noble verdad el origen de dukkha, del sufrimiento y de la insatisfacción
es nuestro deseo, nuestro intento de aferrarnos a las cosas que no perduran, incluyendo el placer. Y usé los donuts como mi propio ejemplo personal. Como hemos visto, Buda decía que nuestra incapacidad de comprender esta dinámica era otro ejemplo de nuestra incapacidad de ver el mundo con claridad. En este segmento de la primera clase examinaremos brevemente la mecánica biológica del ansia y de la evaporación del placer y vamos a preguntarnos por qué, si Buda estaba en lo cierto, por qué no nos damos cuenta de lo que es placer ni de cuan fugaz es. En los escritos budistas cuando Buda habla de nuestra incapacidad de ver las cosas con claridad, a menudo utiliza la palabra que suele traducirse como 'delusión' ,'ilusión engañosa'. Pero quiero insistir en que esta palabra puede ser un tanto exagerada. Por ejemplo, cuando miro los donuts en ningún momento estoy pensando que hay agentes extranjeros conspirando para asesinarme o algo así; tampoco pienso que el placer durará para siempre. De hecho, si me preguntas si durará diez minutos probablemente te conteste que no, pero al mismo tiempo, mientras ansío comerme los donuts, pienso mucho más en el placer que en la desaparición del placer. Ciertamente no estoy pensando en que el pico de azúcar vaya a disminuir y entonces me sentiré desestabilizado, sólo me centro en el momento de placer. En otros casos puede haber algo parecido a la delusión con la obsesión romántica. Si alguna vez te has enamorado de verdad de alguien, recordarás que tenías una visión de la realidad bastante distorsionada. No veías las imperfecciones o defectos en la persona. Todo era bonito, ¿no? Y había esa idea de que si alguna vez tuvieras la suerte de encontrarte en una relación con esa persona, todo iba a ser mejor, probablemente para siempre. Y ni hacer falta decir que las relaciones son más complicadas. Lo mismo sucede con un trabajo que realmente quieres, si en verdad es lo que deseas y piensas en todas las grandes cosas que te va a brindar, no estás evaluando los inconvenientes que todos los trabajos conllevan, y tal vez creas que si consigues ese trabajo, podrás relajarte y habrás conseguido tu objetivo final. Por supuesto no has conseguido tu objetivo final, la gratificación no para siempre, nunca dura para siempre. Si deseas ver las partes del cerebro que son relevantes para comprender la imposibilidad de que la gratificación sea eterna, un candidato obvio sería el neurotransmisor la dopamina. Puede que hayas leído en la prensa no especializada sobre la dopamina y el placer químico, la recompensa química. La realidad es mucho más complicada que eso: los efectos de la dopamina dependen de la parte del cerebro en que te encuentres, de qué neuronas estén involucradas, qué receptores, etc. También está la cuestión de si la dopamina causa realmente placer o si sólo está relacionada con el placer. Para nosotros, la mera correlación se refiere a que la dopamina parece estar relacionada con el placer, de modo que vamos a mirar los datos de un trabajo en el que hubo un seguimiento de las neuronas de monos, neuronas que participan en la liberación de dopamina y que están en la parte del cerebro donde la dopamina parece relacionarse con el placer y la recompensa. Lo que se hizo fue darle al mono algo de jugo de frutas y sucedió lo siguiente: esto es un pico de dopamina. Si quieres saber cuánto dura, de cuánto tiempo estamos hablando en un eje horizontal, es aproximadamente un tercio de un segundo del pico de dopamina, así que asumiendo que la dopamina de este mono esté relacionada con el placer, el placer será bastante breve. Si los monos pudiesen hablar, tal vez este mono hubiese dicho: ¡Vaya, fue una cosa transitoria! Tal vez la condición del mono sea muy parecida a la condición humana y el placer tiende a evaporarse rápidamente. Y si este es el caso, entonces con más razón se puede pensar en la selección natural como una explicación posible de por qué el placer se evapora, ya que monos y seres humanos exhiben algunas dinámicas similares. La pregunta es: ¿por qué la selección natural construye unos cerebros donde el placer es tan fugaz? ¿Por qué no dejar abierto el grifo de la dopamina? Podrías aportar dopamina durante 10 segundos, 20 segundos, pero esto no sucede. ¿Por qué sucede eso? La mayoría de las neuronas que ¿Y por qué no podemos realmente percibir en nuestra vida cotidiana lo rápidamente que se disipará el placer? ¿Por qué la selección natural diseñó así nuestros cerebros? Como he dicho anteriormente, cada vez que diga que algo ha sido diseñado por selección natural, diseño tendría que estar entre comillas: la selección natural no es un diseñador consciente. Aun así, crea animales que parecen diseñados por un diseñador muy ingenioso, con una cosa en mente: que los genes pasen a la generación siguiente. De modo que es razonable, como una suerte de experimento mental, ponernos en el lugar de la selección natural y preguntar: si estuviésemos diseñando organismos, ¿cómo diseñaríamos sus cerebros si deseáramos transmitir los genes a la generación siguiente? Comer ayuda a mantenerlos vivos, el sexo obviamente también, aun refiriéndonos a primates humanos y no humanos, hechos como mejorar el estatus social ayuda porque parece que en los primates y otras partes del reino animal el estatus social se relaciona con transmitir los genes a la generación siguiente. De modo que esta es una buena pregunta: ¿Cómo diseñarías estos cerebros si tú fueses la selección natural? Yo diría que hay tres principios de diseño que tienen sentido si deseas que los animales alcancen estos objetivos. Para empezar, cuando los animales logran los objetivos, tienen comida, tienen sexo, deberían conseguir algo de placer. El placer refuerza su conducta, hace que los animales sean más propensos a hacer lo que los motivó en un principio. Principio número dos: el placer no debe durar para siempre. Obviamente, si comieras una sola comida y te quedaras satisfecho y no volvieras sentir la desagradable sensación del hambre, no comerías otra vez y entonces morirías, ¿no? Y si tuvieras sexo y luego quedaras encandilado por el placer un tiempo, pensando qué maravilloso ha sido, y mientras tanto en tu especie, algún otro animal ha tenido sexo y dice: 'estuvo genial, pero ya estoy inquieto, creo que iré a conseguir algo de comida o haré algo para elevar mi estatus social, o tal vez saldré a buscar más sexo', ese animal conseguirá pasar más genes a la generación siguiente que tú. De modo que a estos genes de la inquietud , de no estar mucho tiempo satisfechos que ese animal posee, les irá mejor que a tus genes. El tercer principio de diseño que me gustaría presentar es que los animales deberían centrarse más en el placer que les da cumplir los objetivos que en la subsiguiente evaporación del placer. Obviamente, si estás centrado en el placer, si estás centrado en lo bien que te sentirás al lograr la meta, alcanzarás dicha meta. Tal vez si estás sentado ahí pensando que el placer no va a durar nada, entonces para qué molestarse. Lo más probable es que termines sentado solo en tu habitación, lleno de tedio, leyendo filosofía existencial o algo así, y claramente esta no es la manera de transmitir tus genes a la próxima generación. Yo diría que estos tres principios de diseño tienen sentido en términos de la selección natural y pueden ayudar a dar sentido a las enseñanzas budistas. Buda dijo que el placer tiende a evaporarse y nos deja insatisfechos. Y parece ser el caso que el placer está diseñado para evaporarse de modo que nos deje insatisfechos y nos motive a salir, a trabajar más y a cumplir más puntos importantes del plan de selección natural. Buda dice que no parece que tenemos una imagen real del placer; nos centramos en el placer pero no en la fugacidad del mismo, y esto también tiene sentido en términos de la selección natural: centrarse en el placer es un buen motivador. Volvamos al mono. En los datos que vimos acerca del cerebro del mono, no vimos nada sobre anticipar el placer y esto es porque en este caso el mono no podía anticipar el placer puesto que el jugo de frutas aparece repentinamente, el mono no lo esperaba, le caía en la boca sin aviso. Sin embargo después los investigadores hicieron que la anticipación fuese posible. Lo que hicieron fue encender una luz de modo que si el mono se acercaba y tocaba una palanca, entonces aparecía el jugo de frutas, y entrenaron al mono para que reaccionara de acuerdo con este principio. Y esto es lo que ves en este caso. Aquí, la luz se enciende; estamos en zona de anticipación. Y vemos aquí un pico de dopamina que parece... no puedes entrar dentro del cerebro del mono, pero es una conjetura razonable que lo que está sucediendo es que el mono está anticipando el placer, centrándose en el placer que ha de llegar al igual que sucede con los humanos, ¿no? Es decir, la anticipación no es sólo placer, también hay anticipación, una especie de impaciencia, de excitación, pero también la posibilidad de imaginar el placer real que experimentarás cuando obtengas la recompensa. Tienes esa sensación y esto puede ser lo que se ve aquí en este pico de dopamina. Curiosamente, cuando la comida aparece, lo que vemos es esto: cuando dan al mono el jugo de frutas, no hay un ascenso de la actividad de la dopamina. Debo enfatizar que este es un caso un tanto extremo. En los experimentos de este tipo, los investigadores no siempre ven que haya una supresión completa del pico de dopamina tras la recompensa; e hizo falta mucho entrenamiento para que el mono llegara hasta ese punto y que la conducta se hiciera completamente automática. En mi caso, podría compararla, para volver nuevamente a uno de mis vicios, al chocolate negro. Todas las tardes como un poco de chocolate negro; llegado el momento, decido que me lo merezco y pienso en ello, lo saboreo, me hace sentir bien. Bajo las escaleras, lo tomo, puede que no experimente nada de placer. Toda la rutina se ha vuelto tan automática que puedo estar pensando en otra cosa, mi mente puede estar en otra cosa. Nuevamente, esta es una supresión completa del pico de dopamina, este es un caso extremo. Pero lo que es bastante común, una dinámica bastante común, es que inicialmente lo que hay es que consigues una recompensa, consigues el pico en la actividad de la dopamina, y luego cuando el animal comienza a anticipar la recompensa, se enciende la luz, hay un pico de dopamina bastante alto, consigues la recompensa y luego obtienes un pico mucho más bajo que el de antes. Otra vez, si yo relacionase esto con mi propia experiencia, podría pensar que esto es como si estuviese en el supermercado, veo un paquete de donuts, pienso en comérmelos. Ya sabes, qué bien... Voy, lo llevo al mostrador y lo compro; luego me los como y sí, están buenos los donuts. Esta bien. Luego cada mordisco me sabe peor. Está bien, pero tal vez el placer mayor lo he obtenido en la anticipación, porque en este punto ya he hecho el trabajo: el sistema motivador me ha dirigido al trabajo necesario para obtener la comida, para alcanzar el objetivo, de modo que en este punto no necesitas mucha motivación adicional y aquí no vemos un gran refuerzo adicional. Quiero repetir que esto es bastante especulativo, no sólo porque no podemos entrar dentro del cerebro del mono —no sabemos qué pasa ahí dentro— sino porque la ciencia aún lo está investigando; hay diferentes interpretaciones de esta información y la historia continuará evolucionando, pero es consistente con los tipos de dinámicas de motivación que podemos esperar de un cerebro construido por la selección natural. Ahora bien, puedes preguntarte por qué la selección natural designó estos cerebros que son atraídos por los donuts, ya que al fin y al cabo no son buenos para nosotros. Y la respuesta es que la selección natural no lo hizo; lo donuts no eran parte del paisaje cuando apareció nuestro linaje. Lo que sí era parte del paisaje era lo dulce. Las frutas eran dulces, las frutas eran buenas para ti, y eso parece explicar por qué tenemos debilidad por lo dulce y a veces nos excedemos en el supermercado, ahora que existe la comida basura. Para darte un ejemplo del tipo de dinámica que puede haber estado presente durante la evolución, cuando no existían los donuts, imagina que uno de nuestros antepasados, quizás uno de los primeros humanos, ve unos árboles en la distancia y le parecen árboles frutales. Hace calor, la caminata será larga y el animal no está deseando hacerla, pero pueden ser árboles frutales y el animal recuerda el sabor de la fruta. Y tiene un aumento de dopamina que lo motiva a investigar. Realiza una caminata, llega, hay fruta, se la come, ¿sabes? Un poco más de placer, no necesitas mucho placer, puedes no necesitar mucho, sólo lo suficiente para un pequeño refuerzo, y el cerebro construido por la selección natural ha hecho su trabajo. Bien. Puedes preguntarte qué sucede en los casos en que estamos muy acostumbrados al placer que conseguimos, cuando es rutina, como cuando yo como chocolate por la tarde y a menudo hay poco o nada de placer en comer el chocolate y más placer en la anticipación. ¿Por qué no hay anticipación sólo y no comemos, ya que es ahí donde en todo caso está el placer? La razón por la que esto no funcionaría es esta: cuando se enciende la luz para este mono y después no le dan el jugo de fruta, no sólo hay una ausencia de dopamina, sino que hay un déficit de actividad de la dopamina. ¿Bien? Se supone que esto corresponde a lo que podría llamarse la decepción de la anticipación no cumplida. Te habrá sucedido que has ido al refrigerador con ganas de comer ese pedazo de tarta; lo abres y alguien ya se lo ha comido. No sólo sientes la ausencia de placer, sino que estás decepcionado. Y esto también tiene sentido como estrategia motivacional. Si regresas al contexto de nuestros primeros antepasados, digamos que ellos ven árboles de lejos, podrían ser árboles frutales, están motivados, van hacia allá. ¡Oh! No hay fruta, no son frutales. Bueno, querrás que no vayan a esos árboles en particular; si estás construyendo su cerebro, quieres que eviten esos árboles, deseas que esta sea una experiencia no feliz. De modo que tiene sentido que no les haga felices esperar una cosa, hacer un trabajo para obtenerlo y luego no encontrarlo. En fin, para resumir: hay una correspondencia entre el modo que tú esperas que la selección natural diseñe el cerebro y algunos principios básicos del budismo. Buda decía que el placer no dura, que nos deja insatisfechos, la evolución parece explicar por qué. Buda dice que nos centremos en el placer y no en la fugacidad del placer; la evolución parece explicar por qué. Y este es otro ejemplo de por qué a la selección natural no le importa, importa entre comillas, claro, si vemos el mundo con claridad. Ya lo hemos visto, a veces puede resultar natural para nosotros ver una víbora que no está ahí, ver un rostro enojado y amenazante cuando de hecho el rostro no está enojado ni es amenazador. Y estos fueron casos en los que la selección natural construyó una ilusión en el sistema. Ahora veremos otro sentido en el que a la selección natural parece no importarle si no vemos el mundo con claridad. También observamos algo más aquí, que es que a la selección natural no parece importarle si somos felices. Desde el punto de vista de la selección natural, la felicidad es sólo una herramienta. Si ser felices en un momento dado nos mantiene motivados, excelente. Si no hacernos felices, si mantenernos insatisfechos, si hacernos sufrir nos lleva a hacer lo que está en el plan de la selección natural, entonces está bien, en esos casos será así. Dije anteriormente que el budismo es, en cierto sentido, como una rebelión contra la selección natural, y ahora puedes observar en qué sentido esto es verdad, porque el budismo desea que veamos el mundo claramente todo el tiempo, y aspira a terminar con nuestro sufrimiento. La selección natural desea que a veces no veamos el mundo con claridad y desea que a veces suframos. Claramente entonces, el programa budista es en cierto modo opuesto a la lógica y a los objetivos implícitos de la selección natural, pero en cierto modo pienso que no hemos visto ni la mitad de esto. Para comprender por completo lo que yo llamo la rebelión del budismo por selección natural. hay que conocer la estratégica específica del budismo para conseguir terminar con el sufrimiento y ayudarnos a ver el mundo con más claridad. Para comprender esto necesitas conocer la Tercera y la Cuarta Noble Verdad: una prescripción budista para los dilemas del ser humano, y esto es lo que analizaremos en la próxima sesión.