Вы находитесь на странице: 1из 14

http://psicoalterno.blogspot.

com/

1. El diagnóstico: una hipótesis para


verificar en la intervención

Sistema familiar v sistema terapéutico

Si la propuesta consiste en evaluar la flexibilidad o la


rigidez del sistema familiar partiendo de la hipótesis de
que el terapeuta puede situarse en el «exterior», en calidad
de observador de fenómenos objetivos, neutral y desape-
gado, en ese caso los objetos primarios de la apreciación
serían el carácter repetitivo y la estereotipia de las pau-
tas de interacción entre los miembros del sistema.
Pero se nos ofrece una perspectiva por entero diferente
si ponemos en observación el supersistema familia-terapeu-
tas, esto es, la resultante sistémica de la interacción entre
los dos subsistemas en el contexto del tratamiento (Selvi-
ni Palazzoli, 1980). Ahora bien, una unidad de observa-
ción que abarque a todo el sistema terapéutico nos impo-
ne la necesidad de reformular el concepto mismo de diag-
nóstico y de cambio. En esta perspectiva, la observación
se dirigirá tanto a la trama funcional que la familia pre-
senta cuanto al «papel» que ella asigna al terapeuta, quien
inevitablemente se convierte en elemento activo al par
de los demás, dentro de un sistema que lo comprende.
Entonces formará parte del proceso diagnóstico apreciar
adonde apunta la intervención del terapeuta, de qué modo
opera y cómo es utilizada esa intervención por la familia
(Haley, 1980). Esta podrá utilizarla para volver a pro-
poner su propia estructura, con lo que determinará la for-
mación de un sistema terapéutico igualmente rígido; o
bien, si consigue fracturar la rigidez del sistema, la in-
tervención del terapeuta obrará como input desestabili-
zador, y así provocará una redistribución de las funciones
y de las competencias de cada miembro. Por lo dicho,
el diagnóstico depende de la capacidad del terapeuta para
observar desde fuera las interacciones en que está en-
vuelto; obrará como el miembro de una orquesta que al
tiempo de tocar su instrumento dirigiera a la orquesta

29
http://psicoalterno.blogspot.com/

misma: para una ejecución lograda será necesario que la nes y de los problemas familiares muy diversas y contra-
orquesta lo siga y que su entrega a la función que se le puestas. No es sino contraponiendo el terapeuta una ima-
atribuyó no le impida contribuir con su instrumento al gen diferente de la que proporciona la familia como con-
desarrollo del tema musical. sigue que aflore la tensión sustentadora del proceso te-
El terapeuta enfrenta tres dificultades: la primera atañe rapéutico.
a la necesidad de individuar la función que la familia pre- Para los fines diagnósticos, también la reunión de infor-
tende atribuirle. Así como no pocos padres anticiparon maciones adquiere, por lo mismo, una estructura diferente
en su fantasía la misión y la función del hijo cuyo naci- de la tradicional: las preguntas ya no se hacen siguiendo
miento esperan, de igual manera la familia fantasea la la inspiración del momento, para obtener una masa de
tarea y la función del terapeuta aun antes de que empiece informaciones en que se confunden datos importantes con
el tratamiento. Si el terapeuta no quiere quedar prisio- los triviales; apuntan a los elementos que son testimonio
nero de las expectativas que en él se depositan, debe tener del conflicto entre tendencia a la cohesión y tendencia
la capacidad de deslindar sus propias fronteras de las fron- a la diferenciación. La nueva imagen que se crea se con-
teras de la familia, oponiéndosele desde el comienzo en vierte en el lugar de definición de las relaciones del siste-
la definición de la estructura terapéutica (Whitaker, 1977). ma terapéutico. Si la familia sigue reproponiendo infor-
La segunda dificultad atañe a la búsqueda de imáge- maciones ligadas con la imagen que se ha formado de sus
nes y definiciones que correspondan a las funciones des- propios problemas, al terapeuta le incumbe crear otra
empeñadas por cada uno de los miembros de la familia, imagen capaz de romper los circuitos repetitivos del sis-
así como a la trama en que se insertan; sólo así se logrará tema familiar.
penetrar en lo vivo de las perplejidades familiares. Em- El terapeuta utilizará entonces esta nueva imagen como
pero, no se trata de identificar los lazos, las reglas o las input desestabilizador, para investigar el modo en que el
funciones «verdaderas» que cada uno cumple, sino de cons- sistema reacciona frente a ella. La respuesta de la familia
truir en el contexto terapéutico una «verdad propia» que a esta operación terapéutica, y su capacidad para iniciar
cuestione a la programada por la familia. Al terapeuta le o no un cambio, proporcionan indicaciones importantes
toca, por medio de su percepción de lo que sucede en el para evaluar su grado de rigidez. El peligro de que la
momento mismo de su interacción con el grupo familiar, familia eventualmente reabsorba la intervención nos obliga
inventar con este una verdad nueva. a redefinir de continuo nuestra hipótesis diagnóstica, en
La tercera dificultad proviene de la necesidad de eva- lugar de aferramos a una definición. Debemos ser capa-
luar la intensidad, la fuerza con que se debe introducir ces de conceder valor parcial a nuestra hipótesis (Selvini
el input desestabilizador para que las intervenciones del Palazzoli, 1980), no afirmarla como verdad, sino utilizarla
terapeuta sean aceptadas por la familia. Importa mucho para introducir una complejidad nueva que ponga de ma-
la respuesta de la familia a la imagen que aquel le propo- nifiesto posibilidades y alternativas ya presentes en el sis-
ne tras recoger algunos elementos contextuales que aflora- tema. Con este procedimiento, el terapeuta introduce
ron en la interacción. De hecho, de la masa de informa- imprevisibilidad y alternativas, pero es la familia la que
ciones verbales y no verbales, el terapeuta escoge los ele- «verificará» la hipótesis diagnóstica reorganizándose sobre
mentos que sobresalen por su riqueza de significado. Se contenidos y valores que forman parte de su patrimonio
trata de elementos referibles a interacciones, actitudes o existencial.
conductas a menudo ambiguas y contradictorias. Por ello Trataremos de explicarnos mejor describiendo primero
mismo, al terapeuta le resulta más fácil escoger una ima- lo que a nuestro parecer mueve a la familia a demandar
gen diferente de las que tienen presencia habitual en la terapia, y después las posibles respuestas del terapeuta
familia. Ciertos datos que esta aporta, en el nivel tanto a las expectativas del sistema familiar.
verbal como no verbal o contextual, se pueden volver muv Ya dijimos que en las familias en que los cambios re-
significativos justamente porque chocan entre sí; de ese laciónales impuestos por el proceso de des'arrollo se per-
modo se prestan para construir imágenes de las relacio- ciben como una amenaza, se genera una rigidez cada vez

30 31
http://psicoalterno.blogspot.com/

mayor de los esquemas interactivos y de las funciones le asignarán en el interior de la nueva estructura terapéu-
que cada miembro desempeña, hasta llegar a la expresión tica. También él debe entrar en la representación de los
de una patología individual tanto más acusada e irrever- papeles como un actor más en quien se puedan proyectar
sible cuanto más indispensable se experimente la estabili- algunas de las funciones originariamente encarnadas por
dad del sistema en su conjunto. En efecto, este se trasfor- un miembro de la familia (Andolfi y Angelo. 1980). El ob-
ma para no cambiar. Los roles, las funciones, las relaciones, jetivo es el mismo: evitar también en la interacción tera-
los espacios de interacción se vuelven rígidos. El sistema péutica las contradicciones que cada uno teme vivir en el
remplaza el stress propio de todo cambio evolutivo por nivel personal.
una tensión de otro tipo, la que gira en torno del comporta- Contactos telefónicos con este o aquel miembro del sis-
miento sintomático de uno de sus miembros, el paciente tema, cartas de presentación, comunicaciones directas o in-
designado, en quien se canalizan las preocupaciones y las directas de otros profesionales, instituciones asistenciales o
angustias de todos (Nicoló Saccu, 1979). El paciente desig- amigos de la familia, he ahí algunos de los instrumentos,
nado representa de este modo la imposibilidad del cambio en apariencia neutros, con que el sistema familiar puede
y al mismo tiempo la única fuerza para este. Su comporta- planificar anticipadamente las reglas de la relación y los
miento obtiene el resultado de congelar, en sus aspectos papeles que cada uno deberá representar. Esta programa-
contradictorios, procesos que evolucionan en dirección opues- ción será tanto más previsible cuanto más rígida sea la
ta, pero a la vez da ocasión a un input nuevo, la interven- trama relacional del grupo familiar, que tenderá a encasi-
ción terapéutica. Garante de la estabilidad del sistema y llar al terapeuta en su propia estructura de reglas y fun-
potencial punto de ruptura de ella, la conducta del paciente ciones aun antes del primer encuentro. Si lo que la fa-
designado representa una suerte de metáfora del dilema de milia teme es cambiar y no lo contrario, paciente y fami-
una familia que querría moverse permaneciendo inmóvil. liares se presentarán unidos en la propuesta de un progra-
A la luz de estas premisas es más comprensible la con- ma de trabajo que no modifique los equilibrios adquiridos.
tradicción que la familia trae consigo a la terapia: la de- Si el terapeuta lo acepta, o si de algún modo se enreda
manda de intervención parece brotar del dilema que aca- en él, terminará por ser un elemento de refuerzo de la
bamos de describir, pero con el agregado de una entidad condición estática-patología de la familia. Por otro lado,
nueva, el terapeuta, que debería hacer suya la paradoja cada vez estamos más convencidos de que la facilidad con
presentada por la familia y, por lo tanto, ayudarla a mo- que muchos terapeutas caen en el juego de los papeles
verse haciendo que permanezca inmóvil (Angelo, 1979). asignados no obedece sólo a su inexperiencia, sino, en
muchos casos, a exigencias del terapeuta semejantes a las
Ahora bien, para aprehender la complejidad de la situa-
exigencias de la familia; nos referimos o la programación
ción terapéutica debemos imaginar que dentro de familias
de una relación estable en grado sumo, que no ponga en
con designación rígida se genera en cada miembro una in-
peligro sus propias inseguridades. Con este proceder la
capacidad para reapropiarse de condiciones conflictivas y
familia no aprende nada sustancialmente nuevo: sólo utiliza
de contradicciones (moverse o permanecer inmóvil, depen-
con mayor refinamiento sus propios esquemas disfunciona-
der o separarse), temibles a punto tal que requieren su
les, manteniendo intactos los roles asignados a cada miem-
negación. En esa situación, cada miembro se adapta a una
bro. Esto en perjuicio de la identidad personal de todos,
visión de la realidad que es complementaria de la visión
que es sustituida por funciones repetitivas y previsibles
de los demás: existen el enfermo y el sano, el agresor y
en alto grado (Piperno, 1979). En un contexto así, será
la víctima, el sabio y el incompetente, y existen de manera
también repetitiva y previsible la función desempeñada
rígida y al mismo tiempo armónica, tanto por lo que toca
por el terapeuta si siente parecido temor de cambiar y de
a los momentos como a los lugares en que las funciones
descubrir en sí mismo expresiones nuevas que pueda repre-
respectivas se deben cumplir. Así como en la familia está
sentar en la relación con los demás.
el que actúa la tendencia a moverse y el que en cambio
personifica la inmovilidad, del mismo modo se prefiguran En otros casos, el ámbito en que se desenvuelve el en-
los papeles que el terapeuta deberá desempeñar y que se cuentro puede definir de manera tan rígida las reglas

32 33
http://psicoalterno.blogspot.com/

contextúales y, por lo tanto, las funciones por desempeñar,


decir al terapeuta un fracaso si toma iniciativas o forzarlo
que tanto la familia como los operadores queden impedi-
a intentar lo imposible si se declara impotente. La expe-
dos de empeñar partes vitales de sí mismos en la relación
riencia nos ha enseñado que el primer escollo que se debe
terapéutica. Esta modalidad es la norma en todas las
salvar no es descubrir la manera de defendernos de una
instituciones que fundan la intervención en presupuestos
familia a todas luces manipuladora, sino evitar la tentación
«asistenciales», esto es, donde la terapia es definida como
de recurrir a la defensa. En efecto, defensa y ataque son
hacer algo en lugar de otro (se trate de un individuo o de
aspectos complementarios de una misma modalidad rela-
un grupo familiar) que se presenta como incapaz o que
cional que inevitablemente desemboca en un antagonismo
es así rotulado.
estéril. Numerosísimos errores que hemos cometido en el
Es claro que también el sistema terapéutico puede ser curso de los años, apreciables por la incapacidad de «al-
evaluado con los mismos criterios de flexibilidad y rigidez canzar» a la familia en lo vivo de sus aprietos, nos han
aplicados al sistema familiar. Un sistema terapéutico se convencido más y más de que el terapeuta, si en lugar
puede calificar de flexible si en la trayectoria de la terapia de reaccionar en alguno de los niveles con que la familia
es capaz de variar la relación entre las funciones desempe- entra en relación con él, se apropia de su íntegro meca-
ñadas por sus miembros (terapeuta y familiares), así como
nismo paradójico, no tendrá necesidad de defenderse de
el nivel de individuación de cada uno en el curso del pro-
las respuestas de signo contrario de la familia, porque esta
ceso terapéutico. En cambio, se vuelve rígido (lo que
quedará automáticamente privada de la única posibilidad
puede ocurrir en cualquier estadio del proceso, aun al co-
que tiene de contradecirlo (Andolfi y Menghi, 1977). Si
mienzo) si no es capaz de ofrecer a sus miembros la
no es posible entrampar al terapeuta en un juego tan inú-
oportunidad de librarse de expectativas y funciones está-
til como paralizante, la familia quedará desarmada y de-
ticas en favor de niveles funcionales nuevos y más inte-
berá descubrir otras modalidades de relación o interrum-
grados, que permitan la diferenciación de los individuos
pir enseguida la terapia. En cualquiera de los dos casos
(Andolfi et al, 1978).
sobrevendrá una situación de incertidumbre que puede
representar un punto de ruptura para la condición está-
tica del sistema familiar. Si prescindimos de la forma
en que se realiza la intervención, nuestra línea estraté-
La utilización de las defensas familiares gica recoge entonces en sí misma la contradicción de las
demandas, con lo que fuerza al sistema terapéutico a ope-
Al comienzo del capítulo dijimos que el objetivo de la rar en un nivel diverso, en que las contradicciones pueden
intervención es trasladar el problema de la familia al sis- ser comprendidas y resueltas.
tema terapéutico y, en consecuencia, hacer que el tera- Como lo expuso brillantemente Selvini Palazzoli en su
peuta participe de las dificultades que eran exclusivas de
artículo «Why a Long Interval between Sessions?» (1980),
la familia hasta el momento de la consulta. Trataremos
también nosotros hemos introducido una notable variación
ahora de exponer en concreto el modo en que ello sucede
en el intervalo entre las sesiones con respecto a nuestra
y la razón por la cual esta redefinición del vínculo puede
práctica anterior, en que la terapia se prolongaba a veces
llegar a ser una primera respuesta terapéutica a las ex-
mucho en el tiempo, y el intervalo entre una sesión y otra
pectativas contradictorias de las familias con designación
era muy pequeño «porque la familia no se podía arreglar
rígida.
sola». En esa época no advertíamos que nosotros mismos
Si partimos de estas expectativas, justamente, podemos obrábamos como refuerzo de la condición estática de la
enfrentar una primera tarea que suele poner en dificulta- familia, y en consecuencia promovíamos la formación de
des al terapeuta: el modo de hacer que se empeñe en la sistemas terapéuticos en que el terapeuta terminaba por
terapia una familia que se presenta con una demanda con- erigirse en guardián de la estabilidad emotiva de todos,
tradictoria, y de lograrlo sin correr el riesgo de quedar incluida la propia.
atrapado en el mecanismo de la familia, que parece pre- Hoy la marcha de nuestras terapias es muy diferente

34
35
http://psicoalterno.blogspot.com/

porque la relación se define mucho más rápidamente: si misma línea de la demanda de la familia, puede determi-
el terapeuta consigue «entrar», ello sucede en las prime- nar el nacimiento de un fuerte vínculo: el terapeuta en-
ras sesiones o aun en la primera consulta. Y si no con- trará en los ámbitos más privados de la familia justa-
sigue entrar en relación con partes vitales de la familia, mente porque es capaz de neutralizar sus defensas sin
sea porque están demasiado escondidas o por el miedo quedar prisionero de ellas.
que él tiene de arriesgarse en su trama relacional, es pro- Si el terapeuta elige hacer terapia contemplando los
hable que el sistema terapéutico no se forme o que la fa- problemas de la familia desde adentro, deberá entrar en
milia no regrese. En algunos casos, esta interrumpirá pre- los espacios familiares más recónditos pero también tomar
cozmente la terapia aunque el terapeuta haya logrado al- distancia y regresar a sus propios espacios. Este entrar y
canzar en lo vivo condiciones de conflicto y contradiccio- salir, participar y separarse, empleado como modelo de en-
nes importantes, como si temiera más los efectos de la cuentro, exige del terapeuta que se sienta a la vez entero
redescubierta vitalidad de sus miembros que los de su y divisible, y que madure técnicas y estrategias en el in-
aparente muerte psicológica. terior de sí en lugar de emplearlas para evitar individuarse
Si la rapidez y la intensidad de la relación que propo- en el contexto terapéutico (Whitaker et al., 1969). Esto
nemos a la familia aumentan el riesgo de una interrupción significa colocarse en el nivel de la familia o bien en un
precoz, disminuyen la probabilidad de que el terapeuta metanivel respecto de ella; significa ejercitar una función
quede entrampado en una relación completamente impro- terapéutica sin estar identificado con ella.
ductiva: cuanto más rápida sea su acción redefinidora, Tratemos de hacer más concreto, con un ejemplo, cuan-
más incisiva será la intervención reestructurante. I Salvo que to venimos diciendo. Tony era un adulto joven puesto en
demorarse en detalles inútiles persiga el propósito de con- terapia porque presentaba un comportamiento psicótico con
fundir a la familia o de distraer su atención de otras ma- fases alternadas de catatonía. La madre, en un primer
niobras terapéuticas, mantenerse a la espera de «momen- contacto telefónico, refirió eme desde hacía algunos meses
tos mejores» hará previsibles los pasos del terapeuta, lo él había adoptado una actitud muy extraña: no salía de
que impedirá el aumento de la tensión. Tanto es así, que casa, rehusaba toda relación con ella y con los hermanos
se puede suponer que para cada sistema existe un límite hasta el punto de refugiarse en un mutismo total. La
de tiempo dentro del cual puede alcanzar éxito una in- madre presentó la situación como desesperada, pero de-
tervención determinada. Traspuesto ese límite sin que me- claró confiar en que «el terapeuta lograría convencer al
dien cambios, se admitirá que la velocidad con que la fami- hijo de que volviera a la normalidad». En la entrevista
lia es capaz de aprender y prever las reglas con las cuales participaron Tony, la madre, el hermano mayor, dos her-
se mueve el terapeuta, y las contramaniobras consiguientes, manas y la hija de cinco años de una de ellas. Tony asu-
alcanza para anular cualquier efecto desestabilizador. mió enseguida el papel central de paciente designado:
Comoquiera que fuere, aclaremos que adoptar la lógica empezó a recorrer la sala de arriba abajo, lentamente, a
que aprisiona a la familia y que impide a sus miembros la vez que de tiempo en tiempo, con los ojos desorbita-
crecer e individuarse no es sólo una técnica, un sis- dos, arrojaba miradas a sus familiares, que permanecían
tema meramente eficaz para responder con una contra- sentados en un diván, acurrucados, como a la espera de
paradoja a la paradoja de la familia, sino más bien el re- una respuesta resolutiva de parte del terapeuta. Este, en
sultado del modo en que el terapeuta concibe su práctica lugar de ignorar el ostentoso paseo de Tony, prefirió per-
de relación con el prójimo (Minuchin y Fishman, 1981). manecer de pie en un ángulo de la sala, como queriendo
Si logra aceptar la exigencia de la familia de cambiar comunicar a los presentes que sólo Tony tenía el derecho
y no cambiar, de pedir avuda y al mismo tiempo negarlo, de decidir cómo y cuándo podía comenzar la consulta.
es probable que la expresión paradójica de la familia se De hecho, el comportamiento del terapeuta tenía por efec-
vuelva más comprensible y se convierta en ocasión de to amplificar la tensión ya presente y trasformarla en
encuentro, más que de juicio. Al mismo tiempo, una res- un stress de interacción; en lugar de sufrirla o distenderla,
puesta en dos niveles («Sí, te ayudo sin ayudarte»), en la él mismo se convertía en su sostenedor.

36 37
http://psicoalterno.blogspot.com/

Tras unos minutos de silencio cargado de significados se habría reforzado la expectativa familiar, que quiere ver
recónditos. Tony decidió tomar asiento; de vez en cuando fracasar al terapeuta para confirmar la ineluctabilidad de
arrojaba penetrantes miradas a sus familiares, cada vez la situación. En cambio, si se hubiera puesto a hablar
más acoquinados en el diván. Fue entonces el turno del de Tony con la madre y los hermanos, inevitablemente
terapeuta, quien se sentó frente a él en el lado opuesto habría ahondado el foso entre los normales —los que ha-
del diván. Rompió el silencio, y volviéndose a los fami- blaban— y el atípico que se negaba a hablar. Con su pe-
liares de Tony declaró con tono decidido: «Tengo un pro- dido de ayuda dirigido a los familiares, y justamente en el
blema y no creo poder ser útil si antes no me ayudan a campo en que se perfilaba su fracaso, el terapeuta desarti-
resolverlo: quiero que cada uno de ustedes trate de en- culaba cualquier programa que la familia pudo pretender
tender bien lo que Tony está diciendo». Los invitó en- poner en escena en la sesión. De este modo, la negativa
tonces, empezando por la madre, a buscar una posición de Tony a hablar se definía implícitamente como un modo
mejor para entrar en contacto visual con Tony de manera diferente de comunicarse el muchacho; en consecuencia,
de escuchar lo que quería decir. Y todos debían desempe- se obligaba a los demás a renunciar al papel de especta-
ñarse en esta tarea sin recurrir a palabras. dores para convertirse en protagonistas de una acción que
¿Qué propósito buscaba el terapeuta con este comienzo? exigía de ellos una exposición directa. «Escuchar» aten-
Tras convertir en interactiva una tensión que inicialmente tamente a Tony, que no hablaba, y referir después al tera-
sólo apuntaba a él, se hizo todavía más impredecible presen- peuta lo comprendido, constreñía a los demás miembros
tándose como una persona que tenía un problema. Si su de la familia a sacar a luz sus fantasmas personales, en
problema precedía a todos los demás, tocaba a la familia lugar de atrincherarse en informaciones prefabricadas e
ayudar al terapeuta, y no a la inversa (Andolfi y Angelo, impersonales, limitadas a la conducta del joven.
1980). Es un ejemplo de adopción de la lógica paradó- Pedir a los familiares que colaboraran, y pedírselo uti-
jica de la familia; así se declaraba la disposición a ayu- lizando los mismos instrumentos que traían apercibidos
darla, pero sin ayudarla, a saber: por el recurso de rede- para la defensa del statu quo, era un modo de romper los
finir las expectativas hasta el punto de invertir los papeles esquemas rígidos que impedían a cada uno de ellos indi-
entre quien se suponía debía ayudar y quien, en cambio, viduarse, y que no permitían que el paciente designado
debía ser ayudado. Si el terapeuta no auiere permanecer se librara del papel de centinela de la fortaleza familiar.
enredado en una trama de final ya contado, debe partici- Por otra parte, esto mismo es lo que la familia querría si
par en la acción cambiando la definición del rol de cada no tuviera miedo de perder las seguridades adquiridas
quien, incluido el propio. merced a la artificiosa descomposición de la realidad en
recuadros separados.
Su acción es aceptada por el grupo familiar si atina a Si los familiares se resistían declarando que era impo-
discernir en la sesión los elementos nodales que le permi- sible comunicarse con Tony sin utilizar palabras, el tera-
tan proponer una estructura de remplazo. Esos elementos peuta habría podido replicar que, si Tony era capaz de
se pueden tomar de los datos contextuales que atañen a hablar con la mirada, ellos también podían aprender algo
la trama funcional del sistema y a la relación que cada que él parecía hacer con tanta facilidad. En este sentido,
miembro trata de establecer con el terapeuta. Ahora bien,
el problema del rehusamiento a hablar se redefiniría como
este rastreo no es fácil, porque a menudo la familia se des-
una capacidad, esto es, hablar sin palabras, que también
vive para definir como significativas las informaciones en
los demás podían aprender. Nadie podría negarse a hacer
mayor medida predecibles y a sugerir nexos que eviten
la prueba, porque ello significaría asumir un papel explí-
un compromiso personal (Andolfi y Angelo, 1980).
cito de no colaboración, contrario al deseo de cambiar.
En el caso de Tony, nos pareció elemento nodal el he- En este nuevo contexto, tampoco el paciente designado
cho de que el joven se rehusara a hablar, y el pacto de quedaba en libertad de representar su propia negativa a
silencio de todo el grupo familiar. Si el terapeuta se hu- hablar; en efecto, el terapeuta le habría podido pedir lo
biera vuelto hacia Tony y él también recibía un rechazo. mismo que pidió a los demás, a saber, que «se comuni-

38 39
http://psicoalterno.blogspot.com/

cara sin palabras», es decir, que representara en virtud de


cesos familiares más significativos en la trayectoria del
una orden su conducta sintomática. Así Tony, tanto si
ciclo vital (Andolfi y Angelo, 1980).
hablaba como si se negaba a hacerlo, empezaría a perder
Para ejemplificarlo referiremos la primera sesión con la
su función de controlador oficial de la familia.
familia de Giorgio, un paciente psicótico de 26 años. Ade-
Así como en la recomposición de un mosaico el agre-
más de él, se encontraban presentes en la entrevista su
gado de nuevos fragmentos al conjunto permite unirle
padre, de 72 años, que llevaba un audífono y se sentó
otros, en el escenario terapéutico cada uno de los actores
aparte, encorvado el cuerpo y con la expresión de alguien
de la familia es llamado a representar justamente las par-
que se da por muerto bajo el peso de la edad; la madre,
tes de sí mismo que había previsto mantener ocultas por
que se sentó cerca del paciente y tenía aire muy afligido;
ser afectivamente comprometedoras. Para que este juego
y el hermano mayor y su mujer, que tomaron a su cargo
de recomposición se lleve a cabo, también el terapeuta
presentar el «historial de la enfermedad». Destacaron el
debe «arriesgar en la relación» las fantasías que le son su-
aspecto orgánico, remitiendo sus primeras manifestaciones
geridas por los elementos que la familia aporta; las puede
al período que siguió a un trauma cerebral del enfermo
reproponer entonces en forma de imágenes, acciones o es-
a consecuencia de un accidente que tuvo en la calle. Con
cenas, susceptibles a su vez de estimular a cada uno a
actitud idónea y un lenguaje rico en terminología psiquiá-
proporcionar datos nuevos o asociaciones ulteriores. Esto
trica («síndrome disociativo», «temáticas paranoides», etc.),
lleva a una intensificación de la relación terapéutica, por-
el hermano refirió los diagnósticos que se habían hecho y
que si los elementos nodales de la trama familiar son re-
enumeró los fármacos prescritos, al par que preguntaba
cogidos y reorganizados en las sugestiones del terapeuta,
una y otra vez, junto con la madre, cuál podía ser la me-
este queda incluido de manera definitiva en el nuevo sis-
dicina más adecuada para Giorgio. El contexto que se
tema.
delineaba era de tipo «médico», con una connotación
Como advertimos en el ejemplo de Tony, el terapeuta orgánica de los síntomas. En ese punto el terapeuta inte-
utiliza muy precozmente algunos elementos contextuales rrumpió la secuencia, con una pregunta que trastornó el
que la familia aporta y los exacerba hasta convertirlos en libreto que la familia proponía para la entrevista.
la estructura portadora de un libreto de remplazo. Para
ello es preciso traer al primer plano las funciones de los T. (terapeuta) (dirigiéndose a Giorgio, que hasta ese mo-
diversos miembros, manifestadas en la comunicación no
mento había mantenido una expresión obtusa): ¿Cuándo
verbal: la actitud, las características físicas, la posición
murió tu padre, antes o después que empezara tu enfer-
espacial del paciente y de los familiares. También los ele-
medad?
mentos históricos que han contribuido a definir las fun-
Giorgio (a todas luces perplejo, busca subterfugios, pide
ciones de cada miembro harán su aparición a medida que
explicaciones; al fin, suspirando): . . . M e ha puesto en un
cobre profundidad la investigación de su significado en
aprieto... verdaderamente en un aprieto, sí, porque... (Si-
el ciclo de desarrollo de la familia. Es entonces esta la
lencio.) Disculpe, debo ir al baño un momento.
que aporta el «material», en tanto el terapeuta coloca las
Madre: Sí, anda; primero debes i r . . .
señales indicadoras para el trayecto de las asociaciones.
T.: A mí me parece que puedes responder antes.
Giorgio: Sí, puedo decir esto... (divaga).
T.: ¿Antes o después?
Giorgio: Bueno, fue después que me atacó la enfermedad.
El terapeuta, escenificador del drama familiar
En ese momento el terapeuta hizo la misma pregunta
Lo que importa no son los hechos en sí, ni su historia a los familiares.
cronológica, sino la interpretación personal del mundo en
que cada uno se articula a sí mismo, sus propias necesida- Hermano: El hecho es, a mi juicio, que él dejó de sentir
des, las funciones que desempeña en la relación, los su- a mi padre como una persona a la que...

40
41
http://psicoalterno.blogspot.com/

do las funciones de cada miembro en el interior del sistema.


T.: Pero si yo no estoy hablando de Giorgio; estoy tra- ¿Cómo consigue el terapeuta intuir rápidamente la distri-
tando de saber desde cuándo está muerto papá. bución y las características de las funciones recíprocas?
En el momento en que la familia se presenta, él recoge
Terció la madre: que iban para cuatro años que no ati- una cantidad de elementos que extrae de actitudes ver-
naba a nada, que las preocupaciones... bales y no verbales y de estructuras relaciónales repetiti-
vas; ellos le proporcionan la percepción de una Gestalt
Hermano: Hace más o menos un año; digamos, desde el abarcadora que tomará como término de referencia para
momento en que perdió casi completamente el oído. su trabajo de redefinición. En el caso que ahora consi-
T.: Entonces, ¿fue después? deramos, la actitud del padre y su posición espacial, la
Hermano: Sí, sí. conducta del hermano mayor, la proximidad del paciente
Madre: Después. (Silencio.) a la madre y su expresión obtusa, la ubicación de aquella
T.: ¿Murió de tristeza? entre sus dos hijos: todos estos elementos, pues, indicaban
Madre: Bueno, es cierto... después, ¿entiende?, poco a que el padre desde hacía tiempo había perdido su puesto
poco. en la familia, y los dos hijos, con las funciones contra-
T.: ¿Y tienen ahora un nuevo jefe de familia? puestas de «sabio» y de «tonto», habían sido comisionados
Madre: Bueno, no sabemos qué debemos hacer. Hay que para cubrirlo. Entonces el terapeuta organizó activamente
encontrar una medicina que lo cure. (Habla de lo difícil los elementos proporcionados por la familia y construyó
que le resulta soportar la situación.) una trama que poco a poco se iría enriqueciendo en el cur-
T. (toma un recetario y se inclina hacia la madre como si so de la sesión. Es como si en el material que la familia
fuera a complacerla en la prescripción de un fármaco): presenta existieran elementos de significado particularmen-
Para que yo pueda prescribir el fármaco apropiado, usted te rico a los fines de la definición de las relaciones entre
debe ayudarme a comprender si tiene que ser una me- los componentes; estos elementos nodales constituyen los
dicina para un tonto que de repente debió ocupar el puntos de intersección de escenificaciones diversas que el
puesto de su papá, o una medicina para un tonto que terapeuta y la familia, cada uno por su lado, tratan de
decidió hacer morir al padre para ocuparle el puesto. hacer representar, y en cuyo interior son alojados los datos
Creo que este es un problema y que no podemos seguir históricos.
adelante hasta que no lo hayamos aclarado. Para aclarar mejor el concepto recurramos a la figura 3,
donde, en un espacio limitado, compartido parcialmente,
El lenguaje adquiere una importancia fundamental, co- se representan dos diferentes modelos de vestido. Imagi-
mo se advierte en el pasaje trascrito: por medio del len- nemos que el círculo que los contiene encierra todos los
guaje, el terapeuta operó una integración de algunos ele- datos disponibles de la historia familiar. Si partimos del
mentos nodales, anticipando nexos que la familia no había presupuesto de que el modelo proporcionado por la fami-
establecido aún y acerca de los cuales era de ese modo lia corresponde al vestido entero con falda, deslindado por
constreñida a proporcionar informaciones. Ahora bien, en los círculos llenos y las líneas continuas, el construido por
el acto mismo de proporcionarlas no podía menos que el terapeuta corresponde al vestido en piezas, de blusa y
aceptarlas en su fuero interno, lo cual creaba las premisas pantalones, representado por los puntos citados, y por los
para un cambio. círculos blancos y las líneas quebradas: como se advierte,
En este caso, como en el anterior, se puede advertir basta la introducción de algunos puntos «nodales» suple-
que entre todos los elementos de su historia la familia es- mentarios para trazar contornos que modifiquen la Gestalt
coge los que mejor armonizan con el guión que trae con- y el significado de conjunto del dibujo. Valiéndose de los
sigo, y que forman su esquema: el diagnóstico, los medi- puntos nodales como elementos estructurantes, la familia
camentos, el trauma cerebral, etc. Por su parte, el tera- tratará de proponer su propio «vestido»; .empezará enton-
peuta procura cambiarles el significado y proponer otros ces a describir sus características y demandará del tera-
elementos que modifiquen el esquema originario, definien-

43
42
http://psicoalterno.blogspot.com/

limitar a reestructurar los elementos que le ofrecen (Men-


ghi, 1977); pondrá de relieve los menos manifiestos, rele-
gará a un segundo plano otros que aparecían destacados,
o modificará las secuencias en que se asocian. La estruc-
tura de remplazo se va encarnando en imágenes aisladas
y apenas definidas, que hacen las veces de estímulo para
enriquecimientos que aportará la familia hasta que ter-
mine por construir una nueva «armazón». Es justamente
la utilización de los datos ya presentes en la historia fa-
miliar lo que promueve la formación de un estrecho víncu-
lo asociativo entre terapeuta y pacientes, sin el cual la
terapia no podría proseguir. Algunas intervenciones que
parecen totalmente arbitrarias y quiebran las secuencias
interactivas no hacen otra cosa, en realidad, que traducir
al plano verbal cuanto el terapeuta ha percibido en el
nivel no verbal o en el nivel asociativo. Está claro que
la organización del material es un proceso activo del tera-
Figura 3. peuta y por ello mismo recibe la influencia de su propia
historia y personalidad. En esté sentido se puede decir que
peuta que la siga en su propio marco de referencia. Si el terapeuta y su modo de percibir la realidad son los
este se deja envolver en la operación, corre el riesgo de «elementos externos» introducidos en el sistema.
hacer suyo el modelo propuesto. Si, por ejemplo, en la Si preguntamos qué es lo que el terapeuta pretende al-
situación que acabamos de exponer, el terapeuta se hu- canzar, la respuesta espontánea será que intenta modificar
biera demorado en solicitar informaciones sobre todos los las reglas de la familia. Sin embargo, e! que tiene expe-
exámenes y consultas a que el paciente se había sometido, riencia en sistemas rígidos sabe cuan difícil es compro-
de hecho habría contribuido a reforzar la imagen del «pa- bar ese cambio en el curso de la terapia; lo que se observa
ciente enfermo». Por eso es decisivo que sepa recoger es, a lo sumo, una variación de la intensidad con que ac-
con rapidez los elementos significativos del marco que túan las reglas y, sobre todo, una trasformación de las fun-
le proponen, y los organice en una trama de remplazo. ciones asignadas a cada miembro. Si la terapia tiene éxito,
Del éxito de esta operación dependerá no sólo el control la rigidez inicial de la trama funcional de la familia es
del proceso terapéutico, sino la posibilidad de producir un remplazada poco a poco por una mayor elasticidad en
brusco desequilibrio en la rígida definición de las funcio- la atribución de las funciones singulares. Una estructura
nes asignadas a cada uno, que estorbe eventuales tenta- familiar altamente estable es sustituida en el tiempo por
tivas de compensación homeostática. una organización nueva, la terapéutica, inestable y provi-
Lo que llevamos dicho puede dar lugar a equívocos: sional. El proceso llegará a su término cuando los com-
en efecto, podría nacer la sospecha de que el terapeuta ponentes de la familia sean capaces de elegir, esto es,
trata de imponer a la familia una realidad propia, total- cuando estén en condiciones de aceptar lo «imprevisible»
mente arbitraria y ajena a los problemas que esta le pre- y esto forme parte de sus «reglas» (Andolfi y Angelo, 1980).
senta. Y esta sospecha podría reforzarse además por el Para conseguirlo, tendrán que aprender a aprender, es
hecho de que el comportamiento del terapeuta es activo, decir, modificar los esquemas sobre cuya base se desarro-
tanto que se lo podría definir como «manipulatorio». En llaba hasta ese momento la elaboración de sus experien-
nuestra opinión, el terapeuta no introduce elementos «ex- cias. Tamaño suceso explica las resistencias que la familia
ternos» si cuanto dice o hace en la sesión es fruto del ma- opone; el problema principal es «cómo superarlas»: el
terial que ha surgido en su trascurso. En efecto, se debe método que exponemos es una de las respuestas posibles.

44 45
http://psicoalterno.blogspot.com/

2. La redefinición como matriz evolución de la relación (Whitaker, 1977). En la prácti-


de cambio ca, si se quiere evitar que cada información nueva sea
organizada dentro de esquemas consabidos, la «lectura»
de las relaciones requiere nuevas y nuevas definiciones a
medida que se avanza.
Para definirse a sí misma, la familia utiliza modalidades
explícitas e implícitas; estas últimas consisten en todas
las actitudes y conductas no verbales que califican las
interacciones entre los familiares y entre estos y el tera-
Redefinición de la relación terapéutica peuta. Este, a su vez, puede redefinir las relaciones en
el nivel explícito (casi siempre verbal) o implícito (casi
Como se expuso en las páginas anteriores, la formación
siempre no verbal); es lo que muestra el siguiente frag-
del sistema terapéutico es un proceso que prevé continuas
mento de sesión.
intervenciones del terapeuta en el sentido de la redefini-
Era la familia de un paciente psicótico de 14 años; la
ción. Este parte de la definición más o menos explícita
componían la madre, el padre, el paciente designado y su
que la familia hace de sí, y procura modificarla cambian-
hermano mayor, que en esa primera sesión no estuvo pre-
do el significado de las interacciones entre sus miembros
sente. Desde el comienzo el paciente polarizó sobre sí la
o entre estos y él mismo. La redefinición tiene el propó-
sito de trastornar las pautas de comunicación entre los di- atención con un comportamiento extravagante y un len-
versos subsistemas, hasta que su mantenimiento se vuelva guaje incongruente, frente a lo cual los padres reacciona-
imposible y se engendre una modificación suficientemente ban con angustia y turbación.
estable de la trama relacional y de los valores que la
sustentan. T.: ¿Cuánto tiempo por día tienen que soportar esta mú-
Como estas familias se empeñan de continuo en asimi- sica en casa?
lar a los esquemas habituales cualquier información nue- Padre: Continuamente.
va, cada redefiriición corre el riesgo de ser englobada en T.: ¿Cuántas horas, más o menos? (Hace esta pregunta
pautas consabidas, lo que la volverá inoperante. En efec- dirigiéndose al paciente.)
to, la familia intentará extender al sistema terapéutico sus Carlo: Depende de ellos, según cómo me irriten.
propias reglas, porque buscará el mejor modo de enredar T.: Es decir que si te cansan demasiado, respondes «con
al terapeuta en su propio juego. El terapeuta se ve enton-
música».
ces, desde la primera sesión, en la necesidad de redefinir
las relaciones dentro del subsistema «familia», y entre él Carlo: Así, así; es cuestión de puntos de vista. Cuando
y uno o más miembros de ella. El resultado final es el tienen que hablar conmigo, ellos dicen «eres siempre exa-
mismo, porque el cambio de una sola relación influye por gerado, dices siempre las mismas cosas, tienes una idea
vía de consecuencia sobre las demás; en efecto, todas con- fija». ¿Y qué? ¿Quiénes van al paraíso? ¡Los que tienen
tribuyen al equilibrio del sistema en su conjunto. De he- una idea fija!
cho, cualquier estímulo significativo introducido en el Padre: Pero, ¿eso qué significa?
interior del sistema tenderá a modificar la relación entre Cario: Y bueno, en el paraíso... la justicia, la verdad,
sus miembros, pues pondrá de manifiesto características ¿saben ustedes dónde están? ¿De parte de quiénes están?
nuevas. Pero si el terapeuta advierte que su nuevo input T. (con aire de indiferencia, haciendo como que no escu-
es utilizado para recrear en una forma diferente un equi- cha, toma un cenicero de pie y se lo alcanza al paciente):
librio tan rígido como el anterior, deberá cambiar su re- ¿Puedes tenerlo un momento mientras hablo?
definición o ampliar la complejidad de esta, de manera Carlo: Con mucho gusto. (Toma el cenicero y lo sostiene
de mantener el grado de incertidumbre que promueva la un poco levantado con una mano, con expresión de des-
concierto, todo lo cual le hace adoptar una pose absurda
y ridicula.)
46
47
http://psicoalterno.blogspot.com/

T.: Pero no, debes apoyarlo en el suelo, así. (Corrige un consiguiente, ya la modalidad de recopilación de las infor-
poco la posición del paciente, volviéndola más innatural maciones importa una tentativa de redefinición.
todavía.) Los diálogos que hemos reproducido ponen de mani-
T. (a los padres): ¿Quién de ustedes dos piensa que este fiesto que, a diferencia de otras técnicas, el objetivo no
hijo es más un actor o más un tonto? ¿Cuál de las dos es lograr que los miembros de la familia se comuniquen
cosas? mejor entre sí o de manera más comprensible; en efecto,
Padre: En este momento está... la comunicación siempre es mediada por el terapeuta,
T.: No, le pido una respuesta simple. quien escoge el input que introducirá, recurriendo a pre-
Padre: Bueno, mitad v mitad, porque esperamos que sea guntas que lo vehiculizan. No consideramos necesario un
algo pasajero. Porque antes estaba bien, hace dos años cotejo o un diálogo entre las personas que asisten a la
era normalísimo. sesión, como no sea para permitir al terapeuta recopilar
T.: Sí, ¿pero hoy? (Repite la pregunta.) datos con miras a sus intervenciones o para imprimirles
Padre: Tenemos casi la misma opinión. mayor fuerza, utilizando lo que ha salido a la luz en el
Madre: Pero quizás él es más optimista. curso de las interacciones. Es posible que los intercam-
T.: ¿Qué significado tiene ese optimismo? ¿Se inclina más bios más útiles se produzcan de manera espontánea fuera
al tonto o al actor? de las sesiones, por vía de la elaboración posterior de las
Padre: Al actor, sin duda. «definiciones» que el terapeuta dio de lo sucedido. De
hecho, el cambio consiste en el trabajo continuo que cada
Como se advierte, la redefinición del terapeuta no ten- miembro realiza para definirse respecto de la definición
día sólo a ridiculizar la conducta del paciente y a disipar dada por el terapeuta, lo que llevará a una mudanza de
el clima de tragedia y de angustia con que se la vivía en los modelos de relación y de los valores en juego. Esto
la familia, sino, además, a crear un contexto que diera importa modificar la distribución y la amplitud de los es-
congruencia a sus acciones, confiriendo un significado pre- pacios personales, y liberar las valencias que hasta ese
ciso y una connotación de conducta voluntaria a sus ex- momento permanecían ocupadas en funciones estereotipa-
travagancias. Y al mismo tiempo, demandaba al paciente das de interacción.
que definiera su relación con el terapeuta; por vía indirec-
ta le comunicaba: «Si quieres establecer una relación fe-
cunda conmigo, debes explicarte más, debes hablar de tus
problemas de manera comprensible, sin recurrir a estrata- Redefinición del contexto
gemas infantiles. Si has conseguido engañar a tus padres,
has de saber que no lograrás lo mismo conmigo». Este Cada uno da una definición de sí no sólo por lo que
mensaje alcanzaba al propio tiempo a los padres en la dice, sino por las acciones que realiza, los instrumentos
forma de una invitación implícita a no dejarse «tomar el o los objetos que emplea, el modo en que los usa o el sig-
pelo», moviéndolos a que apreciaran de otra manera la acti- nificado que les atribuye: todos estos ingredientes con-
tud del hijo. tribuyen a la creación del contexto en que se desenvuelven
Aun en los casos en que la demanda del terapeuta de los intercambios de interacción, al par que, de rechazo,
obtener informaciones diferentes de las proporcionadas en son condicionados por este.
ese momento por los pacientes parece solamente destina- Esto es válido también en terapia, y se puede ob-
da a precisar un problema o una determinada conducta, servar que conductas, objetos de uso común o personal,
en realidad pone esa conducta en relación con el modo en así como actos ritualizados, se utilizan para manifestar las
que actúan los demás. Por medio de preguntas que se propias intenciones, comentar conductas de los demás y,
insertan en una «sintaxis» relacional, las diferencias entre en definitiva, proponer contextos para la inserción de los
los diversos miembros del sistema adquieren un valor im- intercambios relacionales. En ocasiones basta con introdu
portante como informaciones (Selvini Palazzoli, 1980). Por cir un elemento nuevo —p. ej., realizar una acción diferen-

48 49
http://psicoalterno.blogspot.com/

te, producir un desplazamiento espacial de las personas, Madre: Justamente, todo es una gran confusión.
modificar el ritmo de las interacciones intercalando silen- T.: Pero, ¿por qué en vez de hablar no desmenuza? ¿Se
cios o proponer intercambios entre ciertos miembros del sirve otra? (le ofrece, en la palma de la mano, otras colillas).
sistema— para obtener un cambio del contexto (Selvini Madre: Entonces, ¿qué deben hacer estas personas además
Palazzoli, 1970; Andolfi, 1977); y este cambio, a su vez, de pedir asistencia?
condicionará las interacciones posteriores. De este modo, T.: Desmenuzar...
actuando sobre esos elementos y por medio de ellos, el Madre: Pero en algún momento se termina de desme-
terapeuta tiene la posibilidad de redefinir las relaciones nuzar. ..
en diversos niveles. Veamos un ejemplo. T.: No; de estas hay muchísimas, se las encuentra por
Era una sesión con la familia de una paciente anoré- todas partes. Y están los que desmenuzan con las manos,
xica de veinte años, que participaba en la terapia junto los que desmenuzan con el cerebro, desmenuzan siempre.
con sus padres y una hermana menor. El contexto era de Están los que han desplazado todo dentro de las células
falsa colaboración, y la familia utilizaba un repertorio cerebrales. (Indica a la paciente anoréxica, y alude al he-
«interpretativo» adquirido en el curso de una experiencia cho de que «se hace la intelectual».) Hasta el punto de
terapéutica anterior; esto creaba un clima de debate for- comer con las células cerebrales, orinar con las células ce-
mal. La madre era quien se mostraba más empeñada en rebrales, defecar con las células cerebrales y lamer las mi-
esta actividad, al tiempo que controlaba que no afloraran gajas de los otros con las células cerebrales.
emociones demasiado intensas. Hacia la mitad de la se-
sión, el terapeuta empezó a juguetear con el cenicero que Por medio de una conducta no verbal, poco a poco se
tenía junto a sí; tomó unas colillas de cigarrillo, empezó modificó el contexto en que se desenvolvía la sesión, lo
a desmenuzarlas lenta y metódicamente, sin hablar, y con que hizo que las interacciones posteriores cambiaran de
aire absorto dejaba caer los pedacitos al suelo; la familia significado. Las colillas en las manos del terapeuta y lo rít-
continuaba hablando, pero sus miembros prestaban aten- mico de su desmenuzamiento ponían de manifiesto la
ción, como fascinados, a lo que sucedía, y lo hacían por verbosidad de la familia y revelaban una dimensión tem-
períodos cada vez más prolongados. Sobrevino un car- poral que por su lentitud determinaba una atmósfera de
gado silencio. mortal aburrimiento. En el momento mismo en que cabía
esperar que prestara la máxima atención a los esfuerzos
T. (dirigiéndose a la madre, pero con la vista fija en las que la familia hacía por parecer convincente y coopera-
colillas que desmenuza): ¿Por qué no prueba de hacer lo dora, el terapeuta se abstrajo de lo que ocurría y se dedicó
que yo hago? Si lo hiciera, quizá lograría sentir en lugar a una operación aparentemente sin sentido, desligada por
de permanecer prisionera del mar de palabras que viene completo del contexto planteado. Era como si comunica-
vomitando desde hace tantos años. (Le alcanza una coli- ra, por el canal no verbal: «No me interesa absolutamente
lla de cigarrillo, que la madre empieza a desmenuzar au- nada lo que están diciendo, porque sé que no corresponde
tomáticamente.) a los sentimientos reales de ustedes y, sobre todo, no es lo
Madre (tras un largo silencio): ¿Que lo estoy desmenu- que en este momento los preocupa principalmente. Los
zando todo? ¿ E s lo que quiere decir? discursos de ustedes dejan traslucir que han perdido la fe
T.: Es lo que yo siento si me pongo en su lugar. en la posibilidad de tener una relación satisfactoria con
Madre: Justamente, que se está desmenuzando todo. Que los demás. Sólo si aceptan vivir su sentimiento de impo-
todo lo que digo es inútil; que está equivocado lo que tencia pueden esperar obtener algún elemento útil de esta
digo, que quizá sin darme cuenta de lo que hago, sólo terapia».
pienso en mí misma y no en los demás. Que entonces voy El nuevo contexto no sólo redefinía las relaciones en el
por un camino equivocado, no s é . . . interior del sistema familiar, sino las relaciones entre este
T.: Pero vaya a descubrir cuál es el pedacito que perte- y el terapeuta. Este recurrió a un quehacer marginal para
nece a la mamá, cuál al papá, cuál a las hijas. escapar del contexto inicial y crear uno diferente, en que

50 51
http://psicoalterno.blogspot.com/

Laura, enviada a consulta por problemas de «depresión y


su. picpia acción adquiría una posición más v más central,
auorexia». Desde el estallido de los primeros trastornos,
y cargada de significado.
la familia, con el pretexto de la enfermedad de la hija,
Como en el caso de los demás procedimientos que per-
vivía prácticamente separada; por consejo de una psicó-
miten redefinir el problema, también en este, de la modi-
loga, la niña había sido trasladada, con su madre, a casa
ficación del contexto, las intervenciones más eficaces se
de unos parientes. Desde ese momento Laura obligó a
sitúan en un nivel implícito; casi siempre utilizan comu-
sus padres a turnarse a su lado. En la sesión estaban
nicaciones no verbales, que resultan menos manipulables
presentes la paciente, sus padres, y sus hermanas Marina,
y están menos expuestas a respuestas defensivas.
de 9 años, y Carla, de 5. En la primera parte de la en-
trevista se había hablado de la importancia de la abuela
materna, que tenía una actitud «dulce» hacia Laura, afir-
mación por otra parte desmentida por la paciente.
Redefinición del problema
Madre (dirigiéndose a Laura): ¿ L e puedo contar al doctor
La redefinición del problema que la familia trae y, por
que antes de estar mal eras muy apegada a la abuela?
lo tanto, de su/demanda de terapia, no se podrá llevar a
Laura: Sí, sí.
cabo mientras la conducta sintomática del paciente per-
T. (a la madre): Disculpe usted, pero, ¿siempre pide per-
manezca artificiosamente aislada del contexto de las re-
miso a su hija cuando quiere manifestar algo que usted
laciones donde tiene su sitio naturaíf sería como confun-
piensa?
dir un cristal mineral con la sustancia química de que
se compone, cuando en verdad sólo representa una de sus Madre: Antes no pedía permiso a nadie-, ahora, desde que
posibles expresiones estructurales. se ha creado esta situación en casa, por temor de herir
la susceptibilidad...
^Nuestro objetivo es, en consecuencia, trasferir el sín-
Ixiura (interrumpiendo): Sin embargo, lo acabas de decir.
toma a un plano relacional, haciendo de manera que a los
Madre: . . . le pido permiso.
ojos de todos se revele funcional para el mantenimiento
T.: ¿A quién más le pide permiso cuando quiere manifes-
de las relaciones. Se trata, entonces, de analizar la estruc-
tar su opinión sobre algo?
tura de la que el problema es manifestación, y de redefi-
Madre: A nadie; a mi marido no.
nir las relaciones que lo originan. Si conseguimos quitar
Laura: No; ahora, a todos.
a la «perturbación» las connotaciones reductoras y desva-
lorizantes que en general se le atribuyen, podremos situar- Madre: Puede ser que ahora pida permiso a todos porque
la en una dimensión relacional diferente que nos permita me siento la persona acusada, si se puede decir a s í . . .
procurar modalidades nuevas de relación]! Así, la conduc- T.: ¿ E s así como usted se siente?
ta sintomática, que por lo común es considerada un pro- Madre: Sí, me siento así; antes de abrir la boca lo pienso
blema individual, se convierte en un problema de todos bien porque siempre temo equivocarme.
los miembros de la familia, en una realidad más compleja. T.: Vava una posición la suya... (Se dirige al padre:) ¿Tam-
Desde luego que no alcanzaremos este resultado con sólo bién el papá pide permiso a Laura cuando quiere decir
explicar a la familia los conceptos de la circularidad; es algo?
preciso redefinir en la práctica las relaciones y el con- Padre: Normalmente no, ni siquiera ahora; a menos que
texto en que se desenvuelven. Por esta vía se alcanzará, me equivoque, pero... a veces digo lo que pienso. (Mira
junto con la familia, una descomposición y una reestruc- a Laura.) ¿No es cierto?
turación de los elementos constitutivos del problema, los T. (se dirige a la madre): Me parece que su marido la
mismos que permitirán observarlo en una dimensión di- imita muy bien, ¿sabe usted?
ferente. Madre: ¿Dice que mi marido me imita?
A título de ejemplo reproduciremos un fragmento de la T.: En cuanto a pedir permiso, sigue los pasos de usted.
entrevista inicial con la familia de una niña de 12 años. Madre: Hav que ver desde qué punto de vista se lo mira...

52 53
http://psicoalterno.blogspot.com/

T. (se dirige a Laura): Trasládate aquí con la silla, pero


justo a mitad de camino entre mamá y papá. (Laura se tras- der sobre qué podríamos trabajar juntos, porque todavía
lada y se sienta exactamente en medio de sus padres.) no lo tengo en claro.
Maáte: Bueno, en este período creo que ocurre justamen-
te eso. Como se advierte, el problema expuesto por la familia
T. (habla a Laura con tono resuelto): Laura, ¿eres una niña fue redefinido por medio de una lectura diferente de los
de 12 años o King Kong? roles atribuidos a cada miembro. La figura de Laura, a
Laura: Una niña de 12 años. quien inicialmente habían presentado como una niña nece-
T. (sigue dirigiéndose a Laura): ¿Y por qué entonces en tu sitada de asistencia y de afecto porque se sentía deprimida
casa te tratan como a King Kong? Pero, ¿sabes tú quién e impotente, adquirió, a medida que se sucedían las pre-
es King Kong? guntas y las respuestas, connotaciones por completo diferen-
Laura: Sí, sí. tes, hasta que su rol cambió totalmente. Merced a una
T. (ahora se dirige a las hermanitas): ¿Y ustedes saben quién serie de preguntas y de observaciones, se subvirtió el sig-
es King Kong? (Y ante el gesto de negación de ellas:) Ex- nificado de la relación entre la paciente y sus padres: la
plícaselo tú, Laura. «pobre niña» agobiada por la enfermedad se convertía
Laura: Es un mono enorme, fuerte: hasta han hecho una en la poseedora de atributos de fuerza sobrehumanos; era
película. la persona que dominaba todas las comunicaciones intra-
T. (se va de la sala y regresa con una pila de almohadones familiares. Al parecer, ello sucedía sobre la base de nece-
que coloca en la silla de Laura, quien entonces sigue en sidades de las que ella se hacía intérprete por delega-
medio de los padres, pero en posición mucho más elevada): ción voluntaria de todos los miembros de la familia. Para
Mira, no quiero decir que te parezcas a un mono, sino reforzar la «nueva» imagen de Laura, el terapeuta recu-
sólo que pareces una persona muy alta, que está por encima rrió primero a un desplazamiento espacial, con lo cual
de todos, y de la que todos tienen miedo. ¿Has visto cómo reestructuraba visualmente la relación entre la niña y los
te miran papá y mamá cuando hablas tú? Dime un poco, padres; después echó mano de objetos (los almohadones)
¿cómo has hecho? Porque yo a los 12 años no tenía en por medio de los cuales exageró el papel de Laura hasta
casa toda la importancia que tienes tú. Explícame el se- volverlo ridículo.
creto. ¿Cómo has hecho para adquirir tanta importancia? En estos pasajes asistimos a un progresivo cambio del
Laura (desde lo alto de su posición, con ira): No soy im- contexto, que poco a poco se expandió hasta rozar lo gro-
portante ni siquiera ahora, soy normal. tesco cuando se propuso la imagen de King Kong: en ese
T. (a Laura): ¿Papá y mamá te piden permiso más a ti o proceso la angustia iba creciendo, para desahogarse al fin
se lo piden más a la abuela? en una risa liberadora.
Laura: C r e o . . . que a ninguna de las dos.
T.: ¿Cómo? ¿No has advertido que mamá apenas abre la Resulta evidente que la subdivisión que hemos estable-
boca teme equivocarse, y por eso está siempre turbada? cido entre los diversos tipos de redefinición persigue sobre
Laura: Yo no lo creo. todo un objetivo didáctico. En la práctica, la redefinición
T. (a la madre): Observe, señora; no sólo se siente atribu- explícita, la implícita y la de contexto se producen casi
lada, sino que ni siquiera le creen. siempre de manera simultánea y se refuerzan unas a otras.
Madre: Así es. La redefinición explícita es preparada, modulada, precisa-
T. (al padre): ¿Usted cree que su esposa se siente en difi- da por la implícita, y a la inversa; el contexto es modifi-
cultades en este período? cado por las redefiniciones verbales y no verbales, y a su
Padre: Sí, creo que sí. vez las puede volver más eficaces o absolutamente inútiles.
Laura (con aire resentido): ¡Epa, epa!
T.: He prestado mucha atención a lo que ustedes dicen,
pero sinceramente me gustaría que me ayudaran a enten-

54
55

Вам также может понравиться