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Grupo: H-4
Asignatura: Ética del servidor público
Los actos humanos son llevados a cabo sólo a través de la inteligencia y la voluntad,
los actos del hombre son puramente instintivos. La ética sólo estudia los actos
humanos ya que tienen un valor moral (positivos o negativos). El fin propio del
hombre es la felicidad, esta tiene tres niveles, la felicidad sensible limitada a los
sentidos, el placer espiritual, y la felicidad profunda que sólo se percibe cuando el
individuo está consciente de su propio ser.
Dicho lo anterior, puede decirse que, si el servidor público actúa con vocación,
bondad, inteligencia y voluntad, será feliz ejerciendo el cargo que le fue conferido.
Para llegar a esto debe aplicar los principios establecidos en el código de ética
vigente. Estos son el principio de legalidad, honradez, lealtad institucional,
imparcialidad y eficiencia.
El principio de legalidad se entiende como el cumplimiento de las normas jurídicas
con vocación a la sociedad y respetando siempre la dignidad humana. La honradez
establece la rectitud con la que se debe conducir el servidor público. La lealtad está
dirigida a la institución no a personas, este principio genera certeza a la sociedad y
denota integridad. La imparcialidad busca la no discriminación, las mismas
condiciones, oportunidades y beneficios para cualquier persona que busque acceso
a ala justicia. La eficiencia buscará lograr los objetivos institucionales con
austeridad, basada en resultados y optimizando siempre los recursos con disciplina.
A pesar que la prevención del delito no es nuestra competencia directa, si
participamos de alguna forma en ella, ya que al demostrar eficiencia en la
administración de justicia las personas se inhiben de cometer hechos delictivos,
porque saben que serán sentenciados, brindado certeza a la sociedad.
Dicho esto podemos concluir que debe cambiar la imagen institucional, haciendo
cada quien lo que le corresponde de la mejor manera, con integridad y vocación,
también es necesario se mejoren las condiciones laborales de los servidores
públicos en general y que los mandos se designen de acuerdo a aptitudes y
competencias que permitan disminuir en gran medida la corrupción.