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La indemnización moratoria, también conocida como de salarios caídos e incluso como de brazos
caídos, es la sanción que la ley ha previsto para el empleador que obrando de mala fe deja de
pagarle al trabajador a la terminación del contrato de trabajo los salarios y las prestaciones
sociales adeudadas, bien sea que éste finalice por renuncia, por despido, o por mutuo acuerdo. O
sea que la indemnización se causa cualquiera que sea la forma y el motivo de la terminación del
contrato.
Para que esa sanción se cause es indispensable que la falta de pago obedezca a mala fe del
empleador, lo cual quiere decir que no es de aplicación automática, y por tanto, no siempre la
omisión del pago da lugar al cobro de la indemnización. Pero, para que se le pueda abonar la
buena fe al empleador es indispensable que las razones que éste aduzca para justificar su
incumplimiento sean de tal entidad que no le quede ninguna duda al juez de que el la omisión del
pago obedeció a una fuerza mayor, a un caso fortuito, o al convencimiento razonable que tenía el
empresario de que el vínculo que lo unía con el trabajador no era de carácter laboral y que por lo
mismo no había lugar al pago de dichas acreencias.
También es preciso dejar en claro que la indemnización en comento sólo se causa por falta de
pago de salarios y/o prestaciones sociales. Lo cual significa que la falta de pago de conceptos no
salariales ni prestacionales no da derecho al cobro de ella, tal es el caso de la compensación de las
vacaciones, las indemnizaciones, etc. Ahora, si bien es cierto las dotaciones de calzado y ropa de
labor son prestación social, la jurisprudencia ha dispuesto que el no suministro de ellas no genera
indemnización moratoria.
El valor de la indemnización moratoria se establece según el monto del salario del trabajador y del
momento en que éste acuda a la justicia a demandar al empleador, así: si el valor del salario es
inferior o igual al salario mínimo legal, la indemnización equivale a un día de salario por cada día
que transcurra entre la fecha en que finalizó la relación laboral y aquella en que se efectúe el pago
de la obligación. Y si el valor del salario es superior al mínimo legal y el trabajador demanda dentro
de los dos años subsiguientes, la indemnización es igual a un día de salario por cada día
comprendido entre la fecha de terminación del contrato y el último día del mes veinticuatro, y de
ahí en adelante la deuda por salarios y prestaciones sociales devenga intereses moratorios. O sea,
un día de salario por cada día de mora durante los dos primeros años, y a partir del primer día del
a partir de la terminación del contrato de trabajo pasa a ganar intereses moratorios. Y finalmente,
si el trabajador gana más del salario mínimo y presenta la demanda después de los dos años,
únicamente ganará intereses moratorios sobre la deuda a partir a partir de la terminación del
contrato de trabajo
Es la sanción que prevé la ley para el empleador que incumple la obligación que le asiste de
consignar las cesantías del trabajador en el fondo de cesantías escogido por éste. Para tal efecto,
el empleador debe liquidarle anualmente las cesantías al trabajador con fecha de corte a 31 de
diciembre y consignar el producto de dicha liquidación a más tardar el 14 de febrero del año
siguiente.
Al igual que ocurre con la indemnización moratoria por el no pago de los salarios y/o las
prestaciones sociales, la indemnización por la no consignación de las cesantías tampoco es de
aplicación automática, o sea que el empleador puede ser exonerado de pagar esta indemnización
si comprueba que obró de buena fe. Las dos indemnizaciones comparten su condición de
instrumentos sancionatorios.
La Indexación
De las muchas definiciones que se han elaborado de la indexación, nos quedamos con el criterio
del exmagistrado de la Corte Constitucional, Doctor Alejandro Martínez Caballero, quien en la
sentencia C-448-96 dice que la indexación es "... simplemente la actualización de una obligación
dineraria con el fin de proteger el poder adquisitivo..." Así, a través de la indexación traemos a
valor presente una obligación dineraria adquirida tiempo atrás.
En mi experiencia he notado con preocupación que las oficinas del ministerio del trabajo cada día
apoyan menos al trabajador, ya que no coadyuvan a que estos conozcan sus derechos como son el
caso de las liquidaciones de sus prestaciones, remitiéndolos a las personerías municipales y estas a
su vez tiran la pelota a otras entidades como son los centros de conciliación. Esto favorece los
empresarios que obran de mala fe, demorando injustificadamente el pago de las prestaciones sin
reconocer los intereses moratorios ya que muchos por las pequeñas cuantías se limitan a esperar
sus pagos por largos periodos, porque las demandas judiciales tienen costos procesales y estos
pueden en ocasiones superar los pagos. Urge que se legisle sobre ese tema ya que el código
sustantivo del trabajo no es claro en ese aspecto en su articulado y se presta para ambigüedades.
https://www.gerencie.com/concurrencias-e-incompatibilidades-en-l-indemnizacion-
moratoria.html