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Descartes (modernidad) --- Estudió sabiduría y todas las cosas que el hombre puede saber.
Deducir conocimiento por las primeras causas.
Hay principios/fundamentos que son comunes a todos, la filosofía se encarga de conocer cuáles
son estos fundamentos en común.
Filosofía y ética
Moral (mors) ≠ inmoral (saber que está mal pero igual lo hace, aquel que cumple con los
requisitos para ser juzgado como moral, elige hacer lo que está mal) Amoral: fuera de la moral,
fuera de la razón. No tiene la capacidad.
La ética es una reflexión teórica en torno sobre los códigos. Está por encima del código, es un
acercamiento teórico, es decir, reflexiona sobre los problemas morales e intenta proporcionar una
justificación a los códigos y a los principios de la comunidad. Presenta distintos niveles o
funciones. 1) La ética describe el ámbito de estudio, definiendo que es la moral, que son los
principios, normas, etc. 2) Fundamenta lo moral, proporciona una justificación al código
utilizado. Pueden existir justificaciones diferentes para una misma norma, 3) Aplicación, no
evalúa acciones, aplica a los distintos ámbitos los resultados de las dos consideraciones
anteriores.
La ética como praxis hace que el hombre no actúe automáticamente en el mundo, sino que ella es
fruto de una decisión que lo mide en su realidad humana, que lo transforma y lo compromete.
La experiencia moral es inherente a la condición humana; nos enfrentamos a la necesidad de
distinguir el bien y el mal en forma permanente. La moral prescribe sobre las acciones, prescribe
normas o leyes.
Un dilema es una situación problemática en la que hay solo dos soluciones posibles. Cuando un
dilema es moral, lo que hay es un conflicto de valores en el que cualquier decisión que tomemos
nos genera “problemas de conciencia”.
Pensamiento mítico: historias, con eso se trata de dar cuenta el origen de algo. La humanidad es
la creación de Dios. Todo se maneja con leyes asociadas a los dioses. En Grecia hay ciertas reglas
que están por encima de todos, pero luego cambia el pensamiento y están todos supeditados bajo
las mismas leyes. El pensamiento mítico consiste de relatos culturales, e intenta explicar
cuestiones que siempre han interesado al hombre. Todos los fenómenos del mundo tienen origen
en poderes sobrenaturales, por lo tanto, no pueden ser sometidos a críticas.
Pensamiento racional: buscar detrás de ciertos cambios el sentido del mismo. Esfuerzo por
comprender las leyes que causan los fenómenos. Saber la lógica, el sentido de algo.
Siglo VI/VII: aparecen intelectuales que pretenden responder el origen del universo. Origen se
refiere al sentido, qué es lo que le da dinámica al cosmos, no origen como comienzo. Para el
griego no hay un comienzo en sentido de tiempo, siempre estuvo. El cosmos supone una totalidad
organizada, su opuesto es el caos. Hay ciertas realidades que organizan.
Los griegos se preguntan por los principios organizadores de la realidad. ¿el cambio tiene un
sentido?
Filósofos presocráticos
Anaxímenes: el aire es el principio de todo. Realiza una asociación entre aire y vida.
Estos se dejan de preguntar que dice la divinidad y piensas en principios racionales (que sean
para todos igual). Dejan de lado el pensamiento mítico, y empiezan a buscar estructuras
racionales, constantes.
Heráclito y Parménides, hacen una relación entre experiencia y razón para intentar explicar el
cambio.
Parménides: es el primer filósofo que procede con total rigor racional, convencido que
únicamente con el pensamiento – no con los sentidos – puede alcanzarse la verdad y de que todo
lo que se aparte de aquel no puede ser sino error, solo lo (racionalmente) pensado “es”. PUES
LO MISMO ES PENSAR Y SER.
Quiere saber los atributos del ente. El ente es cualquier cosa que es.
Relación entre experiencia, sentido y la razón.
Los sentidos nos dan lugar a conocimientos contradictorios. Hay que abandonar el camino
de las apariencias. Apoyarse en la razón, no en los sentidos. Para entender en que consiste
el ser se apoya en la razón.
2 premisas
Ser es igual a pensar: la nada no se puede pensar. No se puede pensar lo que no es. El
pensar no puede ser sino pensar del ente, no hay posibilidad de alcanzar el ser sino
mediante la razón. La pensabilidad de una cosa prueba su existencia; porque si solo lo real
es pensable, lo pensado resulta necesariamente real. Hay ente o bien no hay nada.
Tercero excluido: no hay terceras opciones. O es o no es, o lo uno o lo otro, no existe una
tercera posibilidad.
Principio de contradicción: el ente no puede no-ser.
El ente es necesario. Es necesario decir y pensar que el ente es: pues le es
propio ser, mientras que no le es a la nada. El ente es único,
inmutable, inmóvil, inengendrado, imperecedero, intemporal e
indivisible. El ente “nace” de un “no ser” que no se puede
pensar, por lo tanto, no nace. Es uno eterno, infinito.
En el ente no hay diferencias, sino que es todo.
Heráclito: el fuego es el principio de todo. El mismo tiene cambios violentos, abruptos. Este
escribe en aforismos.
Los sofistas
Eran intelectuales.
La participación de los ciudadanos en el gobierno llega a su máximo desarrollo, y
tenían la necesidad de prepararse. Necesitan también un instrumento con el que
persuadir a quienes los escuchen, que les permita expresarse con elegancia, y
discutir, convencer y ganar a las controversias; el arte de la retórica u oratoria. Los
ayudan los sofistas.
Maestros ambulantes que iban de ciudad en ciudad enseñando, cobraban por sus
lecciones.
Eran profesionales de la enseñanza de la retórica, no les interesaba tanto la verdad
de lo demostrado o afirmado, sino embellecer los discursos y hacer triunfar una
tesis cualquiera.
Si fue el destino, ella no tiene la culpa porque los dioses son más fuertes y controlan
a los más débiles. Si fue raptada, culpa a sus raptores, no a ella.
Si fue convencida por la palabra, el lenguaje tiene la capacidad de eliminar el temor,
suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar compasión. Compara la palabra con el
rapto violento; dado que se adueña del alma y persuade. El lenguaje “obliga”, nos
hace actuar.
Sócrates
Representa la reacción contra el relativismo y subjetivismo sofísticos. Proclamaba su propia
Ignorancia, quería ayudar a los atenienses a que llegaran a descubrir la verdad por sí mismos, su
misión no era enseñarla, pues él sostenía que no la poseía y que, si la tuviera, no podría enseñarla.
Empieza por los políticos, ya que ellos suelen sostener que lo saben todo o el mayor número de
cosas. Los interroga acerca de la justicia, ya que el propósito fundamental de todo gobierno
debiera ser primordialmente lograr un Estado justo.
Luego, interroga a los poetas, pero son incapaces de dar razón a lo que escriben en sus poemas,
Tampoco merecen ser llamados sabios. Por último, interroga a los artesanos, descubre que ellos
tienen un saber positivo, dado que saben fabricar cosas útiles, pero creen saber cosas que no son de
su especialidad. Al final, Sócrates comprende que los demás creen saber, cuando en realidad no
saben ni tienen conciencia de la ignorancia, mientras que él sí posee conciencia de su propia
ignorancia. Por lo tanto, la sabiduría de él no consiste en la posesión de determinada doctrina, sino
en “saber que no se nada”.
La misión de Sócrates era examinar a los ciudadanos mediante interrogatorios y recordarles que en
realidad no saben nada, y librarlos de la ilusión de ese falso saber. Pretende poner a prueba el saber
que los demás dicen tener. Su enseñanza no consistía en trasmitir conocimientos, sino tratar de que
sus interlocutores tomaran conciencia de los problemas acerca de la forma en la que debemos vivir
nuestra vida.
Intelectualismo socrático
Sócrates, suponía que, si alguien sabia en qué consistía una virtud, obviamente iba a practicarla. Y
si alguien actuaba de acuerdo con las virtudes, iba a conseguir una vida feliz. Centra su interés en
el cuidado de las almas, ya que cree que son el origen de todos los bienes y males del ser humano
en su totalidad. Propone el intelectualismo, según la cual la excelencia o virtud del alma se
encuentra ligada a la verdad y el entendimiento; es imposible que todo aquel que conozca en qué
consiste el bien se deje llevar por las pasiones o deseos en lugar de ejercitarlo, y que quien obra
mal, lo hace por ignorancia.
Método socrático
Este método consta de dos partes; un momento negativo, critico denominado refutación, y otro
positivo, denominado mayéutica.
Sócrates, filosofa con los demás a través del diálogo, con preguntas y respuestas. Utiliza la ironía,
interroga fingiendo ignorancia.
La refutación consiste en mostrar al interrogado, mediante una serie de hábiles preguntas, que las
opiniones que cree verdaderas son, en realidad, falsas, contradictorias. Él, no responde a estas
preguntas, diciendo que ignora las respuestas. Este interrogatorio pone en evidencia que se trata de
un falso saber. El procedimiento de refutación, consiste en llevar al absurdo la afirmación del
interlocutor. Para poder asimilar adecuadamente la verdad, es preciso que previamente se le hayan
quitado los errores, que se haya sometido a la “catarsis”. Sócrates busca la eliminación de todo
aquellos que no está fundamentado, se orienta hacia la eliminación de los supuestos.
La mayéutica es el arte de ayudar a dar a luz. Ya que su arte no consiste en proporcionar él mismo
los conocimientos, sino en ayudar al alma de los interrogados a dar a luz a los conocimientos. Por
esto utiliza el dialogo. Se trata que el propio interrogado guiado por Sócrates encuentre las
respuestas.
Los sofistas vs Sócrates
Los sofistas, eran relativistas y para ellos las distintas culturas tienen códigos morales
divergentes, ergo no hay una verdad objetiva en moral. Los sofistas se creían capaces de enseñar
la virtud, además eran expertos en la argumentación. En cambio, Sócrates, afirmaba la existencia
de una moral única y universal, que se aprehendería por medio de la razón. La figura de Sócrates
apareció para desenmascarar la debilidad esencial del punto de vista sofístico, destinado a
restaurar una moral rigurosamente objetiva, mostrar que el relativismo de los sofistas no era
coherente ni sostenible.
1. Para Sócrates el hedonismo satisface los deseos para evitar el dolor. Plantea que es
imposible, dado que hay una instancia racional que pondera el dolor (presente-futuro) y
placer (presente-futuro). Y el ser humano realiza un cálculo de que prefiere. Es imposible
que frente a un deseo busque satisfacerlo y frente al dolor busque evitarlo, siempre hay
un cálculo racional que lleva a ponderar si conviene o no la satisfacción. Es una instancia
racional entre el deseo, su impulso y su satisfacción.
2. Establece una diferencia entre bien y placer. Según Sócrates, el bien no tiene grises; hay
o no lo hay, en cambio, el placer se puede mejorar, puede haber más placer, se puede
volver más satisfactorio.
3. Frente ante esta disyuntiva entre bien y placer, la razón siempre va a decidir frente al bien
(dado que quien sabe que algo está bien no va a actuar de forma distinta)
Sócrates, Platón y Aristóteles defendían una ética eudaimonista, sostienen que las
normas morales tienen como objetivo alcanzar la felicidad, es aquello a lo que todos
aspiramos, el fin último. Está asociada con el cumplimiento de lo que es propio del ser
humano, no dejarse llevar por las pasiones, estar racionalmente controlado. Saber en
qué consiste el bien, la justicia, la belleza, etc.
Platón está persuadido de que el verdadero saber no puede referirse a lo que cambia, sino a algo
permanente; no a lo múltiple sino a lo uno.
Platón se propondrá precisar la índole o modo de ser de los conceptos, que llamará ideas e
investigar su dominio.
El conocimiento sensible, se alcanza por medio de los sentidos, pero Platón dice que no
deberíamos llamarlo conocimiento, sino opinión (doxa), porque siempre es vacilante, confuso,
contradictorio. Si nuestro conocimiento se edificase a partir de las cosas sensibles, la
consecuencia sería el relativismo.
El verdadero conocimiento debería ser no vacilante, constante, riguroso y permanente. La
ciencia, el verdadero conocimiento, se refiere a lo que realmente es, por lo tanto, el objeto de la
ciencia no puede ser lo sensible (siempre vacilante y cambiante, sino algo más uniforme y
permanente.
Platón plantea otro mundo, además del sensible, llamado el mundo de las ideas o inteligible. En
este mundo se encuentra aquello que es permanente e inmutable, del cual el mundo sensible se
copia o intenta imitar.
La palabra idea, significa ver, literalmente, idea sería lo “visto”, el “aspecto” que algo ofrece a la
mirada. No es nada que se vea con los ojos del cuerpo, ni con ningún otro sentido, sino solamente
con la inteligencia: por eso se dice que se trata del aspecto inteligible, es decir, la esencia. Para
Platón, las ideas son algo real.
Las cosas iguales, “aspiran” a ser como la igualdad en sí, pero en el fondo siempre les falta algo
para serlo plena o perfectamente, son insuficientes o imperfectamente iguales. En general, las
cosas sensibles no son plenamente, sino que constituyen una mezcla de ser y no-ser.
Las cosas sensibles – son contradictorias, cambiantes e imperfectas, en tanto que las
ideas – son idénticas, inmutables y perfectas. Por ende, cosas sensibles e ideas
representan dos órdenes de cosas, dos modos de ser, totalmente diferentes. La belleza es
siempre la belleza; en cambio, las cosas o personas bellas llega un momento que dejaran
de serlo.
Las cosas iguales se las conoce mediante los sentidos, en tanto, que la igualdad no se la
ve, ni se la toca, ni se la oye, sino que se la conoce mediante la razón, mediante la
inteligencia.
Platón dice que entre ambos mundos existe una relación, de semejanza, copia o
imitación. Al ver las cosas iguales, nos permite pensar en la igualdad. El “modelo” que
cada una de estas cosas “imita”, y solo si conocimiento “previo” permite reconocerlas
como iguales. Y en el mundo sensible no se puede percibir (solo se ven cosas lindas,
singulares), es preciso que el conocimiento de las ideas lo hayamos adquirido “antes”
de venir a este mundo.
Antes de nacer, el alma del hombre habitó en el mundo de las ideas, donde las
contempló y conoció en su totalidad y pureza. Al venir a este mundo, atraviesa un Rio,
y ese saber suyo de las ideas se olvida y queda latente y ahora con las cosas sensible
que el hombre ve, lo va recordando. “Aprender no es sino recordar”. Estas referencias a
una vida anterior las califica como “mitos”
El conocimiento a priori
Según Platón existen dos mundos o dos órdenes del ser: el mundo sensible y el mundo
de las ideas (inteligible). Y hay dos modos principales de conocimiento, la doxa
(opinión) y la episteme, el conocimiento propiamente dicho o “ciencia”. Para Platón, el
mundo sensible no es para él pura nada, sino que tiene que ser un intermedio,
imperfecto, no es el verdadero ser, sino que se trata de una mezcla de ser y no-ser, y por
esto en este mundo es todo imperfecto y está sometido al devenir, se copia o imita a las
ideas.
El mundo de la opinión: se mueve todo saber vulgar. En cambio, el mundo inteligible representa
la verdadera realidad, los entes que son sin devenir ni cambio ninguno, se lo conoce mediante la
“episteme”, “ciencia”.
El mundo de la doxa
Entes cuyo ser es lo más débil posible, porque por debajo no hay sino puro no-ser: las sombras,
las imágenes, los sueños. El estado de espíritu correspondiente lo llama Eikasía (imaginación o
conjetura). La sombra o reflejo no tiene más que dos dimensiones. En la medida en que en estos
casos tomásemos la sombra, la imagen o el sueño por la realidad, nos encontraríamos en un
estado de eikasía.
Las cosas sensibles propiamente dichas; el estado del espíritu mediante el cual las captamos se
llama pistisis (creencia; podría traducirse por “sentido común”, en la medida en que el sentido
común considera que estos objetos sensibles representan la verdadera realidad). La pistisis
consiste en creencias morales correctas acerca de lo que debe hacerse, pero que no están
acompañadas de conocimiento y en tal sentido son “ciegas”. Están ligadas a casos particulares, y
por ser creencias y no conocimientos son imperfectas, inseguras y vacilantes.
El mundo inteligible
La dialéctica
La Idea del Bien es la idea suprema, “la Idea de las ideas”. Es muy difícil alcanzarla y
hablar de ellas tal como en sí misma. Propone no tratar del Bien en sí mismo, sino
comparándolo con el sol. Para ver no basta con el ojo del alma y la cosa visible, sino que
es preciso también la luz, que el sol otorga.
De modo semejante, no basta con el “ojo” del alma y las cosas inteligibles o ideas, sino
que es preciso además un principio que a las ideas las haga aptas para ser captadas, que
las haga cognoscibles; esto es lo que hace el Bien: es lo que les otorga inteligibilidad a las
ideas. En este sentido el Bien es un fundamento Gnoseológico.
Pero además el sol, con su luz y calor, les presta vida a las cosas en este mundo, y en tal
sentido, las hace ser; de modo semejante, el Bien hacer ser a las ideas. Por este lado,
entonces, el Bien es fundamento Ontológico. En cuanto que es origen o principio del ser,
el Bien está más allá del ser mismo. La ideal del bien es lo que hace a las demás ideas
aptas para ser y para ser conocidas o inteligibles.
Se dice que algo bueno cuando es útil para algo, cuando es apto para algo, y en este caso
se piensa en un fin u objetivo hacia lo cual algo tiende o aspira. El Bien es en esta
perspectiva el fin último, aquellos hacia lo cual todo se dirige, la meta suprema. El Bien
resulta entonces fundamento Teleológico.
El conocimiento del Bien, del que depende la felicidad, tiene que incluir la comprensión del
orden moral y físico del universo entero. El Bien es análogo al sol, que, como fuente de luz, es la
causa de la visión y la visibilidad, y por tanto de toda existencia mortal. Todo ente tiene una
dirección, algo hacia lo que se orienta o aspira, su propio “fin” (telos), que, en definitiva, es el
Bien.
La idea del Bien es el fundamento de todas las demás ideas, constituye el fundamento de todas
las cosas sensibles, puesto que éstas deben su ser e inteligibilidad a las ideas.
Las ideas tienen carácter metafísico, porque representan la realidad perfecta, verdadera,
autentica, el puro ser y valor.
Las ideas son esencias, lo que hace que los entes sean lo que son, aquello que hace ser a
los entes, la cosa mínima en su ser más propio.
Las ideas son las causas, el fundamento de las cosas sensibles.
Las ideas representan su término, su fin. La meta de todo lo que es.
Los dos mundos están separados, pero no quiere decir que no haya relaciones entre ellos. Las
cosas sensibles tienen su sentido, su razón de ser y existir en la idea. El mundo inteligible
representa el modelo del sensible.
La alegoría de la caverna
Dentro de una caverna hay hombres que están sentados y encadenados, no pueden girar sus
cabezas o inclinarlas, se ven obligados a mirar solo la pared que tienen enfrente. A sus
espaldas hay una tapia detrás de la cual marchan hombres llevando sobre sus cabezas objetos
artificiales. Y más atrás hay una hoguera, que lanza luz sobre esos objetos, los cuales a la vez
proyectan sus sombras sobre la pared del fondo de la caverna y a la cual miran los
prisioneros. Encima de esto, se termina de salir al mundo exterior, donde están los árboles, los
animales, los cuerpos celestes y el sol.
La caverna representa nuestro mundo, el mundo sensible; y el exterior representa el
mundo real, el de las ideas cuya forma más alta, el Bien, está representado por el sol.
El mundo sensible resulta ser el mundo de sombras, de apariencias. Los hombres que viven
dentro de ésta son prisioneros, el alma del hombre está prisionera en este mundo. Según
Platón, el cuerpo es una tumba para el alma, una especie de castigo para el alma que está
condenada a vivir en este mundo por culpas pasadas.
La vida en la caverna
Los prisioneros se encuentran en la situación en la que comienza nuestra vida humana:
dormidos, olvidados de lo que en realidad somos (no físico, sino nuestra alma). En primera
instancia vivimos en el anonimato, en el olvido de nosotros mismos. Porque en nuestra vida
diaria no somos nosotros mismos como auténticas personalidades, sino que estamos
sometidos al poder de un tirano. Hacemos lo que la gente hace.
Para alcanzar la verdad, se debe eliminar el error, porque nos encontramos en el error, la cual
es la situación primera del hombre. Los prisioneros no ven más que las sombras que se
proyectan en el fondo de la caverna, y como son lo único que conocer, las toman por la
realidad. Hablan de las sombras como si fuera la realidad. Los prisioneros se encuentran en el
estado de espíritu que se llamó eikasía o imaginación, que es el inferior en la escala del saber.
Los hombres (prisioneros) no tienen libertad ni verdadero conocimiento (e ignoran que no los
poseen).
Estará convencido de que las sombras serán más reales que los objetos en sí mismos, porque
el ojo estaba acostumbrado a ellas. El prisionero no puede reconocer aquellos objetos como
las cosas que proyectaban las sombras, se encuentra en un estado de confusión y aquí
comienza la educación, la reflexión filosófica cuando el hombre empieza a salir de la tiranía
“de la gente”, ahora todo lo ve borroso y oscuro, cuando antes veía todo más claro y evidente.
2. Al prisionero se lo arrastra fuera de la caverna, y a la luz del día no podrá ver nada en
absoluto y si pudiera escapar lo haría y volvería al fondo de la caverna. Comienza un
proceso de adaptación a las nuevas circunstancias, el cual es de manera gradual.
Primero aprenderá a discernir las sombras de las cosas exteriores a la caverna, más
adelante los cuerpos celestes de noche, luego de día y finalmente el sol. Necesidad de
proceder gradualmente en el orden de la educación. Antes de penetrar en el estudio de
las ideas superiores es preciso un aprendizaje preparatorio, el estudio de las
matemáticas.
3. El liberado descubre en el sol la causa suprema. La causa de todas las cosas y lo que
las gobierna. El sol representa la idea suprema, la Idea del Bien.
4. El liberado recuerda la caverna y la vida que allí llevaba. Siente alegría por haber
dejado aquella vida y experimenta compasión por sus compañeros que aún viven en
las sombras: porque el saber que allí se tiene no es el verdadero, sino el grado inferior
de la opinión, la imaginación.
Para Platón, la justicia es el mayor de todos los bienes o fines, al punto que
incluso es deseada por quienes parecieran vivir amparados por la injusticia.
Platón considera que la poli ideal debería conformarse por tres estamentos y
dependiendo de sus talentos, cada ciudadano deberá quedar vinculado a uno de
ellos. Los gobernantes (deben ser prudentes), cuya función es administrar,
vigilar y organizar la poli; los guardianes (deben ser valientes), que la
defienden; y los productores (deben ser moderados o templados), quienes
desarrollan actividades económicas. Cada uno debe desarrollar estas virtudes,
deben ser excelentes en algo, no se nace, sino que se desarrolla.
Por lo tanto, el ser humano posee tres partes en su alma: la racional, la
irascible y la pasional.
Ante esto, la justicia es la virtud que se encuentra por encima de todas las
virtudes y mantiene armonía entre estamentos y las almas
Aristóteles
Establece una crítica al lenguaje poético de Platón. No hace más que valerse de
metáforas para explicar ambos mundos, y en lugar de aclarar se refugia en imágenes
literarias, y queda atado al mundo de los mitos.
También critica la idea de los dos mundos (de las ideas y sensible), ya que es más fácil
explicar un solo mundo. En lugar de resolver el problema metafísico, lo complica;
puesto que, en vez de explicar un mundo, habrá que explicar dos.
Critica el sentido del mundo sensible, ya que dice que si éste es tan malo y de las
ideas tan bueno ¿Qué sentido tiene para Platón la explicación de un mundo tan malo?
Establece el argumento del tercer hombre, ya que la comparación de entes sensibles
en el mundo de las ideas hace ideas infinitas; la estrategia argumentativa de Platón
podría llevar a la multiplicidad de las ideas.
Según Aristóteles, la realidad es este mundo de cosas concretas en que
vivimos, y de la realidad se ocupa la metafísica. Un saber que se ocupa de
manera puramente contemplativa o teorética del ente en tanto ente y de lo que
en cuanto tal le compete.
Aristóteles dice que el ser se dice de muchas maneras. El modo de “ser en sí”,
por sí mismo, se trata de un ser independiente. Es un ente individual y
concreto que no necesita de otro para existir. Y el modo de “ser en otro”,
modos de ser que sólo son en tanto están en otro ente, se los denomina
accidente, precisan de una substancia para existir.
El modo de ser en sí, se la denomina substancia, y todos los demás modos de
ser, son los accidentes. Jamás percibimos la substancia, sino que percibimos
los accidentes.
La substancia, es primordialmente el ente individual y concreto, la cosa
sensible. No es algo simple, sino constituido por dos factores o principios:
materia y forma. Estos no se dan de manera aislada. La materia es aquello “de
qué”, aquello de los que algo está hecho, su material. Se lo denomina
accidente. Es lo indeterminado, lo pasivo, el contenido o material de algo; y su
determinación no la tiene de por sí, sino que la recibe de la forma. Porque la
forma es el “qué” de la cosa, equivale a esencia. Es pues lo determinante, lo
activo, lo que le da “carácter”.
La relación entre substancia y materia es relativa. Ciertas substancias se
constituyen en la materia para substancias de grado superior.
La potencia es la materia considerada dinámicamente, lo que es como
posibilidad. El acto, es la forma realizada, consumada. Se opone a potencia.
Edad Media
Relación fe/razón, y argumentos sobre la existencia de Dios. Se va definiendo el
concepto de fe.
La razón como guía de la fe: Planteo de Maimónides, la razón seria un acceso para
llegar a Dios, es una explicación racional de algo que uno cree, para entender de
manera racional. A lo largo la razón va a entender a lo que la fe llega más rápido.
Maimónides afirma que Dios es acto puro, es puro ser. Para acercarse al verdadero
conocimiento de la existencia de Dios, el filósofo debe recurrir a la teología negativa,
donde podemos afirmar como NO es Dios, infinito, atemporal, inmortal. El hombre
está capacitado a través de su inteligencia para comprender los pasos que llevan a lo
único.
La fe como complemento de la razón: Santo Tomás. La fe y la razón no son cosas
diferentes, están alienados. Racionalmente se pueden acceder a ciertos principios de la
fe, pero hay cosas que la razón no comprende y solo se entienden con la fe. La
realidad divina, es demasiado luminosa para la inteligencia humana. La fe,
complementa y enriquece lo adoptado por la razón.
La razón y la fe, dos caminos divergentes: Kier Kegaard. Fe y razón como dos
caminos irreconciliables, “la fe comienza donde acaba la razón”. La razón es incapaz
de reconocer el significado de la fe.