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“RADIOGRAFÍA DEL
POSMODERNISMO”
6. Fredric Jameson, “El posmodemismo como lógica cultural del capitalismo tardío”, próxima
aparición en Edic. Imago Mundi.
Negaciones posmodernistas
Niega, en primer lugar, lo que constituye la médula misma de la
visión afirmativa de la modernidad: su proyecto de emancipación.
Hemos visto que este proyecto, sujeto a las crítica de Nietzsche, Marx
y la Escuela de Francfort, ya no podía mantenerse en su forma
originaria, burguesa, aunque su idea de la emancipación humana
podría ser rescatada como intentaron rescatarla Nietzsche, Marx y
Adorno. Ahora bien, para el pensamiento posmoderno tal rescate es
imposible, no sólo en la forma en que lo hicieron los críticos
mencionados, sino en cualquier opción que trate de trascenderlo.
Los proyectos de emancipación como los de la ilustración burguesa y
el marxismo caen dentro de lo que Lyotard llama los metarrelatos
carentes de legitimación. Su negación posmodernista no se hace para
trascenderlos en nombre de otro proyecto, superando sus
limitaciones o buscando nuevos fundamentos. Esto último resulta
vano, pues el pensamiento posmoderno arroja por la borda la
categoría misma de fundamento, con lo cual se arruina todo intento
de legitimar un proyecto. Ciertamente, existe un nexo estrecho entre
proyecto y fundamento, ya que todo proyecto tiene que estar
fundado. Pero, si se corta el nexo entre uno y otro, todo proyecto se
hace imposible, ya que no habría fundamento que lo legitimara. Y así
los proclama Franco Crespi, uno de los exponentes del pensamiento
«débil» o posmoderno: «El reconocimiento de la carencia de
fundamento y de su carácter irrevocable lleva consigo la renuncia a
cualquier tentación de formular un proyecto total de transformación
de la realidad social». 7 Pero, en una sociedad injusta, ¿se puede
renunciar al proyecto de trasformarla y fundamentar ese proyecto?
Ciertamente, esa fundamentación puede ser —como en tantas
doctrinas salvadoras o utópicas— ilusoria o utópica, pero también —
como en el socialismo marxiano —factible y racional. Por otra parte,
si se afirma la carencia absoluta de fundamento ¿en qué fundamos la
falta de fundamento? Vemos, pues, que no es tan fácil despedir al
fundamento.
La negación del proyecto emancipatorio es, en definitiva, una
cuestión central no sólo teórica sino práctica, política, ya que
descalifica la acción, y condena a la impotencia o al callejón sin salida
de la desesperación al fundar —ahora sí— la inutilidad de todo
7. Franco Crespi en op. cit., p. 343.
14. Simón Marchán Fiz, Del arte objetual al arte del concepto. Epilogo sobre la sensibilidad
.posmoderna., 3. ed., Madrid, Akal, 1988, p.335.
17. Sobre la vigencia del proyecto socialista de emancipación cf. junto a los textos
mencionados mi ensayo «Marxismo y socialismo, hoy., Nexos (México DF), n.° 126 (junio
1988).