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CONDROPATÍA ROTULIANA

Introducción

¿Qué es la condropatía rotuliana?

La condropatía rotuliana (CPR) es un término anatomopatológico que representa la lesión focal


del cartílago articular de la rótula. Esta zona de la rótula, que es el cartílago articular, actúa
permitiendo el movimiento suave y de absorción de impactos entre la rótula y el surco del fémur
(articulación fémoro-rotuliana).

El término Condropatía debe utilizarse para describir la lesión del cartílago articular de la rótula
observado mediante artroscopia, artrotomía o sospechado por la clínica (síntomas).

Salvo en casos avanzados, la resonancia magnética NO es capaz de detectarla.

En una rodilla sana, el movimiento de la rótula sobre el fémur se realiza de forma simétrica y el
movimiento es suave. En los individuos con CR, la rótula roza de forma irregular con el fémur, lo
que se traduce en inflamación, degeneración y dolor.

Causas

La causa de este daño puede ser aguda o debida a una lesión por uso excesivo (sobrecarga) de
larga evolución. Las lesiones agudas normalmente se producen cuando la parte delantera de la
rodilla sufre un traumatismo, tal como una caída directamente sobre ella o al ser golpeada
frontalmente, dando como resultado pequeños desgarros o formación de irregularidades en el
cartílago. En los casos por uso excesivo (sobrecarga), la causa del daño es generalmente el roce
repetitivo de una parte del cartílago contra el hueso subyacente por causas diferentes. El término
condromalacia idiopática se reserva para aquellos casos de daño cartilaginoso sin alteraciones
biomecánicas ni antecedentes traumáticos.

Sin existir traumatismo previo, el origen más habitual de la condromalacia es, generalmente, la
posición de la propia rótula. La rótula realiza un mal tracking (deslizamiento), un movimiento
irregular al deslizarse a lo largo del surco femoral (tróclea).

La causa más habitual es que la rótula se posiciona demasiado lateral (hacia el exterior) en el
surco femoral sobre el que debe realizar su desplazamiento. Este problema es causado
normalmente, aunque no siempre, por desequilibrios musculares, donde la musculatura
cuadricipital lateral (vasto externo) y otros tejidos tales como el retináculo lateral son más fuertes y
ejercen más presión y el músculo vasto medial es débil. Otros problemas estructurales incluyen
mala alineación o displasia como rótula alta, rótula baja, surco femoral plano, aumento de la
anteversión femoral y rotación tibial externa compensatoria y malas alineaciones rotulianas por un
eje anormal en la carga habitual que alteran los ángulos normales para un funcionamiento normal
en la rodilla al moverse.

La condropatía rotuliana puede aparecer en atletas jóvenes que no asocian otras lesiones. Su
incidencia es también mayor en las mujeres debido a su mayor ángulo Q a nivel de miembros
inferiores. También es más común en aquellos que han sufrido lesiones de rodilla previas
traumáticas como fracturas y luxaciones. (Delgado, 2013)

Etiología

La condropatía rotuliana, etiológicamente hablando, se considera multifactorial. (Haspl et al.,


2001). Pueden provocarla desde una traumatismo hasta un proceso degenerativo o inflamatorio,
pero lo que más resalta es la mala alineación de la rótula (Kapandji, 2007) su descentraje, sea por
los factores que sean, pues es donde se produce una fricción inadecuada entre las cubiertas
cartilaginosas y los huesos en movimiento. (Montón y Sáez, 2010)

Además, la causa no es siempre obvia y se puede encontrar asociada a otras patologías como
subluxaciones de rótula o síndrome de hiperextensión lateral. (Ramírez et al., 2000)

Sintomatología

Cursa con dolor localizado en la parte anterior de la rodilla, en la rótula, habitualmente bilateral y
a veces, poco definido. Suele iniciarse en el borde rotuliano externo, y a veces con afectación de la
zona posterior de la rodilla. Este dolor aparece por permanecer con las rodillas flexionadas durante
largos periodos de tiempo y desaparece con leves movimientos tras abandonar esa postura. A
medida empeora esta patología, el dolor se presenta también durante la actividad: sobre todo al
bajar escaleras, y en flexión máxima (cuclillas) donde la articulación se ve sometida a mayores
cargas.

 Sensación de inestabilidad.
 Sensación de rozamiento o “cepillo” cuando se extiende la rodilla.
 Rigidez a la flexo-extensión.
 Puede encontrarse una mayor sensibilidad a la palpación en la superficie medial de la rótula
(Sheehan et al., 2010), aunque se observó que es el signo más poco fiable de esta
patología.
 En un 50% de los pacientes se aprecia una crepitación, crujidos o chasquidos, también
palpables, en los movimientos de flexo-extensión de la rodilla.
 Es raro que aparezca líquido libre en la articulación de la rodilla.
 Sí puede mostrarse un edema de los cuádriceps y atrofia del mismo, en etapas muy
avanzadas puesto que el dolor limita la función de los cuádriceps y se vuelve hipotónico.

Estadíos

Según Outerbridge, los grados de la condromalacia, según las características del cartílago son
tres. De hecho es la escala más sencilla y utilizada. No obstante, Goodfellow y Hungerfood,
fijándose en la artroscopía, dividen los estadíos también en cuatro, al igual que Bentley, quien lo
modificó a cuatro teniendo en cuenta la extensión de la fibrilación. (Polanco-Martínez, 2002)

 Grado I: reblandecimiento del cartílago articular, con pequeñas áreas con edema. 0,5 cm
de afectación.
 Grado II: fisuración y fragmentación en un área menor de 1,3 cm. (Según Bentley entre
0,5-1 cm).
 Grado III: fisuración y fragmentación en una zona mayor de 1,3 cm. (Entre 1-2 cm).
 Grado IV: fisuración que excede los 2 cm y exposición del hueso subcondral. (Para Bentley
sólo cuenta el tamaño de la superficie afectada).

Diagnóstico y valoración

Maniobras exploratorias de inestabilidad femoropatelar

 Prueba de movilidad lateral-medial con una flexión de rodilla de 30°. Es más frecuente una
inestabilidad lateral que medial.
 Prueba de la subluxación medial de la rótula de Fulkerson. Se aplica una prensión hacia
medial sobre la rótula con la rodilla en extensión completa. Si a la flexión pasiva aparece
dolor y se reproducen los síntomas, es positiva.
 Prueba de aprensión patelar de Fairbank. En supino, desplazamiento lateral de la rótula
desde la extensión a leve flexión de rodillas. Provoca dolor y defensa. No es muy fiable y
hay que tener cuidado al realizarla. (Ramírez et al., 2000)
Estas maniobras son difíciles de repetir con exactitud, por lo que ante la duda, se realizan
mediciones bajo anestesia para valorar si la rótula es inestable o luxable. (Ramírez et al., 2000)

Maniobras de reproducción de dolor rotuliano

 Valoración de los tejidos osteocartilaginosos: compresión de la rótula contra el surco


femoral. En una flexión de 30º, se empuja a la rótula hacia la línea media y hacia fuera y
se comprime dentro del surco femoral con la eminencia tenar.
 Valoración de dolor con origen en el cartílago rotuliano:

Maniobra de placaje o de Zöhlen

Decúbito supino y con la rodilla en extensión, se comprime la rótula en sentido caudal contra el
fémur a la vez que se contrae activamente los cuádriceps. Es muy específico pero poco sensible.

Prueba de compresión axial rotuliana o prueba de presión continua femoropatelar

Presión continúa sobre la rótula con la rodilla en extensión.

Prueba de flexión mantenida

En supino, de una extensión relajada de rodilla, se hace una flexión completa y se mantiene en
esa posición. A los 15”-30” puede resultar dolorosa en los casos positivos.

Signo del cepillo

En supino, en una extensión relajada de rodilla, se imprime a la rótula un movimiento de


traslación lateromedial y craneocaudal, frotándola contra la tróclea femoral. Si la sensación es
rugosa o dolorosa, es positiva.

Material y métodos

La búsqueda electrónica de los artículos relacionados con el tema fue llevada a cabo en las
bases de datos Pubmed, Medline, Science Direct, Pedro, Scopus, Cochrane, Cinahl, Cuiden.

Han sido utilizadas también otras fuentes de información: libros, revistas electrónicas
(efdeportes.com) y sobre todo, referencias de los artículos encontrados.
Los criterios de inclusión fueron todos aquellos artículos relacionados con la condropatía
rotuliana, su prevención y tratamiento conservador y actividad física recomendada.

Los criterios de exclusión fueron aquellos artículos que hacían referencia a métodos quirúrgicos
en el tratamiento de la condropatía rotuliana u otros aspectos no relacionados con el objetivo del
estudio.

De todos los artículos encontrados, los seleccionados se encuentran en las bases de datos
Cinahl, Science Direct, Pubmed.

En la base de datos cinahl han sido elegidos 15 artículos utilizando como palabras clave
“chondromalacia patellar”, “chondropathy patellar”.

En science direct se ha seleccionado 1 artículo, realizando la búsqueda con las palabras clave:
“exercises in patellofemoral syndrome”.

Todos los demás artículos seleccionados fueron encontrados en revistas como efdeportes.com ó
publicaciones de fisioterapia, revistas de traumatología y cirugía ortopédica, revistas de podología y
reumatología, cuyas referencias aparecen especificadas en la bibliografía.

También fueron desestimados algunos artículos por no poseer suficiente relevancia, falta de
acceso ellos o porque no se relacionaban con el tratamiento conservador, prevención y actividad
física en la condropatía rotuliana, si no con otros aspectos de la misma.

Resultados

Afortunadamente y según la bibliografía consultada, el tratamiento conservador, incluido el


fortalecimiento cuadricipital, estiramientos y tonificación, es habitualmente efectivo.

La debilidad de los cuádriceps acompaña habitualmente al dolor anterior de rodilla y puede ser
causa o resultado del mismo. El restabalecer la fuerza y la flexibilidad de los cuádriceps es crítico
para mejorar el soporte de carga. Esto es porque el cuádriceps se encarga de absorber energía de
impacto; si no funciona bien, se sobrecarga el hueso subcondral rotuliano y da lugar a un
estiramiento excesivo de los tejidos blandos perirrotulianos. Por esto, el tratamiento se dirige a
mejorar la fuerza y la flexibilidad de las extremidades inferiores, eso sí, sin sobrecargar el sistema
pues debe mantenerse una cobertura funcional que no termine fracasando.
El músculo vasto interno de los cuádriceps se inserta en la rótula en un ángulo de 50-55º desde
el plano sagital. Es el único músculo que trabaja durante todo el rango articular. Por lo tanto la
insuficiencia de éste contribuye directamente al desplazamiento lateral externo de la rótula ya que
hay un desequilibrio de fuerzas para centrarla. Por otro lado el dolor inhibe la actividad muscular de
forma que hay un círculo vicioso sin salida. Hay estudios que demuestran que el músculo más
afectado en este sentido es el vasto interno. Como resultado, el cuádriceps es prioritario en todas
sus facetas sin olvidar la musculatura antagonista.

Progresivamente, una vez la rodilla ha ido fortaleciéndose y el dolor desapareciendo, el sujeto


podrá participar en actividades progresivas: andar, correr (por superficie blanda), montar en
bicicleta (elevando un poco más el sillín para evitar excesiva flexión y utilizando desarrollos que le
permitan pedalear sin mucho esfuerzo) y todas aquellas actividades que no le supongan estrés y
presión a la rótula.

Se aconseja no realizar aquellas actividades que impliquen una actuación intensa de los
cuádriceps e isquiotibiales, y en las que hay cambios de dirección y/o frenadas bruscas: fútbol,
baloncesto, esquí, tenis, pádel, balonmano. En el caso que el deportista con condropatía decida
practicar una de estas actividades, se aconseja que lo haga con la mínima frecuencia semanal, que
continúe con las actividades físicas que se han aconsejado para fortalecer la rodilla y que cese el
deporte en cuanto note dolor. (Delgado, 2013)

Aspectos a tener en cuenta

 Es importante señalar que cada paciente recibirá un protocolo de recuperación diferente,


adecuado a sus síntomas predominantes o más invalidantes. De ahí que no exista un
protocolo estandarizado para esta patología.
 Los objetivos se orientarán a disminuir el dolor, flexibilizar la musculatura acortada,
fortalecer las debilidades musculares, recuperar la funcionalidad y reeducar posturalmente
al paciente con una buena alineación del miembro inferior.
 Es importante la educación de la ergonomía del paciente: su postura y movimientos. Evitar
posturas con excesivas cargas, flexión de rodillas o desalineación del miembro inferior.
Algunas medidas de economía articular:
o Suprimir la flexión-extensión con cargas.
o Evitar posiciones forzadas prolongadas de rodilla y movimientos amplios de flexión-
extensión.
o Rodilleras y vendajes de centraje rotuliano.
o Plantillas si un estudio biomecánico lo evidencia (pie pronado, cabezas de metas
caídas).
o Deportistas: calzado adecuado con suficiente absorción de carga.
 Indirectamente, una mala postura en anteversión pélvica junto con una hiperlordosis
lumbar, llevan consigo el acortamiento de los cuádriceps que interfiere en la rótula.
 Procurar usar un buen calzado, que permita la buena sujeción del pie y un buen reparto de
cargas. Es decir, evitar utilizar calzado con las suelas y/o platillas muy desgastadas que
favorezcan la constitución de un pie plano.
 Los estiramientos de los cuádriceps, tríceps sural, isquiotibiales y cintilla iliotibial. Es muy
importante este aspecto antes de una potenciación de los cuádriceps o cualquier otro
músculo.
o Se requiere una buena alineación y colocación rotulianas previas a la ganancia de
tono.
 El equilibrio muscular entre los músculos antagonistas como lo son el cuádriceps con los
isquiotibiales es necesario para prevenir también alteraciones en la rodilla. Unos
isquiotiobiales hipertónicos (síndrome de isquiotibiales cortos), implican una hipotonía de
los cuádriceps, además de una rectificación de la columna lumbar.
 El entrenamiento y/o recuperación de la propiocepción de la rodilla posee suficiente
evidencia científica como para afirmar que se pueden prevenir lesiones, tanto si esa rodilla
ha sufrido anteriormente como si no. Destacan ejercicios isométricos de cuádriceps en
decúbito supino y en bipedestación. En bipedestación son famosos los apoyos monopodales
con desequilibrios, en planos móviles, o con apoyos en pelotas. Todo ello, realizado con los
ojos cerrados, potencia aún más la mejora propioceptiva.
 Calentamiento antes y después del ejercicio (estiramientos de cuadriceps, isquios y
tríceps).
 Educar sobre las contraindicaciones:
o Flexión - extensión de rodilla de 0-90º contra resistencia.
o Bicicleta estática de reeducación con resistencia y sillín bajo.
o Nadar a braza.
o Escaleras.
o Estar mucho tiempo sentado con las rodillas flexionadas a 90º.
o Carrera en superficies duras, subidas o bajadas bruscas.

Propuesta de protocolo de recuperación en la condropatía rotuliana


El objetivo del tratamiento reside en la implicación del paciente y en la continuación del
programa que le sea prescrito por el profesional de manera autónoma tras su correcto aprendizaje.

Repeticiones

Se diferenciarán según los dos tipos de ejercicios incluidos en el programa siguiendo siempre el
criterio que los ejercicios de fortalecimiento precisan más repeticiones y menos tiempo de ejecución
y los ejercicios de flexibilización precisan menos repeticiones y mayor tiempo de ejecución; de
forma general se realizarán:

 Ejercicios de fortalecimiento: Hacer 3 series de 10 repeticiones manteniendo la fase de


contracción isométrica entre 3 y 5 segundos.
 Ejercicios de estiramiento: Hacer entre 3 y 5 repeticiones manteniendo inicialmente 10
segundos, pero tratando de progresar hasta llegar a alcanzar entre 15 y 30 segundos la
posición de máxima elongación.

Frecuencia

Se recomienda la realización del programa de ejercicios con una frecuencia media que oscile
entre 3 a 5 días a la semana.

Duración

Se considera el plazo de 6 semanas como válido para experimentar la mejoría clínica, pero se
establece como término medio la necesidad de mantener el programa por un periodo mínimo de 8 -
12 semanas antes de ser revisado y certificar su eficacia.

Progresión

En el caso de los ejercicios isométricos se llevará a cabo aumentando tanto el número de


repeticiones como el tiempo de mantenimiento de la fase de contracción isométrica del ejercicio. En
el caso de aquellos ejercicios con bandas elásticas se empleará como elemento de progresión el
paso de forma consecutiva a resistencias inmediatamente superiores siguiendo la escala de colores
que para ello ha establecido el fabricante en cada caso.

Modo de ejecución
Quisiéramos apuntar que en los últimos años parece cobrar fuerza la posibilidad de que sea una
posible disfunción neuromuscular, con la alteración consiguiente del patrón de reclutamiento
sincrónico del vasto interno y del vasto externo de los cuádriceps, como la causa inicial de la CR al
producirse con ello un aumento significativo de las fuerzas de desplazamiento y de presión lateral
de la rótula durante cada contracción del cuádriceps. Por ello parece razonable la recomendación
de solicitar al paciente la realización de una manera lenta y controlada de los tres tiempos de la
contracción muscular en cada uno de los ejercicios de fortalecimiento muscular de los cuádriceps:
Fase concéntrica, fase isométrica y fase excéntrica. Es más, algunos autores enfatizan la
importancia del entrenamiento excéntrico de los cuádriceps, al apreciar en su debilidad un hallazgo
clínico habitual en pacientes con CR, para lo cual se propone de manera más implícita su demanda
inherente en aquellos ejercicios que se realizan en cadena cinética cerrada.

Ejercicios propuestos

 Estiramientos de los cuádriceps, tríceps sural, isquiotibiales y cintilla iliotibial.


 Fortalecimiento y aumento de potencia de los cuádriceps (sobre todo del vasto interno). Se
habla más de ejercicios isométricos de los cuádriceps, aunque se intenta que los ejercicios
sean más dinámicos y más funcionales.

Para ejercitar el vasto medial, es necesario que el paciente, en decúbito supino, haga una
rotación externa de cadera y apoye la pierna en la camilla por su parte lateral. Para evitar la
extensión total de la rodilla, se coloca un rodillo o cuña en el hueco poplíteo. Se le pide la
contracción del vasto medial, sin necesidad de estirar la rodilla o mover la rótula. Es difícil separar
este vientre muscular de los músculos cuádriceps entero, por eso con una pequeña contracción,
bien diferenciada, sirve.

A medida que gane fuerza y precisión, se puede colocar una pelota o un saquito de arena debajo
del hueco poplíteo para que el paciente lo aplaste contra la camilla.

El recto anterior de los cuádriceps puede ejercitarse en isométrico también con una pelota, pero
con la cadera en posición neutra.

Aunque los ejercicios en cadena cinética cerrada proporcionan mayor estimulación propioceptiva,
ocasionan menos dolor, y se asemejan más al gesto deportivo, no hay que descartar los ejercicios
en cadena cinética abierta.
De cadena cinética cerrada, se pueden realizar sentadillas o lo que es lo mismo, levantarse y
sentarse de una silla en un movimiento controlado para practicar el excéntrico de los cuádriceps.
Monopodalmente también se realiza bastante.

Además, el excéntrico de los cuádriceps también se puede practicar durante la marcha, en una
cinta rodante, en un plano levemente inclinado hacia abajo.

En bipedestación, se puede adelantar la pierna a ejercitar flexionada, y llevar el peso hacia ella,
hacia delante, para realizar un excéntrico.

Estudios encontrados muestran mayor evidencia en los ejercicios excéntricos con aumento de
cargas progresivo para la recuperación funcional y del dolor.

No obstante, se proponen ejercicios de tipo excéntrico, concéntrico y estiramientos juntos.

No hay que olvidar potenciar los rotadores internos y aductores de cadera, por su acción
correctora del valgo y de la rotación externa de la tibia. Un ejemplo de ejercicio para los aductores
sería juntar las piernas mientras hay una resistencia interna.

 Entrenamiento y/o recuperación de la propiocepción de la rodilla. Destacan ejercicios


isométricos de cuádriceps en decúbito supino y en bipedestación. En bipedestación son
famosos los apoyos monopodales con desequilibrios, en planos móviles, o con apoyos en
pelotas. Todo ello, realizado con los ojos cerrados, potencia aún más la mejora
propioceptiva.
 Plataformas vibratorias. Se trata de movimientos oscilatorios sinusoidales que ejerzan un
efecto mecánico global en el cuerpo. Se recomienda el uso de vibraciones con frecuencias
de 25 y 40 Hz y amplitudes entre 2 y 10 mm, en sesiones de duración total inferior a 30
minutos para obtener efectos beneficiosos, puesto que a mayores escalas, los efectos
serían perjudiciales.

Provoca especialmente en el músculo, una contracción activa, coactivación agonista-antagonista.


Resultados muestran un aumento en la fuerza, velocidad y potencia del mismo. Además, mejora la
propiocepción y la postura en sujetos sanos. En el tejido óseo motoriza la síntesis de osteoblastos
pero en el cartílago aún no hay suficientes evidencias.

Cuando el sujeto haya ido avanzando en la consecución de los ejercicios citados de recuperación
de su rodilla, podrá participar en actividades físicas que no estén relacionadas con la rehabilitación
que antes hemos mencionado.
Un factor importante es el descenso de peso a través del entrenamiento aeróbico en piscina,
podrá realizar largos en estilo crol y espaldas con Pull entre las piernas. De esa manera no habrá
flexión de rodillas, estará trabajando la musculatura de forma isométrica y conseguirá el objetivo
prioritario de mejorar su resistencia y calidad cardio-pulmonar. Podrá empezar con series de 25
metros, alternando los dos estilos antes mencionados, para ir pasando progresivamente a series
más largas y mayor volumen de metros en cada entreno. En caso de contar con pulsómetro
acuático, la intensidad del ejercicio no deberá superar nunca el 85% de la frecuencia cardiaca
máxima (López, 2007). Esto va a provocar menor tensión en rótula. La dieta también tiene un
papel muy importante en este proceso (Zhelyazkov, 2001).

Las actividades libres que puede hacer el sujeto, una vez que se encuentre mejor y siempre que
su médico lo crea conveniente pueden ser: andar, correr (por superficie blanda), montar en
bicicleta (elevando un poco más el sillín para evitar excesiva flexión y utilizando desarrollos que le
permitan pedalear sin mucho esfuerzo. En llano, evitando cuestas), golf, patinaje en línea, y todas
aquellas actividades que no le supongan estrés y presión a la rótula.

Por otro lado habrá que huir de aquellas actividades que soliciten una actuación intensa de los
cuádriceps e isquiotibiales, y en las que hay cambios de dirección y/o frenadas bruscas: futbol-sala,
baloncesto, esquí, squash, tenis, pádel. En el caso que el deportista con condromalacia decida
practicar una de estas actividades, se aconseja que lo haga con la mínima frecuencia semanal, que
continúe con las actividades físicas que se han aconsejado para fortalecer la rodilla y que cese el
deporte en cuanto que haya dolor (López Chicharro, 2006).

Como se ha dicho anteriormente, esto es sólo una propuesta que deberá ser adaptada por un
profesional de la salud y/o de la actividad física a las características del paciente según su estado
de forma, edad, otras patologías, etc. Pero que, en cualquier caso, abre posibilidades a una
patología que, en muchos casos, desencadena en el abandono de la actividad física, por lo que
habrá que educar y reforzar la importancia del mantenimiento de estos ejercicios y de una actividad
física recomendada, ya que se ha demostrado la eficacia del tratamiento conservador. (Pastor y
López, 2010)

Conclusiones

Según la bibliografía consultada, el tratamiento conservador, incluido el fortalecimiento


cuadricipital, estiramientos y tonificación, es habitualmente efectivo, incidiendo en vasto interno y
en definitiva, en el equilibrio de agonistas-antagonistas del miembro inferior.

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