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Resumen R (15) Oscar Armando Echeverria Perez

Supremacía de la Constitución ( Linares Quintana, pag. 241 a la 375)

Dentro del ordenamiento jurídico que supone el Estado constitucional o de derecho, no todas la
norma fundamental, revela otra peculiaridad del mismo derecho: este regula su propia creación, en
cuanto una norma jurídica determina la forma en que otra es creada, así como, en cierta medida, el
contenido de la misma. Cuando una norma jurídica es válida, por haber sido creada en la forma
establecida por otra, la última constituye la razón de validez de la primera. La relación existente
entre la norma que regula la creación de otra y esta misma norma, puede presentarse como un
vínculo de supra y subordinación, siendo estas figuras de lenguaje de índole espacial. La norma que
determina la creación de otra, es superior a esta; la creada de acuerdo con tal regulación, inferior a la
primera jurídico; única manera posible de asegurar la necesaria armonía en un sistema normativo y
evitar el caos y la anarquía. El orden jurídico, especialmente aquel cuya personificación constituye
el Estado, no es, por tanto, un sistema de normas coordinadas entre si, que se hallasen, por así
decirlo, una al lado de la otra, en un mismo nivel, sino que se trata de una verdadera jerarquía de
diferentes niveles de normas.

La Constitución dice Eisenmann, constituye el grado supremo o, desde el punto de vista dinámico,
la fuente, el principio del orden estático entero no se encuentra, en la esfera del derecho interno, nada
por encima de las reglas constitucionales, nada que les sea superior, porque no hay nada que les sea
lógicamente anterior. Las normas constitucionales reglas de la legislación ordinaria o de la
legislación constitucional son sobe ranas en el orden interno, no están ni pueden estar limitadas.
Santo Tomas destacaba al considerar las leyes como determinaciones de la Constitución y
consecuencia de los principios que en ella están contenidos. La Constitución esta aquí comprendida
como la pre misa mayor de que las leyes derivan sus conclusiones; la Constitución es la fuente y las
leyes el agua que corre por el cauce; aquella el tronco y estas las ramas y las hojas que viven de su
savia. El principio de la supremacía de la Constitución constituye la más eficiente garantía de la
libertad y la dignidad del individuo, al imponer a los poderes constituidos la obligación de encuadrar
sus actos en las reglas que prescribe la ley fundamental. Si los actos emanados de dichos poderes
tuvieran la misma jerarquía jurídica que las normas constitucionales, la Constitución y, con ella, todo
el sistema de amparo de la libertad y la dignidad humanas que ella consagra podría ser en cualquier
momento dejada sin efecto por los órganos institucionales a los cuales aquella pretende limitar en su
actuación, hace notar Posada que la superioridad de la norma constitucional como súper ley se ha
dado con un valor técnico jurídico un grado en la jerarquía de las normas en el derecho positivo,
merced a la cual se procura o se puede procurar la estabilidad requerida y una garantía a los derechos
que se regulan en las normas. “Si suponemos esta jerarquía de la ley constitucional y a ley ordinaria
dice, el resultado técnico jurídico será que un derecho regulado en ley constitucional tiene la garantía
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de estabilidad o de respeto que supone la superioridad de la ley constitucional respecto de la ley no
constitucional y de las demás normas. Barthelemy y Duez sostienen que la supremacía de la
Constitución, principio generador de la legalidad y la estabilidad juridica, encarna la democracia
organizada, y entienden que “esta idea de la Constitución, ley suprema del país, es propia de la
Democracia.
Se atribuye al famoso magistrado ingles Sir Eduard Coke, la formulación originaria de la doctrina de
la supremacía de la Constitución, cuando, en 1610, al sentenciar en el caso del doctor Bonham, dijo:
“Resulta de nuestras reglas, que en muchos casos el common law limitaría las leyes del parlamento, y
algunas veces impondría su invalidez total; cuando una ley del parlamento es contraria al derecho
común y a la razón, o repugnante, o imposible de ser aplicada, el common law la limita e impone su
invalide. La Constitución de Estados Unidos, establece, en su artículo 6, clausula segunda, que “esta
Constitución, las leyes de los Estados Unidos que en su consecuencia se dicten, y todos los tratados
celebrados o a celebrarse bajo la autoridad de los Estados Unidos, serán la ley suprema del país, y los
jueces en cada Estado estaran sujetos a ella, no obstante cualquier disposición en contrario contenida
en la Constitución o en las leyes de cualquier Estado. En 1803 la Corte Suprema de Estados Unidos
decidió el famoso caso Marbury v. Madison, construyendo, a través de la luminosa opinión que
expusiera el Chief justice John Marshall, la doctrina de la supremacía de la Constitución, mediante
una sentencia de la cual se ha dicho que no ha sido sobrepasada por ningún otra en los anales de la
jurisprudencia inglesa y americana.

Johnson sintetiza la argumentación de Marshall en los siguientes principios: a) la Constitución es una


ley superior por consiguiente, un acto legislativo contrario a la Constitución, no es una ley; c) es
siempre deber del tribunal decidir entre dos leyes en conflicto; d) si un acto legislativo esta en
conflicto con la ley superior, la Constitución, claramente es deber del tribunal rehusarse a aplicar el
acto legislativo; e) si el tribunal no rehúsa aplicar dicha legislación, es destruido el fundamento de
todas las constituciones escritas leading case, afirmaba el ilustre juez que “la verdadera esencia de la
libertad civil consiste en el derecho de cada individuo a demandar la protección de las leyes siempre
que experimente un daño. uno de los primeros deberes del gobierno es deparar esa protección
agregaba MARSHALL Los poderes de la legislatura son definidos y limitados, y para que estos mites
no puedan ser equi- vocados u olvidados, la Constitucion es escrita. ^Con que objeto es0 s poderes
serian limitados y con que objeto esta limitacion esta- n'a consignada por escrito, si esos limites
pudieran, en cualquier tiempo, ser salvados por aquellos a quienes se ha querido contener Los
poderes de la legislatura son definidos y limitados, y para que estos límites no puedan ser equi-
vocados u olvidados, la Constitución es escrita. Con que objeto estos poderes serian limitados y con
que objeto esta limitación estaba consignada por escrito, si esos límites pudieran, en cualquier
tiempo, ser salvados por aquellos a quienes se ha querido contener. La Constitución es, o bien una
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ley suprema, inmodificable por medios ordinarios, o está en el mismo nivel que los actos legislativas
ordinarios, y como las otras leyes es modificable cuando la legislatura quiera modificarla. En el caso
Martin v. Hunter, el juez Story de la Corte Suprema, dijo que “los tribunales de los Estados Unidos
pueden, sin duda, revisar los actos de las autoridades ejecutivas y legislativas de los Estados, y si
encuentran que son contrarios a la Constitución, pueden declararlos sin ninguna validez legal.

En los autos Cohens v. Virginia, MARSHALL sostuvo que “la Constitución y las leyes de un Estado,
en tanto sean re- pugnantes a la Constitución y a las leyes de los Estados Unidos, son absolutamente
invalidas. En un gobierno así constituido es irrazonable que el poder judicial sea competente para dar
eficacia a las leyes constitucionales de la legislatura. Por intermedio del juez Chase, la Corte
Suprema norte- americana, en el caso Hepburn v. Griswold estableció que “cuando se somete un
caso a la determinación judicial y la decisión depende de la incompatibilidad alegada entre una
disposición legislativa y la ley fundamental, es claro deber del tribunal comparar la ley con la
Constitución, y, si de acuerdo con una razonable interpretación, la primera no puede ser reconciliada
con la última, aplica la Constitución en lugar de la ley. Story considera que la naturaleza de la
Constitución de Estados Unidos hacia necesaria la cláusula de la supremacía ya que “si la
Constitución tiene por objeto establecer un gobierno nacional, este gobierno debe ser supremo en los
límites de sus pode- res y de sus derechos. Black establece que “la Constitución misma declara que
ella será la ley suprema del país. Esta supremacía de la Constitución significa: primero, que debe
perdurar y ser respetada como la ley suprema, en todos los tiempos y bajo todas las circunstancias, y
en cada una de sus cláusulas, hasta que sea enmendada en la forma que ella señala o destruida por la
revolución; en segundo lugar, significa que todas las personas están obligadas a respetar la
Constitución como la ley suprema. El principio de la supremacía de la Constitución no dejaría de ser
una mera declaración teórica si la Constitución omitiera organizar un procedimiento para hacerlo
efectivo en la dinámica políticas. Surge, así, el delicado problema de llevar a la practica el contralor
de la constitucionalidad de la ley. Tres grandes sistemas se han propuesto y aplicado al respecto: el
contralor dg_ la constitucionalidad por un órgano político o por un órgano jurisdiccional, y, dentro de
este, el contralor por un tribunal especial o por los jueces comunes; finalmente, algunos países han
adoptado un sistema mixto. Barthelemy y Duez juzgan que “este sistema del contralor político de la
constitucionalidad, consagrado en nuestras dos constituciones cesaristas, no ha dado Resultado y no
ha suministrado ninguna garantía seria contra las usurpaciones legislativas y gubernativas. La
dificultad consiste, para obtener un rendimiento satisfactorio, en asegurar la independencia efectiva,
con respecto al parlamento y al gobierno, del órgano político que se pronuncia sobre la
constitucionalidad de los actos. En Yugoeslavia, el presidium de la asamblea popular de la república
federativa popular tiene el derecho de anular o abolir los reglamentos, instrucciones, órdenes y
resoluciones del gobierno federal, si no están de acuerdo con la Constitución y las leyes federales.
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El gobierno federal tiene el derecho de anular o abolir los reglamentos, disposiciones, instrucciones y
resoluciones de los miembros del gobierno federal, si no están de acuerdo con la Constitución. En
Ecuador, la Constitución preceptúa que ella “es la norma jurídica suprema de la república”, y que,
por lo tanto, “no tendrán valor alguno las leyes, decretos, reglamentos, ordenanzas, disposiciones,
pactos o tratados públicos que, de cualquier modo, estuvieren en contradicción con ella o se
apartaren de su texto. La Constitución mexicana establece, en su artículo 133, que “esta
Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanan de ella y todos los tratados que estén
de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el presidente de la república, con
aprobación del Senado, serán la ley suprema de toda la Unión.

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