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EL MERCADO DE DIVISAS

La gente utiliza su propia moneda cuando realiza transacciones nacionales pero necesita
monedas extranjeras cuando compra en otros países. Por ejemplo, un importador colombiano que
adquiere ropa norteamericana tiene que pagar en dólares y las empresas americanas necesitan
pesos comprar flores colombianas. En consecuencia, existen mercados en los que pueden
comprarse y venderse divisas, llamados mercados de divisas. Todos estos bancos compran y
venden en nombre de sus clientes, quienes necesitan comprar bienes en el extranjero o han
vendido bienes en el extranjero y quieren vender las divisas que han obtenido.

Las transacciones de divisas que se realizan en los principales mercados mundiales de divisas
—-Nueva York, Tokio, Londres y Frankfurt ascienden a millones de dólares al día. Cada segundo
se realizan miles de transacciones que suponen la compra y la venta de dólares a cambio de
otras monedas. La demanda y la oferta determinan el precio de las divisas, que se llama tipo de
cambio.

El tipo de cambio puede expresarse de dos maneras. Por ejemplo, el tipo de cambio $/dólar puede
expresarse como 1.300 pesos por un dólar. En economía, siempre definimos el tipo de cambio
como el precio, medido en moneda nacional, de una unidad de moneda extranjera.

Cuando sube el precio en pesos de una unidad de moneda extranjera, decimos que el peso se ha
devaluado. En cambio, cuando baja, decimos que el peso se ha revaluado. El peso se devalúa
cuando vale menos en otras monedas y se revalúa cuando vale más.

En un mundo hay muchas monedas, y también hay muchos tipos de cambio. Los gobiernos son
potencialmente muy importantes en los mercados de divisas. Suelen intervenir, comprando y
vendiendo para influir en su precio o incluso para fijarlo directamente. Existen dos posibilidades
extremas.

En primer lugar, los gobiernos pueden mantenerse totalmente al margen de los mercados de
divisas, dejando que los tipos de cambio fluctúen para igualar la cantidad privada demandada y la
ofrecida. Se trata de un régimen de tipos de cambio libremente fluctuantes.

En el otro extremo, en el sistema de tipos de cambio fijos, los gobiernos fijan los tipos de cambio
rígidamente, por ejemplo, 1 dólar canadiense por dólar americano.

En la práctica, los sistemas de tipos de cambio raras veces se encuentran en uno de los dos
extremos por lo tanto resulta más conveniente examinar el funcionamiento de los sistemas
mixtos, en los que el tipo de cambio no es ni libremente fluctuante ni rígidamente fijo.

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