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Lo que la prensa no cuenta de las

protestas en Chile
Si cae Chile en manos del socialismo, caerá también toda Latinoamérica.
Porque no se trata de una simple protesta, sino de un operativo
continental
Por Escritor Invitado Actualizado Oct 24, 2019

CHILE), 23/10/2019.- Manifestantes se enfrentan a la policía durante el sexto día de protestas


contra el Gobierno este miércoles, en Concepción (Chile). EFE/ Diego Ibacache Zuloaga

Por Esteban Zapata:

Las protestas que han sucedido en Chile en estos días han sido un balde de
agua fría no solo para el gobierno de Sebastián Piñera sino también para la
región. Muchas personas en Latinoamérica se preguntan por qué el país más
exitoso de la región, con altos estándares de vida, habría frustrado a su propia
población y llamado directamente a terminar con el modelo “neoliberal”. La
realidad es muy distinta y muestra que los chilenos han sido manipulados por
una izquierda siempre opuesta al modelo económico de libre mercado.

Políticos de izquierda (y también periodistas) ya hablaban de una “crisis


social” en Chile los días sábado y domingo. Ya no era protestar por el alza del
pasaje, sino que la “desigualdad” y la “inequidad” eran los “verdaderos”
problemas de Chile y que las soluciones eran subsidiar y estatizar todo: salud,
educación, pensiones, etc.
Los manifestantes decían que el movimiento era “apolítico”. Pero, mientras se
escuchaban cánticos de “el pueblo unido, jamás será vencido”, se observaban
banderas de la juventud comunista y se compartían ideas que impuso la
izquierda en la palestra como “hay que cambiar la constitución y realizar una
asamblea constituyente”.

El problema es que la llamada “crisis social” es inexistente. Es un invento de la


prensa chilena para vender su propia propaganda: hay que generar un nuevo
“pacto social” que involucre dar a la población chilena “derechos sociales”
como supuestamente tienen los países desarrollados.

Chile tiene la menor desigualdad de la región

La realidad es totalmente distinta: la desigualdad en Chile está bajo el


promedio de la región según la Cepal, la movilidad social es comparable con
los países más desarrollados, según la OCDE. De acuerdo con PISA, la
educación es la mejor de Latinoamérica. Y con una tasa de alfabetización de
97%, según UNESCO. Es uno de los 50 países con mejores resultados en
acceso y calidad en salud, según la revista Lancet (que no es precisamente de
derecha).

Tiene el segundo sueldo mínimo más alto de Latinoamérica (424 dólares) y el


único país de la región en superar los 80 años de esperanza de vida, según la
OMS. Esos datos son producto del sistema de libre mercado que existe en
Chile. Pero eso no basta para la izquierda, que prefiere tergiversar estas
estadísticas a su conveniencia y preferir el modelo cubano y venezolano por
considerarlos “superiores”.

Otra realidad: la gran mayoría de la población se quedó en sus casas porque


vieron en vivo y en directo cómo la “protesta pacífica” terminó en saqueos de
varios supermercados de Chile. La empresa Walmart cifra 125 locales
saqueados y la empresa SMU, 150 locales saqueados y quemados en estos
días de convulsión. La gran mayoría de los trabajadores de estos recintos
perdieron sus empleos por la destrucción.

Las «protestas pacíficas» incluyeron saqueos, incendios y


muertos

Muchos barrios fueron saqueados por estos “manifestantes pacíficos” que solo
terminaban robando televisores de 60 pulgadas, entre otras cosas. Personas
con chalecos amarillos se organizaron para cuidar sus barrios para que no
haya saqueos. Numerosas de estas personas preferían que los militares
estuviesen en la calle para evitar que los delincuentes robaran e incendiaran
sus casas y las tiendas de barrio. De los 15 muertos que se reportan hasta el
momento, la mayoría murió quemado, asfixiado o electrocutado durante los
incendios provocados en los saqueos a supermercados y fábricas.

Las aglomeraciones en varias zonas de Santiago (Plaza Italia, Plaza Ñuñoa) y


en otras ciudades no superaban las 2.000 personas, pero la prensa insistía en
que lo que se estaba viendo era indicio de la “crisis social”, alegando que eran
más numerosas de lo que fueron, mientras ocultaban los saqueos que seguían
sucediendo.

Aproximadamente el 90% de los manifestantes son jóvenes, millennials o de


la “Generación Z”, muchos de ellos universitarios, que se quejaban que su
propio país era igual a cualquier país africano y tenían un convencimiento real
de que lo que estaban realizando era por el “futuro” de Chile, a pesar de que
una gran cantidad de ellos no tenía idea de por qué estaban protestando. Eso
es debido a que no hay un petitorio real, solo consignas vacías que repetían
constantemente.

Psicológicamente, estas generaciones son más predispuestas al socialismo


debido a su ansiedad social. Esto provoca una predisposición a depender del
Estado para la resolución de sus problemas.

No es una protesta «del pueblo». Salen manifestantes de barrio


alto

Cabe señalar que los manifestantes son de barrio alto (en Chile se los
denomina cuicos) y no del pueblo, como alegan sus voceros. Muchos de ellos
son revolucionarios con iPhone que salieron de colegios privados, pero que
consideran que el modelo económico chileno hay que cambiarlo para contribuir
a la pobreza (aunque la pobreza en Chile es de 11.7%, la más baja de la
región).

Como dato pintoresco, las aglomeraciones en Santiago tenían música


electrónica y parecían más bien una fiesta musical al aire libre que una
protesta. Sarcásticamente en redes sociales se le denominó a esto
“Cuicopalooza”, por su parecido al festival Lollapalooza. La televisión y la
prensa se enfocaron por horas en esta “protesta pacífica”, sin importarles que
todavía se reportaban saqueos a tiendas y supermercados en varias ciudades.

Dada la violencia de los manifestantes en los que no se enfocó la prensa


masiva, Piñera en un principio decía: “Estamos en guerra”. Pero prefirió
claudicar y anunciar medidas que llamó “Nueva Agenda Social” (más gasto
social y más impuestos que este país no necesita).

En lugar de apaciguar a la extrema izquierda, que incitó a las protestas en


primer lugar, esta llama a acusar constitucionalmente al presidente e instaurar
las “verdaderas” demandas que pide el “pueblo”: estatizar el transporte público,
crear una nueva constitución, nacionalizar el agua, el cobre y el litio y
redistribuir la riqueza.

No muestran señales de detenerse sin lograr sus objetivos. Y el peligro que su


suceda trasciende nuestras fronteras,.
Si cae Chile en manos del socialismo, caerá también toda Latinoamérica.
Porque no se trata de una simple protesta, sino de un operativo
continental impulsado por las «brisas bolivarianas».

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