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Por:
Martinez Di Lascio, Agustín.
agustinmdl1408@gmail.com
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Resumen :
En el presente escrito se realiza una aproximación conceptual en relación al aborto y sus
clases, como también del derecho a la vida y la vida humana. Se plantea la necesidad de
proteger la vida humana desde el comienzo de su existencia y el pleno desarrollo de la
persona ya nacida. Se realiza un recorrido histórico sobre la cuestión del aborto a través de
las épocas y las posturas históricas mas destacadas al respecto. Se plantea el conflicto del
aborto respecto al derecho a la vida y se proporciona una crítica a uno de los mayores
argumentos esgrimidos por quienes están a favor de la interrupción voluntaria del
embarazo, la cuestión en Argentina, la legislación y la comparación con otros países
internacionales como es el caso de España. Así mismo se ofrecen una serie de datos
preliminares para abordad la problemática del aborto como una cuestión de emergencia
pública y su desmitificación.
1. Introducción
El siguiente escrito plantea una problemática que, si bien data de varios años de antigüedad
en distintos lugares del mundo, ha invadido el escenario social argentino actual, esto es la
polémica por el reclamo del derecho al aborto legal, seguro y gratuito y la entrada en
conflicto con el derecho a la vida.
El tema, plantea una gran complejidad, debido a todos los factores que deben ser tenidos en
cuenta para su tratamiento, como también la pluralidad de voces, ideas, opiniones y
fundamentos que deben ser oídos, y la complejidad que suscitan los derechos que entran en
pugna, el peso de esos derechos y lo que representan; El derecho a elegir y disponer
libremente sobre el propio cuerpo, por un lado, y el derecho a vivir, por el otro.
2. El concepto de aborto.
Antes de realizar cualquier abordaje relativo a la problemática que suscita el aborto
respecto del derecho a la vida, se debe precisar una definición de lo que es el aborto.
En el siglo I a.C. el poeta Ovidio llegó a comparar los peligros y heridas de la guerra para
hombres con los peligros del aborto para mujeres.
En el siglo II, el médico griego Sorano de Efeso (considerado como el “Gran ginecólogo de
la antigüedad”) hizo la primera mención al aborto terapéutico en el caso que la gestación
pusiera en peligro la vida de la madre: en esos casos se privilegiaba la vida de la gestante
porque al niño por nacer no se lo consideraba aún un ser formado.
Hasta mediados del siglo XVIII, aquello que crecía en el útero materno fue considerado
solo como una parte del cuerpo de la madre, y que recién dejaba de serlo en el momento del
nacimiento, es decir que no se consideraba vida independiente ni vida humana, sino hasta
después del nacimiento. Como lo indicó el teólogo Francesco Emanuele Cangmila:
"Mientras aún se encuentra en el árbol, el fruto forma parte del mismo, como el niño que
está en el útero forma parte de la madre".
Antes de mediados del siglo XIX, en los Estados Unidos, las drogas para inducir abortos se
anunciaban en los periódicos y se podían comprar en farmacias. Por entonces, al feto no se
lo consideraba una persona hasta que la mujer embarazada sentía los primeros movimientos
fetales. Siguiendo a la historiadora Leslie Reagan, las leyes contra el aborto se
generalizaron en la segunda mitad del siglo XIX, pero con la finalidad de evitar
envenenamientos a causa de las mencionadas drogas abortivas, más que por una cuestión
moral, política o religiosa. Entrados los años 1900 el aborto ya era ilegal, excepto en casos
donde corría peligro de muerte la madre (aborto terapéutico). Aun así las mujeres
continuaban abortando, a puertas cerradas o en casas privadas.
Inspirados por los movimientos por los derechos civiles, masivas movilizaciones para la
liberalización del aborto se dieron en 1965 en Estados Unidos. Los abortos finalmente se
legalizaron en una sentencia histórica y controvertida de la Corte Suprema de 1973,
conocida como el "caso Roe vs Wade". Los estados han promulgado más de 1074 leyes
para limitar el acceso al procedimiento, según el Instituto Guttmacher, una organización de
derechos sexuales y reproductivos.
En Inglaterra hay un antes y un después del Abortion Act de 1967, si bien en 1920 la ley
inglesa no lo consideraba delito si se "hacía de buena fe con el único fin de preservar la
vida de la madre". Para Alemania occidental y Francia el año crucial fue 1971. "Wir haben
abgetrieben!" (Hemos abortado) fue el titular en la portada de la revista alemana Stern del 6
de junio de aquel año. En el artículo 374 mujeres se confesaban públicamente. En 1976,
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Alemania Occidental legalizó la interrupción del embarazo hasta las doce semanas de
gestación por razones de necesidad médica, delitos sexuales o graves problemas sociales o
emocionales. Los abortos están hoy cubiertos por el seguro de salud público. Se estima que
se realizan 6 abortos por cada 1000 mujeres de 15 a 44 años.
El derecho a la vida, desde antaño ha ocupado uno de los lugares principales en cuanto a
derecho en el pensamiento iusnaturalista (pensamiento del derecho que -resumidamente-
reconoce la existencia de derechos que son propios al hombre sin la necesidad de un
ordenamiento jurídico que se los reconozca explícitamente) siendo también considerado el
mayor derecho del ser humano junto con la libertad, dado que sin vida, el resto de los
derechos carecen de sentido ya que ¿De qué sirve un derecho sin nadie que lo goce o lo
ejerza?. Asimismo, el derecho a la vida, desde el punto de vista positivista (contrario sensu
a la visión iusnaturalista, requiere que un ordenamiento jurídico reconozca al derecho para
considerarlo como tal), está reconocido en diferentes ordenamientos jurídicos y en
instrumentos internacionales como lo es, por ejemplo en la “Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del hombre”
Entonces, ¿Cuál sería el derecho a la vida para la persona por nacer, para aquella que aún
no ha nacido? parece que lo más adecuado es hablar del derecho que el ser humano tiene,
una vez concebido, a que se le respete la vida, es decir, a que se pongan las condiciones
para que alcance su fin, a que se desarrolle. De acuerdo a lo dicho, es posible afirmar que el
ser humano tiene derechos una vez que se constituye como tal.
sin ahondar en la cuestión, pareciera ser (al menos para el gran colectivo de argentinos) que
lo que entra en discusión es el derecho de la persona por nacer de que se respete su vida,
contra el derecho que la ley asistirá a la madre de decidir terminar con esa vida. En nuestro
país hablar de aborto, aparenta ser sinónimo de hablar de muerte, pero no es así en todos los
casos, dado que el aborto en ocasiones puede salvar una vida (como lo es en el caso del
aborto terapéutico del cual se hablará más adelante). Sin embargo, en un abordaje más
interiorizado sobre el tema, podemos observar que lo que entra en conflicto no es el
derecho a la vida de la persona por nacer contra el “derecho de su madre a matarlo” (como
algunas posturas a favor de la vida declaran), sino lo que entra en conflicto es el derecho a
la vida del ser humano en formación (hablando de que ya existe la vida humana), contra el
derecho a la libertad corporal y reproductiva de quien está gestando en su vientre a un ser
humano. Suele dejarse de lado la idea que en nuestro país la cuestión del aborto viene a
presentarse como una “herramienta” más, que pretende ampliar la libertad corporal y
reproductiva de las mujeres.
En este conflicto de intereses han surgido dos posturas claramente marcadas y que se
muestran defensores de una postura o de otra, que defienden (muchas veces de manera casi
fanática) sus ideales, y sostienen (por otro lado) el reconocimiento de un derecho. Por un
lado encontramos quienes se proclaman a favor, o en defensa del derecho de la vida;
hablamos del colectivo que se agrupa bajo el lema “salvemos las dos vidas”, o de aquellos
que no estando agrupado a ese colectivo, se sienten identificados con los intereses que
representa. Por otro lado y de manera casi radical, se encuentran todas aquellas personas
que defienden la necesidad de una legislación que reconozca un nuevo derecho que será
expresión del aumento de los derechos de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo de
manera libre y sin condicionamientos, hablamos de la postura que pretende la legalización
(o despenalización) del aborto.
A favor de una u otra postura, se han esgrimido diversos argumentos para apoyar sus
intereses, los más destacados, o los que han surgido en mayor número son todos aquellos
argumentos a favor de la realización legal de las prácticas abortivas, entre los que se
destaca principalmente:
organismo en convertirse en persona humana, dado que si un ser humano no ha sido tal
desde la fecundación, no lo será nunca.
En primer lugar, se puede observar claramente la posición adoptada por el CCyC respecto a
la determinación del momento en el cual considera por iniciada la existencia de la persona,
expresando de manera manifiesta que la vida humana “comienza con la concepción”. Por
ende, al entenderse que existe vida humana a partir del momento de la concepción, la
denominada “persona por nacer” recibe ese estatus jurídico y se lo faculta para adquirir
derechos. Dicho esto, se entiende que la persona por nacer es, claramente con las
limitaciones del caso, capaz de derecho, es decir, una persona con capacidad para adquirir
derechos. Sin embargo, a pesar que se lo catalogue como capaz de derecho, no es capaz de
ejercicio, es decir, no posee la autonomía personal para ejercer esos derechos por sí solo,
pero si a través de sus representantes legales, en este caso la madre, de quien depende su
vida.
Puede decirse entonces, que existe una persona autónoma en términos genéticos (dada la
carga genética y la formación un ADN distinto al de la madre) aunque biológicamente
dependa de su madre para subsistir hasta su nacimiento (lo que se denomina vida
dependiente).
En el plano de derechos, éstos dependen de su madre para el ejercicio de los derechos que
se le reconocen, por lo tanto surge un nuevo planteamiento: ¿Está la madre facultada para
decidir la muerte de quien de su vida depende?, o en otros términos, ¿Puede la madre
terminar con el derecho a la vida de a quien está gestando? En primer lugar la respuesta
parece bastante clara, y de hecho, es simple y basta para negar estos dos interrogantes: En
Argentina nadie posee el derecho de matar a otra persona de manera ilegítima.
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Por lo tanto, ¿Será posible crear una ley que permita finiquitar el derecho a la vida de una
persona por mera voluntad de otra por motivos no fundados? (Es necesario remarcar que la
ley de Aborto legal, seguro y gratuito, si bien en su proyecto remarca los casos en los que
existiría el derecho a abortar, el comentario “popular” en voz de quienes defienden este
proyecto legislativo propugna la idea del aborto basado en la libertad de la mujer para
decidir sobre su propio cuerpo), esto no es constitucionalmente posible.
Por todo ello, al realizar un aborto, claramente se está terminando con una vida, una vida
humana, con un ser humano en desarrollo, y no con un mero “apéndice sin vida ni
sentimientos” de la madre.
Esta larga tradición jurídica se vió plasmada definitivamente en la Constitución del año
1853, en la cual, según la doctrina de autores de mayor renombre, como Bidart Campos y
González Calderón, el derecho a la vida desde la concepción constituye indudablemente
uno de los derechos no enumerados y que nacen del principio de la soberanía del pueblo
conforme lo estipula el art.33. Y no solo en la letra de la propia constitución surge ello, sino
también conforme lo establecen los tratados internacionales con jerarquía constitucional
agregados a nuestra ley magna con la reforma introducida en 1994, entre los que destacan
la “Convención Americana de Derechos Humanos” y la “Convención de los Derechos del
Niño”.
Como antecedente también encontramos al código civil velezano que tiempo antes que la
ciencia haya alcanzado los conocimientos que hoy se tienen sobre la existencia y comienzo
de la vida intrauterina, incorporó en los arts.70 y 63 del mismo, lo siguiente:
“Art.63: Son personas por nacer las que no habiendo nacido están concebidas en el seno
materno.”
En materia penal, el aborto es considerado uno de los denominados por el Código Penal
como “delito contra la vida”, dado que el aborto termina con la vida humana gestante.
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Del análisis de los datos se concluye que en España las muertes por “embarazo terminado
en aborto” son el 20% de la mortalidad materna (3 de 15). En Argentina aproximadamente
también son el 20% (43 de 245).
La diferencia no radica en la proporción, sino en la cantidad de mujeres que mueren por
todas las causas. El 80% de las muertes maternas restantes (12 en España y 202 en
Argentina) son las que provienen de causas Obstétricas Directas e Indirectas.
Evidentemente lo que marca la diferencia con España no es la legalización del aborto si no
la calidad de atención en salud.
El argumento de la emergencia sanitaria y emergencia pública.
En nuestro país uno de los argumentos esgrimidos por la parte que pretende la legalización
aborto (o eliminar la figura típica del código penal) reza la necesidad de la ley debido a las
muertes de mujeres que ocurren en el país a causa de la realización de un aborto
clandestino, en condiciones insalubres, y la urgencia de esta ley que requiere que se la trate
como una cuestión de salud y emergencia pública. Esta postura da una cifra que resulta
alarmante: 500.000 (quinientas mil) muertes al año por abortos clandestinos.
Evidentemente, resultaría alarmante si esta cifra fuera cierta, dado que los datos
proporcionados por el ministerio de salud (fuente confiable de datos relativos a las
defunciones que ocurren en nuestro país) arrojan otra cifra, y es que han fallecido 171.408
mujeres en Argentina, de las cuales:
- 49.700 fallecieron por problemas cardiacos.
- 30.900 debido a afecciones respiratorias.
- 32.500 por tumores malignos.
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De las cifras no surge, entonces, que la legalización del aborto pueda ser considerada una
“prioridad sanitaria” en nuestro país.
Por último (y el dato que interesa a este trabajo, sin dejar de considerar al resto de
estadísticas y razones de fallecimiento de mujeres), por razones vinculadas a la maternidad
han fallecido 245 mujeres, de las cuales solo 31 de ellas fueron por aborto inducido. Por
ende el aborto representa el 0.01% de muertes femeninas.
No cabe ninguna duda que toda muerte es una tragedia, y no debería existir ni una sola por
ninguna causa que fuera evitable, sin embargo, a la luz de los datos arrojados por el
Ministerio de Salud de la Nación, corresponde plantearnos la urgencia y la necesidad de la
ley que suscita la problemática, como también la posibilidad de brindar otros métodos de
contención y acompañamiento para la mujer.
7. Conclusiones
En Argentina las muertes por “embarazo terminado en aborto” decrecen mucho más que las
muertes maternas por causas obstétricas. En él último registro las muertes vinculadas al
aborto volvieron a caer un 20% (55 en 2015, 43 en 2016). Lo que indica que, lo que nuestro
país necesita en realidad, es mejorar la atención en salud.
El descenso de la mortalidad materna entre 2001 y 2016 fue del 17%, mientras que en
mismo período las muertes vinculadas al aborto decrecieron un 53%.
Las tasas por muertes de mujeres, comprendiendo las tasas de mortalidad materna, dejan
ver que la práctica clandestina del aborto (que si bien es reprochable a la vez que atropella a
la dignidad femenina de tener que recurrir a esas prácticas), en nuestro país no configura
una situación extrema de salud y emergencia pública.
Nuestro país a lo largo de su historia como nación, ha defendido el derecho a la vida de
todos sus habitantes y quienes estén en el territorio argentino, por ello resultará muy difícil
la aprobación de una ley que vaya en contra de este derecho, considerado por la nación y la
justicia argentina, absoluto y fundamental de todos los seres humanos. Uno de los aspectos
más fuertes en este sentido es la tipificación del aborto en nuestro Código Penal, por ende,
el reconocimiento implícito del derecho a la vida del ser humano en formación y su
consecuente protección.
A pesar de ello, este tema aún sigue en discusión, y los argumentos a favor de la
despenalización del aborto van en aumento, desde la necesidad por salubridad como de
dignidad de las mujeres, cuestión que se aborda, plantea de manera crítica y con mayor
profundidad en el trabajo final.
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Anexo
- https://www.lacapital.com.ar/mas/breve-historia-del-aborto-n1574518.html
- http://educacionsexual.uchile.cl/index.php/hablando-de-sexo/aborto-mitos-y-
realidades/definicion-de-aborto
- https://infovaticana.com/2016/12/11/la-didache-la-prohibicion-del-aborto-la-iglesia-los-
primeros-siglos/
- http://www.abortoinformacionmedica.es/2009/03/28/definicion-de-ive-interrupcion-
voluntaria-del-embarazo/