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mayo de 1822). Heroína peruana, mártir de la independencia del Perú. Aunque a veces se le califica
de “precursora” de la independencia, en realidad su actuación se dio durante la fase
sanmartiniana de aquella guerra, es decir ya iniciado el proceso final de la Emancipación. Fue una
mujer mestiza y quechua-hablante, que exponiendo su bienestar y el de su familia, sacrificó su
vida antes de delatar a otros patriotas que como ella, servían a la causa de la libertad.
Biografía[editar]
Poca es la información que se tiene sobre la mayoría de héroes populares, tantas veces anónimos.
Ejemplos de ellos, son entre muchos otros, la trayectoria biográfica de José Olaya y María Andrea Parado
de Bellido. De esta heroína se conocen pocos detalles de su extensa vida, si se tiene en cuenta que al
momento de su sacrificio era ya una anciana de más de 60 años.
Casamiento e hijos[editar]
Se casó, a la edad de 15 años, con Mariano Bellido, de oficio negociante, y quien hacia 1820 trabajaba en
la sección de correos del distrito de Paras en la provincia de Cangallo, donde la familia tenía su
residencia, aunque radicaban temporalmente en Huamanga. De esa unión tuvo siete hijos: Gregoria,
Andrea, Mariano, Tomás, María, Leandra y Bartola. Tanto su esposo como sus hijos varones colaboraron
desde 1820 con las fuerzas patriotas.
Tomás se enroló en las filas patriotas del general Juan Antonio Álvarez de Arenales cuando éste pasó por
Huamanga (1820), y luego se sumó a los montoneros patriotas acaudillados por Quiroz Lazón, 1 que se
hallaban en actividad en Cangallo (1820). Su esposo y su otro hijo varón, Mariano, empezaron también a
colaborar con aquellos montoneros, que actuaban en coordinación con las fuerzas regulares del
general José de San Martín.2
Apresamiento[editar]
Aunque la misiva descubierta solo estaba firmada con el segundo nombre de la heroína, los realistas
pronto identificaron quien era la remitente. Descubierta entonces, María fue apresada el 30 de marzo en
Huamanga y sometida a intenso interrogatorio para que delatara a los patriotas comprometidos. Carratalá
no dudó incluso en aplicarle la tortura. Pero ella se negó rotundamente a dar nombres y dio
reiteradamente la misma respuesta: «¡Yo la escribí!» Finalmente, Carratalá ordenó su fusilamiento.
Martirio[editar]