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PSICOLOGÍA SOCIAL Y

COMUNITARIA
Perspectivas de emergencia
 Perspectivas de emergencia

Perspectivas de emergencia

Tal y como se ha mencionado, la psicología social, al igual que otros campos de la psicología e
incluso otras ciencias sociales, han tenido muchos cambios y transformaciones a partir de las
alteraciones sociopolíticas y culturales, las cuales demandan, entre otras, formulaciones más
pertinentes y situadas a las distintas y muy complejas necesidades de las poblaciones y
comunidades. Para el caso puntual de la psicología social es indispensable reconocer que los
contextos contemporáneos sugieren replanteamientos conceptuales, epistemológicos y
metodológicos, para lo cual es indispensable conocer aquellos elementos que dentro de la
historia de la psicología, e incluso de la psicología social, proponen replanteamientos radicales a
esa psicología experimental y positivista norteamericana al servicio del mercado y de la propia
industria militar.

Si bien hay un importante esfuerzo desde lo anteriormente planteado por la Escuela de


Frankfurt, principalmente por el establecimiento de un paradigma teórico disidente y muy
contradictor a las apuestas positivistas alineadas al mercado y al capital, existen otros
planteamientos epistemológicos indispensables para la comprensión del universo social

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contemporáneo, que si bien tienen sus orígenes en ciencias como la física, la filosofía y la
sociología, permiten situar muy bien las nuevas formas de análisis y abordaje de los procesos
sociales y su sinnúmero de categorías implicadas de forma interdependiente.

Uno de los referentes más importantes en esta perspectiva contemporánea puede ser la teoría
general de sistemas, ideada por el físico Austriaco Ludwig Von Bertalanffy, quien luego de
formarse en el prestigioso pero hermético círculo de Viena decide apostarle a una explicación
del universo social, a partir de un concepto propio de la física como son los sistemas. Entre sus
aportes está la consideración del universo social como sistema, para lo cual desarrolla un
planteamiento sin lugar a dudas muy interesante de la reflexión sobre el fenómeno social
mismo. El sistema es considerado por Bertalanffy como una unidad que contiene elementos que
se integran y relacionan entre sí de forma constitutiva, dándole sentido y explicación a dicha
unidad. Esto, sumado a su planteamiento de apertura del sistema, permite comprender como
los individuos interactúan y se desarrollan relacionalmente con otros que aparecen en el
contexto. De esta manera se formaliza el concepto de retroalimentación, que tanto beneficio le
ha ofrecido a los procesos de abordaje ya que implica el reconocimiento de un contexto
relacional donde participan diversos sistemas con historias y condiciones particulares. Existe, en
este sentido, una interrelación entre todos los elementos y constituyentes de la sociedad, es
decir que todos los factores esenciales en los problemas, puntos, políticas y programas públicos
deben ser siempre considerados y evaluados como componentes interdependientes de un
sistema total (Bertalanffy, 1960).

Otra de las teorías que bien pueden considerarse indispensables para la comprensión
contemporánea del universo social y relacional, como componente distintivo de la psicología
social, se denomina Teoría de la cibernética social, fundamentada por el físico austriaco Heinz
Von Foerster, quien al igual que Bertalanffy hizo parte de la convención positivista del Círculo de
Viena, pero que termina como disidente al proponer elementos para el análisis de los procesos
sociales que distaban mucho de las apuestas mecánicas y deterministas de la época.

Dentro de las nuevas apuestas de la cibernética social, también entendida como cibernética de
segundo orden, aparecen elementos muy importantes en la discusión sobre las organizaciones
sociales y sus formas de autoproducirse, ya que se incluye la idea de autoorganización de los
sistemas como una propiedad ineludible de todo sistema en relación social. Decidirse por un
enfoque cibernético implica considerar algunos principios básicos que no están siempre
claramente definidos en la literatura y que se pueden describir como una forma de pensar
especial, como un paradigma o, como el propio Gordon Pask lo definió, como un arte o incluso
una manera de vivir. Esta visión metadisciplinaria y su aplicación interdisciplinaria destaca
también a la cibernética en un medio académico caracterizado por el dualismo teórico, las
versiones unidisciplinares y el modelo metódico positivista de las ciencias naturales e incluso de
las ciencias sociales. Por otro lado, Niklas Luhmann considera que la cibernética es
completamente pertinente y necesaria para el acercamiento y la comprensión de los
fenómenos y problemas propios de un mundo extremadamente complejo y cambiante, por lo
que destaca específicamente los procesos de comunicación (Luhmann 1968). No obstante, es

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Heinz Von Foerster quien finalmente define algunas de las premisas más representativas para la
cibernética, las cuales se vuelven indispensables para la psicología social y comunitaria
contemporánea. Estos se definen como:

Aspecto sistémico:

Este aspecto se dirige particularmente a comprender la complejidad de los sistemas sociales.


Asimismo considera que la observación es esencial en las descripciones de la gran variedad de
interacciones que se presentan en la realidad, en lugar de aislar analíticamente cada una de las
relaciones causales e investigarlas, como se hizo sistemáticamente en las tradiciones
investigativas positivistas.

Interacción:

Los sistemas cibernéticos descartan de plano la causalidad y establecen las acciones recíprocas
de los sistemas dinámicos como centro del interés.

Autoreferencialidad:

Para Heinz von Foerster este es el principio fundamental del pensamiento cibernético. Él habla
de la circularidad, que significa que todos los conceptos se pueden referir a ellos mismos,
proceso en el cual un estado se puede reproducir (von Foerster 1993). Luhmann asume este
concepto y lo designa bajo el término de autoreferencialidad, asunto que finalmente se
convierte en una de las premisas fundamentales para el abordaje de los procesos sociales.

Información:

Si existe un elemento que se considera transversal en la propuesta cibernética es


definitivamente el de la información, entendida como aquella carga que representa el
intercambio propio de los sistemas sociales, lo que la teoría general considera como
retroalimentación.

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http://observatorioredes.blogspot.com/2012/01/sobre-la-teoria-del-caos-el-efecto.html

Como continuidad a las perspectivas de la cibernética y como parte de la discusión de la


emergencia, la complejidad aparece como propuesta que se detiene particularmente a
considerar la posibilidad de integrar la comprensión del mundo social con nuevas categorías e
incluso nuevos desafíos. En este esfuerzo aparecen autores como Edgar Morin, quien decide
formular la complejidad como respuesta a los vacíos, desaciertos y contradicciones de un
paradigma de tradición positivista que decididamente consolidó un discurso mecánico,
determinista y objetivista, a lo que Morin denomina el paradigma de la simplicidad. Este se
explica a partir de dos premisas fundamentales, el reduccionismo y la disyunción; la primera se
entiende como la manera de explicar el universo social desde metodologías y formulaciones
únicas, dejando de lado asuntos propios del contexto; la segunda se refiere a la explicación del
individuo de forma fracturada y distante, interés propio del modelo tradicional, que difícilmente
integra pero que sí disipa y separa, es decir, la simplificación (Morin, 1998).

Para la complejidad social es indispensable pensar en los siguientes componentes, los cuales, si
se integran, permiten hacer de la lectura e incluso de los abordajes de procesos sociales algo
más holístico, por lo que se pueden comprender las incertidumbres, indeterminaciones y
fenómenos aleatorios. En cierto sentido la complejidad siempre está relacionada con el azar. Las
premisas de la complejidad pueden resumirse prácticamente en tres, las cuales se funden
claramente en procesos integrados e interdependientes. El primero se denomina principio

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recursivo, el cual desafía el modelo determinista de la causa y el efecto, con el que
prácticamente se dio explicación a todo proceso individual y social durante varias décadas. Este
principio establece que para cada causa no existe solamente un efecto, sino que aparecen
varios efectos, y que para cada efecto no hay solo una causa, sino varias causas (equifinalidad y
multicausalidad, respectivamente). El segundo principio se denomina principio dialógico, y
establece que en el universo social siempre se consideraran las complementariedades entre
antagonismos, es decir, que los conceptos o ideas aparentemente antagónicos se
complementan de manera directa y se fusionan para poder explicarse (ej. Vida y muerte; grupo
e individuo; anormal y normal, etc.). Por último, se encuentra el principio hologramático, que
sugiere, para comprender los sistemas sociales, estudiar las partes en función del todo y el todo
en función de la parte, es decir, plantear los sistemas sociales como unidades constitutivas,
altamente integradas por partes que dialogan y se relacionan de forma interdependiente.

C E

C E

C E

Gráfico Principio de Recursividad.

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Perspectivas críticas

La psicología social se constituye en uno de los campos de la psicología que ha replanteado no


solamente sus conceptualizaciones y sentidos epistemológicos, sino también sus formas
prácticas, metodológicas y de abordaje de fenómenos y procesos sociales. En este sentido, vale
la pena referir la tendencia a la cual se circunscribe particularmente la psicología social y
comunitaria contemporánea en América Latina, en la que se da un giro hacia la reivindicación
del sujeto social y sus procesos colectivos de acción política y de empoderamiento, con lo cual
se definen nuevos marcos discursivos de reflexión y de apropiación de lo que puede definirse
como la “dimensión social de la psicología”.

La psicología social no solamente responde a esta tendencia contemporánea de comprender el


escenario del sujeto, del contexto y de sus relaciones de manera diferente, sino que además
sugiere un fortalecimiento en aspectos puntuales de carácter epistemológico, de sentido
formativo y metodológico, considerados como aspectos o factores distintivos de sus desarrollos.
Estos aspectos pueden definirse de la siguiente manera:

Respecto a su naturaleza

La psicología social propone un marco de referencia en el cual se hará la distinción entre la


forma clásica de intervención de los procesos sociales y hará especial énfasis en los sentidos de
abordaje para los asuntos psicosociales y comunitarios, desde un carácter interno, discursivo y
reivindicador, desarrollando apuestas por el abordaje político y emancipador de las
comunidades vulneradas o de aquellas que la institucionalidad, como la tradición científica, han
invisibilizado. Por otro lado, los procesos sociales deben ser abordados de forma integral, tanto
en su reflexión como en sus formas de apropiación y de trabajo, lo cual implica la conformación
y consolidación de equipos interdisciplinarios, e incluso transdisciplinarios, que de manera
conjunta promuevan la integración de saberes para la discusión, la gestión, la planeación y la
evaluación de dichos procesos. En este sentido, la interdisciplinariedad se establece como un
elemento transversal.

Respecto a su sentido epistemológico

La psicología social surge de un escenario conceptual y de sentido epistemológico que bien


podría denominarse como crítico-emergente, es decir, surge de un carácter reivindicador, activo,
político y colectivo que trasciende la propuesta objetivista, generalizadora y excluyente de la
tradición en psicología social. Asimismo, le apuesta a la construcción de escenarios para la
transformación desde la participación y el empoderamiento de los actores sociales inmersos en
el contexto del fenómeno.

Respecto a su sentido metodológico

La propuesta metodológica que rodea la iniciativa de la psicología social posee un carácter


diverso y pluriforme que se construye desde un marco epistemológico emergente, el cual

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considera que por la complejidad de los escenarios de abordaje se requieren acciones
metodológicas coherentes y pertinentes a las necesidades sentidas de los fenómenos y de sus
comunidades. La propuesta emergente de la psicología social bien puede considerarse incluso
desde su carácter metodológico, al insistir en procesos de abordaje interno y no de intervención,
como suelen denominarse las formas de trabajo que reproducen desde afuera, mediante
técnicas y experiencias diversas, las maneras “deseables” de transformación, siempre desde la
perspectiva del experto o el agente externo. De acuerdo con esto, y entendiendo que la
transformación hace parte de un proceso de construcción activa que se realiza de manera
conjunta con los actores sociales, se plantea la idea de abordaje interno, como la forma de
abordaje que de manera responsable asume la necesidad sentida y rompe con una tradición
asistencialista perjudicial para cualquier proceso de desarrollo social.

Psicología social y referentes culturales

Otra de las perspectivas que hacen parte de la propuesta emergente, alternativa e incluso
transformadora es la psicología social que se construye en marcos culturales Este tipo de
psicología social bien puede vincularse a una serie de iniciativas consideradas culturalistas,
como la psicología de los pueblos, cultura y personalidad y los estudios transculturales, pero
más recientemente con desarrollos propios de la psicología evolutiva, psicopatología o
psicología social. En esta perspectiva se retoman muchos de los planteamientos de carácter
epistemológico anteriormente referenciados, lo cual connota un panorama desafiante para las
apuestas que vinculan a los sujetos sociales con movimientos y procesos del contexto
multicategorial (políticos, sociales, económicos, axiológicos y culturales).

La psicología de los pueblos se considera, en principio, muy pertinente, ya que dirige su interés
a los estudios de las identidades culturales y de las migraciones, los cuales son aportes
fundamentales para ramas de la antropología como la antropología psicológica, y para ramas de
la psicología como son potencialmente la psicología cultural y la psicología social y comunitaria
(Aguirre, 2000). Por otro lado, la Psicología denominada transcultural reporta algunos avances
interesantes asociados con procesos de abordaje interdisciplinarios que plantean análisis
transculturales de las principales áreas de la psicología, desde los procesos básicos y del
desarrollo hasta la psicología social (Lambert 1980). Es cierto entonces que la cultura termina
siendo un componente definitivo para el análisis social, ya que reside en creencias comunes
distribuidas en una sociedad y se inscribe en costumbres, rituales y escenarios de relaciones
institucionalizadas y propias de la vida cotidiana.

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