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En Babilonia se hablaba el acadio (lengua semítica) y mantuvo el lenguaje escrito acadio para uso
oficial (el idioma de su población nativa), a pesar de sus fundadores, los amorreos y sus sucesores
los casitas, que no tenían el acadio como idioma nativo. Sin embargo, conservó la lengua sumeria
para un uso religioso, a pesar de que en el momento en que fue fundada Babilonia,
probablemente ya no era una lengua hablada. Las antiguas tradiciones acadias y sumerias jugaron
un papel importante en la cultura babilonia (y asiria), y la región seguirá siendo un importante
centro cultural, incluso en períodos prolongados y largos de gobiernos externos.
Índice
2 Historia
4 Tecnología babilónica
5 Véase también
6 Referencias
7 Enlaces externos
Etimología y referencias históricas
La etimología de Babilonia deriva del término griego Babylon, la forma griega del acadio Babilum,
esto es, «La Puerta de Dios», traducido. En la Biblia es llamada Babel.
Entre las fuentes históricas que se han recuperado sobre Babilonia destacan:
Heródoto (siglo V a. C.), «Padre de la historia» que en su Historiae o Los nueve libros de historia
la menciona en sus libros 1 y 3. Entre otras, narra el matrimonio sagrado de una sacerdotisa con
un dios, celebradas en un zigurat, mediante un ritual para asegurar la prosperidad del lugar. Sobre
sus murallas, decía que eran tan anchas en su superficie, que un carro tirado por ocho caballos
podía darse la vuelta
Beroso el caldeo (siglo III a. C.), sacerdote babilónico, que en su crónica en griego Babiloniaka,
nos ha dejado una historia de Babilonia, aunque sólo se han conservado citas.
El Antiguo Testamento, en donde se habla, entre otras, del relato de la construcción y derrumbe
de la torre de Babel, de una de las Siete maravillas del mundo antiguo, sus Jardines colgantes o del
pueblo judío en su destierro babilónico.
Plinio el Viejo (siglo I), en su obra Naturalis Historia, hablaba de Babilonia, por su sistema de
regadío como el ager totius orientis fertilissimus («la tierra más fértil de todo el Oriente»).
Historia
Los amorreos se establecieron entre los ríos Tigris y Éufrates, haciéndose sedentarios y
mezclándose con la población sumeria, como consecuencia subirían al poder dinastías de origen
amorrita en distintas ciudades del centro y sur de Mesopotamia.
La más importante en Babilonia, ya que el propio Hammurabi sería amorreo. A los inicios del
imperio paleobabilónico la población era pues una mezcla acadio-amorrita.
Los amorreos que se mantuvieron nómadas, fueron contenidos fácilmente al principio pero
conforme el imperio de Ur III fue perdiendo su poder, estos se fueron volviendo más peligrosos.
Con la caída de Ur III y acabada la época de dominio sumerio, empieza una época en la que los
semitas obtendrían la mayor importancia a través de pueblos como los acadios o los amorreos. Los
elamitas apenas disfrutaron su conquista.
Los mayores ganadores de la caída de Ur fueron primero los acadios del reino de Isín y después los
amorreos, que en un siglo llenarían Mesopotamia de reinos, quedando lo que fue el imperio de Ur
fragmentado en numerosos reinos amorreos y acadios cuyas capitales serían ciudades que hasta
ese momento habían tenido poca importancia.
En la alta Mesopotamia, la ciudad de Assur con los reyes de origen amorreo comenzará a ganar
importancia tras vencer en una guerra por el control de las rutas comerciales a Ešnunna y Mari.
El Código de Hammurabi es la primera ley escrita de la que se tiene constancia. La figura superior
muestra al propio Hammurabi en posición humilde ante Šamaš, dios del Sol. Bajo ella están
escritas casi 282 leyes con objeto de regir las decisiones de los jueces. Erigida originalmente en el
templo de la ciudad de Sippar, a orillas del Éufrates, fue trasladada a Susa por Shutruk-Nakhunte
en 1200 a. C. Actualmente se encuentra en el Museo del Louvre de París.12
Situada a ambas orillas del Éufrates, la ciudad de Babilonia mantuvo en su origen una posición
moderada, bajo la sombra de la cercana y más poderosa Kiš.1 Comenzó a cobrar importancia con
la llegada de los amorreos entre el 2000 y el 1800 a. C., que se erigieron reyes de la ciudad.1
Los amorreos, también semitas, se adaptaron fácilmente a la lengua acadia, propiciando el declive
del sumerio. También se amoldaron con facilidad al panteón mixto sumerio-acadio, rindiendo
culto a Marduk, deidad protectora de la ciudad.1
En torno al 1782 a. C. llegó al trono el sexto miembro de esta dinastía, Hammurabi. En este tiempo
al norte y sur de la ciudad se encontraban los territorios de las ciudades de Assur (que dará
nombre a Asiria) y Larsa, más poderosas pero con monarcas envejecidos.1 En 1763 AdC
Hammurabi venció a Rim-Sin de Larsa, apoderándose de la parte sur de Mesopotamia. En 1755 a.
C. tomó igualmente Asus, haciéndose con el poder de todo el valle de los ríos Tigris y Éufrates.1
Con el triunfo de Babilonia sobre el resto de Mesopotamia, también su dios principal, Marduk, fue
alzado a la cabeza del panteón de dioses locales.
Hacia el 1800 a. C. comenzaron a producirse una serie de invasiones nómadas provenientes del
norte del Cáucaso y de Escitia. El ataque por parte de nómadas a la región había sido una
constante durante los siglos anteriores, pero con la domesticación del caballo y su utilización para
el tiro de carros de guerra, los nómadas consiguieron una ventaja militar que les permitió penetrar
en la zona.1
Uno de estos grupos fueron los hurritas, que ocuparon gran parte del territorio que Asiria había
conquistado durante el reinado de Šamši-Adad I, fundando el reino de Mitani hacia el 1500 a. C. y
haciendo a los asirios subsidiarios suyos. También se extendieron por Canaán, donde fundaron
algunos reinos, llegando hasta el Antiguo Egipto, donde conquistaron la parte norte y fueron
conocidos como hicsos.1
Otro de estos grupos fueron los hititas, que se establecieron en la parte oriental de Anatolia a
partir del 1700 a. C. fundando el conocido como Antiguo Reino. La lengua hitita era de origen
indoeuropeo, lo cual no les impidió adoptar la escritura cuneiforme de los acadios.1
Los casitas no tardaron en adoptar la lengua y la religión del territorio que ocuparon, restaurando
incluso el templo de Marduk de Babilonia. Hacia 1330 a. C. reconstruyen Ur.
Mientras, los antiguos invasores nómadas siguieron siendo expulsados del resto de los territorios.
Así, hacia 1580 a. C. los nativos egipcios derrotaron a los hicsos del bajo Egipto y continuaron su
avance más allá del Sinaí, derrotando durante el reinado de Tutmosis III a una confederación de
ciudades cananeas en la batalla de Megido, en 1479 a. C. Posteriormente siguieron hacia el norte,
derrotando al reino de Mitanni, al cual obligaron a rendir tributo. Tras la muerte de Tutmosis III,
Egipto perdió fuerza en el norte, resurgiendo los hititas, que formarían hacia 1375 a. C. el llamado
Nuevo Reino.
En Asiria, Ashur-uballit I llegó al trono en 1365 a. C. y emprendió una serie de reformas hasta
constituir el llamado Primer imperio asirio. Su sucesor atacó Mitani, saqueando su capital en el
siglo XVI a. C. y conquistando el resto del territorio en los 30 años siguientes. En 1274 a. C. subió al
trono asirio Salmanasar I, quien emprendió una serie de conquistas hacia el oeste, llegando hasta
la frontera del reino hitita. Su sucesor Tukulti-Ninurta I amplió las fronteras por el norte,
penetrando en el Cáucaso y por el este, hacia los montes Zagros.
Finalmente, el monarca asirio se dirigió hacia el sur, hacia los territorios administrados por los
casitas, entre los que se encontraba Babilonia. Los casitas fueron vencidos, siendo obligados a
pagar tributos al rey de Asiria.
Hacia 1200 a. C. comenzaron a llegar oleadas de unos nuevos invasores provenientes del
Mediterráneo. Fueron conocidos como Pueblos del Mar y su presencia se sintió prácticamente en
todas las regiones del Mediterráneo oriental. El pueblo que más afectado se vio por estas
invasiones fueron los hititas, cuyo imperio, previamente debilitado por la expansión asiria, fue
completamente destruido por ellas. Los Pueblos del Mar también dañaron tanto a Egipto como a
Asiria, por lo que Babilonia y especialmente el reino de Elam –en el extremo oriental de
Mesopotamia– se vieron beneficiados.
Los elamitas aprovecharon la situación marchando hacia el oeste, tomando Babilonia y las
ciudades vecinas. En 1174 a. C. se llevaron de la ciudad las tablillas que contenían el código de
Hammurabi y la estela de Naram-Sin.
1124 a. C. fue el año que vio el fin de la dinastía casita, con la toma del poder por un nativo
babilonio, que será llamado Nabucodonosor I. El nuevo rey derrotó a los elamitas, iniciando un
breve período de independencia para la región.
El dominio asirio
Hacia el 1300 a. C. en las montañas del Cáucaso se desarrolló un nuevo tipo de metalurgia, la del
hierro. Durante ese período la región había sido controlada por los hititas, pero con su caída, el
manejo del nuevo metal pasa a los asirios.
Es posible que el dominio de esta nueva técnica contribuyese a las posteriores victorias militares
de los asirios, al dotarles de armas más resistentes que sus pueblos vecinos y proporcionarles un
bien valioso con el que comerciar.5 Siendo o no así, en 1115 a. C. llegó al trono asirio Teglatfalasar
I, quien emprendió una campaña de conquistas hasta recuperar el territorio poseído durante el
reinado de Tukulti-Ninurta I. En 1103 a. C. atacó y venció a Nabucodonosor I de Babilonia.
Hacia el siglo XII a. C. un nuevo pueblo semita emergió del desierto de Arabia, fueron los arameos.
Durante el reinado de Teglatfalasar I, Asiria consiguió mantenerlos fuera de sus fronteras, pero
tras su muerte, los arameos comienzan a penetrar en el país, debilitándolo durante el siglo y
medio siguiente. Esta situación fue aprovechada por los pueblos cercanos para fortalecerse. Es el
período de auge de los reinos de Israel –reinado del rey David– y del reino de Damasco.5
El 911 a. C. Adad-nirari II ascendió al trono de Asiria, quien tras reorganizar el ejército consiguió
derrotar a los principados que los arameos habían fundado. A este rey le sucedió Tukulti-Ninurta
II, quien sólo reinó cinco años.5 Durante este período se incrementó la explotación y los
suministros de hierro disponibles, lo cual permitió equipar completamente al ejército con armas
de este metal.5 Otro factor decisivo fue el desarrollo de maquinaria de asedio, como el ariete, que
permitió el derribo de murallas y por tanto acabó con la necesidad de organizar largos asedios
para tomar las ciudades.5
Todos estos avances los aprovechó Asurnasirpal II quien consiguió derrotar definitivamente a los
principados arameos, llegando hasta el Mediterráneo. Su sucesor, Salmanasar III, también contó
con esta ventaja, pero sus fuerzas estuvieron divididas en tantos frentes que no consiguió infligir
ninguna derrota definitiva a sus enemigos.5 Sus principales oponentes fueron el reino de Urartu –
situado al norte del Imperio asirio, en torno a la actual Armenia–, la tribu semítica de los caldeos –
proveniente de Arabia– y los medos, de origen indoeuropeo. Estos últimos introdujeron en la
región un tipo de caballo, posiblemente conseguido mediante crianza, de mayor tamaño y fuerza,
de forma que podían ser cabalgados por una persona. Este avance se expandió rápidamente,
llegando a Asiria al tiempo que los nuevos pueblos.5
Antes de la muerte de Salmanasar III su hijo mayor se rebeló tratando de tomar el trono, llegando
esta revuelta hasta la muerte del rey, tras la cual será su hijo menor –Shamshi-Adad V– el que
hereda el trono y derrota a su hermano. Tras su muerte su hijo Adadnarari III, aún un niño, recibe
el título, pero debido a su edad será la mujer del rey, Semíramis, la que gobierne como regente.5
Este fue un período de estancamiento para Asiria y de reforzamiento para los reinos que la
rodeaban. Así, Urartu alcanzó su apogeo en el reinado de Argishti I (778 a. C. - 750 a. C.) y el reino
de Israel vivió un nuevo período de prosperidad con el reinado de Jeroboam II.5
Está situación se extendió por los reinados de Salmanasar IV, Ashurdan III y Ashur-nirari V,
terminando al producirse un levantamiento militar que culminará con el nombramiento de una
nueva dinastía y un nuevo rey, Tiglath-Pileser III,5 quien tras reorganizar el ejército se dispuso a
conquistar los reinos vecinos. Derrotó a los medos en el este, obligándoles a rendir tributo a Asiria.
En el oeste, terminó con el período de independencia de los reinos locales, haciendo vasallo a
Israel y conquistando el reino arameo de Damasco. En el norte conquistó la mitad meridional de
Urartu. Y en el Sur, en Babilonia, aprovechando una disputa dinástica de la dinastía caldea, se hizo
con el título de rey.5
A Tiglath-Pileser III le sucedió Salmanasar V, quien aparte del trono de Asiria heredó también el de
Babilonia. El nuevo rey duró cinco años pues en 722 a. C. fue depuesto en una revuelta que
terminó con la joven dinastía.5 El nuevo rey, tal vez un general, se dio el nombre de Sargón II (en
acadio rey legítimo) por lo que él y sus sucesores fueron llamados Sargónidas. Con los Sargónidas
Asiria vivió una etapa de esplendor militar, pero las continuas guerras y rebeliones, pese a ser
sofocadas, iban socavando la economía de la región.5
Este período correspondió con la entrada de los cimerios en la región, provenientes de Escitia, al
norte del mar Negro. Atacaron lo que quedaba de Urartu, lo que fue aprovechado por Sargón II
para invadir el país. Ante esto, Urartu tuvo que aceptar rendir vasallaje a Asiria, junto a la cual
consiguió derrotar a los nómadas.5
En Babilonia, un noble local aprovecho la guerra en el norte para autoproclamarse rey, haciéndose
llamar Marduk-apal-iddina II (llamado en la Biblia Merodac-Baladán). Conservó el título durante
diez años, hasta que los asirios pudieron marchar hacia el sur y deponerlo, siendo enviado al exilio
en 711 a. C. y recuperando Sargón II el título.5
Tras la muerte de éste, su sucesor, Senaquerib, tuvo que enfrentarse a una nueva rebelión en
Babilonia, esta vez auspiciada por los elamitas.5 Para derrotarlos ideó una ingeniosa campaña. En
vez de atravesar Babilonia hasta llegar a Elam, mandó construir una flota en la parte superior del
Éufrates, y la dirigió río abajo, hacia su desembocadura en el golfo Pérsico. Una vez allí, navegó y
desembarcó directamente en Elam. Pero los elamitas idearon un contraataque igual de ingenioso.
En vez de combatir contra el ejército asirio se dirigieron hacia el territorio de estos, pasando por
Babilonia, y dejando sus tierras defendidas por unos pocos hombres. Ante esta situación, el
ejército asirio no podía más que volverse.5 Senaquerib entonces se dirigió a Babilonia, la
conquistó y la destruyó en 689 a. C. La destrucción fue prácticamente completa y sólo los
esfuerzos de su sucesor, Asarhaddón, permitieron su reconstrucción.5 Durante el reinado de éste
el Imperio asirio se mantuvo y llegó a su máxima extensión. Se emprendieron una serie de
campañas, principalmente hacia Egipto, logrando los asirios saquear la ciudad de Memphis.5 Tras
la muerte de Asarhaddón le sucedió su hijo menor, Asurbanipal y su reinado estuvo marcado tanto
por las guerras contra cimerios y elamitas –a quienes derrotó completamente destruyendo Susa
en 639 a. C.5–, como por la construcción de la biblioteca de Nínive.5 Durante el final de su
reinado, llegó al trono de Babilonia Nabopolasar, aún como vasallo, pero tras la muerte del rey
Babilonia declaró su independencia.5
La independencia de Babilonia supuso de inmediato la guerra entre ésta y Asiria. Coincidiendo con
la rebelión en el sur, al noroeste, un jefe medo llamado Ciáxares consiguió unificar bajo su mando
un grupo de tribus medas y escitas.6 Ciáxares firmó una alianza con Nabopolasar, sellándola con el
matrimonio entre su hija y el hijo del rey babilonio en el 616 a. C. De esta forma, medos desde el
norte y caldeos desde el sur, atacaron conjuntamente Asiria, quien, viéndose rodeada, firmó una
alianza con sus antiguos enemigos de Egipto.6 La ayuda egipcia no llegó a tiempo. En 614 a. C.
cayó la ciudad de Assur y, finalmente, en 612 a. C. medos y caldeos tomaron la capital asiria,
Nínive, la cual fue saqueada de tal forma que no quedaron más que ruinas. La caída asiria fue
celebrada por los reinos anteriormente sometidos. Así la Biblia lo relata:
Se han abierto las puertas de los ríos, y el templo ha sido arrasado. Ha sido llevada cautiva su
reina y las mujeres conducidas a la esclavitud [...] Y Nínive con las aguas ha quedado hecha una
laguna [...] Devastada ha quedado ella, y desgarrada y despedazada [...] ¡Ay de ti, ciudad
sanguinaria, llena toda de fraudes y extorsiones, y de continuas rapiñas!
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Mapa del Oriente Medio hacia el año 600 a. C. Esta fecha estuvo marcada por la reciente
desaparición del Imperio neoasirio y su reparto entre caldeos y medos así como la victoria del
monarca caldeo, Nabucodonosor II ante los egipcios, consiguiendo así el control de toda la región
de Canaán.
Tras la caída de Nínive, el ejército asirio resistió unos años más en la ciudad de Harrán. El ejército
egipcio, entretenido en una campaña contra los judíos, no llegó a tiempo de rescatar la ciudad,
que cayó finalmente en 605 a. C.6 Tras la derrota asiria, el ejército babilonio, marchó a por el
egipcio. Al mando ya no estaba Nabopolasar, quien había enfermado, si no su hijo, que sería
conocido como Nabucodonosor II. Se enfrentó a los egipcios en la Batalla de Karkemiš,
derrotándoles completamente. Esta batalla supuso que toda la región de Canaán quedase bajo
control caldeo.6 A partir de este momento nace el llamado Imperio babilónico o caldeo, que
dominará una extensión de terreno tan importante como su predecesor, el Imperio asirio.
El dominio de Canaán no estuvo exento de problemas. Los egipcios alentaron las revueltas locales
y se sucedieron los levantamientos de los reinos y ciudades-estado de la región. Así, en el 598 a. C.
el reino de Judá se rebela. Es derrotado y algunos líderes de la rebelión son enviados al exilio,
llegando al trono un nuevo rey, Sedecías. Esto no impidió que se produjeran nuevas rebeliones, y
en 587 a. C. el pueblo de Judá, cuyo rey estaba siendo alentado por los egipcios, vuelve a
levantarse en armas. Este periodo coincide con la actividad del profeta Jeremías, que según dice la
Biblia pidió al rey judío la rendición ante los caldeos, profetizando en caso contrario la destrucción
de Jerusalén:
Dijo, pues, Jeremías a Sedecías: Esto dice el señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Si te sales y
te pones en manos de los oficiales del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será
entregada a las llamas, y te pondrás en salvo tú y tu familia. Pero si no vas a encontrar a los
oficiales del rey de Babilonia, será entregada la ciudad en poder de los caldeos, los cuales la
abrasarán y tú no escaparás de sus manos
Fueron de nuevo derrotados, y en esta ocasión la represión fue más dura: según el mismo
Jeremías, los babilonios, a su entrada a la ciudad, mataron a la familia de Sedecías y a él le sacaron
los ojos y le condujeron al exilio a la ciudad de Babilonia. También al exilio fue enviada el resto de
la población, tanto nobles como plebeyos. Sin embargo a los pobres se les mantuvo en libertad,
concediéndoles tierras.10 La ciudad de Jerusalén fue arrasada y el palacio real, las viviendas y las
murallas destruidas.610
Otro foco de insurrección en el oeste fue la ciudad de Tiro, situada entonces en una isla –hoy
península– a orillas del Mediterráneo, en el actual Líbano. Nabucodonosor II envió allí su ejército,
que se situó en la costa, frente a la isla, y levantó un asedio. Sin embargo, la superioridad naval
tiria hizo inútil el sitio, que duró trece años, tiempo tras el cual se firmó una paz, consistente en el
vasallaje de la ciudad.6
La Asiria tiene muchas y grandes ciudades, pero de todas ellas la más famosa y fuerte era
Babilonia, donde existía la corte y los palacios reales después que Nino [Nínive] fue destruida.
Situada en una gran llanura, viene a formar un cuadro, cuyos lados tienen cada uno de frente
ciento veinte estadios, de suerte que el ámbito de toda ella es de cuatrocientos ochenta. Sus obras
de fortificación y ornato son las más perfectas de cuantas ciudades conocemos. Primeramente la
rodea un foso profundo, ancho y lleno de agua. Después la ciñen unas murallas que tienen de
ancho cincuenta codos reales, y de alto hasta doscientos, siendo el codo real tres dedos mayor del
codo común y ordinario.
11
De esta etapa datan algunos de los monumentos más célebres de la ciudad mesopotámica. Es el
caso de la Puerta de Istar, o de los Jardines colgantes de Babilonia.
Nabucodonosor muere en el 562 a. C., siendo sucedido por su hijo Evilmerodac (Amel-Marduk)
quien a los dos años fue víctima de una conspiración siendo depuesto por su cuñado, que se hizo
llamar Neriglisar (Nergal-sharusur). Cuatro años después moría el nuevo rey, siendo sucedido por
su hijo Labashi-Marduk, cuyo reinado acabó ese mismo año al ser víctima de una conspiración,
acabando así la dinastía iniciada por Nabopolasar.6
Tras esto fue puesto el trono Nabu-naid, más conocido como Nabónido, quien relegó las tareas
militares en su hijo Balâtsu-usur (en acadio: Baal protege al rey), más conocido como Baltasar o
Belsasar. Mientras tanto, el monarca se dedicó a tareas culturales, recopilando y estudiando
antiguas escrituras.6
Durante estas campañas Nabónido de Babilonia se mantuvo inactivo. Sin embargo, tras la caída de
Lidia, buscó la alianza de Egipto contra el posible invasor. Ésta resultó inútil y en 539 a. C. Ciro se
encontraba atacando la capital babilonia. La caída de la ciudad fue narrada posteriormente por el
historiador griego Heródoto:
Abrió una acequia o introdujo por ella el agua en la laguna, que a la sazón estaba convertida en
un pantano, logrando de este modo desviar la corriente del río y hacer vadeable la madre. Cuando
los persas, apostados a las orillas del Éufrates, le vieron menguado de manera que el agua no les
llegaba más que a la mitad del muslo, se fueron entrando por él en Babilonia. Si en aquella ocasión
los babilonios hubiesen presentido lo que Ciro iba a practicar o no hubiesen estado nimiamente
confiados de que los persas no podrían entrar en la ciudad, hubieran acabado malamente con
ellos. Porque sólo con cerrar todas las puertas que miran al río, y subirse sobre las cercas que
corren por sus márgenes, los hubieran podido coger como a los peces en la nasa. Pero entonces
fueron sorprendidos por los persas; y según dicen los habitantes de aquella ciudad, estaban ya
prisioneros los que moraban en los extremos de ella, y los que vivían en el centro ignoraban
absolutamente lo que pasaba, con motivo de la gran extensión del pueblo, y porque siendo
además un día de fiesta, se hallaban bailando y divirtiendo en sus convites y festines, en los cuales
continuaron hasta que del todo se vieron en poder del enemigo. De este modo fue tomada
Babilonia la primera vez.
11
Con la conquista persa terminó la historia de Babilonia como reino independiente. Otros rebeldes
y jefes locales posteriores tomarían el título de Rey de Babilonia, pero no se trató más que de
actos ceremoniales o de rebeldía frente al poder central.
Según la Biblia, Babilonia fue fundada por Nemrod, quien también construyó el zigurat conocido
como la famosa Torre de Babel. Así se cita: "Y Cus llegó a ser padre de Nemrod. El dio comienzo a
lo de hacerse un poderoso en la tierra. Se exhibió [como un] poderoso cazador en oposición a
Jehová. Por eso hay un dicho: "Como Nemrod, poderoso cazador en oposición a Jehová".
Los escritos rabínicos derivan el nombre Nimrod del verbo hebreo ma-rádh, que significa
"rebelarse", por lo que en el Talmud de babilonia (Eruvín 53a) dice: "Entonces ¿porque se llamó
Nemrod? Porque incito al mundo entero a revelarse (himrid) contra Su soberanía [la de Dios].13
En este periodo la lengua predominante en la región era el acadio, que había sido llevado a la
región en las invasiones semíticas que se produjeron en torno al 3000 a. C. Poco a poco fue
sustituyendo al idioma sumerio durante los siglos siguientes, especialmente durante las conquistas
de Sargón I de Asiria siete siglos después.14
Tecnología babilónica
Los babilonios heredaron los logros técnicos de los sumerios en riego y agricultura. El
mantenimiento del sistema de canales, diques, presas y depósitos construidos por sus
predecesores necesitaba de un considerable conocimiento y habilidad de ingeniería. La
preparación de mapas, informes y proyectos implicaban la utilización de instrumentos de
nivelación y jalones de medición. La matemática asirio-babilónica utilizaba el sistema de
numeración sexagesimal sumeria que, al ser un sistema de notación posicional (muy parecido al
actual sistema decimal, pero en base 60), facilitó el desarrollo de un álgebra y aritmética
tempranas; de aquí se derivan por ejemplo la división del círculo en 360 grados, o la de una hora
en 60 minutos. Continuaron utilizándose las medidas de longitud, área, capacidad y peso
normalizadas anteriormente por los sumerios. La agricultura era una ocupación complicada y
metódica que necesitaba previsión, diligencia y destreza. Un documento escrito en sumerio,
aunque utilizado como libro de texto en las escuelas babilónicas, resulta ser un verdadero
almanaque del agricultor, y registra una serie de instrucciones y direcciones para guiar las
actividades de la granja, desde el riego de los campos hasta el aventamiento de los cultivos
cosechados.
Los artesanos babilonios eran diestros en metalurgia, en los procesos de abatanado, blanqueo y
tinte, y en la preparación de pinturas, pigmentos, cosméticos y perfumes. En el campo de la
medicina, se conocía bien la cirugía y se practicaba frecuentemente, a juzgar por el Código de
Hammurabi, que le dedica varios párrafos. También se desarrolló la farmacopea, aunque la única
prueba importante de ello procede de una tablilla sumeria escrita algunos siglos antes del reinado
de Hammurabi.
Historia fiable
El libro bíblico de Daniel habla de un rey de Babilonia llamado Belsasar (Daniel 5:1). Pero
tiempo atrás, algunas fuentes profanas afirmaban que Belsasar, aunque poderoso, nunca fue
rey. ¿Estaba equivocada la Biblia? Veamos. En las ruinas de la ciudad mesopotámica de
Ur se desenterraron unos cilindros de arcilla. En uno de ellos aparecía grabada en escritura
cuneiforme una oración del rey babilonio Nabonido en favor de su hijo, que en parte decía:
“Bel-sar-ussur [es decir, Belsasar], mi hijo mayor”. Hallazgos arqueológicos posteriores
confirmaron que Belsasar “actuó como regente durante más de la mitad del reinado de su
padre, durante cuyo tiempo era, en realidad [...], rey”, según comenta el Nuevo Diccionario
Bíblico Certeza.
La historia también indica que Babilonia era una ciudad sumamente religiosa, donde la
astrología y la adivinación estaban muy extendidas. Por ejemplo, en Ezequiel 21:21 leemos
que el rey de Babilonia recurrió a la adivinación para decidir si atacaría Jerusalén o no.
Dicho versículo añade que “mir[ó] en el hígado”. ¿Por qué? Porque los babilonios se valían
del hígado de animales sacrificados para buscar agüeros. El libro Mesopotamian Astrology
dice que en tan solo un yacimiento arqueológico de Babilonia se desenterraron “32 modelos
de hígado [en arcilla], todos grabados” con inscripciones de agüeros.
El arqueólogo Nelson Glueck, por su parte, dijo en cierta ocasión: “Llevo treinta años
excavando con la Biblia en una mano y la pala en otra, y en cuestión de perspectiva
histórica nunca he visto que la Biblia esté equivocada”.
“Llevo treinta años excavando [...], y en cuestión de perspectiva histórica nunca he visto
que la Biblia esté equivocada.” (Nelson Glueck)
Profecía confiable
¿Cómo reaccionaría usted si alguien le dijera que una capital importante —como Pekín,
Moscú o Washington— va a quedar deshabitada y en ruinas? Seguramente no se lo creería.
Pues eso fue justo lo que se predijo de Babilonia. Con unos doscientos años de antelación,
alrededor del 732 antes de nuestra era, Jehová Dios inspiró al profeta hebreo Isaías para que
pusiera por escrito una profecía sobre la caída de la poderosa Babilonia. Esta decía en parte:
“Babilonia, la decoración de reinos, [...] tiene que llegar a ser como cuando Dios derribó a
Sodoma y Gomorra. Nunca será habitada, ni residirá por generación tras generación”
(Isaías 13:19, 20).
Pero ¿por qué predijo Dios la destrucción de Babilonia? En 607, el ejército babilonio
destruiría Jerusalén y se llevaría a los supervivientes a Babilonia, donde recibirían un trato
cruel (Salmo 137:8, 9). Dios predijo que su pueblo tendría que aguantar —
merecidamente— esa difícil situación durante setenta años, pero que después los liberaría y
los dejaría regresar a su tierra (Jeremías 25:11; 29:10).
La Palabra profética de Dios se cumplió. En el año 539, cuando los judíos estaban a punto
de terminar sus setenta años de exilio, la “inexpugnable” ciudad de Babilonia fue
conquistada por los medos y los persas. Con el tiempo, la ciudad quedó convertida en
un montón de ruinas, exactamente como estaba profetizado. Ningún ser humano podía
predecir algo semejante. La acción de profetizar, o predecir hechos futuros, distingue al
Autor de la Biblia —el Dios verdadero, Jehová— de cualquier otro dios (Isaías 46:9, 10).
SE LLAMARÍA CIRO
Una de las profecías más extraordinarias tocante a la caída de Babilonia es la que tiene que
ver con su conquistador, el rey Ciro de Persia. Casi dos siglos antes de que Ciro subiera al
poder, Jehová Dios predijo que el conquistador de Babilonia se llamaría Ciro.
Así fue como lo escribió Isaías por inspiración divina: “Esto es lo que ha dicho Jehová a su
ungido, a Ciro, a quien he asido de la diestra, para sojuzgar delante de él naciones, [...] para
abrir delante de él las puertas de dos hojas, de modo que las puertas mismas no estén
cerradas”. Dios también predijo que el río Éufrates se secaría (Isaías 45:1-3; Jeremías
50:38).
El profeta Daniel señaló que en la composición de los pies y los dedos de los pies de la
imagen había una diferencia notable. En lugar de ser de un metal puro, estaban hechos de
hierro mezclado con barro húmedo. Daniel le dio la siguiente explicación a
Nabucodonosor: “Como contemplaste hierro mezclado con barro húmedo, llegarán a estar
mezclados con la prole de la humanidad; pero no resultará que se mantengan pegados, este
a aquel, tal como el hierro no se mezcla con barro moldeado” (Daniel 2:43). Y es cierto, la
mezcla de hierro y barro resulta frágil: los dos materiales no se “mant[ienen] pegados”.
¡Qué bien le encaja esta descripción al mundo políticamente dividido en el que vivimos!
Daniel también reveló otro importante dato. En el sueño, el rey Nabucodonosor vio una
piedra cortada de una montaña que “dio contra la imagen en sus pies de hierro y de barro
moldeado, y los trituró” (Daniel 2:34). ¿A qué se refieren esas palabras? Daniel mismo lo
explicó: “En los días de aquellos reyes [durante el tiempo de la última potencia mundial] el
Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo
no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo
subsistirá hasta tiempos indefinidos” (Daniel 2:44). Esta profecía señaló a un Reino muy
diferente de los gobiernos que el hombre conoce. Su Rey es Jesucristo, el Mesías. Y como
se ha indicado previamente en esta serie de artículos, este Rey aplastará a Satanás y a todos
sus seguidores —tanto humanos como espirituales—, logrando con ello que impere la paz y
la armonía en todo el universo (1 Corintios 15:25).
BABILONIA LA GRANDE
El libro bíblico de Revelación (Apocalipsis) menciona a una ramera simbólica llamada
“Babilonia la Grande” (Revelación 17:5). Todo apunta a que esa prostituta simboliza una
entidad religiosa.
La antigua Babilonia era una ciudad sumamente religiosa, con más de cincuenta templos
dedicados a diversas deidades. Los babilonios adoraban trinidades de dioses y creían que el
hombre tenía un alma inmortal que en el momento de la muerte descendía a un oscuro
mundo de ultratumba. Allí continuaba su existencia “en las tinieblas y en la melancolía de
la otra vida”, como lo describe la obra Las grandes religiones.
Esas doctrinas acabaron diseminándose por todo el mundo. Tanto es así que hoy día siguen
enseñándolas, igual o con algunas modificaciones, las religiones de la cristiandad. Todas
esas religiones, en conjunto, constituyen una parte muy destacada de la entidad religiosa
mundial denominada en la Biblia “Babilonia la Grande”
En la sociedad de Babilonia era mal vista la castidad así, como la masturbación tanto
masculina como femenina. En Mesopotamia se rendía culto a Astarté, que era la diosa
protectora a la que las mujeres jóvenes ofrecían su virginidad, entregándose a un extraño en
el templo. El historiador Herodoto dice “la costumbre más infame que hay entre los
babilonios es la de que toda mujer natural del país se prostituya una vez en la vida con
algún forastero, estando sentada en el templo de Venus”.
En “La Epopeya de Gilgamesh” se dice “Ven cortesana, que yo te diga tu destino y que yo
te maldiga con una gran maldición…. Jamás construirás un hogar feliz, jamás te
introducirás en un harén, la cerveza ensuciará tu bello seno, tus arreglos serán salpicados
por el vómito del borracho, habitarás en la soledad y te ubicarás en las murallas. Las
espinas lastimarán tus pies, los borrachos podrán abofetearte”.
Como podemos deducir por este texto, la prostitución no estaba mal visto socialmente. La
prostitución tanto masculina como femenina provocaba el desprecio para quien la ejercía y
sin embargo se permitía como práctica sexual.
En el Shumma podemos leer lo siguiente “No te cases con una prostituta, cuyos
maridos son muchos, una ishtaritu reservada a la divinidad, ni una kulmashitu cuyos
favores son muchos, en la desgracia ellas no te ayudarían, en la adversidad se burlarían de
ti, ellas ignoran el respeto y sumisión.
En el relato épico de Gilgamesh se muestra una relación erótica del héroe con su
compañero Enkidu. Como se puede comprobar, hay prácticas sexuales, que unen
homosexualidad y religión.
Hay constancia de que algunos sacerdotes de Ishtar practicaban la homosexualidad y
participaban bailando travestidos en determinados ritos. En algunos templos babilónicos
existía prostitución masculina sagrada.
En cambio, sus vecinos los asirios, entre los años 1800 y 1077 a. C. se muestran opuestos a
la homosexualidad masculina, aunque parece que toleraban la femenina. En el Código de
Hammurabi se nombra a las salzikrum (hijas-varón) que podían tomar una o varias esposas
y tenían derechos de herencia y la propiedad semejante a los hombres.
Entre los restos arqueológicos nos encontramos con los sellos cilíndricos con representaciones de
escenas de matrimonios o banquetes, donde la sexualidad está presente sin ningún tipo de tabú.
Las tablillas de terracota no dejan de sorprendernos con sus imágenes de tipo sexual. Debemos
saber que eran de amplio consumo popular y las encontramos en el interior de los hogares
babilonios, así como en las tumbas. El inicio de esta práctica de las tablillas de terracota se sitúa en
la tercera dinastía de Ur y duró hasta el año 1700 a. C. que empezaron a desaparecer.
Las tablillas de terracota son de tamaño muy pequeño nos caben en una mano, y nos presentan
unas imágenes muy bien trabajadas con un gran detalle de su labrado y una profundidad de
relieve que les dan una gran exquisitez. En ellos aparecen una figura o una escena en el centro y
sus bordes están decorados en sus cuatro lados.
babilonia10
Estas tablillas podemos clasificarlas en tres grandes tipos: (En la imagen: Escena erótica en
Terracota.)
La mujer aparece reclinada y el hombre la penetra por detrás. Normalmente en esta posición la
mujer suele aparecer bebiendo cerveza por medio de una pajita.
También aparecen escenas de taberna y podemos a una mujer bebiendo de una jarra de cerveza.
Este tipo de tablillas nos enseña la gran conexión existente entre la cerveza, la sexualidad
femenina y el sexo en todas las culturas mesopotámicas.
Como vemos por la información aquí presentada, el sexo y sus prácticas están plenamente
integrados en el mundo mesopotámico. Llama poderosísimamente la atención el papel de
sumisión y de propiedad de la mujer en esta cultura.
ASSUR O ASHUR
Dios nacional de los Asirios, o más bien la representación ideal de la propia ciudad, fue
proclamado dios principal de Mesopotamia en los periodos que esta región quedó bajo el
control asirio, dimanador de la Trinidad Materia, Verbo y P rovidencia. Al igual que
Marduk, Ashur asumió las competencias y características de Enlil y An. En principio fue
identificado con Anshar y modificado radicalmente su papel en la cosmogonía, haciéndole
rey de todos los dioses, origen de si mismo, padre de los demás inmortales, creador del
cielo de Anu y de los infiernos, autor de la totalidad de los hombres y otra serie de logros.
Era la divinidad bélica por excelencia (aunque su nombre significa "Benévolo") y se le
representaba como un disco alado sosteniendo unas flechas, montado en un toro o flotando
en los aires. Su nombre primitivo era Ilú, y la trinidad de él emanada era: Apsú, Bel y Aola.
También era divinidad de la fertilidad, representándosele entonces, rodeado de ramos, y
con el atributo de la cabra. Su esposa era Ishtar.
BABA
Diosa de la juventud, a la que se rendía culto en Damas.
BAU
Diosa sumeria con cabeza de perro, hija del Dios Anú. Junto con los dioses Dunsaga y
Gatumdug, propinaba la vida a cada ser humano.(ver Nin-Hursag).
BAAL
era el dios de la lluvia y de la guerra, el mas importante de los dioses en el panteon . era
considerado el amo o señor
BELADARSAMDAN
Asimilado con Samdan, era el Hércules de los Asirios.
BELIT-Ill
"La dama de los Dioses" Divinidad también denominada; "La Diosa de los Nacimientos",
quien velaba por la llegada de los niños al mundo.
DAMKINA O DAMGALNUNA
Diosa madre que suele aparecer como esposa de Enki en algunas tradiciones. En Babilonia,
Ea (Enki) y Damkina eran los padres de Marduk. Eran comunes las ofrendas de pescado en
las ciudades sumerias donde se le rendía culto, principalmente en Lagash y Umma. Estaba
representada en el firmamento por la constelación de Margiddana, "el Carro Celeste",
nuestra Osa Menor.
DUMMUZI
Nombre dado a Tammuz de los asirios-babilónicos, Adonis en el mundo Greco-Asirio y
hasta en Egipto donde se fundió con Osiris. Era el dios más importante de la vegetación, era
el señor de los bosques y de la vid cuyo padre era Ninazu señor de la adivinación por el
agua. Fue amante de Ishtar, razón por la cual perdió la vida, bajando Ishtar a los infiernos
para recuperarle.
DUMSAGA
Junto con los dioses Gatumdug y Baú, propinaba la vida a cada ser humano. Era un dios
protector.
EA
Es el dios de la sabiduría, las artes, señor del agua, la fertilidad y el "Abzu", región de
aguas subterráneas que según los sumerios se encontraban debajo de la tierra firme y eran
el origen de todas las cosas. Considerábasele residente en la ciudad de Eridú, ubicada en el
extremo meridional de Sumer, sobre el golfo Pérsico. Junto con Anu y Enlil formaba la
"Tríada Sumeria " de dioses principales. Aunque este concepto no estaba generalizado,
creíasele creador del hombre a quien modeló con arcilla. La vasta inteligencia, dios
engendrado por Anshar y Kishar. Él instruyó al hombre en las artes y los oficios. A Ea
("casa de agua"), se le atribuía también el dominio del agua dulce bajo la tierra y, al
dominar el agua dulce, era el dios del elemento líquido, su influencia se manifestaba sobre
el Apsu. En Sumer se le adoraba con el nombre de Enki. Tradicionalmente considerado
como protector de la humanidad, es él quien avisa a Atrahasis (el Utanapishtim sumerio
que dio origen al mito del Noé bíblico) para que construya un barco y salve a su familia y a
todos animales de la Tierra del inminente diluvio de Enlil. Su sede terrestre era la ciudad
sagrada de Eridú. Representábasele como un ibis con una cola de pez, o como ser humano
de cuyas espaldas brotaban ondas de agua; o bien aparecía con una jarra en las manos, que
era el símbolo de agua fecundante. La compañera de Ea recibió los nombres de Ninki,
Damkina y Damgalnuna y su centro de culto era Eridu, en el templo de Eabzu.
Astronómicamente estaba asociado con las constelaciones de Acuario y Capricornio, así
como con el "Sendero de Ea", región del cielo al sur del ecuador celeste, posteriormente
identificada con el Trópico de Capricornio.
ELAGABALA
Dios-Sol, adorado bajo la apariencia de una imponente piedra cónica. Heliogábalo, ex
sacerdote de este dios, lo introdujo en Roma, consagrándole un templo, aunque dicho culto
fue luego abolido.
EN-KI O ENKIEn-Ki
era el señor de la sabiduría y el conocimiento en Sumer. El destino de las personas era
anotado en una Tabla por él.
ENLIL
Dios supremo del panteón sumerio-acadio, es el creador de la humanidad. Era hijo de Anu
y dios del viento y la tormenta aunque más tarde perdió el carácter de "señor de los vientos"
para ser sustituido por Adad representado de pie sobre un toro teniendo en la mano a los
rayos, pues era el dios del relámpago. El es quien ordena un diluvio para acabar con la
humanidad y Adad fue su ejecutor. Pero, al igual que la lluvia, no siempre tenia un carácter
negativo y podía traer vientos favorables y abundancia, como Adad su símbolo era el rayo
en zigzag y su animal el toro, que bramaba como el trueno. Sustituyó a Anu (su padre), dios
del cielo, como deidad suprema, al ser un dios más "cercano" para la gente. Como Enlil
reemplazó a su padre y se convirtió en rey de los dioses, perteneciéndole las tabletas Me de
los destinos. Su esposa era Muliltu o Mylitta (Ninlil). Como sabemos fue sustituido por
Marduk como rey de los dioses con el ascenso del dominio cassita. Astronómicamente era
asociado con el "Camino de Enlil", región del cielo al norte del ecuador celeste, a veces
coincidente con el Trópico de Cáncer. También se le relacionó con las Pléyades (Mul-mul,
en sumerio) y con el planeta Júpiter. En la tradición acadia era conocido como Ellil. A
partir de la época Cassita era representado mediante la corona con siete pares de cuernos
sobre un altar o por siete estrellas (las Pléyades). Su número era el 50. La tradición
babilónica lo unía a la diosa Ninlil. Muchos grandes dioses son hijos suyos: Adad, Nergal,
Ninurta, Pabilsag o Zababa. Tradicionalmente, el centro de su culto era Nippur, donde
estaba el E-kur (en sumerio, "la casa de la montaña"), el principal templo a él dedicado.
ENMESHARRA
Dios menor del Inframundo. Según una tradición, él y su esposa, Ninmesharra, eran parte
de una serie de dioses antepasados de Enlil. Un tipo de paloma, el suššuru, aparecía
asociada a este dios. Suele aparecer como el padre de siete dioses menores. La constelación
de Shugi "el antepasado" (Perseo), está dedicada a él.
ERESHKIGAL
Diosa sumeria, llamada la "Señora de la Gran Tierra", era la diosa del infierno y de las
tinieblas. Se la consideraba como hermana de Ishtar. Ella había engendrado a Namtar, su
visir, ministro y mensajero, que a su vez era hijo de Enlil y cuyo nombre significa "destino"
(un personaje similar al fatum latino y la moira griega). Toma como esposo a Nergal (ver
foto abajo).
GATUMDUG
Junto con los dioses Dumsaga y Bau, propinaba la vida a cada ser humano. Era una diosa
protectora.
GESHTIN
Diosa del vino. Similar a Dionisio de los Griegos.
GIBIL
Dios de carácter ígneo, llamado el hijo de Anú.
GULA
Diosa de la medicina. Era una divinidad que podía voluntariamente inflingir tanto
enfermedad como salud. Gozaba de gran popularidad y contaba con muchos centros de
culto, aunque el principal era el E-galmah de la ciudad sumeria de Isin. A veces se la
consideraba esposa de Pabilsag o Ninurta. Madre de los dioses relacionados con la
medicina Damu y Ninazu, su nombre significa "la Grande" y era conocida como "La Gran
Doctora", su emblema era un perro.
ISHARA
Diosa del amor semita, fue asimilada posteriormente por Ishtar. Išhara también aparece
como diosa guerrera en otras tradiciones. A veces aparece como esposa del dios Dagan,
dios semita agricultor inventor del arado. Su culto tuvo una gran importancia en la región
de Anatolia y entre los hurritas. En un principio, parece que era representada por serpientes,
pero a partir de la época Cassita su símbolo sería el escorpión. Precisamente, figuraba en el
firmamento gracias a la constelación Girtab ("el escorpión"), de donde procede nuestro
Escorpio.
ISHTAR O INANA
Es la divinidad femenina de mayor importancia de todo el panteón tanto sumerio como
semita. Es también conocida en otros lugares como Anat, Astarté o Teshub. Hija de Sin o
de Anu, pero otras versiones la hacen hija de Enlil o Enki. Su hermana es la diosa del
Inframundo, Ereshkigal. Su nombre sumerio es Inanna o Irnini. Es la diosa del amor, de la
atracción sexual, la belleza, la fertilidad y de la guerra; los dos primeros atributos se
resaltaban cuando se la mostraba como hija de Anu y el tercero lo recibía más a menudo
como hija de Sin. Se la ha situado como esposa de Ashur al que acompañaba en las
campañas militares. Se la representaba mediante una estrella de 8 o 16 puntas, una flor, un
león (su animal sagrado) o una mujer, a veces desnuda y llevando un arco en la mano. Sus
amantes eran múltiples y era implacable con ellos. Como diosa guerrera se la adoraba en
Nínive, sin embargo en Erech era adorada como diosa del amor y de la voluptuosidad,
apareciéndose con un cortejo de "cortesanas, muchachas de placer y prostitutas", también
se le rendía culto en Uruk, Agade, Kish y Arba´il. Astronómicamente se la identificaba con
el planeta Venus, relación que fue traspasada a la mitología grecolatina. Sin un lugar de
culto central, destacaba el E-ana ("Casa del Cielo") de Uruk. Su número era el 15.
KADI
Diosa que controlaba la mortalidad, su atributo era una serpiente.
LATARAK
La personalidad de este dios aparece entremezclada con la de Lulal. Solía ser un dios
protector de las entradas, para lo cual se colocaban figurillas en templos y hogares.
Aparecía representado mediante una figura humana vestida con una piel de león
sosteniendo un látigo, o bien como un león. La constelación de Urgula, "el León" (Leo) está
dedicada a este dios.
LEON ALADO
Así aparecía uno de los dioses astrales, figurativo de los cuatro ángulos del mundo
denominados: Marduk (animal alado); Nebo (hombre); Nergal (leon alado) y Ninurta
(Aguila).
LUGALGIRRA Y MESLAMTEA
Considerados dioses del Inframundo, del cual aparentemente guardaban sus entradas. Era
habitual colocar estatuillas o representaciones de estos dioses en las entradas de templos y
palacios. Su centro de culto principal era la ciudad de Kisiga, Babilonia. Muchos de los
atributos de Lugalgirra sería asimilados por Nergal. También son conocidos como Lugal-
irra y Meslamta-ea. Estaban representados en el firmamento por la constelación de
Mashtabbagalgal, "los Grandes Gemelos", nuestro Géminis.
MAMI
Diosa primitiva protectora de los partos y creadora de la nueva raza humana, tras el diluvio
dispuesto por Bel.
MAMMITU
Diosa quien determinaba el destino de los niños al nacer.
MAMMON
Idolo protector de las riquezas y minas en general.
MARDUK
"El Gran Señor", hijo mayor de Ea y de Damkina y que fuera engendrado en el Apsu,
esposo de Sarpanitu (Zarpanit), quien regía el crecimiento de los vegetales y el poder
fecundante de las aguas al igual que Enki, y su hijo era el dios Nabu. Es el poseedor de las
Tabletas del Destino y el que determina el destino de los hombres. Es el organizador del
universo, constructor de la morada de los dioses, Maestro de la Vida, el gran curandero y el
que acabó sustituyendo a Ea en todo lo relativo a encantamientos mágicos. Era el dios
supremo de los Babilonios, en el Esagila, desde que se tiene noticia, teniendo como animal
sagrado al fabuloso dragón Sirrusch vencedor de la diosa Tiamat. Su templo, el Esagila, era
un zigurat que sirvió de base para la leyenda bíblica de la Torre de Babel en tiempos
neobabilónicos (siglos VII-VI a.C.). También era conocido bajo el epíteto de Bel-Marduk o
simplemente, Bel ("señor"). Tomó como prerrogativa cincuenta atributos y pasó a descollar
entre todos los demás dioses (al menos a partir de la ascensión del pueblo Cassita). Su
figura aparece blandiendo un Marru (la azada) y domando un dragón-serpiente, que eran
criaturas muy populares en Babilonia. Astronómicamente se le asociaba con el planeta
Júpiter, al haber asumido las competencias de Enlil. Esta relación entre Júpiter y el dios
principal del panteón sería traspasada a los griegos.
NABU
IHijo del dios Bel, quien recibía las decisiones de éste sobre la suerte anual de cada mortal,
dándola a conocer como portavoz a todos los dioses que asistían a esa ceremonia celestial.
Regía las actividades intelectuales y literarias, y su templo se hayaba en Borsipa, cerca de
Babilonia. Con su esposa, Tashmetun inventaron la escritura.
NABUD
Dios de la escritura, el conocimiento y patrón de los escribas en época Babilónica.
Originalmente era un dios local de Borsippa, ciudad vecina de Babilonia. Posteriormente
fue presentado como ministro de Marduk y, a partir de la época Cassita, como su hijo. A la
larga desplazará a su padre en importancia, en especial durante el periodo neobabilónico.
Asumió un papel preponderante en el panteón mesopotámico, adquiriendo algunas
características de Ninurta. Se le representaba mediante un cáñamo o estilo para escribir
sobre un altar o mediante una figura humana sobre un dragón-serpiente sosteniendo un
estilo. Aparece en la Biblia como Nabo, y en época helenística sería igualado al dios Apolo.
Su centro de culto era el templo de Ezida en Borsippa. Astronómicamente solía ser
asociado con Mercurio.
NAMTARU
Nombre del demonio de las plagas y enfermedades.
NANSHE
Diosa interpretadora de los sueños, hermana de Misaba.
NERGAL
Dios del Inframundo y de las plagas. Conocido como el señor (o la potencia) de la Gran
Morada. Hijo de Enlil. Como Nergal, era el dios de los infiernos, la destrucción y de la
guerra, más tarde fue identificado con Erra (o Irra), que era originariamente un dios
sumerio y a esto se añadió el atributo de dios de la plaga. En principio era un dios celeste,
pero tras su matrimonio con Ereshkigal se transformó en rey de los infiernos. Solía ser
representado mediante una figura humana, a veces con las piernas envueltas en una especie
de mortaja, portando una espada y/o un cetro con dos cabezas de león. Astronómicamente
se le suele asociar con Marte. El centro de culto principal era el templo E-meslam, en Kutu,
Babilonia.
NINGIRSU O NIGIRSU
Dios supremo de la ciudad-estado sumeria de Lagash, donde residía su templo, el E-ninnu.
Se trata de un dios guerrero y agricultor que posteriormente sería asimilado por Ninurta. En
la época Cassita su símbolo era el arado.
NINGISHZIDA
Dios del Inframundo bajo la forma de una serpiente con cuernos (dragón bašmu). Hijo de
Ninazu, aparece en el relato sumerio de Gilgamesh, en el cual el héroe se encuentra con
Ningishzidda y Dumuzi en el Inframundo. En la época babilónica aparece como guardián
de los demonios del Inframundo. En el mito de Adapa aparece con el nombre de Gishzida
custodiando la entrada al cielo de Anu. Es asociado a la constelación Mush, "la serpiente"
(Hydra).
NIN-HURSAG
Conocida también como Araru o Mammi, Ninhursaga, Ninmah o Nintur era la Gran Madre
que representa la fertilidad, diosa sumeria de la Tierra. A veces aparecía con otros nombres
como Bau o Guoba (esposas de Ninurta). Era una divinidad muy antigua. En el mito
sumerio de Ninhursaga y Enki, éste último tiene una hija con la diosa, hija que luego viola
en repetidas ocasiones para concebir nuevos dioses. Se representaba mediante el llamado
"símbolo omega", símbolo compartido con otras diosas de la fertilidad y el sexo, como
Ishtar. Existe otro mito, en la que incluso se le atribuye la creación del hombre con arcilla
mezclada con la sangre de un dios al que Ea había hecho morir (cuando hace esto lo hace
con el nombre de Mammi), esta era una creencia extendida en Eridu.
NIN-KARRAK
Diosa que vela por la salud del hombre.
NINLIL
Diosa esposa de Enlil introducida según la tradición babilónica que asignaba una diosa
femenina a cada dios del panteón con características idénticas a su pareja. En Asiria
aparece como esposa del dios Ashur bajo el nombre de Mullissu. En el cielo está
representada por la constelación Margidda, "el Carro", nuestra Osa Mayor.
NINMAH
Diosa de la fertilidad posteriormente asimilada con Ninhursag. En la mitología sumeria es
protagonista de la creación de la humanidad, junto con Enki. Estaba representada en el
firmamento por la constelación que lleva su nombre, actualmente parte de la constelación
de Vela.
NINURTA
Normalmente aparece como hijo de Enlil y Ninhursag. Es un dios Sumerio-Babilonio
agrícola, de la lluvia, fertilidad, tormentas, fuentes, canales, vientos del sur y guerrero. Se le
representa portando un arco y flechas o un arado. En épocas posteriores asimilaría la
personalidad y mitos del dios Ningirsu. Es el protagonista de la famosa historia del "Pájaro
Anzu", criatura que roba la tablilla de los destinos a Enlil y que es muerto por Ninurta. En
la época neoasiria (siglos IX-VII a.C.), su culto volvió a ser muy popular debido a su
carácter guerrero. En ocasiones se le emparejaba con la diosa Gula. En esta época
aparecería representado con alas, como muchos otros genios y demonios mesopotámicos.
En la época Cassita, aparecía representado por un cetro con cabeza de felino.
Astronómicamente aparecía en épocas tempranas asociado con Saturno. Su centro de culto
estaba en el E-shumesha, en Nippur (a 100 Km. al sur de Babilonia). S u nombre significa
"Señor de la tierra".
NUSKU
Dios del fuego, llamado "El Sublime Mensajero de Bel".
OB
Dios que pronunciaba los oráculos pero en voz tan queda que el consultante debía adivinar
muchos aspectos de cada respuesta. A sus sacerdotes se les atribuían dotes de ventrílocuos.
PABILSAG
Dios guerrero originario de las ciudades sumerias de Isin y Nippur. Posteriormente sería
asimilado por Ninurta/Ningirsu. Se le solía dibujar con un arco y una flecha. En ocasiones
se le emparejaba con la diosa Gula. Estaba representado en el firmamento por la
constelación que lleva su nombre, actualmente correspondiente a nuestro Sagitario.
SEMIRAMIS
Reina semi-legendaria diosificada que emprendió vuelo con una bandada de palomas
cuando estaba asomada a la ventana de un palacio.
SHALA
Diosa madre de probable origen Hurrita, fue muy importante en Anatolia y Siria, donde
aparece como esposa del dios Dagan, agricultor e inventor del arado. En Mesopotamia sería
también popular la tradición que la hace esposa de Adad. Como deidad asociada a la
fertilidad y a la agricultura, su símbolo era la espiga de cebada. La constelación de Virgo
procede precisamente de la constelación mesopotámica Absin, "el surco de la siembra". La
estrella principal de esta constelación, todavía hoy retiene su nombre original: Spica, en
latín "la espiga".
SHAMASH O UTU
Dios del Sol. Su nombre sumerio era Utu. Era el dios de la justicia, del orden y de la Ley.
Es él quien entrega a Hammurabi el primer código de leyes conocido de la humanidad.
Junto con Sin e Ishtar, miembro de la "Tríada semita" de dioses con relaciones celestes que
se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio. Lo veía todo y sus rayos
eran la red en la que quedaban presos aquellos que hacían el mal. Cada mañana los
hombres-escorpión que habitaban en los montes del este abrían una pesada puerta en el
flanco de la montaña por la que salía Shamash para recorrer su camino diario, por la tarde
dirigía su carro hacia la montaña del oeste donde otra puerta se abría para que el dios
pudiese descender a las profundidades de la tierra, continuando este camino durante la
noche para poder salir a la mañana siguiente. También era dios de la adivinación, aspecto
muy importante en la vida mesopotámica. Su esposa era Aia (Aya para los semitas) o
Sherida y sus hijos Kettu, la Justicia y Mesharú, el Derecho. Se le rendía culto en Sippar y
Larsa, y también tenia un templo en Babilonia cuyo nombre significaba "la casa del Juez
del Mundo". Su número era el 20. Se le representaba con un disco solar de ocho puntas o
mediante una figura masculina de la que emanaban llamas de los hombros. Su símbolo
también fue en época posterior la balanza, con el cual aparece representado en la
constelación de Libra (Zibanitu).
SIN
Dios Luna, hijo de Enlil y padre de Shamash y de Ishtar (aunque esta también aparecía
como hija de Anu) así como de Nusku, dios del fuego. Su nombre sumerio era Nannar o
Nanna. También aparece bajo el nombre de Zuen o Nanna-Suen. Gobernaba el paso de los
meses, con sus cambios de fase resultaba un dios misterioso y era aquel "cuyo corazón
profundísimo ningún dios podía penetrar", al final del mes los demás dioses venían a
consultarle y escuchar sus decisiones y consejos. Se le representaba como un anciano de
larga barba color lapis-lázuli y cubierto con un turbante, su símbolo era la luna creciente.
Junto con Shamash e Ishtar, miembro de la "Tríada semita" de dioses con relaciones
celestes que se incorporó al panteón mesopotámico desde el Periodo Acadio. Se le
asimilaba con Ningal o Nigal (la gran señora). Se le rendía culto en Harran y especialmente
en Ur, en el templo de Egishnugal. Junto con sus hijos Shamash e Ishtar forma una triada
astral babilónica. Se le representaba mediante un creciente lunar y su número era el 30
(número aproximado de días en un mes lunar ideal).
TAMMUZ O DUMUZI
Dios de la vegetación, la primavera, la fertilidad, la regeneración y el grano, llamado
"Señor del la Madera de la Vida", originalmente un árbol-dios. Se lo relaciona con Ishtar y
con el Adonis Fenicio. Dumuzi es el esposo de Inanna, y muere en su viaje al Inframundo.
Su centro de culto principal fue en un principio la ciudad sumeria de Uruk. Tammuz es la
forma semita de su nombre, con la cual es mencionado en la Biblia. El cuarto mes del
calendario babilónico, Du'uzu o Duzu (junio-julio), lleva su nombre. La constelación
Luhunga ("el aparcero", "el campesino", equivalente a nuestro Aries) aparentemente
representa a este dios en el firmamento.
TIAMAT
El principio femenino, el mar, el agua salada que en unión con Apsú (el principio
másculino, el agua dulce) dieron nacimiento a dioses, hombres y animales. Así mismo era
la representación de las potencialidades del caos prístino. Mostruo hembra, maléfico en las
leyendas babilónicas, a quien el dios Marduk venció en le origen del mundo,
encadenándolo en los posos del abismo.
URA
Dios generador de enfermedades. Generalmente actuaba bajo las órdenes de Ereshkigal o
Erra.
UTNAPISHTIM
Ser legendario que al producirse el diluvio dispuso la construcción de una gran nave de 120
codos de altura en el que se refugiaron su familia, todo su ganado, diversas especies
animales, guárdando allí todos sus tesoros. La precipitación de las aguas dispuesta por los
dioses duró seis días y seis noches, quedándo la humanidad reducida al barro. La nave de
Utanapishtin se detuvo en la cima del monte Misir y allí el soltó una paloma y luego una
golóndrina que regresaron a la nave al no poder posarse en tierra. Cuando soltó un cuervo,
este no volvió y entonces Utanapishtin el oriundo de Suripak, abandonó el refugio y
sacrificó a los dioses en acción de gracias. Es hijo de Ubara-Tutu y su nombre significa "El
que siembra vida".
ZABABA
Dios local de la ciudad-estado sumeria de Kish. Era un dios de la guerra que aparecía como
esposo de Inanna/Ishtar. Posteriormente sería asimilado por el dios ninurta/Ningirsu. Su
templo principal era el E-meteursag, en Kish. Su símbolo era el águila o un cetro con la
cabeza de este animal. La constelación de Ti, "el águila", de donde procede la constelación
actual del mismo nombre, estaba dedicada a Zababa.
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El espíritu babilónico estuvo operando en la humanidad desde el mismo Edén, pero a lo largo de la
historia tomó diferentes formas. El engaño de satanás hacia Eva fue el siguiente: “… ¡No es cierto,
no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y
llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal” (Génesis 3:4-5). El engaño bajo el cual
opera el espíritu humanista es “seréis como dioses”. La cultura babilónica, humanista o
posmoderna, levanta al hombre como el fin último de todas las cosas; todo por él y para él. No
existe nada más allá de los hombres.
Cada siglo tuvo una representación particular de la cultura babilónica. Para batallar en contra de
un enemigo y vencerlo, es necesario poder nombrarlo, describirlo y definirlo correctamente. En
este siglo, el espíritu humanista tomó el nombre de Cultura Posmoderna o Posmodernismo. Toda
cultura nace como un culto hacia algo o alguien; en este caso, es el culto hacia el hombre,
desplazando a Dios como el centro de su vida.
El dilema de Josué cuando cruzó el Jordán era enfrentar y conquistar naciones para establecer la
cultura hebrea. Durante 40 años, Josué tuvo que lidiar junto a Moisés con los problemas de la
gente, pero se mantuvo viendo la manifestación de un único Dios que los acompañaba todos los
días. Ahora había llegado el tiempo para demostrar esa convicción a la hora de arrasar las culturas
y los cultos arraigados en la tierra de Canaán.
Individualismo: Es abrazar la cultura de “yo primero”. Hoy en día la sociedad se caracteriza por un
fuerte egoísmo, donde todos hacen lo posible para procurar su propia satisfacción. Si sobra algo,
es para alguien con quien se mantiene un contacto personal directo. La competencia para llegar
primero es una de las normas que rigen el comportamiento de nuestra sociedad, no importa
cuántas personas deban quedar tiradas por el camino. Esta es unas de las grandes dificultades que
enfrenta la Iglesia de hoy, porque aunque fue creada como un Cuerpo, la gente que la compone
sigue pensando en términos de individuo.
Cultura comunitaria: Contrariamente a lo que podemos pensar acerca de este punto, no tiene
nada que ver con la solidaridad. La cultura comunitaria apunta hacia la uniformidad de
pensamiento que ese traduce en un mismo lenguaje, vestimenta, conductas y objetivos. Los
diferentes deben ser señalados, apartados, aislados y, finalmente, anulados para que no atenten
en contra del sistema.
Es el mismo espíritu que determinó la caída de la torre de Babel que apunta a lograr personas que
no piensen por sí mismas, sino bajo la influencia del espíritu de este siglo. Esta cultura determina
qué debe pensar la gente; por lo tanto, cómo deberá actuar. Si somos todos iguales, pensamos y
hablamos lo mismo, nos transformamos en una masa fácilmente manipulable. En los países
socialistas, las autoridades insisten en las ventajas de ser una sociedad humanista y disfrazan este
engaño asociándolo con una actitud humanitaria. La gente asume que esto es así y cae víctima del
engaño. Como todos sabemos, la forma de emplear las palabras nunca es inocente.
Las experiencias personales: En esta cultura se exalta el rol de las experiencias personales por
encima de las convicciones. Es muy común ver personas que toman decisiones irracionales con tal
de experimentar sensaciones nuevas. Vemos profesionales, intelectuales, políticos o gente de
negocios, viajando días enteros para internarse en la selva con tal de experimentar algo nuevo,
metidos en una cueva con un chamán. Otros se suben a un puente y se atan a una cuerda elástica
para lanzarse al vacío y así experimentar el vértigo, aún con el riesgo de perder la vida. Los
ejemplos son incontables, pero todos apuntan a descubrir nuevas sensaciones, cada vez más
intensas.
Relativismo moral: Para la cultura posmoderna, las verdades dejaron de ser absolutas y pasaron a
ser relativas. Para esta cultura, Dios dejó de ser un absoluto, un referente final para dirimir toda
discusión moral como una fuente eterna que no cambia. Hoy cualquiera puede edificar su propio
sistema de valores morales donde todo está permitido, mientras no transgredan el sistema legal
vigente. Cada persona se transformó en un dios que determina los valores morales de su propio
universo personal.
Verdades subjetivas: Cada persona edifica su propia verdad, como ya no hay absolutos, tampoco
hay verdades capaces de determinar las conductas de las personas. Esto deja un espacio amplio
para que cualquiera les diga cómo pensar o cómo conducirse ante la vida.
Espiritualidad exagerada: Existe una exacerbación de la búsqueda espiritual en las personas. Hoy
en día es común ver a la gente haciendo las cosas más inverosímiles para encontrar cualquier
verdad que los satisfaga. Suben montes enormes, se internan días en medio de la selva o abrazan
los ritos más perversos, con tal de hallar satisfacción en la verdad que decidieron seguir. La
espiritualidad implica una búsqueda por cualquier camino que calme esa sed interior y no tiene
nada que ver con la vida en el Espíritu que conocemos los hijos de Dios. El espíritu humanista
sostiene que cualquier cosa que calme la ansiedad espiritual del hombre es permitida, provenga
de donde sea.
Pluralismo: Esta es una característica muy marcada en la sociedad actual, donde todo culto está
permitido y es válido, mientras la persona se sienta bien. Así encontramos cristianos que practican
Yoga o Meditación trascendental. Podemos ver casas donde existen estatuas de Santa Bárbara o la
virgen María, junto a altares de Buda o fotos de Sai Baba. Como consecuencia del relativismo
moral, donde no existen verdades absolutas, cada persona inventa su propia religión con la cual se
sienta bien, aún mezclando diversos ritos y creencias. Para la cultura posmoderna actual, Dios dejó
de ser el único y verdadero, para integrarse a una “corte de dioses” junto a Buda, Mahoma, Sai
Baba, Gilda, Maradona, José Gregorio Hernández, etc. Puedo hacer con mi vida lo que quiera,
mientras las leyes no condenen mi conducta por dañar a terceros.
Consumismo: Esta conducta no está relacionada con sistemas económicos como el capitalismo o
el socialismo. Está motivada por el vacío espiritual de la sociedad actual, donde se pretende llenar
ese espacio con la adquisición de bienes materiales. En esta sociedad, el éxito está determinado
por la cantidad de “juguetes nuevos y cada vez más caros” que una persona haya logrado
conseguir a lo largo de su vida. Se nos presenta a los artistas y empresarios que amasaron fortunas
multimillonarias, gastándolas en objetos con adornos extravagantes como anillos, pulseras,
relojes, autos, mansiones, yates, etc, como modelos a seguir. Ante cada evento social, deben
aparecer con algo nuevo y más caro que el anterior para poder seguir figurando de los medios de
comunicación. Pero este mismo espíritu se transmite hacia todo el resto de la sociedad cuando
compran desde un teléfono celular hasta un pantalón. Esta carrera está alimentada por la
necesidad imperiosa de mostrar una imagen exterior de éxito.
Características de la fe posmoderna
Emocional: Como en la cultura de este tiempo se hace un énfasis en buscar experiencias de vida
cada vez más intensas, se requiere una fe que pueda ser motivada desde las emociones. Por eso
cuando muere algún ídolo de la sociedad de una manera trágica, comienzan a aparecer altares en
el sitio de su muerte y al poco tiempo ya se le atribuyen milagros.
Sincretista: En la conciencia de la sociedad actual, el rol de Dios pasó de ser el Único y el
Todopoderoso, a ser considerado como uno de tantos dioses. Esta reducción da lugar a que cada
persona pueda diseñar y elaborar un dios a su medida, generalmente tomando a otros dioses y
mezclándolos como si fueran ingredientes de una gran ensalada. Los domingos van a la Iglesia,
pero a la salida le dejan una ofrenda al santo de su elección y al llegar a su casa depositan unas
monedas delante de un altar de Buda, para la buena suerte. Este es sólo un ejemplo de lo que
significa la fe sincretista de nuestros tiempos.
Festiva: Cualquier celebración cívica o religiosa, tiene un trasfondo cultural y toda cultura nace de
un culto a alguna entidad espiritual. Cada festividad persigue mantener vivo en el recuerdo de la
gente algún hecho histórico o espiritual, evocándolo periódicamente. Durante los días que dure la
fiesta, se realizan toda clase de ritos dedicados a celebrar lo que está consagrado en esa fecha.
Dentro de esta cultura podemos citar desde fiestas patrias o fiestas patronales hasta los grandes
recitales masivos o fiestas libres, donde se realizan toda clase de ritos paganos y se consumen
grandes cantidades de droga y alcohol. Durante esos días, las barreras morales de la gente se
relajan y no dudan en involucrarse en todas las actividades que se les propongan, sólo por el
hecho de “pasarla bien”. Es muy común encontrar que unos de los motivos de consulta más
frecuentes en las procesiones religiosas, sean la intoxicación alcohólica y las lesiones por riñas.
Aparentemente es un contrasentido en un evento de estas características, pero tiene su
explicación espiritual a la luz de la fe posmoderna que los lleva a depender del rito.
Narrativa: Esta característica tiene que ver con el espíritu griego que permeó la sociedad, donde se
concibe a Dios como una idea o una imagen mental. Esto da lugar a toda clase de argumentos para
apoyar y sostener nuestra propia idea de Dios. Cuando confrontamos a personas que no hacen lo
correcto, es muy común encontrarnos con una excusa. Esto no es ni más ni menos que elaborar un
argumento para tratar de explicar por qué no obedecieron a un principio absoluto. En lugar de
decir “lo siento, me equivoqué”; caen en el error de Adán al tratar de justificar una situación, pero
desde su propia justicia y no según los principios del Reino de Dios.
Cómoda: Una mentalidad que reclama el placer personal, requiere una fe orientada hacia todas las
cosas que nos traigan placer y nos lleva a alejarnos de todo aquello que implique una carga. Hoy
en día todas las técnicas para incentivar el consumo en las personas tienen como punto principal
la comodidad. Sea por medio de una tarjeta de crédito o un préstamo bancario, todo lo que
necesario para acceder a las cosas que se nos ocurran está al alcance de la mano. Por eso muchas
personas prefieren un mensaje de oferta, donde se nos promete prosperidad y felicidad, en lugar
de las demandas y desafíos que nos presenta el Reino de Dios.
Tolerante: La falta de conciencia de lo que significan los valores absolutos del Reino, nos hace ser
tolerantes con cosas que Dios nunca tolera. Solemos disfrazar la tolerancia detrás de frases como
“todos estamos en proceso” dentro del Reino. Esto no es otra cosa que el reflejo de la relatividad
moral que reina en la sociedad. Mientras la Escritura dice que la adicción a las drogas es un pecado
porque atenta contra la integridad del cuerpo que Dios nos dio, muchos sostienen que es una
enfermedad y no un pecado.
Sin compromiso: Como en la sociedad reina un espíritu hedonista que siempre nos empuja a
buscar la satisfacción personal, nos alejaremos de cualquier compromiso que atente contra
nuestro placer individual. Rechazaremos cualquier situación que altere la rutina de culto con la
cual asumimos un nivel de compromiso. Los problemas comenzarán cuando el Reino nos demande
un paso más para recorrer la segunda milla, en ese momento quedará expuesta nuestra falta de
compromiso.
Espiritualizada: Una sociedad donde existe una búsqueda intensa de nuevas experiencias
espirituales para tratar de saciar la sed del corazón de la gente, requiere una fe “espiritualizada”.
Esto no tiene nada que ver con ser una persona espiritual y desarrollar una relación íntima con el
Espíritu Santo, sino con asumir conductas religiosas. Así podemos ver una gran cantidad de
personas que se vuelcan hacia el misticismo, dentro y fuera de la Iglesia por tener comezón de oír.
Palabras finales:
Sin lugar a dudas, como hijos de Dios enfrentamos tiempos donde más que nunca tenemos que
ejercitarnos en la defensa de nuestra fe. Ante tantas “opciones aceptadas” por la sociedad para
alcanzar la felicidad en la vida, debemos manifestar el poder de la única opción: Jesucristo; el
Camino, la Verdad y la Vida. Nuestro desafío es identificar permanentemente en nuestra vida
cualquier raíz de las que se describen en este artículo y arrancarla en el Nombre de Jesús. Si tan
sólo nos detenemos a reflexionar unos momentos acerca de todos estos puntos, podremos ver
con toda claridad que nuestro enemigo llamado “cultura babilónica”, tiene forma, tiene nombre y
sabemos cómo actúa. Estas son las tres condiciones indispensables para vencer a cualquier
enemigo.
1. El signo de Babel.
Aún antes de que Israel entrara en relación directa con la gran ciudad de Mesopotamia, ésta
se hallaba ya presente en el horizonte de la historia sagrada. Babel es, en efecto, el nombre
hebreo de Babilonia, y la famosa torre de que habla el Génesis Gen 11,1-9 no es otra cosa
sino la torre de pisos, o ziggurat, de su gran templo. Esta torre, signo por excelencia de la
idolatría babilónica, es presentada también como símbolo de la soberbia humana. Así la
tradición bíblica relaciona la confusión de las lenguas con el signo de Babel: así castigó
Dios a los hombres por su orgullosa idolatría.
2. El azote de Dios.
Sin embargo, a partir del siglo VII ejerce Babilonia un papel más directo en la historia
sagrada. Es la hora en que los caldeos, que la han conquistado, piensan en arrebatar a
Nínive el imperio del Medio Oriente. Potencia temerosa, que «hace de su fuerza su Dios»
Hab 1,11; pero Dios va a hacer que entre en su juego esta potencia. Babilonia contribuye
así a ejecutar su juicio contra Nínive Nah 2,2-3,19. Es el azote de Dios para Israel y para
los reinos circundantes: Yahveh los ha entregado a todos en manos de Nabucodonosor, su
rey, cuyo yugo deben llevar Jer 27,1-28,17. Es el cáliz de oro con que Yahveh embriaga a
los pueblos Jer 25,15.29 51,7. Es el martillo de que se sirve para machacar a la tierra entera
Jer 50,23 51,20ss. Va sobre todo a ejecutar el juicio de Yahveh contra Judá Jer 21,3-7: su
tierra será el lugar de exilio y cautividad, donde recogerá Dios el resto de su pueblo
Jer 29,1-20. Dura realidad, que evocan los libros de los reyes 2Re 24-25; pero «junto a las
riberas de Babilonia», donde los cánticos ceden el puesto a los llantos Sal 137, los judíos
deportados conocen el sufrimiento purificador, que prepara las restauraciones futuras.
Este papel providencial de Babilonia no le impide ser la ciudad del mal por excelencia. Es
cierto que, como las otras naciones, incluso como Nínive Is 19,24 Jon, está llamada a
unirse un día al pueblo de Dios Sal 87,4. Pero al igual que Nínive, se ha complacido en su
propia fuerza Is 47,7s.10 9,7-14. Se ha erguido ante Yahveh con soberbia e insolencia
Jer 50,29-32 Is 14 13s. Ha multiplicado los crímenes: hechicería Is 47,12, idolatría Is 46,1
Jer 51,44-52, crueldades de toda suerte... Ha llegado a ser verdaderamente el templo de la
malicia Zac 5,5-11, la «ciudad de la nada». Is 24,10.
4. Salir de Babilonia.
Si el exilio era un justo castigo para Israel culpable, ahora, para el pequeño resto convertido
por la prueba, es un destierro intolerable e incluso una morada peligrosa. Una vez pasados
los 70 años predichos (número convencional: Jer 25,11 29,10 2Par 36,21), va, pues a llegar
el año de la remisión Is 61,2 Lev 25 10. Esta liberación tan esperada es para el pueblo de
Dios una «buena nueva» Is 40,9 52,7ss. Los exiliados son invitados a abandonar la malvada
ciudad: «¡Salid de Babilonia!» Is 48,20 Jer 50,8 «¡Fuera! ¡No toquéis nada impuro!»
Is 52,11. Asi van a salir de nuevo para Jerusalén, como en un nuevo éxodo. Momento cuyo
solo recuerdo en los siglos venideros colmará los corazones de gozo Sal 126,1 s. Fecha
importante, de la que Mateo hace una etapa hacia la era mesiánica Mt 1,11s.
5. El juicio de Babilonia.
Al mismo tiempo que la historia sagrada toma así un nuevo sesgo, Babilonia, azote de
Dios, pasa a su vez por la experiencia de los juicios divinos. Se ha formado el expediente
contra la ciudad del mal. La sentencia es anunciada con júbilo por los profetas Is 21,1-10
Jer 51,11s. Entonan sobre Babilonia irónicas lamentaciones Is 47 Describen por adelantado
su espantosa ruina Is 13 Jer 50,21-28 51,27-43. Será el dia de Yahveh contra ella Is 13,6.,
la venganza de Yahveh contra sus dioses Jer 51,44-57. La marcha triunfal de Ciro es como
el pródromo de este acontecimiento Is 41,1-5 45,1-6; los ejércitos de Jerjes lo ejecutarán en
485, tanto que de Babilonia no quedará piedra sobre piedra (quizá Is 24,7-18 25,1-5). No
obstante, seguirá viviendo en el recuerdo de los judíos como el tipo de la ciudad pagana
condenada a la perdición, y su rey Nabucodonosor como el tipo del tirano soberbio y
sacrílego Dan 2-4 Jdt 1,1-12.
La ciudad histórica de Babilonia cayó mucho antes del advenimiento del NT. Pero a través
de ella el pueblo de Dios adquirió conciencia de un misterio de iniquidad que está
constantemente en acción aquí en la tierra: Babilonia y Jerusalén, erguidas una frente a otra,
son las dos ciudades entre las que se reparten los hombres, la ciudad de Dios y la ciudad de
Satán. Ahora bien, la Iglesia primitiva se dio rápidamente cuenta de que también ella se
veía empeñada en este mismo drama de las dos ciudades. Frente a la nueva Jerusalén
Gal 4,26 Ap 21, Babilonia continúa irguiéndose a cada instante. A partir de la persecución
de Nerón adopta el semblante concreto de la Roma imperial 1Pe 5,13. El Apocalipsis la
describe en este sentido como la famosa prostituta, sentada sobre una bestia escarlata, ebria
de la sangre de los santos Ap 17. Hace causa común con el dragón, que es Satán, y la bestia,
que es el anticristo. Así el pueblo de Dios es invitado a esquivarla Ap 18,4, pues su juicio
está próximo: Babilonia la grande va a caer Ap 18,1-8 y las naciones enemigas de Dios se
lamentarán por ella, mientras que el cielo resonará en aclamaciones Ap 18,9-19,10. Tal es la
suerte reservada finalmente a la ciudad del mal; toda catástrofe histórica que alcanza a los
imperios terrenales dirigidos contra Dios y contra su Iglesia es una actualización de este
juicio divino. Los oráculos contra Babilonia conservados en el AT hallan en esta
perspectiva su cumplimiento escatológico: quedan suspendidos como una amenaza sobre
las naciones pecadoras que encarnan de siglo en siglo el misterio de Babilonia.