De transmisor a motivador, en las clases presenciales el instructor
es la única fuente de consulta mientras que en los entornos virtuales los participantes pueden enriquecerse a través de diversas fuentes de conocimiento. Las Tecnologías de Información y Comunicación (TICs) facilitan la construcción de conocimiento colectivo. Si aprovechamos bien esta posibilidad, el rol de la instrucción virtual pasa de ser una simple transmisión de información a convertirse en una serie de procesos que estimulan el pensamiento crítico, por ende elevan la calidad del aprendizaje. El instructor guía y aconseja a los participantes a lo largo del curso, contesta inquietudes y preguntas ya sea por e-mail, chats y foros, provee feedback en trabajos prácticos y evalúa las competencias, al tiempo que estimula y fomenta la actitud autodidacta.