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TRES CUESTIONES SOBRE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

EDWARD ANDRES ACEVEDO OPSINA1

UNIVERSIDAD DEL VALLE

Resumen

En el siguiente ensayo se abordará tres escenarios sobre los cuales debe ser estudiada la
llamada Teología de la Liberación, por un lado, la revisión temporal y espacial de cualquier
proceso resulta ser un determinante fundamental en la mirada histórica. En esta ponencia se
situará el contexto que dio origen a la Teología de la Liberación y a sus más célebres
representantes. La décadas de los 60 y los fluctuantes movimientos sociales, la renovación
litúrgica y pastoral del Concilio Vaticano II y la Revolución Cubana, hace parte de algunos
apuntes contextuales que permiten dar significado histórico a nuestro tema en cuestión que
además dentro de una ubicación espacial debe entenderse en el Continente Latino Americano.

En un segundo momento y de forma rápida se presentará una caracterización muy genérica


de la llamada Teología de la Liberación y que servirá de base para comprensión del tercer
momento del ensayo y que explica el título del mismo

Como tercer lugar de la reflexión y porque es la naturaleza del proceso político religioso, se
conceptualizará sobre algunos principios teológicos que protagonizan la discusión del
proceso dentro de la institucionalidad Religiosa, esto es abordar el concepto de Libertad, de
pobreza, de transformación, esclavitud y liberación. Dichos conceptos lideran por un lado la
propuesta novedosa de la Teología de América Latina, pero también es el punto de giro sobre
las cuestiones que dentro de los debates teológicos se darán en la Iglesia Católica desde la
década de los 60 hasta los 80 aproximadamente.

Para el desarrollo de estos tres planteamientos, se ha tenido en cuenta algunos aportes


significativos de pensadores que dentro de dicha temporalidad permitieron la mejor
conceptualización del proceso, entre muchos encontramos a Leonardo Boff, Gustavo

1
LICENCIATURA EN HISTORIA
2

Gutiérrez y Enrique Dussel, pero también los apuntes que sobre la Teología de la Liberación
la Prefectura de la Congregación para la Doctrina de la Fe expuso a finales de la década de
los 80s.

Palabras clave: Teología, Liberación, Pobre, dialéctica y Transformación

Los Aires de “Aggionarmento della Chiesa”

En un escenario de fluctuantes cambios en América Latina desde la década de los 60s: la


avanzada socialista, el surgimiento de guerrillas de izquierda (continente Latinoamericano),
los gobiernos dictatoriales, los diferentes movimientos sociales y las renovaciones
eclesiásticas (Concilio Vaticano II), explica con gran acervo lo que en sí fue la llamada
Teología de Liberación.

La definición de esta teología está unida al compromiso de la iglesia con la realidad de


pueblos que sufren y experimentan la opresión de otros, de esta forma la llamada Teología
de Liberación hace ruptura de una teología sistemática especulativa, para dar paso a una
teología de la acción dentro de un contexto político, social y económico concreto como el de
América Latina. No es misión diferente de la Teología de la Liberación que la transformación
de un pueblo que habita en las tinieblas y que clama por ver la luz.

Ahora bien para entender el contexto en el que aparece la llamada teología de la Liberación,
resulta importante acercarnos a los acontecimientos eclesiásticos que de forma directa e
indirecta justifican su aparición. En el año de 1959, el Papa Juan XXIII convocó un Concilio
Ecuménico, hecho que cambiaría de forma radical el rostro de la Iglesia frente al mundo. El
Concilio Ecuménicos Vaticano II, sería la puerta más grande, por medio la cual entrarían las
más profundas reformas de una iglesia milenaria cuyas tradiciones parecían inamovibles,
pues bien aunque cierto es que este Concilio fue un hito en la historia de la Iglesia Católica,
sus frutos no se verían de forma tan clara sino a partir de ciertos acontecimientos acaecidos
de manera especial en el continente Latinoamericano, lugar donde se concentraba el mayor
número de Católicos, a finales de las década de los 60s.
3

Sería importante señalar que aunque en materia litúrgica y en relación a ciertas expresiones
pastorales la iglesia asumió de forma rápida los legados del Concilio, en muchas lugares, en
especial en aquellos de influencia tradicionalista, las expresiones conciliares se darían de
manera muy somera, incluso en el caso Latinoamericano, donde se dio sin mayor vacilación
los frutos del Concilio, de esta manera se notaba un cierto temor por el despojo de tradiciones
centenarias. En relación a las transformaciones que asumiría la iglesia en América Latina,
alude a un asunto de coyuntura y no necesariamente a una disposición abnegada frente a las
disposiciones conciliares.

Entre las relevancia del Concilio Ecuménico Vaticano II estuvo la apertura de la Iglesia, o
por lo menos su actitud dialogante con el mundo, aunque la cosa no resultó del todo sencillo,
pues la iglesia debió asumir en algunos campos, una postura poco radical u absolutista, hecho
que provocó en los sectores más conservadores reacciones separatistas como el caso
lefebvreriano.2 Pero pese a este tipo de dificultades, queda claro que el Concilio traía nuevas
corrientes de aires a la Iglesia.

En lo referente al dialogo de la iglesia con el mundo y sus diferentes dinámicas, habría que
señalar que el Concilio se mostró bastante condescendiente frente algunos aspectos, en otros
casos y de forma contundente se mostró muy crítico, en especial en lo referente a los nuevos
escenarios políticos y económicos que caracterizaban al mundo en la décadas de los 60s.

La postura de la iglesia en materia político- económica estuvo en relación a la crítica de los


dos modelos imperantes durante el Concilio y en periodos posteriores a él. La crítica al
Capitalismo se dio por tratarse, según la Iglesia, de un modelo desigual que esclaviza y atenta
contra la dignidad humana, y en lo referente al comunismo, el repudio estuvo en su
componente propiamente ideológico, el cual contempla la lucha de clases y una lectura
materialista de la dialéctica. Para la Iglesia, ambos modelos resultaban anacrónicos ante la

2
Su santidad el papa Benedicto XVI. Carta a los obispos de la iglesia católica sobre la remisión de la
excomunión de los cuatro obispos consagrados por el arzobispo Lefebvre. En:
http://www.revistaecclesia.com/content/view/9036/75/
4

necesidad de la humanidad que clamaba a gritos pos un sistema justo, igualitario y fraterno
cuya finalidad siempre debiera ser la dignidad humana.

Lo más interesante del Concilio y con él la nueva actitud de la iglesia, es comprender las
diferentes lecturas que este movimiento renovador tendría para la iglesia latinoamericana. Ya
que mientras en Europa el Concilio sería la respuesta oportuna a los modelos políticos y
económicos imperantes; en América seria el Concilio el motivador y hasta el justificador de
una iglesia revolucionaria con inclinaciones socialistas. Esto sin querer decir que la esencia
del Concilio hubiese tenido o abanderado el socialismo, pero si es muy importante resaltar
que el ambiente conciliar y su llamado por una iglesia que incidiera en la realidad y en el
contexto inmediato, hiciera lectura de la sociedad y del evangelio desde una mirada propia
del contexto latino americano a partir de alguno postulados del socialismo.

Me gustaría señalar cuáles son los aportes que el Concilio Ecuménico Vaticano II daría al
surgimiento de la Teología de la Liberación, en especial cuando algunos críticos no ven en
el Concilio un discurso diferente del tradicionalmente Euro-céntrico. Pues bien, habría que
decir que Este encuentro eclesiástico, como es su naturaleza, intentó hablar en términos
universalistas sin que se enfocase en un determinado lugar de la iglesia (lugar donde actué la
iglesia) pero tampoco sin que no respondiera a la necesidad particular de la misma, con esto
se quiere decir que el Concilio no fue puntual en el tipo de reflexiones y mucho menos en el
tipo de propuestas que hizo, pero sí abrió un escenario para que en cada iglesia local se diera
las pertinentes reformas y expresiones de acuerdo a la luz del Evangelio y en constante
“exégesis” a los signos de los tiempos.

El Concilio Ecuménico Vaticano II, después de su clausura, inspiró a la renovación de la


iglesia en América Latina, se hizo evidente con el intento de réplicas del Concilio en los
diferentes Países de la región3, por otro lado, la Encíclica Social Popularum Progressio, que
de manera especial había sido dedicada por el Papa Pablo VI a los Obispos de Latinoamérica
sería un referente de compromiso de la iglesia con la realidad del continente. El Concilio

3
DUSSEL, Enrique. DUESSEL, enrique. Historia de la iglesia en América latina: IV aurora de una
nueva época (1962).segunda edición. Madrid: nova terra, 1972. Pág. 173-174.
5

Vaticano II como dice Tamayo “Abordó la realidad económica, social, política y cultural de
los países, trabajó, por lo menos en términos discursivos, en la centralidad del hombre y su
dignidad, se muestra optimista frente al mundo que le rodea, pero a la vez critica los sistema
que oprimen al hombre”4 todo esto evidencia no un accionar contundente de la iglesia en el
mundo contemporáneo, pero sí un escenario que de forma institucional le permitirá a América
Latina gestar procesos que nunca antes se habían experimentado, es decir, el Concilio
Vaticano II será un referente de contexto para el surgimiento de un tipo de reflexión que
lideraría en un tiempo posterior la llamada Teología de la Liberación.

Los principios más claros que demuestran que el Concilio Ecuménico Vaticano II sería un
motivador para el tipo de reflexiones que lideró la Teología de la Liberación se encuentra en
dos de sus cuatro Constituciones, Lumen Gentium y Gaudium et Spes; la primera de corte
dogmática- eclesiológica y la segunda pastoral. En Lumen Gentium en el numeral 8
encontramos la siguiente afirmación respecto a la naturaleza de la iglesia “Más como Cristo
cumplió la redención en la pobreza y en la persecución, así la iglesia es llamada a seguir
este mismo camino para comunicar a los hombres los frutos de la salvación. Cristo Jesús, se
hizo pobre siendo rico (2cor 8,9); así la iglesia en cumplimiento de su misión… no está
constituida para buscar la gloria de este mundo, sino para predicar la humanidad y la
abnegación incluso con su ejemplo.”5Y así continua la Constitución dogmática hablando de
la naturaleza pobre de la iglesia y de la misión de priorizar la realidad humana del afligido y
el cautivo.

En la Constitución pastoral Gaudium et spes numeral 1 (Gozo y Esperanza), la iglesia de


expresa en los siguientes términos: “El gozo y la esperanza, la angustia y la tristeza de los
hombres de nuestros días, sobre todo de los pobres y de toda clase de afligidos, son también
gozo y esperanza, tristeza y angustia de los discípulos de Cristo, y nada hay e
verdaderamente humano que no tenga resonancia en su corazón”6 Los padres conciliares,

4
TAMAYO, Juan José. Para comprender la Teología de la Liberación: El Vaticano II y la Iglesia
Latinoamericana. Tercera edición. Navarra: Editorial Verbo Divino, 1991. Pág. 43.
5
LG. 8
6 G S. 1
6

la mayoría de ellos reconocen que en la realidad del pobre se concretiza la misión


evangelizadora del cristiano, pero este asunto resulta no del todo claro en relación al lugar
del pobre y del oprimido en el proceso evangelizador, pues tal gesto podría entenderse sólo
como una mera expresión paternalista y no como la esencia de la caridad del cristiano.

En términos generales queda claro que el Concilio Vaticano II, motivará y condicionará en
la institucionalidad de la iglesia un espacio para el abordaje de realidades que resultarán
determinante en la construcción de un tipo de reflexión teológica que se mostraría incidente
en la realidad inmediata de las sociedades oprimidas.

La Iglesia en América Latina.

A inicios de la segunda mitad del siglo XX Latinoamérica pasará por un proceso continuo de
reformas políticas y económicas, que en algunos casos concretos se expresará a modo de
revoluciones. Dentro del análisis Socio-económico para la Teoría de la dependencia7, países
como los latinoamericanos debieran redimir su propia historia y protagonizar un proceso de
“independencia” y de auto determinismo, en relación al legado colonial que aún permanecía
firma en la realidad latinoamericana.

Como modelo implementado por la revolución liderada por el abogado cubano Fidel Castro,
quien expulsaría a Fulgencio Batista (1959) y con él, al control imperialista de Estados
Unidos, Cuba se transformaría así en el ejemplo de los países latinoamericanos que al igual
que ella habrían experimentado de forma directa o indirecta el implacable poder del
imperialismo Norteamericano, pero este ejemplo no sería imitado por ningún tipo de
gobierno en América Latina, por lo menos no en principio, sino que habría sido el eco
inspirador de algunos sectores insurgentes o de guerrillas que veían en lo acaecido en Cuba,
un ejemplo evidente de lo plausible que resultaba una revolución “comunista” en
Latinoamérica en pos de un proceso libertario.

7
TAMAYO, Juan José. Para comprender la Teología de la Liberación: El Vaticano II y la Iglesia
Latinoamericana. Tercera edición. Navarra: Editorial Verbo Divino, 1991. Pág. 33
7

Aunque el uso del término Comunista resulta un tanto escabroso y más dentro de los tipos de
estudio que se lideran en disciplinas como la historia, no se quiere en ningún momento hacer
conceptualización de dicho término dado que no es el objetivo de este ensayo, pero si debiese
decirse que a lo que aquí se le llama Comunismo, es aquello que de manera vulgar ha sido
entendido como un modelo político económico caracterizado por la planificación y las
expresiones totalitarias, pero que bien o mal ha sido la única propuesta de oposición
contundente frente al sistema del capitalismo imperialista.

La principal razón que explica el impacto de la Teología de la Liberación en América Latina


tuvo que ver con el compromiso de la Iglesia con los sectores subalternos. Aunque ya en
periodos coloniales la iglesia se había mostrado condescendiente con los sectores oprimidos,
de forma institucional siempre había estado al lados de los sectores dominantes hasta el punto
de asumir ella misma el rostro de dominador, pero la década de los 60s y de allí en adelante,
gracias a la crítica de la teoría de la dependencia y a la participación de muchos laicos en
movimientos y en procesos renovadores8, la iglesia de forma casi que homogénea se
mostraría dispuesta a protagonizar un proceso libertario acompañando a los sectores más
oprimidos del continente Latinoamericano.

En el caso Cubano por ejemplo, la iglesia se mostró opositora del régimen castrista,9 hecho
que no sorprende si se entiende que esta institución se encontraba adscrita a los sectores
dominantes hasta el punto de legitimar su poderío. En 1960 el 7 de agosto, el Episcopado
Cubano declara oficialmente oposición al que llamarían “Comunismo Materialista Ateo”,
en 1961 Castro tilda de contrarrevolucionario a los católicos que se opongan al nuevo modelo
de la isla.10 Desde 1960 hasta 1968 la iglesia en Cuba fue reducida al rito interno, a esto
Dussel le llamará “una iglesia del silencio.” En 1968 la cúpula eclesiástica adelantaría
relaciones diplomáticas con la isla, Mons. Cesar Zacchi, quien tenía experiencia en países de
corte comunistas, logró acercar y establecer un dialogo con Castro, quien bajó su guardia

8
Ibíd. Pág. 34
9
DUSSEL, Enrique. DUESSEL, enrique. Historia de la iglesia en América latina: IV aurora de una nueva época
(1962).segunda edición. Madrid: nova terra, 1972. Pág 200.
10
Ibíd. pág. 201
8

ante la curia. 11 La iglesia de los 60s, más puntualmente a partir de 1968, según Dussel, no
sería la misma, su postura frente al régimen Castrista sería otro, probablemente porque fue
una actitud de estrategia o por que las reflexiones que se estaban dando en aquella época en
la institucionalidad latinoamericana ayudaba en una nueva relación o diálogo con los
discursos del socialismo.

Hasta el momento y apoyados en el caso Cubano, la historia de la Iglesia en relación a


escenarios de transformación sólo se había dado en términos políticos. Con los obispos
Hélder Camara, Brasilero y Manuel Larraín, chileno, quienes fundarían el CELAM con
aprobación del Vaticano en 1951, la institución eclesiástica seria en América latina mucho
más compacta, por lo menos en términos de una planeación pastoral en el continente
americano,12 y esto permitiría a mi modo de ver, dado el espíritu renovador de los Obispos,
ahora sí, una nueva Iglesia, cuya imagen de renovación se concretaría en el compromiso con
los sectores mas oprimidos, esto en términos concretos fue la verdadera transformación de la
Iglesia, su pastoral dejó de ser paternalista para convertirse en un deber intrínseco.

Refiriéndome a la importancia de la nueva cara institucional de la iglesia y las recurrentes


reuniones episcopales, se hace necesario adentrarnos en la historia de la iglesia con base a
los itinerarios del CELAM, que por cierto resulta ser un asunto para comprensión de la
aparición directa y concreta de la llamada Teología de la Liberación. El primer encuentro del
CELAM se llevaría a cabo en Rio de janeiro en 1955, los temas del sínodo fueron, la
presencia de protestantes, el comunismo y la secularización, pero aunque las temáticas
aludían al contexto del continente, el sínodo pasaría sin pena y sin gloria, esto alude a la
actitud defensiva de la iglesia y a la poca relevancia que dichas realidades tenían en un
escenario como el latinoamericano, caso contrario se vería en el segundo sínodo, que se
llevaría a cabo en Medellín (1968) el objetivo de la II Conferencia General de Obispos sería
la de caracterizar la realidad del pueblo latinoamericano y el de sentar las bases de un accionar
de la iglesia visto a la luz del Concilio, tomando como referente primordial las constituciones

11
Ibíd. Pág. 202
12
ECHEVERRY, Antonio. Teología de liberación en Colombia: capitulo 2 surgimientos de un nuevo quehacer
teológico. segunda edición. Cali: programa editorial universidad del valle. 2007. pag. 63-64-65
9

Gaudium et spec, Lumen Gentium y el decreto Ad Gentes los cuales hablarían de un mundo
sin esperanza al que la iglesia debe llevar gozo y esperanza en Cristo Jesús.

El 24 de agosto de 1968, abriendo de forma simbólica la II conferencia General de Obispos,


el Papa Pablo VI se dirigiría a los Teólogos y pensadores cristianos acerca de la nula relación
que debiese darse entre el cristianismo y las revoluciones sociales violentas.13 Pese a la
contundente postura del Sumo Pontífice, el Sínodo de Obispos en Medellín ratificaría la
necesidad de hacer un análisis de la realidad social, política y económica del continente
latinoamericano y ayudar en el proceso de gestar un clima de justicia e igualdad, de dignidad
y caridad en donde el accionar de la iglesia no podría quedarse sólo en la contemplación de
las necesarias revoluciones que se avecinaban en el continente. Pareciera ser que la iglesia
de América Latina había entendido qué significaba una lectura del evangelio según los
signos de los tiempos.

El Concilio Vaticano II, la interpelación de la teoría de la dependencia a la iglesia frente a su


papel liberador en la región latinoamericana, la II Conferencia General de Obispos en
Medellín y el socialismo introduciéndose en el discurso contestatario ante el modelo
capitalista, motivarían al nacimiento de un movimiento político-religioso conocido como
Teología de liberación, Este movimiento está inspirado en los curas obreros belgas y
españoles de las décadas de los 3O, pero a la vez es un lugar novedoso de la historia de la
iglesia en América Latina y que se caracterizó en una acción práctica del evangelio en los
sectores más marginados de la sociedad.

Me gustaría hacer una precisión respecto a la naturaleza de la Teología de la Liberación, por


un lado habría que decir que se trató de una reflexión teológica propia del continente
latinoamericano, pero que a la vez es tan diversa y compleja como el mismo continente, por
esta razón hablar de Las Teologías de la Liberación sería lo más pertinente, pero para asumir
el fenómenos en términos generales y obviando ciertas expresiones singulares, seguiremos
usando el apelativo de La Teología de la Liberación; por otro lado habría que decir que toda
Teología es ante todo libertaria, pero la teología latinoamericana fundamenta su acción

13
Opcit. Pag 179
10

liberadora en la inmanente teológica, es decir en la realidad inmediata y concreta, de allí que


las reflexiones políticas, económicas, sociales y culturales para La Teología de la Liberación
resultan tan fundamental y diferente a cualquier otro tipo de reflexión desde la Teología en
general.

Entre lo más importante teólogos de la llamada Teología de la Liberación ponemos


mencionar a: Leonardo Boff (fraile franciscano de origen brasilero), Gustavo Gutiérrez
(sacerdote dominico peruano) y Ernesto Cardenal (sacerdote nicaragüense) y otros
sacerdotes, que a diferencia de los antes mencionados, fueron reconocidos por que optaron
por la lucha armada para el cumplimiento de una acción libertaria en el continente.

En la década de los 70s en América latina se comienza a notar la influencia del socialismo
en un escenario propiamente político: en Perú las reformas agrarias se hacen cada vez más
necesarias y muchas de ellas se logran materializar priorizando la equidad y el bienestar de
los sectores más necesitados, en Chile, Salvador Allende asume la presidencia en 1970 y
liderará contundentes políticas sociales, en 1972 nace el Movimiento Cristiano por el
Socialismo; en Argentina se hace cada vez más fuete la presencia de los guerrilleros
Montoneros, en Uruguay se fortalece económica y militarmente los Tupamaros y en
Guatemala el ejercito Guerrillas de los Pobres se hace cada vez más notorio, en Colombia
se aumenta las migraciones del campo las ciudades y nace el M-19; por otra parte entran
hacer militantes del la guerrilla del ELN los sacerdotes jesuitas españoles: Domingo Laín y
Manuel Pérez,14sacerdotes pertenecientes al movimiento Teología de Liberación que veían
en la lucha armada una vía viable de la liberación del pueblo latinoamericano ante la
imposibilidad de otro camino.

La avanzada socialista en el continente latinoamericano en la década de los 70s tendría


también momentos oscuros. En 1973 Augusto Pinochet se toma el poder, y el grupo de
Cristianos opositores a la dictadura brasilera enfrentaran momentos tortuosos, en Colombia
muere el sacerdote Domingo Laín en 1974 y en 1979 en adelante el sacerdote Belga Roger

14
ECHEVERRY, Antonio. Teología de liberación en Colombia: capitulo 2 surgimientos de un nuevo quehacer
teológico. segunda edición. Cali: programa editorial universidad del valle. 2007. pag. Pág. 124.
11

Vekemans (colaborador de la CIA) justo con el clérigo conservador Colombiano Alfonzo


López Trujillo (quien más tarde seria Cardenal) liderarían en el sínodo de Puebla una
oposición sin tapujos contra los laicos religiosos y religiosas que comulgaban con la teología
de liberación.15 En 1972 se desarrolla una actualización de teología en donde se busca
desmantelar y desvirtuar la teología de liberación.16

Lo que realmente manifestaría la imagen de una iglesia revolucionario de corte socialista


seria la reunión GOLCONDA17, una reunión de sacerdotes de teología de liberación en
Cundinamarca Colombia, en la cual se abogaría por una fuerte propuesta de transformación
del clero Colombiano y Latinoamericano, en donde la pirámide de la sociedad debe ser puesta
“boca abajo” priorizando a los más pobres y necesitados, en muchos casos esto fue visto
como revolución de sotanas.18 y una injerencia del marxismo en la iglesia.

En la Teología de la Liberación, los sectores radicales serán por obvias razones la expresión
más notoria del proceso, la militancia en el ELN de sacerdotes como Camilo Torres, Laín y
Pérez. Hombres que dejarían la pastoral de sus comunidades parroquiales para trasladarse al
monte. Sería la imagen de aquello que Leonardo Boff diría “un contexto económico, político,
social e incluso cultural en donde debe existir la necesidad de liberación para así obtener la
autorrealización del pueblo de modo que pueda determinar su destino político, económico y
cultural”.19 Lo que justificaría entonces, la acciones de una pueblo que se levanta en armas
en aras de le reivindicación de su autonomía, libertándose de un sistema hostil e inhumano
como el capitalista.

El caso bien interesante en donde los Teólogos de Liberación saldrían victoriosa en su lucha
armada contra los sistemas de opresión, sería el caso del Sandinismo en Nicaragua, un
teólogo sacerdote reconocido: Ernesto Cardenal, sería una de las figuras más recordadas del

15
Ibíd. Pág. 134- 136- 139
16
Ibíd. Pág. 138
17
Ibíd. Pág. 103
18
Ibíd. Pág. 111
19
BOFF, Leonardo. Salvación en Jesucristo y proceso de liberación. En: praxis de liberación y fe cristiana: el
testimonio de los teólogos latinoamericanos. Volumen 79, junio 1974;pag 376
12

periodo sandinista al ser nombrado como Ministro de cultura del gobierno revolucionario y
al ser también “regañado” en público por el Papa Juan Pablo II en su visita en 1983 a
Nicaragua. “Usted tiene que arreglar sus asuntos con la Iglesia20” dijo el Papa al sacerdote
Nicaragüense. Esta no fue la única vista que hizo el Papa Juan pablo II a América, pero si
fue tal vez una de las más controversiales, en Nicaragua el Papa fue muy duro con el gobierno
Sandinista y con los curas militantes de la revolución; pero no se mostró igual en el salvador,
en donde la postura de la iglesia era la misma que la Nicaragüense. En el Salvador el Papa
Juan Pablo II aplaudió al cura Romero proclamándolo como mártir; pero tal vez explica
Ernesto cardenal, esta razón alude a que el Papa estaba a acostumbrado a mostrar una imagen
mártir de la iglesia y en Nicaragua era lo contrario que había ocurrido en Salvador. En
Nicaragua los curas de La Teología de la Liberación habían triunfado en su lucha y esto al
Sumo Pontífice no le gustaba, la imagen de una iglesia aliada con la revolución de izquierda
y que se mostraba triunfante, no era lo mismo que una iglesia que luchaba por la defensa de
los oprimidos y que por tales razones fuera hostigada, es decir, según Cardenal, por razones
de estrategia propagandista, para Juan Pablo II el martirio de los hombre de iglesia tiene
mayor efectividad que cualquier otro tipo de figura.

A finales de las décadas de los 70s y a inicios de los 80s la Teología de Liberación tendría su
periodo más oscuro. La Congregación para la Doctrina de la fe llamaría a juicio a teólogos
como Leonardo Boff y le quitaría la facultad para enseñar Teología Católica. El Vaticano
condenaría La Teología de Liberación y escribiría una antítesis del movimiento explicado su
impertinencia en la reflexión teológica de la iglesia al estar esta teología mezclada con los
discursos marxistas incompatibles con la fe cristiana. El documento expuesto por la
Congregación para la Doctrina de la Fe se dio en dos momentos, en 1984 publicó una
“Instrucción sobre algunos espetos de la Teología de la Liberación” y en 1986 “Instrucción
sobre Libertad Cristiana y Liberación”, el primero es la condena de la Iglesia a la Teología

20
MARENCO, Eduardo El papa llega a Nicaragua. En: diario la prensa. (en línea). Vol. (1999) . (consultado 3
dic. 2012). Disponible en
http://archivo.laprensa.com.ni/archivo/2003/marzo/04/supcomerciales/articulos/articulos-20030304-
03.html
13

de la Liberación y el segundo documento es un especie de claridad sobre que es la liberación


desde la tradición cristiana de la Iglesia.

Pero no todo fue desesperanzador para la Teología de la Liberación, la década de los 80s,
serán un periodo de absoluta materialización del accionar teológico, las llamadas
Comunidades Eclesiales de Base serían la expresión más concreta y triunfante, por decirlo
de alguna forma. La praxis teológica se hacía cada vez más evidente en los sectores
marginados del continente y su ejemplo sería el tipo de políticas sociales que muchos
gobiernos de la región priorizarían, el legado de la Teología de la Liberación en la Iglesia
latinoamericana quedó impregnada en el tipo de accionar pastoral que hoy aún en la segunda
década del siglo XXI resulta indispensable.

Teología de la Liberación y su caracterización general

La Teología de Liberación como ya se ha mencionado, debe ser entendida como una teología
que rompe con la tradición reflexiva de la teología Europea sistemática que siempre ha
tomado como tema central la demostración racional de la existencia de Dios (teodicea,) la
defensa de la fe cristiana (apologética), la explicación de los dogmas de fe (teología
dogmatica) etc. Por su parte la Teología de Liberación tiene un componente menos
especulativo y más práctico, pues su acción central está en el trabajo pastoral, y entiéndase a
trabajo pastoral como la labor realizada por la iglesia en la cual la evangelización debe ser
coherente con la realidad del pueblo evangelizado. De esta manera para los teólogos de
liberación no se puede evangelizar a un Dios misericordioso y justo, en una sociedad en
donde tales principios resultan ausentes.

La Teología de Liberación es pues el resultado de opresión de un pueblo que pide a gritos,


como el pueblo de Israel en Egipto, la liberación. Bíblicamente es este pasaje, el del éxodo
14

lo que inspira a los teólogos latinoamericanos a crear una reflexión teológica propia de los
países que son esclavos de un modelo económico y político.21

El proceso evangelizador y la acción de la iglesia no tiene sentido en cuanto no sea una acción
de servicio para la comunidad22, ya lo decía Jesús “no vine a ser servido, sino a servir” la
iglesia en tanto cuerpo místico de Cristo e imagen de Cristo en la tierra, tiene el deber de
servir a los más pequeños de los que habla el evangelio, estos más pequeños para nuestro
tiempos son aquellos que sufren a causa de las desigualdades y de la injusticia de los modelos
económicos y políticos que existen para servir a los intereses de particulares y no de la
humanidad en general.

La lucha armada por parte de algunos sacerdotes y la formación de movimientos católicos


por el socialismo, fue por lo normal la forma en la cual se dio a conocer la acción práctica de
la teología de liberación en el continente americano; pero en realidad habría que decir que
fueron las Comunidades Eclesiales de Base23 las que en principio desarrollaría los postulados
de esta teología. Las Comunidades eclesiales de Base son comunidades que buscan el
desarrollo de la vida parroquial: alrededor de la parroquia se lleva a cabo el trabajo espiritual
(liturgia, enseñanza bíblica y grupos de oración), pero alrededor del templo parroquial se
crean comunidades de trabajos diversos como alfabetización infantil, juvenil y adulta, talleres
de trabajo para madres cabezas de familia o trabajos de artesanía y sustentos para las familias,
centros de salud, hasta sindicatos y centros de defensa de derechos24 etc. Estas comunidades
serian muy exitosos en Brasil más que en cualquier otro país de América Latina y uno de sus
grandes exponentes fue el ya fallecido Mons. Helder Cámara, quien creía en la liberación de
una sociedad por las vías de los trabajos de comunidad, no solo desde una perspectiva
meramente espiritual, sino en todos los ámbitos. Trabajos así habrían sido liderados por el

21
GUTIERREZ, Gustavo. Teología de liberación: perspectivas. Bogotá: indo-american press service, 1971.pag.
49
22
Ibíd.Pág.15
23
DAWSON, Andrew. Origen y naturaleza de las comunidades eclesiales de base: el caso de Brasil. En:
ROWLAND, Christopher. teología de liberación. Madrid: lavel, S.A – Cambridge university press, 2000. Pág.
154
24
Ibíd. Pág. 160- 161
15

Cura Camilo Torres en Bogotá antes de unirse al ELN, o por el sacerdote Argentino Carlos
Mugica quien sería reconocido por sus luchas populares sin tomar las armas. Pero lo tan
cuestionado de la Teología de Liberación no estaría en este trabajo pastoral y comunitario,
sino lo que de antemano se habría señalado, las vías armadas y la articulación de la teología
con el socialismo marxista.

Los Tres Momentos de la Teología de la Liberación

No sólo desde un componente filosófico se tiene tremendos conflictos conceptuales con La


Teología de la Liberación en relación al uso de términos marxistas y al intento de
implementar un modelo dialéctico de análisis social, sino que también desde un escenario
propiamente teológico. La llamada Teología de la liberación introduce en el mundo
académico de la teología tres básicos postulados o conceptos que resulta bien interesante,
pero que a mi modo de ver circulan por perspectivas muy diferentes. Los conceptos de
Liberación, Pobre y Sujeto de la Liberación encarnan el discurso de la Teología
Latinoamericana y por ende su esencia, pero dichos términos resultaron para la teología
tradicional Europea un problema en la forma como fueron desarrollados y articulados con
otro tipo de reflexiones.

El concepto del Pobre, Por ejemplo, debe ser bien entendido en relación a los estudios
Bíblicos, el uso del término puede variara de acuerdo al contexto en el que sea usado. En el
Evangelio,25 el término de Pobre no está referido en ningún momento a un escenario
económico y en este sentido el Pobre del evangelio no es el Pobre de la Teología de
Liberación, pues el del Evangelio anhela encontrarse con Dios, a diferencia del pobre de la
Teología de Liberación quien sólo espera en el acontecer histórico concreto; Por otro lado y
entendiendo el argumento de la Teología de la Liberación para estos teólogos los Pobres del
evangelio son una facción de la realidad de la época de Jesús, el concepto del pobre varía de
acuerdo al contexto, en nuestro inmediato contexto los pobres son otros, específicamente los
que sufren la desigualdad y la opresión. Podría continuarse discutiendo el concepto del pobre
sin llegar ningún lado, pero lo que es realmente importante, señalan los teólogos de la

25
Mateo 5,3
16

Liberación, es que sea el pobre del evangelio igual o diferente a de la Teología de Liberación,
no se puede hacer distinciones de la acción pastoral de la iglesia, Pues esta sólo debe cumplir
su función de anunciar y ayudar a los que más le necesitan.

En lo que respecta al concepto de liberación, encontramos también una enorme discusión,


pues la liberación tiene diferentes connotaciones, Dussel nos expondrá tres dimensiones de
liberación, una primera que es Histórico Concreta, otra es una Liberación Total Escatológica
y la última que es una liberación en relación a la Pecabilidad Ontológica del Hombre.26 Las
dos últimas son eminentemente abstractas, por lo que la Teología de Liberación se ocupa de
la primera no alejándose de las otras. Para los teólogos latinoamericanos, la liberación debe
ser Concreta Histórica y que responda al hecho de opresión tal y como lo expone Dussel.
Para los teólogos Europeos la liberación del pecado es mucho más prioritaria que la
liberación histórica, pues la opresión histórica tiene su raíz en el pecado mismo. Ahora bien
independiente de que liberación se hable, el Sujeto de Liberación es otra cuestión entre la
Teología Tradicional y la Teología de la Liberación y que podría agudizar la distancia entre
estas dos perspectivas teológicas. Para la Teología Tradicional es Dios mismo el protagonista
de la liberación y no el hombre, pues es Dios el único libertador, el sentido de DIOS tiene
fuerza en su acción salvífica. Para los teólogos de liberación el Sujeto de Liberación es el
hombre, que potenciado y motivado por DIOS se libera de la opresión, de allí la justificación
de la lucha en aras de la libertad, pero también los teólogos de liberación son conscientes
que hay esclavitudes de las que el hombre no puede salir por sí solo y necesita de Dios
mismo, tal es el caso del pecado, pero esta liberación no es el punto de acción de estos
teólogos, su interés es un escenario político, social y económico, no ontológico (esclavitud
del ser por el pecado) y menos escatológico (esclavitud de lo trascendente del hombre, el
espíritu).

La iglesia católica oficialmente ha tomado una postura concreta frente a la Teología de


Liberación como lo indicaba al inicio de este ensayo. El prefecto de la congregación para la
doctrina de la fe, el Cardenal dogmático, (experto en Teología Dogmática) Joseph Ratzinger,

26
DUSSEL, Enrique. DUESSEL, enrique. Historia de la iglesia en América latina: IV aurora de una nueva época
(1962).segunda edición. Madrid: nova terra, 1972. Pág pág. 283
17

el actual Papa emérito Benedicto XVI, en 1984 y 986 escribió un comunicado condenando
o pronunciándose respecto a la teología de liberación. En primera instancia declara que el
mensaje del evangelio es un mensaje liberador pero de una esclavitud propia del pecado,
que en sí mismo es origen de cualquier esclavitud.27 El vaticano cree que la esclavitud más
radical y la más importante es la del pecado y esta debe ser la reflexión de cualquier Teología
de Liberación.28 Condena la llamada Teología de Liberación en cuanto se apoya en el
marxismo para su análisis de realidad. El análisis marxista es una postura sesgada como toda
ideología, y por tal razón no realiza ningún análisis crítico. Puntualmente dice el prefecto
de la congregación para la doctrina de la fe “un análisis marxista es una concepción
totalizante del mundo en la cual numerosos datos de observación y de análisis descriptivos,
son integrados en una escritura filosófica ideológica que impone la significación y la
importancia relativa que se les reconoce. Los aprioris ideológicos son presupuestos para la
lectura de la realidad social… los aspectos ideológicos los que predominan en los prestamos
que muchos de los teólogos de la liberación toman de autores marxistas.29” en este sentido,
la articulación del marxismo con la teología es inconcebible, pues entre el marxismo y la
teología cristiana no hay ningún elemento común. “el ateísmo y la negación de la persona
humana, de su libertad y de sus derechos, están en el centro de la concepción marxista” según
lo seguirá afirmando la iglesia por medio de su custodio de doctrina. El Cardenal Ratzinger,
terminaría diciendo que un análisis de la realidad latinoamericana es anacrónico, pues no se
puede pensar a los pobre de América como proletarios y un análisis marxista en una peligrosa
praxis marxista, más concretamente en el enfrentamiento de luchas de clase.30

A manera de conclusión habría que decir que el movimiento de Teología de la Liberación


cambiaria la forma en la cual se acostumbraría a hacer teología y no tanto por su intento de
articular la reflexión marxista con sus postulados, sino por hacer de la teología una respuesta
de praxis a la coyuntura económica y social de las décadas de los 60s 70s y 80s, también

27
Congregación para la doctrina de la fe. Instrucción sobre algunos aspectos de la “teología de la
liberación”. Ciudad del vaticano: 1994. Pág. 3
28
Ibíd. Pág. 9-10
29
Ibíd. .pág. 18
30
Ibíd. Pág. 20
18

habría que decir que los teólogos de la liberación mostrarían el rostro de una iglesia que no
hacía parte de la tradicional iglesia de las elites, sino de una iglesia que lucha al lado de los
oprimidos del continente. La enorme pregunta de Gutiérrez de ¿cómo hablarle de un Dios
amoroso y misericordioso a un pueblo que no ha visto ni amor ni misericordia? Tendrá una
respuesta asertiva en la teología de la liberación, que entiende que no se conoce a Dios por
vías abstractas, sino en medio de las realidades humanas, el rostro de un Dios salvífico y
libertador con los teólogos de liberación se hará presente, por lo menos para muchas personas
que vieron el despojo del orgullo y del egoísmos de muchos que pensaban en la lucha por los
derechos de los más pobres y la forma en la que se alcanzaría la libertad plena de un pueblo
que agritos pide libertad.

En la actualidad poco o nada se habla de un movimiento que dentro de la Iglesia y para los
que creemos ser cristianos transformaría la manera de hacer pastoral, el apelativo a teología
de liberación sigue siendo sinónimo de cristianos izquierdistas o curas renegados y
revelados, que nunca aprendieron a dar la vida en pos del otro, sino que lo hicieron en pos de
sí y de su orgullo e insensatez. En la actualidad los que militarizaban en el movimiento de
la teología de liberación, se encuentran o excomulgados o silenciados en sus monasterios o
parroquias, pero otros seguirán luchando y dando la vida por aquello que en lo más profundo
de sus almas perdurara y en la mente de un continente se borra.
19

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