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Fuentes Complementarias

A muchos metros de distancia, solo el olfato nos reporta la polución que genera esa mixtura de
nitratos, sulfatos y percloratos en fórmulas de sodio, cobre, estroncio, litio, antimonio,
magnesio y aluminio, sin olvidar el bario, de isótopos radiactivos, que nos ofrece el color
verde.

Neutralizantes, oxidantes y aglomerantes se mezclan en la pirotecnia, además del perclorato


de sodio que da propulsión al cohete, los metales pesados que aportan el color y los aerosoles
que producen la detonación.

Ya en los aires, esa mezcla libera, entre otros, monóxido de carbono (CO) y partículas
suspendidas (PM2.5), y junto con las emisiones del transporte, fábricas, fogatas, calentones y
quema de llantas o basura, genera, sobre todo los días 12 y 25 de diciembre, 1º. y 6 de enero,
alta contaminación, escasa visibilidad y sensación de neblina.

Graves males respiratorios causan las PM2.5 al ser inhaladas y entrar directamente hasta el
fondo pulmonar, previenen organismos de salud, y agregan que el CO, gas sin olor ni color,
puede causar súbito malestar por envenenamiento, e incluso la muerte, mientras los metales
impactan al sistema respiratorio.

A su vez, el perclorato de sodio que detona la cohetería cerca de los cuerpos de agua aumenta
hasta un millar de veces los niveles normales y daña a microorganismos y fauna acuática.

No sobra reconocer que el ruido y las luces resultado de los estallidos que se hacen durante
largos tiempos y en grandes cantidades, perturba los ecosistemas.

Muchísimas de las actividades humanas contemporáneas están asociadas a la generación de


ruido, como son las extracciones industriales; las grandes maquinarias manufactureras; los
vehículos de transporte a pequeña, mediana y gran escala; los conciertos musicales; las salas
de cine; incluso la presencia simultánea de un gran número de personas en un entorno
diminuto puede considerarse una fuente de contaminación sonora.

A pesar de ello, son pocas las medidas que se toman al respecto, y sobre todo los individuos
que hacen vida en las grandes ciudades están expuestos a niveles perniciosos de ruido a diario.

Consecuencias de la contaminación sonora

Algunas consecuencias posibles de la exposición constante a niveles elevados de


contaminación sonora son:

Socioacusia. Un daño leve a nuestro sistema auditivo que revela la aparición de un pitido
constante luego de haberlo sometido a altos niveles sonoros. Este efecto suele pasar con los
días, pero el abuso de estas condiciones conducirá a la disminución de la capacidad auditiva y
eventualmente a la sordera.

Interferencia comunicativa. A mayores niveles de contaminación sonora, más difícil se hace la


comunicación oral, ya que nuestros oídos no pueden discernir unos sonidos de otros, sino que
el cerebro debe filtrar entre la cantidad de sonidos registrados, la que le interesa.

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