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EJERCICIOS DEL MIEDO

¿Qué hacer específicamente para superar mi miedo? Primero necesitas levantarte, tu postura
corporal y rango de movimiento determina poderosamente tu estado interior, la presencia o
ausencia del miedo.

Levántate, sacúdete enérgicamente para movilizar la energía de tu cuerpo y cambiar de postura.


No lo subestimas. Simplemente hazlo. Siéntate cómodamente, respira profundamente y lleva la
mirada hacia tu interior. Da permiso a todos tus pensamientos y sentimientos con respecto a tu
miedo.

Acepta y observa estos pensamientos y sentimientos sin engancharte. Activa la conciencia


observadora. Pregunta: ¿Qué hay detrás de este miedo? Indaga, ¿qué yace en el fondo? Da
permiso de explorar las capas que sostienen el miedo. ¿Hay otro miedo? ¿Inseguridad? ¿Deseos?
¿Necesidades? Y detrás de esto nuevo, ¿qué hay? Descubre las siguientes capas y repite la
pregunta ¿Qué hay atrás? ¿Qué yace en el fondo? ¿Descubres algún miedo de fondo como “no ser
suficiente” o “no seré amado”?

Sigue indagando. ¿Qué hay detrás de eso? ¿Qué yace en el último fondo? Hasta descubrir tu
verdad. Y hasta encontrarte con la calma, la paz, la luz, la comprensión o el bienestar. (Que
siempre te esperan en el último trasfondo).

La técnica del 3-2-1 (de la Práctica Integral de Vida)

a) hacer consciente el problema con la carga emocional asociada, describiéndolo tal cual como tú
lo percibes y vives.

b) enfrentar el problema, el temor, dirigiéndote directamente a él (o a ella) como si fuese una


persona, manteniendo una conversación imaginaria directa con el problema. Hablarás desde el
“yo” a un “tu”.

c) tomar la postura, la perspectiva del problema, del temor mismo, convertirte en él, siendo el
problema o la persona “difícil”, incorporando su perspectiva, experimentándola como la propia. Se
habla desde la mirada del “yo”.

Aquí el proceso detallado:

Se puede realizar tanto a nivel mental como por escrito. Recomiendo la versión escrita, suele ser
más efectiva.

Primer Paso: 3 – La perspectiva del observador (3ª persona) – ¡Enfréntalo!

Identifica tu traba clave. ¿Cuál es el problema, el temor o asunto que más llama tu atención
actualmente? ¿Qué tema, una vez resuelto haría que puedas avanzar mucho más libremente en tu
camino Debe ser algo específico de tu vida, una relación dificultosa, una molestia, una
preocupación puntual? Ahora describe este tema. Puedes poner “Ella, él, la situación es de la
siguiente manera…, me hace sentir…” Explora todo lo que te molesta con el máximo nivel de
detalle, todo aquello que sientes y piensas al respecto, lo que te gusta y no te gusta, lo que
significa para ti y las implicaciones del problema. Respira profundo y empieza a escribir en tu
diario, en tu bloc de notas o aquí, dónde quieras, ¡desahógate! ¡No lo postergues!

Segundo Paso: 2 – La perspectiva del tu y yo (2ª persona) – ¡Háblale!

Es la oportunidad de entrar en relación directa con la molestia.

A) Imagínate tener la persona con la que tienes la dificultad delante de ti. Si el problema no es
específicamente con una persona, visualiza la personificación del problema sentada delante de ti,
la molestia misma o el temor, siéntela como si fuese un ser vivo. ¿Qué podría representarlo?
¿Cómo lo/la imaginas?

Si puedes, pon una silla vacía delante de ti y visualiza tener la persona o el problema sentada allí
enfrentándote. Ahora te puedes dirigir directamente a ella o a él, ¡junta tu coraje y dialoga!

B) Dile todo lo que te pasa, todo lo que sientes y te mueve interiormente. Háblale directamente a
la cara sin guardar ni una palabra. Anota todo lo que le dices, no pongas “Le digo esto o aquello”,
sino háblale directo diciendo por ejemplo “Por tu presencia en mi vida, yo me siento…” Escribe
todo lo que le quieres decir. Si sientes ganas, permítete verbalizar tus pensamientos en voz alta y
expresar lo que sientes con el cuerpo. Es importante ir más allá de un diálogo meramente mental;
cuanto más te involucres emocionalmente mejor, no rechaces ningún sentimiento, experimenta
sin poner filtros.

Mírale a los ojos y no dejes nada sin decir, quita los tabúes, los buenos modales y todas las reglas.
¡Date el permiso de expresarte libremente!

Si todavía sientes algo muy fuerte, cómo por ejemplo ganas de pegarle, búscate un cojín,
encuentra una forma en la que puedes descargar tu enojo sin hacerte daño. Asegura liberar toda
pena y molestia, todo enojo y todo dolor hasta realmente haberlos expresado y soltado.

C) Una vez que hayas dicho todo lo que tenías por decir, puedes empezar a escuchar y hacerle
algunas preguntas muy importantes. Pero asegura haberte vaciado de todo sentimiento negativo
anteriormente. Luego pregunta:

“¿Quién eres?” “¿Qué quieres de mí?” y “¿’De dónde vienes?”.

“¿Para qué estás tú en mi vida?“, “¿Cuál es tu enseñanza para mí?“, “¿Qué estoy aprendiendo con
tu presencia en mi vida?”

“¿Qué regalo me traes?”

Ábrete interiormente a percibir, captar e intuir, simplemente prestando atención, ahora es el


momento de escuchar, tú ya tuviste tu turno. Déjate asombrar de lo que surge en el diálogo con tu
imaginario interlocutor. Una respuesta viene seguro, regístrala en tu interior y anótala, deja que tu
bolígrafo escriba solo, como si tu mano estuviese guiada de una fuerza inteligente. O bien
simplemente anota lo primero que te viene a la mente. Ni preguntes de dónde proviene la
respuesta, si es de tu mente o no, simplemente deja fluir y escribe. ¡Te sorprenderá la sabiduría
que se manifestará a través de ti!
Tercer Paso: 1 – La perspectiva del yo (1ª persona) – Serlo

Tras el diálogo y la comunicación bidireccional incluyendo tu escucha, ahora es el momento de


cambiar de perspectiva. Si pusiste antes una silla vacía delante de ti en dónde estaba sentado tu
interlocutor invisible, la molestia, el problema o la persona dificultosa, siéntate tú en “su silla”
ahora. Si no pusiste una silla, pues muévete igual e imagínate estar sentado en su lugar. Lo
importante es un cambio en tu postura física. Ahora te pones en sus zapatos, te conviertes en ese
Ser, das lugar a sentir, percibir, pensar como él o ella. Puedes decir por ejemplo:

“Yo como ____________ (esta energía, esta persona, este ser, este temor) siento que…”

“Yo como ____________ (este problema) creo que…”

“Para mí, desde este perspectiva, el mundo se ve…” y completas las frases.

Usa palabras como “yo”, “mi”, “mío”. Ve el mundo, las relaciones inclusive a ti mismo desde esa
perspectiva de la molestia, del problema, de la persona. Y permítete captar los puntos que tú y eso
tienen en común, y como de hecho tú y ella son lo mismo. Finalmente haz una afirmación
“___________ (esta energía, esta persona, este problema, este temor) soy yo”.

Ahora integra esta perspectiva en el sentido del yo más grande, más amplio, sintiendo esta
mirada, este aspecto, como parte integral de tu Ser. Se recomienda repetir el proceso las veces
que haga falta hasta que te sientes en paz con la situación. Normalmente logras el cambio con una
sola aplicación, quizá necesites repetir el ejercicio para los temas complejos. Un buen momento es
antes de irte a dormir o después del despertar. Una vez que has incorporado el proceso a través
de varias prácticas, la implementación te lleva solo 2 minutos y lo puedes hacer mentalmente.
Igual para aprenderlo, necesitas realizarlo por escrito, no puedes abreviar una lección o acortar
una herramienta que aún no está incorporado en ti.

Lo que acabas de hacer es un ejercicio sumamente valioso. La amplificación de la mirada de las


situaciones dificultosas y del yo es fundamental para lograr una personalidad estable, integrada y
sana. Aquí estas trascendiendo la sombra, estos aspectos inconscientes de la personalidad de los
que hablamos antes. Ellos representan una amenaza para nosotros, para el yo, por eso tenemos
miedo o reaccionamos de manera impulsiva. La meditación pasiva es incapaz de ver la sombra.
Necesitamos recurrir a esta clase de herramientas para poder arrojar luz sobre ella, liberar
emociones oprimidas, trascender la limitación e integrar nuestra parte oscura. En el segundo paso
del diálogo logramos reinterpretar, resignificar la dificultad, quitándole la carga del juicio
despreciativo, descubriendo su valor escondido. Y al ser el problema en el último paso, haces un
reposicionamiento, reconoces este aspecto parte de tu propio ser, con eso deja de ser una
amenaza y ya no podrá causarte miedo. Habrás dado un salto que tiende un puente sobre la
polaridad entre luz y oscuridad, alcanzado un nuevo equilibrio a partir de su unificación.
Encendiste la luz y con eso desaparece la oscuridad, alcanzas un acrecentado nivel de lucidez
reflejado en un yo más grande, más maduro y crecido en confianza. Es el comienzo de la salida de
la dualidad y la entrada en aumentados niveles de unidad. Aprovecha esta poderosa herramienta
para resolver cualquier problema que puede llegar a molestarte.

Detrás de esta clase de ejercicios, o cualquier movimiento interno, es importante volver a uno
mismo, aumentar el registro interior para conocerse cada día mejor y poder realizar los ajustes
internos sin depender de ayuda externa. Hagamos este chequeo, veamos cómo te sientes en este
momento:

Registro Interior

Registra tu mundo interior. ¿Cómo te sientes?

No aceptes la primera respuesta automática “bien” o ”mal” como válida.

¿Qué pensamientos están presentes?

¿Qué sentimientos?

Observa y acompaña lo que encuentras adentro.

¿Qué calidad y calidez tienen tus pensamientos y sentimientos?

¿Cómo fluye la energía en tu interior?

¿En dónde se estanca el libre fluir del chi, del prana, de la energía en ti?

¿Podrías aceptar el estado presente sin resistir, luchar y crear más malestar?

¿Podrías soltar por un momento todo pensamiento, todo juicio, toda carga emocional?

Toma la decisión de entregar y soltar todo pasado, presente y futuro.

Exhala todo lo que ya no quieres más, libéralo.

Siente tu corazón. Su latido, su frecuencia.

Encuentra una chispa de luz, de paz, de amor en su fondo y conéctate con ella. Respira hondo.

Te invito a realizar esta verificación regularmente. El autoregistro te permite tener una amplia
conciencia del mundo interior. Solo quién registra cuando está inconfortable, puede cambiar su
estado y volver al eje, al centro, elegir conscientemente estar bien. Simplemente hace falta
recordar mirar hacia dentro. En efecto te traerá seguridad, confianza y paz. Te aleja de la
inconsciencia que se podría definir como completa ausencia de atención y noción del estado
interior.

¿qué soñabas con hacer?, ¿cuáles son las cosas que haces de
forma natural y que a otros les cuesta hacer?, ¿qué habilidades
tienes que al hacerlas otros te dicen que podrías ganarte la vida
así?
Pregunta 1: - ¿Qué es eso que haces que tu mente tiene la capacidad de enfocarse de tal
manera que parece que el tiempo se para, desaparece o vuela?
Pregunta 2: - ¿Qué es eso que cuando hablas de ello te entusiasmas y te brilla la cara
emocionada? Escúchate, qué te apasiona, de qué te gusta hablar…
Pregunta 3: - ¿Qué es realmente importante para ti, qué valoras más, que defiendes, cuáles son
tus prioridades?

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