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Meta: Hacer comprender que en nuestra vida, al igual que lo hizo con su pueblo Israel, el Señor
continua haciendo elecciones a cada uno de nosotros.
a) El origen de la elección es una iniciativa gratuita por parte de Dios. (Dt. 7:6; 14:2; 4:34).
c) El resultado de tal elección, que puso a Israel sobre los demás pueblos, fue el señalarle un destino
diverso que no tiene nada de común con el destino de los demás pueblos.
a) Dios nunca pide todo de golpe, sino al contrario, nos va pidiendo poco a poco, preparándonos, y a
la medida de nuestra respuesta, sus llamadas son para algo más grande, no según la categoría del
trabajo, sino según la grandeza del amor que exige.
b) Su primer llamado es a la existencia misma, cuando nacemos. Igual que en Génesis 1:27, nos hace
a su imagen y semejanza, dándonos dominio sobre nosotros mismos y sobre lo que nos rodea.
c) Crecemos y cuando por nuestra debilidad caemos en faltas, amorosamente Él nos hace nuevos
llamados que nos muestran nuestra realidad y despiertan nuestra conciencia. (Gen. 3:9).
d) El amor de Dios es eterno, y algunas veces después de una vida de pecado o alejados del Señor, Él
tiene un nuevo llamado para nosotros, nos inunda de su Espíritu, nos lava y nos convertimos en hombres
nuevos, como sucede en el Bautismo en el Espíritu Santo. (Gen. 9:9-17).
Es esta la llamada Alianza Cósmica, hecha por Dios con Noé para una nueva humanidad purificada.
Se consuma esta alianza por la obediencia ciega de Abraham al sacrificar a su hijo Isaac, prueba a la
que le somete al Señor antes de comenzar el cumplimiento de su promesa de hacer multiplicar su
descendencia como las estrellas (Gén. 22:15-17). Abraham es el padre de los creyentes por su
obediencia, su fe y su fidelidad, y nos enseña que éstas son las cualidades esenciales para formar en
verdad parte del pueblo de Dios. En Sn. Juan 8:31, vemos que seremos del linaje de Abraham si
hacemos las obras de Abraham, es decir, si obedecemos en todo, des-de salir de nuestra tierra, dejar
parientes y posesiones (dinero, comodidades, etc.), en abandono absoluto a Dios, e ir caminando por el
desierto en busca de la tierra prometida que es Jesús mismo en nosotros. Jesús nos lo enseña también
en su obediencia al Padre, haciéndose obediente hasta la muerte de cruz, o sea, que si queremos ser
pueblo escogido, necesitamos Fe, Obediencia y Fidelidad.
En los cursos pasados hemos hablado y pensado bastante sobre la Fe, ahora vamos a pensar un poco
en qué consisten la Obediencia y la Fidelidad.
OBEDIENCIA
Para crecer realmente en el Señor, tenemos que OBEDECER sus mandates. En Éxodo 19:5-6, vemos
la Alianza del monte Sinaí, en donde son dadas a Moisés las tablas de la Ley, o Decálogo. Esta Alianza
es ya un pacto bilateral, porque el Señor dice: SI TU CUM-PLES MIS MANDATOS, YO SERE TU DIOS
Y TU SERAS Ml PUEBLO. Para que Él sea nuestro Dios, es decir, nuestra fuerza, nuestro Salvador,
nuestro Padre, nuestro Todo, y para que nosotros seamos su pueblo, al cual conduce, guía y protege
para hacerlo llegar a la tierra prometida, tenemos que obedecer sus mandatos.
En Deuteronomio 6:4-5, se halla el corazón mismo de la ley y de la Alianza de Dios con su pueblo.
Aquí se encuentra el mandamiento supremo: amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con
toda la fuerza.
El solo pensamiento de que Dios eterno, omnipotente e inmenso, Dios que no necesita para nada de
los hombres porque en Sí mismo lo tiene todo, tiene para nosotros tanta ternura y misericordia que lo
único que nos pide es nuestro amor, debe hacer que en cada instante de nuestra vida crezca cada vez
más ese amor que nos pide y que nos manda. Es además cuando cumplimos ese mandato y únicamente
entonces, cuando alcanzamos nuestra realización completa, cuando dejamos de vivir en la idolatría
(porque idolatría es nuestro egoísmo, amor al dinero, los afectos desordenados, etc., pues cualquier
cosa o persona que para nosotros sea más importante que Dios, es un ídolo) y nos centramos en Dios,
causa y efecto de nuestra vida.
El Señor no nos abandona en los esfuerzos que hacemos por obedecerle; sólo nos pide que
tengamos ánimo y valor para pasar todos los obstáculos y llegar a la tierra prometida. (Josué 1:2-4).
Los mandatos del Señor no son más importantes por ser externos (escritos en piedra) sino porque Él
los va grabando en nuestro corazón a medida de nuestra docilidad y apertura a Él (Jeremías 31, 31-
34).
FIDELIDAD
La fidelidad al Señor, es la obediencia llevada hasta el fin. Es fácil comenzar a obedecer, hacerlo cuando
nos gusta, o cuando esa obediencia nos llena de gozo. Pero Dios nos pide obedecerlo siempre, no
conforme a nuestra conveniencia, sino a lo que El nos manda, constantemente, hasta la cruz, hasta la
muerte.
La plenitud de todas las Alianzas y pactos del Señor a su pueblo y con cada uno de nosotros, esta" en
la institución de la Eucaristía (Luc. 22:19); ES LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, la alianza del amor
perfecto, en la cual la Sangre de Jesús es derramada por todos los hombres para el perdón de los
pecados.
Por medio de esta Alianza, Jesús quiere quedarse con nosotros HASTA EL FIN, para que nuestra unión
con Él sea completa y perfecta. Para sellar esta alianza nos da un nuevo mandamiento: Ámense los
unos a los otros COMO YO LOS HE AMADO, (Jn. 13:34), esto es, hasta el fin de nuestra vida y hasta
el máximo de nuestra capacidad, dando todo lo que somos a nuestros hermanos, hasta la propia vida.
Al obedecer este precepto, Cristo ES en nosotros, nos hace vivir de su vida, de su esencia misma, que
es amor. Es esa la fidelidad que nos pide, la que nos marca con su sello, la que nos une a Él, en su
sacrificio al Padre. Ese precepto nuevo y eterno es amar con su ser, con sus sentimientos, con su Santo
Espíritu.
Es Cristo en nosotros, que tiene que transmitirnos su fidelidad al Padre, que tiene que hacer que nuestra
alianza intima se realice más y más plenamente, renovándonos, purificándonos y transformándonos en
EL MISMO (II Cor. 3:18).
Es decir que el Eje y el Centra, el principio y el fin, la realización de todas las promesas y de todos los
llamados ES JESUS MISMO EN SU AMOR INFINITO, porque Él es la verdadera y única tierra
prometida.
2. — ¿Cuál fue la base de la elección divina del pueblo de Israel? ¿Podrías citar algunos textos al respecto?
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4. — ¿A qué Alianza se le llama Alianza Cósmica? ¿Con que podemos comparar esta Alianza del Señor en
nuestra vida?
a)..................................................................................................................
b) ...............................................................................................................
5. — ¿Cuáles son las cualidades esenciales para formar parte del pueblo de Dios? (Jn. 8:31).
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6. —En Éxodo 19:5-6 vemos la Alianza del Sinaí, con Moisés. ¿Qué clase de Alianza es esta? ¿Qué tenemos
que hacer para que El sea nuestro Dios?
a) ...............................................................................................................
b)................................................................................................................
7. — ¿Cuáles son los mandatos más importantes del Señor? (Jer. 31:31-34)
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10. — ¿Qué mandamiento nos da el Señor para sellar esta Alianza? (Jn. 13:34)
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