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El inicio del siglo XXI se vio marcado por una nueva definición de los principios geopolíticos
que, hasta ese momento, se venían delineando en América Latina. Dos factores, a nuestro juicio,
representan y justifican la redefinición geopolítica que se ha venido gestando en Latinoamérica, estos
son: el ascenso al poder del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo R. Chávez
Frías en diciembre de 1999 (que se presentó como una opción contraria al ideal norteamericano de
influencia continental) y el aumento del precio internacional del petróleo que, desde 1999, ha denotado
un crecimiento significativo de los ingresos de los países productores, lo que a nuestro juicio, revela un
aumento en el poder de influencia de una nación en el concierto internacional.
A juicio del profesor Fernando Gerbasi (12 de Noviembre de 2007), cuatro han sido los factores
claves que han determinado la reestructuración geopolítica del nuevo siglo: 1) la reprochable gestión
internacional del gobierno del Presidente George W. Bush en Estados Unidos (2001-2009), lo que
conllevó a la consolidación de ideales y gobiernos alternativos a la clásica visión norteamericana; 2) la
ausencia de líderes verdaderamente democráticos que sigan una ideología de paz y cooperación
internacional; 3) los elevados precios de la energía (especialmente de los hidrocarburos) en los
mercados internacionales y; 4) el surgimiento de nuevos actores políticos que acompañan a los
tradicionales en el desarrollo de una política concebida desde el punto de vista de la globalización.
Es de nuestro parecer que la nación latinoamericana que más se ha visto favorecida por la
aparición de los nuevos factores condicionantes de la política internacional, y por tanto, ha logrado
ejercer un peso significativo en la nueva geopolítica que se ha estado diseñando en el continente, ha
sido Venezuela.
Desde el ascenso al poder del Presidente Hugo Chávez, el gobierno venezolano ha desarrollado
una política exterior con miras a la promoción de los ideales bolivarianos y del tan aclamado –pero
raras veces explicado– Socialismo del Siglo XXI. Gracias a los elevados precios petroleros en los
mercados internacionales, nuestra nación ha gozado durante los últimos diez años de una bonanza
económica que le ha permitido al Gobierno estructurar lo que muchos analistas han denominado la
“diplomacia de petrodólares” o “petrodiplomacia”(Calderón, G. 23 de Marzo de 2006). Según el
periodista de la cadena internacional EFE, Harold Escalona,
El petróleo es el motor financiero detrás del gobierno socialista de Chávez. Al constituir casi el 94% de las
exportaciones y la mitad del presupuesto nacional, el crudo paga todo —desde alimentos subsidiados a
Karina
Licitra
universidades gratis— y permite a Chávez aumentar la nómina gubernamental y nacionalizar empresas.
También ha sufragado una ayuda internacional a manos llenas con la que Chávez colma a aliados con
combustible barato, proyectos de refinadoras y donaciones en efectivo mientras forja vínculos con
partidarios de tendencia izquierdista y promueve su visión de una Latinoamérica unida cada vez más
independiente de Estados Unidos (7 de Enero de 2009)
Los ingresos petroleros se han convertido por tanto, en la herramienta más eficaz de influencia
política-estratégica que posee el gobierno venezolano sobre los gobiernos latinoamericanos, ya que
mediante la financiación de programas de mejoras de obras públicas; de subsidios petroleros y de
ayudas en el ámbito de salud y educación, el gobierno del Presidente Chávez ha conseguido ejercer
cierto grado de presión sobre la toma de decisiones de los gobiernos beneficiarios. De esta manera, el
gobierno venezolano ha logrado la consolidación de nuevos sistemas de integración hemisférica que se
rigen bajo los principios promovidos por el gobierno venezolano. Según el profesor Fernando Gerbasi,
el Presidente Chávez “ha diseñado y ejecutado un proyecto geopolítico internacional con la intención
de consolidarse como líder internacional del “socialismo del siglo XXI”, lo que le permitirá fortalecerse
internamente” (12 de Noviembre de 2007). Más específicamente al área de nuestro interés: el
replanteamiento de la política exterior venezolana
… procura [el establecimiento de] un nuevo MERCOSUR y una nueva CAN, la consolidación
del eje Cuba – Venezuela – Bolivia y del ALBA, como alternativa a los TLC, al fortalecimiento de la
integración latinoamericana a través de mecanismos como UNASUR, Petrosur, Petrocaribe, Petroandina,
Banco del Sur, Telesur. Pretende, en definitiva, la conformación de un Bloque Latinoamericano de Poder,
que lleve al establecimiento de una nueva institucionalidad basada en la democracia participativa, de
inclusión de los pueblos y su participación en mecanismos internacionales. Igualmente quiere neutralizar
la acción del imperio fortaleciendo los movimientos alternativos sociales regionales, incluyendo los
existentes en los propios Estados Unidos (Gerbasi, F. 12 de Noviembre de 2007)
Muchas han sido, por lo tanto, las iniciativas que, financiadas por los petrodólares venezolanos,
se han encontrado acogidas en el mundo político de las naciones latinoamericanas y que le han
asegurado al Presidente Chávez la simpatía y el apoyo de sus mandatarios. Según un estudio realizado
el periodista de El Nuevo Herald, Tyler Bridges (22 de Enero de 2008), los subsidios venezolanos
ayudaron a Argentina a cancelar su deuda con el Fondo Monetario Internacional; a Bolivia, a construir
escuelas y hasta a Alaska, a recibir energía para las calefacciones a precios descontados. A nuestro
juicio, estas medidas tienen como objetivo fundamental consolidar la presencia de un “aliado” en el
subconsciente de las naciones que componen el ámbito latinoamericano. Venezuela busca convertirse
en la nación que, en la concepción latinoamericana, figura como el aliado que siempre está dispuesto a
ayudar a los menos favorecidos. Sin embargo, esta ayuda, en algún momento reclamará una respuesta
Si observamos los cambios que se han realizado en los últimos años dentro del mundo político
encontraremos que, junto al ascenso de Venezuela al centro de lo que Fernando Mires (22 de
Septiembre de 2009), denomina como la cadena hibridocrática (es decir, aquella que se encuentra
formada por las naciones que poseen gobiernos que dicen ser democráticos, pero que presentan claros
rasgos de autoritarismo, por lo que la definición podría entenderse como una forma moderna de
dictadura), encontraremos como naciones que anteriormente no contaban con la influencia
internacional suficiente como para poder ejercer algún tipo de presión en el concierto internacional, han
encontrado un nuevo aire y su voz es escuchada dentro del nuevo “eje bolivariano” 1. Según la
investigadora de la Chaire MERCOSUR de Sciense Po en París, Aranzazu Narbona (25 de Mayo de
2006):
Cuba, por lo tanto, representa una de las varias naciones que, gracias a la política de integración
regional defendida por el gobierno venezolano, ha retornado a la palestra política como un actor de
consideración geoestratégica, a tal punto que en la reunión XXXIX de la Asamblea General de los
Estados Americanos llevada a cabo en San Pedro de Sula el pasado junio de 2009, se discutió sobre la
posible readmisión de la nación a la organización americana (Organización De Los Estados
Americanos, 2009). Aún cuando en la resolución final no se resolvió la readmisión, el sólo hecho que
la discusión haya comenzado representa, a nuestro juicio, un reconocimiento al nuevo rol que la nación
1
Mejor conocidos como aquellas naciones que forman parte de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de nuestra América, es decir:
a República Bolivariana de Venezuela, la República de Cuba, la República de Bolivia, la República de Nicaragua y la Mancomunidad de
Dominica, la República de Honduras, la República de Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda. (Fuente:
http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?name=Content&pa=showpage&pid=1)
3
…con el ingreso del país andino al bloque sudamericano, el mandatario brasileño pretende “cooptar” a
Chávez y posicionarse como un mediador natural entre el polémico líder y sus opositores en el resto del
continente (…) La adhesión de Venezuela al Mercosur también encuadraría dentro de los objetivos
comerciales de Brasil, ya que le permitiría a la primera economía regional abrir nuevos mercados para sus
productos. (Smink, V. 15 de Diciembre de 2009)
Colombia y México se presentan como naciones que, según A. Narbona, desenmarcandose “de
la estrategia regional (…) han optado por la firma de acuerdos bilaterales (…) en busca de un acceso
preferencial de sus productos en el mercado norteamericano.” (25 de Mayo de 2006).
Colombia, actualmente, se encuentra a la espera de la ratificación por parte del Congreso
estadounidense, para consolidar las relaciones comerciales con la nación americana mediante la
implantación de un Tratado de Libre Comercio (TLC). El TLC Colombia-EEUU que debería ratificarse
a principios del presente año, representaría para la nación latinoamericana un paso más en el
afianzamiento de las relaciones política-económicas entre las dos naciones que encontró en 2009 un
nuevo punto de encuentro al firmar el “Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia
Creemos que resulta difícil realizar una previsión sobre cómo se continuarán reajustando los
principios de la geopolítica latinoamericana. ¿Las fluctuaciones del precio del petróleo tendrán algún
impacto en las alineaciones estratégicas en un futuro? o ¿prevalecerán los intereses ideológicos sobre
los beneficios económicos? Resta observar y analizar cómo se desarrollan las alianzas durante el
presente año para poder responder a estas y otras tantas interrogantes.
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