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FACULTAD DE INGENIERIA
ESCUELA ACADEMICO PROFESIONAL DE AGROINDUSTRIA
SECION 10
“SALA DE CATA, ESPECIFICACIONES GENERALES DE LA
INSTALACION, DESCRIPCION DE LAS CABINAS Y LOCALES
COMPLEMENTARIOS”
ESTUDIANTES:
Vera Mostaceros Caterine
Pinedo Zavaleta Jonathan
López Herrera Ciro
CICLO:
X
ASIGNATURA:
ANALISIS SENSORIAL
4.1. Dimensiones............................................................................................ 7
4.3. Disposición................................................................................................. 9
II. OBJETO
Es uno de los factores que más pueden afectar a los resultados de las pruebas. La
evaluación sensorial no debe hacerse a horas muy cercanas a las de las comidas. Si los
jueces acaban de comer o de desayunar no querrán ingerir alimentos y asignarán
puntuaciones demasiado bajas (en las pruebas afectivas), o podrían alterarse sus
apreciaciones de los atributos sensoriales. De la misma manera, si falta poco tiempo para
la hora de la comida, el juez tendrá hambre y sus respuestas pueden ser erróneas. Los
horarios recomendados son entre las 11 de la mañana y la 1 de la tarde, así como de 17 a
18 horas de la tarde; aunque el primer horario es el más adecuado (Sancho y col, 1999).
3.2. Muestras para la evaluación
La presentación de las muestras difiere dependiendo del tipo de panel que vaya a
realizar el análisis (Sancho y col., 1999). Si éste es llevado a cabo por un panel de jueces
entrenados, la muestra a analizar se sirve sin aditivos o vehículos. Sin embargo, a los
paneles de consumidores el producto se les sirve del modo habitual en que es consumido.
El vehículo debe tener siempre las mismas condiciones y ser lo más insípido e inerte
posible (Meilgaard y col., 2007). El comité de Evaluación Sensorial de la ASTM (1968)
recomienda que para pruebas discriminativas cada juez reciba, al menos, 16 ml de muestra
líquida o 28 gramos de alimento sólido (Larmond, 1977). Para los alimentos que se
presentan como una unidad pequeña (bombón, gominola, galleta, etc) que puede comerse
de un bocado, la muestra será la unidad. Sin embargo, la cantidad de muestra que recibe
cada juez está limitada por la cantidad disponible de material experimental y por el
número de muestras que se evaluarán en cada sesión. El número de muestras en una sesión
no debe ser elevado (generalmente inferior o igual cinco) porque puede ocasionar fatiga
que influirá sobre las respuestas. Si las muestras a evaluar son muy numerosas, estas
deben distribuirse en varias sesiones. De todas formas, un panel muy entrenado puede
evaluar un mayor número de muestras.
La temperatura de las muestras debe ser constante y la misma para todos los jueces
(Cross y col., 1979). Generalmente las muestras deben servirse a la temperatura a la cual
suele ser consumido el alimento a analizar. Cuando el alimento es cocinado y se consume
en caliente, éste debe mantenerse a dicha temperatura hasta el momento de servirse,
mediante de estufas u otros medios. El orden de presentación de las muestras debe ser
aleatorio y la codificación de las mismas debe hacerse cuidadosamente, para evitar inducir
a una clasificación previa inconsciente asociada a otras existentes en la mente del juez
(Sancho y col., 1999; Anzaldúa-Morales, 1994).
INSTALACIÓN
4.1. Dimensiones
4.2. Iluminación
Las cabinas para el análisis sensorial se situarán en el local una al lado de otra.
También hay que prever que en cada una de ellas el alumbrado sea individual,
regulable en dirección e intensidad.
4.2. Dimensiones
Ancho:
Fondo:
Altura de la mesa:
0,75 m
4.3. Disposición
Una parte de esta superficie debe reservarse para una pila dotada de agua corriente
potable. Sin embargo, si esto no es factible, se reservará este espacio para la colocación
de una cubeta, escupidera o similar.
También se puede instalar una repisa, a una altura aproximada del suelo de 1,10
metros, para colocar en ella diferentes accesorios (vasos, material menudo, etc.).
Notas:
Las condiciones descritas son las ideales; pero si no fuese posible disponer de una
instalación semejante reservada únicamente para el análisis sensorial, los ensayos podrían
realizarse en un local que reúna las condiciones mínimas descritas (luz, temperatura,
ruido, olores), instalando cabinas móviles a partir de elementos desmontables y plegables
de tal forma que permitan, como mínimo, aislar entre sí a los catadores.
Fig. 1
Fig. 2
7.2. Trampilla de presentación de las muestras
Fig. 3
Fig. 4
A – Cabina de degustación
B – Sala de limpieza de material y preparación de muestras
C – Panel abierto
D – Despacho
E – Sala de espera
F – Frigorífico
H – Horno
L – Lavaplatos
Pi – Pileta vertedero
Ar – Armario
Df – Distribución formularios
Mc – Mesa circular
M – Mesa
P – Poyata
La cata del vino es un arte antiguo, ya desde 1312 el rey francés Felipe el
Hermoso organizó la asociación: Courties-Gourmets-Piqueurs, antecesores de los
catadores de hoy. Pero fue en 1793 cuando los lexicógrafos definen al catador como
“aquél cuyo oficio es el de probar vinos”. Hubo que esperar hasta 1813 para que el verbo
catar apareciera en los textos oficiales.
Catar tiene varios significados: gustar, probar, testar, verificar, analizar. También
puede significar apreciar, saborear, deleitarse e incluso, disfrutar.
Catar un vino o alimento tiene diversos objetivos; describir las características del
producto expresando sus cualidades o defectos. El acto de catar exige diversas cualidades:
atención, memoria, concentración, método, profesionalidad y espíritu científico.
Si nos adaptamos a los conceptos de la Asociación francesa de normalización
(AFNOR), se define la cata como una operación que consiste en experimentar, analizar y
apreciar los caracteres organolépticos-gustativos de un producto. Para Ribéreau-Gayon,
creador de la Enología moderna, catar es probar con atención un producto del cual se
quiere conocer su calidad; es someterlo a nuestros sentidos y especialmente a los del
olfato y el gusto; es tratar de conocerlo identificando y explicando sus defectos y
cualidades. Es estudiarlo, analizarlo, describirlo, juzgarlo, clasificarlo. La cata de vino es
un método de análisis sensorial que permite entender qué es lo que hace que cada vino
sea único. Identificando su estructura y sus diferentes matices y buscando y entendiendo
el porqué de cada característica, aprenderemos a disfrutar de esta cultura, que es el primer
paso para otorgarle un valor e interpretar lo que bebemos.
8.1. ASPECTOS PSICOFISIOLOGICOS DE LA CATA
8.1.1. Definiciones.
• CATAVINO AFNOR.
En cuanto al mobiliario de la sala de cata puede ser muy sencillo cuando se trate de grupos
pequeños o catadores que caten de pie, basta con una mesa fácil de limpiar, donde poner
los vinos y las copas, de una pila escupidera profunda y de un armario con puertas y
baldas para guardar las copas limpias. Para catas de mayor precisión (sesiones
experimentales, o de control, concursos de vinos o de catadores) es necesario disponer de
un local más funcional. Cada puesto deberá estar limitado por tabiques laterales y
frontales de material ligero, anchura de 80-90 centímetros, 75 centímetros de altura y 40
cm de profundidad. A la izquierda de la mesa estará ubicada una pila escupidera de 30
cm y dispondrá de agua para el aclarado de las copas y se conducirá por un cuello de
cisne. Además de la iluminación general de la sala, es conveniente instalar un haz
luminoso orientable, de difusión concentrada, para permitir el examen de la limpidez
(Norma UNE 87-004- 79).
El color de la sala de cata dominante tiene influencia sobre nuestras percepciones y
pueden influir en el resultado final. Hay colores que potencian ciertas características de
los vinos. Se debe de huir de paredes pintadas de colores estridentes y superficies
brillantes, acomodando los colores a tonos claros y neutros (a ser posible blanco.), que
además ejerce tranquilidad en el ánimo del catador.
La humedad del ambiente es recomendable una humedad relativa del aire entre el 60 y
70%.
La aireación de la sala debe de eliminar los olores que eventualmente pudieran producirse.
Igualmente, hay que prestar mucha atención a que tanto el mobiliario, pinturas de la pared,
restos de productos catados o productos de limpieza no comuniquen ningún olor
ambiental. Sobre el entorno, Pierre Poupen decía: “Cuando cates, no observes la botella,
ni la etiqueta, ni el entorno, sumérgete en ti mismo para ver cómo nacen tus sensaciones
y cómo se forman tus impresiones. Cierra los ojos y mira con la nariz, la lengua y el
paladar”. La cata ciega es más objetiva. El trabajo del catador debe ser individual, y para
evitar subjetividades en degustaciones más precisas (sesiones de control, concursos de
vinos o de catadores) se emplean cabinas individuales de cata normalizadas.
Imagen 2:
secuenciación.
Jellinek, G. (1985). Sensory Evaluation of Food. Theory and Practice. Ellis Horwood,
London, UK.
Larmond, E. (1977). Laboratory Methods for Sensory Evaluation of Food. Food Res.
Inst.Can. Dept. Agri., Ottawa.
Meilgaard, M., Civille, G. V., & Carr, T. (2007). Sensory evaluation techniques (3rd ed.).
Boca Raton, FL: CRC Press.
Morten C. Meilgaard, Gail Vance Civille y B. Thomas Carr (2007) “Sensory Evaluation
Techniques, Fourth Edition. Taylor & Francis.
Sancho, J., Bota, E., de Castro, J.J. (1999). Introducción al Análisis Sensorial de los
alimentos. Ediciones Universitat de Barcelona.