Вы находитесь на странице: 1из 54

Incisión #4

COLABORADORAS
Carolina Carrasco Navarrete
Tiare López Muñoz
Verah Miranda Díaz
Catalina Muñoz Fuentes
Andrea Ortega
Francisca Pérez Morales
María Ignacia Valdebenito

EDICIÓN Y SELECCIÓN
Catalina Muñoz Fuentes
Vicente Serrano Muñoz
Incisión #4
Primera edición.
Santiago de Chile, enero 2019.

La publicación de este volumen ha sido posible


gracias a la adjudicación del Fondo de Desarrollo
Artístico Estudiantil (FONDAE) 2018, financiado
por la Facultad de Artes de la Universidad de Chi-
le. Pertenece, por tanto, al patrimonio cultural co-
mún y puede ser utilizado y reproducido libremente.
Prohibida su venta.

Portada: Verah Miranda Díaz (dibujo en tinta china)


Catalina Muñoz Fuentes (edición y serigrafía).

Leucocarbo Ediciones
leucocarboediciones@gmail.com
@leucocarboediciones
Incisión #4
Prólogo

Para Chile y el mundo, 2018 fue un año clave


para la vitalización de la conciencia y autopercep-
ción cultural y social femenina: se ha vuelto mani-
fiesta la particularidad de la mujer que participa en
espacios públicos, la mujer que sufre, la mujer que
protesta, que disiente y que crea. La Mujer es con-
siderada hoy un agente cultural, social y política-
mente peculiar, y ha suscitando una amplia gama de
reflexiones en torno a cómo dialogar, en toda esfera,
con la especificidad de sus propuestas. Acaso en ello
resida una cualidad fundamental común a los múl-
tiples planteamientos próximos al feminismo de hoy
en día: para todos ellos, nunca antes la política había
sido tan cultural; nunca antes, la cultura tan política.

Por consiguiente, cuando un grupo de muje-


res, por pequeño y diverso que sea, toma la voz para
referirse a la Mujer, cada una habla a la vez sobre sí
y sobre todas. Esta clase de enunciaciones tienen la
capacidad de llegar a traducirse en la formulación
de redes de apoyo basadas en la comunicación de
experiencias, procesos y creatividades que abarcan
desde lo más privado a lo más cotidiano. Son instan-
cias como éstas las que propician la configuración de
una identidad femenina dentro del arte. Al heredar
una Historia escrita mayoritariamente en espacios
masculinos, es tarea urgente la identificación y ar-
ticulación de los rasgos propios del arte de autoría
femenina, de modo que las obras puedan trascender
el trazo o la palabra y convertirse en verdaderas invi-

6|
taciones a la reflexión y la práctica.

Es esto lo que procuramos generar con Inci-


sión, una serie de publicaciones de autoría femenina
que da por inaugurado el espacio editorial Leucocar-
bo. Tras una convocatoria abierta, seleccionamos un
grupo de colaboradoras no sólo para dar a conocer
su trabajo, sino también para hacerlas partícipes de
un proceso de creación colectivo; procuramos poner
a las diversas participantes en diálogo tanto con el
equipo editorial como con sus compañeras de pu-
blicación, para generar en conjunto una muestra de
artistas y escritoras que han desarrollado su trabajo
desde una óptica original, recogiendo experiencias
relacionadas con el género de manera aguda y sutil.

Las próximas páginas testifican aproxima-


ciones a la creatividad y la reflexión a través de poé-
ticas frescas, a ratos ingenuas y a ratos abismantes.
La ensoñación y remembranza se encarnan en el di-
bujo suelto, la pincelada gruesa, la palabra encima, la
línea sin cortes. Diversas manifestaciones en diver-
sos materiales y soportes; amplio abanico de forma y
fondo. Con su lectura, dejamos abierta la invitación
a participar en los próximos volúmenes de Incisión;
a asumir en conjunto la tarea de promover la voz fe-
menina que vive, piensa, siente y crea.

Catalina Muñoz Fuentes


Vicente Serrano Muñoz

editores

|7
Francisca Pérez Morales
Santiago, 1998. Estudiante de lingüística y literatura his-
pánica. En 2016 fue galardonada con el Premio Roberto
Bolaño y becaria de la Fundación Pablo Neruda. Actual-
mente trabaja en el proyecto Poemas Abismales, poema-
rio que aborda el descenso submarino como temática
fundamental —el aumento de presión al bajar, el imagi-
nario marino con sus animales y fósiles—, relacionado
siempre al pasado de la autora en un encuentro reconci-
liador con sus ancestras.
Tres agujeros en un telón de agua

a) Mi corazón es
una yesera abandonada
en verano cae la nieve

b) Mis dedos son


mis ganas de morder
mis dedos
uñas cutículas
de tierra y carne abierta

c) Mi corazón es
una fábrica abandonada
donde un día un hombre
descubre que el todo
se puede separar
en huérfanas partes
que se contraen y luego
forman pequeñas bombas
de amor.

Mi corazón es
una olla a presión
una tierra donde nada crece
ni nada muere
todo se divide
en segundos largos
como ríos que se divisan
desde afuera del sitial

10 |
Las máquinas rechinan
las calderas crujen
por el calor que un día
anidaron en sus brazos
de tubos oxidados
los trabajadores a veces
hacen una visita
hacen contacto
con maquinaria muerta
arrugada benigna
la fábrica se contrae
el roce de sus manos
despierta viejos deseos
viejas partículas atómicas
florecen letreros, prohibido
entrar, residuos químicos

Los trabajadores mueren


la fábrica se hace polvo
una y otra vez.

| 11
Cuatro haikús

cada mañana es reversible la osmosis entre dos cuerpos


el calamar la baña en la tina revela el agua en las cosas
un diamante se hace carbón una gota de dolor se evapora

de niña duermes a tu estómago llegan los nervios


dentro de un televisor roto las neuronas conforman
en una hora empieza la pornografía un feto irrenunciable

la osmosis entre dos cuerpos


revela el agua en las cosas
una gota de dolor se evapora

12 |
Verah Miranda Díaz
Santiago, 1993. Artista plástica, escultora, dibujante y
bordadora. Ha participado en proyectos colectivos como
la Escuela Pública de Artes de la Universidad de Chile.
Actualmente realiza intervenciones artísticas públicas y
colaborativas con niñ·s, buscando la diversificación de la
producción y procesos de arte. Ilustró Jumper, libro lan-
zado en 2017 por Francisco Miranda, Editorial Filacteria.
Desarrolla los escritos como un proceso personal de re-
flexión y autoconocimiento, y el arte de manera colectiva
como herramienta de transformación social.
14 |
Estoy oscuro espérame
Tengo que aclarar

| 15
Somos tierra tierra
Andamos buscando fuego
La luz de Uyuni nos abrazó

16 |
¿Y dónde se ven los árboles de la Alameda?
¿Y dónde se escuchan las aves de Pajaritos?

| 17
El agua que escuchaba correr era afuera.
Mi abuelito lavó la ortiga y dejó abierta la llave.

18 |
Me entrego al olvido
No quiero tanto para recordar.

| 19
20 |
Aferrada al miedo, al daño.

La reflexión.
El cambio.
La búsqueda.

Ejercicio de liberación y expansión.


Permitirme fallar, soltar, errar.
Dejar ir.
Suelto y libero mi historia.

Despojada.
Me despojo, me despojan.
¿Cuál fue primero?

No me amarro a nada.
No me ato a nada.
Sueño, me sano, me reconstruyo.

Encuentro y me reencuentro en este paso.


En mis pasos. En esa historia que solté,
las encuentro a ellas,
mis ancestras.

Voy, voy con todas, van conmigo.

| 21
Andrea Ortega Rosales
Santiago, 1999. Estudiante de antropología y arqueolo-
gía. Comienza a escribir como forma de autodescubri-
miento, expresión y liberación personal. Su tema princi-
pal es el cotidiano, la introspección y la problematización
de su identidad chileno-guatemalteca, gracias a lo cual
encuentra una vía para la expresión de la no-pertenencia.
Hasta el momento ha mantenido sus escritos en reserva
pero está gestando un proyecto poético sobre la injusta
situación coyuntural de la inmigración.
i.

El tiempo se disfraza de lluvia, nos refugiamos en paraguas


para hacernos olvidar lo que significa. La lluvia cae sobre
nuestra piel y solo sabemos quejarnos por nuestros zapatos
arruinados. Cae en nuestra piel solo para recorrer cada
cicatriz de nuestro cuerpo.

Hay un lado de nuestra generación que busca en una


pantalla el tiempo que cae. Sin darse cuenta el tiempo es
lluvia y no nadas para salvarse.

Atrapados en cajas negras, nos tapamos la vista y olvidamos


separar nuestros pies de las manos.

| 23
ii.

Hoy llueve y

mis palabras se ahogan de tanto pagar por tu tiempo

ya son cinco años viviendo en pausa, viviendo del recuerdo


de lo que prometiste

Estoy temblando y

me dejaste sin voz o quizás me he dado cuenta que nunca


la tuve

24 |
iii.

Ella se duerme esperando que las estrellas sean polvo.

Todo para no despertar y ver que sus manos siguen ahí,


que sus piernas aun caminan y su corazón palpita sin ordenes
de hacerlo.

Ella se duerme, pero la voz sigue ahí atorada en su gar-


ganta, pidiendo a gritos mudos salir de sus pesadillas.

Ella se duerme esperando que mirar todos los días las ca-
ras infelices en el trasporte público ahuyente a esa voz.

Ella se duerme para olvidar los diecinueve años de su


vida, que parecen catorce, sintiéndose como un dicciona-
rio vacío, una rosa sin fragancia.

Ella se duerme… y no despierta.

| 25
María Ignacia Valdebenito González

Santiago, 1997. Estudiante de artes plásticas. Ha parti-


cipado en numerosos talleres de poesía y exposiciones
colectivas. En 2018 fue becaria de la Fundación Pablo
Neruda y reconocida con una mención honrosa en el
Premio Roberto Bolaño. Actualmente se encuentra expe-
rimentando el accionar del cuerpo, lo que la ha llevado a
propuestas de carácter performático e instalativo, desa-
rrollando paralelamente un trabajo plástico abocado al
ejercicio poético desde la imagen y la palabra.
40 cm x 20 cm
Reproducción n°58 papel bond

Nunca había visto un paisaje


Yo sólo había visto de niña
dos caballos comiendo
que aparecerían en un cuadro
comprado en la feria por mi mamá
para tapar un hoyo mal hecho en la muralla

un
paisaje
aparece
cuando
alguien
mira
algo

Pero los árboles junto al río existen antes que todas las pinturas

El paisaje lo descubrí ahora


Tuve que esperar mucho tiempo
para pagar un bus
y ver este lugar

Acá
los árboles no chocan con los guardapolvos
El agua es una extensión infinita
que no logro mirar si no muevo mi cabeza
Los animales comen del mismo pasto que es nuestro suelo
Y las piedras se amontonan
en la orilla
sin que nadie las mueva

| 27
Eso no salía en el cuadro en mi casa

Yo miraba
frente a frente
Y sólo estaban los caballos
¿Las moscas dónde?
¿El calor dónde?
¿Los mugidos dónde?

Nunca había visto un paisaje


Yo sólo había visto
en calendarios revistas láminas
las fotos de animales comiendo
Alguna que otra laguna
con su agua muy azul y muy verde sus pastos
Había visto montañas bosques hasta nieve

Recorrí todos esos lugares


Sin sonido
ni olores
Porque su espacio se reducía
a estar
Encima de paredes agujereadas
o pegado en el refrigerador
junto a los recuerdos de lugares
en que otras personas habían estado

Yo no poseía ningún paisaje propio

¿Cómo iba a saber


del ruido de los ríos
de la altura real de las montañas
del calor que se siente al andar?
Si yo tenía frío cuando miraba esas imágenes
porque el pasillo era oscuro

28 |
y el refrigerador
estaba en el patio de mi casa

Entonces decidí ausentarme


de todos los lugares que he visto

Devolver las imágenes de otro paisaje


que no eran paisajes

Y quedarme mirando este lugar


hasta que el sol queme mi cabeza

| 29
enfrenamiento de 5 boyas y 4 veraneantes

30 |
pequeño pez que pasas veloz frente a los ojos

miedo a morir
Agónica cáscara de plátano
Para Martín

i
Hincado comes un plátano entre la maleza
¿Será el sol de esta tarde
el que le da al plátano ese amarillo tan luminoso
y a las hojas que pisas ese amarillo tan triste?

ii
Tu boca mastica al mismo tiempo
en que moscas quedan ancladas a la tierra húmeda
Pelusas de un árbol caen encima de ellas

iii
¿Dónde está la cáscara del plátano que acabas de comer?
¿Es aquello lánguido queriendo morir sobre la maleza
amarrilla
pronto a hundirse en la tierra húmeda?

De las moscas se oyen pequeños zumbidos


como si hubiesen aprendido a sostenerse de las pelusas
del árbol

32 |
Tiare López Muñoz

Santiago, 1994. Licenciada en artes plásticas. Ha desarro-


llado el grabado, dibujo, fotografía y animación tradicio-
nal. Su propuesta artística se yergue continuamente en
torno a la ciudad de Santiago, su recorrido emocional,
las vivencias asociadas y el espacio habitado. Hacia 2017,
durante una pasantía semestral en Barcelona, su trabajo
se concentra en el espacio conocido más a mano: su pro-
pio cuerpo, cuyo registro fotográfico da forma a la obra
aquí presentada.
El cuerpo y las emociones están directamente relacionados. Son factores
de cambio el uno para el otro. El emocionar es un fenómeno intrínseco
para los seres vivientes; determina el actuar de los individuos.
Hay diversos estudios que postulan que desde una postura cor-
poral, ritmo de respiración y determinados movimientos, pueden indu-
cir a alguien a un determinado estado emocional, como el Alba emoting
de Susan Bloch. Los hay también que realizan el proceso inverso, estu-
diando los aspectos psicológicos del sujeto a través de sus características
físicas, como el método GDS de Godelieve Denys-Struyf, que relaciona
las tenciones de cadenas musculares a personalidades definidas.
Un cuerpo sometido a un trauma se pliega. La sociedad que ha
atravesado una catástrofe, una dictadura, suma un bache, modifica la
percepción de su cuerpo colectivo y la forma en la que se relaciona con
el mundo desde esa posición.

36 |
El arte no da espacio a la fractura moderna del cuerpo y la men-
te, de emoción y conocimiento. El arte es una forma de conocerse a sí
mismo en distintas facetas. Si la valoramos como herramienta comunica-
tiva, nos percatamos de que por tener el ingrediente sensible, enriquece
el lenguaje de quién lo opera y de quién lo decodifica.
Yo he querido admirar la silueta de mi columna vertebral como
una geografía erosionada por variadas experiencias. He visto mi mapa
sensible retratado en este gráfico oscilante, el de un cuerpo sometido a la
adaptación de un hogar temporal.

| 37
I. Querido Joaquín,

La llegada a Barcelona ha sido fuerte, Te encantaría estar acá.


me abordan muchos conflictos e incertidumbres. Esta ciudad tiene un parecido sospechoso
Deber seleccionar un lugar al que llamar “casa” con Santiago,
me pone quisquillosa, nada me convence demasiado. un parecido que radica en la personalidad.

El barrio de Llobregat me parece peligroso, Esta ciudad fue remodelada.


y pese a ser latina, como la mayor parte No es ni será nunca
de los que viven aquí, una Barcelona como la que habitó Bolaño.
me siento tremendamente ajena,
no calzo para nada. Pero te encantaría estar acá,
y a mi me encantaría
Al menos ya tengo una habitación, que estuvieras acá.
el lugar de intimidad que me protege.
El tema es que suelo trabajar también en privacidad
y aquí me parece torpe encerrarme
y no conocer el nuevo sitio

Querida Giselle,

Últimamente lloro mucho


y al parecer soy incapaz de entender el motivo.
Se me ocurren sólo las tentativas predecibles.
Pienso que este momento es extraño para viajar,
me encontraba echando raíces.

Me duele alejarme de ellas


y no puedo bajarle el perfil
sólo porque será una estancia corta.
Lo cierto es que me da pudor extrañar el hogar
(que son amigos
y mamá)
Estoy hecha un lío porque
no me siento fuerte ni empoderada:
me disipo,
soy polvo
y al menos viento
voy a desaparecer.

38 |
Guacho, Sedusa,

Llevo la proyección de tí acompañándome cada que salgo, Entiendo por qué no nos llevamos tan bien.
cada que revivo la deriva urbana. En realidad, entiendo por qué yo no te agrado
No paro de preguntarme si fue el momento adecuado, y esto
no puedo estar aquí del todo porque mi ser clama tu pre- es mi tendencia a la mímesis.
ciosa compañía. Tú cierras la puerta que me permite
relacionarme contigo desde la empatía emocional.
Así y todo, reviso y, pese al desfase temporal,
un malestar se apodera de mi cuando te pienso con ellas, Por mi parte, veía mucho espejo en ti de mi
y me desagrado a mi misma por sentirlo, pero yo tengo que darle frente a mi identidad.
simultáneamente.
Nadie debería crearse a través del símil o
De una, la aceptación de tu familia diferencia
y de otra su confianza y coraje con otros,
para acercarse a ti en un momento en el cual no desde la comparación la que te indique
yo también quise. donde te posicionas,
Ella sin rodeos y pasando por encima de todas las trabajs si no una atención profunda al interior
que a mi me detuvieron un poco antes. de una misma.

Quisiera con presura superar este apretón de tripas; Me siento feliz de dejar de culpar
posesividad y celos Gracias soledad
es algo que no quiero encontrar al mirarme. crudeza
y reflexión

Levoni, VII

Hoy huelo a otro cuerpo, Me encuentro conmigo y no puedo


“¿qué somos nosotros para ti?” mentirme.
Siempre tuve claro qué clase de interacción
me iba a permitir aquí a la distancia, Aceptar o destruir.
hasta que me lo preguntaste Dejarme atravesar o tomar las riendas.
“Me gustas, claro, pero tengo un lazo Aquí me siento genuina, es verdad.
fuerte que quiero proteger.”
Este espacio que compartimos ya es
íntimo, ¿qué hay después?
Nada, supongo.

Quieres saber con claridad,


y yo, desde la razón,
armo reglas que pienso funcionarán
para no confundirme, pero soy confusa.
Poseo respuestas fijas que funcionan
sólo a corto plazo.

En tanto nos hacemos compañía,


tengo ahora queridos recuerdos
escondidos en calles de Barcelona
| 39
ciudad en la que me volví presa de
deseo y padecimiento de la soledad
Moltes gràcies per tot, meu amic!
Carolina Carrasco Navarrete

Osorno, 1997. Ha estudiado antropología; actualmente


trabaja y explora de manera autodidacta la escritura, des-
de diversas técnicas y formas de expresión, impulsada por
la búsqueda de autoconocimiento. Sus escritos abordan el
espacio femenino desde la identidad y la apropiación del
primer territorio: el cuerpo. Esta es la primera instancia
en que da a conocer su propuesta literaria.
Tengo un jardín lleno de ancestras

I. Tengo un jardín lleno de ancestras. Su tierra es


negra como la que habita bajo Chaurakawin. Y si ando
atenta, me entregan sus secretos subterráneos.

II. A las abuelas se les habla con una silenciosa


telepatía. Y cada vez que me siento entre las plantitas, a
mi piel anochecida le salen raíces: de nomeolvides por la
Adelina, de perejil por la tía Olga, de cardenales, de ruda
y de murtas.

III. Pasa el tiempo sobre una cesta de txeiles. Me


trenzo el pelo junto a ellas, junto a las flores y sus cari-
cias entre silencios vagabundos.

IV. Me siento templada y descalza, como envuel-


ta por el manto que entre todas tejemos. Y una que es
mujer sin raíz, regresa completa desde su origen.

| 43
Claustro

En sus ojos, un vidrio cruje rompiéndose en mil fraccio-


nes estremecidas. Cuando eso ocurrió, se deslizó apar-
tándose encerrada con candados de miedo y llanto invi-
sible. Flamígera, como queriendo convertir toda la tierra
en una brasa viva, hizo uso de la abandonada imagina-
ción: se inventó un agujero en la tierra y se sembró varios
centímetros en el subsuelo, deseando germinar, crecer y
florecer de nuevo. Su entierro la hizo encontrarse con lo
escondido, soñaba sin descanso con los muertos, acaso
porque pasaba las tardes conversando con naipes raídos
y escribiendo epístolas sin destino, aprendiendo a mol-
dearse con las manos, recobrando lo propio, despren-
diendo la cabeza del pasado. A su silencio llega el rumor
desordenado de la superficie. La radícula le da paso a la
raíz y se liga al fin a la tierra con cariño, se recibe la llo-
vizna, se baña por el sol.

44 |
Catalina Muñoz Fuentes

Concepción, 1995. Artista grabadora. En su obra ha ex-


plorado fundamentalmente técnicas marginadas del gra-
bado tradicional. Desarrolla también poesía y fotografía
análoga y digital. Participó en las exposiciones colectivas
Corpórea; siete aproximaciones al cuerpo (2018) y Expo-
sición; tragedia en tres actos (2018); recientemente llevó
a cabo la muestra individual Este mar que es tan grande
(2019). Su tema principal es el agua y la memoria corpo-
ral entorno a los paisajes acuáticos.
i.

Todas las aguas confluirán en un mismo mar


seas río o cenagal
y decantes arrastrando piedras
o descanses suspendiendo mosquitos
reposada en la forma cóncava de las rocas.

| 47
ii.

Me di cuenta donde
el ocaso deposita
la sombra
por donde cae el cerro
proyectando oscuridades
paralelas
en su manto verde
y se levanta
en voluptuosidades
y figuras sinuosas
femeninas.

48 |
iii.

paisaje es quien/
que
te devuelve la mirada

| 49
iv.

50 |
El agua corre siempre
el agua cae siempre
como cotidiana costumbre
es la marea que ha subido tanto
y que a diferencia del fuego
que en su furia de extinguirse erguido
abrasa todo,
el agua

siempre concluye su muerte horizontal


Esta publicación terminó de imprimirse en enero de 2019,
en Santiago de Chile.
/100

Вам также может понравиться