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JONATHAN CULLER

Breve introducción a
la teoría literaria

Traducción castellana de
Gonzalo García

CRÍTICA
Barcelona
7

PREFACIO

La mayoría de introducciones a la teoría literaria describen


una serie de «escuelas» de crítica. Presentan la teoría como una
serie de «enfoques» que compiten entre sí, cada uno con
postulados y cometidos teóricos propios. Sin embargo, los
movimientos teóricos que se suelen identificar en esas intro-
ducciones -como el estructuralismo, la deconstrucción, el
feminismo, el psicoanálisis, el marxismo o el nuevo historicis-
mo- tienen mucho en común; esa es justamente la .razón de
que se hable de «teoría» y no solo de teorías particulares.
Entiendo que, para presentar la teoría, resulta más prác-
tico discutir las afirmaciones y cuestiones compartidas que
repasar cada escuela teórica. Ocupémonos preferiblemente
de los debates importantes, que no enfrentan una «escuela>> a
otra pero sí pueden marcar diferencias relevantes dentro de
Primera edició n en BIBLIOlECA DE BOLSILLO: noviem bre de 2000
Segunda edi ció n en BlllLIO'JECA DE BOLSILLO: octu bre de 2004
un mismo movimiento. Cuando se trata la teoría contempo-
ránea como un conjunto de enfoques o métodos interpretati-
Q~edan ~ig~rosamente prohibidas, s in la autori zac ión escrila de los titulares del copyrighl ,
vos enfrentados se pierde gran parte de su fuerza y de su in-
•Jo las sancmncs es tabl ec1das e n _las leyes. la reproducción total o parcial de esta obra
infc::lr cua lqUier med_lo o -~rocedlmlento, comprendidos la reprografía y e l lmtamiento terés, que la teoría ha ganado a pulso con su enérgico reto a
nát1co, Y la d1stn buc10n de ejemplares de e lla med iante alquiler o préstamo públicos. las ideas de sentido común y sus investigaciones sobre la pro-
T ítul o origina l: ducción de sentido y la configuración de la identidad huma-
LITE RARY THEORY na. En este libro he preferido emprender el análisis de una
A VeJ)' Short llllroduction
sucesión de temas de la teoría, centrándome en cuestiones y
Diseño de la colecció n: Joan Batallé debates importantes y en lo que creo que hemos aprendido
© . . Fotocomposición: Fotocomp/4, S.A.
1
997. Jonathan C uher. Es"' traducc16 n se publica por acuerdo de Oxford University Press de ellos.
© 2000 de la lmducc16n castellana para España y Améri ca: Sin embargo, cualquiera que se acerque a un libro de teo-
CRíTICA, S.L., D1 agonaJ, 662-664, 08034 Barce lona
e-mail : edi torial@ed-cririca.es ría literaria tiene derecho a esperar que se le expliquen térmi-
http://www.ed-cri lica.cs nos como estructuralismo y deconstrucción. En el Apéndice se
ISBN: 84-8432- 133-9
Depósito legal: B. 44. 153-2004 hallarán breves descripciones de las escuelas o movimientos
Impreso en España críticos más importantes; pueden leerse para empezar, al final
2004. - A&M Gratic, Santa Perpetua de la Mogoda (Barcelona) o consultarse en caso de duda. ¡Que disfrutéis!
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AGRADECIMIENTOS

Este libro debe mucho a los estudiantes de mis cursos de in-


troducción a la teoría literaria en la Universidad de Cornell,
que me han permitido calibrar qué debe explicarse en una in-
troducción gracias a sus preguntas y consideraciones a lo
largo de los años. Me resulta un placer especial expresar mi
agradecimiento a Cynthia Chase, Mieke Bal y Richard Klein,
quienes leyeron y comentaron el original y me invitaron a
escribir o pensar de nuevo ciertos apartados. Robert Baker,
Leland Deladurantaye y Meg Wesling me fueron de particu-
lar ayuda y Ewa Badowska, que ha colaborado conmigo en la
enseñanza de teoría literaria, hizo contribuciones cruciales en
numerosos aspectos de este proyecto.

Tiras cómicas© The New Yorker Collection


Página 37 Dibujo de Benoit Van Innes, © 1991 The New
Yorker Magazine, Inc:
Página 68 © The New Yorker Collection 1998 Peter Stei-
ner de Cartoonbank.com. Reservados todos los derechos.
Página 123 Dibujo de Ziegler, © 1992 The New Yorker
Magazine, Inc.
Página 136 © The New Yorker Collection 1995 Robert
Mankoff de Cartoonbank.com. Reservados todos los dere-
chos.
Página 151 © The New Yorker Collection 1987 Roz Chast
de Cartoonbank.com. Reservados todos los derechos.
II

¿QUÉ ES LA TEORÍA?

En los estudios literarios y culturales más recientes se oye ha-


blar mucho de teoría; pero no de teoría de la literatura, sino
de simple «teoría», sin más. Tiene que resultar bien extraño
para quien sea ajeno a la disciplina ... «¿Teoría de qué?», en-
tran ganas de preguntar. Sorprendería lo difícil que resulta
responder a eso. No es la teoría de nada en particular, tam-
poco es una teoría exhaustí\T_a que generalice sobre las cosas.
En ocasiones la teoría parece incluso no ser siquiera la expli-
cación de nada, sino más bien una actividad; algo que hace-
mos o dejamos de hacer. Uno puede andar metido en cues-
tiones de teoría; enseñar o estudiar teoría; se la puede odiar o
tenerle miedo. Nada de eso ayuda, sin embargo, a clarificar
qué es la teoría.
La «teoría», se nos dice, ha modificado de raíz la natura-
leza de los estudios literarios; pero quien afirma tal cosa no se
refiere a la teoría literaria, a la explicación sistemática de la
naturaleza de la literatura y de los métodos que han de anali-
zarla. Igualmente, cuando se escuchan quejas sobre el exceso
de teoría en los estudios literarios recientes, no se quiere de-
cir que se esté reflexionando demasiado sobre la naturaleza
de la literatura o se discuta desproporcionadamente qué ras-
gos caracterizan al lenguaje literario, por ejemplo. Nada de
eso. Es algo distinto lo que se tiene en mente.
Más bien, lo que preocupa es justamente que haya dema-
siada polémica sobre cuestiones ajenas a la literatura, demasia-
da discusión sobre cuestiones generales cuya relación con la
literatura es apenas manifiesta, demasiada lectura de comple-
jos textos psicoanalíticos, políticos y filosóficos. La teoría son
un puñado de nombres (en su mayoría) extranjeros; significa
Jacques Derrida, Michel Foucault, Luce Irigaray, Jacques
r2 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la teoría? I 3
Lacan, Judith Butler, Louis Althusser o Gayatri Spivak, entre
otros. que Laura todavía estaba enamorada platónicamente de su pa-
dre y de que Miguel no se llegó a transformar en el homb~e 9ue
ella esperaba». Una teoría h~ de ser ~ás que una ~era htp~te­
El término «teoría» sis; no puede ser obvia; implica relaciOnes comple¡as Y.de ttpo
sistemático entre diversos factores; y no se demuestra m se des-
Entonces, ¿qué es la teoría? .Parte del problema reside en el carta con facilidad . Si tenemos en ment~ estos aspectos~ resulta
propio término de «teoría», que apunta en dos direcciones. más sencillo entender qué implica la etiqueta de «teona».
Así, por ejemplo, hablamos de la «teoría de la relatividad» una
serie verificada de proposiciones científicas. Pero este se~tido
convive con el uso más corriente de la palabra: La teoría como género
-¿Tú qué crees, por qué habrán roto Laura y Miguel?
-Yo tengo la teoría de que .. . En los estudios literarios actuales, la teoría no ~$ una de~­
.¿Qué significa «teoría» en este caso? En primer lugar, se cripción de la naturaleza de la literatura o de los. metodos mas
advterte un componente de «especulación». Sin embargo, te- adecuados para su estudio (aunque ambas cuestwnes son par-
ner una teoría no es lo mismo que conjeturar; decir «Sospe- te de la teoría y se tratarán en este libro, esp~_cialment.e en los
cho que ... » daría a entender que debe haber una razón, pero capítulos 2, 5 y 6) . Es un conjunto de refl~~ton y e~~ntura d.e
que no alcanzo a saberla con seguridad: «Sospecho que Lau- límites extremadamente difíciles de defmu. El. filosofo Ri-
ra ha acabado por cansarse del tiquismiquis de Miguel, pero chard Rorty ha hablado de un género nuevo, mlxto, que na-
ya nos lo contará María en cuanto pueda hablar con ella». ció en el siglo XIX: «Con origen en la época de Goethe, Ma-
Una teoría, en cambio, es una forma de especulación que no caulay Carlyle y Emerson, se ha desarrollado u.na nuev~ forma
puede depender de la opinión de María, es una explicación de esc~itura que no es la evaluación de los mé:n?s rel~ttvos de
cuya verdad o falsedad posiblemente será difícil verificar. una obra de arte, ni es historia de las ideas, m filosofla m~ral,
. Po~ lo ?_emás, «Y? tengo la teoría de que ... » promete que ni profecía social, sino todo ello mezcl~do en un n~evo ge~e­
la explicacwn no sera obvia. No se imagina uno que la frase ro». La manera más adecuada de refenrse a _este genero mis-
continúe diciendo «Tengo la teoría de que es porque Miguel celáneo es con el simple apelativo de «teona», nombre que
estaba liado también con Pepa». Esa afirmación no contaría ha pasado a designar aquellas obr.as que han supuesto ~n r~to
como teoría; no hay que ser un genio de la teoría para llegar a a la forma de pensar más común en campos de. estudio dtfe-
la conclusión de que, si Miguel salía con Laura y estaba liado rentes a los que en apariencia les son más propws. Esta es la
con Pepa, ello podría quizá haber influido en la actitud de explicación más sencilla de qué convierte a un texto en te?-
Laura. Ahora bien, si se dijera «Tengo la teoría de que Miguel ría; las obras que se consideran teoría producen efectos mas
estaba también liado con Pepa», sería ya la misma existencia allá de su ámbito original. . .
de esa relación lo que se estaría poniendo en duda y ello gene- Se trata sin duda de una definición poco sattsfactona, pero
raría suposiciones meramente hipotéticas, que son el germen al menos parece reflejar qué ha venid? s~cedi~n?o en este
de .una posib~e teoría. Pero, normalmente, para que una hipó- campo desde los años sesenta: los estu~10s .litera:tos han pre~­
tests se constdere teoría debe caracterizarse por una cierta tado atención a escritos ajenos al ámbtto literano, cuyos ~a­
complejidad, además de no ser evidente: «Tengo la teoría de lisis del lenguaje, la mente, la historia o la cultura ofrectan
explicaciones nuevas y convincentes para los problemas tex-
I 4 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la teoría? r5

tuales y _culturales. La teorí~, e~ est~ sentido, no es un conjun- • la idea de que la escritura expresa una verdad que resi-
to de metod?s para el estudio literano, sino una serie no articu- de fuera del texto, en la experiencia o la situación que
lada ~e escnt?s s?b~e absol~tamente cualquier tema, desde las expresa;
cuestiones mas tecmcas de filosofía analítica hasta las diversas • o la noción de que la realidad es lo que está «presente»
manera~ en que se ha pensado y se ha hablado de nuestro cuer- en un momento dado.
po. ~1 g~nero ,«te~ ría» incluye obras de antropología, cinemato- La teoría es, con frecuencia , una crítica belicosa de las no-
grafía, filo~ofi~, filos.ofia de la ciencia, gender studies, 1 historia ciones de sentido común y, más todavía, intenta demostrar
del.arte, _htstona soctal y de las ideas, lingüística psicoanálisis que lo que damos por seguro como «de sentido com~» es,
s?ciologta Y. teoría política. Esas obras respond~n a las discu~ de hecho, una construcción histórica, un a teoría particular
s~ones proptas de su campo, pero se han convertido en «teo- que ha llegado a parecernos tan natural que ya ni siquiera la
na» ~o~que su persp~ctiva o sus razonamientos son sugeren- percibimos como teoría. Al ofrecer una crítica de lo aparen-
tes ~ utiles para_estudJOsos de otras disciplinas. Las obras qu e temente razonable y desarrollar la exploración consiguiente
devienen «teona~> ofrecen explicaciones que otros pueden de concepciones alternativas, la teoría nos lleva a .cu~stionar
usar sobre muy diversas cuestiones: el significado la naturale- las premisas o los supuestos más básicos en el estudw de la
Z~_Y la cultura, el funcionamiento de la psique o' la interrela- literatura, y perturba todo lo que se puede haber dado hasta
~10? la experiencia privada y la pública o de la experiencia
?e ahora por sentado: ¿Qué es el significado? ¿Qué es un autor?
mdlvtdual Y la de las grandes fuerzas históricas.
¿Qué es leer? ¿Qué es el «yo» o el sujeto que escribe, el q~e
lee, el que actúa? ¿Qué relación hay entre los textos y las cir-
cunstancias en que se producen?
Los efectos de la teoría Pero ¿podemos ver algún ejemplo de «teoría»? En lugar
de hablar sobre la teoría en general, sumerjámonos al fin en
Si definimos la teoría por s~s efectos prácticos, como aquello la obra de dos de los teóricos más influyentes y veamos a qué
que altera nuestra ~erspecttva, que nos hace ver de form a di- conclusiones llegamos. Trataremos dos casos relacionados pero
ferente _n~estros ob¡etos de estudio y las prácticas de análisis dispares, que implican críticas a algunas ideas de sentido co-
¿de que ttpo de efectos hablamos? '
mún sobre el «sexo», la «escritura» y la «diferencia>>.
El e~ecto más importante de la teoría es que pone en duda
el «sent!do. ~omún», las ideas que son de sentido común so-
bre e~ significado, la escritura, la literatura o la experiencia Foucault y el sexo
Por e¡emplo, la teoría cuestiona: ·
• la concepción de que el significado de un enunciado En su libro La historia de la sexualidad, el historiador de las
0
un ~exto se corresponde con lo que el autor «quería ideas Michel Foucault somete a análisis la que llama <<hipóte-
decJI»;
sis represiva»: el lugar común según el cual el sex~ es algo
que, en épocas precedentes, particularmente en el stglo XI~,
l. Literalmente, «estudios del género (sexual)», corriente de la crítica
norteamencanamoder?a, en la que cobran gran importancia las nociones ha sido reprimido y que la modernidad ha luchado por li-
d~l s~~o bla 0~1entac10n sex ual de los diversos participantes en la comu- berar. No obstante, Foucault plantea que, lejos de ser algo
rucacwn tera~Ja. El nombre del movimiento juega en parte con los enre natural que hubiera sido reprimido, el «sexo» es una idea
studzes o estudiOs sobre el género literario. (N. del t.) g
compleja creada por la confluencia en el siglo XIX de un con-
¿Qué es la teoría? 17
I 6 Breve introducción a la teoría literaria

con que lo rodeamos, la aplicación que ponemos en cono-


glome:~do de p:ácticas sociales, investigaciones, actos de con-
cerlo. De ahí el hecho que, a escala de los siglos, haya llega-
vers~cwn Y escntura; creada por «discursos» o «prácticas dis-
do a ser más importante que nuestra alma.
cu~slvas», en
· ' resumen. Todos
. los mensa¡"es -de médi cos, no _
t. li 1 .
stas_, pslco ogos, I?orahstas, as1stentes sociales, políticos 0
a 1gles_1a- que relacwnamos con la idea de la represión de la
La manera en que el sexo fue convertido en el secreto del
ser del individuo, en un venero clave de nuestra identidad
se~ualidad fueron, de hecho, maneras de provocar el naci- como individuos, se puede ilustrar por ejemplo con la creación
miento_ ~e ese algo que llamamos «sexo». Escribe Foucault: en el siglo XIX del <<homosexual» como categoría, casi como
<<la noc1on de "~ex_o" permitió agrupar en una unidad artificial «especie». En períodos anteriores se habían estigmatizado las
e~ementos anatom1cos, funciones biológicas, conductas sensa- relaciones sexuales entre individuos del mismo sexo (como la
Ciones, placeres, _Y permi~ió el funcionámiento como p;incipio sodoinía), pero en ese momento dejó de ser una cuestión de
causal de ~~a m1sma um?ad ficticia; como principio causal, actuación para convertirse en una cuestión de identidad; no
pe_ro tamb1en como sentido omnipresente, secreto a descu- de si uno había cometido actos prohibidos, sino de si «era»
bnr en todas pa;r_es». Con ello Foucault no pretende negar homosexual. La sodomía era un acto, escribe Foucault, pero
que haya actos flSlcos de relación sexual, o que los seres hu- «el homosexual es ahora una especie». Anteriormente existían
m~no~ tengan u~ sexo biológico y órganos sexuales; afirma actos homosexuales que una persona podía realizar; ahora es
m~s b1en ~u~ el s1glo XIX encontró nuevas maneras de agrupar más bien un núcleo o esencia sexual el que determina el ser
ba¡o una umc~ categoría (~1 «sexo») una serie de cosas que auténtico del individuo: ¿se trata de un homosexual?
son en potenc1~ b~st~nte diferentes: ciertos actos, que llama- En la perspectiva de Foucault, el «sexo» es construido
~os sexu~es; _d~stmcwnes biológicas; partes del cuerpo; reac- por discursos relacionados con prácticas e instituciones so-
cwnes ps1colog1cas y, sobre todo, significados sociales. Las ciales de diversa clase: la manera en que los médicos, la igle-
ma?eras en que _se hablaba y se trataba de esas conductas sen- sia, los funcionarios públicos, los asistentes sociales e incluso
sacwne_s Y func10nes biológicas dio lugar a algo difere~te a los novelistas tratan los fenómenos que identifican como sexua-
una U01dad artificial llamada «sexo», que pasó a ser conside- les. Sin embargo, esos discursos representan el sexo como si
ra~a como fundam~ntal para la identidad del individuo. Pos- fuera previo a ellos. Modernamente se suele aceptar este úl-
tenormente se opero un trastrocamiento crucial en la relación timo enfoque y se acusa a esos discursos y prácticas sociales de
Y es~ cosa llama?a «sexo» fue considerada la causa de la di~ intentar controlar y reprimir el sexo que, en la práctica, están
vers1da? _de fenomenos que anteriormente se había reunido construyendo. El análisis de Foucault invierte el proceso y
~ara ong~ar la idea. Este proceso otorgó a la sexualidad una considera el sexo antes un efecto que una causa; es decir, un
rportanCla y un papel nuevos, convirtiéndola en el secreto de producto de los discursos que pretenden analizar, describir y
~ naturaleza del individuo. Hablando de la importancia del regular las actividades humanas.
«lmpulso sexual» y de nuestra «naturaleza sexual>>, Foucault El razonamiento de Foucault ilustra cómo una discusión
observa que se ha alcanzado un punto en que del campo de la historia se ha convertido en «teoría» porque
ha inspirado a estudiosos de otros campos, que han hecho uso
hemos llegado ~hora a pedir nuestra intdigibilidad a lo que de ella. No se trata de una teoría de la sexualidad en el senti-
~urante tantos stglos fue considerado locura, ... nuestra iden-
do de un conjunto de axiomas pretendidamente universales.
tidad ~ lo.que se percibía como oscuro empuje sin nombre. Quiere ser el análisis de un desarrollo histórico concreto, pero
De ahí la 1mpo~tancia que le prestamos, el reverencial temor
18 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la teoría? I 9

es evidente que tiene implicaciones más amplias, ya que im- do -el armazón conceptual con el que se nos impulsa a pen-
pulsa a sospechar de lo que se identifica como natural o como sar sobre el mundo- ejerce un gran poder. Poder/saber ha
un hecho: ¿acaso no podrían haberlo generado, por el con- originado, por ejemplo, la situación en la que se nos define
trario, los discursos de los expertos, las prácticas ligadas a dis- por nuestro sexo; ha originado la situación que define a una
cursos del saber que dicen describirlo? Según la explicación mujer como alguien que se realizará como persona al tener
de Foucault, lo que ha creado el «sexo» como un secreto de una relación sexual con un hombre. La idea de que el sexo
la naturaleza humana es la tentativa de conocer la verdad so- está fuera del.poder y se opone a él oculta el alcance genera-
bre los seres humanos. lizado del poder/saber.
Hay que tener en cuenta diversos aspectos importa~~es
de este ejemplo de teoría. La teoría de Foucault es anal1t1ca
Las jugadas de la teoría -analiza un concepto- pero es también inherentemente
especulativa, pues no hay evidencia que permit~ demostrar
Una característica de la reflexión que se convierte en teoría es que esta es la hipótesis correcta sobre la sex.ualidad. Es .de-
que realiza «jugadas» sorprendentes, que resultan útiles para cir, hay muchos elementos que hacen plausible su ext:hc~­
el análisis de otros temas. Uno de estos movimientos es la ción, pero no hay prueba determinante. Foucault llamo cn-
hipótesis de Foucault conforme a la cual la supuesta oposi- tica «genealógica» a este tipo de investigación: exponer cómo
ción entre una sexualidad natural y las fuerzas sociales (el una categoría supuestamente fundamental , como la ~el
«poder») que la reprimen es en realidad, probablemente, una «sexo», es producida por prácticas discursivas . Una crítica
relación de complicidad: las fuerzas sociales originan la cosa como esta no pretende decirnos qué es el sexo «en verdad»,
(«sexo») que aparentemente intentan controlar. Una jugada sino que intenta averiguar cómo se ha creado ese con~ept,o.
subsiguiente -el «bonus» de la partida, por llamarlo así- Obsérvese que, en su análisis, Foucault no habla en nmg:m
sería preguntarse qué se consigue al ocultar esta complicidad caso de literatura; pero su teoría ha demostrado ser muy m-
entre el poder y el sexo (supuestamente reprimido por el po- teresante para los estudiosos de la literatura. Por un lado,
der). ¿Qué se consigue al mostrar esta interdependencia no porque la literatura trata de sexo; la literatura es uno de l~s
como dependencia, sino como oposición? La respuesta de lugares en donde se construye esa idea del sexo, y en la li-
Foucault es que así se enmascara la omnipresencia del poder: teratura se encuentra una defensa de la noción de que la
uno cree que está resistiéndose al poder al defender el sexo, identidad más profunda de las personas está ligada al tipo
y en realidad está operando completamente dentro de los de deseo que sienten por otro ser humano. La exp~cación de
términos establecidos por el poder. Por decirlo de otro modo, Foucault ha resultado importante para los estudiosos de la
mientras esa cosa llamada «sexo» aparenta estar fuera del po- novela y también para los que trabajan en es~udios ~ay Y
der, como algo que las fuerzas sociales intentan en vano con- lesbiana, o en general en los gender studies: La mfluencia de
trolar, el poder parece limitado, no parece demasiado pode- Foucault reside particularmente en haber mventado nuevos
roso (no puede domar al sexo). Pero en realidad el poder es objetos históricos: cosas como . el «sexo», e~ «castigo» o la
omnipresente: está en todas partes. «locura», que no se había considerado prevtame~te que tu-
El poder, para Foucault, no es algo que se ejerce; se ejer- vieran una historia. Sus obras tratan estos obJetos como
ce la dualidad «poder/saber>>: poder bajo la forma de saber o construcciones históricas y, por tanto , impulsan a analizar
saber bajo la forma de poder. Lo que creemos saber del mun- cómo las prácticas discursivas de un período -incluyendo la
20 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la teoría? 21

literatura- pueden haber modelado las cosas que nos pare- un «complemento; cosa que sirve para completar otra o agran-
cen evidentes. darla hasta cierta medida». Entonces, ¿la escritura «comple-
ta» a la palabra al suplir algo esencial que le faltaba? ¿O bien
añade algo suplementario, de lo que el habla podría prescin-
Derrida y la escritura dir tranquilamente? Rousseau caracteriza repetidamente la
escritura como una mera adición, un añadido no esencial, in-
Como segundo ejemplo de «teoría», tan influyente como la cluso una «enfermedad del habla»: la escritura se compone
revi~ión fou~aultiana de la historia de la sexualidad, pero con de signos que introducen la posibilidad de la confusión, pues
matiCes que ilustran algunas diferencias importantes, podría- se los lee en ausencia del hablante, que no está presente para
mos tomar el análisis que el filósofo Jacques Derrida dedicó aclarar o rectificar. No obstante, aunque Rousseau califique la
a una discusión sobre la escritura y la experiencia en las Con- escritura de suplemento no esencial, sus obras la reflejan
fesiones, deJean-Jacques Rousseau. A Rousseau se le ha atri- como lo que completa o suple lo que se echa en falta en el ha-
buido con frecuencia el mérito de haber colaborado en el bla: se hace intervenir a la escritura para compensar las im-
nacimiento de la noción moderna del yo individual. perfecciones del habla, como por ejemplo la posibilidad de
Pero antes, veamos algunos antecedentes. Tradicionalmen- confusión. Así, Rousseau escribe en las Confesiones, el libro
te, la filosofía occidental ha diferenciado la «realidad» de la que inaugura la noción del yo como realidad «interior» des-
«aparien~ia», las «cosas>~ en sí de sus «representaciones» y el conocida por la sociedad, que ha optado por escribir ese
«pensamie~to» de los «signos» que lo expresan. Los signos y libro y esconderse de la sociedad porque en sociedad se mos-
representaciOnes, en esta perspectiva, no son sino un camino traría «no sólo en desventaja, sino completamente diferente a
de acercami:nto a la realidad, a la verdad o a las ideas; y de- lo que soy ... Si estuviera presente, la gente nunca hubiera
ben ser lo mas transparente posible, no deben estorbar no han conocido mi valor». Para Rousseau, entonces, su yo «verda-
de afectar ~ infectar el pensamiento o la verdad qu~ repre- dero» es diferente del yo que se muestra en la conversación
sentan. Segun este esquema, el habla parece ser la manifesta- con los demás, y requiere de la escritura para suplir los signos
ción. o la presencia inmediata del pensamiento, en tanto que la equívocos de su habla. La escritura adquiere de repente un
escntur~, que opera en ausencia del emisario del mensaje, se papel esencial porque el habla tiene rasgos que antes parecían
ha considerado una representación artificial y secundaria del ser propios de la escritura: como la escritura, se compone de
habla, un signo, potencialmente engañoso, de otro signo. signos que no son transparentes, que no transmiten sin más el
. Rousseau se inscribe en esta tradición, que ha pasado a significado que el hablante tiene en mente, sino que están
u;tegrarse en el sentido común, al escribir: <<Los lenguajes es- abiertos a la interpretación.
tan hechos para ser hablados; la escritura sirve sólo de suple- La escritura es un suplemento del habla, pero el habla es
~ento al habl~». En este punto interviene Derrida, pregun- igualmente un suplemento; los niños, escribe Rousseau, apren-
tandose «¿Que es un suplemento?». En el Diccionario de uso den rápidamente a hablar para «suplir su debilidad ... pues
del español de María Moliner 2 se dice que un suplemento es no es necesaria demasiada experiencia para darse cuenta del
placer que supone actuar a través de las manos de otros y mo-
2. El.autor citaba aquí la definición del Merriam Webster's. Parte de ver el mundo con solo mover la lengua». Derrida hace un
las referenc1as culturales y ejemplos literarios, así como las tiras cómicas se movimiento de deriva característico de las obras de «teorÍa>>
han adaptado en la versión española de este libro. (N. del t.) ' y trata este caso concreto como ejemplo de una estructura
¿Qué es la teoría? 23
22 Breve introducción a la teoría literat·ia

lógica general: una «lógica de la suplementariedad» que encuen- ma, sin suplementos ni signos intermedios; en su presencia
tra en las obras de Rousseau. Esta lógica es una estructura en la estructura la necesidad de suplementos es exactamente la
la que lo suplementado (el habla) acaba necesitando un suple- misma. De ;quí el grotesco incidente de tragarse la c?mi?a
mento, porque demuestra tener los mismos rasgos que origi- que ella se había llevado a la boca. La cadena de sustltuclO-
nalmente se pensaba que caracterizaban exclusivamente al nes podría continuar; incluso si Rousseau llegara a, como
suplemento (la escritura). Intentaré explicarme. se suele decir, «poseerla», perduraría la sensación de que
Rousseau necesita escribir porque cuando habla se le mal- Maman se le escapa y de que sólo es posible prometerse te-
interpreta. O, en términos más generales, necesita signos por- . nerla o recordar haberla tenido. Y quizá Maman sea también
que las cosas en sí no le satisfacen. En las Confesiones des- un sustituto de la madre que Rousseau nunca tuvo; madre
cribe su amor adolescente por Madame de Warens, en cuya que, a su vez no hubiera sido suficiente y que, como todas las
casa residía y a la que llamaba «Maman»: madres, hubiera generado insatisfacción y requerido suple-
mentos.
No acabaría nunca si tuviera que describir en detalle «A través de esta serie de suplementos», escribe Derrida,
todas las locuras que el recuerdo de mi querida Maman me «emerge una ley: la de una serie vinculada infinitamente, q_ue
hacía cometer cuando ya no estaba en su presencia. Cuántas multiplica ineludiblemente las mediaciones suplementanas
veces besé mi cama, recordando que ella había dormido allí, que producen la sensación de la misma.c~sa qu~ postergan: la
mis cortinas y todos los muebles de la sala, pues p ertenecían i.mpresión de la cosa en sí, de presenCia mmediata o de J?er-
a ella y su mano hermosa los había tocado, incluso el suelo, cepción imaginaria. Se deriva la inmediatez. Todo emp1~za
sobre el que me postraba, pensando en cómo ella había dis- por el intermediario». Cuanto más insiste un texto en la lm-
currido por él. portancia de la presencia de la cosa misma, más resulta que
muestra la necesidad de intermediarios. Estos signos o suple-
Esos objetos que menciona Rousseau funcionan, en la mentos son en realidad los responsables de que creamos que
ausencia de Maman, como suplementos o sustitutos de su pre- hay algo ahí fuera (como Maman) que podemos tocar y com-
sencia. Pero resulta que incluso en su presencia se mantiene prender. Lo que estos textos nos ense~~ es ~ue la idea del
la misma estructura, la misma necesidad de suplementos. El original la crean las copias, y que el ongmal s1emp.r~ resulta
texto continúa: diferido y no podemos alcanzarlo nunca. La conclus10n es que
no podemos seguir manteniendo lo que nos dicta nue~t~o sen-
En ocasiones cometía, incluso en su presencia, extrava- tido común: que la realidad está presente y que el ongmal es
gancias que sólo el más violento amor parecía capaz de ins-
lo que estuvo presente. La experiencia, por el contrario, sufre
pirar. Un día, sentados a la mesa, justo cuando se había in-
troducido un bocado en la boca, grité que había un pelo en la mediación de los signos y el «original» es generado como
él. Dejó el bocado de nuevo en el plato; yo lo agarré y lo efecto de los signos o suplementos.
deglutí con avidez. Para Derrida los textos de Rousseau, entre otros, nos pro-
ponen que no co~cibamos la vida como una realidad e~t,erior
La ausencia de Maman, cuando ha de conformarse con a la que se superponen signos y textos con la ~era func~on de
sustitutos o signos que la recuerdan, se contrasta primero representarla, sino más bien como algo b~na·d·o d~, s1gnos,
con su presencia. Pero se advierte que su presencia no es un convertido en lo que es por procesos de s1gmflcac10n. Una
momento de satisfacción, de acceso inmediato a la cosa mis- obra puede pretender que la realidad es previa: al significado,
24 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la teoría? 25
pero de hecho muestra, en una formulación que se ha hecho
~rurosa, que «il n'y a pas de hors-texte» («No existe lo fuera- punto una obra literaria, como por ejemplo las Confesiones de
e -texto»): cuando c:eemos estar fuera de los signos y el tex- Rousseau, es en sí misma teórica: por una parte, ofrece un ra-
to Y ~canzar la ~rea.ltdad en sí misma», lo que encontramos zonamiento especulativo explícito sobre la escritura, el deseo
es m~s texto, mas signos, cadenas de suplementos. Escribe y la sustitución o suplementación, pero al mismo tiempo nos
Dernda: lleva a pensar sobre estos temas de acuerdo con formas implí-
citas en el texto. Foucault, por su parte, no nos propone con-
Lo que hemos intentado mostrar al seguir el hilo conduc- siderar cuán penetrantes o sabios son los textos, sino en qué
tor .del «suplemento peligroso» es que en lo que llamamos medida los discursos de médicos, científicos y novelistas, entre
la v~da re~ de esas criaturas «de carne y hueso» ... nunca ha otros, crean los objetos que dicen meramente analizar. Derri-
habido ma~ q~~ escritura, nunca ha habido más que suple- da muestra que las obras literarias son teóricas, Foucault que
mentos Y significados ~ustitutivos que sólo podían generarse los discursos del saber son creativamente productivos.
en una cadena de relaciOnes diferenciales ... y así indefinida-
mente, pues hemos leído en el texto que el presente absoluto También parece haber diferencias en las pretensiones de
la Naturalez~, lo que nombramos con palabras como «madr~ ambos y en las implicaciones que se derivan. Derrida quiere
real», etc:, Siempre se ha escapado, nunca ha existido; que explicarnos qué dicen o muestran los textos de Rousseau, por
es la escntur~, en tanto que desaparición de la presencia na - lo que la cuestión que surge a continuación es saber si lo que
tural, la que maugura el significado y el lenguaje. dicen los textos de Rousseau es cierto o no. Foucault aspira a
analizar un momento histórico determinado, de lo que se de-
~sto no quiere decir que no haya diferencia entre la p. re- riva la cuestión de si sus grandes generalizaciones son aplica-
sencia
. de. , Maman
. · o entre un suceso «real» y uno
. o su ausencia, bles también a otras épocas o lugares. Derivar cuestiones im-
~e flcCion; Implica ~ue su prese?c~a no es sino una forma par- plicadas en las afirmaciones, como acabamos de hacer, es ya
ticular de la ausencia, que contmua precisando de mediacio- una manera de entrar en la «teoría» y practicarla.
nes y suplementos. Ambos ejemplos ponen de manifiesto que la teoría impli-
ca una forma práctica de especulación: las nuevas explicacio-
nes del deseo, el lenguaje, etc., suponen un desafío a nuestras
Qué nos muestran estos ejemplos ideas previas (que exista algo natural llamado «sexo», o que
los signos representen realidades preexistentes). De ese modo,
Foucault Y "?~rrida entran con frecuencia en una misma lista, nos incitan a pensar de nuevo en las categorías a las que recu-
la de los teonco.s «postestructuralistas» (véase el Apéndice), rrimos para reflexionar sobre literatura. Estos ejemplos mues-
pero estos. dos eJ~mplos de teoría presentan diferencias nota- tran la que ha sido la tarea principal de la teoría más reciente:
bles. Dern?a re~za una lectura, una interpretación de textos la crítica de todo lo que se toma por natural, la demostración
en los que tdenttfica el funcionamiento de una lógica. La pro- de que todo lo que se ha pensado o declarado como «natural»
huesta d~ Foucault, por el contrario, no se basa en textos (de es en realidad un producto histórico y cultural. Se podrá com-
echo, Cita ~ .núme!o sorprendentemente escaso de docu- prender lo que sucede recurriendo a un nuevo ejemplo: cuan-
mentos o practicas discursivas), sino que ofrece un esquema do Aretha Franklin canta You make me /eellzke a natural wo-
conceptual genéri~o para pensar sobre los textos y los discur- man («Haces que me sienta como una mujer natural»), pare-
sos en general. La Interpretación de Derrida muestra hasta qué ce contenta de hallarse confirmada en una identidad sexual
«natural», previa a la cultura, cuando un hombre la trata de
¿Qué es la teoría? 27
26 Breve introducción a la teoría literaria

determinada manera. Pero a la vez esta formulación, «haces


que me sienta como una mujer natural», sugiere que la identi-
dad supuestamente natural o dada es un rol cultural, un efec-
to producido dentro de una cultura: la Franklin no es una
mujer natural, tiene que lograr sentirse como si lo fuera. La mu-
jer natural es un producto cultural.
La teoría ofrece razonamientos análogos al anterior man-
tiene por ejemplo que los acuerdos e instituciones so,ciales .
aparentemente naturales, e igualmente los hábitos de pensa~
miento de una sociedad, son producto de relaciones econó-
micas subyacentes y luchas continuadas por el poder; o que
los fenómenos de la vida consciente pueden ser producidos
~or fuerzas inconscientes; o que lo que llamamos el yo o su-
Jeto se produce en y a través de sistemas lingüísticos y cultu- Antbony 1-laden-Gucsl

rales; ?'.en fin, que lo que llamamos «presencia», «origen» o


«el ongmal» son efectos de repetición creados por las copias. Dicen que han detenido a Culler por apología del teorismo ...
En definitiva, ¿qué es la teoría? Hemos visto hasta el mo-
mento cuatro rasgos principales:
can las directrices anteriores defendiendo las contribuciones
l. La teoría es interdisciplinaria; su discurso causa efec- teóricas de nuevos autores o redescubriendo autores anterio-
to fuera de la disciplina de origen. res que en su momento habían quedado al margen. En este
2. ~s a~alítica y especulativa; intenta averiguar qué se
escenario intimidador, el protagonismo pasa sin cesar a mano
rmplica en lo que llamamos sexo, lenguaje, escritura, de nuevos autores: «¿Cómo? ¡No has leído a Lacan! ¿Y cómo
significado o sujeto. pretendes hablar de poesía sin tener en cuenta el estadio del
3. Critica las nociones de sentido común y los concep- espejo en la constitución del sujeto?», o bie~ «¿Cómo ~ue?:s
tos considerados naturales. escribir sobre la novela victoriana sin recurnr a la explicacton
4. Es reflexión, pensamiento sobre el pensamiento, un foucaultiana del despliegue de la sexualidad y la histerización
análisis de las categorías que utilizamos para dar sen- del cuerpo de la mujer sin olvidar la demostración que hizo
tido a las cosas en literatura y el resto de prácticas dis- Gayatri Spivak de cómo afecta el colonialismo a la construc-
cursivas. ción del sujeto de la metrópolis?». Actualmente, la teoría es
como una sentencia diabólica que condena a leer obras difí-
Como consecuencia, la teoría intimida. Una de las carac- ciles de campos no familiares , en la que el completar una ta-
t~rísti~asmás descorazonadoras de la teoría actual es que no rea no supone un respiro sino una nueva asignatura pendien-
tiene fm. No es algo que se pueda llegar a dominar, no es un te: «¿Spivak? Claro, pero . .. ¿has leído la crítica que le hizo
grupo cerrado de textos que se puedan aprender para «saber Benita Parry, y la respuesta posterior de Spivak? ». ,
La imposibilidad de dominarla es una de las causas mas
teoría». Es un muestrario inconexo de escritos que crece sin
cesar, pues tanto los recién llegados como los veteranos criti- importantes de la resistencia a la teoría. No importa cuánto
28 Breve introducción a la teoría literaria

creas saber; nunca sabrás con certeza si «tienes que leer»


aJean Baudrillard, Mijail Bajtin, Walter Benjamín, Hélene
~1xous, C. L. R. James, Melanie Klein o Julia Kristeva o bien 2
s1 puedes olvidarlos «sin peligro». (Dependerá, claro de
~uién seas tú y de quién quieras ser.) Gran parte de la h~sti­ ¿QUÉ ES LA LITERATURA,
lidad co?tra la teoría proviene sin duda de que admitir su im- Y QUÉ IMPORTA LO QUE SEA?
portanc~a. :s comprome~erse sin término límite a quedar el).
una pos1c1on en la que siempre habrá cosas importantes que
no sepamos. Pero eso es señal de que estamos vivos.
Sin embargo, la teoría invita a desear la excelencia; se sue- ¿Qué es la literatura? Uno pensaría que esa ha de ser una
le cre~r que la teoría nos dará los conceptos necesarios para cuestión central en la teoría literaria, pero en realidad no pa-
orgamzar y _c~mpre?~~r los fenómenos que nos importan. rece haber importado demasiado. ¿Por qué razón?
Pero la teona lmpostbilita tal maestría, no ya sólo porque no Al parecer hay sobre todo dos razones. En primer lugar,
lo podamos saber todo, sino especialmente -y eso duele dado que la propia teoría entremezcla ideas de la filosofía, la
mas- porque la teoría es en sí misma el cuestionamiento de lingüística, la historia, la teoría política y el psicoanálisis, ¿por
las presunciones y los supuestos en que las basamos. La na- qué habríamos de preocuparnos de si los textos que leemos
turaleza de la teoría consiste en deshacer lo que uno creía son literarios o n_o? ¡Los estudiantes y los p~ofesores de litera-
saber, mediante un combate de premisas y postulados; por tura tienen hoy a su alcance una larga sene de proyectos de
tanto, no se puede predecir qué efectos se derivarán de la investigación sobre los que escribir y leer - «imágenes de la
teoría. No se domina un tema, pero tampoco permanecemos mujer a principios del siglo XX», por poner un ejemplo- que
en el punto de partida; contamos con nuevas maneras de re- dan cabida con igual derecho a textos tanto literarios como no
flexi?nar so_bre_lo que leemos, con preguntas nuevas y con literarios. Se pueden estudiar las novelas de Virginia Woolf, la
una tdea mas aJustada de qué implicaciones tienen las pre- narración de los casos clínicos de Freud o incluso esos dos ám-
guntas que hacemos a los libros que leemos. bitos, y no parece que la distinción sea crucial para el método.
En consecuencia, esta Breve introducción no convertirá a No se trata de que todos los textos sean de algún modo igua-
l?s l:ctore~ e~ r:nae~tros, y no sólo por su brevedad; pero per- les: algunos se consideran más ricos, más poderosos, ejem-
fila líneas stgmftcatlvas del pensamiento y delimita las áreas de plares, revolucionarios o fundamentales, por las razones que
debate recientes, especialmente las propias de la literatura. sean. Pero ambas obras, las literarias y las no literarias, pue-
Presenta ejemplos de investigación teórica, con la esperanza den estudiarse conjuntamente y con métodos parejos.
de que resulten valiosos para el lector y le animen a catar los
placeres del pensamiento teórico.
Uterarz'edad fuera de la literatura

En segundo lugar, la distinción no es crucial porque diversas


obras de teoría hayan descubierto lo que podríamos llamar,
simplificando al máximo, la <<literariedad>>de numerosos fenó-
menos no literarios. Muchos de los rasgos que con frecuen-
3o Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 3I

cía se han tenido por literarios resultan ser también fundamen-


tales en discursos y prácticas no literarios. \Por ejemplo, en las ¿De qué pregunta se trata?
discusiones recientes sobre la naturaleza de la comprensión his-
tórica, se ha tomado como modelo el análisis de la compren- Nos encontramos de vuelta en la pregunta inicial, «¿Qué es
sión de una narración. Un historiador no ofrece propiamente la literatura?», que no encuentra respuesta. ¿De qué pregun-
explicaciones equiparables a las leyes científicas con valor pre- ta se trata, sin embargo? Si fuera un chavalín de cinco años el
dictivo; no puede mostrar que si X se da conjuntamente con que se acercara a preguntármelo, lo tendría fácil: «La litera-
Y, entonces indefectiblemente pasará Z. Lo que hace, más tura son los cuentos, los poemas y el teatro», le diría. Pero si
bien, es mostrar cómo un hecho condujo a otro, qué produjo me lo pregunta un teórico, es difícil saber cómo afrontar la
que estallara una guerra mundial y no por qué tenía que esta- pregunta; quizá me interpela sobre la naturaleza gener~ ~el
llar. El modelo subyacente a la explicación histórica es, por objeto <<literatura», que los dos co~ocemos a fon~o: ¿Q~e tipo
tanto, la lógica de la narración: la manera en que las narracio- de objeto o de actividad es? ¿Que hace? ¿A que fm a~I:n.~e?
nes muestran que algo ocurre, al engranar la situación inicial, el En tal caso, «¿Qué es literatura?» no reclama una defl11Icion~
desarrollo y el resultado de modo que adquieran sentido. sino más bien un análisis, incluso la discusión sobre por que
El modelo de inteligibilidad histórica es, en resumen, el hay que ocuparse de la literatura.
de la narración literaria. Los que gustamos de leer y escuchar Pero «¿Qué es literatura?» podría ser igualmente ~a ~r:­
relatos podemos determinar con facilidad si la trama tiene gunta sobre los rasgos distintivos de las obras que co~cidi­
sentido y es coherente, o si la historia ha quedado sin final. Si mos en llamar literarias: ¿qué las distingue de las no litera-
tanto la narrativa histórica como la literaria se caracterizan rias?, ¿qué diferencia a la literatura de otras actividades o en-
por los mismos modelos de lo que tiene sentido y lo que es- tretenimientos del ser humano? Esta cuestión podría tener
tructura una historia, entonces deja de parecer un problema como origen el dudar sobre cómo decidir qué libro es lit_era-
teórico urgente la distinción entre ambas. tura y cuál no; pero es más probable que ya se tenga una Idea
Asimismo, la teoría ha insistido en la importancia crucial previa de qué se considera literario y se 9-uiera saber algo
que en muchos textos no literarios - ya se trate de las narra- diferente: ~existen rasgos distintivos esenciales presentes en
ciones freudianas de casos clínicos o de obras de discusión todas las obras literaria_:;? ~
filosófica- tienen recursos retóricos como la metáfora, que se Es difícil responder a eso. La teoría ha pugnado por en-
creía definitoria de la literatura, pero solía concebirse como me- contrar la respuesta, pero sin demasiado éxito. Las razones
ramente ornamental en otros tipos de discurso .lAl mostrar están al alcance de todos: las obras literarias son de todos los
cómo una figura retórica puede dar forma al pensamiento en tamaños y colores, y la mayoría parece tener más aspectos en
discursos no literarios, los teóricos han demostrado la profun- común con obras que pocas veces llamamos literatura que
da literariedad de esos textos supuestamente no literarios, com- con otras que son reconocidamente literarias. Así, Jane Eyre,
plicando así la separación entre lo literario y lo no !iterado,} de Charlotte Bronte, se parece bastante más a una autobio-
Sin embargo, el mismo hecho de referirnos al descubri- grafía que a un soneto; y un poema de Robert Burns -<<My
miento de la <<literariedad» de fenómenos no literarios para love is like a red, red rose» («Mi amada es una rosa, una rosa
describir esta situación indica que la noción de literatura con- roja»)- se parece más a una canción popular que a Hamlet.
tinúa desempeñando un determinado papel que debemos ¿Existen rasgos compartidos por los poemas, las obras de
desentrañar. teatro y las novelas que los distingan de, pongamos por caso,
32 Breve introducción a la teoria literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 33

las canciones, la transcripción de una conversación o las ratura considerada en sus relaciones con las instituciones socia-
autobiografías? les 1=>ero incluso si nos limitamos a los dos últimos siglos, la
ca¡~goría de literatura escapa a nuestra definición: ¿aca~o
ciertas obras que hoy consideramos literatur~ -poe~as srn
Perspectiva histórica rima ni metro aparente, escritos en ellengua¡e prop10 ?~ la
conversación ordinaria- hubieran cumplido los reqms1tos
Basta con contemplarla bajo una ligera perspectiva histórica para que Madame de Staellos calificar~ de <~teratura»? Y de-
para que la cuestión se nos complique más. [.l:_9 que hoy lla- beríamos dar entrada en nuestras cons1derac1ones a las cultu-.
mamos literatura se ha venido escribiendo desde hace más de ras no europeas, lo que complica todavía m~s la cuest~ón. Uno
veinticinco siglos, pero el sentido actual de la palabra litera- siente la tentación de abandonar y conclmr que es literatura
tura se remonta a poco más allá de 1800. Antes de esa fecha, lo que una determinada sociedad considera literatura; un con-
literatura y términos afines en otras lenguas europeas signifi- junto de textos que los árbitros de esa cultura reconocen
caban «escritos» o «conocimiento erudit~». j Todavía hoy se como pertenecientes a la literatura.
conserva en inglés o alemán la acepción común de «biblio- Desde luego, una conclusión como esta es totalmente
grafía» o «estudios» para litterature y Literatur, e incluso en insatisfactoria. No resuelve la cuestión, sólo la desplaza; en
español cabe esa acepción cuando se habla, por ejemplo, de lugar de preguntarnos qué es la ~teratura, debemos pregun-
«literatura médica». Las obras que hoy se estudian como lite- tarnos ahora qué es lo que nos rmpulsa (a nos~tros, o a l?s
ratura inglesa, española o latina en las escuelas y universi- miembros de otra sociedad) a tratar algo como literatura. ~rn
dades antes se consideraban sólo ejemplos excelsos del uso embargo, lo mismo ocurre en otras categorías, q~e n.o se ref~e­
posible del lenguaje y la retórica, y no un tipo particular de ren a propiedades específicas sino sólo a. los cntenos, vana-
escritura. Eran muestras de una categoría mayor de prácticas bies, de cada grupo social. Tómese por e¡~mplo una pre~un­
ejemplares de la escritura y el pensamiento, que incluía el dis- ta como «¿Qué es una mala hierba_?». ¿Existe ~a ~senCla de
curso retórico, los sermones, la historia y la filosofía. No se la «malayerbidad», un algo espee1~l, .un no se que, que las
pedía a los estudiantes que los interpretaran, en el sentido en malas hierbas comparten y que las d1stmgue de las otras plan-
que se interpretan hoy las obras literarias, procurando explicar tas? Quien con su mejor voluntad se haya puesto. a escardar
«de qué tratan en realidad». Se llevaban a cabo otras tareas; un jardín sabe cuánto cuesta distinguir una mala h1er~a de las
los estudiantes memorizaban las obras, estudiaban su gramá- otras plantas, y se preguntará cuál es el secr~to. ¿Que puede
tica, identificaban sus figuras retóricas y las estructuras o pro- ser? ¿Cómo se reconoce una m:Ja hierba? B1e?, el secreto es
cedimientos de la argumentación. Una obra como la Eneida que no hay secreto. Las malas. hierbas son senctllament~ pl~n­
de Virgilio, que hoy se estudia como literatura, recibía un tra- tas que los jardineros no qmeren que c~ezca? en su _Jardrn.
to muy diferente en las escuelas de antes de 1850. Quien tenga curiosidad por ellas perd~ra el tiempo s1 b~sc.a
[E! sentido moderno de literatura en Occidente, entendi- la naturaleza botánica de la «malayerbtdad», las caractenstl-
da como un escrito de imaginación, tiene su origen en los teó- cas .físicas o formales que hacen que una planta se~ un~ m_al.a
ricos del Romanticismo alemán de la transición de los si- hierba. En lugar de eso hay que emprender es~udws htston-
glos xvnr y XIX y, por buscar una fuente concreta, en el libro cos, sociológicos y quizá psicológicos sobre lo~ tipos de planta
que publicó en 1800 la baronesa francesa Madame de Stael, que se consideran indeseables por parte de diferentes grupos
muy cercana a los primeros románticos alemanes: De la lite- en diferentes lugares.
34 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 35

Quizá la literatura es como las malas hierbas. Pero esta tiene utilidad práctica evidente, pero ¿podemos conseguir ese
respuesta no elimina la pregunta; la reformula de nuevo: ¿qué mismo efecto si sacamos otras frases del contexto en que se
elementos de nuestra cultura entran en juego cuando trata- . clarifica su función? Tomemos una frase de un libro de ins-
mos un texto como literatura? trucciones, un prospecto, un anuncio, un periódico, y escri-
bámosla aislada sobre el papel:
Tratar textos como literatura Agítese enérgicamente y déjese reposar cinco minutos .

Supongamos que nos encontramos con una frase como la ¿Es literatura? ¿Lo he convertido en literatura al sacarlo
siguiente: del contexto práctico de unas instrucciones? Tal vez sí, pero
no está muy claro que lo haya logrado. Parece que nos falta
We dance round in a ring and suppose, algo: la frase no tiene recursos que nos permitan trabajar so-
But the Secret sits in the middle and k nows.
bre ella. Para que fuera literatura necesitaríamos, acaso, in-
(Bailamos en círculo y suponemos, ventar un título cuya relación con el <<Verso» creara problemas
Pero el Secreto sabe, sentado en el centro.) y obligara a ejercitar la imaginación: «El secreto», por ejem-
plo, o «La esencia de la compasión».
Bueno, ¿de qué se trata, y cómo lo sabemos? Dependerá No obstante, sería bastante más fácil si la frase sonara algo
en gran parte de dónde encontremos este texto. Si aparece en así como «Una nube de azúcar al alba, en la almohada», que
el apartado de horóscopo de un periódico, no será más que parece tener más oportunidades de ser literatura, pues no
una redacción in usualmente enigmática; pero si tiene valor de puede ser nada más que una imagen, lo que invita a un cier-
ejemplo, como en esta ocasión, podemos indagar las diversas to tipo de atención, invita a pensar. Eso sucede con los textos
posibilidades que nos ofrecen los usos corrientes del lengua- en los que la relación entre forma y contenido puede dar que
je. ¿Es quizá una adivinanza, y nos toca adivinar el Secreto? pensar. En esta perspectiva, la frase que abre un libro de filo-
O tal vez se trate de publicidad de un producto nuevo, el sofía como el de W. O . Quine, From a Logical Point o/View,
Secreto, pues es frecuente que la publicidad recurra a la rima podría ser considerada un poema:
-«Winston tastes good, like a cigarette should», «Recuérda-
Una cosa extraña
lo: con agua sólo cueces, con Avecrem enriqueces>>--- y se ha sobre el problema ontológico es su
ido volviendo progresivamente más enigmática, para intentar sencillez.
impactar a un público cada vez cansado. Aun así, esta frase
parece desligada de todo contexto práctico imaginable, in- Dispuesta en la página en esas tres líneas y rodeada de
cluida la venta de un producto. Si añadimos que el texto rima intirnidatorios márgenes de silencio, la frase puede despertar
y que, tras las dos primeras palabras, sigue un esquema rít- una forma de atención que podríamos llamar «literaria»: un
mico regular de alternancia de sílabas átonas y tónicas (róund- interés por las palabras, por cómo se relacionan entre sí, qué
in-a-ríng-and-sup-póse), surge la posibilidad de que este texto implican, y especialmente un interés por saber cómo se rela-
pueda ser poesía, una muestra de literatura. cionan lo dicho y la manera en que se dice. Es decir, por es-
Algo no cuadra del todo, sin embargo; lo que origina la tar escrita de esa manera, la frase parece capaz de responder
posibilidad de que estemos ante un texto literario es que no a la idea moderna de poema y al tipo de atención que se aso-
36 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 37

cía hoy con la literatura. Si alguien nos dijera este enunciado,


le preguntaríamos qué quiere decir; pero al tomarlo como un
poema, la pregunta ya no es la misma; no se trata de qué quie-
re decir el emisor o el autor, sino qué quiere decir el poema;
cómo funciona su lenguaje; qué hace este texto, en definitiva.
Si aislamos la primera frase, «Una cosa extraña», se deriva
la cuestión de qué es una cosa y cuándo una cosa es extraña.
«¿Q ué es una cosa?» es precisamente una de las cuestiones de
la ontología, la ciencia del ser, el estudio de lo que es o existe.
Pero «cosa» en el sintagma «una cosa extraña» no se refiere a
un objeto físico, sino a algo parecido a una relación o un as-
pecto que no parecen existir de la misma manera que existe
una casa o una piedra. La frase, por tanto, postula la sencillez
pero no practica lo que postula, sino que ilustra, en esa ambi-
güedad de la cosa, una parte de los imponentes problemas que
afrortta la ontología. Sin embargo, la propia sencillez del poe-
ma -el hecho de que se pare después de «sencillez», como si
no fuera necesario añadir nada- otorga credibilidad a la por
otra parte inverosímil afirmación de la sencillez. En cualquier
caso, si la aislamos de este modo, la frase puede generar una
actividad como la que hemos desarrollado: el modelo de acti-
vidad interpretativa que asociamos con la literatura.
¿Qué nos dicen sobre la literatura experimentos como es-
tos? Nos sugieren, en primer lugar, quelsi se aísla el lenguaje
de otros contextos, si se lo separa de otro"S propósitos, puede
ser luego interpretado como la literatura (a condición de que Ha estado leyendo dos horas seguidas ... pero el muy inconscient e no se
posea algunas cualidades que le permitan responder a esa había entrenado nada.
forma de interpretación). Si la literatura es lenguaje descon-
textualizado , apartado de otras funciones o propósitos, es
también en sí misma un contexto, que suscita formas especia- Las convenciones de la literatura
les de atenciórU Así, por ejemplo, el lector de literatura pres-
tará atención a la complejidad potencial del texto y buscará El análisis de la narración (y englobamos bajo «narración»
significados implícitos; sin que ello implique, además, que el desde la anécdota personal a una novela entera) ha permitido
enunciado le esté exigiendo un comportamiento concreto. observar la vigencia de un acuerdo o convención que, aunque
)Describir la <<literatura» sería, entonces, determina~ qué con- se presenta bajo el formidable nombre de «principio de coo-
junto de supuestos y operaciones interpretativas aplica el lec- peración hiperprotegido», es en realidad muy sencillo .[l:>or
tor en su acercamiento a esos textos. una parte, nuestra comunicación diaria depende de una con-
38 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea ? 39

vención fundamental: los participantes cooperan unos con un objetivo comunicativo superior.)!..a «literatura» es una eti-
otros y, por tanto, se comprometen a intercambiarse infor- queta institucionalizada que nos permite esperar razOnable-
mación relevante para la conversación. ISi le pregunto a al- mente que el resultado de nuestra esforzada lectura «valdrá la
guien si Manuel es un buen estudiañte' y me "responde que pena»; y gran parte de las características de la literatura se
«suele ser puntual», interpretaré la respuesta presuponiendo deriva de la voluntad de los lectores de prestar atención y ex-
que mi interlocutor coopera conmigo y que lo que me dice es plorar las ambigüedades, en lugar de correr a preguntar «¿qué
relevante; de modo que no me quejaré de que no me haya res- quieres decir con eso?» ~ ·
pondido, sino que entenderé que la respuesta está implícita La literatura, podríamos concluir, es un acto de habla o un
y se quiere decir que, aparte de la puntualidad, poco más se suceso textual que suscita ciertos tipos de atención. Contrasta
puede añadir de positivo sobre Manuel como estudiante. con otras clases de actos de habla, como es el transmitir infor-
Mientras no se demuestre lo contrario, un hablante presupo- mación, preguntar o hacer .una promesa.LE_n la mayoría de ca-
ne que la persona con la que habla coopera con él. sos, lo que como lectores nos impele a tratar algo como litera-
_En cuanto a la narración literaria, considerémosla parte . tura es, sencillamente, que lo encontramos en un contexto que
de una clase mayor de textos, los «textos expositivos narra- lo identifica como tal: en un libro de poemas, en un apartado
tivos»; la relevancia de estos enunciados no depende de la de una revista o en los anaqueles de librerías y bibliotec_as.j
información que aportan a su oyente o lector, sino de su «ex-
plicabilidad».iTanto si explicamos una anécdota a un amigo
como si escribimos una novela para la posteridad,: lo que ha- Una incógnita pendiente
cemos es muy diferente de lo que se hace, por ejemplo, al tes-
tificar en un juicio: intentamos crear una historia que «valga Nos queda todavía una incógnita por resolver. ¿Hay acaso
la pena» para el oyente; que tenga al ún tipo de finalidad o maneras especiales de manejar el lenguaje que nos indiquen
de sentido, que divierta o entretenga. Lo que distingue a los que lo que leemos es literatura? ¿0, por el contrario, cuando
textos literarios de otros textos expositivos igualmente narra- sabemos que algo es literatura le prestamos una atención di-
tivos es que han superado un proceso de selección: han sido ferente a la que damos a los periódicos y, en resultas, encon-
publicados, reseñados e impresos repetidamente, de modo tramos significados implícitos y un manejo especial del len-
que un lector se acerca a ellos con la seguridad de que a otros guaje? La respuesta más factible es que se dan ambos casos;
antes que a él les ha parecido que estaban bien construidos y a veces el objeto tiene características que lo hacen literario y
«valían la pen~»- 1 Por tanto, en la comunicación literaria, el otras veces es el contexto literario el que motiva la decisióp.. ¡
principio de cooperación está «hiperprotegido». Nos hare- Que el lenguaje esté estructurado de forma rigurosa no es su-
mos cargo de las oscuridades o irrelevancias manifiestas que ficiente para convertir un texto en literario; no hay ningún
encontremos, sin suponer que carecen de sentido. El lector texto más estructurado que la guía de teléfonos ... Y no po-
presupone que las dificultades que le causa el lenguaje litera- -demos tampoco convertir el primer texto que se nos ocurra
rio tienen una intención comunicativa y, en lugar de imaginar en literario con solo aplicarle ese calificativo; no puedo tomar
que el hablante o el escritor no está cooperando en la comu- mi viejo manual de química y leerlo como una novela.
nicación (como podríamos pensar en otros contextos), se Por una parte, entonces, la literatura no es un mero mar-
esforzará por interpretar esos elementos que incumplen las co en el que quepa cualquier forma de lenguaje, y no todas las
convenciones de la comunicación eficiente integrándolos en frases que dispongamos en un papel como si fueran un poe-
40 Breve introducción a la teoría literaria
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea ? 41
ma lograrán funcionar como literatura. A su vez no obstante La disposición lingüística pasa a primer término (escú-
la literatura es más que un uso particular del l~nguaje, pue~ chese la repetida presencia de las erres, además del ritmo
~uchas ?bras no hacen ostentación de esa supuesta diferen- acentual o la rima) , y aparecen imágenes de objetos inusuales
Cia; funciOnan de un modo especial porque reciben una aten- como «un dentro sin luz»; todo indica que estamos ante un
ción especial.
manejo especial del lenguaje que quiere atraer nuestra aten-
Nos las vemos con una estructura complicada. Las dos ción hacia las propias estructuras lingüísticas.
perspectivas se superponen parcialmente, se entrecruzan, pero Pero es igualmente cierto que la mayoría de lectores no
no par~ce q~e se derive una síntesis. Podemos pensar que las perciben los patrones lingüísticos a no ser que algo aparezca
~br~s hteranas son un lenguaje con rasgos y propiedades dis- identificado como literatura. Al leer prosa corriente no esta-
tmtlVas, o que son producto de convenciones y una particular mos escuchando. El ritmo de mi frase anterior, por ejemplo,
manera de leer. Ninguna de las dos perspectivas acoge satis- no habrá dejado huella en el oído del lector; pero si asoma
factoriamente a la otra, y tenemos que conformarnos con saltar una rima, el lector ya no escatima su atención y se aproxima ...
de una a otra. Apuntaré a continuación cinco consideraciones a escuchar atentamente. La rima, que es una señal conven-
que la teoría ha propuesto sobre la naturaleza de la literatura: cional de literariedad, nos hace percibir el ritmo que previa-
~n cada una partimos de un punto de vista razonable, pero al mente ya estaba en la frase. Cuando el texto que tenemos
fmal debemos hacer concesiones a las otras propuestas. delante se etiqueta como literario, estamos dispuestos a pres-
tar atención a cómo se organizan los sonidos y otros elementos
del lenguaje que generalmente nos pasan inadvertidos.
La naturaleza de la literatura

l. La literatura trae «a primer plano» el lenguaje 2. La literatura integra el lenguaje

. ~Se suele decir que la «literariedad» reside sobre todo en la La literatura es un lenguaje en el que los diversos componen-
org~~ación del lenguaje, en una organización particular que t es del texto se relacionan de modo complejo. Si me llega una
lo d1stmgue del lenguaje usado con otros propósitos. La lite- carta al buzón pidiéndome colaboración para una causa no-
rat~ra es un !~nguaje que trae «a primer plano» el propio len- ble, ifícilmente encontraré que su sonido sea un eco del sen-
guaJe; lo ra~1flca, nos lo lanza a la cara diciendo « ¡Mírame! tido; pero en literatura hay relaciones -de intensificación o
¡Soy lenguaJe!», para que no olvidemos que estamos ante un de contraste y disonancia- entre las estructuras de los dife-
lenguaje conformado de forma extraña. La poesía, de modo rentes niveles lingüísticos: entre el sonido y el sentido, entre
quizá más evidente que los otros géneros, organiza el sonido la organización gramatical y la estructura temática. 1Una rima,
corriente del lenguaje de forma que lo percibamos. Veamos el al unir dos palabras (helada/mirada), nos lleva a relacionar su
comienzo de un soneto de Miguel Hernández: significado (la «mirada helada» podría resumir la actitud que
el yo poético percibe en su amada).
Tu corazón , una naranja helada Pero ninguna de las dos propuestas vistas hasta ahora, ni
con un dentro sin luz de dulce miera ambas en conjunto, nos definen qué es la literatura. No toda
y una porosa vista de oro: un fuera la literatura trae a primer término el lenguaje como se sugiere
venturas prometiendo a la mirada. en la consideración 1, pues muchas novelas no lo hacen:
' · ta lo que sea? 43
¿Qué es la literatura, Y que zmpor
42 Breve introducción a la teoría literaria
. d la literatura que se consideran
Una muralla de piedra, negruzca y alta, rodea a Urbía. Esta ·' Jetermmados aspectos e literatura nos dicen estas
muralla sigue a lo largo del camino real, limita el pueblo por 1·senct.al es. L eer un texto
. como do la organizacton
' . , d ellen-
. .
•1proxrmactones,
es mtrar ante to
. , de la psique del autor o
el norte, y al llegar al río se tuerce, tropieza con la iglesia, a la
que coge, dejando parte del ábside fuera de su recinto, y des-
. . es leerlo como expreston .
uaje, no . d 1 . dad que lo ha productdo.
pués escala una altura y envuelve la ciudad por el sur. ·omo refleJO e a socte

Con estas palabras empieza no una guía rural, sino Zata-


caín el aventurero, de Pío Baraja. Igualmente, no todos los 3. La literatura es ficción
textos que traen el lenguaje a un primer plano son literatura; 1 e el lector presta una atención
los trabalenguas («Tres tristes tigres comían trigo en un tri- luna de las razones por as qu ciado guarda una tela-
gal») son considerados literatura muy raramente, pero llaman diferente a la literatura esdque su enl~ión que denominamos
la atención sobre el lenguaje mismo, además de lenguarnos la ción especial con el mun ?; una re a o lingut .. ,stico que pro-
L bra literana es un suces 1
traba. Los anuncios publicitarios hacen gala de los recursos «ficciona1». a o . . . el ue se incluyen el emisor, , ~s
lingüísticos más llamativos de forma muchas veces más radi- yecta un mundo ftcuc~~ enl q . nes y un receptorimphct-
. . la accton as accto b ,
cal que la poesía, y la integración de los diferentes niveles parttctpantes en . d ' las decisiones de la obra so re que
lingüísticos puede ser más chillona. Así, Roman Jakobson cita to (conformado a paru~ e e sabe o no sabe el re-
li que se supone qu . . .
como ejemplo clave de la función poética no un verso de un se deb e exp car y . . fieren a personajes ftcttctos y
poema, sino el eslogan político de la campaña presidencial de ceptor). Las obras literanas ser~ kleberry Finn, el capitán
Dwight D. («lke») Eisenhower: I like Ike («Me gusta Ike») . no históricos (Emma Boalv~dry,d uc e limita a los personajes y
. ) la ficcion 1 a no s 11 .
A través de un juego de palabras, resulta que tanto yo -I, el Alatrtste , ~er? L elementos «deícticos» de enguaJe
sujeto de la frase- como el candidato Ike -el objeto del los acontecrmtent~s. o~ , a referencia depende de la
verbo- estamos integrados en el núcleo verbal: like-gustar. (elementos de on~n~~cton, ~¿'los ronombres (yo, tú) o los
¿Cómo no va a gustarme si like y Ike son incluso difíciles de situación de enunctacton)i co ( f allá arriba hoy, ayer,
. distinguir? Parece que hasta al lenguaje le guste ese ajuste ... adverbios de tiempo y ugard aqurt,t'cula~ en las ~bras litera-
fun · an de un mo o pa ,·
En definitiva, no se trata tanto de que las relaciones entre los mañana)' cton ( KA ra que sé d' amor me metets
niveles lingüísticos sean relevantes sólo en literatura, sino de ri~~· ¡El ahora de.un roema. -~ t;~dicional) no se refiere al ins-
que en literatura es más probable que busquemos y encon- monja>>, como dice a cancto oema o se publicó por prim~ra
tremos un uso productivo de la relación entre forma y conte- tante. en que. se con: puso el/el oema, propio del mundo he-
nido o entre tema y lenguaje; y al intentar entender en qué vez, sino al uempo mterno ~e aparece en un poema, como
contribuye cada elemento al efecto global, hallaremos inte- ticio de lo narrado. y el «y~>laqllevé al río 1 creyendo q~e era
gración, armonía, tensión o disonancia. el de Larca «Y que yo ~ . al ft'ere al yo que dtce el
b' ' f 10 n ·sere
Las explicaciones de la literariedad que recurren a la ra- mozuela», es tam ten tcc dife~ente del individuo empírico,
rificación o la integración del lenguaje no conducen a tests poema, que puede ser muy d h ber vínculos muy estrechos
que pueda aplicar, pongamos, un marciano para separar la Federico García Lorca.al(Pue e, .a o al yo narrador y lo qu,e
literatura de las otras formas de escritura. Sucede más bien entre 1o que 1e sucede . yo poettco mento de su Vl'da. p ero
que estas explicaciones -como la mayoría de pretensiones le haya sucedido al es~ntor .e~ un mde presentarse en la voz
un poema de un escntor vteJo pue
de definir la naturaleza de la literatura- dirigen la atención
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 45
44 Breve introducció1z a la teoría literaria
sobre Dinamarca; esa es una decisión ~terpreta~va. P?dem?s
de un yo poético joven y viceversa. Y, de forma más evidente relacionar la obra con el mundo en diferentes mveles., I.-a ftc-
en el caso de la novela,.el n~rrador, el personaje que dice «yo» cionalidad de la literatura separa el lenguaje de otros contextos
al par qu~ ~uenta la hrstona, puede tener experiencias y ex- en los que recurrimos al lenguaje, y deja abierta a interpreta-
~re~~r opmrones muy diferentes de las de sus autores.) En la
ción la relación de la obra con el muncJoj
fr~c10n, la relación entr~ lo que dice el yo ficcional y lo que
p1ensa el autor real es siempre materia de debate. Lo mismo
suce?e con la relación entre los sucesos ficticios y las circuns-
tanCias del mundo. El discurso no ficcional acostumbra a in- 4. La literatura es un objeto estético
tegrarse .en un contexto que nos aclara cómo tomarlo: un ma- Las tres características de la literatura que hemos visto hasta
nual de ~strucciones, un informe periodístico, la carta de una aquí -los niveles súplementarios de 1~ o~ganización li~g~~s­
O~.G. Sm embargo, el concepto de ficción deja abierta, ex-
tica, la separación de los contextos pracucos de enune1ac1~n
plícrta~e?te, la problemática de sobre qué trata en verdad la
y la relación ficcional con elt~~ndo~.se pueden agr~par baJ_o
o?ra ficcronal. La ref:renc.ia al mundo no es tanto una pro- el encabezamiento de «funcwn estenca del lenguaJe». Este-
preda~ _de los t~xtos literanos como una función que la inter-
tica es el nombre tradicional de la teoría del arte, que ha
pretacron le atnbuye. Si quedo con alguien para cenar «en el debatido por ejemplo si la belleza es una propiedad .o~jetiva
Hard ~oc~ C~é, mañana, a las diez», él o ella entenderán que de las obras de arte o si se trata de una respuesta subJetiva de
es una mv1tac10~ concreta e identificarán la referencia espacial los espectadores, o también q)mo se relaciona lo bello con lo
Y t:mpor~l segun el contexto de la enunciación («mañana»
sera por eJemplo el14 de junio de 2003, <das diez» son las diez bueno y lo verdadero. , .
Para Immanuel Kant, el teórico principal de la estetlca
de la no~he, hora peniilsular). Pero cuando el poeta Ben Jon- moderna en Occidente, recibe el nombre de «estético» el ~­
s?n es~nbe un poema «Invitando a un amigo a cenar», la fic- tento de salvar la distancia entre el mundo material Yel espi-
cwnalidad del poema conlleva que su relación con el mundo ritual entre el mundo de las fuerzas y las magnitudes Y el
est~ sujeta a interpretaciones: el contexto del mensaje es lite-
mundo de los conceptos: Un objeto estético, como podría ser
r~no Y hay que decidir si consideramos que el poema caracte-
una pintura o una obra literaria, ilustra la posil:'ilid.a_d de reu-
nza sobre to~o la act~~d de .un ~misor ficcional, si bosqueja nir lo material y lo espiritual gracias a su comb~~cton ?e for-
un modo ~e vrda pretent~ o s1 sugiere que la amistad y los pla- ma sensorial (colores, sonidos) y contenido espmtual (Ideas).
ceres humildes son esenCiales para la felicidad humana. 1Una obra literaria es un objeto estético porque, con las otras
¿Cómo interpretar Hamlet? Entre otras cosas deberemos funciones comunicativa$ en principio puestas entre parénte-
decidí! s~ creemos que trata, pongamos, de los p~oblemas de sis suspendidas, conduce al lector a considerar la interrela-
l~s J?rmCipes daneses o bien del dilema del ·hombre del Rena- 0
c~l~n~o que experimenta cambios en la concepción del yo; o ción de forma y conteni4o.J , . .
Los objetos estéticos, para Kant y otros. ~eor~cos, nene?
s1 qwza habla de las relaciones en general de los hombres con una «finalidad sin finalidad». Su construcCion nene una ft-
su ~adr:, o tal vez afronta la cuestión de cómo una represen- nalidad; se los organiza para que todas sus p~rtes cooperen
tacwn (mcluyendo una representación literaria) afecta a la para lograr un fin. Pero esa finalidad es .la propta obra de arte,
manera en que damos sentido a nuestra experiencia. Hay re- el placer de la creación o el placer ocastonado por la obra, n?
fere~cia.s .a Dinamarca a lo largo y ancho de la obra, pero eso
una finalidad externa. En la práctica, esto supone que const-
no s1gmf1ca que sea necesario leer Hamlet como una obra
46 Breve introducción a !a teoría literaria
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 47
derar .un texto como literario es re , .
las partes al efecto global P g~t~r como contnbuyen ground») . El poema tiene sentido en relación con la tradi-
intención últun' a d b, pero en n~gun caso creer que la ción que lo hace posible.}
e una o raes cumplir b' ·
ejemplo informarnos o con cun o ¡etivo, como por Si leer un poema como literatura es relacionarlo con otros
una narración es un acto de~~~c~r~os. uando de~íamos que poemas, comparar y contrastar la manera en que crea sentido
de su «explicabilidad» qued bg .a¡e lí~u~a relevancia depende con la manera en que lo crean otros, resulta posible por tan-
'
d ad en las historias (cualid ad a Imp Cito que h ay una f'mali -
to leer los poemas como si en cierta medida trataran sobre la
«buenas historias») per a , es que pueden convertirla en propia poesía: se relacionan con las operaciones de la imagi-
externos; en ese m~me~t~ue ~sta no se ~a~a con propósitos nación y la interpretación poética. Estamos aquí ante otra no-
g~~t~:~n~~~~;iad;e ;~~s:r;o~~l~~~~Ih~d~o ~it::~t~;
1 ción que ha sido importante en la teoría reciente:Ua literatura
reflexiona sobre sí misma, es «autorreflexiva>>. Las novelas tra-
oyente como algo que «valeel~xp car, tm~a~ta .e~ el lector o el tan hasta cierto punto de las novelas, de qué problemas y qué
o provoque, puede ocasionar pena»: QUiza divierta o enseñe posibilidades se encuentran al representar y dar forma o sen-
~~d~m~s. definalir las buenas hi::i:~~~:~~n~~~~eJ~~~:&:~~o tido a nuestra experiencj~ ¡Desde esta perspectiva, Madame
Bovary se puede leer como la exploración de las relaciones
SI ongman guno de estos efectos. o
entre la «vida real» de Emma Bovary y la manera en que tan-
to las novelas románticas que ella lee como la propia novela de
5.
La literatura ~s una construcción intertextua1 Flaubert dan sentido a esa experiencia. Siempre podemos pre-
o autorreflexiva guntar a una novela (o a un poema) cómo lo que deja implíci-
to sobre la construcción del sentido es un comentario a la
lLa teoría reciente ha defendid 1 manera en que lleva a cabo la construcción del sentido.
crean a partir de otras obr o qu~bts obr~s literarias se En la práctica literaria, los autores persiguen renovar o ha-
teriores que las nuevas int:s,r:~n ~O~I es gracias a obras an- cer avanzar la literatura y con ello, implícitamente, reflexionan
illan. Esta noci , d . g , piten, rebaten o transfor- sobre ella. Pero de nuevo, hallaremos que esta característica
on se esigna a veces con 1 . . b
de «intertextualidad» Un b . e cunoso nom re se da por igual en otras formas: el significado de un adhesivo
través de las relacion~s co~ ~llra existe entre otros ~extos, a de coche, como el de un poema, puede depender de losad-
es considerarlo un suceso lin ?,~· iJ:eer algo como literatura hesivos anteriores: el eslogan reciente «Nuke a W,Pale for }e-
relación .con otros di. gUis~Ico que cobra sentido en sus!» («¡Haga estallar una ballena, por Dios! ») no ttene senti-
. scursos: por e¡emplo e d
Juega con las posibilid d ' uan o un poema do sin sus precedentes «No nukes» («Armas nucleares no»),
a es creadas por los poemas .
o una novela escenifica y critica la t , . 1' . previos, «Save the Whales» («Salvemos las ballenas») y «Jesus saves»
tiempo. El soneto de Sh k re O~Ica po Ittca de su («Jesús te salva»), y se podría decir, sin duda, que «Nuke a
thing like the sun» («Lo: oe¡·~eJererru<:My_mistress' eyes are no-
bl 1S senora no son comp
d es co~ e ol») recoge las metáforas de la tradici , ar~- 3. Se trata del soneto CXXX de Shakespeare. Podemos hallar un jue-
h:t~~sttamorosa para negarlas («But no su eh ros~ns~:~v~ go parecido frente a la tradición amorosa previa, por ejemplo, en el soneto
ee S», «yo no veo rosas tales ·m de Lupercio Leonardo de Argensola que comienza «No fueron tus divinos
negarlas como medio de elo . en su~ me¡ as»); para ojos, Ana, 1 Jos que al yugo amoroso me han rendido; 1 ni los rosados la-
camina, pisa en el suelo» (<!~~na s~~awmalku¡sertqued«cuandho
bios, dulce nido 1 del ciego niño, donde néctar mana ... ». En este caso el
, rea son t e objetivo es elogiar el alma frente a la apariencia física: «Tu alma, que en tus
obras se trasluce, es la que sujetar pudo la mía ... >> .' (N. del t.)
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 49
4 8 Breve introducción a la teoría literaria

Whale for Jesus» trata en realidad de los adhesivos. La ínter- Las funcio nes de la literatura
textualidad y la autorreflexividad de la literatura, por tanto;
no son un rasgo distintivo, sino el llevar a primer plano cier- , l d , s que la teoría literaria
tos aspectos del uso del lenguaje y ciertas cuestiones sobre la Al comienzo de ~ste ca_?ttu o hecta:~entrado sus análisis en
representación que se pueden observar también en otros de los últimos vemte anos no . a e~ no literarias. Lo que
textos. la diferencia entre las ob.ras ltterana::flexión sobre la litera-
han emprendido lo_s teÓ~lCt ~d:~gica, sobre las funciones
tura como ca~egona soCla .e, realizaba ese algo llamado
¿Propiedades o consecuencias? políticas y soctales quel se crel~ fu~ lo XIX la literatura surgió
«literatura~> . En la Ing ate: ~ ~tgportan'cia, un tipo especial
En los cinco casos hemos encontrado la situación quemen- como una tdea de extraor d.ana tmfunciones. Se convirtió en
. cargado de 1versas . , .
cionábamos más arriba: estamos ante lo que podemos descri- d e escntura en l l · s del Imperio Bntam-
. d . t ción en as co ama d
bir como propiedades de las obras literarias, ante caracterís- un su¡eto ~ ~s ruc los nativos apreciaran la grandeza e
ticas que las señalan como literarias, pero que podrían ser co, con la mtston de que . amo artícipes agradecidos,
consideradas igualmente resultado de haber prestado al tex- Inglaterra y se cot??~odetterd~~cancephistórico. En la metró-
to determinado tipo de atención; otorgamos esta función al en una empresa ctviliza ora , el materialismo fomen-
lenguaje cuando lo leemos como literatura. Ninguna de estas poli debía contrarrestar el e?otsmp~t~lista ofreciendo valores
d la nueva economta ca ' d
perspectivas, se diría, puede en lobar al resto para convertir- ta os por 1 d' y los aristócratas y espertan-
se en la perspectiva exhaustiva. Los rasgos propios de la lite- alternativo: a las e ases ~e tas or la cultura que, material-
ratura no se pueden reducir ni a propiedades objetivas ni a do el interes de los traba¡ador~s Y b d' da De una ta-
1 b a una postcton su or ma · d
meras consecuencias del modo en que enmarcamos el lengua- mente, los re ega ~ - 1 apreciación desinteresa a
je. Hay para ello una razón fundamental , que ya vimos en los cada, la literatura tba a ens.en~r ta de grandeza de la patria,
pequeños experimentos mentales al comienzo de este capítulo: del arte, despertar. un senttmtlen olases y en última instancia,
añensmo entre as e ' ,
. el lenguaje se resiste a los marcos que le imponemos. Es difí- generar comp . d l li ión que ya no parecta ca-
cil convertir el pareado «We dance round in a ring ... »en un funcionar como sustituto e a ~e & ,
paz de mantener unida a la soc:eda~e pueda conseguir todo
horóscopo de periódico, o la instrucción «Agítese enérgica-
mente» en un poema que agite nuestro ánimo. Al tratar algo Cualquier conjunto de tex ~
0
J ·Qué hay en la literatura
eso sería, desde luego, muy especth . fa todo eso? En ella en-
como literatura, al buscar esquemas rítmicos o coherencia, el
diera pensar que ac . 1 'd d
lenguaje se nos resiste; tenemos que trabajar en él, trabajar jun- para que se pu z fundamental y singular: ejemp an a .
to a él. En definitiva,\la «literariedad» de la literatura podría con tramos algo a la ve di , ricamente -tomemos Ham-
residir en la tensión que genera la interacción entre el material Una obra .liter~ria es, para ~:.:ficticio: se presenta, en cier-
lingüístico y lo que el lector, convencionalmente, espera que let- , 1~ htstona d~ un ):~s~i ¿o fuera así, ¿por qué la leería-
ta medtda, como e¡emp . ( def' · 1ámbito de alcance de
sea la literatura Pero lo afirmo no sin precaución, pues en las 1 vez se restste a 101r e ,
cinco aproxini.aciones anteriores se ha visto que todos los ras- mas? ) , pero~ a , l f ilidad con la que lectores y cn-
gos identificados como características in1ponantes de la litera- esa ejemplandad; de a9U1 a ilici d> de la literatura. La estruc-
tura han acabado por no ser un rasgo definitorio, ya que se ticos hablan de ~a «~tversal a > ulta más sencillo tomar el
tura de la obra literana es t que res
observa que funcionan por igual en otros usos del lenguaje.
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 5I
5o Breve introducción a la teoría literaria
La literatura se ha considerado un tipo especial de escri-
texto como si nos hablara de la «condición humana» en oene-
ral q~e esp:cifi~ar qué categorías más específicas son la~ que
tura que podía civilizar, se decía, no sólo a l.as clases bajas sin?
también a la aristocracia y a las clases medias. Esta perspecti-
descnbe o ilununa. ¿Hamlet trata sólo de los príncipes, de los
va de la literatura como un objeto estético capaz de hace~nos
hombres del Renacimiento, de los jóvenes introspectivos, o
«mejores» se vincula con una deter_min~da idea d~l ~u!eto,
que la teoría ha dado en llamar el «Sujeto lib~ral»: ~1 mdivtduo
de las personas cuyo padre muere en circunstancias oscuras?
Todas esas respuestas parecen insuficientes; resulta más senci-
definido no por su condición e intereses soctales, smo por una
llo no .respo~der aceptar implícitamente, con ello, una posi-
subjetividad individual (racional y moral) que ~e cree ~s.en­
ble universalidad. En su particularidad, las novelas, los poemas
cialmente libre de determinantes sociales. El objeto esteuco,
Y las obras ~e t~atro declinan explorar de qué son un ejemplo,
carente de finalidad práctica, nos despierta maneras particu-
a la vez ~ue mVItan al lector a implicarse en los pensamientos y
lares de reflexión e identificación y con ello nos ayuda a con-
conc~pciones del narrador y sus personajes.
vertirnos en «sujeto liberal», mediante el ejercici~ libre Y
. Sm embargo, la combinación de una propuesta universa-
desinteresado de una facultad imaginativa que combma el sa-
lizable con el hecho de que la literatura se dirige a todos los
ber y el juicio en la proporción cot;recta. La.litera~ra lo. con-
que leen la lengua en que ha sido escrita ha desarrollado una
sigue, se pensaba, al animar alle~~or a c~~st.derar s1tuac1ones
complejas sin necesidad de emttlf un jUlCl~ urge_n~e so~re
potente función nacional. Benedict Anderson, en su libro Co-
m~nidades ir:zaginadas: reflexiones sobre el origen y la expan-
ellas, al comprometer nuestra mente en cu~suones eucas e m-
s~on ~el ':aczonal~smo, una obra de historia política que ha
ducimos a examinar conductas humanas (mcluyendo la pro-
~jerci~o influen~Ia como teoría, ha defendido que las obras
pia) como lo haría un extraño o ~ ~~ctor de no~elas ..E~s~za
hter~nas -par~Icularmente la novela- ayudaron a crear co-
el desinterés, enseña a tener sens1bil1dad y realizar dtst~clO­
murudades naciOnales al postular una amplia comunidad de
nes sutiles nos mueve a identificamos con hombres y muJeres
lectores y apelar a ella; esta comunidad es limitada pero en
de otra co~dición y, en consecuencia, promueve el compañe-
~r~':ipio abi~rta a todos los que pueden leer la le~gua. «La rismo. En 1860, un educador sostenía que
ficcion», escnb~ Anderson, «se filtra callada y continuada-
mente en la realidad, creando esa notoria confianza de la co- al departir con los pensamientos y dichos de los que ~on líde-
munidad en el anonimato que es el hito de las naciones mo- res intelectuales de la raza, nuestros corazones terrrnnan por
dernas». Pres~ntar a lo~ personajes, narradores, argumentos y latir en acordamiento con un sentir de humanidad universal.
temas de la literatura mglesa como potencialmente univer- Descubrirnos que no existe diferencia de clase, part~do o ~re­
s.al~s es promover ut;~~ c~munidad imaginaria, abierta pero do que pueda destruir la facultad del ge~:üo .~e cauttvar e ms-
l~It~da , a la cual se mvita a que aspiren, por ejemplo, los truir; y que, por encima del humo y la agttacwn, del estruendo
subdltos de las colonias británicas. De hecho, cuanto más se y la confusión de la vida inferior del hombre con sus cong~­
acentúa la universalidad de la literatura, ésta puede desan:o- jas, sus ocupaciones y discusiones, existe una serena Y lumi-
nosa tierra de la verdad, donde todos pueden encontrarse Y
·llar en mayor medida una función nacional: reivindicar la uni-
versa?dad de la visión del mundo que nos ofrece Jane Austen esparcirse en común.
conVIerte a Inglaterra, sin duda, en un lugar muy especial, que - Las discusiones teóricas recientes han puesto en duda,
muestr~ las, ~armas del. gusto y la conducta y, ante todo, los
comprensiblemente, esta conc~p~i?n ~~la literatura, Y h~
escenanos eticos ~ las circunstancias sociales en los que se re-
denunciado en particular la rmsttflcacwn que pretende dts-
suelven las cuestiOnes de moral y se forma la personalidad.
52 Breve introducción a la teoría literaria ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 53

t~~er de la miseria de su condición a los trabajadores, ofre- ratura se ha considerado peligrosa: impulsa a cuestionar la
Ciendoles acceso a esta «región superior»; pues, como dice autoridad y las convenciones sociales. Platón expulsó a los
Terry Eagleton, «si no se arroja a las masas unas cuantas no- poetas de su república ideal, porque sólo podían ca~sar daño;
velas, quizás acaben por reaccionar erigiendo unas cuantas y las novelas han tenido la fama durante much~ tlempo de
barricadas». Sin embargo, en nuestro examen de qué se afir- crear insatisfacción en los lectores para con la v1da que han
~a que .hace la literatura, de cómo funciona en tanto que prác- heredado y despertarles el anhelo de algo nuevo, ya sea la vida
uca soc1al, nos encontraremos con argumentos varios que no en la gran ciudad, el amor o la revolución. Al hacer posible
será fácil cohonestar. que nos identifiquemos con gente de nuestra clase, sexo, raza,
Se ha concedido a la literatura funciones diametralmen- nación o edad, los libros promueven un compañerismo que
te opuestas. ¿Es acaso la literatura un instrumento ideológi- disuade de la lucha; pero también pueden transmitir con vi-
co, un conjunto de relatos que seducen al lector para que vacidad una sensación de injusticia que posibilite el progreso
acepte la estructura jerárquica de la sociedad? Si las novelas ·social. Históricamente, se ha atribuido a la literatura la capa-
dan por sentado que la mujer debe alcanzar su felicidad, en cidad de producir cambios: La cabaña del tío Tom, de Harriet
el supu.esto de que deba, en el matrimonio; o si aceptan con Beecher Stowe, fue un best-seller en su día y ayudó a extender
naturalidad las clases sociales explorando cómo una doncella la repugnancia por la esclavitud que hizo posible la guerra
virtuosa puede casarse con un lord , están operando con ello civil americana.
una le~itimación de acuerdos históricos contingentes. ¿O tal En el capítulo 8 volveremos sobre las cuestiones de la
vez la hteratura es, por el contrario, la plaza en que se revela identificación y sus efectos: ¿qué papel desempeña la identi-
la ideología, se expone como algo cuestionable? La literatura ficación del lector con los personajes o narradores? De mo-
repr~senta, ~o~ ejemplo, de modo potencialmente intenso y mento , notemos sobre todo la complejidad y diversidad de la
afectlvo, la lim1tada variedad de opciones que históricamente literatura en cuanto institución y práctica social. espués de
s.e ha ofrecido a las mujeres y, al evidenciarlas, crea la posibi- todo estamos ante una institución que se funda en la posi-
. lidad de no aceptarlas. Ambas afirmaciones son perfectamen- bilid~d de decir todo lo imaginable. Esto es esencial en li-
te plausibles: que la literatura es vehículo de la ideología o teratura: frente a cualquier ortodoxia, cualquier creencia o
que es un instrumento para desarmarla. De nuevo, hallamos cualquier valor, la literatura puede imaginar una ficción di-
a~uí una co~plicada oscilación entre «propiedades» poten- ferente y monstruosa, burlarse, pa:odia:j J?esde las, novel~s
Ciales de la literatura y la atención que hace resaltar esas pro- del Marqués de Saqe, que pretend1an avenguar que ocurn-
piedades. ría en un mundo en el que las acciones correspondieran a
La relación entre literatura y acción también se ha con- una naturaleza entendida como apetencia inmoderada, hasta
templado con enfoques contrarios. Unos teóricos han mante- Los versos satánicos de Salman Rushdie, que ha causado tan-
nido que la literatura fomenta, como instrumentos de nuestro to escándalo por su uso de nombres y motivos sagrados en
compromiso con el mundo, la lectura y la reflexión en solita- un contexto de sátira y parodia, la literatura ha sido siempre
r~o y, por tanto, contrarresta las actividades sociales y polí- la posibilidad de exceder ficcionalmente lo que se ha escrit?
tlcas que pueden ocasionar un cambio. En el mejor de los o pensado con anterioridad. Cualquier idea que tenga senti-
cas~s pr?mueve la objetividad y una apreciación positiva de do, la literatura puede convertirla en sinsentido, dejarla atrás,
la ?Iversldad, en el peor genera pasividad y aceptación de lo transformarla de modo que cuestione su legitimidad y ade-
ex1stente. Pero hay que destacar que, históricamente, la lite- cuación.
¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 55
54 Breve introducción a la teoría literaria

La literatura ha sido la actividad de una elite cultural y lo mimosos se fruncían los borogobios
mientras el momio rantas murgiflaba .. .•
que ~e ha denominado en ocasiones «capital cultural>>: apren-
der ~teratura es una inversión en cultura que se rentabilizará
La pregunta de qué es literatur~ no surge, según sugerí
de diversas maneras, por ejemplo ayudándonos a integrarnos
más arriba, porque se tema confundir una novela con un es-
entre personas de un estatus social más elevado. Pero la lite-
ratura no puede reducirse a esta función social conservado- tudio histórico o el horóscopo semanal con un poema. Ocu-
ra: provee escasamente de «valores familiares», pero muestra
rre más bien que los críticos y teóricos tiene? la esperanza ?e
que, al definir de una manera concreta la h~eratura, ~dqut~­
la seducción de toda clase de crímenes, como la revuelta de
ran valor los métodos críticos que ellos consideran mas perti-
Satán contra Dios en El Paraíso perdido de Milton o el asesi-
nentes y lo pierdan los que no tienen en cuenta es.os rasgos su-
nato ~e un.a vieja. por Raskólnikov en Crimen y castigo de
puestamente fundamentales y distintivos de la lit.erat~ra. En
Dost01esvki. Nos unpele a resistirnos a los valores capitalis-
el contexto de la teoría reciente, esta pregunta uene unpor-
tas, a los aspectos prácticos de ganar y gastar. La literatura es
tancia Rorque ha desvelado la literariedad de toda clase de
tanto el ruido como la información de la cultura. Es una fuer-
textos. Pensar la literariedad, entonces, es mantener ant~ no-
za de entropía a la vez que capital cultural. Es escritura, exi-
sotros como recursos para el análisis de esos discursos, Cl.ertas
ge una lectura y compromete al lector en los problemas del
prácti~as que la literatura s~scita: la susp.~nsión de la ;~iger:­
cia de inteligibilidad inmediata, la reflexton so~re que, 1mph-
significado.
can nuestros medios de expresión y la atencion a como se
La paradoja de la literatura producen el significado y el pla~erJ

La literatura es una institución paradójica, porque crear lite-


r~tura es escribir según fórmulas existentes (crear algo que
t1ene el aspecto de un soneto o que sigue las convenciones de
la novela) , pero es también contravenir esas convenciones ir
más allá de ellas. ~La literatura es una institución que vive c'on
la e~idenciación y la crítica de sus propios límites, con la ex-
penmentación de qué sucederá si uno escribe de otra mane-
ra ~Por t~to literatura es a la vez sinónimo de lo plenamente
convenctonal-el corazón disputa con la razón , una doncella
es hermosa y un caballero es valiente- y de lo rupturista, en
~ue el lector debe esforzarse por crear cualquier mínimo sen-
udo, como en Finnegans Wake de Joyce o en este fragmento
del «Galimatazo» de LeWis Carroll: 4. Es el famoso «Jabberwocky» de Alicia a través del es~ejo (~ tr~­
ducción de Jaime Ojeda, Alianza, Madrid, 1973: p. 46) . El ongmalmgles
Brillaba, brumeando negro, el sol; empieza: «'Twas brillig, and the slithy toves 1 Dtd gyre and gunble m the
agiliscosos giroscaban los limazones wab e: 1 All mimsy were the borogoves, 1 And the mome raths outgrabe ... ».
banerrando por las váparas lejanas; (N. del t.)
57

LA LITERATURA Y LOS ESTUDIOS


CULTURALES

Al observar el panorama reciente de los estudios literarios,


hallamos doctores de literatura francesa que escriben libros
sobre el tabaco o sobre la obsesión de los norteamericanos
con la grasa; shakespearianos que analizan la bisexualidad;
expertos en realismo que estudian a los asesinos en serie ...
¿Qué está sucediendo?
Se trata de los cultural studies o estudios culturales, una
actividad fundamental en las humanidades durante la década
de 1990. Algunos profesores universitarios han pasado de
Milton o Cervantes a Madonna, de Shakespeare a las teleno-
velas, abandonando por completo el estudio de la literatura.
¿Qué relación guarda esto con la teoría literaria?
La teoría ha enriquecido y fortalecido sobremanera el es-
tudio de las obras literarias, pero, según indicamos en el capí-
tulo 1, la teoría no es la teoría de la literatura . Si hubiera que
decir de qué es teoría la «teoría», la respuesta sería del tipo
«de las prácticas significativas», esto es, la producción y re-
presentación de la experiencia y la constitución del sujeto
humano; en definitiva, de la cultura en su sentido más amplio.
Resulta llamativo observar que el campo de los estudios cul-
turales, tal como se ha desarrollado, es tan confusamente
interdisciplinario y tan difícil de definir como la propia «teo-
ría». Se podría decir que ambos van de la mano; la «teoría»
es la teoría y los estudios culturales la práctica. Los estudios
culturales son la práctica cuya teoría es lo que, para entendernos,
llamamos «teoría». Algunos investigadores de estudios cultu-
rales han discutido la necesidad de la «alta teoría», pero eso
sólo indica un deseo comprensible de que no se les achaque
responsabilidad en el inacabable e intimidatorio corpus de la
58 Breve introducción a la teoría literaria
La literatura y los estudios culturales 59
teoría. Los estudios culturales alid d
manera de los deb , . , en re a , dependen sobre- en construcciones contingentes, históricas. Al analizar prácti-
tidad 1 at_e_s teoncos sobre el significado, la iden-
' a representaciOn y la responsabilidad l cas culturales, Barthes identifica las convenciones subyacentes
recogen en este libro. persona que se y sus implicaciones sociales. Compárese la lucha profesional
¿Cuál es la relación ento l con el boxeo, por ejemplo, y se verán convenciones diferen-
y los estudios cultural ~ E nces, entre os estudios literarios tes: los boxeadores se comportan estoicamente al encajar un
esr n su concepcí ' ' li
yulecto de los estudios culturales es enten~~::~m~~ a, _el prol- golpe, mientras que los luchadores se retuercen agónicamente
e tura, sobre todo en el mundo al , nctona a y asumen roles estereotipados del modo más exagerado. En
productos culturales y co' m actu : como funcionan los el boxeo las reglas son exteriores al combate, en el sentido
·d .d
1 entl ades culturales del . di .d
o se construyen y orgamzan · 1as
de que designan límites que no se pueden contravenir, mien-
en que conviven comunid d d"
m VI uo o el grupo
, en un mun o
d
tras que en la lucha las reglas son mucho más internas al com-
deres estatales industrias~ e~ -l~ersas y entremezcladas, po- bate, son convenciones que aumentan las posibilidades de pro-
nales En . '. . e attcas y empresas multinacio- ducir significado: las reglas existen para ser violadas de modo
los e~tudi;;~~~~~~i!o:~:~to, l~s estudios_ culturales incluyen flagrante , para que el «malo» o traidor se revele como un ser
como una práctica cul~ural can_ ouly epxamtnando la literatura perverso y antideportivo y despierte la furia vengativa de los
., partlc ar ero ·de , · d .
e1uston se trata? Hay gran l , . · e que tipo e m- espectadores. Así, la lucha profesional proporciona sobre
¿Son los estudios culturak~ :lea en torno a esta pregunta. todo la satisfacción de la inteligibilidad moral, pues en ella lo
cual los estudios literarios ganan e~rf:e:~to vasto, de~tr~ del bueno y lo malo se oponen claramente. Con su análisis de las
por el contrario, los absorberán d a~ e_n pers~Icacta, o, prácticas culturales desde la literatura culta a la moda o la
Para comprender la situ . , y . estrwran la literatura? comida, Mitologías impulsó la lectura de las connotaciones de
orig:~o¡ 7~~:: :~~~: ~~fu~~f:s.de más
1
información sobre el las imágenes culturales y el análisis de cómo funcionan so-
cialmente las extrañas construcciones culturales.
La segunda fuente de los estudios culturales contemporá-
El origen de los estudios culturales neos es la teoría literaria marxista de Gran Bretaña. La obra
de Raymond Williams (Culture and Society, 1958) y del fun-
Los e~tudiols culturales modernos tienen una doble filt" . , dador del Centro de Estudios Culturales Contemporáneos de
En pnmer ugar d · d l acton. Birmingham, Richard Hoggart (Th e Uses of Literacy, 1957),
- , envan e estructuralismo fr , d l
anos sesenta (véase el A , d. ) ances e os buscó recuperar y analizar la cultura de la clase trabajadora,
incluyendo 1 lit pen Ice , que consideraba la cultura que se había perdido de vista al identificar la cultura con la
a eratura, como una serie d , . ,
glas y convenciones hay que describir U e pbcttcas cuyas re- literatura culta. Este proyecto de recuperación de voces per-
estudios culturales M . l , . na o ra temprana de didas y de reescritura de la historia desde abajo se enfrentaba
e~prende breves «iect::C~~!~~,u~: !~la~d Barthes ~1957?, a otra teorización de la cultura -la de la teoría marxista con-
VIdades culturales, desde la lucha _a a muest~a e actl- tinental- que analizaba la cultura de masas, por oposición a
anuncios de coches a objetos cultr~eswnal ~encana y los la «cultura popular», como una formación ideológica repre-
vino francés o el cerebro de E" u: es tan mlt~cos como el siva; como significados cuya función era asentar a los lectores
interés en combatir la mistifica~~~!~. ~arthes tiene especial o espectadores como consumidores y justificar los procedi-
tural de nuestra cultura m d e o aparentemente na- mientos del poder estatal. La interacción entre estos dos aná-
, ostran o que lo «natural» se basa
lisis de la cultura -la cultura como expresión de las personas
6o Breve introducción a la teoría literaria
La literatura y los estudios culturales 6I
o como imposición a las personas- ha resultado crucial en el
d<:_sarrollo de los estudios culturales, primero en Gran Bre- conjunto de códigos y prácticas que aliena ~ pueblo de sus in-
tana y luego en otros países. tereses y crea los deseos que éste acaba temendo y, en segun-
do lugar, el deseo del investig~;:Ior d~ e~contrar_en la cultura
popular una forma de expreston autentiCa y valwsa. Una so-
Tensiones lución consiste en mostrar que la gente puede usar los mate-
riales culturales que les endilga el capitalismo, ~ través de su
~os estudios culturales se han visto recorridos en esta tradi- industria mediática, para crear una cultura propia. La cult~ra
CiÓn, por la tensión_ ~ntre el deseo de recupera; la cultura po- popular se hace con la cultura de masas; se hace con medios
pular, como expreston del pueblo, y asimismo de otorgar voz culturales que se oponen a ella y por tant~ es una cultura de
a la_ cultura de los grupos marginados, y por otra parte el es- combate, una cultura cuya creatividad radica en usar los pro-
tudio de la ~0t~ra d: ~asas co~o imposición ideológica, ductos de la cultura de masas . .. .
como formacwn tdeologtca opresiva. Por un lado, es impor- La investigación en estudios culturales ~e. ha famt!lan-
tante estudiar la cultura popular, porque nos pone en contacto zado en gran manera con el carácter pro~lema?co de la iden-
con algo básico en las vidas de la gente corriente su cultura tidad y los múltiples modos en que la 1de~t1~a.d s~ forma ,
por oposición a la cultura esteticista o universita;ia. Por otr~ experimenta y transmite. Especialmente . sigm!icattvo, por
lado, se observa en los estudios culturales un impulso decidi- tanto, ha sido el estudio de las culturas e idenudades_cul:u-
do de mostrar cómo las fuerzas culturales nos manipulan nos rales inestables que surgen de grupos -como las mmonas
0 étnicas, los inmigrantes o las mujeres- que pueden tener
da_n forma. ¿Hasta qué punto una persona es construida como
SUJe~~ por formas y prácticas culturales, que la «interpelan» o problemas para identificarse con la cultura mayor e_~ q~e se
se dingen_a ella como si fuera una persona con sus deseos y va- encuentran; y esta cultura es, a su vez, una construcc10n ideo-
lo:e~ partlctl~ares? El concepto de interpelación proviene del lógica cambiante. . .
teonco marxista ~rancés Louis Althusser. Las prácticas cultu- Pero la relación entre los estudios culturales y los estud10s
rales -los anuncws publicitarios, por ejemplo- se dirigen a literarios sigue siendo complicada. En principio, los estu-
nosotros como un tipo particular de sujeto: un consumidor dios culturales lo abarcan todo: Shakespeare y la música rap,
qu~ valora determinadas propiedades; y, al ser tratados así re- la alta cultura y la cultura popular, la cultu~a ~e.l pasado Y la
petidamente, acabamos por ocupar esa posición. Los estudios del presente. Pero en la práctica, como el sigm~tcado se crea
culturales se preguntan en qué medida nos manipulan las for- siempre a partir de la diferencia, se hac_e~- estud1~s culturales
mas culturales y en qué medida o de qué manera podemos en oposición a otras opciones. ¿En oposiclon a que? Dado que
~sarlas para ot:os propósitos, ejercitando nuestra responsabi- los estudios culturales surgieron como una rama de los estu-
l~~ad o «agencia», como suele decirse actualmente. (La cues- dios literarios, la respuesta suele ser «en oposición a _los es-
tlon de la «agen~~a» [agenry], por nombrarla taquigráfica- tudios literarios, concebidos tradicionalmente»; es de~ir, a ~os
mente, es la cuestton de hasta qué punto podemos ser sujetos que tienen por objeto la interpretación de las obr~s literanas
~esponsables de nuestras acciones o nuestras acciones nos son entendidas como realización de sus autores y constder~ que
tmpuestas por fuerzas que no controlamos.) la razón primordial para el estudio de la literatu:_a res1de en
Los estudios_cultu:ales viven en la tensión que surge en- el valor singular de las grandes obras: su comple!1dad, belle-
tre el deseo del mvestlgador de analizar la cultura como un za, lucidez, universalidad y los beneficios potenciales que de
todo ello se derivan para el lector.
62 Breve introducción a la teoría literaria . La literatura y los estudios culturales 63

Pero en realidad nunca ha habido en los estudios literarios


una concepción unificada de sus objetivos, ni tradicional ni l. El canon literario
m?derna; y desde la llegada de la teoría, han sido una disci-
~lma particularmente c~mbativa y combatida, en la que todo ¿Qué será del canon literario si los estudios culturales ab-
tipo ~e proyectos, refendos a obras literarias o no literarias sorben a los literarios? ¿Los culebrones han sustituido a Sha-
compiten po: ~traer la atención del investigador. ' kespeare? De ser así, ¿es culpa de los estudios culturales?
En p:mCipio, pues, no hay necesidad de conflicto entre Y éstos, al promover el estudio de películas, televisión y otras
los estudios culturales y los literarios. Los estudios literarios formas culturales por encima de los clásicos de la literatura
no ~stán _c omprometidos con ninguna concepción del obje- universal, ¿acaso no van a matar a la literatura?
to hterano que por fuerza deban repudiar los estudios cul- La teoría ya recibió la misma crítica por querer impulsar
turales; ~~e~ás, é~tos surgieron como aplicación de técnicas la lectura de textos filosóficos o psicoanalíticos conjuntamen-
de anahs1s hterano a otros materiales culturales; operan te con los literarios: aparta a los estudiantes de los clásicos.
sobre los artefactos culturales como sobre «textos» que hay Pero el canon literario tradicional ha ganado en vigor con los
que leer antes que como _objetos que solamente se pueden aportes de la teoría; desde luego en el ámbito de la literatura
conta~. _Y,_ con:ple~entanamente, los estudios literarios se en lengua inglesa ha abierto la puerta a nuevas maneras de
benef1c1a:Ian si la literatura se estudiara como una práctica leer las «grandes obras». Nunca se había escrito tanto sobre
cultural smgular y se pusieran sus obras en relación con dis- Shakespeare; se lo analiza desde todos los ángulos imaginables
cursos .~e otra clase. La teoría literaria ha obrado ya una y se lo interpreta con terminología feminista, marxista, psico-
expa~s10n de la variedad de discursos para los que la litera _ analítica, neohistoricista o deconstructiva. Wordsworth ha de-
tura t~~ne una respuesta e igualmente una focalización de la jado de ser un «poeta de la naturaleza» para convertirse en
a_tencwn s~bre las diversas maneras en que la literatura re- una figura clave de la modernidad. Las que sin duda sí han
Siste a las Ideas de su época o las complica. En lo funda- sido abandonadas son las obras «menores», que solían recibir
~ental, los estudios cult.urales, que insisten en estudiar la atención cuando el estudio literario debía «cubrir» los géne-
literatura como una práctica significativa más y en examinar ros a través de períodos históricos. Shakespeare recibe mayor
los ~o!es culturales de los que se la ha investido, pueden in- número de lecturas e interpretaciones más enérgicas que nun-
tensificar el estudio de la literatura como un fenómeno ínter- ca; pero ciertamente Marlowe, Beaumont y Fletcher, Dekker,
textual complejo.
Heywood y Ben Jonson -los otros dramaturgos que desa-
La dis_cusió? sobre la relación entre los estudios cultura- rrollaron su obra en los reinados de Isabel 1 y Jacobo 1- son
les Y los literanos se puede resumir en torno a dos puntos: poco leídos hoy en día.
1) lo que se co?oce como el «canon literario», las obras que ¿Tendrían los estudios culturales un efecto similar? ¿Pro-
se suelen estudiar en escuelas y universidades y se juzgan par- porcionarían nuevos contextos y aumentarían para unas
te de nuestro «patrimonio cultural»; 2) los métodos más ade- pocas obras la diversidad de temas tratados, alejando a los es-
cuados para el análisis de objetos culturales. tudiantes de otros textos? Hasta el momento, al desarrollo de
los estudios culturales ha acompañado una expansión del
canon literario (sin ser la causa de ello, no obstante). La lite-
ratura (en lengua inglesa) que se suele enseñar hoy incluye
textos escritos por mujeres y por miembros de otros colecti-
o4 Dreve zntroaucczón a la teoría literaria La literatura y los estudios culturales 65

vos históricamente marginados. Tanto si se los ha integrado en En segundo lugar, la aplicación de los c~iterios de. ex~e­
asignaturas tradicionales de literatura, como si se los estudia lencia literaria, históricamente, se ha subordmado ~ cn~enos
como tradiciones separadas («literatura afroamericana», <<lite- no literarios de raza y sexo, por ejemplo. La .expenencla dfl
ratura poscolonial en lengua inglesa»), estos textos se suelen crecimiento de un niño varón (como Huck ~mn en la _nove a
analizar como representaciones de la experiencia, y por tanto de Mark Twain) se ha reconocido como umversal, rruentras
la cultura, de los colectivos en cuestión (en Estados Unidos, la que la de una niña (como la de Maggie Tulliver en 1~ novela
cultura de las comunidades norteamericanas de origen africa- de George Eliot El molino sobre el Floss) se ha cons1derado
no, asiático o latino, de los nativos e igualmente de las mu- un tema de interés más restringido. . . .
jeres). Estas obras, sin embargo, traen a colación la cuestión de Por último, la propia noción de excelenci.a literana se ha
hasta qué punto no es la propia literatura la que crea la cultura visto sujeta a polémica. ¿Acaso no co_nsagra mte~e~es Y p~o­
que se dice que expresa o representa. ¿Es la cultura el efecto de pósitos culturales par~icula~es con:o s1 f~er~~ el umco es~an­
las representaciones antes que su fuente o su causa? dar de la valoración hterana? La mves~gacio~ sobre q~e ha
La expansión del estudio de obras anteriormente olvida- contado como literatura digna de estudiO y como f~cionan
das ha dado pie a discusiones acaloradas incluso en los medios en una institución las ideas de excelencia es una corne':te de
de comunicación: ¿se han puesto en peligro las normas lite- los estudios culturales que resulta extremamente pertmente
rarias tradicionales? Esas obras que reciben nueva atención, para los estudios literarios.
¿se escogen por su «excelencia literaria» o por su representa-
tividad cultural? ¿Acaso la selección de textos no obedece
más a la voluntad de ser «políticamente correcto», al deseo de 2. Métodos de análisis
dar a cada minoría una representación justa, que a criterios
específicamente literarios? El segundo gran tema de dis~siór: se refiere a los métodos de
Hay tres líneas de respuesta a estas preguntas. En primer análisis en ambos estudios, literanos y cult_urale~. Cuan?o los
lugar, la «excelencia literaria» no ha determinado nunca qué se estudios culturales se escindieron de los hter~nos, aphcaron
debía estudiar; el profesor no escoge las que cree que son las el método de análisis literario a nuevos matenales cultu~~~s.
diez ·mejores obras de la literatura universal, sino que selec- No obstante, si los estudios culturales l~g~aran una p~slCl?n
ciona las obras más representativas de algo, ya se trate de un de dominio y sus investigadores no prov~era~_ya del am_b.lt?
género literario o un período de la historia literaria (la nove- literario, ¿no perdería importancia la aplicaci?n del análisis
la inglesa, la literatura medieval hispánica, la poesía moderna literario? Una influyente antología norteamencana, Cultur~l
norteamericana). Las «mejores» obras se escogen dentro de Studies, declaraba en su introducción: «Aunque.no hay prohi-
ese contexto de representación: en un curso de literatura isa- bición de la lectura textual atenta en los estudios culturales,
belina no se prescinde de Sidney, Spenser y Shakespeare si se tampoco es imprescindible». Aseverar que la le~~ura atenta~?
los considera los mejores poetas del período, exactamente está prohibida asegura a duras penas la tran~uilidad de~ cnti-
igual que en un curso sobre la literatura de los asiáticos nor- co literario. Libres del principio que ha regido largo, uempo
teamericanos se toman las obras que se consideran «mejores». los estudios literarios (según el cual el nú~le~ ~e interes ;:eside
Lo novedoso es el interés en elegir obras que representen una en la complejidad distintiva de las obras. md1V1duales; ve~s~ la
variedad de experiencias culturales, además de formas litera- nueva crítica en el Apéndice), los estudws cultur~es ~Ulza se
rias o períodos históricos. convertirían en una forma de sociología no cuanutatlVa, que
66 Breve introducción a la teoría literaria La literatura y los estudios culturales 67

entre otras posibles tentaciones trataría las obras como ejem- de hegemonía movilizada con mayor agresividad se refleja en
plos o síntomas de alguna otra cosa en lugar de obras con ejemplos del género policial como Th e Sw eeney o The Pro-
interés por sí mismas. f essionals, en los que la situación típica enfrenta a policías de
Entre estas «tentaciones» destaca el reclamo de la «totali- paisano con una organización terrorista y ambos recurren por
dad», la noción de que existe una totalidad social y las formas igual a la violencia.
culturales son su expresión o síntoma, de modo que analizar-
las es trazar su relación con la totalidad social de la que deri- La interpretación es sin duda interesante y quizá incluso
van. La teoría reciente problematiza la cuestión de si existe tal sea cierta, lo que sin duda es el mayor atractivo posible de un
totalidad social como configuración sociopolítica y, en caso método de análisis, pero supone sustituir la lectura siempre
de existir, cómo se relacionan con ella los productos y activi- alerta a los detalles de la estructura narrativa y a las comple-
dades culturales. Pero los estudios culturales sienten una fuer- jidades del significado («lectura atenta») por un análisis so-
te atracción por la idea de una relación directa, en la cual los ciopolítico en el cual todas las teleseries de una época tienen
productos culturales serían síntomas de una configuración el mismo significado~ pues expresan la configuración social
sociopolítica subyacente. Por ejemplo, en el curso de «Cul- del momento. Si los estudios literarios se integran en los es-
tura popular» de la Universidad Abierta británica, que fue tudios culturales, este tipo de «interpretación sintomática»
seguido por cerca de 5 .000 personas entre 1982 y 1985, se in- podría convertirse en la norma; podría descuidarse la especi-
cluía una sección sobre «La ley, el orden y las teleseries de ficidad de los objetos culturales juntamente con las prácticas
policías», que analizaba el desarrollo de las series de policías de lectura que la literatura invita a realizar (analizadas en el
de modo paralelo al desarrollo cambiante de la situación capítulo 2). La suspensión de la exigencia de inteligibilidad
sociopolítica. inmediata, la voluntad de operar en los límites del significa-
do, siempre abiertos a los efectos creativos 'inesperados del
Dixon o/ Dock Creen se centra en la figura del padre, un lenguaje y la imaginación, y el interés en conocer cómo se ge-
policía paternalista, que es íntimo conocedor de la vecindad neran el placer y el significado, son tres disposiciones parti-
de clase trabajadora por la que patrulla. Con la consolidación cularmente válidas no sólo para la lectura de la literatura sino
del estado del bienestar en los prósperos años de principios de también para la consideración de otros fenómenos culturales,
los sesenta, los problemas de clase se transforman en preocu-
aunque sea el estudio literario el que pone a la disposición del
pación social; así, una nueva serie, Z Cars, muestra policías
uniformados en coche de patrulla que realizan su trabajo analista estas prácticas de lectura.
como profesionales, pero a cierta distancia de la comunidad
a la que sirven. Posteriormente hay una crisis por la hegemo-
nía en Gran Bretaña,5 y el estado, incapaz de ganar el con- Objetivos
senso con facilidad, necesita armarse contra la oposición de
la militancia sindical, los «terroristas», el IRA. Esta situación Por último está la cuestión de los objetivos de los estudios
literarios y culturales. Desde los estudios culturales se suele
5. La hegemonía es una estructura de dominación aceptada por los
que son dominados. Los grupos dominantes no gobiernan exclusivamente mostrar confianza en que su trabajo sobre la cultura actual
por la fuerza sino mediante una estructura de consenso, y la cultura es par- será una intervención en la cultura, más que una mera des-
te de esta estructura encargada de legitimizar la organización social vigente. cripción. Los editores del ya mencionado cultural studies
El concepto proviene del teórico marxista italiano Antonio Gramsci. concluyen afirmando que «los estudios culturales creen, por
68 Breve introducción a la teoría liter~ria . La literatura y los estudios culturales 69

tanto, que su trabajo intelectual característico debe de -pue-


Je- suponer una diferencia». Es una afirmación extraña,
pero probablemente reveladora: los estudios culturales no
creen que su trabajo intelectual supondrá una diferencia. Eso
sería arrogante, por no decir ingenuo. Creen que su trabajo
«debe de» suponer una diferencia; esa es la idea.
Históricamente, las ideas de estudiar la cultura popular y
de convertir el trabajo propio en intervención política han es-
tado estrechamente ligadas. En Gran Bretaña, durante los años
sesenta y setenta, estudiar la cultura de Ia clase trabajadora
tenía una carga política. En Gran Bretaña, donde la identi-
dad cultural nacional parecía depender de monumentos de la
alta cultura -Shakespeare y la tradición de la gran literatura
inglesa, por ejemplo-, el simple hecho de estudiar la cultura
popular era un acto de resistencia, de un modo que no se da
en los Estados Unidos, donde la identidad nacional se ha de-
finido en muchas ocasiones en contra de la alta cultura. Así, la
novela Huckleberry Finn, de Mark Twain, que ha tenido gran
peso en la definición de la «americanidad», acaba con Huck
Finn pirándoselas hacia «los territorios» (no conquistados
todavía) porque la tía Sally quiere «cibilizarle». Su identidad
estriba en huir de la cultura civilizada; tradicionalmente, el es-
tadounidense es el hombre que huye de la cultura. Cuando
los estudios culturales rechazan el elitismo de la literatura,
cuesta distinguirlo del rechazo a una mantenida tradición na-
cional de hipocresía burguesa. En los Estados Unidos, obviar
la alta cultura y estudiar la cultura popular no es tanto un ges-
to políticamente radical o de resistencia como la simple incor-
poración de la cultura de masas a la academia. Los estudios
Lo lamento, señor, pero Dostoievski no se considera lectura de verano. culturales, en Estados Unidos, generalmente carecen de los
vínculos con movimientos políticos que han sido motor de
los estudios británicos, y podrían considerarse ante todo
como un estudio i.t;lterdisciplinario -con nuevos recursos,
pero aun así académico- de las prácticas y representaciones
culturales. Se cree que los estudios culturales «deben de ser>>
radicales, pero vale la pena detenerse en la diferencia entre
unos estudios culturales activistas o pasivos.
70 Breve introducción a la teoría literaria 71

Matizaciones
4
Las polémicas sobre la relación entre ambos estudios están
llenas de quejas contra el elitismo y acusaciones de que el aná- LENGUAJE, SIGNIFICADO
lisis de la cultura popular traerá la muerte de la literatura. En E INTERPRETACIÓN
este embrollo, puede ayudarnos el separar dos conjuntos de
cuestiones. Uno incluye preguntas sobre el valor de estudiar
un tipo u otro de objeto cultural. El valor de estudiar a Sha- La literatura, ¿es un tipo especial de lenguaje o es un us? ~s­
kespeare antes que los culebrones ya no puede darse por sen- pecial del lenguaje? ¿Es lenguaje organizado ~e .m~era .distm­
tado y necesita argumentación; ¿qué puede lograrse mediante tiva o es un lenguaje al que se le conceden pnvilegtos smgula-
estudios diferentes, en lo que respecta por ejemplo a la ense- res? Defendí en el capítulo 2 que no tenía sentido decantarse
ñanza intelectual o moral? No es una argumentación sencilla, por una opción o por la otra, pues .la literatu~a implica a_!~ vez
pues el ejemplo de los mandos de los campos de concentra- características del lenguaje y un t1po espee1al de atencton al
ción alemanes -que eran connaiseurs en arte, literatura y mú- lenguaje. Así, las preguntas sobre la natur~eza y las funcio-
sica- ha complicado la afirmación de determinados efectos nes del lenguaje y cómo analizar éste han stdo centrales en la
de tal o cual estudio. Pero volveremos sobre este tema más teoría. Algunos de los temas principales pueden enfocarse a
adelante. través de la cuestión del sentido, del significado. ¿Qué con-
El segundo conjunto de cuestiones implica a los métodos lleva pensar sobre el significado?
de análisis que podemos aplicar a los objetos culturales; plan-
tea el problema de las ventajas y desventajas de diferentes for-
mas de interpretación y análisis, como por ejemplo interpretar El significado en la literatura
. los objetos culturales como estructuras complejas o leerlos en
tanto que síntomas de una totalidad social. Aunque la inter- Tomemos de nuevo los versos que habíamos tratado como
pretación apreciativa se ha asociado con los estudios literarios literatura (se trata de un poema del norteamericano Robert
y el análisis sintomático con los estudios culturales, ambos Frost):
métodos pueden utilizarse en ambas disciplinas. La lectura
atenta de textos no literarios no requiere necesariamente la We dance round in a ring and suppose,
valoración estética del objeto, y realizar preguntas culturales But the Secret sits in the middle and knows.
a un texto literario no lo convierten en documento sin más de
un período histórico. En el siguiente capítulo trataré más a (Bailamos en círculo y suponemos,
fondo el problema de la interpretación. Pero el Secreto sabe, sentado en el centro.)

¿Cuál es su «sentido»? En primer lug~r observemos que


hay diferencia entre preguntar por el sentido de un texto (del
poema como un todo) y el sentido de ~n~ palabra. Podemos
decir que bailar significa «ejecutar moVlilltentos acompasados
72 Breve introducción a la teoría literaria Lenguaje, signzficado e interpretación 73

con el cuerpo, brazos y pies», pero ¿qué significa el texto? de interpretar el poema. Lo que hallamos son contrastes, di-
Sugiere -podría decirse-la futilidad de los actos humanos: ferencias. . L
damos vueltas y vueltas, sólo podemos suponer. Además, me- Algo parecido podría decirse de bazlar y suponer. o que
diante el ritmo y el aire de saber lo que se hace, el texto com- bailar quiera decir aquí depende de con qué lo contrastem~s
promete al lector en un proceso de devanarse los sesos sobre (de si oponemos bailar en torno a proceder dzrectame'J:.J.e o qw-
la relación de bazlar y suponer. Este efecto justamente, el efec- zá a quedarse quieto); y suponer se opone a conoce~ pensar
to que puede provocar un texto, es parte de su significado. sobre el sentido de este poema de_Fro~t l_o que acemos es
Por tanto, tenemos el significado de una palabra y el signifi- trabajar con oposiciones o ?iferenctas, sltuandolas en un con-
cado o consecuencias de un texto; entonces, entre medio, se texto, haciendo extrapolacwnes.
da lo que podríamos denominar el significado de un enun-
ciado: el significado del acto de decir esas palabras en unas
circunstancias determinadas. ¿Qué acto realiza esta enuncia- La concepción del lenguaje de Saussure
ción? ¿Advierte, admite, se lamenta o fanfarronea, por ejemplo?
¿A quién se refiere el sujeto we (nosotros) y qué quiere decir Un lenguaje es un sistema de diferencias. Esa es la apor~ac~~n
bailar en este contexto de enunciación? fundamental de Ferdinand de Saussure, cuyo c;;urso e zn-
En consecuencia, no podemos preguntar sencillamente güística general ha resultado crucial para la teona lin~on~-~mpo -
por el «sentido». Hay al menos tres dimensiones o niveles di- , Lo que hace ser lo que es a cada elemento gwsuco,
ferentes de sentido: el significado de una palabra, de un ranea. d 1 dif
lo que le confiere su identida , son as . eren~af 1
. entre ese
.
enunciado y de un texto. Los posibles sentidos de una pala- elemento y los demás elementos del ststema e engul a¡e.
bra contribuyen al significado de un enunciado, que es un Saussure propuso una an al ogla: , un tren .- pongamos
. . e alex-
acto realizado por un hablante; y los sentidos de una palabra, M d l.d Valencia de las 8 30- no ttene tdenudad s vo
1h
a su vez, provienen de lo que son capaces de realizar en un
. enunciado. Por último, el texto, que aquí dramatiza la esce-
preso a r - · , d
como parte del sistema de trenes, segun se e~cdnV~ en ~
rario de la estación. En él el expreso Madn - encta e
·b
J-
na de un hablante que pronuncia este enunciado enigmático, las 8 30 se distingue del Madrid -Barcelona de las 9.15 y ,d~ un
es algo construido por un autor, y su sentido no es tanto una . , a 1as 8 .45 · Lo que cuenta no son las caractensucas
cercaruas 1
afirmación como lo que hace, su capacidad potencial de tener físicas de un tren en concreto: la locomoto~a, l~s vagonesi a~uta
efecto en el lector. exacta el personal, etcétera, pueden vanar, tgual que a ora
Existen, por tanto, diferentes niveles de significado, pero reál de' salida y llegada; el tren puede salir tarde o llegar tem~ra­
hay una característica que se mantiene constante: el significa- no Lo que confiere su identidad al tren es su lugar ~ el stste-
do se funda en la diferencia. No sabemos a quién se refiere m~ de los trenes: es este tren por oposición a los ciernas trenes.
nosotros en este texto; sólo sabemos que nosotros se opone a l el rasgo que loDcaracte-
Saussure di ce d el signo lingu··ístico que modo
un yo sin más compañía y a él, ella, tú, vosotros y ellos. Noso- riza con más precisión es ser lo que os otros no so~. e
tros es un colectivo plural indefinido que incluye al hablante similar, la letra b puede escribirse de maneras ~anadas (basta
que consideremos que corresponde a este texto. Pero el lec- n la Caligrafía de diferentes personas), stempre que no
pensar e k 1 d L funda
tor, ¿está incluido en el nosotros o no? ¿Nosotros somos todos se confunda con otras letras como la l, la o a . . o .-
nosotros, salvo el secreto, o es un colectivo diferente? Estas tal no es ninguna forma o contenido particular, smo las di-
meo . · nifi d
preguntas, sin solución fácil, surgirán ante cualquier intento ferencias , que permiten que adqwera stg ca o.
Lenguaje, significado e interpretación 75
.74 Breve introducción a la teoría literaria
n conceptos preexistentes, tendrían un equivalente exacto en
Para Saussure, la lengua es u . . - ·1 resto de lenguas, lo que desde luego no ocurre. Cada len-
matiz fundamental de u 1 . n sistema de signos, con el
~sto quiere decir dos qco::s s~:o e~ de nruraleza ~rbitraria. gua es un sistema de conceptos y de formas: un sistema de
ejemplo, una palabra) es la. CO rim~r, ugar, el Signo (por signos convencionales que estructura el mundo.
«significante») y un contenido ( lma~w~_ded una forma (el
ción entre forma y cante "d e «Sign Ica o») , y la rela-
m o no respond 1 al Pensamiento y lenguaje
convencional. Estoy sentado b . e a a natur eza, es
ficado» podría haber recibid~~ re ;:na sz(la, pero es~e «signi-
to quién sabe Es -~m res diferentes: rzda o pus- ¿De qué forma se relacionan el lenguaje y el mundo? Esta ha
' · una convencwn n 1 d l . sido una cuestión de gran importancia en la teoría reciente.
güístico español que el n b ' u .a,reg a e sistema lin-
. om re sea sz1ta y no t . En un extremo tenemos.la idea de sentido común, conforme a
1enguas tlene nombres m dif o ro, en otras
las onomatopeyas son un:~ er~?tes. Podría pensarse que la cual el lenguaje no hace más que proporcionar nombres
parece simplemente imit xlcepcwn,lpues en ellas el sonido a pensamientos que existen independientemente; en el otro
, ar a a natura eza com · .. extremo está la llamada «hipótesis de Sapir-Whorf», nom-
quz o susurrar-' pero tambi. en
, las onomatop ' o en ,quzquzrz-
· 1, di k brada a partir de dos lingüistas que afirmaban que el lenguaje
1enguas. ' pues el gallo m g es ce coc -a-do0 dl d
eyas vanan entre
que hablamos determina lo que podemos pensar. Por ejem-
es whzsper... e- oo Y susurrar
plo, Whorf sostenía que los indios hopi tienen una concep-
Con mayor relevancia Saussure t
insisten en un segundo '
lingüístico: tanto el «SI_gansifp~cto
d I
ras ~ a _teona moderna
'11 , ción del tiempo que no se puede comprender en otra lengua
(y por tanto, ¡no puede reproducirse aquí!). No parece haber
!Cante»e (faarma)
arbaranedad 1del · signo .. modo de demostrar que hay pensamientos en un lenguaje que
ca d o». (contenido) son a su vez compartim . como t e· «sigmfl-
vencwnales del plano del sentl'd o y e1 pla den1 aClones. con- no pueden pensarse en otro, pero sí contamos con muchos
.
respectivamente. Cada lenguaje subdivid~~ e pensa~mento, ejemplos de pensamientos que son «naturales» o «normales»
ambos planos, el del sonido el del _e forma diferente en un lenguaje y requieren un esfuerzo especial en otro.
del sonido, el español distin y e pdnsamlento. ~n el plano . El código lingüístico es una teoría del mundo. Lenguas
un significado diferente a c~a mesa e masa o n;zzsa y otorga diferentes compartimentan el mundo de forma diferente. Los
podrían ser diferentes pron . ~no, pdero po~na no ser así, hablantes de español tienen «mascotas», pero en francés no
unClacwnes e un mi · E hay término para esta categoría (por más que los franceses
e1 Pano
1 del significado la ll d" . smo signo. n
asiento sin respaldo) p' sz a lseb Istmgue del taburete (un cuenten con un número desorbitado de perros y gatos). En
. , ero eng o a en el e d . inglés, a pesar de existir el .pronombre neutro, es necesario
asientos con o sin brazos 1 . oncepto e szlla
que bien podrían haber Ir:J~sodo espartanos, con diferencias aprender de qué sexo es un bebé para referirse correctamen-
Una lengua insi.st S p ca o conceptos distintos. te bien a «él» o a «ella» (no se puede denominar ita un bebé);
'
que proporcione sus r .
e aussure no es
'
l
, una «nomenc atura» con ello el lenguaje implica que el sexo es crucial (de aquí, sin
existen fuera delleng!j~p~~~ ~dmb~es a las _c~te~orías que duda, la popularidad de las ropas rosas o azules, para indicar
damentales en la teori' a m; ~ I ea tlene ramificacwnes fun-
as reciente Tend
la opción correcta a los hablantes). Pero esta señal lingüística
p al abras como mesa o silla e . t . emos a suponer que del sexo no es en ningún modo imprescindible; no todas las
las sillas que existen fu dxis ealn p~ra nombrar las mesas y lenguas convierten el sexo en una característica esencial de un
' era e cu qwer 1 . s· recién nacido. Las estructuras gramaticales son igualmente
go, continúa Saussure ' de ser asi,, si. 1as PealngbuaJe.
a ras se m embar-
refirieran
76 Breve introducción a la teoría literaria
Lenguaje, significado e interpretación 77

convenciones del le~guaje, no son naturales o inevitables. la sincrónicamente, esf~rzándose en desentrañar las reglas y
Cuando alzamos la VIsta al cielo y vemos un movimiento de convenciones que dan razón de las formas y sig~ificados de la
~as, nuestro ler:guaje pod~ía perfectamente hacernos decir lengua. El lingüista más influyente de nuestro tiempo, N~am
go como «Esta alando», Igual que decimos «Está llovien- Chomsky (el fundador de la llamada gramática generatl~o­
do», en lugar. de .«Hay pájaros volando». Un famoso poema transformacional) , va más allá y defiende que la tarea dellm-
de Paul Verlame !uega con esta estructura: Il pleure dans mon
güista es reconstruir la «compe~encia. lin~~ística» de ~
coeur 1 Comme zl pleut sur la ville («Llora en mi corazón ¡
hablante nativo ideal: el conocrm1ento 1mplíc1to o la habili-
Coi?o llueve sobre la ciudad»). Si podemos decir «llueve en dad que adquiere un hablante y que le permite decir y enten-
la ciUdad», ¿por qué no «llora en mi corazón»;¡
der incluso frases que no había oído nunca antes.
~llen~aje no es, en resumen, una «nomend~tura>> que pro- Por tanto, el lingüista parte de hechos relativos a la forma
porc10ne.etiquetas a las categorías preexistentes, sino que crea y el significado que un enunciado tiene para el hablante de esa
sus proptas categorías. Pero se puede llevar a los hablantes y
lengua, e intenta explicarlos. ¿Cómo pu~de ser que dos frases
lectores a ver .a través y alrededor del marco de su lenguaje
de forma tan parecida como «Llena la caJa de cartones» o «Lle-
para que P~tcl~ru: ~?a realidad diferente. Las obras literaria~ na la caja de cartón» tengan significados tan diferente.s para un
exploran 1~ defim~10n o las categorías de nuestra manera de hablante español? Un hablante reconoce que en el pnmer caso
rensar habitual, e Intentan con frecuencia deformarlas o dar- se nos informa del contenido de la caja y en el·segundo del ma-
es una nueva .forma, mostrándonos cómo pensar algo que
terial de la caja. Un lingüista no quiere descubrir el «si~ifi­
nuestro leng~~Je no había previsto, y forzándonos con ello a
cado real» de estas frases , como si los hablantes se hubreran
prest~r atenct?n a esas categorías mediante las cuales percibi- estado equivocando hasta ahora y, en el fondo, tu.vi~ran un sen-
mos, madver~tdame.r:te, el mundo. El lenguaje es, por tanto, a
1~ vez la manrfestaciOn concreta de la ideología -las catego- tido diferente. La tarea de la lingüística es descnbu las estruc-
turas de una lengua (en este caso, postulando un nivel subya-
nas con las cuales un hablante está autorizado a pensar- y el
lugar de su cuestionamiento y reforma. cente de estructura gramatical) para explicar las diferencias de
significado que observamos en estos dos enunciados.

Análisis lingüístico
Poética /rente a hermenéutica

Nos encontra~os aquí con una distinción entre dos tipos


Saussure distingue el sistema de una lengua (la langue) de las
muestras concretas de habla o escritura (la paro/e) El b ' ·_
VO d j 1· .. ' · · O Jeti de proyectos, que en los estudios literarios se ha pasad~ por
~ .a mgmstica es :econstruir el sistema subyacente, 0 alto con demasiada frecuencia. Uno, modelado a partir de
famb auca, de un lenguaJe, quep~si~~ta las realizaciones del
a .la. Esto_s~ enlaza con una distmc10n subsiguiente entre es-
la lingüística, considera·que lo que se -debe explicar son los
significados e intenta averiguar qué ~os hac~ posibles. El otro,
t~dio szncronzco de una lengua (el estudio de una lengua como contrariamente, parte de la forma e mtenta Interpretarla, p~ra
sistema. en un ~omento dado del tiempo, presente 0 pasado)
decirnos luego cuál es su sentido auténtico. En los estudros
Y. es~u~o dzacronzco (que toma en consideración los cambios
htstoncos de determin~dos elementos del lenguaje). Entender
literarios, se trata de la oposición entre poética y hermenéu-
tica. La poética parte de efectos o significados com~robados
una lengua como un sistema en funcionamiento es observar-
y pregunta cómo se logran : ¿Qué hace que este pasaJe de no-
Lenguaje, significado e interpretación 79
78 Breve introducción a la teoría literaria
. did ue el de una frase corrien-
bra literaria en la mlsma me a q d mos
vela parezca irónico? ¿Por qué simpatizamos con este perso-
naje en concreto? ¿Por qué es ambiguo el final de este poema?
La hermenéutica, por su lado, parte de los textos y se pre-
~ecomo «~le?~ la caja de c~t~~~~>~ ~~;t~d~~~:0° debe-
tomar el slgmhcado como . d d una de las razones por las
::e
gunta qué significan, procurando descubrir interpretaciones mos procurarlo. Esta esh, sm . u ad, el enfoque hermenéutico
1 ,. cierna a pnma o
;~~r: l~r;~:t~; (la ~tra raz~~ ~e ~~~e~:ae~:~~~ns:uef~~~
nuevas y mejores. Los modelos de la hermenéutica provienen
de los campos del derecho y la religión, en los que es necesa-
rio interpretar un texto proyisto de autoridad legal o sagrada dian las obras literanas no p q e esas obras tienen cosas
. · · porque se cree qu
para decidir cómo debe actuarse. cwnam1ento, sm0 . . e averiguar cuáles son exac-
El modelo lingüístico sugiere que los estudios literarios de- importantes que decrr?~s y s~ ;:~iere que sepamos qué sen-
berían tomar el primer camino, el de la poética, para intentar t~e~te). Pero lb p~euc~~jetiv~ es explicar los efectos q":e
comprender cómo una obra logra un determinado efecto; sin udo uene una o ra, su . lo que un final sea mas
embargo, la tradición crítica moderna se ha orientado masiva- P odemos observar, como por eJempb' . , de 1.mágenes en
una com macwn
mente por la segunda opción, que convierte la interpretación . adecuado que otro ~ que . ue otra no lo tiene. Lo que
de textos en el resultado fundamental de los estudios literarios. un poema tenga sedntl~~ mldentlraaps ~ética es una explicación de
De hecho, las investigaciones críticas suelen combinar poética , a parte ec1s1va e . d ,
e~ mas, un d 1 lectores en sus interpretacwnes; e que
y hermenéutica, preguntándose cómo se logra cierto efecto o como pr.oce en os . n extraer sentido de una obra, pues
por qué parece adecuado un final (ambas cuestiones son pro- convencwnes les permlte , . lo lo que en el capí-
efectivamente. l~ hac~n .. ~s 1 'Je : ~;:r~ciÓn hiperprotegido»
0
pias de la poética), pero a su vez tratando de establecer qué
significa un verso particular o qué nos dice un poema sobre la tulo 2 denomme «prmclplo 0 · · ' literaria·
. , fundamental en la mterpretaclon .

~~~:;::~~:~de:::, ':r~~:;,~~:;.::~n': ::¡::


condición humana (cuestiones de hermenéutica). Pero ambos
proyectos son, en origen, muy distintos y tienen también ob-
jetivos y métodos de verificación distintos. Partir de los efec-
tos o el significado (poética) es esencialmente diferente a in- ció~ relevante en algún nivel de análisls.
. tentar establecer el significado (hermenéutica).
Si los estudios literarios tomaran la lingüística como mo-
El lector y el signzficado
delo, su objetivo sería describir la «competencia literaria» que
adquiere un lector de literatura. Una poética que describiera . etencia literaria centra nuestra atención en
la competencia literaria se centraría en las convenciones que La idea ~e ~a con:p lícito que los lectores (y escritores) a~or­
posibilitan las estructuras y significados literarios: ¿qué códi- el conoClmlento lffiP 1 t . ·qué procedimientos slgue
gos o sistemas convencionales permiten que un lector identi- tan en su encuentro con e te~ o. e ? . ué ti o de su-
fique géneros literarios, reconozca una trama novelesca, cree el lector ~n respu{s~~;~:~~d~ ~;:s~~;;~ ~~;a
su poaer expli-
«personajes» a partir de detalles esparcidos por el texto, iden- puestos uenen que . a . ? La reflexión sobre cómo
tifique temáticas en las obras literarias y persiga el tipo de car sus reacciones e mter~retacwnes d ri en a dos moví-
interpretación simbólica que nos permite calibrar la impor- el !ector da,s~ntido a la ~~e~a~~:oh:e~~ét~c~ efe la recepción»
tancia de poemas y narraciones? mlentos teoncos cdonocl o rl·u·cl'sm» («crítica de la res-
rea er-response e 1
Esta analogía entre poética y lingüística puede parecer en E uropa y« ) E d Unidos· éstos afirman que e
engañosa, pues no alcanzamos a saber el significado de una puesta del lector» en sta os '
8o Breve introducción a la teoría literaria
Lenguaje, significado e interpretación 81

s~gnifica?o de un texto es la experiencia del lector (experien-


Cia q~e mc!uye dudas, hipótesis y autocorrecciones) . Si una Interpretación
obra literana se concibe como la sucesión de acciones que re-
sulta de la com~rensi~n d~ lector, entonces la interpretación Las maneras de leer varían, por tanto, histórica y socialmen-
?e una obra sena la h1stona de ese encuentro, con sus altiba- te, lo que nos lleva a poner el acento en que la interpretación
Jos: el lector recurre a _diversas ~onvenciones y genera expec- es asimismo una práctica social. Los lectores interpretan de
tatlv~s, postula conexwnes y fmalmente sus expectativas se modo informal cuando hablan de un libro o una película con
c?nflr~an o se frustran. Interpretar una obra es explicar la los amigos, e interpretan para sí mismos mientras leen. La in-
histona de una lectura.
terpretación más formal, que tiene lugar en el a~la, cuenta
No obstante, la historia que podemos explicar sobre una con la guía de diferentes protocolos. Ante cualqmer elemen-
obra dada depende de lo que la teoría conoce como el «hori- to de una obra, podemos preguntarnos qué hace o cómo se
zont_e de expectativas» del lector. Una obra se interpreta a relaciona con otros elementos; pero en último término inter-
partir de las respuestas a las preguntas que formula este hori- pretar es jugar al «de qué trata»: «Entonces, ¿de qué tr~ta en
zonte de expectativas; un lector del año 2000 se acer~a a realidad esta obra?». No se trata de una pregunta motivada
Hamlet con unas expectativas muy diferentes de las de un por la oscuridad del texto; resulta incl~so más al?r.opiada a los
contemporáneo de Shakespeare. Hay una gran diversidad de textos sencillos que a los de comple)ldad mahcwsa. La so-
factores que pueden afectar al horizonte de expectativas lución al juego debe cumplir determinadas condiciones: .no
de !os_lettor~s. La crítica feminista, por ejemplo, ha debatido · puede ser obvia, por ejemplo, sino que ha de ser especulativa.
que diferencias ocasiona y qué diferencias debería ocasionar Decir «Hamlet trata de un príncipe de Dinamarca» es negar-
el hecho de que el lector sea una mujer. Elaine Showalter se se a jugar el juego. Pero <<Hamlet trata del derrumBami~nto
pregunta: «¿Cómo cambia con la hipótesis de una lectora del orden del mundo isabelino» o <<Hamlet trata del m1edo
nuestra comprensión de un texto dado, desvelándonos la im- de los hombres a la sexualidad femenina» o <<Hamlet trata de
portancia de sus códigos sexuales?». Los textos literarios y su la nula fiabilidad de los signos» sí se cuentan entre las posibles
~terpr~tación tradicional parecen haber supuesto un lector respuestas. Lo que comúnmente se consideran «escuelas» de
masculino y haber inducido a las lectoras a leer como si fue- crítica literaria o «acercamientos» teóricos a la literatura es,
ran h?mbres, desde una perspectiva masculina. De forma desde el punto de vista de la hermenéutica, la predisposición
p~n;Cld_a, desde la teoría cinematográfica se ha sostenido la a dar determinados tipos de respuesta a la pregunta sobre
hipotesis de que lo que se conoce como la «mirada cinema- «de qué trata», en definitiva, una obra: «la lucha de clases»
t?gráfica» (la mirada desde la perspectiva de la cámara) ha (marxismo), «la posibilidad de unificar la experiencia» (New
s1do hasta a~or~ funda~entalmente masculina: la mujer Criticism), «el conflicto de Edipo» (psicoanálisis), «la con-
resulta ~er mas bien el obJeto de la mirada cinematográfica, tención de fuerzas subversivas» (nuevo historicismo), «la
no ~1 ~uJeto observador. En los estudios literarios, las críticas asimetría de las relaciones entre sexos>.> (feminismo), <da na-
femmistas han estudiado diversas estrategias mediante las turaleza autodeconstructiva del texto» (deconstrucción) , «la
cuales las obr_as literarias convierten la perspectiva masculina oclusión del imperialismo» (teoría poscolonial), «la matriz
~la perspectiva normativa; han tratado, además, cómo el estu- heterosexual» (estudios gay y lesbiana).
dio de estas estructuras y efectos debería cambiar las maneras Los discursos teóricos referidos entre paréntesis no son
de leer, tanto de hombres como de mujeres.
propiamente métodos hermenéuticos, sino que explican lo
82 Breve introducción a la teoría literaria Lenguaje, significado e interpretación 83

que consideran que es parte esencial en la cultura y la socie- mo, a veces optamos por el contexto como determinante: para
dad. Muchas de estas teorías incluyen explicaciones del fun- saber qué significa un texto hay que recurrir a las circunstan-
cionamiento de la literatura y de los discursos en general, y cias o el contexto histórico en que surgió. Algunos críticos
con ello participan del proyecto de la poética; pero como consideran, como hemos visto, que el significado de un texto
modelos hermenéuticos dan origen a tipos particulares de in- es la experiencia del lector. Intención, texto, contexto, lec-
terpretación, en los cuales los textos se organizan de acuer- tor . .. ¿Qué determina el sentido de un texto?
do con un determinado lenguaje y sus objetivos. En el juego Ahora bien, el mero hecho de que los cuatro factores
de la interpretación, lo más importante no son las respuestas mencionados cuenten con argumentos a su favor muestra que
que se obtengan, ya que, como mostraban mis parodias an- el significado es complejo y elusivo, en lugar de algo determi-
teriores, algunas respuestas son predecibles por definición. nado de modo ineludible por un solo factor. La teoría litera-
Lo importante es cómo se llega a esa interpretación, cómo ria ha conocido desde antiguo una polémica referida al papel
manejamos los detalles del texto al relacionarlos con nuestra que desempeña la intención en la determinación del 'significa-
respuesta. do. Un célebre artículo de W. K. Wimsatt y Monroe Beard-
¿Cómo escogemos entre diversas interpretaciones? Según sley, llamado «La falacia intencional», afirmaba que en las
sugieren nuestros ejemplos, en cierta medida no hay necesi- obras literarias las discusiones sobre interpretación no se de-
dad de decidir si Hamlet «trata en última instancia de», pon- ben arreglar consultando al oráculo (el autor); que el signifi-
gamos, la política en el Renacimiento, las relaciones de los cado de una obra no es lo que el escritor tenía en mente en
hombres con sus madres o la falta de fiabilidad de los signos. algún momento de la composición de la obra, o lo que cree
La vivacidad de la institución literaria depende de dos hechos que significa una vez terminada, sino lo que logró incorporar
hermanados: 1) estas polémicas nunca encuentran solución· a la obra. En la conversación diaria consideramos que el sig-
2) hay que justificar cómo unas escenas o versos concretos res~ nificado de una frase se ha de corresponder con lo que el emi-
paldan una hipótesis particular. No es posible hacer que una sor quiere decir, pero es porque tenemos interés en lo que está
obra signifique cualquier cosa; la obra se resiste, y hay que pensando, no en sus palabras. Las obras liter~:ias, sin emba~­
·esforzarse para convencer a los demás de que una determina- go, son valiosas por la peculiar estructuracton del lengua¡e
da lectura es pertinente. En lo que respecta al comportamien- que ponen a disposición del público. Restringir el significado
to de estas polémicas, una cuestión clave es saber qué factores de una obra a lo que un autor tal vez quería haber dicho si-
determinan el significado. Volvamos a este tema central. gue siendo una estrategia analítica posible, aun cuando hoy no
se suele vincular ese significado con la intención personal sino
con el análisis de las circunstancias históricas o personales del
Significado, intención y contexto autor: ¿qué tipo de acto estaba realizando el autor, dada la si-
tuación del momento? Con esta estrategia, sin embargo, se
En ocasiones consideramos que el significado de un enuncia- menoscaban las respuestas posteriores a esa obra, sugiriendo
do es lo que alguien quiere decir con él, como si fuera la in- que da respuesta a las inquietudes propias del momento de su
tención del hablante la que determina el significado. Otras creación y sólo de forma accidental a las de los lectores sub-
veces decimos que el significado está en el texto -tal vez siguientes.
querías decir a, pero lo que has dicho quiere decir b-, ~amo Los críticos que defienden esta postura, según la cual es
si el significado fuera producto del mismo lenguaje. Asimis- la intención la que determina el significado, parecen temer
84 Breve introducción a la teoría literaria
Lenguaje, significado e interpretación 85

que, de lo contrarío, estaríamos valorando más al lector que Los mayores cambios en la interpretación literaria qu~ nos
al autor y se habría decretado que «todo vale» en la interpre- han proporcionado los discursos teóricos podrían ser.~st.~s,
tación. No obstante, después ~e obtener una interpretación de hecho como resultado de una ampliación o redefmtcton
falta persuadir a los demás de su pertinencia, o si no será del conte~to . Por ejemplo, la novelista Toni Morrison afirma
descartada. Nadie sostiene que «todo vale». En cuanto a los que la literatura norteamericana lleva la marca profunda de la
autores, ¿acaso no es mejor honrarlos por cuanto sus crea- presencia histórica de la esclavitud, frecuentemente n? reco-
ciones son capaces de estimular ideas infinitas y dar píe a una nocida; y que el compromiso de esta literatur~ con la hbe.rtad
gran variedad de lecturas, y no por lo que creamos que es -la libertad de la frontera, de la carretera abterta, de la tma-
el significado original de la obra? Lo anterior no implica en ginación sin cadenas- debe ser leído en el contex~o de la es-
ningún caso que las afirmaciones de un autor sobre su obra clavitud y cobra sentido en él. El teórico poscolomal Edward
carezcan de interés; antes bien, resultan muy valiosas para Said, por su parte, ha sugerido que las novelas de Jane Aus-
determinados proyectos críticos, en tanto que textos yuxta- ten deben interpretarse dentro de un contexto parncular q~e
puestos al texto de la obra. Pueden resultar cruciales, por las propias novelas excluyen: la explotación de. las colomas
ejemplo, en el análisis del pensamiento de un autor o en la del Imperio, que proporciona la riqueza. r:e~esana para soste-
discusión de las maneras en que una obra puede haber com- ner una vida decorosa en los hogares bntamcos. En resumen,
plicado o subvertido las perspectivas o intenciones que de- el significado está limitado por el conte~to ,. pero el .contexto
clara. es ilimitado y siempre está abierto a vanacwnes baJO la pre-
El sentido de una obra no es lo que el autor tenía en men- sión de los discursos teóricos.
te en determinado momento, ni es tampoco una mera propie- En el ámbito de la hermenéutica se ha diferenciado con
dad del texto o la simple experiencia del lector. Es una idea frecuencia una hermenéutica de la recuperaáón (también
ineludible porque no es algo sencillo o determinado de forma llamada de la escucha), que pretende reconstruir el cont~xto
sencilla; es a la vez la experiencia de un sujeto y una propie- original de producción de los textos -las circunstan~tas e
dad del texto. Es a la vez lo que entendemos y lo que inten- intenciones del autor y los significados que un texto podía ha-
tamos entender en el texto. Siempre habrá polémica sobre el ber tenido para sus lectores originales-, de una hermenéuti-
significado de una obra, puesto que no está decidido, sino ca de la sospecha, que busca exponer los supuesto~ oc~l~os en
que está siempre pendiente de ser decidido, sujeto a decisio- que se fundamenta un texto (políticos, sexuales, filosoflcos o
nes que nunca son irrevocables. Sí quisiéramos adoptar algún lingüísticos) . La primera consagra al texto y a su autor, pues
principio o fórmula general, podríamos afirmar que el signi- intenta que el mensaje original alcance de nuevo a los lec~o­
ficado está determinado por el contexto (pues el contexto in- res de hoy, mientras que se suele achacar a la segun.da .que me-
cluye las reglas lingüísticas, la situación del autor y el lector ga la autoridad del texto. Sin embargo, _est~s asooacwnes no
y cualquier otro aspecto que pudiera parecer relevante). Pero son fijas y pueden invertírse: la hermeneut~ca ~~ la recup~ra­
si decimos que el significado está limitado por el contexto, ción, al restringir el texto a un supuesto st~niúc~do ongmal
debemos añadir inmediatamente que el contexto es ilimitado; ajeno a nuestras inquietudes, puede reductr su tmpacto; en
no se puede decidir con antelación qué tendrá validez como cambio la hermenéutica de la sospecha valora el texto por la
contexto o qué ampliación del contexto podrá variar lo que con- manera en que, sin que el autor sea consciente de ello, se com-
sideramos el significado de un texto. El significado está limi- promete y nos ayuda a repensar temas de r:uestro presente
tado por el contexto, pero el contexto no tiene límites. (incluso subvirtiendo, en este proceso, las tdeas del autor) .
86 Breve introducción a la teoría literaria
87
!1caso resulte más pertinente una nueva distinción entre 1) la
Interpretación que considera que el texto, en su funciona-
miento, tiene algo importante que decirnos; puede tratarse
5
ta~to de la he.rmenéutica de la sospecha como de la recupe-
rativa; y 2) la mterpretación «sintomática»; que trata el texto RETÓRICA, POÉTICA Y POESÍA
con;o un síntoma de algo no textual, que es supuestamente
«mas p~ofun~o» _Y la razón auténtica del interés del texto (ya
sea la v1da pstqUlca del autor, sus tensiones sociales o la ho- Hemos definido la poética como el intento de explicar los
mofobia de la sociedad burguesa) . La interpretación sinto- efectos de la literatura mediante la descripción de las conven-
mática niega la especificidad del objeto, que es un signo de. ciones y operaciones de lectura que generan esos efectos ..Es
alguna otra cosa, y por tanto es poco satisfactoria como mé- una disciplina muy cercana a la retórica (que en época clás1ca
t?do hermenéutico. No obstante, cuando se centra en la prác- consistía en el estudio de los recursos expresivos y persuasivos
tica cultural en que se engloba la obra, puede resultar útil
del lenguaje: las técnicas del lenguaje y el pe~samient? 9ue
para explic~r esa prác~ica; así, por ejemplo, interpretar un poe- convienen a la construcción de discursos efectivos). Anstote-
m~ c?mo stntoma o e¡emplo de las características de la poesía
les separó retórica y poética, considerando la retóric~ c?m~ ,el
qUiza no sea hermenéutica de interés, pero sí una contribu- arte de la persuasión y la poética como el arte de la 1m1tacwn
ción útil para la disciplina de la poética. A esa cuestión me
dirijo ahora. y la representación. La tradición de la E~a~ Media y ~1 ~~na­
cimiento las asimiló, sin embargo; la retonca se convirtio en
el arte de la elocuencia, y la poesía en el ejemplo máximo de ese
arte, puesto que pretende enseñar, deleitar y conm~~e~. En
el siglo XIX, la retórica acabó siendo vista c~mo u~ art~1e1o .s,e-
parado de la actividad genuina del lengua¡e y la ~agmac:on
poética, y perdió su consideración; pero en los últ1mo~ anos
del siglo XX ha cobrado nueva fuerza como el estudto del
poder estructurador de los discursos. .
La poesía se enlaza con la retórica, por ser un lengua¡e
que usa en gran número las figuras retóricas a la vez que pro-
cura ser intensamente persuasivo. Y desde que Platón exclu-
yó a los poetas de su república ideal, el ataque o insulto más
común en contra de la poesía ha sido que no es más que re-
tórica frívolameñte engañosa, que embauca al ciudadano y
despierta en él deseos extravagantes. Aristóteles reivindicó el
valor de la poesía al concentrarse en la imitación (mimesis)
más que en la retórica. Defendió que la poesí~ propor~io.na
una válvula de escape segura a nuestras emociones mas lo-
tensas, y que modela la valiosa experiencia del paso de la ig-
norancia al conocimiento (así, en el momento clave de la tra-
88 Breve introducción a la teoría literaria
Retórica, poética y poesía 89
gedia, la «anagnórisis» o «reconocimiento», el héroe descubre
la verdad y percibe su error, y los espectadores reconocen que blanca», muestra cómo las explicaciones te?ricas de la me-
podrían encontrarse en la misma situación que el protagonis- táfora reposan inevitablemente sobre ~:taforas . ~~unos
ta, si no fuera por la gracia de los dioses). La poética, como teóricos han defendido incluso la paradoJlca concluswn de
explicación de los recursos y estrategias de la literatura, no se que el lenguaje es fundamentalm~nte figurativo y que lo ~ue
puede reducir a un análisis de las figuras retóricas; pero sí po- llamamos significado literal son figuras cuya naturaleza figu-
dría verse como integrante de una retórica ampliada que rativa se ha olvidado . Cuando hablamos de «captar» u?a
estudiara los recursos propios de cualquier tipo de acto lin- cuestión «espinosa», por e¡emp · 1o, .ut il.Izamos. d os expres10-.
güístico. nes que han devenido literales mediante el olvtdo de su posi-
ble figuralidad. d. ·
Desde esta perspectiva, no se trata de que no haya Istln-
Figuras retóricas ción entre lo literal y lo figurativo, sino de que los tropos. y las
figuras son estructuras fundamentales de ?~estro lengua¡e, en
La teoría literaria se ha ocupado con frecuencia de la retóri- lugar de distorsiones o excepciones. Tradictonalme?te, el tro-
ca, y los teóricos debaten sobre la naturaleza y la función de o más importante ha sido la metáfora. Una metafora tr~ta
las figuras retóricas. Una figura retórica se suele definir como ;lgo como otra cosa (llama burro a Miguel o rubíes .a, los l~btds
una alteración o desviación del uso lingüístico «corriente»; de la amada). La metáfora es, por tanto, una verswn ma~ , e
por ejemplo cuando Bécquer dice «Es tu boca de rubíes 1 un modo primordial de conocimiento: conocemos algo, vten-
purpúrea granada abierta .. .» no se refiere literalmente a unos dolo como otra cosa. Los teóricos hablan de .«las metaforas
rubíes o a una granada, sino que quiere significar algo rojo y con que vivimos», esquemas metafóricos básicos como por
hermoso (utiliza metáforas) . En el repetidamente citado «The ejemplo «la vida es un camino». Estos esquemas estru.cturan
Secret Sits» el secreto se ha convertido en sujeto de la acción nuestra manera de pensar el mundo: intentamos por e¡empl?
de sentarse (personificación) , etc. La retórica en principio <<llegar a alguna parte» en la vida, «encontrar ~uestro cami-
distinguía entre los «tropos» -que «cambian» o alteran el no» o «saber a dónde vamos», y corremos el nesgo de «en-
significado de una palabra, como sucede en la metáfora- y contrarnos con un obstáculo».
las otras <<figuras» indirectas, que disponen las palabras para La metáfora se ha considerado fundarl_l~ntal en ~ lengua-
conseguir determinados efectos, como son la aliteración (re- je y la imaginación porque tiene valor.cogn~tlv~, es mas que un
petición de sonidos iguales, sobre todo consonánticos), el simple ornamento frívolo. Su fuerza h~erana, sm en:bargo, pa-
apóstrofe (dirigirse a algo que no es un receptor habitual, rece depender en gran medida de su mcongruencta. Cuando
como en «Río Duero, río Duero, 1 nadie a acompañarte Wordsworth afirma que «el hijo es padre del ho~bre», nos de-
baja») o la asonancia (semejanza de sonidos vocálicos a final tiene nos hace pensar y finalmente nos permlte ver 1~- suce-
de verso o período). sión de las generaciones bajo una nueva _luz: la relaclün del
La teoría reciente, en cambio, no suele distinguir entre niño con el hombre en que ha de convertlrse se cor~para con
figura y tropo y, de hecho, ha puesto en duda la noción de un la relación de un padre con su hijo. Dado.que la metafora pue-
significado «literal» u «ordinario» del cual se desvíen las fi- de encerrar una aseveración elaborada o mclus~ _una teona, es
guras o tropos. Por ejemplo, el mismo término metáfora, ¿es la figura retórica que se justifica con mayor fa~ilidad . . d
literal o bien es alusivo? Jacques Derrida, en «La mitología Pero la teoría ha acentuado igualmente la lillJ?Or~ancla e
otras figuras. Para Roman Jakobson, el lengua¡e tlene dos
90 Breve introducción a la teoría literaria
R etórica, poética y poesía 9I

estructuras básicas: la metáfora y la metonimia· la metáfora


novela de detectives o una de ciencia ficción , un poema lírico
crea lazos de semejanza, la metonimia los crea' de con tigüi-
o una tragedia, tendremos en cuenta aspectos difere~te~ .del
dad . La metonimia se mueve de un concepto a otro cercano
texto y haremos hipótesis diferent~s sobre lo que e~ significa-
como cu~d.o decimos «la corona» en lugar de «los reyes»:
tivo. Al leer una novela de detectives buscamos pistas, pero
La metonum~ ordena enlazando conceptos en series tempo-
no al leer una tragedia; igualmente, lo que dentro de un poe-
rales y espaciales, moviéndose de uno a otro dentro de un
ma supone una figura llamativa («el Secreto está sentado ~n
campo dado, más que enlazar conceptos de campos diferen-
el centro») no pasará de detalle estilístico menor en una his-
t~s,_ como hace 1~ metáfora. Otros teóricos han añadido la toria de fantasmas, o en una obra de ciencia ficción en la que
sznecdoque Y la ironía para completar la lista de los «cuatro
los secretos se hayan corporeizado.
tropos mayores». La sz~écdoque sustituye una parte por el todo:
Históricamente, la mayoría de teóricos del género han se-
«diez cabezas» por «diez reses»; infiere los rasgos del todo de
guido la distinción clásica griega entre tres amplias clases de
entre los rasgos d~ la parte y permite así que la parte repre-
obras, según quién hablara: la poesía o .lírica, en la '.lue el
sente al todo. ~a tronza yuxtapone apariencia y realidad; su-
narrador habla en primera persona; la épzca y la narratzva, en
cede lo contrano d~ lo esperado (por ejemplo, descarga una
las que el narrador habla con voz propia, pero permite que los
tor~enta. sobre el picnic dominical del hombre del tiempo).
personajes hablen con la suya; y el teatro o drama, e~ el que
El htstonador l!"ayden White recurre a estos cuatro tropos
son los personajes exclusivamente los que hablan .. ~xiste otra
may?res -metafora, ~etonimia, sinécdoque, ironía- para
manera de hacer la distinción, a partir de la relacion entre el
~~Izar lo que denomina el «entramado» o explicación his- hablante y la audiencia. Así, en la épica hay recitación oral: un
ton~a: son las estructur~s r~tóricas básicas con las que damos poeta se enfrenta directamente ~ la ~udiencia. En el drama,. el
sentido .a ~u~stra expenencta. La idea principal de la retórica
autor queda escondido a la audiencia y hablan los personaJes
como ~tsciphna, que viene bien a este ejemplo cuádruple, es
en escena. En la lírica -el caso más complicado- el poeta,
que. e~~sten estr.uct.u.ras básicas subyacentes al lenguaje que al hablar o cantar, da la espalda a sus oyentes, por así decir,
po~Ibilttan lo~ signtficados que son generados por una gran y «finge estar hablando consigo mismo o con .otr~ p.ersona:
vanedad de discursos.
un espíritu de la naturaleza, una Musa, ... un amtgo mtuno~ un
amante un dios una abstracción personalizada o un objeto
natural;>. A esto; tres géneros elementales podemos añadir un
Géneros
género moderno como la novela, que se di~ige al lector a tra-
vés del libro · trataré de la novela en el capitulo 6 .
La literatura depende de figuras retóricas, pero depende igual-
. La épica' y la tragedia se consideraban en época clásica y
ment~ de e~tructuras mayores, particularmente de los «géne- en el Renacimiento como la consecución más acabada de la
ros» literanos. ¿Qué son los géneros y qué papel desarrollan?
literatura, el logro máximo de cualquier poeta con. aspir.acio-
Nombres como épica o novela, ¿son maneras de clasificar las
nes. La invención de la novela aportó a la escena literana ~
::>bras gr~sso modo y por simple conveniencia, a partir de cier-
nuevo competidor, pero entre finales del siglo XVIII y ~edta­
~as se~eJanzas, o desempeñan alguna función en la lectura 0 dos del XX fue la lírica -el poema breve y no narrativo-
.a escntura de obras literarias?
la que se identificó con la esencia de la lit~r~tura. Si prim~;a­
Para ~ lector, los géneros son conjuntos de convenciones
mente se la consideraba un modo exqmstto de expreston,
' expectativas: al saber si lo que estamos leyendo es una
la formulación elegante de valores y actitudes culturales, la
92 Breve introducción a La teoría Literaria Retórica, poética y poesía 93

poesía lírica se convirtió más tarde en expresión de un senti- bras es ponerse en la posición de decirlas o bien imaginar que
miento poderoso, que se refiere a la vez a la vida cotidiana y otra voz las dice: la voz, suele decirse, de un narrador o un ha-
a los valores trascendentes, y da expresión concreta a los sen- blante construidos por el autor. Por un lado tenemos, por tan-
timientos más íntimos de un sujeto individual. Esta idea pervive to, al individuo histórico, el poeta Robert Frost, y por otro l_a
aún hoy. La teoría contemporánea, no obstante, ha tratado con voz emisora de este enunciado. Entre medio de estas dos fi-
menor frecuencia la poesía como expresión de los sentimien- guras hay una tercera: la imagen de la voz líri~a que obtenemos
tos del poeta y más como trabajo de asociación e imaginación con el estudio de diversos poemas de un !Dlsmo autor (en el
sobre el lenguaje: la experimentación con formulaciones y co- caso de Frost, probablemente la propia de un observ~dor de
nexiones lingüísticas que, más que hacer de la literatura la la vida rural, malhumorado y realista al par que reflexivo). La
depositaria principal de los valores culturales, la dotan de importancia de una u otra figura varía de un po~ta a otro Y de
fuerza subversiva. un método crítico a otro . Pero al hablar de poesta, resulta cru-
cial empezar por la distinción entre la voz que ?abla ~n el
poema y el poeta que lo compuso, instaurando as1 esta figura
La poesía como palabra y acto de la voz.
La poesía lírica, según una formulación bastante conoci-
La teoría literaria que se ha orientado hacia la poesía discute, da de John Stuart-Mill, es an utterance overheard, un _enun-
entre otros temas, qué importancia tienen las diferentes ma- ciado que se oye por casualidad. Cuando acertamos ~ otr ~go
neras de concebir un poema: un poema es a la vez una es- que atrae nuestra atención, lo que solem_os h~c~r es tmagmar
tructura compuesta de palabras (un texto) y un acto (un acto 0 reconstruir un hablante y un contexto; tdenttficamos el tono
del poeta, una experiencia del lector, un acontecimiento en la de voz e inferimos la postura, las circunstancias, las inquietu-
historia literaria). En cuanto al poema entendido como una des y la actitud del hablante (en ocasiones de acuerdo con lo
construcción verbal, la pregunta principal es qué relación se que sabemos del hablante, pero co~ ~recuenci~ no). Este ha
establece entre el significado y los rasgos no semánticos del sido el enfoque más frecuente de la lmca en el stglo XX, 1~ que
lenguaje, como puedan ser el sonido o el ritmo. ¿Cómo ope- podría justificarse sucintamente diciendo que las obras ~t~r_a­
ran los rasgos no semánticos del lenguaje? ¿Qué efectos lo- rias son imitaciones ficcionales de los actos de enunctacton
gran, conscientes o inconscientes? ¿Qué tipo de interacción del «mundo real». Los poemas, por tanto, son imitaciones fic-
se puede esperar entre los componentes semánticos y no se- cionales de enunciados personales. Es como si cada poema
mánticos? comenzara con las palabras invisibles «(Yo, por ejemplo, u
Por lo que respecta al poema como acto, ha sido central otra persona podría decir) Tu corazón, una _naranja helada ... »
la cuestión de qué relación existe entre el autor que escribe el 0 «(Yo, por ejemplo, u otra persona podna dectr) Y 9-ue yo
poema y el ~ablante, la «voz» que habla en él. Es una pre- me la llevé al río . ..». Para interpretar el poema necesttamos
gunta complicada. El autor no habla en el poema; al escribir- averiguar, a partir de las indicaciones d~l te~to y de n~estro
lo, se imagina a sí mismo o imagina otra voz que lo dice. Leer conocimiento sobre los hablantes y las sttuactones contentes,
un poema -tomemos una vez más el ejemplo de Robert qué ánimo o actitud está adoptando la voz poética. ¿Qué p_o-
Frost- es decir las palabras «We dance round in a ring and dría motivar a alguien a hablarnos así? El modelo_ de aprecia-
suppose ... » El poema se parece a un enunciado lingüístico, ción de la poesía dominante en la escuela y la untverstdad se
pero corresponde a una voz indeterminada. Leer estas pala- ha concentrado en la actitud del hablante, en el poema enten-
94 Breve introducción a la teoría literaria
Retórica, poética y poesía 95

dido como la dramatización de pensamientos y sentimientos


Hemos topado aquí con un tema fundamental en la teo-
de un hablante que es reconstruido por el lector.
ría reciente, una paradoja que pa~ece habitar :n .el núcleo
. Este es ciertamente un método productivo de ace:rca-
de la poesía lírica. La extravagancia de la po~sia mcluye lo
m1ento a la lírica, pues muchos poemas presentan un hablan-
que la teoría ha denominado como «lo sublime» de.sde la
te q~e ~~va a cabo actos de habla reconocibles: meditar sobre
época clásica: la relación con lo que excede la~ cap~Cldades
el Significado de una experiencia, reprender a un amigo
0 humanas de comprensión, sobrecoge o apasiona Intensa-
~ante, expresar admiración o devoción, por ejemplo. Pero
mente y otorga al hablante una percepción de algo más ~á
SI pensamos en los versos iniciales de algunos poemas céle-
de lo humano. Pero esta aspiración trascendente se asocia
bres como la «Üda al viento del Oeste» de Shelley o «El ti-
con figuras retóricas como el apóstrofe (diri?ir~e a al~o que
gre» de Blake, surgen más dificultades: «Ü wild West Wind
thou bre~th of Autumn's being!» («¡Oh, salvaje viento dei
no es un oyente real), la personificación (atnbmr cualidades
humanas a lo que no es humano) y la prosopopeya (otorgar la
O~ste, aliento del ser del oto~o!») o «!iger, tiger, burning palabra a objetos inanimados). ¿~ómo puede aquella su?~­
br~ght 1 In the forests of the mght» («Tigre, tigre, que ardes
b~~~n.te 1 ~n los bosques de la noche») , respectivamente. Es rior aspiración del verso estar relaciOnada con recursos reton-
cos como éstos?
dific.i limagmar qué tipo de circunstancias pueden empujar a
al~Ien a hablar de esta manera o qué acto no poético están Cuando un poeta se desvía del circuito comunicativo, o
re~zando. La respuesta que obtendremos, probablemente, juega con él, para dirigirse a un receptor irreal-el viento, el
tigre o el corazón- suele decirse que obedece a que un sen-
sera ~ue se trat_a .de habl~tes que se han dejado llevar por el
timiento intenso mueve al hablante a estallar en palabras.
entus1asmo poetlco y realizan gestos extravagantes. Si inten-
Pero la intensidad emocional se adscribe especialmente al
tamos entender estos poemas como imitaciones ficcionales
de actos de habla corrientes, el acto parece ser el de imitar a propio acto de dirigirse a algo o ~vocarlo, que frecue~te­
la misma poesía. mente dispone un orden de cosas e mtenta llamarlo a la VIda
al pedir a objetos inanimados que se plieguen .al deseo de la
voz poética. «Levántame como una ola, una ho¡a, una nube>~,
le reclama el hablante de Shelley al viento del Oeste. La eXI-
La extravagancia de la poesía lírica
gencia hiperbólica de que el universo te oiga y actúe en .con-
secuencia es una jugada con la cual el hablante se constituye
Lo que sugieren los ejemplos anteriores es que la lírica es
a sí mismo como poeta sublime o visionario: alguien que pue-
extravag~nte. El poema lírico no sólo parece querer dirigirse
a. cualqmer c.osa, la ~ue sea, antes que a un oyente real (al de dirigirse a la natural~za y a guíe~ ésta p~~ría re_s~onder. El
«Üh» vocativo es una figura de la mvocacton poet1ca, con la
VIento, a un ugre, a mi alma), sino que además lo hace de for-
~a hiper~ólica. La clave del asunto aquí es la exageración: el que la voz que habla ?;etende ser ?~ , un s~ple emisor ~~1
verso sino la encarnacton de la trad1c10n poettca y del espm-
ti~re no solo es naranja, sino que arde; el viento es el mismo
aliento de la esencia del otoño y después se le llama «salva- tu de' la poesía. Llamar al viento a que sople ~ al niñ~ ?or
na.cer a que escuche tu lamento es un acto de ntual p~etlco.
dor» Y «destructor» . .. Incluso un poema de actitud sardóni-
ca se basa en reducciones hiperbólicas, como cuando Frost Es ritual porque los vientos no vienen y el niño no nacido no
r~duce la actividad humana a bailar en torno a un círculo y las escucha. La voz llama con el objeto de realizar una llamada,
diversas formas del saber a «suponer». llama para dramatizar la voz: para convocar im~~enes de s~
poder y así establecer su identidad como voz poetlca y profe-
Retórica, poética y poesía 97
96 Breve introducción a la teoría literaria

tica. El imperativo hiperbólico e irrealizable de la invocación Palabras con ritmo


poética evoca un acontecimiento poético, algo que se cum-
plirá, si llega a cumplirse, dentro del acontecimiento que es Frye, cuya Anatomía de la crítica es un compendio de valor.in-
el poema. calculable sobre la lírica y otros géneros, llama a los constitu-
Los poemas narrativos narran acontecimientos; los poemas yentes básicos de la poesía babble (~arlote~, cháchara) Y
líricos, podríamos decir, luchan por ser un acontecimiento. doodle (garabato, borrón) , en cuya ra1z estanan el encanto
Pero no hay garantía de que el poema vaya a funcionar, y la (charm) y la adivinanza (riddle). Los po:m~s parlotean, t~a­
figura del apóstrofe -como muestran las citas anteriores- es yendo a primer plano los rasgos n? .s~mantlcos dellengua¡e,
lo más burda y descaradamente «poético», la mayor mistifi- como el sonido, el ritmo o la repetlcion de palabras, para en-
cación, que se arriesga a ser rechazada como sinsentido hi- cantar o hechizar al lector:
perbólico. «¡ Levántame como una ola, una hoja, una nube!»
Venga, hecho. ¿Quería algo más el señor? Ser poeta es in- Tu corazón, una naranja helada
tentar que no se dé jamás una situación como esta, apostar con un dentro sin luz de dulce miera .. .
por que el poema no será rechazado como una acumulación
de sinsentidos. Los poemas nos parlotean y nos proponen adivinanzas,
Como se ha dicho ya, uno de los mayores problemas de la con sus maneras indirectas y caprichosas, creando fo_:~ul~­
teoría de la poesía es establecer la relación entre el poema ciones enigmáticas: ¿qué es un «dentro sin luz»?, ¿que sigm-
como estructura compuesta de palabras y el poema como acto fica «the Secret sits in the middle and knows»?
o acontecimiento. La figura del apóstrofe intenta a la vez Estas características, sin embargo, son igualmente noto-
lograr que algo suceda y exponer que ese suceso está basado rias en las canciones, baladas y juegos infantiles, ~uy~ pla-
en recursos verbales; entre ellos un «Üh» vacío al dirigir un cer reside sobre todo en el ritmo, el encanto o las imagen~s
apóstrofe: «¡Oh, salvaje viento del Oeste!». sorprendentes, como en «Pinto pinto, gorgorito» o en la si-
Acentuar el papel del apóstrofe, la personificación, la pro- guiente:
sopopeya y la hipérbole supone unirse a los teóricos que, a
Pin Pineja,
través de los siglos, han enfatizado lo que distingue a la poe- la mano' la coneja,
sía de otros actos del habla, lo que la convierte en la más lite- conejita real,
raria de las formas. La lírica, escribe Northrop Frye, es «el pide pa' la sal,
género que muestra con mayor claridad el supuesto núcleo sal menuda,
de la literatura, la narración y el significado en sus aspectos pide pa' la cuba,
literales de orden de palabras y estructura de palabras». Es cuba de barro,
decir, la lírica nos muestra cómo el significado o la narración pide pa'l caballo,
surgen de la estructuración de las palabras. Repetid palabras caballo morisco,
que tengan una estructura rítmica y comprobad si no emergen pide pa'l obispo,
de ellas historias y sentidos. obispo de Roma,
tapa esa corona,
que no te la vea
la gata rabona.
98 Breve introducción a la teoría literaria Retórica, poética y poesía 99

El esquema rítmico y la sucesión de rimas hacen ostenta- para ser explicado-, sino asumir que tiene una estructura
ción de la estructuración de este fragmento de lengua y am- propia e intentar leerlo como si fuera una totalidad estética.
bos pueden atraer una atención interpretativa especial (igual La tradición de la poética ofrece diversos modelos teóricos.
que cuando la rima del poema nos da pie a preguntarnos El formalismo ruso de principios del siglo XX, por ejemplo,
sobre la relación de las palabras rimadas) y suspender el aná- postula que los niveles de la estructura del poema deben ser
lisis: la poesía tiene un orden propio que causa placer, por espejo unos de otros; la teoría romántica y la nueva crítica in-
tanto no es necesario preguntarse qué significa; la organiza- glesa y norteamericana, entre otras corrientes, trazan una ana-
ción rítmica posibilita que el lenguaje pase inadvertido al logía entre los poemas y los organismos naturales: todos los
guardián de la razón y se aloje en la memoria mecánica. Recor- componentes del poema deben articularse armoniosamente.
damos ~~Pin Pineja» sin preguntarnos por qué ese personaje Las lecturas postestructuralistas postulan una tensión inevita-
se llama así o por qué una «conejita real» va pidiendo; e in- ble entre lo que hacen y lo que dicen los poemas: la imposibi-
cluso si hallamos razones que lo expliquen, es probable que lidad del poema, o quizá de cualquier fragmento lingüístico,
las olvidemos antes que la propia canción. de hacer lo que predica.
La base de la poesía está aquí, en el volver éxtraño el len- Las concepciones recientes del poema como construcción
guaje y traerlo a primer término a través de la estructuración intertextual insisten en que la energía de los poemas provie-
métrica y la repetición de sonidos. Las teorías de la poesía pos- ne de ecos de 'poemas anteriores; ecos que en ocasiones el
tulan entonces relaciones entre diferentes tipos de organiza- poema puede no controlar. La unidad no se considera tanto
ción del lenguaje -estructura métrica, fonológica, semántica, una propiedad inherente al poema como un objetivo procu-
temática- o, por generalizar, entre la dimensión semántica y rado por el intérprete, ya busque fusión armónica, ya tensión
la no semántica del lenguaje, entre lo que el poema dice y el no resuelta. Para buscar la unidad, el lector identifica oposi-
modo en que lo dice. El poema es una estructura de signifi- ciones en el poema (como entre nosotros y el Secreto o entre
cantes que absorbe y reorganiza los significados en la medida saber y suponer) y observa de qué forma el resto de elementos
en que su modelo formal afecta a la estructura semántica al del poema, especialmente las expresiones figuradas , se rela-
asimilar los significados que las palabras tienen en otro c~n­ ciona con estas oposiciones.
texto y subordinarlos a una nueva organización, alterar el Tomemos un famoso poema de Ezra Pound, de solo dos
acento y el enfoque, pasar de sentidos literales a figurativos, versos, «In a Station of the Metro»: ·
alinear términos de acuerdo con esquemas paralelísticos . .. Ese
es el escándalo que genera la poesía: los rasgos «contingentes» Th e apparition of these f aces in th e crowd;
del sonido y el ritmo afectan e infectan el pensamiento. Petals on a wet, black bough.

(La aparición de esos rostros entre la multitud;


La interpretación de poemas pétalos sobre una rama negra, húmeda.)

En este nivel de análisis, hallamos que la lírica se fundamenta Para interpretar este poema debemos resolver el contras-
en una convención de unidad y autonomía, como si existiera te entre la multitud en el metro y la escena de naturaleza. Los
la regla de que no hay que tratar el poema como un fragmen - dos versos emparejados refuerzan el paralelo entre las caras
to de conversación -que necesita de un contexto más amplio en la oscuridad del metro y los pétalos sobre la negra rama de
I 00 Breve introducción a la teoría literaria IOI

un árbol. Pero ¿ahora qué? La interpretación de los poemas


descansa sobre la convención de unidad, pero en la misma
medida sobre la convención de significación: se supone que 6
los poemas, por sencillos que puedan parecer, tratan de algo
significativo, importante; por tanto, los detalles particulares LA NARRACIÓN
deben interpretarse como de importancia general. Hay que
leer los poemas como signos o «correlatos objetivos», por
usar el término de T. S. Eliot, de sentimientos importantes o Había una vez un reino en que literatura quería decir por en-
insinuaciones de significación. cima de todo poesía. La novela era un joven advenedizo, de-
Para dar significado a la oposición del poemita de Pound, masiado próximo a la biografía o la crónica para ser propia-
el lector debe reflexionar sobre cómo funciona el paralelo que mente literario, una forma popular que no podía aspirar a las
se traza en él. El poema, ¿contrasta la esceóa de la multitud mismas elevadas pretensiones que la poesía lírica o la épica.
urbana con una pacífica escena de naturaleza, los pétalos so- Pero en el siglo XX la novela ha eclipsado a la poesía, tanto en
bre una rama húmeda, o acaso equipara ambas escenas, indi- la escritura como en la lectura y, desde los años sesenta, la
cando una semejanza? Las dos opciones son posibles, pero la narración domina también la educación literaria. Todavía se
segunda parece facilitar una lectura más rica, pues apunta a estudia la poesía, generalmente incluso es obligatorio, pero
un procedimiento respaldado vigorosan1ente por la tradición la novela y el cuento se han convertido en la parte central del
de la interpretación poética. La percepción de semejanzas en- programa de estudios.
tre las caras en la multitud y los pétalos en la rama -viendo No se trata de una mera consecuencia de las preferencias
las caras en la multitud como pétalos en una rama- es un de la mayoría lectora, que toma una narración sin pensárselo
ejemplo de cómo la imaginación poética puede «ver el mun- dos veces, pero lee poesía con mucha menor frecuencia. Las
do con nuevos ojos», captar reláciones insospechadas y, tal teorías literarias y culturales han reclamado con insistencia
vez, apreciar lo que para otro observador sería opresivo o tri- creciente la centralidad cultural de la narración. La narración,
. vial; en suma, hallar profundidad en apariencias formales. según suele decirse, es el método fundamental con q~e damos
Este poemita se convierte así en una reflexión sobre el poder sentido a las cosas; por ejemplo, al pensar en nuestra Vlda como
de la imaginación poética para conseguir los efectos que el una progresión que ha de conducir a alguna parte o al expli-
propio poema consigue. Un ejemplo como el anterior ilustra carnos a nosotros mismos qué sucede en el mundo. Las ex-
una convención básica de la interpretación de poesía: pre- plicaciones científicas dan razón de u~ s_uceso sujetán?olo a
guntarse lo que este poema y sus procedimientos dicen sobre leyes (si ocurren A y B, entonces ocurnra C), pero la vtda no
la poesía o la creación de significado. Los poemas, con su des- suele funcionar así. No sigue una lógica científica de causa y
pliegue de operaciones retóricas, pueden ser leídos como ex- efecto, sino el tipo de lógica con que contam~s una historia,
ploración de la poética, así como las novelas -lo veremos en en la que entender supone imaginar cómo un hecho conduce
el próximo capítulo- son en cierta medida una reflexión so- a otro, cómo algo puede llegar a pasar: cómo es que Marga ha
bre cómo hacemos comprensible nuestra experiencia del tiem- acabado vendiendo software en Singapur, o cómo ha acabado
po y, por tanto, indagan en la teoría de la narración. el padre de F ran por regalarle un ~<;>che. . . . .
Damos sentido al mundo medtante htstonas postbles; m-
cluso los filósofos de la historia, según vimos en el capítulo 2,
102 Breve introducción a la teoría literaria La narración 103

han defendido que la explicación histórica no sigue la lógi


ca de la causalidad científica sino la lógica de la narración : Trama
comprender.la Revolución francesa es entender una narración
que muestra cómo un hecho condujo a otro. Las estructuras ¿Cuáles son los elementos básicos de una historia? Aristóte-
narrativas están en todas partes; el teórico de la narración les afirmaba que el componente más importante de la narra-
Frank Kermode advierte que cuando decimos que un reloj ción es la trama, que las buenas historias deben tener un prin-
hace «tictac» estamos otorgando al ruido una estructura fic- cipio, un medio y un final y que causan placer por el ritmo de
cional, que diferencia entre dos sonidos que, físicamente, son su estructuración. No obstante, ¿qué es lo que hace que una
iguales, de modo que tic sea un principio y tac sea un final. serie concreta de sucesos adquiera esta forma? La teoría ha
«El tictac del reloj me parece ser un modelo de lo que llama- propuesto varias explicaciones. Ante todo, una trama requie-
mos trama, una estructuración que da forma al tiempo y así re una transformación. Ha de existir una situación inicial y
lo humaniza.» producirse un cambio, algún tipo de alteración, cuya impor-
La teoría de la narración (o «narratología») ha sido una tancia se verá en la resolución final. Algunas teorías defienden
disciplina muy activa en la teoría literaria, y el estudio de la que una trama satisfactoria responde a determinadas formas
literatura utiliza normalmente sus conceptos y terminología: paralelísticas, como por ejemplo el cambio de una relación
la noción de trama, los diferentes tipos de narrador o las téc- entre personajes a la relación contraria, o de un temor o una
nicas narrativas. La poética de la narración, como podríamos predicción a su realización o su inversión; de un problema a
llamarla, intenta comprender los componentes de la narra- su solución, o de una acusación falsa o una representación
ción al par que analiza cómo produce sus efectos una narración errónea a su rectificación. En todos los casos vemos que se
concreta. asocia un desarrollo en el plano de los acontecimientos con una
Pero la narración es más que un simple tema académico. transformación en el plano del significado. Una simple suce-
Existe un impulso fundamental en el ser humano de escuchar sión de acontecimientos no genera una historia. Es necesario
y contar historias. Los niños desarrollan muy pronto lo que un final que se relacione con el principio; según algunos teó-
· podría llamarse «competencia narrativa»: exigen historias y ricos, un final que muestre qué ha acontecido con el deseo
saben cuándo los mayores intentan hacer trampa y paran an- que originó los sucesos narrados en la historia. .
tes de llegar al final. La primera pregunta para la teoría de la Si la narratología es una explicación de la competenCia
narración podría ser, por tanto, cuál es ese conocimiento im- narrativa, debe centrarse igualmente en la capacidad de los
plícito sobre la forma básica de la narración que nos permite lectores de identificar un argumento. Los lectores pueden
distinguir entre una narración que acaba «como debe ser» y decir cuándo dos obras son una versión de la misma histo-
otra que no, que deja cabos pendientes. La narratología po- ria; pueden resumir el argumento y discutir si un resumen es
dría ser entendida, entonces, como el intento de describir esa adecuado o no. Desde luego, no todos los lectores estarán de
competencia narrativa, igual que la lingüística es el intento de acuerdo en todo; pero los desacuerdos probablemente reve-
describir la competencia lingüística (el conocimiento incons- len un grado considerable de comprensión común. La teoría
ciente que los hablantes tienen de su lengua). La teoría sería de la narración postula la existencia de un nivel estructural
en este caso la exposición de una capacidad de comprensión -llamado por lo general «trama»- que no depende de nin-
o un conocimiento culturales e intuitivos. gún lenguaje en particular ni de ningún medio de represen-
tación. A diferencia de la poesía, que se pierde en la traduc-
I 04 Breve introducción a la teoría literaria La narración I o5

ción~ la trama se conserva en la traducción de una lengua 0 ·[lector infiere del texto, y la idea de que existen sucesos ele-
med10 a otra lengua o medio: una película muda o una tiru mentales a partir de los cuales se ha conformado una trama
cómica pueden tener la misma trama que una narración es igualmente una inferencia, una construcción del lector. Al
corta. hablar de los sucesos que se estructuran en una trama, resal-
Encontraremos, no obstante, que existen dos concepto tamos la importancia y la estructuración de ésta.
de «trama». Por una parte, la trama es una manera de dar for·
ma a lo~ sucesos para convertirlos en una narración genuina:
los escntores, al igual que los lectores, estructuran los acon· Presentación
tecimientos en una trama cuando quieren dar sentido a algo.
Desde otro punto de vista, la trama es lo que resulta canfor· La distinción fundamental en narratología es, por tanto, la
m~do ~or las narraciones, pues pueden presentar la misma que separa trama y presentación real, argumento y discurso
«histona>> de modos diferentes. Por tanto, una secuencia de (la terminología varía en los diferentes autores). Cuando se
acontecimientos protagonizada por tres personajes puede halla delante de un texto (el término «texto» incluye también
tomar la forma (dada por los escritores·o los lectores) de una películas y otras formas de representación), el lector le da sen-
tra~a elemental de amor heterosexual, en la que un joven tido identificando el argumento y concibiendo el texto como
quiere casarse con _una joven y encuentra la oposición del pa- una representación particular de esa historia; al identificar
dre, pero un camb10 en la acción permite que los dos jóvenes «qué sucede», somos capaces de entender el material verbal
se unan. Esta trama con tres personajes puede ser presentada como la manera de retratar lo que sucede. En ese momento,
en 1~ narración ~i~al, desde el punto de vista de la pacient~ po~emos preguntarnos qué tipo de representación se ha esco-
heroma, del colenco padre o del joven, o de un observador gido y qué diferencias conlleva esa elección. Existen muchas
externo atraído por estos sucesos, o de un narrador omnis- alternativas, determinantes todas ellas para el efecto final de
ciente que tiene el poder de describir los sentimientos más ín- la narración. Gran parte de la teoría narratológica se ocupa de
t~mos de todos los personajes, o de un narrador que se distan- analizar las diferentes maneras de concebir estas alternativas.
cia de los acontec~ientos . .. Desde esta perspectiva, la trama Veamos algunas preguntas que identifican variaciones signi-
o el argumento senan lo dado y el discurso literario sus posi· ficativas .
bies representaciones diferentes. ¿Quién habla? Convencionalmente, se dice que toda na-
Los tres niveles discutidos hasta aquí -sucesos, trama (o rración tiene un narrador, que puede ser externo a la historia
argumento) y texto- funcionan como dos oposiciones: entre o ser un personaje de ella. La teoría distingue entre «narración
los sucesos y la trama, y entre el argumento y el discurso. La en primera persona», en la que un narrador explica hablan-
trama o el argumento son el material que se presenta al lector do como <<yo», y lo que de modo algo confuso se denomina
orde_nado J?Or el discurso conforme a un determinado punt~ «narración en tercera persona», donde no existe el «yo»: el
de vista (diferentes versiones del mismo «argumento»). Pero narrador no se identifica como personaje de la historia y todos
la trama en sí ya es una estructuración de los acontecimientos. los personajes son mencionados en tercera persona, por su
En la trama, una boda puede ser el final feliz de una historia nombre o como «él» o «ella». El narrador en primera perso-
m principio, o un momento de cambio durante el desarroll~ na puede ser el principal protagonista de la historia que cuen -
:l.e la narración. Lo que ellectot encuentra ante sí no obs- ta; puede ser un participante, un personaje menor; o, final-
:ante, es un discurso en forma de texto: la trama es'algo que mente, puede ser un observador, cuya función no es actuar
I o6 Breve introducción a la teoría literaria

sino exclusivamente contarnos lo que sucede en la historia. El


observador en primera persona puede aparecer desarrollado acontecimiento final de la trama y el narrador lo contemple,
como individuo, con su nombre, pasado y personalidad, o desde ese punto, como una secuencia completa. .
·Quién habla y en qué lenguaje? La voz narrativa puede
ten:r su propio lenguaje caracterizador, con .e~ que narra .cada
puede no estar casi desarrollado y desaparecer de la vista
cuando la narración emprende su camino, desvaneciéndose
después de haber presentado la historia. elemento de la historia, o adoptar y transm1t1r ellengua¡e de
¿Quién habla y a quién? El autor crea un texto que será los personajes. Una narración que o~serva las cosas desde la
leído por lectores. Los lectores infieren del texto un narra- conciencia de un niño puede alternativamente usar el lengua-
dor, una voz que habla. El narrador se dirige a oyentes que je adulto para informar de las perce~c~one~ ?el niño. o meter-
en la m~yoría de ocasiones no están más que implícitos, son se en su lenguaje. El teórico ruso Mi¡ail Ba¡tm de~cnb.e la no-
constrmdos por el texto, pero también pueden estar identi- vela como algo esencialmente polifónico (con d1vers1dad de
ficados explícitamente (sobre todo en la narración dentro de voces) 0 dialógico, pero no monológico (con una sola voz): la
la narración, cuando un personaje se convierte en narrador esencia de la novela es la dramatización de difer~ntes voces o
y dentro de la historia general explica una historia a los de- discursos y, por tanto, de la lucha entre perspectlvas y puntos
más personajes) . El receptor del narrador suele denominar- de vista en una sociedad. . .
·Quién habla y con qué autoridad? Explicar ~na h1stona
es r~clamar para sí una cierta autoridad conced1da por los
se «narratario». Tanto si el narratario es explícito como im-
plícito, la narración construye implícitamente un receptor a
partir de lo que su discurso opta por dar por sabido y lo que lectores. Cuando el narrador de Emma de Jane Austen em-
opta por explicar. Las obras pertenecientes a otras épocas u pieza: «Emma Woodhouse, bella, inteligente y rica, con un
otras culturas generalmente implican un receptor que reco- hogar confortable y una posició.n desahogada ... » no p~ne­
noce determinadas referencias y participa de ciertos supues- mos en duda, escépticamente, s1 de veras era guapa Y lista,
tos que un lector moderno o de nuestra cultura puede no sino que aceptamos la afirmación mientras no encontremos
compartir. La crítica feminista se ha interesado particular- razones para pensar de otra manera. Algunos na~radores .se
mente por cómo las narraciones europeas y americanas pos- denominan como <<no fidedignos» cuando determmadas pis-
tulan por norma un lector masculino: el discurso se dirige tas sobre sus prejuicios y la informació~ que n?s tr~nsrmten
implícitamente a unos lectores que comparten un punto de sobre las situaciones nos hacen desconfiar de como mterpre-
vista masculino. tar los acontecimientos, o cuando encontramos razones para
¿Quién habla y cuándo? La narración puede ser contem- dudar de si el narrador comparte los mismos valo~~s que el
poránea al tiempo en que se dice que suceden los hechos autor. Los teóricos hablan igualmente de «narrac!on auto-
(como en La celosía, de Alain Robbe-Grillet, en la que la narra- consciente» cuando encontramos un narrador que pone de
ción adquiere la forma de «ahora está pasando a, ahora está relieve el hecho de estar explicando una historia, expone sus
pasando b, ahora está pasando c»). La narración puede suce- dudas sobre cómo explicarla o incluso alardea de su poder
der también poco después de los hechos, como en las nove- para determinar el desarrollo de la historia. La narración aut~ ­
las epistolares, que tienen la forma de una sucesión de cartas consciente coloca en primer término el problema de la auton-
(como en Pamela, de Samuel Richardson, en la que cada epís- dad narrativa.
tola describe lo que ha sucedido hasta el momento). Lo más
frecuente, no obstante, es que la narración sea posterior al
I o8 Breve introducción a la teoría literaria
La narración I 09

Focalización personaje concreto, puede recurrir a variacio~es similares,


explicando cómo le parecían las cosas al pe~~onaJe en aquellos
¿Quién ve? Las discusiones narratológicas hablan con fre- días 0 cómo las percibe más tarde. La opcion por uno u o~ro
cu~ncia del «punto de vista desde el que se explica una bis- modo de focalización temporal tiene enormes conse.cuencias
tona», pero este uso del término punto de vista confunde dos en el efecto de la narración. Una novela de detectives, por
preguntas diferentes: ¿quién habla? y ¿a quién corresponde ejemplo, narra sólo lo que el focalizador sabe. e~ cada mo-
la v~s~ón q~e se presenta? La novela de Henry James Lo que mento de la investigación, reservando el conocimiento pleno
MatSte sabza emplea un narrador que no es un niño, pero para la culminación. . . .
presenta la historia según aparece a la conciencia de la niña 2. Distancia y frecuencia. La histona se pue~e ver con
Maisie. Maisie no es la narradora; se la describe en tercera un microscopio, por así decir, o con un te!escopw; p~oce­
persona, como «ella», pero la novela presenta muchos acon- diendo lentamente y con gran detalle o cornendo a decirnos
qué sucedió: «El rey, agradecido, concedió al príncipe l.a, mano
tecimientos bajo su perspectiva; Maisie, por ejemplo, no com-
prende por entero la dimensión sexual de las relaciones 1:
de su hija y, a la muerte del rey, el príncipe sucedio Y los
e~tr~ los adultos que la rodean. La historia está, por usar un nuevos reyes reinaron felices por muchos anos». Paralel.a-
termmo desarrollado por los narratólogos Mieke Bal y Gérard mente a la distancia encontraremos diferencias de frecuenCia:
Genette, /oca/izada a través de Maisie. Suya es la conciencia se nos puede narrar lo que sucedió en una o~~sión _concret~ o
o posición desde la cual se enfocan los acontecimientos. La lo que acontecía todos los martes. La opc10n mas peculiar
pregunta de quién habla, por tanto, ha de distinguirse de es lo que Gérard Genette llama «pseudoiteración».' en la que
la pregunta de quién ve. ¿Desde qué perspectiva se enfocan algo tan específico que jamás podría suceder contmuamente
los acontecimientos y quién los presenta? No siempre coin- se explica como si sucediera de. f~rma regular. .
ciden el focalizador y el narrador, nos encontramos con 3. Limitaciones del conocimiento. Como alternativa ex-
numerosas variables. trema la narración puede focalizar la historia a través de una
l. Tiempo. La narración puede focalizar los aconteci-
persp~ctiva muy limitada -lo que ve «el ojo de la c~mara».o
mientos en el momento en que ocurren, poco más tarde 0 en <<Una mosca sobre la pared>>-, contándonos las acciOnes .sm
un. mom~nto muy posterior. Puede focalizar lo que el perso- permitirnos el acceso a los pensamientos de los persona¡es.
naJe sabia o pensaba en la época de los hechos o sus ideas Incluso en este caso, hallaremos grandes diferencias según
posteriores, ya con la perspectiva del tiempo. Cuando una el grado de comprensión de los hechos impl~cado por las ~e.s­
narradora explica lo que le sucedió, por ejemplo, de niña, cripciones «objetivas» o «externa~». Por e¡e~plo, «el vieJo
puede escoger entre focalizar los hechos a través de la con- encendió un cigarro» parece focalizado mediante un obser-
:iencia de la niña que fue (restringiendo la explicación a lo vador que conoce los comportamientos hum~nos, pero «el
:}Ue veía y pensaba en ese tiempo) o a través del conocímien- humano de pelo blanquecino en la parte superiOr de la cabe-
:o y comprensión de los hechos que posee en el momento de za sostiene una varita encendida ante sí, y se levanta h~o de
a narración. Naturalmente, también puede combinar ambas un tubo blanco aguantado en sus labios» parece focalizado a
)erspectivas, alternando entre lo que sabía o sentía entonces través de un visitante del espacio exterior o al menos de una
'lo que reconoce en el presente. Cuando la narración en ter- persona exterior al espacio del prota~~nista. ~n ~1 otro extr -
:era persona focaliza los acontecimientos a través de un mo se encuentra la llamada «narracwn ommsctente» en la
que el narrador, de modo semejante a un dios , tien a '. o
La narración II 1
I I o Breve introducdón a La teoría literaria
demás personajes o qué otras cosas están sucediendo en ese mo-
~ los pensamientos íntimos y motivos ocultos de sus persona- mento, todo lo que ocurra puede ser una sorpresa. Las com-
Jes: «El rey quedó extasiado al contemplar el botín, pero su avi- plicaciones de la narración aumentan s~ ten~os en cuenta el
dez ~e ?ro todavía no había quedado satisfecha». El narrador engaste de historias dentro de otras htstonas, de forma que
omrusctente,_aunque parece no tener límites en lo que puede el acto de narrar una historia se convierte en un aconte-
sabe_r y explic~r, es habitual no sólo en la mayoría de cuentos cimiento dentro de la narración, un acontecimiento cuyas con-
t~adic10nale~ ~mo en la novela moderna, en la que resulta esen- secuencias e importancia supondrá una cuestión clave. Histo-
ctalla selecc10n de lo que efectivamente se va a narrar.
rias dentro de historias dentro de historias.
~as ~istorias focalizadas mayoritariamente a través de la
con~~enc1a d~ un protagonista se encuentran tanto en la na-
rract?n en pnmera persona (en la que el narrador explica lo Qué hacen los relatos
que el o ella han pensado o visto) como en la narración en
terc~ra persona, caso que se suele denominar «punto de vista Los teóricos han discutido igualmente las f unciones del rela-
restrmgt~o ~la _tercera persona>>, como en Lo que Maisie sabía.6 to. Ya mencioné en el capítulo 2 que los «text?s exp_ositiv_os
Las limttaclOnes en el foco o punto de vista pueden deri- narrativos» -clase que incluye tanto las narrac10nes liter~nas
¡ar en ~a ~arraciór:_ «no fidedigna», si nos parece advertir que como las historias que nos contamos entre nosotros- Clrcu-
a conClencta a traves de la cual se focalizan los hechos es in- lan porque sus historias son dig~as de explicar, «valen la
:apaz de comt:ren~er los sucesos del mismo modo que lo haría pena». Los escritores intentan ~vttar constan~emente la pe-
m lector de htstonas competente, o si se niega a ello. ligrosa pregunta de «¿y eso, que?»; pero ¿que hace que una
. , Estas y alg_unas otras alternativas de narración y focaliza- historia «valga la pena»? ¿Qué hacen los relatos? , .
:lOn desempenan un gran papel en la determinación final de Para empezar, las narraciones causan placer (segun Ans-
?s efectos de la novela. Una historia con un narrador omnis- tóteles, por su imitación de la vida y ~u r~tmo peculiar) . La
'lente, que detalla los sentimientos y las motivaciones secretas estructura narrativa que incluye un gtro tmportante, como
le los protagonistas y manifiesta un conocimiento de cómo se cuando el cazador es cazado o se vuelven las tornas, produce
:an de desarrollar los acontecimientos, puede transmitir al placer en sí misma, y muchas narraciones persigu~n sobre
!ctor la sensación de que el mundo es comprensible. Puede todo este objetivo: entretener a los lectores, productendo un
.estacar, por ejemplo, el contraste entre lo que uno piensa y
cambio imprevisto en situaciones familiares. .
) que sucede inevitablemente («poco sospechaba él en ese El placer de la narración se relaciona con el deseo. Las m-
10me~to que dos horas más tarde sería atropellado por un trigas narrativas nos cuentan sobre el placer y 1~ que s,uce?e
~rru~¡e y todos sus planes se malograrían») . Sin embargo, una con éste, pero el propio movimiento d~ la narr~:tva esta gula-
tstor~a n~rra~~ desde el punto de vista restringido de un pro- do por el placer, bajo la forma de «eptstemofilia» (deseo de
tgorusta mdi':'td_ual puede resaltar la pura impredecibilidad saber): queremos descubrir secretos, sab_e r cómo ac~ba, ha-
e los acontec11lllentos; dado que no sabemos qué piensan los llar la verdad. Si lo que guía las narracwnes es el lffipulso
«masculino» de dominio, esto es, el deseo de desvelar la ver-
~- ~ el ámbito teórico de nuestro país es más frecuente remitirse a la dad (la «verdad desnuda>>), ¿qué sucede entonces con el sab r
:mmologta de Genette, que el lector pued e hallar resumida en Figuras III que esas narraciones nos ofrecen para satisfacer ese deseo? ¿S
arc~on ~: L~en, 1 9~9) . W(hat Maisie Knew es ejemplo, para Genette, de trata de conocimiento en sí mismo o es un efecto del dese ?
xalizaoon mtema fi¡a»; vease Ftguras III, op. dt. , p. 245 . (N. del t.)
II2 Breve introducción a la teoría literaria
La narración I I 3
La teoría se hac
tre el deseo las hi~t~~uasnytaels como ~st~s sobre la relación en- ·orrupción del mundo o cómo fracasa en satisfacer nuestras
. ' conocumento.
Efectivamente, según ha enfati d 1 , aspiraciones más nobles; expone los puntos de vista de los
tiene también la fun . , d - za o a teona, la narración oprimidos, en historias que invitan al lector, mediante la iden-
mostrarnos , cto~ e ensenamos cosas sobre el mundo tificación, a darse cuenta de que ciertas situaciones son into-
~ursos de la l~~ fu~_ctona, termitirnos -a través de los re: lerables.
layas y comprende:~~on-_o s~:var las cosas desde nuevas ata- En resumen, la pregunta fundamental que debe hacerse la
vida cotidiana nos que~o~vulactalonElde otrl~s peErsoMnas, que en la teoría en el campo de la narrativa es esta: ¿es la narración una
, · nove Ista Fo t b forma básica de conocimiento (que permite conocer el mun-
servo que, al ofrecernos la posibilidad de un . ·. . rs er o -
fecto, la novela compensa nuestra visión ~ono~uruento per- do por su capacidad de dar sentido) o se trata más bien de
otros en la vida «real». Los personajes de la:::da de los una estructura retórica que distorsiona tanto como desvela?
La narrativa, ¿es fuente de conocimiento o de ilusión? El co-
son gente cuya vida secreta es visible d .
nocimiento que pretende presentar, ¿es efecto del deseo? El
que nuestras vidas secretas son invisi~~~e e serlo, mientras teórico Paul de Man observó que, mientras que nadie en su

tan
d
r ~:r:::J~a~~:
. '
lpo lasu~~e no_velas,dincl~s_o
cuando tra-
en servunos e alivto· nos habl
e una especie humana más com r 'bl ' an
sano juicio intentaría cultivar viñedos a la luz de la palabra
día, nos resulta verdaderamente muy difícil el no concebir
nuestras 'vidas a partir de esquemas de narraciones ficcionales.
manejable; nos ofrecen una ilusiXn ednesiP e y, por .tanto, más ¿Implica eso que los efectos de discernimiento y consuelo que
ersptcacta y poder.
causa la narrativa son engañosos?
A través del conocimient f Para poder responder a tales preguntas necesitaríamos
actúan como si fu . , o que o recen, las narraciones
'd al eran polictas. Las novelas de la tradi . , disponer a la vez de un conocimiento del mundo indepen-
occt ent mue t , d cton diente de la narración, y de razones para considerar ese co-
y cóm o los dese~:: ~=~e ~::~::sl:s~~~~o;:~:rudiVIM·dualhes nocimiento como de mayor autoridad que el que ofrece la
nove1as narran cóm al . . · uc as narrativa. Pero la existencia hipotética de ese conocimiento
Nos cuentan el deseoo ;~o~c~~r:rud las ilust~nes de juventud. con auto.ridad, pero ajeno a toda forma narrativa, es precisa-
~~o~:~ e~~:~r:raiod odelcadd'eseo hete;ose:~:J~~~~:~~:?
a vez mas en s . 1
s:J~ ~~~-, mente lo que está en juego en la pregunta de si la narración
proporciona conocimiento o ilusión. De modo que no parece
nuestra identidad verdadera si ale ugenr que ograremos posible responder a la pregunta, si es que tiene respuesta. En
;~w:,c:s ;;r~r~ f:vleazs relacio~es per:~:~sy :~o:~af!a~ce~ó~ lugar de ello debemos movernos entre la concepción de la na-
rración como recurso retórico que crea una ilusión de perspi-
. · que nos entrenan p
~~~:~aa¡~~a~omo «estar enamorado», se a~~u~ua:e~:~~~~~ cacia y el estudio de la narración como nuestro medio princi-
pal de creación de significado. Después de todo, incluso la
En tanto que llegamos a ser lo . propia afirmación de que la narración no es más que retórica
serieelde identificaciones (como trat~~: ~~~f~;p;~ano t8e) unl a sigue la estructura de una historia; se trata de una narración
nov as son un me · d , as en la que nuestro engaño inicial ha dado paso a la dura luz de

:;:~;í~~:=~~~,~~~~;~!~::::~eld.~elt~~;~~~c:nd~~~~l~
extto mun ano, la
la verdad, y terminamos más tristes, pero p1ás sabios; desi -
lusionados, pero aleccionados. Dejamos de bailar en círculo
y contemplamos el secreto. Eso nos dice la historia.
7

EL LENGUAJE REALIZATIVO

En este capítulo seguiremos el desarrollo de un ejemplo de «teo-


ría», paralelamente a un concepto que ha adquirido gran im-
portancia en los estudios literarios y culturales y cuya varia for-
tuna muestra cómo pueden s:ambiar las ideas cuando entran en
el reino de la «teoría». El problema del lenguaje «realizativo»
[per/ormative language] nos llevará a analizar temas importan-
tes del significado y los efectos del lenguaje y generará pre-
guntas sobre la identidad y la naturaleza del sujeto.

Los enunciados realizativos de Austin

El concepto de enunciado realizativo fue desarrollado en los


años cincuenta por el filósofo británico J. L. Austin, quien
propuso una distinción entre dos tipos de enunciados. Los
enunciados constatativos, como «Juan ha prometido que ven-
drá», hacen una afirmación, describen un orden de cosas y
son verdaderos o falsos ; mientras que los enunciados realiza-
tivos (o sencillamente, los realizativos) no son verdaderos ni
falsos y en realidad realizan la acción que describen. Al afir-
mar «Prometo que te pagaré» no se quiere exponer una
situación, sino realizar el acto de prometer; el enunciado en
sí ya es el acto. Austin pone el ejemplo de una boda; cuando
el párroco o el alcalde preguntan «¿Acepta a esta mujer como
su legítima esposa?», la respuesta de «Sí, quiero» no describe
una voluntad, la realiza; no informa respecto a un matrimonio,
lo efectúa. Al decir «Sí, quiero», el enunciado realizativo no
resulta ser verdadero ni falso. Puede ser apropiado o inapro-
piado, según las circunstancias; puede ser «afortunado» o
«desafortunado», en palabras de Austin. Puede suceder que
El lenguaje realizativo L 17
I I 6 Breve introducción a la teoría literaria
debemos admitir que cualquier enunciado puede funcionar
se diga «Sí, quiero» y la boda no sea válida (por ejemplo si como un realizativo implícito. La frase «El gato está sobre la
uno de l?s dos ya está casado o si la persona que celebr; la alfombra» -un enunciado constatativo básico- puede ver-
cerei?oma no está autorizada a celebrar bodas en nuestra co- se como la versión elíptica de «Con estas palabras afirmo que
~umdad). El enunciado «fracasará», dice Austin. El enun- el gato está en la alfombra», un realizativ_o que efectúa e~ acto
ciado ~erá desafortunado, infeliz .. . y así quedarán sin duda de afirmar que está describiendo una realidad. L~s enunciado.s
el novio o la novia, o quizá ambos. ' ' constatativos también realizan acciones: las de afirmar, descri-
.Los enu.nciados realizativos no describen las acciones que bir, constatar, etc. Descubrimos que son un tipo de realiza-
designan, siD:o que las realizan. Prometemos, ordenamos 0
tivo. Volveré sobre ello más tarde.
nos casamos JUstamente ~~pronunciar unas determinadas pa-
l~bras. Una prueba sencilla para saber si una frase es realiza-
uva es anteponerle, en español, el sintagma «Con estas pala- Los realizativos y la literatura
bras» o «al pronunciar estas palabras»: «Con estas palabras
prometo ... », «Con estas palabras declaro la independencia» La teoría literaria ha abrazado el concepto de «realizativo»,
«~on estas palabras te ordeno que .. .», pero no es posible de~ porque ayuda a caracterizar el lenguaje literario. Los teó~~cos
cu «Con estas palabras voy a la ciudad». No puedo realizar el han afirmado constantemente que debemos prestar atencwn a
acto de hablar al pronunciar unas palabras concretas. lo que el lenguaje literario hace, no meno~ q~~ a 1?, qu.e d~~e;
. La ~st~ción entre realizativo y constatativo refleja una y la noción de realizativo proporciona una ¡ustiftcacion ~guts­
diferer:cia Importante entre tipos de enunciados y tiene la tica y literaria para esta idea: existe una clase de ~nu_nciados
gran vlttu~ de ale~tarnos sobre hasta qué punto el lenguaje que, ante todo, realizan algo. Al igual que los realizattvos, l~s
puede reahzar acciOnes, además de meramente informarnos enunciados literarios no se refieren a un orden de cosas previo
de ~llas: No obs~ante, al proseguir con su explicación de lo y tampoco son verdaderos o falsos. El enunciado.literario, ~de­
realizatlvo, Aus~rn topa con algunas dificultades. Se podría más también crea las situaciones a las que se refiere, en diver-
est~~lecer una .lista de «verbos realizativos» que realizan la sos ~entidos. En primer lugar y ante todo, porque presta vida
acc10n que designan cuando son usados en la primera perso- a los personajes y sus acciones, por ejemplo. El principio. del
na del presente de in~i~ativo (prometo, ordeno, declaramos). Ulises deJoyce, «Solemnemente, el regordete Buck Mulhgan
Pero no se p~ede definir los realizativos con un mero listado, surgió de la escalera llevando una palangana de esp~ma con
pues en las circur:stancias adecuadas se puede realizar el acto un espejo y una navaja de afeitar entrecruzados enclffia>>,. no
de or~enar a. alguien que se pare con sólo gritar «¡ Párate!» sin se refiere a una situación previa, sino que crea el persona¡e Y
necesidad de dec~r «(Con estas palabras) te ordeno que te las circunstancias. En segundo lugar, las obras literarias dan
pares>~ . Un_ enunciado aparentemente constatativo como «Te vida a nuevas ideas y conceptos. La Rochefoucauld afirma que
~agare manana», que ciertamente tiene el aspecto de conver- a nadie se le hubiera ocurrido estar enamorado si no lo hu-
tirse en verdadero o falso según lo que suceda mañana puede biera leído en los libros, y la poción del amor romántico (y de
representar tarr:b.ién la promesa de que se pagará mafiana, si su centralidad en la vida de los individuos) podría decirse que
se dan la~ c~~diciones adecuadas, más que una descripción 0 es una sólida creación literaria. En cualquier caso las propias
una prediccwn c~mo «(é~) te p.agará mañana». Sin embargo, novelas, desde Don Quijote a Madame Bovary, han inculpado
e? cuanto se admite la existencia de estos «realizativos implí- a las ideas sentimentales de otros libros.
citos», en los que no hay explícito ningún verbo realizativo )
El lenguaje realizativo II 9
I I 8 Breve introducción a la teoría literaria
. 1 onvenciones que permiten que un enunciado
En resumen, lo realizativo sitúa en el centro de la escen 1 otro punto. as e . las convenciones del soneto,
un uso del lenguaje que antes se consideraba marginal -un sea una promesa of un podemdae, un enunciado literario podría
uso activo, creador de mundos, cercano al lenguaje literari · 1 Lo a ortuna o · del
por eJemp o. de su relación con las convenciOnes
y nos ayuda a entender la literatura como un acto o un acon depender, por tanto, 1 t'o' n y por tanto logra ser un
, ·S · sta a a convenc d
tecimiento. La noción de la literatura como enunciado rea genero. <. e aJU 1 . t to? Más que eso uno ten e-
lizativo permite, además, una defensa de la literatura: no Sl' soneto, sin «fracasar» en e m e~ciÓn literaria es afortunada
trata de frívolos pseudoenunciados, sino que debe colocars · ría a suponer que ~na core~~ente en literatura, al ser pu-
entre los actos del habla que transforman el mundo, que dan sólo cuando se convte~e p bra literaria (al igual que una
vida a los objetos que nombran. blicada, leída y acepta a calomo o do es aceptada como apues-
, 1 vale como t cuan 1' .
Lo realizativo se vincula con la literatura también de un apuesta so o 1 ción de la literatura como rea tzattv~
segundo modo. Al menos en un principio, los realizativos ta). ?n resumen, flan~ , obre el complejo problema de que
rompen la ligazón entre el significado y la intención del ha- nos tmpone una re exlOn s . .
significa que una obra literana functona .
blante, pues el acto que se realiza ya no depende de lo que se
quiera decir, sino de convenciones sociales y lingüísticas. El
enunciado -insiste Austin- no debe ser considerado como Derrida y los realizativos
el signo exterior de un acto interior al que representa con ver-
dad o falsedad; al afirmar «prometo» en unas determinadas to clave en su desarrollo cuan-
circunstancias habremos hecho una promesa, habremos he- Este tema conoc~ otro mom:del concepto de Austin. Austin
cho el acto de prometer, independientemente de las intencio- do J~cq~e~ De~nda se oc: realizativos serios, que efectúan
nes que tuviéramos en mente en ese instante. Puesto que los habta dtsttngutdo entre los enunciados «no serios».
enunciados literarios también son acontecimientos cuyo sig- algo, como pdo:eterli~a~:~a~sf~: palabras que se dice~ seria-
nificado, según se suele creer, no viene determinado por la Su enfoque e e ai: esté bromeando, por ejemplo,
intención del autor, el modelo teórico de los realizativos pa- mente: <~Es necesariO !~e ~:estros enunciados realizativos,
rece muy pertinente. o escnbtendo un poe . d se como enunciados gene-
No obstante, si el lenguaje literario es realizativo, y un afortunados o no, de~en endint~n ~r Derrida replica que lo
. t netas or anas».
enunciado realizativo no es verdadero o falso sino afortunado rados en .cuc~rs a 1 do a las «circunstancias ordinarias»
o desafortunado, ¿qué significado tiene el que un enunciado que Austm a1S a ape an ue se pueden repetir frag-
literario sea afortunado? Esta se revela como una pregunta son las numerosas. m~eras J~ 2-no serio» pero igualmente
complicada. Por una parte, quizá afortunado no sea más que mentos de lenguaje, de moe'em lo 0 una cita. La posibilidad
otro nombre para lo que ya suele interesar habitualmente a
los críticos. Al encontrarnos ante el enunciado que abre el so- d~i~~rc~e~~t~~o~~a:~cu:~njciatnu::~~sp~d7~::s:;:~;~~~
neto de Shakespeare «My mistress' eyes are nothing like the raleza del lenguaje; cualquter c?si q . sino algún tipo de
sun», no preguntaremos si la frase es verdadera o falsa, sino da de modo «no serio» ~o sena en=~~~~ación física. La po-
qué hace, cómo se integra con el resto del poema y si funcio- señal inseparablemente ligado a un fundamental en el
na felizmente (afortunadamente) en conjunción con los demás sibilidad de repetición resulta,. entonces, '1 d n fun-
versos. Esa podría ser una concepción de lo afortunado. Pero lenguaje; y los realizativos pa~t~::~::t~ ~~t~s ~\:rmulas
el modelo de lo realizativo también dirige nuestra atención a donar si se los reconoce com
121
El lenguaje realizativo
120 Breve introducción a la teoría literaria
' blico y declaramos solem-
regulares, como «SÍ, quiero» o «prometo». Si el novio dijera clave afirma: <<Por tanto, ?ace~~t ~~on y según derecho debe-
«vale» en vez de «SÍ, quiero», probablemente no lograría nemente que esta~ colom~s :1e~dientes». La declaración de
casarse. Un enunciado realizativo, se pregunta Derrida, rían ser estados hbres e 1& e~ s es un realizativo que se su-
«¿podría ser un éxito si su formulación no repitiera un enun- que son estados indepen ~dad a la que se refiere, pero p~ra
ciado "codificado " o iterable [repetible], en otras palabras, si Pone ha de crear la n~eva re d. 1 afirmación constatauva
fir ón se a Junta a
la fórmula que se pronuncia para abrir una sesión, botar un reforzar esta a maet d independientes.
barco, o un matrimonio no fuera identificable como confor- de que deberían ser esta os
me a un modelo iterable, si por tanto no fuera identificable
de alguna manera como "cita"?». Austin aísla como anóma- Relaciones entre realizativos y constatativos
los, no serios o excepcionales ejemplos particulares de lo que
Derrida llama una «iterabilidad general» que debe conside- . . lo constatativo también se
rarse una ley del lenguaje. «General» y fundamental, porque, La tensión entre lo realh~.auv~ y a en la que la dificultad con
para que algo sea un signo, debe poder ser citado y repetido observa claramente en a ttera ur , lo realizativo de lo cons-
A stin para separar , . f
en toda clase de circunstancias, incluyendo las «no serias». El que se encuentra u .d d o una caractensttca un-
d er cons1 era a com d . do
lenguaje es realizativo en el sentido de que no se limita a tatativo pue e s . . del lenguaje. Sito o enunc1a .
. transmitir información, sino que realiza actos mediante su damental del func1onamtento . m· cluye al menos, la aftr-
· y constatattvo e
es a la vez re alizauvo .
' lin ·· '
. , n junto con un acto guts-
repetición de maneras de hacer cosas o prácticas discursivas
establecidas. Este aspecto será clave en la fortuna posterior mación implícita de una s1tuaclto i do dice y lo que hace
., tre lo que e enunc a .
del término. tico la re1ac1on en . ni cooperativa. Para eJem-
, . te será armomosa
Derrida vincula igualmente lo realizativo a la cuestión ge- no necesanamen 1 , b.t literario volvamos una vez
blema en e am 1 0
plificar e1 pro
'
neral de los actos que originan o inauguran, actos que crean R b F st «The Secret Sits»:
algo nuevo, tanto en la esfera política como en la literaria. más al poema de o ert ro
¿Cuál es la relación entre un acto político, como una declara-
We dance round in a rhing anJc¡;;~~oJknows7
ción de independencia, que da pie a una nueva situación, y But the Secret szts zn t e mz
los enunciados literarios, que intentan inventar algo nuevo, a
través de actos que no son enunciados constatativos sino rea- d d la oposición entre suponer y co-
lizativos, como las promesas? Ambos actos, el político y el lite- Este poema depen ~ e . d t ma el poema frente a esta
lorar que actttu o
rario, se asientan sobre una compleja combinación de reali- nocer. P ara exp d. di a los términos opuestos, po-
zativo y constatativo en la que, para ser un éxito, el acto debe dualidad y qué valore~ a JU e~ oema adopta la modalidad
demos preguntarnos S1 el prolp p pone como nosotros .
resultar convincente (al quedar referido a la situación de emi- cer ¿E poema su , S di
d
de suponer o e con? ul. b como el Secreto? e -
sión); sin embargo, en estos actos el éxito consiste justamen- en ctrc o- o sa e, , h
te en originar las condiciones a las que se refiere. Las obras -que b ailamos d d la imaginacion umana,
ría que e1 poema, eomo pro , 1os,
. . , ucto e o de baile en cucu
literarias pretenden hablarnos del mundo, pero si tienen éxi- es un ejemplo de supostcton, un cas
to lo hacen creando, dando vida a los personajes y sucesos
que relatan. Algo parecido es lo que ocurre en los actos inau- 1 Pero el Secreto sabe, senta-
7 «Bailamos en círculo y suponemos,
gurales propios de la esfera política. En la Declaración de
do en. el centro.» (N. del t.)
Independencia de los Estados Unidos, por ejemplo, la frase
2
El lenguaje realizativo 1 3
I 22 Breve introducción a la teoría literaria

pero su apariencia gnómica, sentenciosa, así como la afirma-


ción suficiente de que el secreto «sabe», hacen que el poema
parezca saber mucho. Por tanto, no podemos estar seguros
de la respuesta. No obstante, ¿qué nos muestra el poema so-
bre el saber? Pues bien, el secreto, que es algo que uno o sabe
o no sabe -y, en consecuencia, es un objeto del conocimien-
to-, se convierte en el poema, por metonimia o contigüidad,
en el sujeto del conocimiento; es lo que sabe, en lugar de lo
que se sabe. Al escribir en mayúsculas y con ello personalizar
la idea del Secreto, el poema realiza una operación retórica
que asciende el objeto del saber a la posición de sujeto. Con
ello muestra que una suposición retórica puede originar al sa-
bedor, puede convertir al secreto en sujeto y personaje de esta
pequeña escena teatral. El secreto que sabe se crea con un
acto de suposición, que desplaza el secreto del lugar de obje-
to (Alguien sabe un secreto) al de sujeto (El Secreto sabe). El
poema indica, por tanto, que su afirmación constatativa con-
forme a la cual el secreto sabe depende de una suposición rea-
lizativa: la suposición que convierte al secreto en el sujeto su-
puestamente sabedor. La frase dice que el Secreto sabe pero
muestra que se trata de una suposición.
En este punto de la historia del concepto, el contraste en- , m a)·o es el de la izquierda ...
oye, pero que
tre lo constatativo y lo realizativo se ha redefinido: lo consta-
tativo es el lenguaje que afirma representar las cosas tal cual . el acto de constatar
· d que real tzan
son y nombrar cosas que están ahí previamente; lo realizati- de habla . Los enuncta os. amente que no hacen más que ex- 1
vo son las operaciones retóricas, los actos de lenguaje que so- han de pretender necesan . isiera demostrarse o
::avan esta afirmación con su imposición de categorías lin- oner las cosas tal cual so~;, pedroe s:epq~esentar al mundo tal
P · -que la pretenston
sÜÍsticas, creando las cosas, organizando el mundo más que contrano ' al mun d o- no hay
.d d · pone categonas
·epresentando lo que existe. Estamos ante lo que se llama una cual es en re al1 a ' liD tatar que es así o no 1o
'
otro modo 1 que no sea
d e h acero l consl l acto de constatar o
:aporía» entre lenguaje realizativo y constatativo (una aporía
s el «impasse» de una oscilación irresoluble, como cuando es. La afirmación conforme a ~u~~ debe tomar la f rn•'
1 gallina depende del huevo y el huevo depende de la gallina).
describir es de hecho un act? re za v
,a única manera de afirmar que el lenguaje funciona reali- de una afirmación constatattva.
lÚvamente, dando forma al mundo, es mediante un enun-
ado constatativo, como por ejemplo «El lenguaje da forma
mundo»; contrariamente, no hay manera de afirmar la
msparencia constatativa del lenguaje si no es con un acto
I 24 Breve introducción a la teoría literaria
El lenguaje realizativo I25

«H aces que me sienta como una mujer natural») y con su


Butler y los realizativos imposición de normas (definiciones de qué significa ser una
mujer) amenazan con excluir a las que no se adaptan a ellas.
El último_ e¡~isodio de esta pequeña historia de los realiza tivos En su estudio Butler propone que consideremos el género
es el_surguniento de una «teoría realizativa de la sexualidad y sexual como un realizativo, en el sentido que no es lo que uno
el ge~ero» den_tro de la teoría feminista y los estudios gay es sino lo que uno hace. Un hombre o una mujer no es algo
Y les~Iana. La fi_gura central de esta teoría es la filósofa esta- que se es sino algo que uno hace, una condición 9ue uno en-
dounidense Juduh Butler, cuyos libros Gender Trouble: Femi- carna: el género lo crean nuestros actos, del mismo modo
nzsm and theSubversion of Identity (1990), Bodies that Matter que una promesa se crea en el acto de prometer. Se llega a ser
(1993 ~ Y f!xcztable Speech: A Politics o/ the Speech Act (1997) hombre o mujer mediante actos repetidos que, como los rea-
~an eJ~rcido una gran influencia en el campo de los estudios lizativos de Austin, dependen de convenciones sociales, de las
lit~ran?s y culturales, especialmente en la teoría feminista y en maneras habituales de hacer algo en una cultura. Igual que
el ambtto emergente de los estudios gay y lesbiana. La teoría existen maneras regladas, fijadas socialmente, de prometer,
c~t~ral de vanguardia de los estudios gay, vinculada con mo- apostar, dar órdenes o casarse, existen maneras establecidas
~Ientos políticos a favor de la liberación gay, ha adoptado de ser un hombre o ser una mujer.
recien~e:nenre ~1 nombre_de Queer theory. El epíteto «Queerl» Esto no significa que el género se pueda elegir, que sea
(<~ancon, mona») es elmsulto más común en inglés para re- un rol del que uno se viste del mismo modo que escoge la
fe~Irse a un homosexu_al; la teoría lo adopta como nombre y ropa con que se vestirá ese día. De ser así, existiría un suje-
asilo devuelve a la sociedad. La apuesta consiste en que alar- to asexuado previo a la elección del género, cuando de hecho
dear de este nombre pu~de provocar un cambio de significa- para ser un sujeto es imprescindible tener género: en este ré-
do que lo transforme de msulto en insignia honorífica. En este gimen del género, no se puede ser una pers_ona sm s~r hom-
c~so, _el proyecto_ t~órico e_stá imitando la táctica de las orga- bre o mujer. «Sujeto al género pero convemdo en suJeto por
mzaciOnes de actlVIsmo mas marcado que se han involucrado el género», escribe Butler, «el "yo" ni precede ni sigue al pro-
en la lucha contra e! sida; _como el grupo ACT-UP, por ejem- ceso de esta ageneración , sino que surge sólo dentro de lama-
plo, que ~n sus manifestaCiones utiliza eslóganes como «We're triz de las propias relaciones de género y en calidad de ésta».
her~, we re queer, get used to it! » («¡ Estamos aquí somos Lo realizativo del género tampoco debe entenderse como un
mancones, ya podéis acostumbraros!»). '
acto aislado, algo que se logra mediante un acto particular; es
~llibro de Butler Gender Trouble se ocupa de la noción más bien «la práctica reiterativa y citacional», la repetición
cornent; _en los ~s~ritos de ~eminist~s estadounidenses, de qu~ obligatoria de las normas genéricas que animan y constriñen
una ~ohtt~a femmtsta reqwere obligatoriamente de una idea al sujeto sexuado, pero que son asimismo los recursos que
de ~a Identidad femenina (las características esenciales que las forjan la resistencia, la subversión o el desplazamiento.
muJ~re~ comparten por ser mujer y que les otorgan intereses Desde este punto de vista, el enunciado «¡Es una niña!»
Y ??Jetlvos_com:mes). Para Butler, al contrario, las categorías o «¡ Es un niño! » con el que, tradicionalmen_te, se da la bi~n ­
basteas de Identidad son productos culturales y sociales, que venida al recién nacido, no es tanto un enunciado constatatlv
son probabl~:nente el :e!~ltado de una cooperación política, (verdadero o falso , de acuerdo con las circunstancias) com
no su condzczon de posibilidad. Estas categorías crean el efec- el primero de una larga serie de enunciados realizativos qu ·
to de lo natural (recuérdese la canción de Aretha Franklin crean el sujeto cuya llegada están anunciando. Poner! un
126 Breve introducción a la teoria literaria
El lenguaje realizativo 127

~om?re a una niña da inicio a un proceso continuo de «enni ción, la citación de una fórmula arraigada en normas que sos-
n~~ento», la producción de una niña, mediante la «asig
tienen una historia de opresión, lo que da una fuerza y ma-
nacton» o r~pe~~ción obligatoria de las normas del género
sexual, «la ct~acton forzosa de una norma». Si somos un suje
lignidad especiales a insultos de otro modo banales com?
«negro», «judío» o «moro». Acumulan la fuerza de ~a auton-
to es necesanamente porque se nos ha hecho esta asignación
d~, la repetición, pero -y esto resulta fundamental, en opi· dad mediante la reiteración o citación de un conJunto de
prácticas previas, autorizadas, como si fuera la voz de todos
mon de Butler- se trata de una asignación que nunca aca-
bamos de cum~lir de acuerdo con lo que se espera, de forma
los insultos del pasado. .
Pero este vínculo realizativo con el pasado conlleva Igual-
que nunca habitamos de pleno las normas o ideales genéricos
mente la posibilidad de desviar o reexpedir el peso d~l P.asa-
a los .que se nos empuja a aproximarnos. En ese agujero, en do, al intentar capturar y dirigir de otra manera los termmos
las ,diferente~ ~~rmas de cumplir la «asignación» de género, que cargan con un significado opresivo, como se ha hec~o
estan las posibilidades de resistencia y cambio.
con la adopción en Estados Unidos por parte de los J?rop~os
. Se está acent~ando aquí la manera en que la fuerza reali- homosexuales del término queer, «moña». Esto no stgniftca
zattv~ del lenguaJe se crea a partir de la repetición de normas que podamos ser autónomos con la sola elección d~ n~~stro
antenores,.d~ actos anteriores. De este modo, la fuerza del in- nombre· los nombres siempre acarrean una carga htstonca Y
sulto «mancan» no proviene de la intención ni de la autoridad están suJetos a los usos que otros puedan hacer de él en el fu-
del habla~te, que probablemente es algún necio totalmente turo. Los términos que escogemos para nombramos no se
desc~n~ctdo p~ra_la víctima, sino del hecho de que el grito pueden controlar; pero el carácter histórico del proceso rea-
«mancan» reptte msultos gritados en el pasado alocuciones lizativo crea la posibilidad de la batalla política.
o ~ctos de interpelación que crean el sujeto ho~osexuallla­
mandolo de forma reiterada abyecto y vergonzoso (1 0 que
exce?e a toda norma de conducta: «¡Antes muerto que eso!»). Jugadas e implicaciones
Escnbe Butler:
Comienza a ser evidente que la distancia entre el principio
«.Maricón» deriva su fuerza precisamente de la invocación y el final (aún provisional) de esta pequeñ~ hi.storia es muy
repetida ... ~ecliante la cual se forma, a través del tiempo, un grande. Para Austin, el concepto de lo reali~attvo nos ~yuda
contrato social entre comunidades homofóbicas. La alocución
a pensar en un aspecto concreto delle.nguaJe que habta pa-
es eco de alocuciones pasadas y obliga a los hablantes como si
sado inadvertido a los filósofos antenores; para Butler, se
hablaran al unísono a través del tiempo. En este sentido siem-
pre hay un coro in1aginario que se burla: «¡Maricón!». trata de un modelo de reflexión sobre procesos sociales
de importancia crucial en los que hay diversas cuestiones en
L? ~ue otorga al insulto su fuerza realizativa no es la mera juego: 1) la naturaleza de la identidad y có~o se produce
repe~Icton en sí, sino el hecho de que se reconoce su cohe- ésta· 2) el funcionamiento de las normas soctales; 3) el pro-
rencta. con. un modelo, con una norma, y se enlaza con toda ble~a fundamental de lo que la teoría reciente denomina en
una histona de exclusión. El enunciado implica que el ha- inglés como «agency» («agencia»): hasta qué punto y bajo
blante .es po~tavoz de lo «normal» y se esfuerza en constituir qué condiciones soy un sujeto respo~sa~l~ que escoge s~s
propios actos; y 4) la relación entre el mdivtduo y el cambto
al destmatano como un pervertido indeseable. Es la repetí-
social.
128 Breve introducción a la teoría literaria
El lenguaje realizativo 129

Por tanto, hay una enorme diferencia entre lo que está en


juego en la propuesta de Austin y la de 'Butler, y es probabl( ficos, en los que creemos poder decir c?n tranquilidad qué
que estén pensando en tipos diferentes de actos del habla. hace 0 intentamos calibrar los efectos mas vastos del lengua-
Austin se interesa por cómo la repetición aislada de una fór je, p~es éste organiza nuestros encuentros con e~ mundo?.,
mula en una situación concreta hace que suceda algo (se hac En segundo lugar, ¿có~o debemos con~eb.lr.la rela~10n
una promesa). Para Butler se trataría de un caso especial den - entre las convenciones soe1ales y los actos mdiv1duales. Es
tro de la repetición obligatoria a gran escala que produce las tentadora pero demasiado simple, la idea de que las conven-
realidades históricas y sociales (se llega a ser mujer) . ciones so~iales son como el escenario o el trasfon.do ~rente al
Esta divergencia, de hecho, nos devuelve al problema de cual decidimos cómo actuar. Las teorías de lo reahzattvo ofre-
la naturaleza del acto literario, que también puede concebir- cen explicaciones más ajustadas de cómo se entr~mezclan la
se como realizativo en dos sentidos diferentes. Podemos de- norma y la acción, ya sea presentando las convene1~nes c~mo
cir, en un caso, que la obra literaria efectúa un acto singular, la condición de posibilidad de los actos, como Austm, o ?t.e_?,
específico. Crea una realidad -la obra- y sus frases realizan como Butler, considerando la acci~n como una_ repet1c10n
algo concreto dentro de esa obra. Para cada obra, podemos obligatoria que, sin embargo, en ocas101_1es se desVla de la nor-
intent~r especificar qué realiza el conjunto y qué sus partes, ma. La literatura, que se supone debe «mnova~» d~?tro d~ un
del m1smo modo que intentaríamos averiguar qué se prome- espacio convencional, parece exigir una explicacwn reallza-
te en un acto de promisión. Esta, se diría, es la versión austi- tiva de la norma y el acto.
niana del acontecimiento literario. Tercero, ¿cómo se ha de enfocar la relaci?? en~r~ lo que
Pero por otra parte, podríamos considerar también que la el lenguaje hace y lo que dice? Est.a es la cue~t10n bastea d~ lo
obra tiene éxito y se convierte en acto mediante una repeti- realizativo: ¿puede existir una fustán armo?;os~ en~re dectr Y
ción a gran escala que integra las normas y, probablemente, hacer o, por el c~ntrario, se cr~a. una tens10~ mevltable que
cambia las cosas. Si una novela «sucede», lo hará porque, en gobierna y comphca toda la acttvtdad te.xtual. . , ,
su singularidad, inspira una pasión que insufla vida a esas Por último, ¿cómo debemos concebtr la accton en !a epo-
formas, en actos de lectura y de recuerdo, repitiendo su par- ca posmoderna en que vivimos? En los ~stados Um~os es
ticular inflexión de las convenciones de la novela y, tal vez, corriente decir hoy que, dada la importanCia de los medios de
efectuando una alteración en las normas o las formas que uti- comunicación, lo que sucede en televisión «sucede, y punto»:
lizan los lectores para enfrentarse al mundo. Un poema pue- es un hecho real. Tanto si la imagen se corresponde con l.a
de desaparecer sin dejar rastro, pero también puede suceder realidad como si no, el suceso mediático es un suceso ?en.w-
que se reproduzca a si mismo en recuerdos y dé origen a una no que se debe tener en cuenta. El. modelo de lo realizattvo
serie de actos de repetición. Es realizativo, pero no como un ofrece una explicación más perfeccwnada de tem~s ~ue ~re­
acto singular realizado una vez y para siempre, sino como una cuentemente se consideran toscamente como desdibu¡.~en­
repetición que da vida a las formas que lo repiten. to de las fronteras entre hecho y ficción. Y la cuestwn del
El concepto de realizativo, en la historia que he venido tra- acontecimiento literario, de la literatura como acto, ofrece un
zan·d o hasta aquí, reúne una serie de temas que son cruciales modelo útil para pensar sobre los acontecimientos culturales
para la «teoría». Hagamos una pequeña lista. en general.
En primer lugar, ¿cómo hemos de pensar la capacidad del
lenguaje de dar forma? ¿La limitamos a unos actos especí-
IJI

IDENTIDAD, IDENTIFICACIÓN Y SUJETO

El sujeto

Una parte importante del debate teórico moderno se ocupa


de la identidad y la función del sujeto o el yo. ¿Qué es ese
«yo» que yo soy -persona, agente o actor, sujeto- y qué lo
hace ser lo que es? En la reflexión moderna sobre este tema
subyacen dos cuestiones fundamentales: en primer lugar, ¿el
yo es algo dado o algo construido?; y en segundo lugar, ¿debe
concebirse en términos individuales o sociales? Estas dos dua-
lidades han generado cuatro corrientes principales de pensa-
miento. La primera opta por lo dado y lo individual; consi-
dera que el «yo» es algo interior y único, anterior a los actos
que realiza, un núcleo interior que se expresa (o no) de dife-
rentes maneras en sus actos y palabras. La segunda combina
lo dado y lo social; resalta que el yo es determinado por sus
orígenes y atributos sociales: uno es hombre o mujer, blanco o
negro, americano o europeo, etcétera, y estos son hechos pri-
marios, datos del sujeto o el yo. La tercera se decanta por lo
individual y lo construido, enfatizando la naturaleza variable
del yo, que llega a ser lo que es a través de sus actos particula-
res. Por último, la combinación de lo social y lo construido
acentúa que llego a ser lo que soy a partir de las diferentes po-
siciones que ocupo como sujeto; jefe mejor que empleado, rico
antes que pobre.
La tradición crítica hegemónica en los estudios literarios
modernos ha considerado la individualidad del individuo
como algo dado, una esencia que se expresa en actos y pala-
bras y que, por tanto, puede usarse para justificar una acción:
hice lo que hice porque soy quien soy y, si quieres explicar lo
que hice o dije, debes dirigir tu mirada al «yo» (consciente o
1 32 15reve introducción a La teoría literaria Identidad, identificación y sujeto I 33

inconsciente) que expresan mis actos y mis palabras. La «teo


ría» ha replicado no sólo a este modelo de expresión, en el Literatura e identidad
que los actos y las palabras funcionan expresando un sujeto
previo, sino también a la propia prioridad del sujeto. Escribl• La literatura se ha ocupado desde antiguo de la cuestión de la
Michel Foucault: «Las investigaciones del psicoanálisis, de ln identidad, y las obras literarias esbozan r~spuestas, implícita~ o
lingüística, de la etnología han descentrado el sujeto en rela explícitas, a estas cuestiones. Muy espec~almer:te, la narr~uva
ción a las leyes de su deseo, las formas de su lenguaje, las re ha seguido las peripecias de los pers~na¡~s y com~ se defmen
glas de su acción o los juegos de sus discursos míticos o fabu - a sí mismos y son definidos por combmae1ones vanables ~e su
losos». Si las posibilidades del pensamiento y la acción están pasado; las opciones que han escogido y las fuerzas socu~les
determinadas por una serie de sistemas que el sujeto no contro- que actúan sobre ellos. ¿Los personajes producen ~u destmo
la y quizá ni siquiera entiende, entonces el sujeto está «descen- 0
lo sufren? La narrativa ha ofrecido resp~estas dtferentes Y
trado», en el sentido de que no existe una fuente o un centro complejas. En la Odisea, Ulises es caractenzado como «mul-
al que uno pueda referise para explicar un hecho. El sujeto tiforme» (polytropos) , pero lo que lo define ~s su lucha por
está formado por esas fuerzas. Así, el psicoanálisis concibe al salvarse a sí y a sus compañeros y regresar a lt~c~. En Mada-
sujeto no como una esencia única, sino en tanto que produc- me Bovary de Flaubert, Emma pugna por defm~rs~ (o «en-
to de la intersección de mecanismos psíquicos, sexuales y lin- contrarse») en la tensión entre sus lecturas romantlcas Y las
güísticos. La teoría marxista, a su vez, considera que el suje- circunstancias insignificantes de su vida. .
to está determinado por su posición en una clase: o bien se Las obras literarias ofrecen una variedad de modelos tm-
aprovecha del trabajo de otros o bien trabaja para beneficio plícitos del modo en que se forn:a la identidad. En algun.~s
de otros. El feminismo destaca el impacto que desarrollan los narraciones la identidad la determma ante todo la cuna: el ht¡o
papeles del género socialmente construido para hacer al suje- de un rey criado por pastores sigue siendo fundamentalmen-
to lo que es. La Queer theory defiende que el sujeto hetero- te un rey y se convertirá en un rey de pleno der~cho c~ando
sexual se construye mediante la represión de la posibilidad de se descubra su identidad. En otras, los persona¡es vanan de
la homosexualidad. acuerdo con su cambio de fortuna, o bien la identidad se basa
La pregunta del sujeto es «¿qué soy "yo"?». ¿Son las cir- en rasgos de su personalidad que se revelan a lo largo de las
cunstancias las que hacen que sea lo que soy? ¿Qué relación se tribulaciones de una vida. . .
establece entre la individualidad del individuo y mi identidad La reciente explosión en el campo de los estud_ios litera·
como miembro de un grupo? ¿Hasta qué punto el «yo» que yo ríos de teorías sobre la raza, el género y la sexualtdad ~be­
soy, el sujeto, es un agente responsable que toma sus propias dece en gran parte al hecho de que la _lite~~tura proporct?na
decisiones sin que se le impongan? Ya la propia familia de pa- materiales valiosos para la problemauzacton de las ~xplica­
labras de «sujeto» encierra en gran parte este problema teóri- ciones políticas y sociológicas del ~apel_ que desemp~nan esos
co fundamental: el sujeto es un actor o agente, una subjetividad factores en la construcción de la 1denttdad. Constderese por
libre que realiza cosas, como el «sujeto de la frase». Pero un ejemplo la cuestión de si la identidad d~l sujeto es algo da~o
sujeto está también sujeto, determinado, es «sujeto de un expe- 0
bien algo construido. Ambas alternativas se h~an amplia-
rimento» o está «sujeto a la autoridad». La teoría se ha incli- mente representadas en la literatura; pero a_demas encont_ra -
nado por defender que ser un sujeto es estar siempre sujeto a mos que esas complicaciones o enredos se d1sponen espe~tal ­
diversos poderes (psicosocial, sexual, lingüístico). mente para nosotros, como por ejemplo en la trama habttu al
134 Breve introducáón a la teoría Literaria Identidad, identi/icaá ón y rujeto 13 5

en la que los personajes, como suele decirse, «descubren» quit• la ejemplaridad e indicarnos a qué grupo o ~Jase representa el
nes son no al averiguar nuevos datos sobre su pasado (cornil personaje. ¿La condición de Hamlet es umversal? ¿Los apu-
su nacimiento), sino por~ue actúan de una manera tal qur ros de la Regenta son los de las mujeres en general?
se convzerten en lo que al final resulta que, en cierto sentido, El tratamiento teórico de la identidad puede parecer re-
su «naturaleza». ductivo en comparación con el rastreo sutil de las novelas,
Esta estructura, en la que hay que convertirse en lo qu que logran sustraerse a las siempre discutibles afirmaciones
supuestamente ya se era (igual que Aretha Franklin llega a generales mediante su present~ción de _caso~ ~ingul~re,s; pero
senti:se como una mujer natural), ha sido calificada de pa· confían en una fuerza generalizadora 1mplíc1ta: qu1za todos
rado¡a y aporía por la teoría reciente, pero ha estado funcio - somos Edipo, Hamlet, Madame Bovary o Janie Starks. Cuan-
nando siempre en la narrativa. Las novelas occidentale do las novelas se ocupan de identidades de grupo -qué su-
refuerzan la idea de un yo esencial, al sugerir que el yo qu pone ser una mujer o un hijo de la burgues_ía- explo~an con
surge de los enfrentamientos con el mundo ya estaba allí an- frecuencia cómo las exigencias de la idenudad colecttva res-
tes, en cierto sentido, como base de las acciones que, desd tringen las posibilidades individuales. Los teóricos concluyen
la perspectiva del lector, crean ese mismo yo. La identidad que las novelas, por tanto, al convertir la individualidad en el
fundamental de los personajes emerge como resultado de la centro primordial de atención del individuo, están constru-
acciones, del forcejeo con el mundo; pero posteriormente yendo una ideología de la identidad indivi~ual cuyo rechaz?
esta identidad se postula como la base, incluso la causa de ta- a los temas de ámbito social debe ser cuest10nado por la cn-
les acciones. tica. El problema de Emma Bovary, podr~a decir~e, n?, es su
Una buena parte de la teoría reciente puede verse como necedad ni sus caprichos sentimentales, smo la s1tuac10n ge-
el intento de analizar las paradojas que frecuentemente infor· neral de las mujeres en su sociedad.
man del tratamiento de la identidad en la literatura. Las obras La literatura no solo ha convertido la identidad en un tema
literarias son la representación característica de un individuo recurrente; ha desempeñado también un papel fundamental
por lo que los conflictos por la identidad son de hecho con~ en la construcción de la identidad de los lectores. El valor de
flictos internos al individuo, pero también entre el individuo la literatura se ha vinculado desde antiguo al hecho de que
y el grupo: los personajes se resisten o se adaptan a las nor- posibilita que el lector e~perimen~e- ~directamente las e~pe­
mas y expectativas sociales. En cambio, los escritos teóricos riencias de los persona¡es, permmendole aprender ~u_e se
sobre la identidad social tienden a centrarse en la identidad siente en determinadas situaciones y con ello adqumr la
de grupo: ¿qué es ser una mujer?, ¿qué es ser negro? De ahí predisposición a sentir y actuar de cierta manera. Las ~bras
que surjan tensiones entre la exploración literaria y las afir- literarias nos animan a identificarnos con los persona¡es, al
maciones críticas o teóricas. El poder de las representaciones mostrarnos el mundo desde su punto de vista.
~terarias radica, según sugerí en el capítulo 2, en una par- Los poemas y las novelas suelen dirigirse a no_s~tros pi-
ucular combinación de singularidad y ejemplaridad: el lector diéndonos que nos identifiquemos con lo transmmdo, Y la
encontrará un retrato concreto del príncipe Hamlet, Ana identificación colabora en crear la identidad: llegamos a ser
Ozores o Huckleberry Finn, y junto a él la presunción de que quienes somos porque nos identificamos con figuras que en-
los problemas de esos personajes tienen valor ejemplar. No contramos en la lectura. Durante mucho tiempo se ha culpado
obstante, ¿de qué son ejemplo? La novela no lo indica· son a la literatura de incitar a los jóvenes a verse a sí mismos como
los críticos o los teóricos los que deben atacar la cuestiÓn de personajes de una novela y buscar la realización personal de
I 36 Breve introducción a la teoría literaria
Identidad, identificación y sujeto I 37

«el homosexual» es una identidad inventada por las prácticas


discursivas decimonónicas. La crítica norteamericana Nancy
Armstrong, a su vez, ha propuesto que las novelas y los ma-
nuales de conducta del siglo XVIII crearon al «individuo mo-
derno», que en primer lugar fue una mujer. El individuo moder-
no, en este sentido, es una persona cuya identidad y valor se
cree que provienen de los sentimientos y las características
personales, no del lugar que ocupa en la jerarquía social. Se
trata de una identidad adquirida con el amor, que se centra en
la esfera doméstica más que en la social. Esta idea es hoy la
más corriente -nuestro yo verdadero es el que se encuentra
mediante el amor y las relaciones con la familia y los ami-
gos-, pero de hecho se origina en los siglos xvm y XIX como
concepto de la identidad femenina, y sólo más tarde se ex-
tiende al hombre. Armstrong afirma que este concepto se
desarrolla y se amplía en las novelas y otras formas de dis -
Mi marido Y yo pensamos que no se debe presionar tanto a los chicos.
curso que ensalzan los sentimientos y las virtudes privadas.
Que lo tomen con calma, ya tendrán tiempo de escoger el sexo que más
les convenga ... Hoy en día se trata de un concepto sostenido por las pelícu-
las, la televisión y una gran variedad de discursos, que repre-
sentan y nos muestran qué es ser una persona, un hombre o
manera análoga: huyendo de casa para experimentar la vida una mu¡er.
de 1~ metrópoli, abrazando los valores morales de héroes y
herornas para enfrentarse a los padres, sintiendo aversión por
el_mundo antes de conocerlo o convirtiendo sus vidas en una Psicoanálisis
busqueda del amor e intentando reproducir las escenas de
novelas o poemas amorosos. Se acusa a la literatura de co- La teoría reciente, de hecho, al considerar que la identidad se
rromper medi~~e n;tec~smos de identificación. Los paladi- forma a partir de un proceso de identificación, ha desarrolla-
nes. de la educac1~n hterana, por el contrario, confiaban en que do lo que con frecuencia estaba implícito en la discusión lite-
la h.tera~u~a ~odna hacernos personas mejores mediante la ex- raria. Para Freud, la identificación es un proceso psicológico
penencia rndirecta y los mecanismos de identificación. en el cual el sujeto asimila un aspecto del otro y se transforma,
total o parcialmente, siguiendo el modelo proporcionado por
éste. La personalidad o el yo se construyen mediante una se-
¿Representación o producción? rie de identificaciones. Así, por ejemplo, la base de la identi -
dad sexual es la identificación con uno de los padres: se d s ·a
Los discursos, ¿representan identidades que existen previa- como desean los padres, como si se imitara su deseo hasta riva
~ente. o las producen? Este ha sido un tema clave en la teoría lizar por el objeto deseado. En el caso del complejo d · l·:dip o
literana. Foucault, como vimos en el capítulo 1, considera que el niño se identifica con el padre y desea a la mad r .
I 38 Breve il1troducción a la teoría literaria
Identidad, identzficación y sujeto I 39
Las últimas teorías psicoanaliticas sobre la formación de
la identidad debaten cuál es la mejor manera de concebir el
mecanismo de identificación. Jacques Lacan, en su explica- Identidades de grupo
ción de lo que denomina «el estadio de espejo», emplaza el ori-
. . ., b' , d empeña un papel en la for~a-
gen de la identidad en el momento en que el niño se identifica La identtft~acto? tam ten es A los miembros de colectivos
con su imagen en el espejo, percibiéndose como un todo, ción de la tdenttda~ d.~ grupo. inados las narraciones les
históricament.e op~~ ?,s ma;! colec;ivo potencial y cola-
como lo que quiere ser. El yo es constituido por el reflejo que 111 0

nos vuelve: por el espejo, por la madre y en las relaciones so- posibilitan la tder:, tcacton c~nmostrando quién o qué está en
ciales por los otros en general. La identidad es producto de una boran en la creacton del g~~p esta área se ha concentrado
serie de identificaciones parciales, que nunca se completan. su mano ser. El debate teonco ~n . la utilidad política de
En última instancia, el psicoanálisis corrobora la lección que de modo intenso en la convlen.tdenct~dy d ·Debe haber algo
se podría extraer de las novelas más serias y celebradas: que la . nes de a 1 entl a . c.
diversas concepclO d 1 l. embros de un grupo para
.al m partan to os os m . b
esenct qu~ co
identidad es un fracaso; que nuestro convertirnos en hombre
P ·O acaso las afirmaciOnes so re
o mujer no llega a término feliz; que la interiorización de nor- poder funcwnar c.omo ta . c. r homosexual son opre-
mas sociales (que, según la sociología, sucede uniforme e ine- , mu¡er o ser negro o se d b h
xorablemente) encuentra siempre resistencia y al final no fun. que es ser~~ . blesl Con frecuencia el e ate a
sivas, restnctlVas y ob¡eta 1' ·. bre el «esencialismo»: en-
dona: no llegamos a ser quien se supone que somos. d 1 f a de una po emtca so
toma o a ?;m . .d d como algo dado, un origen, y otra
La teoría aún ha dado otra vuelta de tuerca al papel esen- tre una no~wn d.e tdenu a al e está en permanente pro-
cial de la identificación. Mikkel Borch-Jakobsen defiende que noción de !denuda~ com~a!~a;~ oposiciones contingentes
ceso y surge a t~a~es ded . identidad al oponerse al
el Deseo (el sujeto que desea) no aparece primero y entonces (un pueblo opnmldo a qulere su
le sigue una identificación que permitiría la culminación del
opresor). d , · esta· ·qué relación existe en-
La pregunta clave po n~,ser n~i~lista de una identidad
deseo. En primer lugar aparece una tendencia a la identifica-
ción, una tendencia primordial que posteriormente da origen 1 , . a la concepoon ese lí .
al deseo ... ; es la identificación la que da vida al sujeto de- tre as cntlcas . di idu al) la necesidad psíquica y po ~~ca
seante, no a la inversa.
d(sea·dde t'd
grupo o mneces1
d;> Las v 'd adyes d e la política de emanctpaclon,
l
. e 1 en l. a . .d .d d sólida para las mujeres, os negros
Según el modelo precedente, el deseo es una causa primera; que persigue una 1 ent~ a . lan o chocan con las
aquí la identificación precede al deseo, y la identificación con o los irland.eses, P;>~ e¡edmelp~o, c.se ~e:~ y del sujeto dividido?
. analíucas mconsc1 b. ,
otros incluye la imitación y la rivalidad que es el origen del de- nociOnes psiCo 1 , . importancia teórica y tam len
seo. Esto coincide con la representación propia de la novela, Este tema adquiere a maxtma r en parecen ser los mis-
en la que, como aseguran René Girard y Eve K. Sedgwick, el práctica, pues ~os problem~s q~~t~ofectivo se define por su
deseo surge de la identificación y la rivalidad: el deseo mas- m os ind~pendientem~nte e sreferencia sexual, idioma, da-
culino heterosexual procede de identificar al héroe con un nacionalidad, raza, genero o p m· ados históricamente
rival e imitar su deseo. r ·, L grupost marg
se social o re tgton. os . lmente Por una parte, las
cuentan con dos alt~rnadtlvas actur:U que n~ es legítimo tomar
. . . es teóncas emues al 1
mvesugacwn . l0 la orientación sexu , e
ciertas características (p?r. e¡e)p ' definidores esenciales
género o rasgos morfologtcos como
Identidad, identificación y sujeto 14 I
140 Breve introducción a la teoría literaria
contradictorias o, por último, si concebimos la identidad hete-
?e las características de la identid d d 1
Hnputación de una identt"d d a .al e grupo, y refutan la rosexual, con Judith Butler, como basada en la represión de la
a esenCl a tod 1 · b posibilidad del deseo homoerótico, al final nos encontramos
d e un colectivo caracterizado , os os mtem ros
con algo parecido a un mecanismo recurrente. El proceso de
gión, sexualidad o nacionalid pdor¡u genero, clase social, reli -
pueden convertir las identida~~s . or otro lado, los colectivos formación de la identidad no sólo privilegia unas diferencias y
el grupo Foucault ob llnp¡;testas en recursos para descarta otras, sino que toma una diferencia o división interna
qu~, el surgimiento, en el siglo XIX de ~ orza e a_s~xualidad
· serva en su H 1· t · d l al grupo y la proyecta como una diferencia entre individuos o
qmatricos que definían al h ' discursos medicos y psi- grupos. «Ser un hombre», como solemos decir, es negar cual-
da facilitaban el control s ?:¡osexual como una clase desvía- quier «afeminación» o debilidad y proyectarlo como una di-
constitución de un discu~~~ pero~ la ~.ez hacían posible «la
"d ferencia entre hombres y mujeres. Una diferencia interior se
se puso a hablar de ~í m· e r~~ a~o :la homosexualidad niega y se proyecta como una diferencia entre elementos opues-
"naturalidad" incorpor Isdmaf, a retvmdicar su legitimidad o su tos. Estudios de diferentes ámbitos parecen converger en esta
, an o recuentemente al bul . investigación de las maneras en que se produce el sujeto me-
categonas con que era me, di camente d escalificada».voca ano las
diante postulados injustificados pero inevitables de unidad e
identidad, que pueden tener una función estratégica de im-
plantación de autoridad e igualmente crear huecos entre la
Estructuras omnipresentes identidad del papel atribuido a los individuos y los diversos
acontecimientos y valores de sus vidas.
ludible son las tensiones rlu
Lo _que convierte la cuestión d 1 .d .d .
a 1 entl ad en eructa! e ine- Posiblemente ha colaborado en la confusión una afirma-
parece al «si(rnificado») ~ cto di ctos que ~ncierra (en esto se ción en torno a la cual se estructura con frecuencia este deba-
perspectivas ~eóricas -~1 s u _os prolven~entes de diferentes te: que las divisiones internas de la concepción del sujeto, de
marx1smo e psico ál. · 1 alguna manera, impiden la posibilidad de la «agencia», esto es,
os e turales el fem· . 1 ' an lsls, os estu-
estudio de la identidadlnlsmo,_ ~s ~studios gay y lesbiana y el
di ul de la actuación responsable. Podría responderse, sencilla-
les- han desvelado dif~nulstocdle a es coloniales y poscolonia- mente, que los que exigen un mayor acento en la actuación
. . a es en torno al co responsable desean teorías que les permitan decir que las ac-
recen sllnilares
. estructurahnente . rr
.Lanto Sl. conncepto
L . que Al h.pa- ciones cambiarán el mundo y están frustrados porque esto
ser, d ecunos que somos «culturalm .' ouis t us-
dados como suj.etos co .d en~e mterpelados»
' nvertl os en sujeto d d ..
o salu- probablemente no sea así. ¿Acaso no vivimos en un mundo
nosotros en tanto que oc d _cuan o se mgen a en donde nuestros actos tienen más posibilidades de tener
como cuando acentuamo~p:~e:l e :ma Cl;~t~ posición o rol, consecuencias imprevistas que previstas? Pero existen además
un «estadio de espejo» en 'el ue fslc_oanalists , _la f~ción de dos respuestas complejas. En primer lugar, en palabras de Ju-
al reconocerse incomplet q e s~Je~o adqmere identidad dith Butler, «la reconceptualización de la identidad como un
·d amente a s1 m1smo e · efecto , esto es, como producida o generada, abre nuevas posibi-
tanto si efinimos las identidades 1 n una Imagen;
en tanto que «nombres ue d a a man~ra de Stuart Hall, lidades de "agencia" que son insidiosamente negadas por las
en que nos ubicamos enla amo~ a las diferentes maneras posturas que conciben las categorías de identidad como fun-
. d s narraciOnes del p d dacionales y fijas». Al referirse al género sexual como un rea-
ub tea os en ellas» como si al asa o y somos
estudios de la subj~tividad r~s ~:ros, tal como se hace en los lizativo obligatorio, Butler sitúa la agencia en las variaciones
se construye dividido por e~oc~~l y aosdc?lonial, que ~1 sujeto de la acción, las posibilidades de variación dentro de la repe-
que e tscursos y exigencias
Iden tidad, identificación y sujeto 1 43

I 42 Breve introducción a la teoría literaria


han centrado su análisis en los actos de resistencia o de sumi-
~undo lugar, las conce;:o~~: t~a~~~ean la identi?ad. En se-
tición, que acarrean si "f d sión al colonialismo; se les ha acusado, por ello, de ignorar el
efecto más pernicioso del colonialismo: el modo en que defi-
hdad, colaboran en la limt"t . , d onales del su¡eto, en rea-
S. aclOn e 1a a t ., nió la situación y las posibilidades de acción, convirtiendo a
1 por sujeto se entiende el «su"et e .uaclOn responsable.
demos afirmarnos inocent J o consctente», entonces po- los habitantes en «nativos», por ejemplo. Otros teóricos, que
siempre que las consecuenc~:~ ~~r:r nuest~a responsabilidad,
han descrito el poder omnipresente del «discurso colonial»,
el discurso de las fuerzas coloniales que crean el mundo en el
escogidas consciente o intenc·ton almcto realizado
ente Si p no1hayan sido. que los sujetos colonizados viven y actúan, han sido acusados
nuestra concepción del su "eto da e b 1"d . , . ore contrano,
las posiciones de su·eto J a a a lo mconsciente y a de negar la agencia del sujeto nativo.
expande. El acento ~n lasq~set ocupamdos,l ~a responsabilidad se
De acuerdo con la perspectiva de Appiah, estos tipos di-
. . , del ructuras e mconsc· d ferentes de explicación no están en conflicto: los nativos con-
stcton sujeto (posición . lente o e po- servan su agencia, y un vocabulario de agencia sigue siendo
responsabilidad ante los s que nol es escogtda) nos exige la
vidas -el racismo o el u~esos y as estructuras de nuestras apropiado, por mucho que sea el discurso colonialista el que
sextsmo por ejempl defina las posibilidades de acción. Las dos explicaciones perte-
~ean exp lí,citamente intencionale; L . , o-, a':nque no
¡eto combate las restricciones a l. a noct.~n expandida de su-
necen a registros diferentes, lo mismo que una explicación de
las decisiones que han llevado a Teresa a comprarse un nuevo
se derivan de las nociones tr di .a aalctuadcton responsable que
a c10n es e s · Hyundai corresponde a un registro y la descripción de cómo
. «yo», ¿escoge libremente , u¡et~.
opctones? El filósofo Anthon A o .est~ d~termmado en sus
El funciona el capitalismo mundial y de las estrategias de merca-
sobre la agencia y la posici ' yd rpl~h l~dtca que este debate
dotecnia de los coches asiáticos en Europa pertenecen a otro.
~ferentes de la teoría que ~~ reilid1~to mvoluc.ra dos niveles Hay mucho que ganar, prosigue Appiah, si separamos las
nociones de posición del sujeto y de agencia, reconociendo
~cl~parno~, N~s
m tan siquiera podemos d no comptten entre sí y
que son parte de narraciones diferentes. En tal caso, la ener-
referimos a la agencia e los dos a la vez.
nuestro deseo de vivir Jd eleccton responsable debido a gía de la disputa puede reconducirse a cuestiones sobre cómo
nas, a las cuales adscribun · as compre.nsibl~s entre otras perso- se construye la identidad y qué papel desarrollan en esas cons-
. l os creenctas e mten · El trucciones las prácticas discursivas, entre ellas la literatura.
nrnos a as posiciones del . clones. refe- No obstante, parece lejana la posibilidad de que los aná-
sin embargo obedece su¡etod que determinan la acción
. , a nuestro eseo de t d 1 , lisis del sujeto que escoge responsablemente y los de las fuer-
sos hlstóricos y sociales
.
1 1 en en er osf.proce-
' en os que os indi id zas que determinan al sujeto puedan coexistir pacíficamente,
como socialmente determin d Al v uos tguran
a os. ~unas de las polémicas
como narraciones diferenciadas. A fin de cuentas, el impulso
más feroces de la teoría
d 1 contemporanea se h d "d que da pie a la teoría es el deseo de ver hasta dónde puede
cuan o as afirmaciones sobre 1. d. "d an pro ucl o
d.ad y las .afirmaciones sobre e~ l~d~:l duoly su responsabili-
llegar una idea o un argumento y de poner en duda las expli-
caciones alternativas y sus presupuestos. Perseguir la idea de
ctales y discursivas se h an quenpdo ver ecom as estructuras
l. . so- la agencia del sujeto es llevarla tan lejos como uno pueda,
caus ales equiparables En 1 di o exp tcaclOnes para buscar las posiciones que la limitan o la contrarrestan y
las sociedades coloniaÍes os estu l .ols sobre la identidad en
· d. . Y poseo oma es por · 1 h lanzarles un reto.
vtsto tscustones acalorad b 1 , e¡emp o, se an
balterno». Algunos pensa~~o r~ a agencia del nativo o «su-
vista de la agencia o act ~~s, mteresados en el punto de
uacton responsable del subalterno,
I 44 Breve introducción a la teoría literaria
1 45

Teoría

Quizá podamos extraer una lección de todo esto. La teoría,


podríamos concluir, no origina soluciones armoniosas. No
~os .e?seña, por ejemplo, de una vez y por siempre qué es el Apéndice
s~gmfxcado, es decir, cómo contribuyen al conjunto del signi-
ficado los factores de la intención, el texto, el lector y el con- ESCUELAS Y MOVIMIENTOS TEÓRICOS
texto, cada uno por su parte. La teoría no nos indica si la
poesía es una vocación trascendental o un truco retórico o en
~ué medida es las dos cosas. He acabado diversos capftulos En esta introducción he escogido presentar la teoría al hilo
mvo~ando la persistencia de una tensión entre factores, pers- de sus problemas y debates y no al de sus «es~uelas»,, pe~o el
pectivas o desarrollos argumentales; la única conclusión posi- lector tiene derecho a esperar que se le expliquen termmos
ble era qu: debemos perseguir las diversas opciones, alternar como estructuralismo o deconstrucción, que aparece.n e~~ fre-
entre las diferent~s opciones, que no se pueden ignorar, pero cuencia en las discusiones críticas. Ofrezco esa explicac10n en
que tampoco ?envan en una síntesis. La teoría, por tanto, no este apartado, bajo la forma de breve descripción de los mo-
ofre~e un conJunto de soluciones, sino la expectativa de pen- vimientos teóricos contemporáneos. .
samiento futuro . Nos pide que nos comprometamos con la La teoría literaria no es un conjunto incorpóreo ~e td:as,
tarea de.leer, de poner en duda los presupuestos aceptados, sino una fuerza encuadrada en instituciones. La teon~ ex1~te
de cuestionar los postulados con los que trabajamos. Comen- en comunidades de lectores y escritores, c?m~ pr~cuca dis-
cé. este libro ~ciendo que la teoría era infinita: un corpus ili- cursiva, inextricablemente enmarañada con mstituclOnes ed~­
mitado de escntos provocadores y fascinantes. Pero no sólo lo cativas y culturales. Desde los añ?_s sese.nta, tres modas t~_?­
es en cuanto al número y diversidad de los análisis: es igual- ricas han tenido máxima repercus10n: la importan_te reflex10n
~ente un proyecto de pensamiento en marcha que no se de- sobre el lenguaje, la representación y las categonas del. ~en­
tiene cuando se acaba una Breve introducción. samiento crítico que han emprendido la. deconstr~cc~on Y
el psicoanálisis (con planteamientos no siempre coi-?ctden-
tes); el análisis del papel del género sexual y la s~~ualidad en -
todas las facetas de la literatura, por parte del fem1n1smo Y pos-
teriormente de los estudios del género y .la Q~~er tk eo_ry_; Y ·
el desarrollo de la crítica cultural de onentacion I:istonca
(nuevo historicismo, teoría poscolonial), con el. estudio de un
amplio espectro de prácticas dis~':lrsivas refendas a muc?os
objetos (como el cuerpo, la famih~ o la raza) .que .antenor-
mente no se consideraba que tuvieran un~ ~stona. ~tes
de 1960 ya nos encontramos con varios moVlffilentos teoncos
de importancia.
I 46 Breve introducción a la teoría literaria
Escuelas y movimientos teóricos 147

mentos que integran la forma poética en una estructura uni-


Formalismo ruso ficada.
Esta escuela legó, como herencia duradera, las técnicas
El formalismo ruso de los primeros años del siglo XX hizo hin- de la «lectura atenta» (clase reading) y el supuesto según el
capié en que los críticos debían estudiar la «literariedad» de cual la piedra de toque del valor de cualquier actividad crítica
la literatura, las estrategias verbales que convierten a un tex- es si nos ayuda a producir interpretacion~s :n:ás ricas y ,reve-
to en literario, el propio lenguaje llevado a primer plano y el ladoras de las obras individuales. Pero almtcto de la decada
«extrañamiento» de la experiencia que se consigue con ello. Se de 1960 , numerosas perspectivas y discursos teóricos -fe-
desvió la atención desde los autores hacia los «mecanismos» nomenología, lingüística, psicoanálisis, marxismo, estructura-
verbales, afirmando que «el mecanismo es el único héroe de la lismo, feminismo, deconstrucción- ofrecían ya marcos con-
literatura». En lugar de preguntar «¿Qué dice el autor aquí?», ceptuales para una reflexión más rica sobre la literatura y
deberíamos preguntar algo como «¿Qué le sucede al soneto otros productos culturales.
aquí?» o «¿Qué aventuras le acontecen a la novela en este libro
de Dickens?». Roman J akobson, Boris Eichenbaum y Víctor
Shklovski son las tres figuras clave de este grupo que reo- Fenomenología y estética de la recepción
rientó los estudios literarios hacia los problemas de la forma
y la técnica. La fenomenología se origina en la obra de Edmund Husserl,
filósofo de principios del siglo XX. Busca evitar el problema
de la separación entre sujeto y objeto, la conciencia y ~1 mun-
New Criticism do centrándose en la realidad «fenomenal» de los ob¡etos tal
co~o aparecen a la conciencia. Podemos dejar de lado la
El grupo del llamado «New Criticism» («nueva crítica») cuestión de la realidad o cognoscibilidad última del mundo Y
surgió en los Estados Unidos en las décadas de 1930 y 1940 describir éste según se presenta a la conciencia. La crítica
(paralelamente al desarrollo en Inglaterra de las obras de fenomenológica se concentró en describir el «mundo» de la
l. A. Richards y William Empson). Focalizaron su atención conciencia de un autor, según se manifiesta en toda la exten-
en la unidad o integridad de la obra literaria. Con una pers- sión de su obra (Georges Poulet, J. Hillis Miller). Pero de ma-
pectiva opuesta a la erudición historicista de las universi- yor importancia para la literatura ha sido el llamado reader-
dades, la nueva crítica trataba los poemas no como docu- response criticism («crítica de la respuesta del lector»), de
mentos históricos, sino como objetos estéticos; y examinaba Stanley Fish o Wolfgang Iser. P ara el lector, la obra es lo que
la interacción de sus propiedades verbales y la consiguiente se da a la conciencia; se puede discutir que una obra sea algo
complicación del sentido, en lugar de las intenciones o circuns- objetivo , que exista con independencia de la expe~~ncia de
tancias históricas del autor. Para los «nuevos críticos» (Cleanth ella pero no que sea la experiencia del lector. La cnttca pue-
Brooks, John Crowe Ransom, W. K. Wimsatt), la crítica debe de ~ornar la forma, entonces, de una descripción del trayecto
esclarecer obras de arte individuales. Centrando el estudio progresivo de un lector a través de un te~to, analizando cómo
en la ambigüedad, la paradoja, la irdnía y los efectos de la el lector produce sentido al crear conexto~es, comp~etar ele-
connotación y las imágenes poéticas, el New Criticism inten- mentos no dichos, anticipar hipótesis y con¡eturas Yfinalmen-
tó mostrar cuál es la contribución de cada uno de los ele- te ver cómo sus expectativas se defraudan o se confirman.
148 Breve introducción a la teoría literaria Escuelas y movimientos teóricos 149

.O tra versión de la fenomenología, orientada igualmente leyó bajo la etiqueta de «estructuralismo» en Inglaterra, Es-
hacta el lector, es la llamada «estética de la recepción» (Hans tados Unidos y otros lugares desde finales de los años sesenta
Robert Jauss). Una obra es la respuesta a las cuestiones que y en la década posterior. . .,
pl~_tea un «horizonte de expectativas». Por tanto, la interpre- En los estudios literarios, el estructuraltsmo defendio una
tacwn de las obras no debe centrarse en la experiencia de un poética interesada en las convenciones que hac~n posible
lector individual, sino en la historia de la recepción de una una obra literaria; no pretendió producir nuevas Interpreta-
obra y su relación con las diversas normas estéticas y conjun- ciones, sino comprender cómo una obra produce los signifi-
tos de expectativas que permiten leerla en diferentes épocas. cados y efectos que le son propios. Pero no logró imponer este
proyecto -la explicación sistemática del discurso literario-,
al menos no en Estados Unidos o Gran Bretaña. Su mayor
Estructuralismo efecto aquí fue ofrecer nuevas ideas sobre la literatura y con-
vertida en una práctica significativa entre otras muchas. De
La teoría orientada hacia el lector tiene algo en común con este modo abrió camino a lecturas sintomáticas de las obras
el estruct~r~~mo, que también se concentra en cómo se ge- literarias y empujó a los estudios culturales a intentar explicar
nera .e~, stgmftcado. Pero el estructuralismo se originó por los procedimientos de creación de significado de diversas
opostczon a la fenomenología; su objetivo no era describir la prácticas culturales. . .,
exper~efol<;ia, sino identificar las estructuras subyacentes que No es sencillo diferenciar el estructurahsmo de la semzo-
la postbihtan. En lugar de descripciones fenomenológicas de tica la ciencia general de los signos, que deriva de Saussure y
la conciencia, el estructuralismo quería analizar estructuras el fUósofo estadounidense Charles Sanders Peirce. La semió-
que, operan in.conscientemente (estructuras lingüísticas, psi- tica, sin embargo, es un movimiento internacional que ha in-
c~lo~~cas, soctales) . Dado su interés en cómo se produce el tentado incorporar el estudio científico de la conducta y la
stgmftcado, el estructuralismo trató con frecuencia al lector comunicación, pero evitando en gran parte los componentes
(p.or ejemplo, e? ~IZ de Roland Barthes) como el emplaza- de especulación filosófica y crítica cultural que han marcado al
miento de los codigos subyacentes que posibilitan el signifi- estructuralismo en su versión francesa y las cercanas a ésta.
cado y como el agente del significado.
Con el término «estructuralismo» suele designarse a un
g:upo .de pensadores mayoritariamente franceses que, en los Postestructuralismo
anos .Cincuenta y sesenta, influidos por la teoría lingüística de
Ferdm~nd.~e ?aussure, aplicaron diversos conceptos propios Cuando el estructuralismo pasó a quedar definido como un
de la lingutstlca estructural al estudio de los fenómenos movimiento o una escuela, los teóricos se distanciaron de él.
sociales y culturales. El estructuralismo se inició en la antro- Resultaba patente que las propias obras de los supuest~s es-
pología (gracias a Claude Lévi-Strauss) y de ahí pasó a los tructuralistas no encajaban en la idea del estructurahsmo
estudios literarios y culturales (Roman J akobson de nuevo, como un intento por dominar y codificar estructuras. Barthes,
Roland Barthes, Gérard Genette), al psicoanálisis (Jacques Lacan o Foucault, por ejemplo, fueron considerados com
Lacan), a la historia de las ideas (Michel Foucault) o a la teo- postestructuralistas que habían dejado atrás ~1 ~structura3!sm
ría marxista (Louis Althusser). Aunque estos pensadores nun- de mira estrecha. Pero muchas de las pos1c1ones asoctada
ca formaron una escuela como tal, su trabajo se importó y con el postestructuralismo son evidentes incluso en las obras
Escuelas y movimientos teóricos I 5I
I 5o Breve introducción a lo teoría literaria

tempranas de estos pensadores, cuando eran tenidos por


estructuralistas; habían descrito la forma en que las teorías se
entremezclan con los fenómenos que pretenden describir; o
cómo los textos crean sentido al violar las convenciones que
localiza un análisis estructural. Se reconoció que era imposible
describir un sistema significativo completo o coherente, dado
que los sistemas están cambiando permanentemente. De he-
cho, el postestructuralismo no demuestra los errores o ina-
decuaciones del estructuralismo; más bien abandona el pro-
yecto de averiguar qué hace comprensibles los fenómenos
culturales para centrarse en la crítica del saber, la totalidad y
el sujeto, que son considerados como efectos problemáticos.
Las estructuras de los sistemas de significación no existen
como objetos de conocimiento independientes del sujeto, sino
que son estructuras para el sujeto, enmarañadas con las fuer-
zas que las producen.

Deconstrucción

El término postestructuralismo se aplica a un amplio abanico


de discursos teóricos que coinciden en criticar las nociones de
conocimiento objetivo y de un sujeto capaz de conocerse a sí
mismo. Entre ellos, forman parte del postestructuralismo mo-
vimientos contemporáneos como los feminismos, teorías psi-
coanalíticas, marxismos o historicismos. Pero por postestruc-
turalismo se entiende sobre todo la deconstrucción y la obra de
Jacques Derrida, quien se dio a conocer en Estados Unidos
con una crítica del concepto estructuralista de estructura, en
un artículo que se encuentra precisamente en la recopilación
que trajo el estructuralismo a América (Los lenguajes críticos
y las ciencias del hombre, 1970) .
La deconstrucción se puede definir del modo más sencillo
como una crítica de las oposiciones jerárquicas que han es-
tructurado el pensamiento occidental: dentro/fuera, mente/
cuerpo, literal/metafórico, habla/escritura, presencialausen-
cia, naturaleza/cultura, forma/significado. «Deconstruir» una
I 52 Breve introducción a la teoría literaria
Escuelas y movimientos teóricos I 53
oposición
. significa mostrar que ésta no es natural e inevitable )

smo una construcción producida por discursos que dependen del psicoanálisis por parte de profesoras feministas como J ac-
de ella; mostrar que es una construcción mediante una obra de queline Rose, Mary Jacob~s·y· Kaja Silverman, par~ ~as cuales
deconstrucción que intenta desmantelarla y reinscribirla· no sólo mediante el psicoanálisis -por su exphcac10n de los
destr:IDrla, por tanto, sino darle una estructura y un signiÉca- complicados procesos de interiorización ?~ ~o~mas~ se pue-
do diferentes. Pero como forma de lectura, la deconstrucción de comprender y concebir de nuevo la dif~c~ situacwn de las
es, en palabras de Barbara Johnson, un «desenredar fuerzas mujeres. En sus múltiples facetas, el femims.~o ~a lowado
de significado que combaten en el interior de un texto», inves- una transformación sustancial de la edu~ac10n hter~na ~n
tigar la tensión entre modos de significar, por ejemplo entre las Estados Unidos y Gran Bretaña, al expandu el canon literano
dimensiones realizativa y constatativa del lenguaje. e introducir una gran variedad de temas nuevos.

Teoría feminista Psicoanálisis

En tanto el feminismo acomete la deconstrucción de la opo- La teoría psicoanalítica ha tenido impa~to en los estudfos lite-
sición hombre/ mujer y las oposiciones asociadas con ella en rarios a la vez como método interpretativo y como teona ~obre
la historia de la cultura occidental, resulta ser una versión del el lenguaje, la identidad y el s.ujeto. Por una _parte, es J~nto
postestructuralismo; pero esa es sólo una de las hebras de su con el marxismo la hermenéutica modern~ mas poderosa. un
discurso, pues el feminismo no es tanto una escuela unifica- metalenguaje 0 vocabulario técnico a~tonz.ado que se puede
da como un movimiento social e intelectual y un espacio de aplicar a las obras literarias y a otras situacwnes, para en_t~n ­
debate. Por un lado, la teoría feminista aboga por la identidad der qué está pasando «realmente». Est~ conlle;~ que el cntlco
de las mujeres, reclama derechos para ellas y apoya las obras está alerta a los temas y relaciones psicoanalltlcas. Pero p~r
escritas por mujeres como representaciones de la experiencia otra parte el mayor impacto del psicoanálisis lo ha consegm-
de las mujeres. Por otro lado, las feministas han emprendido do la obr~ de J acques La can, un psicoanalist~ renegado ~~e,
~na :rítica teórica de la matriz heterosexual que organiza en Francia creó su propia escuela fuera del sistema analítico
Identidades y culturas desde el punto de vista de la oposición reinante, liderando lo que presentó como un retorn~ a Freud.
entre hombre y mujer. Elaine Showalter distingue entre la Lacan describe el sujeto como un efe_c~~ del ~eng?~Je, Y enfa-
«crítica feminista» de los supuestos y procedimientos mascu- tiza el rol crucial que tiene en el análisis psicologic:_:o 1? que
linos y la «ginocrítica», una forma de la crítica feminista que Freud llamó «transferencia»: el paciente otorga al analista ~1
se ocupa de las escritoras y su representación de la experien- papel de figura de autoridad del pasado («en~morarse del psi-
cia de las mujeres. Ambos modelos contrastan con lo que, des- coanalista»). La verdadera condición delpac~ente, desde e~ta
de el mundo anglosajón, se ha dado en llamar el «feminismo perspectiva, no se obtiene cuando e~ analista Interpreta el ? !s-
francés», en el que «mujer» representa toda aquella fuerza ra- curso del paciente, sino en el propio modo en q~~- el psico-
dical que subvierta los conceptos, supuestos y estructuras del analista y su paciente quedan atrap~dos en la repet1~10n d .~~~1a
discurso patriarcal. Del mismo modo, la teoría feminista in- escena crucial en el pasado del paciente. Este camb10 de orr n-
cluye una corriente que rechaza el psicoanálisis, por sus indu- ración convierte al psicoanálisis en una disciplina postcs.tru :'~ r-
dables cimientos sexistas, y a su vez la brillante rearticulación ralista en la cual la interpretación es una nueva dramau za ron
de un texto que ésta no domina.
Escuelas y movimientos teóricos I 55
I 54 Breve introducción a la teoría literaria

Nuevo historicismo y materialismo cultural


Marxismo
Las dos últin1as décadas del siglo XX han estado marcadas en
1
postestructuralismo no lle ó t ~n os Estados Unidos, el
En Gran Bretaña, a diferencia de Gran Bretaña y los Estados Unidos por una crítica histórica
mente Lacan y Foucault s~ a ravles dbe Derrida y posterior- emergente, vigorosa y comprometida teóricamente. Por un lado
, mo con a o ra del t , . está el materialismo cultural británico, que Raymond Williams
ta Louis Althusser. Alth usser que fu 1 'd 0 d eonco d l marxis-
marxista de la izquierda britá~· ed e~
definió como «el análisis de todas las formas de significado, in-
es e a cultura
teorías de Lacan y pro , tea, coF
UJO a sus lectores a las cluyendo primordialmente la escritura, dentro de los medios y
cual, como dice Antov:c~~~~ trans ormación gradual por la . condiciones reales en que son producidos». Algunos especialis-
pasó a ocupar gran part~ del op~, :t\post~structuralismo tas en el Renacimiento, influidos por Foucault, como Catherine
pedaba, el marxismo» Para etpacw. e a cultura que lo hos- Belsey, Jonathan Dollimore, Alan Sinfield o Peter Stallybrass,
cen a una superestruct~ra d ~ m~rxtsmo, los textos pertene- se han ocupado particularmente de la constitución histórica
nómica (las «relaciones dee er~ma~~ por la estructura eco- del sujeto y del papel contestatario que asumió la literatura en
productos culturales h pro uccton») . Para interpretar el Renacimiento. En Estados Unidos también ha concentrado
económica. Althusser ay q~d mobstrar su relación con esa base sus estudios en la época renacentista el nuevo historicismo, que
no es un tod if. dconsl era a que una formación social no tiende tanto a postular jerarquías de causa y efecto en su
o un tea o con el modo d d ., rastreo de las conexiones entre textos, discursos, poder y la
centro, sino una estructura m , . e pro uccton como
niv~les o tipos de práctica se d~~=r:tg~da en la. cual diferentes constitución de la subjetividad. Stephen Greenblatt, Louis
de ttempo; las superestructuras soci~e:~ ide~e~entes ladp~os Montrose y otros autores se centran en cómo se ubicaron los
textos literarios renacentistas entre las prácticas discursivas y
una «autonomía relativa» p li ?gtcas ten nan
logía determina al sujeto . exp car de .~u e modo la ideo-
Af":h las instituciones de la época, considerando la literatura no como
lacaniana de la determin~ción d:ler recu~no ~ la explicación una imagen refleja o un producto de la realidad social, sino
cien te· con ello deline l. a consctencta por el incons- como una entre diversas prácticas en ocasiones antagónicas.
' a una exp te · ' d - 1 Una cuestión clave para los neohistoricistas ha sido la dialécti-
termina lo individual b b acton . e como o social de-
so re una ase pstcoanal' t" El . ca de «subversión y contención»: ¿Hasta qué punto ofrecen
es un efecto constituido en 1 . 1 tea. sujeto
discurso y de la relativa a tos prc:cedsosldelt?consciente, del los textos renacentistas una crítica genuinamente radical de las
u onomta e as divers , . ideologías religiosas y políticas de su tiempo? ¿En qué medida
que con fi'guran la sociedad. as practicas
la práctica discursiva de la literatura, aparentemente subver-
co británico, tanto en teoría o!l· an parte del deba~e teóri-
Esta combinación subyace en r siva, es una manera de contener energías subversivas?
rarios y culturales En 1 . p dttca. como en estudtos lite-
, . a revtsta e cmemato f' S
nevo. a cabo en los años setenta una sene. d gra · ta . creen
. se Teoría poscolonial
cructales sobre la relación entre cult . ~:nvestlgactones
tó con Althusser y Lacan par n:~ stg tcado, que con-
de cómo la representación c~~:at áf~r en la comprensión
La teoría poscolonial-el intento por entender los probl mas
:iona al sujeto. ogr tea construye y posi- que plantea la colonización europea y sus secuelas- s ·n
frenta a un conjunto afín de cuestiones teóricas. En est 1'P,H
Escuelas y movimientos teóricos I 57
I 56 Breve introducción a la teoría literaria
dominantes de escritura y pensamiento. Los intentos por ge-
?o,las instituciones y las experiencias poscoloniales desde la nerar teorías del «discurso de las minorías» desarrollan a la vez
Ide~ de naci~n independiente hasta la propia idea d~ cultura, conceptos para el análisis de tradiciones culturales específicas .
estan comphcadas con las prácticas discursivas occidentales. y usan una posición marginal para ~xpor:er los s~puestos que
Desde 1980 una serie creciente de obras ha debatido cuestio- subyacen al discurso de la «mayona» e mtervemr en sus de-
nes en torno a la relación entre las posibilidades de resistencia
Y.l~ hegem~nía de los discursos occidentales, o sobre la forma- bates teóricos.
cton del su¡eto co~o.~ial y poscolonial: sujeto híbrido, que sur-
~e de la s.uperpostcton de lenguajes y culturas en conflicto. El Queer theory
li~ro Orze;ztalismo, de Edward Said (1978) , que examinaba
como habi~ construido l?~ discursos cognoscitivos europeos Paralelamente a la deconstrucción y otros movimientos teóri-
al «otro>~ onental, fue dectsivo en la determinación del campo cos contemporáneos, la Queer th eory (véase el capítulo 7) uti-
de ~studio . Desde es: moment.o, la teoría y la escritura poseo- liza lo marginal-lo que se ha dejado de l~do como perve~s-o,
1om~ ~e han convertido en un mtento de intervenir en la cons- indeseable radicalmente otro- para analizar la construccwn
truc~IOn de la c~tura y el saber, y para los intelectuales que cultural d;l centro: la norma heterosexual. En los trabajos de
provienen de sociedades poscoloniales, de trazar su camino de E ve Sedgwick, Judith Butler y otros autores, la Quee~ ;heory
vuelta a una historia que han escrito otros. ha cuestionado productivamente no sólo la construccion c.ul-
tural de la sexualidad sino de la propia cultura, en la medida
en que se basa en la negación de las relaciones homoeró?cas.
Dz'scurso de las minorías Al igual que anteriormente el feminismo y algunas verswnes
de los estudios étnicos, adquiere energía intelectual por su
Uno d~ lo~ cai?bios políticos que se ha conseguido efectuar vínculo con movimientos sociales de liberación y con sus
en las mstttuctones académicas norteamericanas ha sido el debates internos sobre las estrategias y conceptos más adecua-
desarrollo del estudio de las literaturas de minorías étnicas . dos. ¿Debe celebrarse la diferencia y acentuarla, o bien comba-
El esfue~zo principal ha consistido en reavivar y promocionar tirse unas distinciones que estigmatizan? ¿Cómo hacer ambas
e! estudio ~e la escritura de los negros, latinos, asiáticos y na- cosas? Ambas posibilidades, la acción y la investigación, están
tivos amencanos. Los debates tienen que ver con la tensión
e.ntre la acen~uación de la identidad cultural de grupos par- en juego en la teoría.
t~cula_res, al vmcularla a una tradición de escritura, y el obje-
tivo ~beral de celebrar la diversidad cultural y el «multicul-
turalismo». Las cuestiones teóricas se entrelazan fácilmente
con cu~stiones so?re el estatus de la teoría, de la que se dice
en ocasiOnes que 1mpone cuestiones y problemáticas filosófi-
cas «?lan:as>~ sobre proyectos que luchan por determinar sus
prop~os termmos y contextos. Pero los críticos latinos afro-
amencanos y asiático-americanos prosiguen la tarea teó~ica al
desarro~ar. el .estudio de los discursos minoritarios, definir sus
rasgos distmttvos y articular sus relaciones con las tradiciones
1 59

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS 8

CAPíTULO 1

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1967, pp. 203-234* (hay trad. cast.: De la gramatología,
México, Siglo XXI, 1971).

«Il n'y a pas de hors-texte»

Derrida, De la grammatologie, op. cit., p. 227.

8. Indicamos con un asterisco(*) la edición que hemos utili zudn Jllttll


la transcripción de las citas literales. (N. del t.)
I 6o Breve introducción a la teoría literaria
Notas bibliográficas 161

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Artículo de 1860
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cast.: Anatomía de la crítica, Caracas, Monte Ávila, 1977, Ithaca, Nueva York, Cornell University Press, 1980, pp. 189-
p. 328). 211.

Imitaciones ficcionales Pseudoiteración

Barbara H. Smith, On the Margins o/ Discourse: On the Rela- Genette, op. cit., pp. 121-127.
tion o/ Language to Literature, Chicago, University of Chi- E. M. Forster, Aspects o/ the Novel, Nueva York, Harcourt,
cago Press, 1978, p. 30 (hay trad. cast.: Al margen del dis- 1927, p. 64 (hay trad. cast.: Aspectos de la novela, Madrid,
curso, Madrid, Visor, 1993). Debate, 1995\ p. 69) .*
Northrop Frye, The Anatomy o/ Criticism, pp. 271-272, 275, Paul de Man, The Resistance to Theory, Minneapolis, Univer-
280* (hay trad. cast.: Anatomía de la crítica, Caracas, Mon- sity of Minnesota Press, 1986, p. 11 (hay trad. cast.: La
te Ávila, 1977, pp. 358-359,364, 371). resistencia a la teoría, Madrid, Visor, 1990, p. 23 ).
I 66 Breve introducción a la teoría literaria Notas bibliográficas 167

CAPíTULO 7 CAl)ÍTULO 8

J. L. Austin, How toDo Things with Words, Cambridge, Mas- Michel Foucault, I:archéologie du savoir, París, Gallimard,
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54-70, 9, 22* (hay trad. cast.: Cómo hacer cosas con pala- México, Siglo XXI).
bras, Barcelona, Paidós, 1982, pp. 45-46, 47 , 55-56, 95-
114, 50, 63-64). Queer theory

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Madrid, Cátedra, 1989, pp. 347-372; cita en p. 368).'"' J ean La planche y J. B. Pontalis, The Language o/ Psycho-
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1966 (hay trad. cast.: «El estadio del espejo com? ~orm~­
Declaración de independencia de los Estados Unidos dor de la función del yo ... », en Escritos, vol. 1, Mex1co, SI-
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J acques Derrida, «Declarations of Independence», New Poli- Mikkel Borch-Jakobsen, The Fre_udian Subject, Stanford, Ca-
ticalScience, 15, verano de 1986, pp. 7-15. lifornia Stanford University Press, 1988, p. 47. .
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Paul de Man, Allegories o/ R eading, New Haven, Yale Uni- Eve K. Sedgwick, Between Men : English Literature and Male
versity Press, 1979, p. 131 (hay trad. cast.: Alegorías de la Homosocial Desire, Nueva York, Columbia University Press,
lectura, Barcelona, Lumen, 1990, pp. 155-156). 1985 .
Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion
o/Identity, Nueva York, Routledge, 1990, pp. 136-141. Necesidades de la política de emancipación
Judith Butler, Bodies that Matter: On the Discursive Limits o/
«Sex», Nueva York, Routledge, 1993 , pp. 7, 2, 231-232, Jacqueline Rose, Sexuality in the Field o/ Vision, Londres,
226. Verso, 1986, p . 103.
Michel Foucault, Histoire de la sexualité. 1. La volonté d sa-
voir, París, Gallimard, 1976 (hay trad. cast.: Historiad , lfl
Notas bibliográficas r69
I 68 Breve introducción a la teoría literaria

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sexualidad. l . La voluntad de saber, México, 1977, p. 124).*
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Stuart Hall, «Cultural Identity and Cinematic Representa-
don», Framework, 36, 1987, p. 70. Londres, Croom Helm, 1979, p. 25.
J acqueline Rose, Sexuality in the Field o/ Vision, Londres,
La dzferencia interior Verso, 1986.
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Barbara J ohnson: «The Critica! Difference: BartheS/BalZac», Nueva York, Columbia University Press, 1986.
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toric o/ Reading, Baltimore, Johns Hopkins University Routledge, 1996.
Antony Easthope, British Post-structuralism since 1968, Nue-
Press, 1980, p. 4.
Judith Butler, Gender Trouble: Feminism and the Subversion va York, Routledge, 1988, p. XIV.
Raymond Williams, Writing in Society, Londres, Verso, 1984,
o/Identity, Nueva York, Routledge, 1990, p. 147.
Kwame Anthony Appiah, «Tolerable Falsehoods: Agency and p. 210.
the Interests ofTheory>>, enJonathan Arac y BarbaraJohn-
son, eds., The Consequences o/ Theory, Baltimore, Johns
Hopkins University Press, 1991, pp. 74, 83 .

Subalterno

Gayatri Spivak, «Can the Subaltern Speak?», en Cary Nelson


y.Lawrence Grossberg, eds., Marxism and the Interpreta-
tzon o/ Culture, Urbana, University of illinois Press, 1988,
pp. 271-313 .

APÉNDICE

Jacques Derrida, «Structure, Sign, and Play in the Discourse


of the Human Sciences», en R. Macksey y E. Donato, eds.,
The Languages o/ Criticism and the Sciences o/ Man, Balti-
more, Johns Hopkins University Press, 1970, pp. 247-265
(hay trad. cast.: «Estructura, signo y juego en el discurso
de las ciencias humanas», en Los lenguajes críticos y las
ciencias del hombre, Barcelona, Barral, 1972, pp. 269-287).
Barbara Johnson, The Critica! Di/lerence: Essays in the Con-
temporary Rhetoric o/ Reading, Baltimore, Johns Hopkins
University Press, 1980, p. 5.
171

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

CAPíTULO 1

Jonathan Culler, On Deconstruction. Theory and Criticism


a/ter Structuralism (Ithaca, Nueva York, Cornell University
Press, 1982) comienza con una discusión sobre la teoría en
general. [Hay trad. cast.: Sobre la deconstrucción. Teoría y crí-
tica después del estructuralismo, Madrid, Cátedra, 1984.] Ri-
chard Harland, Superstructuralism: The Philosophy o/ Struc-
turalism and Post-Structuralism (Londres, Methuen, 1987) es
un repaso introductorio extenso y enérgico. Para Foucault,
véanse los libros de Paul Rabinow, ed. , The Foucault Reader
(Nueva York, Pantheon, 1984) y Lois McNay, Foucault:
A Critica!Introduction (Nueva York, Continuum, 1994). Para
Derrida, véase Culler, On Deconstruction, op. cit., pp. 85-179
[Sobre la deconstrucción, op. cit., pp. 79-158], y Geoffrey Ben-
. nington, Jacques Derrida (Chicago, University of Chicago
Press, 1993) [hay trad. cast.: Jacques Derrida, Madrid, Cáte-
dra, 1994].

CAPíTULO 2

Se encontrará gran variedad de afirmaciones representativas


en Paul Hernadi, ed., What is Literature (Bloomington, India-
na University Press, 1978). Mary Louise Pratt, Toward a
Speech Act Theory o/Literary Discourse (Bloornington, India-
na University Press, 1977) se opone a la concepción de la lite-
ratura como un tipo especial de lenguaje. Barbara H. Smith,
On the Margins o/ Discourse: On the Relation o/ Language to
Literature (Chicago, University of Chicago Press, 1978) trata
172 Breve introducción a la teoría literaria
Lecturas complementarias V3
las obras literarias como imitaciones ficticias de actos de
ha~la <:reales». [Hay trad. cast.: Al margen del discurso, Ma- CAPíTULO 4
dnd, V1sor, 1993]. Terry Eagleton, Literary Theory: An Intro-
du~tion (Oxford, Blackwell, 1983, pp. 1-53), sobre la idea de Para·una introducción al pensamiento y la influencia de Satis-_
la literatura en general y los estudios literarios en la Gran Bre- sure, véase Jonathan Culler, Saussure (Londres, Fontana,
taña del siglo XIX. [Hay trad. cast. : Una introducción a la 1976; ed. rev., Ithaca, Nueva York, Cornell University Press,
teoría lit~raria, ~éxico, FC.E., 1988, pp. 1-72]. Antony East- 1986). M. A. K. Halliday, Explorations in' the Functions o/
hope, Lzterary znto Cultural Studies (Londres, Routledge & Language (Londres, Arnold, 1973 ), recoge ensayos relev~ntes
Kegan Paul, 1991, pp. 1-61) ofrece un repaso útil a las con- para los estudios literarios. [Hay trad. cast.: ?x~lorac:o~es
cep~iones tradicionales de la literatura. Véase tambÚn la en- sobre las funciones del lenguaje, Barcelona, Editonal Medica
tr~vlsta a Jacques Derrida, «This Strange Institution Called y Técnica, 1982]. Roger Fowler, Linguisti~ Cri~icism (O~ord,
Llterature», en Acts of Literature (Derek Attridge, ed., Nue- Oxford University Press, 1996), es una valiosa mtroducc10n al
va York, Routledge, 1992, pp. 33-75).
lenguaje y las dimensiones lingüísticas de la literatura. Williatn
Ray, Literary Meaning: From Phenomenology to De~~nstruc­
CAPíTULO 3 tion (Oxford, Blackwell, 1984) desarrolla una narrac10n con-
vincente sobre los enfoques del significado literario en dife-
rentes escuelas críticas, Nigel Fabb et al., eds., The Linguistics
«Forum: Thirty-Two Letters on the Relation between Cultu- o/ Writing: Arguments between Language and Literatu_re
ral Studies and the Literary» (PMLA, 112:2, marzo de 1997 (Nueva York, Methuen, 1987) es una recopilación de ensayos
pp. 257-286) muestra un espectro vívido de las perspectiva~ enérgicos. [Hay trad. cast. : La lingüística de la escritura: de-
actuales. Antony Easthope, Literary into Cultural Studies bate entre lengua y literatura, Madrid, Visor, 1989]. POÉTICA:
(Londres, Routledge & Kegan Paul, 1991) repasa los desa- Jonathan Culler, Structuralist Poetics: Structuralism, Linguis-
rrollos británicos. Tony Bennett et al., eds., Culture, Ideology tics, and the Study o/Literature, Londres, Routledge & Kegan
and ~ocia! Process: A R eader (Londres, Batsford & Open U ni~ Paul 1975 [hay trad. cast.: La poética estructuralista, Barce-
v.erslty Press, 1987) es una antología de ensayos británicos clá- lona: Anagrama, 1979]; Roland Barthes, S!Z (París, Seuil,
slc~s para el curso de cultura popular de la Universidad 1970), análisis de un relato de Balzac que alterna poética y
Ab1e~ta. John Fiske, Understanding Popular Culture (Bastan, hermenéutica. [Hay trad. cast.: S/ Z, Madrid, Siglo XXI,
Unwm, 1989) resulta una introducción accesible. Para dos 1980]. H ERMENÉUTICA: Donald Marshall, «Literary lnt rpr
antologías recientes, véanse Simon During, ed., The Cultural tation», en Joseph Gibaldi, ed., Introduction to ScholarshtjJ in
St~dies Reader (Londres, ~outledge & Kegan Paul, 1993) y Modern Languages and Literatures (Nueva York, f'v!L/1 ,
19') J .
Mi~ke B_al, ed. , Th e Practzce o/ Cultural Analysis (Stanford, pp. 159-182). CRÍTICA DE LA RESP~ES~A DEL LE ·~'OH: Jmw
Califorma, St.a nford University Press, 1999). loan Davies, Tompkins, ed. , R eader-Response Cntzczsm: Fr~m hlr~n,dtlfll
CulturalStudzes and Beyond: Fragments of Empire (Londres, to Post-Structuralism (Baltimore, Johns Hopkms lJru wr rt y
Routledge, 1995) es una acertada historia reciente. CANON LI- Press, 1980) .
TERARIO: Robert van Hallberg, ed., Canons (Chicago Univer-
sity of Chicago Press, 1984). '
Lecturas complementarias I 75
I 74 Breve introducción a la teoría literaria
Jonathan Culler, «Story and Discourse in the Analysis of Na-
rrative», en Th e Pursuit o/ Signs: Semiotics, Literature, Decons-
CAPíTULO 5 truction (Londres, Routledge & Kegan Paul, 1981, pp. 169-
187), y Jonathan Culler, «Poetics of the Noveb>, en Structura-
repaso histórico a cuestiones clave [Han, sde~, 11979), es un
RETóRICA: Renato Barilli, Retorica (Mil , I . list Poetics: Structuralism, Linguistics, and the Study o/ Litera-
· Min li · . · ay tra · mg esa Rh t ture (Londres, Routledge & Kegan Paul, 1975, pp . 189-238)
rzc, neapo s Uruverslt f Minn , e o-
ROS LITERARIOS: 'Paul H y~ B esota Press, 1989]. GÉNE- [hay trad. cast. : La poética estructuralista, Barcelona, Anagra-
in Literary Classz/icatione(Fili.a ' ~ond ~nk: New Directzóns ma, 1979]. D ESEO: Peter Brooks, Psychoanalysis and Story-
síty Press, 1972) [hay trad cas~~, Te ue~a or , ~ornell . Univer­ telling (Oxford, Blackwell, 1994); Teresa de Lauretis, «"Qesire
Barcelona Bosch 1978] .A ~6 .. orza de los generas lzterarzós in Narrative», Alice Doesn't (Bloomington, Indiana Univer-
.. . a ~
' ' · I l l ' STROFE· Jon th Cull ' sity Press, 1984, pp. 103-157) [hay trad. cast.: Alicia ya no:
trophe», en The Pursuit of S . er, <<Apos-
truction (Londres Routl d zgn~ ~mzotzcs, Lzterature, Decons- Feminismo, semiótica, cine, Madrid, Cátedra, 1992]. AcTUAR
154). POÉTICA: J~natha: Cgulle ~an .Paul, 1981, pp. 135- COMO POLICíAS: D . A. Miller, The Novel and the Police (Ber-
. er, <u-oeucs of the L · keley-Los Angeles, University of California Press, 1988).
structura l zst Poetics: Structuralism L . . .
&.
Literature (Londres Routledge .¡__nguzsptzcsul,and the Study of
:rnc», en
188) [h d ' , . egan a , 1975, pp. 161-
grama ~~;~] :;OaEstS.IA:~Spoetzca estru:turalista, Barcelona, Ana- CAPíTULO 7
, · · e encontrara una t 1 , d
relacionados
. . con cuesu·ones teoncas , . en Canhavi
o ogla H e ensayos
k p
tnCla Parker, eds. , Lyrz·c Poet . B v~ .. ose y a- Jacques D errida, Limited Inc. (Evanston, Illinois, Northwes-
Nueva York C 11 U . ~· eyond New Crztzczsm (Ithaca tern University Press, 1988) incluye «Signature, Event, Con-
(~~Ch
' orne ruvers1ty Pre 1985) V ' ' text» y otros planteamientos de lo realizativo. Barbara John-
Jacques Derrida, «What is Poetry;l» . ,, e1ase tatl_lbién
en Peggy Kamuf d . · ecos e a poesla?»), son, «Poetry and Performative Language», en The Critica!
(Nueva y, k , e ., .A D~rrzd~ Reader: Between the Blinds Difference: Essays in the Contemporary Rhetoric of Reading
or , Columbia Uruverslty Press, 1991, pp. 221-246) . (Baltirnore, J ohns Hopkins University Press, 1980) es una dis-
cusión breve pero eficiente. Shoshana Felman, The Literary
Speech Act (Ithaca, Nueva York, Cornell University Press,
CAPíTULO 6
1983), sobre Austin y Lacan.
Hay
Susandos libros The
Lanser excelentes
N · , ·
ty SlAstematlcos sobre narrato1ogía:
, arra zve ct· Po · 1 ..r v¡· . .
(Princeton Princeton un· . .p zn O¡ zew zn Fzction CAPíTULO 8
N .' 1vers1ty ress 1981) Mí k B 1
arratology: Introduction to the Theo , ..r N y . e e • a , Charles Taylor, Sources o/ the Self The Making o/ the Modem
rev (Toront U . . f ry O¡ arratzve, 2. ed
. o, ruvers1ty o Toronto Press 1997) [h d. Identity (Cambridge, Massachusetts, Harvard University
cast. : Teoría de la nar t. . d , ay tra .
Madrid, Cátedra 1987r]a zVv~: znt:o almucción a la narratología, Press, 1989), es un extenso repaso general. Kaja Silverman,
, . ease tgu ente Wall M . Th e Subject o/ Semiotics (Oxford, O xford University Press,
R ecent Theories of Narrative (Ith ace artm,
University Press 1986)· Shl .th Rima~a, Nueva York, Cornell 1983) sintetiza la postura psicoanalítica y semiótica sobre la
. · ' ' onu mon-Kena N · formación del sujeto, con ejemplos literarios y cinematográ-
Fzctzon: Contemporary p oetzcs . (L on dres , Methuen,
n, arratzve
1983);
.-. - -~·•w" " <a teoría literaria
I77
ficos. ESENCIALISMO: Diana Fuss, Identi/ication Papers (Nueva
York, Routledge, 1994). TEORÍA POSCOLONIAL: Homi Bhabha
The Location ofC:u(ture (Nueva York, Roucledge, 1994) y Ani~
Loomba, Colonzalzsm/Postcolonialism (Nueva York, Routled-
ge, 1998).
ADDENDUM: TEORÍA LITERARIA EN ESPAÑOL

APÉNDICE
La teoría literaria cuenta ya con cierto desarrollo en español.
Pa:a la histo_r~a _institucional de la crítica, J onathan Culler, Para un repaso crítico a las corrientes de teorí~ ~itera_ria hast~
el primer postestructuralismo y la deconst_ruccton,_vease J~se
«~tterary Crltlctsm_ and the American University», en Fra- María Pozuelo Yvancos, Teoría dellengua¡e lzterarzo (Madnd,
mzng the Szgn: Crztzczsm and its Institutions (Oxford, Black-
Cátedra 1987). Sobre los diversos géneros literarios pueden
well, 1988, pp. 3-40); Gerald Graff, Pro/essing Literature: An
consult;rse los libros de Antonio García Berrio y Javier Huer-
Instztutzonal History (Chicago, University of Chicago Press
1987); Chris Baldick, Criticism and Literary Theory, 1890 t; ta Calvo, Los géneros literarios: sistema e kisto~ia (~átedra,
the Present (Londres, Longman, 1996). 1992) Rafael Núñez Ramos, La poesía (Madrtd, Smtests, 1993)
y M ..' del Carmen Bobes Naves, La novela (Síntesis, 1993),
además de la antología de Enrie Sulla, Teoría de la novela, Bar-
Sobre las escuela~ teóricas, véase Terry Eagleton, Literary
Theo.?: An Intro~uctzon (Oxford, Blackwell, 1983 ), una intro-
celona, Crítica, 1997. Para la retórica, el manual de Tomás
Albaladejo, Retórica (Síntesis, 1989). .
duccton tendenciOsa pero combativa de todas las «escuelas»
Además la editorial madrileña Arco está publicando una
exce~to del m~xismo, que Eagleton abraza. [Hay trad. cast.: serie de útil~s antologías sobre temas y corrientes de teoría li-
Una zntroducczon a la teoría literaria, México, F.C.E., 1988.]
teraria como por ejemplo Miguel Ángel Garrido, ed., Teoría
Antony Easthope, British Post-Structuralism since 1968 (Nue-
va yor~, Routledge, 1988), una explicación inteligente de las
de los ~éneros literarios; 1988; Antonio Garri_do Do~ínguez,
ed., Teorías de la ficción literaria, 1997; Ennc Sulla, ed. , El
p~npectas de la «teoría» en Gran Bretaña; Peter Barry, Begin-
nzng Theory: An Introduction to Literary and Cultural Theory canon literario, 1998; José Domínguez Caparrós, ed., Herme-
(Manchester, _M anchester University Press, 1995) es un útil néutica, 1997; José Antonio Mayoral, ed., Est~tica _de la recep-
ción 1987 (véase igualmente el ensayo de Lws Gomez Acc.lS
manu~ orgaruzado por «escuelas», y Raman Selden, ed., The ta El lector y la obra: teoría de la recepción literaria, Madnd ,
C,ambrzdge Hzstory o/Literary Criticism, vol. VII, From Forma-
lzsm to Poststructuralism (Cambridge, Cambridge University G~edos, 1989); José Antonio Mayoral, ed., _Pragn~~lic'tl t/, • /,¡
Press, 1995) cubre los grandes movimientos. Richard Harland
comunicación literaria, 1987; Manuel Asenst, d., lmrfol fll,
Superstructuralism: The Phzlosophy o/ Structuralism and Post~
raria y deconstrucción, 1990; Antonio Penedo y ( ;Oil t 1l11 1'1111
Structuralism (Londres, Methuen, 1987) es una introducción tón, eds., Nuevo historicismo, 1998; N us ( .u rhon 11 , M '''
detallada ~ vivaz; Keith Green y Jill LeBihan, Crztical Theory
Ángeles Torras et al. , Feminismos literari(ll. I'I'N
and Practzce: A Coursebook (Londres, Roucledge & Kegan
Paul, 1996) fusionan inteligentemente el repaso por escuelas
con el enfoque por «temas».
ÍNDICE DE TEMAS Y AUTORES

acontecimiento literario 43 , 92, 96, canciones infantiles 97-98


103-111, 118, 128-129 canon literario 62-65 , 153
acto de habla 39, 94, 96, 115-119, Carroll, Lewis 54-55
121-123 , 127-129 Chomsky, Noam 77
adhesivos 47-48 cinematografía:
«agencia» 60, 127, 141-143 teoría cinematográfica 80, 154
Althusser, Louis 60, 140, 148, 154 mirada cinematográfica 80
Anderson, Benedict 50 clase reading 65-67 , 70, 147
aporía 122, 134 competencia:
apóstrofe 88, 95-96 c. lingüística 77, 102
Appiah, Anthony 142-143 c. literaria 78, 79
Argensola, L. L. de 47n. c. narrativa 102, 103
argumento, véase trama constatativo, véase enunciado
Aristóteles 87-88, 103, 111 contexto 34-36, 39, 44-45, 63-64,
Armstrong, Nancy 137 72-73, 82-86, 93 , 98-99, 144
Austen, J ane 50, 85, 107 convenciones 37-40, 58-59, 73-80,
Austin,J. L. 115-122, 127-129 87, 90-91, 117-119, 125, 129,
autor, relación con el texto 43 , 82 - 149, 150
86,93-94 correlato objetivo 100
autorreflexividad 46-48 cultural studies, véase estudios cu l-
turales

Bajtin, Mijail107
Bal, Mieke 108 Declaración de Independencia de
Barthes, Roland 58-59, 148, 149 los EE.UU. 120-121
Baroja, Pío 42 deconstrucción 81, 121-123 , l4 ,
Beardsley, Monroe 83 150-152, 157
Bécquer, G. A. 88-89 deícticos 43
Belsey, Catherine 155 Derrida,Jacques 20-25, 88-89, l19-
Blake, William 94 121 , 154
Borch-Jakobsen, Mikkel138 sobre la deconstrucción 150-152
Bronte, Charlotte 31 deseo 19, 25, 60-62, 95 , 103 , 111 -
Brooks, Cleanth 146 113, 132,137-138, 141 - 143
Burns, Robert 31 Diego, Gerardo 88
Butler, Judith 124-129, 141-142, Dollimore, Jonathan 155
157 Dostoievski 54, 6
Índice de temas y autores I 8I
I 8o Breve introducción a la teoría literaria
materialismo cultural155
Eagleton, Terry 52 Frye, Northrop 96-98 Jacobus, Mary 153 metáfora 30, 46-47, 88-90
Jakobson, Roman 42 ,89-90, 146, 148
Easthope, Antony 154 función poética 42 metonimia 90, 122
James, Henry 108, 110n.
Edipo, complejo de 81, 137 Mili, John Stuart 93
Jauss, Hans Robert 148
Eichenbaum, Boris 146 Miller, J. Hillis 147
ejemplaridad 49-50, 134-136 García Lorca, Federico 43 , 93 Johnson, Barbara 152
Milton 54
Eliot, George 65 gay y lesbiana, estudios 19, 81 , 124, Jonson, Ben 44, 63
minoría:
Eliot, T. S. 100 140, 152, 157 Joyce, James 54, 117 discurso de las minorías 156-157
Empson, William 146 génerosexual14n., 19, 124-126, 132 , literaturas minoritarias 61 , 63-65,
enunciados constatativos y realizati- 133, 140-142, 145 Kant, Immanuel45 -46 156-157
vos 115-129 Genette, Gérard 108-109, llOn., 148 Kermode, Frank 102 individuo moderno 137
enunciado oído por casualidad 93 géneros literarios 40, 63-64, 78, 90- Moliner, María 20-21
épica 90-92 92 , 96-97, 119 Montrose, Louis 155
epistemofilia 111 ginocrítica 152 La Rochefoucauld 117 Morrison, Toni 85
escritura 13-15, 16, 20-26, 32, 49- Girard, René 138 Lacan, J acques 27, 138, 148, 149,
51 , 54,90, 150,155-157 Gramsci, Antonio 66n. 153 , 154
escuelas de crítica 7, 81-82, 145-157 Greenblatt, Stephen 155 La Regenta 134-135 . narratario 106
esencialismo 139 lectura atenta, véase «close reading» narración:
espejo, estadio del27 , 138, 140 lenguaje: lógica de la n. 30 , 102
estructuralismo 58, 148-150 habla 20-22, 38, 76-77 1. en primer plano 40-41 , 42, 97, teoría de la n. 100, 101-113
estudios culturales 57-70, 115, 124, Hall, Stuart 140 146 narratología 100, 101-113
140, 148-149, 154 hegemonía 66, 156 naturaleza del!. 73-75, 119-123 narradores43-44 ,50, 53 , 91, 93, 101,
estudios literarios 11, 13 , 57-70, 77- hermenéutica 77 -79, 81-82, 85-86, J. y pensamiento 75-76 104-110
78, 80, 115, 124, 131, 133, 146, 153 Lévi-Strauss, Claude 148 natural, crítica de lo 15-18, 24, 26,
148, 153, 154 Hernández, Miguel40-41 , 93, 97 lingüística 26, 41-43, 73-79, 102, 58-59, 74-76, 124-125 , 134, 140
historias, véase narración, trama 117-118, 121-123 , 131-132, 148 New Criticism , nueva crítica 65, 81,
histórico, explicación histórica 30, literariedad 29-31, 40-41 , 42, 48 , 99, 146-147
falacia intencional 83 101-102 55 , 146 novela 19, 27 , 29, 39, 41-47 , 50-53,
fe.mio.ista, teoría 80, 81, 106, 124- Hoggart, Richard 59 literatura 29-55 , 71 -113 , 117-11 9 , 79-78, 85, 90-92, 100, 101-113 ,
129, 132, 140, 145, 150, 152-153, homosexual, invención del17, 124, 126 133-136 117, 128, 133-138, 146
157 horizonte de expectativas 80, 148 atención despertada por 34-36, n. como policía 112
fenomenología 147 Husserl, Edmund 147 39-43 , 48, 52, 71 , 76, 97-98 nuevo historicismo 81 , 145, 155
ficción24,43-45,50,53, 93-94,102, función ética 51 -54, 133-137
113, 129 1. como acto de habla 117-119,
Flaubert, Gustave (Madame Bovary) identificación 51-53 , 113, 131-143 127-129 objeto estético 45-46, 51
47 , 133 identidad 7, 16-17, 19, 25-26, 58, 1. y universalidad 49-51, 61, 65 , Odisea 133
focalización 108-111, 112 61 , 69, 73 , 95 , 112, 115, 124, 127, 134-135 onomatopeya 74
formalismo ruso 99, 146 131-143, 152, 153, 156-157 lírica 87-100, 101
Forster, E. M. 112 ideología 52 , 76, 135, 154, 155 lucha profesio~al58-59
Foucault, Michel 15-20, 24-25, 27, Imperio Británico 49-52 personificación 88, 95-96
132, 136-137, 140, 148, 149, 154, interpelación 60, 126 Peirce, Charles Sanders 149
155. interpretación 21 , 24, 36,43-45, 61 , malas hierbas 33 -34 <<Pin Pineja» 97-98
Franklin,Aretha25-26, 124-125,134 65-67, 70-86, 98-100, 148, 153 Man, Paul de 113 Platón 53, 87
«maricón» 124, 127 poema, idea de 34-36, 46-47 , 90-92
Freud, Sigmund 29-30, 137, 153 intertextualidad 46-48, 62, 99
marxismo 59-60, 81 , 132, 140, l4B,
Frost, Robert 34, 48, 71-73, 92-94, ironía 90, 146 poesía 87-100, 101
121-122 Iser, Wolfgang 147 150, 153, 154
!ndice de temas y autores I 83
I 82 Breve introducción a la teoría literaria

textos expositivos narrativos 38, Verlaine, Paul 76


Poética 77-79, 82, 86-100, 102, 149 Saussure, Ferdinand de 73-75 , 76-
políticamente correcto 64 77, 148, 149 111
poscolonial: Screen (revista) 154 trabalenguas 42
trama 30, 78, 102-105 , 107, 133 White, Hayden 90
teoría p. 81, 85, 140-143, 145, 155- Sedgwick, Eve K. 138, 157 Whorf, Benjamin Lee 75
156 semiótica 149 transferencia 153
Williams, Raymond 59, 155
postestructuralismo 24, 99, 149-154 sentido común, crítica del7 , 14-15, tropos 88-90
Wimsatt, W. K. 83 , 146
Poulet, Georges 147 20,23,26, 75 cuatro t. mayores 90
Wordsworth, William 63 , 89
Pound, Ezra 99-100 sexo 15-19, 25 -27 , 65 , 75 , 81, 124- Twain, Mark 65 , 69
poder/ saber 18-19 127, 133, 136, 145, 157
principio de cooperación hiperpro- Shakespeare, William: yo 20-21, 26, 131-144
tegido 37-39, 79 Hamlet 44-45, 49-50, 80-82, 134- Universidad Abierta 66
pseudoiteración 109 135
psicoanálisis 81 , 132, 137-140, 145, soneto 46-47, 118-119
148, 150, 152-154 Shelley, Percy Bysshe 94-96
punto de vista 104, 106, 108-111 Shklovski, Victor 146
publicidad 34, 42 Showalter, Elaine 80, 152
significado 14-15,21-24,36, 39, 47-
48, 54-55, 59, 61, 67, 71-86, 88-
Queertheory 124-127,132,145,157 90, 92, 96-100, 103, 113, 115,
Quine, W. O. 35-36 117-119, 124-127, 140-142, 144,
148-149, 150-152, 155
signos 20-24, 73-75, 149
Ransom,John Crowe 146 sintoma, interpretación sintomática
realizativo, véase enunciado 65-67' 70, 86
recepción, estética de la 79-80, 148 Silverman, Kaja 153
referencia 43-45 Sinfield, Alan 155
responsabilidad, véase «agencia» Spivak, Gayatri 27
respuesta del lector, crítica de la 79- Stael, Madame de 32-33
80, 147 Stallybrass, Peter 155
retórica, figuras retóricas 30, 32, 87- Stowe, H . B. 53
100, 113, 122 sujeto 26-27,49-53,57,60,92, 122,
Richards, l. A. 146 124-129, 131-143, 150, 153-157
Richardson, Samuel 106 sujeto, posición del60-61, 1:31, 140-
rima 33, 34,40-41, 97-98 143
ritmo40-41, 71-72,92,97-98,103,111 sublime 95
Robbe-Grillet, Alain 106 suplemento 20-25
Rorty, Richard 13 sinécdoque 90
Rose, J acqueline 153
Rousseau, Jean-Jacques 20-25
Rushdie, Salman 53 teatro 90-92
teleseries policíacas 66-6 7
teoría:
Sade, Marqués de 53 naturaleza de la teoría 7, 11-28,
Said, Edward 85, 156 57 -58, 144
Sapir-Whorf, hipótesis de 75 como apelativo abreviado 13
ÍNDICE

Prefacio 7
Agradecimientos 9

l. ¿Qué es la teoría? . 11
2. ¿Qué es la literatura, y qué importa lo que sea? 29
3. La literatura y los estudios culturales 57
4. Lenguaje, significado e interpretación 71
5. Retórica, poética y poesía 87
6. La narración . 101
7. El lenguaje realizativo . 115
8. Identidad, identificación y sujeto 131

Apéndice: Escuelas y movimientos teóricos 145


Notas bibliográficas . 159
Lecturas complementarias . 171
Addendum: Teoría literaria en español 177
Índice de temas y autores . . . . 179

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