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1.- Cuando la persona entra en contacto directo con un conductor energizado, o con una parte de
la instalación que esté energizada, ya sea por negligencia propia o por mala protección de las
partes vivas de la instalación.
2.- Cuando una persona entra en contacto indirecto con una carcaza metálica puesta
accidentalmente bajo tensión.
Este tipo de contactos accidentales son los más difíciles de prevenir, puesto que no ocurren por
negligencia del usuario, sino de una falla de la instalación, por lo tanto son difícilmente evitables sin
precauciones tomadas anteriormente en el diseño y la mantención de la instalación.
La solución más recomendable para evitar este tipo de contacto, es la instalación de dispositivos
diferenciales en la instalación, asociados a una buena puesta a tierra.
CONTACTOS DIRECTOS
En el contacto directo se distinguen dos tipos; uno denominado persona aislada del suelo, y el otro, el no
aislado del suelo.
El caso corresponde a una persona que establece contacto entre el neutro y la fase de la instalación,
estando aislada de tierra.
Realmente es el caso más desfavorable, ya que el individuo se comporta como una resistencia más al
paso de la corriente, debido a lo cual, esta falla no es vista como un corto circuito desde el punto de la
protección termomagnética, ni como una fuga de corriente desde el protector diferencial, ya que la
corriente hacia tierra es prácticamente inexistente al estar el individuo asilado.
En este tipo de contacto, la protección deberá ser solo preventiva, tal como: aislamiento de las partes
activas, o instalar las partes energizadas en una envolvente que impida el contacto (como es el caso de
los tableros eléctricos), o la utilización de tensiones extrabajas, lo cual no es siempre posible.
En el caso de aislamiento de las partes activas, tenemos el claro ejemplo de los toma corrientes
(enchufes), con alvéolos protegidos para el sector domiciliario, lo que es exigido por norma europea, pero
aun no se implanta en nuestro medio. Otro ejemplo es el de los bornes de los interruptores
termomagnéticos y diferenciales, y en general, de todos los elementos que pueden ser energizados en
un tablero.
Donde:
Si consideramos un contacto directo VC : Voltaje de contacto.
del utilizador con un conductor de R : Resistencia del cuerpo.
F
nuestra instalación, se generará un IC : Corriente de contacto.
flujo de corriente a través de él, que se
cerrará por la tierra con el neutro de la
distribución, el cual está aterrizado.
En el caso mostrado en la figura, los parámetros mencionados en tipo de contacto anterior (persona
aislada del suelo), se mantienen, por lo que las lesiones o consecuencias de éste, son también
proporcionales al tiempo de contacto.
Los métodos de protección para estos contactos pueden ser los mismos empleados en el caso de
persona aislada de tierra, o la utilización de algún mecanismo de desconexión automática que funcione
ante corrientes de fuga.
CONTACTO INDIRECTO
Este tipo de contacto es realmente peligroso debido a que no se puede prevenir por parte del usuario, ya
que corresponde al resultado de una falla interna de los equipos eléctricos.
Podemos definir este contacto como el que ocurre cuando una persona toca una carcaza metálica
energizada accidentalmente. Normalmente estos contactos ocurren cuando existen fallas de aislación.
En el caso de la figura anterior, si ocurre que tenga una falla franca de fase a masa, la carcaza se
energizará respecto de la tierra a un
potencial de 220 (V), en el peor de los
Si :
casos.
VC = 220 (V) / R = 3000 (Ω)
contactos indirectos son muy variados, clasificándolos la Norma NCH Elec 4/84 como sistemas clase A y
sistemas clase B.
Existe una serie de parámetros que incidirán en un caso de riesgo de electrocución. Si consideramos que
el utilizador se encontrará expuesto a una cierta tensión de contacto, durante un tiempo determinado,
circulara por su cuerpo una cantidad de corriente que estará acotada por la resistencia corporal del
individuo. Tendremos entonces que el riesgo de electrocución dependerá de:
Como podemos ver, el antiguo concepto de que la tensión era la variable predominante en los efectos de
la electrocución, cambia notoriamente al incorporar la resistencia corporal que originará un flujo de
corriente por ella. Asimismo, el tiempo de exposición se convierte en otro factor importante para
determinar la naturaleza de las lesiones.
comenzamos a percibir el
500
paso de la corriente como
un leve cosquilleo, que no Z1 Z2 Z3 Z4
deja ningún efecto
sicológico grave como 100
secuela. Se considera
esta curva como el limite
inferior de la corriente 20
fisiopatológicamente
peligrosa. 0,1 0,2 0,5 1 2 5 10 20 50 100 200 500 1000 5000 10000
corriente en (mA)
c) Zona 3. En esta zona
habitualmente no existe
ningún daño orgánico. Existe probabilidad de contracciones musculares y de dificultades de
respiración; también perturbaciones reversibles en la formación y propagación de impulsos al
corazón, comprendida la fibrilación auricular y paros temporales del corazón, sin fibrilación
ventricular, aumentando con la intensidad de la corriente y el tiempo.
d) Zona 4. Además de los efectos de la zona 3, existe la posibilidad de fibrilación ventricular. Podrán
producirse efectos patológicos como paro cardiaco y paro respiratorio ocasionado por la tetanización
o quemaduras graves.
Cave señalar que a mayor corriente de circulación por el cuerpo humano, menor es el tiempo de
exposición a esta corriente.
TENSIONES DE SEGURIDAD
Existen ciertos valores de tensiones a las cuales puede quedar sometido el ser humano, sin tener
consecuencias graves.
Estos valores están normalizados tanto a nivel internacional por la IEC, como a nivel nacional por la NCH
Elec, y son los que se muestran a continuación:
5
extraídas de la Norma IEC 364 – 4 – 1 (protección
4
para la seguridad), y nos dan los valores máximos 3
de tensión a que pueden quedar expuestas las
personas en un tiempo determinado; así por 2
0,5
0,08
0,06
0,04
0,03
La resistencia aumenta con el espesor de la piel (callosidad), disminuye con la humedad (transpiración),
disminuye con la salinidad (alteración nerviosa).
Para valores inferiores a 65 (V), no se presenta la ruptura, por lo que el comportamiento de la resistencia
de la piel será lineal, dependiendo solo de los factores mencionados en los puntos a y b.
Entre 85 y 150 (V), comienzan a tomar importancia la forma, intensidad, densidad y duración de la
corriente que circula por el cuerpo.
Para tensiones entre 150 y 250 (V), el dieléctrico de la piel seca se rompe en pocos segundos y en caso
de piel húmeda, se rompe en forma casi instantánea.
Es importante mencionar que una vez que la corriente circula por el cuerpo, se producirán internamente
efectos de elevación de temperatura y cambios en el balance electrolítico, logrando que aumente la
conductividad corporal.
Para tensiones sobre 250 (V), la resistencia de la piel se hace cero y la resistencia corporal estará dada
solo por la resistencia interna (entre 500 y 750 Ω).
La Norma NCH Elec 4/84, entrega en el capitulo 9 estas pautas, indicando que se considerara suficiente
protección contra los contactos directos con partes energizadas que funcionen a mas de 65 (V), la
adopción de una de las siguientes medidas:
- Colocación de las partes energizadas fuera de la zona alcanzable (2,5 mts sobre n.p.t. y 1,0
mts por debajo del n.p.t.). [n.p.t. : nivel de piso terminado]
- Colocar partes activas en bóvedas o recintos accesibles a personal calificado solamente.
- Separar partes energizadas mediante rejas, tabiques o similares para que solo personal
calificado tenga acceso a ellas.
- Recubrir partes energizadas con aislantes apropiados, capaces de conservar sus
propiedades a través del tiempo y que limiten las corrientes de fuga a valores no superiores a
1 (mA) (las pinturas, barnices o laca y similares no se consideraran apropiados).
En general, las medidas adoptadas para evitar la ocurrencia del denominado contacto directo son solo
preventivas, y serán eficaces si el o los usuarios de las instalaciones, cumplen con el régimen de
seguridad necesario para evitar este tipo de contacto.
La Norma NCH Elec 4/84, en el capitulo 9, indica que la primera medida es evitar que estos contactos se
produzcan, por medio de conservar la aislación de la instalación en sus valores adecuados (mínimo 300
kΩ para instalaciones hasta 220 V y para tensiones superiores, 1 kΩ por Volt en instalaciones de hasta
100 mts.; sobre 100 mts. la instalación debe separarse en extensiones no superiores a este valor, cada
uno de los cuales deberá cumplir con el valor de resistencia de aislación prescrito.
La debilidad de este sistema se la puede superar utilizando detectores de fugas y de fallas de aislación,
pero su elevado costo impide su utilización intensiva.
Consiste en alimentar las instalaciones con tensiones de un valor lo suficientemente bajo como para
poder ser tocadas directamente sin que exista riesgo (12 V ó 24 V, por ejemplo).
Este método es aplicable en una cantidad muy restringida de casos, y en general, para potencia
pequeñas, puesto que exige grandes secciones de conductores.
Consiste en recubrir las carcazas metálicas con materiales aislantes o construir carcazas no conductoras.
Consiste en interconectar todas las partes metálicas, como tuberías metálicas de agua potable, gas,
canalizaciones eléctricas, partes principales, etc. con el objeto de evitar que entre ellas aparezcan
diferencias de potencial.
Este método sirve solo como solución a problemas locales; necesita operar combinadamente con otros
métodos de protección.
Hay serias dificultades para evitar que una elevación de potencial de la unión se transfiera a puntos
remotos.
Consiste en unir a una puesta a tierra las carcazas metálicas de los equipos que se quieren proteger. Al
existir una falla de aislación a través del circuito de falla formado por las resistencias de la puesta a tierra
de servicio y de protección conectadas en serie, deberá circular una corriente capaz de hacer operar las
protecciones de corto circuito.
Este sistema requiere de puestas a tierra muy extensas y es eficaz solo para protecciones de baja
capacidad (no superior a 25 A).
Existe riesgo de incendio debido a la circulación de altas corrientes a tierra a través de las carcazas,
piezas metálicas, etc.
Consiste en unir al neutro las carcazas de los equipos a proteger de modo que una falla de aislación se
transforme en un corto circuito fase – neutro y operen las protecciones contra corto circuito.
Este sistema deja de ser eficaz cuando se corta la neutro, puesto que las carcazas quedan con la tensión
de fase.
Consiste en llevar un conductor en paralelo con el neutro, a el se conectan las carcazas de los equipos
que se desean proteger. El objeto de este conductor es evitar los problemas que suceden al cortarse el
neutro en el sistema de neutralización.
Este sistema presenta ventajas sobre los otros sistemas estudiados, sin embargo, existe riesgo de
incendio por circulación de altas corrientes a través de carcazas u otros equipos metálicos.
Los elementos que se asocian a estos sistemas de protección pueden ser dispositivos de corte
automático operados por corriente de falla o por tensión de falla.
La norma eléctrica 4/84 especifica que estos dispositivos pueden ser disyuntores o fusibles.
Estos dispositivos, para operar, deberán necesariamente estar asociados a resistencias de puesta a
tierra de servicio y de protección muy bajas, las que son muy difíciles de conseguir. Por lo tanto, este
sistema de protección asociado a tierra de protección, deberá hacerse solo cuando se tienen
protecciones de corto circuito de baja capacidad y cuando se tiene una gran seguridad de la constancia y
bajo valor de las resistencias de tierra de protección y servicio.
PROTECTORES DE TENSIÓN
Consiste en proteger los equipos con un dispositivo que abra el circuito cuando se eleve la tensión hasta
el valor limite de seguridad.
Necesita una tierra auxiliar totalmente independiente de otras puestas a tierra, lo que no siempre es
posible obtener.
Pueden circular corrientes de falla relativamente altas sin que se alcance el valor de tensión que haga
operar el protector. Existe riesgo de incendio.
PROTECTORES DIFERENCIALES
Consiste en proteger los equipos con un dispositivo que abra el circuito cuando a través de una falla de
aislación circulen corrientes de valores que signifiquen riesgo para una persona que quede expuesta a la
circulación de estas corrientes.
Son de elevada sensibilidad de modo que se pueden regular a valores de corrientes tan pequeños como
se quiera, las sensibilidades más utilizadas son de: 10 – 30 – 300 y 500 (mA).
Por su sensibilidad evitan totalmente el riesgo de incendio, puesto que las corrientes de falla no pueden
alcanzar valores ni siquiera medianos.
Sus únicas posibilidades de falla son que se trabe el mecanismo de operación y en el caso de los
diferenciales de más de 300 (mA), que se corte el conductor de puesta a tierra.
FUENTES DE CONSULTA