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Si fuera posible, ¿estaría usted dispuesto a hacer un acuerdo con una hormiga?

¿Entraría usted en un pacto


con una pulga? Si tales criaturas tuvieran suficiente inteligencia para razonar y comunicarse con usted, ¿les
prometería cosas para su mejora y luego cumpliría su promesa? ¿O las despreciaría negándose a hacer un
pacto con ellas debido a que son tan pequeñas, débiles e insignificantes?

La insignificancia del hombre en comparación con Dios es mucho más notable que la de una hormiga o una
pulga en comparación con el hombre. Para Dios, naciones enteras son menos que hormigas, aun menos que
partículas minúsculas de polvo. Isaías 40:15 hay una frase que dice brevemente: “¡Mira! Las naciones son
como una gota en un balde; para él son como una capa de polvo en una balanza”, A pesar del hecho de que
las naciones son más pequeñas a los ojos de Dios que las partículas minúsculas de polvo, él ha estado dispuesto
a hacer pactos con los hombres que ejercen fe en él.

Un pacto puede ser o un acuerdo mutuo entre dos partes interesadas o una promesa de parte de una de ellas de
hacer algo para la otra. Por ejemplo, hoy analizáremos un pacto de los muchos que ha celebrado Dios con los
hombres, este se le llama el nuevo pacto, veamos de que se trata este nuevo pacto, leamos Jeremías 31:31-33

Este nuevo pacto se lo celebro para remplazar el pacto de la ley, después que éste hubiera cumplido su
propósito. Puesto que la intención de la Ley era conducir a los descendientes de Abrahán a la simiente
prometida, Jesucristo, habría de caducar cuando Cristo cumpliera su propósito por medio de entregar su vida
como rescate. Así que la noche antes de morir, el 14 de Nisán del año 33 E.C., cuando Jesucristo instituyó la
celebración de la Cena del Señor, anunció el nuevo pacto, que sería validado por su sacrificio.

Podemos decir que la sangre de su sacrificio perfecto validó el pacto, poniéndolo en vigor. Por eso Jesús dijo
lo siguiente en Mateo 26: 28 Cincuenta días después de su resurrección el pacto se hizo cabalmente operativo
al ser introducidos en él los primeros de los 144,000 israelitas espirituales, es decir, los ungidos.

En base a este acuerdo Jesucristo ayuda a los que se encuentran en dicho pacto a convertirse en parte de la
verdadera descendencia de Abrahán, al serles perdonados sus pecados. Jehová los declara justos. Ahora estos
hermanos de Cristo, ungidos y engendrados por espíritu, llegan a ser sacerdotes bajo el Sumo Sacerdote, y
constituyen “un sacerdocio real”.

¿Porque nos interesa saber los detalles del nuevo pacto? El propósito del pacto es sacar un pueblo para el
nombre de Jehová como parte de la “descendencia” de Abrahán. Este pueblo forma la “novia” de Cristo, el
cuerpo de personas a las que introduce en un pacto para el Reino con el fin de que gobiernen con él.

El propósito del nuevo pacto exige que este continúe en vigor hasta que todos los del “Israel de Dios” sean
resucitados a inmortalidad en los cielos. Así se realizará el propósito de Jehová de establecer un rey y junto
con los 144.000 que conforman el nuevo pacto traerán beneficios a la tierra y los que se han mantenido leales
a Jehová ser felices bajo el reino de Dios.

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