su familia. Ingresó en el colegio
militar. Como capitán participó en un movimiento rebelde de FSB contra el
Presidente Urriolagoitia. Fue agregado militar en Brasil, ministro de Hacienda y
Estadística de Barrientos y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. Entre
1970 y 1971 fue Presidente de la República. Tras el Golpe del Gral. Banzer partió al
exilio, a Chile primero y a la Argentina después. El 2 de junio de 1976 fue
secuestrado y brutalmente asesinado en Buenos Aires por un grupo terrorista
que no pudo identificarse, cuando tenía 55 años.
Gobierno de Torres (1970-1971)

La línea iniciada por el gobierno Ovando se profundizó pero sin un proyecto


político ni una idea clara de la significación y proyecciones del esquema. Las
fuertes y permanentes presiones de sectores de izquierda y extrema izquierda, el
creciente recelo militar y el descontento en la empresa privada, hicieron que el
gobierne Torres, carente de fuerza y definiciones claras, estuviera en permanente
estado de emergencia. En principio el Presidente propuso una suerte de co-
gobierno, con participación obrera. Los trabajadores querían más que un
gobierno a medias, querían todo el poder o quizás prefirieron no asumir ninguna
responsabilidad, lo cual era más práctico y cómodo, en consecuencia pidieron el
51 %, el ejecutivo contra ofertó el 50 %, ni siquiera el MNR revolucionario de 1952
había llevado a cabo una idea tan arriesgada.

Tras ardua deliberación la COB aceptó, pero el camino de desencuentros entre


políticos y sindicalistas ante las ternas presentadas, terminó por desbaratar la
opción. Se formó así un gabinete de intelectuales y militares. Pero la COB le
presentó al Presidente un documento de veinte puntos que contaba entre los más
salientes: Expulsión del país de militares y civiles “fascistas” y misiones y
agencias “imperialistas”, reposición salarial a los mineros, reversión de mina
Matilde, no a la indemnización a la Gulf, reposición del control obrero con
derecho a veto, control fiscal de divisas extranjeras y monopolio estatal del
comercio exterior.

El país vivía una euforia revolucionar a sin precedentes, el gobierno intentó estar
a la altura de las expectativas de los sectores más progresistas y tomó medidas
concretas. Decretó la reposición salarial de los trabajadores mineros, la rescisión
del contrato de mina Matilde que pasó a control del estado, asegurando además
la comercialización del zinc que la mina producía. El gobierno expulsó de Bolivia
a los voluntarios del “Cuerpo de paz” norteamericano y pasando por alto una
sentencia judicial liberó a Regis Debray y Ciro Bustos que abandonaron Bolivia el
mismo día de su libertad. Se dio luz verde para una serie d 2 acciones de hecho
que amenazaron y provocaron un desquiciamiento de todo control sobre la
situación.

Los periodistas sindicalizados intervinieron y forzaron la cooperativización de El


Diario, los estudiantes universitarios tomaron y confiscaron los edificios del
Centro Boliviano Americano y de IBEAS (Instituto de Estudios Sociales).

En el norte cruceño Óscar Zamora del partido Comunista Marxista Leninista


(escindido en 1966 del PCB y de tendencia pro china) con el nombre de guerra de
comandante Rolando organizó un grupo de lucha armada para la toma directa
de tierras, bajo el denominativo de Unión de Campesinos Pobres (UCAPO). Tras
algunas acciones aisladas, UCAPO desapareció. En 1979 Óscar Zamora
reapareció como senador de la República apoyando al MNR y en 1993 como
candidato vicepresidencial del Gral. Hugo Banzer. Las cosas llegaron a su punto
más extremo cuando un comando universitario asaltó un motel de La Paz y
expulsó en paños menores a las parejas que se encontraban allí en el momento
de la toma.
Pero el gobierno, a pesar de todo, tuvo tiempo de terminar y desarrollar algunas
obras. Inauguró la planta de fundición de Estaño de Vinto, una de las
aspiraciones más caras del país durante décadas, culminando la iniciativa
tomada por Ovando en 1966. Se crearon las primeras corporaciones de desarrollo
departamental (La Paz y Tarija) que cumplieron un destacado rol de desarrollo
regional hasta 1995. Se trabajó en el proyecto de una nueva constitución que
nunca llegó a discutirse.

El IV Congreso de la COB y la Asamblea Popular

Para entender la creación de la Asamblea Popular, hay que remitirse al IV


congreso de la COB que se realizó entre el 1º y el 12 de mayo de 1970. Allí las
posiciones del nacionalismo revolucionario se enfrentaron al trotskismo y a
diversas líneas del comunismo. Tras encendidos debates, Lechín logró
mantenerse en el cargo de secretario ejecutivo, a pesar de la andanada de
acusaciones de traidor que recibió de todos los ángulos. El documento del IV
congreso que se conoce como tesis socialista, fue el más radical de todos los
aprobados en la historia de la organización.

La COB se auto asumía como un órgano real de poder y un mecanismo para la


toma del gobierno. La conquista del socialismo era la premisa principal y la
lucha por lograrlo su primer objetivo. En criterio de sus autores, las condiciones
objetivas para la toma del poder estaban dadas. Desde luego, el poder sería
tomado por el proletariado encarnado en los mineros. La Asamblea Popular
creada el 1º de junio y que comenzó a sesionar desde el 22 de junio de 1971,
buscaba sustituir todo el andamiaje de la democracia tradicional,
transformándose en un verdadero órgano de poder en el país.

Contra la representatividad en el parlamento ligada exclusivamente al sistema de


partidos políticos, la AP (223 delegados) se estructuró de acuerdo a sectores de
producción y representaciones de clase. Así habían delegados mineros (132,
mayoría), fabriles y en menor medida universitarios, maestros e intelectuales. El
sector agrario estaba escasamente representado. El carácter de vanguardia
proletaria en la AP, era de influencia trotskista (POR de Lora).

En su corta vida la Asamblea Popular (que tuvo asambleas regionales en cada


departamento) no pasó de su etapa organizativa y de una larga serie de
discursos ) polémicas que debilitaron su estructura y sus posibilidades. Tras una
reunión inicial el 1º de mayo en el edificio del parlamento, se convocó a su
instalación para el 22 de junio. Juan Lechín fue su presidente y el presidium
estuvo integrado por el fabril Humberto Pabón, primer vicepresidente, el
campesino Casiano Amurrio segundo vicepresidente y como vocales Miguel
Verástegui (constructor), Alfredo Llanos (petrolero), Oscar Eid (universitario),
Abraham Monasterios (ferroviario), Félix Cha-llapa (harinero) y Guido Quezada
(maestro).

El 2 de julio (apenas 11 días después) se produjo la última sesión. La retórica de


los asambleístas era de tal virulencia que generó un clima de temor en los
sectores empresariales y en los partidos de derecha. Las tensiones internas se
reflejaron fuera del hemiciclo y mostraron un alarmante fracciónalismo. La
asamblea además se negaba en rotundo a darle un mínimo apoyo al gobierno,
cuya orfandad era dramática, al estar cercado por la derecha y despreciado por
una izquierda convencida de que h revolución definitiva estaba a la vuelta de la
esquina, aunque su primera resolución advirtió la inminencia de un golpe y la
decisión de responder con la movilización y la huelga general. Se propuso
también, aunque nunca se concretó, el restablecimiento de las milicias populares
al estilo le las de 1952.

Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) y Partido


Socialista (PS) (1971)

Mientras en Lima se producía el pacto de unidad del MNR entre Víctor Paz E. y
Hernán Siles Z. (que se rompió al apoyar Paz el golpe de Banzer), en La Paz se
crearon dos partidos políticos de gravitación fundamental en las últimas
décadas del siglo.

El que influyó más en la política boliviana fue el Movimiento de la Izquierda


Revolucionaria MIR que nació el 26 de abril de 1971 en pleno gobierno de Torres,
(aunque su fecha oficial de fundación es el 7 de septiembre de 1971), formado
sobre todo por universitarios y sectores radicalizados de la democracia cristiana
(el grupo Espartaco), sectores del MNRI y marxistas independientes.

Pasó de una tesis foquista de soluciones violentas a una postura democrática


entroncada a la Revolución de 1952 a partir de 1977. Lo fundaron, entre otros,
Antonio Aranibar, Jorge Ríos Dalenz, Jaime Paz Zamora y Oscar Eid. El MIR
encarnó a una nueva generación que esperaba opciones nuevas, distintas del
movimientismo y el marxismo tradicionales.
Se forjo como partido en la heroica lucha contra la dictadura de Banzer.
Contribuyó a la democracia de modo decisivo al fundar con el MNRI y el PCB la
Unidad Democrática y Popular en 1978. Llegó al poder en 1982 con Jaime Paz
como vicepresidente. Tras la aguda crisis del gobierno se dividió en tres alas, el
MIR Masas (abril de 1984) dirigido por Wálter Delgadillo, el Movimiento Bolivia
Libre (Diciembre de 1984) dirigido por Antonio Aranibar y el tronco que quedó en
manos de Jaime Paz y Óscar Eid. En 1989 Paz Zamora llegó a la presidencia
aliado con ADN de Hugo Banzer. En 1999 Juan del Granado se separó del MBL
para crear el Movimiento sin Miedo, un partido político de raíz regional (La
Paz).

La denuncia de que el expresidente Paz Zamora, Oscar Eid y algunos otros


militantes del MIR habían tenido vínculos con Isaac Chavarría acusado de
narcotráfico, fue un duro golpe para este partido. Significó cárcel para Eid,
pérdida de visa a los EE.UU. para Paz Zamora, Eid y otros militantes y una seria
pérdida de credibilidad. Entre 1993 y 1997 el MIR estuvo en la oposición y en 1997
(cuarto en la elección presidencial), entró a la coalición de gobierno bajó el ala
del Presidente Banzer.

En mayo de 1971 se fundó el Partido Socialista, inspirado por Marcelo Quiroga


Santa Cruz, que con los años fue su líder indiscutido. Postulaba la marcha al
socialismo y la conquista del poder por un gobierno popular de esencial raíz
obrera. Lo formaron unificando a UNIR, APB, FARO y FLIN. Fundaron el PS,
Quiroga Santa Cruz, Guillermo Aponte Burela, Mario Miranda y Alberto Bailey.
La figura de Quiroga le dio un gran impulso al PS, obteniendo notables
resultados electorales en el período 1978-1980. En 1979 se dividió en dos alas, la
más vigorosa denominada PS-1 bajo el liderazgo de Quiroga. Tras la muerte de
su líder entró en un período de franca decadencia hasta su desaparición.

La Iglesia Católica Postconciliar

El Concilio Vaticano II fue como un cuchillo que dividió el pasado del presente de
un modo radical, sobre todo en el período inmediatamente posterior a su
clausura (1963). Violentamente, sin transiciones, los sacerdotes se vieron
enfrentados a la necesidad de cambiar su visión del mundo, se rompió la mirada
vertical de la realidad, que implicaba un inevitable filtro capaz de diluir los
problemas sociales y políticos hasta llegar a una imagen absolutamente aséptica
y fragmentada del hombre, cuyo fragmento más importante era el espíritu, único
para la labor sacerdotal. Por ello surgió una crisis que estremeció a toda la
iglesia. Sin una “ambientación” previa el sacerdote, aislado hasta entonces, se
encontró con el mundanal ruido.

Las vocaciones se tambalearon. El proceso fue geométrico, de las dudas nacieron


las preguntas y de éstas las posibles respuestas que incluyen: una vida
independiente en contacto más directo con la gente (eliminación o sustitución de
la vida en comunidad), un contacto mayor con el otro sexo (debilitamiento
severo del celibato), cuestionamiento al sistema vertical (la obediencia como
concepto puede objetarse) y, lo que fue realmente esencial, el descubrimiento de
un mundo generador de agudas contradicciones e inevitable contacto con
doctrinas ideológicas hasta entonces concebidas como básicamente antinómicas
del pensamiento social religioso.

Así, los sacerdotes llegados de Europa y Estados Unidos a la América Latina,


enfrentaron mucho antes y más profundamente la aguda pobreza, lo que daría
origen a las dudas y a la necesidad de tomas de posición que en algunos casos
desembocaron en una militancia radicalizada Nacieron entre 1965 y 1970 los
llamados sacerdotes “tercermundistas”.

Hay que recordar que precisamente en la década 1965-1975 se produjo el número


más alto de deserciones en la iglesia. Surgieron en este período sacerdotes que
desde el mítico Camilo Torres hasta el arzobispo Arnulfo Romero pasando por el
heroico jesuita Luis Espinal, tomaron una posición combativa en el quehacer
social y político de diversos países del continente. En algunos casos sacerdotes
católicos apoyaron la lucha armada. Fue clara la posición y acción de algunos
enfrentados a los golpistas de 1971. El oblato Mauricio Lefebvre murió baleado en
ese golpe.

Estas actitudes despertaron, como era lógico, reacciones profundamente


adversas en sectores conservadores y tradicionalistas del clero y de la sociedad
que sumaban entre las acusaciones a estos sacerdotes la desorientación en
materia religiosa, además de una oposición radical en materia política.
Paralelamente grupos característicamente enfrentados a la iglesia comenzaron
por primera vez a interesarse en una aproximación con ésta a partir de los
contactos establecidos con los “curas tercermundistas”.

Este desarrollo de ideas tiene que ver con las actitudes de cambio primero y
progresistas después de los papas Juan XXIII y Pablo VI. En América Latina el
eco de encíclicas como la Populorum Progressio dieron lugar al nacimiento de la
llamada teología de la liberación, estrechamente vinculada con la opción de la
iglesia por los pobres y la relación ideológica cristianismo-marxismo. Desde la
propia jerarquía los documentos de Medellín y Puebla reforzaron la doctrina
social de la iglesia y su compromiso con los desposeídos, que se estrelló
paulatinamente con las posiciones más conservadoras del papado de Juan Pablo
II.

La iglesia boliviana en las décadas de los 80 y 90 intentó, por un lado, la


aplicación de la doctrina conciliar y, por otro, superar la dificultad de poder
contar con el suficiente clero que pueda atender al pueblo católico
adecuadamente. El campo quedo cada vez más abandonado, produciéndose por
un lado migración a las ciudades y por otro la conversión de muchos campesinos
a otras confesiones cristianas y no cristianas, con el abandono progresivo del
tesoro artístico y religioso que significan tantos templos que son
sistemáticamente abandonados y saqueados.

En la década de los años noventa fue espectacular el crecimiento de


denominaciones cristianas como Ekklesía que modificaron el panorama de la
distribución religiosa. En el censo de 1992, el 85 % se reconocía católico y un 11%
evangélico en sus diversas ramas.

El Golpe de 1971 y la Caída de Torres

La profunda debilidad del régimen del Gral. Torres determinó su inevitable caída.
Sectores de derecha, la empresa privada, una gran parte de las FF.AA. y la
participación de FSB y el MNR, confluyeron en la organización del golpe que se
originó en Santa Cruz. El movimiento estuvo liderizado por el Cnl. Banzer que
fue arrestado el mismo día del levantamiento (19 de agosto). Banzer había
irrumpido en el escenario político de esos días al enviar junto al cnl. Edmundo
Valencia, siendo comandante del colegio militar, una dura carta a Juan Lechín (9
de diciembre de 1970) en la que lo desafiaba a un debate público sobre el futuro
de las FF.AA., a las que Lechín criticaba sin cesar, el debate nunca se realizó. En
enero de 1971 Banzer fue destinado a Curahuara de Carangas. En esos días (11 de
enero) protagonizó un frustrado intento de golpe de estado fue dado de baja y
exiliado a la Argentina.

El golpe fue gestado en una combinación de dos sectores, el militar y el civil. El


militar estuvo encabezado por el mayor Humberto Cayoja. Entre los altos
oficiales se encontraba el Gral. Remberto Iriarte y también el Cnl. Hugo Banzer
que logró importante ascendiente tras su acción subversiva de enero de 1971
desde el colegio militar. El sector civil tenía como cabeza a Mario Gutiérrez jefe
de FSB, Ciro Humbolt y Raúl Lema como representantes de Paz Estenssoro a la
sazón exiliado en Lima.

La acción subversiva tomó un giro definitivo cuando en confuso incidente en


junio de 1971, Humberto Cayoja fue gravemente herido cuando intentaba entrar a
Bolivia desde Paraguay junto a Banzer y otros conspiradores. Cayoja siempre
dijo que ese fue un atentado perpetrado por los propios miembros del grupo que
lo acompañaba. Repuesto de la herida participó en las acciones subversivas de
agosto pero en una posición subalterna.

El golpe estalló el 19 de agosto y en el participaron además de les citados, el Gral.


Florentino Mendieta y en Santa Cruz el Cnl. Andrés Selich. Los primeros y
violentos enfrentamientos se produjeron en Santa Cruz. En la plaza principal
cruceña se produjo una refriega entre manifestantes rebeldes y universitarios, la
universidad Rene Moreno fue tomada con la presencia del regimiento Manchego
comandado por Selich. Ese mismo día Banzer fue detenido y trasladado a La Paz.

El 20 una bomba destrozó el palco donde los rebeldes manifestaban su triunfo


que cobró víctimas entre ellas la hermana de Mario Gutiérrez. En represalia
Selich ordenó la muerte de los estudiantes presos, se masacró a más de veinte de
ellos. Entre el 19 y el 20 se plegaron al golpe Beni, Pando y Cochabamba, tras
algunas escaramuzas. Oruro cayó en manos rebeldes a pesar de las esperanzas
del gobierno de una resistencia minera, pero la acción de los Rangers de
Challapata desbarató esa posibilidad. En La Paz en la tarde del 21 de agosto se
combatió fieramente en Miraflores, las proximidades del Gran Cuartel y el cerro
de Laikakota.

Trabajadores, estudiantes y el regimiento Colorados comandado por Rubén


Sánchez, intentaron la toma del Gran Cuartel en acciones sangrientas, pero
progresivamente las unidades militares fueron volcando su apoyo de Torres a
Banzer y se impusieron. El Gral. Torres salió al exilio, al igual que dirigentes
como Lechín, su gabinete y el mayor Rubén Sánchez, último bastión de la
defensa gubernamental.

A pesar de las aspiraciones personales de Iríarte y Mendieta que apelaban a su


mayor jerarquía en el escalafón militar, Banzer llegó a palacio el 21 de agosto y
juró a la presidencia basado en el liderazgo que había asumido claramente a1
comenzar ese mes. Inmediatamente se clausuraron las actividades de la COB y
los partidos de izquierda. El nuevo régimen fue particularmente duro con los
universitarios que tanto en La Paz como en Santa Cruz resistieron hasta después
del mismo 21. El saldo de esas tres jornadas fue 98 muertos y 560 heridos.

CAPITULO

HUGO BANZER SUÁREZ (1926-2002)

El Gral. Banzer nació en Concepción (Santa Cruz) el 10 de mayo de 1926. Ingresó


al colegio militar y muy joven ocupó responsabilidades en e gobierno. Fue
ministro de Educación (1964-1965) en el gobierno de Barrientos. En 1970 fue
director del colegio militar del ejército (desde ese cargo se sublevó en enero de
1971 sin éxito). En agosto de 1971 derrocó al Gral. Torres. Tenía entonces 45 años.
Gobernó el país durante prácticamente siete años.

Su primer gobierno es uno de los cuatro más prolongados de la historia de


Bolivia. Tras las frustradas elecciones generales de 1978 fue derrocado por su ex
ministro del Interior Juan Pereda Asbún en ese mismo año. En 1979 se presentó
como candidato presidencial de la ADN (Acción Democrática Nacionalista)
partido del que fue fundador y jefe. Ocupó el tercer lugar.

También en 1979 afrontó un juicio de responsabilidades por sus actos de


gobierno. En 1980 volvió a candidatear y ocupó nuevamente el tercer lugar. A
partir de 982 pasó a ser opositor frontal del gobierno de la UDP desde posiciones
de derecha.
En 1985 ganó las elecciones presidenciales por mayoría relativa (33% frente al
30% de Paz E.), pero fue derrotado por Paz en 1a elección congresal. En octubre
del mismo año firmó el Pacto por la Democracia con Paz apoyando su gobierno.
Nuevamente candidato en 1989, obtuvo el segundo lugar detrás de Gonzalo
Sánchez de Lozada, pero sus votos en el parlamento fueron decisivos para hacer
Presidente a Jaime Paz con quien se alió y co-gobernó entre 1989 y 1993 en una
coalición denominada Acuerdo Patriótico. Volvió a postular a la presidencia en
1993 y perdió otra vez frente a Sánchez de Lozada. Fue opositor al gobierno del
MNR en el período 1993-1997. Ganó por estrecho margen (22 %) las elecciones de
1997 que permitieron que el congreso lo ungiera Presidente constitucional del
país. Murió en Santa Cruz el 5 de mayo de 2002 a los 74 años.

Banzer fue seis veces candidato presidencial, ganó dos elecciones (1985 y 1997),
obtuvo dos segundos lugares (1989 y 1993) y dos terceros (1979 y 1993).

Primer Gobierno Banzer 1971-1978

Bolivia había llegado en 1971 a una polarización que dividió la nación en dos de
manera irreconciliable. Por un lado, quienes creían que había llegado la hora del
cambio sin contemplaciones. Por el otro, la izquierda que atravesaba una etapa
de euforia revolucionaria sin precedentes. La clase media asustada se aferró a la
salida de una derecha también radical que no estaba dispuesta a ver tocados sus
intereses. El anticomunismo era una bandera también intransigente. En un
punto histórico como éste, no era cosible pensar en una solución por la vía del
diálogo.

El contexto internacional hacía imposible un giro a la izquierda al estilo de la UP


chilena. Los gobiernos de Argentina y Brasil, presididos por militares de derecha,
no querían ni pensar en un vecino revuelto por la revolución. Estados Unidos
apoyaba sin restricción alguna al militarismo de derecha. Torres y la asamblea
popular estaban condenados, pero pelearon antes de caer definitivamente
derrotados.

El gobierno estaba sustentado en las FF.AA. y en una organización denominada


Frente Popular Nacionalista (FPN), hechura de Banzer, que unía irónicamente a
dos enemigos teóricamente irreconciliables, FSB y el MNR, este último seguía
siendo un partido gravitante en la vida nacional como se vio en los procesos
electorales posteriores. El abrazo entre Mario Gutiérrez y Víctor Paz confirmó
esa curiosa unión que apoyaba al Cnl. Banzer. La alianza del FPN fue un
antecedente de otro abrazo más traumático aún para muchos, que protagonizó
esta vez Banzer con el MIR dieciocho años después.

De los ocho gabinetes del Gobierno de Banzer se pueden mencionar como


ministros importantes de su administración a Mario Gutiérrez (Relaciones
Exteriores), Andrés Selich (Interior), Ciro Humboldt (Trabajo), Carlos Valverde
Barbery (Salud), Carlos Serrate Reich (Minas y Metalurgia), Alfredo Arce
(Interior), Alberto Natusch (Agricultura y Asuntos Campesinos), Juan Pereda
(Industria e Interior), Rene Bernal (Defensa), Juan Lechín Suárez (Planeamiento
y Coordinación), Waldo Bernal Pereira (Educación), Carlos Calvo (Finanzas) y
Guido Vildoso (Salud).

La Violencia Ejercida desde el Gobierno

Los primeros meses de gobierno fueron particularmente férreos, el número de


presos políticos y de exiliados fue muy elevado. La violencia volvió a
enseñorearse del país. No se respetaron ni la constitución ni las leyes. Los
cuerpos de seguridad recordaron épocas anteriores y la seguridad de quienes
estaban en contra del régimen se perdió totalmente. Las universidades del país
fueron clausuradas entre 1971 y fines de 1972. Uno de los hechos más te terribles
fue el fusilamiento de varios estudiantes en la universidad cruceña en agosto de
1971. Se produjeron también algunos casos de desaparecidos, no esclarecidos
nunca, al estilo de la terrible dictadura Argentina.

Las dependencias policiales al lado del edificio del congreso y la prisión de


Chonchocoro en La Paz rememoraron el concepto de los campos de
concentración del MNR. Centenares de jóvenes universitarios, dirigentes
políticos y sindicales pasaron por sus celdas y fueron vejados y torturados en
ellas. Los ministros del Interior más duros de este periodo fueron Andrés Selich
Chop y Mario Adett Zamora. Manejaban el servicio de inteligencia del estado y
fueron directos responsables de torturas y malos tratos a decenas de detenidos el
Cnl. Rafael Loayza, Cnl. Ernesto Cadima y el cap. Carlos Mena. Dirigían el DOP
en La Paz Guido Benavides, en Cochabamba Abraham Baptista y Ernesto
Morant.

Una comisión redactó la ley fundamental de la universidad que, mediante la


creación del CNES (Consejo Nacional de Educación Superior), eliminó el co-
gobierno paritario, no permitió el desarrollo de actividades políticas a los
universitarios y suprimió la autonomía.
Desarrollo económico

Durante este período de gobierno se produjo una etapa de bonanza económica


sin precedentes, fundamentalmente por los precio favorables de nuestras
principales materias primas de exportación (1974 - 1975). Basta mencionar que el
estaño llegó a cotizarse en casi 8 dólares por libra fina a mediados de los años
setenta record histórico que nunca más se volvió a repetir y el gas llegó a
venderse a 4,4 dólares por millar de pies cúbicos (1976). Era además el tiempo de
los créditos internacionales fáciles, frescos y rápidamente disponibles. Esta
situación impulsó el crecimiento económico del país que, sin embargo, no fue
canalizado hacia un crecimiento integral y estructural, lo que determinó un
“boom” artificial de consecuencias negativas con el paso de los años.

Este fue un período en el que se gobernó con la aprobación de varios decretos ley
que sustituían las leyes aprobadas por el poder legislativo, clausurado en Bolivia
desde 1969. Se aprobó una ley de inversiones que varios sectores calificaron como
entreguista, de un tenor sumamente liberal para fomentar la presencia de
inversionistas extranjeros.

Se logró una afluencia sin precedentes en la historia de créditos del más diverso
tipo, lo que permitió llevar a cabo varios proyectos de desarrollo y
comunicaciones. La consecuencia a mediano plazo fue el endeudamiento del país
que pasó de una deuda de 460 millones de US$ en 1971 a casi 3.000 millones de
US$ entre los préstamos recibidos y deuda contratada en 1978. Un número
apreciable de los créditos fueron canalizados en inversiones no productivas que
frecuentemente se malversaron.

La industria de la construcción fue una de las más beneficiadas en estos años.


Por un lado se produjo un crecimiento multiplicado de la vivienda de propiedad
horizontal en La Paz, el más alto en la historia de la ciudad. Santa Cruz registró
un crecimiento proporcional superior. Se desarrollaron importantes proyectos
camineros, como la vinculación del norte de La Paz y el Beni, la autopista La
Paz-El Alto que fue denunciada por astronómico costo (3.5 millones de US$ el
Km.). Se renovó el equipo ferroviario nacional y se impulsó el crecimiento del
LAB a través de la adquisición de varios jets y la ampliación de su servicio
internacional. Banzer modernizó la flota de jets del LAB adquiriendo un 727-100,
dos 727-200 de gran autonomía y un 707 de carga. ENTEL también entró en un
proceso de modernización y vinculación con la era del satélite al instalarse la
primera estación terrena del país, la estación Tiahuanacu en La Paz (1978).
La sobre dimensión de algunos proyectos dejó grandes instalaciones
funcionando a menos del 50% de su capacidad. Los casos de la fábrica de Aceites
de Villamontes y la Refinería de Cochabamba o la Hilandería de Santa Cruz, son
ilustrativos. Entre las destacadas obras civiles, se construyeron importantes
edificios públicos, como el Banco Central en La Paz (31 plantas, el edificio más
alto del país) y el palacio de Telecomunicaciones.

Se creó el Instituto Boliviano de Seguridad Social y se proyectó el Hospital


Militar de La Paz, verdadero e inconcluso elefante blanco. Se organizaron
campañas para combatir epidemias, como la malaria, difteria y tuberculosis. Fue
creado el Instituto Boliviano de Turismo (IBT) y fue reglamentada la actividad
turística, hotelera y de agencias de viajes.

Bolivia organizó por primera vez una competencia internacional de nivel, los VIII
Juegos Deportivos Bolivarianos de 1977 que se realizaron con todo éxito en La
Paz. Esta responsabilidad implicó la construcción de importante infraestructura
deportiva, las dos obras mayores fueron la remodelación del estadio Hernando
Siles (inaugurado en 1930) que fue ampliado hasta una capacidad máxima de
55.000 espectadores, la piscina olímpica y el velódromo.

En términos generales el gobierno militar marcó una etapa de excepcional


estabilidad que permitió un crecimiento sostenido, un nivel de inversiones
significativo y un aumento indiscutible del nivel de vida de los ciudadanos.
Algunos indicadores económicos ilustran esta realidad. Entre 1971 y 1978 el
promedio de inflación estuvo siempre por debajo del 10 %. En 1972 se logró un
6,50 % y en 1976 un 4,49 %. Los promedios inflacionarios estuvieron algo por
encima de los años sesenta, pero se hallan entre los más bajos del siglo en el
país.
El crecimiento del PIB fue en el período 1971-1975 de 5.87, promedio que Bolivia
no pudo recuperar y mejorar hasta el final del siglo cuando se consolidó la
democracia y se estabilizó la economía.

Las exportaciones crecieron de 225 millones de dólares en 1970 a 725 millones en


1978. Las importaciones pasaron en el mismo período de 158 millones a 768. La
producción minera se apoyaba en el estaño que promedió las 30.000 toneladas
en el período de gobierno de Banzer, el antimonio (el país era segundo productor
mundial de este mineral) con una producción promedio de 13.000 toneladas,
plata con alrededor de 150 toneladas por año, zinc con un promedio en estos siete
años de 40.000 toneladas, plomo con 15.000, cobre con 7.000, bismuto con 300,
wolfram 3.000 y oro con un promedio de 1tonelada por año.
El Censo de 1976

Uno de los problemas que afrontó el país para encarar adecuadamente sus
programas de desarrollo fue la falta de información sobre su realidad. A lo largo
del siglo XX se llevaron a cabo solamente cuatro censos. El primer en 1900, el
segundo cincuenta años después en 1950, el tercero en 1976 veintiséis años
después y el último en 1992, dieciséis años más tarde. El censo de 1976 nos
permite comparar el país de la pre-revolución con el posrevolucionario.

La población pasó de 3.019.031 a 4.6'13.486, un crecimiento del 35 %. Se produjo


un ascenso significativo de la población urbana y el verdadero despegue de la
población del oriente a partir de Santa Cruz. La Paz, que había sido el centro
económico y demográfico de mayor crecimiento sostenido entre 1900 y 1950,
mantuvo un ritmo importante de aumento demográfico, pero menos acelerado.
Pasó de 321.073 a 635.283 habitantes (duplicó su tamaño). En cambio, Santa
Cruz pasó del cuarto al segundo lugar, de 42.746 pasó a 254.682 habitantes
(multiplicó seis veces su tamaño). Cochabamba dejó de ser la segunda ciudad del
país pasó de 80.795 a 204.684 (aumentó dos veces y media su tamaño). Oruro
duplicó su población de 62.975 a 124.213 y Potosí creció un 40 % de 45.758 a
77.397.

La población rural disminuyó su peso pero siguió siendo mayoritaria en el país.


El 58,5 % de los bolivianos vivían en el campo, mientras que el 41,5 % vivían en el
ámbito urbano (considerando como tal a poblaciones de más de 2.000
habitantes).

El panorama del alfabetismo mejoró, la población analfabeta pasó de 69 % en


1950 a 36,8 en 1976. La población indígena se registró en un 54 %, incluyendo
población indígena del oriente. El 35 % de la población tenía como lengua
materna el quechua, 33 % castellano y 26 % aimara.
La situación educativa dio un giro espectacular después de la universalización
planteada por el código de 1955. En 1950 526.086 alumnos estaban inscritos en
los seis primeros cursos, mientras que en 1976 el número alcanzaba a 1.728.345
alumnos en ese mismo ciclo, un crecimiento del 228 %.

La Devaluación Monetaria y La Masacre de Tolata


Tras 16 años de estabilización monetaria, en 1972 se determinó la devaluación del
peso en un 66% (de 12 pesos por dólar se pasó al cambio de 20). Por varios años
se había mantenido una paridad artificial que ponía en riesgo a la economía.

El rezago cambiario obligó a una medida radical que trajo como respuesta un
intenso movimiento popular de protesta, manifestaciones, etc., con los
consiguientes enfrentamientos. En 1974 un paquete de nuevos correctivos
económicos volvió a generar protesta popular. Los acontecimientos más graves
se vivieron en el valle de Cochabamba, el ejército movilizó efectivos y tanques
para controlar la situación. En las localidades de Tolata y Epizana las
manifestaciones fueron respondidas con disparos, dejando un saldo de algunos
muertos y varios heridos. Estos hechos fueron bautizados como “masacre de
Tolata”.

El Gas

El caso del petróleo es ilustrativo. Bolivia había pasado (años 50) a ser país
exportador en pequeñísima escala. En este gobierno llego al máximo de su
capacidad (1975) con una exportación de 2.105.302 m. A partir de entonces se
produjo una reducción hasta prácticamente cesar de exportar y mantener años
después un difícil abastecimiento del mercado interno. YPFB, tradicionalmente
una de las pocas empresas estatales solventes, entró en una espiral preocupante
de pérdidas. Hay que mencionar también el nuevo código de Hidrocarburos que
permitió a más de 15 empresas extranjeras iniciar trabajos de prospección en
Bolivia con el sistema de contratos de operación y explotación con YPFB.

La producción petrolífera del período 1971-1978 fue, como dijimos, la mayor de la


historia de YPFB. E11971 se produjeron casi 40.000 barriles día, en 1973 se tocó el
pico más alto con una producción de casi 48.000 barriles, para terminar en 1978
con una producción diaria de alrededor de 28.000. Estas cifras incluyen la
producción combinada de YPFB y las empresas contratistas. En les años
posteriores el país pudo abastecer su consumo y lograr incrementos que
mantuvieran equilibrada la curva ascendente de consumo con la de producción,
pero no se pudo pensar más en la exportación de petróleo crudo.

Pero lo grave de esa etapa fueron las falsas expectativas que se generaron en el
país y las inversiones desmesuradas en refinerías e instalaciones que se
sobredimensionaron.
La preeminencia incuestionable del estaño como materia prima de exportación
en la primera mitad de este siglo, comenzó a sufrir variaciones importantes en el
período 1950 - 1975 y dramáticas en el período 1975 - 1986. El gobierno del MNR
se empeñó con éxito en el crecimiento de la producción petrolífera incluso
exportable.

En los años setenta se pasó del máximo de exportación de crudo a la crisis que
obligó a acortarla radicalmente para poder abastecer el consumo interno, pero
también en esos años se confirmó nuestra riqueza gasífera.

En ese contexto los minerales fueron cada vez menos importantes como rubro de
exportación, hasta la crisis radical de 1985 que convirtió al gas en nuestro primer
ingreso de exportación. Esto fue posible porque en la década de los años setenta
se confirme que Bolivia es un país con reservas de gas mucho más que de
petróleo. Nuestro subsuelo poseía varios trillones de m3 de gas que,
racionalmente consumidos internamente y sobre todo exportados, significan una
importante y creciente fuente de ingresos.

La inicial ilusión de ser productores de petróleo para la exportación fue


sustituida por la realidad de ser una nación con buenas reservas de gas, que
colocara a Bolivia en posición ventajosa, sobre todo por el alto nivel de consumo
de nuestros dos vecinos más grandes, Brasil y la Argentina. La producción
boliviana de gas natural creció notablemente de 1964 (algo menos de 20 millones
de pies cúbicos día) a 1971 (150 millones de pies cúbicos día).

Esto permitió la suscripción de un importante convenio de venta de gas a la


Argentina que Barrientos firmó con su colega Juan Carlos Onganía el 23 de julio
de 1968, que establecía un compromiso de venta por veinte años al precio de
0,225 dólares por millar de pies cúbicos en volumen de 141 millones de pies
cúbicos día.

En su mejor momento (1976) Bolivia recibió un pago de 4,46 dólares por millar
de pies cúbicos exportados, luego el precio fue declinando hasta que en los años
noventa cayó por debajo de un dólar por MPC. Bolivia inició la exportación el 29
de abril de 1972 en el gobierno de Banzer una vez que se terminó la construcción
del gasoducto que nos unía con Buenos Aires.

La importancia del gas en la economía nacional fue creciendo hasta superar el


50 % del total de nuestros ingresos por exportaciones en la primera mitad de los
años ochenta. En ese momento el país recibió más divisas por el gas que por
nuestros minerales. Esa situación volvió a cambiar y el gas declinó en
importancia, siempre en relación estrecha con el precio internacional, tanto del
gas como de los minerales. Pero desde los años setenta se convirtió en un
componente esencial de nuestra economía exportadora. En 1972 producíamos
195 millones de pies3 día, en 1978 llegamos a una producción de 225 millones de
pies3 día.

La inyección económica que representó la venta de gas a la Argentina llevó al


gobierno a iniciar una negociación con el Brasil un consumidor potencial mucho
mayor que nuestro vecino del sur. El 22 de mayo de 1974 los presidentes Hugo
Banzer de Bolivia y Ernesto Geisel del Brasil, suscribieron un acuerdo de
cooperación y cornplementación en Cochabamba. Lo más importante del
documento era el compromiso de Bolivia de vender al Brasil 240 millones de
pies3 día por veinte años, a cambio de la instalación de un complejo industrial en
el sudeste del país con una planta siderúrgica, una petroquímica y una fábrica de
cemento.

Pero tan ambicioso proyecto se frustró, la razón fundamental fue una cerril
oposición interna liderizada por los grupos más recalcitrantes de izquierda
nacional que acusaron a Banzer de entreguista, sosteniendo que el gas boliviano
debía usarse íntegramente en el desarrollo interno. El Presidente, a pesar de su
poder casi omnímodo, no se atrevió a insistir (aunque en 1977 volvió a firmar un
acuerdo ratificatorio con Geisel). Probablemente las tensiones internas del
gobierno fueron obstáculos mayores que la propia oposición. Sectores políticos y
militares del gobierno estaban fuertemente influidos por las ideas nacionalistas
de los años cincuenta. Tampoco ayudó la subida espectacular de los precios del
petróleo, que desanimaron al Brasil de empeñarse en la concreción del convenio.
El hecho es que esa frustrada venta fue uno de los mayores fracasos del gobierno
de Banzer en su gestión y postergó las posibilidades reales de un gran
crecimiento económico del país.

El Desarrollo de Santa Cruz

El comienzo de la integración del oriente, lograda hacia 1954 con el camino


Cochabamba-Santa Cruz, se impulsó en gran medida en este período. Como
hemos visto Santa Cruz pasó de 42.000 habitantes en 1950 a más de 350.000 en
1980. Un crédito de más de 60 millones de US$ se destinó al algodón, el resultado
fue un fracaso por el uso inadecuado y muchas veces deshonesto de los créditos.
Pero, a pesar de estos elementos negativos, hubo otros aspectos. Se incrementó
la vivienda y se produjo una intensificación de la ganadería.
Las regalías departamentales a través del gas y el petróleo fueron multiplicadas
debido a los precios favorables. En conjunto se produjo un intenso movimiento
económico que convirtió a Santa Cruz en un polo de desarrollo de contrapeso
con La Paz, pero en ambos casos en desmedro del resto de la nación. Poco a poco
la región fue generando un crecimiento económico notable, que terminó por
colocarla como la primera del país al final del siglo.

El crecimiento cruceño superó tanto demográfica como económicamente tasas


del 7 % a lo largo de más de un década de modo sostenido. El crecimiento de la
agroindustria y la ganadería fueron, junto a los hidrocarburos, los factores más
importantes de este despegue que colocó a Santa Cruz a la vanguardia
económica del país y que arrastró procesos migratorias que cambiaron poco a
poco la proporción de población en la zona andina (80 % en 1950) y en la zona de
los llanos. Al final de siglo, más del 35 % de la población vivía por debajo de los
2.500 mts.

Códigos y Leyes

Los siete años de gobierno le permitieron a Banzer pensar en disposiciones


estructurales e institucionales de largo plazo. En el ámbito jurídico se aprobaron
disposiciones fundamentales que modernizaban códigos del siglo pasado. Se
dictaron más de 63 cuerpos de leyes, pero sin duda los aportes mayores fueron la
aprobación de los códigos civil, penal (que habían sido instaurados por primera
vez por el mariscal Santa Cruz y no se habían modificado desde entonces), de
familia y de comercio, que hacían a la instrumentación central del sistema
jurídico nacional. Además se aprobaron decretos leyes tan sustantivos como la
ley de organización judicial y la ley de corporaciones de desarrollo.

El Estatuto de Gobierno de 1974 - Los Asesinatos de Selich,


Zenteno y Torres y la “Operación Cóndor”

Tras la gravedad de acontecimientos, como el asesinato del Cnl. Andrés Selich


ex-ministro del Interior (1971-1972), que fue brutalmente golpeado por
funcionarios de seguridad del gobierno hasta matarlo, forzaron la renuncia del
ministro Alfredo Arce Carpió. Paz Estenssoro fue exiliado del país ante su
creciente distanciamiento y críticas al régimen, se produjeron además dos
intentos de golpe de estado con la participación de militares institucionalistas y
el MIR, y el deterioro del esquema del FPN que se hizo muy evidente.
Por eso Banzer determinó anular la vigencia de los partidos y proclamó el receso
total de actividad política y sindical y comenzó un período dictatorial abierto con
respaldo de las FFAA., a partir del 9 de noviembre de 1974, lo que implicó un
evidente endurecimiento del gobierno. Esto le permitió gobernar con más
comodidad, sin la presión de los grupos civiles representados en les partidos que
lo apoyaron hasta entonces.

El programa original de esta fase de la dictadura era gobernar hasta 1980 y luego
llamar a elecciones. No pudo ser, la presión interna y externa y algunos asuntos
emocionales que afectaron al Presidente adelantaron forzadamente la fecha de
convocatoria electoral.

Durante 1976 la opinión pública se vio estremecida por el asesina o del exiliado
ex-presidente Torres en Buenos Aires, que fue secuestrado, acribillado sin piedad
y abandonado bajo un puente en la provincia de Buenos Aires. En mayo había
sido asesinado el General Joaquín Zenteno Anaya en París mientras se
desempeñaba como embajador en Francia. Ambos actos terroristas nunca
fueron esclarecidos. Los sectores de oposición al gobierno atribuyeron ambos
asesinatos a la mano del gobierno en combinación con la dictadura militar
argentina. En los hechos, durante esos años, se desarrolló un sistema llamado
“Operación Cóndor” que vinculó a las dictaduras del cono sur (Bolivia, Chile,
Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil) que no sólo era una comunidad de
inteligencia, sino que actuó en la detención, tortura y aún muerte de ciudadanos
de la región que actuaban en grupos insurgentes y clandestinos con el objetivo de
derrocar a los militares. Con frecuencia fueron desaparecidas personas
inocentes.

El Abrazo de Charaña

En 1975, después de 13 años de ruptura diplomática, se reanudaron relaciones


con Chile. Esta muestra de buena voluntad con Santiago tenía que ver con la
reiniciación de negociaciones sobre el pendiente tema marítimo. Chile aceptó la
reanudación porque le daba aire a la secante dictadura que había derrocado a
Allende en 1973. El aislamiento del gobierno de Santiago era prácticamente total
y este gesto mejoraba su imagen. En la fronteriza localidad de Charaña se
reunieron los presidentes Banzer de Bolivia y Augusto Pinochet de Chile. El
gobierno boliviano propuso la cesión de un corredor soberano al norte de Arica,
limitando con la frontera peruana y un acceso soberano a la costa que permitiera
la construcción de un puerto propio. Chile condicionó esa cesión a un canje
territorial “equivalente” que obligaba a Bolivia a ceder una superficie igual de su
territorio a la que recibiría por el corredor y puerto. Se requería además la
anuencia peruana en virtud del tratado de 1929.

La sola mención de un posible canje territorial puso a Banzer en un serio aprieto


ante la repulsa general de la opinión pública boliviana que se opuso tajantemente
a esa posibilidad.

Allí la negociación se enfrió y estancó; por su parte Perú dejo claro que no
aceptaría este arreglo con un texto ambiguo y una solución inaplicable de
presencia tripartita. En 1978, sin ninguna solución, Bolivia decidió romper
nuevamente relaciones ante el fracaso de la iniciativa. Esta negociación fue
probablemente la más importante que se hizo desde el enclaustramiento
marítimo, y el momento en que Bolivia estuvo más cerca de encontrar una
solución razonable a su enclaustramiento.

La Huelga de las Mujeres Mineras, Las Elecciones y la Caída


de Banzer

En 1977 Banzer convocó a elecciones, casi tres años antes de su propio


cronograma. La evidencia de que la bonanza económica se terminaba y abría
paso a una severa crisis y la presión de la nueva administración estadounidense
presidida por Jimmy Cárter y obsesionada por el respeto a los derechos humanos,
impulsaron al gobierno a tomar la decisión. Pero el verdadero factor de inflexión
surgió del seno del país. Una huelga de hambre iniciada por cuatro mujeres
mineras (entre ellas la célebre Domitila Chungara) que en pocos días se hizo
masiva, forzó a Banzer a conceder una amnistía irrestricta. La debilidad del
régimen se puso en evidencia, el agotamiento salió a la luz a la par que se
debilitaban las barreras de la censura y las restricciones político-sindicales que el
país había sufrido por más de un lustro.

En principio Banzer pensó postularse como candidato, pero la resistencia a su


figura lo hizo apostar a un candidato oficialista que fuese absolutamente leal a
su poder, por ello escogió al ministro del Interior Juan Pereda Asbún y para
respaldarlo se formó la Unión Nacionalista del Pueblo (UNP), que agrupaba a
pequeños partidos conservadores y fracciones de partidos tradicionales. Como
principal fuerza de oposición se colocó la Unidad Democrática y Popular (UDP),
coalición del MNRI, el MIR y e PCB que tuvo como candidato a Hernán Siles. Se
presentó también el ex-presidente Víctor Paz con su partido, el MNR.
El 9 de julio de 1978 se realizaron elecciones. Ganó el candidato oficial Gral. Juan
Pereda de la (UNP) (985.140 votos, 50%), obtuvo el segundo lugar Hernán Siles
Zuazo de la Unidad Democrática y Popular (484.383 votos, 15%) y el tercero
Víctor Paz Estenssoro del MNR (213.662 votos, 11%). Las elecciones fueron
anuladas al denunciarse y comprobarse un gigantesco fraude.

El gobierno no calculó el impresionante margen de votos de la UDP que


representaban el apoyo a una propuesta de izquierda y una respuesta nacional
en contra de la dictadura y la larga saga de gobiernos militares. Se desató la
crisis. Pereda y su gente no estuvieron dispuestos a aceptar la pérdida del poder.
El delfín acabó por volcarle la espalda a su superior y mentor y decidió dar el
golpe. El 21 de julio el Gra1. Banzer abandonó el palacio en medio de lágrimas, sin
tener la satisfacción de entregar el mando al ganador en las urnas.

CAPITULO

LA NACIÓN SIN RUMBO: EL ESTIGMA DE LA COCA 1978-1982


(PARTE I)

El Momento Histórico

Bolivia, igual que el resto de los países latinoamericanos (unos antes que otros)
se vio ante la disyuntiva del cambio. La dictadura militar había agotado sus
postulados, la sociedad estaba cansada de tres lustros de gobiernos militares de
diferente cuño y esperaba ansiosa la apertura total de las compuertas de la
democracia. Pero ocurría que el modelo del estado del 52 parecía mantener
todavía su vigor. El capitalismo de estado había sido seguido al pie de la letra por
los militares y probablemente Banzer había sido el Presidente que más empresas
estatales creó desde las históricas medidas de 1952. Los militares habían
organizado a su vez mecanismos internos que los tenían convencidos que su rol
histórico era planificar el estado, gobernarlo y garantizar su futuro (se tomaban
absolutamente en serio aquello de que eran “la institución tutelar de la patria”).
Esa lógica tardó varios años en romperse, además de la evidencia de que el poder
traía consigo prebendas y ventajas personales que derivaban en una marcada
corrupción.

La sociedad civil por su parte seguía debatiéndose en la antinomia que había


marcado la dramática ruptura nacional en 1971. Las posiciones de izquierda
marxista parecían más vigorosas que nunca, en tanto los defensores de ideas
económicas liberales parecían arrinconados y solos en los estamentos
empresariales más poderosos que, por ello mismo, ejercían fuerte presión. Las
profundas tensiones ideológicas alentadas por una retórica incendiaria de ambos
bandos, no contribuían a un clima de diálogo.

A este contexto se sumaba la lógica avidez del pueblo por gozar de los derechos
del ejercicio de la libertad que habían sido suprimidos por tantos años. Libertad
de pensar, expresarse en privado y en público, de asociarse, de apoyar a partidos
políticos de toda tendencia y expresarse a través de sus organizaciones sindicales
y gremiales. Esta compleja realidad sumada a la falta de práctica política y
democrática, abrió las puertas a una etapa dramática y desquiciada como
probablemente no se vivió en Bolivia en toda nuestra historia republicana.

La caída del General Banzer abrió el período de mayor inestabilidad política de la


historia de Bolivia. Por un lapso de cuatro años (desde el 21 de julio de 1978 hasta
el 10 de octubre de 1982), el país se vio sacudido por dislocamientos violentos de
su estabilidad y su continuidad política. En ese período contamos nueve
gobiernos (ocho presidentes y una junta militar). De ellos siete fueron de facto y
sólo dos constitucionales, además cuatro de esos nueve se cuentan entre los diez
más breves de toda nuestra historia. Eso implica un promedio de un gobierno
cada cinco meses y medio. Nunca antes Bolivia había sido sacudida por tal índice
de inestabilidad.

Juan Pereda Asbún (1931).

Juan Pereda nació en La Paz el 17 de junio de 1931. Se graduó como subteniente


piloto en el colegio militar de aviación. Siguió estudios ce especialización en
Italia y en la Argentina en escuelas de estado mayor. Fue comandante del colegio
militar de aviación y comandante en jefe de la Fuerza Aérea. Formó parte del
gobierno de Hugo Banzer como ministro de Industria y Comercio y luego como
ministro del Interior.
Fue candidato a la presidencia de la república en 1978 en elecciones nacionales
que fueron anuladas al comprobarse un gigantesco fraude en su favor. Dos días
después de la anulación organizó un golpe de estado contra el Gral. Banzer a
quien derrocó (21 de julio). Ejerció la Presidencia por algo más de tres meses
cuando contaba con 47 años. En noviembre de 1978 fue derrocado por el Gral.
Padilla. Desde entonces se retiró de la vida pública.

Gobierno Pereda 1978


Pereda llegó al poder con escaso sustento político e incluso militar. Fue apoyado
por algunas fracciones que habían crecido en el gobierno de Hugo Banzer y en
particular por una organización creada para respaldarlo en tiempo electoral, que
fue integrada por jóvenes próximos al Banzerismo bajo el denominativo de CUN
(Consejo de Unidad Nacional), una de cuyas figuras generacionales más
destacadas era Ronald MacLean.

El gobierno intentó cimentar su poder en el compromiso de abrir un período de


transición hacia la democracia, que no tenía sentido después de unas elecciones
que abrieron las compuertas para una práctica política plena y sobre todo que
habían generado una sólida conciencia democrática en el país. La promesa de
convocar nuevamente a elecciones en 1980 no satisfizo a nadie.

El único hecho relevante de su breve presidencia fue la reunión que sostuvo en


septiembre con el Presidente Ernesto Geisel, en la que se ratificó por tercera vez
la voluntad boliviana de vender gas al Brasil, incrementando la cifra inicialmente
prevista hasta 400 millones de pies cúbicos diarios. Estas conversaciones, que
continuaron en gobiernos posteriores, no se llegaron a concretar en hechos sino
hasta dieciocho años después.

La tensión política creció en pocas semanas. Los partidos y frentes más


importantes (UDP, MNRA y PS-1) expresaron permanentemente su deseo de que
a apertura democrática pasara de las palabras a la acción. En noviembre, la UDP
anunció una gran concentración en La Paz que el gobierno intentó prohibir. La
concentración nunca se realizó; en la fecha prevista (24 de noviembre) se produjo
un incruento golpe de estado que desplazó a Pereda sin resistencia alguna por
parte de éste o sus seguidores. De ese modo llegaba al gobierno una figura
militar casi totalmente desconocida, el General David Padilla Arancibia.

David Padilla Arancibia (1927)

David Padilla nació en Sucre el 13 de agosto de 1927. Se graduó como oficial en el


colegio militar de ejército. Realizó estudios de especialización en Bolivia,
Argentina y Estados Unidos. Fue comandante del ejército y desde ese cargo se
sublevó derrocando a Juan Pereda. Ocupó la presidencia a los 51 años entre el 24
de noviembre de 1978 y el 8 de agosto de 1979, fecha en que entregó el mando al
Presidente constitucional Wálter Guevara.
En ese gobierno ocupó el cargo de comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas
hasta el golpe del 1º de noviembre de 1979. Posteriormente tuvo esporádicas
intervenciones políticas a través de declaraciones personales, siempre en apoyo
del proceso democrático. Es autor de una singular autobiografía titulada
Decisiones y recuerdos de un general (1980).

Gobierno Padilla 1978-1979

El Presidente Padilla llegó al gobierno apoyado por un grupo de militares


institucionalistas que sostenían la tesis de que las FF.AA. estaban
profundamente desgastadas por su prolongado ejercicio del gobierno, lo que
hacía indispensable un “repliegue” a sus funciones específicas y en consecuencia
una apertura democrática plena a través del proceso electoral. Algunos de ellos
habían combatido al gobierno Banzer (en 1974 este grupo propició un fracasado
golpe de estado). El gabinete casi íntegramente militar reflejó esa composición.
Entre sus miembros más destacados se encontraban el Cnl. Gary Prado
(Planeamiento), el Cnl. Raúl López Leytón (Interior), el Cnl. José Olvis Arias
(Educación), el Cnl. Rolando Saravia (Asuntos Campesinos), el Contralmirante
Osear Pammo (Industria), el Cnl. Norberto Salomen (Urbanismo) y el Cnl.
Simón Sejas (Educación). Paradójicamente, algunos de ellos, como Arias y
Saravia, se embarcaron luego en delirantes y frustradas intentonas golpistas. Por
su lado, Pammo y Salomón integraron dos años después la terrible dictadura de
García Meza.

El primer decreto del nuevo gobierno fue la convocatoria a elecciones para el 1º


de junio de 1979. La decisión bajó automáticamente la tensión social y política y
permitió al gobierno una administración relativamente normal de los asuntos de
estado.

El Centenario del Enclaustramiento Marítimo.

El 14 de febrero de 1979 se recordó el primer centenario de la invasión chilena a


Antofagasta. El país paralizó actividades por cinco minutos y en memoria del
infausto suceso se escucharon campanas y sirenas en todo el territorio. Bolivia
llegaba a esta fecha en medio de una aguda crisis política y en la antesala de la
peor crisis económica de su historia en tiempo de paz.
Su debilidad en relación a Chile (desde el punto de vista de su crecimiento
demográfico, poder económico y militar) era mayor que en 1879, y su política
internacional para recuperar el mar carecía de la coherencia necesaria. La
amarga experiencia del “Abrazo de Charaña” quedaba como lección para el
futuro en la búsqueda de reparar una usurpación que hiere la conciencia
latinoamericana.

Hay que decir sin embargo, que sostener coherencia diplomática para Chile
siempre fue un ejercicio muy sencillo, desde la cómoda posición del país
vencedor que usurpó, detentó y se benefició económicamente de los territorios
arrebatados, lo único que Chile tuvo que decir a lo largo de cien años es NO. Y lo
dijo siempre sin el menor escrúpulo.

Karachipampa y el Drama de las Fundiciones.

Desde la decisión del gobierno Ovando de instalar fundiciones en Bolivia,


muchos han sido los proyectos para ampliar el desarrollo de la metalurgia en el
país. Los más importantes son Vinto (estaño) y Mutún (hierro) que no llegó a
realizarse, La Palca (estaño de baja ley) y Karachipampa (plomo, plata). De
éstos el más ambicioso construido fue el de la fundición de plomo-plata de
Karachipampa en Potosí. El proyecto, nacido en el gobierno de Banzer, llegó a su
etapa de concreción en el gobierno Padilla con la firma del contrato para la
construcción de la fundición otorgada a la empresa alemana Klockner y a la
empresa belga MECHIN.

El costo final de la obra fue de 123 millones de dólares. Inaugurada en enero de


1984 la planta de Karachipampa nunca funcionó. Insuficiencia de producción de
minerales, finalización de la garantía de las empresas constructoras, carencia de
capital de inversión para empezar el funcionamiento, entre otras, son las
razones de la incongruencia que impidió la productividad de una planta cuya
inversión fue multimillonaria y jamás encendió su maquinaria ni fundió una sola
tonelada de concentrados.

En el caso de La Palca, construida con tecnología y por técnicos soviéticos, el


comienzo de su funcionamiento determinó una grave contaminación en el área
próxima (Potosí), que exigió la paralización de labores, reconstrucción de la
chimenea y reapertura. Luego de volver a funcionar se produjo una drástica
caída del precio del estaño (1985), lo que obligó nuevamente a la paralización y a
su posterior desguazamiento.

La experiencia de éste y otros proyectos gigantescos que encaró el estado sin un


cálculo sensato de costo-beneficio y sin garantizar eficiencia y funcionamiento
racional sin subsidios, condujo a gastos y endeudamiento desmesurados,
demostrando que el estado manejado discrecionalmente no se caracterizó
precisamente por ser un eficiente administrador de recursos y menos cuando se
encargaba directamente de la producción económica del país.

Acción Democrática Nacionalista (ADN) (1979)

La posición del Gral. Banzer tras la apertura democrática era muy delicada.
Fuertes corrientes populares se estrellaban contra su pasado gobierno y la
izquierda, a través del PS-1, anunciaba la instalación de un juicio de
responsabilidades contra su gestión nada más iniciarse las actividades del
congreso que se elegiría en julio de 1979. A los colaboradores del ex-presidente se
les ocurrió que la única respuesta posible era la creación de un partido político
que le sirviera de paraguas en el mismo parlamento. Así, el 23 de marzo de 1979
en el cine Esmeralda de La Paz, se creó Acción Democrática Nacionalista (ADN).

Entonces nadie o casi nadie le daba opción alguna al nuevo partido, considerado
de raíz fascista y ultra conservador. Pero, contra todo pronóstico, ADN empezó
muy bien, logrando un gran resultado electoral (tercero detrás de UDP y MNR).
En 1980 volvió a repetir el tercer lugar y en 1985, tras la debacle udepista, Banzer
ganó las elecciones pero perdió la presidencia en el congreso. Fue el espaldarazo
que consagró al ex-dictador como líder democrático. También en 1985 ADN
firmó un pacto de gobernabilidad con el MNR que permitió la estabilización
económica.

En 1989 Banzer fue derrotado por el candidato movimientista Sánchez de


Lozada, pero le bloqueó la Presidencia al aliarse de manera inesperada con su ex-
enemigo Jaime Paz. Tras co-gobemar otros cuatro años, Banzer volvió a perder la
elección en 1993 frente a Sánchez de Lozada, pero ADN ya era un partido clave
del espectro democrático, adherido a los principios liberales de economía
abierta. Este hecho se probó cuando finalmente Banzer logró acceder a la
presidencia por la vía del voto al ganar las elecciones de 1997 con un muy
estrecho 22 % de los votos.
La Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos de Bolivia (CSUTCB)

Las luchas campesinas por el reconocimiento de su propiedad sobre la tierra, su


dignidad como ciudadanos y sus derechos elementales se desarrollaron a lo largo
de casi toda la historia republicana. La reforma agraria de 1953 no sólo significó
la recuperación de la tierra, sino la inserción de los indios en la sociedad
boliviana. A partir de entonces coparon cada vez más espacios, comenzando por
el educativo (educación rural y acceso libre a las universidades).

La organización de sindicatos campesinos se incrementó hasta llegar a un punto


culminante en 1979 con la creación de la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), bajo el liderazgo de Genaro
Flores que era a su vez jefe del partido Movimiento Revolucionario Tupac Katari
(MRTK). La CSUTCB comenzó muy rápidamente a jugar un papel decisivo en la
lucha por la recuperación democrática y en contra de las dictaduras militares y
permitió a los campesinos un espacio de mayor influencia en el seno de la COB.

Las Elecciones de 1979. El Empantanamiento. La Solución


Guevara

El proceso electoral tuvo esta vez un carácter de mayor libertad dada la


neutralidad del poder Ejecutivo. El clima electoral tenso se caracterizó por el
encono y las acusaciones entre las diversas candidaturas. Además de los
nombres centrales de Siles (UDP) y Paz (MNR) se perfilaron dos contendientes
de peso, el primero Hugo Banzer que surgía a la vida política después de su larga
presidencia con un nuevo partido fundado en enero de 1979, Acción Democrática
Nacionalista (ADN) de tendencia conservadora de derecha. El otro candidato era
Marcelo Quiroga Santa Cruz del Partido Socialista 1 (PS-1) que había obtenido
un pálido resultado en 1978 pero que ahora subía en el favor electoral.

El resultado final (1o de julio de 1979) fue el de un virtual empate. Hernán Siles
obtuvo 528.696 votos (35.99%) contra 527.184 (35.89%) de Víctor Paz. Banzer
logró 218.587, logrando un sorpresivo y notable tercer lugar y Quiroga 70.765,
nueve veces más que en 1978. Las acusaciones de fraude contra el MNR
surgieron después de la etapa de recuento de votos, en la que se anularon
centenares de mesas por cualquier detalle, bajo el amparo de una ley electoral
que lo permitía.
El virtual empate entre Siles y Paz, dada la mínima diferencia de 1.512 votos entre
el primero y el segundo abrió las puertas para una batalla intransigente en el
legislativo. Al no obtener la mayoría absoluta ningún candidato, la decisión final
le tocó al parlamento que, tras siete votaciones entre el 4 y el 5 de agosto, no
pudo lograr la mayoría para ningún candidato (a Paz le faltaron cuatro votos
que no pudo obtener a pesar de su mayoría congresal). Fueron dos jornadas de
alta tensión y con la sombra del golpe rondando sobre los parlamentarios. Las
posturas eran tan intransigentes que en las siete votaciones los 25
parlamentarios adenistas votaron en blanco y los 5 del PS-1 anularon sus votos.

En esos días era impensable un acercamiento del MNR o UDP a cualquiera de


esas dos fuerzas para lograr una solución al entrabamiento y un proyecto de
gobernabilidad. Esta experiencia traumática que fue saludada por dos
sangrientos , golpes de estado en meses ulteriores, y la que vivió la UDP,
condujeron por fin a los políticos a soluciones razonables y de diálogo,
inauguradas en 1985 con el pacto por la democracia firmado entre Paz y Banzer.

Finalmente, a propuesta del honorable Tineo de ADN, se decidió designar como


Presidente constitucional interino de la república por un año a Wálter Guevara
Arze (electo por la coalición del MNR) a la sazón presidente del congreso.

Wálter Guevara Arze (1912-1996)

Wálter Guevara nació en Cochabamba el 11 de marzo de 1912. Abogado,


catedrático universitario especializado en economía y derecho en la universidad
de Chicago. Fue, junto a Víctor Paz, Hernán Siles y otros, fundador del
Movimiento Nacionalista Revolucionario (1941). Fue diputado y senador en
varias oportunidades. Es autor entre otros libros de ensayo del célebre Manifiesto
a los ciudadanos de Ayopaya (1946) considerado fundamental para explicar el
programa del MNR. Embajador en Francia, Venezuela y Naciones Unidas. Fue
ministro Secretario (Villarroel), Relaciones Exteriores (Paz, primer gobierno,
Siles, primer gobierno y Barrientes, tercer gobierno) y Gobierno (Siles, primer
gobierno).

En 1960 rompió con el MNR y fundó el Partido Revolucionario Auténtico (PRA)


del que fue candidato presidencial, obteniendo el segundo lugar in las elecciones
de ese año. En 1964 participó en el golpe que derrocó a Paz Estenssoro. En 1978
fue candidato vicepresidencial de Paz. En 1979, en su calidad de presidente del
senado, fue designado por el congreso como Presidente constitucional interino
de la república cuando contaba con 67 años. Menos de tres meses después fue
derrocado por el Cnl. Natusch. En 1980 terció en las elecciones como candidato
presidencial. Salió exiliado del país tras el golpe de García Meza.

A partir de 1982 y durante el gobierno ce la UDP fue embajador en Venezuela.


Reintegrado plenamente al MNR, en 1989, fue candidato vicepresidencial de
Gonzalo Sánchez de Lozada. La fórmula ganó las elecciones pero no legró el
poder en la votación congresal. Retirado de la actividad política, murió en La Paz
el 20 le junio de 1996 a los 84 años.

Gobierno Guevara 1979

La gestión del Dr. Guevara se encuentra entre las más breves de nuestra historia,
lo cual le impidió desarrollar un trabajo administrativo importante. Desde el
primer momento el Presidente expresó que en un año era imposible establecer
medidas económicas y llevar adelante el proceso electoral que le fue
encomendado por el congreso. Esta posición fue interpretada por algunos
sectores políticos y parlamentarios como un deseo prorroguista del primer
mandatario.

A la distancia parece evidente que se hacían necesarios ajustes económicos de


fondo en un momento en que la crisis todavía no se había desencadenado. Por
otra parte, en una postura que retrata muy bien la época de enconos e
inflexibilidad que se vivía, el congreso que lo había designado no apoyó al
gobierno y lo dejó huérfano. Por esa razón a Guevara no le quedó más remedio
que conformar su gabinete con ministros independientes, lo que le restó fuerza
política y capacidad negociadora. En octubre se produjo el primer amago de
golpe con un levantamiento, en Trinidad que no era más que un globo de ensayo.

El Presidente se puso sobre aviso y, advertido de un movimiento subversivo en


marcha, decidió a fines de ese mismo mes el relevo de algunos mande s militares
claves. Esta decisión precipitó los acontecimientos y provocaron el golpe de
estado. Guevara optó por la transparencia y la inflexibilidad en sus decisiones, a
pesar de su dramática debilidad.

La conspiración no tenía solamente origen militar, sus ramificaciones llegaban


hasta el congreso, al seno de las dos agrupaciones más poderosas del momento
el MNR y la UDP. Sus consultas con Paz fueron infructuosas y sus apelaciones a
Natusch no conmovieron al coronel involucrado en la subversión. En realidad el
Presidente no tenía opción alguna y actuó como debía, intentando preservar su
autoridad.
El Juicio de Responsabilidades al Gobierno de Banzer.

Nada más comenzar la legislatura de 1979 (la primera después de diez años), el
líder del PS-1 Marcelo Quiroga Santa Cruz inició un juicio contra el ex-presidente
Banzer tanto por delitos económicos como por violación de libertades esenciales
de los bolivianos.

En una exposición de casi doce horas Quiroga Santa Cruz ratificó sus brillantes
condiciones como parlamentario y estableció una densa acusación contra lo que
a su juicio no podía calificarse sino como una dictadura.

La defensa del acusado insistió en que lo que se pretendía en realidad era juzgar
a las Fuerzas Armadas y no a Banzer, generando una gran susceptibilidad militar
que le daba argumentos a las FEAA. Proclives a un nuevo golpe de estado. La
interrupción del proceso democrático provocó que el juicio fuese archivado
primero y olvidado después. El reiterado éxito electoral de Banzer disminuyó
notablemente las posibilidades de reavivar el mencionado juicio de
responsabilidades.
Años después, además, surgió el juicio de responsabilidades contra Garcia Meza
que haría historia, contra un personaje mucho menos defendible que Banzer
cuyo gobierno tuvo elementos positivos y cuyos votos lo redimieron de cara a los
ciudadanos.

La Asamblea General de la OEA en La Paz

El rasgo más destacado del gobierno de Guevara fue, sin duda, el relativo a la
cuestión marítima. Por primera vez la Asamblea General de la OEA se realizó en
nuestro país, a ella como es tradicional asistieron los ministros de Relaciones
Exteriores de todas las naciones americanas. Llegó a Bolivia incluso el secretario
de estado de los Estados Unidos Cyrus Vanee.

El objetivo fundamental de Bolivia fue el de conseguir respaldo continental a


nuestra reivindicación marítima. Las gestiones del canciller Gustavo Fernández
culminaron en el reconocimiento casi unánime (la única excepción fue
obviamente Chile) de que el problema marítimo boliviano es un asunto
continental y en consecuencia un problema que debe ser tratado
multilateralmente. Nunca antes la OEA había expresado un criterio de esta
naturaleza en relación a la causa boliviana que, en teoría, obligaba a Chile a un
cambio de postura y permitía un mayor margen de juego negociador para
Bolivia.

El éxito, sin embargo, fue empañado por el golpe militar que estalló en la
madrugada posterior a la clausura de la Asamblea cuando aún muchos
cancilleres se hallaban en La Paz. Esto provocó el espectáculo lamentable de los
ministros extranjeros, llegando al aeropuerto escoltados por tanques del ejercito.
Chile por su parte celebró un golpe que le permitió al representante chileno ante
la OEA decir que Bolivia no era un interlocutor válido para tratar ni el tema del
mar ni tema alguno.

Alberto Natusch Busch (1933-1994)

Alberto Natusch nació en Riberalta el 23 de mayo de 1933. Se graduó como oficial


en el colegio militar de ejército. Realizó estudios de especialización en la escuela
de armas y de infantería de montaña de Alemania Federal y en la escuela
superior de guerra de Argentina. Fue profesor del colegio militar y de las escuelas
de ingeniería, armas y comando y estado mayor. Fue comandante del colegio
militar de ejército. En el gobierno del Gral. Banzer fue presidente del banco
Agrícola, ministro de Agricultura y Ganadería y de Asuntos Campesinos y
Agropecuarios; ocupó este último cargo por cuatro años y medio (es uno de los
cinco ministros de estado de gestión más larga en nuestra historia).

Mediante un golpe de estado asumió la presidencia que ejerció apenas por 16


días. Contaba entonces con 46 años. En 1981 protagonizó un golpe de estado
contra el Gral. García Meza, obligando a éste a renunciar a la presidencia. Tras
una larga y penosa enfermedad murió en Santa Cruz el 23 de noviembre de 1994
a los 61 años.

El Golpe de Estado de Todos Santos y el Frustrado Gobierno


Natusch de 1979

El Cnl. Natusch protagonizó el tercer gobierno más corto de nuestra historia


después del de Pedro Blanco (seis días) y el de Eusebio Guilarte (diez días).
Durante su efímera gestión por supuesto no pudo desarrollar labor alguna.

El golpe de estado del 1° de noviembre fue gestado por sectores militares en


alianza con algunos parlamentarios del MNR y del MNRI (partido integrante de
la UDP). Las cabezas militares además de Natusch fueron el Gral. Edén Castillo
Galarza, el Gral. Luis García Meza, el Cnl. Carlos Mena Burgos, el Gral. Oscar
Larraín, el Gral. Jaime Niño de Guzmán y el Contralmirante Wálter Nuñez. Entre
los civiles del MNR Guillermo Bedregal y José Fellman Velarde y del MNRI Edil y
Willy Sandóval Morón y Abel Ayoroa Argandoña.

El golpe fue una de las mayores expresiones de irracionalidad de nuestra


historia, no sólo porque interrumpió brutalmente el proceso democrático, sino
porque se hizo a pocas horas de la clausura de la Asamblea de la OEA y deje un
resultado sangriento. La argumentación para justificarlo fue la supuesta
intención prorroguista del Presidente Guevara y la idea de que una propuesta
revolucionaria que emparentara al nuevo gobierno con el nacionalismo
revolucionario de 1952 iba a lograr respaldo popular.

Los golpistas que tuvieron que adelantar el movimiento para evitar la destitución
de los cabecillas militares, esperaban que el MNR y el MNRI apoyaran el golpe y
forzaran al parlamento a da le el visto bueno. Se especuló mucho sobre la
participación de Paz Estenssoro en este movimiento. Nunca se pudo probar, a
pesar de que dos de sus más estrechos colaboradores fueron las cabezas civiles
más visibles de los golpistas. Paz desaprobó el golpe una vez consumado y
algunos de sus parlamentarios como Sánchez de Lozada fueron de los más
enérgicos opositores al movimiento subversivo.

La repulsa al golpe fue total. La COB decretó huelga general indefinida. La


Confederación de Campesinos (CSÜTCB) decretó bloqueo de caminos que se
realizó en toda la nación. El congreso se reunió de urgencia y comenzó una larga
y tensa negociación que incluyó a la COB y a las Fuerzas Armadas.

Mientras tanto, se produjo en las calles céntricas de la ciudad y en algunas zonas


periféricas de La Paz una verdadera masacre protagonizada sobre todo por el
regimiento Tarapacá al mando del Cnl. Arturo Doria Medina. Los soldados y los
tanques dispararon ante civiles desarmados que resistían con palos y adoquines.
El saldo trágico se acercó al centenar de muertos y quinientos heridos. Mientras
tanto, el ministro de Finanzas Feliciano Agapito Monzón tuvo tiempo de ordenar
al Banco Central la entrega de 64 millones de pesos de los que nunca más se
supo.

Tras 16 días se llegó a un acuerdo. La COB se retiró de las negociaciones y las


FF.AA. aceptaron la renuncia de Natusch a condición de que Guevara no volviera
al gobierno (él y su gabinete mantuvieron todos esos días al gobierno legítimo en
la clandestinidad). De ese modo el congreso designó a Lidia Gueiler, presidenta
de la cámara de diputados, como Presidenta constitucional interina.

Lidia Gueiler Tejada

Lidia Gueiler nació en Cochabamba el 28 de agosto de 1921. Desde muy joven


militó en el MNR, partido del que fue destacada dirigente femenina. Organizó en
1951 una huelga de hambre en protesta por la anulación de las elecciones que
había ganado Paz Estenssoro. Fue cónsul en Alemania Federal y representante de
Bolivia ante la Comisión Interamericana de Mujeres.

Fue diputada en las legislaturas 1956-1960 y 1960-1964. En 1963 se unió al PRIN


de Juan Lechín y militó en ese partido hasta los años setenta en que se separó
con una fracción propia y volvió a aliarse con Paz Estenssoro.

Diputada de la Alianza del MNR en 1979 fue elegida presidenta de la cámara de


diputados y en esta condición Presidenta constitucional interina de la república
cuando tenía 58 años. Derrocada por García Meza fue exiliada del país. En 1982
fue nombrada embajadora en Colombia. En 1989 se unió a la Nueva Mayoría del
MIR y fue elegida senadora y embajadora en Venezuela. En 1993 se retiró a la
vida privada.

Gobierno Gueiler 1979-1980

El 16 de noviembre comenzó el gobierno de la señora Gueiler, la primera mujer


que accedió a la presidencia del país. La Presidenta tampoco contó con el apoyo
del parlamento que la había ungido y que, a pesar de la dramática situación que
había experimentado, insistió en dejar librado a su suerte al gobierno que había
designado. Esto obligó a Gueiler a apoyarse en la coalición de la que formaba
parte (la alianza del MNR) con la que formó gabinete junto a un grupo de
independientes. Por primera vez después le siete años un gobierno enfrentó la
situación económica.

Las medidas, bajo la batuta del ministro de Finanzas Augusto Cuadros Sánchez,
fueron la devaluación del peso de 20 a 25 por dólar, el incremento del precio de
los carburantes y ajustes a los precios de transporte y algunos alimentos básicos
de la canasta familiar. Las medidas fueron respondidas con la huelga de la COB y
el bloqueo de caminos de los campesinos. En diciembre la situación social
parecía insostenible, tero el ejecutivo capeó el temporal y logró paliar una crisis
económica que continuaba su curse ineluctable desde 1977.

Crisis Política y Gobierno de las FF.AA.

A los pocos días de ascender al mando la Presidenta tuvo que enfrentarse al


grupo “duro” de las FF.AA. encabezado por Luis García Meza quien exigió la
destitución del comandante del ejército Gral. Rocha. Tras tres días de
acuartelamiento, el gobierno cedió a las presiones. En los hechos fue un mini-
golpe que demostró quien detentaba realmente el poder.

García Meza, violando las propias leyes militares, volvió a ocupar el cargo de
comandante del ejército que había detentado en el golpe de 1979. El
nombramiento se produjo el 18 de abril. En mayo el jefe de seguridad de la
guardia presidencial Tte. Cnl. Terrazas intentó agredir a la Presidenta en la
propia residencia presidencial.

La prepotencia había llegado a oficiales de menor rango que desafiaban así el


poder civil que en los hechos estaba secuestrado por las armas de las FF.AA. a
cuyos mandos habían llegado jefes sin el menor pudor y el menor interés por
respetar la constitución. Durante todo el gobierno constitucional el Gral. García
Meza amenazó al proceso, a los viejos líderes políticos, a la izquierda y a sus
cabezas más prestigiosas como Marcelo Quiroga a quien amenazó
públicamente.

La Violencia Desestabilizadora

Durante la primera mitad de 1980 grupos y personas allegadas a los militares


golpistas, iniciaron una ola de violencia que cobró varas víctimas. El 22 de marzo
fue brutalmente asesinado después de ser torturado el sacerdote, periodista y
crítico de cine Luis Espinal, una de las personalidades más respetadas de la
cultura boliviana. Casi 70.000 personas asistieron a su entierro en señal de
repudio al crimen y a los golpistas.

El 2 de junio una avioneta que trasladaba al candidato vicepresidencial Jaime Paz


Zamora y cuatro dirigentes de la UDP, se precipitó a tierra en circunstancias no
esclarecidas. Todos los ocupantes murieron a excepción de Paz Zamora que
sufrió graves quemaduras. La avioneta siniestrada pertenecía a una compañía de
taxis aéreos de Luis Arce Gómez.

Dos días antes de las elecciones una manifestación de la UDP que marchaba por
el Prado de La Paz fue atacada por terroristas que lanzaron una granada de
mano; el saldo fue de dos muertos y trece heridos. El mensaje estaba claro, las
posiciones progresistas de personas y partidos no eran toleradas por los
militares más reaccionar os y los grupos civiles que los secundaban.

Las Elecciones de 1980

A pesar de todo, las elecciones se realizaron en ambiente de absoluta calma. La


Presidenta logró cumplir una de sus máximas aspiraciones, presidir una elección
pacífica y transparente. Volvió a ganar Hernán Siles con 507.173 votos (38.74%),
el segundo lugar fue otra vez para Víctor Paz con 263.706 votos (20.15%) que
perdió la mitad de los votos obtenidos en 1979 en gran medida por la sombra del
golpe de noviembre que muchos le atribuían. Banzer logró 220.309 (16.83%), sin
variantes en relación al 79, y Quiroga Santa Cruz 113.959 (8.71%), casi el doble de
1979. La proyección del líder socialista era excepcional y su crecimiento electoral
superó toda expectativa.

Una vez más el Congreso tenía que decidir el ganador al no haber obtenido
ningún candidato mayoría absoluta. La realidad era, sin embargo, dramática. El
país entero sabía que el golpe de estado llegaría, lo único que quedaba como
interrogante era cuando. Los militares se jactaban de su poder y de que
interrumpirían el proceso en cualquier momento, lo hacían en privado y en
público.
El gobierno estaba absolutamente inerme para evitar esa situación y
simplemente apostaba a durar lo más que le fuera posible. En esas condiciones,
el 17 de julio, 18 días después de las elecciones, se produjo el golpe de García
Meza.

Luis García Meza (1929)

Luis García Meza nació en La Paz el 8 de agosto de 1929. Se graduó en el colegio


militar de ejército. Fue profesor de la escuela de comando y estado mayor.
Comandante de la escuela de armas de la VI división del colegio militar y del
ejército. Distanciado del gobierno Banzer estuvo durante esa gestión en cargos
en fronteras ya como general. Participó directamente en el golpe del 1Q de
noviembre de 1979. Fue el cabecilla del golpe del 17 de julio de 1980. Se hizo del
poder cuando contaba con 50 años. Se vio obligado a renunciar por presión
militar en agosto de 1981. Vivió en la Argentina entre 1982 y 1986.

En abril de 1986 el congreso sustanció un juicio de responsabilidades contra él y


su gobierno en la corte suprema de Sucre a donde se trasladó para afrontarlo. En
1988, acusado del robo de los diarios del Che, abandonó Sucre y fue declarado
prófugo. El juicio continuó en su ausencia y en 1993 fue declarado culpable y
condenado a 30 años de cárcel sin derecho a indulto. En marzo de 1994 fue
apresado en Brasil donde vivía con identidad falsa. El 15 de marzo de 1995 fue
extraditado a Bolivia y entró a la prisión de Chonchocoro (La Paz) donde
comenzó a cumplir su condena.

El Golpe del 17 de Julio

Organizado tan meticulosamente que incluyó la presencia de asesores


argentinos incluso en la represión, la tortura y la organización de grupos
paramilitares a cargo de Luis Arce, el golpe se desencadenó el jueves 17 de julio
con un alzamiento de la división asentada en Trinidad y la inmediata toma de la
COB y el palacio de gobierno en La Paz. La COB fue asaltada por paramilitares
que llegaron en ambulancias de la CNSS, interrumpiendo una reunión del
Comité de Defensa de la Democracia (CONADE).

En esa ocasión fue fríamente asesinado Marcelo Quiroga Santa Cruz, además
del dirigente político Carlos Flores y el sindical Justo Vega. Fueron detenidos
docenas de jefes políticos y sindicales, incluido Juan Lechín. Tras el asalto al
palacio de gobierno fueron detenidos casi todos los miembros del gabinete y la
Presidenta fue recluida en la residencia presidencial. En la noche de ese día la
señora Gueiler, bajo severas presiones, fue obligada a renunciar a la presidencia.

Se estableció el toque de queda (de 9 de la noche a seis de la mañana), la cadena


radial y la censura total de prensa. Las minas, que se convirtieron en el último
heroico foco de resistencia al golpe, fueron intervenidas y atacadas con un saldo
de varios muertos.

Marcelo Quiroga Santa Cruz (1931-1980)

Quiroga Santa Cruz representó uno de los liderazgos más lúcidos y honestos de
la política boliviana de la segunda mitad de siglo. Su excepcional inteligencia y
sus notables dotes de orador se combinaron con una particular mística que lo
convirtió en uno de los símbolos de la izquierda boliviana.
Nació en Cochabamba en 1931. Originalmente estuvo próximo a FSB, fue en una
fórmula de ese partido que accedió al parlamento durante el gobierno de
Barrientos. Su interpelación por la masacre de San Juan le costó la cárcel. Fue
ministro de Minas y Petróleo del gobierno de Ovando desde donde propugnó la
nacionalización de la Gulf. En 1971 fundó el Partido Socialista. Fue exiliado por
Banzer. Ejerció la cátedra universitaria en México. A su retorno como jefe del
escindido Partido Socialista 1, fue candidato a la presidencia en tres
oportunidades (1978-1979 y 1980). Obtuvo un notable cuarto lugar con más de
100.000 votos en 1980. En 1979 inició un juicio de responsabilidades contra el ex-
presidente Hugo Banzer.

Ejerció el periodismo en los años sesenta y setenta. Fundó el efímero periódico


"El Sol" y 1a revista “Clarín Internacional”. Fue columnista en la prensa mexicana,
sus columnas más importantes fueron recopiladas en el libro Hablemos de los
que mueren. Incursionó en el cine con un cortometraje El combate (1959). Pero
su obra de creación más destacada se dio en la narración. Los deshabitados
(1959) es ya un clásico de la literatura moderna de Bolivia. Con carácter póstumo
se publicó su segunda novela Otra vez marzo. Sus escritos políticos más
importantes son El saqueo de Bolivia (1972) y Oleocracia o patria (1976).

Tras el asalto a la COB el 17 de julio de 1980, fue herido, torturado y brutalmente


asesinado. Su familia nunca pudo recuperar sus restos. Murió a los 49 años de
edad. En 1997 el Presidente Sánchez de Lazada designó una comisión para
investigar el paradero de los restos de Marcelo. A pesar de las trabas evidentes de
la gestión que lo sucedió, el juez Alberto Costa Obregón inició una investigación
seria para lograr respuestas sobre tan dramático tema.

Gobierno García Meza 1980-1981

Es sin duda uno de los gobiernos más nefastos que ha tenido el país en su
historia. Protagonizado por la violencia y la intolerancia, fue un ejemplo de
abuso atrabiliario e irresponsable del poder. Durante este gobierno se hicieron
diversos negociados, se cortaron radicalmente las libertades ciudadanas y se
estableció un sistema de amedrentamiento y abuso contra la población, en el
contexto de derechos políticos y sindicales suspendidos.
El alto mando militar y el gabinete estaban conformados entre otros por: Gral.
Waldo Bernal Pereira (Comandante de la Fuerza Aérea), Ramiro Terrazas y
Osear Pammo (sucesivamente comandantes de la Armada), estos cuatro últimos
formaron junto al Gral. García Meza la junta de comandantes. Cnel. Luis Arce
Gomez (Interior), Gral. Armando Reyes Villa (Defensa), Gral. Osear Larraín
(Planeamiento), Cnel. Ariel Coca (Educación), Fernando Palacios
(Informaciones), Cnel. Mario Escobari (Secretario), Mario Rolón Anaya
(Relaciones Exteriores), Gral. Celso Torrelio (Interior), Jorge Tamaya Ramos
(Finanzas), Cnel. Rolando Cánido (Trabajo), Marcelo Galindo (Secretario) y
Enrique Crespo (Informaciones).

Está probado documentalmente que Hugo Banzer y su partido ADN apoyaron al


gobierno de García Meza entre julio y abril de 1981 cuando se produjo una
ruptura pública de Banzer con García Meza.

Los Crímenes de la Calle Harrington

El 15 de enero de 1981 se reunió la dirección clandestina del MIR en Bolivia para


analizar un paquete económico que había lanzado el gobierno, que determinó el
alza de varios productos de la canasta familiar. El grupo fue delatado y el
ministerio del Interior, dirigido por Arce Gómez, organizó un operativo de
aniquilación que culminó con el asesinato de ocho de los nueve dirigentes
presentes en la reunión en una casa de la calle Harrington de La Paz.

Fueron masacrados Luis Suárez Guzmán, Arcil Menacho, José Reyes, Ramiro
Velásco, Artemío Camargo, Ricardo Navarro, Jorge Baldivieso y Gonzalo Barrón.
Milagrosamente se salvó la dirigente Gloria Ardaya que fue torturada después de
los hechos y enviad i posteriormente al exilio. Poco tiempo antes, Arce había
advertido que todos los bolivianos debían ir con su testamento bajo el brazo.
Para quienes estuvieran contra el régimen el ministro del Interior dijo: “No va
haber perdón” y cumplió su amenaza sin misericordia.

Las Piedras Semipreciosas de la Gaiba

El gobierno García Meza fue acusado y condenado en la corte suprema por


varios negociados, entre otros el de los vidrios rayban de la piscina Olímpica de
La Paz que fueron usados en casas particulares de algunos oficiales de alta
graduación, la adquisición fraudulenta de maquinaria para YPFB, la compra
sobrevaluada de carritos de agricultura de origen argentino y otros.
Pero el más grave de ellos fue el de la firma de un contrato privado entre la junta
de comandantes (García Meza, Waldo Bernal y Ramiro Terrazas) y una empresa
brasileña (Rummy Ltda.) para la explotación de piedras semi preciosas en la
zona de La Gaiba, que forma parte de las reservas fiscales de la nación. El hecho
fue valientemente denunciado pe r el periódico “Meridiano” de La Paz en pleno
gobierno de García Meza. La investigación periodística posterior de Antonio
Miranda demostró que cada envío ilegal y directo desde la Gaiba AL BRASIL era
de un valor superior a los 10.000 dólares y se hacían varios por semana.

El Narcotráfico

La década de los años ochenta marco un hecho de trascendencia histórica


dramática y determinante para la realidad social, económica y moral del país; el
crecimiento espectacular del narcotráfico como negocio de insospechada
expansión. Si bien este fenómeno comenzó a darse al comienzo de los años
setenta, tiempo en el que comenzaron a crecer los grupos que conformaron
verdaderas mafias, fue realmente en los años ochenta y particularmente durante
el gobierno de Luis García Meza, cuando se produjo la verdadera expansión del
negocio, protegido incluso por el poder ejecutivo. Varios organismos
internacionales y miembros del propio congreso de los Estados Unidos acusaron
formalmente a Luis Arce Gómez ministró de García Meza de estar involucrado
en operaciones de tráfico de drogas.

Otros ministros y funcionarios (caso Ariel Coca y Norberto Salomón) fueron


también implicados en casos de narcotráfico. El cultivo tradicional de coca en la
zona de los Yungas de La Paz para consumo tradicional de campesinos y
mineros, comenzó a expandirse por esos años al norte de Santa Cruz, al
departamento del Beni y, finalmente (a mediados de los ochenta), a la zona del
Chapare en Cochabamba. Se estima que en Bolivia se producían en 1985 más de
103.000 toneladas de coca, más de 80 % destinados a la fabricación de cocaína.

Cerca a 200.000 personas estaban involucradas en el narcotráfico, ya sea por


cultivo, pisado para fabricación de pasta básica, o directamente narcotráfico. Se
calcula que casi un 10 % de la población estaba directa o indirectamente
vinculada a la economía del narcotráfico, que de acuerdo a estimaciones
variables movía en 1985 entre 600 y 3.000 millones de dólares al año. En 1950
había en Bolivia 2.929 productores de hoja de COCA para el consumo tradicional
(Yungas). En 1987 ese número se había incrementado a 61.641 productores,
siendo evidente que la evolución del consumo tradicional no determinó
crecimiento alguno que no fuera el vegetativo. En 1960 la superficie cultivada de
coca en Bolivia era de 3.300 hectáreas.

La protección que se le dio al narcotráfico en este período consolidó una


industria ilegal que creció incesantemente hasta bien avanzados los años
noventa. Fue recién a partir de 1993, que las políticas de erradicación
comenzaron a dar algunos resultados. En este período los productores bolivianos
se aliaron con los canales de Colombia, que en algún momento controlaron el
circuito de producción desde Bolivia hasta Estados Unidos.

En 1975 el tambor de coca (100 libras) costaba 180 dólares, en 1980, 600 $us, en
1983 llegó a su pico, 800 $us por tambor, mientras que a partir de 1989 cayó a un
promedio de entre 50 y 100 $us por tambor. El jornal de los pisacocas cayó de 15
dólares en 1980 a 20 bolivianos (algo más de 7 dólares) en 1989. En 1980 se
producía alrededor de 450 toneladas de pasta base y 110 toneladas de clorhidrato
de cocaína. Esa producción llegó en 1990 a 1.167 toneladas de pasta y 265
toneladas de cocaína.

El problema del narcotráfico fue, sin duda, uno de los más agobiantes y graves
que afrontó el país, pues minó su estructura moral, incrementando
vertiginosamente la corrupción. Influyó además de modo importante sobre
nuestra economía.

Se estima que en 1980 la coca representaba el 12 % del PIB, ese porcentaje cayó en
1993 al 2,7 % del PIB, lo que marca una disminución progresiva del impacto de la
economía ilegal de la coca sobre la economía global del país. El problema
adicional con el que se cerraba el círculo negativo fue el espacio abierto para el
consumo interno que comenzó a ser peligroso en le s años ochenta y noventa.

El problema debió encararse de manera multilateral en la medida en que el


circuito del narcotráfico tiene dos puntas, la producción y el consumo. En
cualquier economía, mientras haya en algún lugar alguien dispuesto a pagar por
un producto, siempre habrá alguien dispuesto a producirlo. En el camino se da
un círculo de intermediación que enriquece a la mafia y genera crimen y
violencia sin límites. Esta realidad tardó en ser reconocida por los Estados
Unidos, que al principio pretendía endilgarles toda la responsabilidad a los
productores.
Sublevaciones Militares y Caída de García Meza
A pesar de que al principio casi todas las FEAA apoyaron el golpe de estado, a
medida que pasaban los meses el malestar interno se expresó con intensidad. Los
excesos de este gobierno superaron incluso los criterios más “flexibles” que
habían tenido determinados sectores de la fuerza armada del país en el pasado.
Algunas normas básicas de convivencia interna y códigos elementales de honor
fueron alterados por la dictadura que terminó siendo repudiada por la propia
institución que la llevó al poder.

En enero se produjo un motín en el colegio militar de La Paz que exigió y logró la


destitución de Luis Arce del ministerio del Interior. En mayo se sublevó el CITE
de Cochabamba al mando del Cnl. Emilio Lanza. Tras dos intentos del mismo
oficial, la sublevación fue controlada y Lanza exiliado. Poco después se produjo
un alzamiento en campo Tita protagonizado por el exministro Carlos Valverde.
Allí fue herido en circunstancias no esclarecidas el Gral. Gary Prado que quedó
paralítico. En julio los generales Luis Añez y Humberto Cayoja se sublevaron en
La Paz, la acción fue controlada a último memento y los cabecillas exiliados.

Finalmente el 3 de agosto se levantaron en Santa Cruz Albterto Natusch y Luis


Añez, con el apoyo del ex-presidente Luis Adolfo Siles. Fue el asalto fina. La
mediación de la Iglesia evitó que los sublevados hicieran gobierno y dio paso a
una efímera Junta Militar. García Meza que en julio había expresado su deseo de
mantenerse en el mando y que meses antes dijo que su gobierno abría una nueva
época de por lo menos veinte años, no tuvo más remedio que presentar su
renuncia a la presidencia en una tensa y desagradable ceremonia en el palacio de
gobierno.

La Junta Torrelio, Bernal, Pammo 1981

La caída de García Meza fue formalmente adornada como renuncia y dio lugar a
una junta de gobierno integrada por los tres máximos comandantes de las
FF.AA., Celso Torrelio Villa del ejército, Waldo Bernal Pereira de la aviación y
Óscar Pammo Rodríguez de la Armada. Mientras Torrelio tuvo un ascenso
fulgurante durante el gobierno dictatorial, los otros dos comandantes se
mantuvieron en sus cargos como para demostrar que el poder garciamezista se
mantenía intacto. La junta ejerció sus funciones por sólo un mes, entre el 4 de
agosto y el 4 de septiembre de 1981, hasta que se decidió darle al ejército
nuevamente el control de la nación, designándose a Celso Torrelio como
Presidente de la República.
Celso Torrelio (1933-1999)

Nacido en Padilla (Chuquisaca) el 3 de junio de 1933, Celso Torrelio se graduó en


el colegio militar de ejército. Fue comandante de la escuela de comando y estado
mayor del colegio militar de ejército, ministro del Interior de García Meza,
comandante del ejército y miembro de la junta de comandantes que gobernó al
país por un mes. El 4 de septiembre fue nombrado por las FF.AA. Presidente de la
república cuando contaba con 48 años. Todos estos altos cargos los ocupó en el
período 1980 - 1981. El 21 de julio de 1982 fue sustituido también por las FF.AA.
Murió en La Paz el 23 de abril de 1999 a los sesenta y cinco años de edad.

Gobierno Torrelio 1981-1982

Signado por la mediocridad el gobierno de Celso Torrelio no fue otra cosa que la
continuidad de la dictadura de Luis García Meza. Con menos dureza que el
gobierno anterior, en esta administración comenzó a cristalizarse una aguda
crisis política que se vislumbraba ya desde tiempo atrás y que se hacía inevitable.
El Presidente carecía de capacidad alguna para mantener por más tiempo una
situación que para las FF.AA. se hacía poco menos que insostenible. Aunque el
Presidente dijo que gobernaría con la constitución en la mano, los mecanismos
de coerción, si bien suavizados, se mantenían intactos, sobre todo el aparato de
represión del estado.

Las FF.AA. se encontraban con la realidad de su desmoronamiento y


descomposición. Menos de un año después tuvieron que dar el impulso final a la
reapertura democrático, lo que exigía un cambio de titular en la presidencia que
permitiera un mínimo de credibilidad casi totalmente perdida por la dictadura y
por el propio Torrelio que la representaba.

La sucesión no fue fácil, las FF.AA. vivían una curiosa dinámica de “democracia”
interna a través de reuniones o consultas a los comandantes de grandes y
pequeñas unidades que no sólo opinaban, sino que también votaban en relación
a sus preferencias por uno u otro candidato. Entre el 19 y el 21 de julio de 1982 se
produjo un intenso cabildeo. Quien aspiraba con más vigor a ser el Presidente de
la transición era Faustino Rico Toro que, sin embargo, no pudo inclinar la
balanza a su favor. Finalmente, la institución optó por un hombre de transacción
sin mayor ascendiente, el Gral. Guido Vildoso. La flotación del peso boliviano.
Comienza la hiperinflación
En el único intento de tomar una acción correctiva ante el desmoronamiento de
la economía, el gobierno decidió una medida monetaria que el país se había
negado tradicionalmente a adoptar ante la debilidad del peso. Fue la “flotación”
de nuestra moneda en relación al dólar, evitando así la devaluación fija y no
flexible asumida en 1956, 1972 y 1979. La medida pretendía dejar el peso librado al
libre juego de oferta y demanda, pero carecía de un mecanismo elemental que
permitiera al banco Central evitar la caída definitiva de nuestra moneda, pues no
se contaba con un respaldo de divisas que desde el banco cubriera un proceso de
demanda agudizado por la percepción de la ciudadanía de que el peso carecía de
respaldo.

Fue el comienzo del despeñadero. Al tomar la medida en febrero de 1982 el peso


comenzó a una paridad de 44 por cada dólar. Se abrió de ese modo el camino de
la inflación primero y la hiperinflación después, que estuvieron a punto de llevar
al país al desastre al promediar 1985. En ese lapso entre 1982 y 1985 (tres años)
nuestra moneda se devaluó más de un millón de veces con relación a la paridad
de 25 pesos por dólar existente hasta febrero de 1982.

Guido Vildoso Calderón (1957)

Guido Vildoso nació en Cochabamba en 1937. Se graduó en el colegio militar de


ejército. Fue profesor en el colegio militar. Realizó estudios de especialización en
Estados Unidos, Panamá y Brasil. Fue comandante de la escuela de comando y
estado mayor de la VII división de ejército.

En el gobierno Banzer fue ministro de Previsión Social y Salud Pública. Por


decisión de las FF.AA. fue designado Presidente de la república cuando tenía 45
años. Entregó el mando al Presidente constitucional electo Hernán Siles. Tras
dejar la presidencia se retiró a la vida privada.

Gobierno Vildoso 1982

A Vildoso quien asumió el mando e1 21 de julio de 1982, le tocó cerrar el largo


período de administración militar iniciado en 1964 y que tuvo apenas cuatro
años de interregno democrático. Después de esos largos 18 años, las FF.AA.
habían llegado a un grado de desgaste y corrupción muy graves para su propia
estabilidad interna. A su vez estaban profundamente desprestigiadas de cara al
país y a la opinión internacional, además de hallarse bastante divididas
internamente. Se veían incapaces de administrar la crisis económica que
comenzaba a acelerarse y se enfrentaban a una heroica lucha del pueblo
boliviano por recuperar las libertades básicas y el proceso democrático.

Ante esta realidad primó el sentido común. Vildoso, tras un intento fallido de
convocatoria a elecciones y un paquete de correctivos económicos que no pudo
aplicarse por falta de un mínimo consenso nacional, se dio cuenta de que lo
único que quedaba era retomar la realidad política que había sido interrumpida
violentamente en 1980.

El Congreso de 1980

A fines de septiembre y a propuesta le la Confederación de Empresarios Privados,


algunos partidos políticos y el vespertino “Ultima Hora”, el gobierno decidió
convocar al parlamento elegido en 1980. Desde el punto de vista de 1a UDP la
situación era paradójica, pues si por una parte era evidente que el congreso
elegiría a Hernán Siles, por otra no era menos cierto que una eventual elección
en ese momento le podía dar una cómoda mayoría absoluta que en ese congreso
no tenía. La crisis era tan grave y las tensiones tan fuertes que lo sensato pareció
entonces aceptar esa convocatoria, aunque eso costó una división de opiniones
en el seno de la coalición, entre quienes apoyaban la convocatoria a ese congreso
(el MIR) y quienes se oponían (MNRI).

Para el resto de los partidos, en cambio, esta opción era interesante pues
permitía sobre todo a ADN y MNR un control del parlamento que condicionaría
fuertemente las iniciativas del poder ejecutivo.

El 5 de octubre el parlamento eligió a Hernán Siles Zuazo por mayoría absoluta


con 113 votos sobre 146 (fueron decisivos los votos de la propia UDP y de a
Alianza del MNR de Paz). Fue elegido como vicepresidente Jaime Paz Zamora
que obtuvo 118 votos. De esa manera terminaba una de las etapas más
turbulentas de nuestra historia republicana y se encaminaba a Bolivia hacia una
ruta totalmente nueva, la práctica de una democracia universal regida por la
constitución que apenas si tenía precedentes en nuestra historia.
CAPITULO
Por los caminos de la Democracia
La Era del Gas. El Estigma de la Coca II
(1982-1997)

El Momento Histórico

La experiencia democrática, inaugurada el 10 de octubre de 1982, marcó algunos


rasgos de gran trascendencia. En primer lugar se puede decir que, tanto por la
composición parlamentaria de real pluripartidismo como por el respeto total a
las libertades ciudadanas, incluida la libertad plena de expresión y por tanto de
discrepancia pública con el poder constituido, se vivió en Bolivia una democracia
genuina como no se había experimentado antes (entendiendo por tal la vigencia
de la Constitución política del estado y el marco del sistema político democrático
que ésta representa). Desde 1952 los gobiernos democráticamente elegidos, o
coartaron severamente libertades esenciales o llegaron al poder con partidos o
dirigentes políticos proscritos.

Antes de 1952, aún en gobiernos que respetaban la Constitución, el sistema


democrático estaba drásticamente restringido por el voto calificado. Esta
realidad supuso en el primer gobierno posterior a 1982 un ejercicio
frecuentemente equivocado de la democracia por parte de los protagonistas del
proceso; los gobernados por exceso y los gobernantes por insuficiencia. Pero
después de esa etapa, explicable tras la larga dictadura, los sujetos democráticos
comenzaron a desarrollar una práctica política en el marco de la carta magna,
en la que primó el sentido común y la búsqueda de consensos y acuerdos inéditos
y sin parangón en América Latina, lo que permitió la gobernabilidad
indispensable para el crecimiento y el progreso colectivos. Esto es una
demostración de que el país maduró en la democracia.

El desafío más importante fue buscar la institucionalización del sistema


democrático y garantizar su permanencia en el tiempo a través de cambios
esenciales. En ese camino se reformó la Constitución política del estado, se
aprobaron modificaciones al sistema judicial, uno de los más cuestionados en el
país, se garantizó la limpieza y transparencia de las elecciones a través de
modificaciones a la ley electoral sobre todo con la conformación de una corte e
lectoral honesta e idónea.
Se modificó el sistema de elección de miembros de la corte suprema de justicia, el
contralor general y el fiscal general. Se aprobó la existencia de un tribunal
constitucional y un defensor del pueblo. Modernización e institucionalización
para fortalecer la democracia fueron las consignas que casi por consenso se
lograron aprobar a lo largo de más de un período presidencial, ratificando la
continuidad de ideas más allá de los partidos en el gobierno.

Desde él punto de vista del voto, se rompió la hegemonía de un partido; al


hacerse cada vez más limpios los procesos electorales el gobierno no pudo
manipular las elecciones. Se terminaron los candidatos que ganaban con el 60,
70, 80 y hasta 90 % de los votos. El pluripartidismo dio pie a un nuevo desafío
que pasó por votaciones con mayoría relativa y no absoluta. El parlamento
decidió la elección del Presidente en todas las elecciones desde 1979 hasta 2002.
Por primera vez en la historia el congreso eligió al segundo (1985) y al tercero
(1989) y por primera vez los partidos se vieron forzados a hacer alianzas para
lograr el voto parlamentario y gobernar en coalición (ocurrió sin interrupción en
1985, 1989, 1993, 1997 y 2002).

El otro rasgo destacado de esta etapa fue que por primera vez en su historia
Bolivia vivió la transmisión de mando democrática y pacífica de gobierno a
oposición. Esta práctica se inauguró en 1985 cuando Hernán Siles Zuazo de la
UDP-MNRI transmitió la presidencia a Víctor Paz Estenssoro del MNR. En 1989
Víctor Paz transmitió el mando a Jaime Paz de la coalición ADN-MIR, en 1993
Jaime Paz transmitió el poder a Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR y en 1997
Sánchez de Lozada se lo entregó a Banzer de la ADN. Fue una experiencia que
demostró también en este aspecto una creciente madurez de la democracia
boliviana.

Pero el cambio más significativo se dio en la orientación político económica del


país. El fracaso de la UDP hundió el proyecto de estado nacional y la ideología
forjada en 1952. Los acelerados cambios mundiales a partir de los gobiernos de
Reagan en Estados Unidos y Thatcher en el Reino Unido (1979-1988), el
desmoronamiento del socialismo a partir de la caída del muro de Berlín (1989), la
desaparición de la Unión Soviética y la crisis global del comunismo, afectaron
severamente la orientación universal con el surgimiento de la hegemonía de los
Estados Unidos y su particular dominio sobre América Latina.
La economía liberal se impuso en casi todos los rincones de la tierra y Bolivia no
sólo que no fue la excepción, sino que fue una de las primeras naciones del
continente en aplicar un plan de ajuste económico que orientaría al país a la
economía abierta o de mercado (lo comenzó a hacer en 1985 Paz Estenssoro).

El proceso de reducción del estado, el fin de la economía estatizada y el vuelco


hacía un estado regulador y no administrador de los bienes nacionales y sus
sistemas productivos, desataron una ola de protestas que, sin embargo, no
doblegaron la nueva orientación hacia la modernidad que cuestionaba la esencia
misma del estado del 52. A lo largo de 13 años (1985-2003) este giro afrontó los
desafíos de combinar el liberalismo económico con una visión que termine con
los indicadores sociales del país que lo ubican entre los cinco más pobres de
América Latina (Bolivia pasó en los años noventa de ser el penúltimo país del
hemisferio por sus indicadores sociales y de pobreza a ubicarse por encima de
Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Haití).

El descalabro económico de los ochenta puso a Bolivia en uno de los trances más
graves de toda su historia. La recuperación económica después de 1985 fue muy
lenta, el país perdió un tercio de su capacidad productiva y retrocedió una
década en avances económicos. El decrecimiento del PIB por casi un lustro
pulverizó el poder adquisitivo de los salarios y el nivel de vida cayó por debajo del
alcanzado en los años setenta. Las exportaciones cayeron casi en un 40% y su
recuperación apenas permitió en la mitad de los años noventa volver a los
volúmenes de 1980.

La estructura exportadora varió, dividiendo en tres partes lo que había sido en el


pasado resultado de un producto (el estaño) y luego dos (minerales y gas). La
caída de los precios de los minerales y el ascenso agroindustrial de Santa Cruz y
de alguna industria de transformación en La Paz, llevaron a las llamadas
exportaciones no tradicionales a ocupar en los años noventa más de un 45% de
las exportaciones. Gas y minerales se dividieron en el otro 55%.

Nuestra relación bilateral con los Estados Unidos entró en una fase de aguda
dependencia y condicionamiento por la producción masiva de coca para el
narcotráfico. Las presiones norteamericanas y su injerencia en nuestros asuntos
internos llegaron a grados que pueden considerarse sin precedentes.

La política externa de Bolivia se “narcotizó”. Bolivia planteó respuestas propias al


problema de los cultivos y la necesidad de su erradicación y acuñó el concepto de
desarrollo alternativo y responsabilidad compartida, pero en los hechos Estados
Unidos forzó leyes y acciones en este campo en el que nuestra autonomía quedó
seriamente en cuestión.

Segundo gobierno Siles Zuazo. La UDP 1982-1985

Los tres triunfos electorales sucesivos de la Unidad Democrática y Popular


(UDP) (el de 1978 no reconocido en las cifras oficiales), una coalición que reunía
al Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI), Movimiento de
la Izquierda Revolucionaria (MIR) y Partido Comunista de Bolivia (PCB),
generaron una gran esperanza en el país; se puede decir sin temor a error que
cuando Hernán Siles llegó al palacio gozaba de un respaldo abrumador de la
nación.

El gobierno comenzó, sin embargo, debilitado por las diferencias internas que se
habían generado en el período del exilio y clandestinidad entre 1980 y 1982, lo que
condujo a desinteligencias y tensiones que repercutieron en la administración del
poder. La UDP demostró además carecer de un programa serio que permitiera
superar una crisis que en 1982 era ya muy grave. Los puntos de vista diferentes
sobre cómo encarar la crisis y cómo distribuir las cuotas de poder, terminaron
por hacer inviable la coalición que se fracturó totalmente antes de terminar el
período.

El Presidente prometió una mejoría económica en los primeros 100 días de


gobierno, lo que no pudo cumplir. El MIR dio muy pronto muestras de su falta de
madurez, decidiendo retirarse del gobierno (enero de 1983) a sólo tres meses de
haber comenzado la gestión. Volvió luego en abril de 1984 y volvió a irse en
diciembre de 1984. El PCB, por su parte, dejó el gobierno en octubre de 1984. El
primer mandatario tuvo que apelar al término de su gobierno a ministros
independientes y a la Democracia Cristiana (PDC), dispuesta a subirse al carro
ganador.

El problema principal del ejecutivo fue su debilidad política expresada en su


minoría parlamentaria. La oposición liderada por MNR y ADN fue implacable
con la UDP y contribuyó a bloquear cualquier salida razonable a la crisis. La
irresponsabilidad de los legisladores puso por encima de los intereses del país, el
afán de hacer inviable al gobierno.
El senador Óscar Zamora del MNR-FRI logró que el senado pidiera el aumento
de los salarios en un 100%, sabiendo que era un pedido irracional que alimentaba
el fuego de la hiperinflación, a la vez que Siles no percibió que, sin un acuerdo
con alguna fuerza de oposición (no logrado a pesar de algunos intentos secretos
de parte del MNR), su gobierno estaba destinado al desastre.

En este contexto, el Presidente tenía razón cuando aceptó a regañadientes el


reconocimiento de la elección de 1980 que implicaba minoría de la UDP en el
parlamento. Una eventual elección en 1982 le hubiese dado a Siles una mayoría
relativa muy sólida.

La inestabilidad interna se expresó de modo muy claro en los cambios


ministeriales. Siles designó siete gabinetes y 80 ministros en menos de tres años
de gobierno; el promedio de cambios más alto de toda la historia. Tuvo, sin
embargo, ocasión de emprender o concluir importantes obras de infraestructura.
En 1983 inauguró el aeropuerto internacional de Viru -Viru en Santa Cruz, la
obra aeroportuaria más importante de Bolivia, que se convirtió en el nudo de la
aviación del país. También inauguró el tramo cara tero asfaltado Chimoré
-Yapacaní, parte de la nueva carretera Cochabamba-Santa Cruz. Con esta obra se
abrió un período de intensas construcciones de caminos, que no se interrumpió
durante los sucesivos gobiernos democráticos.

Entre abril y octubre de 1984 nacieron en Santa Cruz y La Paz los primeros
canales de televisión privada, canal 13 de Santa Cruz (luego Red UNO) y los
canales 2 (luego Unitel) y 9 de La Paz (luego ATB). Su creación pasó por alto la
legislación vigente y su presencia se impuso ante la flagrante debilidad del
gobierno de la UDP. La televisión privada cambió dramáticamente el impacto de
este medio en la historia boliviana reciente.

La Democracia, el Mayor Legado de Siles

Pero, sin duda, el mayor aporte histórico del gobierno de Hernán Siles Zuazo es
la defensa a ultranza del sistema democrático, el respeto escrupuloso de los
derechos ciudadanos y de sus libertades. La vocación democrática del Presidente
permitió que, en medio de los agudos problemas económicos y sociales, el país se
diera cuenta de que la libertad conquistada con tanto sacrificio era uno de
nuestros bienes más preciados. Esa fue la voluntad obsesiva del gobernante que
prefirió sacrificarlo todo antes que ceder a la tentación del autoritarismo. El
respeto escrupuloso a los derechos de todos los ciudadanos fue una lección que
permitió la proyección de la democracia a largo plazo.
Paquetes Económicos, Deuda Externa, Desdolarización e
Hiperinflación

La idea de la UDP era la consolidación del modelo nacional revolucionario del 52,
basado en la economía mixta con fuerte preeminencia estatal y sobre la base de
la planificación dirigida desde el gobierno.

Lamentablemente, más allá de esas premisas genéricas, no había un sustento de


medidas que combinaran las ideas matrices con la administración de la
coyuntura que el país vivía en esos días para solucionar una crisis económica
que cayó como un vendaval sobre la naciente democracia por la imprevisión de
anteriores administraciones, particularmente la de Banzer, que no afrontó el
inicio de la crisis recesiva que se vislumbraba ya en su último año de gestión.

El gobierno ensayó seis paquetes económicos para frenar el colapso. Ninguno


tuvo éxito dada la imposibilidad de imponer una línea coherente debido a la
oposición parlamentaria, las presiones sindicales y sus propias tensiones e
incapacidades internas. El ejecutivo creyó erróneamente que la solución venía
por medidas graduales de ajuste y lo que es más grave, no se atrevió a sostener la
columna vertebral de sus paquetes que terminaban siempre haciendo aguas por
las concesiones salariales y de otra índole obtenidas bajo presión por el
sindicalismo. El resultado fueron progresivas devaluaciones, infructuoso control
de precios, caída de los salarios, especulación, ocultamiento y agio por doquier,
hasta una total pérdida de control sobre cualquiera de los indicadores
económicos.

En los años ochenta, ti peso de la deuda externa sobre los países más pobres fue
uno de los dogales mayores que limitó severamente a nuestras sociedades para el
crecimiento. Una parte muy significativa de nuestros ingresos se iba en el pago
de la deuda a las sociedades más desarrolladas. El movimiento internacional
contra el pago de la deuda liderado por Fidel Castro no tuvo éxito y el intento de
buscar negociación de bloque de los deudores latinoamericanos con la banca
internacional se rompió antes de nacer.

Bolivia suspendió el pago de la deuda por algún tiempo, víctima de una iliquidez
que le hacía imposible honrar sus obligaciones. Esa realidad cortó toda opción de
negociar en serio con el FMI y la banca internacional, lo que trajo como
consecuencia no contar con crédito externo, salvo el esencial de tipo alimentario
y humanitario.
Por si fuera poco, Ernesto Aranibar ministro de Finanzas, bajo la inspiración de
Rolando Morales aplicó la desdolarización de la economía, medida que afectó
severamente a los pequeños ahorristas y saneó las pérdidas de muchas empresas
privadas subrogándolas al estado. Al no contar el gobierno con reservas de
ninguna naturaleza en el Banco Central, no tuvo posibilidad de respaldar su
decisión, consiguiendo resultados inversamente proporcionales a sus objetivos,
pues no estimuló el ahorro, lo destruyó. E factor confianza fue decisivo, la gente
no creyó que la medida garantizase los ahorros existentes se retiró masivamente
del sistema bancario y adquirió dólares en la calle.

Este panorama condujo a Bolivia a la hiperinflación más grande de su historia, la


segunda que vivimos en este siglo y la séptima mayor de la historia mundial. Las
cifras son elocuentes para explicar el grave deterioro de la economía en el
período 1982-1985.

La COB acorrala al Gobierno

La Central Obrera Boliviana, dirigida por Juan Lechín Oquendo, basó su lucha en
un salarialismo a ultranza (salario mínimo con escala móvil) y una oposición
radical a la política oficial. Con el marbete de “proimperialista y
fondomonetarista”, el gobierno se vio pronto acorralado y no pudo aplicar
correctivos siempre rechazados por los dirigentes de los trabajadores. A pesar de
ello, se ensayaron dos modalidades de administración directa de obreros y
campesinos con el gobierno, la Co-gestión obrera mayoritaria en COMIBOL y
CORACÁ (Corporación Agraria Campesina) manejada por la CSUTCB para la
comercialización c e productos agrícolas.

En esos años se produjeron más de un millar de huelgas, cuatro de ellas


generales, de 4, 7, 9 y 16 días (esta última la más larga de la historia). Se vivieron
también extremos, como el paro por 51 días de las actividades del Banco Central.
Las cosas llegaron a un punto tal que los dirigentes sindicales (cuya cabeza era
Miguel Ángel Quintanilla) del banco enviaron una carta al FMI, indicando que
no acatarían ni ejecutarían ninguno de los acuerdos a los que llegase el ministro
de Finanzas de Bolivia con esa institución que dependiera de operaciones o
gestiones del Banco Central. Se cortó el agua y la luz al palacio de gobierno y la
residencia presidencial (en estas medidas irracionales tuvieron mucho que ver
los irresponsables dirigentes de los empleados públicos, entre ellos (Dante Pino),
con lo que las cosas llegaron al desquiciamiento.
La COB, igual que en 1971, no aceptó participar en el gobierno y exigió la
aplicación de su plan de emergencia que en esencia radicalizaba el control
estatal del comercio exterior, pedía la nacionalización de la banca y la economía
en general, además de negarse en redondo al pago de la deuda externa.

El punto culminante fueron las llamadas “Jornadas de Marzo” de 1985 12.000


mineros tomaron literalmente la sede de gobierno, paralizándola por completo
por más de una semana y presionando sin éxito para la renuncia definitiva de
Siles. Fue el punto más alto de un sindicalismo que creyó equivocadamente que
estaba en los umbrales de la toma del poder.

Esta percepción equivocada llevó a los trabajadores a un punto parecido al de


1971, presionar a un gobierno débil pidiéndole lo imposible con lo que
contribuyeron a la caída del gobierno (reducción de un año de su mandato
constitucional) y en este caso a algo más, a la inviabilidad de un modelo que no
sólo cayó en el agotamiento sino en el descrédito interno y externo, lo que abrió
las puertas para una nueva política económica aplicada con ortodoxia y sin
gradualismo.

El Caso Klaus Altman-Barbie

A principios de 1983, el gobierno decidió la deportación a Francia del criminal de


guerra nazi Klaus Barbie, quien había vivido en Bolivia en la impunidad durante
tres décadas y colaborado con diferentes gobiernos dictatoriales. Irónicamente
Barbie se había establecido en Bolivia y obtenido la nacionalidad del país en el
primer gobierno de Siles. La medida fue polémica pero permitió el juzgamiento
de Barbie en el país donde, como oficial de las SS, había ordenado la muerte de
miles de personas. Barbie fue juzgado y condenado a cadena perpetua en Lyon
por un tribunal francés. Murió en prisión.

Acciones como esta pasaron por alto los procedimientos legales de extradición,
pero respondieron en un momento de nacimiento del sistema democrático
todavía frágil y muy sensible en temas que se vinculaban con las dictaduras
apenas superadas. Barbie fue acusado de asesorar a los militares en varias
gestiones, pero muy especialmente en la cruel dictadura de García Meza, a las
ordenes del ministro del Interior Luis Arce Gómez.

El secuestro del presidente


Las cosas llegaron a un punto crítico cuando el 30 de Junio de 1984 un grupo
armado (compuesto por policías, militares y civiles) secuestró en La Paz al
Presidente Siles y lo mantuvo en su poder por 10 horas en una casa en
construcción en el barrio de Miraflores de La Paz. Un operativo militar logró dar
con el paradero del mandatario y liberarlo sano y salvo después de negociar el
asilo de los secuestradores en la embajada de Venezuela. El secuestro fue parte
de un intento fallido de golpe de estado, encabezado por el Cnel. de ejército
Rolando Saravia, el Cnel. de policía Germán Linares (UMOPAR), el Cnel. de
policía Edgar Prudencio y varios civiles vinculados con el MNR, entre ellos
Guillermo Bedregal, Guido Meruvia y Marcelo Galindo.

Este intento que fue precedido en diciembre de 1983 por un motín en el gran
cuartel protagonizado por el Cnel. Olvis Arias, reflejaba todavía una lógica
heredada de un período de militarismo en el que se mezclaba la idea de tutoría de
las FF.AA. sobre el país y la incomprensión en torno a la lógica democrática que
se imponía en Bolivia y el continente.

El secuestro del Presidente fue el último ejemplo de insania de algunos mandos


militares y policiales con evidente participación civil para interrumpir el proceso
democrático. A pesar de la grave crisis que atravesaba el país en esos días, todos
los sectores, desde las COB al parlamento, pasando por el grueso de las FF.AA.,
repudiaron el intento de golpe. Los secuestradores uniformados salieron al exilio
en Venezuela y España, pocos años después, algunos de ellos ocuparon
importantes cargos en el aparato de seguridad del estado.

Acortamiento del Mandato Presidencial

La imposibilidad de resolver la crisis condujo al Dr. Siles a una medida


desesperada, una huelga de hambre que cumplió por cuatro días en palacio para
intentar sensibilizar a los partidos y a la COB y exigir que le dejen gobernar. La
mediación de la Iglesia permitió la suspensión de la medida que no conducía a
una solución razonable. El Presidente aceptó en cambio una reunión de todos los
partidos políticos con representación parlamentaria para encontrar una salida.
Tras arduas negociaciones entre oficialismo y oposición, en el edificio del colegio
Inglés Católico (que simbolizaba la mediación de la iglesia católica), se llegó al
acuerdo de pedirle al Presidente que renuncie a un año de mandato
constitucional (que debió concluir el 6 de agosto de 1986) y convoque a
elecciones para mediados de 1985. El renunciamiento patriótico de Siles Zuazo
permitió la solución, el mandatario aceptó el pedido e hizo ambas cosas,
renunció a un año de su mandato y convocó a elecciones.

El Fin de la UDP

El costo político de esta gestión fue muy alto para sus protagonistas. El MIR
sufrió dos divisiones, la primera en abril de 1984, cuando grupos radicales
opuestos a la política económica crearon el MIR Masas bajo la conducción de
Walter Delgadillo (que se fusionó años después con el MBL), quien primero
aceptó ser ministro de Siles y apenas tras días después renunció al no estar de
acuerdo con el paquete económico que los ministros te lían que firmar la
segunda en diciembre de 1984, tras la habilitación inconstitucional de Jaime Paz
Zamora como candidato presidencial, que fue parte de la negociación que
posibilitó el adelantamiento de elecciones. Esta decisión implicó la renuncia de
Paz Zamora a la vicepresidencia en diciembre de 1984 y la ruptura más grave del
MIR, al separarse Antonio Aranibar y un importante grupo de dirigentes que
crearon el Movimiento Bolivia Libre. Esta ruptura se produjo tras una larga serie
de desencuentros y distanciamiento ideológico entre una postura pragmática y
otra principista.

El PCB a su vez sufrió una escisión tras su V Congreso (1985), para terminar casi
pulverizado tras la caída del muro de Berlín en 1989. El MNRI, finalmente, llegó
como único partido de lo que un día fuera la UDP, al final del gobierno de Siles,
pero era entonces sólo una sigla sin convocatoria alguna, que no pudo sobrevivir
al retiro de su jefe político y tuvo como última actuación pública la candidatura
de Roberto Jordán Pando a las alecciones de 1985.

CAPITULO
LAS ELECCIONES DE 1985

El 14 de Julio de 1985 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales con la


participación de 18 candidatos (el número más alto en nuestra historia). Obtuvo
el triunfo el Gral. Hugo Banzer Suárez de ADN con el 32,8 %, seguido por Víctor
Paz Estenssoro del MNR con el 30,4 %, Jaime Paz Zamora del MIR con el 10,2% y
Roberto Jordán Pando del MNRI con el 5,5 %. El resultado reflejó el
temperamento del país. El voto castigo para el gobierno fue categórico y cayó
sobre el candidato del MNRI que apenas pudo alcanzar el 5 % de los votos.

La tendencia del electorado dio un giro que marcaba las nuevas tendencias
ideológicas tras el hundimiento del estatismo, pasó de posiciones de centro
izquierda e izquierda a un centro y centro derecha; con los años el centrismo fue
la posición mayoritaria del votante la que se acercaron también los principales
partidos políticos.
Fue muy significativo el triunfo de Banzer, apenas siete años después de su
gobierno dictatorial, que marcó un giro de su rol en la historia contemporánea
del país. A partir de entonces sus aportes a la consolidación democrática fueron
significativos.

Por prescripción constitucional, el parlamento tuvo que decidir la elección. Por


primera vez en la historia de Bolivia el congreso eligió al segundo, Víctor Paz
Estenssoro por 94 votos contra 51 de Banzer. El fuerte componente
antibanzerista de los partidos de izquierda, las heridas todavía muy frescas de la
dictadura y la decisión del MIR, contribuyeron al triunfo de Paz E., que se
consagró así por cuarta vez como Presidente de Bolivia, acompañado en la
vicepresidencia por Julio Garrett Ayllon.

Cuarto Gobierno Paz Estenssoro 1985-1989

En Agosto de 1985 Bolivia atravesaba una de las crisis más a través de toda su
historia. La economía estaba totalmente fuera de control y en proceso de
decrecimiento, la hiperinflación amenazaba llegar al 25.000 % a fin de año, el
aparato productivo estaba desmoronado y el poder adquisitivo de los salarios en
su punto más bajo (7 dólares mensuales era el salario mínimo nacional).

Pocos gobiernos en nuestra historia tuvieron que encarar un desafío de esta


magnitud. El país requería respuestas inmediatas y efectivas a una crisis que por
momentos parecía terminal en la economía con el desmoronamiento social
consiguiente. No había mucho tiempo ni para las soluciones graduales, ni para
la expectativa y beneficio de la duda que le otorgaba la ciudadanía al nuevo
poder ejecutivo

“Bolivia se nos muere”. El decreto 21060 y la nueva política


económica

El 29 de Agosto de 1985, Paz pronunció un célebre discurso que se recuerda por


su descarnado y veraz diagnóstico de la situación nacional y por una de sus
frases de mayor efecto: “Bolivia se nos muere” dijo el mandatario a tiempo de
promulgar el decreto 21060 que delineó una nueva era político económica que
cerraba el ciclo del estado que él mismo había contribuido a crear en 1952. En
esencia el decreto buscó la estabilización monetaria y la derrota de la
hiperinflación que, según el ministro de Planeamiento Gonzalo Sánchez de
Lozada, no era la principal tarea sino la única a emprender.

La redacción del decreto fue un trabajo contra reloj que tuvo que encararse en
menos de un mes. Participaron en su diseño Sánchez de Lozada, Fernando
Romero, Juan Cariaga (que originalmente fue asesor del programa de gobierno
de Banzer, lo que llevó a los adenistas a pretender una paternidad sobre el 21060)
Eduardo Quintanilla y Francisco Muñoz. Participó como asesor, una vez
aprobado el decreto el norteamericano Jeffrey Sachs que ganó prestigio
internacional por este apoyo al proyecto estabilizador boliviano.

La medida provocó una huelga general de la COB que duró quince días (uno
menos que el récord nacional que soportó Siles Zuazo). El Presidente tomó una
drástica decisión, decretó el estado de sitio y confinó a más de 150 dirigentes en el
norte del país, entre ellos al propio Juan Lechín. Esta medida fue histórica por
dos razones, permitió la aplicación del decreto y marcó una nueva etapa de la
COB, el fin del liderazgo indiscutido de Lechín y el comienzo de una crisis y
debilidad del sindicalismo que no pudo ad iptarse a los nuevos vientos políticos y
económicos.

El 21060 se puede resumir en seis puntos:

1 Reducción del déficit fiscal con congelamiento de salarios, aumento del


precio de la gasolina (YPFB cubrió así más del 50 % de los ingresos del
TGN) y reducción de gastos del estado.

2. Cambio real y flexible de la moneda (desapareció el peso y renació el


boliviano, con la reducción de seis ceros del viejo peso), creación del
“bolsín” controlado por el Banco Central.

3. Libre contratación, racionalización de la burocracia, en la práctica la


llamada “relocalización” fue despido masivo de trabajadores.

4. Liberalización total del mercado, libertad de precios y libre oferta y


demanda, arancel único de importaciones. 5. Fomento de las
exportaciones o Reforma tributaria.

El mecanismo del bolsín fue una de las medidas más ingeniosas y acertada de la
estabilización, permitió una combinación entre el libre juego de oferta y
demanda de dólares en el mercado subastados en el banco Central y el control
ejercido por éste a través de un respaldo permanente en divisas que fijaba
diariamente el precio del dólar. Este sistema sustituyó las traumáticas
devaluaciones periódicas y la insuficiencia de la flotación.
La reforma tributaria fue clave en este proceso pues redujo más de 400
impuestos a sólo siete básicos, entre ellos el IVA (impuesto al valor agregado),
con lo que logró recuperar ingresos por impuestos que del 1 % del PIB pasaron a
así el 10% en un cuatrienio. La disciplina tributaria y la recuperación de los
ingresos por este concepto al erario fueron un paso muy importante para
generar en el ciudadano responsabilidad con su país a través del mecanismo de
impuestos. Por primera vez en cuarenta años el ejecutivo presentó el presupuesto
general de la nación a consideración y aprobación del congreso, respetando las
prescripciones constitucionales en este aspecto.

Estas medidas permitieron importantes acuerdos con el FMI: la reapertura de


créditos al país, la firma de convenios de financiamiento y negociación de la
deuda en el Club de París y el comienzo de un proceso muy importante: la
recompra de la deuda externa a un promedio de entre 8 y 11 centavos por cada
dólar que el país había recibido en calidad de préstamo. Pero lo más importante
fue el triunfo contundente sobre la hiperinflación que fue desterrada en un
tiempo tan corto que se puede considerar un record sudamericano.

Una de las ideas incorrectas sobre el 21060 es que marcó una lógica de
desmantelamiento del estado. En realidad el Título V referido a las empresas,
planteaba la descentralización de YPFB y COMIBOL, pero en ningún caso su
debilitamiento o desmantelamiento. Disolvió en cambio la Corporación
Boliviana de Fomento (CBF) y la Empresa Nacional del Transporte (ENTA).

En Febrero de 2006 en una conferencia de prensa, Paz E. predijo que este decreto
y la nueva política que representaba, duraría veinte años dadas las
características de la economía mundial. Tenía razón. La crisis política de 2003
dio lugar al cambio de políticas y la derogación de partes del 21060 se comenzó a
hacer en 2006, aunque las líneas macroeconómicas no se tocaron.

El Pacto por la Democracia

La experiencia de la administración de la UDP demostró la inviabilidad de


gobernar sin mayoría parlamentaria. Esto condujo a Paz Estenssoro a buscar
una coalición congresal. La disposición democrática de Hugo Banzer permitió
que en octubre de 1985, se firmara el “Pacto por la Democracia” a través del cual
ADN se comprometía a apoyar todas las iniciativas del ejecutivo en las cámaras,
sin demandar participación de cuotas de poder, salvo en algunas corporaciones
de desarrollo. Este gesto de Banzer que consolidaba su imagen democrática,
permitió la aplicación de la nueva política económica, sin la que era impensable
la ejecución del modelo. El Pacto se respetó escrupulosamente hasta febrero de
1989 ; en esa fecha el MNR rompió unilateralmente el acuerdo para hacer más
viable la candidatura presidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada.

El pacto marcó el comienzo de una nueva modalidad de acuerdos políticos que


comenzó a romper el encono y las posiciones excluyentes que llevaron al país al
desastre en 1979 y 1982-1985. La lección fue aprendida y se tomó como norma en
las siguientes gestiones gubernamentales, en las que lo primero que se hizo fue
la búsqueda de acuerdos políticos que hicieran viable la gobernabilidad. Este
mecanismo se desmoronó en 2003 con la caída de Sánchez de Lozada.

El Colapso del Estaño y la Marcha por la Vida

El 21060 fue diseñado sobre la idea de un precio promedio de 5.5 dólares por libra
fina de estaño. En octubre de 1985 el mercado de Londres (el más importante de
este mineral) se desplomó, dejando sin cotización al estaño. En 1986 el promedio
bordeó los 2,5 dólares por libra fina. Esto obligó a la adopción de medidas
radicales. Las pérdidas acumuladas de COMIBOL superaban los 750 millones de
dólares en los últimos diez años y el costo de producción en algunas minas
quintuplicaba su cotización internacional.

En este contexto, y ante una circunstancia exógena que modificó todas las
previsiones, se decidió la relocalización (léase despido) de 23.000 mineros de una
planta de 30.000 que tenía COMIBOL, lo que provocó la denominada “Marcha
por la vida”. Los trabajadores varios miles marcharon de Oruro a La Paz para
exigir su permanencia en la empresa. Era la medida de despido masivo más
radical que había tomado gobierno alguno en toda la historia republicana. El
gobierno decretó el segundo estado de sitio (agosto 86) y envió al ejército a
detener la marcha en Calamarca (a 60 km. de La Paz).

Tras largas horas de tensión y amargura de los trabajadores, se llegó a un


acuerdo que evitó un derramamiento de sangre de imprevisible magnitud. Los
mineros fueron devueltos a Oruro y el plan del gobierno continuó. Ese episodio
marcó el punto de inflexión que determinaba el fin de una era de poder sindical.
Pocas semanas antes Juan Lechín había dejado para siempre el liderazgo de la
COB y h FSTMB, que había detentado ininterrumpidamente desde 1946. Su
renuncia ratificaba el carácter simbólico de este momento.
La consecuencia fue una situación social muy grave: bajo nivel salarial y alto
desempleo. Se produjo un incremento muy intenso de la economía informal en
las principales ciudades que se vieron inundadas por vendedores callejeros,
contrabandistas, lo que las estadísticas definen elegantemente como
trabajadores por cuenta propia. Se abrió así una brecha entre la formalidad y la
informalidad que fue una de las constantes más graves de la economía boliviana
de allí en adelante y uno de los caldos de cultivo para la violencia y las posiciones
radicales contrarias al sistema imperante. El otro aspecto fundamental de la
relocalización fue el de los procesos masivos de migración del occidente al
trópico cochabambino y a las grandes ciudades del eje. El movimiento cocalero
alimentado por la experiencia sindical y movilizadora de muchos ex -
trabajadores mineros, cobró una fuerza que cambiaría la historia del país.

El esfuerzo más significativo del gobierno del MNR para paliar esta dramática
realidad, fue la creación del Fondo Social de Emergencia dirigido por Fernando
Romero, que ejecutó más de 1.000 proyectos con una inversión de mas de 150
millones de dólares, resolviendo de manera parcial el problema de mano de obra,
ya que estos proyectos tenían como objetivo precisamente un uso intensivo de
mano de obra (empedrado de caminos, alcantarillado, etc.).

El Juicio a Luis García Meza

Por iniciativa de partidos de izquierda, el MBL y el MIR, y con aceptación de la


mayoría del país, el congreso inició en 1986 un juicio de responsabilidades contra
el ex-dictador Luis García Meza y sus colaboradores. El juicio se siguió en la
corte suprema de justicia. García Meza compareció inicialmente ante ese
tribunal pero se dio a la fuga cuando el congreso ordenó su detención por su
supuesta implicación en los robos del diario del “Ghé”. El juicio concluyó en abril
de 1993 con la condena, en ausencia de García Meza y Arce Gómez, a 30 años de
cárcel sin derecho a indulto. Uno de los gestores fundamentales de este proceso
fue el abogado de la parte civil Juan del Granado.

Narcotráfico. Huanchaca. Ley 1008 y desarrollo alternativo

El 5 de Septiembre de 1986 fue asesinado en la serranía de Caparuch (Santa


Cruz), en una fábrica de cocaína conocida como “Huanchaca”, el científico Noel
Kempff Mercado. El crimen estremeció a la opinión pública y puso en el tapete el
tema del narcotráfico, generando un cambio de actitud general.
Las operaciones de rescate de las víctimas e intervención de la fábrica fueron
cuestión idas por su lentitud y surgió la acusación de que el ministro del Interior
Fernando Barthelemy protegió de alguna manera la salida de los asesinos y
operadores de la fábrica.

Como consecuencia de este hecho se mencionó insistentemente, por ejemplo, que


el verdadero colchón de la estabilización fue la economía del narcotráfico,
inyectando dólares al mercado. La consecuencia positiva fue el impacto sobre la
opinión pública cruceña que cambió su actitud permisiva inmediatamente
anterior, con el narcotráfico y con los narcotraficantes que eran aceptados sin
limitaciones en la sociedad, por otra de franco repudio y censura social. En pocos
años Santa Cruz dejó de ser un centro de producción significativo.

Las relaciones con Estados Unidos, como ya dijimos, estuvieron condicionadas


al tema y la presión de Washington obligó al gobierno a aceptar la presencia,
durante tres meses, de 160 soldados estadounidenses en el departamento del Beni
en operaciones contra el narcotráfico, que bajaron sólo temporalmente el precio
de la coca. El gobierno planteó entonces la necesidad de una política de
desarrollo alternativo que hiciera énfasis en la transformación económica de las
regiones productoras, en vez de ocuparse exclusivamente de la represión. La
presentación de esta propuesta cambió la posición boliviana, permitiendo una
acción menos subordinada y más beneficiosa para los sectores de producción
ilegal (Chapare). El concepto de desarrollo alternativo, con sus virtudes y
defectos, permitió un avance importante de la región cocalera que recibió
electrificación, construcción de caminos e inversión para la producción
agropecuaria.

Pero la contraparte cobró la factura. El congreso aprobó la llamada ley 1008,


específicamente destinada a los temas de producción de coca, narcotráfico y
consumo de drogas. La ley era el instrumento más duro que se haya aprobado
para el combate contra las drogas, tanto que en algunos aspectos pasaba por
encima de la constitución de país con tribunales especiales y fiscales de
narcóticos casi omnipotentes. Aunque en contrapartida incorporaba el concepto
de desarrollo alternativo y reconocía áreas de producción de coca legal para el
consumo tradicional.

En 1988 se desató un escándalo al conocer el congreso unos videos que


mostraban a dos altos dirigentes de ADN (Alfredo Arce y el Gral. Mario Vargas)
en conversaciones secretas con Roberto Suárez, narcotraficante de gran poder
condenado a quince años de cárcel, que fue detenido y encarcelado poco después
de conocerse los videos. La defenestración de los dirigentes adenistas trajo
consigo una respuesta de ADN. El senador de ese partido, Juan Luzio, presentó
unas fotografías de Jaime Paz con Isaac Chavarría acusado de narcotráfico.
Años después, ese episodio abriría uno de los escándalos mis graves sobre la
relación entre el narcotráfico y los políticos bolivianos.

Unidad Cívica Solidaridad (UCS) y Conciencia de Patria


(Condepa) (1988)

Los cambios político económicos del 85 y los acontecimientos mundiales


posteriores (desmoronamiento del socialismo en Europa) debilitaron
severamente a la izquierda boliviana. Esta realidad dio pie a la creación de dos
nuevos partidos de corte populista: Unidad Cívica Solidaridad (UCS) (agosto de
1988) liderada por el empresario cervecero Max Fernández (de origen humilde y
de polémica fortuna) y Conciencia de Patria (CONDEPA) (septiembre de 1988)
de Carlos Palenque, cantante folklórico y luego comunicador social de gran
arraigo en el departamento de La Paz.

El partido de Fernández nunca tuvo un programa ideológico claro y se apoyó


sobre todo en el prebendalismo para lograr respaldo popular. Obtuvo resultados
muy interesantes en las elecciones, sobre todo en las municipales Su mejor
votación la consiguió en las municipales de 1991 con el 23 % de los sufragios y el
tercer lugar. En 1993 se alió al MNR y MBL para la gestión gubernamental 1993-
1997, en 1997 con Banzer y en 2002 con Sánchez de Lozada. En 1995 Max
Fernández murió trágicamente en un accidente aéreo.
Su hijo Johnny heredó el partido. La relación entre la cervecería boliviana
nacional, pilar de la fortuna de Fernández, y UCS fue clave organizativa y
económicamente para ese partido, que victima de mal manejo, corrupción y
camaleonismo, prácticamente desapareció en 2006.

Palenque se lanzó a la política después de que en 1988, en un acto de torpeza


política notable, el gobierno decidió la clausura del sistema de radio y televisión
(RTP) que dirigía. La acusación fue que RTP hizo apología del narcotráfico al
permitir en sus medios que Roberto Suárez acusara al gobierno y sus
funcionarios principales (incluido el Presidente) de ser los principales gestores
del tráfico de drogas en Bolivia. CONDEPA se apoyó en el carisma de Palenque
con los sectores populares de La Paz y Oruro. En La Paz te convirtió en un
partido invencible; sobre la base de la influencia de RTP y el programa “La
tribuna libre del pueblo”.
En elecciones promedió entre el 11 y el 17 % a nivel nacional. Su ideología,
alimentada por ex-militantes de la izquierda nacional, recuperaba los principios
ya conocidos del estado del 52 y de los primeros gobiernos del MNR. En 1996 se
produjo una ruptura en tono melodramático entre Palenque y su esposa Mónica
Medina (ex-alcaldesa de La Paz). En marzo de 1997 Palenque murió víctima de
un infarto. Lo sucedió en la jefatura de su partido Remedios Loza, chola paceña
que fue la primera mujer candidata a la presidencia de la República. CONDEPA
obtuvo su mejor votación histórica (17 %) y el tercer lugar. Se alió con Banzer en
el gobierno, pero si rápido descalabro y división interna tras la muerte de su líder
y su falta de capacidad para llevar la tarea que se le encomendó en el ejecutivo,
determinó su expulsión del gobierno en 1998. En 999 sufrió una severa derrota
electoral en las municipales y en 2002 tras un pésimo resultado electoral,
desapareció.

El mar y el “enfoque fresco”

Con la idea de Paz Estenssoro, de que no se podía prescindir de Chile en nuestras


relaciones internacionales, el canciller Guillermo Bedregal inició una
negociación con su colega chileno Jaime del Valle. En Montevideo (abril de 1987),
Bolivia propuso una fórmula de solución a nuestro enclaustramiento marítimo
que planteaba la cesión chilena de una franja de territorio en la frontera con Perú
o tres enclaves más al sur, basada en la negociación de Charaña de 1975. Chile
actuó de mala fe, y a pesar de las ingenuas expectativas creadas desde Santiago
para volver a mejorar su imagen internacional a costa de Bolivia, el dictador
chileno Augusto Pinochet dio un rotundo no a la propuesta boliviana (junio de
1989).

Bolivia abrió en este período sus puertas al mundo. Importantes visitas como la
del presidente alemán, los reyes de España y el papa Juan Pablo II (mayo de
1988), fueron ejemplo de una etapa nueva en la que el país intentaba romper un
enclaustramiento no sólo físico, sino de ideas y de contactos.

La Creación de la Ciudad de El Alto: “¡El Alto de pie… nunca


de rodillas!”

Entre 1950 y 1980 La Paz creció hasta el límite de su capacidad geográfica en el


valle de Chuquiago y comenzó a crecer en la planicie altiplánica a partir de la
llamada “ceja del Alto” a 4.100 mts. sobre el nivel del mar. Por esa razón esta
zona creció en proporción de 9 a 1 con respecto a la llamada “hoyada”.
En 1985, un grupo de parlamentarios, con la aquiescencia del presidente del
congreso Julio Garrett, propusieron y aprobaron la creación de una ciudad
jurídicamente separada y distinta de La Paz con el nombre de El Alto. La fecha de
fundación de la nueva urbe fue el 6 de marzo de 1985, rompiendo la unidad lógica
de la ciudad y abriendo un nudo de problemas al crear la ciudad más pobre y con
el mayor crecimiento demográfico del país. Este absurdo jurídico abrió las
puertas al enfrentamiento entre La Paz y El Alto por el presupuesto y por la
evidencia de que El Alto carecía inicialmente de la capacidad económica y
administrativa para superar los problemas de aguda pobreza e insuficiencias
básicas para acoger la migración altiplánica que llegaba incesantemente. La
mayor migración campesina era de origen aimara, convirtiendo a la ciudad en
una marmita cultural del mundo indígena.

El censo de 2001 registró una población de 647.350 habitantes contra 95.455 de


1976. El complejo urbano La Paz-El Alto sumaba en 2001 1.447.304 (incluyendo
Achocalla), el más grande del país. Si aceptamos la artificial división, El Alto era
la cuarta población de Bolivia en 2001.

Elecciones municipales de 1987 y elecciones presidenciales de


1989

Por primera vez desde 1949 se realizaron en el país elecciones municipales


(diciembre de 1987), devolviendo al pueblo uno de los instrumentos de mayor
participación democrática. Las elecciones fueron un éxito absoluto y
reinstauraron el voto edilicio que a partir de entonces se llevó a cabo
regularmente cada dos años. Con el tiempo la democracia municipal, verdadero
pilar de todo el sistema por la estrecha vinculación del ciudadano con el poder
local, se convertiría en un instrumento imprescindible de participación y de toma
de decisiones desde las bases que rompieran la relación abstracta, y muchas
veces inefectiva entre democracia e individuo. Esta realidad se consolidó con la
ley de Participación Popular de 1994 que cambió radicalmente el escenario del
país y llevó adelante una descentralización basada en la democracia y la
autonomía municipal.

El 7 de mayo de 1989 se realizaron las elecciones presidenciales. Ganó por


estrecho margen un candidato sorpresa, Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR
con el 25,6 %, seguido de Hugo Banzer de ADN con el 25,2 %, y Jaime Paz del
MIR con el 21,8 %. Sánchez de Lozada había sido el pilar más firme de apoyo a
Paz en la aplicación de la nueva política económica.
Logró derrotar a Guillermo Bedregal en la convención del MNR y ser nominado
candidato. En enero de 1989 su expectativa de voto era del 7 %, muy por debajo
de Banzer y Paz Zamora.

El inesperado triunfo de Sánchez de Lozada condujo a un proceso de


manipulación de resultados en la corte electoral en virtud de una alianza MIR-
ADN, sobre la frase del “triple empate” acuñada por el dirigente mirista Oscar
Eid. El resulta fue un estrechamiento de diferencias y una decisión insólita: Hugo
Banzer decidió apoyar al tercero y ungirlo Presidente. El congreso consagró
Presidente a Jaime Paz el 4 de agosto de 1993. Lo acompañó como vicepresidente
el candidato de la fórmula de Banzer, el Dr. Luis Ossio Sanjinés militante de la
Democracia Cristiana. Fue la única vez en la historia que el congreso con su voto
ungió como Presidente a quien salió tercero en la elección directa. Paz Zamora se
posesionó el 6 de agosto de 1989, además de cruzar las fórmulas eligiendo un
Presidente de una y un vicepresidente de otra.

Jaime Paz Zamora (1939)

Jaime Paz nació en Cochabamba el 15 de abril de 1939. Estudió ciencias políticas


en la universidad Católica de Lovaina (Bélgica). Fundó y fue líder del Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (1971) junto a Oscar Eid y Antonio Aranibar. En sus
orígenes ideológicos Paz Zamora fue foquista y militante de izquierda radical.
Luchó en la clandestinidad y el exilio contra el gobierno de Banzer (1971-1978).
En 1977 creó, junto a Siles Zuazo, la Unidad Democrática y popular (UDP),
instrumento muy importante de la transición democrática (1978-1982). Fue dos
veces candidato a la vicepresidencia por ese frente. En julio de 1980 fue el único
sobreviviente del “accidente” de una avioneta que conducía a importantes líderes
udepistas, las secuelas fueron graves quemaduras en su rostro y sus manos.
Ocupó la vicepresidencia entre 1982 y 1984, año que en que renunció al cargo.

Dos veces candidato a la presidencia por el MIR (fracturado en 1984) fue elegido
Presidente de la república por el congreso en 1989, a pesar de haber obtenido el
tercer lugar en esa elección, llegó a ese alto cargo a los 50 años. Gobernó entre
1989 - 1993 apoyado por la coalición ADN-MIR. A partir de 1993 pasó a la
oposición. Acusado en 1994 de vínculos con el supuesto narcotraficante Isaac
Chavarría, renunció a la política, pero volvió activamente en 1995. En 1996 el
gobierno de los Estados Unidos le retiró la visa de ingreso a ese país, que le
repuso en 2001. En 1997 y 2002 volvió a ser candidato presidencial, obtuvo en
ambas ocasiones ocupó el cuarto lugar con el 16 %.
En 1997 se alió a Banzer y en 2002 a Sánchez. En 2005 fue candidato a prefecto
de Tarija y perdió. En 2006 el MIR desapareció.

Gobierno Paz Zamora 1989-1993

El ascenso de Paz Zamora generó en principió dudas y escepticismo, por el mal


recuerdo que había dejado en lo económico el gobierno de la UDP del que fue
vicepresidente. Sin embargo, en pocos meses logró devolver la confianza en el
sistema al mantener la estabilidad monetaria inalterable. Esto hizo que los
depósitos en la banca pasaran de 900 a más de 1.800 millones de dólares en su
gestión. En enero de 1990 hizo conocer el decreto Z2407 que intentó sustituir al
21060, pero en realidad fue sólo su complementación. En líneas generales el
gobierno siguió la política monetaria y de apertura de mercados de su antecesor,
a pesar de que Paz Zamora insistió durante su campaña electoral en que iba a
“relocalizar” el decreto 21060.

El desafío básico de esta gestión era el crecimiento, la ampliación del aparato


productivo y una política social más justa, meta que consiguió a medias, con su
punto mayor en 1991 con 5,11 % de crecimiento del PIB, el más alto entre 1982 y
2005, además de una modesta mejora en nuestros indicadores sociales. El
proceso de privatización comenzó algo tarde y se logró encaminar en las
empresas de las corporaciones de desarrollo, pero fracasó, o no se comenzó en
las empresas realmente importantes (LAB, ENTEL, ENFE, etc.).

El proceso privatizador se empañó además con acciones poco transparentes en el


caso de la hotelería en la atracción de inversión externa se concretaron algunos
esfuerzos privados importantes en minería Inti Raymi y COMSUR) con una
inversión superior a los 200 millones de dólares; la más importante inversión en
minería desde la nacionalización de las minas, pero fracasó en un proyecto
imagen muy importante, el contrato de explotación del litio en el salar de Uyuni.
Después de varias idas y venidas la empresa norteamericana Lithium Co. desistió
de invertir en el país ante el rechazo del comité cívico potosino y sectores
políticos conservadores a los que el gobierno no se atrevió a enfrentar.

Se avanzó en la infraestructura caminera, comenzando trabajos que se habían


licitado en el anterior gobierno y licitando otros nuevos. El LAB pasó a los
aviones de cabina ensanchada con la compra y alquiler, con opción de compra de
dos Airbus-300 para su flota.
Las comunicaciones rurales entraron en una nueva etapa al integrarse al satélite
Domsat. Se instalaron teléfonos en centenares de poblaciones intermedias y
rurales y se comenzó la digitalización de ENTEL y las cooperativas. La televisión
estatal accedió al satélite en 1991. Para fin de siglo siete cadenas de televisión
privadas transmitían por este medio. Al comenzar la década de los noventa llegó
la telefonía celular al país, la empresa pionera fue TELECEL. Para el año 2000 el
país tenía más de 420 mil de estas líneas en operación.

Una de las críticas mayores contraste gobierno fue el alto nivel de corrupción de
algunos de sus funcionarios y los varios negocios irregulares que se denunciaron
y comprobaron en esta administración, lo que deterioró seriamente la imagen de
credibilidad del Acuerdo Patriótico y contribuyó a su contundente derrota
electoral. Problemas comprobados en ENFE con la otorgación ilegal de terrenos
de la empresa en varios puntos del país, expulsión del Presidente de YPFB por
irregularidades en sus funciones, denuncia y pedido de desafuero del diputado
Hugo Lozano acusado de malversación en el Fondo de Desarrollo Campesino,
denuncia de venta ilegal de tierras y juicio de responsabilidades contra el
ministro de Educación Hedim Céspedes y acusaciones de beneficio ilícito en la
liquidación de LINABOL contra el Alte. Sáenz Klinsky ministro de Defensa. A
esto se sumó el caso de los narcovínculos denunciado un año después del fin de
esta gestión de gobierno.

El Acuerdo Patriótico

La alianza entre el MIR y la ADN fue uno de los elementos de mayor impacto
político en el nuevo período democrático. Que los antiguos enemigos, las
víctimas de ayer se aliaran con los victimarios fue éticamente muy cuestionado y
difícil de aceptar en un principio en un país poco acostumbrado a que el diálogo
fuera un elemento esencial de la vida política (Banzer ya lo había logrado por
primera vez en 1971 con la alianza MNR-FSB).

Jaime Paz había dicho que un “río de sangre” separaba al Gral. Banzer del MIR.
El objetivo común de bloquear la presidencia a Sánchez de Lozada, permitió un
acuerdo que no se firmó en documento alguno pero que se respetó
escrupulosamente durante los cuatro años de gobierno.

Pasada la primera fase emocional del Acuerdo, y al margen de la valoración


sobre lo que representó ideológicamente, sus logros o fracasos en el gobierno, el
acuerdo que ratificaba la lógica del pacto por la democracia rompió muros y
permitió un diálogo fluido entre las fuerzas políticas más importantes del país en
lo sucesivo, a la vez abrió una etapa de pragmatismo casi cínico que justificaba
cualquier cosa a título de “gobernabilidad”.

El Censo de 1992

El país siguió sin cumplir las sugerencias de la ONU de realizar un censo cada
diez años, la responsabilidad que le correspondía a la gestión anterior fue
postergada por la grave crisis económica. El gobierno de Paz Zamora encaró
finalmente tan importante tarea.

De acuerdo al censo realizado en junio de 1992 Bolivia tenía 6.420.792


habitantes, 1.807.306 más que en 1976, un crecimiento del 28 % (2,11 % de
crecimiento intercensal, casi idéntico al 2,05 % que se dio entre 1950 y 1976). El
complejo urbano La Paz-El Alto se mantuvo como el mayor conglomerado
urbano del país, con una población de 1.118.870; por primera vez un centro
urbano pasaba del millón de habitantes, duplicando su población en relación a
1976. Santa Cruz mantuvo un crecimiento sostenido y con 697.278 almas triplicó
su población del 76. La tercera ciudad fue Cochabamba con 515.695 habitantes
en su área metropolitana, algo más del doble que en 1976. Oruro con 183.422
personas creció apenas un 31 % y Sucre desplazó a Potosí con 131.769 habitantes,
un crecimiento notable más que duplicando su población. El rasgo más evidente
de estos datos fue el vuelco de la población del occidente al oriente.

La seria depresión económica producida por la caída de precios de minerales y el


desmantelamiento de la minería estatal llevó a grandes procesos migratorios el
departamento de Potosí perdió población por primera vez en la historia
republicana (0.12 % ) y Oruro creció apenas 0.58 %, mientras que Santa Cruz
creció en un 4.16 % y Beni un 3.16 %. Potosí, Oruro, Chuquisaca y La Paz eran
departamentos que expulsaban población.

Por primera vez un censo reflejó mayor población urbana que rural, 57,5 % de los
habitantes vivían en ciudades, mientras que el 42,5 % vivían en el campo,
exactamente al revés que en 1976. La tendencia seguía abriendo la brecha en
favor del área urbana. El analfabetismo siguió disminuyendo, en 1992 el
porcentaje era del 20 %, una mejora de casi 17 puntos en relación al 36, 8 % de
1976. Mientras en 1976 el 78,8 % hablaba castellano (y en muchos casos además
del quechua, aymara o guaraní), en 1992 ese porcentaje subió al 87,4 %. El 34 %
tenía al quechua como lengua materna y el 23,5 % el aymara.
Bolivia era un país mayoritariamente joven, el 60,15 % de la población era menor
de 25 años. La mortalidad infantil en menores de un año pasó de 151 niños
muertos por cada mil en 1976 a 75. Si bien fue un logro positivo, el país seguía
entre los de mayor índice de mortalidad infantil en el hemisferio occidental.

El Grupo CNPZ, Jorge Lonsdale, El EGTK y el Terrorismo

En junio de 1990 el empresario Jorge Lonsdale, una de las figuras más


importantes y prestigiosas del sector privado boliviano, fue secuestrado por el
grupo terrorista Comisión Néstor Paz Zamora (CNPZ), liderada por el italiano
Miguel Northuster En noviembre el gobierno descubrió a los autores y el 5 de
diciembre tomó por asalto la casa donde estaba el secuestrado. El saldo fue
trágico, la muerte de Lonsdale y tres de los terroristas. El operativo fue calificado
como un fracaso y se acusó al ministerio del Interior de violencia innecesaria y
asesinato de los secuestradores. La falta de profesionalismo y el apresuramiento
dejaron un saldo terrible y una sensación muy amarga en el país que vio con
preocupación la posibilidad de una escalada violenta que finalmente no se
produjo.

En 1991 apareció el grupo terrorista Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK), en


la línea del Grupo Zarate Wilka que fue destruido en 1989. Allí militaban dos
personas que se convirtieron en figuras nacionales en la primera década del siglo
XXI, Felipe Quispe que fundo el Movimiento Indígena Pachakuti (MIP) y Alvaro
García Linera quien como parte del Movimiento al Socialismo (MAS), llegó a la
vicepresidencia de la República.

El EGTK protagonizó más de media docena de atentados terroristas con un saldo


de algunos muertos, heridos y graves daños materiales, pero fue desmantelado,
esta vez sin violencia. Sus principales cabecillas, Quispe y los hermanos García
Linera y otros, fueron encarcelados, para salir unos años después, sin que su
proceso hubiese concluido.

A pesar de las condiciones de extrema pobreza y marginalidad de varias zonas


del país, las intentonas de violencia a través de grupos al estilo de Sendero
Luminoso, no prosperaron. La receta no prendió en ninguna organización con
posibilidades de éxito y demostró que el colchón de la Revolución de 1952 era
todavía muy amplio para paliar estos estallidos.
Coca por Desarrollo y el Poder Norteamericano
La política de desarrollo alternativo continuó en esta gestión con el
denominativo de “Coca por desarrollo”, que valorizaba la hoja de coca (“Coca no
es cocaína”) y buscaba diferenciarla del tráfico ilegal, tesis defendida por el
primer mandatario. Paz Zamora se reunió dos veces (Cartagena I y II) con el
Presidente Bush y sus colegas de Perú, Colombia y México; en ambas se mantuvo
un énfasis en la represión pero se reconoció la necesidad del desarrollo
alternativo. Del encuentro Bush-Paz Zamora salió el Anexo III sobre la necesidad
de militarizar la lucha contra el narcotráfico, que fue ocultado al país. Cuando se
conoció desató una fuerte crítica y oposición y no se aplicó en su gestión.

En Diciembre de 1989, de forma irregular, el Presidente decidió enviar a Estados


Unidos a Luis Arce Gómez, ex-ministro del interior de García Meza, acusado por
ese país de haber traficado drogas, Arce fue juzgado y condenado allí a 30 años
de cárcel por narcotráfico. Este hecho desató una polémica sobre la extradición.
Bolivia no aceptó firmar un nuevo tratado de extradición, pero la corte suprema
extraditó oficialmente en 1992 a Asunta Roca Suárez, hermana del
narcotraficante “Techo de Paja”, condenado y convicto en los EE.UU.

Por iniciativa del ministro del interior Carlos Saavedra, se ofreció un trato
benevolente a quienes se entregaran voluntariamente a la justicia. Siete capos del
narcotráfico se entregaron y recibieron condenas de entre 4 y 6 años, a pesar de
la gravedad de sus delitos. En abril de 1991, el nombramiento de Faustino Rico
Toro, ex-colaborador de García Meza, como jefe de la Fuerza Especial de Lucha
contra el Narcotráfico (FELCN) desató una tormenta política. El embajador de
los EE.UU. Robert Gelbard obligó al Presidente a destituir a Rico Toro y provocó
la renuncia del comanda de la policía y del ministro del Interior Guillermo
Capobianco, acusando a éste de vinculaciones con traficantes. Más allá de la
valoración de la veracidad de las acusaciones, esos hechos demostraron la
debilidad real de Bolivia en nuestras relaciones con la potencia del norte.

Medio ambiente, territorio y dignidad. La crisis del consejo


de reforma agraria

El proceso creciente de deterioro ambiental a nivel mundial, obligó a la


humanidad a tomar conciencia de las consecuencias de su irresponsabilidad y a
aplicar una política de preservación del medio ambiente. Bolivia comenzó a
hacer esfuerzos a todo nivel para administrar racionalmente su patrimonio
ambiental. Políticas de deuda externa a cambio de protección de territorios se
iniciaron en la gestión de Paz Estenssoro.
El gobierno de Paz trabajó en la planificación de un sistema nacional de áreas
protegidas y un fondo nacional para el desarrollo y protección ambientales
(FONAM), que fueron uno de los aportes más importantes de su gobierno al
desarrollo del país.

En Septiembre de 1991 etnias del oriente boliviano (guaraníes, mójenos,


chimanes, etc.), protagonizaron una marcha desde Trinidad a La Paz bajo el
denominativo de “por la dignidad y el territorio”, para concientizar al país de su
existencia y sus derechos. Cono consecuencia de ese movimiento, Paz Zamora
reconoció los territorios ancestrales de estas etnias para su administración y
control en el departamento del Beni. Era la primera vez que el estado boliviano
reconocía a los indígenas del oriente como interlocutores válidos le reconocía el
derecho a la propiedad y administración de territorios que ancestralmente
habían sido suyos. En esa marcha se planteó por primera vez la necesidad de
realizar una Asamblea Constituyente, que fue uno de los temas más importantes
de la sociedad boliviana al despuntar el siglo XXI.

Ni la marcha, ni la llamada “pausa ecológica”, pudieron evitar la grave


depredación maderera de las tierras bajas del país.

El manejo del Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA) se había convertido


en un eje de corrupción y un instrumento de favoritismo y entrega ilegal de
tierras a sectores poderosos e influyentes de la sociedad. La tradición de las
grandes concesiones arbitrarias en tiempo de dictadura no cambió
sustancialmente en democracia. Esto obligó al gobierno a intervenir el CNRA y
suspender cualquier proceso de otorgación o saneamiento de tierras. El proceso
se congeló hasta 1996 en que fue aprobada la ley del Instituto Nacional de
Reforma Agraria (INRA)

Exportaciones y productos “no tradicionales”

La tradición histórica de las exportaciones desde el comienzo de la república


condicionó al país a la monoproducción o, cuando mucho, la exportación de dos
productos mayoritarios (plata, quina, estaño, goma y gas fueron los productos
básicos de los que Bolivia vivió a lo largo de su historia reciente)
complementados en minería por varios metales y no metales importantes, y en
hidrocarburos por petróleo y derivados. El denominativo de productos no
tradicionales se dio a todos aquellos que no entraban en el rango mencionado.
La mayoría fueron materias primas, aunque en la última década del siglo XX
comenzaron a aparecer productos elaborados o industriales con valor agregado.
La estructura exportadora de Bolivia se dividió a partir del final de los años
setenta en minerales, hidrocarburos y productos no tradicionales para ocupar en
los noventa un segmento muy significativo del total de nuestras exportaciones.
Esto se debió a la diversificación económica y a una política de incentivos que,
aunque errática, fue útil para el nuevo sector. La medida más importante con
diferentes nombres y características variables fue el reintegro impositivo a los
productos exportados (con el criterio de no exportar impuestos). Los ítems más
significativos de exportación fueron algodón (hasta fines de los ochenta),
ganado, soya que creció espectacularmente en los años noventa, café, cacao,
azúcar, madera en tablones, cueros, goma, castaña, joyería industrial en oro,
madera elaborada, cerveza y otros productos industriales menores. Esta la
evolución de los productos no tradicionales entre 1980 a 1994.

Acuerdos Políticos y Leyes para el Cambio

El 5 de febrero de 1991 y el 9 de julio de 1992, se firmaron sendos acuerdos entre


los principales partidos políticos del país, en un rasgo de madurez sin
precedentes en nuestra historia y sin parangón en América Latina. Los acuerdos
de consenso permitieron el nombramiento de una nueva Corte Nacional
Electoral por dos tercios de votos del congreso; igual procedimiento se usó para
nombrar los nuevos jueces de la Corte Suprema y el Contralor General. La nueva
Corte electoral garantizó elecciones municipales y nacionales limpias y devolvió
la fe en el proceso de voto. Estos documentos mostraron el comienzo de una
modernización real del estado, una reforma del poder judicial y una ley de
necesidad de reforma de la Constitución vigente desde 1967.

Simultáneamente, se aprobaron importantes leyes, como la de privatización,


inversiones, hidrocarburos, minería, así como la llamada Ley SAFCO de
modernización de la administración estatal y de control gubernamental, basada
en evaluación por resultados y en la responsabilidad funcionaría.

Un presidente viajero. El puerto de Ilo

Si Rene Barrientos se caracterizó por sus viajes dentro de Bolivia, Jaime Paz lo
hizo por sus viajes fuera de la nación. Sumó 40 durante su mandato. Los más
importantes fueron a la I Cumbre de jefes de estado de Iberoamérica en
Guadalajara, a Argentina para el acuerdo de “borrón y cuenta nueva” de deudas
con ese país y una regularización del contrato de venta de gas, que en términos
generales fue desventajoso para Bolivia por la reducción de volumen y precio.
El otro viaje importante fue al Perú. En Ilo firmó un acuerdo con su colega
Alberto Fujimori que concedió a Bolivia una zona franca, acceso al uso y
administración del puerto y cinco kilómetros de playa denominada “Boliviamar”.
Fue una medida inteligente que coincidió con los 200 años del nacimiento del
mariscal Andrés de Santa Cruz. Paz Zamora logró una alternativa real de acceso
al océano y una carta de negociación importante en nuestra difícil relación con
Chile. Lamentablemente, el país no aprovecho tan importante oportunidad al no
desarrollar ni a nivel estatal ni privado inversiones que justificaran el esfuerzo
diplomático realizado por el gobierno.

Los viajes de Paz Zamora contribuyeron a un flujo adecuado de créditos y a que


continuase el proceso de recompra de la deuda externa que se saldó totalmente
con la banca privada internacional. El Presidente abría así una nueva era en las
relaciones internacionales del país, de diplomacia directa e intensa presencia del
primer mandatario en reuniones multilaterales y bilaterales que se convirtieron
en moneda corriente en los años noventa. La diplomacia ya no podía concebirse
como en los viejos tiempos, se servía de la nueva tecnología de comunicaciones
tanto físicas como electrónicas.

Las elecciones de 1993

El 6 de junio de 1993 se llevaron a cabo elecciones presidenciales. Ganó con


holgura Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR con 1135,6 % de los votos, seguido
por Hugo Banzer del AP con 21,0 %, Carlos Palenque de CONDEPA con 14,3 % y
Max Fernández de UCS con 13,8 %. El parlamento ratificó por primera vez desde
1982 al ganador por mayoría relativa, consagrando primer mandatario a
Gonzalo Sánchez de Lozada y vicepresidente a Víctor Hugo Cárdenas, quien fue
el primer aimara en ocupar tan alto cargo en nuestra historia.

Gonzalo Sánchez de Lozada (1930)

Gonzalo Sánchez de Lozada nació en La Paz el 12 de julio de 1930. Desde muy


pequeño vivió en los Estados Unidos, de donde le queda la particular
pronunciación “agringada” del castellano.
Estudió filosofía y letras en la Universidad de Chicago.

Volvió a Bolivia a principios de los años cincuenta. Entre 1952 y 1958 trabajó
como productor de cine en la empresa Telecine que él mismo fundó. Produjo
películas tan destacadas como Los que nunca fueron (1954), Un poquito de
diversificación económica (1955) y Voces de la tierra (1956). Trabajó en una
empresa de servicios petroleros y, a principios de los sesenta, creó COMSUR
(Compañía Minera del Sur), una de las empresas mineras más poderosas de
Bolivia. A través de COMSUR, Sánchez de Lozada amasó una importante
fortuna personal.

En 1979 a los 49 años, comenzó su actividad política, elegido como diputado por
el MNR. Fue reelecto en 1980. En 1985 fue elegido senador y presidente de esa
Cámara. En 1986 el Presidente Paz Estenssoro lo nombró ministro de
Planeamiento y Coordinación. Desde ese cargo contribuyó a la exitosa política
de estabilización económica post-hiperinflación. Fue además uno de los gestores
del famoso decreto 21060. En 1988 fue nominado por su partido como candidato
presidencial. Ganó por mayoría relativa las elecciones de 1989, pero perdió la
presidencia en el congreso ante la alianza del segundo (Banzer) y el tercero (Paz
Zamora), que llevó a la presidencia a este último.

En 1993 a los 63 años de edad, volvió a ganar las elecciones sobre Hugo Banzer.
Gobernó entre 1993 y 1997 aplicando el llamado Plan de Todos, un ambicioso
programa de reformas estructurales. En 1997 volvió a la oposición. En 2002 fue
elegido Presidente por segunda vez. Un año y tres meses después, en medio del
repudio popular y tras violentas jornadas, se vio obligado a renunciar al cargo,
abandonar el país y autoexiliarse en los Estados Unidos. En 2004 el Congreso
abrió un juicio de responsabilidades en su contra por los sucesos de octubre de
2003.

Víctor Hugo Cárdenas (1951)

Víctor Hugo Cárdenas fue el primer vicepresidente indio en la historia de Bolivia.


De origen aimara, nació en la comunidad de Achica Bajo (a orillas del lago
Titicaca) en el departamento de La Paz el 4 de junio de 1951.

Estudió literatura y pedagogía en la Universidad Mayor de San Andrés, carreras


de las que egresó en 1977. Fue profesor de esta universidad. Participó como
consultor en el diseño de la reforma educativa que defendió y apoyó como
vicepresidente de la nación.

En 1978 fue fundador y militante del Movimiento Revolucionario Tupac Katari


(que en 1985 aumentó a su sigla la L de Liberación). En esa misma línea, fue
parte de los creadores, junto a Genaro Flores, de la Confederación Sindical Única
de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), que jugó un rol fundamental
en el proceso sindical y político boliviano ulterior.
En 1985 fue elegido diputado por su partido. En 1989, ya jefe del MRTKL, fue
candidato a la presidencia y en 1993 hizo alianza con el MNR, postulándose
como candidato vicepresidencial de Gonzalo Sánchez de Lozada. Ejerció el cargo
(al que accedió a los 42 años) entre 1993 y 1997. En 1994 fue elegido Presidente
del Parlamentó Andino y recibió el premio internacional Bartolomé de Las Casas
por sus contribuciones a la causa indígena del continente. Tras su paso por la
política se retiró a la vida privada.

CAPITULO

GOBIERNO SÁNCHEZ DE LOZADA


(1993-1997)

La llegada de Sánchez de Lozada a la presidencia coincidió con un momento


crucial para el país, habían pasado dos períodos desde el comienzo de la
aplicación de la nueva política económica, de la que él mismo fue gestor y se
hacía indispensable un salto cualitativo que transformara la estructura social y
económica del país, que respondiera al desafío de un nuevo estado que
sustituyera el agotado andamiaje que el MNR había fundado en 1952.

El primer paso fue la coalición que surgió del voto parlamentario que lo hizo
Presidente. Bajo el férreo manejo personal del primer mandatario, se sumaron al
MNR el MRTKL del vicepresidente Cárdenas, el Movimiento Bolivia Libre que fue
el socio más leal y que más ideas aportó en la aplicación del plan de gobierno.
Antonio Áranibar, presidente de ese partido, fue el único ministro (RR.EE) que
ocupó el cargo durante los cuatro años y Miguel Urioste jefe en ejercicio del
MBL, fue el principal articulador en la coalición.

Fue también socio, aunque errático, UCS de Max Fernández que se retiró y volvió
al gobierno más de una vez. En noviembre de 1995 Fernández murió
trágicamente en un accidente aéreo. Causó también conmoción nacional la
muerte en accidente de aviación del empresario, político adenista y dirigente
deportivo, Mario Mercado también víctima de un accidente de aviación. El
Presidente propuso al país un plan de gobierno que denominó “Plan de Todos”,
cuya base eran tres pilares: la capitalización, la participación popular y la
reforma educativa.
La ecuación que buscaba resolver era uno de los puntos más polémicos del
denominado modelo neoliberal, su capacidad para conjugar la aplicación clara e
inequívoca de una economía de mercado sin restricciones, con una política social
adecuada a los requerimientos de una nación pobre y con graves brechas socio -
económicas.

El primer paso para emprender los cambios fue la ley del poder ejecutivo. Con
ella el gobierno cedió inexplicablemente al legislativo la potestad del Presidente
de establecer el número y funciones de sus ministros. La ley redujo el número de
ministerios de 17 a 12;10 con función permanente y dos sin cartera (uno dedicado
a la Capitalización y el otro a Desarrollo Económico). La gran innovación fue la
creación de tres “superministerios”, el de Desarrollo Humano que integró
educación y salud e hizo énfasis en las etnias y la mujer, dos sectores claramente
desatendidos y discriminados en el pasado; el de Hacienda y Desarrollo
Económico que muy pronto tuvo que desdoblarse ante la imposibilidad de
controlar su gigantesca estructura y el de Desarrollo Sostenible y Medio
Ambiente; un salto de Bolivia a una nueva concepción del crecimiento y un lugar
de jerarquía para el tema de la protección ambiental, clave en este final de siglo.
Como otras muchas reformas parecidas, este modelo no sobrevivió la gestión de
su creador.

La obra caminera más importante (continuidad de un contrato logrado por la


gestión Paz Zamora) fue la carretera Patacamaya - Tambo Quemado que une
por primera vez por vía asfaltada al país con el Océano Pacífico. Se empezó la
ejecución de Cotapata -Santa Bárbara para unir La Paz con el norte del país y
Brasil, y la carretera también asfaltada La Paz - Desaguadero, para unir Bolivia
con el Puerto de Ilo. También se completó el asfalto de la vía La Paz -
Cochabamba.

En 1995 se desató una crisis bancaria con la caída, intervención y quiebra de tres
bancos privados: el Sur, el de Cochabamba y el Boliviano Americano
Internacional. Entraron en prisión varios banqueros entre ellos Guillermo
Gutiérrez, Jorge Córdoba y Marita Siles acusados de malos manejos y
malversación de fondos de los depositantes. La crisis fue superada por el estado
en medio de una polémica sobre la legitimidad del respaldo oficial a operaciones
irregulares del sistema financiero.

El empresario y dirigente político Samuel Doria Medina fue secuestrado por


militantes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) del Perú. Tras
varias semanas de cautiverio, su familia pagó el rescate pedido (cuya cifra nunca
fue revelada) y él recuperó su libertad. Ese dinero se usó para organizar la toma
de la embajada de Japón en Lima. Poco después, el gobierno apresó a los
secuestradores de Doria. En 1996, el embajador de Bolivia en Perú, Jorge
Gumucio fue secuestrado junto a centenares de invitados en la embajada
Japonesa por el MRTA. El secuestro terminó con el rescate exitoso de los rehenes
y la muerte de todos los secuestradores.

Capitalización y Bonosol

La capitalización fue el eje del programa de gobierno, así como la medida más
resistida por la opinión pública. En su funcionamiento se basaba todo el proyecto
de cambio. La idea marcaba una diferencia esencial con la privatización pura y
dura, no porque no fuese un proceso privatizador, sino porque hizo que las
empresas estatales capitalizadas vendieran el 50 % de su patrimonio a los socios
capitalizadores, quienes se hicieron cargo del manejo y administración de las
empresas en cuestión e invirtieron el 100 % de su aporte en las propias empresas
capitalizadas. El dinero no entró al tesoro general sino a las empresas. El 50 %
restante pasó en un fideicomiso a favor del pueblo boliviano en forma de un Bono
de Solidaridad (Bonosol).

El gobierno capitalizó entre 1995 y 1996 las cinco empresas estatales más
grandes del país: Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Empresa
Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL), Empresa Nacional de Electricidad
(ENFE), Lloyd Aéreo Boliviano (LAB) y Empresa Nacional de Ferrocarriles
(ENFE), solo quedó pendiente por falla de proponentes la Empresa Nacional de
Fundiciones (ENAF). Para aplicar el plan se aprobó la ley de capitalización
(1994) y leyes complementarias como la de telecomunicaciones, hidrocarburos y
electricidad.

Producto de la capitalización, cuyo mayor impulsor fue el polémico ministro


Alfonso Revollo, Bolivia logró la inyección de inversiones privadas más
importante de su historia. 1.670 millones de dólares en un lapso de entre cinco y
siete años. En el rubro de los hidrocarburos se pudo encarar por primera vez en
década; un proceso de exploración y recuperación de pozos. En electricidad se
dinamizó la inversión para lograr revertir el peligro de déficit de oferta eléctrica
en el mercado nacional. En telecomunicaciones se vivió una revolución en el
campo de la digitalización, fibra óptica, ampliación de cobertura internacional,
acceso al satélite y servicios de telefonía pública y celular.
El producto directo de la capitalización, como beneficio tangible para el
ciudadano y parte de la orientación social de este proceso, fue el Bonosol. El
dinero proveniente de la rentabilidad del 50 % de las acciones que pertenecía a
los bolivianos, garantizó ingresos que permitieron el pago de un bono anual
vitalicio a todas los bolivianos mayores de 65 años sin distinción. El Bono se
pagó a todos los que al 31 de diciembre de 1995 eran mayores de 21 años. El bono
se convirtió en arma electoral. El gobierno comenzó a pagarlo poco antes de las
elecciones, lo que causó gran controversia. El hecho es, sin embargo, que más de
350.000 bolivianos mayores de 65 años recibieron cada uno 248 dólares a partir
de 1997, lográndose por primera vez en la historia un sistema universal de
jubilación.

El problema inmediato de la capitalización para el ciudadano fue una


significativa alza de tarifas, producto del descongelamiento tarifario o
simplemente la eliminación de subsidios. La capitalización fue el punto más
discutido del programa de Sánchez y el principal factor que lo llevó al descalabro
en su segundo gobierno. Los defensores del estado del 52 se movilizaron en
contra. Los sindicatos salieron militantemente a las calles y la oposición política
objetó algunos contratos, particularmente el suscrito con la empresa Enron, que
era excesivamente liberal y favorable al inversionista, obligando a modificarlo.

La capitalización de los ferrocarriles, que pasó a manos de una empresa chilena,


generó fuerte rechazo y días de extrema violencia en La Paz. El proceso, sin
embargo, no se detuvo. La capitalización del Lloyd Aéreo, otorgada a la empresa
brasileña VASP, primero y al empresario Hernesto Asbún después, fue un
desastre total que llevó a la compañía al borde de la quiebra.

La era del gas. El gasoducto al Brasil

Desde la década de los setenta se tenía conocimiento de una importante


vocación gasífera de los campos de hidrocarburos del país (el 49 % del territorio
nacional estaba considerado como área potencial de explotación), pero fue solo a
partir del contrato de venta de gas al Brasil (1994), el proceso de capitalización
de YPFB (1996) y la nueva ley de hidrocarburos (1996), que esa vocación se
convirtió en una incontrastable realidad, haciendo de Bolivia el país con las
mayores reservas de gas libre de América Latina y el tercero en reservas
absolutas. YPFB se dividió en cuatro empresas, dos de exploración y producción
Chaco y Andina (Repsol YPF), una de transporte Transredes y YPFB residual.
La capitalización dejó el 50 % de las acciones de las tres primeras empresas en
propiedad de las capitalizadoras que aportaron inicialmente 834.9 millones de
dólares por esa operación. En el periodo 1993-1996 (antes de la capitalización) la
inversión de YPFB había sido de 316 millones, en el periodo 1997-2000 fue de
1.898 millones, la inversión más alta en el sector en toda a historia.

Además de las capitalizadoras, operaban en el país otras dieciséis compañías


extranjeras o asociadas con bolivianas. Andina tenía en 2002 el 24,8% de las
reservas de gas y el 21,9% de las reservas de petróleo, en tanto Chaco tenía el
4,2% del gas y el 4,5% del petróleo. El restante 71% del gas y 73,6% del petróleo
estaba en manos de las otras empresas, entre las que se destacaban Total con
14%, Petrobras con 13,8% y Maxus con 9,8% de las reservas gasíferas.

En 1996, el año de la capitalización el país tenía 4.24 trillones de pies cúbicos


(tpc.) de gas natural, en 2002 esa cifra había llegado a 52.30 tpc, es decir 12,5
veces más que antes del proceso. Esta la evolución de las reservas de gas en el
periodo:

En 2002 la suma de reservas probadas, probables (que son las que se cuentan
oficialmente) y posibles llegaba a 77.17 tpc. El 87,5% del gas y el 81,7% del
petróleo estaba en Tarija, el 9,3% del gas y el 10, 1% del petróleo en Santa Cruz, el
2% del gas y el 7,4% del petróleo en Cochabamba y el 1,3% del gas y el 0,8% del
petróleo en Chuquisaca. Esta la evolución de las reservas de petróleo en el
periodo:

El consumo interno de gas natural para el periodo 2002-2022 se calculó en 1.4


tpc. Los compromisos de exportación para ese mismo periodo eran de 9.1 tpc. Í
Brasil y 0.6 tpc. a Argentina, lo que suma 11.1 tpc, quedando un saldo de 41.2 tpc.
Ubres para su eventual exportación.

Uno de los temas más polémicos del proceso fue el de los impuestos a las
petroleras. El tratamiento sobre los hidrocarburos existentes a 1996 era del 50%
de impuestos: 11% de regalías departamentales, 1% de regalías compensatorias,
6% participación de YPFB al TGN, 13% de regalía nacional complementaria y 19%
de participación nacional. El tratamiento sobre los hidrocarburos nuevos era
solo del 18%: 11% de regalías departamentales, 1% de regalía complementaria y
6% participación de YPFB al TGN.
Adicionalmente, t n ambos casos se consideraba un 25% de impuestos sobre
utilidad de empresas, 12,5% de impuestos sobre remisión de utilidades al exterior
y solo en el caso de los hidrocarburos nuevos, un 25% de "surtax" (sobre
utilidades por extracción de recursos naturales no renovables). Dado que más
de: 90% de las reservas probadas y probables correspondían a hidrocarburos
nuevos, este rango impositivo era excesivamente liberal y uno de los de menor
beneficio para el estado en América Latina. Los ingresos al tesoro por impuestos
de hidrocarburos pasaron de 1.480 millones de dólares en el periodo 1993-1996 a
1.668 millones en el periodo 1997-2000.

Después de la expiración del contrato de venta de gas a la Argentina (1972-1999)


que reportó a Bolivia 4.562,3 millones de dólares por la exportación de 1.9 tpc, se
hacía indispensable compensar ese vacío con un proyecto más ambicioso, la
exportación de gas al Brasil. La historia de este emprendimiento se remonta a la
carta de intenciones entre Banzer y Geisel de 1974, que, como vimos, quedó
frustrada por la falta de decisión de la dictadura de entonces. En 1984 Siles y
Figueiredo retomaron el proyecto de 1974 sin éxito.

En 1988 Paz Estenssoro y Sarney suscribieron a su vez notas reversales para la


venta de derivados de gas y energía eléctrica y la exportación de 3 millones de
metros cúbicos por día (mmcd.). Pero cuando el proyecto comenzó realmente a
concretarse fue en el periodo 1991-1993, en que Paz Zamora y Franco firmaron
contratos de compra venta de gas (entre 8 y 16 mmcd.) con un tubo de 18
pulgadas. Finalmente, el proyecto tomó dimensión de realidad con la iniciativa
del Presidente Sánchez de Lozada de asociar a Bolivia con la transnacional
norteamericana Enron para hacer una contraparte viable con el Brasil. Fue el
esfuerzo económico de mayor magnitud de la historia hasta ese momento. En
1996 Sánchez de Lozada y Cardoso firmaron el contrato de venta de gas
ampliando el volumen a 30 mmcd. Con un precio mejorado que, entre 1999 y
2002, fue de 1.44 dólares por millar de pies cúbicos. En ese mismo año
suscribieron el contrato de construcción del gasoducto que se comenzó a
construir en julio de 1997.

El gasoducto Bolivia-Brasil tiene una extensión de 1.970 kms. de Río Grande


(Bolivia) a Sao Paulo y otros 1.180 kms. de Sao Paulo a Porto Alegre. 557 kms. se
extienden en territorio boliviano. La construcción del ducto de 32 pulgadas, costó
2.200 millones de dólares. Los presidentes Banzer y Cardoso inauguraron el
gasoducto en 1999. En julio de ese año comenzó a operar. En 1999 se exportaron
2,4 mmcd. y en 2001 se superaron los 10 mmcd.
Esto dio como resultado en 2001 un ingreso de 225 millones de dólares. El mayor
ingreso anual por exportación de gas a la Argentina fue el de 1982 con un total de
381,6 millones de dólares. Las gigantescas reservas de gas del país plantearon
muy rápidamente la necesidad de la apertura de nuevos mercados que
permitieran un ingreso adicional. La opción más atractiva era la de exportar gas
natural a México y Estados Unidos. Otro de los temas que se puso en el debate
fue el de la posibilidad de darle un valor agregado al gas, con la construcción de
plantas petroquímicas que permitiera mejores ingresos.

Paradójicamente, este potencial energético no se había traducido en el desarrollo


de una nueva matriz energética boliviana basada en el gas y una expansión de
las redes urbanas de gas natural que cubrieran los requerimientos de consumo
de una población dependiente del gas licuado, el kerosén o la leña en el área
rural.

Los Sistemas de Regulación

El nuevo estado requería de otras reglas de juego para terminar con su papel de
juez y parte en el manejo del funcionamiento de los servicios al ciudadano. Para
ello se creó el Sistema de Regulación Sectorial - SIRESE (1994), cuyo papel era
regular, controlar y supervisar las actividades de varios sectores. Tuvo como
tarea arbitrar, en caso de reclamo de usuarios frente a un operador de servicios,
exigir el adecuado cumplimiento y calidad de servicios y aprobar o no las
propuestas de incrementos de tarifas.

La ley contempló la existencia de un superintendente general nombrado por el


Presidente, de una terna elevada por el senado para un período de siete años. Se
crearon también superintendencias sectoriales de telecomunicaciones,
electricidad, hidrocarburos, transportes y aguas, cuyos titulares fueron
designados por el mismo procedimiento que el superintendente general pero por
un período de sólo cinco años.

Esta estructura complementaba el concepto de un estado regulador con la


existencia del Sistema de regulación financiera - SIREFI que está integrado por la
Superintendencia de bancos y entidades financieras, la Superintendencia de
pensiones y la de Seguros. También se creó el Sistema de Regulación de Recursos
Naturales - SIRENARE, que integran la Superintendencia agraria y forestal.
Participación Popular y Descentralización Administrativa

La Participación Popular (PP) fue la idea clave del Plan de Todos y la que tuvo
una repercusión histórica mayor de todas las encaradas por Sánchez en su
gestión. Marcó la superación de una brecha aparentemente imposible, lograr que
la economía abierta no estuviese reñida con una redistribución más justa del
ingreso y un concepto esencial a la democracia: la participación del ciudadano
en la gestión de su destino. Apoyado en la democracia municipal el gobierno
aprobó la ley de participación popular (1994); para ello territorializó los
municipios, creando 311 en el país con jurisdicción, más allá del ámbito
meramente urbano (la base política fueron las secciones de provincia).

El principio de la PP es que el monto total a distribuir se divide por el número de


habitantes. Los municipios reciben fondos de acuerdo a su población. El dinero
para la PP salió del 20 % de las recaudaciones nacionales entregadas
automáticamente a los municipios, además del 100 % de las recaudaciones
municipales que cada municipio administra e invierte directamente. Esto
determinó que por primera vez en la historia del país el área rural,
tradicionalmente olvidada por el estado central, recibiera dinero de la co-
participación en una cuenta a nombre de cada municipio. Por ejemplo,
poblaciones como Achacachi (LP) que en 1993 recibía 4.000 dólares del estado
central en 1996 recibió 1.455.000 dólares. Villa Tunari (CB) que en 1993 recibía 0,
en 1996 recibió 1.166.000 U$. Villamontes (TJ) que en 1993 recibía 9.000 U$ en
1996 recibió 474.000 U$. Roboré (SC) que en 1993 recibía 1.000 U$, en 1996
recibió 369.000 U$. Puerto Rico (PD) que en 1993 recibía 0, en 1996 recibió
88.000 U$, Pero adicionalmente, era un dinero que la propia comunidad
administraba a través de su concejo municipal y mediante la creación de las
Organizaciones Territoriales de Base (ayllus, capitanías, comunidades
originarias, juntas vecinales, etc.), que permitieron la creación de las Juntas de
Vigilancia con potestad de proponer proyectos y fiscalizar la administración de
fondos por parte del municipio.

La descentralización administrativa fue la culminación de una largo camino, un


anhelo de diversos sectores contrarios al secante centralismo. La
descentralización se concretó manteniendo al prefecto de departamento
designado por el Presidente, pero estableció un Consejo Departamental presidido
por el prefecto e integrado por consejeros representantes de todas las provincias
del departamento y de la capital departamental. Se vinculó el proceso con la
democracia municipal al determinar que los consejeros fueran nombrados por
los concejales municipales electos por voto popular.
El Consejo administraba y ejecutaba un presupuesto cuyos fondos provenían de
las regalías departamentales que manejaron las desaparecidas corporaciones de
desarrollo. Se concretó un proceso integral de descentralización, tanto con la
Participación Popular como con la descentralización administrativa.

Reforma de Pensiones y Política Social

El gobierno encaró otra de sus reformas más difíciles con el cambio radical del
sistema de pensiones. Concretó la desaparición de los fondos complementarios y
el traspaso del pago de pensiones a manos privadas a través de las
Administradoras de Fondos de Pensiones. Dos empresas españolas se hicieron
cargo de esta responsabilidad a partir de 1997. Terminó así el concepto de
universalidad y nació el sistema de acumulación individual y personalizada de la
jubilación. También esta medida fue dura y tenazmente resistida por
pensionistas, sindicatos y oposición. El cambio representó una carga brutal
sobre el TGN y marcó un aumento dramático del déficit fiscal.

Entre las medidas más eficientes de política social se encuentran el seguro


materno infantil que garantizó la atención de parto de todas las madres
bolivianas, intentando revertir los severos indicadores sociales de mortalidad y
morbilidad materno infantil (en 1994 morían 75 niños de cada 1.000 nacidos
vivos y 650 mujeres por cada 100.000 niños nacidos vivos). Se creó también el
seguro de vejez para todos los bolivianos, sin distinción, y el seguro de muerte
que representó un monto para gastos funerarios.

Reforma Educativa

El diseño de la reforma educativa comenzó en el gobierno de Jaime Paz Zamora,


pero se ejecutó en el de Sánchez de Lozada. Fue una de las medidas más difíciles
de aplicar porque enfrentó al activismo trotskista que controlaba el magisterio,
lo que llevó a verdaderas batallas campales en las calles y obligó al gobierno a
dictar el estado de sitio más prolongado (seis meses) desde la reapertura
democrática de 1932.

La reforma educativa fue el cambio mayor desde la aprobación del código de la


educación de 1955 (obra también del MNR), aunque su aplicación no fue exitosa
porque no contó con el apoyo y compromiso del magisterio. El sistema educativo
nacional estaba en el límite del colapso, por su ineficiencia, burocratización y
sobre todo por los pésimos resultados académicos.
La educación fiscal era víctima de la mediocre formación de las normales y la
politización del sector que además estaba muy mal pagado. Las huelgas crónicas
de maestros, por más de un década, completaban un cuadro pavoroso, en el que
el sector peor atendido física y académicamente era el rural.

La reforma buscó mejorar la calidad de educación, fortaleciendo el sector fiscal.


Introdujo la educación intercultural y bilingüe, su logro más significativo. En
esta dirección fue muy emotivo el primer discurso ante el parlamento del
vicepresidente Cárdenas quien se dirigió a los congresales en cuatro idiomas,
castellano, quechua, aymara y guaraní. El otro objetivo era propiciar la
participación de la comunidad en la educación. Se crearon núcleos piloto de
prueba, se rompió el concepto tradicional de los niveles y grados inflexible, se
buscó la supresión de los exámenes tal como se conocían y se invirtió en
millones de textos escolares y creación de bibliotecas escolares. Un vacío
evidente fue el tema de la inserción de nuevas tecnologías (computación y
educación audiovisual).

Ley Inra

Como casi todas las medidas de cambio del gobierno, la aprobación de la ley
INRA (del Instituto Nacional de Reforma Agraria), a pesar del consenso previo,
provocó serias confrontaciones, entre ellas una de las mayores movilizaciones
campesinas de la historia a la ciudad de La Paz (octubre de 1996). Tras las
concentraciones masivas y enfrentamientos callejeros, el parlamento aprobó una
ley que en los hechos es una nueva ley de tierras que sustituye al decreto de
reforma agraria de 1953.

La nueva ley reconoció por primera vez a las comunidades originarias, las
organizaciones indígenas tradicionales y los territorios indígenas en el oriente
(que habían recibido el primer territorio por la vía de decreto en el gobierno de
Jaime Paz). Eximió de pago de impuestos al solar campesino, la pequeña
propiedad y la tierra de comunidad. Estableció un nivel de impuestos racional
para la mediana y gran propiedad y determinó la reversión para las tierras
abandonadas, que no pagan impuestos o están en contra del bien común. Tuvo la
tarea de titular definitivamente las tierras de comunidades, dio preferencia a la
dotación a comunidades e indígenas organizados colectivamente y adjudicó
tierras fiscales por concurso público y con objeto de su uso productivo.
Reforma a la Constitución Política del Estado y nuevas Leyes

La reforma a la constitución, respetando los mecanismos que la propia carta


magna estipula para sus cambios, es uno de los mejores ejemplos de la
institucionalización democrática de Bolivia. El consenso para hacerla fue
producto de acuerdos logrados en 1992 (febrero y julio). El Presidente promulgó
la constitución reformada, el 12 de Agosto de 1994.

El primer cambio es el del artículo 1º que reza: “Bolivia, libre, independiente,


soberana, multiétnica y pluricultural, constituida en República unitaria, adopta
para su gobierno la forma democrática representativa, fundada en la unión y en
la solidaridad de todos los bolivianos”. Se redujo la edad de ciudadanía de 21 a 18
años. Se introdujo las diputaciones uninominales y plurinominales. El 50 %
(uninominales) eran elegidos por voto directo en 68 circunscripciones, el otro 50
% se elegía en la lista del Presidente, vicepresidente y senadores.

El mandato de Presidente y vicepresidente, senadores y diputados, pasó de


cuatro a cinco años, su reelección era posible una sola vez después de un período
de cumplido su mandato la elección de ambos en el congreso se circunscribía a
los dos primeros. Se creó el tribunal constitucional, el consejo de la judicatura y
el defensor del pueblo, y se modificó el régimen municipal (período de cinco años
para el alcalde y voto de censura constructiva).

En otras leyes se hicieron aportes estructurales. En el sistema judicial se


modificó el código penal aprobado por decreto ley en el gobierno Banzer, se
abolió la prisión por deudas y se aprobó la fianza juratoria y la ley contra la
violencia familiar. Se aprobaron también la ley forestal, el código de minería, la
ley del Banco Central, la ley del medicamento, la ley del discapacitado, se
reformó la ley tributaria (843) y se hicieron varias reformas a la ley electoral.

Narcovínculos, Coca y Lucha Contra el Narcotráfico

El escándalo político de mayor magnitud en este período fue el llamado


“Narcovínculos”. La detención de Isaac “Oso” Chavarría y Carmelo “Meco”
Domínguez, acusados de desarrollar actividades de narcotráfico, llevó al
descubrimiento de papeles personales de Chavarría y acusaciones de
Domínguez, que parecían involucrar al ex - Presidente Jaime Paz Zamora y otros
dirigentes miristas, entre ellos Óscar Eid Franco.
La acusación de la FELCN fue que el MIR recibió contribuciones de Chavarría
para la campaña municipal de 1987 y que Óscar Eid pagó los gastos médicos a
Chavarría internado en una clínica bajo nombre falso. Jaime Paz reconoció su
amistad y vinculación con este último (estuvo varias veces en su casa), pero no
aceptó relación ilícita alguna con el acusado.

En marzo de 1994 en un dramático mensaje por TV Paz Zamora renunció para


siempre a la política, pero unos meses después volvió con ímpetu y fue candidato
a la presidencia en 1997. Como producto del escándalo Eid fue apresado y
condenado a cuatro años de cárcel por encubrimiento a un narcotraficante.
Enl995 Chavarría murió en la cárcel sin sentencia que probara su actividad
ilícita. En enero de 1996 el gobierno de Estados Unidos le retiró su visa de ingreso
a Jaime Paz Zamora y a su más estrecho colaborador Carlos Saavedra, ex-
ministro del Interior de su gobierno (Estados Unidos les restituyó luego la visa),
igual que a otros cinco militantes del MIR. También fue arrestado y extraditado a
EE.UU. Faustino Rico Toro ex - jefe de la FELCN en el gobierno de Paz Zamora.
En 1996 cumplió su condena y volvió a Bolivia.

Bolivia suscribió con Estados Unidos un nuevo tratado de extradición con el


objetivo fundamental de incluir los delitos de narcotráfico como parte esencial de
éste, lo que estableció un mecanismo adicional de presión política le los
norteamericanos sobre el país.

En la lucha por la erradicación de la coca, Bolivia cumplió su compromiso de


erradicar hectáreas de coca (como ejemplo, en 1995 se erradicaron 5.492 ha.),
pero el resultado no redujo prácticamente en nada la superficie de coca
excedente en el Chapare. EE.UU. usó la amenaza de la arbitraria descertificación
(corte de la ayuda bilateral) para presionar a Bolivia y otras naciones del área a
cumplir estos compromisos.

El gobierno enfrentó una opinión pública adversa y una fuerte influencia sobre
ella de los productores de coca, liderizados por Evo Morales, que protagonizaron
marchas sobre La Paz que degeneraron en violencia y una situación de
permanente tensión en la región del Chapare con un saldo de muertos y heridos
(tanto campesinos productores como policías de UMOPAR.

En 1995 estalló el caso “narcoavión”. Un viejo carguero DC6-B boliviano fue


interceptado en Lima llevando 4,1 toneladas de cocaína, el alijo más grande de
droga incautado en nuestra historia. El responsable fue el narcotraficante
Amado Pacheco “barbaschocas” que operaba con la mafia mexicana, condenado
a 13 años le cárcel. Inexplicablemente el avión no fue detenido en La Paz.
Ineficiencia y algo más de la FELCN y de la DEA norteamericana, provocaron
una crisis, la destitución de autoridades de la FELCN y una mancha de supuesta
protección desde el ministerio de Gobierno a cargo de Carlos Sánchez Berzaín.

Juicio a dos Magistrados de la Corte Suprema y Prisión de


García Meza

Entre 1993 y 1994, el Presidente de la Corte Suprema de Justicia, Edgar Oblitas


Fernández, y uno de sus magistrados, Ernesto Poppe Martínez, fueron
enjuiciados en el senado acusados de prevaricato. La base del juicio fue el
soborno pagado al ex- magistrado Hugo Galindo Decker, emisario de los
mencionados jueces, por e1 nicaragüense Antonio Ibarra, sujeto a un pedido de
extradición de su país, para que esta solicitud fuese denegada. El senado esta vez
sí sentenció a ambos con la destitución de sus cargos y la prohibición del
ejercicio profesional por un período de diez años. Fue la primera vez en la
historia que se destituyó por este procedimiento al presidente de la Corte
Suprema.

Como producto de la voluntad política del gobierno y el trabajo coordinado a


nivel internacional entre Bolivia y Brasil, el 11 de marzo de 1994, fue capturado en
Sao Paulo Luis García Meza. Bolivia pidió su extradición que se concretó a pesar
del esfuerzo de los abogados del ex - dictador. El 15 de marzo de 1995 García
Meza fue trasladado desde Brasil hasta La Paz, y ese mismo día entró en la
prisión de Chonchocoro, tal como mandaba la sentencia de la Corte Suprema
conocida en 1993. García Meza fue el único ex - dictador latinoamericano
condenado y preso por sus delitos. En noviembre de 1994 el ex - general Waldo
Bernal Pereira, miembro de la junta de gobierno 1980-1981, fue también detenido
y llevado a la cárcel de San Pedro de La Paz, para cumplir la sentencia de la Corte
Suprema en el mencionado juicio.

Amayapampa y Capacirca

El hecho más grave del que fue responsable el gobierno de Sánchez de Lozada fue
el desenlace sangriento producido en vísperas de la Navidad de 1996 en los
centros mineros de Amayapampa, Capacirca y Llallagua. La toma ilegal de
minas de propiedad privada (empresa extranjera Dacapo) por parte de mineros
que se oponían al trabajo de los propietarios, condujo al gobierno a la
intervención de esas minas. Para ello envió un destacamento policial bajo la
dirección de su comandante Gral. Willy Arriaza.
La acción policial, a pesar de la evidencia de trabajadores y comunarios
armados, fue desproporcionada. El saldo trágico fue de 11 muertos y más de 50
heridos. La intervención de parlamentarios como mediadores logra frenar la
espiral de violencia.

El gobierno pidió una investigación e informe de la OEA que estableció que el


Presidente y los ministros de Gobierno y Defensa no tuvieron responsabilidad
directa en los hechos, pero planteó la necesidad de establecer responsabilidades
en los mandos de la policía. El Gral. Arriaza fue destituido de su cargo después
de estos acontecimientos, pero el ministro de Gobierno Franklin Anaya que
debió, cuando menos, asumir su responsabilidad y renunciar no fue tocado.

Bolivia y el Mundo

Sánchez de Lozada, igual que su antecesor, realizó más de cuarenta viajes al


exterior. El país organizó encuentros de la magnitud del Grupo de Río en
Cochabamba (1996) con la presencia de 13 jefes de estado, la Cumbre de las
Américas para el Desarrollo Sostenible en Santa Cruz (1996) con la participación
de más de treinta países. También en diciembre de ese año se realizó la sexta
reunión de Primeras Damas de las Américas en La Paz en abril de 1997 la cumbre
de Presidentes del Pacto Andino en Sucre.

Uno de los problemas mayores de Bolivia ha sido la incapacidad de asumir su


realidad en el contexto de Latinoamérica y del mundo. La tendencia a mirarse
siempre el ombligo, ha hecho que los bolivianos pierdan la perspectiva, mucho
más vigente que nunca al terminar el siglo XX, de que la globalización, la
interdependencia y la imposibilidad de un rol autónomo, grave en países tan
débiles como el nuestro, nos obliga a analizar el presente y el futuro en función
de los otros, en función de un proceso de integración inexcusable. La solución de
los problemas bolivianos no pasa solamente por ideas encerradas en el ámbito
doméstico, sino por la indispensable inserción política, económica y social del
país en su región. Esos imperativos se evidencian en la política de Estados
Unidos, potencia hegemónica de fin de siglo, y en el poder regional indisputable
de Brasil y México como cabezas de grupos de integración regional alternativos,
sobre todo Brasil de gran influencia en Sur América.

Bolivia y el Mercosur

El proceso de globalización mundial de la economía (un solo modelo de


economía abierta, nuevas tecnologías, revolución de las comunicaciones,
internet), condujo a un proceso creciente de integración en diversas regiones del
mundo. En ese contexto el 26 de marzo de 1991 se creó el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR), mediante acta presidencial firmada en Asunción (Paraguay), con
la participación de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. Esto implica integrar
a finales del siglo XX a 208,5 millones de seres humanos en una superficie de 11,9
millones de kilómetros cuadrados. Por la importancia de sus dos principales
socios, Brasil y Argentina, el MERCOSUR se convirtió muy pronto en el mercado
regional más importante en América después del NAFTA.

El 25 de junio de 1996, el gobierno de Sánchez de Lozada firmó un acuerdo


marco, perfeccionado el 17 de diciembre de 1996 y vigente desde febrero de 1997,
que colocó a Bolivia como estado asociado al MERCOSUR, cuyo objetivo es
formar un área de libre comercio entre las partes (MERCOSUR y Bolivia), en un
plazo de diez años (hasta el 2007), promover el uso de la hidrovía Paraná-Nueva
Palmira (que conecta a Bolivia a través de Puerto Aguirre y Puerto Quijarro),
promover y proteger las inversiones y la cooperación económica, energética,
científica y tecnológica. Esta misma modalidad de acuerdo bilateral se dio entre
Chile y el MERCOSUR.

Elecciones Municipales (19s3-1995) y Elecciones


Presidenciales (1997)

Las elecciones municipales de fines del 93 ratificaron la mayoría del MNR. Lo


más destacado fue el mal resultado para el MIR (9,3 %) y la ADN (11,4%), al
punto que el jefe adenista Hugo Banzer renunció a la jefatura de su partido un
mes antes del proceso electoral, previendo el resultado. Se pensó que sería el
retiro definitivo de Banzer, pero los hechos políticos lo desmintieron. Por el
contrario, en 1997 fue elegido Presidente Constitucional. En las elecciones
municipales de 1995 se inauguró el sistema de votación por municipios
territorializados, dándole un verdadero sentido de participación al ciudadano.

Las elecciones presidenciales de 1997 encontraron al gobierno muy desgastado


por el costo político de las transformaciones estructurales. Sánchez de Lozada
apoyó como candidato oficialista al ministro de Justicia Rene Blattmann, quien
inopinadamente renunció a la candidatura en enero, debilitando seriamente al
MNR, cuyo candidato de recambio fue Juan Carlos Duran. La muerte de Carlos
Palenque en marzo unos meses después de una agria ruptura con su esposa y
dirigente condepista Mónica Medina, provocó una conmoción nacional y la
proclamación de Remedios Loza, la primera mujer en la historia del país en optar
a la presidencia. El MIR llegó con la sombra de la falta de visa a EE.UU. de su
candidato Jaime Paz.

El resultado mostró la atomización del electorado. Ganó Hugo Banzer con el 22,3
%, el porcentaje de votos más bajo obtenido por un candidato presidencial,
ganador en la historia electoral boliviana, Juan Carlos Duran obtuvo el segundo
lugar con el 8,2 % y Remedios Loza el tercero con el 17,2 %. El parlamento
ratificó al ganador por mayoría relativa, Hugo Banzer, a quien acompañó como
vicepresidente Jorge Quiroga. En esta elección se aplicó por primera vez el
sistema de diputados uninominales y plurinominales, con notables resultados
para algunos candidatos que recibieron respaldo de sus regiones, más allá de los
votos obtenidos por sus candidatos presidenciales.

CAPITULO

LA CRISIS DEL ESTADO. A LA SOMBRA DEL GAS


(1997-2006)

El Momento Histórico

La apertura democrática de principios de los ochenta tuvo dos características, la


recuperación total de libertades ciudadanas y la imposición de un modelo de
economía abierta. El primero en el gobierno de Siles y el segundo en el de Paz
Estenssoro. El desarrollo de ambos conceptos se apoyó en una democracia de
pactos surgida tras la crisis de gobernabilidad de la UDP. Ante la imposibilidad
de ningún candidato de lograr el 50 % más uno de los votos por más de veinte
años, se impuso la lógica de lograr acuerdos entre los partidos mayoritarios para
tener mayoría congresal y cogobernar.

El primer acuerdo entre Paz Estenssoro y Banzer conocido como Pacto por la
Democracia, inauguró un mecanismo que consolidó la gobernabilidad, pero a la
vez estableció un circuito cerrado de poder entre tres partidos, el MNR, la ADN y
el MIR, que controlaron seis gobiernos en el periodo de dieciocho años.

Esta práctica acabó por desnaturalizar los importantes aportes que hicieron a la
democracia, pues se creó una élite socio-económica que se enriqueció a la
sombra de estos gobiernos, la lógica de prebendalismo y corrupción penetró en
las estructuras de la administración y se dio una progresiva conversión de los
partidos en maquinarias electorales más que en instrumentos genuinos de
representación de los intereses de la sociedad.
La aplicación de lo que Paz Estenssoro llamó la nueva política económica, marcó
el progresivo desmantelamiento del estado, la adscripción a una economía de
mercado y el intento de adaptar al país a la globalización. Las reformas del
primer gobierno de Sánchez de Lozada, sin embargo, no reflejaron una política
puramente neoliberal, dentro de ese marco ideológico se aplicaron elementos de
cambio progresista y aún revolucionario. Es el caso de la participación popular,
el proceso más profundo de descentralización de la historia con la creación de
más de 300 municipios territorializados con gestión autónoma y recursos
propios cedidos por el estado.

En la misma línea se inscribieron la reforma educativa, la nueva ley de reforma


agraria y el bonosol como una forma universal de jubilación. Pero la verdadera
piedra de toque que generó la crisis social y política más grave de todo este
proceso fue la capitalización de las cinco principales empresas del estado,
particularmente de YPFB. Este modelo de privatización que entregó el 50 % de la
propiedad a empresas transnacionales y el otro 50 % a un fideicomiso a favor de
los bolivianos, reavivó la llama nacionalista que había sido prendida en 1952 y le
dio a la izquierda una base para recomponerse después del desastre que sufrió la
UDP. El descubrimiento de gigantescas reservas de gas, irónicamente como
producto del proceso capitalizador, convirtió a este hidrocarburo en el caballo de
batalla de la confrontación ideológica que desató la crisis que derribó al modelo
económico y político representado por los partidos tradicionales en 2003.

La economía del país pasó en este periodo por un proceso de recuperación, desde
la estabilización económica de 1986 que cortó la hiperinflación y recuperó la
productividad del país, aunque con un altísimo costo social, expresado en un alto
desempleo. Los principales indicadores macroeconómicos del periodo se pueden
resumir así: La inflación tuvo un promedio de 81 % en el periodo 1986-89, 10,4 %
en el periodo 1990-99 y 3,1 % en el periodo 2000-03. El crecimiento del PIB tuvo
un promedio de 1,48 % en el periodo 1986-89, 4,01 % en el periodo 1990-99 y 2,28
% en el periodo 2000-03.

Las exportaciones tuvieron un promedio de 657,3 millones de dólares en el


periodo 1986-89, 1.103,6 en el periodo 1990-99 y 1.473,7 en el periodo 2000-03. La
inversión pública tuvo un promedio de 494 millones de dólares en el periodo
1990-99 y 577 en el periodo 2000-03. El ingreso per-capita siguió en el 2003 como
el más bajo de América del Sur, con solo 875 dólares.
A pesar del avance en indicadores sociales como menor analfabetismo,
mortalidad infantil y materna, desnutrición, etc., las condiciones generales de la
población no mejoraron de modo sustantivo, los niveles de pobreza extrema
paliados relativamente, mostraron muy pronto que las promesas hechas en 1985
de que el ajuste de cinturones permitiría el despegue del país, no se pudieron
cumplir.

Las tendencias de cambio en Bolivia se enmarcaron en un contexto


latinoamericano en el que se había agotado una política económica con escasos
resultados sociales y altos niveles de corrupción, todos esto marco un viraje
regional hacia posiciones de izquierda. La desestabilización y renuncias forzadas
de Presidentes a través de movilizaciones callejeras, fue un fenómeno que se dio
en varios lugares del continente. También la emergencia indígena se produjo en
otras naciones del área andina como Perú y Ecuador, lo que marcó cambios en la
política de esos países.

A todos estos factores se sumó un proceso de recesión económica muy duro que
se inició en 1999 y duró hasta 2002. Este fue el punto de inflexión histórica de la
nueva democracia. El gobierno de Banzer enfrentó el comienzo del
desmoronamiento de las relaciones entre el estado y la sociedad expresado en
abril de 2000 en la llamada “guerra de agua”. Desde ese momento, el estado fue
perdiendo terreno en la imposición de la autoridad constitucional y el control
básico del orden. Se olvidó la idea de que el cumplimiento de la ley es la base de
las relaciones civilizadas de una sociedad. La ley fue, como todo en los conflictos,
sujeto de negociación. La historia comenzó a cobrar las facturas de la exclusión,
la discriminación y el racismo.

El modelo se desplomó y con él sus líderes y partidos históricos. El gobierno de


Mesa inició un proceso de profundos cambios en el sistema político y giró la
política de estado hacia una visión nacionalista. El discurso anti sistema, no era
solo de carácter social y económico, sino también cultural, étnico y regional.
Tras la desaparición de los liderazgos populistas de los noventa de Palenque y
Fernández, surgió el caudillismo indígena expresado primero en Felipe Quispe y
luego en Evo Morales, que condujo a la elección de un Presidente de raíz
indígena, nacido en las duras confrontaciones del sindicalismo cocalero con el
estado. Para ello sin embargo, Bolivia tuvo que sufrir una escalada de violencia,
con su punto más dramático en octubre de 2003 con un saldo de 70 muertos. El
llamado “empate catastrófico” entre dos corrientes ideológicas, étnicas, sociales
y económicas que no pudieron imponer su hegemonía comenzaba a definirse.
Segundo Gobierno Banzer 1997-2001

Hugo Banzer logró coronar su máxima aspiración política personal, un segundo


período presidencial, pero esta vez consagrado por el voto popular como
Presidente constitucional. Para su sustento logró conformar una amplia
coalición de gobierno. Se alió con Nueva Fuerza Republicana (NFR), CONDEPA,
MIR y UCS; éste último partido dio un salto de un gobierno a otro sin transición
alguna y a pesar del fuerte encono entre su antiguo y su nuevo aliado. Este
acuerdo le dio al gobierno dos tercios en el parlamento, que le permitieron un
amplio margen de decisión y le posibilitaron hacer cambios a algunas de las
reformas estructurales de la gestión de Sánchez de Lozada.

La inexistencia de un programa de gobierno claro, las características de la


alianza y la heterogeneidad de sus socios, dificultó la definición programática de
Banzer que solo pudo concretarse en noviembre de 1997. Cuatro fueron los
pilares de ese proyecto: Oportunidad; crecimiento económico y generación de
riqueza, a través de mejorar la calidad ambiental y el ordenamiento territorial, la
meta era llegar al final del gobierno con un 7% anual de crecimiento del PIB.
Equidad; desarrollo humano, salud, educación y capacitación laboral (lucha
contra la pobreza). Institucionalidad; instituciones democráticas, sistema
judicial, descentralización administrativa, sistema político y lucha contra la
corrupción. Dignidad; lucha contra el narcotráfico y erradicación de coca, la
meta era la erradicación total de la coca excedente al 6 de agosto del 2002.

La primera ley aprobada por el legislativo fue la reforma de la ley del poder
ejecutivo que había aplicado Sánchez de Lozada, aumentando el número de
ministerios de doce a catorce y creando viceministerios en sustitución de las
secretarías nacionales. Lo más destacado fue el renacimiento de los ministerios
de Educación y Salud y la creación del ministerio de Comercio Exterior. En 1999
repuso el ministerio de Comunicación con el nombre de Información
Gubernamental. Otro de los cambios que el gobierno hizo fue el del sistema
regulador. Eliminó las superintendencias de Seguros, Valores y Pensiones,
fundiéndolas en una sola. Creó también el Superintendente de Recursos
Jerárquicos lo que debilitó al Superintendente General.

En diciembre de 1997 el gobierno decretó el alza de los hidrocarburos en un


promedió del 27%, lo que generó la primera caída de la popularidad del
Presidente. Fue el porcentaje de aumento más alto desde 1992 en este rubro. El
alza periódica y sostenida de precios forzada por la subida del petróleo en el
mundo, obligó al gobierno a congelar los precios de carburantes en un convenio
con las productoras, lo que lo hizo asumir un gasto adicional del TGN para
compensar los desfases de precios.

En la ONU, Banzer volvió a reclamar una salida marítima para el país y exigió el
retiro de minas antitanques y antipersonales sembradas por Chile en la frontera
con Bolivia. El gobierno chileno no hizo efectiva esta acción. La política hacia
Chile a pesar del embate inicial, no produjo un giro de fondo en lo que hace a las
relaciones económicas, pero un nuevo tema complicó la agenda bilateral, el
usufructo gratuito por parte de Chile de las aguas del manantial del Silala (en el
departamento de Potosí) que Bolivia consideraba que debían ser pagadas por
quienes las usan en ese país.

En mayo de 1998 se produjo un fuerte terremoto en el departamento de


Cochabamba, el más intenso en Bolivia en la segunda mirat del siglo XX. La
población más afectada fue Alquile, también fueron seriamente dañadas Totora y
en menor medida Mizque. Casi 80 personas murieron y centenares quedaron
heridas. Miles de familias quedaron sin hogar.

En julio de 1999 fue inaugurado el gasoducto entre Bolivia y Brasil, la inversión


más grande encarada en el país en todo el siglo. Iniciado en el gobierno de
Sánchez de Lozada, fue inaugurado por los presidentes Banzer y Cardoso con
una capacidad de transporte diario de hasta 30 millones de pies cúbicos de gas a
plena capacidad.

El 7 de junio de 2001 murió en Tarija el ex presidente Víctor Paz, el hombre más


influyente del siglo XX en Bolivia. Su entierro expresó el sobrio respeto de un país
que le rindió el homenaje que merecía. El 27 de agosto de ese mismo año murió
Juan Lechín, el más grande caudillo sindical de la historia. La desaparición de
ambos cerró una de las páginas más intensas e importantes del pasado
boliviano.

La Ley del Diálogo

En septiembre de 1997, el Presidente convocó a un diálogo nacional que se inició


con la participación de los principales sectores de la sociedad civil y política. De
esta iniciativa surgió la idea de abrir un espacio de diálogo con participación de
todos los sectores para establecer una estrategia de lucha contra la pobreza
(2000). Esta idea se unió a la decisión de algunas naciones de condonar parte de
nuestra deuda con la condición de que el monto condonado fuese íntegramente
invertido en área social (HIPC II). Si bien la aprobación de una ley del diálogo
con esa base económica abrió un camino importante de participación, reforzó
las ideas corporativistas de muchos grupos sociales, prescindió del valor
mediador y representativo del Congreso Nacional y debilitó la institucionalidad
del país.

La Campaña contra el BONOSOL y la creación del BOLIVIDA

Una de las medidas más polémicas de esta administración fue la eliminación del
Bonosol que había surgido del proceso de capitalización. Tomando una decisión
ilegal sobre fondos privados, el gobierno eliminó el mencionado bono y lo
sustituyó por el Bolivida. Del total del monto destinado al Bonosol (que en 1997
significó 248 dólares para cada persona mayor de 65 años), un tercio fue al
nuevo bono equivalente a unos sesenta dólares por persona, y dos tercios a
acciones para todos los bolivianos beneficiarios, que podrían usarlas como
garantía de créditos o como base de ahorro para la jubilación. Esta segunda
parte nunca se cumplió ni se aplicó, y quedó sin efecto cuando el segundo
gobierno de Sánchez de Lozada repuso el Bonosol. El éxito de la erradicación de
la coca excedentaria y las secuelas de violencia en el chapare

La aplicación del plan Dignidad fue una de las prioridades de esta gestión. En el
periodo 1997-2001 se logró el nivel más alto de erradicación de la historia, con
más de 25.000 hectáreas eliminadas, lo que puede considerarse como un éxito
indiscutible del gobierno. A su vez cesó la compensación monetaria directa a los
productores por hectárea erradicada. En una primera fase se hicieron
compensaciones colectivas a cada comunidad que erradicaba, para luego
eliminar toda compensación. Esta tarea, que se basó en una clara voluntad
política y contó con la participación militar, superó un proceso de círculo vicioso
que habían llevado los anteriores gobiernos desde 1988, que era mantener casi
sin modificación los niveles de siembra y erradicación con un resultado neto muy
modesto. Este esfuerzo gigantesco que dejó en el Chapare solo 6.000 hectáreas,
no tuvo una compensación adecuada por parte de los Estados Unidos, ya que
dejó un vacío de ingresos que se calculan entre 300 y 500 millones de dólares
(año) con un efecto muy duro sobre la deprimida economía del país.

Como consecuencia, en este periodo se produjo una espiral de violencia en el


Chapare. En varios enfrentamientos murieron casi un centenar de personas y
quedaron heridas más de doscientas cincuenta, sumados a una actitud cada vez
más beligeranre de los productores de coca (con probable influencia del
narcotráfico), todo esto dejó la evidencia de que a partir de esta etapa las
confrontaciones entraron en una fase más dura.
Las fuerzas del orden subieron el nivel de la represión contra los bloqueadores
(lógica que continuaron los siguientes gobiernos) con un saldo de violencia y
muerte creciente y los cocaleros protagonizaron hechos sangrientos al
secuestrar, torturar y matar a policías y soldados en medio de acciones de
bloqueo y hostigamiento.

Reformas Institucionales

Uno de los mayores esfuerzos de la democracia boliviana a lo largo de los años


fue la profundización de la institucionalidad. Un paso en esa dirección fue la
creación de nuevas instituciones a partir de las reformas constitucionales de
1994. El gobierno de Banzer puso en marcha este mecanismo a través de la
elección vía parlamento de los miembros del Tribunal Constitucional, Consejo de
la Judicatura y Defensoría del Pueblo. Renovó también la Corte Suprema con el
nombramiento de siete magistrados. Estas nuevas instancias fueron
fundamentales para mejorar el poder judicial, seriamente cuestionado durante
todo el periodo democrático.

La idea era un camino hacia la despolitización del poder judicial y una mayor y
genuina independencia con relación al poder ejecutivo. Aunque de hecho, lo
partidos grandes mantuvieron un control sobre el poder judicial, mediante
acuerdos parlamentarios para lograr los dos tercios requeridos. Otro aporte
importante fue la reforma del código de procedimiento penal que dio un salto
decisivo dando fin al sistema escrito y dando comienzo a la oralidad de los
juicios, además de la inclusión de los jueces ciudadanos, lo que permitió juicios
expeditos y la aceleración de administración de justicia en este ámbito.

El gobierno asumió la responsabilidad y avanzó en el camino de mejorar una


entidad tan cuestionada como la aduana, comenzando su institucionalización a
través de una nueva ley que buscaba cerrar los caminos de la corrupción, con la
creación de un directorio y un director autónomos, nombrados directamente por
el congreso.

La Sombra de la Corrupción

El tema de la corrupción volvió a ser prioritario en la agenda gubernamental. En


noviembre de 1998 el Vicepresidente presentó al país un plan de lucha contra la
corrupción trabajado junto a la cooperación internacional, referido a legislación,
reestructuración administrativa y desburocratización como objetivos.
Sin embargo, los problemas en aduana (entrada ilegal de automóviles), en la
policía (manejo irregular de fondos de la institución), en el ministerio de Salud
(sobreprecio de la adquisición de vacunas) y en el de Trabajo (ingreso ilegal por
fronteras de un camión de propiedad del ministro del ramo), condujeron al
Presidente a destituir de sus cargos al ministro de Salud Tonchi Marincovic, al de
Trabajo Leopoldo López, a los directores de aduana Castedo y el Gral. Monje y al
comandante general de la policía Gral. Ivar Narváez.

La percepción ciudadana sobre el tema no cambió, a pesar de esta señal. Se abrió


una investigación al ministro de defensa Fernando Kieffer por haber comprado
-por instrucciones del Presidente- un avión inadecuado y con indicios de
sobreprecio para defensa civil, que además se usó para otros fines. Luego se
demostró que el negociado había sido manejado por el propio Presidente y sus
allegados. También se descubrieron severas irregularidades en el manejo de los
fondos para los damnificados del terremoto de Cochabamba. A su vez, la
contraloría emitió un informe que demostraba irregularidades serias en el
manejo económico de la prefectura de La Paz por parte del prefecto Luis Alberto
Valle, yerno del Presidente.

Un polémico fallo de la Corte Suprema de Justicia determino que el gobierno


pagara beneficios sociales a ex-trabajadores del Lloyd Aéreo Boliviano por un
monto de 56 millones de bolivianos, lo que llevó al parlamento a abrir un proceso
contra tres magistrados de la corte Luis Alberto Alipaz, Carlos Assad y Eduardo
Terrazas, quienes en criterio de la comisión de constitución de la cámara baja,
debían ser sujetos de un juicio de responsabilidades por prevaricato. Los
magistrados renunciaron a sus cargos o se jubilaron, antes de ir a juicio.

En diciembre de 1997 fue intervenido y liquidado el banco Bidesa, cuyo principal


accionista y ejecutivo Roberto Landívar fue acusado de un estafa de más de 60
millones de dólares (la mayor en la historia económica reciente), 26 de ellos
directamente defraudados al estado. Se protegió al ser electo diputado por NFR y
apelar a su inmunidad, pero finalmente fue desaforado y encarcelado.

El Caso Diodato

A mediados de 1999 en un operativo organizado por la DEA fue detenido Marino


Diodato y un grupo de sus colaboradores italianos. Diodato fue acusado de
narcotráfico. Casado con una sobrina de Banzer, regentó casinos, primero
libremente, después clandestinos, organizó una red de teléfonos celulares ilegales
y manejó de modo irregular armamento militar.
A principios de los noventa había sido nombrado capitán de las FF.AA. a pesar de
ser extranjero y de haber sido expulsado de la policía italiana. Se lo vinculó con
una red de espionaje telefónico organizada desde palacio de gobierno por el Gral.
Luis Iriarte. Se mencionó que habían sido intervenidas las líneas del propio
vicepresidente Quiroga, directores de medios e importantes políticos, sin
embargo la investigación del caso se diluyó. Tras un agotador proceso, la
acusación de narcotráfico contra Diodato llevó a su condena a diez años de
cárcel. El caso tocó muy de cerca al Presidente y generó la primera crisis seria
que parecía amenazar la propia permanencia del Jefe de Estado en el poder, dada
la cantidad de temas oscuros que salieron a la luz y que vinculaban a sus
círculos más próximos.

El Juicio a Pinochet y la Operación Cóndor

La detención en Londres del ex dictador Augusto Pinochet y la decisión de los


lores de no otorgarle inmunidad como ex jefe de estado en lo referido a crímenes
de lesa humanidad, tuvieron una fuerte repercusión en Bolivia. Uno de los cargos
contra Pinochet planteado por el juez español Baltasar Garzón que pidió su
extradición a España, fue su participación en la “Operación Cóndor”, sistema de
inteligencia antisubversivo que enlazó a Chile, Argentina, Paraguay, Uruguay y
Bolivia.

A través de este mecanismo se detuvo e intercambió, con la ulterior tortura y


asesinato (desaparición), a muchos latinoamericanos. Bolivia fue parte de este
esquema durante la dictadura de Hugo Banzer (1971-1978), lo cual reabrió el
debate sobre ese periodo y el recuerdo de las violaciones a los derechos humanos
de ese gobierno. La imagen del Presidente se deterioró internamente y se debilitó
en el concierto internacional, particularmente en Europa. Fue uno de los
elementos más complejos en la gestión que marcaron una línea de debilidad del
ejecutivo en los conflictos sociales que enfrentó.

Las Tensas Relaciones entre Presidente y Vicepresidente

El papel del vicepresidente en la aplicación del programa gubernamental fue muy


destacado, a diferencia de sus antecesores y más allá de sus atribuciones
específicas; intervino y fue responsable en buena parte del diseño de la política
económica y fue, sin duda, el interlocutor ante los organismos internacionales y
ante varios países que apoyan a Bolivia.
Esta realidad generó algunas tensiones entre los círculos próximos al Presidente
y los que estaban bajo influencia de Jorge Quiroga, lo que generó una fuerte
tensión y distanciamiento entre el Presidente y el vicepresidente.

El tema llegó a su punto más crítico cuando el Presidente le exigió a Quiroga


(1999) una declaración pública de lealtad ante falsos rumores de una
conspiración desde la vicepresidencia, que éste tuvo que hacer. Esta situación
favoreció la imagen de Quiroga, que se desmarcó de la deteriorada imagen del
Presidente y pudo encarar con relativa tranquilidad su gestión tras la sucesión.
Irónicamente, la gente no asoció al vicepresidente con el fracaso de la política
económica y los sucesivos esfuerzos fallidos por resolverla.

La Recesión Económica

El periodo 1999-2001 fue extremadamente difícil para la economía, con


problemas de contracción que bajaron drásticamente el crecimiento del país a
poco más del 1% en 2001. El crecimiento, menor a la tasa demográfica de 2,2%,
reflejaba una contracción económica grave, expresada en la caída de
exportaciones, en virtud de la crisis asiática, brasileña, argentina y la
permanente depresión de los precios de las materias primas que afecto a los
minerales y a la soya.

El gobierno buscó sin éxito aplicar medidas de reactivación. Tres intentos no


lograron revertir una situación que no fue reconocida hasta comienzos de 2000.
Las medidas apuntaron a fortalecer el sistema financiero, ayudar a los
empresarios a reprogramar sus créditos, impulsar la bolsa de valores, liberar de
cargas a las importaciones para la producción y apoyar a sectores de
exportación. Paradójicamente, la banca tenía más de mil millones de dólares que
no colocaba por falta de condiciones para los créditos. Las tasas de interés, a
pesar de una bajada sostenida, seguían siendo inviables para el fomento a la
producción. Los depósitos cayeron y la mora subió dramáticamente hasta
superar el 23% en 2001. A pesar de los indicadores macroeconómicos
controlados, la caída de la inflación al record histórico de 1,6 % en 2001, mostró
el nivel altamente recesivo de la economía, totalmente carente de liquidez.

A pesar de este contexto se consiguieron algunas inversiones externas


importantes. La privatización de las refinerías de petróleo adquiridas por
Petrobras-Pérez Companc por 102 millones, y la venta de la fundición de estaño
de Vinto en un precio muy bajo a un consorcio inglés (en el que se evidenciaron
varias irregularidades), marcó la paradoja de un gobierno que había criticado
duramente la capitalización y que optó por la privatización pura y dura,
enajenando toda la propiedad de estas empresas. Fue también importante la
inversión en SOBOCE (productora de cemento) por 40 millones y la
participación de ésta en el 33% de la cementera Fancesa de Sucre.

Las Elecciones Municipales de 1999

En diciembre de 1999 se llevaron a cabo elecciones municipales. Ganó a nivel


nacional el MNR con el 19,5%, seguido del MIR con el 16% y en tercer lugar ADN
con el 13,5%. El nivel de abstención fue alto, alrededor del 40%. Surgieron
candidatos fuera de los partidos tradicionales como Juan del Granado del
Movimiento sin Miedo (MSM) que ganó en La Paz o Germán Gutiérrez que se
prestó la sigla de Vanguardia Revolucionaria y ganó en Sucre. En las capitales de
departamento y El Alto, el MIR ganó en dos, ADN en dos, MNR, MSM, UCS,
NFR, VR9 y PS en una. El triunfo más rotundo fue el de Manfred Reyes Villa del
NFR en Cochabamba con el 51% y el de José Luis Paredes del MIR en El Alto. El
Fracaso mayor fue el de Condepa con estruendosa derrota en El Alto y La Paz.

Los Conflictos y Bloqueos de Abril y Septiembre de 2000

La olla de presión de una sociedad que comenzó a reconocerse a si misma


después de los profundos cambios de 1952, expresó en las tensiones sociales,
muchas veces irracionales, una realidad de desigualdad, inequidad y exclusión
que planteaba desafíos distintos a los que vivió Bolivia en la primera mitad del
siglo XX. Nuevos actores y fuerzas con una lógica cultural, étnica y
reivindicacionista distinta, en el contexto de movimientos sociales emergentes
diversos y atomizados, marcaron este momento de la confrontación estado-
sociedad en medio de una violencia preocupante.

En abril de 2000 estalló un grave conflicto en Cochabamba, a raíz del contrato de


concesión de provisión de agua a la ciudad otorgado a la empresa Aguas del
Tunari (un consorcio entre bolivianos y una empresa extranjera) y el alza de
tarifas y los problemas en la construcción del túnel del proyecto Misicuni,
generaron un movimiento popular dirigido por un grupo cívico denominado
Coordinadora del Agua que exigió la rescisión del contrato. Paralelamente, la
CSUTCB organizó bloqueos de caminos en varios puntos del país El gobierno
decretó el estado de sitio. La policía liderada por el mayor David Vargas se
amotinó en La Paz pidiendo mejores salarios, lo que debilitó seriamente al
gobierno. La presencia militar para restablecer el orden, dejó como saldo varias
muertes y más de medio centenar de heridos.
Pero lo peor vendría en septiembre cuando los campesinos en La Paz y los
productores de coca en el Chapare, protagonizaron violentos bloqueos de
caminos que paralizaron durante tres semanas el eje troncal del país,
estrangulando las principales ciudades, produciendo desabastecimiento y
gigantescas pérdidas económicas al aparato exportador. Los cocaleros pedían
que se detuviese la erradicación de coca, objetivo que no lograron. En el altiplano
surgió la figura de Felipe Quispe, Secretario Ejecutivo de la CSUTCB, que obligó
al gobierno a negociar un pliego muy duro que fue aceptado prácticamente en su
totalidad. En estos días murió una veintena de personas y resultaron heridas
más de un centenar. Fue el peor momento de todo el gobierno de Banzer, que
superó a duras penas una crisis que marcó el final de cualquier posibilidad de
revertir la situación económica y social general.

El Surgimiento de Nuevas Fuerza Políticas, La Crisis del


Sistema de Partidos

El inevitable desgaste del modelo político-económico tras veinte años de


ininterrumpida democracia (que se cumplieron el 10 de octubre de 2002),
condujo al cuestionamiento de las fuerzas tradicionales. Acusados de
prebendalismo, corrupción y exclusión, los grandes partidos: MNR, ADN, MIR,
enfrentaron una dura tarea, la renovación que no quisieron concretar y que los
llevó al desastre. La crisis económica defraudaba a un país al que se le
prometieron cambios para mejor que no se produjeron desde el comienzo del
ajuste económico en 1985. En lo inmediato esta arremetida crítica debilitó a los
grandes partidos, pero no impidió un nuevo triunfo electoral del MNR, en
cambio, hirió de muerte a uno de ellos, ADN que en 2002 perdió más del 70 % de
los votos que había obtenido en 1997. Condepa tras su fracasado paso por el
gobierno de Banzer terminó destruida con menos del 1% en las elecciones de
2002 y UCS cayó a algo menos del 6 % de votos.

La fuerza creciente y el poder de movilización social de las federaciones de


productores de coca del Chapare, catapultaron a Evo Morales a un liderazgo
sindical y una diputación tras su éxito regional en las elecciones de 1997. El
Movimiento al Socialismo (MAS) que agrupó sectores marginales de la vieja
izquierda y grupos intelectuales críticos con el modelo, se transformó en la
segunda fuerza política del país tras las elecciones de 2002, en las que estuvo a
menos de dos puntos del ganador y arrasó en las elecciones de 2005, obteniendo
por primera vez desde 1966 más del 50% de los votos.
El MAS cuya fuerza central era el movimiento cocalero, se convirtió en
protagonista crítico y radicalmente contrario al modelo liberal y el alineamiento
de Bolivia en un esquema de globalización y mercados abiertos. Para ello usó la
presión de las calles, bloqueos y acciones violentas. Su raíz marxista se mezcló
con posiciones culturalistas y una debilidad y fortaleza, la coca como poder de
presión social.

El éxito de Manfred Reyes Villa como alcalde de Cochabamba (1993-2000) dio pie
a la creación de Nueva Fuerza Republicana (NFR) en 1996. La influencia en
Cochabamba de esta agrupación le permitió una alianza con ADN para las
elecciones de 1997. Tras dos años de participación en el gobierno de Banzer y la
renuncia de Reyes Villa a la alcaldía de Cochabamba, su proyección a nivel
nacional llevó a NFR a su punto más alto en las elecciones de 2002, en las que
tras perfilarse como favorito, logró un estrecho tercer lugar y una importante
presencia parlamentaria. NFR buscó ser un partido renovador dentro de una
línea crítica al modelo, sin salir de los lineamientos esenciales del modelo
democrático y económico vigentes entonces.

La falta de experiencia de su líder convirtió en un fracaso electoral sus grandes


opciones de ganar cómodamente bajo el lema de “cambio positivo”. Se alió con
Sánchez de Lozada en el final de su segundo gobierno y tras una ciega oposición
a Mesa Gisbert, acabó destruido como partido. Felipe Quispe que nació a la
política en el movimiento radical Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK) en el
que participó Alvaro García Linera con un par de acciones que la justicia tipificó
de terroristas con un saldo de muertos en la primera mitad de la década del
noventa y un total de cinco años de prisión, devino en el líder de los sectores más
radicales del sindicalismo campesino aymara, a través de la CSUTCB.

En 2000 creó su partido, el Movimiento Indígena Pachacuti (MIP), en una línea


de desconocimiento de la República y propugnación de un espacio regional
propio y autónomo. Los bloqueos de septiembre-octubre de 2000 pusieron en
claro su capacidad de presión y su efecto político sobre el poder central del
gobierno. EL MIP obtuvo un importante respaldo electoral en La Paz, que le
permitió ser la quinta fuerza parlamentaria del país en 2002. En 2005, en cambió
se desmoronó ante la captura de Morales del voto indígena.
Enfermedad, Renuncia y Muerte de Hugo Banzer

En los primeros días de julio de 2001, el hospital W. Reed de Washington donde se


hallaba internado el Presidente, confirmó que sufría un tumor canceroso en el
pulmón. Luego se supo que entre el 2 y 3 de julio el mandatario estuvo a punto de
morir tras una intervención de emergencia. El 28 de julio anunció desde Estados
Unidos que renunciaría al cargo. Los médicos le habían diagnosticado una
enfermedad terminal que ya había tomado el hígado. El 6 de agosto de 2001 en la
Casa de la Libertad de Sucre dio su último mensaje en el que no expresó
arrepentimiento alguno por la violación a los derechos humanos en su primera
presidencia y renunció, entregando la presidencia al Vicepresidente Jorge
Quiroga quien terminó su mandato. Retirado en Santa Cruz, afrontó los últimos
días de su enfermedad hasta su muerte el 5 de mayo de 2002.

Jorge Quiroga Ramírez (1960)

Nació en Cochabamba el 5 de mayo de 1960. Hizo estudios universitarios en las


universidad A&M y Saint Edwards de EE.UU., donde se graduó como ingeniero
industrial y administrador de empresas. Trabajó en la empresa privada en la
segunda mitad de los años ochenta. En 1989 ingresó a ADN. En 1990 fue
designado subsecretario de Inversión Pública y en 1992 fue ministro de Finanzas
de Jaime Paz.

Fue jefe de campaña de Hugo Banzer en las elecciones que éste perdió en 1993.
En 1995 fue elegido subjefe de ADN. En 1997 acompañó a Banzer como candidato
vicepresidencial en las elecciones que ganaron. Ocupó la vicepresidencia entre
1997 y 2001. Tuvo mucha influencia en la política económica de ese gobierno, así
como en el plan integridad y el de erradicación de coca. Su relación con el
mandatario fue distante y por momentos muy tensa.

La renuncia del Presidente Banzer, forzado por una enfermedad terminal, lo


condujo a la presidencia por sucesión constitucional, que ocupó entre 2001 y
2002. En 2005 se desembarazó de ADN y creó un nuevo partido Poder
Democrático y Social (Podemos). Fue derrotado por Morales sucesivamente en
los comicios de 2005 y en los de la Asamblea Constituyente de 2006.
Gobierno Quiroga 2001-2002

El origen del gobierno de Quiroga, lo definió como de transición. Una de sus


tareas más importantes fue presidir el proceso electoral de 2002. Como efecto del
diálogo 2000 se desembolsó el dinero del HIPC II con el criterio del combate a la
pobreza, lo que permitió contar con más fondos a los municipios. La situación
económica continuó crítica, con una recesión inamovible. Cayó la inversión
extranjera. Continuó la depresión internacional de precios de materias primas, el
aumento de la mora bancaria y la falta de liquidez en el mercado, a pesar de la
baj: de intereses de la banca a un 9,5 %.

La mayor responsabilidad de la gestión de Quiroga fue el incremento del déficit


fiscal, que al concluir el 2000 era de -3,73%, a fines del 2001 era de -6,82% y en
agosto de 2002 fue de casi -9%, el más alto de la historia reciente del país.
Además de factores que no pueden olvidarse como la reforma de pensiones, la
erradicación de la coca y una relativa reducción del contrabando, los acuerdos
firmados por su gobierno, particularmente el referido al aumento de las
pensiones tras la marcha y huelga de jubilados, determinaron que el ingreso
mínimo de un jubilado fuese mayor en dos veces al salario mínimo nacional. La
carga de este acuerdo sobre el TGN fue brutal y contribuyó al déficit. Se marcó
también un nivel alto de donación directa externa para cubrir inversión pública,
111 de los 638 millones ejecutados vinieron de donaciones.

El mal manejo del Lloyd Aéreo Boliviano por la brasileña VASP, llevó a la
compañía a una crisis que devino en su compra por parte del empresario
boliviano Ernesto Asbún. El proceso posterior abrió un escándalo en torno a la
grave situación económica del LAB y al propio mecanismo de compra, que llevó a
un desastre casi terminal de la compañía a principios del 2006. En cambio, las
telecomunicaciones vivieron una revolución expresada en el número de teléfonos
celulares, que de 295 en 1991 pasó a 779.917 en 2001, superando las 522.931 líneas
fijas. El periodo de Quiroga terminó con la aprobación por parte de EE.UU. del
ATP-DEA, un mecanismo que permitía a los países andinos la exportación de
textiles a esa nación.

Los conflictos sociales no pudieron superarse. El Presidente incrementó la


militarización del Chapare con 4000 efectivos adicionales ante los bloqueos y la
presión, con un saldo de más de diez muertos y varios heridos.
El problema de la tierra comenzó a agudizarle y se convirtió en un tema de
primera preocupación nacional. Un enfrentamiento en Pananti (cerca de
Yacuiba) por tenencia de tierras entre los llamados “sin tierra” y propietarios,
dejó un saldo de siete muertos.

El 19 de febrero de 2001 La Paz sufrió una granizada de más de una hora que
desencadenó el desborde de ríos y taponamiento de sistemas de drenaje, que
provocó 69 muertes, medio millar de heridos y varias familias que perdieron sus
hogares. Los daños materiales fueron de gran consideración. Fue una de las
mayores tragedias de la ciudad en toda su historia.

El Intento de Venta de Gas a Estados Unidos por un Puerto


Chileno

La meta más ambiciosa del gobierno fue concretar la venta de gas boliviano a
México y Estados Unidos. El punto crítico de la negociación, el lugar de la
transformación de gas natural en gas natural licuado en un puerto del Pacífico,
planteaba la necesidad de decidir sobre el puerto.

Quiroga llegó a la conclusión de que la única forma viable de exportar el gas


boliviano al Pacífico era un puerto chileno, por esa razón continuó las
conversaciones sostenidas por Banzer con el Presidente chileno Lagos y avanzó
en un principio de acuerdo confidencial que establecía la concesión por parte de
Chile de un área de a [rededor de 600 hectáreas bajo administración boliviana
(probablemente en el puerto de Patillos, cerca de Mejillones, antiguo territorio
boliviano), esa administración tendría solo tres restricciones: la soberanía
seguiría siendo chilena, las leyes industriales y las leyes ambientales serían
chilenas.

La idea era instalar allí una planta de transformación de gas a líquidos para su
transporte al norte vía barco y el abastecimiento del mercado chileno, que
comenzaba a tener grandes déficits y necesitaba con urgencia un abastecimiento
próximo y barato, es decir gas boliviano.

Este documento nunca se hizo público y quedó pendiente para su afinamiento en


la siguiente gestión. Paralelamente, Quiroga abrió conversaciones con Perú,
generando en ese país falsas expectativas, ya que su intención era tener una
carta de presión para su negociación con Chile, preacordada con las empresas
petroleras que operaban en Bolivia.
Se inició la construcción de un nuevo gasoducto Yacuiba-Río Grande para poder
cumplir con los requerimientos del contrato de venta de gas a Brasil.

El Proceso de Institucionalización

Uno de los mayores logros de la gestión Quiroga fue la institucionalización del


Servicio Nacional de Caminos y de Impuestos Internos, despolitizando ambas
oficinas, nombrando un directorio por la vía del congreso y directores idóneos y
apolíticos. Se aplicó la obligatoriedad de la declaración de bienes y su difusión
pública por Internet, se renovó la corte electoral y se desarrolló un programa de
Reforma Institucional (PRI) en tres ministerios, educación, agricultura y
vivienda, como un primer paso de institucionalización en el poder ejecutivo.

El congreso aprobó una ley de necesidad de reforma con varios cambios para
modernizar la carta magna. Varios de esos cambios se inspiraron en el trabajo
encomendado por el Presidente al Consejo Ciudadano de Reforma Constitucional
en el que participó quién sería luego Presidente Carlos D. Mesa Gisbert.

El Censo de Población y Vivienda

El 5 de septiembre de 2001 se llevó a cabo el primer censo del siglo XXI. Los
resultados marcaron los siguientes datos relevantes: El país tenía 8.274-325
habitantes, 1.853.533 más que en 1992, un crecimiento del 22,40% (2,74% de
crecimiento intercensal, significativamente superior al 2,11 % que se dio en el
periodo 1976-1992). El complejo urbano La Paz-El Alto se mantuvo como el
mayor conglomerado citadino del país, con una población de 1.420.308; Santa
Cruz superó también el millón de habitantes con una población de 1.113.582; por
primera vez dos centros urbanos pasaban del millón de habitantes, Santa Cruz
casi duplicando su población con relación a 1992.

La tercera ciudad fue Cochabamba cuya área metropolitana sumó 752.956


almas. Oruro con 201.230 habitantes creció menos del 10 %, Sucre con 193.876
tuvo más del 30 % de crecimiento. Tarija marcó un salto histórico al superar a
Potosí; o >n 135.783 habitantes creció un 34% en comparación a 1992, mientras
Potosí con 132.996 habitantes apenas creció un 16%.

El proceso de migración de occidente a oriente se mantuvo inalterable, en una


lógica irreversible. En 2001 el 41,71% de la población vivía en los tres
departamentos de occidente (La Paz, Oruro y Potosí), contra un 56,08% en 1950,
mientras que el 28,54% vivía en Santa Cruz, Beni y Pando, contra solo un 14,10%
en 1950. Mientras Santa Cruz, el departamento de mayor crecimiento intercensal
subió su población en un 4,29%, el de menor crecimiento, Potosí lo hizo apenas
en un 1,01%. La Paz, Chuquisaca, Oruro y Potosí crecieron por debajo del
promedio nacional intercensal. La población urbana siguió en ascenso con un
62,42%, frente al 57,50% de 1992. El analfabetismo cayó a un 13,3 % frente al 20
% de 1992. La población se autoidentificó como quechua en un 30, 7 % y aymara
en un 25,2 %. Bolivia era entonces un país mayoritariamente joven con un
58,63% de menores de 25 años. La mortalidad infantil en menores de un año cayó
de 75 niños muertos de cada mil en 1992 a 60 en 2001.

Las Elecciones de 2002

Estas elecciones marcaron un giro histórico en la democracia. Se rompió el


trípode MNR-ADN-MIR como sustento del modelo político-económico y control
de la relación gobierno-oposición. Los nuevos movimientos sociales y étnicos
comenzaron a llenar el horizonte político. Apareció como gran favorito NFR con
la candidatura de Manfred Reyes Villa e Ivo Kuljis. Desde los partidos
tradicionales se repitieron las candidaturas ce Gonzalo Sánchez de Lozada por el
MNR, a quien acompañó el periodista independiente Carios D. Mesa Gisbert y de
Jaime Paz, con Carlos Saavedra, por el MIR. Desde el antisistema y sustituyendo
a Condepa y UCS, surgieron Evo Morales-Antonio Peredo del MAS y Felipe
Quispe - Esther Balboa del MIP.

La confrontación electoral parecía tener un ganador, Reyes Villa, quien con una
equivocada estrategia electoral terminó derrotado. Sánchez de Lozada ganó una
elección por tercera vez en su vida, aunque con un estrecho 22,5 % frente al 20,9
% de Morales. Ambos dieron una sorpresa que barrió las expectativas de las
encuestas. El tercer lugar lo ocupó Reyes Villa también con 20, 9%, apenas 721
votos por debajo del MAS. El MIR ocupó otra vez el cuarto lugar con el 16,3 %. El
Congreso con una histórica presencia pluriétnica y multicultural, ratificó con su
voto mayoritario al ganador por mayoría relativa, consagrando Presidente a
Gonzalo Sánchez de Lozada y vicepresidente a Carlos D. Mesa Gisbert, tras la
alianza entre el MNR y el MIR, a quienes acompañaron MBL y UCS.

Segundo Gobierno Sánchez de Lozada 2002-2003

Uno de los objetivos del retorno de Sánchez de Lozada a la presidencia, fue


recuperar la imagen y la dirección de las reformas estructurales de su primer
gobierno, duramente criticadas (y en algunos casos frenadas o boicoteadas
desde el gobierno) en las gestiones de Banzer-Quiroga (ADN-MIR) y desde las
posiciones de izquierda contrarias al supuesto liberalismo de ese proceso.
Sánchez de Lozada, sin embargo, no hizo una lectura correcta del escenario
nacional de principios de siglo. El rechazo masivo a la capitalización lo identificó
ante las grandes mayorías como responsable de la enajenación del recurso
natural más importante del país, el gas. Se había producido además un recambio
generacional que marcó claramente la presidencia de Jorge Quiroga, quien tras
siete mandatarios sexagenarios y septuagenarios desde 1979, se posesionó con
apenas 41 años (el Presidente civil más joven de la historia). La saga de los
Banzer (ya fallecido), Sánchez de Lozada y Paz Zamora, había concluido por
razones generacionales y por agotamiento de propuestas.

Hay que subrayar también la diferencia muy grande entre su primer y segundo
gobierno. La apertura del primero a independientes e incluso militantes de la
izquierda seducidos por el ambicioso programa de cambios, fue uno de sus
rasgos distintivos. Técnicos e intelectuales de primer nivel tuvieron cabida en esa
gestión. En el segundo gobierno la consigna fue “ahora le toca al MNR”. Un
gobierno de partido, basado en prebendas y privilegios para la- militancia y no
por la excelencia, sustituyó la lógica anterior. El 35% de voto popular de 1993 que
pasó a un reducido 22% en las elecciones de 2002, colocó al Presidente en
posición débil, lo que lo forzó a acuerdos apadrinados por los Estados Unidos
entre el MNR y el MIR, entre Gonzalo Sánchez y Jaime Paz, cuyos rencores
personales nunca se superaron. Los débiles aliados del MBL y UCS no pudieron
contrarrestar a un MIR que controló y debilitó al gobernante desde el primer día.

El acuerdo, como en 1989 y 1997 cuando d MIR fue protagonista de gestiones de


estado, se basó en un reparto de cargos y cuotas de poder así al 50% para cada
uno, desnaturalizando cualquier opción de una gestión que recuperase el espíritu
de 1993. La responsabilidad de lo que ocurrió en este periodo fue en consecuencia
de ambos líderes y de ambos partidos.

El parlamento marcó por su parte una nueva composición que parecía reflejar un
cambio histórico, pero que mostró muy rápidamente su incapacidad y la
repetición de viejas prácticas prebéndales y de sujeción al ejecutivo terriblemente
negativas para el país. La cámara alta tuvo 3 senadores indígenas sobre 27, el
11%. La cámara de diputados contó con 24 indígenas sobre 130 representantes, el
18 %, un crecimiento significativo aunque insuficiente en la proporción de la
población india, que de acuerdo al censo de 2001 (manipulado por una pregunta
que obligaba a una identificación étnica, desconociendo la categoría de
mestizaje) representaba el 62% del total por autoidentificación de los censados y
solo 45 % de acuerdo a la lengua materna indígena hablada por los censados.
La oferta gubernamental básica fue la generación de obras con empleos. El
principal problema del país, el desempleo, se había agudizado por la recesión. De
hecho el gobierno solo pudo paliar la situación con la continuación del “Plañe”,
un programa de empleo temporal equivalente al salario mínimo nacional para
obras de infraestructura a cargo del gobierno que no pudo encarar la solución
estructural del desempleo.

La situación económica que heredó ora muy crítica. La recesión que se había
iniciado en 1999 remitió leve aunque insuficientemente en el 2002, el 2003 fue el
año de inflexión de la economía. El principal problema era el déficit fiscal. En los
gobiernos de Banzer y Quiroga subió de 4,65 a 8,81. A pesar de esa realidad, el
gasto público se incrementó por la presión del cuoteo político. Al terminar el
2003, el déficit había bajado apenas 0.9 puntos. Para lograr ese resultado se
incrementó los impuestos sobre beneficios a las refinerías de petróleo en manos
privadas. Se calcula que en 2003 el contrabando le restó al TGN ingresos por 480
millones de U$., alrededor de un 5 % del PIB. Se aprobó el nuevo código tributario
cuyo objetivo era hacer más eficientes las recaudaciones. Las exportaciones
crecieron en un 17% en el periodo 2002-2003.

En tanto, el sistema financiero seguía con dificultades, altos niveles de mora, casi
10.000 juicios a deudores y más de 210 millones de U$. de propiedades agrícolas
entregadas en dación de pago. La crisis había dejado a la empresa privada local
devastada y exhausta, con serias dificultades, gigantescas deudas financieras y
también deudas con el estado (impuestos, Afp's y CNS). El proyecto del “hospital
de empresas”, basado en el apoyo a empresas en dificultades que se acogieran al
programa, no arrancó por la imposibilidad de acuerdos con los entes
financiadores del proyecto.

Los sucesivos conflictos sociales de enero, febrero y septiembre de 2003,


debilitaron progresivamente al gobierno y lo llevaron a su caída. Tras los hechos
de febrero el MBL se retiró del gobierno. En su mensaje litúrgico de 20 junio de
ese año, el cardenal Julio Terrazas describió al ejecutivo como hipócrita y
soberbio. En respuesta la administración buscó a la iglesia que aceptó promover
un acuerdo nacional que se frustró el 2 de septiembre cuando Evo Morales
boicoteó su firma. En agosto de 2003, en un último esfuerzo por reposicionarse,
Sánchez de Lozada y el cogobernante Paz Zamora, que habían dejado el manejo
político en manos de Carlos Sánchez Berzaín y Óscar Eid, intentaron
apuntalarse inútilmente con el ingreso al gobierno del NFR de Manfred Reyes
Villa en agosto. Se recompuso el gabinete con un nuevo socio para el reparto de
cargos del estado.
Bonosol y Sumí

Las dos medidas sociales más importantes de este periodo fueron el Bonosol y El
Sumi. A través de una ley se repuso el Bonosol, que con una intención política
evidente el gobierno de Banzer sustituyó por el inoperante y efímero Bolivida. El
bono volvió con un pago anual de 1.800 bolivianos a cada persona mayor de 65
años. Esta medida es uno de los legados más importantes de Sánchez de Lozada
a la política social boliviana como producto de la capitalización.

La creación del Seguro Único Materno Infantil (Sumi) que garantiza atención
médica gratuita a la madre en el periodo de gestación y parto y a los niños hasta
los cinco años, fue un esfuerzo clave para reducir indicadores de morbilidad
(enfermedades) y mortalidad materno infantil y distribuyó esfuerzos entre
estado y municipios para cubrir estos requerimientos, que si bien afrontaron
problemas de aplicación y cobertura sobre todo en el área rural, marcaron otro
avance en el cumplimiento de responsabilidad estatal en uno de los sectores más
sensibles y vulnerables de la sociedad.

El Problema de la Tierra

El origen del problema se vincula a la otorgación arbitraria y discrecional de


grandes extensiones de tierra sobre todo en el oriente del país en gobiernos
dictatoriales (especialmente en el periodo 1971-1981), un manejo discrecional del
Consejo Nacional de Reforma Agraria (CNRA) antes de la ley INRA de 1996 y
grandes irregularidades en los procesos de saneamiento. La creciente migración
de colonos quechuas y aymarás a las tierras bajas, sin apoyo técnico adecuado y
con asentamientos espontáneos, marcó una presión cada vez mayor sobre el
territorio y demandas que no se cubrieron por la lentitud de los procesos de
titulación y tenencia. Se produjo también superposición de espacios (tierras
comunitarias de origen, concesiones forestales, áreas de explotación petrolera y
tierras agrícolas).

La creación del Movimiento Sin Tierra (MST) generó acciones sistemáticas y


arbitrarias de tomas de tierras que obligaron al gobierno y sus sucesores a largas
y difíciles negociaciones o desalojos de hecho. El MST a su vez, respondió a
móviles políticos e intereses personales de dirigentes no siempre referidas a las
legítimas reivindicaciones de los más pobres, y aprovechó la debilidad del estado
para generar presiones irracionales y violentas sobre éste.
El tema que había tenido su punto de explosión inicial en Pananti (Gran Chaco)
en 2002, se expandió y se convirtió en una de las cuestiones cruciales de la
realidad social y económica del país, sobre todo en el oriente, pero también en
algunos lugares del valle y el altiplano. Se produjeron tomas de tierra en
Terebinto, Chore y Yuquises (Santa Cruz). En Monteverde (Santa Cruz), hombres
armados impidieron el ingreso de funcionarios del INRA para hacer una
inspección legal. Hubo invasiones en Carrasco (Cochabamba) y Collana (La
Paz). En todos estos sitios el gobierno hizo desalojos con policía y FF.AA. En
Yuquises esta decisión dejó un saldo de tres muertos.

Relación Gobierno-Oposición, Evo Morales y La Coca

El Presidente intentó encuadrar su relación con el principal líder de la oposición,


Evo Morales, en un clima de diálogo y búsqueda de solución al problema de la
coca, para ello Sánchez de Lozada se reunió cinco veces con Morales entre
septiembre y diciembre de 2002. Estos encuentros trataron de resolver los límites
de la erradicación de hoja ilegal, la posibilidad de una pausa en ese proceso, la
mejora del desarrollo alternativa o con fondos directos en manos de los
municipios, la desmilitarización del Chapare, la posibilidad de autorizar un cato
de coca por familia en la zona (algo menos de media hectárea) y el posible
inventario de la coca legal que redimensionara las 12.000 hectáreas aceptadas
por la ley 100c, hacía arriba o hacia abajo.

El contexto de la discusión fue el incremento de un 23 % de la coca ilegal


cultivada en 2002 y la negativa rotunda de Estados Unidos a la pausa y al cato de
coca. En esos meses se produjo además la muerte de un cocalero en
enfrentamientos y la de dos soldados de la fuerza conjunta de tareas en una
emboscada. Todo ello condujo al fracaso de este esfuerzo genuino de diálogo y
marcó la decisión de Morales de pasar a 1a ofensiva al comienzo del 2003. El 13 de
enero, Evo decidió, justificado por ese diálogo frustrado y sin ningún otro
argumento valido de fondo, un bloqueo cocalero de la principal carretera del país
(Cochabamba-Santa Cruz) que prolongó hasta el 25 de ese mes.

El conflicto que terminó con un saldo de 12 muertos: 5 cocaleros, 4 campesinos, 1


minero, 1 militar y 1 policía, acabó con el esfuerzo de Sánchez por recuperar
respaldo popular. A partir de ese momento se quebró toda relación entre el
mandatario y la población. A fines de enero, el 71 % de los bolivianos
desaprobaba la gestión que apenas llevaba cinco meses, nivel de repudio que
creció día a día.
Febrero Negro

El 9 de febrero el Presidente hizo conocer un proyecto de ley de impuestos que


establecía el congelamiento de salarios y un incremente de un 12,5 % de
impuestos que afectaba al 20 % de los contribuyentes de acuerdo a su nivel
salarial (solo un 5 % de la población económicamente activa), basado en la
realidad de un país que no cubría sus gastos con ingresos propios, un universo
tributario reducido y la inexistencia de impuesto a la renta de personas.
Argumentó que así evitaba un incremento del precio de los hidrocarburos que era
mucho más duro para los bolivianos más pobres.

La medida fue aprovechada por un sector de la policía que el 11 de febrero se


amotinó (igual que en 2000, en pleno estado de sitio) con la coartada de
reivindicaciones salariales y logísticas internas, que tuvo su foco de sedición en
el cuartel del Grupo Especial de Seguridad ubicado a media cuadra de la Plaza
Murillo. El cabecilla del motín fue otra vez el mayor David Vargas, quien tomó
parte de la plaza. En la mañana del 12 una manifestación del sector trotskista del
magisterio culminó en una marcha de estudiantes del colegio Ayacucho que
entraron a la plaza, inexplicablemente desprotegida y apedrearon la fachada del
Palacio de gobierno con piedras que llevaban en sus mochilas. La guardia de
Palacio respondió con gases lacrimógenos para dispersar a los estudiantes. Este
hecho dio inició a una respuesta de los policías amotinados que a su vez
dispararon sus gases contra Palacio.

Tras inútiles intentos de parlamentar para lograr un statu quo mientras se


negociaba, se desató un enfrentamiento abierto con uso nutrido de armas de
fuego entre los amotinados reforzados por efectivos de otras unidades policiales
y la guardia presidencial de los Colorados reforzadas por policía militar. El saldo
del día fue de 9 policías, 4 militares y 3 civiles muertos. El Presidente, el
Vicepresidente y varios ministros tuvieron que abandonar Palacio ante la
posibilidad de la toma del edificio.

Durante todo el 12 la ciudad, con una policía que se negó a patrullar las calles y
un ejército que retrasó su presencia urbana varias horas, quedó a merced del
vandalismo. Grupos organizados incendiaron el ministerio de Trabajo, el de
Desarrollo Sostenible, el Tribunal Militar y las sedes del MNR y el MIR. El hecho
más dramático fue el intento de toma e incendio del edificio de la Vicepresidencia
que sufrió pérdida total en un par de salones. El equipo de seguridad del
Vicepresidente y un heroico grupo de estudiantes de historia de la UMSA salvó la
Biblioteca y Archivo del Congreso de un incendió que pudo haber destruido una
parte esencial de la memoria histórica del país. Hechos similares aunque
menores se vivieron en Oruro y Santa Cruz.

El 13 continuó la violencia en La Paz y El Alto. La intervención de las FF.AA. para


controlar el orden dejó un saldo de otros 11 muertos y más de medio centenar de
heridos, algunos de extrema gravedad. Gran parte de la responsabilidad de esta
tragedia que enfrentó en pleno centro del poder político al ejército y a la policía,
debe imputarse sin duda al destacamento de la policía y sus cabecillas, que
vulneraron la Constitución e incumpliendo su mandato esencial buscaron
alterar el orden legalmente constituido.

La reacción del ejército, particularmente el día 13, fue desmesurada y condujo


ulteriormente a la apertura de juicios ordinarios contra oficiales de la
institución. El saldo trágico de treinta vidas dejó constancia de una crisis estatal
dramática. El Presidente afirmó que algunos de los disparos contra el Palacio
buscaban su asesinato. Una ventana blindada del despacho presidencial registró
un tiro cuyo destino era el respaldo del sillón de trabajo del mandatario.

Como producto de esta situación se produjo una crisis de gabinete, se redujo el


número de ministros de 18 a 13 y se modificó la Ley del poder ejecutivo. Bolivia
pidió una investigación del caso a la OEA, que emitió un informe que eximía de
responsabilidades al gobierno en tan grave episodio.

Presidente y Vicepresidente, el camino a la ruptura.

La inclusión de Mesa Gisbert en la fórmula presidencial, permitió a Sánchez


contar con una figura independiente de renovación generacional, con
credibilidad y una misión específica, la lucha contra la corrupción. El
Vicepresidente posesionó en agosto del 2002 a la prestigiosa periodista Lupe
Cajías como Secretaria de Lucha contra la Corrupción. La secretaría emitió en
un año dieciséis informes públicos, algunos trascendentales como el del manejo
de fondos del terremoto de Aiquile, que reabrió el juicio y aceleró sentencias; el
de corrupción en el Fondo Nacional de Desarrollo Regional que obligó a varias
renuncias y apertura de procesos; el de irregularidades en adjudicaciones de
carreteras del ministerio de Desarrollo Económico que forzó la renuncia del
ministro Farfán; el de reapertura de juicios de responsabilidades en el congreso al
ex prefecto de La Paz Valle y al exministro de Salud Marinkovic y el de una
polémica investigación del manejo de recursos de la Reforma Educativa.
Se buscó continuar el trabajo de fortalecimiento institucional, iniciado en la
gestión de Luis Ossio, con la aplicación de una profunda reforma judicial que
enfrentó las trabas de un Consejo de la Judicatura penetrado por la corrupción y
el prebendalismo. Los intentos del Vicepresidente de evitar el cuoteo político del
poder judicial en el Congreso (entre MNR, MIR y NFR), particularmente en el
Tribunal Constitucional y sus denuncias contra dos consejeros de la Judicatura,
generaron las primeras fricciones con el ejecutivo.

El 29 de mayo el Vicepresidente pronunció en la Cámara Americano Boliviana un


discurso duro en contra del manejo interno del gobierno en manos del MNR y
MIR y su lógica de reparto del estado. El 4 de julio estalló el caso Macororó con
un informe de Cajías denunciando la explotación gratuita de reclutas en trabajo
agrícola a favor de propietarios privados. Mesa pidió al Presidente la renuncia del
ministro de Defensa Freddy Teodovich, pero Sánchez de Lozada respaldó a su
ministro.

En septiembre, contra la opinión mayoritaria del país y el propio Congreso, el


Presidente se negó a reelegir a Ana María Campero como Defensora del Pueblo y
obligó a su partido a bloquear su elección en el legislativo. El Vicepresidente
abogó sin éxito en varias reuniones personales con Sánchez de Lozada por esa
reelección, dada la calidad de la defensora.

La decisión del Presidente y los ministros del ala dura a reaccionar con extrema
violencia a los hechos de conmoción civil de octubre por parte del gobierno, con
un saldo trágico muy elevado, marcó la ruptura final, cuando e Vicepresidente
decidió romper con el gobierno el 13 de octubre de 2003 en un mensaje a la
Nación en el que expresó que no estaba dispuesto a matar para permanecer en el
gobierno.

Octubre. La caída del sistema político del 85.

En medio de una convulsión social creciente, agudizada en septiembre de 2003,


volvió a surgir el tema del gas. Se rumoreó que Sánchez quería vender el gas por
Chile y a Chile. El 20 de septiembre de 2003 el Presidente chileno Lagos ofreció
públicamente a Bolivia un puerto sin soberanía pero libre de impuestos. Aunque
el gobierno no tomó públicamente posición alguna, es evidente que su intención
era viabilizar la salida del gas por Chile, en función de consideraciones prácticas
y económicas. Este tema sería la bandera que terminaría por empujar al abismo
a Sánchez de Lozada.
El 13 de septiembre Felipe Quispe bloqueó las salidas de La Paz al Perú y a Oruro
en protesta por el encarcelamiento de un indígena acusado de un asesinato. El
Alto paró contra los nuevos impuestos propugnados por su alcalde José Luis
Paredes y los Yungas bloquearon los accesos a la sede de gobierno por temas de
la coca. El 2o de septiembre el ministro de defensa Sánchez Berzaín decidió
encabezar personalmente un operativo militar policial para rescatar a una
treintena de turistas extranjeros parados por el bloqueo en Sorata. El saldo fue
de 6 muertos: 5 campesinos y 1 policía. Esta acción desencadenó la espiral final
de octubre. En abril de 2006, Quispe declaró al semanario Pulso que él
personalmente había organizado la emboscada contra la policía y el ejército en
Warisata.

A fines de septiembre la COB entró en una huelga general a la que se sumaron


jubilados y campesinos. La Universidad de El Alto generó hechos vandálicos.
Para el 11 de octubre, la acción coordinada y violenta de varios sectores
movilizados dejó la sede de gobierno bloqueada y desabastecida de alimentos y
combustibles. Ese día el Presidente aprobó un decreto autorizando la
intervención de las FF.AA. para garantizar la libre circulación y el
abastecimiento de la ciudad. La operación, otra vez liderada por el más duro de
los ministros, Sánchez Berzaín, se transformó en una pesadilla. El domingo 12 de
octubre murieron en la acción militar 26 civiles y el convoy de cisternas que
quiso justificarla apenas cubrió el consumo de gasolina de un par de días. Por
esos hechos, el 13 por la mañana se produjo la ruptura de Mesa con el
mandatario, ese día enfrentamientos en La Paz, El Alto y Santa Cruz cobraron la
vida de 29 personas.

El Presidente atrincherado en la casa presidencial de San Jorge, perdió el control


de la situación, enervada por las muertes con acciones de violencia callejera
organizada. Las banderas de reivindicación que originalmente exigían no
exportar el gas, un referéndum sobre hidrocarburos y una Asamblea
Constituyente que había sido una demanda reavivada en el proceso electoral de
2002 se transformó en un clamor nacional que exigía la renuncia del Presidente.
Se inició una huelga de hambre masiva encabezada por Ana María Campero con
el mismo pedido.
El desmoronamiento definitivo se dio cuando el viernes 17 Reyes Villa anunció su
retiro del gobierno. A las 4 de la tarde de ese día Sánchez de Lozada, su familia y
Sánchez Berzaín, abandonaron la casa presidencial asediada por una multitud
enardecida apenas retenida a pocas cuadras. Un helicóptero los trasladó hasta el
aeropuerto de El Alto. De allí, volaron a Santa Cruz. A las nueve de la noche,
desde una pequeña oficina del aeropuerto de Viru Viru, minutos antes de abordar
un avión del LAB con rumbo a Miami, Sánchez de Lozada envió por fax al
Parlamento un amargo texto de renuncia redactado por su asesor personal
Irving Alcaraz.

El saldo trágico de sus catorce meses de gobierno fue de 112 muertos: 92 civiles y
20 entre policías y militares.

Acababa dramáticamente una etapa de la democracia reabierta en 1982 y


organizada por el MNR, M1R y ADN en 1985. Los partidos tradicionales agotaron
un modelo que poco a poco le fue dando la espalda a la gente y terminó enredado
en procesos de exclusión, favoritismo de élites de poder y un cuoteo descarado de
los espacios del estado. La insurgencia de demandas de cambio, cada día más
radicalizadas, condujo a Sánchez de Lozada a un final que empañó su
importantísima primera gestión gubernamental.

Carlos D. Mesa Gisbert (1953)

Carlos D. Mesa Gisbert nació en La Paz el 12 de agosto de 1953, hijo de los


historiadores José de Mesa y Teresa Gisbert. Realizó estudios de ciencias
políticas y literatura en la universidad Complutense de Madrid y Mayor de San
Andrés de La Paz de la que egresó.

Fue fundador de la Cinemateca Boliviana. En 1979 comenzó como periodista en


radio Cristal con un estilo heterodoxo de análisis de las noticias. Fue subdirector
del vespertino Última Hora, creó el programa de entrevistas De Cerca y dirigió
los noticieros de tres canales de TV. En 1990 creó con X. Valdivia, M. Espinoza y
A. Pando la productora de noticias de TV, Periodistas Asociados Televisión (PAT)
que en 1998 se transformó en red nacional. Fue Secretario Gral. de la Asociación
de Periodistas y miembro del Consejo para la Reforma de la Constitución (2001),
base para la reforma constitucional de 2004 que él mismo promulgó.

En 2002 entró en política como candidato independiente a la vicepresidencia


junto a Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR. Llegó a la vicepresidencia el 6 de
agosto de 2002, cargo que ocupó hasta el 17 de octubre de 2003. Después de su
ruptura con el Presidente, a raíz de la violencia ejercida en las crisis de octubre
que forzó su renuncia, juró a la presidencia el 17 de octubre de 2003 a los 50 años.
Gobernó hasta el 9 de junio de 2005, cuando renunció voluntariamente al cargo.

Ha escrito doce libros, entre ellos Presidentes de Bolivia entre Urnas y Fusiles
(1983), La Aventura del Cine Boliviano (1985) e Historia de Bolivia (1997). Ha
realizado un centenar de documentales, junto a Mario Espinoza, entre ellos El
Cielo y el Infierno (1988), y la serie histórica Bolivia Siglo XX, con ejemplos como
La Guerra del Chaco (1991), Más allá de los Andes (2005) y Los hijos del Sol
(2006). Es miembro de la Academia Boliviana de la Historia y de la Sociedad
Boliviana de Historia. Ha recibido los premios de periodismo Manuel Vicente
Ballivián (2000) y el internacional Rey de España. (1994).

Gobierno Mesa Gisbert 2003-2005

Cuando Carlos D. Mesa Gisbert juró el cargo presidencial la noche del 17 de


octubre de 2003, todavía se vivía una incertidumbre muy grande en torno a sus
posibilidades de pacificar el país. Estaba claro que en ese octubre se había
producido un quiebre histórico irreversible. Una forma de hacer política moría y
debía nacer otra, pues las relaciones estado-sociedad estaban rotas. Una larga
factura histórica debía ser pagada por unas élites que no pudieron responder a
sus desafíos históricos.

En su discurso inaugural el Presidente estableció la agenda que buscaba


solucionar la crisis política del país. Destacó la necesidad de una paz anclada en
el respeto a los derechos humanos y a la vida como valor fundamental. Se
comprometió a convocar un referéndum vinculante sobre el gas, a cambiar la ley
de hidrocarburos vigente y a convocar a una Asamblea Constituyente. Bolivia
estaba frente a una crisis de estado, no de gobiernos, por ello era necesario un
nuevo pacto social. La Asamblea era la única respuesta pacífica a una
confrontación nacional que amenazaba con una guerra civil. Decidió hacer un
gobierno sin partidos políticos con la tarea de luchar contra la corrupción y de
practicar austeridad, dada la crisis económica heredada.

El 18 en la mañana se trasladó a El Alto y allí, ante una multitud tensa y


acongojada, comprometió justicia y pidió un desarme espiritual y material de
todos. Este gesto fue altamente valorado y logró la pacificación en El Alto, La
Paz y el país.

Se rodeó de un gabinete de independientes, con poca o ninguna experiencia


política, pero de gran prestigio personal y alta calificación profesional. De igual
modo, los prefectos de departamento respondían a un perfil apolítico y altamente
calificado. Creó el ministerio de Asuntos Indígenas y las delegaciones
presidenciales de Lucha contra la Corrupción, Tierras, Desarrollo Institucional y
Asuntos Parlamentarios. En un año y ocho meses de gestión posesionó tres
gabinetes.
Dada su independencia partidaria, gobernó sin parlamentarios y muy pronto con
el legislativo en contra. A principios de 2005 se intentó estructurar una bancada
oficialista en diputados y senado, llamada de “transversales”, que no logró
fortalecerse por la indecisión del Presidente que no quiso formar una
organización política propia. Su gobierno enfrentaba una situación económica
crítica. A pesar de que terminó la contracción del periodo 1999-2002, el déficit
fiscal a septiembre de 2003 era de 8,1 %.

La primera acción internacional fue la exitosa realización de la XIII Cumbre


Iberoamericana en Santa Cruz de la Sierra, con presencia de casi veinte jefes de
estado y gobierno, donde Bolivia demostró que a pesar de la terrible crisis, estaba
de pie y en paz. En diciembre de 2004 en Cuzco, firmó junto a sus colegas
sudamericanos el acta de creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones,
que nacía en un momento de crisis de la CAN y el Mercosur.
La nueva comunidad jugaba un rol articulador de la energía y la infraestructura
física, como motores de integración. Una de las tareas que el gobierno heredó fue
revertir la decisión de Estados Unidos de no incluir a Bolivia en las negociaciones
para un tratado de libre comercio con los países andinos. Mesa Gisbert no logró
integrar al país en esa negociación, que tenía fuerte resistencia interna.

Cumpliendo el mandato de la ley se desarrolló el Diálogo Nacional Bolivia


Productiva en el que participaron casi 70.000 personas, desde el nivel local hasta
el nacional. Muchas de las propuestas generadas allí se convirtieron en políticas
de estado.

En la línea de recuperación de la memoria histórica del país, el Presidente apoyó


e inauguró la construcción del edificio del Archivo Nacional de la Minería en El
Alto, institución organizada y dirigida por Edgar “Huracán” Ramírez, ex
dirigente minero.

El programa económico “Bolivia Productiva y Solidaria”

El programa económico se concibió sobre la idea de combinar el desafío


productivo y el compromiso social. Eliminó los llamados “pluses” que se pagaban
a las más altas autoridades en gestiones anteriores, que doblaban o triplicaban
el salario de planilla, redujo 10 % del sueldo del Presidente y 5 % del de los
ministros, viceministros y directoras generales. Redujo los gastos reservados de
140 millones de bolivianos al año a solo 60. Aprobó un decreto que especificaba
sus limitaciones y su rendición obligatoria al Contralor. En la gestión 2004 el
ejecutivo gastó solo un 65 % del total de los gastos reservados, el saldo lo destinó
a la compra de vehículos para equipar a la Policía.

Se redujo en más de un 7 % los gastos anuales de la administración central.


Fomentó las exportaciones con la extensión del régimen especial tributario y
financiero a todos los exportadores, difirió el IVA y aranceles por tres años y
medio y universalizó el acceso al Fondesif. Lanzó un programa de promoción
turística de Bolivia a nivel internacional con su eje en el Salar de Uyuni. Se
comenzó a aplicar la Estrategia de Desarrollo Agropecuario y Rural (ENDAR).
En la línea de lucha contra la pobreza creó el Pro País con un fondo de 30
millones de dólares para impulsar proyectos sociales de alto impacto en sectores
deprimidos y de alta conflictividad, recibiendo proyectos desde los municipios y
juntas vecinales. Creó la tarifa solidaria para el suministro de energía eléctrica a
los más pobres. Creo la dirección de Medicina Tradicional. Aprobó el reglamento
al Código tributario. Propuso un impuesto al patrimonio neto de personas con
una tasa de 1,5 % a quienes tuvieran un patrimonio mayor a 50.000 $us y un
impuesto a las transacciones financieras (ITF) con una tasa del dos por mil.
Aplicó el ITF, pero retrocedió equivocadamente en el impuesto al patrimonio,
ante 1a presión de sectores de poder, debilitando la señal de orientación social
por los más pobres.

Su política económica responsable y el contexto internacional favorable,


permitieron resultados macroeconómicos exitosos. En 2004 se rompió la barrera
histórica de los 2.000 millones en exportaciones y el déficit fiscal de 8,1 % del PIB
en octubre de 2003, pasó a 2,3 % en 2005.

Compro boliviano y Ferias “a la Inversa”

El elemento más exitoso del plan económico fue el incentive a la producción


nacional, que era respuesta a una actitud sistemática en la década anterior de
darle la espalda a los productores e industriales bolivianos. Para ello aprobó el
decreto denomina lo “Compro Boliviano” dando preferencia en las compras del
estado a productores nacionales con montos de licitaciones de hasta 8 millones
de Bs., fragmentó los pliegos de propuesta para pequeños y medianos
empresarios y dio bonificaciones a los productores nacionales en licitaciones
grandes. Creó también las “Ferias a la Inversa” en las que las instituciones
pusieron a consideración sus demandas y permitieron a los ofertantes
acomodarse a estas, incentivando la producción local.

La Nueva Estructura Productiva Exportadora


Si bien es cierto que el país desarrolle un proceso de diversificación productiva
sobre todo en los años noventa del siglo XX, el alza espectacular de los precios
internacionales de las materias primas a partir de 2003, colocó de nuevo a los
productos tradicionales, hidrocarburos y minerales, como los más importantes
por el volumen de ingresos en divisas, disminuyendo la incidencia de los
productos no tradicionales. La tendencia parecía marcar que nuevamente el país
se volvía excesivamente dependiente de hidrocarburos y minerales en desmedro
de la diversificación, a la vez que muy vulnerable a la fluctuación ce precios,
ajena a la capacidad de decisión interna.

Infraestructura y Obras Públicas

En esta administración se concluyeron y entregaron 512 km. de asfalto, que


completaron en un año y ocho meses de gestión, obra; comenzadas en los
gobiernos de Banzer, Quiroga y Sánchez de Lozada y se iniciaron obras y
firmaron contratos por 635 km. más. Un total de 1.147 km. de carreteras
asfaltadas.

En diciembre de 2003 una riada derribó el puente Gumucio en el Chapare, el


mayor de la carretera Cochabamba-Santa Cruz, la principal del país. El 3 de
noviembre de 2004, Mesa Gisbert entregó el nuevo puente de 320 mts. tras solo
siete meses de trabajo. Entre sus principales obras se debe mencionar el tramo
Tarapaya-Ventilla (134 Km.) que concluyó la ruta Oruro-Potosí y unió por
primera vez por asfalto la sede gobierno con la capital del país. Abapó-Camiri
(153 km.), completando el asfalto de la carretera Santa Cruz-Yacuiba. La Mamora
km. 19 (93 km.) que unió por asfalto Tarija con Bermejo. Entregó la
rehabilitación de la línea férrea Sucre-Potosí (150 km.).

Inició la carretera Potosí-Tarija de 12 km. por un monto de 218 millones de $us.


Firmó los contratos para los tramos Roboré-El Carmen (140 km.) y El Carmen-
Arroyo Concepción (108 km.), partes de la carretera Santa ("ruz-Puerto Suárez.
Finalmente, impulsó el proyecto para el desarrollo de Puerto Busch y la
explotación de los yacimientos del Mutún, haciendo una convocatoria
internacional para su adjudicación.

Política de Saneamiento de Tierras


El ejecutivo llevó adelante una gran campaña de saneamiento y regularización
de tierras. Mesa Gisbert entregó 8.142 títulos agrarios, además de 2.265
certificados individuales y colectivos, 46 Tierras Comunitarias de Origen (TCOs)
por 1.236.384 hectáreas y 751 resoluciones supremas. Firmó el 63 % del total de
títulos desde la aprobación de la ley INRA en 1996, más que los cuatro gobiernos
anteriores sumados.

El Cato de Coca

Los incidentes entre cocaleros y la fuerza de tareas conjunta en el parque Isiboro


Sécure, tuvieron como desenlace en octubre de 2004 la firma de un acuerdo entre
Mesa Gisbert y Evo Morales. El gobierno autorizó en el Chapare la existencia de
3.200 Has. y la autorización de un cato de coca por familia, los cocaleros se
comprometieron a apoyar al gobierno en la erradicación voluntaria de coca
excedente en la zona. Un hito histórico que resolvió una de las aspiraciones y
demandas permanentes de las federaciones de cocaleros y que pacificó el
Chapare, una de las zonas más conflictivas y violentas del país.

La Reforma Constitucional de 2004, hacia la Constituyente

El 20 de febrero de 2004, el Presidente promulgó la reforma a la Constitución que


incluyó como mecanismos de deliberación y gobierno del pueblo a la Asamblea
Constituyente, la Iniciativa Legislativa Ciudadana y el Referéndum. Incorporó el
habeas data, que protege al ciudadano de información pública que dañe su
imagen. Estableció que también los extranjeros casados con bolivianas
adquieren la nacionalidad. Reconoció la doble nacionalidad.

Restringió la inmunidad de los parlamentarios. Eliminó el monopolio de los


partidos políticos, permitiendo que agrupaciones ciudadanas o indígenas puedan
presentar candidatos a las elecciones municipales y nacionales. La gestión Mesa
Gisbert ratificó así su voluntad de llevar adelante la Asamblea, creando la
Unidad de Coordinación para la Asamblea Constituyente (UCAC), que sentó las
bases organizativas de lo que fue la convocatoria de 2005

El Referéndum del Gas y la Ley de Hidrocarburos


El tema crucial de este gobierno fue la nueva política de hidrocarburos. Su
objetivo era la recuperación de una visión nacionalizadora con dos objetivos, un
referéndum popular y una nueva ley.

El Congreso bloqueó desde el principio esta iniciativa, lo que obligó al Presidente


a convocar al referéndum por decreto el 13 de abril de 2004. A pesar de la
oposición militante de las empresas petroleras, los sectores empresariales, el
Congreso y la izquierda radical, la campaña oficial forzó al legislativo a ratificar
el decreto mediante ley de 6 de julio (apenas 12 días antes del referéndum). Las
cinco preguntas, reflejaban la orientación ideológica gubernamental.

La primera proponía la abrogación de la ley de Sánchez de Lozada; la segunda


planteaba la recuperación de la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo
para el estado; la tercera, la refundación de YPFB pasándole la propiedad de las
acciones de los bolivianos en las petroleras capitalizadas; la cuarta, el uso del
gas como recurso estratégico para lograr una salida soberana al mar; la quinta,
la aprobación de la exportación del gas, previo consumo local, su
industrialización y un incremento de impuestos y regalías a las petroleras hasta
un 50 %. El resultado del referéndum realizado el 18 de julio de 2004 fue:
Pregunta 1: el SI obtuvo el 91 %; pregunta 2: el SI obtuvo el 95 %; pregunta 3: el SI
obtuvo el 92 %; pregunta 4: el SI obtuvo el 56 %; pregunta 5: el SI obtuvo el 61 %.
El contundente triunfo en las cinco preguntas, marcó un giro histórico en la
política energética y en consecuencia en la política global del país. Comenzaba
así una recuperación del papel protagónico del estado y una nueva idea de su
responsabilidad social que la visión liberal abierta en 1985 había reducido. Fue el
referéndum convocado por Carlos D. Mesa Gisbert el que permitió el decreto de
nacionalización de Evo Morales en 2006.

El gobierno presentó su proyecto de ley de hidrocarburos, respetando el mandato


del Referéndum. Esto generó una confrontación con el Congreso que rechazó el
proyecto gubernamental y debatió y aprobó el proyecto presentado por el MAS.

El 6 de mayo de 2005 el Congreso sancionó (aprobó) la nueva ley de


hidrocarburos por 60 votos, contra 47,3 abstenciones y 20 ausencias.
Curiosamente, de los 29 parlamentarios que le quedaban al MNR, 17 votaron por
la aprobación a pesar de ser el partido que impulsó la ley de Sánchez de Lozada
en 1996. Lo mismo hizo ADN de Quiroga, sus parlamentarios votaron por la
aprobación. El MAS en cambio, que había redactado y promovido la ley que se
sancionó, decidió votar por el rechazo a su propia ley. Las bancadas de Santa
Cruz y Tarija que a lo largo de loe debates se habían opuesto a la nueva ley, no
fueron consecuentes; 12 de 22 representantes crúcenos votaron por la aprobación
y 8 de 9 tarijeños votaron también por la aprobación. Este era el grado de
politización irresponsable con que manejaron el tema los parlamentarios,
votando por consignas y por intereses de coyuntura más que por los intereses del
país.

El Presidente explicó en un mensaje que no promulgaría ni vetaría la ley. No la


vetó porque coincidía en su espíritu con la línea del gobierno, no la promulgó
porque la consideraba contradictoria, técnicamente deficiente porque su
proyecto de ley había sido rechazado de inicio por el Congreso. El 17 de mayo el
presidente del Congreso promulgó la ley, cuyo contenido reflejaba el mandato del
referéndum, reconociendo la propiedad boliviana de los hidrocarburos en boca de
pozo, la adecuación obligatoria de las empresas a la nueva ley, la refundación de
YPFB con las acciones de los fondos de capitalización colectiva de las empresas
petroleras capitalizadas, un nivel impositivo del 50 % como promedio a las
empresas petroleras. Control de firma de contratos, exportación y fijación de
precios en manos del estado.

Como parte de una expansión de mercados, Bolivia firmó un acuerdo de venta de


gas a la Argentina que ampliaba el volumen exportado de 2 a 8 millones de mts
cúbicos, a pesar de la oposición del MAS, e inició negociaciones para la o
instrucción del gasoducto del noreste en ese país, que permitiría una ampliación
de venta a 27 Millones de mts cúbicos.

Autonomías y Alza del Diesel

El 20 de abril de 2004 en ocasión de conmemorarse 10 años de la Participación


Popular, Mesa Gisbert propuso en su mensaje a la nación la creación de
gobiernos departamentales autónomos y la elección directa de prefectos y
consejeros departamentales. Por primera vez un Presidente abogaba por la
creación de gobiernos departamentales autónomos. El gobierno aprobó un
decreto que profundizaba la descentralización de gestión y de servicios, en
particular salud, educación y caminos. El decreto fue resistido por maestros y
trabajadores en salud, y a pesar del pedido del ejecutivo, los comités cívicos de
Santa Cruz y Tarija se negaron a respaldar esa iniciativa que obligó a las
autoridades a dar marcha atrás.

El 28 de diciembre de 2004 el gobierno decretó el alza del diesel en un 23 %, la


gasolina en un 10 % y mantuvo congelado el precio del gas licuado. La razón
para esta decisión fue el alza internacional de los precios del petróleo. Entre
octubre de 2003 y diciembre de 2004 el precio se había incrementado de 30,35
$us. el barril a 43,26. La subvención estatal al diesel representaba casi 100
millones de $us. al año, por eso se hizo un incremento significativo del diesel, que
respondiera al hecho de que el país era deficitario en este producto. Fue el
detonante de una crisis que hirió de muerte al gobierno. La estrategia
desestabilizadora de sectores radicales del empresariado cruceño que usaba sus
medios de comunicación más poderosos, la actitud de los cívicos y la acción del
MNR de Sánchez de Lozada, levantó la bandera de la lucha contra el “dieselazo”
para fortalecer la demanda autonómica, paralizar Santa Cruz y amenazar al
gobierno con la elección directa de un gobernador en un cabildo abierto. Las
FF.AA. advirtieron a Mesa Gisbert que en ese caso intervendrían para evitarlo.

El Presidente negoció una salida pacífica a la crisis, llegando a instruir que se


retirase de la prefectura y edificios públicos de Santa Cruz todo resguardo
policial para evitar provocaciones y enfrentamientos. Evitó así situaciones que
pudieron hacer estallar el polvorín preparado por los desestabilizadores. El 28 de
enero, se reunió una gigantesca concentración cabildo al pie del Cristo en Santa
Cruz exigiendo autonomía. El gobierno retrocedió en el alza del diesel,
nivelándolo con la gasolina. El 11 de febrero el gobierno convocó a un referéndum
sobre autonomías, ratificado por el congreso el 19 de mayo y el 8 de abril convocó
a la elección directa de prefectos. Ambos procesos se concretaron en los
gobiernos de Rodríguez y de Morales.

Las elecciones municipales de 2004. El fin de una era política

Las elecciones municipales del 4 de diciembre confirmaron que el país había


decidido sepultar a la vieja política y a los viejos partidos. Por primera vez desde
l987, el gobierno no presentó candidatos a los municipios. Se aplicó la reforma
constitución que eliminó el monopolio de partidos, lo que permitió a las
agrupaciones ciudadanas e indígenas la presentación de candidaturas. Casi 450
organizaciones se presentaron a estos comicios. Esto produjo inevitablemente
una dispersión del voto. El MAS se convirtió en la primera fuerza política
nacional, pero obtuvo apenas el 17,4 % de los votos. Los partidos tradicionales
cayeren de modo estrepitoso, el MIR obtuvo 6,5 %, MNR 6,1 %, NFR 2,7 % y ADN
2,3 %.

Casi todos al borde de la desaparición, mientras en el Congreso controlaban la


mayoría absoluta, una verdadera ironía. La mayoría de las alcaldías fueron
ganadas por agrupaciones ciudadanas, organizaciones nuevas que mostraron la
decisión del electorado de darle la espalda a la vieja política.
Conflictos Sociales y Episodios de Violencia

Si bien en los primeros seis meses la situación social estuvo casi totalmente en
calma, muy pronto las demandas de varios sea ores, lideradas por dirigentes
sindicales y gremiales en el contexto de una gran atomización, cercaron al
gobierno. Uno de los ejes fue la toma de tierras en La Paz, Cochabamba y Santa
Cruz, protagonizadas por el Movimiento sin Tierra, con dirigentes desaprensivos
como Ángel Duran, con casos críticos como Las Maromas o Yuquises, resueltos
pacíficamente por el gobierno, a diferencia de sus dos antecesores, pero que
dieron fuertes argumentos al empresariado cruceño para atacarlo.

Paros del transporte, presión de la COB dirigida por Jaime Solares (que fuera
informante del gobierno de García Meza), tomas de minas por cooperativistas,
bloqueos de carreteras, marchas y paros del magisterio, trabajadores en salud,
desocupados y ex trabajadores estatales, toma de campos petroleros, paros y
presión de líderes cívicos, empresarios y medios de comunicación crúcenos,
marcaron un escenario de grave desorden social.

Un paro y bloqueo de El Alto provocó la decisión del gobierno de rescindir el


contrato con Aguas del Illimani. La actitud de la empresa de no revisar un
contrato a todas luces insuficiente para cubrir la demanda de agua de la ciudad,
hizo imposible cualquier solución negociada. A diferencia de lo ocurrido en la
guerra del agua de Cochabamba en 2000, que acabó con la salida de la empresa
después de muertos y decenas de heridos, el problema se resolvió en paz.

Ese clima afectó mayoritariamente a representantes del estado y las fuerzas del
orden. La violencia terrorista dejó como saldo la muerte de tres militares y dos
policías, cuatro en atentados en el Chapare y uno en enfrentamiento organizado
por propietarios de tierras en Beni; en ese mismo hecho murieron dos
campesinos. El 31 de enero de 2004 Marino Diodato fugó de la cárcel, el 1 de
marzo la fiscal Mónica von Borries que seguía su caso, fue asesinada en un
atentado que destrozó su vehículo.

En marzo el ex minero Eustaquio Picachuri hizo estallar en el edificio anexo del


Congreso una carga de dinamita que llevaba en el cuerpo, perdiendo la vida y
junto a él dos policías que trataban de disuadirlo. Por el contrario, las víctimas
producto de conflictos sociales fueron menores. En septiembre do 2004 murieron
dos cocaleros en un intento de toma del contingente de erradicadores de la
FELCN en el parque Isiboro Sécure.

Una Política de Respeto a la Vida y a los Derechos Humanos

El ejecutivo tuvo como una de las tareas más complejas de la gestión la


negociación y resolución de conflictos sociales que en 20 meses sumaron más de
12.000 puntos de demanda. En enero de 2005 se aprobó por decreto el Manual de
Uso de la Fuerza en Conflictos Internos, para limitar excesos y arbitrariedades
del poder político. Esta actitud general del gobernante pareció implicar una
renuncia a su deber constitucional de hacer respetar el orden, que fue duramente
criticada por varios sectores y especialmente por el empresariado.

Pero debe recordarse que cuando el ejecutivo pidió "mano justa" al ministerio
público, esto es aplicar justicia y procesar a los bloqueadores con la ley en la
mano, el Fiscal General y los nueve fiscales de distrito respondieron que los
bloqueos eran derechos constitucionales de los oprimidos.

Si bien es verdad que el gobierno acabó atrapado en un cerco incontrolable, logró


en cambio demostrar que el respeto a los derechos humanos y la vida eran
principios vertebrales de su política, lo que marcó el fin de una espiral de
violencia que le había costado a la democracia más de 250 muertos como
producto de conflictos sociales en el periodo 1993-2003. El sangriento desenlace
del gobierno anterior, que intentó imponer la Constitución con el ejército en las
calles, mostró que ni una ni otra forma de gobierno lograron el resultado
buscado en una sociedad que atravesaba una de sus más profundas crisis
históricas.

El Tribunal Constitucional “Cerca” al Gobierno

Uno de los factores que dificultaron más la gestión de este gobierno, fue la
incomprensible actitud del Tribunal Constitucional, con una serie de fallos
cuestionables y un comunicado, que colocaron varias veces al gobierno en serias
crisis. En mayo de 2004 el Tribunal Constitucional (TC) desconoció un fallo del
tribunal militar que absolvió a oficiales que participaron en los hechos de
“febrero negro” y estableció que debían ser juzgados en tribunales ordinarios.
Medio centenar de generales y coroneles de las FFAA. se presentaron en traje de
campaña en palacio de gobierno para exigir al Presidente una toma de posición
sobre el tema. Mesa Gisbert resolvió la crisis comprometiendo una acción común
con las FFAA. en el marco del respeto a la Constitución y desarrolló junto al Alto
Mando una estrategia de reconocimiento al fallo del tribunal militar. Fue un
momento crítico para la estabilidad democrática. La actitud del gobierno fue
siempre de respeto institucional del Presidente a FFAA. y Policía que marcó una
excelente relación del gobierno con ambas.

El 31 de julio de 2004, el Presidente por la potestad que le daba la ley en pleno


receso parlamentario nombró con carácter interino a seis magistrados de la
Corte Suprema, dos miembros del Consejo de la Judicatura y nueve fiscales,
incluido el Fiscal General. Resolvió así dos problemas. Llenó las vacancias que
habían dejado al poder judicial al borde del colapso, ante la imposibilidad del
Congreso de nombrar en más de tres años los cargos requeridos. Garantizó la
independencia del poder judicial, controlado por los partidos en tensión de
gobierno en convivencia con la oposición, práctica común en el periodo
democrático. Pero, el 11 de noviembre de ese año el TC falló en contra de esos
nombramientos, negando la existencia documentada del receso parlamentario
que los legitimaba. Rechazó el pedido de reconsideración del Presidente, lo que
permitió que muy sugestivamente que MNR, MIR, NFR y MAS lograran acuerdos
que no habían sido posibles en dos años y medio, cuoteando el poder judicial,
como se apreció en las actuaciones del Fiscal Gareca en el gobierno de Morales.

Finalmente en abril de 2005 el TC hizo conocer un “comunicado público” (no una


sentencia), que recordaba que para ser válidos, los contratos debían cumplir el
art. 59-5° de la Constitución que determina que todo contrato que comprometa
la explotación de recursos naturales debe ser aprobado por el Congreso.

Ningún contrato petrolero había cumplido esa prescripción. Inmediatamente,


Mesa Gisbert envió al Congreso todos los contratos desde la aprobación de la
capitalización, para que éste los aprobara o rechazara, cosa que el Congreso no
hizo. El 14 de abril, el MAS presentó una acusación contra Sánchez de Lozada,
Quiroga y el Presidente por daño económico al estado y otros delitos conexos,
amparándose en el “comunicado” del TC.

Mar, Soberanía y Gas como Arma Estratégica

En los diez años anteriores los gobiernos bolivianos habían decidido bajar el
perfil de la demanda marítima, convencidos de que los acuerdos económicos con
Chile terminarían por solucionar el problema. Esa lógica no consiguió ningún
avance en la cuestión marítima, solo la oferta de una zona franca en territorio
chileno, que lo que quería era garantizar el abastecimientos del mercado chileno
con gas boliviano, el verdadero objetivo de Santiago.
En su discurso a la Nación de 4 de enero de 2004, Mesa Gisbert pidió a Chile una
actitud que entienda la realidad del siglo XXI, dijo que era imposible una relación
fluida entre dos países histórica, económica y culturalmente complementarios si
no se resolvía el tema de la soberanía boliviana. Para entender esta posición
había que recordar que además de la convicción histórica estaba el efecto que
habían dejado los casi 70 muertos de octubre, que exigieron no exportar el gas
boliviano por Chile, lo que bloqueaba toda opción de avanzar en la dirección
propuesta por el Presidente chileno Lagos a sus colegas Banzer, Quiroga y
Sánchez de Lozada.

Mesa Gisbert y su canciller Juan Ignacio Siles se reunieron con una docena de ex
cancilleres bolivianos a los que les explicaron y consultaron la nueva estrategia.
Bolivia recibió el apoyo de los presidentes de Venezuela y Uruguay, del ex
presidente Cárter de EE.UU. y del secretario general de la ONU Koffi Anan.

El Presidente Lagos reaccionó con dureza. A Chile la palabra soberanía le parecía


inaceptable. El 12 de enero en la cumbre extraordinaria de las Americas en
Monterrey (México), en presencia de una veintena de jefes de estado, se produjo
un enfrentamiento verbal entre Mesa Gisbert y Lagos, en el que por primera vez
en un foro internacional de esa magnitud y en presencia de su colega chileno, un
Presidente de Bolivia le decía al hemisferio que mientras no se resolviera la
demanda boliviana, los procesos de integración subregional y continental no
podrían tener éxito.

El gobierno entendió que el poder que le daba a Bolivia su gigantesca reserva de


gas natural y la necesidad apremiante de ese energético por parte de Chile, nos
proporcionaba un arma de negociación que no habíamos tenido en el pasado. La
cuarta pregunta del referéndum del gas daba precisamente el respaldo ciudadano
a la política de Mesa Gisbert de usar el gas como recurso estratégico para el
logro de una salida útil y soberana al Pacífico. Así se posicionó el tema boliviano
en la agenda internacional y se obligó a Chile a una campaña que intentó sin
éxito debilitar la repercusión internacional de una cuestión que no se podía ya
excluir de los temas pendientes en América del Sur.

La tesis del gobierno no era la definición simplista de “gas por mar”, buscaba
construir una relación estrecha con el Perú para exportar el gas boliviano por un
puerto peruano con destino a México y Estados Unidos, en un proyecto
binacional con el gas de ambos países, aprovechando los altos precios
internacionales que hacían técnica y económicamente viable el proyecto,
considerando además la insuficiencia de las reservas peruanas para un
megaproyecto encarado individualmente, que permitiera el desarrollo de energía
para el oeste de Bolivia y sur del Perú. Esto daría a ambos condiciones favorables
de negociación con Chile. Ese fue el espíritu del acuerdo entre Mesa Gisbert y el
Presidente Toledo del Perú en agosto de 2004 que se sumaba a un Tratado de
Libre Comercio firmado en esa ocasión, igual que el acuerdo de intenciones con
el Presidente mexicano Fox para la exportación de gas a ese país y la limitación a
la Argentina para revender a Chile el gas que importaba de Bolivia.

El Inicio de Juicio a Gonzalo Sánchez De Lozada

En enero de 2004 la Corte Suprema envió al Congreso el pliego acusatorio


presentado por la fiscalía general. En septiembre Sánchez de Lozada envió desde
Washington un mensaje exigiendo una investigación a todos los responsables le
los hechos de octubre.
El 13 de octubre el Congreso votó por más de dos tercios, incluyendo a la mayoría
de los militantes de su propio partido, por la apertura de un juicio de
responsabilidades contra el ex presidente y sus quince ministros de estado, por
los hechos de octubre de 2003 que lo obligaron a renunciar al cargo.

Las Renuncias De Mesa Gisbert y El Fin de su Gobierno

El entrabamiento sistemático a la gestión gubernamental por parte del


Congreso, el enfrentamiento entre el Presidente y los legisladores, la presión de
sectores radicales de izquierda y derecha con la cuestión de la nacionalización de
los hidrocarburos y las autonomías como banderas, colocaron al gobierno en un
punto de extrema dificultad que estalló cuando Evo Morales, que había
mantenido una posición ambigua de apoyo en bajo perfil y crítica dura según el
caso, decidió lanzarse a la oposición abierta. En marzo de 2005 convocó a un
bloqueo nacional de caminos, que respaldaron los líderes radicales y la
Federación de Juntas vecinales de El Alto. Mesa Gisbert reaccionó el 6 de marzo
con un discurso muy duro contra Morales y el dirigente alteño Mamani que cerró
presentando su renuncia al Congreso.

Esta decisión galvanizó al país que lo respaldó masivamente (la empresa Apoyo
Opinión y Mercado, midió el respaldo presidencial ese mes de marzo de 2005, a
un año y medio de gobierno, éste era de 86 % en La Paz, 78 % en El Alto, 85 % en
Cochabamba y 44 % en Santa Cruz). El Congreso rechazó la renuncia. En ese
contexto, el Presidente desperdició la oportunidad de imponer su proyecto de ley
de hidrocarburos y prefirió una absurda negociación sobre la ley que reposicionó
al legislativo. A los pocos días, tras el fracaso de la negociación y el nuevo
rechazó a elementos clave de su proyecto de ley, el Presidente pidió al Congreso
el acortamiento de su mandato y a convocatoria a elecciones. Los
parlamentarios rechazaron el pedido.

Con esta última decisión el mandatario desconcertó y desencantó a la mayoría


del país que lo había apoyado expresándose en la plaza Murillo en una de las
mayores manifestaciones de respaldo popular en tiempos de democracia. Mesa
Gisbert tampoco entendió que una postura prudente frente a las petroleras
debilitaba la credibilidad del referéndum y de su política nacionalista, que
remató al negarse a vetar ni promulgar la nueva ley. Su suerte estaba echada. A
partir de la promulgación de la ley se desató la campaña contra el Congreso y el
gobierno en las calles. En tres semanas la situación se hizo imposible. La plaza
principal cercada, manifestaciones violentas que buscaban sangre bloqueo total
en El Alto. Se intentó repetir el escenario de octubre de 2003, pero esta vez la
consigna no era la renuncia del Presidente, se pedía la nacionalización inmediata
de los hidrocarburos, a pesar del referéndum y la nueva ley que de hecho habían
ejecutado una nacionalización.

La fórmula de estrangular la sede de gobierno funcionó. El Presidente se negó


rotundamente a reprimir y a cerrar el Congreso, contra el que se estrellaba la ira
callejera. A pesar del riesgo no dejo un solo día de trabajar en el palacio de
gobierno. La policía en acción sacrificada y ejemplar controlo las calles sin
derramamiento de sangre, demostrando que en octubre de 2003 el anterior
gobierno había reaccionado de manera inaceptable.

A lo largo de los últimos meses de su gobierno, fue objeto de una campaña


desestabilizadora desde medios de comunicación manejadas por la derecha
empresarial, los medios más virulentos fueron Unitel, Uno, Megavision, y los
periódicos El Mundo, El Nuevo Día y en los últimos días de su gestión, La Razón.

Finalmente, el 6 de junio Mesa Gisbert, convencido de que su permanencia en el


mando lo obligaba al restablecimiento violento del orden, renunció
voluntariamente a la presidencia de la República. El 7 pidió en un mensaje al país
que el presidente de la Corte Suprema asumiera la presidencia y pidió también la
renuncia a la sucesión constitución al de los presidentes de ambas cámaras,
seguro de que el grado de impopularidad de H. Vaca Diez, conspicuo
representante del viejo y repudiado sistema, podría llevar al país a un grave
enfrentamiento. Su decisión, igual que en octubre de 2003, garantizó la paz y
permitió a su sucesor en tránsito razonable hacia un nuevo periodo democrático
que respondiera a la voluntad popular.

El día 9 por decisión de Vaca Diez, el legislativo fue convocado en Sucre para
considerar la renuncia presidencial. Marchas de campesinos y mineros
promovidas por diversas organizaciones y especialmente el MAS, rodearon la
ciudad. El gobierno envió sus tropas policiales de élite y al comandante de la
policía, que controlaron el orden con solvencia. El Presidente ordenó a las FEAA.
desplegarse en las carreteras con el único objetivo de evitar violencia. Un
acontecimiento empañó esa tarea casi impecable, la muerte del minero Carlos
Coro, víctima de una bala de origen desconocido, que murió dentro de un bus
con mineros que se dirigía a Sucre.

El Congreso finalmente sesionó en la Casa de la Libertad en horas de la noche.


Vaca Diez muy a su pesar, entendió el repudio a su figura y renunció a su
derecho de sucesión igual que Mario Cossío, pero ambos “olvidaron” renunciar al
cargo de presidentes del Senado y Diputados, que eran los que les daban ese
derecho sucesorio, lo que empañó innecesariamente el juramento de Eduardo
Rodríguez como Presidente constitucional de Bolivia.
Eduardo Rodríguez Veltzé (1956)

Nació en Cochabamba el 2 de marzo de 1956. Estudió derecho en la Universidad


Mayor de San Simón. Obtuvo el título de Abogado en 1981. Cursó una maestría
en Administración Pública por la Escuela de Gobierno J. F. Kennedy de la
Universidad de Harvard, EE.UU. en 1988. Prestó servicios como subcontralor de
la Contraloría General de la República y fue Asesor General del Ministerio de
Relaciones Exteriores y Culto en el primer gobierno de Gonzalo Sánchez de
Lozada. Fue Coordinador del Instituto Latinoamericano de Naciones Unidas
para la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente (ILANUD) y
consultor de proyectos legislativos en materia judicial. Fue Jefe de Estudios de la
Carrera de Derecho de la Universidad Católica Boliviana. Ejerció la docencia en
la Universidad Andina Simón Bolívar y el CIDES de la Universidad Mayor de San
Andrés.

En 1999 el Congreso Nacional lo eligió Ministro de la Corte Suprema de Justicia.


En 2004 fue nombrado Presidente de la Corte y del Consejo de la Judicatura. El 9
de junio de 2005, con 49 años le edad, juró a la presidencia de la República ante
la renuncia del Presidente Mesa Gisbert. Entregó el mando al Presidente electo
Evo Morales el 22 de Enero de 2006.
Gobierno Rodríguez 2005-2006

Un conjunto de circunstancias muy particulares llevaron de manera inesperada


a Eduardo Rodríguez a la primera magistratura del país. Nunca antes el
mecanismo de sucesión constitucional había llegado hasta el Presidente de la
Corte Suprema. En esta oportunidad, la inviabilidad de los presidentes del
Congreso, Hormando Yaca Diez del MIR y Mario Cossío del MNR, (primero y
segundo en la sucesión), representantes de los partidos aliados más importantes
en el segundo gobierno de Sánchez de Lozada, generaren una reacción popular
contraria a la posibilidad del ascenso de cualquiera de los dos al manco de la
nación tras la renuncia de Mesa Gisbert. El propio Presidente saliente había
pedido que se entregase el mando al Presidente de la Corte. De ese modo,
Eduardo Rodríguez juró al cargo el 9 de junio de 2005 en la capital de la
República. Como por arte de magia las manifestaciones que pedían de modo
intransigente y violento la nacionalización inmediata de los hidrocarburos, se
olvidaron totalmente de la demanda. En menos de dos días la normalidad volvió
al país.

Por mandato constitucional en un caso como este (art. 93, inc. III), el Presidente
estaba obligado a convocar a una nueva elección presidencial, cosa que hizo
ampliando los comicios para la renovación del poder legislativo. El acuerdo
político entre el parlamento y el poder ejecutivo hizo posible este proceso sin
mayores dificultades.

Dado el breve término de su mándate, Rodríguez que no tenía ni experiencia ni


militancia política, se rodeó de un gabinete de independientes, cuya tarea no fue
otra que continuar los programas de gobierno que se habían diseñado y se
venían ejecutando en la gestión anterior. En lo político el mandatario prefirió
una relación fluida con el Congreso y se avino a la influencia de éste en el
ejecutivo. Igual que en el primer semestre del año, la política macroeconómica se
mantuvo inalterable, lo que permitió un resultado muy positivo en la gestión
2005, en virtud de un manejo responsable y una situación internacional
bonancible, con todos los indicadores en alza.
Se logró exportaciones próximas a los 3.000 millones de dólares, un déficit fiscal
de menos del 2,5 % del PIB, el cumplimiento del programa de inversión pública y
un incremento de las reservas netas del Banco Central. El gobierno continuó con
la política de saneamiento de tierras con la firma de casi 7.000 títulos agrarios.

Pero sin duda, la tarea más importante del ejecutivo fue posibilitar los acuerdos
políticos que viabilizaran el proceso electoral. Eso demandaba la redistribución
de diputados de acuerdo al censo de 2001, tema muy sensible para los
departamentos de menor población. Tras arduas discusiones se llegó a un
consenso: La Paz pasó de 31 a 29 diputados, Santa Cruz de 22 a 25, Cochabamba
de 18 a 19, Potosí de 15 a 14, Chuquisaca mantuvo 11, Oruro pasó de 10 a 9, Tarija
mantuvo 9, Beni mantuvo 9 y Pando mantuvo 5. También se incrementó el
número de circunscripciones uninominales de 68 a 70 y se ratificó la
convocatoria a elección de prefectos hecha por Mesa Gisbert. Se debatió y aprobó
la realización de elecciones para asambleístas constituyentes y para un
referéndum nacional sobre las autonomías para julio de 2006, aunque la ley de
convocatoria quedó pendiente.

En el ámbito de la justicia, implemento la justicia de paz para aliviar las tareas


del poder judicial, atorado por miles de juicios que a partir de esta decisión
comenzaron a resolverse ex-trajudicialmente.

La destrucción de misiles de las FF.AA.

En un afán de demostrar buena voluntad con el legislativo, el Primer Mandatario


aceptó la imposición del presidente del Senado de desplazar al comandante del
ejército César López rompiendo la institucionalidad y le negó a esa fuerza, como
correspondía, el Comando en Jefe de las FF.AA. En cambio, nombró comandante
de ejército a Marcelo Antezana, fuertemente ligado al MNR, que había sido
reiteradamente acusado de vínculos con quienes desestabilizaron al gobierno de
Mesa Gisbert. Antezana tuvo mucho que ver con el problema de los misiles.

Por presión del gobierno de Estados Unidos que consideraba que la treintena de
misiles de fabricación china que poseían las FF.AA. desde los años noventa, podía
ser sustraída y usada en acciones terroristas, se aceptó entregarlos a la
embajada de ese país en Bolivia para su desmantelamiento total con el
argumento de que estaban obsoletos y fuera de uso útil. Rodríguez afirmó que
nunca autorizó la entrega del material a los Estados Unidos. Los misiles fueron
sacados de Bolivia por un avión norteamericano.
La noticia se filtró y generó una presión de medios y opinión pública que obligó a
la devolución de los misiles ya desactivados. Esta decisión derivó en una
acusación del MAS contra el Presidente, el ministro de defensa y miembros del
mando militar.

Las Elecciones Presidenciales y Prefecturales de 2005


El proceso electoral de diciembre fue distinto a los anteriores Los viejos partidos
llegaban deslegitimados, ya habían sido derrotados en las municipales de 2004.
La candidatura de Evo Morales del MAS, acompañado por Álvaro García Linera
intelectual ex miembro del EGTK, representaba la insurgencia indígena, la
recomposición de la izquierda y la acumulación del sindicalismo cocalero y
gremial. Jorge Quiroga que se desembarazó de ADN, compuso una fuerza
política nueva, Poder Democrático y Social (Podemos), aglutinando a los restos
de los partidos tradicionales y una derecha empresarial con renovación
generacional, que no pudo recuperar la imagen que tenía el ex presidente cuando
llegó al gobierno en 2001.

La tercera fuerza representada por Samuel Doria Medina ex mirista que creó
Unidad Nacional (UN), no pudo copar el centro al escoger equivocadamente a su
candidato vicepresidencia Carlos Dabdoub, líder de la “nación camba” grupo
radical contrario al occidente del país. Morales logró un triunfo aplastante. Por
primera vez desde 1979, un candidato ganaba con el 50 % más uno de los
sufragios. El MAS logró más de un millón y medio de votos, el 53,7 % del total.
Quiroga obtuvo el 28,6 %. Doria Medina el 7,8 %. Michiaki Nagatani del MNR el
6,5 % y Quispe del MIP el 2,2 %. Por primera vez en la historia, alguien que
representaba al mundo indígena llegó al mando de la nación. El péndulo que
había comenzado a girar en el gobierno anterior, se movía a través del voto
popular, cerrándose la era de apertura económica iniciada en 1985 con el decreto
21060.

Las primeras elecciones directas para prefectos fueron un éxito. El MAS ganó
tres prefecturas, Davidl Sánchez en Chuquisaca, Alberto Aguilar en Oruro y
Mario Virreira en Potosí. Podemos ganó tres, José Luis Paredes en La Paz,
Ernesto Suárez en Beni y Leopoldo Fernández en Pando. Agrupaciones
ciudadanas diversas ganaron las tres restantes, Rubén Costas de APB en Santa
Cruz que logró el triunfo por mayor porcentaje en el país con el 47,88 % de votos,
Manfred Reyes Villa de AUN en Cochabamba y Mario Cossío de CC en Tarija.

Últimos Acontecimientos

El Presidente Morales a través de su mayoría parlamentaria y tras una difícil


negociación con Podemos, aprobó la convocatoria a elecciones para la Asamblea
Constituyente que debía elegir 255 constituyentes y realizar el referéndum sobre
autonomías. La ley indicaba que la única tarea de la Asamblea era aprobar una
nueva Constitución en un tiempo máximo de un año, que sería sometida para su
aprobación a un referéndum popular. La Constitución debía ser votada por dos
tercios de los asambleístas.

El 1º de mayo de 2006 el gobierno dictó e1 decreto de nacionalización de los


hidrocarburos que se basaba en el referéndum del gas de 2004 y la ley de
hidrocarburos de 2005, la única variante en el decreto fue la imposición de 82 %
de impuestos (32 % más que los establecido en la ley) sobre los megacampos, en
este caso San Antonio y San Alberto. En octubre firmó los contratos con las
petroleras, cerrando un largo periodo de incertidumbre en el tema energético en
el país. Como producto de la renta petrolera instauró el bono “Juancito Pinto” en
favor de los alumnos de primaria de colegios fiscales, consistente a 200 Bs. por
alumno, para incentivar la asistencia escolar.

Inicialmente el decreto de mayo enfrió significativamente las relaciones con el


Brasil. Morales privilegió en el escenario internacional su vinculación con los
presidentes Fidel Castro de Cuba y Hugo Chávez de Venezuela. El 2 de julio de
2006 se llevaron a cabo las elecciones y el referéndum. El MAS obtuvo el 50, 72 %
de los votos, Podemos el 15,32 %, UN 7,20 %, el MNR representado por dos siglas
6,17 %, las agrupaciones ciudadanas CN 3,57 %, ASP 2,44 %, APB 2,22 % y ASI
2,18 %. El MAS obtuvo la mayoría absoluta en la Asamblea.

El MAS logró 137 asambleístas, Podemos 60, MNR/MNR-IRI 16, UN 8, MBL 8,


otros 26. Cinco departamentos votaron por el NO en el referéndum de
autonomías: Oruro con el 75,48 % de los votos, La Paz 73,44 %, Potosí 73,12 %,
Cochabamba 63,03 % y Chuquisaca 62,23 %. Cuatro departamento votaron por
el SI: Beni con el 73,83 %, Santa Cruz 71,11 %, Tarija 60.8C % y Pando 57,69 %. El
6 de agosto de 2006 la Asamblea se instaló en la capital de la República y
comenzó a sesionar en el Teatro Gran Mariscal.

En septiembre, un enfrentamiento entre fuerzas de erradicación y productores de


coca dejo un saldo de 2 cocaleros muertos en Carrasco. Entre el 5 y 6 de octubre
un violento enfrentamiento entre cooperativistas y mineros de COMIBOL en
Huanuni, dejó como resultado 16 mineros muertos y medio centenar de heridos.
El 19 de octubre Morales firmó el contrato de venta de gas a la Argentina con su
par Néstor Kirschner por 20 millones de mts3., con lo que el 2010 Bolivia vendió a
su vecino 27 millones de mts3.

En noviembre, tras volcar la posición de dos senadores suplentes de Podemos y


forzar el quorum en el senado que la oposición bloqueaba, aprobó las reformas a
la Ley INRA, con medidas duras contra los latifundios improductivos y obtenidos
ilegalmente.

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