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XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO

circula de un nivel al otro siguiendo un movi­


LA SESIÓf\l CORTA rnmo experiencia con el habla, conduce al
rrüer,t'0 de éspiral. (rnmn de�at;rndo un nudo).
�rob lema del fin, un fin que no dispone de ie1
maneras estas de traducir el tiempo vivido en
por LUCIA BLANCO última palabra, un fin asintótico. En tanto ac­
ción práctica, el análisis implica la necesidad espacio alentado.
El vacío introduce la discontinuidad inter­
de su propio fin.
EL DESEO DE DESPERTAR na y con el vuelco de la relación exterior­ inte­
coanálisis ha contribuido a su institución, y
La intensión y la extensión tienen entre rior, lejano­cercano, manifiesto­virtual, inaugu­
por lo tanto, a la invención de una forma de
EL VACÍO: 1 STRUCCIONES DE USO ra un proceso reversible "volver a echar mano".
sí un vínculo que sigue !a estructura del pla­ satisfacción propia de nuestro tiempo. La se­
no proyectivo; en el horizonte del psicoanáli­ sión corta se construye como una centrifu­ Lacan dijo que quizás él era Lacaniano
sis en extensión se anuda el trazado del bor­ gación de la palabra vacía y la elaboración se porque en otro tiempo había estudiado chi­ LO JACULATORIO
de del análisis en intención. desplaza fuera de la sesión, determinando no. Nos servirnos de su conversación con
Una jaculatoria es una oración breve, ar­
Hay dos efectos de la enseñanza de La­ que esta se estructure en tomo a un encuen­ Francoise Cheng. Dos sabrosos decires: La­
can a Cheng: "Querido Cheng, por lo que sé dorosa, ligera y silenciosa. Jorge Aleman le
can que se prestan a la polémica: las sesio­ tro siempre fallido, en ese tiempo entre el
nes cortas y el pase. La modificación del dis­ instante de ver y el momento de concluir. El usted ha conocido a causa de su exilio, va­ supone a la práctica de Lacan un elogio a lo
rias separaciones en su vida, separación de breve. "El pase es la apuesta que conjuga la
positivo que Lacan operó con las sesiones tiempo es un real y se pone de manifiesto el
cortas y la propuesta del pase son un forza­ goce del "bla bla". Nuestra práctica es sin su pasado, separación de su cultura. Usted posible transmisión del psicoanálisis, la del
materna que pugna con lo indecible y pre­
miento, van contra la naturaleza de las co­ valor, no está regida por el "time is rnoney". sabe, ¿no es cierto? transformar esas separa­
ciones en vacío central eficaz y reunir su pre­ serva el silencio, un testimonio que haga po­
sas. La sesión corta (no estandarizada) res­ La escansión corta el disco­corriente redu­
sente a su pasado, el Occidente al Oriente, sible un nuevo tipo de diálogo, un diálogo que
ponde con la ética del silencio, al comprimir ciendo la inflación fálica al tropiezo, trazan­
la charla, obtiene el rédito de la función equí­ do el contorno del goce fálico, ese que se usted estaría, al fin ­lo está ya, lo sé­ en su franquease la identificación". Una manera de
detener los efectos que conducen a la segre­
voca, solidaria de lo que hace nudo, efecto consuma en la tarea analizante. tiempo".
de sentido real, diferente al efecto de fasci­ "Son palabras más o menos hinchadas, Lacan: "todo lenguaje analítico debe ser gación, al campo de concentración.
nación propio de la palabra. Todo discurso de donde nos viene todo el mal" decía Joyce Hay desplazamientos de discurso y en el
poético".
El lenguaje poético chino quiebra el len­ discurso analítico el Significante Amo que se
tiene un efecto de sugestión, adormece, sal­ acertadamente. La neutralidad del analista
vo cuando uno no comprende, entonces des­ subvierte el sentido, aspiración no hacia lo guaje ordinario introduciendo una dimensión produce señala el objeto causa del deseo
de profundidad, el vacío. El Tao es a la vez mientras silencia a los otros significantes, di­
pierta. El despertar es lo real bajo su aspecto real sino por lo real.
camino y hablar, abrir surcos. El Yin, el hacer cho significante muestra la causa del deseo
de lo imposible, es el forzamiento por donde El psicoanálisis se distingue por dar ac­
sin nombre y el Yan el hablar, no son sin el como un vacío y no corno plus de goce. Un
el analista puede hacer sonar otra cosa que ceso a la noción de curación en su terreno y
vacío central. La cuestión es alojar el vacío nuevo lazo es posible a condición de no ha­
el sentido. El sentido es lo que resuena con esta no es sin la rectificación de manera ejem­
introduciendo la dimensión espacial. El mo­ cer de la particularidad brújula universal, El
la ayuda del significante pero es más bien plar de la aprehensión de una relación privi­
"flou", tapona. Tanto Freud como Lacan se legiada al Otro y la manera de habitar el len­ vimiento del tiempo no es lineal, cada trozo pase demuestra la falla de saber, tensa lo sin­
preocuparon por el efecto hipnótico y los abu­ guaje. El bien decir es una nueva co­perte­ de tiempo introduce una discontinuidad, for­ gular del sujeto por su goce con la universali­
sos de poder resultantes de la manipulación nencia entre la palabra que pertenece al cam­ ma una unidad autónoma a la manera de un dad, no se trata de tesis de autor, sino de apre­
henderse. Lacan se pregunta en la "Nota a
concertada entre imágenes y pasiones; detec­ po de Otro y el silencio que pertenece al goce. ideograma, en la cadena escrita, que siendo
su unidad intrínseca se sustrae a la tiranía li­ los italianos", por qué un sujeto, al final de su
taron la tendencia sacrificial del hablante. Hay algo ligado a la contracción del tiempo
neal e irreversible del lenguaje. El poeta chi­ análisis continúa cotizándose. Hay una gene­
La sesión corta, práctica que causó la esencial al psicoanálisis que produce efec­
excomunión de Lacan de la Internacional tos de estilo. Laurent en su homenaje a La­ no no busca simplificar el lenguaje al extre­ rosidad, un plus cuyo valor es tanto mayor
cuanto más se extiende, contra las reglas tra­
objeta la máxima capitalista de decirlo todo, can planteó la sesión corta como una exigen­ mo, sino multiplicar el juego nominal­verbal,
cia científica. Hay un momento, un relámpa­ introduciendo en la lengua una profundidad dicionales del intercambio. Constituye una
máxima que pretende eliminar lo real en jue­
transmisión a través de lo que se escapa, de
go y que se ampara en la nostalgia del Padre. go en que uno se percata de que todo no se que es de vacío. También la pintura china se
Jo que se fuga, demostración por tanto de lo
Miller señaló este imperativo "es necesa­ enunciará, que siempre habrá un resto, por rige por el vacío, el aliento, el trazo, uno y
rio decirlo todo", debemos admitir que el psi­ lo tanto, la detención es posible. El análisis múltiple. Un vacío que parte de un centro y imposible corno real, en sus tres modalida­

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rles: lo indemostrable. lo indecidible y lo in­ cion=s de pase. carteles 90-92): Hav testimo­ oolítica" v la interpretación, que define la
1rr1
tecnológica. va en dirección contraria, y el
completo, categorías que agujerean al Uno nios que quieren decirlo todo, una especie ma�era de intervenir en dicho orden (Lacan, ideai de ia civiiº1zat.:;0n ­és que t:?Sú ande ;:,in
significante. Lo indemostrable y lo indecidi­ de voluntad de sutura de la necesaria incorn­ Lituraterre). sorpresas y sea calculable (la confección del
ble precisan la noción de lo incompleto en el pletud de la experiencia, completud feroz que Hacerse al síntoma no es finalmente otra mapa del genoma humano, por ejemplo, va
registro del saber, hay proposiciones de las desconoce el carácter fragmentario. Las se­ cosa que lo que Freud recomienda en Recuer­ en este sentido). Del mismo modo, la globa­
que no se puede probar su verdad o false­ siones cortas nos advierten contra esa mez­ do, repetición y elaboración, puesto que pro­ lización del consumo empuja a la margina­
ción lo mismo que para el positivismo del si­
dad. En cuanto a la inconsistencia, esta tiene quindad que reza ante la inexistencia de Otro: pone una nueva relación con la enfermedad.
que ver con el registro de la verdad, es impo­ todo es lo mismo. Debemos poder decir "no" Sin embargo, los fines del análisis exigen glo XIX portaba la marca del exotismo.
sible demostrar con el Otro mismo la consis­ a la tendencia que homologa el deseo a la que previamente a esta "nueva relación" el El psicoanálisis no es indiferente a esta
tencia del Otro, cabe la posibilidad de que demanda. De no ser así cundirá el desgano, sentido del síntoma se haya descifrado y que declinación de la sorpresa. Si las interpreta­
toda construcción significante se derrumbe la anorexia mental. v su significación fantasmática haya perdido ciones de Freud, aún las más explicativas,
en la contradicción, salvo que el objeto a se consistencia. La interpretación (semántica, tenían eficacia, era, precisamente, porque no
sitúe como su clave de bóveda éxtima (lec­ Marzo 25, 2000 asemántica, corte, puntuación, etc.) intervie­ habían sido escuchadas antes.
ne con este propósito. Freud no sabía que el inconsciente se
acostumbra al psicoanálisis y desconfiaba de
¿Por qué no basta una interpretación? lPor las sorpresas que podían provenir del analis­
qué no alcanza con una sesión? Jacques Alain ta: "la intervención analítica presupone un
Miller se hacía la pregunta en Buenos Aires. largo contacto con el enfermo, y toda tentati­
LA PRISA Y LA ESPERA Y en efecto, zpor qué nos daríamos una va de sorprenderlo en la primera consulta con
estrategia prolongada si no fuera que la re­ la comunicación brusca de sus secretos adi­
por GRACIELA BRODSKY petición forma parte de esa "realidad sólida" vinados por el medico es técnicamente
con la que nos chocamos en el dispositivo? condenable y atrae al medico la cordial ene­
La industria cinematográfica descubrió hace mistad del enfermo" (Freud, Análisis profa­
Si se considera la experiencia analítica en En lo que hace a la duración total, es nor­ algunos años la eficacia del suspenso que no). Freud desaconsejaba la sorpresa como
su conjunto, la indicación de Lacan es que malmente el analizante quien esta apurado producen esos Terminators que renacen una recurso ... iporque toda su práctica era sor­
"hace falta tiempo ... para hacerse al ser". No por concluir (excepción hecha de la reacción y otra vez a partir de un resto fraccionado ad­ prendente!. Prefería, mas bien, la sorpresa del
es equivalente a hacerse a la idea, aunque terapéutica negativa), mientras que al analis­ infinitum. analista: "Obtenemos los mejores resultados
seguramente la indicación esta tomada de ta le toca poner en juego el todavía ... una vez Pero la repetición no recae solo en el ana­ terapéuticos en aquellos casos en los que
esta expresión. En efecto, parece demostra­ más. lizante, y si este aporta con su síntoma la re­ actuamos como si no persiguiésemos fin nin­
do que aunque la concepción del final de En cambio, en la sesión, al analizante petición de lo mismo, el analista, por su par­ guno determinado, dejándonos sorprender
análisis varíe, eso no incide directamente suele faltarle el tiempo para desplegar todo te, exige "una regularidad casi burocrática" por cada nueva orientación yactuando libre­
sobre la duración de los análisis. Asimismo, lo que hubiera querido decir, mientras que el en la sucesión de las sesiones. mente sin prejuicio alguno" (Freud, Conse­
tampoco parece tener incidencia en la ex­ analista indica que es suficiente. De todos modos, este cruce de dos repe­ jos al médico).
tensión total el acortamiento de las sesio­ El analizante no se equivoca, hasta cier­ ticiones obedece a políticas distintas. Mien­ A medida que el saber que produce la
nes o la alternancia entre períodos con y to punto, indica Lacan, siempre se concluye tras la repetición del analizante persigue el experiencia analítica ­y que por una curiosa
sin sesiones separados a veces por varios demasiado pronto. Pero ese demasiado pron­ goce, la serie de sesiones prepara el terreno inversión temporal parece preceder a la ex­
meses. to es lo único que evita que sea demasiado para "sorprender ese algo cuya incidencia periencia misma­ se acumula, se hace evi­
En cambio, si dentro de la extensión del tarde. original fue marcada como traumatismo" (La­ dente que el saber solo da cabida a la sorpre­
análisis se considera esa unidad que repre­ Considerada en detalle, esta tensión tem­ can, De la psychanalyse dans ses rapports sa cuando falla; de ahí la afinidad de la sor­
senta cada sesión, lo que predomina es la poral entre el todo y la parte no hace más que avec la realite ). presa con la verdad y también con la histéri­
prisa, no se trata de hace falta tiempo sino reflejar la tensión existente entre el síntoma, La sorpresa, tan cara a la fenomenología, ca, dedicada a demostrar la falla del saber.
más bien que no hay tiempo ... que perder. que "instituye el orden donde se revela nues­ no es un tema de actualidad. La proliferación De ahí también su límite: basta estar un poco

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:1c::e,�ir1.0 ?2.r?.. encontrarla <iempre en e! mis­ Quisiera detenerme ahora un momento grosería. un pito catalán.
�;:­.�::;:·:�, ;_,._,::l1 !"'0 l.!T1él acontecimiento sea verdaderamente inespe­
mo lugar. Por eso el agente del discurso ana­ en la serie de las sesiones, e indicar que una una patada en el trasero. rado.
lítico no es la hísteriav; por cierto, tampoco serie es tal porque entre un suceso y otro Es solo en la articulación de la prisa con En fin, habría que demostrarlo, y no aho­
la obsesión. media el intervalo. la espera que entiendo que Lacan pueda de­ ra, porque tenemos prisa. l1J
Es decir que preparar el terreno supone cir que la temporalidad del análisis es la an­
Decía que la repetición prepara el terre­ la serie, pero la serie supone el intervalo, o gustia, y que es porque el deseo del analista
no para la sorpresa. Esta es doble. sea, la espera. suscita esa dimensión de la espera que el
Del lado del analizante, se produce en la No es, por cierto, la espera del "mientras sujeto es tomado en la eficacia del análisis
falla de la repetición. En efecto, cuando tro­ tanto", sino la que describe ese fenómeno "Seminario 1 O". Bibliografía
Lacan, J. Lituraterre, Suplemento de las notos de la Es-
pieza el inconsciente produce extrañas for­ que Freud la llamóErwartung: la espera acti­ Pienso que podría hacerse todo una clí­ cuela Freudiano de Bs As., 1980.
maciones: sueños, lapsus, actos fallidos. Tam­ va. Por ejemplo, el apronte angustioso de al­ nica de la espera: la espera en la obsesión, Freud, S. Recuerdo, repetición y elaboración, Amorror-
bién síntomas, pero estos solo sorprenden gunos pacientes el día de su sesión, la extra­ en la fobia, la espera en la escena sado­ma­ tu, T.XI 1, 1 980.
Lacan, J, Intervenciones y textos 2 en "Del psicoanálisis
cuando irrumpen estruendosamente, como ña inquietud que tal otro va experimentando soquista, la espera en la vida cotidiana: la en sus relaciones con la realidad", Bs. As., 1993, Manatial.
en el desencadenamiento de la psicosis. Nor­ a medida que se aproxima la hora, o mien­ espera de la llamada telefónica, la espera de Freud, s. Análisis profano, Amorrortu, T. XL 1 980.
malmente, el síntoma se repite lo suficiente tras sube por el ascensor, etc. Es esa antici­ Freud, S. Consejos al médico sobre el ttatarrnento psi­
la carta, la del invitado. coanalítico, Amorrortu, T. XII, 1980.
como para no sorprender. Su lema es: iOtra pación de que algo desconocido va a pasar y Creo que podría decirse, incluso, que la tocen. J, "El Seminario", Libro XII, inédito.
vez! O quizás: Otra vez... Los signos agrega­ que Freud describe entre los correlatos de la espera es la condición necesaria para que un Lacon, J. "El Seminario", libro X, inédito.
dos no logran disimular lo que no cesa. En angustia
cambio, si hubiera que encontrar la modali­ En verdad, no creo que se pueda enten­
dad lógica que le va bien a la sorpresa, ha­ der la lógica de nuestra serie de sesiones cor­
bría que hacerlo por fuera de cualquier no tas si no se incluye esta dimensión de la es­
cesa. Ni necesaria ni imposible, la sorpresa pera, este no saber qué sucederá sobre el
es más bien, contingente. fondo de la espera, de que algo está por ocu­ UN SUJETO EN TRÁNSITO
Del lado del analista, la sorpresa provie­ rrir.
ne de la interpretación: responder como con­ Dar cuenta de la articulación entre la pri­ por FLORENCIA DASSEN
viene en el momento justo y saber concluir sa y la espera permite comprender, por ejem­
a tiempo. plo, que la sala de espera sea parte de la se­
sión misma: la espera hasta que se abre la Voy a intentar transmitirles un caso que con una demanda vacilante y mínima, y a la
Ahora, puesto que durante estos meses puerta, la vacilación, como la de los prisio­ llamaré L. con el objetivo de situar en pri­ vez manifiesta un gran sufrimiento. Impone
hablamos bastante de la prisa, diré algo de la neros, en el momento de pararse, y luego la mer lugar las coordenadas que permitieron los honorarios máximos que está dispuesta a
función de la espera. prisa de la propia sesión. En la sala de espe­ al analista desde las primeras entrevistas pagar, lo que yo acepto diciéndole que si se
ra, el analista es el "huésped", el desconoci­ una duda diagnóstica y en segundo lugar decide me vuelva a llamar. Así lo hace a la
Hablé antes de preparar el terreno para do que aparece de manera imprevista, un qué pudo avanzar en el análisis, la aproxi­ semana.
que el acontecimiento imprevisto, la sorpre­ poco unheimlich, pero solo un poco, porque mación a lo que llamaré el esbozo de un
sa, surja. Creo haber indicado que era la se­ el analizante llegó hasta ahí, y esperó, alerta, partenaire. Tiene una gran angustia por una crisis con
rie de sesiones la que preparaba el terreno lo que solo se revela inesperado sobre el fon­ su pareja, que es alcohólico, con la queja de
donde se alojaría, por un lado, la irrupción do de esa espera. L. tiene actualmente 38 años, vino a ver­ que se ve arrastrada a tener que girar en tor­
del inconsciente, la irrupción de la verdad en En el Seminario 12, Lacan describe ese me hace cuatro años después de haber teni­ no a los problemas de él, lo que la ahoga. Su
la falla del saber para nombrarlo como lo hizo momento culminante (toma el ejemplo del do una primera entrevista con otros dos ana­ angustia se liga a una convicción con la que
Lacan en su momento, y por otro, la inter­ zen), ese momento singular donde ubica la listas, para decidir con cuál quedarse. Se pre­ viene, la de "ser sola". Cuando la incito a que
pretación o el corte, es decir la sorpresa que brusquedad que sigue a la espera, y que se senta diciendo "no" al Otro, con una gran pueda decir más, con mucha dificultad logra
proviene del analista. realiza por una palabra, una frase, una jacu­ desconfianza, muy dura en sus afirmaciones, abrir algunos puntos de su pasado que tie­

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XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO 1 XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO

dispc,siti\­c, anc:Jí�Ico. Ya r10 sería un "ser ser sota es n fenómeno qu<:. bc\c.3. q .2.e tras
1 nueva temporalidad que se constituye
,2,i_;;i. El tiempo ya no es la sencilla representa­
sola" sin Otro y con hermano, sino un "ha­ la desconfianza inicial se escondía un índi­ como marco temporal homogéneo, regular ción de los ciclos de la naturaleza o del suje­
cerse al ser sola" pero con el auxilio del ce de creencia que posibilitó una dire ccio­ y uniforme, global y cuadriculado, subdividi­ to, imaginarizados como tiempo un sagrado
Otro. El pasaje de la ausencia de parteriai- nalidad al Sujeto supuesto Saber en un gra­ do de modo total en siglos, décadas, lustros, o reducido a los estrechos tiempos individua­
re a hacer del analista el destinatario de su do ínfimo. w años, meses, días, horas, minutos y segundos. les plegados a las experiencias singulares de
Cualquier teoría científica emergida en los hombres, bajo la forma de la duración de
ese contexto o con aspiraciones de cientifi­ las cosas; estos tiempos pierden importancia
cidad tiene que adaptarse a esa cronológica, frente al tiempo que el discurso capitalista
por ejemplo, es lo que sucede con la deriva crea como tiempo instrumental para medir
psicoanalítica cuando pretende establecer la producción y centrado en torno a la genera­
TEMPORALIDADES DEL SUJETO una cronología del desarrollo de la libido, o ción de un plus de valor del producto.
de los complejos, una partición de las eda­ La sesión analítica planteada en estos
por MARIO ELKIN RAMÍREZ1 des de la vida que ha de estar inmersa en la términos no sería otra cosa que un proceso
teleología tiránica del ideal social capitalista. cronometrado en vistas a lograr un producto
Igual puede decirse de los estándares tem­ al servicio del capital. Es la trampa de la des­
La percepción del fenómeno temporal experiencias de los hombres y de las colecti­ porales en la medición de algo tan contingen­ viación americana del psicoanálisis cuando
era concebido en la tradición occidental vidades humanas; fue la modalidad esencial te como una sesión analítica; al decir que una quiso adherirlo a los ideales sociales para
como un asunto esencialmente humano en de la existencia del tiempo occidental preca­ sesión analítica debe durar 45, 30 o incluso 5 producir sujetos adaptados al estilo de vida
oposición al tiempo de la eternidad divina2• pitalista, en el que, sin un marco temporal minutos, nos estaríamos rigiendo por un tiem­ estándar de la sociedad de consumo norte
El tiempo se estructuraba de una manera li­ homogéneo y sin instrumentos sofisticados po capitalista y no por un tiempo del sujeto,· americana.
neal y progresiva que no repetía las distintas de medición, la vida humana en su datación un tiempo de la producción capitalista don­ Que el tiempo sea dinero consiste en que,
fases de un ciclo, sino que constituía un re­ era sólo aproximativa e incierta, a partir de de el tiempo es oro, y una plusvalía está en en dicho transcurrir, el tiempo es la posibili­
corrido que se transforma cualitativamente su asociación con un acontecimiento excep­ juego a costa de la desaparición del sujeto dad misma y muchas veces la realidad, de
en su paso por los momentos de su tránsito. cional o colectivo, que permanecía en la como regido por el tiempo así concebido. esa autovalorización del valor, en la sesión
Una concepción semejante del tiempo memoria de los grupos sociales de los que La instauración del tiempo del capitalis­ analítica así cronometrada el plus de senti­
fue promovida por el judeo­cristianismo, forman parte; así por ejemplo, el nacimiento mo conlleva la desaparición de las historias do; es una hermenéutica interminable que
quien marcaba el inicio de su periplo en la de alguien era señalado como acaecido el locales, de los pueblos, de los imperios, de bajo el imperativo ideal social, produce sig­
creación, pasaba luego por la caída en el pe­ año posterior a la gran inundación y bajo el las dinastías, de los sujetos, para crear una nificaciones fantasmáticas a granel, que pro­
cado, se encaminaba hacia la búsqueda pro­ gobierno del rey Eduardo II. Es el tiempo del historia sola y coherente, una historia univer­ meten llenar el vacío del sujeto, aunque se
gresiva de la tierra prometida, del redentor o significante que acude a un código colecti­ sal y abstracta. El tiempo ya no es un atributo sabe que bajo esa proliferación haya además
de la evolución posterior, para llegar finalmen­ vo, es decir, a las trazas significantes del Otro del ser como duración, sino que él mismo un plus dejouis­sens, de goce en el sentido.
te al juicio final y el logro un paraíso diferente. para orientarse. deviene una figura posible de ese ser, cosifi­ El nuevo marco temporal característico
Apoyadas sobre otra relación entre el Se trataba de un tiempo aristotélico, con­ cada e independiente de la experiencia hu­ de la modernidad es además soportado por
hombre y la naturaleza, las sociedades occi­ cebido como una dimensión del ser común mana. el brazo armado de la ciencia, la tecnología
dentales construyeron luego otro esquema de a todos los hombres; el tiempo era un atribu­ Una nueva relación hombre­naturaleza es que ha hecho posible que la medición sea
percepción temporal, en el que el tiempo era to universal y en tanto tal era múltiple pues planteada por el discurso de la ciencia al bo­ cada vez más exacta, disciplinar y estable de
pensado como histórico y social, pero igual­ se derivaba de las diversas experiencias vivi­ rrar al sujeto con esta temporalidad, pues, se ese mismo tiempo. En consecuencia, asisti­
mente enmarcado en una estructura lineal y das por los seres hablantes. desarrolla una nueva actitud frente al mundo mos a la progresiva afirmación de ese marco
progresiva. Este desplazamiento de una con­ La emergencia del discurso de la ciencia en la que los tiempos del sujeto y de la natu­ temporal como figura dictatorial que quiere
cepción a otra tuvo, como consecuencia una y de la modernidad capitalista modifica pro­ raleza son desacralizados en su totalidad, asimilarse al propio fenómeno temporal.
multiplicación de los tiempos individuales fundamente la totalidad social y la forma de para ser percibidos y equiparados de forma ­ Sin embargo, al querer dar consistencia
vividos, en tanto que plegados a las plurales percepción del tiempo, haciendo emerger instrumental. a ese tiempo por fuera de la experiencia hu­

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m?­na �..fl'f.t.ttéo temporal ::,e presenta, corno ­�.,,a;,­,:,<;.�'­"".; nn q� inscribe como aquel en on._.i,¡¡,cn;­ict ra v re­
un topos perfectamente reticulado y asocia­ tará de la larga, la mediana y la corta duración la producción de un plus de sentido y de goce guladora del marco temporal Braudel opone
do a la idea del progreso. corno una acumu­ de las realidades histórico­sociales; para el psi­ sino en la lógica de una sustracción. su visión de los tiempos diferenciales, que con­
lación lineal, continua y creciente de activi­ coanálisis de las temporalidades del 'sujeto. Quizás sólo hemos vislumbrado en la forma para los historiadores un verdadero cam­
dades, de sucesos, y sobre todo, conquistas, Lacan, al igual que Fernand de Braudel, duración de las sesiones una dimensión po­ bio de paradigma en las formas de asimilación
es decir, ideales alcanzados por el sujeto o hizo una discusión con la contemporaneidad lítica de Lacan respecto de la IPA, o incluso de la temporalidad. En este aspecto, el psicoa­
por la humanidad en un despliegue secuen­ intelectual que recibía los efectos producidos una sanción clínica que reordena de otro nálisis tal vez pueda arriesgar un paso más.
cial pero vacío. por la teoría de la relatividad de Einstein y que modo el inconsciente para que el aconteci­ El desenvolvimiento del tiempo de la his­
La consecuencia es que en vez de estar puso profundamente en cuestión la noción miento imprevisto emerja en lugar de la re­ toria como búsqueda de un desciframiento
el tiempo subordinado a los acontecimien­ física inherente a la idea del marco temporal petición, pero hay toda una dimensión epis­ del pasado se articula a la búsqueda que, en
tos humanos acude a subyugarlos, y en lugar absoluto e idéntico para todos. Pudo debatir témica en esa ruptura del tiempo cronológi­ el psicoanálisis, el sujeto hace de las claves
de una sencilla dimensión específica del ser, con Heiddeger su Ser y tiempo, con Husserl co que aún no ha sido suficientemente ex­ de su historia edípica. Freud intentó articular
se ostenta como un mecanismo disciplinar su Fenomenología de la conciencia del tiem­ plotada. esas dos dimensiones en su novela histórica
de control y ordenamiento de esos mismos po inmanente, con Sartre El ser y la nada, con Si al tiempo homogéneo y abstracto del Moisés y la religión monoteísta, donde puso
seres, de sus procesos sociales en la vida Bersong su idea de la Duración y la simulta­ capitalismo Braudel opone las duraciones en escena el drama edípico y el carácter fun­
colectiva de los hombres y hasta en sus pro­ neidad, y muy posiblemente también con Si­ desiguales y diferenciadas de las distintas rea­ dador del asesinato primordial del padre de
cesos psíquicos singulares. mmel el tiempo histórico, con Habwachs so­ lidades históricas, Lacan, siguiendo a Freud, la horda primitiva por los hijos subvertidos,
Una sesión así cronometrada estaría en bre la memoria colectiva, con Bachelard la puede vislumbrar que hay un tiempo repeti­ articulando el tiempo de la culpabilidad a un
la misma lógica, de los hábitos y costumbres dialéctica de la duración, con Benjamín la do de la pulsión, una atemporalidad del in­ tiempo mítico ineludible del origen mismo
que se regulan por el funcionamiento del tesis sobre la filosofía de la historia, y con Blo­ consciente, un tiempo del desciframiento del del tiempo en la historia de la cultura.
marco temporal capitalista, lo que implica ch su apología de la historia. Esto haría de deseo que no es precisamente cronológico. Es decir, que mientras el tiempo del discur­
que los sujetos insertarían el tiempo del aná­ algún modo a Lacan un heredero de la rup­ Al carácter supuestamente autónomo del so capitalista, tiempo de la unicidad, del cálcu­
lisis en la misma serie monótona de las ca­ tura epistemológica de Einstein respecto al tiempo, Braudel opone la condición supedi­ lo universal del sujeto, del estándar, la duración,
dencias de su vida y sus actividades insertas tiempo newtoniano, pero con la variante de tada de las duraciones y tiempos múltiples tal como la plantea Lacan, es el de la particula­
en la curva vacía e independiente del tiempo recuperar de ese discurso de la ciencia el respecto de los hechos, fenómenos y proce­ ridad del sujeto, la de los tiempos singulares.
que avanza irremediablemente frente a ellos, resto que es el sujeto inscrito en una tempo­ sos históricos.3 Lacan, por su parte, subraya En cuanto a la cura misma, Lacan distin­
imponiendo una normatividad de su cotidia­ ralidad diferente. el tiempo calculado por el sujeto en las di­ gue distintos tiempos: la transferencia como
nidad, que formula la hora de trabajar, de Por esta razón pudieron Braudel y Lacan versas formas del síntoma y el tiempo corno el tiempo mismo del análisis, su concepto, el
comer, de dormir, de divertirse, el tiempo hacer una crítica del tiempo: Braudel opo­ expresión de la relación del sujeto con el goce tiempo de la interpretación, el del reordena­
para ir al psicoanalista pensado como el tiem­ niendo al marco temporal y a su tiempo úni­ fálico, a través de las diversas estructuras clí­ miento del sujeto supuesto saber y de caída de
po para ocuparse de sí mismo, y obviamente co la pluralidad de los tiempos y Lacan opo­ nicas: así, el tiempo de la reminiscencia de los semblantes de objeto, el de la resistencia
el tiempo de duración de una sesión. niendo al tiempo ritualizado de la sesión es­ la histeria reactualizando un tiempo del trau­ que descubre el inconsciente y al que corres­
Pero tanto el psicoanálisis como la histo­ tandar el tiempo del cálculo colectivo, como ma ­en el que hubo con un desfase entre el ponde un tiempo del acto analítico, el de las
ria de las mentalidades, cada uno por su lado, un proceso lógico determinado por la estruc­ instante de la inscripción del acontecimien­ escanciones que apuntan a lo real del goce y
recuperan la división precapitalista del tiem­ tura significante en el cual la aparición y des­ to, el tiempo retroactivo de la asociación co­ de los cambios de discurso que decortican el
po al precisar las distintas temporalidades del aparición del sujeto es la consecuencia del yuntural de otro evento, en distinto momen­ tiempo vivido del sujeto, el del final del análisis
sujeto y los transcursos en la vida individual y acto que se escande en tres tiempos lógicos, to de la vida permite la irrupción del sentido­ que introduce una historización del sujeto quien
en la dimensión colectiva, en lo que los psi­ declinados como instante de ver, tiempo de . El tiempo reiterativo, postergado y muerto más allá del Edipo hace una articulación de su
coanalistas lacanianos y algunos historiado­ comprender y momento de concluir. Tiem­ del neurótico obsesivo. El tiempo esquivado pasado, presente, porvenir, y de su resto ...
res llaman la duración variable, se opone pos lógicos que subvierten la cronología y tie­ del encuentro del fóbico. El tiempo fallido y
entonces el tiempo de la producción, a la nen su consecuencia en la dirección de la fracasado del perverso y el tiempo del por­ 1 Psicoanalista, ejerce en Medellín-Colombio; Miembro
duración que se inscribiría más en el orden cura y la duración variable de las sesiones venir catastrófico del psicótico. de la Nueva Escuela Lacaniana del campo Freudiano

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XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO XI ENCUENTRO INTERNACIONAL DEL CAMPO FREUDIANO

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001 tguolmeílte en Santo Tomás
1
Se2ún el testimonio de Lacan al pensar este ra hay una falta, discordancia del yo, colma­
nálisis de lo Universidad de Antioquia. en se Sumo Teológico. deseo como deseo de despertar en infracción da. poi una in·,a.g.:::il, "'f..E..:;',udic, dd ispe\o; cr,
2 San Augustín. Lo cuidad de Dios. Ed. Porrúa. México. 3 Aguirre Carlos. Broudel o debate, Venezuela. Fondo
pp. 243-244 y Confesiones libro undécimo. capítulo XV. Editorial Tropíkos. 1998. a la ley del deseo de hacer dormir, que encon­ la segunda el sujeto se barra por la falta de
tramos ya en Freud, vinculado al fantasma. un significante que supone puede suplir, y así
Esta formulación implica una posibilidad se dirige al Otro. Por lo que en esta pareja sim­
v un límite. La posibilidad conlleva la trave­ bólica el concepto esencial es el reconoci­
sía del fantasma como modo de decir del miento, que forcluye, dice Miller, cualquier
deseo, de despertar del deseo y encuentra su pregunta a nivel del goce.
EL DESEO DEL ANALISTA límite en la silenciosa satisfacción pulsional, de La tercer pareja, pareja del deseo, esta­
Y LA CESIÓN ANALÍTICA la que no hay despertar, ni se atraviesa. blece la relación entre el sujeto dividido y el
Lacan lo pone en estos términos al final objeto a. Es la fórmula del fantasma que in­
por NILDA HERMANN de su clase del 1/ 1/ 734: "Después de la ubi­ troduce el a como objeto. No se trata de que
cación del sujeto respecto de a, la experien­ el Otro detente solamente el significante del
cia del fantasma fundamental deviene la pul­ reconocimiento, que por supuesto falta y hace
"No sería exagerado decir que en el Se trata en este caso de introducir una sión. LQué deviene entonces quien ha expe­ necesario que el sujeto busque el objeto en tér­
cuestionamiento del análisis, incesante paronomasia como "forma breve" a saber: rimentado esa relación opaca con el origen, minos de complemento, el a toma entonces
amago, no sólo en la opinión pública sino la incidencia de la experiencia del encuen­ con la pulsión? LCómo puede un sujeto que valor de objeto de deseo con relación a un Otro
mucho más aún en la vida íntima de todo tro con un analista, lo que llamamos sesión, ha atravesado el fantasma radical vivir la pul­ en falta -cf. Significante de una falta en el Otro,
psicoanalista, se cierne la impostura ­ en un cambio de posición del sujeto lo que sión? Esto es el más allá del análisis y nunca del piso superior del grafo del deseo­ y a un
como presencia contenida, excluida, llamamos cesión de goce. ha sido abordado." sujeto también en falta, barrado.
ambigua, contra la cual el psicoanalista se Si bien se trata de una variación ortográ­ Es a esta altura del trabajo de J.­A. Miller
resguarda con cierto número de ceremo­ fica, me interesa enmarcarla en la gramática Encuentro en un desarrollo más reciente en esa clase, que encuentro su lectura de un
nias, formalidades y ritos." general, allí donde S. Freud ha localizado la de J.­A. Miller la continuidad de esta proble­ desarrollo posterior en la enseñanza de La­
J. Lacan' pulsión cf. "Pegan a un niño", para relacio­ mática, se trata de la clase del 18/3/98 de su can que va a permitir, según entiendo, avan­
narla, en términos de confrontación, a lo que seminario Le partenaire­simptóme, en la que zar en la conceptualización del deseo del
Ricardo Piglia, escritor ficcional y ensa­ J. Lacan ha conceptualizado como deseo del habiendo reconocido en la enseñanza de analista respecto del Seminario XI. Me refie­
yista argentino, afirma en su libroFormas bre­ analista. Lacan una forma repetitiva y constante justi­ ro al pasaje de la tercer pareja, pareja del
oes? que el psicoanálisis es una de las formas fica en ella una teoría de las parejas, en una deseo, fórmula del fantasma, a una cuarta
más atractivas de la cultura contemporánea, J.­A. Miller en su homenaje a J. Lacan sucesión. pareja. La pareja del goce. Cito a Miller "La
ya que en medio de la crisis generalizada de pronunciado en el III ENCUENTRO DEL CAM­ La primera pareja entre a­ a', el moi y el primera escritura que puedo dar de la pareja
la experiencia trae una épica de la subjetivi­ PO FREUDIANO EN BRASIL en julio de 1991 i(a), el yo y el otro, es la pareja imaginaria del goce es de nuevo la fórmula del fantas­
dad, una versión violenta y oscura del pasa­ y publicado como EL DESEO DE LACAN3 for­ que encontramos en el piso inferior del grafo ma. "5
do personal. mula una pregunta: Zpor qué usamos dos tér­ del deseo. Y tiene su orden de causalidad en Veremos que lo que cambia es el estatu­
Y hace la observación de que a menudo minos, deseo y pulsión?. la identificación. to del objeto.
los psicoanalistas no explicitan esto. Voy a retomar su respuesta: " ... tratamos La segunda pareja, entre el sujeto y el El sujeto dividido que ha rescatado su
Quisiera hacer de este Encuentro ocasión de distinguir entre dos tipos de querer, dos Otro, calificada como simbólica, es la pareja deseo retenido en el Otro bajo las formas del
para explicitar a mi vez que la sesión analíti­ tipos de voluntad, un querer decir y un que­ del significante. a debe pagar el precio.
ca, cuando no se deja regir por ningún están­ rer gozar." J .­A. Miller plantea una relación de homo­ Vemos aquí perfilarse un movimiento de
dar preestablecido, puede ser el soporte de Allí también formula el deseo como una logía entre estas dos parejas: se puede pre­ inversión análogo al que encontramos en los
un cambio en las condiciones de goce de un cesión con relación a la pulsión. Y el deseo guntar en ambas cuál es el término inicial y Escritos de Lacan que cito " ... la fidelidad a la
sujeto, que autorice la variación ortográfica del analista, en tanto deseo de saber como en ambas los términos están en una relación envoltura formal del síntoma, que es la ver­
propuesta en el título a modo de afirmación. un deseo de acuerdo con la voluntad de goce. unívoca de complementariedad. En la prime­ dadera huella clínica a la que tomábamos

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