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La respuesta corporal del terapeuta y su influencia en la relación o intercorporalidad

Jean Marie Delacroix. Abril 2011

Con la participación de Jan Knalal, Cynthia Lombardo. Esteban Montejo, Lucia Rojas.
Angélica Zavala, Corina Zavala Villa

Este artículo fue escrito a partir del entusiasmo que surgió en tres seminarios de formación
y postformación llevados acabo dentro del marco del Instituto Humanista de terapia Gestalt de
Myriam Muñoz, el primero realizado en Quito promovido por Lourdes Muñoz sobre el tema
de la empatía. El segundo tuvo lugar en el Instituto de México en la sede de Coyoacán en
febrero del 2011 y desarrollado en Puebla en marzo del 2011 por Laura Romero bajo el título
“La relación terapéutica una relación que sana”- estos tres seminarios fueron organizados en
un todo coherente con una progresión en las prácticas y en la reflexión.

Durante las búsquedas en internet acerca de la empatía encontré un artículo escrito por dos
terapeutas Canadienses: Marie Lise Brunel y Cynthia Martiny, las dos, profesoras de la
Universidad de Quebec en Montreal y autoras de: “Las concepciones de la empatía antes,
durante y después de Rogers. El concepto de intercorporalidad que presentan ellas en este
artículo ha estado en el corazón de estos tres talleres, así como el artículo de Chantal
Deschamps profesora de la Universidad de Laval en Canadá: “La intercorporalidad en
Merleau- Ponty” Un concepto clave para entender la complejidad del cuerpo en relación con
el mundo”.
Este artículo se escribió a partir del taller de México en la sede Coyoacán y de una reflexión
de síntesis hecha al final del seminario por 6 subgrupos de aproximadamente 6 personas
cada uno. El responsable de cada subgrupo hizo una síntesis de cada subgrupo y a petición
mía me la envió. En este artículo encontraremos todas las ideas contenidas en los documentos
de estos grupos.

El concepto campo organismo- ambiente considerado como uno de los conceptos claves en la
terapia Gestalt contiene un elemento que merece nuestra atención. Es el lugar de unión entre
las dos palabras.
Es el lugar de unión que hace posible el vínculo entre uno y el otro. Espacio intermediario
que es la escena donde se trasmite la presencia, la atención, los afectos y las informaciones.
Frontera entre uno y el otro que es el lugar de la empatía pero también de la actualización y de
la reactualización de las modalidades de contacto. Elemento que por su función de unión
cambia el paradigma, del uno se pasa al uno y al otro y a las modalidades de existencia entre
los dos, de esta manera nos encontramos en un sistema interaccional. Luego pasamos a más
que eso: a la globalidad, a lo que se desprende del uno y del otro juntos buscando a través del
“estar juntos” desarrollar la vivencia que es más que las suma de las partes, llegamos así a la
postura de campo.

Este punto de encuentro tanto como espacio de vínculo como de información será el tema
de este artículo. De estos pequeños nadas que hacen la relación o de estas otras pequeñas
cosas que dejan pensar que este espacio intermediario es también el teatro de lo invisible.
Algo que no se puede ver con los ojos exteriores; sin embargo, existe es activo tras
bambalinas y prepara el desarrollo de un proceso de co-construcción de lo que nosotros
llamamos la relación terapéutica. El asunto del afecto y sus movimientos se ubica en el centro
de este debate y del afecto como uno de los elementos importantes que contribuye a la co-
creación de lo que llamamos la relación terapéutica
La cuestión del afecto y sus movimientos esta en el centro del debate y de los afectos como
uno de los elementos importantes que contribuyen a la cocreación de la relación

El afecto, lo que circula entre, de manera visible a veces, pero sobre todo de manera implícita
todavía no visible. Este asunto de la relación visto a partir del entre y de lo que circula en el
entre del afecto y de la afectación siempre me preocupó. Tomo diferentes formas teórico
clínicas a lo largo de mis años de práctica y de reflexión teórica/clínicas. Hoy me lleva a
elaborar sobre el tema de la intercorporalidad.

Dentro de este texto yo haré una síntesis de la evolución de mi pensamiento sobre el asunto
de la afectación y coafectación y de su importancia en la cocreación de la relación. Después
apoyándome en los trabajos de tres terapeutas canadienses desarrollaré el tema de la
intercorporaliedad retomando los escritos de Merleau-Ponty. Terminaré incorporando algunos
puntos que surgen a partir del concepto de intercorporaliedad.

1.Evolución de una reflexión de la afectación mutua en el proceso psicoterapeútico.

Miremos primero las diferentes etapas en mi carrera y mi reflexión que me llevaron hoy a
buscar y elaborar acerca del tema de intercorporalidad.

Cuerpo a cuerpo psíquico


Cuando yo era un joven terapeuta Gestalt, el acompañamiento del paciente a partir del
concepto de continuum de experiencia me llevo a hablar de cuerpo a cuerpo psíquico en (1) en
los años de 1985.
El trabajo a partir del concepto de awarness y del trabajo del continuum de la experiencia
influyó en la metodología del trabajo del terapeuta:
Hay una invitación de parte del paciente: acabas de contarme eso (……ahora déjate sentir,
cuando tu me cuentas eso, que sucede en ti, dentro de tu cuerpo dentro de tu respiración, lleva
tu atención a lo que esta pasando dentro de ti, las imágenes, las ideas, los
pensamientos…..deja llegar todo lo que quiere llegar y si lo quieres ponle algunas palabras en
tu experiencia al mismo tiempo que se desarrolla). Al mismo tiempo el terapeuta está
centrado a la vez en su experiencia personal y en el acompañamiento del paciente.

Personalmente acompaño mucho desde entonces siempre con mi cuerpo, mis manos y mis
movimientos, es así y no es una estrategia y eso sucede de manera sola y dejo que pase.

Los dos, paciente y terapeuta se encuentran implicados en un tipo de coreografía que se


despliega espontáneamente de manera inicial conteniéndonos y después de manera suelta
donde nada tiene más importancia que la experiencia cocreada a medida que se

1
Delacroix, J.M. « Ces dieux qui pleurent », 1985, documento del Instituto GREFOR
despliega. Esto es a lo que llame el cuerpo a cuerpo psíquico. Psíquico significando que no
había contacto físico,en tanto que estábamos involucrados en un proceso de reencuentro de
cuerpo a cuerpo a distancia.
Hoy nombraría eso cuerpo a cuerpo energético. Lo que me fascinaba entonces es lo que de
repente emergía en el campo de la consciencia, una imagen, un recuerdo, el sentimiento de la
presencia, de una persona de la historia familiar de la persona, de un fantasma, esto que llamo
ahora“cosas flotantes” que venían a depositarse entre los dos en el campo,en el espacio
intermediario…. como nombrarlo. Dudo en el uso de un vocabulario conceptual para intentar
lograr nombrar eso. Ello hacía figura.

Los movimientos de afectos en el espacio terapéutico

En los años 95 desarrollé el tema “movimiento de los afectos en el espacio terapéutico” era la
época donde la inteligencia Gestaltista rechazaba el movimiento de la transferencia y por
consiguiente la contratransferencia bajo el pretexto que era un concepto psicoanalítico que se
encuentra bajo el marco teórico del inconsciente, en el sentido que Freud lo había
conceptualizado, lo cual me parece justo.
Si bien es cierto, sin embargo para mí, lo que llamamos transferencia es primero y antes de ser
un concepto psicoanalítico, es un término que busca rendir cuentas de un mecanismo
relacional frecuente que forma parte de manera natural del funcionamiento del ser humano
en su relación con los demás.
Se trata de un tipo de proyección particular en la cual una persona deposita en otra un afecto o
un conjunto de afectos que la concierne en su relación con otra persona de su historia familiar.
Percibo al otro como percibía a mi padre o a mi madre y vuelvo a vivir el mismo tipo de
afecto y la mayoría del tiempo sin siquiera saberlo la mayor parte del tiempo y se da la
respuesta del terapeuta consciente y mas a menudo no consciente de lo que esta proyectado en
él.
La expresión movimiento de afecto me parecía interesante, se trata de lo emocional que pasa
del uno al otro a ratos de manera burda o sutilmente o completamente en lo invisible y que
toma formas diferente y que colorea la relación de una manera particular en el momento en
que se dá.Estos movimientos de afectos que pasan del uno al otro en el momento que existen
son el punto de encuentro entre el uno y el otro. El entre, entre dos se vuelve el espacio de la
circulación de esta energía. Los cuerpos se vuelven el lugar del depósito de estos afectos y
sucede que estos afectos pasan del otro lado de la frontera corporal de la piel.

La teoría de la información en los campos morfogenéticos

A partir de los años 2000 me sentí interesado a la teoría de los campos morfogenéticos y en
las ideas de R. Sheldrake, es muy interesante esta teorí. Intenté entender como su teoría de la
“información” (2) se volvía pertinente en la relación terapéutica y más específicamente en la
relación grupal. Mandamos información no conscientemente alrededor de nosotros que
pueden influenciar el entorno En la situación terapéutica mandamos información a partir de
nuestro cuerpo de nuestros movimientos espontáneos de nuestra respiración de nuestro
vocabulario de nuestro ritmo de palabras, pero
también a partir de lo que pensamos y de lo que no decimos de nuestro estado interno de
nuestra historia contenida en nuestra morfología corpora. Es cierto cada individuo afecta al
otro, en grupo podemos notar redes de afectación a partir de estas informaciones, flotan en el

2
Delacroix, J.M.”Cette nuit j´ ai reve pour le groupe ou le reve en tant que phenomene de champ » en « Rever »
Cahiers de Gestalt-Therapie No.10, otoño 2001
espacio terapéutico y algunas actúan a través de los principios de campo específicamente de
los principios de interdependencia y de
resonancia que se cruzan y pueden cristalizar en un individuo o una situación en una forma
significativa para la evaluación del grupo y de los individuos.

Co-afectación

Esta reflexión me llevo a desarrollar en 2005 el concepto de coafectación (3). Quería subrayar
que el terapeuta y el paciente se influyen mutuamente a partir a partir de esta información que
circula entre el uno y el otro pero también simplemente porque hablando de manera natural y
humanamente la presencia de uno, su cuerpo, su palabra, sus intervenciones, su sexo tiene un
impacto en el otro.
Esta coafectación merece ser concientizada, analizada, hablada y puesta al servicio de la
relación porque contiene a la vez la reactualización de las modalidades de contacto del
paciente pero también tal vez las del terapeuta. Esta situación nos lleva a preguntarnos que
hacemos juntos a partir de lo que somos el uno y el otro y como eso podría estar al servicio
del proceso. Conlleva también a la diferencia: la afectación común se vuelve también la
cocreación de otra historia que no se parece más a la historia pasada a la cual habrá ajustes
que realizar. Una nueva historia que se despliega a lo largo de las sesiones y que se vuelve el
prototipo de lo que podría ser el futuro Si se aprovecha en la pareja paciente terapeuta se
puede volver el fondo renovado sobre el cual el paciente podrá elaborar y crear su vida
futura,su historia del futuro cercano y lejano. Es lo que llamo “la tercera historia” y este
proceso puede también tener un impacto en el terapeuta.

El espacio vibratorio común

En mi búsqueda y titubeos para comprender mejor aquello que también va a ser vinculo y va
a crear la relación a través de la coafectación me ha llevado a retomar la noción del espacio
vibratorio común de Didier Dumas. (4) Este espacio vibratorio común habla en primer lugar
de la relación entre la madre y el infante, entre el padre y el infante. Esa relación de tanta
proximidad hecha de mucha sensibilidades, sonidos, olores, experiencias todas envueltas de
manera amorosa bajo esa característica paternal o maternal. Eso vibra entre nosotros, la
vibración pasa de uno al otro, de manera no verbal, pero sin duda por lo verbal, en tanto que
la parte simbólica no existe aún. Los sonidos emitidos por uno y por el otro, los ruidos ponen
al infante y al padre y a la madre dentro de una gran proximidad, dentro de una complicidad y
una comprensión mutua en la cual los dos cuerpos están completamente involucrados y
disfrutan el instante presente. Esta vibración común, este espacio vibratorio común que lo
podemos experimentar en la etapa adulta en la relación amorosa, pero también enfrente de
otra persona dentro de ciertas prácticas corporales, de respiración y de meditación es el lugar
del fundamento de la unión precursora de la capacidad de crear un vínculo y de la relación
con los otros en el ámbito social. Se introduce así el elemento del sentimiento, de seguridad,
de confianza, de la capacidad para abandonarse e ir hacía, luego la capacidad de desprenderse
con confianza para crear nuevos vínculos y al mismo tiempo la curiosidad, el atractivo por
aquello que no soy y por aquello que esta fuera de mí.
El entre, el lugar de encuentro puede tomar la forma de ese espacio vibratorio común dentro
del cual nos coafectamos de manera íntima y de una manera intima donde puede haber goce

3
Delacroix, J.M. “ La troisieme histoire. Patient-psychotherapeute :fonds et formes du processus relationnel »ed.
Dangles, 2006
4
Dumas,D. “ Sans pere et sans reproche”,ed Hachette, Paris, 2001
por estar ahí simplemente, en vinculo y con toda seguridad y no existe más que ese instante
presente con esa cualidad.

2. La intercorporalidad

El cuerpo y la consciencia corporal siempre han estado presentes en mis formaciones


personales como en mi práctica como terapeuta, formador y supervisor. Han estado presente a
lo largo de mis reflexiones, de mis escritos y de mi búsqueda para servir mejor al proceso
terapéutico y comprender mejor de que esta hecho eso que llamamos la relación como el
proceso de su construcción. Yo considero que el cuerpo y la consciencia corporal es la
fundamentación de la relación. La perspectiva de campo me lleva de manera natural al tema
de la intercorporalidad: eso que pasa de cuerpo a cuerpo y eso que produce más que la suma
de aquello que pasa de un cuerpo de uno al cuerpo del otro y que esta concientizado y que le
da al cuerpo ese estado de cuerpo consciente o de cuerpo como consciencia por retomar el
título del texto de Ruella Frank. (5)

Recordemos lo que S. Schoch de Neuforn escribe dentro de un texto aún no publicado y que
refleja bien el pensamiento de un buen número de terapeutas gestaltistas.” Las premisas
teóricas dan (al terapeuta Gestalt) un lugar particular al cuerpo: no localizan el psiquismo en
el pensamiento o el lenguaje ni en cierta parte del lado de la cabeza. Para ellos el psiquismo
es un concepto que engloba las funciones mentales, emocionales, sensomotrices, que se
articulan en una situación. Es el cuerpo afectado por el ambiente que está en el origen del
hecho psíquico, el cuerpo es como la piel de un tambor que es sensible a todo lo que lo toca y
donde el sonido es el producto de la naturaleza, de sus partes integrantes y de su organización
así como de la manera como es percibido. Cada vez más, el psiquismo está dotado de una
intención, de alguna cosa que de manera permanente lleva a y moviliza aquello que Bergson
nombra el impulso vital que se conjuga con lo que se le ofrece a la persona. (6)

Yo me apoyare en aquello que me surgió a partir de la reflexión del trabajo de los tres
talleres y de los artículos mencionados anteriormente, así como los textos de síntesis de los
participantes en el seminario de México-Coyoacán.

Empatía e intercorporalidad

Es a través de una investigación sobre la empatía que realice para preparar el seminario de
Quito que me surgió ese tema de la intercorporalidad que me permite completar mi reflexión
sobre la importancia del cuerpo en el proceso de contacto y de la cocreación a través de
aquello que pasa de cuerpo a cuerpo en lo invisible. Empatía e intercorporalidad se agregan
así de manera natural a mi reflexión como una evidencia. Son nuestros colegas de América
Latina y de Quebec, que me abrieron los ojos sobre eso que puede ser una laguna dentro de la
comunidad gestaltista francesa: Rogers y el concepto de empatía. La corriente humanista es
oficialmente reconocida por las universidades latino americanas dentro de las cuales se enseña
y la Gestalt explícitamente reconoce y se acepta como parte de esa corriente y es también
enseñada en las universidades. Dentro de los institutos de esos países la base de la formación
de los terapeutas gestálticos es Rogers con su concepción del ser humano y el concepto de

5
Ruella, Frank.”Le corps comme conscience”, ed l´Exprimerie,2005
6
S.Schoch de Neuforn. Capítulo 1: “La specificité de la Gestalt-Therapie” en “Le Grand Livre de la Gestalt” ed
Eyrolles, noviembre 2011
empatía (7). Es ahí donde la cuestión de la relación terapéutica ha sido inicialmente abordada.
El concepto de empatía tiene un lugar importante dentro de los institutos de Gestalt de
Quebec. (8)
Yo recuerdo como en una época en Francia muchos se negaron a incorporar la Gestalt de
manera absoluta dentro de un contexto histórico humanista, bajo pretexto de falta de seriedad
y confusión con la nueva era ¡Subrayemos que C. Masquelier tomo el riesgo de consagrarle
varias páginas dentro de su obra (9) aparecida en 2008.
¿Qué es la empatía? Es la capacidad del terapeuta de sentir al interior de él un aspecto del
mundo interior del paciente o de su manera de estar en el presente. Es tener conocimiento sin
perderse en él. Este concepto de empatía me parece que es completamente coherente con la
concepción contemporánea de la Gestalt tanto como
terapia relacional como en relación a la resonancia de afectos que circulan entre los dos todo
esto visto dentro de una perspectiva de campo.
Si el terapeuta es empático, eso supone que el está ahí, presente, centrado a la vez en él, y en
el paciente y sobre lo que pasa entre los dos. La terapia empática es una terapia de
“conciencia”. Es a la vez depositaria y captadora de cualquier cosa que le pertenece al otro,
así como a las cosas que flotan sobre el campo, bien si eso puede resonar en él a un nivel más
personal. Hemos hablado en otra ocasión a propósito de Rogers del enfoque centrado en la
persona, que puede dar la impresión de estar en un paradigma individualista. Es por ello, sin
duda, que los terapeutas gestálticos franceses dogmáticos no han estado interesados en los
aspectos de la empatía, o bien que algunos los rechazan. El concepto de campo cambia
completamente esta visión de cosas porque nos lleva a tomar en consideración al paciente, al
terapeuta, lo que nos pasa a los dos y lo que pasa a partir de nuestro encuentro, que es más
que la suma de uno y el otro en conjunto y de aquello que pasa entre ellos. No solamente el
concepto de empatía se valida dentro de esta configuración pero es además la base y nos
remite a los movimientos de los afectos que pasan del paciente al terapeuta y que tocan al
terapeuta en su cuerpo.

La corporalidad

Iniciemos en primer término con la palabra “corporalidad”, muy seguido utilizada para
aquellos que hacen referencia al cuerpo. Veamos la definición que da Wikipedia a partir de
los trabajos de Merleau –Ponty:
“Tomando como punto de partida el estudio de la percepción, Merleau- Ponty es llevado a reconocer que el cuerpo propio no es solamente
una cosa, un objeto potencial de estudio para la ciencia, sino que es también una condición permanente de la experiencia, que es un
constituyente de la perspectiva de apertura al mundo y de su bloqueo. El subraya, en tal caso, que existe una consciencia inherente del
cuerpo cuyo análisis de la percepción debe tomarse en cuenta. Dicho de otra manera,lo perteneciente a la percepción significa lo
perteneciente a la experiencia en la medida en que la percepción adquiere una dimensión activa y constitutiva.
El desarrollo de estos trabajos implican por tanto un análisis cuya distinción es el reconocimiento al mismo tiempo de una corporalidad de
consciencia como de una intencionalidad corporal (12) contrastando con la ontología dualista de categorías cuerpo-espíritu de Rene
Descartes, un filósofo al cual Merleau-Ponty había seguido de manera muy atenta a pesar de las diferencias tan importantes que los separan
(13) .El inicio de un estudio de la encarnación del individuo dentro del mundo tendiente a superarr la alternativa entre pura libertad y puro
determinismo como la fisura entre el cuerpo para sí y el cuerpo pare el otro.
Así vemos que para que haya corporalidad, implica que exista un encuentro, interacciones y
simultaneidad entre: cuerpo, percepción, consciencia, experiencia, corporalidad de la
consciencia, intencionalidad corporal en relación con el mundo. Esta definición me parece
que me envía directamente a la manera gestaltista que se construyó a partir de los conceptos
de “awareness”, del ello de la situación como bases del proceso terapéutico y de la
proposición del PHG: el cuerpo como fondo dado a partir del cual pueden emerger figuras.

7
En particular dentro de la formación que se otorga en los Institutos vinculados con el Instituto Humanista de
terapia Gestalt creados por Myriam Muñoz Polit en México
8
Discusión realizada con Georges Vasco, creador y director del Instituto de terapia Gestalt en Quebec.
9
C. Masquelier-Savatier.”comprendre et pratiquer la Gestalt –Therapie »InerEdition, 2008
La intercorporalidad
Son los terapeutas de Quebec, que he mencionado anteriormente , los que me van a permitir
continuar nuestra reflexión.
Después de hacer un recuento histórico del concepto de empatía M.L. Brunel y C. Martiny
nos presentan su manera de seguir la reflexión de Rogers. Ellas se interesan en la
comunicación empática comprendida a partir de la” multicanalidad e interactividad.” La
multicanalidad significa que las comunicaciones interpersonales emergen de los sentidos
particularmente de la visión y la vista y de la mirada en proporción variable los cuales están
hechos de lo verbal, no verbal y para verbal y se producen simultáneamente en el lugar de los
dos que participan en interacción, eso que apoya la idea que se trata de un proceso
necesariamente bidireccional.”
Posteriormente ellas sugieren regresar a Merleau-Ponty para reencontrar el fundamento de
esta participación del cuerpo en la comprensión del otro a través de volver al concepto de
intercorporalidad. Ellas se apoyan en un artículo de C. Deschamps y retoman la definición
que éste último dio.Merleau-Ponty creó el tema en 1945. Para él la intercorporalidad se refiere
al crecimiento que se opera de manera oculta entre su cuerpo y el cuerpo de otros a través de
diversos procedimientos inconscientes como el de la imitación y del mimetismo. Este
cruzamiento permite descubrir no solamente al otro de afuera sino revela la manera interna
oculta, la parte invisible o muda de su propio cuerpo (Deschamps 1995, p.12)
Observemos el vocabulario sensorial utilizado por la autora: sordo, invisible, mudo. Eso que
no se entiende, eso que no se ve, eso que no hace ruido, esas cosas de las que no se pueden
hablar y que están ahí en lo invisible. Ese ello no es despreciado, no estamos en el registro
del inconsciente según Freud. Ese ello todavía no concientizado explícitamente no entra desde
mi punto de vista dentro de la categoría considerada como un todo no consciente, el ello está
ahí, bien presente, dentro de un invisible que ya envía señales para ser conocido, señales que
serán puestas en la atención del que está en el proceso de vivir la experiencia. Es la
consciencia inmediata del campo. Eso invisible llevará al proceso de lo imprevisible, de lo
inesperado ya contenido en aquello que yo llamé hace algunos años, “lo que existe todavía no
concientizado.”
Veamos para ilustrar lo que precede y preparar lo que sigue una de las experimentaciones que
fueron propuestas durante los dos seminarios de América Latina. Se les pidió en principio a
los participantes de centrase en ellos a partir de una movilización corporal con el movimiento,
la respiración y la atención prestada a su cuerpo. Estar dentro de la consciencia de uno a
través de la consciencia puesta sobre la experiencia en curso de manera sola y después frente
a otra persona. Este experimento se apoya sobre los conceptos de awareness y del continuum
de la experiencia en el campo organismo ambiente. Tiene a su vez como objetivo que cada
uno tome consciencia de su corporalidad.
Posteriormente pasamos a una práctica experimental entre terapeuta-paciente. El paciente y el
terapeuta están frente a frente en principio en silencio y son invitados a prestar su atención a
su experiencia interior frente al otro. Posteriormente se les pidió que el paciente pensara en su
problemática en ese momento, lo que le podrían decir al terapeuta y a colocarla a través del
pensamiento o por la imaginación dentro del espacio entre los dos. El terapeuta recibió como
instrucción dejarse sentir lo que le pasa a él dentro de su cuerpo, su emoción, su imaginación
y su pensamiento y dejar venir lo que está presente conectándose con su presencia, su
apertura, su pensamiento, la sensibilidad del paciente y la problemática no verbal expresada.
Fue invitado más tarde a abrir sus brazos y sus manos hacía el cliente sin contacto físico.
Posteriormente le comparte al paciente su experiencia y sus sentimientos y el paciente se deja
sentir como eso resuena con su problemática y su experiencia personal en el curso de esta
sesión experimental.
La sorpresa fue grande para la gran mayoría de los participantes. Constataron la concordancia,
la coincidencia entre la experiencia del terapeuta y la problemática del paciente, después de
que ninguno había dicho nada verbalmente. De igual manera fue
mencionado por todos la importancia del silencio, de estar ahí en presencia del otro,
consciente, abierto sin decir, nada en particular ,de esa postura que consiste en dejar que se
despliegue el proceso estando conectado con el otro sin decir nada. Los pacientes nombraron
también el impacto sobre ellos de haber sido sentidos, comprendidos internamente por su
terapeuta sin haber dicho nada, “el me adivino y yo me pude abandonar y llorar.”
Merleau- Ponty y el cuerpo conocedor

¿Qué pasa entonces y a que nos permite eso llegar ahora?

Algo pasa más que el lenguaje verbal. Eso que pasa por el terapeuta y que está en la
consciencia da cuenta de eso que le pasa al paciente o que resuena en él al punto que lo lleva
abrir ciertas puertas y a ponerlo en un estado de sorpresa emocional, de soltarse y de
confianza. Algo del ello del paciente pasa por el cuerpo del terapeuta puesto en consciencia
presente.

Volvamos a Merleau- Ponty. El escribió: “es a través de mi cuerpo que yo comprendo al otro,
como es a través de mi cuerpo que yo percibo cosas”.

Para el somos un cuerpo conocedor.

La conciencia que nosotros tenemos de nuestro cuerpo y la experiencia que nosotros


construimos en relación con el otro, están en el centro mismo del sentimiento de existencia,
del proceso de existir y de la construcción de la alteridad. En efecto, es por y a través del
cuerpo que nosotros sentimos, que estamos en la consciencia por la atención que prestamos a
eso que le pasa al otro y es por el otro que tenemos conocimiento del mundo exterior y de
nosotros mismos sintiendo y resintiendo ese mundo exterior a través de lo que nuestros
sentidos nos permiten percibir. Es a través de ese cuerpo que estamos presentes en el mundo
y la manera como lo habitamos. Es un cuerpo vivido directamente conectado con nuestra
historia personal y con el mundo que nos rodea.
C. Deschamps comienza su artículo diciendo “ dentro de la perspectiva del cuerpo conocedor
y del cuerpo fenomenal, que en el caso de Merleau –Ponty se añade un concepto capital…Se
trata de la intercorporalidad, esa noción a manera de bisagra que viene a precisar y completar
las posibilidades existenciales del cuerpo, bien sea que nosotros somos cuerpo que siente y
resiente en relación a los otros cuerpos, así como ampliar la concepción que tenemos del
cuerpo en su relación con el mundo” El agrega: desde el punto de vista de la persona, el
cuerpo es su manera de articular, de estar en el mundo: él tiene una visión del mundo y a
través de él aparece la realización y la expresión de una actitud subjetiva propia de esa
persona….En otros términos en tanto que según Merleau-Ponty es un asunto de
corporalidad, eso evoca la idea de una masa carnal cerrada en ella misma o todavía un cuerpo
ideal concebido por la acción de la pura consciencia. Por el contrario, la corporalidad del
sujeto nos reenvía a la evidencia de un sujeto provisto de una consciencia encarnada al
mismo tiempo que es una consciencia ella misma corporal. De esta manera, la persona a
través de su cuerpo mismo es una manera consciente de estar del mundo y muestra
esencialmente una presencia corporal del mundo. Eso que nombra Merleau –Ponty la
consciencia percibida o para retomar el calificativo del filósofo cuerpo conocedor bien sea un
cuerpo que por sus posibilidades sensibles, percepciones y fenomenología toma la
experiencia del mundo” (p.77).
La circularidad

Eso que caracteriza el cuerpo conocedor, sintiendo y sentido es también la circularidad.


El cuerpo conocedor tiene la capacidad de sentirse el mismo, de ser su propio objeto para él,
bien sea un objeto que siente. El está dentro de esa circularidad con el mismo y sintiendo y
sentido por el mismo. El ello circula entre él y el mundo exterior recíprocamente. Tiene la
capacidad de sentir al mundo exterior. Por otro lado, bajo la relación de lo que percibe, de eso
que vive a través de su cuerpo conocedor, cuerpo y consciencia en Merleau- Ponty son dos
aspectos de una cierta presencia en el mundo. Es dentro de este sistema circular que nos
reenvía constantemente al sujeto corporal al mundo percibido por la expresión que se
manifiesta el cuerpo como un estado de reencuentro entre sujeto y objeto y necesariamente
un lugar donde se pone a prueba al otro.
De este modo, nuestro cuerpo sintiendo y sentido se vuelve un cuerpo que busca acceso a un
cierto conocimiento del otro gracias a la atención que nosotros nos préstamos a nosotros
mismos en presencia y consciencia frente al otro. Estamos dentro de una estructura dentro de
la cual mi cuerpo y mi consciencia perceptiva están dentro de un sistema circular y accesible
en dos lados, entre el cuerpo y el mundo y donde el uno ni el otro puede existir ni sentir sin el
otro.
De este modo mi cuerpo como sostén de mi consciencia perceptiva es el que me hace un
cuerpo sentido y sintiendo en relación a otros cuerpos. (p.77)

3. Intercorporalidad, postura terapéutica y descubrimiento por el terapeuta.

De este modo podríamos definir la intercorporalidad por:


-eso que pasa de cuerpo a cuerpo en principio invisible y que busca ser visible a través de
diferentes manifestaciones que afectan al terapeuta en su cuerpo y en su estado interior.
-Del cual es consciente y que busca llevar a la consciencia del paciente gracias a su propia
corporalidad involucrada en el proceso de contacto.
-por esa coafectación de cuerpo a cuerpo donde la corporalidad del uno abre al otro su propia
corporalidad dentro de un movimiento que va y viene creando de esta manera una circularidad
de uno y el otro.

La postura del terapeuta

Desde un punto de vista gestaltista, el fenómeno de la intercorporalidad está completo, la


circularidad es completa, si da lugar a un ir y venir. Eso supone que a partir de la
bidireccionalidad o del ir y venir el proceso de cambio se alcanza verbalmente a partir de la
restitución al paciente por el terapeuta de eso que circula entre ellos. El paciente hace un ir
hacía el terapeuta tratando de probar, o podemos decir depositando en élla, la parte de su
propia historia de manera no consciente e invisible. Eso implica que el terapeuta pasa de la
consciencia inmediata implícita, a la consciencia inmediata explicita, bien sea que está dentro
de su experiencia corporal inmediata (aunque no tenga consciencia de ello), bien sea que esté
presente en el mismo, en el otro, en el mundo, por el cuerpo y por la consciencia que tenga.
Podríamos hablar de cuerpo-consciencia, de estar dentro del cuerpo consciencia y de ir al
contacto a partir del cuerpo consciencia. Este paso es complejo y exigente ya que implica para
el terapeuta un proceso interior exigente:
Estar en la consciencia de lo que le pasa, de cómo está afectado, a qué nivel psicológico,
sensorial, emocional, imaginario, del recuerdo, del pensamiento, de la intelectualización, pero
al mismo tiempo tener en cuenta su estado interior: placer, ausencia, aburrimiento, excitación,
hipervigilante,….presente, lleno de emociones, indiferente, erotizado, vacío, cortado, por otra
parte sin comprender nada, confuso. M Muñoz(10) ha descrito bien toda la gama de emociones
y sentimientos que le conciernen tanto al terapeuta como al paciente.
Reconocer eso, es reconocer eso y no buscar otra cosa que lo que es.
Aceptar que eso está aquí en este momento y que eso forma parte del proceso terapéutico y
que a través de eso recibo las informaciones del paciente, de su estado, su historia, sobre lo
que él no contacta todavía directamente pero que deposita no conscientemente sobre el
terapeuta.
Construir una intervención a partir de eso que vive
Restituirle al paciente de una manera adecuada y en un buen momento eso que siente en su
presencia y que el espera del terapeuta para poder continuar en su búsqueda de su necesidad
de que yo necesito sentir que existo para poder seguir con mi camino de crecimiento.
Aceptar ser el depositario de cualquier cosa que le pertenece al otro de incorporar eso que
pasa por mi carne, por mis tripas, no es algo mental, aceptar ser momentáneamente como
desposeído de uno mismo y de ser habitado dentro de su cuerpo por un elemento o un aspecto
del otro.
Aceptar ser eso que llamo una conciencia auxiliar. El paciente de manera no conscientemente
sale de tal manera que el terapeuta tenga acceso a un aspecto del mundo interior de él. De esta
manera el terapeuta precede al paciente dentro del proceso de concientización. El terapeuta
sustituye a la consciencia que aún no está abierta del paciente, a eso que le pasa al paciente y
que pasa en principio por la corporalidad del terapeuta. Él se la restituye a fin de que abra su
consciencia y su experiencia de ese aspecto ahí.
Desde mi punto de vista, el fenómeno de la intercorporalidad está completo en la medida
donde la circularidad se anuda y donde el regreso del terapeuta a partir de la situación y del
cual esta aware permite la apertura, la emergencia de una figura y con ello el despliegue de
cualquier cosa que está ahí queda en el fondo.
Eso pasa por la corporalidad del terapeuta, dicho de otra manera:
Por el tránsito por su propio cuerpo sentido y sintiendo.
Por su cuerpo conocedor
Por su cuerpo con la capacidad de circularidad y sintiendo cualquier cosa del otro.
Por el cuerpo de él dando la posibilidad de ser existente en ese momento en su relación con el
otro y gracias a su relación con el otro.
Por la aceptación de: “yo me siento existir en ese momento con este cuerpo ahí y con el que
me hace sentir y yo me siento existir con aquello que me da el otro de sentir su propia
experiencia que él no sabe todavía lo que él me hace sentir.

El desarrollo por el terapeuta de la co afectación en la situación

Y Martínez (11) psicoterapeuta mexicano gestaltista y existencial nos invita en su obra a


integrar la corporalidad en el trabajo terapéutico. “la visión de Merleau-Ponty nos invita a
integrar la corporalidad dentro del trabajo terapéutico, ya que la existencia de la persona no es
vista como cualquier cosa en que el cuerpo y el espíritu están cortados el uno del otro.
Nosotros tenemos un cuerpo, somos cuerpo “(p.265). Agrega ese autor que ese cuerpo que
somos es uno que capta al otro y que ese fenómeno resulta una herramienta clínica para
alimentar y hacer que el proceso evolucione.
Yo compruebo como formador y supervisor que los terapeutas gestaltistas han desarrollado
una habilidad para sentir y estar en la consciencia de su experiencia con el paciente. Pero muy

10
Muñoz .P,M. Emociones, sentimientos, necesidades. Una aproximación humanista, 2009.
11
Martinez, Y.A.” Filosofia existencial para terapeutas.Ed.LAG, México 2009, creador y director del Instituto de
psicoterapia existencial de México.
seguido son tímidos en utilizar sus sentimientos como una fuente de información, así como
elementos de circularidad, como parte de la unidad campo organismo ambiente y en tanto
como herramienta clínica. Yo no me atrevo a eso….yo no le puedo decir eso, yo no estoy ahí
para hablar de mí… no lo va a soportar…. se va a ir…Esto es el género de reacciones que yo
escucho seguido, sostenido por una introyección aún más fuerte: el terapeuta no habla de él
con el paciente. Esta frase es típicamente reflejo de la posición individualista.
Cierto que debemos ser prudentes. Esto presupone en principio que el terapeuta Gestalt haya
aceptado e integrado el paradigma de campo con sus principios de interdependencia, de
interconexión y con el hecho que la globalidad la que nos interesa y eso que pasa por el uno y
por el otro pertenece al proceso, a la construcción de la relación, al ello de la situación. La
perspectiva de campo se apoya sobre el principio de ir y venir, o de la bidireccionalidad por
retomar el término mencionado anteriormente. Cuando el terapeuta abre al paciente alguna
cosa de la cual tiene consciencia a partir de la “multicanalidad” a través de alguna de las
modalidades de la experiencia, abre alguna cosa que le pertenece a ambos, a la situación y a lo
le pasa a él.

Dentro de una mirada de campo, lo que el terapeuta abre, no es solamente suyo, pertenece al
campo lo cual se le ha hecho consciente. Es lo que el campo le esta demandado transmitir.
En base al principio de contemporaneidad, el formula como hipótesis que eso que aparece en
ese momento, que eso tiene un sentido en el proceso del momento y que es el momento de
devolvérselo al paciente. Eso habla de su involucramiento en el proceso y de un
involucramiento coherente con la perspectiva de campo.

¿Cómo hacerlo?

No hay trucos ni recetas


No obstante mis tentativas de intervención durante numerosos años, mis investigaciones de
formación, mis observaciones clínicas y la coreflexión en numerosos seminarios de formación
y supervisión me han llevado hoy día a considerar tres tipos de intervenciones posibles:
Estar en plena consciencia de lo que me pasa a mí como terapeuta y seleccionar como lo incorporo en el
pensamiento o por la imaginación entre el paciente y yo y esperar.
Concretamente yo miro el espacio terapéutico, al paciente, a mí y al espacio entre nosotros y
pongo al centro lo que siento, mi emoción, mi imagen y respiro. La sola consciencia por el
terapeuta de lo que pasa en él y su intención poner eso entre los dos es una intervención.
Estando en la plena consciencia de que su experiencia al estar poniéndola en el espacio
terapéutico influye el campo y el self como fuerza actuante y como agente integrador va a
realizar su trabajo.
Vean un ejemplo: Imágenes de violencia me pasan por mi cabeza. Yo estoy extrañado porque
no veo la relación posible entre esas imágenes y el contenido de lo que me dice mi paciente.
Yo no digo nada acepto que eso está pasando entre los dos por el pensamiento. El paciente
continúa su discurso y la sesión termina. La semana siguiente el viene y me dice que tuvo un
sueño. Yo lo siento molesto. Termina por contármelo. Es un sueño dentro del cual hay mucha
violencia. Así por primera vez me habla de situaciones de violencia dentro de las cuales él
está implicado.
Esta primera propuesta puede preparar una, u otra o dos otras intervenciones.

La utilización indirecta de la información. Esta es la que yo utilizó más frecuentemente. Veamos


una ilustración: Luego que este paciente me habla de su vida cotidiana, yo siento un dolor en
mí estómago. Yo estoy sorprendido porque no tengo el hábito de estar mal del estómago. Yo
me quedo sintiendo esa sensación, la reconozco, la acepto que eso forma parte de mi
experiencia del momento con esa persona. Posteriormente yo le señalo lo que he comprendido
de lo que me ha dicho y agrego:
T: Yo estoy un poco sorprendido, de eso que siento que me viene cuando le escucho, es la
palabra estómago. ¿Acaso eso le recuerda alguna cosa?
P: Eso no me sorprende. Yo seguido estoy mal del estómago…
T: Y Ud. nunca me lo había platicado
P: …. (Silencio) no…no es interesante…..yo no vine por eso……
T: Eso me viene en este momento cuando me habla de su vida cotidiana. Es que encuentra su
vida interesante?
P: Silencio, ella empieza a llorar y hablarme de sus angustias que se le presentan en su
estómago por la tarde cuando está sola en su casa.

En general la información recibida por el terapeuta y regresada por él de esta manera toca y
abre cualquier cosa del fondo que busca salir y que va hacer figura. Yo seguido escucho esta
reflexión ¿Cómo lo sabía Ud.?

La manera directa

Este paciente me habla de su vida de pareja y de su relación con las mujeres:


T: Al mismo tiempo que Ud. me cuenta esto yo me siento invadido por una vaga tristeza,
tengo la imagen de un pequeño niño triste…..Eso que yo siento de golpe le recuerda algo?
Dentro de esta manera de decir lo que siento, ¿es algo que yo siento le recuerda alguna cosa
Ud.? es igualmente importante que la propuesta precedente. Esta formulación significa la
posible circularidad y el hecho de que la experiencia del terapeuta es inducida de manera no
conscientemente por aquello que está en el fondo del paciente se coloca en el terapeuta o ha
estimulado por resonancia alguna cosa que le concierne que puede ser de él también.
P: Si, veo que Ud. tiene lágrimas en los ojos, si yo estoy triste porque me viene a veces un
viejo recuerdo al mismo tiempo que hablo de mi pareja.
Él me cuenta el recuerdo que cuando era pequeño lloraba y pedía, escondido
en la parte de atrás de la casa, mientras su mama llegaba de haber sido hospitalizada. El me
diría en la próxima sesión que al verme con esa emoción fue un apoyo para reconectarse con
su recuerdo temeroso y sobre todo eso le hizo bien y se sentía menos solo. Posteriormente
agregaría: estoy menos tenso con mi pareja…yo creo que era por lo que había recordado.
Yo creo que esta manera de intervenir puede ser utilizada cuando el terapeuta sienta que la
relación es suficientemente buena y que están de alguna manera ligados por cierta
complicidad.

Los tres tipos de experiencias del terapeuta

Todas estas reflexiones me llevan a distinguir tres tipos de afectación en el proceso


concernientes al terapeuta.

La afectación del contenido. Cuando el paciente cuenta alguna cosa que es muy dolorosa el
terapeuta es tocado por el otro y por aquello que le surge. El ser humano que es puede ser
afectado naturalmente por el discurso que el paciente le hace de eso que emerge en él. Es
justo constatar eso y ser vigilante y no identificarse en exceso con el paciente y su historia.
La afectación de la relación. El terapeuta es afectado por eso que pasa entre él y su paciente
y por las maneras de ser o de hacer del paciente con él. Es una afectación relacional que puede
dar información sobre la historia del paciente que está en proceso de reactualizarse dentro del
proceso. Puede ser también una manifestación contratransferencial a partir de eso que es la
historia del terapeuta que se reactiva en el ahora y aquí. El terapeuta debe estar vigilante y
llevar eso a supervisión. De todas maneras si eso le concierne, si esa afectación ocupa un
espacio importante, está inscrito dentro de eso que pasa entre los dos en ese momento del
proceso y eso habla del paciente y de lo que caracteriza la situación en ese momento. La
supervisión es importante para que la intervención del terapeuta no sea una intervención
reactiva y o defensiva en relación a su propia historia que sale a la superficie. Algunas veces
algunas intervenciones son intelectualmente justas y hechas en el momento adecuado pero el
tono de voz o el vocabulario utilizado pueden contener una contratransferencia reactiva y
llevar a una ruptura en el contacto y afectar la alianza terapéutica y la confianza.

La afectación que viene del campo informado- informador. Es eso que genero una
erupción en el terapeuta y que parece que quito una barrera en relación a lo que pasa en ese
momento. Es la experiencia, el sentimiento, la imagen, el pensamiento, el recuerdo, el
fantasma que de repente habita en el terapeuta y que algunas veces se impone y que nos toma
de sorpresa, y que algunas veces el malestar genera en él una reacción de poner cierta
distancia o rechazo. Si eso llega en ese momento, es que eso tiene un sentido dentro del
proceso. Todo eso que pasa, es pertinente al momento en donde eso pasa. Este género de
eventos es muy interesante porque provoca sorpresa y desequilibrio. No parece ser del mismo
nivel lógico que eso que pasa o se dice. Crea algo inesperado en el terapeuta, una ruptura
dentro de un nivel lógico que puede convertirse en confluencia o deflexión. Esta ruptura es la
que es interesante. Eso me lleva a hablar del campo como” campo informado-informador”.
El campo está constituido por las informaciones que circulan y que crecen en lo invisible. Una
información que circula entre los dos de manera invisible se pone en el terapeuta dejándolo
perplejo. Dentro de una perspectiva de campo, el terapeuta es afectado por las informaciones
que se depositan en él y que están en espera de ser reveladas. ¿Y quien las puede hacer sino
el terapeuta?
Vean un ejemplo. Esta mujer me habla de todo y de nada con una cierta indiferencia. De
repente yo soy invadido por fantasmas sexuales muy crudos, que trato de mantener a
distancia. Yo estoy sorprendido y en desequilibrio. Pero eso se impone, a tal punto que ya no
la escucho más. Al mismo tiempo, yo no le puedo revelar los fantasmas que me habitan en ese
momento. Entonces entro interiormente dentro de ese proceso que consiste en verme y
aceptarme con lo que me llega y pongo una intervención: la reformuló y agrego: yo estoy
sorprendido por lo que me viene ahora y que no tiene relación con lo que me dices y la
palabra es sexualidad. Esta intervención no provoca ninguna sorpresa ni reticencia en ella, al
contrario fue muy fuerte y le permite decirme que ella seguido está habitada por fantasmas
sexuales en lo que concierne a su relación con los hombres, que ella jamás había hablado de
eso a nadie porque” eso no se dice” y mi sorpresa fue comprender que esos fantasmas que
pasaron por mi cabeza anteriormente eran de ella.

Estamos en la circularidad y la restitución por el terapeuta envuelto en la circularidad que


abre el campo de consciencia del paciente, de su palabra y emoción. Eso que le hacía figura al
terapeuta venía del campo informado-informador que ahora le hace figura al paciente. Esa
coafectación utilizada como herramienta clínica útil contribuye a la cocreación de la relación
a partir de la corporalidad e intercorporalidad.La cocreación del proceso relacional es un
proceso de encarnación que pasa de cuerpo a cuerpo y que toma forma en la construcción del
proceso relacional sobre el fondo de un cuerpo a cuerpo concientizado y que sirve de apoyo
a la sensibilidad al principio y después a la búsqueda de sentido.Lo sensorial contiene el
sentido. Comprende el sentido que estará en uno frente al otro en el momento que pasa, ese
sentido que reside en la búsqueda de un ser integral y de un ser apoyado en su existencia y
dentro de su ser total.

Intercorporalidad y reflexiones diversas


Esta reflexión a partir de las informaciones y los afectos que circulan entre el paciente y el
terapeuta visto a través del concepto de intercorporalidad, genera una serie de prqguntas y nos
lleva a precisar y revisar algunos temas. No obstante, ello yo voy a presentar rápidamente los
puntos de reflexión que me surgieron a mí al terminar este texto:frontera, frontera-contacto,
intimidad, silencio- ritmo –temporalidad, presencia, amor dentro del contexto terapéutico. Por
otra parte, sería interesante hacer una investigación para ver como las neurociencias validan
las hipótesis emitidas a partir de la observación clínica orientada desde la intercorporalidad.

Frontera y frontera contacto

El concepto de intercorporalidad vuelve a poner en cuestión la frontera-contacto.


La frontera-contacto es indisociable del concepto de experiencia.Se define por la experiencia
que se desarrolla en el punto de encuentro que se da entre organismo y ambiente. La
experiencia es aquello que surge y que se vive de una manera particular, concientizado a
partir de la chispa, del choque, provocado en la zona de contacto por la interacción,
interpenetración de dos organismos creando un mismo campo energético.La frontera contacto
se puede definir a partir de cuatro parámetros:
-Lugar de encuentro entre un organismo y su entorno,
como el lugar bien sea de actualización y reactualización de las modalidades de contacto o
de lo que algunos denominan flexiones o bien sea el lugar de los ajuste creativos,
-por el conjunto de eventos que se dan ahí ya sea que por su especificidad son para acercarse
y diferenciarse,
-Por el conjunto de eventos que se ponen en movimientos como espacio intermediario y
lugar para depositarlos,
- Por la experiencia intima que se genera entre los organismos involucrados en la cocreación
de la relación.

Con el concepto de intercorporalidad, nos podemos dar cuenta que la experiencia es profunda,
no surge sólo en la superficie. No se trata sólo de lo que pasa en la frontera entre uno y
otro,estamos dentro de aquello que penetra más allá de la frontera física del terapeuta y que
entra al interior de él, que afecta su psicología, su estado interior, su imaginación, su
capacidad de pensar. Metafóricamente lo podríamos ver como una superficie espesa al interior
de la cual el ello entra en nosotros sin saberlo, como el espacio de reencuentro donde el agua
moja la arena de la playa y donde la arena se deja mojar por el agua.
La metáfora de la piel es frecuentemente utilizada cuando se habla de la frontera, la piel
como frontera entre lo interno y lo externo del cuerpo, la piel del tambor que vibra cuando es
tocada por las manos y los dedos. Estamos en una frontera porosa de la piel, aquella del
terapeuta que se deja impactar, por aquello que flota de manera invisible en el entorno, pero
también por lo del paciente que deja salir de él aquello sobre lo que va tratar y que el
organismo del terapeuta recibe. Es un proceso que pasa de manera invisible, dentro del cual
el ello pasa del interior de uno al interior del otro. Para los lectores que estén familiarizados
con la teoría del self podríamos decir que el ello de la situación se caracteriza por ese
movimiento que va de uno al otro, de la parte interior a otra. Hay idas hacía que se realizan
de manera no consciente dentro de lo invisible que se manifiestan en la fisiología, en la carne
del terapeuta, dentro de los distintos partes de su organismo. Para aquellos que están
familiarizados con la PGRO (psicología Gestaltista de las relaciones de objeto) y la escuela de
G. Deslíe, podríamos decir que los micro-campos introyectados por el paciente penetran
dentro del mundo interno del terapeuta.
Hemos visto que les pertenecen, desde luego cuando vamos hacía el paciente a partir de lo
que él paciente ha depositado, de poner en la frontera entre los dos aquello que se manifiesta
de cuerpo a cuerpo, de organismo a organismo, de psiquismo a psiquismo.

Es necesario distinguir entre frontera y frontera-contacto. Esta la frontera del paciente, la del
terapeuta y lo que pasa entre las dos fronteras. “La frontera es el espacio físico, emocional, e
intelectual que la persona ocupa en el universo., es así como la define A. Duscheesne y
G.Lepine (12), y ellos agregan” El terapeuta ayuda al sujeto a contar con una frontera y una
cualidad de presencia que le permita respetar y atender mejor sus propias necesidades de
relación. La frontera sana reemplaza poco a poco la frontera defensiva que se ha vuelto
nefasta para él”. El terapeuta está muchas veces sujeto a una prueba particular: conservar o
reencontrar su frontera de él, en la medida que es impactado por alguna cosa del mundo
interno del otro.

Lo intimo

La relación se construye a partir de un proceso muy íntimo: es la interpenetración corporal de


uno por el otro, ese cuerpo emocional y energético. Eso se desarrolla a partir del dialogo que
se realiza al principio por el lado de las palabras, dentro de alguna cosa que podríamos ver
como muy arcaica y que evoca esa fase del desarrollo del infante en el curso de la cual los
padres, padre o madre están en gran proximidad orgásmica, donde todo el ser está
involucrado. En esa fase donde el padre o la madre siente, adivina y precede al infante en sus
sentimientos y dentro de sus necesidades evoca la noción de un “espacio vibratorio común”
presentado por D. Dumas.

En el artículo mencionado en el párrafo anterior. A. Duschesne y G Lepine presentan el


proceso terapéutico como el lugar de la creación de la intimidad: el proceso terapéutico es un
espacio de intercambio relacional afectivo entre un terapeuta y su paciente, espacio
suficientemente seguro para permitir al sujeto la revelación profunda de él¿Que existe de más
íntimo que ese tipo de “ contacto” particular. Que ese ir, que es un ir que pasa de cuerpo a
cuerpo, que es aceptado, reconocido y que se convierte en el apoyo para la emergencia de
figuras, de intercambio de afectos y de un intercambio verbal.
“La intimidad designa el lugar emocional que se vive dentro de ese encuentro emocional.
¨Permite la construcción de una nueva historia relacional que está en el centro de la sanación
y que permite la transformación. Uno de los objetivos del proceso interpersonal afectivo
produce un cambio en la estructura de adaptación profunda dentro del funcionamiento
psíquico y relacional.” Esta nueva historia evoca lo que yo llamo” la tercera historia esa que
se elabora sobre el fondo de dos otros, el del paciente y el del terapeuta. Para estos dos
terapeutas, la capacidad de crear esa relación íntima se convierte en el principal criterio de “
salud orgásmica” del ser humano. Nosotros utilizamos el término “organismico” para
designar el campo de la experiencia completa del sujeto (lo físico, lo emotivo, lo energético,
lo psicológico y transpersonal). Preferimos utilizar esa palabra para evitar la oposición físico-
psicológico que no existe más frente a los progresos alcanzados por el desarrollo de las
neurociencias.

Ritmo-Silencio, Presencia, temporalidad


12
André Duschesne et Ginette Lepine, “La porcessus de psychotherapie: une experience d´intimité# en
Neurosciences et psychothérapie », ed Liber, Montreal, 2009
Este avance implica disminuir el ritmo, dejar que el proceso se desarrolle, Es dentro del
silencio que el ello se va amasando dentro del ello de la situación, que el ello pasa del uno al
otro que prepara lo que tendrá venir para que eso detone la capacidad del organismo para
autorregularse.
Es dentro del silencio que se instala la tensión que va a poner al organismo dentro de un
estado tal que cualquier cosa va a surgir para restablecer la homeostasis. Permite la
transformación de chronos en kairos.Ciertos helenistas traducen la palabra kairos por el ”
momento oportuno” (13), es dentro de ese silencio y gracias a la emocionalidad que provoca,
tanto en uno como en el otro que va a surgir el evento “organismico” en el momento
oportuno, en el momento adecuado que puede cambiar cualquier cosa.
Si el espacio está muy lleno de palabras y tentativas del terapeuta para comprender con su
cabeza y sus teorías a partir del contenido, va a pasar de cabeza a cabeza. Efectivamente
podemos estar de cabeza a cabeza y de intentar comprender. Esa forma tiene el riesgo de ser
insuficiente si no se acompaña de cuerpo a cuerpo y de corazón a corazón.
La presencia atenta y consciente del terapeuta a veces es más eficaz que las palabras. Las
palabras tienen más impacto cuando están envueltas y potencializadas por el silencio dentro
del cual la corporalidad de uno y el otro se pueden poner a prueba. La presencia del terapeuta
su capacidad de desarrollar por el mismo el awareness: está ahí poniendo atención sobre su
experiencia física, emocional, intelectual y energética en relación con el paciente. Es esa
disposición la que va a crear la alianza terapéutica, el clima de confianza y que tendrá una
influencia sobre la capacidad del paciente de soltarse.Es también esa capacidad de estar
dentro de una frontera corporal y emocional suficiente para poder existir separado del
paciente, permanecer el mismo integral aceptando ser el depositario de alguna cosa del otro.
Eso que contribuye a crear un vínculo, eso que pasa de cuerpo a cuerpo dentro del silencio
envuelto por la presencia del terapeuta y que es luego simbolizado y transformado en la
palabra por el intercambio verbal dentro de una relación que se cocrea a medida que se
despliega el proceso.

El amor en la terapia

El último coloquio del CEGT (14) nos ha sensibilizado del tema del amor en la psicoterapia,
El aspecto de la intercorporalidad nos lleva a reflexionar sobre ese tema, sobre el estado
interior del terapeuta frente a su paciente, sobre sus sentimientos profundos, sobre su
disposición particular de estar ahí, sobre sus profundas motivaciones.

El terapeuta se pone con todo lo que es y que comprende su cuerpo .

Hace una ofrenda del mismo al paciente, al proceso, a la relación, al nacimiento y al


desarrollo de una nueva historia.

Esta al servicio de. Es un barquero que acompaña a sus pacientes en sus pantanos, en sus
zonas negras, en su confusión y en su división.

No tiene porque no aceptar ser el depositario de lo “malo” del paciente ( en el sentido de M.


Klein) dentro de su cuerpo, sus sueños, dentro de su casa, a tal punto de a veces ser

13
Traduccción de Alain Fouchard helenista y profesor de historia antigua de la Universidad de Grenoble.
14
Coloquio del GEGT. Enero 2011 en Toulouse.
perturbado y de perder su referencia. G. Deslile (15) describe bien esos estados que a veces
atraviesan al terapeuta y que nosotros seguido denominamos como identificación proyectiva.:
“ esta presencia resonante, esta confluencia dominante despoja también al terapeuta de ciertas
de sus protecciones.Es abrirse a la atmosfera del paciente, es dejarse llevarse por la fantasía:
es así dar permiso al aduanero de la frontera-contacto y arriesgarse al tránsito de cuestiones
peligrosas: las experiencias intolerables del paciente. Esa infiltración, a veces invasión pone
en acción un desequilibrio en la parte derecha del cerebro del terapeuta. Su sentimiento de
competencia y su comprensión efectiva están amenazados por ese material implícito aún no
nombrado y a veces caótico que viene a trastornar su mundo interno…Por lo que toca a la
competencia interactiva, cae dentro de una comunicación prosaica involuntaria de afectos no
modulados”
Yo conozco esos estados muy bien, de terapeutas que los reciben de personas con un gran
sufrimiento narcisista que son atacados en su integridad organismica de manera puntual o a
veces de manera amplia.
¿Porqué entonces realizar ese trabajo y exponerse a recibir el sufrimiento del otro al punto de
estar tocado justo en nuestra integridad? El terapeuta a veces esta confrontado con este asunto.
El ser humano que esta frente a él en sufrimiento le toca profundamente y le da la oportunidad
de desarrollar su humanidad y de contactar a veces lo no humano en él en busca de
humanidad. Todo eso permanece muy misterioso: estar ahí y permitir al otro dar luz sobre un
aspecto de su propio misterio es una cosa estimulante. Debe ser uno un aventurero de la vida
y de la relación, un explorador que se arriesga dentro de ciertas zonas del otro y que el otro no
conoce todavía por acompañar al otro en su alteridad y dentro de su proceso de individuación.
Necesita tener un poco de generosidad y de humildad.
Es su humanidad y su capacidad de reencontrar sus fronteras, para luego poner en palabras lo
que pasa, para posteriormente entrar en la relación con eso que va a permitir continuar y amar,
eso que se hace sin masoquismo y es eso lo que le va a dar fuerza para atravesar el pantano
con el paciente.

Llegamos a una lógica dentro de la cual no es sólo yo el terapeuta es el que trabaja, sino que
me ofrezco con mi disponibilidad, mis conocimientos, mi experiencia, mis titubeos, estoy al
servicio del proceso, las informaciones pasan por mí, yo las acepto, yo las trato y las restituyo
al otro y al proceso. Yo estoy al servicio de…. Yo me permito soltarme, permaneciendo
siempre vigilante e involucrado. Me pertenece a mi buscar los lugares y recursos y a veces de
limpieza interior.
Esto requiere de mucha humildad por parte del terapeuta, que tenga confianza en él como
fuerza que activa y si está abierto a la dimensión transpersonal que se conecte con lo más
grande de él. No es raro, dentro de la intimidad de las conversaciones entre colegas escuchar”
yo escucho y rezo”
Es lo que yo llamo en el terapeuta “ brindar su amor”. Su capacidad de abrir su corazón, de
aceptar atravesar eso que hay ahí, establecer confianza, quedarse a pesar de todo. Me gustaría
hablar del “terapeuta amoroso”, pero eso se puede prestar a confusión. Yo no amo a mis
pacientes como amo a la persona con la que tengo una relación amorosa. Amo trabajar con
ellos y yo siento que habito en ellos por un impulso de curiosidad, un movimiento interior
que hace que yo atraviese eso que haya que atravesar. Llegamos a eso que B Blin y B. Chavas
(16) escriben: “ El amor no es algo que existe entre uno y el otro, pero eso que se revela
cuando el uno y el otro se acercan. El verdadero reencuentro de dos seres, de dos diferencias,

15
G. Deslie.”Une neurodynamique du self en dialogue thérapeutique » en « Neurosciences et
psychothérapie « ed. Liber, Montreal, 2009
16
Bernadette Blin et Brigitte Chavas. “Manuel de psychothérapie transpersonal” InterEditions, 2011
abre el espacio de amor. Luego no es el amor que esta en nosotros o entre nosotros, somos
nosotros los que estamos dentro de la más grande vastitud que es el amor”

Conclusión

Hemos tratado a lo largo de este texto los movimientos de los afectos dentro del proceso
terapéutico y su tránsito por el cuerpo del terapeuta. Empezamos a explorar el concepto de
intercorporalidad con todo aquello que implica a nivel teórico como a nivel práctico y la
postura del terapeuta.
Terminaremos con algunas reflexiones que vienen de algunos participantes del seminario de
México –Coyoacán que he mencionado anteriormente:

El cuerpo del terapeuta es un lugar donde se establece y se inscribe de manera espontánea lo


que vendrá del paciente. La respiración es la herramienta que le permite al terapeuta abrirse
a su silencio y a disminuir el ritmo poniendo la intencionalidad de manera plenamente
consciente. Su centramiento ayuda al silencio y aumenta la intensidad de las sensaciones.
El discurso, los movimientos, las expresiones del cliente son recibidas por el terapeuta a nivel
perceptivo, generando en él sensaciones internas. Sentir al otro, después el interior de
nosotros mismos, es mantenerse en la contemplación de nuestro cuerpo afectado por aquello
que le concierne al paciente y da una gran eficacia a la comprensión empática.
La construcción de la relación puede verse como el fondo a partir del cual se desarrolla el
proceso terapéutico. Se sostuvo que la co construcción de la relación y el proceso se
confunden ya que ambos están íntimamente relacionados.
La emocionalidad del terapeuta le permite al paciente abrir su propia subjetividad y le da la
capacidad de entrar dentro de un contacto adecuado.Si el paciente se abre a la experiencia y
si alguna cosa de él me llega recíprocamente, viene de la relación. Es un fenómeno de campo
que se da en la frontera-contacto en modo medio, en el aquí y ahora dentro de un estado de
consciencia ligeramente modificado dentro del cual el terapeuta se presenta como un
acompañante y como un apoyo en el proceso.
Cuando el paciente se ve en los ojos del terapeuta , se siente reconocido, sus resistencias
disminuyen y puede continuar su crecimiento.Es a partir de ese paso de lo individual a lo
interrelacional que se crea la danza de la cocreación de la relación.
Nosotros no somos seres aislados, sino seres en relación. Los pacientes vienen a terapia para
aprender a estar en relación y para descubrir de que manera están. La calidad de la presencia
del terapeuta en la relación y su recibimiento caluroso permiten poco a poco nuevas
posibilidades de estar juntos que se nutre de una mirada con atención, de una presencia plena,
de un silencio respetuoso y de implicaciones ante la posibilidad de maravillarse dentro del
reencuentro.

Poema a partir de un texto de Jan

¿Quieres danzar conmigo? Danzemos juntos


Para mi terapeuta, eso resuena en mi cuerpo
Cuando estoy enfrente de ti paciente
Y dentro de este espacio que se forma entre nosotros
No solamente te veo y te escucho
Pero me ofrezco a experimentar alguna cosa tuya dentro de mi propio cuerpo
Es a partir de mi propio cuerpo que trato de conocer alguna cosa tuya
Después es mi cuerpo el que percibe tus ritmos
Yo intento entrar en tu ritmo
Eso baila mi cuerpo y nosotros danzamos juntos
Lentamente, progresivamente
Yo te veo acompañándote
Después mi cuerpo
Tu dentro de mi cuerpo
Y dentro de este espacio formado por los dos
Yo espero un instante
Para estar más en lo que siento, para confirmar
Después yo te digo: mi corazón late más rápidamente
O bien eso molesta mi estomago
Justo para ver tu reacción
Después yo estoy en mi cuerpo, cada vez más puedo sentir eso que es tuyo
Yo estoy ahí simplemente con humildad, yo entro en un estado de contemplación
El silencio me ayuda Me ayuda a esperar
Hacer una pausa. Estar completamente dentro de mi cuerpo en silencio
Y es después la sensibilidad de mi cuerpo que yo contacto tu cuerpo, tu ritmo
Yo respeto mi ritmo, yo respeto el tuyo
Intento percibir “ nuestro ritmo”
¿Quieres danzar conmigo?
Dancemos

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