Hoy en día el sistema económico pone al alcance de las personas todo tipo de
productos y bienes para el consumo, desde lo más básico, como alimentos o
prendas de vestir, hasta lo más extraño que se pueda encontrar. El consumo como concepto no hace referencia a nada malo ni perjudicial. Podemos definirlo como el simple hecho de consumir para satisfacer necesidades o deseos. El problema llega cuando esta actividad se vuelve patológica. Entonces ya no hablamos de consumo, sino de consumismo. “la tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios". Es un hecho, la publicidad forma parte de nuestra vida por mucho que queramos eludirla. En cada esquina encontramos anuncios publicitarios que nos incitan a comprar a través de imágenes y logos atractivos; desde niños nos bombardean con anuncios exhibidos en camisetas, esferos, etc., y si no somos lo suficientemente razonables, acabamos cayendo en la trampa de comprar más allá de lo que necesitamos. La televisión es un medio adecuado para el adiestramiento en el consumismo: primero se crea un deseo o necesidad, para posteriormente consumirlo. Pero, ¿qué busca en realidad la publicidad? La razón más importante, es vender lo que se anuncia, y más profundamente, busca “persuadir y domesticar las mentes” que garantizan la supervivencia del consumo. La publicidad busca el hacer creer al individuo que es diferente a los demás, pese a ser igual que todos, con tipos de publicad diferente como la contra publicidad o la publicidad engañosa. En las sociedades contemporáneas es cada vez mayor la importancia de los medios masivos. Estos influyen sobre la forma de actuar o de pensar de las personas, logran modificar la forma en que los hombres conocen y comprenden la realidad que los rodea, esto nos lleva a reconocer que el poder político está por debajo de poderes como el económico y el mediático. El consumismo nos lleva a hablar acerca de las 4 figuras de subjetividad que ha creado el neoliberalismo: En cuanto al endeudado; estar en deuda se está convirtiendo hoy en la condición general para la vida social. No podemos vivir sin contraer deudas: crédito para estudiar, para el carro, para las vacaciones, Los préstamos se convierten en los instrumentos para satisfacer nuestras necesidades sociales. Sobrevivimos endeudándonos y vivimos bajo el peso de pagar nuestras deudas. La deuda nos controla, disciplina nuestro consumo. Y además se produce una sorprendente paradoja, que aunque estemos endeudados, el sistema capitalista nos anima a consumir sin parar, por ello no tiene inconveniente en hacernos nuevos préstamos, con lo que estamos cada vez más encadenados a la deuda. El mediatizado: los sujetos mediatizados sufren el problema contrario, estamos saturados por un exceso de información, comunicación y expresión. La aparición de nuevas tecnologías en la sociedad, son el eje central de la mediatización que poco a poco va ganando más protagonismo. Medios como la televisión o Internet, son las principales fuentes de información a la que la gente acude y de las cuáles no sólo consume esa información sino que también lo dan por sentado que es así, como lo dice tal medio. Mencionamos frases como “lo dijeron en la televisión” o “lo leí en Internet”, de forma segura, sin consultar fuentes. Claro que si nos ponemos a consultar quién escribió, con qué argumentos lo hizo o de dónde sacó la información, los medios no tendrían tanto protagonismo, o tendrían el mismo pero en muchos casos deberán cambiar su forma de informar ya que a veces exageran o minimizan determinadas noticias. El seguritizado: Nos da miedo pensar en toda la información que es constantemente producida acerca de uno mismo. Sabemos, desde luego, que en determinados lugares y situaciones la vigilancia aumenta. Si pasamos por los controles de seguridad de un aeropuerto, nuestros cuerpos y nuestras maletas serán escaneados. En la calle nos graban cámaras de seguridad, nuestras compras con tarjeta de crédito y nuestras búsquedas en Internet y llamadas telefónicas son controladas. Las tecnologías de seguridad han progresado extraordinariamente para espiarnos cada vez más. El miedo es el motivo por el que aceptamos no solo nuestro doble papel, observador y observado. Y la corrupción de la democracia ha forjado una figura extraña y despolitizada, el representado. estamos inmersos en una larga trayectoria histórica que nos lleva de la tiranía a la democracia a través de la puesta en marcha del sufragio universal.