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Anemia

La anemia es un nivel anormalmente bajo de glóbulos rojos. Ocurre cuando:

 El cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos.

 El cuerpo pierde sangre.

 El cuerpo destruye los glóbulos rojos.

Es frecuente que las personas con cáncer padezcan de anemia. Esto es


especialmente cierto en el caso de quienes reciben quimioterapia. La mayoría de
las personas con anemia se sienten cansadas o débiles. Es posible que las personas
con este síntoma presenten más dificultades para sobrellevar las demandas físicas
y emocionales del tratamiento.

Información acerca de los glóbulos rojos


Los glóbulos rojos contienen hemoglobina. La hemoglobina es una proteína de
hierro que transporta el oxígeno a todas las partes del cuerpo. Cuando los niveles
de glóbulos rojos están demasiado bajos, las partes del cuerpo no reciben
suficiente oxígeno. Como consecuencia, no pueden funcionar adecuadamente.

Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea. La médula ósea es el tejido


blando y esponjoso que se encuentra dentro de los huesos más grandes. Una
hormona denominada eritropoyetina le indica al cuerpo cuándo producir más
glóbulos rojos. Esta hormona se produce en los riñones. Por lo tanto, el daño a la
médula ósea o los riñones puede provocar anemia.

Signos y síntomas
El control de los síntomas, que pueden incluir anemia, constituye una parte
importante de la atención y el tratamiento del cáncer. Esto se denomina cuidados
paliativos o atención de apoyo. Hable con su equipo de atención médica sobre
cualquier síntoma que experimente usted o la persona que está cuidando.
Las personas con anemia pueden presentar algunos de estos síntomas:

 Fatiga.
 Debilidad muscular.

 Latidos cardíacos rápidos o irregulares.

 Dolor de pecho ocasional.

 Problemas para respirar o falta de aire.


 Mareos o desmayos.

 Piel o labios pálidos.


 Dolores de cabeza.
 Problemas de concentración.

 Insomnio.
 Problemas para retener el calor.

 Problemas de sangrado.

Causas de la anemia
Los siguientes factores pueden producir anemia:

Quimioterapia. La quimioterapia daña la médula ósea. Sin embargo, esto por lo


general es temporal y la anemia suele mejorar unos pocos meses después de la
finalización de la quimioterapia. Además, la quimioterapia con fármacos de platino
puede dañar los riñones. Estos fármacos incluyen cisplatino (Platinol) y
carboplatino (Paraplatin).

Radioterapia. Determinados tipos de radioterapia dañan la médula ósea:


 Radioterapia en grandes áreas del cuerpo

 Radioterapia en los huesos de la pelvis, las piernas, el tórax o el abdomen

Determinados tipos de cáncer. La leucemia, el linfoma y el mieloma múltiple


dañan la médula ósea. Además, los tipos de cáncer que se extienden al hueso o la
médula ósea pueden desplazar a los glóbulos rojos normales.
Náuseas, vómitos y pérdida del apetito. Las náuseas, los vómitos y la pérdida
del apetito pueden provocar una falta de nutrientes. El cuerpo necesita estos
nutrientes para producir glóbulos rojos. Entre ellos se incluyen hierro, vitamina
B12 y ácido fólico.

Sangrado excesivo. A veces, el cuerpo pierde glóbulos rojos más rápido de lo que
puede reemplazarlos. Esto puede suceder después de una cirugía o si un tumor
provoca un sangrado interno.
Diagnóstico de la anemia
Los médicos usan un análisis de sangre para diagnosticar anemia. Se
denomina hemograma completo (en inglés). Los resultados del análisis incluyen
la cantidad de glóbulos rojos. El recuento de glóbulos rojos se mide de varias
formas. Las 2 mediciones más frecuentes son la hemoglobina y el hematocrito. El
hematocrito es el porcentaje de la sangre que está compuesta por glóbulos rojos.
Es posible que las personas con tipos de cáncer específicos o que reciben ciertos
tratamientos para el cáncer se realicen análisis de sangre en forma habitual. A
través de estos análisis, se intenta detectar la anemia y otros problemas
relacionados con la sangre. Si los resultados de los análisis indican que usted
padece anemia, es posible que deba hacerse análisis adicionales para encontrar la
causa.

Tratar la anemia
Los médicos tratan la anemia en función de la causa y los síntomas. Algunos
ejemplos:

Transfusión de sangre
Si la anemia provoca síntomas, es posible que necesite una transfusión de glóbulos
rojos.

Medicamentos
Si la quimioterapia causa anemia, es posible que los médicos receten fármacos
denominados agentes estimulantes de la eritropoyesis (erythropoiesis-stimulating
agents, ESA). La eritropoyetina es una hormona que elabora naturalmente el
cuerpo mediante los riñones. Ayuda a la médula ósea a producir más glóbulos
rojos.

Los ESA son formas de eritropoyetina que se fabrican en el laboratorio. Actúan


indicándole a la médula ósea que produzca más glóbulos rojos. Estos incluyen
epoetina alfa (Epogen, Eprex, Procrit) y darbepoetina alfa (Aranesp). La epoetina y
la darbepoetina son igualmente eficaces para tratar la anemia debido a la
quimioterapia y tienen riesgos similares.

La epoetina y la darbepoetina se inyectan en el cuerpo a intervalos regulares.


Pueden tardar varias semanas en comenzar a actuar.

La American Society of Clinical Oncology (Sociedad Estadounidense de Oncología


Clínica) y la American Society of Hematology (Sociedad Estadounidense de
Hematología[ASH]) brindan las siguientes recomendaciones para usar epoetina y
darbepoetina:

 Cuándo se pueden administrar ESA. Los ESA se pueden administrar para


tratar la anemia en los siguientes casos.
o Si está recibiendo quimioterapia como tratamiento para controlar
los síntomas del cáncer, llamado “tratamiento paliativo”.

o Si tiene síndrome mielodisplásico (SMD) de bajo riesgo, incluso


cuando no le están administrando quimioterapia. El SMD es un
trastorno de la médula ósea que también puede causar anemia.

 Cuándo no se deben usar ESA. Los ESA no están recomendados en los


siguientes casos:
o Si no está recibiendo quimioterapia.

o Si está recibiendo quimioterapia para curar el cáncer.

o Si el nivel de hemoglobina es de 10 g/dl o más.

 Cómo se administran los ESA. Los ESA se administran en la menor dosis


necesaria para aumentar el nivel de hemoglobina lo necesario para evitar
una transfusión de sangre, que puede ser diferente según las circunstancias.
La dosis se puede disminuir cuando se llega a ese nivel, o si el nivel de
hemoglobina aumenta más de 1 g/dl en el plazo de 2 semanas.
Si su nivel de hemoglobina no aumenta después de 6 a 8 semanas, el
tratamiento con ESA no está funcionando y el médico debe interrumpirlo.

 Riesgos de los ESA Los ESA están vinculados a riesgos de salud graves,
como un mayor riesgo de muerte y coágulos de sangre. Hable con el
médico sobre los posibles riesgos y beneficios de usar ESA. Los riesgos y
beneficios se deben comparar con los riesgos y beneficios de una
transfusión de glóbulos rojos. Usted y su médico deben tener precaución
especial sobre el uso de estos fármacos si usted tiene un mayor riesgo de
que se le formen coágulos de sangre.
Los factores de riesgo de tener un coágulo de sangre debido a ESA incluyen
los siguientes:

o Un coágulo de sangre anterior.

o Una cirugía importante reciente.

o Largos períodos de reposo en cama o actividad limitada (como estar


internado).

o Algunos tipos de quimioterapia y hormonoterapias.

o Algunos tipos de tratamiento para el mieloma múltiple (en especial


talidomida [Thalomid] o fármacos similares).
Suplementos de vitaminas o minerales.
Si una falta de nutrientes causa anemia, los médicos pueden recetar suplementos.
Entre ellos se incluyen hierro, ácido fólico o vitamina B12. Estos suplementos
suelen ser comprimidos que se administran por vía oral. Algunas veces, podría
recibir una inyección de vitamina B12. Esto podría ayudar a que el cuerpo absorba
la vitamina.

Además, considere la posibilidad de consumir alimentos con alto contenido de


hierro o ácido fólico.

Los alimentos con alto contenido de hierro incluyen los siguientes:

 Carne roja

 Frijoles (legumbres)

 Albaricoques secos

 Almendras

 Brócoli

 Panes y cereales enriquecidos

Los alimentos con alto contenido de ácido fólico incluyen los siguientes:

 Espárragos

 Brócoli

 Espinaca

 Frijoles de Lima

 Panes y cereales enriquecidos


¿Qué es la leucemia?
La leucemia es un cáncer de los glóbulos blancos. Los glóbulos blancos (también conocidos
como leucocitos) combaten las infecciones y otras enfermedades.
En la leucemia, la médula ósea (el tejido esponjoso que hay dentro de los huesos) fabrica
muchos glóbulos blancos que no son normales. Estos glóbulos blancos anormales saturan
la médula ósea y entran en el torrente sanguíneo. A diferencia de los glóbulos blancos sanos,
esos glóbulos blancos anormales no pueden proteger al cuerpo de las infecciones.
A veces, la leucemia se extiende desde la médula ósea a otras partes del cuerpo, como el
pecho, el cerebro o el hígado.
La leucemia es el tipo de cáncer más frecuente en los niños. Pero la mayoría de los niños y
adolescentes a quienes se les trata la leucemia se curan de esta enfermedad.
Tipos de leucemia
La mayoría de los casos de leucemia en los niños son de:
leucemia linfoblástica aguda (LLA), que afecta a los linfocitos (un tipo de glóbulo blanco)
o de
leucemia mieloide aguda (LMA), que afecta a los blastocitos (glóbulos blancos inmaduros)
Entre los tipos menos frecuentes de leucemia en los niños, se incluyen los siguientes:
leucemia mielógena crónica (LMC)
leucemia mielomonocítica juvenil (LMMJ)
¿Cuáles son los signos y los síntomas de la leucemia?
Los niños con leucemia pueden tener más infecciones virales o bacterianas que otros niños.
Esto ocurre porque sus glóbulos blancos no pueden combatir las infecciones.
También pueden desarrollar anemia, que es cuando la cantidad de glóbulos rojos es
demasiado baja. Esto ocurre porque las células de la leucemia saturan la médula ósea, lo que
impide que la médula ósea fabrique una cantidad normal de glóbulos rojos encargados de
trasportar oxígeno.
Los niños con anemia pueden:
estar pálidos
estar muy cansados, débiles o faltarles el aliento mientras juegan
tener facilidad para que se les formen moretones, tener muchas hemorragias nasales, o
sangrar durante mucho tiempo después de hacerse un corte sin importancia
Otros síntomas de la leucemia son los siguientes:
dolor óseo y/o articular, que a veces causa renguera (cojera)
ganglios linfáticos inflamados en el cuello, la ingle u otras partes del cuerpo
falta de apetito y pérdida de peso
fiebre no asociada a otros síntomas
dolor abdominal
A veces, la leucemia se puede extender, o formar metástasis. Si se extiende y afecta al
cerebro, sus síntomas pueden incluir dolores de cabeza, convulsiones, problemas de
equilibrio o problemas en la vista. Si se extiende y afecta a los ganglios linfáticos del pecho,
los síntomas pueden incluir problemas para respirar y dolor de pecho.
Causas de la leucemia
Los médicos no saben exactamente cuál es la causa de la leucemia. Pero la mayoría de los
casos ocurren cuando tiene lugar un cambio (mutación) en un gen que ocurre de forma
espontánea. Esto significa que no se trata de una mutación genética trasmitida por los
padres.
Los niños son más proclives a desarrollar una leucemia si:
tienen un gemelo que ha tenido leucemia siendo muy joven
tienen un mellizo u otro hermano con leucemia
se han sometido a radioterapia o a quimioterapia para tratar otros tipos de cánceres
han tomado medicamentos que debilitan el sistema inmunitario después de someterse a un
trasplante de órganos
tienen un problema de salud de base genética, como los siguientes:
síndrome de Li-Fraumeni
síndrome de Down
síndrome de Klinefelter
neurofibromatosis
ataxia telangiectasia
anemia de Fanconi
¿Quién puede desarrollar una leucemia?
La leucemia afecta a adultos y a niños. Es más frecuente en los niños que en las niñas. Hay
diferentes tipos de leucemia que afectan a grupos diferentes de niños:
La leucemia linfoblástica aguda (ALA) es más frecuente en niños de 2 a 8 años de edad.
La leucemia mieloide aguda (LMA) pueden ocurrir en cualquier edad, pero la mayoría de los
casos afectan a niños menores de 2 años y a adolescentes.
La leucemia mielógena crónica (LMC) es la más frecuente en los adolescentes.
La leucemia mielomonocítica juvenil (LMMJ) afecta a bebés y a niños de hasta 3 años de
edad.
¿Cómo se diagnostica la leucemia?
Para saber si un niño padece una leucemia, el médico:
Hará preguntas sobre los síntomas que presenta el niño.
Hará una exploración física al niño para detectar posibles signos de infección, anemia,
sangrados inusuales y ganglios linfáticos inflamados.
Palpará el abdomen del niño para evaluar el tamaño del hígado y del bazo porque la
leucemia puede hacer que estos órganos aumenten de tamaño.
El médico también pedirá algunos análisis de sangre. Dependiendo de los resultados, es
posible que también solicite más pruebas, como las siguientes:
una biopsia de médula ósea
una punción lumbar
pruebas de diagnóstico por la imagen, como radiografías
pruebas genéticas
¿Cómo se trata la leucemia?
Un oncólogo pediátrico (un médico especializado en el cáncer infantil) será quien dirija el
equipo médico que trate la leucemia de su hijo. El oncólogo trabaja con otros especialistas,
como enfermeros, trabajadores sociales, psicólogos y cirujanos.
La quimioterapia es el principal tratamiento de la leucemia en los niños. Las dosis y los
medicamentos usados pueden diferir en función de la edad del niño y del tipo de leucemia
que tenga.
Otros tratamientos incluyen:
la radioterapia: rayos X de alta energía para matar las células cancerosas
terapia dirigida: medicamentos específicos que detectan y atacan a las células cancerosas
sin perjudicar a las células normales
trasplante de células madre: introducir en el cuerpo células madre sanas
De cara al futuro
Con un tratamiento adecuado, el pronóstico de los niños y adolescentes con leucemia es
bastante bueno.
En la infancia, la mayoría de las leucemias tienen índices de remisión muy altos, algunas de
hasta el 90%. Por remisión, entendemos que los médicos dejan de detectar células
cancerosas en el cuerpo del paciente. La mayoría de los niños con leucemia se curan. Esto
significa que están en remisión permanente.
Tener un hijo a quien se le debe tratar un cáncer puede ser muy duro para cualquier familia.
Pero usted no está solo. Si quiere buscar apoyo, hable con alguna persona del equipo que
trata a su hijo o con un trabajador social del hospital. Existen muchos recursos para
ayudarlos, a usted y a su hijo.
También puede encontrar información y apoyo en línea en:
El Instituto Nacional del Cáncer
American Childhood Cancer Organization (solo disponible en inglés)
Sociedad Americana contra el Cáncer

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