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- “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él
le ha dado a conocer”.
- La primer parte del verso puede ser leída de la siguiente manera: “Al Padre
nadie le vio jamás”. La gramática del griego es tajante, se trata de un negativo
universal. Nadie, en ningún momento ha visto a Dios. Juan 5:37 es aun más
explícito:
- ¿Qué hacemos entonces con todos los pasajes que expresan que ciertos
hombres han visto a Dios? Por ejemplo, el profeta Isaías testificó:
- “Entonces dije: ¡Ay de mí! Que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de
labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto
mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos” (Is. 6:5) (énfasis nuestro)
- El hebreo dice literalmente: “El Rey, Jehová de los ejércitos, mis ojos han
visto”.
- 26:2 Isaac
- 24 Isaac
- Una cara requiere una cabeza y una cabeza requiere un cuerpo, o sea la forma física de
Jehová era un cuerpo humano.
- Ya desde Génesis 3:8 vemos que Adán y Eva oyen los pasos de Jehová Dios
paseándose en el huerto (pobremente traducido en la Biblia en español como “la voz de
Jehová”).
- El hecho de que Adán y Eva se escondieron entre los árboles sólo tiene sentido cuando
reconocemos que se ocultaron de alguien que pudo ser visto y oído. No eran tan
ingenuos como para pensar que se podían escapar de la omniciencia y omnipresencia de
Dios. El esconderse detrás de un árbol implica que existe algo material o físico del otro
lado del árbol. El ocultamiento intencional de Adán y Eva presupone una forma física de
Dios.
- La omnipresencia de Jesús
La omnisciencia de Jesús
Sin duda Jesús demostró saber mucho más que una persona
común y corriente. Sabía por ejemplo los pensamientos de las
personas. No es telepatía o leer los pensamientos es comprender
profundamente el corazón y mente de las personas (Juan 2:24-25
“Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y
no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre,
pues él sabía lo que había en el hombre”). Y sabía detalles privados
de sus vidas. Debido a ese tipo de conocimiento es que fue
reconocido no como Dios omnisciente, sino como un profeta (Juan
4:19 “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta.”.
La omnipotencia de Jesús
EL poder “de Jesús” no era propio, así como el poder “de los
profetas” siempre se trata del poder de Dios actuando por medio de
las personas. Y ese era el caso de Jesús (Hechos 2:22 “Jesús
nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las
maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por
medio de él, como vosotros mismos sabéis” y Juan 5:30 “No puedo
yo hacer nada por mí mismo… sino la voluntad del que me envió, la
del Padre.”)