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Módulo Introductorio: Generar condiciones para construir un
Proyecto Escolar de Aprendizajes Prioritarios (PEAP)
El Trayecto de Formación que les proponemos recorrer se inicia con este Módulo
introductorio, que comprende dos apartados: El primero (Parte 1) presenta el Trayecto de
Formación; el segundo (Parte 2) refiere a las condiciones necesarias para construir un
proyecto de carácter institucional.
Este módulo introductorio está destinado a integrantes de los Equipos de
Coordinación Institucional (en adelante, ECI), es decir, aquellos y aquellas docentes de Lengua
y Matemática, del Equipo de Gestión y otros perfiles que la institución haya definido que
realizan el Trayecto de Formación.
Les sugerimos, asimismo, y antes de iniciar su lectura, consultar el Documento Marco
del Programa Escuelas Faro para conocer la propuesta integral del Programa y sus líneas de
trabajo.
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Parte 1: El Trayecto de Formación para integrantes de los Equipos de
Coordinación Institucional del Programa Escuelas Faro
Presentación
Estimada/o colega:
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- Poner a su disposición estrategias y herramientas para el abordaje de las
problemáticas identificadas y la consecución de los objetivos propuestos en cada
PEAP.
- Brindar herramientas para el seguimiento y monitoreo del PEAP.
- Promover instancias de reflexión sobre la tarea que realizan los ECI.
- Orientar el registro de experiencias y prácticas pedagógicas que tienen lugar en la
institución en el marco del diseño y desarrollo del PEAP.
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el acompañamiento de los y las especialistas para el proceso particular de su institución y
compartir el diseño y desarrollo del PEAP.
Finalmente, el Trayecto de Formación también propone un espacio para recopilar
distintos materiales que les resulten significativos y que podrán seleccionar a lo largo de su
recorrido. Por tal motivo, invitamos a documentar su propio proceso de formación a través
del registro de escenas, situaciones vividas, reflexiones que hayan tenido lugar tanto en
encuentros presenciales como en el espacio virtual. Este registro podrá realizarse a través de
diversos lenguajes, tales como la escritura o el audiovisual. Su propósito es construir un saber
que nutra la memoria pedagógica de la institución.
Recorrido de formación
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partir de la experiencia transitada para abonar a la construcción de un saber pedagógico que
pueda ser compartido institucionalmente.
Este trayecto de formación tiene una carga horaria total de 120 hs. (Resoluciones CFE
257/15 y 326/17).
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Parte 2: Condiciones para la construcción de un proyecto
Luego de haber presentado la propuesta del Trayecto de Formación, los y las
invitamos a leer la segunda parte de este Módulo Introductorio a fin de compartir algunas
ideas sobre los proyectos educativos institucionales.
Susana, directora de una escuela, relata que todos los años se reúne con su
equipo docente durante varias jornadas para pensar los proyectos de la escuela.
Manuel, en cambio, decide evitar conflictos innecesarios y escribe él solo los
lineamientos generales a trabajar durante el año.
Estela se encuentra al inicio de cada año escolar con diferentes pedidos de
formulación de proyectos que provienen de líneas de la jurisdicción y nacionales.
A veces, incluso, la invitan a presentar proyectos para concursos, eventos locales,
ferias, entre otros. Ella siempre se pregunta qué priorizar y cómo involucrar a
distintos docentes según su perfil y disponibilidad.
También está Roxana, que no encuentra cómo reunir en un mismo momento de
trabajo a docentes que vienen distintos días, que trabajan en otras instituciones
y que siempre llegan con los minutos contados. Construir criterios comunes se le
hace muy difícil.
Marta considera una pérdida de tiempo volver a escribir cada año uno o varios
proyectos. Por eso simplemente cada día toma el de años anteriores, le hace unos
cambios mínimos y da por finalizada la tarea de construcción de proyectos.
La supervisora llega a la escuela de Esteban, el director. Le pide el proyecto
institucional. Él la lleva a recorrer las aulas, pasillos y la biblioteca, mientras le
muestra y le va contando con orgullo todo lo que sus docentes realizan.
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Las pequeñas escenas que acabamos de leer dan cuenta de que la palabra “proyecto”
resuena en las escuelas desde hace tiempo. ¿Quién no escuchó hablar, alguna vez, de
Proyecto Educativo Institucional (PEI), Proyecto Curricular Institucional (PCI), Proyecto
Pedagógico Escolar (PPE), entre tantos otros? Por eso, es probable que usted piense al leer
esta propuesta: ¿otra vez un proyecto?
Nos parece un momento oportuno para reflexionar sobre el sentido y el significado
de construir proyectos en las instituciones escolares. El PEAP que -en el marco del Programa
Escuelas Faro-, se construirá en su institución no pretende ser una producción excepcional o
novedosa, sino que se propone, como punto de inicio, recuperar todas aquellas experiencias
transitadas y su sentido en el trabajo cotidiano. Revisarlas con el propósito de a la luz de
identificar prioridades institucionales y establecer acciones que permitan sostenerlas y
evaluarlas. En esta línea, el PEAP se presenta como una nueva oportunidad para pensar en
conjunto lo que se enseña y cómo se enseña en las escuelas, con el fin último de que niños,
niñas, adolescentes y jóvenes aprendan y recorran trayectorias escolares continuas y
completas.
¿Qué significa hablar de “nueva oportunidad”? Entendemos que el PEAP puede ser
una invitación a poner la lupa en algunos aspectos que seguramente están presentes, de
algún modo, en el Proyecto Educativo Institucional. En este caso, el eje del PEAP es enriquecer
–haciendo foco en el segundo ciclo del Nivel Primario y Primer ciclo del Nivel Secundario- los
aprendizajes en Lengua y en Matemática y contribuir a la mejora de las trayectorias escolares.
Haciendo foco
Para pensar qué implica “poner la lupa” los y las invitamos a recorrer el cuento Zoom
de Istvan Banyai.
Así como en este cuento vamos haciendo foco para ver con detalle y profundidad
algunos aspectos de la imagen, en las clases siguientes propondremos pensar la construcción
del PEAP como un instrumento que nos ayude a mirar en profundidad algún recorte de la
enseñanza y los aprendizajes que tienen lugar en las instituciones para trabajar sobre ellos.
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En dicha línea, este proyecto propone plantear objetivos acotados, concretos y realizables en
tiempos posibles y realistas para cada institución.
Ahora bien: ¿Qué condiciones es necesario generar para construir el PEAP?
Proponemos pensar tres pilares como condiciones para la construcción de un proyecto:
La tarea
El equipo de trabajo
Los acuerdos para la convivencia institucional
Construir el PEAP, como ocurre con otros proyectos, implica ponerse en acción en torno
de una tarea. En este sentido, el PEAP es una oportunidad que se le presenta a la escuela para
revisar, detenerse a mirar atentamente y reflexionar sobre lo que se hace día a día en relación
con la enseñanza. La elaboración y desarrollo del PEAP es parte del trabajo que cada docente
realiza en una institución educativa, con las complejidades y particularidades que esto
implica, sabiendo cuánto hay de imprevisible y contingente en el trabajo de enseñar. En este
sentido, Nicastro (2017) señala:
(...) trabajar tiene que ver con desplegar un accionar inédito para saldar
permanentemente una realidad que no es posible anticipar del todo, porque, como
venimos diciendo, ninguna prescripción dará cuenta totalmente de lo que allí ocurra,
ya que se trata sólo de una aproximación a la realidad con diferentes grados de
profundidad y alcance. Por lo tanto, trabajar implica hacer frente a esa realidad,
generar, establecer y reconocer condiciones institucionales. (Nicastro, 2017, p. 62)
Más adelante, para dar cuenta del carácter complejo del trabajo en las escuelas, agrega:
(...) la organización educativa supone una estructura, un corte espacio temporal, tanto
material como simbólico, que combina territorios e historias, sostiene la inscripción de
roles y posiciones con tareas y prácticas de diferente tipo, entramadas en relaciones
particulares, a su vez en un ordenamiento jerárquico entre unos y otros, con normas y
pautas que regulan al conjunto de personas que trabajan para alcanzar una meta
común. En este sentido, la organización también tiene la fuerza de un marco que
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prescribe, en cada caso, la realidad que se intenta abordar para desarrollar y llevar
adelante los fines específicos. (Nicastro, 2017, p. 63)
Entonces, la tarea particular a la que nos convoca el PEAP supone volver a mirar el
trabajo que realizamos en nuestras escuelas. Se trata, en este acto de revisión, de encontrar
o redescubrir aquello no visto, lo olvidado, lo sorpresivo, lo que no sale como esperábamos.
Como así también, aquellas acciones que realizamos cotidianamente que son valoradas por
la comunidad y que fortalecen el trabajo de enseñar y promueven los aprendizajes.
...hacer una pausa para observar, analizar y pensar. Se trata de leer los datos
cualitativos y cuantitativos que se construyen en las escuelas, escuchar las voces de las y los
protagonistas. Una lectura y escucha atenta es el punto de partida necesario para empezar a
pensar cómo es posible mejorar los aprendizajes de las y los estudiantes. Tal vez esto implique
“deconstruir” algunos supuestos y representaciones sobre qué es enseñar, qué es aprender,
qué es ser alumna o alumno, qué es ser docente, cuál es el sentido de ir a la escuela. Por
ejemplo: ¿Qué entendemos las y los docentes por “enseñar”? ¿Enseñar es cumplir con el
programa de estudio? ¿Aprender es repetir de memoria los textos? ¿Enseñar es lograr que
las y los estudiantes puedan utilizar los conocimientos en distintas situaciones de la vida,
adaptándolos y recreándolos? ¿Es, como dice Meirieu (2007), “provocar el deseo de
aprender”? ¿Enseñar es abrir preguntas y desafíos? ¿Aprender es solamente cumplir siempre
con los ejercicios y tareas? ¿Qué significa ser “buen alumno o buena alumna”? ¿Qué es ser
“buen o buena docente”?
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Para comenzar a deconstruir representaciones, empecemos “por casa”.
¿Alguna vez usted escuchó decir “¡Este docente sí que enseña!” o “Este es un buen
alumno”? Piense y escriba, para cada frase, cinco características que representen a
ese “buen o buena docente” y a ese “buen alumno o buena alumna”.
Poner en común con otras y otros colegas estas reflexiones puede ser valioso para
comenzar a deconstruir representaciones y a su vez construir criterios compartidos que
ayuden a mejorar los modos de enseñar y los aprendizajes de las y los estudiantes. Es en este
acto de mirar donde las instituciones pueden ir imaginando cómo seguir “haciendo escuela”.
Una escuela que se preocupa y ocupa de que todas y todos sus alumnas y alumnos aprendan.
Los que van “más rápido”, los que “tardan más” en apropiarse de esos saberes.
...proyectar y avanzar. Se trata, como decíamos, de seguir haciendo escuela. Pero una
escuela que mejore día a día. En este sentido, para poder proyectar es necesario, en primer
lugar, tener claro cuál es el punto de llegada y cuáles son las metas a alcanzar que permitan
aproximarse a ese horizonte deseado. Asimismo, para esta tarea es indispensable que
trabajen en conjunto el equipo de conducción y las y los docentes.
Tal vez ésta sea una de las condiciones a lograr más desafiantes: constituir equipos de
trabajo. Tarea compleja, dado que en muchas escuelas implica romper con una fuerte
tradición de trabajo individualista y solitario. Sabemos que en algunas instituciones una de las
dificultades es encontrar tiempos presenciales compartidos para intercambiar sobre el
trabajo. ¿Qué otros modos posibles podríamos imaginar y poner en juego para generar
comunicación entre docentes que difícilmente coincidan en la institución? En muchas
ocasiones, las redes sociales son un recurso valioso para hacer circular información, para
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intercambiar algunas ideas, para sondear opiniones o tomar algunas decisiones puntuales.
Cuando esto no es posible, tal vez se pueda comenzar generando encuentros de parejas o
pequeños grupos de docentes que sí coincidan en tiempo en el establecimiento. En algunas
instituciones se recurre al uso de cuadernos o carteleras para registrar e intercambiar
información importante.
Más allá de los recursos que se pongan en juego para construir espacios de
pensamiento compartido, el desafío más grande es invitarnos a romper con la frase “cada
maestrito con su librito”. En este sentido, cabe reflexionar que mejorar los aprendizajes es
responsabilidad compartida del colectivo de adultos que habitan la institución.
Esta construcción compartida sólo es posible con un encuadre común que de
seguridad y señale “reglas de juego” claras para la tarea a realizar. Es aquí donde entra en
escena la tercera condición necesaria para construir un proyecto, mencionada más arriba: los
acuerdos para la convivencia institucional. ¿Cómo proponemos pensarlos? Además de
ciertas normativas generales establecidas para regular el funcionamiento de las instituciones,
a su vez en cada escuela es importante ir construyendo otras normas que hagan posible
preservar la tarea cotidiana, favorecer los vínculos y la convivencia en la escuela. Es
interesante pensar en forma colectiva en el valor normativo de estos acuerdos, entendiendo
en este caso lo normativo no tanto como un artificio que restringe y limita, sino como un
instrumento para cuidar y potenciar el trabajo de todas y todos: docentes, estudiantes, otros
y otras integrantes de la comunidad educativa. La construcción de un encuadre normativo
permite visibilizar aquellos valores, principios, fundamentos de las acciones que son centrales
para la convivencia democrática en la institución: escuchar y valorar la opinión de todas y
todos, ser solidarios, promover la inclusión, respetar los derechos y asumir las
responsabilidades, entre otros.
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Recapitulando
Organizar la tarea,
Conformar equipos de trabajo,
Establecer acuerdos para la convivencia.
Como telón de fondo sobre el que iremos reflexionando a lo largo de los módulos, en
la construcción de proyectos de aprendizaje también es fundamental promover sentidos
compartidos sobre:
● Cómo articular el trabajo entre áreas, ciclos y niveles;
● cómo establecer acuerdos y tomar decisiones acerca de la evaluación y promoción
de las y los alumnos;
● Cómo hacer foco en la centralidad de la enseñanza y el cuidado de las trayectorias
escolares de cada estudiante;
● Cómo poner en valor el trabajo de las escuelas a través de la escritura de la
memoria escolar, como saber pedagógico construido y que vale la pena
comunicar.
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Bibliografía
Casals Cervós, J. (2007). Philippe Meirieu: “Es responsabilidad del educador provocar el deseo
de aprender”. Cuadernos de Pedagogía N° 373 noviembre 2007. Disponible en:
http://www.uruguayeduca.edu.uy/sites/default/files/2017-
05/philippe%20meirieu.pdf
Directores que Hacen Escuela (2015), en colaboración con Alfredo Vota. Habilidades para el
trabajo en equipo. Buenos Aires: OEI.
Guardiola, C., Socolovsky, T. y Andreozzi, M. (2011). Recuperar los proyectos. En: Potenze, M.
y Benitez, F. (coord.,) Pensar la Escuela 1. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la
Nación. Área de Capacitación.
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