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El análisis fundamental es aquel que intenta calcular el valor real de un título mediante

el análisis de balances y lo compara con el valor de mercado, con esto se permite


descubrir si en algún momento determinado el precio del mismo está infravalorado.
Siempre se tiene en cuenta que los resultados de los balances y los precios se encuentran
en constante cambio y que la cotización se puede ver influenciada también por otros
factores entre los que se incluyen los políticos y los económicos.

Por otra parte el análisis fundamental de una acción es aquél que obtiene sus
conclusiones de un detallado estudio de los balances, cuentas de resultados, estados
financieros, planes de expansión. También analiza la competencia empresarial, las
variaciones socioeconómicas que pueden incidir en el desarrollo de una empresa.

Para determinar el valor de la acción, el analista deberá contar con instrumentos como
los ratios empresariales que relacionan magnitudes del balance y que pueden ser de
liquidez, de rentabilidad, de endeudamiento, de eficiencia, de materialización de
recursos propios, de inmovilizado, de autonomía financiera. Todos estos ratios le
permitirán comparar la empresa con otras compañías del sector o con la media del
sector, para extraer conclusiones que le permitan acreditar la bondad o no de la
inversión en la empresa estudiada.

Con todo, el análisis fundamental es una herramienta que permite evaluar el riesgo
financiero de las empresas a partir de un análisis del entorno, el cálculo de ciertos ratios
clave y la valoración de las propias empresas. Fuera de este análisis quedarían las
tendencias de mercado y las gráficas de bolsa, que son el objeto de estudio principal del
análisis técnico.

Con todos estos componentes, el analista fundamental llega a determinar un valor


intrínseco de la empresa en torno al cual debe cotizar la acción en bolsa. Una
sobrevaloración o infravaloración indicará al analista la conveniencia de vender o de
comprar acciones de esa sociedad en el mercado.

La dificultad del análisis fundamental radica en la multitud de variables que se deben


considerar. Además, hay que estudiar a la empresa desde el punto de vista estático, pero
también dinámico, es decir, hay que realizar previsiones sobre la evolución del negocio
y de los beneficios. En este sentido, un beneficio pasado, un balance publicado, una
estrategia anunciada o una política macroeconómica ya conocida son útiles porque nos
ayudan a vislumbrar beneficios, ventas o crecimientos futuros. Los inversores tienen
siempre su mira puesta en el futuro, y de ello depende la marcha de las bolsas.

Pese a la dificultad que este método entraña, conviene hacer un esfuerzo: las
herramientas del análisis fundamental permiten aproximarse mejor a la valoración de las
acciones, determinando si están infravaloradas, en cuyo caso se recomendará comprar, o
sobrevaloradas, en cuyo caso la recomendación será de vender.

Y, aunque la parte más importante del análisis fundamental sea el estudio de las
empresas, no hay que olvidarse del análisis macroeconómico, que estudia variables tales
como los tipos de interés, el PBI (Producto bruto Interno), el tipo de cambio, el paro, la
deuda, la producción industrial o el consumo doméstico, entre otras.

Las herramientas esenciales del análisis fundamental son los ratios bursátiles, que son
los que nos permiten establecer comparaciones de una acción o valor con el total del
mercado, con el resto de los de su sector o con otras alternativas de inversión.

Un ratio supone la relación entre dos magnitudes de una empresa. Por ejemplo, cuánto
supone su deuda sobre su capitalización o sobre su negocio; cuántos años de beneficios
descuenta su precio en bolsa; qué rentabilidad se deriva del dividendo que paga la
compañía en relación con su valor bursátil...

Para ello, los analistas realizan un estudio de todos los datos económicos que rodean a
esa acción: tipos de interés, beneficios, endeudamiento de la empresa, etc. Una vez
hallado el "valor fundamental" de la acción, será utilizado para compararlo con otras
alternativas con el fin de escoger la mejor opción posible.

Invertir en los mercados financieros supone aceptar las reglas de un juego consistente en
tratar de adivinar no cuál es el verdadero valor de un titulo, sino cuál va a ser el
consenso de estimaciones del verdadero valor por parte de todos los participantes.
Según los partidarios del análisis fundamental cualquier decisión de inversión en Bolsa
debe basarse en el análisis fundamental, por ser éste el más objetivo de cuantos se hacen
en el mercado.

El analista fundamental parte de datos reales referentes a la empresa y sector analizados,


de ahí que el balance de resultados anuales de la empresa sea uno de sus principales
Instrumentos de trabajo.

En el balance de resultados de una sociedad se expresan los recursos propios o fondos,


que son una auténtica garantía para el accionista, ya que, en un supuesto caso de
impago, una empresa con más recursos propios no se verá en la obligación de responder
ante las deudas con su capital social, es decir, con el dinero de sus accionistas y de sus
reservas.

La Bolsa es como un concurso de belleza, que no gana la más bella, sino la que más
votos tiene. Es decir, no ganará aquel que mirando el cielo sea capaz de predecir qué
tiempo hará mañana, sino el que acierte qué pensará mañana una mayoría sobre el
tiempo que hará pasado mañana.

Así pues, el análisis fundamental aplicado a los mercados bursátiles no es sino la


disección e interpretación del estado y la evolución de los elementos macro y
microeconómicos que afecten a una empresa determinada con el fin de establecer el
valor real de su acción.

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