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EL MODERNISMO – UNIDAD 8

CONTEXTO HISTÓRICO
La Crisis del 98 surgió en España en el año 1898, al perder esta definitivamente sus posesiones de
Ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas). Esto supuso un duro golpe para muchos españoles, conscientes
del atraso de España respecto al resto de Europa. En ese contexto apareció el Regeneracionismo, una
corriente de pensamiento encabezada por Joaquín Costa, que pretendía sacar al país de ese atraso de
siglos. Propuso un conjunto de ideas que permitieran impulsar el desarrollo de la nación, entre las que
cabe destacar una reforma agraria que acabara definitivamente con los latifundios y tierras sin cultivar,
una reforma educativa que hiciera accesible a todos una educación básica de calidad para acabar con el
analfabetismo y una reforma institucional que liquidase el sistema de turnos, pucherazo y caciquismo
implantado por la Restauración borbónica de Cánovas del Castillo.

INFLUENCIAS DEL MODERNISMO

El parnasianismo y el simbolismo supusieron una renovación en la poesía francesa en la segunda mitad


del siglo XIX. El parnasianismo, que reaccionaba en contra de la espontaneidad y los excesos de
romanticismo, defendió una poesía de factura cuidada, perfecta y duradera para hacer de cada poema
una obra de arte. Hizo uso de la frase de Gautier “El arte por el Arte” para afirmar que, como el resto de
las artes, la poesía no ha de buscar una utilidad social; ha de bastarse a sí misma. Los poetas defendían la
obra bien concebida y realizada y el deseo de lograr algo terminado para siempre. Escribieron poemas
breves pero de alto contenido conceptual, gran riqueza de recursos estilísticos, lenguaje extremadamente
culto y una cuidada musicalidad.

El simbolismo fue un movimiento generado por obra poética de autores como Baudelaire, Verlaine,
Rimbaud o Mallarmé. Heredero de los parnasianos, tomaba de ellos la obsesión por la obra bien hecha y
el cuidado en el uso de la lengua, y se declaraba antiburgués. Los simbolistas se autoconsideraban
especialmente sensibles y capaces de interpretar los símbolos mediante los que la naturaleza habla a los
seres humanos.

MODERNISMO

De estos dos movimientos surgió hacia 1880 una nueva estética de gran trascendencia en las letras
españolas: el modernismo. Duró poco tiempo (ya se consideraba agotado al comienzo de la primera
guerra mundial en 1914). El gran precursor del movimiento fue el poeta nicaragüense Rubén Darío, que
creó escuela tanto en España como en América.

El modernismo puede entenderse como reacción a la sociedad mercantilista y utilitaria de finales del XIX,
como denuncia de la doble moral burguesa y mecanismo de evasión ante la situación anterior a la primera
revolución industrial.

Características esenciales

En cuanto al estilo, se aplica la brillantez sensorial, el cuidado estético y la musicalidad. Se busca la belleza
y la perfección formal tanto en los poemas (renovando la métrica tradicional española) como en los
símbolos. Algunos de los recursos literarios usados son metáforas, aliteraciones, hipérbaton, etc. El
mundo de los sentidos se hace protagonista gracias al simbolismo y la influencia gongorina. Nuevos ritmos
y formas métricas experimentales.

La actitud vital busca superar el realismo decimonónico con un arte aristocrático y revolucionario,
mezclando dandis y mendigos, palacios y burdeles, duques y pastores. Se sienten aristócratas espirituales
incomprendidos y huyen del mundo real mediante la ebriedad y la imaginación: por eso las obras se
ambientan en lugares exóticos y lejanos, como la India, o en épocas idealizadas del pasado, como la Edad
Media.

Los temas se contraponen a la moral burguesa. Influidos por el romanticismo y el simbolismo francés,
tratan la vida disipada, el crimen, el vicio, la mitología, el erotismo, el interés por la muerte y el más allá
o el malditismo. El propósito es aislarse de la sociedad y rebelarse contra la mentalidad burguesa. Se
alejan del realismo, aunque también son cosmopolitas, hedonistas y aman la gran ciudad, siendo París su
capital preferida. La melancolía, la tristeza, e incluso la angustia, reflejan la soledad del poeta.

Modernismo en Hispanoamérica

El movimiento modernista se extendió hasta Hispanoamérica, con precursores como José Martí, Manuel
Gutiérrez de Nájera, y Rubén Darío (1867-1916). Este último residió en Francia y España. Incorporó
eficazmente al castellano las formas y temas de los grandes poetas parnasianos y simbolistas franceses.
Sus obras se caracterizan por la creación de un mundo exótico poblado de cisnes, hadas, princesas y seres
mitológicos como faunos, centauros y ninfas. Podemos comprobarlo en sus obras Azul (1888) o Prosas
Profanas (1896), donde también destaca un erotismo decadente.

Rubén, en sus poemas de Prosas Profanas, juega con aliteraciones, sinestesias, símiles, simetrías y
metáforas para lograr una perfección formal de origen sensual (colores, texturas, aromas…) prestando
gran atención a la música, el ritmo y la sonoridad de las palabras.

El poeta muestra una honda preocupación política y social: denunció los abusos de la política exterior
estadounidense. La angustia vital es casi obsesiva en los versos de Cantos de vida y esperanza (1905),
donde manifiesta sus ideas más íntimas (la muerte, el destino humano, la naturaleza del deseo nunca
saciado…).

La pervivencia del modernismo en Ámérica fue posible gracias a autores como Amado Nervo, Gabriela
Mistral o Alfonsina Storni.

Poesía modernista en España

Las dos visitas de Rubén Darío fueron fundamentales para la expansión del movimiento en nuestro país,
ya que tuvo encuentros con los precursores españoles.

El sevillano Manuel Machado, pronto se sumergió en el ambiente bohemio madrileño, las tertulias
literarias y los cafés flamencos al tiempo que publicaba cantares y coplas de delicada factura y estrofa
popular en diversas revistas. Publicó Alma (1902) y Caprichos (1905), fundamentales en la renovación de
la poesía española. Son una lograda síntesis de recursos simbolistas y parnasianos, con otros propios de
la tradición popular andaluza.

Su hermano Antonio Machado fue autor de Soledades (1903), otro título fundamental del modernismo,
ampliado en 1907 con el título de Soledades, galerías y otros poemas en un tono intimista y que combina
sentidas evocaciones de la infancia con meditaciones sobre el paso del tiempo y la vecindad de la muerte.
Los símbolos más utilizados son la fuente, la tarde, el espejo o el sueño.

Juan Ramón Jimenez (1881-1958) fue el discípulo preferido de Rubén Darío. Publicó Ninfeas y Almas de
violeta, ambos en 1900. La influencia modernista permaneció en su obra al menos hasta 1916.

PROSA MODERNISTA EN ESPAÑA

Destaca Ramón María del Valle Inclán, que publicó Las cuatro Sonatas (de otoño, de estío, de primavera
y de invierno). Consiste en las memorias del marqués de Bradomín, un viejo aristócrata arruinado que
defiende la causa carlista. Rechaza la moral burguesa y su sentido vulgar y materialista de la vida con una
actitud aristocratizante y de provocación escandalosa al narrar sus aventuras amorosas, teñidas de
morbosidad y sacrilegio.

La riqueza sensorial y rítmica de su prosa, los elementos místicos y paganos, satanismo y erotismo no
tenían otro fin que la belleza del lenguaje.

En cuanto al teatro, Valle Inclán se inspira en el sevillano Alejandro Sawa (1862-1909), uno de los
periodistas más atractivos del movimiento; su locura, ceguera y muerte en la miseria le convirtieron en el
modelo del personaje Max Estrella, protagonista de su obra teatral Luces de Bohemia.

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