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Las preguntas fueron: a) ¿Por qué la carta es un ensayo?,b) ¿Cuáles son los
mecanismos de autofiguracion que pone en juego Julio Cortázar en las cartas?,
c) ¿Cuál es el vinculo que Julio Cortázar establece con Felisberto Hernández?
d) ¿Por qué Felisberto Hernández es un cronopio?
En esta exhibición de los sentimientos se puede intuir que este vinculo con
Felisberto no parece tan autentico, ni tan genuino. Trata de traerlo a Felisberto
al presente, a la vida para celebrarse a sí mismo. En este sentido, demuestra
que él es excepcional, “yo soy un escritor como vos”.
En segundo lugar, esta figuración es el espejo con un otro, hay una
identificación con este, es decir, me miro en el espejo de Feliserto, aunque
termina por hacer que Felisberto se mire en su propio espejo.
Por último, A Cortázar le gusta mostrarse por fuera de las convenciones, ser un
cronopio es estar fuera del tiempo, “a los dos nos gustó siempre transgredir los
tiempos verbales”, fuera de las lógicas convencionales, el cronopio es un raro,
un adolescente incomprendido. Lo interesante es que para Cortázar lo
excepcional es un valor, y en ese mismo momento, cuando la excepción es
valor deja de serlo, no hay necesidad de celebrar lo excepcional como el lo
hace. Todo está sistematizado para mostrarse excepcional, y allí es donde lo
raro termina convirtiéndose en un lugar común, sobrevalora la categoría de
excepcional.
En esta clase teórica dictada por Alberto Giordano nos ocupamos de un ensayo
de Borges titulado “La supersticiosa ética del lector” (1931), en Discusión
(1932).
Por otro lado, los temas abordados en sus ensayos son primordialmente temas
filosóficos, metafísicos. Borges es un lector curioso y se interesa por las
literaturas y autores “menores”. En la década del 30’ 40’ elaboraba notas,
reseñas, y ensayos sobre novelas policiales o de aventuras, frente a la novela
psicológica que era mucho más reconocida en el campo literario. En este gesto
se puede apreciar una militancia en favor a las llamadas formas menores. El
mantiene una distancia irónica con la academia puesto que le sospecha
arrogancia, exceso de erudición, exceso de supersticiones.
“La ética del lector inocente” es un valor deseable para Borges, el lector
inocente es una figura de carácter ético. La inocencia parece que ya no se nos
está permitida, la inocencia es la suspensión de valorización, un estado de vida
en el que los valores no ejercen presión, es una utopía cultural.
Borges aboga por esta ética de lector, leer y no sentir el peso de todos los otros
lectores. El lector inocente es el lector desprovisto de supersticiones culturales.
En este gesto de minimizar lo grande, lo mayor, intenta impugnar la
superstición que esto es lo más valioso.
Hay un intento de que “el lector inocente” sienta un gusto, un placer por la
lectura, antes que por la erudición, ya que en este siempre queda inhibido de
algo.
Virginia Woolf en su ensayo “El lector común” (“The common reader”) (1925)
plantea que este tipo de lector “incorrupto por prejuicios literarios” “lee por
placer más que para impartir conocimiento o corregir las opiniones ajenas.” Es
un lector que se guía por el gusto, no aspira a ser reconocido, no le interesa su
condición de lector.
Clase teórica viernes 23/08/2019
Esta clase fue la primera que tuvimos con la profesora adjunta María Inés
Laboranti, para comenzar a tratar la autobiografía.
En primer lugar nos dio a conocer la bibliografía con la que abordaríamos este
tema. Esta bibliografía consta de tres autores que hasta ese momento me eran
desconocidos.
Lo primero que nos remarcó la profesora fue que en la década del 70’ la
autobiografía no era un género dominante del canon literario. Era considerada
como un género menor, un genero ambivalente, aunque esto difiera de nuestra
actualidad en la cual las escrituras del “yo” tienen relevancia.
A su vez surgió la cuestión desde donde inicia esa vida que se cuenta, y en ese
sentido, en comparación con la idea moderna de autorrepresentacion que
tenemos actualmente, que inicia en la infancia, la vida de un hombre medieval,
por ejemplo, empieza con la muerte porque allí es donde se toma contacto con
dios.
Entre ellas estaba un cuadro del s xvii de Joseph Heintz el Joven llamado
Alegoría del amor. Allí se puede apreciar una calavera que representa la
muerte, el memento mori, la aparición del libro que un instrumento de
conocimiento de sí mismo, el espejo que sirve para reduplicar el efecto de la
calavera en el cuadro así podemos apreciarla por ambos lados. Esta es una
operación óptica, es una forma de ver.