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DE ANTROPOLOGIA
E HISTORIA
Historia colonial
Pasado y presente
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE HIDALGO
Luis Gil Borja
Rector
Humberto A. Veras Godoy
Secretario General
Marco Antonio Alfaro Morales
Coordinador de la División de Extensión de la Cultura
Horacio Romero
Director de Ediciones y Publicaciones
ISBN: 978-607-482-035-5
,
t.,
Introducción 7
Verenice Cipatli RAMÍREZ CALVA
PRIMERA PARTE
5
6 ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA / HISTORIA COLONIAL
SEGUNDA PARTE
TERCERA PARTE
C
uando el turista de semana santa o de verano piensa en el estado de Hi-
dalgo, por lo general evoca en su mente los confortables balnearios de
aguas termales, mientras que los más arriesgados se abstraen en el tu-
rismo de aventura o en escalar a rappel. Para el paladar hay de todo, desde las
clásicas barbacoas de camero hasta los platillos dignos de cualquier gourmet,
con base en productos provenientes de la caza o la recolección, aquellos que
con tanta admiración narró Sahagún, y que hoy utilizan las experimentadas
cocineras en su intención de ganar concursos en ferias gastronómicas. Tula y
sus atlantes es de los toltecas, de las "ruinas" que los no versados en historia
de México muy poco saben para qué sirvieron, pero que cada 21 de marzo lle-
gan a sus inmediaciones con intención de alcanzar, aunque sea, un energético
rayo de sol. En Pachuca y Real del Monte se comen los auténticos pastes, en
Ixmiquilpan la barbacoa, en Apan aún se puede degustar el mejor pul que, en
Tolantongo se va a las grutas y en Huejutla a degustar del zacahuil.
Aun para una buena parte de la población no especializada en historia, el
periodo virreinal en el estado de Hidalgo es principalmente el hábitat donde
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8 ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E I-IlSTORIA / HISTORIA COLONIAL
desde tiempos ancestral es han vivido los otomíes,' o el escenario en donde se desarro-
llaron las productivas minas de Real del Monte y las haciendas pulqueras de los llanos
de Apan, o donde el franciscano Bemardino de Sahagún encontró el lugar, Tepeapulco,
y los informantes necesarios para escribir su Historia general de las cosas de la Nueva
España. Todo ello ha quedado como huella indeleble en la imagen que propios y ex-
traños se hacen acerca del territorio que desde el 16 de enero de 1869 se erigió como
estado libre y soberano tomando su nombre del iniciador de la independencia de Méxi-
co, Miguel Hidalgo y Costilla. Pero bien poco sabemos aun del resto del actual estado
de Hidalgo y aun menos de muchos procesos de cambio socioeconómicos y culturales
acaecidos en los últimos 500 años, por poner una fecha.
Con la imperante necesidad de presentar novedosos y sistemáticos estudios cien-
tíficos centrados en el periodo virreinal en el territorio que hoy conforma el estado de
Hidalgo es que esta obra se puso en marcha, reuniendo a algunos de los especialistas en
la materia, procedentes de diferentes instituciones educativas y científicas mexicanas,
que sin dilación acudieron a prestar su atenta colaboración. Nuestra intención es doble,
por un lado se pretende que este texto que llega a manos del lector ávido por conocer
la historia de su región se convierta en una obra que aporte nuevas luces a los neófitos,
pero que también sea un trabajo donde los especialistas y experimentados en el conoci-
miento histórico encuentren otras visiones y puntos de vista sobre el período virreinal
en nuestro territorio hidalguense.
En el estado de Hidalgo existen al menos cinco regiones, vistas ya sea topográfica,
medioambiental o culturalmente: la Sierra, la Huasteca, el Valle del Mezquital, la región
de los Llanos y el valle de Tulancingo. Las investigaciones históricas y antropológicas
destinadas a cada una de ellas varían notablemente en importancia, temporalidad y pro-
blemáticas abordadas. A grandes rasgos, la historiografía sobre el estado de Hidalgo
abarca al menos cuatro principales temáticas: el desarrollo minero en tomo a Pachuca
y Real Monte; la formación de las instituciones decimonónicas -un lugar común lo
constituyen las biografías de personajes de la vida política y económica del estado, es-
pecialmente de Pachuca y sus alrededores-; otro rubro también abordado es la hacien-
da, principalmente la pulquera, característica de la región de los Llanos; y también hay
una amplia historiografía que da cuenta del avance del clero regular desde las primeras
Existe una amplia bibliografía en torno a los otomíes del actual estado de Hidalgo, ya sea en tiem-
pos prehispánicos (Guinchard, 1976; Carrasca Pizana, 1979), muy poco en torno al periodo virreinal
(Miranda, 1966; Wright Carr, 2005; Wright Carr, 2006 y 1997; Arellano Zavaleta, 1970) y un gran
listado de antropólogos y etnógrafos que han dado cuenta de los procesos de dominación regional que
impactan a los otomíes, algunos aspectos en torno a la migración, estudios Iingüísticos, de parentesco
del grupo indígena y algunas etnografías.
INTRODUCCiÓN 9
décadas posteriores a la toma de Tenochtitlan por los españoles.' En los siguientes pá-
rrafos haremos un repaso bibliográfico e historiográfico sobre algunos de los temas más
examinados durante el período virreinal en el actual territorio de Hidalgo y que en este
libro, desde diferentes perspectivas se analizan. Nos referimos a la minería, las hacien-
das y la evangelización. Una de las novedades de este volumen, que puede marcar en el
futuro nuevas líneas de investigación, es el tratamiento al mundo indígena en el periodo
virreinal desde diferentes perspectivas e intereses y que la historiografía hidalguense
reporta con escasas pero interesantes aportaciones.
La minería en la parte este del estado, y los procesos económicos en tomo a ella,
son los que más han llamado la atención tanto de especialistas como de cronistas loca-
les. Las minas de esta región son de las más antiguas de la Nueva España y además en
ellas se utilizó por primera vez en 1555 el sistema de beneficio de plata con base en la
amalgamación con azogue, conocido como sistema de patio, perfeccionado y aplicado
por Bartolomé de Medina. Las consecuencias del uso de la amalgamación en el benefi-
cio de la minería novohispana fueron trascendentales, ampliamente conocidas y docu-
mentadas por los especialistas. La participación de los condes de Regla y la compañía
británica del Real del Monte también han sido objeto de amplia atención.' Sin embargo,
muy pocos han escrito acerca de la minería en otras partes del estado como en el norteño
Ixmiquilpan y Zimapán, jurisdicciones constantemente azotadas por incursiones de pa-
mes." Se han elaborado también otras obras generales dedicadas a la historia del estado
de Hidalgo, pero caen en el mismo punto de narrar en primer término la historia de la
minería de la región Pachuca-Real del Monte,' como si la historia de toda la entidad se
encasillara únicamente en ese aspecto de la economía novohispana.
En el territorio del actual estado de Hidalgo el fenómeno de la hacienda se extendió
ampliamente, aunque conocemos con mayor profundidad los casos de la región de los
Llanos, cuyas unidades productivas se destinaron a la elaboración de pul que, combinan-
2 El trabajo de Ballesteros García (J 994) reúne buena parte de esta historiografia hidalguense hasta
mediados de la década de 1990.
3 Ver, por ejemplo los trabajos de Menes Llaguno (1986), Fernández del Castillo (1969), Bargalló
(1955), Mendizábal (1941), Romero de Terreros (1943), Chávez Orozco (1960), Randall W. (1977),
Nieto Bracamontes (1975), Ortega Rivera (1975), Probert (1963), Rangel, Velasco, Herrera, el al.
(1979), Castañeda (1976), Boortein Couturier (1976) y Ortega Morel (1998).
4 Langenscheidt (1986), Cubillo Moreno (1991) y Ramírez Calva (2001).
5 Véanse Lau Jaiven y Sepúlveda Otaiza (1994), Ruiz de la Barrera (2000) y Ballesteros García (2006).
De la pluma de los historiadores locales ha corrido mucha tinta en la elaboración de historias generales
del estado de Hidalgo que tienden a hablar fundamentalmente de la minería; sin embargo, son una
buena entrada para tener un panorama amplio y general de la historia regional. Ver por ejemplo los
trabajos de Guerrero Guerrero (1983), Manzano (1927) y Rivas Paniagua (1982).
10 ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORlA / HISTORlA COLONIAL
6 Resaltan los textos de Leal y Huacuja Roundtree (1982). En su texto sobre las haciendas de México, Mar-
co Bellingeri (1980) nos habla de la economía del pulque en los llanos de Apan y de la hacienda de San
Antonio Tochatlaco. Hace un recorrido de los usos del pulque y su economía desde tiempos prehispánicos
hasta el nacimiento de la hacienda pulquera. Sobre las haciendas de Hidalgo también pueden verse los
textos de Wobeser (1989), Menes Llaguno, et al. (1993), Velázquez (1988) Y Ballesteros García (1990).
En otro sentido, Raúl Guerrero Guerrero (1985) escribió una etnografia de los usos del pulque en la que
aborda leyendas, historias y deidades, generadas en torno a su utilización así como su elaboración.
7 Ballesteros García (1973, 1991, 2003, 2002), Gómez Canedo (1976), Samperio Gutiérrez (1978).
8 Escobar Ohmstede (1994), Gortari K. (1987), Menes L1aguno (1976), Ruvalcaba Mercado (1985).
9 Una aportación en ese sentido la viene desarrollando el plantel de investigadores del Área Académica de
Historia y Antropología (AAHA-ICSHulUAEH) con el trabajo multidisciplinario sobre diferentes regiones
del estado de Hidalgo. Producto del mismo ha sido hasta el momento la monografia coordinada por Sánchez
Vázquez, Sergio. 2007. Tulancingo. Pasado y presente, Pachuca, Plaza y ValdésfUniversidad Autónoma del
Estado de Hidalgo. Próximamente verá la luz un exhaustivo estudio sobre Tepeapulco y su región.
INTRODUCCIÓN 11
y principios del siglo XVII cuando tiene lugar el proyecto congregador mejor conocido y
estudiado. 1 1 Ya este programa congregador corresponde el trabajo que presenta en este
volumen Francisco Luis Jiménez Abollado, "«Juntaréis todos los indios de la cabecera
o pueblo y de todas las estancias»: la congregación de San Francisco Temango, 1598-
1604". Su investigación se centra en el norte de la sierra de Metztitlan, en la jurisdicción
de Tlanchinol, fronterizo con la Huasteca, donde tuvieron lugar cuatro congregaciones
de pueblos de indios entre 1598 y 1605, una de ellas la de San Francisco Temango. Ji-
ménez Abollado, antes de examinar el proceso congregador de este pueblo, presenta el
escenario geográfico donde se efectuó la misma, así como los antecedentes históricos
del territorio hasta su incorporación al sistema colonial hispano. El autor de este capítulo
muestra especial interés en el desarrollo de la congregación con sus antecedentes, las
diligencias para formalizarse, cómo fue la actuación de los funcionarios que participaron
en las distintas fases de aplicación de esta política, así como sus compromisos en las mis-
mas, y por supuesto la participación indígena, tanto el papel que juegan los mandones y
chinantlatos, como las reacciones de desobediencia a este proceso reductor.
Si algo distingue a la historiografia mexicana es el tratamiento esencial y especial
que le ha dado a uno de los motores de la economía novohispana, la minería. Muchos
de los estudios sobre esta actividad económica han dejado constancia del peso de los
reales de minas y sus alrededores como generadores de importantes flujos migratorios.
A pesar de que especialistas en minería novohispana como David Brading (1975) y
Peter Bakewell (1976) han investigado el papel de la población migrante en los reales
de minas, estos estudios se han centrado mayormente en regiones situadas en el norte
novohispano. Como señala David Navarrete, faltan y son necesarias investigaciones so-
bre la población migrante en el centro de México, que reconstruyan los espacios donde
dicha población se insertó. El ensayo de Navarrete, "Migración, ocupación y movilidad
social en la minería novohispana: la población migrante de Real del Monte en 1768", es
un primer acercamiento desde la historia demográfica al conocimiento sistemático de la
presencia y del comportamiento de los migrantes en las minas de Real del Monte. David
Navarrete, utilizando como fuente documental el padrón parroquial de Real del Monte
de 1768, que en realidad es un padrón de comulgantes que se conserva en el Archivo
Histórico del Arzobispado de México, además de analizar este documento, examina la
presencia cuantitativa de los migrantes en la población local, identifica sus zonas princi-
pales de procedencia y reconstruyen sus patrones de ocupación y residencia. El trabajo
de Navarrete, como señala el mismo autor, invita a repensar la difundida visión de los
centros mineros como grandes receptores de migrantes y también como los sitios donde
las divisiones entre los distintos estratos de la sociedad colonial tendían a desdibujarse.
11 Véanse los trabajos de Ruvalcaba y Baroni (1994), Simpson (1934) y De la Torre Villar (1952).
INTRODUCCIÓN 13
Meztitlán, el Valle del Mezquital y la Huasteca, fueron tierra de promisión para los hijos
de San Agustín, aparte de sus trascendentales actuaciones en los actuales Michoacán y
Guerrero. 12 Gabriel Márquez Ramírez analiza en su contribución a este volumen la labor
evangelizadora de los agustinos, a la que denomina "evangelización fundante", en los
citados territorios hidalguenses. Para Márquez Ramírez esta evangelización fundante
se inicia en 1536 y se dilató hasta 1600 cuando estas comarcas podían ser consideradas
como cristianas, o al menos los elementos básicos de la religión católica implantados.
Tomando como base la obra de Juan de Grijalva (1985), realiza un recorrido del trabajo
misional agustino en la Sierra, la Huasteca y el Valle del Mezquital, mostrando la rela-
ción de conventos fundados en esta etapa fundante. Asimismo, analiza la figura de fray
Antonio de Roa como evangelizador en la Huasteca y en la sierra de Meztitlán, que es
presentada como un ejemplo de evangelización y de evangelizador. La penitencia, el
voto de pobreza y otros tormentos fueron utilizados por Roa para convencer a los indios
y que comprendieran la inocencia y el sacrificio de Cristo.
Reconocido es que el estudio del fenómeno religioso en el actual estado de Hidalgo
durante el periodo colonial se ha sustentado principalmente en la investigación sobre la
evangelización de las órdenes regulares, concretamente agustinos y franciscanos. Sin
embargo, se ha adolecido de trabajos sobre la actuación de la jerarquía eclesiástica se-
cular en estos territorios que, como sabemos inicia su política de incorporación de las
doctrinas regulares a las seculares a fines del siglo XVI.
Rodolfo Aguirre Salvador, en su artículo "Doctrinas y curatos de Hidalgo hacia el siglo
XVIII", nos presenta un interesante análisis sobre el funcionamiento de la administración
eclesiástica novohispana, a través de la situación de los curatos y doctrinas enclavados en
comarcas del actual estado hidalguense en el siglo de Ilustración borbónica. En el siglo XVIII
el modelo de evangelización dirigido por las órdenes mendicantes estaba casi finiquitado.
El punto final lo puso una cédula de Fernando VI en 1749 que ordenaba la secularización
de las doctrinas en los arzobispados de México y Lima. Una serie de medidas determina-
ron el desarrollo de estos curatos y doctrinas en este periodo según el análisis de Rodolfo
Aguirre. Por una parte, el impacto del aumento poblacional y cómo influyó en el impulso
de los curatos parroquiales. Asimismo, se produjo un crecimiento de los sacerdotes secula-
res, que para el caso del centro de México, con una población indígena en aumento, se vio
favorecido pues muchos de ellos estaban capacitados en las lenguas indígenas. Por último,
la introducción de jueces eclesiásticos con jurisdicción en las doctrinas que reforzaron la
autoridad de los arzobispos. 13 Una nueva etapa de la iglesia novohispana, concluye Aguirre
Salvador, comenzó con el traspaso de casi todos los curatos al clero secular.
Bibliografía