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Los Ultrasonidos
Se trata de ondas acústicas que poseen frecuencias tan altas que el oído humano es
incapaz de percibirlas.
Durante la aplicación del cabezal del ultracavitador, las ondas ultrasónicas crean
microburbujas dentro del fluido del tejido. Que implosionan y generan ondas de
choque responsables de la fisura de la membrana de los adipocitos.
Como resultado se liberan ácidos grasos y glicerol al espacio intercelular en forma de
una sustancia semi líquida.
Por tal motivo es que la zona inmediatamente después de ser tratada con el
ultracavitador se siente mucho más blandita al tacto que antes.
Una pequeña parte de las grasas liberadas son excretadas por heces y orina, mientras
que el resto espera ser metabolizada mediante actividad física inmediata.
Por ello es crucial hacer ejercicio apenas se sale del gabinete de estética, ya que esto
evita que se acumule la grasa en otros órganos, sobre todo en el hígado.
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Con ultracavitación se puede tratar la grasa localizada en abdomen, flancos, espalda
baja, glúteos, trocánteres, y muslos.
Cabe destacar que se debe estar en un peso corporal idóneo, y el panículo adiposo
debe tener más de 4 cm.
La sesión no se puede extender más de 20 a 30 minutos. Además, siempre es
necesaria la elasto compresión al concluir con el fin de ayudar a prevenir la aparición
de flacidez y modelar la zona que ha sido tratada.
Otro aspecto a destacar es que se debe seguir una dieta baja en grasas y beber
mucha agua antes y después del tratamiento.
Generalmente se complementa la sesión de ultracavitación con presoterapia o
drenaje linfático manual para fomentar la eliminación de las grasas liberadas.
Por lo general con 5 a 8 sesiones se consigue la reducción total de la adiposidad
localizada, pero esto es subjetivo y depende mucho de la persona como de sus
hábitos de vida.
Contraindicaciones de la Ultracavitación
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Básicamente los equipos de ultracavitación emplean energía de ultrasonidos para
provocar la rotura de las células grasas (lisis celular) y así conseguir que liberen su
contenido al espacio intersticial, el que luego es eliminado por el propio organismo
mediante heces y orina.
Estos equipos emiten ondas de sonido de más de 20.000 vibraciones por segundo,
las que se generan por medio un transductor piezoeléctrico. Dichas ondas acústicas
se componen por ciclos de compresión y expansión.
Es en el ciclo de compresión que se realiza una presión positiva, lo que acerca los
adipocitos. Posteriormente en el de expansión la presión negativa tiende a alejar a
las moléculas entre sí, y gracias a la intensidad de la emisión se crean micro-
burbujas dentro del fluido del tejido.
Una pequeña porción de esta sustancia es excretada por el cuerpo durante las
primeras 24 horas por medio de heces y orina, pero el resto permanece en el
organismo en forma de lipoproteína, y debe ser metabolizada lo antes posible
mediante actividad física para evitar que se acumule en otros órganos (sobre todo
el hígado).
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Los equipos de ultracavitación tienen que trabajar en frecuencias que van desde 30
a 50 kHz, no más ni menos porque su efectividad podría disminuir.
Los kHz del equipo guardan una estrecha relación con la dimensión de las micro-
burbujas. A menor frecuencia (30-50 kHz), las burbujas creadas en el tejido son de
mayor tamaño, por lo que necesitan más energía para implosionar y como
consecuencia, generan mayor fuerza de choque. Este aspecto incrementa
notablemente la efectividad del tratamiento sobre el panículo adiposo.
El fenómeno de ultracavitación se genera en un tipo de frecuencia determinada, y
en función de esta, requiere de una potencia determinada del equipo.
A menor frecuencia se generan menos burbujas pero de mayor tamaño, y necesita
menos potencia del equipo. En cambio, a mayores frecuencias las burbujas son más
abundantes pero pequeñas, y se requiere de mayor potencia en el equipo.
Se ha formado una creencia popular de que los equipos que poseen un pitido
agudo son los más efectivos y reales cavitadores, pero esto no es así.
La mayoría de los aparatos trabajan a partir de los 30 kHz, por lo que en teoría son
incapaces de ser oídos por el humano, pero debido a la existencia de los llamados
“armónicos” en la onda de frecuencia, que la distorsionan por encima y debajo de
su valor teórico, la paciente (y a veces la esteticista) percibe un chillido agudo.
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Llevar un registro fotográfico de la zona a tratar, medir la circunferencia y el peso
de la paciente en cada visita para cotejar los resultados al finalizar el tratamiento.
Aplicar una buena cantidad de gel neutro entre el cabezal y la piel, para evitar
que la onda de ultrasonido se pierda en el aire.
El cabezal siempre tiene que estar en contacto con el tejido.
El panículo adiposo a tratar con ultracavitacion tiene que ser de más de 3 a 4 cm.
Al momento de aplicar el cavitador, se debe tomar el cabezal con una mano y
con la otra comprimir el pliegue adiposo sobre este.
El cabezal no puede permanecer en un lugar por mucho tiempo y la velocidad
del movimiento no puede ser más de 1cm por segundo.
Terminar la sesión con drenaje linfático manual o presoterapia para poder
ayudar a la eliminación de la grasa liberada en el torrente sanguíneo.
El paciente debe beber agua media hora antes e inmediatamente después de
terminar su sesión. También debe hacer actividad física apenas sale del gabinete.
El individuo debe llevar una alimentación reducida en grasas.
Hacer una sesión de mantenimiento mensual posteriores, para asegurar los
resultados.
Combinar el tratamiento con sesiones de radiofrecuencia para tonificar el tejido y
evitar la aparición de flacidez.
Tras la primera sesión, se nota una reducción de volumen y la piel se muestra más
blanda al tacto que antes. Esto se debe a que la grasa se ha convertido en una
sustancia semi-liquida, que espera mientras es metabolizada con actividad física.
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La elasto compresión no debe faltar, ya que ayuda a modelar el tejido, así como la
presoterapia o drenaje linfático, los cuales deben hacerse posteriores sesión de
cavitación, ya que esta elimina desechos que favorecen el resto de procedimientos.
El movimiento debe ser circular con una velocidad estimada de 1cm por segundo. El
tiempo recomendado es de 10 minutos cada 10 cm x 15 cm y las sesiones no deben
superar los 30 minutos.
Hay que aclarar que la intensidad en la región de los gemelos debe ser mucho
menor.
Brazos: Primero hay que trabajar sobre la parte superior del brazo y después en la
inferior. Siempre se debe formar un pliegue de tejido con la mano que no sostiene
el cabezal.
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Contraindicaciones de la ultracavitación