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21 - CLAPS C/ MERCADOLIBRE

Hechos:
El hermano de los actores compró por Mercadolibre entradas a un recitar para sus hermanos.
Los hermanos no pudieron ingresar el día del recitarl porque las entradas habían sido sustraídas de ticketek y
luego publicadas en Mercadolibre por Paglia (quien fue sobreseído en sede penal junto con la empleada de
ticketek).
Los hermanos demandan a Mlibre y a Paglia.
1 Instancia
Se condena a Paglia a indemnizar a los actores por daño emergente y daño moral Entiende que mercadolibre
no es responsable:
-porque la causa del daño le es ajena (se libera por el art 40 LDC)
-porque los actores (los hermanos) no fueron considerados consumidores
-no se le aplica el art 52bis (daño punitivo) porque la ley 26361 modificatoria de la 24240 no estaba vigente al
momento de la compra.
2 Instancia. Extiende la responsabilidad a mercadolibre, entendiendo que:
-Mercadolibre está comprendido en el concepto de proveedor, tanto en la 24240 como en la 26361. Y al ser
proveedor es responsable si la prestación no llega a cumplirse. (proveedor en LDC: persona física o jurídica de
naturaleza pública o privada que desarrolla de manera profesional aún ocasionalmente actividades de
producción, construcción, transformación, importación, distribución, comercialización de bienes o servicios
destinados a consumidores o usuarios)
-Los actores son consumidores porque son los beneficiarios de la adquisición de las entradas hecha por su
hermano (consumidor: persona física o jurídica que adquiere o usa en forma gratuita u onerosa bienes o
servicios como destinatario final en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda equiparado al
consumidor el que no es parte de una relacion de consumo, pero como consecuencia o en ocasión de ella
adquieren o usan…)
Además dice que si bien la 26361 no estaba vigente, sí estaba vigente el art 42 CN que establece un régimen
tuitivo a la relación de consumo, aún cuando no hay vínculo contractual
-Art 40 LDC establece una responsabilidad de factor objetivo, y además solidaria por lo que alcanza a todos los
que intervienen en la cadena del proceso de compraventa (y mercadolibre es intermediario)
-Si bien mercadolibre no puede verificar la veracidad de cada publicación, porque esto sería antieconómico, su
responsabilidad se basa en el riesgo de incumplimiento de la prestación
Por más que mercadolibre no sea propietario de lo que se vende, la venta se realiza en su espacio virtual, por
lo que mlibre es esencial para la conclusión del negocio jurídico
Además, para apoyar la idea de la responsabilidad , la Cámara destaca el interés que tiene mercadolibre en
que se concrete la operación, ya que cobra un precio por publicar, y un precio por venta concluida. (cabe
aclarar que no es necesario que lucre para ser proveedor, ni tampoco es esencial la conclusión del negocio
jurídico o no)
También influye el nombre de mercadolibre al momento de la compra, es decir influye la confianza que genera
el sitio a los eventuales compradores
-Existió un contrato electrónico que agrava las obligaciones porque el conocimiento del proveedor es más
amplio por ser profesional especializado (ahora con el CCC esto es más relativo porque no se exige
profesionalidad para ser proveedor)
-a pesar de que el art 52 bis no estaba vigente al momento de la compra, no hubiera correspondido aplicar
daño punitivo, porque el mismo está destinado: -a punir graves inconductas y a –prevenir hechos similares en
el futuro , y en este caso no hubo grave inconducta de mlibre

“KOSTEN, ESTEBAN C/ MERCADO LIBRE S.R.L. S/ ORDINARIO”


Kosten esteban demanda a mercado libre SRL para lograr el resarcimiento de los daños y perjuicios que
derivaron de la falta de entrega de un automotor que dijo haber adquirido en el sitio web de ventas y subastas
que organiza y administra dicha sociedad. afirmó haber pagado el precio de compra mediante giros
internacionales con intervención de una empresa local (modalidad que, según sus dichos, le habría indicado la
demandada), así como una suma para cubrir “gastos de entrega y documentación” de acuerdo al pedido que
al efecto le hizo Mercado Libre S.R.L., pero que pese a todo ello nunca recibió el rodado. Reclamó, en
concreto, se condene a la demandada al pago de cuanto abonó por la frustrada operación, a la reparación del
daño moral y para que se le aplique una multa en concepto de daño punitivo. Encuadró el reclamo en normas
de la ley de defensa del consumidor y del Código Civil entonces vigente.
Mercado Libre S.R.L. contestó demanda, pidiendo su rechazo, por las siguientes razones:
Sostuvo que mercado libre se divide en 2 secciones: la primera destinada a la compraventa de bienes no
registrables donde los datos del vendedor son dados a conocer al cliente solo después de que este decide
concretar la operación mediante click en el botón “comprar”, esta sección es la denominada de Marketplace y
este es el único caso en el que se utiliza la plataforma mercado pago. La segunda sección esta vinculada con
bienes registrables y los datos personales del vendedor están publicados en la misma oferta, siendo la
plataforma una simple sección de avisos y que es denominada sección de “clasificados”. En este último caso se
permite a los interesados conectarse directamente sin necesidad detener que manifestar previamente una
voluntad de compra ni registrarse en el sistema. Este fue el caso del actor que se vinculo con el vendedor que
lo estafo de manera independiente y por fuera de la plataforma comercial.
Además, mercado libre sostuvo:
I) el actor se contactó con un supuesto vendedor quien lo estafó con artilugios que quedaron
reflejados en los mails intercambiados por ambos, haciéndose incluso pasar como representante
de Mercado Libre S.R.L.;
II) II) la maniobra ilícita se consolidó, además, por la propia negligencia, ligereza o imprudencia del
actor, quien no hizo caso de la sospecha que naturalmente generaba la defectuosa redacción que
tenían los mails que recibía del supuesto vendedor y del llamativo bajo precio del automotor
ofertado (menor de la mitad de su valor en plaza), así como que procedió a trasferir los fondos para
pagarlo sin conocer a la persona destinataria y sin previamente constatar la condición física y
jurídica del rodado;
III) III) no hubo ningún cobro de comisión por venta por parte del sitio web y que el pago que el actor
dijo haber hecho para cubrir “gastos de entrega y documentación” no fue tal sino que se relacionó
con el pago de la publicación del aviso en la “sección de clasificados”, a lo cual también fue
inducido por el supuesto vendedor;
IV) IV) no puede ser considerada una responsable solidaria en los términos del art. 40 de la ley 24.240
y, a todo evento, debe el actor demostrar la negligencia o culpa del operador electrónico, ya que
no se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva;
V) V) el supuesto vendedor que estafó o defraudó al actor debe considerarse un tercero por el que no
debe responder Mercado Libre S.R.L.; y
VI) VI) los resarcimientos reclamados son improcedentes e inconstitucional la multa por daño punitivo
pretendida. primera instancia admitió la excepción de falta de legitimación pasiva opuesta por
Mercado Libre S.R.L. y rechazó la demanda, con costas al actor. Contra ese pronunciamiento apeló
el señor Kosten.
Segunda instancia confirma el fallo.
Sostiene que: que no es posible responsabilizar al operador cuando actúa efectivamente como un mero
intermediario, es decir, adoptando entre los destinatarios del servicio (comprador y vendedor) una posición
neutra, meramente técnica, automática y pasiva, lo que impide que tenga conocimiento y control de la
información almacenada. Si el operador tiene motivos que le hagan sospechar que los usuarios de sus
servicios están cometiendo ilícitos, no le está permitido “apartar la vista” a fin de sustraerse de la
responsabilidad.
Que en el caso la empresa no desempeña un papel activo que le permitió adquirir conocimiento o control de
los datos almacenados o publicitarios y que el funcionamiento de mercado libre cumple con todos los
estándares que le exige la legislación de defensa del consumidor.
Que la plataforma tiene acceso a los términos y condiciones y que cumple con los estándares de información
cierta, clara detallada del servicio que se provee.
El daño se produjo por la propia torpeza del demandante. Además mercado libre advierte los siguientes
mensajes “nunca recibirás un email de mercado pago por tu compra en clasificados de mercado libre” sin
embargo el demandante hizo caso omiso ya que intercambio emails con una cuenta de correo de marco pago
que no pertenecía a la demandada

22 - MIRANDA MAZA
Hechos: Miranda Maza se encontraba dentro de un gimnasio en el sector de aparatos conversando con una
persona, y estaba ubicada a 30cm de un portapesas.
Al Sr Wagner se le cae una pesa de 15kg sobre el pie de la actora, pero ésta no demanda al sr Wagner sino al
gimnasio.
1 Instancia:
Aplica el art. 1113 del C. de Vélez (responsabilidad objetiva) y rechaza la demanda porque el hecho se produjo
por culpa de un 3ero por el que no debe responder, es decir hubo quiebre del nexo causal.
La actora apela, y se agravia diciendo que no se debe aplicar el art 1113 sino que corresponde el art 40 LDC
2 Instancia
Confirma el fallo de primera instancia
-Con el 1113 o con el art 40 LDC se llega a la misma solución, que es la eximente de responsabilidad por culpa
de un 3ero por el que no debe responder, que produce el quiebre del nexo causal
-Los dueños del gimnasio no deben responder por los hechos de un 3ero que no es dependiente, sino un
gimnasta que omitió la diligencia debida y por su culpa se produjo el daño, entonces su culpa exima la
responsabilidad del gimnasio
-Por más que la pesa pueda llegar a considerarse una cosa riesgosa, el daño no se produjo porque se salió una
traba de una máquina, ni la pesa se cayó de algún enganche, sino que se le cayó de la mano a un 3ero
-Dra Berón: entiende que el gimnasio no omitió la obligación de seguridad (art 5 LDC). Y dice que los alcances
de esta obligación son: la previsibilidad y la evitabilidad, y que el gimnasio no omitió ninguna de estas 2
conductas
-Con respecto al argumento del exceso de gente en el gimnasio, no hay relación causal entre el exceso de
gente (que no se probó) y el daño sufrido por la actora

Mercado Libre SRL c/ Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor s/ Recurso Directo sobre
Resoluciones de Defensa al Consumidor
La Justicia en lo CAyT porteña confirmó una infracción de 30 mil pesos contra Mercado
Libre impuesta por la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor por no dar información del
vendedor sobre una compradora que contrató a través de la web.
La Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario de la Ciudad de Buenos
Aires, integrada por Mariana Díaz, Fabiana Schafrik y el juez Carlos Balbín, rechazó el recurso de la firma
Mercado Libre y confirmó una multa de 30 mil pesos impuesta por la Dirección General de Defensa y
Protección al Consumidor.
En el caso, una usuaria efectuó la compra de 100 sándwiches de miga a un vendedor del sitio, para festejar su
cumpleaños. Realizó el pago a través de su tarjeta de crédito pero la entrega del pedido nunca se concretó.
Por tal motivo, la mujer realizó una serie de reclamos mediante los que logró la devolución parcial del dinero
aunque no le dieron respuesta acerca “de los datos reales del vendedor y de la indemnización del daño
producido por el incumplimiento contractual”.
Abierta la etapa conciliatoria, las partes no arribaron a un acuerdo y, como consecuencia, la autoridad de
aplicación le imputó a la firma la presunta infracción al artículo 4 de la Ley 24.240 por cuanto “la sumariada no
le habría suministrado al consumidor la información cierta clara y detallada obrante en su poder sobre el
vendedor que no le entregó el producto adquirido”.
De este modo, la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor dictó la disposición 4435-
DGDyPC/2016, mediante la cual impuso a la actora una multa de 30 mil pesos.
En los autos “Mercado Libre SRL c/ Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor s/ Recurso
Directo sobre Resoluciones de Defensa al Consumidor”, la jueza Díaz expresó que la multa de 30 mil pesos
aplicada "aparece suficientemente motivada y no luce desproporcionada, si se tiene presente, tal como fue
merituado por la autoridad de aplicación, su posición en el mercado y, asimismo, su carácter de reincidente".
Por su parte, Balbín argumentó en su voto -al que adhirió Schafrik– que “Mercado Libre S.A. no puede
desconocer que, en su calidad de intermediario, se encuentra alcanzado por la Ley de Defensa del
Consumidor“. Y añadió: “A mayor abundamiento, cabe señalar que a través de ‘Mercado Pago’ se brinda un
servicio al consumidor que también genera obligaciones para la recurrente en el marco de la Ley de Defensa
del Consumidor”.
“De hecho, la confianza de los usuarios en la plataforma ofrecida por la recurrente resulta clave para la
concertación de las operaciones de venta”, sostuvo y concluyó: “La negativa injustificada a suministrar
información básica sobre el vendedor conspira contra la transparencia en el comercio electrónico y coloca al
consumidor en una situación de mayor vulnerabilidad”.
También consignó que “Mercado Libre tampoco logra demostrar que la transmisión al comprador de la
información solicitada hubiese vulnerado un deber de confidencialidad sobre datos personales del vendedor”.
“No se vislumbran razones plausibles por las cuales el vendedor podría objetar que se suministre a quien
contrató con él datos como su CUIL, o un domicilio al cual dirigir eventuales comunicaciones o reclamos. En
definitiva, se trata de datos (razón social, domicilio y CUIT) con los que se procura precisar la identidad del
vendedor y que, conforme el principio de buena fe que rige los contratos, quien acuerda voluntariamente una
operación de esta índole no debería tener reparos en facilitar”.
Y, además, afirmó que “el vendedor se encuentra obligado a brindar estos datos al consumidor”, y que “queda
claro que Mercado Libre no es ajeno a la relación de consumo“. “De hecho, la confianza de los usuarios en la
plataforma ofrecida por la recurrente resulta clave para la concertación de las operaciones de venta”, sostuvo
y concluyó: “La negativa injustificada a suministrar información básica sobre el vendedor conspira contra la
transparencia en el comercio electrónico y coloca al consumidor en una situación de mayor vulnerabilidad”.
2DO RESUMEN MISMO FALLO ML
La Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario, integrada por las juezas
Mariana Díaz y Fabiana H. Schafrik y el juez Carlos F. Balbín, rechazó el recurso interpuesto por Mercado Libre
SRL contra lo dispuesto en 2016 por la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor que le
impuso una multa de 30 mil pesos, por infracción al artículo 4º de la Ley de Defensa del Consumidor. Se dio en
el marco de la causa “Mercado Libre SRL c/ Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor s/
Recurso Directo sobre Resoluciones de Defensa al Consumidor”.
El caso se remonta a 2014, cuando una usuaria realizó la compra de 100 sándwiches de miga a un vendedor
del sitio, producto que nunca le fue entregado. La compradora efectuó una serie de reclamos para obtener
“los datos reales del vendedor y la indemnización del daño producido por el incumplimiento contractual”.
Ante la negativa, desencadenó la imputación de la Dirección General de Defensa y Protección al Consumidor a
Mercado Libre por infracción al artículo 4º de la ley n.º 24.240.
Díaz citó jurisprudencia para decir que “Mercado Libre interviene -y por ende es responsable– desde el mismo
momento en que, creando apariencia, logra atraer para sí la confianza de sus clientes. Y precisamente, esa
confianza constituye la fuente primaria de sus obligaciones.
También lo es de sus ganancias. Sea cual sea el argumento que se tome, no es discutible que Mercado Libre es
un intermediario que integra una cadena comercial” (Cámara Nacional en lo Civil, Sala “K”, en los autos “Claps,
Enrique Martín y otro c/ Mercado Libre S.A. s/ daños y perjuicios”). Además, expresó que “la multa de 30 mil
pesos aplicada a la empresa, aparece suficientemente motivada y no luce desproporcionada, si se tiene
presente, tal como fue merituado por la autoridad de aplicación, su posición en el mercado y, asimismo, su
carácter de reincidente“.
A continuación, Balbín expuso en su voto -al que adhirió Schafrik– que “Mercado Libre S.A. no puede
desconocer que, en su calidad de intermediario, se encuentra alcanzado por la Ley de Defensa del
Consumidor“. “A mayor abundamiento, cabe señalar que a través de ‘Mercado Pago’ se brinda un servicio al
consumidor que también genera obligaciones para la recurrente en el marco de la Ley de Defensa del
Consumidor”, ahondó.
Por otro lado, afirmó que “Mercado Libre tampoco logra demostrar que la transmisión al comprador de la
información solicitada hubiese vulnerado un deber de confidencialidad sobre datos personales del vendedor.
No se vislumbran razones plausibles por las cuales el vendedor podría objetar que se suministre a quien
contrató con él datos como su CUIL, o un domicilio al cual dirigir eventuales comunicaciones o reclamos. En
definitiva, se trata de datos (razón social, domicilio y CUIT) con los que se procura precisar la identidad del
vendedor y que, conforme el principio de buena fe que rige los contratos, quien acuerda voluntariamente una
operación de esta índole no debería tener reparos en facilitar”.
En suma, Balbín dijo que “el vendedor se encuentra obligado a brindar estos datos al consumidor”, y
que“queda claro que Mercado Libre no es ajeno a la relación de consumo“. “De hecho, la confianza de
losusuarios en la plataforma ofrecida por la recurrente resulta clave para la concertación de las operaciones
de venta”, explicó. Para finalizar, indicó: “La negativa injustificada a suministrar información básica sobre el
vendedor conspira contra la transparencia en el comercio electrónico y coloca al consumidor en una situación
de mayor vulnerabilidad”.-

C/ DIRECCIÓN DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR Y LEALTAD COMERCIAL


Hechos: Una persona compra un par de zapatillas nuevas en mercadolibre y recibe zapatillas usadas en una
caja de otra marca, por lo que hace la denuncia en Defensa del Consumidor Mercadolibre se defiende
diciendo:
-que si bien cobra por publicar y por ventas concretadas; no participa de la compraventa, ya que su actividad
se limita a publicitar la oferta y a contactar a comprador y vendedor.
-que no es aplicable el precedente Claps porque ese fallo es contrario a la doctrina de la CSJN en autos “Belén
Rodríguez c/ Google”, que no admite la responsabilidad objetiva.
-que no es proveedor, y no incumplió con los arts. de la LDC: arts 4 (deber de información), 9 (debe indicarse
cuando se venden productos usados o defectuosos); 11 (garantía legal en cosas muebles no consumibles), 13
(solidaridad en garantía legal), 34 (revocación de la aceptación por 10 días para ventas fuera del
establecimiento del proveedor) Dirección General de Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial
-impone multa por violación a esos artículos de la LDC
-ordena la publicación a costa de Mlibre del texto de la resolución en un diario Mlibre apela
Cámara resuelve:
-que sin la intermediación de mercadolibre no hubiera podido concretarse la venta; es proveedor , y según
LDC es responsable solidario
-Mlibre es responsable porque atrae la confianza de sus clientes; y esa confianza que se genera en los
eventuales compradores contribuye a formar su consentimiento a la hora de realizar la compra.
-Mercadolibre informa al comprador cuestiones como: el detalle de su compra; el monto y forma de pago; la
denominación bajo la cual aparecerán los pagos en el resúmen de la tarjeta de crédito, etc
-Hay conexidad contractual, donde los intervinientes tienen garantía solidaria con el damnificado
-El fallo Claps si es aplicable, porque este fallo trataba de una sanción impuesta por incumplimiento de normas
relativas a las relaciones de consumo al igual que en el caso en cuestión; y Claps no contradice la postura del
fallo “Belén Rodríguez c/ Google” que trata de la responsabilidad de los buscadores de Internet al usar sin
autorización imágenes de una modelo vinculadas a sitios pornográficos.
-El monto de la multa es insuficiente, pero no se puede reformar en perjuicio del apelante

26 - OVIEDO C/ PEUGEOT Hechos: Los actores promueven acción contra Peugeot y solicitan en la demanda el
beneficio de la justicia gratuita del art 53 LDC
1 Instancia:
-Deniega el beneficio de la justicia gratuita
-Dispone el otorgamiento provisorio del Beneficio de Litigar sin gastos, y manda a conformar incidente para
dirimir su otorgamiento definitivo
2 Instancia
La Dra Zampini analiza el sentido del beneficio de justicia gratuita y dice que hay 2 criterios de interpretación:
-criterio restringido: entiende que sólo es gratuito el acceso a la justicia (gastos de sellado y tasas) pero que la
gratuidad no incluye las costas, por lo que si el consumidor es vencido deberá pagarlas
-criterio amplio: el beneficio de justicia gratuita comprende la gratuidad tanto para sellado y tasas iniciales,
como también las costas si fuera vencido (la Dra. Zampini apoya este criterio amplio)
Argumentos a favor del criterio restringido:
-cuestión semántica: litigar sin gastos abarca desde el inicio de las actuaciones judiciales hasta el fin (desde
tasas y sellado hasta las costas); mientras que justicia gratuita se refiere sólo al acceso a la justicia (pero no
gratuidad de costas)
-una ley nacional no puede regular el instituto porque el dictado de normas procesales es una facultad
reservada que las pcias no delegaron al Estado Nacional
-si la gratuidad comprende también las costas, proliferarían las acciones judiciales injustificadas (quienes
sostienen el otro criterio –amplio- responden a esto diciendo que el incidente que se le otorga al proveedor es
el freno a la industria del juicio)
Argumentos a favor del criterio amplio . La Dra. Zampini adhiere a este criterio
-la LDC tiene un espíritu tuitivo tendiente a remover obstáculos patrimoniales en los reclamos del consumidor
(surge del art 42 CN)
-la letra de la norma lleva a la interpretación de gratuidad judicial sin distinguir entre etapas gratuitas y
onerosas
-el beneficio de la justicia gratuita es automático y debe prosperar sin que el consumidor promueva incidente
para que le sea otorgado
-la presunción de que el consumidor se encuentra en una situación de desequilibrio respecto al proveedor es
una presunción iuris tantum, por lo que el proveer puede probar lo contrario por vía de incidente. Y si
prospera el incidente, el consumidor deberá afrontar los gastos de inicio y las costas (si es vencido)
-por aplicación del principio “in dubio pro consumidor” no se le puede dar al beneficio de justicia gratuita un
alcance menor al que tiene el beneficio de litigar sin gastos
- el beneficio de justicia gratuita no abarca sólo tasas y sellados porque de ser así el incidente de solvencia no
lo tendría el proveedor sino el representante del fisco
Dr. Méndez adhiere al criterio de la Dra. Zampini entendiendo que en la doctrina y la jurisprudencia se viene
imponiendo el criterio amplio de la gratuidad para que el consumidor litigue en defensa de sus derechos
Dr. Gerez se excusa
SE HACE LUGAR AL RECURSO DE APELACIÓN Y SE REVOCA LA SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA
Profe: Si se aplica beneficio de justicia gratuita y el proveedor gana el juicio, el mismo proveedor debe pagar
las costas

“ATAY, MANUEL JOSE C/ EMBOTELLADORA DEL ATLANTICO S.A.


El actor fue a comprar una botella de coca cola, en el interior de esta se da cuenta de que hay un elemento
extraño (un preservativo) inmediatamente se dirige nuevamente al lugar que la compro para realizar el
reclamo.
Primera instancia decide rechazar la sentencia promovida por el actor, en base a una pericia.
Embotelladora alega que el objeto extraño no fue introducido dentro de su planta; que la tapa fue violada por
un tercero ajeno y que por ello se interrumpió el nexo causal indispensable para atribuir responsabilidad
La jueza a quo entendió que la demandada logró romper el nexo de causalidad y su consecuente
responsabilidad conforme al art. 40 último párrafo de la ley 24240 (el art. 40 contempla la responsabilidad de
todos los agentes de la cadena de comercialización de un producto por riesgo o vicio de esta o prestación de
un servicio, de manera solidaria, y eximiéndolos total o parcialmente si demuestran que la causa del daño le
ha sido ajena).
Para ello se basó en que cumple rigurosamente con los controles exigidos en todas las operaciones que
comprende el embotellamiento de la bebida. Además, tuvo en cuenta la inspección judicial realizada en las
instalaciones de la empresa accionada, junto a la pericia industrial que dictaminó que la botella había sido
violentada afectando el precinto de seguridad de esta.
El actor apela.
Segunda instancia: revoca la sentencia apelada, hace responsable a la demandada y la condena a pagar un
monto indemnizatorio en concepto de daño material, moral y punitivo. primero que la botella al momento de
la compra tenía todo el líquido en su interior al nivel normal; segundo que contenía un elemento extraño; que
inmediatamente de ser comprada el actor fue a reclamar a la persona que se la vendió; tercero que se trata de
una relación de consumo; cuarta que no se acreditó en forma fehaciente que la gaseosa estuviera abierta;
quinto se acreditó la vulnerabilidad de la tapa de la botella por dichos de la propia demandada. Que es
perverso exigir al actor probar la falla en el sistema, que existe y que puede provocar daños irreparable que se
pone en riesgo la salud publica. Que la demandada obtiene un beneficio económico al no tener que invertir en
medidas de seguridad y que para poner fin a esto los jueces tienen que dictar fallos que impongan severas
multas.
Régimen de responsabilidad objetiva en las relaciones de consumo
Sostiene que el régimen de responsabilidad previsto en el Derecho del Consumidor es netamente objetivo de
interpretación más restrictiva que la prevista en el art. 1113 CC, hoy arts. 1722, 1757 y 1758 CCC por
encontrarse en juego derechos del consumidor que son de jerarquía constitucional (art. 42 CN). Al consumidor
solo le basta con probar el daño y la relación de causalidad con el hecho, pesando sobre la cabeza del
proveedor la ruptura del nexo causal ya sea por culpa de la víctima, de un tercero por el cual no debe
responder o caso fortuito o fuerza mayor (“causa ajena del daño”).
El deber de seguridad.
Sumado a lo expresado, en el derecho del consumidor rige el deber u obligación de seguridad que consiste en
“...aquella en virtud de la cual una de las partes del contrato se compromete a devolver al otro contratante, ya
sea en su persona o sus bienes sanos y salvos a la expiración del contrato, pudiendo ser asumida tal obligación
en forma expresa por las partes, impuesta por la ley, o bien surgir tácitamente del contenido del contrato, a
través de su interpretación en base al principio de buena fe” esta obligación de seguridad tiene su fuente en el
principio de buena fe (art. 1198 CC, art. 9 CCC y art. 37 LDC), en el art. 42 de la Constitución Nacional, y en los
arts. 5 y 6 LDC. El art. 5 de la LDC expresa que las cosas o servicios no deben implicar peligro alguno para la
salud o integridad física de los consumidores en condiciones normales de uso. Mientras que el art. 6
contempla dicha obligación de seguridad al ordenar que las cosas o servicios cuya utilización pueda suponer
un riesgo para la salud o la integridad física de los consumidores, deben comercializarse observando los
mecanismos, instrucciones y normas establecidas o razonables para garantizar la seguridad de ellos.
Este deber de seguridad pesa sobre todo proveedor de bienes y servicios (art. 2 LDC), y constituye una
obligación de carácter principal y autónoma (que hace a la esencia del contrato de consumo) transformándose
en virtud de la normativa citada en una obligación central de seguridad real y concreta.
Así, tenemos que las principales características de la obligación de seguridad consisten en: a) tiene una
orientación tutelar del consumidor; b) se debe hacer una interpretación a favor del consumidor (arts. 3 y 37
LDC); y c) es de orden público.
Que el ordenamiento encargado de regular la cadena de elaboración y comercialización de los alimentos en
nuestro Derecho, es el Código Alimentario Argentino (CAA). Este establece en su artículo 2° que: “Todos los
alimentos, condimentos, bebidas o sus materias primas y los aditivos alimentarios que se elaboren,
fraccionen, conserven, transporten, expendan o expongan, deben satisfacer las exigencias del presente
Código...” (el subrayado nos pertenece). Por su parte, el art. 6 bis expresa que: “Queda terminantemente
prohibida la tenencia, circulación y venta de alimentos y sus primeras materias, alterados, contaminados,
adulterados, falsificados y/o falsamente rotulados bajo pena de multa, prohibición de venta y comiso de la
mercadería en infracción” (el subrayado no pertenece al original). Mientras que el art. 6° inc. 7 señala que es
un alimento adulterado es aquel que “...ha sido privado, en forma parcial o total, de sus elementos útiles o
característicos, reemplazándolos o no por otros inertes o extraños; que ha sido adicionado de aditivos no
autorizados o sometidos a tratamientos de cualquier naturaleza para disimular u ocultar alteraciones,
deficiente calidad de materias primas o defectos de elaboración
Lo expuesto permite concluir que la accionada no ha logrado probar la “causa ajena” eximente de
responsabilidad (art. 40 LDC), siendo que su falta al deber de seguridad (agravado al tratarse de materia
alimentaria) (art. 42 CN , arts. 5 y 6 LDC y arts. 2 y 6 bis CAA) derivó en que sea su propia omisión la que
permite la vulnerabilidad del sistema de cierre de la botella en cuestión, por lo que no se aprecia una ruptura
del nexo de causalidad adecuada, siendo la demandada responsable por el elemento extraño inserto en la
botella objeto de la demanda.
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Como se dijo, aun cuando la botella pudo haber sido violentada fuera del establecimiento de la demandada,
ella conocía la vulnerabilidad del envase de manera tal que no queden rastros perceptibles a simple vista.
corresponde la aplicación de un criterio de “tolerancia cero”, tratándose de alimentos de consumo humano
donde no hay margen para la falla. Así se ha dicho que “...cuando está la salud en juego se torna imperioso
establece un criterio de "tolerancia cero".

Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS) y otros e/ Ministerio de Energia
y Mineria s/ amparo colectivo".
Que el Centro de Estudios para la Promoción de la Igualdad y la Solidaridad (CEPIS) promovió una acción de
amparo colectivo (articulo 43 de la Constitución Nacional y ley 16.986) contra el Ministerio de Energia y
Mineria de la Nación (MINEM)con el objeto de que se garantizara el derecho constitucional a la participación
de los usuarios, previsto en el articulo 42 de la Constitución Nacional, y de que, en forma cautelar, se
suspendiese la aplicación del nuevo "cuadro tarifario" previsto por la resolución MINEM 28/2016, hasta tanto
se diera efectiva participación a la ciudadanía. la clase afectada estaría conformada por "todo aquel usuario
del servicio de gas, quien no contó con la posibilidad de que sus intereses sean representados con carácter
previo al aumento tarifario".
Que el juez de primera instancia rechazó la acción Interpuesta tendiente a obtener la suspensión de las
Resoluciones MINEM 28/2016 y 31/2016 y ordenó al Estado Nacional que, Frente al nuevo esquema tarifario
de los Servicios públicos de transporte y distribución de gas natural, convocase con amplia difusión en los
medios nacionales y en .el boletín oficial- a una audiencia Pública para todos los usuarios, consumidores y
Asociaciones que los nuclean, a fin de garantizar su debida participación.
Que contra la sentencia de primera instancia Interpusieron recursos de apelación CEPIS, el Estado Nacional y
consumidores argentinos.
Segunda instancia revoco la sentencia anterior, declaró la nulidad de las resoluciones ministeriales
cuestionadas y decidió retrotraer la situación tarifaria a la existente con anterioridad al dictado de las normas
privadas de validez. Decidió que las resoluciones cuestionadas eran nulas, por no haberse llevado a cabo la
audiencia pública previa a su dictado.
Contra dicho pronunciamiento, el Estado Nacional (Ministerio de Energía y Minería de la Nación) interpuso
recurso extraordinario para ir a la corte.
La corte decide: confirmar la sentencia de primera instancia. Sostuvo que: que, de acuerdo a las disposiciones
del artículo 43 de la Constitución Nacional, las asociaciones de usuarios y consumidores se encuentran
legitimadas para iniciar acciones colectivas relativas a derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneos, incluso de naturaleza patrimonial, en la medida en que demuestren: la existencia
de un hecho único susceptible de ocasionar una lesión a una pluralidad de sujetos; que la pretensión esté
concentrada en los "efectos comunes" para toda la clase involucrada; y que de no reconocerse la legitimación
procesal podría comprometerse seriamente el acceso a la justicia de los integrantes del colectivo cuya
representación se pretende asumir.
Que el artículo 42 de la Constitución Nacional establece:
"Los consumidores y usuarios de bienes y servicios tienen derecho, en la relación de consumo, a la protección
de su salud~ seguridad e intereses económicos; a una información adecuada y veraz; a la libertad de elección,
y a condiciones de trato equitativo y digno.
N
"Las autoridades proveerán a la protección de esos derechos, a la educación para el consumo, a la defensa de
la competencia contra toda forma de distorsión de los mercados, al control de los monopolios naturales y
legales, al de la calidad y eficiencia de los servicios públicos, y a la constitución de asociaciones de
consumidores y de usuarios.
H
"La legislación establecer~ procedimientos eficaces para la Prevención y solución de conflictos, y los marcos
regulatorios de los servicios públicos de competencia nacional, previendo la necesaria participación de las
asociaciones de consumidores y usuarios y de las provincias interesadas, en los organismos de control.
Que en materia tarifaria la participación de los Usuarios de un servicio público no se satisface con la mera
Notificación de una tarifa ya establecida. De acuerdo con
Lo desarrollado precedentemente es imperativo constitucional Garantizar la participación ciudadana en
instancias públicas de discusión y debate susceptibles de ser ponderadas por la autoridad de aplicación al
momento de la fijación del precio del servicio.
Este derecho de participación reconocido a los usuarios en el caso del servicio de gas se estructuró, en 1992,
en su ley regulatoria mediante el mecanismo de audiencias públicas. Estas audiencias constituyen una de las
varias maneras de participación ciudadana en la toma de decisiones públicas.
Sin embargo, no son la única alternativa constitucional, en
Tanto el artículo 42 no las prevé ni explícita ni implícitamente,sino que deja en manos del legislador la
previsión del mecanismo que mejor asegure aquella participación en cada caso.
De la redacción del artículo 42 se desprende la clara intención de los constituyentes de 1994 de que
consumidores y usuarios participen en la elaboración de ciertas disposiciones de alcance general a cargo de la
Administración cuando, como en el caso, al fijar tarifas, puedan proyectar los efectos sobre los derechos e
intereses de aquellos.
La participación de los usuarios integra el derecho constitucional a la información adecuada y veraz.
Resulta claro que las decisiones adoptadas por el Ministerio de Energía y Minería no han respetado el derecho
a la participación de los usuarios bajo la forma de audiencia publica previa. el Estado debe velar por la
continuidad, universalidad y accesibilidad de los servicios públicos, ponderando la realidad económico-social
concreta de los afectados por la decisión tarifaria con especial atención a los sectores más vulnerables, y
evitando, de esta forma, el perjuicio social provocado por la exclusión de numerosos usuarios de dichos
servicios esenciales como consecuencia de una tarifa que, por su elevada cuantía, pudiera calificarse de
"confiscatoria” e n tantodetraiga de manera irrazonable una proporción excesiva de los ingresos del grupo
familiar.
Que uno de los pactos internacionales sostiene que una Vivienda adecuada debe contener ciertos servicios
Indispensables para la salud, la seguridad, Comodidad y la nutrición, y que todos "los beneficiarios Del derecho
a una vivienda adecuada deberían tener acceso Permanente a recursos naturales y comunes, a agua potable, a
energía para la cocina, la calefacción y el alumbrado.
En el punto 8.c. se expresa que los "gastos personales o del hogar que entraña la vivienda deberían ser de un
nivel que no impidiera ni comprometiera el logro y la satisfacción' de otras necesidades básicas.
Los Estados Partes deberían adoptar medidas para garantizar Que el porcentaje de los gastos de la vivienda
sean, en general, conmensurados con los niveles de ingreso-

"G. , A. C. c/ ‘Pasema S.A.’ y otros. Daños y perjuicios" (fallo de la suprema corte de justicia de la provincia
de bs as)
la señora A. C.G. , en representación de sus hijos menores de edad J. I. y L.F. , inicia una demanda con motivo
de la supuesta intoxicación padecida por el consumo de los alimentos adquiridos en el local de la cadena de
comidas rápidas "Mc Donald’s" (patitas de pollo) situado en la localidad de Escobar, explotado por la
codemandada "Pasema S.A.". La demanda fue fundada en la responsabilidad civil contemplada en el art. 40 de
la ley 24.240 y, con base en esta norma, también accionaron contra las firmas "Arcos Dorados S.A." y "Mc Key
Argentina S.A." como intervinientes en la cadena de comercialización de tales productos
Primera instancia rechaza la demanda que promovió la señora G en representación de sus hijos contra la
sociedad pasema SA y otros, por falta de prueba.
Segunda instancia confirma, también por falta de prueba. Considero que, para que se vea comprometida la
responsabilidad civil de un sujeto, es menester que exista conexión causal jurídicamente relevante entre el
hecho de su autoría y el daño sufrido por quien pretende la reparación, requisito que juzgó no probado por la
actora en la especie: la existencia de una bacteria contaminante en el producto alimenticio comprado en "Mc
Donald’s" (el contenido de una "Cajita Feliz") y las consecuencias dañosas sufridas por los hijos de la actora.
Segunda instancia sostiene que: en la época en que supuestamente fueron ingeridos los alimentos nocivos, la
accionada y su fabricante fueron sometidos a un estricto control sanitario, sin que se hubiera detectado la
existencia de la bacteria denunciada por la accionante. Es más, consideró que en función de la mentada "carga
dinámica" las demandadas no se desentendieron de la producción de la prueba, sino que aportaron "
elementos valiosos para descartar la responsabilidad que se les imputa"
La actora interpone un recurso. Se agravia en que el local de comidas rápidas retiro del lugar o hizo
desaparecer todos los alimentos de pollo (hamburguesas, medallones, patitas etc) que si bien se hizo un
control sanitario este fue realizado sobre carne vacuna y no sobre el pollo, y sus hijos comieron patitas de
pollo.
La suprema corte decide revocar la sentencia apelada, hacer lugar al recurso y que se mandan los autos a
tribunales inferiores a fin de determinar el monto indemnizatorio para la actora.
Para asi decidir la suprema corte sostiene:
El art art. 5 de la ley 24240 sostiene: "Protección al consumidor. Las cosas y servicios deben ser suministrados
o prestados en forma tal que, utilizados en condiciones previsibles o normales de uso, no presenten peligro
alguno para la saludo integridad física de los consumidores o usuarios".
El derecho a la protección de la salud no sólo se asienta en los ya referidos textos constitucionales (arts. 42 de
la Constitución nacional y 38 de la provincial) sino que también descansa en los tratados internacionales
incorporados con jerarquía constitucional por la reforma de 1994 en el art. 75 inc. 22, tales como la
Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 25.1), Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. XI), Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (art. 12), Convención sobre los Derechos del Niño (arts. 24 y 25), entre otros documentos,
por los que se reconoce un derecho al más alto nivel posible de salud física y mental. el art. 53 de la ley 24.240
que establece: "... Los proveedores deberán aportar al proceso todos los elementos de prueba que obren en
su poder, conforme a las características del bien o servicio, prestando la colaboración necesaria para el
esclarecimiento de la cuestión debatida en el juicio...".
Siendo de aplicación la teoría de la carga dinámica de la prueba (art. 53, ley 24.240), es notorio que la empresa
demandada, atento a su profesionalidad es quien está en mejores condiciones para acreditar ciertos
extremos. Debía al menos poner a disposición el material para posibilitar la actividad probatoria. Claramente
la decisión empresaria de retirar del establecimiento el producto sobre el cual debería haberse realizado una
prueba ineludible para probar uno de los extremos de la causa resulta contraria a lo establecido en la letra del
art. 53 de la ley.
El concepto "carga dinámica de la prueba" o "prueba compartida" consiste en hacer recaer en ambas partes la
obligación de aportar elementos de juicio al juzgador, privilegiando la verdad objetiva sobre la formal para
brindar la efectiva concreción de la justicia. Se trata de un concepto particularmente útil cuando los extremos
son de muy difícil comprobación. que como empresa que debe respetar la ley de defensa del consumidor,
debió con criterio prudente, facilitar que se efectuara la prueba requerida por la actora.
Lo cierto es que por imperio de la ley especial 24.240, el demandado que debió colaborar con la sustanciación
de una prueba que resultaba vital para la obtención de la verdad del caso; esto es, mantener resguardado el
producto y no, "haber retirado del establecimiento” el mismo, no lo hizo. Con su conducta ("decisión
empresaria" en los términos del a quo) impidió definitivamente la realización de prueba trascendental para el
caso.
La sentencia recurrida ha violado y/o erróneamente interpretado el plexo normativo reiteradamente
expuesto, a saber: arts. 42 de la Constitución nacional, 38 de la provincial, 1, 3, 5, 40, 53 y 65 de la Ley de
Defensa del Consumidor.

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