Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
LA MORAL EN EL ABOGADO
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
DERECHO
2019-2
LA MORAL EN EL ABOGADO
Para poder referirnos a la moral en el abogado, debemos viajar al término de “La deontología”, la
cual no es más que la ética profesional aplicada, donde sus contenidos normativos son de
acatamiento obligatorio para todos los abogados a los cuales se dirigen. La Deontología Jurídica
comprende las reglas del deber y, como tal, tiene la misión de regular el proceder correcto y
apropiado del abogado en su ejercicio profesional. Esta función la realiza desde el ámbito de los
llamados Códigos Deontológicos que regulan toda la actividad de la Abogacía, los que a su vez se
importantes:
- la justicia.
- la independencia profesional.
- la libertad profesional.
- La ciencia y conciencia.
- La probidad profesional.
La crisis moral es uno de los problemas más delicados que afronta hoy nuestra sociedad. Todo el
país es consciente de ello. Sus repercusiones llegan a todas las esferas de la vida colectiva,
Para ocuparnos del tema en cuestión es imperativo resolver el incognito ¿Qué es la moral?, para
iniciar, se podría decir que la moral es la ciencia del actuar, de las costumbres y lo vivido por el
hombre. Se dice que nuestras acciones tienden a encauzarse y repetirse en lo que corresponde a
hábitos y costumbres; por ello, no es posible pensar en personas amorales, pues no son existen
personas sin ciertas costumbres y hábito. La moral es "un conjunto de principios, preceptos,
mandatos, prohibiciones, permisos, patrones de conducta, valores e ideales de vida buena que en
su conjunto conforman un sistema más o menos coherente, propio de un colectivo concreto en una
determinada época histórica … la moral es un sistema de contenidos que refleja una determinada
forma de vida".
- es normativa2
No corresponde a la moral decidir qué es bueno, pues el bien tiene carácter ontológico.
D. Ángel Osorio y Gallardo, escribió “El Alma de la Toga” en este escrito el afirma que la abogacía
no es una consagración académica sino una concreción profesional, que nuestro título no dice
"abogado" sino de "licenciado en derecho". Todo el mundo tiene en la mente que aquella persona
profesión.
Según el criterio del escritor Osorio y Gallardo, Para poder ejercer la profesión de "abogado", el
profesionista debe dedicar su vida a dar consejos jurídicos y pedir justicia en los tribunales o de igual
manera a ser jurista, quien no haga esto será todo lo licenciado que quiera pero abogado no. En
esta línea, hay muchos licenciados en derecho, pero son pocos los abogados.
Todo abogado debe comenzar la abogacía en la rectitud de la conciencia, defender con moral lo que
no es correcto, ya que la rectitud en las acciones de un abogado en un asunto ante los tribunales y
sobre todo con su cliente, tiene que ser el eje central del comportamiento ético de todo profesional
Todos los abogados tienen el deber de velar por la verdad jurídica, esto es, porque el derecho se
Pero, desde luego, sus deberes difieren en razón de sus respectivas posiciones.
Así, al consultor le toca, generalmente en forma abstracta, conceptuar sobre distintas situaciones y
las alternativas posibles desde el punto de vista jurídico. Un deber elemental con su cliente lo obliga
a exponerle con claridad los riesgos que corre con cada solución y a no coartar su libertad para
asumirlos.
1
Se dice que es valorativa en cuanto establece criterios de distinción entre lo bueno y lo malo
2
es normativa en cuanto ordena hacer el bien y no hacer el mal.
El litigante defiende una posición o trata de obtener un resultado favorable para su cliente. Para él
son imperativos la elección de medios eficaces, la diligencia y la lealtad para con su cliente. Pero
estos deberes no excluyen la lealtad con la contraparte y con el juez, así como el respeto por el
Cualquiera sea la función que cumple el abogado dentro de estos distintos aspectos de su ejercicio
profesional, una conciencia ilustrada y recta constituye el supuesto necesario para realizarlo dentro
El estudio de la legislación en general y de los pormenores propios de cada caso es una obligación
Por la versación del abogado poco vale si no va acompañada de la rectitud. Hay abogados con
mucha preparación intelectual puesta al servicio de causas innobles y que, aun pudiendo obrar
dentro del marco de la legalidad, suelen ejercitar su destreza en andar por los desechos.
La crisis moral es, en el fondo, la quiebra de la rectitud. Cuando no se distingue lo bueno de lo malo,
Esto tiene qué ver con un valor al que cada vez se le presta menor atención: la delicadeza. Para
algunos se trata más de una virtud estética que ética y suele creerse que tiene que ver más con las
apariencias que con el fondo de las cosas. Se la fundamenta en el dicho célebre de que "la mujer del
La delicadeza tiene, sin embargo, un sentido muy hondo, que es el respeto por sí mismos y por los
demás. Ella impide abusar del cliente e irrespetar la independencia del juez; da, además, ejemplo y
hidalguía, muchos piensan que es poco lo que tiene qué ver en una sociedad en la que los de abajo
están asomándose a las ventanas del poder. De ahí tantos abusos y excesos en que se incurre por
parte de quienes piensan que "el poder es para poder" y que la eficacia es la virtud suprema.
profesión, en los que frecuentemente se plantean problemas éticos muy delicados. En una época
como la que vivimos en la que el enriquecimiento rápido es un ideal, a la vez que las exigencias
económicas para mantener un status social decoroso se han hecho más apremiantes, resulta difícil
Desde luego que a los asalariados podrá decírseles que deben contentarse con sus salarios y
prestaciones, ya que las dádivas, cualquiera sea el nombre y la modalidad que se les dé, son por lo
Algo que está arruinando no sólo la economía sino la moral del país es el imperio de la comisión.
Muchos de los que tienen poder, por íntimo que sea, pretenden sacarle partido y convertirlo si no en
factor de enriquecimiento, por lo menos sí en fuente de provecho personal. Los efectos que desde el
punto de vista ético tiene esta costumbre son desastrosos, pues los ciudadanos pierden la confianza
y el respeto por las autoridades y éstas instauran odiosas desigualdades entre los que pueden pagar
consideraciones. Los Colegios de Abogados han fijado tablas de tarifas de honorarios profesionales
que desafortunadamente no siempre son precisas ni contemplan con claridad las distintas
situaciones que pueden presentarse. Hay que tener en cuenta además que el servicio profesional no
se presta de modo genérico, vale decir, que para el cliente no es importante cualquier abogado sino
precisamente aquél que le merece confianza por su prestigio, por su experiencia o por sus
cualidades profesionales. Por otra parte, cada caso puede presentar modalidades especiales que
hagan aconsejable apartarse de las tarifas oficiales. Estas, sin embargo, deben ser tenidas en
cuenta por regla general, porque le brindan seguridad al cliente y además por su sentido elemental
Es muy discutible el valor ético del cobro de honorarios que se hace en función de la riqueza del
cliente, a menos que éste considere que por ello puede darse el lujo de pagar bien y, por
El valor económico de la reclamación tampoco puede ser un criterio decisivo. La moderación es una
La pobreza y las dificultades económicas de quien solicite los servicios del abogado merecen
especial consideración de parte de éste. No solamente hay deberes de caridad qué cumplir en estos
casos.
Este es un breve ejemplo, nosotros no tenemos por qué dejar la práctica del derecho como lo hizo
san Alfonso, pero la moral y la ética deben ser la principal bandera que nos identifique en la
corrupción, malas praxis, el ganar dinero sangrando al cliente y porque no decirlo en palabras
coloquiales un “ratero”, pues hace más difícil que las personas y los clientes confíen en un abogado,
y sobre todo los recién egresados de las facultades de derecho que van surgiendo con el paso del
tiempo.
Los abogados somos privilegiados, porque buscamos solucionar los problemas legales de las
personas o defendemos sus derechos o intereses ante los tribunales. Pero ante todo, debemos ser
buenas personas, nuestro cliente confía en nosotros, primero es perseguir su interés por encima del
nuestro, así como actuar con ética frente a los colegas en un litigio.
"Como profesionistas debemos ser el reflejo de nuestros valores, pero sobre todo como
personas."
BIBLIOGRAFIA
- Amparo y justicia, Asesoria legal. LA MORAL DEL ABOGADO, 2016. Lic. José Roberto
Ortega Ramírez.