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CONSEJO DE ESTADO
SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO
SECCIÓN TERCERA
SUBSECCIÓN C
ANTECEDENTES
1.- En demanda del 23 de agosto de 2012 (fls 404-424, c1) la señora Patricia Eugenia
Reyes Vargas actuando en nombre propio y en representación de sus hijas menores
Juliana Patricia Ruiz Reyes y Paula Sofía Laguado Reyes, en ejercicio del medio de
control de reparación directa, solicitó se declarara la responsabilidad administrativa de
la Nación – Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural con ocasión de los daños y
perjuicios generados para las accionantes al haberse adjudicado a terceros tierras de
su propiedad, por medio de decisiones administrativas que fueron revocadas
posteriormente.
2.- En auto del 8 de octubre de 2012 el Tribunal Administrativo del Tolima admitió la
demanda disponiendo, en consecuencia, las pertinentes notificaciones personales al
demandado así como a la Agencia Nacional de Defensa Jurídica del Estado, el traslado
para su contestación, y los gastos del proceso. Cumplidas tales actuaciones, mediante
proveído de 8 de abril de 2013 se fijó el 26 de abril de 2013, a las 9.00 a.m. como fecha
y hora para la celebración de la audiencia inicial.
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Expediente: 73001-23-31-000-2012-00086-01 (47094)
Por lo tanto, al presentarse la demanda el 23 de agosto de 2012 “es evidente que para
esa fecha ya se había consolidado la caducidad de la acción”.
CONSIDERACIONES
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Expediente: 73001-23-31-000-2012-00086-01 (47094)
1.- Normativa vigente. Sea lo primero precisar que la normativa procedimental que rige
el trámite y decisión del presente asunto es la dispuesta en el Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo (CPACA) – Ley
1437 de 2011, comoquiera que el escrito de demanda fue radicado el 19 de
septiembre de 2012 (fl 115-146, c1) y, de acuerdo al artículo 308 del CPACA “El
presente Código comenzará a regir el dos (2) de julio del año 2012. // Este
código sólo se aplicará a los procedimientos y las actuaciones administrativas
que se inicien, así como a las demandas y procesos que se instauren con
posterioridad a la entrada en vigencia (…)”.
Sobre este punto debe señalarse que la Ley 1437 de 2011 concibió un trámite más
expedito en materia de apelación de autos, pues, siguiendo las reglas dispuestas
en el artículo 244 i) la oportunidad para interponerse el recurso de apelación
difiere según si se trata de una decisión pronunciada en audiencia, caso en el
cual deberá formularse la impugnación “en el transcurso de la misma”, dado que
el auto se entiende notificado por estrados; o si se trata de una decisión dictada
fuera de audiencia, caso en el cual se notificará por estado y el recurso deberá
interponer y sustentarse en los tres (3) días siguientes a la notificación; ii) el
ejercicio del derecho de contradicción, se surte, tratándose de autos proferidos
en audiencia, inmediatamente se formula el recurso, de manera que el juez “dará
traslado del recurso a los demás sujetos procesales con el fin de que se
pronuncien”, mientras que en relación a las decisiones escriturales la
contradicción se surte por traslados de tres (3) días “sin necesidad de auto que
así lo ordene”. Por último, en lo que se refiere a iii) la decisión del a-quo sobre la
concesión del recurso, es claro que en el trámite por audiencias el Juez,
inmediatamente, se pronunciará sobre la concesión del recurso, caso contrario
cuando se trata de una decisión adoptada fuera de audiencia.
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Expediente: 73001-23-31-000-2012-00086-01 (47094)
Ahora, en lo que tiene que ver con el trámite en segunda instancia de la apelación de
autos, la norma no estableció tratamiento diferenciado entre la impugnación de
aquellos autos que se profieren en el curso de una audiencia y los que no,
limitándose a señalar que “3. Una vez concedido el recurso, se remitirá el
expediente al superior para que lo decida de plano.”, de lo cual se deriva que el
Código suprimió el trámite previo de la admisión del recurso, confiando que la
verificación de los aspectos procesales pertinentes (v.gr. verificar si la decisión es
pasible del recurso o la competencia funcional con sustento en el factor cuantía)
para la procedencia de la apelación se salvaguardaban con la concesión por
parte del a-quo.
Aún así, advierte el Despacho que esto no implica que el superior funcional no tenga
competencia para revisar estos aspectos procesales, de manera que si se llega a
configurar un evento de estos, que en últimas impiden resolver el recurso de
apelación formulado, deberá ponerlo de presente mediante auto que determine
la inadmisión de la impugnación formulada por una de las partes, tal como lo
deja ver, como mayor claridad la afortunada redacción del artículo 326 del
Código General del Proceso, en donde se indica que “Si el juez de segunda
instancia lo considera inadmisible [el recurso], así lo decidirá en auto; en caso
contrario resolverá de plano y por escrito el recurso.”.
Sobre este punto se encuentra lo expresado por Hans Kelsen al decir que: “Cuando
una norma califica el acto de cierto individuo como supuesto jurídico o consecuencia de
derecho, esto significa que sólo ese individuo es “capaz” de realizar dicho acto; o sea
que sólo él es “competente” para realizarlo (usado el término en un sentido más
amplio)”2 de manera que las consecuencias de contar o no con esta atribución
repercutirán en el ejercicio de la actuación desplegada por el órgano, pues “Sólo si este
individuo capaz y competente realiza o deja de realizar el acto, pueden producirse la
acción o la omisión que de acuerdo con la norma constituyen la condición o la
consecuencia jurídicas”3; mientras que Hart señala que la infracción a tales normas no
se puede asimilar como “un castigo establecido por una regla para que uno se
abstenga de las actividades que la regla prohíbe (…) [sino que] simplemente dichas
reglas no le acuerdan reconocimiento jurídico” 4, estableciéndose conforme a lo anterior
que las de competencia no participan de la categoría de las reglas de permisión o de
mandato. En esta misma línea, esta Corporación ha dicho que la incompetencia es “la
falta de poder legal para tomar esas decisiones o proferir providencias necesarias o
inherentes a la actividad administrativa o jurisdiccional” 5.
3.2.- En lo que respecta al medio de control de reparación directa, debe decirse que la
normativa procesal admite la vocación de doble instancia de esta clase de asuntos, sin
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Atienza y Ruiz Manero, califican a las reglas de competencia o aquellas que confieren poderes como de carácter
constitutivo que no participan de la categoría de normas deónticas: “el “poder” de una regla que confiere poder es el
de alcanzar determinados resultados normativos por el hecho de que, dadas ciertas circunstancias, efectuamos una
acción que, por otro lado, puede estar permitida, ser obligatoria o estar prohibida; lo opuesto a poder, en este
segundo caso, es ser incompetente, es decir, no tener capacidad para producir un determinado resultado normativo;
y, finalmente, las reglas que confieren poder no pueden tampoco incumplirse, pero no por la razón por la que no
pueden incumplirse las permisiones, sino porque ellas no son normas deónticas: lo único que cabe con las reglas
que confieren poder es usarlas con éxito o no.” ATIENZA, Manuel y RUIZ MANERO, Juan. Las piezas del derecho.
Teoría de los enunciados jurídicos. 2ª edición, 2004. Barcelona, Ariel. Pág. 99.
2
KELSEN, Hans. Teoría General del Derecho y del Estado. 2° edición, 1958. Universidad Nacional Autónoma de
México. Pág. 106.
3
KELSEN, Hans. Ibíd.. pág. 106.
4
HART. H.L.A. El concepto de derecho. 3ª edición, 2ª reimpresión, 2012. Buenos Aires, Abeledo Perrot. Pág 43.
5
“Si en estricto sentido la competencia se refiere solo a la aptitud para tomar decisiones, o sea emitir actos jurídicos,
se tiene que la incompetencia es la falta de poder legal para tomar esas decisiones o proferir providencias
necesarias o inherentes a la actividad administrativa o jurisdiccional.” Consejo de Estado, Sección Segunda, C.P.:
Samuel Buitrago Hurtado. Auto de 31 de julio de 1980.
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Igualmente, en lo que concierne a los parámetros que deben ser observados para
determinar en cada caso la cuantía del asunto, se encuentra que estos han sido
establecidos en el artículo 157 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo, disposición que en su tenor literal enseña:
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Conforme a los artículos 155.6 y 153 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo.
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De acuerdo a los artículos 152.6 y 150 del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo.
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Para llegar a esta conclusión, la Sala precisa que la calificación que hizo el
legislador, de excluir los perjuicios morales, se debe interpretar en un sentido
extensivo, lo que supone no solo atenerse a lo expresado por dicho rubro en
específico sino que cobija también todos aquellos perjuicios que han sido
considerados como pertenecientes a la categoría de los inmateriales 8, pues la
finalidad de tal disposición ha sido la de dar relevancia a los perjuicios
materiales por ser estos un referente objetivo y preciso de fácil
comprobación prima facie.
Luego, entonces, cualquier lectura que se haga de la disposición en
comento, en aras de configurar objetivamente esta regla de competencia,
debe hacerse excluyendo el concepto genérico de perjuicio inmaterial y
no solo el específico de moral, porque se estaría rompiendo con la
posibilidad del referente preciso, real y concreto de determinación de la
cuantía, en la medida que otros perjuicios (todos ellos inmateriales) podrían ser
adecuados por el demandante para efectos de determinar la competencia de
una manera que sesgada, en donde la finalidad del litigante puede ser
determinar la competencia a su antojo con total desprecio de los perjuicios
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El perjuicio inmaterial conceptualmente obedece a una construcción que parte 1) de considerarlo como todo
“perjuicio que no atenta al individuo en su fortuna o en su cuerpo… El daño comprende: la desconsideración que
significa para la persona atacada el resultado del ataque, el dolor causado por la pérdida de una persona querida, los
sufrimientos físicos, la pena, las inquietudes que son, a veces, la consecuencia del hecho dañoso” (BAUDRY-
LACANTINERIE y BARDE, Traité théorique de droit civil, 2ème ed, Paris, Librairie de la Societé du Recueil Général
des Lois et des Arrets, 1905, t.III, 2ème parte, pp.1099 y 1100); 2) dentro de los perjuicios inmateriales, el daño moral
comprende conceptualmente: 2.1. El “que no produce detrimento patrimonial alguno” (CARBONNIER, Jean, Droit
Civil, Paris, PUF, 1978, p.65); 2.2. se trata de los “quebrantos y dolores físicos o de orden moral que se le producen
al hombre cuando ilícitamente se atenta contra su persona o se invade la esfera de sus personales intereses”
(THUR, A von, Tratado de las obligaciones, Madrid, Reus, 1934, t.I, p.88). 2) por otra parte, la inmaterialidad del
perjuicio no implica que no pueda ser valorado, sino que su estimación al ser subjetiva no puede considerarse
establecida por la simple afirmación en la demanda.
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Expediente: 73001-23-31-000-2012-00086-01 (47094)
Junto a esta primera regla se encuentran dos más que aluden a que ii) en el caso de
acumulación de pretensiones la cuantía se determina a partir de la mayor pretensión
individualmente considerada de todas aquellas y iii) que se tendrá en cuenta el valor de
las pretensiones al tiempo de presentación de la demanda, descartando la
cuantificación de los pedimentos que se generarán con posterioridad a la presentación
de esta, o los frutos o intereses que se soliciten.
Y por otro tanto, debe decirse que la exigencia del Código de establecer una
“estimación razonada de la cuantía” conlleva, implícitamente para la parte demandante
un ejercicio de valoración entre el monto de las pretensiones esbozadas en la demanda
frente a las reglas anteriormente mencionadas, de manera que el apartado destinado a
la “estimación de la cuantía” está sujeto, para ser tenido en cuenta, a la coherencia
entre las pretensiones y las reglas del artículo 157 del CPACA.
3.3.- En el presente caso, se tiene que la parte accionante, integrada por tres personas,
en el escrito de demanda no cuantificó concretamente los perjuicios materiales y
morales que solicitó, señalando en el acápite de “cuantía”:
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Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Pleno de Sección Tercera. Auto de 17 de octubre de
2013. C.P.: Jaime Orlando Santofimio Gamboa. Exp. 45679.
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Expediente: 73001-23-31-000-2012-00086-01 (47094)
En mérito de lo expuesto,
RESUELVE
portadora de la tarjeta profesional 183.946 del C.S de la J., conforme al escrito obrante
a folio 869 del cuaderno principal.
NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE