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LA AUTOCRACIA FUJIMORISTA
Del Estado intervencionista al Estado mafioso
INTRODUCCIÓN
En este libro pretendemos estudiar el régimen político que, partiendo del gobierno
constitucional de Alberto Fujimori, inaugurado en julio de 1990 tras una elección
en dos vueltas que se dio dentro de los cauces de la Constitución y la ley vigentes,
se convierte en un régimen autoritario paso a paso, incluyendo el autogolpe de
Estado del 5 de abril de 1992 y muestra su carácter mafioso años después.
El subtítulo pone énfasis en el cambio operado no solo en el nivel del régimen
político, sino también en la forma de Estado, particularmente en lo que se refiere a
la relación política-economía. Cae el Estado intervencionista diseñado durante el
gobierno militar de Velasco Alvarado y mantenido durante la década de los 80 en
un claro proceso de descomposición. No nos referimos solo a los rasgos de la
Constitución de 1979, sino a la práctica producida en los dos gobiernos de esa
década, el primero de los partidos Acción Popular y Popular Cristiano (AP-PPC)
que pretendió desmontarlo en su práctica antes que en sus leyes y el segundo, del
partido aprista (PAP), que enfatizó sus rasgos populistas hasta llegar a la crisis
con la hiperinflación más grande de nuestra historia.
El énfasis que ponemos en el régimen político, para examinar cómo se
estructura el poder y cuál es la coalición que se forma, cómo opera y cuáles son
los círculos concéntricos en que se desarrolla su poder operativo, no puede
entenderse sin una referencia a la forma de Estado para ver el vínculo entre
Estado y Sociedad y entre política y economía. Hay una perspectiva de cambio y
continuidad en el proceso político peruano que me hace ver al fujímontesinismo
como algo que no es enteramente nuevo, que es una caricatura o exageración de
la realidad precedente y, por eso, los elementos procesales, en lo que tienen de
cambio y continuidad, tienen que ser rescatados.
En esta perspectiva, en primer lugar, nos preguntamos por la democracia
precedente. ¿Qué es lo que se vino abajo el 5 de abril? Pero no solo para ver
cómo en los dos años previos se preparó el autogolpe, cuestión que tratamos en
Los años de la langosta. También para examinar sociedad y política desde la
transición anterior que tan precaria democracia llegó a generar y que no fue ajena
a las corruptelas y elementos de descomposición que el fujímontesinismo
convierte en su esencia. En segundo lugar, caracterizamos el régimen político
peruano en la década de Fujimori. En tercer lugar, explicamos cómo se deformó la
institucionalidad en la citada década mostrando la operación de la coalición
dominante. En cuarto lugar, hacemos una reflexión sobre la antipolítica y la
transición a la democracia que se abre el 2000 y que, en nuestro concepto, no ha
concluido. Finalmente, proponemos conclusiones para que la historia no se repita.
Expresamos nuestro agradecimiento a los doctores Máximo Vega Centeno,
decano de la Escuela de Graduados, quien presidió el Jurado de la tesis doctoral
que origina este libro; Enrique Bernales, Sinesio López y Augusto Castro,
profesores y colegas en la Escuela de Graduados, por su apoyo, sus ideas y
cuestionamientos en este trabajo. Un agradecimiento especial a Catalina Romero,
por su aliento e iniciativa, otra vez. A Rocío Verástegui y Hernando Arizabal por su
aporte a la investigación. A Yolanda Marina y Soledad Cabanillas, a Alberto
Adrianzén, Luis González Norris y Pablo Palomino que, además de apoyarme en
todas mis labores en el Congreso, soportan mi ritmo de trabajo.
Desde 1982 se habían sucedido dos gobiernos democráticos que actuaron dentro
de las normas de la Constitución y Presidieron elecciones generales municipales y
la primera de las primera de la regionales dentro de los mínimos normales en una
democracia. Puede decirse bien que la democracia política funcionaba en tanto
método para elegir gobernantes, aunque ciertamente como en gran parte de la
región, con grandes limitaciones.1 Se había cumplido con los requerimientos de
Huntington2 sobre el punto de llegada de una transición, mas con el
establecimiento de una poliarquía, que seria el nivel mínimo desde el cual se
podía encaminar a una democracia consolidada. Teníamos como afirmaría
O’Donnell, una democracia delegativa al estilo de otros países luego de las
transiciones en Latinoamérica. Pero el 5 de abril de 1992 hubo un autogolpe dado
por Alberto Fujimori, Presidente Constitucional elegido en 1990, tres generales y
un almirante que comandaban el Ejército, La Aviación, La Policía y La Marina de
Guerra. Todos ellos nombrados por Fujimori con el asesoramiento de Montesinos,
tras defenestrar a sus antecesores.
La década de los 80 permitió una continuidad en la práctica de los
movimientos sociales populares que fue clave para la caída del gobierno militar de
La década anterior. Esta, sin embargo, quedó severamente afectada por la larga
1
Especialmente para el acceso de las fuerzas políticas a los medios de comunicación social más sostificados para el pleno
ejercicio de condiciones de ciudadanía ante las fuerzas del orden.
2
Esto es, haber tenido ya un segundo gobierno elegido por sufragio directo en el cual otro partido distinto al primero asume el
gobierno y este lo entrega prácticamente, a su vez, al ganador de las elecciones. Huntington, Samuel P. La tercera ola. La
democratización a finales del siglo “XX”, p.239.
crisis económica que destruía empresa y empleo, ciertamente también poder
sindical y, en particular, por el actuar del terrorismo de Sendero Luminoso y el
MRTA, creciente en la década, así como por la respuesta militar que se le daba.
En la democracia que precede al 5 de abril esta participación con alta
movilización, fue clave desde su origen en los paros nacionales que habían
arrinconado a la dictadura. Pero al igual que el Estado, cuyo desborde fue
evidente, y la economía, deteriorada, junto con las capacidades estatales hasta
extremos impresionantes, todo correspondía a una decadencia y la apertura de
una crisis multidimensional.3
Lo que cae el 5 de abril de 1992 es una democracia bajo tutela militar, que
comenzó a funcionar débilmente desde 1980 tras una transición que mantuvo la
cuota de poder de las Fuerzas Armadas que gobernaron los doce años previos.
Democracia débilmente institucionalizada, con partidos en crisis y un sistema de
partidos embrionario donde primaba la lógica de una radical confrontación.
Estábamos acosados por una crisis económica recurrente por lo menos desde
1975- y por la subversión terrorista frente a la cual el Estado venía fracasando en
más de una década. En La cultura política la idea democrática solo se asentó
durante el siglo XX como un método para elegir gobernantes, la mayoría de ellos
atrapados en una concepción en la que gobernar es mandar, donde, como
máximo, democracia implicaba algo más de permisividad pero recurrentemente la
política contenía como en los tiempos oligárquicos un orden de exclusión en
nombre de diferencias económicas, étnicas y raciales; aunque mucho hubiera sido
recientemente removido con la migración masiva que cambió el rostro de Lima y
otras ciudades y con la reforma agraria que acabó con los grandes terratenientes
expresados en el poder regional y local.
Capítulo 1
3
Pease García, Henry. Los años de la langosta. La escena política del fujimorismo. Lima: IPADEL, 1994 Véase el capítulo III:
«La crisis multidimensional del Perú de los 80».
LA TRANSICIÓN DEL GOBIERNO MILITAR
A LA DEMOCRACIA TUTELADA
Sobre los rasgos y límites de la transición iniciada en 1978 escriben Julio Cotler,1
Sinesio López2 y Nicolás Lynch.3
Cotler menciona el resurgimiento de antiguas prácticas y estructuras
políticas antagónicas y exclusivistas en 1980, durante la transición; atribuyéndolo
a que luego de las elecciones de 1980 -en las que Belaúnde gana con un 45%
frente al 27% del partido aprista- la transferencia del poder a los civiles no se
realizó basándose en pactos. Para Cotler, los pactos habrían facilitado una
interacción pluralista de las fuerzas políticas.
Sinesio López escribe sobre una transición institucional semi-negociada en
la cual los partidos jugaron un papel importante, pero encuentra el límite en que la
izquierda no quiso participar y no jugó a la transición.
Lynch va más allá y señala la existencia de dos conceptos de democracia
en los actores que eran La oposición al gobierno militar: los partidos tradicionales
veían La democracia como representación, entendida como individuos que
periódicamente eligen a sus gobernantes para que mantengan un orden que
garantice propiedades y jerarquías, y la sociedad civil popular que veía la
democracia como participación, entendida como presencia activa en las
movilizaciones, garantías de parte del Estado, así como satisfacción de demandas
económicas y sociales.4
Martín Tanaka5 no trata de los límites de la transición, pues no forma parte
de su análisis, explica que son tres grandes tradiciones partidarias con orígenes
en los años 20, las que se disputan la hegemonía del país luego de una dictadura
que no logró consolidar un nuevo orden alternativo al oligárquico. Ve la transición
como un terreno fértil para apuestas y utopías.
Fernando Tuesta,6 por su lado, enfatiza que las instituciones políticas se
tornaron relevantes durante los procesos de consolidación democrática de ios 80 y
encuentra que la democracia se refundo con cambios institucionales aislados,
contradictorios e ineficientes. En efecto, aunque ya en el mundo los mecanismos
de participación directa se abrían camino y aunque en la experiencia peruana,
entonces reciente, se había trabajado mucho en la perspectiva de mecanismos de
participación más directa, la Asamblea Constituyente de 1978 se negó a
incorporar siquiera algunos, como lo demandaba esa dividida izquierda que
alcanzó el 30% de sus escaños pero que representaba a los movimientos sociales
populares que los partidos más antiguos se prestaron a derrotar de la mano de los
militares en la misma transferencia. Así lo reconoce Marcial Rubio al escribir en el
primer número de la revista QUE HACER de DESCO, a mediados de 1979:
1
Cotler, Julio. «Political Parties and Problems of Democratic Consolidation in Perú». En: Mainwaring (eds.).
BtdldmgDemocratic Systems in Latín America. Stanford University Press, 1995.
2
López Sinesio. «Perú, golpe, democradura y democracia». En Cuestión de Estado n° 4-5 set-oct. Lima: IDS, 1993.
3
Lynch Nicolás. La transición conservadora. Movimiento Social y Democracia en el Perú 1975-1978. Lima: El zorro de abajo
ediciones, 1992.
4
íb., p.41.
5
Tanaka, Martín. Los espejismos de la democracia: el colapso del sistema de partí-dos en el Perú, 1980-í995 en perspectiva
comparada. Lima: IEP, 1998, p.16.
6
Tuesta, Fernando. «El impacto del sistema electoral sobre el sistema político peruano». En: Tuesta (ed.). Los enigmas del
poder (Fujimori 1990-1996) Lima: Fundación F. Ebert, 1996.
Finalmente, la Constitución pretende desconocer el ejercicio efectivo de los
derechos políticos del pueblo, al relegarlo al lugar de simple «elector» de
representantes que, una vez elegidos, actúan y toman decisiones a su libre
arbitrio, es decir, según los intereses de sus grupos de presión, sin que el
pueblo tenga mecanismos para intervenir y enmendar las decisiones de
quienes traicionan las promesas hechas.77
7
Rubio Correa, Marcial. «La nueva Constitución: ¿carta magna o carta blanca?». QUEHACER n.° 1, revista del Centro de
estudios y promoción del desarrollo, Lima, DESCO, noviembre 1979.
8
Pease García, Henry. «La Constituyente de 1979 en el proceso político peruano». En Rubio y Bernales. Perú: Constitución y
Sociedad Política. Urna: DESCO, 1981.
9
Pease García, Henry. «Transferencia: presente, futuro y posibilidad». En: QUEHACER, Lima, n.° 1, revista del Centro de
estudios y promoción del desarrollo: DESCO, 1979.
Entonces, Sendero Luminoso no era parte del análisis en la escena política, pero
la precariedad de la transferencia con relación a lo que ocurría en la sociedad civil
y en el poder militar era evidente para nuestro análisis. El análisis de todo el
proceso de transferencia llevaba necesariamente a ver sus orígenes no solo en la
agudización de las contradicciones castrenses que analicé en mi primer libro,10
que hacían ridícula la reiterada «unidad de la Fuerza Armada», sino en la
dinamización de los movimientos sociales populares, en protesta frente a la crisis
que se abría desde la economía y la frustración de las reformas.
10
Pease García, Henry. El Ocaso del Poder Oligárquico. Lucha política en la escena oficial 1968-1977. Lima: DESCO, 1977.
11
Pease García, Henry. «Tras la máscara demoliberal, el proyecto transnacional». En: QUE HACER, Lima, nº 5, revista del
Centro de estudios y promoción del desarrollo: DESCO, junio 1980, p. 5.
12
Ib., p.6.
Esta noción la voy desarrollando en sucesivos textos y sostengo que se plasma en
la Carta de 1979, pero también más allá de ella.
13
Pease García, Henry. «Perú: del reformismo militar a la democracia tutelada». En: Pease et al. América Latina 80:
democracia y movimiento popular. Lima: DESCO, 1981.
14
Pease García, Henry. Los Caminos del Poder. Tres años de crisis en la escena política. Lima: DESCO, 1979, pp. 332-333.
15
Pease García, Henry. Un Perfil del Proceso Político Peruano. A un año del segundo Bekmndísmo. Lima: DESCO, 1981.
a la del pasado. Se mantienen las condiciones de polarización social
precedentes, la política económica las alienta.
En la polarización política con que se abren los 80, influye la presencia de la
izquierda que no se sintió parte del pacto entre el partido aprista y el PPC
en la Constituyente de 1979; influye en el comportamiento del empresariado
y los partidos más conservadores el proceso vivido desde 1968, y en este
extremo se usa a Sendero Luminoso para acabar con la izquierda,
ampliando el campo enemigo desde principios de la década. Este fue un
factor que impidió una evaluación más objetiva del terrorismo y restó
eficacia a la respuesta.
16
Ib., pp. 63-65.
El Estado oligárquico como forma de dominación parece así cancelado. Ha
cambiado la composición y características de la clase dominante,
eliminándose o reduciéndose así a su mínima expresión el poder de las
fracciones oligárquicas que primero lo definieron y luego en decadencia,
durante la larga crisis 1956-68 impidieron, por empate, la hegemonía de la
fracción industrial moderna y con proyección al mercado interno. Ha
cambiado también la base de relación de lo económico y lo político: este no
es un Estado gendarme, sin poder de intervención en la economía.
Tampoco es el Estado promotor pero aún liberal, que propugnaba la
fracción industrial en la década del 60. Es un Estado interventor, gestor
directo, empresario y centralista, con peso definitorio en la economía y
grupos sociales aparentemente dispuestos a defender el poder que les
confiere la gestión de ese poder económico.1717
Capítulo 3
¿QUÉ IDEA DE DEMOCRACIA SE ASENTÓ
EN EL PERÚ DEL SIGLO XX?
25
Es difícil ver la década del 80 como una democracia consolidada en los términos de Schmitter. Para él, la consolidación de
un régimen consiste en transformar las disposiciones accidentales inciertas en relaciones conocidas con seguridad,
practicadas y aceptadas por los ciudadanos. Véase Schmitter, Portugal: del autoritarismo a la Democracia. Lisboa; Instituto de
Ciencias Sociales de la Universidad de Lisboa, 1999.
intensas y el fujimorismo las ha utilizado persistentemente como forma de
legitimación.
Es cierto que hoy tiene más sentido hablar de derechos que en los tiempos del
Estado Oligárquico, más aún si han desaparecido los gamonales, dueños de vidas
y haciendas. Lo es más en la gran ciudad, que es hoy el espacio privilegiado de
poblamiento, ciudad de todas las sangres donde los antes excluidos se han hecho
un sitio, arrancado paso a paso a través de los pueblos jóvenes, que redefinieron
la ciudad, y en el comercio ambulatorio, que fue el otro modo de hacerse de un
espacio. Pero al tratar sobre derechos humanos y de los esenciales, como el
derecho a la vida cuesta distinguir entre gobiernos autoritarios y gobiernos
democráticos. Las violaciones al derecho a la vida no fueron menores en los dos
gobiernos democráticos de la década del 80 que en el gobierno de Fujimori,
aunque solo en este se viera a la cúpula gobernante involucrada directamente en
las atrocidades. Es que los actores militares, en ambos casos, tenían la dirección
sin controles y la manera de gobernar era formalmente democrática, pero
realmente permitió la impunidad y desvió el control parlamentario.
También es cierto que la participación y la iniciativa hacen parte sin gran
reflexión de La cultura popular urbana y esa dinámica democratiza. Pero las
limitaciones del estilo «movimientista» y la debilidad de la participación organizada
en partidos políticos, limitan sus efectos democratizadores. Lo que ciertamente no
ha calado es la democracia como una manera de gobernar, esencial a la idea de
Estado de derecho, que supone vigencia de la ley y ejercicio de la autoridad
dentro de la ley además de definirla de tal manera que nadie sea «el dueño de la
pelota». División de poderes, accountability horizontal, es algo que incluso en los
políticos que se autoproclaman demócratas no parece haber prendido.
Entender que la democracia en su dimensión política presupone no solo un
método para elegir gobernantes, sino canales efectivos de participación directa e
indirecta, obliga a pensar no solo en elecciones, sino también en sistema de
partidos y en mecanismos de participación directa. Allí hay dos vacíos ya tratados.
Pero ese lado tiene un anverso esencial que se ha descrito mil veces comenzando
con Montesquieu con la división de poderes y Tocqueville con esa encandilada
descripción de la democracia americana donde, junto con la «igualdad de
condiciones» que contrasta con la Europa de su tiempo, describe el impacto del
poder que «se desparrama» es decir, se descentraliza y desconcentra
comenzando con fuerza desde el municipio hasta llegar a la Unión, siempre
fraccionando y repartiendo competencias.
Comenzamos por distinguir en la idea democrática las elecciones de la
participación en partidos, y el acceso desde estos a las primeras, y la participación
por mecanismos directos y a través de una sociedad civil cuya densidad es clave
para que eso cuaje. La democracia política no es solo un método para elegir
gobernantes. Es esencialmente una manera de gobernar con el poder
desconcentrado en partes diferentes y descentralizado en niveles diferentes-
además de atravesado participativamente no solo por la existencia de
mecanismos directos que complementan la representación y no se contraponen a
esta, sino por la dinámica de una sociedad civil cuya densidad preña la actividad
de los partidos y las entidades estatales, siendo parte de la accountability vertical.1
Tenemos en mente los modelos que traza en forma sucesiva C.B.
Macpherson en La democracia liberal y su época,2 recogiendo su crítica al modelo
de democracia como equilibrio propuesta por Schumpeter (La democracia no es
más que «un mecanismo para elegir y autorizar gobiernos [...]». Ese mecanismo
«[...] consiste en la competencia entre dos o más grupos autoelegidos de políticos
(élites) organizados en partidos políticos, a ver quien consigue los votos que le
darán derecho a gobernar hasta las siguientes elecciones»)3; y afirmando su
propuesta de democracia participativa en la que los mecanismos indirectos
(eligiendo representantes) se combinan con los directos, sobre todo en la base
gobiernos locales y en las formas facilitadas por los avances en las
comunicaciones para la consulta directa a la ciudadanía. Pues bien en ambas, la
que critica y la que propone se presenta una cuestión previa que es elemental La
idea democrática es incompatible con la concentración del poder en una o muy
pocas manos y lo es más con algo muy «metido» en la cabeza de burócratas y
militares: «gobernar es mandar», la otra cara del discurso de la antipolítica que
vivimos recientemente una vez más.
En parte sigue pendiente la «república de ciudadanos» que reclamaba
Manuel Pardo frente a la «sociedad de cortesanos» que criticaba. Demócratas
elegidos en forma impecable se encierran en Palacio de Gobierno, se rodean de
cortesanos y aprenden muy rápido que «gobernar es mandar». Desde allí se
hacen leyes y decisiones judiciales a la vez que se pretende decidir hasta quién
administra el más lejano servicio en un extremo del país y cómo un pequeño
pueblo construye su escuela. Más aún, se busca legitimidad para el presidente lle-
vándolo a decidir e inaugurar pequeñas obras que en cualquier democracia que se
estime corresponden a un alcalde: escuelas, locales comunales, etc.
La manera de gobernar tiene que ver con la ley y la descentralización
incumplida, pero se vincula mucho más con el caudillismo que caracteriza incluso
a los demócratas en el siglo que acaba de terminar. Democracia que no desarrolla
partidos, que no acostumbra a negociar ni a concertar entre estos y que la mayor
parte del poder se concentra en el Presidente de la República, hace que sea muy
fácil devenir en un gobierno autoritario y que a veces no se pueda distinguir entre
uno y otro. Para muchos todavía democracia es más bien «permisividad» en vez
de mano fuerte, «derecho al pataleo» como único derecho que no puede ser
eliminado.
Sin partidos sólidos y sin respeto a las instituciones que expresan el
balance de poderes, sin desconcentración y descentralización del Estado, no hay
condiciones de gobernabilidad democrática. En esto ha pesado mucho la idea
populista en la que gobernar es capturar los momentáneos y volátiles sentimientos
ciudadanos tarea del caudillo, en vez de estructurar las relaciones e iniciativas
políticas de la ciudadanía en relación de ida y vuelta con los que gobiernan, tarea
central de los partidos políticos. Eso es construir representación sin sustituir al
ciudadano, más específicamente al interesado. Es tarea que incluye complejos
1
De Tocqueville, Alexis. La democracia en América. Madrid: Alianza Editorial, 1980.1 y II.
2
Macpherson, C.B. La democracia liberal y su época. Madrid: Alianza Editorial. 1982.
3
Ib., p. 96.
controles y capacidad de concertar. La política es eso y no es lo mismo que la
administración de las cosas. Aquí los partidos no enfatizan esa tarea y si llegan al
gobierno todos quieren administrar, nombrar, manejar servicios públicos es decir
dejar de hacer política salvo que esta se entienda como clientelismo. Sin la política
como actividad y como sistemática que relaciona gobernantes con gobernados no
solo en la arena de la opinión pública, aunque también en esta, las soluciones
autoritarias predominan. Aquí desde la predica contra la política, se pretende
despolitizar todo, hasta la política. ¿Cómo entender a parlamentarios que se
definen apolíticos o técnicos? ¿Cómo entender que los ministros se autodefinan
en los mismos términos o que las principales funciones del Estado se quieran
colocar al margen del control de quienes han sido elegidos por el pueblo para
gobernar o para fiscalizar? Esto presenta versiones anacrónicas y modernas. Las
primeras ya no funcionan: militares, funcionarios diplomáticos que sostenían que
únicamente ellos velaban por los intereses de todos pues los políticos solo veían
por su partido, interés de parte. Las modernas pretenden que el Ejecutivo elegido
por el pueblo no pueda ni regular los servicios públicos y el parlamento tampoco.
Que sean tecnócratas, si fuera posible elegidos desde grupos de poder
aparentemente técnicos. Entonces, ¿qué hace el gobernante cuando la ciu-
dadanía se queja?
Democracias delegativas
Pero hay algo que a estas alturas no tengo que comprobar. Tras haber mostrado
lo que hizo un canal de televisión a Cornejo Chávez en 1968 o a Vargas Llosa el
90, así como al recordar la campaña que en la segunda mitad de los 80
emprendieron los canales contra un proyecto de ley del senador Ames, que
simplemente planteaba una franja electoral para que la libertad de expresión y la
igualdad de oportunidades políticas alcanzara a los candidatos de los partidos que
no tenían el favor del oligopolio, ¿alguien puede extrañarse del protagonismo que
jugaron para sostener el gobierno de Fujimori y los jugosos billetones que los
5
De Soto, Hernando. El otro sendero. Bogotá: IDL, 1989.
vimos recibir? También existen excepciones y ojala se aprenda que no hay
democracia si la libertad de expresión y la participación electoral dependen de un
oligopolio o de la cantidad de dinero que tenga el aspirante a un cargo.
El 5 de abril una democracia tutelada por los militares cayó ante un «outsider» y
estos. Una democracia delegativa radicalizó sus rasgos e hizo desaparecer los
controles. La historia del siglo XX en el Perú es precaria en democracia pero hubo
avances y retrocesos en la manera de entenderla y en la pasión por conseguirla,
que no son uniformes en la sociedad y que debemos rescatar para que el cambio
no sea flor de un día.
6
Como tenía que ser para combatir también desde ese lugar el régimen autoritario disfrazado de democracia.
El nuevo régimen político que se inauguró a partir de 1992 fue un régimen
autoritario civil militar, sostenido en una coalición mañosa. Nos proponemos en
esta segunda parte reflexionar sobre cómo se llegó a instaurar, cómo ha sido
caracterizado por otros autores y proponer una caracterización a la luz de los
trabajos teóricos de Morlino y O'Donnell.
Capítulo 4
LA PREPARACIÓN DEL AUTOGOLPE
2
Aunque las veamos a diario en los países poderosos que promueven su negación.
quienes le canalizaron sus votos en la segunda vuelta el partido aprista, la
izquierda unida y la izquierda socialista participaran como tales. Invitó a personas
que rápidamente fueron desembarcadas y no quiso que fueran parte de partidos
significativos.
Parte de esta guerra psicológica -al mejor estilo de los aparatos de inteligencia-
incluyó a los gobiernos regionales. Primero enfrentó a estos con los alcaldes
provinciales, proponiendo que el Fondo de Compensación Regional se entregara a
estos últimos en 50%. Por supuesto que no hizo eso cuando acabó el 5 de abril
con los gobiernos regionales y comenzó entonces a enfrentar a los alcaldes
provinciales con los alcaldes distritales, ofreciendo recursos y funciones de los
primeros a estos.
3
Pease García, Henry. Los anos de la langosta. La escena política del fujimorismo. Lima: La voz ed., 1994, pp. 107-108.
adecuadas y al segundo por su morosidad e incluso por cuestiones que
corresponden a la administración de los penales, es decir, al Poder
Ejecutivo que él mismo dirigía.4
La imagen que quiso crear Fujimori fue la de una confrontación con el Parlamento
como causa del autogolpe. En su apoyo se recurrió a la experiencia de otros
gobiernos en que el presidente carecía de mayoría y se le impuso la de bloques
armados en el Congreso en su contra, de modo que se terminaba en golpes de
estado donde los militares expulsaban al presidente y al Congreso. Pero la
realidad ha sido muy distante de ese pasado. Fujimori no tenía un Congreso de
oposición, en lo sustantivo concordaban las dos fuerzas que pasaron a la segunda
vuelta y que compartían básicamente el programa económico. El partido aprista no
era capaz de imponer condiciones y fue, más bien, permeable, a tal punto que se
alió con el fujimorismo para impedir que se aprobara el informe sobre la matanza
de los penales que implicaba a Alan García y lo podían haber llevado a los
tribunales con más seriedad que en el caso del tren eléctrico que manejó a su
antojo Fujimori para, finalmente, no llegar a nada. La izquierda dividida solo podía
cuestionar. Con pocos parlamentarios y escasa capacidad de movilización era
poco lo que podía hacer.
Pero las tácticas de Fujimori se dirigían a destruir las instituciones y allí tuvo
que haber un mínimo de acciones a la defensiva. El Congreso, después de
delegar ampliamente facultades y no observar los decretos legislativos de
Economía, intentó corregir excesos de los decretos legislativos de Defensa que
4
Ib., 122.
chocaban con la Constitución. Se buscó también normar los actos legislativos del
presidente, es decir regular las decisiones de este en el campo del Poder
Legislativo, por delegación o por urgencia. Eso es lo se usó, incluso años
después, para ejemplificar que el Congreso le quitaba atribuciones al Poder
Ejecutivo, pero no resiste el menor análisis. Más bien, lo que vimos fue a los
parlamentarios arrinconados por el poder que se iba acumulando en su contra y
las jugarretas presidenciales.
5
Ib-, pp. 127-128. Todo este tema se desarrolla en el cap. III titulado «Crónica de una muerte anunciada».
Los poderes fácticos, fuerzas armadas y gran empresariado, el oligopolio de la
televisión y no pocos diarios estuvieron con Fujimori el 5 de abril, uno que otro con
distancias formales, la mayor parte sin siquiera eso. Quedaban sin piso los
políticos y los partidos que directamente los expresaban, y caminaban ya hacia la
exclusión apristas e izquierdistas, otra vez, junto con sindicatos y organizaciones
populares que diezmadas y sin fuerza venían de tiempo atrás con mucho viento en
contra. Pero de la democracia limitada delegativa y tutelada no podían quedar en
pie instituciones elementales para el equilibrio de poderes o la accountability
horizontal y vertical. El cambio era de régimen y hay que caracterizarlo partiendo
de lo que antes se estableció al respecto.
Capítulo 5
LAS CARACTERIZACIONES DEL FUJIMORISMO
2
Morlino, Leonardo. «Los autoritarismos». En: Pasquino, Gianfranco y otros. Manual de Ciencia Política. Madrid; Alianza
Editorial, pp. 134-135.
3
Ib. p.136.
mantiene a la sociedad civil fuera de la arena política o con un bajo nivel de
participación. Implicancias: existencia de aparatos represivos para
desmovilizar; debilidad o ausencia de estructuras de movilización; ausencia
de garantías reales para el ejercicio de los derechos civiles y políticos.
Agrega que debe integrarse al análisis del quantum de la comunicación
desde arriba las características de la movilización: movilización elitista
limitada, movilización de masas controlada y despolitización.
• La variable pluralismo limitado y no responsable de Linz hay que convertirla
en la variable coalición dominante identificando a su interior: actores
importantes institucionales (ejército, burocracia, partido único) y sociales
(iglesia, grupos industriales o financieros, propietarios agrícolas, sindicatos,
transnacionales). Estos actores no son políticamente responsables a través
de elecciones libres, competitivas y Limpias. Hay elecciones no
competitivas pero con solo un significado simbólico de legitimación,
expresión de consenso o apoyo al régimen por una sociedad civil
controlada y no autónoma.
• Grado de elaboración de la justificación ideológica: valores ambiguos y
generales: patria, nación» orden, jerarquía, autoridad. Morlino agrega:
valores tradicionales, modernos o qué otros.
• Morlino agrega el grado de estructuración del régimen, es decir, en qué
medida crea e institucionaliza las nuevas estructuras políticas que le
caracterizan: partido único, sindicatos verticales, distintas formas de asam-
bleas parlamentarias, sistemas electorales propios, órganos específicos
diferentes a los del gobierno anterior,
Morlino descarta dos variables de Linz porque pueden estar en otro tipo de
régimen presentes por momentos: un líder o un pequeño grupo en la cúpula, y
límites mal definidos.
A partir de todas las dimensiones que están en relación estrecha, Morlino
formula una hipótesis: existen dos modelos autoritarios polares a los que
corresponden los extremos de cada dimensión.
Finalmente, existe la variante en los regímenes civiles militares de los que habla
Morlino- de régimen corporativo, que no desarrollamos por alejarse de nuestro
caso, donde parte de la misma coalición civil militar posee una ideología que niega
tanto la concepción liberal de la competición política como la marxista del conflicto
de clases, para seguir una opción corporativa. Corporativismo para Schmitter es:
Sinesio López15
Tiene una visión muy completa de lo que fue el gobierno de Fujimori, y lo muestra
proponiendo una periodización de cuatro momentos con una caracterización
diferente para cada uno.
Caracterización:
Sinesio López encuentra que el fujimorismo pasó por diferentes tipos de régimen
en el lapso de seis años:
13
Nos referimos, por ejemplo, a que en el gobierno de Fujimori-Montesinos podían convivir perfectamente el neoliberalismo
más radical con el neopopulismo más escandaloso.
14
La variable coalición dominante es común a ambos autores; la variable movilización, si bien el término lo tomamos de
Morlino, esta incluye lo que Collier llama régimen político nacional -que significa analizar el nivel de competencia electoral, de
libertad de asociación de interés y el nivel de represión-. Ideología y Estructuración del Régimen son variables de Morlino,
mientras que Políticas públicas cruciales es variable de Collier.
15
López, Sinesio. En: Fracturas en la Gobernabilidad Democrática, Op. cit.
16
El intento de instalar una democradura se da -según Sinesio López en una nota a pie de página- mediante los decretos de
pacificación, con los cuales se quiso concentrar el poder en el Ejecutivo, someter a los otros Poderes del Estado, otorgando
primacía a los comandos político-militares y subordinando a los gobiernos regionales así como estableciendo un sistema de
movilización.
(2) Dictablanda: «El 5 de abril de 1992 en que se produjo el autogolpe, se
frustró el establecimiento de una dictadura gracias a la presión
internacional; en los primeros meses del autogolpe se estableció una
dictablanda».
(3) Democradura: Con la elección del Congreso Constituyente Democrático
se abrió paso una democradura.
(4) «Finalmente con la reelección de Fujimori en 1995 nuevamente se
instaló una democradura de carácter plebiscitario».17
Coalición dominante:
La coalición es civil-militar:
17
Op. cit. p.487.
18
López, Sinesio. «E! fujimorismo como régimen político: límites y perspectivas». En; Perú actores y escenarios al inicio del
nuevo milenio. Lima: Fondo Editorial PUCP, p. 171.
19
Ib., pp. 173 y 174.
Ideología:
Movilización:
Políticas Públicas:
20
Ib. p.173.
21
Ib., pp. 175,176.
López había de tres reformas estructurales que cambian el sistema social,
especialmente el modelo de acumulación y regulación: « [...] el establecimiento de
una economía de las ventajas comparativas mediante su apertura al mercado ex-
terior, la desregulación de los mercados y la privatización de las empresas
públicas, esto es la implantación del llamado modelo neoliberal».22
Estos cambios contaron con el apoyo de gobiernos democráticos de países
desarrollados y los organismos internacionales.
Crabtree23
Caracterización:
Gobierno Cívico-Militar
Coalición Dominante:
Base social clientelar y FF.AA. fundamentalmente.
Ideología:
Neoliberal y neopopulista. Crabtree indica:
Movilización:
Masas clientelares y desinstitucionalización.
22
Ib., p.176.
23
Crabtree, John. En: El Perú de Fujimori. John Crabtree y Jim Thomas. Lima:
Universidad Pacífico & ÍER 2000.
24
Ib., p. 64.
25
Ib., p. 46.
La estructuración del régimen se basa en una relación directa sin la
mediación de los partidos:
Para Crabtree el « [...] populismo es más que una simple respuesta a colapsos
periódicos, más bien es parte de la cultura política peruana».27
Políticas Públicas:
Caracterización:
Coalición dominante:
Podríamos decir que la coalición dominante está conformada por una alianza de
poderes fácticos nacionales e internacionales, esto es por poderes económicos
tanto nacionales y los relacionados con organismos financieros internacionales y
las Fuerzas Armadas en contacto con organismos de inteligencia extranjeros
como la CIA y la DEA. Cotler menciona que la cúpula militar y las élites
económicas habían puesto sus esperanzas en Vargas Llosa, pero al ver los
sorprendentes resultados con el triunfo de Fujimori creyeron que el flamante
Presidente era ajeno a los sentimientos y preocupaciones nacionales.
Fujimori, sin embargo, despejó tales aprensiones y logró revertir esa visión
al asociarse con personajes claves que le permitieron forjar una exitosa
política de alianzas con poderes fácticos nacionales e internacionales que
contribuyó a estabilizar la economía y el orden social, al igual que
33
Ib., p. 15.
34
Ib., p. 61.
35
Ib., p. 62.
conquistar el apoyo pasivo de las masas populares, en una palabra,
mediante dicha asociación el Presidente creó una amplia base de consenso
que permitió establecer las condiciones de gobernabilidad del Perú.36
Cotler luego menciona dos factores básicos que configuraron la coalición civil-
militar a la cual se va a referir más adelante.
En primer Lugar, mediante La participación de Vladimiro Montesinos,
designado asesor presidencial en cuestiones de seguridad, Fujimori
estableció una estrecha relación con las Fuerzas Armadas, así mismo
tiempo que se hacía cargo del proyecto político de aquellas, por lo que su
jefatura cesó de criticar a Fujimori en razón de su origen asiático, además
por los contactos que el mencionado asesor mantenía con agencias de
inteligencia norteamericanas, el gobierno peruano y sus coman-dos
militares lograron vincularse entre sí y obtener el respaldo de sus
equivalentes en los Estados Unidos. [...] En segundo lugar, gracias a la
intervención de Hernando de Soto, el presidente Fujimori logró el respaldo
de los organismos multilaterales y del sistema financiero nacional e
internacional. A pesar del declarado rechazo al programa liberal postulado
por Vargas Llosa, el Presidente se vio precisado a acatar las condiciones de
las instituciones financieras internacionales a fin de obtener los
indispensables recursos económicos y el apoyo político necesario para
sacar el país del hoyo.37
Ideología:
La ideología durante el gobierno de Fujimori-Montesinos era la neoliberal. Pero las
reformas neoliberales fueron acompañadas también por el fortalecimiento del
aparato estatal y de su capacidad para organizar y dirigir los asuntos públicos, el
régimen se basó así -como diría Morlino para los regímenes burocrático-militares-
en el pragmatismo: Fujimori se presenta como el garante del orden y la seguridad
pública y «[...] la mayoría de la población justificaba el desempeño autoritario por
su eficacia para estabilizar económica y políticamente al país, más que por
supuestas características culturales de la sociedad [...]».38
36
Ib., p. 24.
37
Ib., p. 23.
38
Ib., p. 43.
39
Ib., p. 37.
Hacia el final del régimen, al retirarse de la jurisdicción de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, se pretenden erigir en abanderados del nacionalismo.40 El
gobierno de Fujimori podría acercarse así a la caracterización que le da Morlino al
régimen fascista de movilización. Pero carece de esta última capacidad y es más
bien la oposición democrática la que moviliza grupos civiles para enfrentar al
gobierno por la destitución de los magistrados del Tribunal Constitucional y por
otras políticas autoritarias y hambreadoras. Los jóvenes comienzan a salir a
protestar, al lado de otros sectores, y el gobierno, que desarrolla una fuerte acción
asistencialista y mantiene cautivos a amplios sectores populares con mecanismos
clientelares, comienza un camino a la defensiva, justamente porque nunca se
basó en la movilización, sino más bien en la pasividad del miedo y la crisis
precedente.
Movilización:
En el gobierno de la mafia existían masas clientelares y sometidas, Cotler es claro
cuando señala:
Esta relación se vio reforzada por la cooptación que lleva a cabo el gobierno
de dirigentes locales, muchas veces provenientes de las debilitadas
organizaciones populistas y de extrema izquierda, a fin de canalizar Las
demandas populares y los intereses del régimen; asimismo, dicha relación
de Fujimori se refuerza con el control que ejerce el SIN sobre los canales de
televisión y otros medios de comunicación, al tiempo que hostiga a los que
informan o emiten opiniones contrarias al régimen, con el deliberado
propósito de que las capas populares accedan solo a los testimonios
oficiales.41
Políticas públicas:
Políticas neoliberales de ajuste y estabilización:
40
Ib., pp. 56 y 60.
41
Ib., p.38.
42
lb., p.25.
Romeo Grompone43
Caracterización:
Para Grompone el gobierno fujimorista es un régimen autoritario sustentado en
una camarilla:
Coalición Dominante:
« [...] Los aliados de la camarilla, la cúpula de las Fuerzas Armadas, sectores del
empresariado y en sus primeras etapas el consentimiento de los organismos
internacionales de crédito [...]»47
43
Grompone, Romeo. «AI Día Siguiente: El fujimorismo como Proyecto Inconcluso de Transformación Política y Social». En:
Julio Cotler y Romeo Grompone, El fujimorismo: ascenso y caída de un régimen autoritario. Lima: IER 2000.
44
Ib., p. 80.
45
Ib., p. 87.
46
Ib., pp. 108,109.
47
Ib., pp. 80,81,
Para Grompone no era un bloque de poder en el que se comprometiera a
las Fuerzas Armadas como institución, solo se requería de una cúpula
comprometida que deba favores y lealtades al gobernante. El intermediario entre
el bloque civil y militar fue Montesinos.
El apoyo de los empresarios al gobierno no fue uniforme:
Ideología:
La eficacia
Movilización:
El aumento del gasto social en obras de infraestructura, electricidad y
saneamiento para caseríos y barrios populares, así como la ayuda alimentaría a
un 42 % de los hogares ha provocado que se revitalicen los rasgos del
clientelismo. Se crea una organización administrativa para darle continuidad a los
vínculos y control de la ciudadanía: «[...] es notoria la acción del Ministerio de la
Presidencia y en particular del Programa Nacional de Asistencia Alimentaría
(Pronaa) [...]. Los recursos principales pueden provenir del gerente de un Consejo
Transitorio de Administración Regional (CTAR) [...]».50
Políticas Públicas:
A partir de 1997 ante las crecientes presiones sociales se intenta una política de
redistribución selectiva del gasto social pero sin implementar las reformas de
segunda generación (educación, administración pública y justicia).
Caracterización:
[...] [Se trata de un] régimen alrededor de la antipolítica, la personalización del
poder y la defensa cerrada de la actuación del Estado en los años de violencia. El
autogolpe de 1992, la ley de amnistía de 1995 y la reelección presidencial de ese
mismo año, consolidaron esa opción [...].55 La situación de emergencia política se
volvió permanente y las huellas de ese nacimiento violento del régimen se ven
51
lb., pp. 137 y 138.
52
Ib., p. 117.
53
Ib., pp. 117 y 118.
54
Degregori, Carlos Iván. La década de la antipolítica: auge y huida de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos. Lima: IEFJ
2000.
55
Ib.,p. 14
hasta el final: el régimen se muestra cada vez más autoritario « [...] hasta
convertirse en un régimen de camarilla, mafioso y autista [...]».56
Coalición Dominante:
Fujimori desde el principio
« [...] el solitario «outsider» de 1990 logró finalmente construirse una sólida base
de apoyo cuyos pilares eran el SIN y las FF.AA., el empresariado y la tecnocracia
vinculada a los organismos financieros internacionales [...].58
Montesinos era el mediador entre el presidente y las FF.AA. e impuso a
Hermoza Ríos como Comandante General.
Ideología:
Degregori al preguntarse sobre lo que explica la reelección da algunas respuestas
que nos muestran la ideología del fujimorismo:
Movilización:
Disponiendo de recursos de las privatizaciones y negociaciones con organismos
internacionales:
Políticas Públicas:
El Plan Verde: Economía de mercado.
Martín Tanaka64
Caracterización:
61
Ib., p. 15.
62
Ib., p. 51.
63
Ib., p.49.
64
Tanaka, Martín. « ¿Crónica de una muerte anunciada? Determinismo, voluntarismo, actores y poderes estructurales en el
Perú 1980-2000». En Marcus-Delgado, Jane y Martín Tanaka. Lecciones del final del fujimorismo: la legitimidad presidencial y
la acción política. Lima: IER 2001.
Plantea seis tesis discrepantes con las miradas convencionales sobre el proceso
político peruano entre 1980 y el 2000, y en dos de esas tesis caracteriza al
régimen de Fujimori, señalando además los límites de la oposición para hacerle
frente: «Los altos niveles de legitimidad de Fujimori consolidaron un liderazgo
personalista, enfrentado al orden institucional, autoritario, con un discurso
antipolítica y antipartidos [...].65 A pesar de la consolidación de Fujimori luego del
autogolpe según Tanaka, la oposición tuvo oportunidades para presentar una
lucha política efectiva en contra del régimen autoritario. Hubo coyunturas propicias
en 1993, 1995, 1998 y 2000. Si no ocurrió, fue por la racionalidad que rigió la
conducta de los actores políticos. Al fracasar la oposición, permitió que Fujimori
ejerciera un poder sin contrapesos, y llegara fácilmente a convertirse un régimen
autoritario y corrupto.
Tanaka discrepa con las caracterizaciones que señalan al fujimorismo como
una mafia:
Tanaka afirma que aún en la tercera etapa que sugiere un fujimorismo invencible,
hubo posibilidad de otros desenlaces que dependían de los actores.
65
Ib., p. 78.
66
Ib., p. 64.
[...] el fujimorismo consistió en un gran proyecto de transformación estructural de
la sociedad peruana en clave neoliberal y neopopulista, lo que explica el gran
apoyo, complicidad o tolerancia que tuvo de los poderes estructurales y de gran
parte de la población; lo que no debe perderse de vista a pesar de los enormes
niveles de corrupción a los que llegó [...].67
Ideología:
Neoliberal y neopopulista.
Movilización:
Podemos encontrar una mención al nivel de movilización en su explicación de la
caída del régimen; afirma que esta se da al agudizarse las contradicciones
internas de un régimen altamente personalizado y es desencadenada por
presiones de actores internacionales, no se deduce del vigor de la oposición
política ni el de los movimientos sociales de protesta.
Políticas públicas:
Políticas neoliberales que generaron legitimidad económica antes de la crisis de
mediados de 1996.
Caracterización:
En 1994, la caracterización que propuse del régimen de Fujimori no fue ni de
democracia ni de dictadura, para caracterizar al régimen retomé a Sinesio López69
en ese momento:
Hoy, con tres elecciones en meaos de un año, con un Parla' meneo cuya
mayoría controla fácilmente Fujimori, pereque cubre las formas, con una
Constitución que afianza los resortes del autoritarismo, pero da legalidad
que no existía en los meses posteriores al autogolpe, no podemos decir a
secas que vivimos en una democracia o en una dictadura [...]. Democradura
fue la forma en que Sinesio López caracterizó esta combinación de formas
de democracia representativa limitadas, caudillismo autoritario y gobierno
estrechamente vinculado con una cúpula militar que es tratada como un
Estado dentro del Estado [...].70
67
id.
68
Caracterizaciones preliminares en dos libros: Remando contra la corriente. Lima: Congreso de la República, 1995 y Los
años de la langosta, libro varias veces citado que pretende analizar la escena política de los dos primeros años.
69
La referencia que se hace a Sinesio López se tomó de «Perú: golpe, democradura v democracia». En: Cuestión de Estado
n.° 4-5; Lima, 1993.
70
Pease, Henry. Los años de la langosta: La escena política del fujimorismo. Op. cit., p.31.
Encuentro que, incluso antes del golpe de 1992, existía un encornó de carácter
civil-militar y vinculado al SIN. Hablo de una progresiva militarización:
Lo que ocurre es que hay que revisar lo que varias veces sostuvimos: la
existencia de un régimen cívico-militar desde el 5 de abril de 1992. Tal
caracterización presupone un rasgo incompatible con los regímenes
democráticos y es la no subordinación de la cúpula militar al poder civil
elegido y a los términos de la Constitución sino su participación con una
cuota importante, aunque variable, del poder político.75
Pareciera haber un acuerdo básico entre Fujimori y la cúpula militar desde
el 5 de abril No solo se refiere a la estabilidad ya ilegítima de sus actuales
comandos sino configura que las Fuerzas Armadas se consideren un
Estado dentro del Estado. En el caso La Cantuta logró impedir que la
comisión del Congreso desarrollara su potencialidad investigadora. Como a
pesar de esto la Comisión encontró indicios y aparecieron los cadáveres, Lo
que hicieron fue violentar la autonomía del Poder Judicial para que los
mismos militares juzgaran a los asesinos, como si el asesinato fuera un
71
Ib., pp, 64,65.
72
Ib., p. 131.
73
Pease, Henry. Remando a contracorriente. Lima: Talleres Gráficos del CCD, 1995, p. 25.
74
Ib. p. 28.
75
Ib. p. 29.
delito de función o como si los militares, aun los retirados, fueran
ciudadanos de otra condición en sus derechos y en quienes tienen que
juzgarlos.76 El nombramiento sin ratificación parlamentaria, que aparente-
mente deja todo en manos del Presidente, en realidad garantiza el pacto de
este con la cúpula militar para que ella defina en sus términos todo lo que
ocurre en las Fuerzas Armadas y en la lucha antisubversiva que, entre otras
cosas, por eso, difícilmente culminará en una efectiva pacificación.77
Coalición Dominante:
Había articulado una trenza de poder antes del cinco de abril, apoyado en la
cúpula militar y la cúpula empresarial -que no es lo mismo que empresarios
medianos e incluso grandes pero ajenos a lo que se llamó los doce
apóstoles de Alan, es decir el núcleo oligopolio que siempre «cae parado»
por el poder concentrado- creando opinión pública desde el coro que le
hacen los principales medios de comunicación de masas y apoyado en una
expectativa de cambio que persiste en un pueblo harto de frustraciones y
engaños [...].78
Ideología:
En Los años de la langosta hago mención a la lógica neoliberal y en Remando a
contracorriente, al explicar el triunfo de Fujimori en 1995, hablo sobre el discurso
de Fujimori que logró la aceptación popular: « [...] el discurso del miedo a regresar
al pasado […].79 Encuentro lógica la decisión popular en busca de orden y eficacia.
Movilización:
El régimen de Fujimori buscó desmovilizar a los sectores que no estaban de
acuerdo con sus intereses: «solo evaluando el autoritarismo imperial de Fujimori y
ubicándolo en un contexto en que militares y tecnócratas autoritarios ven toda
participación política de los demás los que no piensan como ellos como un estorbo
[...] puede entenderse el golpe del 5 de abril [...]».80
76
Ib., p. 30.
77
Ib., p. 31.
78
Pease García, Henry. Los Años de la langosta: La escena política del fujimorismo. Op. cit. p.134.
79
Pease García, Henry. Remando contra la corriente, Op. cit., p. 85.
80
Pease García, Henry. Los años de la langosta: La escena política del fujimorismo. Op. cit., p. 133.
subordinaron la autoridad civil a la autoridad militar: «Poder omnímodo del Servicio
de Inteligencia sobre todo el aparato estatal y cualquier ciudadano [...]»81
Ya en el 2000, poco antes de la caída del régimen, señalo que el SIN es la
columna vertebral del poder de facto.82 Señalo también que el régimen tuvo que
contradecir su propia Constitución de 1993:
[...] y asegurar que no quedasen sino títeres con cabeza en los puestos
claves: mayoría parlamentaria manejada con un «bípper»; Magistrados que
obedezcan al gobierno; fiscales que acusen a los enemigos y archiven los
casos de los amigos; un Jurado Nacional de Elecciones con hegemonía
gubernamental; y una contraloría que persiga a los alcaldes que no quieren
estar con el gobierno. Además, por supuesto, de incumplir la Constitución y
no elegir autoridades regionales [...].83
Políticas Públicas:
81
lb., p.71.
82
Pease, Henry. Así se destruyó d Estado de Derecho, Congreso de la República Perú 1995-2000. Lima; Imprenta Dennis
Morzán D., 2000, p. 10.
83
Id.
84
Pease, Henry. Los Años de la Langosta. Op, cíe., p. 119.
85
Rospigliosi, Fernando. Montesinos y las Fuerzas Armadas. Lima: IER 2000.
«Mejor dicho, la resolución de Montesinos, que había convencido a
Fujimori, profano en los temas militares, fue que era indispensable
reemplazar a los mandos de la marina y de la FAP».86«Así se presentó ante
Fujimori no solo como un abogado que resolvía expeditivamente los
problemas judiciales sobornando magistrados [...] (en referencia al
problemas de las casas y los pagos de impuestos que debía Fujimori). 87
«Se presentaba en el SIN como un asesor clave y correa de transmisión del
candidato y futuro Presidente. «En verdad, Montesinos había descubierto la
manera de manipularlo y reforzar las paranoias de Fujimori, desde el
comienzo de su relación».88
2. Montesinos-Fujimori:
Gonzales de Olarte93
Realiza una análisis sobre todo desde el punto de vista económico. Caracteriza al
régimen como una autocracia manejada por una mafia:
Un primer rasgo del gobierno del ingeniero Alberto Fujimori: (1990-2000) es que
debe ser considerado como el que hizo la transición del modelo de desarrollo
intervencionista al modelo neoliberal, es decir, es el gobierno que movió el
péndulo peruano, veinte años después del último movimiento. Este cambio tuvo en
realidad dos componentes: en lo económico; se pasó del capitalismo estatal al
capitalismo privado, pero en lo político se pasó de la democracia a la autocracia
(1992-2000). Esta combinación es la que ha caracterizado al gobierno fujimorista y
al Perú como neoliberal en lo económico y autoritario en lo político.95
Manuel Dammert96
Las normas con las cuales se ejercía el poder desde el Estado-partido eran:
divorciar el poder de la responsabilidad pública; despolitizar lo público e imponer la
ideología de la tecnocracia en los asuntos políticos; imponiendo la aparición en la
esfera mediática para existir, transformar la política en espectáculo y alejarla de
los intereses de representación de la sociedad; construir lealtades no a partir de
ideas fuerza de nación o de intereses corporativos económicos, sino «[...] en
función del dominio de la mafia y una doble relación de beneficio:
neopatrimonialista con los grupos económicos, y de súbditos clientes con la
población [...]».100
97
Ib., p. 12.
98
Ib., p. 33.
99
Ib., p.34.
100
Ib., p.36.
«Cuando este régimen controla la imagen como medio de dominación
social, se forma una imagocratica [...] como un rasgo central del Estado y su forma
de organizar la representación».101 En consecuencia se da la dictadura
«imagocratica»:
El Estado peruano entre 1992 y 2000 debe ser considerado como un
«Estado mafioso imagocrático» directamente imbricado con los problemas
de la globalización [...]. Esta dictadura fue posible en el Perú porque asumió
para sí las tentaciones más perversas de la modernidad tardía [que son el
hecho de que] [...] los sectores dominantes de [esta] pretenden imponerse
con la exclusión de las mayorías y la apropiación de las fuentes de
generación de conocimientos e información. Buscan una forma de
totalitarismo despótico, con el fin de disponer de los medios para controlar
la reproducción de la vida humana y disciplinar dictatorialmente a las
sociedades con su vigilancia electrónica [...].102
• El neopatrimonialismo
101
Ib., p. 33.
102
Ib., pp. 13-14.
103
Dammert crea el término «imagocracia», que significa: « [...] la dictadura que construye y domina las imágenes de la vida
en sociedad, para perpetuar el poder oculto de una mafia corrupta que mantiene esterilizadas a las vaciadas instituciones de
la democracia representativa». Op. cit. p. 16.
104
Id.
105
Ib., p. 39.
propietarios de sus funciones o delegados del poder supremo ubicado en la
cúspide: el Presidente de la República.106
• La tripartición imagocrática
• En la institucionalidad encuentra:
106
Ib, p. 36.
107
Ib., p. 40.
108
Ib., pp. 40 y 41.
[...] La mafia instalada en el. Perú tiene mucho que ver con problemas de la
sociedad peruana, pero también con sectores de un mundo globalizado que
la incentiva, hace posible y permite que se reproduzca en uno y otro lado
del planeta. Sin el apoyo de la CIA y sin las facilidades del sistema bancario
mundial, no hubiese podido prosperar. La lucha mundial contra la
corrupción tiene que tomar en cuenta esta corresponsabilidad.109
109
Ib., p. 340
110
Collier, David. «El modelo burocrático autoritario: síntesis y prioridades para la investigación futura. En: el Nuevo
autoritarismo en América Latina. México D.F: FCE, 1985, pp. 396 y 397.»
Capitulo 6
PROPUESTAS DE CARACTERIZACIÓN
ACTUALIZADA
Régimen autoritario
1
Cotízales de Olarte, Efraín. El neoliberalismo a la peruana. Economía política del
ajuste estructural 1990- / 997. Lima: IER 1998, pp. 41-67.
analizamos la crisis de los partidos y los limitados avances de la democracia en
nuestra cultura política. Fujimori fue elegido en un momento de profunda crisis de
los partidos, sin pactos ni pertenencia a ninguno de estos y sin mayoría
parlamentaria propia. Lo fue en continuidad con una tradición presidencialista
cuyos extremos se agudizan por la crisis y el contexto de hiperinflación y
crecimiento de la violencia terrorista y se desarrolla dentro de una democracia
tutelada por las FE AA. cuyo rol creció a lo largo de los 80 tomando como punto de
partida la propia Constitución de 1979 y los términos del proceso de transferencia
del gobierno militar de los años 70 al gobierno democrático de 1980.
En ese contexto se produce la democracia delegativa de la que da cuenta
bien Sinesio López, como caracterización de la primera etapa que describo en los
capítulos de Los años de la langosta para el período 90-92 en el que el propio
Fujimori con su discurso e iniciativa política va liquidando ante la opinión pública a
los partidos y las instituciones que disolverá el 5 de abril de 1992. A partir de
entonces nace el régimen autoritario y se pueden encontrar todas las
características que señala Morlino.
En efecto, tras el golpe y la corrección formal que introduce la OEA, concretada en
la elección del Congreso Constituyente que luego se autodenominó Democrático,
hay un pluralismo limitado y no responsable. La coalición dominante presenta
importantes componentes que no provienen de elecciones y es limitada la
participación de los partidos en el CCD aunque provenga de una autoexclusión
además de ser limitados los poderes de este. Muchos concurrimos allí,
conscientes de que era más una caja de resonancia o un lugar para dar la pelea
opositora que bajo el supuesto de que era parte del poder efectivo de una
democracia.
Que Fujimori no propone una ideología elaborada o directora pero posee
una mentalidad peculiar, de raigambre autoritaria y que explícitamente recurre al
pragmatismo, es algo evidente desde el período anterior. Que encaja bien en el re-
ferente del discurso neoliberal al que se refiere su política económica y que se
impone como «sentido común» ante la crisis es algo constatable. Honradez,
tecnología y trabajo que fue su lema en la campaña no tiene referencias
democráticas ni este tema fue parte de su discurso. Pero su combate a toda
instancia democrática existente fuera de la presidencia, demuestra que no
compartía ni el abecé de la democracia. Insistiendo en la idea de que «gobernar
es mandar», común al caudillismo peruano de muchos gobernantes, aconsejaba a
su ministro de economía en su relación con el Parlamento «primero se hace,
después se informa», algo que contradice expresos mandatos constitucionales.
Cualquier relectura de lo ocurrido desde 1990 confirma esta perspectiva y siempre
se fundamenta en la supuesta eficacia del autoritarismo, cuestión que es fácil po-
ner en duda realizando un balance de la década.
Este régimen se asienta en la pasividad de las masas, sobre todo en los
primeros años. Eso es fruto de la «crisis multidimensional» con que terminan los
años 80 en el Perú y que intenté describir en el capítulo 3 de Los años de la
langosta. El terrorismo fue el eficiente destructor de los movimientos y
organizaciones sociales que llamábamos «movimiento popular» desde los años
70. La hiperinflación disolvía literalmente no solo la moneda, sino múltiples lazos
construidos en las ciudades a lo largo del proceso de urbanización que termina en
informalidad por todos lados tras el fracaso de la pretendida industrialización que
en su fase final liquida Fujimori. Recordar entonces que Morlino habla de los
regímenes autoritarios como carentes de movilización política intensa o extensa,
excepto en algunos puntos de su evolución, es mostrar esta pasividad que
asombró a otros incluso ante el shock económico que Fujimori aplicó en 1990.
Recuerdo que en un acto académico en Caracas, un profesor me preguntó
al respecto: « ¿Es que los peruanos no tienen sangre en las venas?». Ciertamente
algo entendible tras la experiencia que ellos tuvieron con el «Caracazo» al
comenzar un ajuste leve en relación al fuji-shock. Respondí que una primera
diferencia era que este en el Perú vino tras quince años de crisis económica casi
continua y en medio del miedo y la desarticulación generada por la persistente
ofensiva terrorista de Sendero Luminoso. Recordé que el inicio de los ajustes
equivalente al ajuste que originó el Caracazo se produjo en 1977 y el pueblo
peruano respondió con el primer paro nacional del 19 de julio, al que siguieron
otras movilizaciones.
En este caso un líder y un grupo reducido ejercen un poder notable: Fujimori
refleja la personalización del poder que compartirá básicamente con Montesinos
en una coalición que luego analizaremos. Es cierto, además, que el poder se
ejerce dentro de límites formalmente mal definidos y esto se da especialmente al
aplicarse la Constitución de 1993. A partir de un vacío de este pero en particular
por imposición de su mayoría parlamentaria, cambió al capricho lo que establecía
la ley del Presupuesto, y gobernó por simples decretos de urgencia y expropiando
en la práctica al Congreso la capacidad de fiscalizar. Este es un simple botón de
muestra.
Pero Morlino agrega, para la caracterización de estos regímenes, que en
ellos no se reconoce la autonomía ni independencia de la comunidad política. Sin
duda, pero no se requieren disposiciones legales expresas como cuando antes se
declaraba fuera de la ley a uno o varios partidos. Se administra su debilidad. Se
cierran las puertas para cualquier tarea de «representación» y se niega
sistemáticamente cualquier canal que lo intente. El discurso político pretende
incluso parlamentarios que no «gestionen» por sus pueblos. Se implanta el estilo
clientelar que tantas veces ha operado, agudizado en tiempos autoritarios. El
Presidente recibe y busca relaciones particulares y «baños de masas» con ofertas
puntuales y regalitos. No se acepta la gestión intermediaria de entes colectivos ni
de sus dirigentes, sean partidos u organizaciones sociales autónomas. Solo se
recibe a organizaciones que ellos manipulan y, aunque en esto hay evolución
porque poco a poco crece la iniciativa de base y no todo se puede controlar, este
rasgo se mantiene hasta el final. La gente adquiere la conciencia de que no sirve
para nada, a sus intereses inmediatos, recurrir a partidos, a organizaciones
sociales, etc.
Revisando finalmente los rasgos que agrega Morlino a lo planteado por
Linz, será evidente que en la coalición no predominan los que tienen
responsabilidad frente al electorado. Que el CCD y el congreso unicameral elegido
por distrito único en las elecciones de 1995 apoyaron sin fiscalización ni
autonomía a Fujimori, aunque dejando dudas sobre la forma en que obtuvo
mayoría absoluta en el Congreso; confirma lo que este autor señala como
sistemas electorales propios y asambleas parlamentarias con rasgos particulares.
En pocos regímenes se pueden hallar todos los rasgos que indican los teóricos.
Coalición Mafiosa
El núcleo básico del régimen está constituido por la relación de Alberto Fujimori y
Vladimiro Montesinos, que cual siameses encabezan la coalición mañosa, la
construyen y la conducen. El primero al margen de si nació en el Perú o vino
pequeño desde el Japón con sus padres es un ciudadano japonés que engañó a
los peruanos diciéndose peruano.
En efecto, de acuerdo a la Constitución de 1933, vigente cuando cumplió 21
años, al cumplirlos Fujimori debió optar entre la nacionalidad peruana y la
japonesa. Si quería ser peruano tenía que renunciar a la japonesa antes de sacar
su libreta electoral. No puede haberlo hecho porque en tal caso no se la hubieran
devuelto o reconocido al término de su mandato, después de haberlo reconocido
como Jefe de Estado del Perú y recibirlo como tal,
Vladimiro Montesinos era un capitán retirado deshonrosamente del Ejército
peruano, tras acusaciones de traición a la Patria que por las manipulaciones que
los militares realizaban en la mal llamada «justicia militar» no fue condenado como
tal. Fue encontrado en los cuarteles de la CIA por un general peruano que lo
denunció. Su ingreso estaba prohibido, con foto denigrante incluida, en todo
cuartel militar hasta que el gobierno de Fujimori eliminó la prohibición. Abogado,
en sus años de retirado del Ejército, defendió casos de narcotráfico según
diversas versiones periodísticas.
Este par de «angelitos», uno por elección popular y el otro por hábil
asociación, se aliaron para hacer viable el gobierno que comenzaba el 28 de julio
de 1990 en condiciones de precariedad.
Para un autoritario es inconcebible gobernar sin mayoría parlamentaria. En
la cultura política de 1990 lo era incluso para muchos que se entendían
demócratas. En ese contexto, Fujimori fue visto muy débil al comenzar, aunque
con el shock económico-social demostró que no lo era. Le faltaba partido, equipo y
carecía de voluntad para forjar alianzas. Gobernar es mandar en la cultura política
peruana y él lo expresaba bien. Planteaba a los demás «subirse al carro» sin
explicar claramente el destino del mismo. Desde los días previos a la asunción del
cargo, encerrado en el Círculo Militar porque «alguien» lo convenció de que corría
peligro y podían atentar contra él, la influencia de Montesinos radicaba en la forma
de establecer la relación con las Fuerzas Armadas.2 Cuando el mismo 28 de julio
de 1990 destituyó al Almirante Alfonso Panizo Zariquiey, Comandante General de
la Marina y Presidente del Comando Conjunto de la Fuerza Armada, se confirmó
2
Allí lo visité -alrededor del 17 de julio cuando me llamó a proponerme fuera su ministro de Educación. Le dije que desconocía
a dónde se dirigía su barco y le dije que el curso se definía en esa coyuntura por Economía y por Defensa, no por Educación.
Le pedí entonces me informara de ello. No fue muy claro, salvo para decirme que las pequeñas obras eran su estrategia de
legitimidad. Como no me quedó claro el rumbo y veía que la oferta era personal y no planteaba ningún acuerdo con las fuerzas
políticas, le dije que no aceptaba. Insistió y me dijo que yo no aceptaba porque no me autorizaba Izquierda Unida. Le dije que
no, que IU era una alianza y que yo decidía por las razones que exponía. Le dije que si quería hablar con ellos le podía llevar a
todo el Comité Directivo pero que mi decisión era firme. Así ocurrió. En la reunión se cuidó de no decir que optaba por el shock
y que ni siquiera buscaría los amortiguadores que tantos proponíamos desde la campaña. Sostuvo que él sí dialogaría con
Sendero Luminoso, a lo cual Jorge del Prado respondió: allí solo hablan las metralletas. En IU no fuimos rígidos, dado el grave
momento del país, autorizamos que pudieran aceptar cargos quienes no eran parlamentarios o dirigentes nacionales, lo que
permitió el breve ministerio de Gloria Helfer quien salió por defender los derechos del magisterio, establecidos en ley vigente.
este curso. Esta forma de actuar lleva el sello de Montesinos; el fondo, siendo
totalmente legítimo en un nuevo mandatario, muestra que ya en ese momento
tenía Fujimori los elementos y el curso definido en una dirección. ¿Cómo llegó un
extraño, desinformado sobre las FF. AA., sin aparato partidario ni políticos
experimentados a su alrededor, a decidir este y otros cambios importantes en la
cúpula de las FF. AA.?
Montesinos era la clave. Se había movido cerca de los círculos de poder
militar con astucia en los 70, a pesar de su juventud y bajo grado militar. Perdió
pero aprendió. Sabía quien era sobornable, por razones materiales o de las otras,
conocía generales capaces e incapaces, manipuló hilos y fue un factor decisivo en
la recomposición de la cúpula militar efectuada por Fujimori para llegar al comando
adecuado para el 5 de abril de 1992. No son pocos los cambios y aflora una
característica muy comentada después: van desapareciendo los más capaces, los
que comenzaron como espadas de honor. Este rasgo llegó hasta el extremo de
que tal premio se convertía en motivo de invitaciones a retiro y postergaciones. La
Marina y la Aviación terminaron comandadas por oficiales especialistas en
inteligencia, que por ley no podían llegar al máximo grado militar. El Almirante
¡barcena nunca comandó un buque de guerra. ¿Qué hacía de Comandante
General? Lo mismo ocurrió con el general Bello. Pero ambos fueron puestos por
Montesinos porque los probó previamente en su entorno especializado. Hermoza
Ríos no era un general con liderazgo antes de ser Comandante General, todo lo
contrario. Su puesto en el escalafón no lo llevaba a ese cargo si previamente no
se hubiera sacado a otros que sí eran líderes de su institución.
Tuvo capacidad para hacerse su cuota de poder, pero no más y cayó
cuando creyó que él era el poder y se envaneció haciéndose proclamar «general
victorioso» dentro y fuera del régimen, aunque ni frente a Sendero Luminoso
donde el victorioso fue el general de policía Antonio Ketín Vidal ni ante el Ecuador
donde fue derrotado por más que cantara victoria junto con Fujimori, en evidente
juego mentiroso,
Montesinos fue el articulador de la acción de Fujimori en las Fuerzas
Armadas y en la Policía, como ha quedado evidenciado en los videos de 1998. Si
se encontraran los de los años previos tendría que verse cómo intrigó, coordinó,
compró y vendió, chantajeó y castigó, paso a paso. Esto en instituciones
militarmente jerarquizadas es más fácil que entre empresarios y entidades civiles.
Esta fue su base de poder y se desarrolló hacia otros campos desde ese punto.
No puedo establecer los límites del pacto pero no cabe duda de que esta alianza
básica le dio consistencia al gobierno de Fujimori desde sus primeros años y es la
que decide el golpe del 5 de abril que de ninguna manera es un hecho casual o
coyuntural. Es una acción planificada, diseñada desde el comienzo del mandato y
a la cual se arribó paso a paso. Y en el comienzo está básicamente Montesinos.
Tan fue clave que al quedar Montesinos al descubierto en el 2000, y cuando
Fujimori pretende tomar distancia de él, todo se desmoronó paso a paso. Los
siameses suelen morir si se intenta separarlos, salvo que la operación sea per-
fecta y eso en política es muy difícil.
Antes de continuar y examinar toda la coalición con sus componentes
civiles y militares, cabe que nos preguntemos:
¿Porqué coalición mañosa?
Hay un rasgo que está en el sentido común de hoy, el comportamiento mafioso.
Los videos donde se demuestra la intriga, la compra de conciencias, la
administración de prebendas, puestos, el chantaje, la entrega de enormes sumas
de dinero a cambio de apoyos, silencios o acciones delictivas, el manejo de
influencias y la articulación sobre todos los poderes del Estado y ante este
comportamiento el desfile de jueces, ministros, congresistas, generales,
almirantes, magistrados autónomos, banqueros, empresarios de prensa y TV, etc.,
todo lo exhibido ahora, muestra un comportamiento mafioso que ya Julio Cotler
incluye en su caracterización hecha tras los descubrimientos del año 2000, así
como Manuel Dammert en obra reciente del 2001.
En este caso se trata de un comportamiento mafioso en el mismo seno del
poder, en la cúpula, y no solo se expresa en lo que vimos en videos sino, también,
en los grupos paramilitares que actúan desde el Ejército y la Policía, que tienen
antecedentes previos al 90 y que no parece que hayan actuado solo como
respuesta absurda y denigrante al terrorismo de Sendero Luminoso o el MRTA.
Existen elementos en las acciones encubiertas, ropaje del SIN, que dirigen la
acción mañosa y sus chantajes contra civiles, empresarios por ejemplo y en par-
ticular opositores, así como a otros mañosos en particular en el narcotráfico. La
investigación periodística muestra diversos ejemplos aunque falta un trabajo
sistemático aún.
Cuando Salvatore F. Romano33 escribe sobre «el gran Tío de los Grandes
Tíos de la isla» Calógero Vinzzini, presentándolo como «hombre generoso y
calumniado, amante del orden y ligado a sus deudos, que había tenido la
desgracia de haber sido innumerables veces denunciado y acusado, pero al fin
siempre absuelto, también por insuficiencia de pruebas», me acuerdo de muchos
congresistas del fujimorismo o de la Fiscal Colán defendiendo a Montesinos. Para
que no fuera interrogado, llegaron a restringir las facultades de las comisiones
investigadoras, de modo que solo pudieran citar a los comandantes generales o al
jefe del SIN, desde entonces bautizado como «jefe nominal».
Este mismo autor ubica el origen del término mafia en 1865, en un informe
del prefecto Gualtiero: « [...] oposición política y actividad rufianesca confundidas y
asimiladas, acción de policía y concurso de actividad delictiva». Romano enfatiza
otro rasgo: una especie de estamento intermedio entre la autoridad y la
delincuencia, más que una asociación rufianesca, un grupo y un estamento
dirigente de actividades criminales, no se identifican necesaria o directamente con
el malhechor y el delincuente.
Añade como contribución histórica de la mafia siciliana: «Mediante el
establecimiento de una tupida red de vínculos de recíproca influencia entre la
actividad criminal y económica, entre bandidaje y política, entre justicia pública y
privada [...]».4 Señala también como elementos presentes de los grupos mañosos
el «espíritu de clientela», la relación personal o de grupo con la que detenta en la
vida política, económica o social cierta dosis de poder o de prestigio. Un elemento
3
Romano, Salvatore Francesco. Historia de la Mafia. Mito y realidad, caracteres sociales e influencias políticas del poder
secreto de la mafia desde sus lejanos orígenes hasta nuestros días. Madrid: Alianza Editorial, 1970.
4
Ib., p. 143.
decisivo es su influencia en el aparato burocrático, administrativo y policiaco del
Estado.
Ciertamente hay diferencias porque aquí el comportamiento mañoso parte
de un núcleo asentado directamente en el Estado. Pero Montesinos, que articula
esta dimensión que se expresará en los círculos concéntricos que describiremos,
es justamente un funcionario intermedio, sin representación ni autoridad propia,
ubicado en la trastienda que hace su juego propio articulado al Presidente y con
quien constituye la cúpula del poder.
El carácter mañoso de la coalición no es solo una manera de calificar lo que
vemos y rechazamos. El rasgo que parte de los instrumentos que se usan en el
juego del poder desde la compra, el soborno, el chantaje con cualquier forma de
exclusión hasta el crimen físicamente hablando- es útil para orientar la
investigación más allá de los rasgos del presente no solo por el curso ulterior, al
durar más tiempo, sino por lo que caracteriza al poder en nuestros tiempos en
mucho del mundo globalizado. Susan Strange, en La retirada del Estado5 nos
recuerda como premisa de su libro, que « [...] las fronteras territoriales de los
estados ya no coinciden con los límites que la autoridad política mantiene sobre la
economía y la sociedad». La parte presente, pero hoy aún la menos avanzada de
las investigaciones, vincula a esta coalición mañosa con el mundo del narcotráfico
latinoamericano así como con la compraventa de armas y, si bien el poder de
Fujimori y Montesinos se asentó en el Estado y lo hizo más fuerte, se debe
desbrozar la relación con las mafias internacionales de este tipo, porque existen
suficientes indicios de Las conexiones y acontecimientos que para explicarse hay
que salir de la frontera de acción estatal y entrar al campo de las mafias que
lucran con el narcotráfico y la compra-venta de armas.
Un régimen civil-militar
Fujimori y Montesinos son los actores principales del autogolpe de estado del 5 de
abril de 1992. Desde ese momento el régimen constitucional deja de existir, rige
un período de dictadura que va desde ese día hasta la instalación del Congreso
Constituyente, en que, siguiendo los periodos propuestos por Sinesio López,
puede hablarse de una «democradura». No concuerdo con que ese período pueda
llamarse «dictablanda» si entendemos que esta señala un régimen autoritario más
no dictatorial, y entre el 5 de abril y el 31 de diciembre de 1992 se ejerció
dictadura, no era un régimen autoritario. No lo fue porque no se da un pluralismo
limitado y no responsable. No hay pluralismo y punto. Están excluidos los actores
que no formaron parte del golpe, aunque participen de elecciones que abrirán
parcialmente el espectro a partir del 1° de enero de 1993.
Pero lo que se desarrolla luego del 1° de enero de 1993, con esta digresión
en paréntesis, es un régimen autoritario civil-militar. Su punto de partida es civil, un
gobernante constitucionalmente elegido, junto con otro civil y expulsado de las
FF.AA., realizan dos tareas previas: toman y autonomizan de los comandos
institucionales los Servicios de Inteligencia de Las FE AA. y la Policía Nacional,
que dirigirá realmente Montesinos desde el Servicio de Inteligencia Nacional.
5
Strange, Susan. La retirada del Estado. Quién gobierna el mundo en el capitalismo global ¿mafias, multinacionales,
empresas de consultaría, candes..? Barcelona: Incaria editorial e Intermón Oxfam, 1996.
Desde allí y en su ubicación de asesor presidencial que comenzara privadamente
con el tema de los impuestos del candidato Fujimori, Montesinos será clave en la
segunda tarea: desplazar de la cúpula a todo general o almirante que incomode y
cooptar el nuevo comando a fin de subordinarlo.
Los comandantes generales y el director de la Policía Nacional que realizan
el golpe con Fujimori han sido colocados allí para el efecto, previamente han sido
escogidos con las características necesarias para subordinarse a esa causa y
aceptar la lógica de las prebendas que comienza por su modalidad de acceso al
cargo y sigue con todo lo que veremos después a la hora de la justicia.
En este régimen el liderazgo es civil. La cúpula militar actúa cooptada y
recompuesta por este liderazgo de los siameses. No estamos ante modelos
similares a los regímenes de 1968 o de 1962, en que el liderazgo fue militar, bajo
formas institucionales o institucionalizadas que podían acercarse más a los
regímenes burocrático militares o burocrático autoritario. Tampoco estamos en los
regímenes caudillistas militares que los precedieron en tiempos oligárquicos,
aunque los regímenes «institucionales» de las FF.AA. para muchos fueron
simplemente dictaduras pretorianas.
La iniciativa política no estuvo en los militares, pero estos tienen mucho más peso
en el período 90-92 por la violencia terrorista y la debilidad del nuevo gobierno. Su
presencia no solo es condición para combatir al terrorismo, sino para ordenar el
poder, sirven de amenaza y sirven a la autoexclusión de una parte de los partidos
y a la participación limitada de otros. No se explica ese orden solo en términos
militares: no podía haber cuajado sin el control de los medios de comunicación,
especialmente televisoras, y sin el apoyo explícito de empresarios y tecnócratas
que actuaban como voceros del consenso de Washington.
No estamos pues ni ante una expresión del caudillismo militar ni ante una
expresión de ese cuerpo con iniciativa propia, pero sí ante la utilización con
mecanismos de corrupción incluidos, de los atributos de la burocracia militar y de
sus reglas institucionales. Pienso, al revés que Grompone que sí se compromete a
las FE AA. como institución, sacando a algunos los más valiosos jefes- pero
subordinándose burocráticamente la mayoría de estos. ¿Qué puede pensarse al
ver en video el desfile de generales y almirantes firmando a finales del fujimorismo
su «carta de sujeción» en acto explícitamente deliberante? Solo uno explicitó su
autonomía autofalsificando su firma y lo expulsaron.
Lo que en particular la revista OIGA denunció como la existencia del «Plan
Verde» preparado por los Estados Mayores durante el gobierno de García, es un
indicador que además de tener muchos indicios de su existencia, fue eficaz en
soldar las relaciones de la cabeza de la coalición con los mandos y las
instituciones militares. En esos documentos se muestra un trabajo «legal» hecho
por estados mayores que tienen que plantearse «hipótesis» para tener preparada
la fuerza en caso de cualquier eventualidad.
Ocurre que se trata de hipótesis abiertamente contrarias a la Constitución,
en acto que los convierte en aparato cuasi partidario. Pero sirven para «soldar
relaciones» haciendo del molde ideológico un cemento de vínculos establecidos
desde La cúpula. En esos documentos se encuentran desde las obvias referencias
a La política antiterrorista en un momento en que aparecían arrinconados y su
reclamo era militarizarlo todo hasta la política económica neoliberal pasando por
radicales posturas en políticas que forzaran la anticoncepción para reducir los
nacimientos, con métodos que envidiaría la lógica fascista y que, aunque en el
papel aparecen delirantes, en la práctica se aplicaron desde el Ministerio de Salud.
Esta referencia al «Plan Verde» es otro indicador de lo antes descrito al hablar de
democracia tutelada. Su texto no es una sorpresa, lo que no puede ocurrir es que
ese contenido sea parte del trabajo normal y legal de Fuerzas Armadas no
deliberantes según la Constitución pero que esta misma consagraba como un
Estado dentro del Estado.
Estamos ante militares profesionalizados, distantes del viejo caudillismo que
existió en el Estado Oligárquico, que solo pudo ser cancelado y reformado por
iniciativa militar, dado el poder acumulado y la alianza de estos con los oligarcas
hasta Odría (1948-1956). Se trata de instituciones que forman parte de sociedades
complejas y tiempos de vigencia urbana antes que rural. Los rasgos burocráticos
que en este plano señala Morlino corresponden bien al plano militar. Pero la
burocracia civil es muy débil y sin continuidad. Lo civil viene más del núcleo
Fujimori y Montesinos, de sus aliados en la tecnocracia que se vincula y sustenta
en la repetición domesticada del libreto neoliberal, originado en los organismos
multilaterales y el empresariado local de mayor nivel.
Las funciones de la corrupción, así como sus causas, son similares a las de
la violencia. A ambas las fomenta la modernización; ambas son
características de lo que en adelante llamaremos sociedades pretorianas;
las dos constituyen, por último, un método por el cual los individuos y los
grupos se relacionan con el sistema político y, en verdad participan de él
8
Ib., pp. 145-146.
9
Ib., pp. 149450.
10
Huntington, Samuel El orden político en las sociedades en cambio. Barcelona: Ediciones Paidós, 1972, p. 63.
violando sus costumbres. De allí que la sociedad con una elevada
capacidad para la corrupción la posea también para la violencia [...].11
11
lb., p.67.
12
Ib-, p. 72.
13
Ib., P. 73.
énfasis en la tecnocracia y la apuesta antipartido y antipolítica. Las explicaciones
de Huntington desde décadas anteriores -1972- confirman el derrotero seguido.
Capítulo 7
EL REDISEÑO CONSTITUCIONAL
1
El ausentismo estuvo en el mismo rango que en las elecciones anteriores y posteriores hasta la depuración del padrón a
fines de la década, instaurando el DNL No hay duda, pues, del apoyo a Fujimori y de la aprobación popular a que se cambiara
la Constitución. Los datos vienen de la ONPE.
Fujimori tenía bien claro desde julio de 1990-su perfil autoritario, que lo llevó a
preparar el terreno del autogolpe, su discurso antipolítico, el discurso para
desprestigiar a las instituciones y su pretensión de reemplazar los mecanismos de
representación democrática (que necesariamente se da a través de instituciones)
por uno plebiscitario o de relación directa con la población, lo desnudaban de
cuerpo entero. Como Julio Cotler dice:
Bastarán algunos ejemplos para ver cómo es que Fujimori antes del golpe ya
actuaba autoritariamente, o como dije en Los años de la langosta: los meses que
duró el gobierno «democrático» de Alberto Fujimori, eran la «Crónica de una
muerte anunciada».
Uno de los rasgos claros en este camino fue la acentuación de la
militarización del país. Fue evidente el pacto que había hecho con los militares; la
instalación del Presidente en el Círculo Militar para desde allí negociar su primer
gabinete, era algo sintomático.
Por eso es ligero decir que Fujimori tenía a la voluntad popular de su lado,
era una opinión pública fragmentada la que le daba su apoyo, rodeada de las
condiciones sociales que ya mencionamos, se podría decir que las encuestas
reflejaban opinión pública traducida en pasividad, pero de ninguna manera apoyo
activo.
Esto se comprueba cuando Fujimori al llegar la misión de la OEA convoca a
un mitin en la Plaza San Martín y no logra más de diez mil personas cuando en
esa plaza no se queda bien con menos de sesenta mil. Todos los partidos
opositores creímos que teníamos la gran oportunidad, convocamos una semana
después a lo mismo y, entre todos, no tuvimos más de quince mil personas.
Ante la pasividad de la población, que daba un amplio margen de juego al
gobierno, Fujimori creía que no iba a tener problemas con el frente externo, se
nutría en poder y en egolatría con las muestras mayoritarias a favor de lo que
había hecho: las encuestas lo apoyaban; no contaba con que en el frente externo
el panorama le iba a resultar más complicado, como lo fue al postergarse varias
decisiones financieras. La convocatoria a elecciones al CCD para que legislara y
diera una nueva Constitución fue una concesión que se logró por la presión
externa y no por la interna. La OEA y el Departamento de Estado Norteamericano
presionaron fuertemente para que hubiera una salida «democrática» a este
problema. Resulta adecuado citar en esta parte a Sinesio López quien menciona
las características peculiares de la transición que se venía abriendo paso:
El CCD fue el escenario donde los representantes del pueblo elegidos para
apoyar a la dictadura instaurada el 5 de abril, llevaron su voluntad de
continuar en el gobierno y trataron de hacer una Constitución a su medida
[...] fue también el escenario donde las minorías optaron entre el apoyo al
dictador o la oposición a este.10
11
Informe de la Comisión Investigadora para el caso de la Privatización de AeroPerú, 12 de enero de 1993.
este tipo de procesos en nuestro país [...] pero lo que evidente es que se
han respetado la Ley y las Bases de las subastas (Marco General de
Actuación que obliga a todas las partes de una Licitación o subasta). Como
es natural en los concursos y licitaciones, unos ganan y otros pierden.
La comisión tuvo un arduo trabajo ya que estaban con todos los organismos del
Estado involucrados en contra. Los militares interferían la investigación
reclamando que pase a su fuero. Tras la declaración de su comandante general
12
Informe de la Comisión Investigadora para el caso La Cantuta, 23 de junio de 1993.
13
Pease, García Henry. Remando a contracorriente. Op. cit, p. 23.
Hermosa Ríos ante la comisión, sacaron los tanques a las calles como una
demostración de fuerza, como diciendo: «A ver que investiguen», a la vez, el
Ministerio Público y el Poder judicial no cumplieron a cabalidad sus funciones y
demostraron más bien temor y negligencia al actuar. Además, un golpe artero
recibió la comisión por parte del propio Congreso: siguiendo los dictados de
Fujimori-Montesinos y Nicolás Hermoza Ríos, el pleno del Congreso recortó las
atribuciones de la Comisión, resolviendo que solo podría citar a declarar al
comandante general de cada Instituto Armado y no como dice la Constitución a
cualquier persona. Esto fue letal para la comisión ya que esta debía llamar a
declarar a Montesinos que había sido directamente involucrado en el hecho y a
otros más que podían en sus contradicciones revelar mucho de lo actuado.
De hecho, incluso antes de que le quitaran estas facultades, la Comisión no
pudo hacer concurrir a los directamente involucrados ni menos tener acceso a
documentación sobre los soldados de la base de la Cantuta que estuvieron
presentes en el momento de la intervención ya que los militares decían que esto
era un «Secreto» y «que estaba en pleno proceso de investigación» o afirmaban
de manera desafiante que era imposible contar con una lista de ese personal ya
que «rotan muy seguido y hay una imposibilidad de individualizarlos».
A esto se debe agregar que una vez enterados de las denuncias y la
conformación de una Comisión Investigadora, el Consejo Supremo de Justicia
Militar abrió instrucción contra Los responsables del crimen, con el claro propósito
de interferir y bloquear la investigación parlamentaria. Se generó así un conflicto
de competencias entre el fuero civil y militar que tenía que ser resuelto por la Corte
Suprema. Según ley orgánica, la Corte Suprema requería de cuatro votos para
establecer la competencia; al no contar con los votos y ser necesario para el
régimen que la Corte Suprema fallara a favor del fuero militar, se desemboca en la
tristemente célebre ley Cantuta. La ley Cantuta variaba el procedimiento de
votación indicando que para dirimir competencias solo se necesitaba mayoría
simple de votos. Así se resolvió a favor del fuero militar entre gallos y media
noche.
En estas condiciones y con una mayoría congresal en contra, la Comisión
llevó valientemente la investigación a buen puerto, pese a todas las vallas y
obstáculos que le pudieron poner. Aquí presentamos un breve resumen de los
dictámenes tanto en mayoría como en minoría. Resulta interesante observar
algunas conclusiones y recomendaciones que la Comisión formuló ya que se
puede evidenciar la forma cómo Montesinos y Fujimori manejaban las instituciones
a su antojo incluyendo al Congreso. Una descripción de la realidad, como una
visión de lo que existía y se ocultaba y como una premonición de lo que vendría
en los próximos años de oprobio fujimorista.
Dictamen en mayoría: algunas Conclusiones (Cong. Cáceres, Helfer y
Cuaresma, oposición democrática)
De todo esto, viene una pregunta: ¿Si se conocían todos estos hechos, estas
graves irregularidades, si ya estaba apareciendo la dudosa figura de Montesinos,
¿por qué no se investigó? La respuesta es que no quisieron hacerlo, ellos estaban
coludidos con la mafia y tenían que actuar en consecuencia.
Dictamen en mayoría:
Dictamen en minoría:
10. El daño al país. Llama la atención que el dictamen por mayoría, no haga
mayor referencia a los graves perjuicios que se derivan para el país de la
operación de fletamiento de los barcos, que en realidad, insistimos, fue una
compra encubierta.
[...] conclusiones: no reconocimiento de la deuda contraída por el Gobierno
Peruano de manera irregular y que sustituyó en 1983 la deuda privada de la
CPV S.A., que tal como se señala perjudicó al país, contando con
14
Informe de la Comisión Investigadora sobre la Adjudicación de las Naves Mancare y Pachitea, 13 de septiembre de 1994.
complicidad de funcionarios de Los Bancos American Express y Chemical
Bank [...]. Acusar constitucionalmente al ex ministro de EFC Carlos
Rodríguez Pastor, por delito de concusión [...],
El CCD: la Constitución
Todo esto es cierto, pero a medida que pasaba el tiempo y viendo el descaro de la
mayoría congresal al votar leyes en contra de la propia Constitución, me hace
reflexionar de otra manera; evidentemente el CCD se instaló dentro de un golpe
de Estado y no funcionó ninguna transición democrática desde el mismo. Por otra
parte, la mayoría congresal con que contaba el gobierno era digitada desde
Palacio, pero eso siendo exagerado por el distrito electoral único y la ausencia de
aparatos partidarios, no es muy diferente de lo que en todos los gobiernos de
exagerado presidencialismo hicieron sus mayorías absolutas en el Congreso.
Ahora también sabemos que desde el Servicio de Inteligencia Nacional se
articulaban los operadores políticos con la coalición mañosa gobernante.
18
Ib., p. 21.
Pero, la Constitución redactada, ¿era a la medida del régimen autoritario?
Todo el contexto en que se vivió esa época así lo hacía pensar, de hecho, no
solamente a mí sino a juristas como Enrique Bernales quien afirma:
1. La Constitución de 1993 que fue aprobada por el CCD expresa por un lado
el acuerdo básico que existía en los dos años previos entre el FREDEMO y
el gobierno de Fujimori sobre lo que debía ser el Régimen Económico, esto
es, un orden neoliberal, y, por otro lado, el pacto entre Fujimori y los grupos
de poder económico, tanto nacionales como extranjeros.
2. En cuanto al régimen político, el aprobado por la Constitución de 1993 no
resultó a la medida del dictador, ni siquiera en la reelección presidencial,
pues es evidente que Fujimori apostaba a más de un periodo tal como lo
anunció Martha Chávez, la única que insistió en tal fórmula cuando
relativizaron su discurso para no asustar a los electores de 1995. Ni el
referéndum, ni el Tribunal Constitucional, ni la elección de jueces y fiscales
al margen del Ejecutivo y Legislativo por ejemplo eran fórmulas compatibles
con el régimen político que estaban construyendo. Constituyeron claves en
la batalla de la oposición cuando se neutralizaron con leyes contrarias a lo
establecido en la Constitución o con argucias y leguleyadas. A pesar del
desbalance de poderes, el régimen político de la nueva Constitución tuvo
que ser sistemáticamente violado por el autoritarismo del gobierno mañoso
y eso contribuyó a su desprestigio tanto o más que sus resultados
económicos ya que evidenció el carácter del régimen a muchos de los
ciudadanos que antes lo apoyaron.
19
Bernales, Enrique. «Estructura del Estado y Modelo Político en la Constitución de 1993». En la Constitución de 1993.
Análisis y Comentarios. Serie: Lecturas sobre Temas Constitucionales 11. Lima: Comisión Andina de Juristas y Honrad
Adenauer Stiftung, 1995.
El Acuerdo Neoliberal inicial
Este ordenamiento llevó a que el CCD tuviera poco que agregar en la materia,
más aún, hay que considerar que estas modificaciones fueron hechas con la carta
constitucional de 1979, su flexibilidad permitió tanto las privatizaciones como otras
medidas liberalizadoras. Después, esta tendencia será confirmada con el
nombramiento del ministro Carlos Boloña, quien continuará con las reformas
estructurales siguiendo los dictados de los organismos financieros internacionales,
obviamente respaldados por los empresarios e industriales pertenecientes a la
CONFIEP y a la SNI, quienes también viraron en su apoyo a Vargas Llosa y
apostaron por Fujimori cuando vieron que este realizaba las reformas que estos
pedían y respaldaban. Con ojos de hoy, algunos dirán que CONFIEP y SNI no
representan lo mismo, que estos últimos se retiraron de la primera. Es cierto, pero
un caramelo para ambos fueron las medidas de flexibilización laboral y también
era común con muchos peruanos más la necesidad de poner orden en la
economía manejada irresponsablemente varios años. Pero dentro de eso se
introdujeron las medidas que acabarían con mucho de la industria, a la que se le
negaron mecanismos de adaptación y reforma indispensables para modernizarse
con menor daño.
Las medidas enunciadas corresponden a un contexto que nos rodea. El
consenso de Washington condiciona los comportamientos de todos los gobiernos
de la región pero, en nuestro caso, las políticas neoliberales más radicales se
imponen tras la experiencia heterodoxa del gobierno de Alan García que llegó a
los extremos de la hiperinflación y agudizó los cambios que debían realizarse en
correspondencia con lo que ocurría en todo el mundo. En efecto, el Estado
intervencionista dejado por los militares, construido sobre una larga época en la
que el propio empresariado Le reclamaba al Estado radicalizar su rol promotor
dado que desde 1957 caía la inversión foránea y las inversiones estatales eran la
manera de mantener el nivel de la actividad económica en el corto plazo se veía
agotado y fracasado tras los resultados del gobierno aprista y las ideas
neoliberales que desde principios de los ochenta se impulsaron con fuerza y que
bruscamente se desarrollaron en amplios sectores tras la estatización de la Banca
en 1987. Estas leyes del parlamento 90-92 dadas a través de la delegación al
Poder Ejecutivo eran polémicas pero aceptadas por muchos. No debo olvidar que
una no lo fue, el primer decreto legislativo mencionado, que liberaliza las rutas del
transporte público y se complementa con la eliminación de los controles técnicos a
los vehículos de servicio público y con la liberación de tarifas.
El Tribunal de Garantías Constitucionales derogó de inmediato ese decreto
legislativo porque violaba la Constitución de 1979, que daba la facultad de regular
el transporte y el tránsito a los Concejos Municipales y no al Parlamento o al
Ejecutivo. Fujimori repuso el decreto de inmediato, tras el 5 de abril, y su efecto en
Lima fue desastroso. Pasamos en poco tiempo de 7000 a 27000 «combies», tipo
de vehículo que las normas municipales derogadas trataban de desterrar por sus
efectos nocivos para la circulación ordenada. Contra todas las nociones técnicas
de administración de la ciudad, Lima se convirtió en un modelo de ciudad caótica
por obra del paroxismo neoliberal. Lo califico así, consciente de que en todas las
grandes ciudades de donde nos vienen estas ideas de moda, las tesis
neoliberales, los alcaldes administran la ciudad con estos y muchos más poderes,
porque libertad no es libertinaje y sus Estados ejercen poder regulador en la
economía.
¿Por qué tendría que extrañarme esto si hace meses que muchos peruanos
están a la expectativa de la renovación de los acuerdos del ATPA desde EE.UU.
para que nuestros algodones, textiles o espárragos puedan ingresar a sus
mercados? ¿No han sido desde esos poderosos gobiernos que nos predicaron
que teníamos que abrir todas nuestras fronteras para que sus productos y los de
otros países nos inunden, aunque quiebren nuestras industrias y hasta nuestra
agricultura donde, en forma increíble, importamos arroz y papa que tanto nos
sobra? Nos dijeron que el proteccionismo era algo del pasado pero lo aplican
todos los días para ellos. Es que la única ley que parece existir sobre todo el orden
de esta llamada globalización es «la ley del embudo», donde la parte ancha es
para las empresas y países todopoderosos y la angosta para dos tercios de la
humanidad. Pero diariamente, en todos los medios de comunicación y desde
todos los poderosos, este es el mensaje nuevo, el único que se trata sin desprecio
y sin exclusiones.
El diseño de la Constitución:
el neoliberalismo y el intento autoritario
Art. 116: «El Estado promueve y protege el libre desarrollo No tiene artículo comparable
del cooperativismo [...]».
Art. 120: «El Estado impulsa el desarrollo de la Amazonia. Art. 69: «El Estado promueve el desarrollo sostenible de la
Le otorga regímenes especiales cuando así se requiere Amazonia con la legislación adecuada».
[...]».
Art.: 118: «Los recursos naturales renovables y no Art. 66: «Los recursos naturales, renovables y no renovables,
renovables, son patrimonio de la Nación. Los minerales, son patrimonio de la Nación [...]. Por ley orgánica se fijan las
tierras, bosques, aguas y, en general, todos los recursos condiciones de su utilización y de su otorgamiento a
naturales y fuentes de energía, pertenecen al Estado. La particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real,
ley fija las condiciones de su utilización por este y de su sujeto a dicha norma legal».
otorgamiento de los particulares».
Art. 121: «Corresponde a la zona donde los recursos Art. 77: «[...]Corresponde a las respectivas circunscripciones,
naturales están ubicados, una participación adecuada en la conforme a ley, recibir una participación adecuada del total
renta que produce su explotación, en armonía con una de los ingresos y rentas obtenidos por el Estado en la
política descentralista. Su procesamiento se hace explotación de los recursos naturales en cada zona en
preferentemente en la zona de producción". calidad de canon».
Art. 122: «El Estado fomenta y estimula la actividad minera
[...]. Actúa como empresario y en las demás formas que No tiene artículo comparable
establece la ley [...]».
Art. 124: «La propiedad obliga a usar los bienes en Art. 70: «El derecho de propiedad es inviolable. El Estado lo
armonía con el interés social. El Estado promueve el garantiza. Se ejerce en armonía con el bien común y dentro
acceso a la propiedad en todas sus modalidades [...]». de los límites de ley».
Art. 128: «Los bienes públicos cuyo uso es de todos, no Art. 73: «Los bienes de dominio público son inalienables e
son objeto de derechos privados». imprescriptibles. Los bienes de uso público pueden ser
concedidos a particulares conforme a ley, para su
aprovechamiento económico».
Art. 131: «El Estado reconoce la libertad de comercio e Art. 59: «El Estado estimula la creación de riqueza y
industria [...]». garantiza la libertad de trabajo y la libertad de empresa,
comercio e industria [...]».
Art. 157: «El Estado garantiza el derecho de propiedad Art. 88: «El Estado apoya preferentemente el desarrollo
privada sobre la tierra, en forma individual, cooperativa, agrario. Garantiza el derecho de propiedad sobre la tierra,
comunal, autogestionaria o cualquiera otra forma asociativa en forma privada o comunal o en cualquiera otra forma
directamente conducida por sus propietarios en armonía asociativa. La ley puede fijar los limites y la extensión de la
con el interés social y dentro de las regulaciones y tierra según las peculiaridades de cada zona. Las tierras
limitaciones que establecen las leyes [...]». abandonadas, según previsión legal, pasan al dominio del
Estado para su adjudicación en venta».
Art. 159: «La reforma agraria instrumento de
transformación de la estructura rural y promoción integral No tiene artículo comparable
del hombre del campo [...]».
Art. 163: «Las tierras de las Comunidades Campesinas y Art. 89: «Las Comunidades Campesinas y las Nativas tienen
Nativas son inembargables, imprescriptibles. También son existencia legal y son personas jurídicas [...]. La propiedad
inalienables, salvo ley fundada en el interés de la de sus tierras es imprescriptible, salvo en el caso de
comunidad [...]». abandono previsto en el artículo anterior [...]».
Art. 152: «La actividad bancaria y financiera cumple función Art. 87: «El Estado fomenta y garantiza el ahorro. La ley
social de apoyo a la economía del país en sus diversas establece las obligaciones y los límites de las empresas que
regiones y a todos los sectores de actividad y población de reciben ahorros del público, así como el modo y los alcances
acuerdo con los planes de desarrollo». de dicha garantía [...]».
21
Bernales, Enrique. Estructura del Estado y modelo político en la Constitución de 1993. Op. cit.
Lo que ocurrió, como lo veremos después, es que hubo un copamiento de las
instituciones por parte de la mafia que no solamente destruyó tradiciones en
cuanto a ascensos y premios, sino que se encargó de callar o en otros casos de
cesar a excelentes militares y diplomáticos para colocar a funcionarios mediocres
y acólitos a la mafia.
Una cosa muy diferente y paradigmática ocurre con los poderes restados al
Congreso en cuanto se refiere al nombramiento de Magistrados de la Corte
Suprema y Fiscales ante la Corte Suprema. Creemos que en estos dos casos, el
texto de 1993 es superior ya que no supedita la elección de magistrados a los
poderes Ejecutivo y Legislativo, sino se deja principalmente en manos de la
sociedad civil dentro del Consejo Nacional de la Magistratura. Esta fue una cuña,
un obstáculo a los planes de la coalición mafiosa que necesitaba de un Poder
Judicial sumiso a sus objetivos: lo combatieron quitando atribuciones al Consejo e
instaurando la provisionalidad.
Con relación a la aprobación de los Tratados solo indicaremos que los temas
medulares en cuanto a tratados requieren aprobación del Congreso y ratificación
presidencial: Derechos Humanos, soberanía, dominio e integridad del Estado,
Defensa Nacional, obligaciones financieras del Estado y los que crean o modifican
tributos; en los otros casos el Presidente puede celebrar o ratificar Tratados sin la
aprobación del Congreso, en todo caso dará cuenta luego al mismo. De hecho
este articulado otorga cierta celeridad a la aprobación de tratados, digamos
menores, y que por el dinámico mundo de las relaciones internacionales,
exacerbado por el fenómeno de la globalización, no requieren mayor trámite ante
el Congreso.
Sostengo que la exagerada fuerza del Poder Ejecutivo proviene más bien de las
ya mencionadas situaciones de hecho que incluimos desde la caracterización del
régimen político. Tampoco la unicameralidad ha significado un equilibro mayor de
poderes, por la misma razón. Es decir, si el CCD no significó la apertura de un
camino de transición a la democracia camino que emprendimos luego, aunque en
relación de continuidad con esa etapa en que la mayoría de los peruanos nos
volteaba la cara, esperanzados en el fujimorismo, no puede esperarse que las
instituciones de la Constitución de 1993 funcionen al margen de las características
del régimen autoritario y por tanto es natural que varias de ellas se convirtieran en
mecanismos que este tenía que anular o distorsionar.
Un Parlamento unicameral se supone que es más poderoso frente al Ejecutivo.
Más aún, tras ver que muchas veces este, bajo el caudillismo desarrollado en
nuestra historia republicana, ha sido más poderoso que lo que disponen los textos
constitucionales, estoy convencido de que volver al bicameralismo debilitará en
vez de atenuar el presidencialismo en nuestro caso. Veo mucha pasión en el
debate y poca consistencia en las razones que se esgrimen, por lo menos en lo
que se refiere al equilibrio de poderes. Comprendo las razones en otras latitudes
pero, ciertamente, entre nosotros solo podría haber un presidencialismo atenuado
con dos Cámaras dentro de un régimen semipresidencial. Hay aspectos que
permiten al Poder Ejecutivo manipular en su favor la bicameralidad, más aún si se
mantiene la elección del Senado en perfecta simultaneidad con la elección del
Presidente, es decir subordinada en tal momento a su liderazgo. Se acentúa más
con un Senado por distrito nacional único, que es la forma única de tenerlo aquí
mientras no se constituyan las regiones, proceso aún a décadas de distancia. No
entiendo, además, cómo así se le llama la Cámara territorial, que es natural en
Estados o provincias que pre-existieron y por tanto cedieron soberanía al Estado
Federal como en Estados Unidos, Brasil o Argentina.
Lo cierto es que el poder del Parlamento parece ser la única manera de
contrapesar los excesos del caudillismo presidencial peruano y debe ser un
parlamento que se renueva por mitades a la mitad del período presidencial. Los
riesgos del unicameralismo se pueden controlar, en cuanto a la ley sorpresa, como
hoy. También se puede llegar a una Cámara más reflexiva. Pero es distinto eso si
el Presidente es básicamente un Jefe de Estado y el Congreso elige al Jefe del
Gobierno. Para eso se requiere que esté operando, sin embargo, un sistema de
partidos y no una diáspora indisciplinada que lleva a la ingobernabilidad. Se
requiere también que maduren otros mecanismos, como el referéndum y las
formas de transparencia, para que en la sociedad del siglo XXI en que la
representación se da «en tiempo real» y no como en los siglos pasados, la política
alcance legitimidad y no la pierda desde el día primero a favor de los autócratas
que tienen medios a su disposición.
Ni el unicameralismo, ni la elección de jueces sin intervención de los Poderes
Ejecutivo y Legislativo, ni la defensoría del Pueblo ni los mecanismos de
participación directa ni las puntuales funciones que recibió el Ejecutivo en forma
adicional dentro de la Carta de 1993 explican el régimen autoritario. Al revés, este
se desarrolló por sí mismo, se apoyó en la reelección inmediata que luego tuvo
que manipular contradiciendo el texto y el debate previo. No le salió pues a la
medida el régimen político en la Carta de 1993.
Capítulo 8
LOS OPERADORES DE LA MAFIA
CARA EL CONTROL TOTAL DE LAS INSTITUCIONES
Ley 26618 del 30.05.96. Se restringen los plazos para solicitar la declaratoria de
inconstitucionalidad de una ley.
Preparando el camino a la ley de interpretación auténtica comienza a desandarse
el camino trazado con el establecimiento del Tribunal Constitucional. Esta ley
redujo de seis años a seis meses el plazo para interponer una acción de
inconstitucionalidad de una ley.
Ley 26657 del 23.08.96. Ley de interpretación auténtica del Art. 112 de la
Constitución Política. Abrió la puerta a la ilegal reelección de Fujimori.
En virtud de esta ley, se interpretó que la reelección a la que se refiere el Art. 112
de la Constitución, esta referida a los mandatos posteriores a la vigencia de la
Constitución de 1993, ergo el mandato presidencial de Fujimori correspondiente a
1990-95 no contaba para los efectos de dicha ley ya que la Constitución se puso
en vigencia en 1993 por lo que el período 1995-2000 vendría a ser el primero y
tendría expedita la reelección para el período 2000-2005.
No hay manera de deducir este razonamiento del texto constitucional o del
debate producido. Como los actores eran los mismos constituyentes, quedaron
simplemente como mentirosos. Consta en el Diario de debates la respuesta del
propio presidente de la Comisión de Constitución, Carlos Torres y Torres Lara, a la
congresista Helfer el día en que se discutía este artículo, poco antes de la
votación; dijo textualmente:
1
Pease García, Henry. Así se destruyó en Estado de derecho. Lima: Congreso de la República, agosto 2000.
candidatos a los otros dos cargos los eligen los fiscales, que permanecen en la
misma condición.
Ley 27163 del 06.09.99. Impiden que los funcionarios con derecho a antejuicio,
procesados en el Poder Judicial, puedan participar en las elecciones generales.
Establece que para aprobar una impugnación o tacha a los candidatos se requiere
el voto favorable de cuatro de los cinco miembros del JNE. Veremos luego cómo
consiguieron esos votos.
«Esta ley, señor, es una infamia». Con estas palabras cerré mi intervención contra
la ley de amnistía para todos los que violaron derechos humanos desde 1980, la
noche del 13 de junio de 1995. Eran los últimos días del CCD, ya había sido
reelegido Fujimori y se aprovecharon gestiones de amnistía para dos generales
demócratas a quienes la justicia militar manejada por el gobierno encarceló por
opinar estando en retiro, durante el conflicto bélico con Ecuador que enmarcó ese
proceso electoral. Para los generales Carlos Mauricio y Walter Ledesma,
ciudadanos incorporados a la UPR que encabezaba Javier Pérez de Cuéllar, era
una afrenta que los vincularan con asesinos como los del Grupo Colina, entre
otros muchos. Pero es gravísimo pretender que delitos de lesa humanidad como
los ocurridos en las décadas de 1980 y 1990 en medio de la lucha antiterrorista
resulten amnistiados.3 Así lo ha establecido luego la Corte Interamericana de
Derechos Humanos.
La impunidad en este caso tiene que haber sido ofrecida a los miembros del
Grupo Colina por estos gobernantes autoritarios que muy poco respetaron el
derecho a la vida. Debieron condenarlos por el escándalo que promovimos en la
denuncia del caso Cantuta hecho colectivo que aquí y en el extranjero afectó
mucho a la imagen del gobierno. Pero a tanto llegó la complicidad de ellos, que a
las trabas que pusieron a la investigación parlamentaria ya relatadas en el capítulo
7 agregaron la impunidad administrativa. Al haber sido condenados a pena
privativa de la libertad tenían que ser dados de baja por medida disciplinaria en
cumplimiento de la ley. No lo hicieron y lo descubrí en agosto de 1995, lo denuncié
en el peno, pedí la presencia del Ministro y hasta solicité su interpelación. Tuvieron
que transar pidiéndole un informe escrito al peno. La presidenta Martha Chávez se
demoró un mes en enviar el oficio con el pedido acordado por el pleno. El Ministro
se demoró dos más y ante la presión y protesta contestó luego que ya estaban en
retiro. Pero solo tras la denuncia habían sido pasados al retiro y por invitación, con
el sueldo del grado inmediato superior y todos sus honores. ¿Cómo los que hacen
eso con personal condenado pueden no ser considerados cómplices de esos
delincuentes?4
Ocurre que hay en el fujimorismo todo un sistema de protección a los operadores
del régimen que no nació con este, viene de la década de 1980 en medio de lo
que llamamos «democracia tutelada». Todos los excesos de la lucha
antisubversiva se dieron dentro de una lógica de impunidad que no solo han
defendido hombres de uniforme, sino muchos civiles, especialmente de los
sectores más conservadores.5
2
Congreso de la República. Transcripción de los videos 806 y 807: Montesinos con parlamentarios C90-NM.
3
Pease García, Henry. Remando a contracorriente. Op. cit., pp. 188-192.
4
Pease García, Henry. Así se destruyó el Estado de derecho. Op. cit., pp. 122-128.
5
Hasta hoy, mientras esto escribo, Rafael Rey confunde el indulto a inocentes -comprobados meticulosamente- o la reducción
de condenas de arrepentidos -con base legal-, con liberación de terroristas. Este mismo personaje me exigía en los debates
del caso Cantuta que afirmara que no eran violaciones sistemáticas de los derechos humanos, sino simples excesos puntuales
lo que yo denunciaba. Ya son tantos los casos que es imposible no afirmar que era sistemático lo que ese señor no quería ver
Si la impunidad tuvo defensores desde el CCD, su lógica se extendió a
campos distintos de la guerra antisubversiva. Había que proteger a los operadores
de la mafia impidiendo la fiscalización, desviando el efecto de las denuncias, había
que negarse a investigar o hacer solo una pantomima de investigación en los
casos límite. Analizaremos a continuación la negativa a investigar diferentes
denuncias planteadas por la oposición, así como la escasa fiscalización en el
Congreso, tanto como resultado de la limitada labor de las poquísimas comisiones
investigadoras que aceptaron, como de la negación a interpelar a los ministros.
La oposición democrática presentó en reiteradas oportunidades iniciativas
destinadas a investigar las irregularidades o ilegalidades en que incurría La
dictadura fujimontesinista. Sin embargo, los parlamentarios fujimorístas se
negaron una y otra vez a investigar estas denuncias. En la práctica su inactividad,
su sumisión, los convirtieron en cómplices del aparato corruptor que se había
enquistado en el gobierno. La corrupción fujimontesinista no solo creció por
propios méritos, sino que lo hizo gracias a que tuvo aliados como la entonces
mayoría parlamentaria. Hay una enorme coincidencia entre los temas de las
mociones presentadas y los que hoy se investigan porque aparecieron en los
vladivideos o en denuncias paralelas cuando el fujimorismo cayó. Casi todos los
temas de corrupción que hoy se investigan fueron denunciados sin éxito por la
oposición democrática.
Hemos agrupado la presentación de denuncias, a través de mociones, en
cinco campos, como se podrá apreciar en el cuadro 1:
CUADRO 1
Mociones que solicitan conformación de comisiones investigadoras
(Período 1993-2000)
TOTAL 169
CUADRO 2
Mociones que denuncian violaciones de Derechos Humanos
CUADRO3
Mociones que denuncian casos de corrupción
El proceso de privatización, que hoy recibe criticas variadas, y que siempre fue
cuestionado por la opinión pública, no quiso ser tocado por la mayoría fujimorista,
a pesar de que se plantearon diversas mociones sobre el particular. Ahora se sabe
que esos recursos fueron dilapidados, entre otras cosas, en la compra de armas
obsoletas y sobrevaluadas, lo cual se pudo evitar si se hubiera conocido la real
situación de la privatización y de los recursos que generaba:
CUADRO 4
Mociones que solicitan fiscalizar el proceso de privatización
El fujímontesinismo y el narcotráfico:
CUADRO 5
Mociones que solicitan investigación sobre casos relacionados con
narcotráfico
CUADRO 6
Mociones que denuncian fraude electoral
Congreso Comisiones
1990-1992 9
1993-1995 7
1995-2000 3
2000-2001 1
Conclusiones:
1- No está probado que exista presión y hostigamiento de parte del
gobierno o de alguno de sus organismos a los canales de televisión de
señal abierta o a radioemisoras miembros de la Asociación de Radio y
Televisión del Perú.
2- No está probado que exista el mentado «secuestro» de los canales de
televisión de señal abierta, tal como pretenden hacer creer algunos
movimientos políticos opositores al gobierno y organismos parcializados
con ellos.
3- Sí está probado que existe un ambiente de animadversión contra los
canales de señal abierta, alimentada por políticos opositores al gobierno,
que están generando violencia contra los periodistas, daños contra sus
equipos y que atenta contra la libertad de prensa en el país.
Conclusiones:
1.- Está probado que la denuncia realizada por el Señor Alberto Andrade
Carmona se realizó sin la debida corroboración ni, constatación y que es
falsa en su contenido y temerario el acto de haberlo dado a publicidad.
2.- Está probado que la noticia aparecida en el diario El Comercio, en que
se da cuenta de la inclusión de personal policial en el Padrón Electoral fue
falsa, en tanto que su fuente realizó afirmaciones falsas.
3.- Está probado que a la Moción de Orden del Día 272, presentada por la
congresista Ana Elena Townsend, basada en la publicación del diario El
Comercio, que recoge las declaraciones del candidato a la Presidencia de
la República por el Movimiento Independiente Somos Perú, señor Alberto
Andrade Carmona, se fundamentó en afirmaciones falsas y, en
consecuencia, tal moción pierde sustento al quedar desvirtuada su parte
considerativa.
Falsificación de firmas para inscribir diversas agrupaciones políticas
Conclusiones:
1.- La Comisión ha encontrado prueba indiciaría que demuestra que se
produjo la falsificación de listas de adherentes del Frente Nacional
Independiente Perú 2000, para obtener la inscripción de dicha agrupación,
en el Registro de Organizaciones Políticas, con vista a las elecciones
generales del 9 de abril.
2.- No se ha logrado establecer la existencia de indicio razonable que
permita atribuir participación y responsabilidad en el delito, a los
congresistas Osear Medelius Rodríguez y María Jesús Espinoza Matos.
3.- No se ha logrado establecer la existencia de indicio razonable que
permita atribuir participación ni responsabilidad en el delito, respecto al
señor Absalón Vásquez Villanueva.
4.- No se ha logrado establecer la fuente de financiamiento de la operación
delictiva.
5.- No se ha logrado establecer que la Oficina Nacional de Procesos
Electorales haya estado institucionalmente comprometida en la falsificación.
6.- No se ha logrado establecer indicios razonables que permita atribuir
negligencia en la labor de verificación a cargo de la Oficina Nacional de
Procesos Electorales.
7.- No se ha logrado establecer indicios razonables que permita atribuir
responsabilidad administrativa al Jefe de la Oficina Nacional de Procesos
Electorales, Ing. José Portillo Campbell.
• Comisión investigadora que conozca, evalúe y determine las actividades
de la ONPE, durante el conteo de votos preferenciales de las elecciones
generales del 2000. Preside Flores Flores.
En esta Comisión se encuentran indicios de que se ha cometido
adulteración de los resultados de la votación preferencial, pero
lamentablemente solo se recomienda castigar a funcionarios menores, pero
no a los peces gordos. El informe en minoría recomienda solicitar la
renuncia del Jefe de la ONPE por haber materializado la conducta irregular
e ilegal que permitió la adulteración del voto preferencial. Se recomienda
también al Consejo Nacional de la Magistratura la destitución de José
Portillo, por no haber cumplido con la ley. También se recomienda remitir
todo lo actuado al Ministerio público para iniciar acciones penales contra
candidatos favorecidos, Jefes de las ODPE y digitadores.
Nº Archivadas/ No
Año Admitidas
de Mociones Censuras admitidas
1993 1 1 — —
1994 1 — 1 —
1995 3 — 3 —
1996 8 1 7 —
1997 8 3 5 _
1998 3 1 2 —
1999 7 — 7 —
2000 2 — 2 —
2001 2 — 2 —
TOTAL 35 6 29 —
CUADRO 9
Invitaciones a ministros
Nº
Año Aprobadas Desaprobadas
de Invitaciones
1993 28 7 21
1994 35 1 34
1995 05 1 04
1996 128 1 127
1997 22 2 20
TOTAL 218 12 206
CUADRO 10
Destino de las Mociones de invitación a Ministros
Traslado a Tit.
Retirado/ - Archivado
Admitida a debate y rechazada
a debate y aprobadaAdmitida
Admitida a debate
TOTAL
Personal/enviado a Ministerios o
Año
Comisiones
1993 — 07 04 008 01 05 25
1994 03 01 03 020 08 01 36
1995 01 05 02 015 17 02 42
1996 04 01 — 105 03 14 127
1997 49 14 04 113 14 84 278
1998 02 — 03 214 02 190 411
1999 01 — — 101 00 31 133
2000 13 03 01 063 07 29 116
TOTAL 73 31 17 639 52 356 1168
6
Congreso de la República. Transcripción de los videos 806 y 807: Montesinos-congresistas C90-NM abril 1998.
Lo veremos examinando una a una las principales instituciones:
Desde el golpe, el fujimorismo tomó el control del Poder Judicial, tras los ceses
judiciales nombró por decreto magistrados provisionales y convocó luego a un
Jurado de Honor de la Magistratura que, aunque la calificación de sus miembros
era reconocida, pudo verse luego también la vinculación de algunos a la peor fase
del régimen. Este Jurado nombró a los vocales supremos, muchos de los cuales
venían de designación provisional.
a) Legislación relevante
Tres días después del autogolpe, se dicta el decreto ley 25423 del 8 de abril de
1992, que cesa a trece vocales supremos; posteriormente por decreto ley 25446
del 23 de abril de 1992 se cesa a 33 vocales superiores y 56 jueces
pertenecientes a la Corte Superior de Lima. En el Callao fueron cesados otros
tantos. También se hizo lo mismo en todos los distritos judiciales del país. La poda
hecha por manos dictatoriales es siempre discutible, aunque se reconozca la
corrupción preexistente. Los que se mantienen o ingresan lo hacen en un nuevo
contexto, lleno de límites.
Por decreto legislativo 25447 nombran a vocales provisionales de la Corte
Suprema y se les dan las mismas atribuciones que a los vocales supremos. Entre
los vocales provisionales estaban, entre otros, Blanca Nélida Colán y Alipio
Montes de Oca.
Después vendría la ley madre, que le permitirá la influencia total de
Montesinos en el Poder Judicial, nos estamos refiriendo a la ley 26546 aprobada
el 16 de noviembre de 1995, que crea la Comisión Ejecutiva del Poder Judicial que
asumirá temporalmente las funciones de gobierno y gestión del Poder Judicial.
Aquí la mayoría parlamentaria fujimorista y no los miembros de la Sala Plena del
Poder Judicial decidieron qué vocales integrarían la Comisión Ejecutiva. Sus
nombres ya los colocan hoy como operadores de la Mafia. Esa noche intervine
planteando una cuestión previa poblada de preguntas:
El señor Pease García (UPP): [...] Pregunto ¿Por qué la Comisión Ejecutiva
debe estar integrada por los vocales supremos? ¿Por qué esos tres vocales
y no otros? ¿Por qué no los elige directamente la Sala Plena de la Corte
Suprema? ¿Por qué el Congreso se tiene que inmiscuir en esta decisión,
señor Presidente? ¿Acaso nosotros como Poder Legislativo vamos a
permitir que el Poder Judicial nombre un Consejo Ejecutivo que diga qué
congresistas deben presidir tales comisiones?7
7
Pease García, Henry. Así se destruyó d Estado de derecho. Op. cit., p. 16.
b) Dinámica de funcionamiento
Recorramos algunas de las conclusiones de la comisión investigadora presidida
por el congresista Fausto Alvarado Dodero sobre la intromisión en el Poder
Judicial:
Pero relata también un punto de partida muy significativo para el curso posterior,
se refiere a los días del golpe de 1992:
8
Informe de la Comisión Investigadora de la influencia irregular ejercida durante el gobierno de Alberto Fujimori Fujimori
(1900-2000) sobre el Poder Judicial, Ministerio Público y otros poderes e instituciones del Estado vinculados a la
administración de justicia, p. 6.
9
Ib., p. 7.
10
Ib., p. 15.
investigadora del Congreso señala un núcleo político que condujo la depuración
inicial de jueces:
[...] el grupo estaba liderado por Santiago Fujimori Fujimori, Fernando Vega
Santa Gadea (Ministro de Justicia), el entonces Vocal Superior Felipe
Almenara Bryson y Jaime Yoshiyama Tanaka. El grupo antes señalado fue
el que tuvo a su cargo la selección para el cese de magistrados titulares
acusados por sus vinculaciones con el régimen anterior y además
estigmatizados como magistrados corruptos. Fue el mismo grupo el que
seguidamente se encargó de convocar y calificar a los reemplazantes para
que ocuparan el cargo de magistrados provisionales, actos que se
produjeron mediante la expedición de decretos leyes.11
Cabe destacar los amplios poderes con que contaba esta Primera Sala Penal
Transitoria de la Corte Suprema de Justicia Especializada en Delitos Tributarios y
Aduaneros, que a su vez estaba integrada entre otros por: Alejandro Rodríguez
Medrano, José Luis Jerí Durand y Carlos Saponara Milligan.
El objetivo era político-criminal, según la comisión investigadora, pues se
quería obtener el control en temas en los que el movimiento económico era
realmente importante, porque podía generar importantes ingresos para la red de
corrupción, además de tener la posibilidad de controlar casos con contenido
político como arma para presionar o exigir conductas ilícitas a las partes
involucradas.
Los casos trascendentes conocidos y citados por la comisión investigadora
son:
15
Ib., p. 34.
16
lb., p. 41.
17
Ib., p. 58.
• Importación del vehículo del ex-ministro Jorge González Izquierdo
• Coso del ex-ministro Jorge Mufarech Nemy
• Cosos de Baruch Ivcher
• Importación de ropa usada
• Caso Mur
• Caso Pennano.18
Pero también fue clave la creación de las Salas Especializadas de Tranco Ilícito de
Drogas:
Fue la necesidad de ejercer un control más directo sobre las mafias que
operaban en el ámbito nacional e internacional los que dieron lugar a la
creación de Salas y Juzgados con competencia nacional. El objetivo
criminal, no era otro que el cobro de cupos y la participación en las ilícitas
ganancias que tal actividad generaba. Del mismo modo, se requería ejercer
control sobre la administración de justicia, para garantizar impunidad a los
miembros de la red montesinista vinculados con el narcotráfico.
La Comisión Ejecutiva del Poder Judicial, mediante Resolución
Administrativa 097 crea con el carácter de transitoria, la Corte Superior de
Justicia Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas con
competencia en el territorio Nacional, la presidente de la Sala la Dra. Inés
Villa Bonilla, quien expide la Resolución Administrativa 001-CSJEDTID que
establece dichos Órganos Jurisdiccionales en Cinco Salas Superiores, die-
ciocho Juzgados Especializados y Cinco Juzgados Transitorios para
conocer las requisitorias.1919
Por Resolución Administrativa Nro. 328-CME-PJ, del 25 de febrero de 1997,
se facultó a la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia para conocer en última instancia los casos de delitos de Tráfico
Ilícito de Drogas, así como crear la Salas Superiores y Juzgados
Especializados en Tráfico Ilícito de Droga con competencia en territorio
nacional. Esta sala estaba integrada por: Alejandro Rodríguez Medrano
(Presidente), Manuel Marull Calvez, José Bacigalupo Hurtado, Nora Oviedo
de Alayza e Ismael Paredes Lozano. Con esta resolución Rodríguez
Medrano adquiere preponderancia en todos los procesos referidos al ilícito
penal señalado respecto a la investigación y juzgamiento.20
Algunos casos que vieron estas Salas fueron: «Los Norteños» de los López
Paredes. «Vaticano» Demetrio Chávez Peñaherrera. «Narcoavión presidencial»,
«Cachique Rivera» «Los Camellos».21
Otro instrumento clave fueron las Salas Corporativas Transitorias
Especializadas en Derecho Público y en lo Contencioso Administrativo:
18
Ib., p. 60.
19
Ib., p. 61.
20
Ib., p. 65.
21
Id.
Se crean por Resolución Administrativa Nro. 001-97-SC y S-CSJ del 26 de
junio de 1997, encargadas del conocimiento y del trámite de las acciones de
garantía consagradas en el Art. 200 de la Constitución Política: Acción de
Habeas Corpus, Habeas Data, De Amparo, de Acción Popular, Acción de
cumplimiento, así como los conflictos de competencias que le son propias.22
A través de esas Salas Fujimori controló todas las acciones de garantía que
tenían por finalidad cuestionar los actos y decisiones del régimen,
transgresoras de las garantías constitucionales de sus opositores y en
general de los ciudadanos que buscaban poner freno a los atropellos
flagrantes que por años se venían cometiendo.23
Segundo, porque está jugando para destruir todo lo que hemos formado. El
está buscando ahorita con Eguiguren que corojo termine toda la
provisionalidad cuando nosotros (ininteligible). Mira ve, ¿qué va a pasar con
(ininteligible) si tú no tienes los amigos (ininteligible)? 24
Este hecho también es confirmado por los extractos del famoso video de fecha 3
de abril de 1998, entre Vladimiro Montesinos y C90NM:27
El Señor Montesinos Torres.- [...] Hemos estado trabajado para que estos
dos sean positivos y todo el planeamiento que se ha hecho con la última ley
que se ha dado ha tenido por finalidad el desarticular la conspiración que se
estaba montando para debilitar al Poder Judicial, y al debilitar al Poder
Judicial concretamente a las Salas Plenas Provisionales y a los vocales
titulares que estaban comprometidos y (de los cuales) (...) en estos
momentos tenemos mayoría tanto en la Sala Plena de la Corte Suprema de
la República, como en la Comisión Ejecutiva del Ministerio Público [...] Mire
nosotros estamos en el año 98 [...] El gobierno, no podemos dejar de
reconocer que tenemos un control del Poder Judicial y del Ministerio
Público; teníamos en contra como un ente político al Consejo Nacional de la
Magistratura [...].
¿Qué pasa si perdemos el control del Poder Judicial y del Ministerio Público
y tenemos un Consejo de la Magistratura en contra en esta trayectoria?
¿Qué va a pasar con el Ejecutivo?... Salgado dice: Nos matan.
Espichan: Nos sacan la mugre. Otro cinco de abril...
En esta parte es bueno aclarar que no solamente Montesinos era el dueño de los
cargos de los vocales supremos, sino que también les ordenaba e influía en las
decisiones jurisdiccionales que ellos debían de tomar. El ejemplo más claro se
desprende del diálogo entre Montesinos y el vocal supremo Jaime Beltrán
Quiroga, Montesinos le indica que tiene que resolver a favor de una empresa
norteamericana en un litigio con una empresa francesa por un asunto de
Segundad Nacional, pero no solo eso, además le ofrece un cargo mayor en la
Corte Suprema:
28
Congreso de la República. Transcripción video 889: vocales con Montesinos.
Montesinos.- Me alegra reencontrarme con un antiguo compañero. ¿Cómo
son las cosas, no?, tú sabes que yo tengo mucha amistad con Víctor Raúl
Castillo, Luis Serpa, Montes de Oca y cuando hay problemas para integrar
las Salas, a quien llamaba para poner a la gente de confianza era a Víctor
Raúl Castillo, yo no imaginaba que estabas en el Poder Judicial, porque si
no, hubieras sido de los primeros en subir [...].29
La figura clave en este caso es la señorita Blanca Nélida Colán, nombrada por
poco tiempo vocal suprema provisional y casi de inmediato designada Fiscal
Suprema y luego Fiscal de la Nación. Las leyes se hicieron a su medida, más de
una vez y fue una operadora fiel de la coalición mafiosa. Sus declaraciones no
solo defendían sistemáticamente al gobierno sino sacaban la cara -literalmente-
por Montesinos. Con descaro no quiso ver lo que era evidente en el Caso Cantuta
y en las denuncias que se hicieron contra Montesinos. Concentró todo el poder en
el Ministerio Público pero obedeció fielmente los dictados de Montesinos. Se le
cuestionó por la adquisición de una residencia desproporcionada frente a sus
ingresos y con un crédito en condiciones muy difíciles de obtener. Nos acostumbró
con su lánguida voz a escuchar razonamientos absurdos para justificar lo
injustificable, y hoy medita en el penal San Jorge su experiencia como operadora
de la mafia.
a) Legislación relevante
Con el autogolpe se cesó al Fiscal de la Nación Pedro Méndez Jurado con el
decreto ley 25425. La poda incluyó a fiscales superiores y provinciales en todo el
país. Luego se puso básicamente gente incondicional. Por medio de los decretos
leyes 25505 y 25506 se nombra a Blanca Nélida Colán como Fiscal de la Nación,
así como a Fiscales Supremos provisionales. El Jurado de Honor de la
Magistratura ratificó básicamente este último nivel.
La ley de intervención total se dio el 18 de junio de 1996, ley 26623,
mediante la cual se crea el Consejo de Coordinación Judicial, pero en las
disposiciones transitorias de la referida norma se crea la Comisión Ejecutiva del
Ministerio Público; por ley 27009 se prorroga la vigencia de esta comisión hasta el
31 de diciembre del año 2000. Allí, como en el caso del 304
Poder Judicial, se concentró el poder en la Comisión Ejecutiva, siempre presidida
por la señorita Colán.
La ley concentró el poder en la Comisión Ejecutiva cuya presidencia
siempre ejerció la Srta. Colán. Por eso, cuando el 20 de enero de 1997 el Fiscal
Miguel Aljovín asumió la Fiscalia de la Nación, sus facultades se encontraban
recortadas al máximo. Había una aparente pugna entre ambos pero, como se
comprobó después/Aljovín también articuló con Montesinos y se convirtió en un
operador alterno de la mafia en el Ministerio público.
29
Congreso de la República. Transcripción del video 892: Montesinos-Dr. Jaime.
b) Dinámica de funcionamiento
Presentamos primero algunas de las conclusiones a las que arribó la Subcomisión
investigadora de la denuncia constitucional 12 contra la ex-Fiscal de la Nación,
acusada por encubrimiento, retardo de justicia y enriquecimiento ilícito:
30
La investigación completa se puede ver en el informe de la Subcomisión de la Comisión Permanente que investigó estos
casos en la denuncia contra Blanca Nélida Colán y que la presidió la congresista Patricia Donayre.
Entonces, a partir de la Fiscalía de la Nación y de la Comisión Ejecutiva se
tejió también una red que todavía no es posible desenredar pero, como hemos
visto algunos elementos, indicios, al igual que en el Poder Judicial se tuvo que
contar con determinados operadores en los estamentos medios, por ejemplo, en la
Fiscalías Superiores, para luego seguir tejiendo la red hacia las Fiscalías
Provinciales, siempre corrompiendo mediante chantaje o prebendas como lo
demostrarían algunas investigaciones en las que, inclusive, se muestra que
algunos fiscales reclamaban por fax la cantidad extra que les pagaban por «hacer
su trabajo».
Una muestra más del poder que tenía Montesinos en el nivel más alto está
en fragmentos del video con C90 y NM:
a) Legislación relevante
Primero se dicta la ley 26696 que modificó la 26397, ley orgánica del CNM, en
cuya virtud se amplían los requisitos para el nombramiento de jueces y vocales
titulares y se suspenden los procesos de selección respectivos hasta que los
postulantes pasen por el curso de formación que supuestamente iba a realizar la
Academia de la Magistratura. A simple vista pareciera que era lo adecuado y
correcto, pero detrás de esa idea se hallaba el hecho de dilatar el nombramiento
de jueces titulares y, así, mantener más tiempo a jueces y fiscales provisionales,
designados por las comisiones ejecutivas que controlaban operadores de la
coalición mafiosa.
Finalmente se halla la ley 26933 del 11 de marzo de 1988, que impide
sancionar a los jueces y fiscales. Estas atribuciones se centran en la Oficina de
Control Interno del Poder judicial o en la Fiscalia Suprema de Control Interno del
Ministerio Público, copada por adictos al régimen. Convertida en una institución
inoperante, los miembros titulares del CNM renuncian dignamente el 13 de marzo
de 1998.
b) Dinámica de funcionamiento
Pero, ¿cómo funcionaba el Consejo Nacional de la Magistratura? La respuesta es
simple: no funcionaba. Los suplentes recompusieron el Consejo, trataron de
recuperar algunas atribuciones sin mucho éxito. Realizaron algunas labores
administrativas y organizaron algunos cursos de capacitación para jueces y
fiscales en coordinación con la Academia de la Magistratura. En este caso la
interferencia básica fue la ley que cerró el círculo: la coalición mafiosa optó por la
provisionalidad ante un texto constitucional que no le convenía.
a) Legislación relevante
Hasta las elecciones de 1992, el JNE fue La autoridad suprema en materia
electoral, pero a partir de La Constitución de 1993, tiene a su cargo la fiscalización
de La Legalidad del ejercicio del sufragio y de la realización de los procesos
electorales, así como la administración de justicia electoral; mientras que la ONPE
se encarga de organizar los procesos electorales y el RENIEC mantiene
actualizado el padrón electoral.
Para las elecciones de 1995 se posterga la vigencia de los preceptos
constitucionales con la ley 26304, que dispuso que el JNE conduzca dicho
proceso electoral, aun cuando se debía cumplir las reglas de la nueva Constitución
para la conformación del JNE, Según Rafael Roncagliolo,31 estas reglas de
conformación del JNE habrían asegurado la interferencia del poder político.32
La ley orgánica del JNE, ley 26486, y las respectivas leyes de la ONPE y el
RENIEC desarrollaron las atribuciones de dichos organismos, aunque con
dificultades que revelaron la incoherencia del tríptico electoral. Se tuvo que
promulgar la ley 26533, a fin de establecer las normas presupuéstales del sistema
electoral y los casos en los que el JNE debería resolver de manera definitiva los
recursos contra resoluciones de los otros dos organismos. También la ley 26591
precisa funciones del JNE y de la ONPE, así como la intervención del Tribunal
Constitucional en una demanda de contienda de competencias.
La Ley General de Elecciones, 26859, tuvo dentro de sus principales alcances la
continuidad del Distrito Nacional Único, y estableció un tope para la inscripción de
los partidos políticos, normas que en la discusión parlamentaria la mayoría no
quiso cambiar. Para flexibilizar sobre todo el tope impuesto a los partidos, con
obvia intención de reducir el número de competidores que enfrentaría Fujimori, mi
propuesta consistía en la implementación de un Distrito electoral mixto con
prioridad del Distrito Múltiple.
También se encuentra la ley que amplía el plazo de intervención de
universidades nacionales, ley 26880, con el evidente objetivo de que se eligiera un
delegado de las universidades nacionales ante el JNE afín al gobierno; dado que
había comisiones interventoras en dichas universidades, era muy fácil manipular
elecciones.
31
Roncagliolo, Rafael. Nota sobre la captura del Sistema Electoral bajo d Régimen de Fujimori y Montesinos. Informe para la
PCM. Lima: 2001. También se puede revisar el capítulo sobre elecciones en: Ames, Rolando y otros. Situación de la
democracia en el Perú (2000-2001). Lima: PUCP 2001.
32
El cambio de una conformación anterior en la cual había mayoritaria participación de ciudadanos que no eran funcionarios
públicos (5 de 7), hacia una conformación en la cual tres de sus cinco miembros sean funcionarios públicos provenientes de
instituciones expuestas a la interferencia política del gobierno: Poder Judicial, Ministerio Público y universidades estatales.
Las reglas de conformación del JNE permitieron que el control que el Ejecutivo
ejercía sobre el Poder Judicial y el Ministerio Público se extendiese también sobre
él. La ley 26898, que ya la tratamos cuando vimos el Poder Judicial, conviene
mencionarla aquí nuevamente, pues se le otorgan facultades de voto a los
magistrados provisionales precisamente para que entre todos ellos, más Los
titulares, nombren a los delegados tanto del Poder Judicial como del Ministerio
Público, seguramente el voto de los provisionales fue decisivo para colocar a
Serpa y Bringas como delegados de estos poderes.
Por último, mencionemos la ley 26954, por la que se exige el voto de cuatro
de los cinco miembros del JNE para aceptar cualquier denegación de inscripción,
impugnaciones y tachas; asegura el control absoluto sobre el JNE desde el
Ejecutivo (que intervenía en la elección de dos de los cinco miembros del JNE).
b) Dinámica de funcionamiento
Pero, ¿cómo se controla el JNE?: teniendo bajo control el Poder Judicial y el
Ministerio Público con vocales y fiscales supremos Provisionales, y varios de ellos
operadores directos de la coalición mañosa, tenían bajo control dos de los cinco
votos, presidencia incluida en ellos. Para el resto fue la coima, la prebenda y las
granjerías del poder.
El ya citado video Montesinos C90 NM muestra claramente estas
afirmaciones. Un primer punto que se trata en esta reunión es el referente a la
actuación del ex Fiscal de la Nación, Miguel Aljovín, en el asunto del
cuestionamiento de tres fiscales que han sido nombrados por Blanca Nélida
Colán. Montesinos alega que es un problema de carácter político, textualmente se
percibe la manipulación y el control que ya se ejercía sobre el Poder Judicial,
Ministerio Público y Jurado Nacional de Elecciones:
Pero Montesinos logró controlar más de dos votos. El mismo menciona que está
trabajando para que otros dos se sumen a la causa; evidentemente se refiere a
Rómulo Muñoz Arce y Walter Hernández Canelo, representantes del Colegio de
Abogados de Lima y de las universidades privadas respectivamente.
33
Ahora sabemos lo mucho que trabajaba Montesinos para que esos miembros estén a favor mediante la coima y las
prebendas.
34
Extracto sacado del video 806: parlamentarios de NM C-90 y Montesinos.
La participación de Muñoz Arce y Hernández Canelo se hace evidente cuando uno
escucha la cinta de audio 1196 en la que participan Montesinos, Joy Way, Luis
Serpa y Carlos Bringas, en donde Montesinos y Joy Way tratan de convencer a
Serpa para que presente un proyecto de resolución en coordinación con Muñoz
Arce y Hernández Canelo a fin de frustrar la realización del referéndum orientado
a impedir la reelección presidencial. Todo esto con la bendición de Joy Way quien
aseguraba impunidad ante cualquier denuncia constitucional que pudiera surgir de
ello, por eso se dijo que este era uno de los principales operadores de la mafia en
el Congreso.
Además del audio mencionado, en el video ya citado antes se puede
apreciar que Montesinos discute todo esto ante miembros del Congreso. La
mayoría congresal sabía de estas manipulaciones, sabía que había un control
efectivo sobre el poder judicial y los otros órganos del Estado, pero no hicieron
nada, por el contrario, ayudaron y colaboraron de manera cómplice con estos
dictados a tal extremo que en la discusión se plantea la modificación del propio
reglamento del Congreso para facilitarles el archivo de estos casos que iban a
tratarlos, eliminando trámites de subcomisiones, etc., para ganar tiempo y que el
marco jurídico adecuado esté en orden para los dictados de la mafia. Otra muestra
de eso es la intervención de Carmen Lozada de Gamboa cuando dice: «Una
pregunta, ¿la idea es entonces de que estos procesos de denuncia que se
presenta sea visto inmediatamente?», y Montesinos le responde: «Y rechazado de
plano»; Lozada de Gamboa repite: «Rechazado de plano».35
Mucho más habrá que investigar sobre cada uno de los procesos electorales y las
denuncias reiteradas de fraude. Solo con mecanismos que pongan el control en
manos de la sociedad civil estas cosas podrán detectarse a tiempo. En la década
las denuncias no han tenido gran capacidad de documentarse por la falta de
transparencia inherente al régimen. Pero se ha visto cómo el control de los
organismos electorales par-tío del propio diseño constitucional. Un títere como
Portillo en la ONPE era fácil de manejar y un jurado cuya composición dependía
de órganos bajo directo control de la mafia actuó en la misma dirección.
35
Ib.
a) Legislación relevante
El Tribunal Constitucional se inicia con la vigencia de la Constitución de 1993, su
antecedente más inmediato fue el Tribunal de Garantías Constitucionales
estipulado en la Carta de 1979. La ley orgánica del Tribunal solo se promulgó en
1995 (Ley 26435) y es recién en junio de 1996 cuando el Congreso completó los
magistrados del Tribunal: Ricardo Nugent, Guillermo Rey Terry, Delia Revoredo,
José García Marcelo, Guillermo Díaz Valverde, Manuel Aguirre Roca y Francisco
Acosta Sánchez.
La ley orgánica del Tribunal contenía una absurda norma que establecía
que para declarar la inconstitucionalidad de una norma se necesitaban seis votos
de los siete integrantes. Con esto, el tribunal estaba atado de manos, muchas
leyes abiertamente inconstitucionales como las de creación de las Comisiones
Ejecutivas del Poder Judicial y del Ministerio Público pudieron pasar
tranquilamente porque en el tribunal había dos conocidos fujimorístas: García
Marcelo y Acosta Sánchez, entonces nunca se llegan a tener seis votos que
afecten a la coalición mañosa.
b) Dinámica de funcionamiento
Pero el comienzo del fin tuvo lugar cuando el 16 de enero de 1997 el Tribunal
expidió una sentencia con el voto de tres de sus siete magistrados, declarando la
inaplicabilidad de la ley 26657, Ley de Interpretación Auténtica, por la cual se
permitía una tercera postulación a Fujimori. El oficialismo montó en cólera y,
utilizando una comisión investigadora propuesta por la oposición, la convierte en
una comisión para denunciarlos, los defenestró del cargo por tremendo
atrevimiento; el cargo fue usurpación de funciones.
Tras un amplio debate la destitución se hizo para que en todos los órganos
autónomos se entendiera cuál sería el destino de los que se rebelaran. Los
jóvenes que parecían dormidos desde 1990 salieron a defender al Tribunal en
nombre de la democracia y la legalidad.36
No solamente fue una venganza, también fue una advertencia:
¿Por qué acusan? Simplemente porque están dispuestos a no tolerar que nadie
pueda vivir discrepando de ustedes. ¿Qué magistrado se va a atrever a
contradecir al Congreso si este puede condenarlos y destituirlos sin que esté
tipificada la infracción constitucional, como claramente se ha demostrado? ¿Qué
Tribunal Constitucional, cuya tarea es contradecir al Congreso cuando una ley es
inconstitucional, se va a atrever a ir contra un Congreso que, sin ley previa que
tipifique la infracción, pueda sacarlos por diez años del ejercicio de la función
pública? Y viendo ayer el canal 2, me preguntaba: ¿qué empresario se va a
atrever a defender un derecho humano, a denunciar una tortura, si va a terminar
como el dueño de Frecuencia Latina?37
Brevemente, indicaremos las conclusiones a las que arribó la comisión
investigadora a raíz de las denuncias presentadas por Delia Revoredo sobre
36
Pease García, Henry. Así se destruyó el Estado de Derecho. Op. cit., p.51. Dije en el Congreso, en una intervención de la
madrugada del 29 de mayo de 1997: «Hoy día han consumado su venganza: los tres que votaron contra la reelección de
Fujimori ya han sido destituidos, y ustedes pueden ir concentos con sus tres cabezas a ponerlas a los pies de Fujimori o a los
pies de Montesinos o a los de quien, tras el trono, tenga que haberles dado la orden».
37
Op. cit., p. 47- 316
sustracción de documentos, actos de presión contra el Tribunal Constitucional
(hay que acordarse de la carta notarial presentada cínicamente por 40 congresis-
tas de Cambio 90-Nueva Mayoría donde se requería, bajo amenaza de acción de
cumplimiento, que el Tribunal emita sentencia que no contenga ninguna
declaración de inaplicabilidad; este en efecto se pronunció por la inaplicabilidad de
la ley de interpretación auténtica), así como irregularidades advertidas en el
funcionamiento del Tribunal.
Conclusiones en mayoría:
También hubo dos dictámenes en minoría: el del congresista Javier Alva Orlandini
y el del congresista Gustavo Mohme Llona quienes exculparon a los magistrados y
más bien encontraron inconductas en los magistrados García Marcelo y Acosta
Sánchez, y responsabilidad constitucional y delictuosa en los congresistas que
firmaron la carta notarial, pero como siempre la minoría no fue escuchada y se
formo una subcomisión para informar la denuncia constitucional planteada por la
comisión investigadora; dicha subcomisión, que estaba presidida por Luz Salgado,
en sus conclusiones señala:
Tras este recorrido que muestra la manipulación de las instituciones públicas que
son claves en el reparto y control del poder político, veamos cómo opera la
coalición dominante a través de estas y otras más. No hemos revisado la
Contraloría General de la República porque esta institución no es autónoma por
definición y así ha actuado en esta y anteriores oportunidades. El Contralor es
designado por el Congreso a propuesta del Presidente de la República. Nadie
puede fiscalizarse a sí mismo y, mientras no cambie el sistema, su rol será de
poca monta. No era ese el punto de partida en el resto de las entidades y por eso
hemos examinado cómo fueron capturadas una a una por los operadores políticos
que en la caracterización hemos ubicado en el cuarto círculo.
Militares y policías forman parte del primer círculo, aquel que, tras la
recomposición inicial que realizaron Fujimori y Montesinos, los acompañó desde el
5 de abril de 1992. Encabezados por los tres comandantes generales y el director
de la Policía Nacional, forman parte de este círculo un número importante de
generales y almirantes; en total, ostentaban este grado no menos de 300 oficiales
a la vez, número desmedido para las necesidades institucionales, pero
obviamente no todos llegaban a la cúspide y muchos fueron desplazados,
postergados o pasados al retiro. Los ascensos y pases al retiro, así como las
designaciones a cargos importantes, intermedios o calificados como «hueseros»,
eran decisión de los comandantes generales, sin embargo, los videos muestran la
intervención de Montesinos en este tema. En uno de ellos discute, por ejemplo,
con los comandantes generales de la Marina y Aviación sobre los ascensos que
se vienen y presiona a este último. En las transcripciones de los videos podemos
encontrar más referencias.38
El tema de los ascensos es crucial porque en la cultura militar cada grado,
en particular los más altos, confiere bastante más que un status. Toda la carrera
centra su sentido en el ascenso, el pase al retiro casi siempre significa dejar de ser
alguien importante, incluso en el círculo de amistades. Como, progresivamente,
los militares han ido realizando entre sí casi todas las dimensiones de su vida
viviendas, colegios, supermercados, clubes, etc. el impacto es decisivo. Lo es más
cuando sus sueldos han ido cayendo hasta niveles ridículos y se compensan con
vales de gasolina que se vendían y servicios que pueden ser suspendidos y
convierten en indigente al afectado.
Cuando las investigaciones del Congreso muestran a los generales de la
promoción Montesinos con cuentas que en muchos casos superan el millón de
dólares, no hay duda que se extendió la corrupción bastante más allá de los
comandantes generales hoy presos. No puede decirse, sin embargo, que la
extensión fuera masiva. La subordinación se maneja con el chantaje de la carrera
en sí misma llegar o no a general, llegar a divisionario, mandar una región o
desempeñar un comando importante. En esta década se agregó una prebenda
preciada: agregadurías en número creciente en el extranjero, que se concedían
incluso a generales por retirarse o ya retirados, sean como compensación o como
destierro dorado, y en algunos casos para alejar por temor a un general o
almirante que no parece estar dispuesto a aceptarlo todo y que, por prestigio, no
se le puede sacar de carrera.
La lista es grande y combina como mínimo el silencio y la subordinación
llegando hasta la participación directa en decisiones políticas como las campañas
contra partidos y líderes y en actos de corrupción que han llevado a varios a la
cárcel. Pero el manejo es más complejo. Los videos de Montesinos nos han
mostrado a generales y almirantes, coroneles y capitanes de navío firmando una
verdadera «acta de sujeción», que a finales de la dictadura hizo a esos oficiales
que en 1992 podían ser de mucho menos grado y responsabilidad
corresponsables del golpe de Estado. En sucesivos videos en los que aparecen
firmando ante el Ministro de Defensa, el Jefe del SIN y los comandantes
generales, se reiteraron los argumentos del golpe, y su responsabilidad la
asumieron solidariamente todos cinco años después de ocurrido-, pretendieron
como verdad que la decisión del 5 de abril fuera unánimemente respaldada por las
Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y los estamentos que confirman el Sistema
de Inteligencia Nacional. Siempre que los militares han hecho referencia a su
acción política como acción institucional han pretendido la unanimidad. La «unidad
de la Fuerza Armada» era un lema que el general Velasco repetía en cada
discurso, no obstante, quedó demostrado que tal férrea unidad no existió ni en el
momento del golpe ni en los años que siguieron. La lucha de tendencias comprobó
la hipótesis central de la investigación que terminó publicada bajo el título de El
ocaso del poder oligárquico, ya citado.
Para buscar la unidad de las Fuerzas Armadas se recurre siempre al
enemigo común que no es solamente en esta época el terrorismo ya derrotado,
38
Congreso de la República. Transcripción del video 1795; Generales Villanueva,
Bello, Almte. Ibárcena, Sr. Winter y Montesinos.
sino todo aquel que reclame o cuestione lo hecho por el gobierno, en particular por
defensa de los derechos humanos. Se les recuerda a los oficiales firmantes que el
gobierno ha dado la ley 26479 la famosa ley de amnistía que consagró la
impunidad y como quien hizo lo que los oficiales reclamaban se les recuerda en el
discurso que se declaró el olvido y se prohibió investigar a todo el personal militar,
policial o civil denunciado desde 1980 por hechos derivados u originarios con
ocasión o como consecuencia de la lucha contra el terrorismo. Les advierten sobre
sus «enemigos» que defendiendo derechos humanos proponen las
autodenominadas «comisiones de la verdad». No conformes con esta pretensión
de igualarlos con quienes delinquieron generalizando la responsabilidad,
pretenden forzarlos a defender como una sola cosa a cualquiera que sea
cuestionado por violar derechos humanos o por participar en el golpe o por los
actos del gobierno fujimorista:
47
Id.
aplicar los recursos de a pocos, estos se fueron diluyendo en las pérdidas
del banco, sin lograr resolver la situación de insolvencia. Otras medidas,
como permitir que permanezcan en el nuevo directorio a directores
responsables de la situación de insolvencia del banco, dificultaron las
posibilidades de sanear el banco y lograr su reestructuración, así como
tomar las medidas legales contra los responsables de la quiebra.48
48
Ib., p. 162.
49
Id.
50
Ib., p. 162.
51
Congreso de la República. Transcripción del video 1788: Montesinos y Bertini. Noviembre de 1999.
No hemos centrado nuestra atención en la corrupción per se, sino en las
políticas y las relaciones que expresan. La comisión investigadora sí lo hace y
concluye además que el Ministerio de Transportes y Comunicaciones priorizó en
su contratación de obras a la empresa de la familia Carnet (JJC Contratistas
Generales).
[...] una empresa mediana lejos de las tres mayores del país y al borde de la
quiebra a inicios de la década del 90, que se vio provechosamente
beneficiada de sus vínculos con el Ministro de Economía Jorge Carnet
Dickmann, llegando a ocupar el tercer puesto del ranking de las empresas
constructoras por montos contratados, hecho que fue facilitado por la
disposición de efectivo en el fondo de privatización del Tesoro Público.52
52
Ib., p. 164.
mercantilismo. Esos cambios llevaron a algunos grupos de poder a la
quiebra y obligaron a otros a salir del mercado por no poder pagar los
impuestos. Más el traspaso de la gran propiedad pública al gran capital creó
otra fuente de rentas al no dispersarse la propiedad ni generarse la com-
petencia. Boloña diseñó la privatización del sistema de pensiones por lo
cual el sector privado accedió a los enormes capitales que manejaba el
Estado, pero luego apareció como accionista y ejecutivo de una gran AFR
Carnet asignó contratos de obras públicas a la empresa familiar dirigida por
sus hijos, la cual creció sobremanera en 1993. En su larga gestión su
equipo asesor se vinculó al sector privado. Carnet y su asesor principal R.
Abusada articulaban varias redes de relaciones, unas particularistas y otras
más abiertas, con grupos amplios de empresarios.
• Cuando Carnet promovió en la CONFIEP la elección de dirigentes pro
gobiernista para evitar las críticas a su neo-mercantilismo, los sectores
independientes formaron la Coordinadora Empresarial (Adex, SNI y Cámara
de Comercio de Lima). Cuando Carnet fue sucedido por su allegado J.
Baca en 1998, la crisis asiática agudizó la tensión gremios MEF. El
gobierno rescató a los bancos mientras muchas empresas quebraban.
Cuestionado por los empresarios, Baca fue reemplazado pronto por un
ministro político, Joy Way, más inclinado a relacionarse con los gremios anti
MEF De otro lado, el ministerio de Industrias fue ocupado
permanentemente por empresarios o economistas ligados a ellos, gene-
rándose un vínculo con ciertos sectores empresariales. Para relacionarse
con la banca y el grupo Romero, el gobierno nombró al empresario A.
Woodman para distintos puestos desde 1992. Otras redes se constituyeron
en torno a la oficina de la vicepresidencia de R. Márquez, símbolo del
empresario popular. Márquez creó el PROMPEX y el PROMPYME para
promover las exportaciones y la pequeña empresa y vincular empresarios y
presidencia. El conjunto de redes es fuerte, pero está semiinstitucionalizado
y es fragmentario, debido a la relativa modernización del Estado. Esas
redes no permiten generar una instancia mayor, sólida y transparente,
donde las decisiones de política económica se discutan regularmente con
los gremios y empresarios principales.
• Sin el apoyo de los empresarios, el régimen de Fujimori tal vez no habría
durado, pese al apoyo militar. El apoyo empresarial era condicional y
contribuyó a limitar la naturaleza del régimen fujimorista, lo que aceleró la
búsqueda de fórmulas de retorno a la democracia. Conseguido el orden y el
progreso, los empresarios podrían alejarse de Fujimori y optar por la
democratización, garantizando al menos la rotación presidencial. Cuatro
cuestiones podrían separar a Fujimori de los empresarios: 1) La
intervención de Carnet en las elecciones de la CONFIEP generó tensiones
y resentimientos porque ocultaba prácticas mercantilistas a favor de pocos
constructores y banqueros; 2) La agresividad de los caudillos de varios
islotes de poder administrativo, de seguridad y el MEF en perseguir a
opositores empresarios al régimen; 3) La crisis económica de 1998-99,
generada por causas externas, hizo más urgente y difícil el ajuste fino al
modelo económico para no caer en el mercantilismo, y 4) La crisis asiática,
la caída de aprobación pública y la persecución a empresarios significaron
un mayor desgaste del caudillo y su régimen.53
En la relación con grupos empresariales hay tratos de diverso tamaño. A
Montesinos le tocan los menores, los más vinculados a la política y a la campaña.
Preparándola, informa a los militares que Modenesi, Ormeño y el grupo Rodríguez
Banda (Leche Gloria) se prestan a colaborar con la campaña ayudando al
blanqueo de dinero ilícito fingiendo que donan y aprovechando algún crédito fiscal.
«Entonces, él va a dar la cara, dice "yo estoy donando", no va a dar ni medio pero
da la cara».54
Aquí nos acercamos a una dimensión particular, también con empresarios
pero en este caso estaremos refiriéndonos a aquellos que no solo actuaron dentro
del tradicional mercantilismo, sino que se articularon directamente con el núcleo
mañoso. Nos referimos en particular a los empresarios de la televisión. Los
dueños de los canales 4, 5 y 9 recibieron fajos de billetes y negociaron sus
programas televisivos con Montesinos. Los usurpadores del Canal 2 recibieron
aún más, pues desplazaron al accionista mayoritario. Todos fueron títeres del
poder bajo el titiritero mayor, Vladimiro Montesinos. Quizás el video que más
impactó por lo aparatoso de la entrega, fue el de José Francisco Crousillat en
momentos que recibe un millón ochocientos mil soles en billetes que tuvo que
cargar en grandes bolsas de plástico, mientras se quejaba de que «la idea iba a
ser en dólares».55
Otra de las comisiones especiales de investigación, la dedicada a investigar
la gestión presidencial de Alberto Fujimori, presidida por el Congresista Mauricio
Mulder, sistematiza la información presente en las transcripciones de los videos y
contrasta el material con el testimonio de los actores e incluso de buena parte de
los involucrados criminalmente, y concluye que:
Sí, sí, sí. Pero yo no paro [...] Lo importante, hermano, que yo voy a sacar
de todo esto es que el Mendel y el Samuel (C2) los Crousillat (C4), tú, Julio
Vera (C9), todos hacemos el equipo. Estarnos en el equipo, estamos en el
objetivo, vamos para allá y a la miércoles y nos apoyamos […]58
57
Ib., p. 105.
58
Ib., p. 88.
luego reemplazaría a Jorge Carnet, y que hoy es prófugo de la justicia. Fritz Du
Bois es gerente del IPE desde febrero de 1999.59
Desde esa época, e incluso hoy, quien ejerce autoridad política es
permanentemente asediado por el chantaje de la ortodoxia que a veces se mide
por comisiones que se cobran para privatizar o para informar que amenaza con
que aumentará el riesgo país para exigir medidas duras incluso ante un estallido
como el de hace unos días en el Sur. Prefieren la violencia y muertos a granel
antes que aceptar suspender la privatización de dos empresas. Hace no menos de
cinco años que en todas las encuestas de opinión, la política económica y las
privatizaciones son cuestionadas por la mayoría de los peruanos. Eso no les
interesa y se dicen técnicos de alto nivel. Olvidan que la política es «el arte de lo
posible» y que se trata de conducir personas, no simplemente de administrar
cosas. Pero su rigidez tiene una explicación. Con Fujimori funcionó el
autoritarismo como brazo armado del modelo neoliberal a ultranza que aplicaron.
Pero funcionó mientras había pasividad en las masas por la crisis de fines de la
década de los 80. Conforme eso se alejó, fueron complicándose las cosas. Tomó
tiempo, se extendió porque la coalición mañosa manejaba casi todos los ejes del
poder, pero al final se dieron de bruces con la realidad, porque los regímenes
autoritarios no pueden ser estables a largo plazo, menos si no tienen nada que
compartir con las mayorías, ni siquiera empleo elemental.
El cuarto círculo, los operadores políticos de la coalición mafiosa, ha
mostrado sus elementos y mecanismos principales a lo largo de todo este
capítulo, especialmente en la primera parte donde describimos la acción de los
congresistas del fujimorismo -destacando Joy Way junto con varios más así como
la acción de jueces y fiscales en las Comisiones Ejecutivas del Poder Judicial y el
Ministerio Público, en algunas de sus Salas y Fiscalías más importantes, en el
Tribunal Constitucional y, con menor importancia, en el Consejo de la
Magistratura, ya que previamente renunciaron los consejeros realmente
independientes y luego, sin funciones, quienes los siguieron apenas hacían algo
más que cobrar su sueldo. El caso del Jurado Nacional de Elecciones fue singular:
todo el tinglado se levantó para controlarlo a partir de los dos que dependían del
Poder Judicial y el Ministerio público. Pero con coimas, prebendas y granjerías
reclutaron otros dos (Muñoz Arce y Hernández Canelo) y todavía se investiga al
único que queda limpio. Montesinos llevaba un manejo fino, aseguró que la ley
impidiera que perdieran controlando dos de cinco votos, como en el Tribunal
Constitucional. Con el servilismo y la deshonestidad todo es posible. Montesinos
logró manejarlos administrando hasta sus miedos, las reuniones eran por partes,
no los cuatro juntamente, al parecer con el objeto de manejarlos mejor.60
Todavía queda mucho por investigar y la práctica tendrá que ir mejorando
nuestra capacidad de analizar. Los operadores aparecen hoy, por los llamados
vladivideos, manejados fundamentalmente por Montesinos, pero son pocos los
videos de Fujimori. No hay duda de que uno no podía actuar sin el otro, aunque
hay evidencias de que Montesinos llegó a trabajar y orquestar la alternativa de
Boloña en su círculo más inmediato los Comandantes Generales, Dionisio
Romero, que al parecer no la creyó, y algunos de los dueños de la TV; además,
59
Información publicada en el diario La República y la agenciaperu.com, con textos en mi poder.
60
Congreso de la República. Transcripción del video 1196: Montesinos, Serpa, Bringas, Joy Way. Agosto de 1998.
solo al final, tras la aparición del primer video y en medio del escándalo, Fujimori
actuó contra Montesinos, sin dejar de negociar con él. No se perciben grandes
contradicciones o, al menos, el asunto se comenzó a desmoronar en sus inicios.
Lo que sí parece evidente es que Montesinos se adjudica un papel que tal vez sea
mayor al que realmente representó, aunque este no es poca cosa porque
compartió efectivamente La dirección real de la coalición. Un ejemplo de cómo
vende su imagen de poder se encuentra para variar en otro video en el que
conversa con el ex premier Valle Riestra, la única figura significativa de la
democracia precedente que Fujimori pudo cooptar y usar a su antojo:
Poco antes, conversando con un asesor de Valle Riestra sobre los reclamos del
Fiscal Aljovín para que le devuelvan facultades, dice que no se las retirará todavía
a la Srta. Colán, porque se ha jugado por ellos.
61
Congreso de la República. Transcripción de los videos 910 y 911: Montesinos-Valle Riestra. Junio 15 de 1998.
62
Congreso de la República. Transcripción del video 907: Montesinos Santander. Junio 13 de 1998.
Congreso a repetir que era enemigo de la reelección mientras ejercía el
premierato de un gobierno que solo buscaba eso, por las buenas y por las malas.63
Capítulo 9
PARA REPENSAR LA TRANSICIÓN
A LA DEMOCRACIA
63
Lo llamé «un premier virtual» tras su exposición para el voto de investidura. Todo lo que ofrecía contradecía lo que venía
ocurriendo. Véase en Así se destruyó el Estado de derecho, p. 83.
Porque esta ha sido la década de la antipolítica. Y la antipolítica es efímera
como la antimateria, volátil como el alcohol y potencialmente explosiva
como la nitroglicerina. Solo puede subsistir con el balón de oxígeno que le
proporcionan los «poderes fácticos», externos al sistema político que la
antipolítica aborrece y busca demoler. Lynch define la antipolítica como un
conjunto de discursos y prácticas que satanizan la política como actividad
pública e institucionalizada y pretenden su reemplazo por mecanismos
«naturales» como el mercado, cuya vigilancia está a cargo de técnicos que
brindan soluciones prácticas a problemas específicos. Esta satanización
tiene como blanco principal los partidos y busca reemplazarlos por un
outsider, un independiente incontaminado por cualquier compromiso político
previo, que desarrolla un liderazgo salvador de carácter plebiscitario y una
representación simbólica, buscando la identificación directa de la población
con el líder, sin la intermediación de instituciones. Esta identificación directa
crea una ilusión de participación en un contexto de crisis en el cual las
diferenciaciones clasistas parecen diluirse, las identidades pierden
consistencia y las representaciones políticas colapsan.1
La antipolítica
Aún no salimos de la antipolítica y hace casi dos años de la huida de Fujimori. Es
que una década pesa y si este contenido tiene antecedentes se enraíza. Desde la
moda neoliberal se ha impulsado la antipolítica en los 90, porque el dios mercado
lo puede todo. Pero esta corriente se entrelaza con la visión antipartido que viene
militante desde el discurso oligárquico, al que se añadió, desde fines de los 60, el
encendido discurso del velasquismo reformador, también antipartido, y que tuvo
en Fujimori un promotor con palabras y hechos macizos. Por eso, antes de
retomar el tema de la transición a la democracia ha de examinarse la hondura que
tiene una cultura política autoritaria que no se va a cambiar de un día para otro.
La década de los 90 ha sido el tiempo de los tecnócratas. Su discurso se
impuso sobre el de la política. Los voceros de los bancos de inversión reemplazan
en los medios a los analistas políticos. Sus amenazas que anuncian que
«aumentará el riesgo país», constituyen santa palabra para ministros y
congresistas chantajeados, porque sin el gran capital nada es posible según
parece. Toda crítica y toda alternativa a lo que presionan los organismos
multilaterales son calificadas de populistas, aunque años después los mismos
forjadores del llamado «consenso de Washington» las admitan, como han debido
hacerlo frenando las tesis del Estado mínimo para reclamar ahora el
fortalecimiento de la institucionalidad democrática.
Por eso, hoy son débiles los actores de la transición. Quines se amoldaron
a la lógica tecnocrática no salen de ella y no obtienen respuestas. Sus recetas se
estrellan contra ciudadanos de carne y hueso que ahora sí salen a la calle y
protestan. Se van quedando sin discurso pero insisten en el chantaje. No es
casual que lo mismo ocurra con gremios empresariales que todavía no perciben
claramente cómo recurrir al «interés general» para legitimarse y se limitan a
reclamar en función del interés propio, desnudez que los aísla y que se refleja
1
Degregori, Carlos Iván. La década de la antipolítica. Lima: IEP, 2000, pp. 19-20
incluso en el debate constitucional cuando su opción por una Asamblea
Constituyente los iguala con la extrema izquierda Patria Roja, con el absurdo de
imaginar que ese camino mantendrá la Constitución fujimorista tal y como está.2
Pero también hay debilidad en los actores propiamente políticos, los que no
se avergüenzan de serlo ni repiten como los parlamentarios del fujimorismo que
son «técnicos», que por un breve tiempo se encuentran en el Parlamento. La
experiencia es escasa, son muchos años durante el siglo XX en que se puso entre
paréntesis el régimen democrático. Ase accede a los más altos cargos públicos sin
haber sido siquiera concejal en un distrito, se confunden logros profesionales y
tecnocráticos con antecedentes para el ejercicio de la función pública. Los partidos
están compuestos por personas que en la mayoría de los casos quieren ser
burócratas si ganan las elecciones, no enfatizan el rol articulador y cohesionador
de la política, ni la práctica en la organización partidaria. El cargo público es el
objetivo, no el poder político que, en democracia, se vincula con la organización y
el activismo políticos, con la construcción de liderazgo, con la búsqueda de
consensos y la articulación de propuestas.
Los recientes acontecimientos en Arequipa3 deben hacer recordar la
enorme diferencia que existe entre la política como arte de conducir seres
humanos hacia objetivos y la burocracia o tecnocracia como administración de las
cosas. Hoy la antipolítica sigue presente en las anteojeras que primaron, al
comenzar los acontecimientos, dejando de lado todo lo que fuera un análisis de
por qué el pueblo está contra la privatización para reemplazarlo por los temores a
las «malas señales» que a los inversionistas transmitiría una postergación o la
terrible subida del «riesgo país», que significaría suspender la privatización ante la
reacción violenta y colérica del pueblo. ¿Es que la violencia y el caos no espantan
al inversionista? Ni en su propia lógica se encuentran racionalidad.
Hay ausencia de debate propiamente político, olvido de que la política no
sobre viven solo sobre la base de la coerción, que las sociedades modernas
implican construcción de hegemonía y consenso. La transición tiene que
abordarse desde de la critica a la cultura política tecnocrática afianzada por
sucesivos regimenes autoritaria e impulsada por el neoliberalismo criollo.
4
Huntington, Samuel P. La tercera ola. La democratización a finales del siglo XX. Barcelona: Paidós, p. 239.
5
Dahl, Robert. La poliarquía, participación y oposición. Madrid: Tecnos, 1989.
6
Ib., p. 13.
• Formular sus preferencias.
• Manifestar públicamente dichas preferencias entre sus partidarios y ante e
gobierno, individual y colectivamente.
• Recibir por parte del gobierno igualdad de trato, es decir, este no debe
hacer discriminación alguna por causa del contenido o del origen de tales
preferencias.
Para que se den estas tres condiciones, las instituciones sociales deben
garantizar cuando menos las ocho cláusulas que vienen a continuación:
1. Libertad de asociación
2. Libertad de expresión
3. Libertad de voto
4. Elegibilidad para el servicio público
5. Derecho de los líderes políticos a competir en busca de apoyo
6. Diversidad de fuentes de información
7. Elecciones libres e imparciales
8. Instituciones que garanticen que la política del gobierno dependan de los
votos y demás formas de expresar las preferencias7
8
Huntington, Samuel P. Op, cit., pp. 153-154.
accountability horizontal. Esta funcionara en una sociedad como la nuestra en
medio de la revolución de las comunicaciones, «en tiempo real», como hoy
decimos, solo si la accountability vertical se posibilita con canales
complementarios de democracia, pero constato que los ocho requisitos tienes en
el siglo XXI velocidad diferentes y mas complejas por la velocidad de las
comunicaciones, por el cuestionamiento fácil y rápido de los liderazgo, porque en
esta sociedad y en casi todas, se cuestiona rápidamente la representación, en
particular si son tan escasos los logros materiales económicos que puede brindar.
Los amortiguadores con que las democracias avanzadas cuentan, en dos tercios
del mundo no existen. ¿Podría funcionar la democracia europea sin lo mucho que
invierten en seguridad social para todos? Aquí no hay eso, aquí los
latinoamericanos hemos remitido en cinco años al primer mundo mas de lo que el
famoso Plan Marshall invirtió en la reconstrucción de las ciudades europeas de las
postguerra. Pongamos la deuda como antes enviamos el oro de las Indias, sin
haber recibido una inversión proporcional. La cuarta parte del presupuesto se va
en ese pago por dinero que llego solo en pequeña parte pues su crecimiento en
por subida de intereses en la refinanciaciones.9
La política se desestabiliza rápidamente, pero la participación juega en
sentido contrario; es un amortiguador que, en lo inmediato, permite negociar y, en
más largos plazos, cambia el curso económico obligando a compartir, por lo
menos.
Pero a diferencia de las transiciones analizadas en la tercera ola por
Huntington y no por voluntarismo, constatamos que hoy es posible. Este es el
quinto requisito. No significa acabar con los militares no con instituciones que
todos los peruanos queremos respetamos. Significativa convertirlas en brazos de
la democracia y no en aparatos alternativos a ella. O se hace hoy, en esta
coyuntura, o será difícil encontrar otra igual. Aquí la experiencia vivida vale pero
no solo como una momento de corrupción que causa vergüenza a esa legión de
patriotas que visten uniforme, a quienes se les ha tratado como una sociedad al
margen de la sociedad desconociéndoles ciudadanía y convirtiéndolos en
candidatos a pretores. En ellos hay valores que son fundamentales si con su
participación se democratiza el Estado. No es la insistencia en la no deliberancia,
sino la formación cívica en democracia, con voto y carriles abiertos. ¿Por qué
pensar de otra manera si el héroe que ocupa el primer lugar en el corazón de los
peruanos, el almirante Miguel Grau, fue diputado por Piura y luego regreso a servir
a la Armada hasta inmolarse por los peruanos? Su figura no tuvo nada de golpista
ni le animo participar de la lucha entre caudillos militares que hubo en su tiempo.
La reforma militar es condición para que la transición no fracase.
9
Hinkelammert, Franz. «La deuda externa de América Central en el contexto de la deuda externa de América Latina». En
deuda externa y cooperación internacional. Paris Harmattan ediciones, 1989. también se desarrolla para América Latina en un
excelente texto del embajador peruanos Carlos Alzadora, la Capitulación de América Latina Lima: Fondo de Cultura
Económica, 1998.
en esa dirección. Pero vacación y voluntad se dirige primero a explicar este Perú y
el de ayer. Considero legítimo hacer ciencia social así. Para entender y explicar lo
que un vive y ama, con requisitos que exigen analizar y tomar distancia, con riesgo
de no tomarla. Leí varias veces en Weber su distinción radical entre el científico y
el político. No estoy de acuerdo, uno también nutre al otro y no es una casualidad
que trabajo esto en el momento en que ejerzo dos cargos políticos importantes
que me exigen mucho. A nadie recomiendo esta combinación ni otra porque cada
uno construye la suya, pero la vivo con gusto y no tengo otra definición del
científico que la de un estudiante que acumula reflexión de años en medio de
experiencias aplicadas, fuera de una torre de marfil, y la del político como un actor
que reflexiona sobre lo que obra, para ser capaz de obrar con profundidad y no
limitarse a la prédica fatua.
En este trabajo tratamos más sobre la transición desde el gobierno militar
de los 70 que sobre la actual transición. No es indispensable hacerlo pero sí es
preciso anotar algunos rasgos para que lo planteado en los últimos capítulos
arribe a conclusiones buscando que la historia no se repita. Tomaré como base un
texto reciente de Sinesio López con quien ya he coincidido en puntos importantes
respecto a la caracterización.10
La transición del 2000 [...] se inició con el proceso electoral nada limpio,
justo ni competitivo a través del cual Fujimori buscaba perpetuarse en el
poder. Con mas precisión la transición empezó en la fecha de la primera
vuelta electoral (8 de abril del 2000) cuyos resultados obligaron a una
segunda ronda electoral resistida por las fuerzas del gobierno, impulsada
por la oposición y apoyada por los principales países desarrollados, algunos
de los cuales habían respaldado anteriormente al gobierno de Fujimori. A
partir de esa fecha la coalición social y política del gobierno autoritario se
fracturó, (La Cámara de Comercio de Lima y la SNI retiraron su apoyo al
gobierno, la CONFIEP mantenía su respaldo y los sectores de la Iglesia que
apoyaban al gobierno Cardenal Cipriani denunciaron el poder oculto de
Montesinos). No existió una coalición democratizadora que comprometiera
algunas fuerzas del gobierno y de la oposición con la transición democrática
sino que esta era impulsada por la oposición política, por la sociedad civil
autónoma y por los ciudadanos efectivos y era resistida por las fuerzas
políticas del gobierno (NM-C90, la cúpula militar, el SIN, sectores
empresariales) y por las organizaciones sociales de base que habían sido
colonizadas por la política social del fujimorismo.11
Hay que ir más lejos y revisar el camino hacia atrás. Un proceso sostenido de
deslegitimación ocurre casi desde las elecciones de abril de 1995, ganadas en
medio de una guerra con Ecuador, que luego se vio había sido perdida. Poco
después de esas elecciones, para las cuales se expandió el gasto publico en
pequeñas obras de manera el «efantiásica», el ministro Jorge Camet advirtió que
la economía «se había recalentado» y «nos metió en la congeladora» hasta el
10
López Jiménez, Sinesio. «Perú 2000-2001: la transición democrática y el gobierno de transición». En: Las Tareas de la
Transición Democrática. Lima: CAJ, 2001.
11
Ib., pp. 61-62
2000. Eso fue sintiéndose día a día por trabajadores, desocupados e informales,
por cierto también por muchos empresarios. Pero desde que el fujimorismo opta
por la segunda reelección «a la fuerza», comienza un camino de deslegitimación
progresiva. Hitos de este proceso son la ley de «interpretación autentica de la
Constitución», que para pocos fue autentica, la destitución de tres magistrados del
Tribunal Constitucional y las comisiones interventoras del Poder Judicial y el
Ministerio Publico. En medio de una sociedad adormecida, que consagro a
Fujimori desde la pasividad de las masas, miles de estudiantes salieron a las
calles a protestar por la destitución de los magistrados del Tribunal Constitucional.
Increíble y sin antecedentes, porque antes, en esos predios, la democracia
«formal» se despreciaba.
En este proceso se va constituyendo la Oposición Democrática.
Comenzamos actuando juntos dentro y fuera del Parlamento durante el CCD.
Unos y otros peleamos por el NO en el referéndum de la Constitución y casi
ganamos. Fuerzas debilísimas, no solo por la crisis de los partidos, sino por la
campaña fujimorista desde el Estado contra ellas, para responsabilizarlas de todo
lo malo. Una persona jugo un rol singular: Gustavo Mohme, desde 1992 en forma
indesmallable. Dueño y director del diario La Republica, senador 1985-1992 por
Izquierda Unida y congresista en 1995 por la UPP, que formo Javier Pérez de
Cuellar, catalizo desde el golpe de 1992 la voluntad opositora al fujimorismo
promoviendo la coordinación de los actores dispersos y la unidad de la oposición
democrática.
En el Congreso 1995-2000 se fue constituyendo 13 Oposición Democrática,
con muchas dificultades. Primaban las particularidades, los independientes, los
«antis»..., pero lo que se tenía al frente era macizo, autoritario, sistemáticamente
abusivo. No ganaron los que buscaban excluir por la razón que fuera. Paso a
paso, con mil conflictos y prejuicios, la razón se imponía en dirección a la unidad.
Así se fueron tejiendo relaciones que en torno de las elecciones del 2000 cuajaron
en una actuación concertada. EI acuerdo de gobernabilidad que firmamos fue obra
de este proceso, lograda por la sabia terquedad de Gustavo Mohme. Las fuerzas
que firmábamos salvo el partido aprista, Acción Popular y el PPC éramos
movimientos que apenas podían catalogarse como personalidades con entorno.
Las particularidades se evidenciaron en el momento de la firma pero se hizo, y
aseguramos que apoyaríamos al que gane en primera vuelta. Toledo lo hizo y
asumió el liderazgo sin dudas ni vacilaciones.
De la jornada electoral traumática con resultados que mostraban
diáfanamente la manipulación surgió la acción común. Viajamos ala OEA en
Windsor, Canada, Lourdes flores, Anel Townsend, Diego Garda Sayan y yo, en
ese momento parlamentario de la Oposición Democrática. Hacer «lobby» por el
Perú de verdad, contra el canciller Fernando de Trazegnies y sus acompañantes.
Recibimos el apoyo fraterno de algunos -el canciller argentino, lo recuerdo y la
frialdad congelante de otros, pero abriendo brecha para que la región y luego el
mundo cuestionen al autócrata. Nos basábamos en el informe de Stein, brillante
ex canciller guatemalteco que observo con imparcialidad las elecciones y a quien
en esa Asamblea algunos querían vapulear. Que pena me dio la delegación de
nuestro colega el presidente Cardoso de Brasil. ¡Que farsa en que terminan los
valores democráticos a la hora del realismo político!
La decisión crucial correspondi6 a Alejandro Toledo: decidió no concurrir a
la segunda vuelta y con ello deslegitimo la elección de Fujimori. Las presiones
fueron muchas, porque los EE.UU. y otros voceros preferían una transici6n
evolutiva que resultaba muy difícil dado el poder acumulado. En medio se
encontraba la gestión de la OEA pero frente a aquella había dos lecturas: quienes
se aferraban a sus veintinueve puntos de agenda, liberalizadores pero con
iniciativa y conducción fujimorístas y, de otra parte, quienes, aceptando los puntos,
solo los Veíamos como un medio para llevar a una coyuntura definitoria cuanto
antes.
La Mesa de Dialogo de la OEA fue fruto de esa gestión. En ella la Oposición
Democrática enfrento la dureza del régimen, que incluyo el chantaje abierto del
ministro Alberto Bustamante para consagrar la impunidad de la mafia civil y militar.
La resistencia unánime frente a una propuesta esencialmente corrupta y
antidemocrática, deja aislado al gobierno. Previamente se dieron entrampes en el
dialogo: la oposición exigió que los acuerdos fueran vinculantes, es decir, que se
convirtieran automáticamente en ley del Congreso. Para ello firmábamos los
congresistas presentes, de ambos lados, el proyecto de ley y lo votábamos en el
pleno siguiente. Pero desde la accidentada ceremonia del 28 de julio, los
parlamentarios sabíamos que estábamos en otra situación y se definió desde
entonces la «huelga parlamentaria»: nos retiramos de la juramentación y fuimos
salvo uno del PPC y otro de Somos Perú a la marcha de los Cuatro suyos, donde
fuimos agredidos por la Policía. Luego decidimos con el liderazgo de la bancada
de Perú Posible que no iríamos a comisiones ni al pie no, salvo para votar lo que
previamente se acordaba en la Mesa de Dialogo de la OEA. Esto tomo cuerpo
cuando apareció el video que confirmaba nuestras denuncias: los tránsfugas eran
cómpralos por la mafia. El video que difundió el FIM fue una estocada en la
yugular del fujimorismo.
La transición comenz6 el 8 de abril, porque allí el regimenes remeció, perdió
apoyos y credibilidad. Pero el 16 de septiembre la vergüenza cubri6 los rostros de
los fujimorístas al evidenciarse la actuación mafiosa de Montesinos y comprobarse
la compra de congresistas tránsfugas. El proceso se hizo imparable.
12
lb., p. 63
la plaza San Martín, ante la disyuntiva y después de recibir una de las llamadas c
con que presionaba el diplomático, grite en el discurso a nombre de la UPP:
«Fuera Fujimori de Palacio de Gobierno». Esa noche se sello con la mayor parte
de la Oposición Democrática esa opción.
En la transición fue importante el respeto de la Constitución. Desde la
prensa, sectores de oposición con poca visión en la perspectiva reclamaban que
los congresistas de oposición abandonaran el Congreso. Pero actuar en el
momento preciso, desde la instancia representativa, era clave para el cambio a
producir. La fuga encubierta en viaje oficial se produjo coincidentemente con la
censura a la Presidenta del Congreso, Martha Hildebrandt. Valentín Paniagua fue
elegido Presidente del Congreso ya con la convicción de que sería Presidente del
Perú, constitucionalmente, por barrida previa de la plancha presidencial
fujimorista. El Congreso, en estricta aplicación de la Constitución, declaro la
vacancia por «incapacidad moral» del fugitivo Alberto Fujimori, el segundo
mandatario que en momentos difíciles huye del país en la historia peruana. Solo
un dictador, en la infausta guerra con Chile, sirve como antecedente a este caso.
Hay que recordar los problemas de Fujimori desde el momento en que tras
el video Kouri-Montesinos decidió separarse del siamés y sacado de escena;
anuncio el adelanto de elecciones Y demando obediencia a los suyos. Pero la
barca comenzó hundirse: desobediencias, murmuraciones y conflicto en los
cuarteles. Porque la corrupción había tocado a muchos y jugaba la hora del miedo.
Perdió gobernabilidad desde el primer momento. No hay que olvidar aquí que los
vladivideos mostraron después que Montesinos, dos anos antes, jugaba con la
hipótesis de cambiar a Fujimori por Boloña. Usaba un método de los estados
mayores castrenses, el escenario alternativo, pero en 1998 ya concertaba con los
mandos en esa dirección, y lo informo hasta al banquero Dionisio Romero, según
su video. Así fuera una simple hipótesis, sobre ese tema se articulo para aplicarlo
si se producía un determinado escenario. Los siameses pues ya tendían a
enfrentarse. La resultante con las payasadas de la persecución policial a
Montesinos una vez que regreso muestra que la coalición mafiosa se quebró allí.
Todo este proceso fue impulsado y animado desde la sociedad por
ciudadanos efectivos que con mínima organización lavaban la bandera y
manifestaban su protesta de diversas formas. Les diremos ciudadanos efectivos y
articularon con la Oposición Democrática: lavaron la bandera nacional en la Plaza
Mayor casi a diario. Se movilizaron de mil maneras. La protesta ciudadana era
epidérmica y fácilmente salta a la luz. No pienso, como Sinesio López, que la
transici6n radicaba en la calle, pero este espacio fue muy importante antes y
después de la marcha de los Cuatro suyos, el evento central Se actuó en varios
pianos y fue impecable la acción en el Congreso que dominaban los fujimorístas,
por la permanente iniciativa de la oposición.
En la transición se evidencia la debilidad de los partidos pero estos al
unificarse en la Oposición Democrática lograron ser interlocutores y contribuyeron
a dirigir los acontecimientos. En la transición anterior, de 1980, no tenían fuerza y
pactaron los términos que demandaban los militares. En esta no tenían
individualmente fuerza pero la lograron en términos relativos al constituir la
Oposición Democrática y actuar juntos. No hubo pacto con el gobierno o el
gobernante. La transición evolutiva solo cabía en los planes de una parte de la
Oposición Democrática, porque había experiencia de la dificultad negociadora del
fujimorismo. No fue evolutiva: la negativa de Toledo a la segunda vuelta, la
marcha de los Cuatro suyos y el video que los delata, lo impidieron. La ruptura de
la coalición mafiosa (Fujimori- Montesinos a la cabeza) llevo al colapso. Eso tiene
que ver con lo que esta dupla fue en todo el periodo: un eje de poder que articulo
las partes y les dio viabilidad.
Es muy difícil, pues, coincidir con la perspectiva del análisis que realiza
Martín Tanaka. Para el, la caída del régimen no puede deducirse o explicarse «por
la intervención de actores sociales y políticos internos, bastante débiles». 13 Lo
ocurrido en las elecciones, los conflictos postelectorales y el déficit de legitimidad
solo serian elementos contextuales. Tanaka explica la caída del régimen desde la
lógica del poder y por ello da el peso principal a los factores externos.
13
Tanaka, Martín. ¿Crónica de una muerte anunciada? «Determinismo, Voluntarismo, Actores y Poderes estructurales en el
Perú 1980-2000". En Marcus Delgado, Jane y Martín Tanaka. Lecciones del final del fujimorismo La legitimidad presidencial y
la acción política. Lima: lEP, 2001.
14
lb., p. 100.
15
lb., p. 103.
paralelo a la gestión del gobierno y cualquier analista desde los mismos EE.UU.
podía ver la crisis en que devenía Fujimori desde la primera vuelta del proceso
electoral. Aun si se creyera que la conferencia sobre las armas para las FARC o
las dificultades con la DEA y otros que luego tiene Montesinos, incluso en su
pretendido exilio, fueran iniciativa de los aparatos especializados de EE.UU. lo que
es imposible en su racionalidad, esto equivale a juzgar que dentro de esta
sociedad no hay fuerzas capaces de reemplazar normalmente al redimen. Muchas
veces se cae en mecanicismos ya superados al evaluar la actuación de las
potencias sin tener estos elementos en cuenta.
Puede haber influido lo de las armas para las FARC pero como un
acontecimiento mas, no como la clave del nudo, porque en ese análisis de Tanaka
todo lo demás es simplemente contextual. Pero el gobierno de los Estados Unidos
-con presiones desde su sociedad civil y desde los dos partidos que tiene jugo
todo el tiempo en el esquema de la OEA: veintinueve medidas liberalizadoras con
Fujimori en el poder, sin plaza para irse antes de la crisis del video y con plazo
hasta concluir las nuevas elecciones después de la aparición del video Kouri-
Montesinos. Este y no la conferencia de prensa sobre las FARC es el factor que
lleva a la convocatoria a nuevas elecciones, y que anuncia el final de su mandato.
Esto se explica por todo el proceso, no solo por el video: la densidad de los
acontecimientos crea las condiciones de la coyuntura final y es cierto que por las
ya señaladas características del régimen y los intereses de las partes, la caída
será en picada. Pero los factores externos presentan mediaciones, que en este
caso existieron en la acción interna y cuya iniciativa estuvo en ella y desde antes,
sumándose los efectos y reforzándose mutuamente. Sin la fuerza que se puso en
cada una de las decisiones centrales de la Oposición Democrática encabezada
par Toledo y con reuniones diarias de los secretarios generales podrá haber sido
otro el curso de los acontecimientos.
EE.UU. apoyo a la Oposición Democrática en Windsor OEA y sus
representantes habían recibido iniciativas desde la oposici6n democrática y desde
su propia sociedad civil desde antes de las elecciones del 8 de abril. La misi6n
Stein fue clave en eso, desde que llego y también actuó con información sobre el
Departamento de Estado. Pero Estados Unidos en todo momento busco la
liberalización dentro del régimen, sin plantearse nuevas elecciones después del 9
de abril. Luego del 16 de septiembre defendió que Fujimori condujera la transici6n
hasta julio del 2001 y perdió, como perdieron Lourdes Flores y los que siguieron
esta apuesta. Porque al lado, con firmeza, la mayor parte de la Oposición
Democrática públicamente siguió el liderazgo de Toledo, firme desde que se negó
a participar en la segunda vuelta, convocante de la marcha de los Cuatro Suyos y
quien exigió, luego del 16 de septiembre, que abandone el poder Fujimori. Estados
Unidos apoyo las gestiones para que dieran asilo a Montesinos en Panamá.
Tanaka ve paradigmático el fracaso del primer intento de la oposición para
censurar a la Directiva del Congreso y no lo es, porque su debilidad en ese
escenario era conocida, no contaba con los votos para censurar si no los sacaba
del fujimorismo o sus tránsfugas semiarrepentidos. Lo mismo pensaron algunos
parlamentarios de oposición que pretendieron resistir la huelga parlamentaria y
acusaron a sus líderes de convertir al Parlamento en mesa de partes de la OEA.
Pero esa oposici6n era fuerte en otros escenarios, en la presión internacional esta
parte de su juego, en las calles con muchísimos actos que muestran al mundo la
deslegitimación de Fujimori también. Por eso, el video final tuvo un impacto mortal
y la sostenida movilización popular, que ni las amenazas ni el incendio
montesinista del Banco de la Nación pudieron impedir, también. Esto no niega las
grietas del fujimorismo, que también he señalado como Tanaka, pero es una
evaluación más integral de lo ocurrido que no ve a un solo actor los EE.UU. como
factor único y deja todo lo demás como contextual.
Un admirable gobierno de transición condujo el proceso electoral con el
presidente Paniagua al frente. Día a día aparecían los vladivideos que mostraban
escenas de corrupción ya trabajadas en este texto. Los canales de televisión de la
mafia seguían en sus manos, como ocurre ahora y no faltaron intentos audaces
que fracasaron en cambiar la correlación de fuerzas. Pero con las elecciones se
acabo la Oposición Democrática. La campana polarizo las fuerzas, porque esa era
la única manera de hacer política que conocían los partidos. Pocas campanas
electorales han sido tan agresivas y, ciertamente, Toledo lleva la peor parte en
materia de ataques desde todos los flancos.
La transición continúa
Antes de un año, el gobierno elegido en abril del 2001 apenas tiene el quince por
ciento de aprobación16 en las encuestas. Desde los primeros meses recibió el
fuego cruzado desde todos los lados y la demanda inmediata de reposición por
parte de miles de despedidos callados y desmovilizados durante el fujimorismo, de
obras y puestos de trabajo de poblaciones pauperizadas en la década y es el
blanco de casi todos los medios de comunicación, con la TV mayoritariamente en
manos de los que recibieron dinero de Montesinos (sus dueños o están presos o
han fugado pero varios siguen mandando) y varios diarios de la prensa
subvencionada par este, todavía en pie. En sus primeros días se movilizaron las
provincias del sur par el trazo de la carretera transoceánica no financiable en el
corto plazo con movilizaciones y actos de violencia, exigiendo pronunciamiento y
prioridad al gobierno. Hace pocos días Arequipa se rebelo contra la privatización
de dos empresas eléctricas de cuya venta saldrían en parte los recursos para la
represa de Angostura y por la que paralizaron su departamento meses atrás. Se
enfrenta al gobierno desde todos los ángulos y par todos los motivos como si un
despertar colérico correspondiera a la pasividad de las masas de casi toda la
década de los 90. La gobernabilidad esta en cuestión y la duración del gobierno
también. Un acucioso periodista se preguntaba en agosto del 2001, antes de un
mes de gobierno, si Toledo tendría que ser reemplazado en poco tiempo. Todo
vale, hasta la vida privada se usa para el ataque. Por supuesto que «se han
marcado autogoles» y se nota la inexperiencia en el gobierno, así como
debilidades y un aparato estatal que no funciona. Los operativos que pueden
llegar a desestabilizar tienen lugar sobre la base de contradicciones y limitaciones
reales del gobierno y del Estado que se ha recibido.
Tras diez anos de antipolítica, llegan al gobierno políticos que no han tenido
cargo ni de concejal de un distrito, juntamente con tecnócratas que confunden su
16
Al cerrar la edición, la popularidad del presidente Toledo llega al 26%.
rol y no entienden su diferencia con el rol político. No existe burocracia de alto
nivel, además, alga de racismo hay en el ensañamiento contra Toledo y muy poca
tolerancia.
Los partidos de oposición creen que crecerán par la exhibición de las
debilidades de Toledo y el gobierno. Sus iniciativas cubren todos los miedos y
varias frustraciones. Ejemplo de las segundas es una dirigente Lourdes Flores
muy capaz, pero que actúa resentida, como con despecho desde la campana
electoral, culpando de todo a las promesas de Toledo, como si hubiera candidato
sin promesas o si ella no las hubiera hecho. Defiende a uno de los canales de
televisión de la Mafia en nombre de la libertad de prensa que ellos pervirtieron, y
amenaza con retirarse del esfuerzo de concertación emprendido por Toledo si
tocan a los dueños de ese canal. Ejemplo de miedos es el compartimiento del
partido aprista frente al audio de Salomón Lerner G., al que presentan
chantajeando a un montesinista que recibía dinero de Montesinos para atacar a la
Oposición Democrática desde la prensa amarilla. Lerner, familiar de la comunidad
judía con amistades comunes, aparece aconsejándole a Wofelson que no ataque
al Presidente y es evidente que le tendieron una trampa. Que uno de los lideres
del PAP se embarre en el manejo de esa denuncia, luego de ser actor central de
la concertación con muy buen perfil, solo se explica como reacción al desenfado
con que algunos aliados del gobierno plante an reabrir los juicios a Alan Garda par
la matanza de los penales.
Lo cierto es que si no hay concertación «de a verdad» y no se reconstruye
lo que fue la Oposición Democrática, cualquier cosa puede pasar. Allí están dos
esfuerzos, uno desde el Congreso y otro desde el Ejecutivo. En el primero se
concertó una Mesa Directiva multipartidaria, la primera que se conoce en nuestra
historia, sin nadie excluido. En el segundo se hizo un enorme esfuerzo de
concertación de objetivos de largo plaza.
Pero aunque la mayor parte de las leyes salieron por consenso en este
periodo y esta casi concluido el trabajo de concertación del Ejecutivo, la política
diaria es de confrontación y desgaste del adversario. Mientras tanto, los actores de
la rebelión arequipeña no provienen principalmente de los partidos que intentan
concertar y si se hubiera prolongado la crisis no hubieran podido canalizar una
salida a través de estos. Unos provienen del fujimorismo, otros de la antigua
izquierda, un caudillo local a la cabeza.
Las incertidumbres propias de la transición no han terminado con las
elecciones y el nuevo gobierno. No hay un sistema de partidos, si bien las Fuerzas
Armadas están políticamente debilitadas y los ministros de defensa son civiles,
avanza lenta la reforma militar. La mayor parte de la televisión de señal abierta e
importante prensa del fujímontesinismo ataca ferozmente y nadie le puede poner
un dedo encima en democracia. Gente que en cualquier parte del mundo estada
ya entre rejas levanta el dedo acusador contra el gobierno en «defensa de la
libertad de prensa». Un poder judicial lentísimo paquidérmico y atravesado por
múltiples intereses procesa a los fujimorístas y no hay condenas importantes aun.
Ninguno de los poderosos económicamente, comprometidos con el anterior
régimen esta entre rejas. Siguen operando en gran parte los poderes facticos que
fueron parte de la coalición dominante.
Hay pues razones para insistir que una transici6n tiene que remontar
elementos más decisivos antes de entenderse concluida. Eso tiene que ver con
los actores partidos democráticos que se fortalezcan y que no acepten pactar con
el pasado con los poderes facticos y con las instituciones, en particular en la
prensa y el aparato estatal en lo que tiene que ver con la descentralización y la
gobernabilidad de un Estado fácil de aislar, con burocracia derruida y problemas
que tienen que resolverse desde gobiernos regionales y no desde frentes de
defensa y lucha en las calles. El manto de la antipolítica tiene que dar paso a
cambios en la cultura democrática aquí precaria
Capitulo 10
Síntesis y conclusiones
1. La democracia que cae el 5 de abril era una democracia bajo tutela militar y
con partidos políticos apenas institucionalizados, muy polarizados y en muy
débil sistema de relaciones. Con rasgos de democracia delegativa y
poderes facticos sobredimensionados, en particular el militar, el régimen
político rediseñado en la transición del decenio militar de los anos 70 no
podía reclamar ni partidos sólidos ni institucionalidad política democrática
afirmada en el Estado. Los partidos no fueron los protagonistas de la
transición ni cambiaron la polarizacion previa para hacer espacio a los
pactos y acuerdos que los fortalecieran. La larga debilidad estructural de los
partidos y su práctico receso durante el gobierno militar acentuaban
antiguas debilidades que se agudizaron en medio de una larga crisis
económica y la violencia terrorista creciente en la década de los 80. La idea
democrática apenas se afirmo como un método para elegir gobernantes y la
debilidad de sus instituciones es evidente. La crisis de los partidos es una
crisis de representación y de adecuación a la realidad. Las características
de la coyuntura electoral de 1990 abril, ron paso a un «outsider» con poco
apego a la democracia, que encontraría la viabilidad de su gobierno
aliándose con los militares y los organismos multilaterales que requerían al
Perú un cambio de rumbo económico y la aceptación de los reclamos de los
acreedores en forma inmediata.
2. Fujimori desde la presidencia liquida los demás poderes y con, troles con el
autogolpe del 5 de abril; tras la intervención de la OEA, se genera un
régimen autoritario civil, militar que construye una coalición dominante que
encabeza la dupla mafiosa Fujimori-Montesinos; y que integra a la cúpula
militar recompuesta, los servicios de inteligencia con mando reunificado,
grandes empresarios, los dueños de la televisión y parte de la prensa,
tecnócratas que establecen la vinculación con los impulsores del Consenso
de Washington, y un núcleo de operadores políticos que dirigido por la
dupla penetra una a una las instituciones y poderes del Estado, articulando
todo el poder en una sola mana y eliminando los controles, pesos y
contrapesos. Así se desarrolla un esquema que es viable par la
concentración de poder y esta soldado por el esparcimiento de la lógica de
corrupción que ordénalas relaciones principales. Se logra una
gobernabilidad autoritaria legitimada a partir de los éxitos iniciales en la
derrota del terrorismo y de la hiperinflación, pero la misma corrupción
impide que los resultados económicos se amplíen a diversos sectores de la
sociedad, dado que no se emprenden las llamadas reformas de segunda
generación y se dilapidan los recursos de la privatizaci6n, básicamente, en
tapar el déficit fiscal de cada ana, alga que no es repetible.
3. La institucionalidad deformada por efecto de la acción de los operadores de
la coalición mafiosa, se expresa en la captura de las instituciones y poderes
del Estado en cuya autonomía del Poder Ejecutivo descansa la posibilidad
de control, pesos y contrapesos. Desde la Carta Constitucional de 1993,
pero sobre todo desde el control fujimorista del Congreso, se impone una
racionalidad que impide todo efecto real de la fiscalización que no sea la
simple denuncia. El control de los medios de comunicación por la coalición
mafiosa garantizo un tiempo adicional sin que la opinión publica tome
conciencia de los niveles de corrupción a que se había llegado y el
prebendalismo clientelista, llamado «neopopulismo» por algunos autores,
dio otro soporte a la continuidad del régimen, aun cuando lentamente el
desgaste crecía por efecto de la falta de resultados para la población,
especialmente en materia de empleo. Es claro que la falta de controles
favoreció la corrupción, pero eso fue posible por la concentración de poder
en una sola mano que es consecuencia de la coalición dominante, es decir,
del pacto entre la cúpula militar y policial, los grandes empresarios, los
grandes medios de comunicación y los operadores que la dupla mafiosa
introdujo en todas las instituciones autónomas. La crisis de los partidos y la
pasividad de las masas en la coyuntura inicial de los 90 fue el punto
departida para que esto fuera posible. Pero luego es el ejercicio de ese
poder concentrado por la coalición mafiosa el que tiene que enfrentar la
Oposición Democrática, que articula partidos débiles y liderazgos
individuales contrarios al régimen. La debilidad de los actores es fruto de la
fuerza de la coalición, que cubre diferentes ámbitos y se recubre can la
ideología neoliberal que descalifica de plano cualquier alternativa. Claro que
siempre hay márgenes de libertad pero dentro de 10 que es la correlación
de fuerzas y la potestad de aplastar de que goza el poder autoritariamente
un papel de cemento articulador que hace macizo el poder de la coalición
mafiosa, porque cerca a los opositores, no solo desde el peso disolvente de
la economía neoliberal que desarticula y excluye, sino de todos los
mecanismos públicos (SUNAT para los empresarios díscolos, medios de
comunicación para los políticos que denuncien, policía y ejercito para el
pueblo que reclame, «chuponeo» intervención telefónica y acciones
similares para bloquear la acción de opositores, etc.).
4. La legitimidad se pierde por los resultados económicos, gradualmente tras
las elecciones de 1995, para las cuales se invirti6 mucho en pequeñas
obras, aunque por poco tiempo. La legitimidad se pierde con las maniobras
para la segunda reelección: ley de interpretación autentica, destitución de
magistrados del Tribunal Constitucional y otras medidas hasta llegar a la
falsificación de firmas que denuncia El Comercio en las elecciones del
2000. La Oposición Democrática se va constituyendo y articula relaciones
dentro y fuera del país, esto ultimo en el ámbito americano y europeo con
organizaciones y gobernantes que yen el desgaste del régimen autoritario.
Toma iniciativas adentro y, tras las elecciones del 8 de abril del 2000, la
crisis de legitimidad se profundiza, en particular con la negativa del
candidato Toledo a ir a la segunda vuelta, la marcha de los Cuatro suyos, la
violencia en la juramentación presidencial y el descubrimiento del
comportamiento mafioso presente en la formación de la mayoría
parlamentaria con el video Kouri-Montesinos. En el momento en que
Fujimori trata de tomar distancia de Montesinos, el gobierno pierde
condiciones de gobernabilidad y comienza el colapso que termina en la
fuga y la vacancia por incapacidad moral. Son, pues, factores que abren la
transición el propio desgaste e ilegitimidad del régimen, la acción de la
Oposición Democrática en las calles, la gestión internacional, etc., y
obviamente la presión de los países democráticos, en particular de los
EE.UU., Canada y la Comunidad latinoamericana y europea. No
encontramos un importante juego de contradicciones o tendencias
antagónicas. Es más bien, al final, cuando predomina el «sálvese quien
pueda» que es natural en estos casos.
5. A pesar de la calidad del gobierno de transición, la Oposición Democrática
se basa en partidos y liderazgos débiles y hereda una situación económica
precaria, en la que mantener el nivel de gasto del gobierno de Fujimori ya
no se podrá dar con las grandes sumas de dinero de la privatización.
Además que se ha reducido enormemente la recaudación tributaria y mas
de medio país dama por un puesto de trabajo en medio de una difícil
situaci6n internacional. La transición es precaria y no puede entenderse
lograda solo por haber tenido elecciones generales ejemplares. La debilidad
institucional es grande y lo es también la inexperiencia de actores políticos
cuyas prácticas muestran numerosos cortes y vados por décadas de
manejo autoritario civil y militar, alternadas por precarios regimenes
democráticos. A eso se agrega la lógica de la antipolítica apoyada en la
tecnocracia neoliberal. Replantear los términos de lo que vemos como
transición y de las características del régimen democrático, es
indispensable; y apostar par la construcción de un sistema de partidos
moderno es indispensable para la gobernabilidad democrática. Hacerlo
implica negociar y pactar algo hasta hace poco ajeno a la llamada clase
política y, al mismo tiempo, afinar mecanismos de transparencia y
participación ciudadana que canalicen la enorme distancia y desconfianza
existente entre ciudadanos y gobierno.
Desde este lado del planeta es difícil no ver en las corrientes neoliberales los
efectos disolventes sobre el orden social que la fragmentación y la destrucción de
partidos y liderazgos políticos muestran hoy a flor de piel y que tiene mucho que
ver con las restricciones que a los Estados y a los gobernantes trae un orden
mundial que nos arrincona. EI Perú de Fujimori simboliza con su régimen
autoritario y mafioso, el momento máximo en que cristalizaron las ideas
neoliberales en economía y los límites enormes que el orden económico mundial
impone a los países inviables del siglo XXI, como nos denomina Oswaldo de
Rivero.2 Hay cambios dados que son irreversibles pero no lo es ni la correlación
local y mundial de fuerzas ni las ideas políticas. Dentro de ello, tuvieron que
traicionar el liberalismo político para afirmar su extremismo en el liberalismo
económico y, como siempre, ese curso tiene y tendrá retornos. Pero lo cierto es
que lo que pasa en Argentina, Venezuela y otros países de la región indican que lo
que esta poniéndose en juego es el orden social mismo. En esta dirección, el
extremismo neoliberal es inviable y no vendrán los ansiados capitales par causas
propias que las hay y no nacen de aquí y porque los espanta obviamente
inestabilidad política y la revuelta callejera. ¿Como no verlo en Argentina? Esta
presente en los sucesos del sur, en lo que pudo significan la protesta de Arequipa,
en lo que fue la reacci6n de los tecnócratas neoliberales que pretendieron manejar
la situación recurriendo a una represión que ya no logra los efectos de antes. La
alternativa se construye abriendo lugar a la política, fortaleciéndose con la
concertación y la participación, pero también revisando los esquemas y modelos
econ6micos. ¿Que orden social soporta que para dos tercios del país y del planeta
no haya ni trabajo decente ni ingresos adecuados? Ofrecerlos ya no asegura un
tiempo de gobernabilidad. La gente tiene que participar en el camino hacia el
objetivo, porque nadie cree en las palabras y hay que crear capacidades
productivas para que el horizonte no sea ilusorio.
2
De Rivero, Oswaldo. EI miro del desarrollo. Los Países inviables del siglo XXI. Lima: Mosca azul editores, 1998.