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NATURALEZA Y ESTRUCTURA DE RIVALIDAD HISTÓRICA

ENTRE CHILE - PERÚ

Cristian Leyton1

I. Introducción

La hostilidad que ha alimentado las relaciones chileno-vecinales es el


producto de hechos históricos que han marcado la imagen colectiva de la
población de ambos países.

No obstante ello, la animosidad no sólo contiene hitos, sino que además


variables y factores subjetivos que han contribuido a explicar el arraigo de una
animosidad de carácter cíclica entre ambos países o lo que podemos denominar la
instauración de una Rivalidad Histórica Duradera chileno-peruana. La historia
bilateral ha sido, desde su nacimiento, una lucha contínua por la influencia, tanto
comercial, económica como política, enmarcada por dos conflagraciones militares
una de las cuales se soldó por la amputación de territorios y la ocupación política y
militar de la capital peruana. De esta forma, la rivalidad dio paso, luego de la
Guerra del Pacífico, a la hostilidad.

Desde una perspectiva comparada, se desprende del análisis de las


relaciones chileno-peruanas así como de las relaciones franco-alemanas que
existen factores en común que han alimentado, históricamente, percepciones de
amenaza similares2.

Es así como encontramos:

a) Una rivalidad de potencia, sobre espacios geográficos frecuentemente


disputados.
b) Conflictos bélicos mayores con resultado de una ocupación militar y política
sobre un espacio de alto valor simbólico para la conciencia nacional, como
es la capital política de los Estados, en este caso de un Estado peruano en
plena formación.
c) El despojo de territorios como resultado de un conflicto trinacional.

1
Bachelor Ciencia Política área Relaciones Internacionales y Master of Arts en Ciencia Política
área Estudios Estratégicos y Relaciones Internacionales, Université du Québec à Montréal
(UQAM), Canadá. Licenciado Ciencias Políticas, Universidad de Chile. Graduado del Center for
Hemisferic Defense Studies (CHDS), National Defense University, Washington D.C. Actualmente
se desempeña como investigador en CESIM y como Profesor del Magíster Programa de Estudios
de Políticas Públicas (PEPP), Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM).
2
Leyton, Cristian., "Francia y Alemania: Génesis, Desarrollo y Cese de la hostilidad franco-
alemana. Un análisis comparativo para el caso chileno-peruano" Revista Enfoques, Universidad
Central de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

d) Un fenómeno de instrumentalización política3 institucionalizado de conflictos


históricos por ambos Estados, hecho que se ha constituido en un factor de
alta cohesión nacional, generando símbolos sociales en sociedades en
plena formación de sus respectivas identidades nacionales.

Podemos apreciar, en términos generales, que la relación entre Chile y Perú


ha sido, efectivamente, una de “adversarios hereditarios”4. Dicha percepción se
cristalizó, sin lugar a dudas, a partir de la Guerra del Pacífico por los motivos antes
descritos, sin embargo se ha mantenido en el tiempo y reforzado como resultado
de la utilización sociopolítica que las clases dirigentes de ambos países han
realizado de dichos acontecimientos.

Un elemento central en esta relación de hostilidad histórica ha estado dado


por la desconfianza respecto a las intenciones de ambos Estados. Si para Chile
las aprensiones provienen de un nuevo tipo de revanchisme, como lo advertían los
franceses respecto a la naciente y derrotada Alemania, para Perú la percepción de
amenaza proviene del mantenimiento de un estatus quo territorial y de una
constante pérdida de influencia a favor de Chile5.

No obstante lo anterior, los cambios acaecidos en el ámbito mundial,


particularmente la reestructuración del sistema político y de poder internacional,
han sentado las bases para que cambios profundos puedan darse en el marco de
las relaciones binacionales chileno-peruanas. La extensión del principio de una
nueva relación de disuasión y cooperación simultánea, como la implementada con
Argentina constituye una opción válida. Sin embargo, cabe señalar que a
diferencia del caso chileno-argentino en donde no existía un factor de animosidad
fundado en una lucha de influencias, en el caso chileno-peruano dicha
“competencia” introduce una problemática mayor y difícilmente superable.

La reunificación de Alemania a fines de la década de los 80, si bien


constituyó un hecho esperanzador para muchos respecto al fin de la Guerra Fría,
para Francia esto constituía un factor de amenaza por cuanto se consideraba que
una Alemania unificada, con la conglomeración de todas las capacidades militares
y económicas que aquello representaba, podía significar una disminución de la
capacidad de influencia a nivel europeo del Quai D´Orsay. Si bien el
mantenimiento y de alguna forma la contención del potencial militar alemán al
interior del cerco de la OTAN solucionaba un aspecto importante de la percepción
de amenaza francesa, la problemática suscitada por una Alemania dominando
políticamente a Europa Central no estaba resuelta. La creación y el reforzamiento
del couple franco-alemán se inserta en dicha lógica, interpenetrar ambas políticas

3
Leyton, Cristian., “Instrumentalización de Conflictos Históricos: El Caso Chileno-Boliviano”, revista
Política y Estrategia, ANEPE, No. 97, 2005, pp. 9-26.
4
En sintonía, pero en contra posición al principio que caracterizó durante siglos las relaciones
entre Francia y el “Espacio Germano”.
5
Sin olvidar, que la estructura geoestratégica del territorio peruano no solo está enfocada hacia
Chile sino que también hacia Ecuador. Es así como si para Chile la percepción de amenaza fue de
naturaleza trinacional (H3V), para Perú lo era binacional (H2V).

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 2
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

exteriores y de defensa a fin de mantener y controlar cualquier espacio que


pudiera facilitar un sentimiento de competencia, política, económica y militar
franco-alemán.

A la luz de lo precedente, vemos que el caso chileno-peruano debe insertarse


en dicha lógica: cooperar e integrarse, en todos los aspectos posibles a fin de
impedir que vacíos de poder puedan buscar ser llenados por impulsos de
competencia y rivalidad.

Procedamos a identificar y caracterizar la naturaleza y estructura de la


rivalidad histórica entre Chile y Perú a fin de comprender el estado actual de sus
relaciones políticas, militares y económicas, a fin de ser capaces de proyectar las
condiciones que deben darse para que transitemos desde dicha condición a una
de conciliación de intereses.

Relaciones Chileno-Peruanas en el Ciclo del Factor de Hostilidad

1. El factor de hostilidad en el ámbito vecinal: bases y fundamentos de la


instrumentalización de conflictos históricos.

La Hostilidad, en el ámbito de las relaciones internacionales, no obstante


constituirse en la expresión de la animosidad que se genera y cristaliza entre
unidades políticas, viene a caracterizar la fricción que se instala, particularmente,
entre Estados.

En otras palabras, existiría la tendencia a creer que sus efectos se


circunscriben única y exclusivamente en la alta política. No obstante ello, esto no
es así.

Si la hostilidad se alimenta de hechos pasados, sus dividendos políticos se


evalúan en el presente y pueden proyectarse hacia el futuro.

Estamos refiriéndonos a la instrumentalización o utilización política que


determinados sectores sociales realizan de conflictos que han azotado la
evolución de la vida política vecinal, utilización realizada, eminentemente, a fines
electorales o de mantenimiento de la gobernabilidad (Ver figura 1).

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 3
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

Figura 1
INTENCIONES

INSTRUMENTALIZACIÓN

C
MEDIOS DE H
INTERESES
COMUNICACIÓN
PERMANENTES O
EDUCACIÓN
Q
U
OPINION E HOSTILIDAD
PÚBLICA
IMAGEN
DE

I
HISTORIA N
T
E
R
E
S
E
S

CONFLICTO
BÉLICO
CRISIS BÉLICA
MAYOR,
CRISIS
DIPLOMATICA.

En este escenario la vida política local tiende a alimentarse constantemente


de la utilización estratégica de problemáticas históricas entre Estados soberanos.
Tal es el caso de los sistemas políticos peruanos y bolivianos6, por ejemplo.

Los conflictos de carácter histórico, si intentamos definirlos, son aquellas


disputas entre Estados u órganos de representación política que se extienden a
través del tiempo y que generan rivalidad, esto es una interacción de competencia
permanente entre entidades.

Por la razón precedente, este tipo de conflictos son anexados en la


conciencia social e histórica de la población, de generación en generación7,
particularmente a través de su incorporación a los sistemas educacionales como
una herramienta de cohesión temprana en torno a lo que se consideran los pilares
básicos y fundamentales de la nacionalidad.

En este marco de análisis, los conflictos históricos se constituyen, en el


proceso de formación de los Estados, en:
6
Leyton, Cristian., «Instrumentalización de Conflictos Históricos», Revista Política y Estrategia, N°
97, 2005, Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos (ANEPE), pp. 9-26.
7
Podemos señalar que en estos casos el factor de Hostilidad juega un rol central en el
mantenimiento y reforzamiento de percepciones de amenaza al alimentar en la sociedad civil
imágenes negativas de sus entes vecinales con los cuales ha mantenido conflictos o crisis bélicas
mayores.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 4
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

• Aceleradores de la cohesión social por cuanto contribuyen a la


formación de una conciencia de unidad política.
• Sustentos de los sistemas políticos al permitirles alimentarse
políticamente de ellos, legitimando externa pero sistemáticamente sus
puestos de autoridad.

La instrumentalización de conflictos históricos responde a una situación


arraigada, particularmente, en la debilidad del Sistema de Partidos y del Sistema
Político de determinados países. No obstante ello, ésta se sostiene en una
voluntad política interna en orden ya sea a no dar solución definitiva a conflictos no
resueltos, no obstante existir las condiciones políticas para hacerlo, ya sea en no
aceptar un conflicto ya resuelto sobre las bases de la legalidad internacional y
bilateral vigente. En este sentido, la alimentación de conflictos en el estado latente
mantiene al sistema de partidos y al sistema político, en general.

Entre los conflictos históricos no resueltos encontramos principalmente a:

a. Conflictos fronterizos, referentes a divergencias en cuanto a la


delimitación de la frontera,
b. Conflictos territoriales, referentes a espacios territoriales en disputas
contestados por alguna de las partes.
c. Conflictos de influencia, referentes a percepciones de dominación política,
económica e incluso militar sobre determinados Estados o espacios
territoriales de dichos entidades políticas.

Esquemáticamente dos formas de instrumentalización de conflictos históricos


aparecen.
• Por un lado, aquellas que responden a factores cíclicos internos o
coyunturales.
• Por otro lado, aquella que responde a una lógica estructural.

Es así como mientras los factores cíclicos internos están asociados a


conflictos de orden fronterizo, los estructurales lo están en relación a conflictos
territoriales. La relación causa-efecto está dada, principalmente, por la imagen que
proyecta el despojo percibido de un espacio territorial en la población. Así,
mientras que a un territorio dado se le asocia principalmente a hechos históricos
pasados y a potenciales desarrollos económicos trabados, limitados o impedidos -
como es el caso boliviano-, a una delimitación de frontera considerada como
inexacta o errónea se le asocia más que nada al impedimento por parte del Estado
en cuanto a hacer respetar su soberanía en el marco de un sistema regional o
vecinal –caso peruano.

La instrumentalización cíclica está relacionada y es directamente proporcional


al estado de la convivencia social interna, al estado de la coyuntura económica
interna, así como al estado de los intereses nacionales de gobierno (el caso

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 5
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

peruano es característico de este escenario). Por otro lado la instrumentalización


estructural se caracteriza por el hecho que la dinámica y la estructura política,
social y económica está constituida en torno a la pérdida o limitación sobre un
espacio territorial dado (el caso boliviano es característico de este otro escenario).
No obstante la importancia en cuanto a los efectos y consecuencias del fenómeno
precedente, el principal factor que emerge como explicativo de las relaciones de
rivalidad está dado por la Hostilidad.

En este marco de análisis aparecen dos grandes problemáticas, a saber:

1. ¿En qué medida y bajo qué condiciones los Medios de comunicación, la


Educación y la Opinión Pública se constituyen en “objetos” de
instrumentalización política, alimentando una mayor hostilidad entre los
Estados?
2. ¿De qué manera puede ser roto el ciclo que se establece entre la
Historia, la Imagen y los Intereses Permanentes de un Estado, por un
lado, la Hostilidad y las crisis diplomáticas y los conflictos bélicos
mayores, por otro?

Digamos que la hostilidad comprendida como aquel sentimiento sociopolítico


de competencia permanente entre entidades nacionales y estatales puede
efectivamente ser resuelto por medio de la implementación de medidas de
cooperación, particularmente en el caso de la introducción de medidas de
confianza mutua, sin embargo requiere simultáneamente del concurso de medidas
sociales concretas destinadas a contrarrestar los efectos perversos de hechos
históricos considerados como “traumáticos” producto de:

a. Actos de despojo territorial,


b. Acciones de violación de santuarios estratégicos así como,
c. Vulneración de elementos altamente subjetivos, como es el interés y
el honor nacional.

2. La relación de rivalidad histórica chileno-peruana

Un análisis de la historia desde la perspectiva chilena indica que la


percepción de amenaza ha estado marcada a lo largo de la historia por un
sentimiento de inseguridad fundado, esencialmente, en el politicidio.

Al utilizar el término politicidio8 lo hacemos en su sentido literal. Se encuentra


acuñado en su origen etimológico, politia u organización política y cide en latín,

8
El término politicidio ha sido asociado tradicionalmente al de genocidio por cuanto sugiere el
aniquilamiento, en masa, de determinados grupos nacionales, comenzando por su decapitamiento
organizacional, en este caso el Estado, y de manera obvia, los pilares culturales, sociales y
económicos sobre el cual reposa el estado en cuestión, para terminar con el conjunto de su
población.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 6
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

que significa muerte o asesinato. En otras palabras, en la destrucción de la


entidad estatal como entidad soberana9. El Estado queda despojado de su
motivación principal como órgano representativo de los intereses de la mayoría de
la población que le originó.

Para algunos puede resultar inmoderado asociar la percepción de amenaza


chilena a la israelí, sin embargo, las características geoestratégicas y geopolíticas
israelíes convergieron, en un momento dado y guardando las respectivas
proporciones geopolíticas, con la chilena, especialmente durante el período 1902-
1989: Vacuums demográficos en los extremos, concentración en su zona central,
y la existencia de una percepción de encierro estratégico asociada a un grado de
hostilidad ínter vecinal sostenido. Ahora bien, si para Israel, las autoridades
políticas han insistido a lo largo de su historia estatal contemporánea sobre la
problemática del politicidio árabe, la clase política chilena sólo la ventiló
públicamente y de manera indirecta en sus primeros decenios de historia su
republicana.

¿Como se expresó en términos concretos la percepción de politicidio?


Digamos que de dos formas.

En un primer momento, este emerge como respuesta y consecuencia de la


formación de la Confederación Perú-Boliviana en 1836. La guerra defensiva que el
Estado chileno entabla en contra de esta amenaza percibida como determinante y
decisiva, utilizando el concepto avanzado por Diego Portales, para la
supervivencia nacional en los primeros años de nuestra vida republicana.

Subsecuentemente, la Guerra del Pacífico también se daría como objetivo


garantizar la supervivencia del Estado-nación chileno.

Transitamos, de esta manera, desde la problemática de un politicidio


absoluto, ilustrada por la postura subregional del Mariscal Santa Cruz, hacia la
pérdida, lenta pero progresiva, de la capacidad de influencia chilena en el Pacífico,
de allí, al aumento en las capacidades bélicas del vecino peruano y boliviano
como consecuencia de los ingresos que los yacimientos de guano, primero, y de
salitre luego. La Guerra del Pacífico, siendo un conflicto bélico defensivo en
términos políticos, pero ofensivo en términos doctrinarios, permitirá a Chile

9
La percepción de amenaza israelí puede ser considerada como de absoluta en sus primeros anos
de vida estatal. Frente a la postura del principal líder árabe, Nasser quien sostiene The problem
today is not just Israel, but also those behind it. If "Israel embarks on, an aggression against Syria
or Egypt, the battle against Israel will be a general one and not confined to one spot on the Syrian
or Egyptian borders. The battle will be a general one and our basic objective will be to destroy
Israel. I probably could not have said such things five or even three years ago. If I had said such
things and had been unable to carry them out my words would have been empty and worthless."
Alocución frente a la Arabe Trade Unionist el 26 de mayo de 1967,el ex Ministro de Asuntos
Exteriores de Israel, Israel Eban, en su alocución al Consejo de Seguridad israelí el 6 de junio de
1967 pone de manifiesto lo que entiende por politicidio, "destruction against Israel. Here, then, was
a systematic, overt, proclaimed design at politicide, the murder of a State".

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 7
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

garantizar una relativa pero activa influencia en las costas de su mar adyacente.
La percepción de inseguridad, en este caso, se acelera al permitir al Estado
chileno acrecentar sus arcas fiscales y de allí sus capacidades bélicas,
aumentando de paso la percepción de amenaza en los Estados vecinales. De
esta forma se estimulará, un virtual “encierro” del país frente a entidades vecinales
que encuentran, en Chile, un enemigo común. En este caso, la percepción de
amenaza chilena, velada de un politicidio futuro, se ve reflejada en la nueva
postura internacional del país al retrotraer su pasada intención de proyección de
potencia política y militar en el ámbito regional hacia una postura eminentemente
continental.

Las consecuencias políticas, militares y económicas de la Guerra del Pacífico


marcarán la percepción de amenaza chilena hasta el año 1989. Un sistema de paz
armada se instaurará entre Chile y sus vecinos. El temor de un politicidio ya no
recae en una destrucción de la convivencia nacional y luego de una absorción de
nuestro país por una potencia vecinal, sino que en la pérdida de ambos extremos
del territorio nacional, fundamentalmente del norte, pulmón del sistema económico
chileno.

El periodo inaugurado por el término del Gobierno militar y el regreso del


democrático inauguran otra realidad político-estratégica, esta vez, de transición en
donde la disuasión cohabitará con la cooperación. En este caso, la percepción de
amenaza chilena también es una de transición. Las capacidades militares en
adquisición demuestran que la percepción de politicidio esta aún latente, sin
embargo, la coyuntura internacional parece dictar otro sentido.

II. El Perú en la percepción chilena de politicidio

El sentimiento de aniquilamiento del Estado chileno acompaña a la clase


política desde su propio nacimiento como ente soberano.

El fin de la Patria Vieja (2 octubre 1814) y la campaña de Reconquista


(1844- 5- abril 1817) forjan, un profundo sentimiento de inseguridad en cuanto a la
conservación del Estado a lo largo de su historia.

La Reconquista Española del territorio nacional demostró el carácter regional


y no solo nacional de la empresa libertadora: La independencia de Chile no
podía hacerse sin lograr la de las Provincias del Río de la Plata, éstas no
podían asegurarse sin liberar al Virreinato del Perú. En otras palabras, la
existencia misma del naciente Estado chileno era dependiente de la voluntad
española, canalizada y evacuada en los hechos a través del Virreinato del Perú.
Es así como la primera fuente de dicha percepción de amenaza emana desde esta
entidad. Dicho territorio se constituirá en un factor de riesgo extremo no sólo para
el mantenimiento de la independencia de las entidades políticas
hispanoamericanas y la de Chile, al considerársele como un territorio pudiendo ser
utilizado como plataforma de reconquista subregional realista y española sino que,

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 8
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además, en cuanto a lo prohibitivo, económicamente hablando, que significaba


mantenerse en un estado de guerra permanente. De esta forma, el aporte chileno
a la empresa libertadora del Perú, esto es la creación de la Expedición Libertadora
en 1820, ve confirmada por el esfuerzo de guerra asumido por Chile: conformada
en su mayoría por efectivos chilenos, subvencionada en su totalidad por los
erarios chilenos y apoyados, esencialmente, por una escuadra de marina chilena.
La liberación nacional del Perú surge como una prioridad para la afirmación
histórica de la independencia nacional.

Diez años después, Chile se verá confrontado a lo que Diego Portales


denominará, en su momento, "la Segunda independencia de Chile"10, derrotar
militarmente y, destruir con ello, el germen de un megaestado en las puertas de
norte de Chile.

III. La Confederación Perú-Boliviana

Capacidades e intenciones son factores que, adhiriendo a la lógica avanzada


por David Singer, ayudan a determinar la emergencia de algún tipo de percepción
de inseguridad.

Establezcamos que el nacimiento de un Estado producto de la fusión de dos


entidades soberanas no genera, por sí sola, inseguridad. La inseguridad en el
caso del nacimiento de la Confederación Perú-Boliviana11 surgió como
consecuencia del riesgo que significaba para Chile la suma de las intenciones no
declaratorias del Mariscal Santa Cruz con las capacidades potenciales que se
traducían en la unificación de ambos Estados.

Tal y como es conocido, la amenaza real detrás de los hechos recaían en las
intenciones presumidas y personificadas por dicho gobernante en orden a recrear
no sólo el virreinato peruano en cuestión, sino que en el mediano plazo, la
extensión territorial del extinto Imperio Inca. Para Chile, tal escenario significaba,
de hecho, el desplazamiento de las fronteras de la Confederación hasta el Río
Maipo, absorbiendo territorialmente la capital, Santiago. La política de
desplazamiento progresivo de las fronteras internacionales fundadas en el utis
possidetis ius de 1810, principio que congelaba los límites territoriales de las
antiguas construcciones coloniales, no parecían ser respetadas por el Mariscal
boliviano. La ocupación de la caleta de Cobija por parte del Mariscal, violando de
paso la soberanía chilena en el Desierto de Atacama12, ilustrará dicha intención.

10
Carta a Manuel Blanco encalada, 10 de septiembre de 1836, " …Va Ud., en realidad, a conseguir
con el triunfo de las armas la segunda independencia de Chile".
11
Para una visión histórica de estos hechos consultar Encina, Francisco A., Resumen de la
Historia de Chile, Tomo II, Editorial Zig-ZagSantiago, Chile, 1954.
12
Según consta en el "Plano general del Reino de Chile en la América Meridional" realizado en
1793 por orden del entonces virrey del Perú Don Francisco Gil y Lemos. Carmona, L., Guillermo.,
Historia de las Fronteras de Chile, Los Tratados de Limites con Perú, Editorial Andrés Bello, 1981,
pp. 24-25 y cartografía 2, pp. 18-19.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 9
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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De esta manera, se irá arraigando en la conciencia política de los más


prominentes hombres del Estado chileno la idea según la cual la independencia de
Chile volvía a estar en peligro. El Estado chileno al identificar la amenaza para su
seguridad como absoluta y vital a partir de la enseñanza que su proceso de
emancipación le entregó, esto es, 24 años antes, aplicó la misma lógica hacia lo
que podía constituirse en un Estado revisionista del orden regional.

En este caso, la guerra contra la primera alianza Perú-boliviana si bien


aparecerá en los anales históricos como el primer encuentro bélico entre
Chile y sus vecinos nortinos, no generará grandes consecuencias sobre las
percepciones de inseguridad regionales. Las razones parecen simples. Las
consecuencias del conflicto no se soldarán por ganancia o pérdida de
territorio para uno u otro estado. El utis possidetis ius será respetado en su
generalidad, salvo para el caso de la caleta de Cobija que introducirá el germen
del futuro conflicto regional el que se soldará, por la generación de un factor de
Hostilidad entre Chile y sus entes vecinales nortinos.

En otras palabras, la violación al estatus quo territorial por parte de Bolivia


introducirá lo que podríamos considerar como la semilla de una futura fricción
diplomática que se traducirá en un factor de hostilidad que irá in crecendo a lo
largo del tiempo.

En términos generales, las consecuencias de la guerra en contra de la


Confederación se expresarán sobre la base de tres grandes efectos:

1. Aparición de un factor embrionario de hostilidad entre Chile y Bolivia


como consecuencia de la ocupación de parte del territorio chileno. La
caleta de Cobija aparece como el factor generador de un conflicto
territorial futuro que ya comenzaba a gestarse.

2. Emergencia de una afinidad de intereses entre Perú y Bolivia. El


pasado histórico común entre ambos Estados, así como la
comunidad de intereses y de características nacionales y raciales
que existen entre ambos pueblos les impulsa a adoptar una posición
de alianza natural.

3. Aparición de un sentimiento de aprehensión hacia las (potenciales o


reales) capacidades bélicas ínter vecinales. Este punto es central.
Lenta, pero progresivamente el factor Fuerza comienza a constituirse
en una variable de desconfianza entre Chile, Perú y Bolivia.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 10
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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IV. Entre la Confederación y la Guerra del Pacífico

El período entre ambas guerras estará caracterizado por un cambio mayor en


la percepción de inseguridad existente entre Chile y sus vecinos.

Mientras con Bolivia la percepción de inseguridad se concentrará en un plano


eminentemente territorial (soberanía sobre el Desierto de Atacama y los
yacimientos de salitre), con Perú tal percepción de amenaza se concentrará en un
plano de influencia, esto es de proyección de potencia hacia el Océano Pacífico.
En ambos casos, el leit motiv detrás de ambas nacientes rivalidades será el
desarrollo económico entregado por los yacimientos de guano, primero, de salitre
luego así como del poder de influencia que generaba el control de las vías
marítimas para el comercio en general y el desarrollo de los puertos chilenos que
les estaban asociados.

Para Chile la percepción de amenaza ya no es calculada en el corto plazo,


como podía ser la anexión de parte del territorio o de su totalidad a una
confederación, sino que en el mediano y largo plazo, ésto es, en la probabilidad
de ver su desarrollo económico sobrepasado y amenazado por Perú y
Bolivia.

La importancia de la explotación minera durante el periodo de 1840 en


adelante comienza a hacerse sentir. El Desierto de Atacama, olvidado por las
autoridades chilenas adquiere un real valor económico. Simultáneamente, el
Estrecho de Magallanes es oficialmente integrado a soberanía chilena. La
exportación de otros productos, como la harina y el trigo, gracias al impulso
financiero otorgado por la minería refuerzan aún más la necesidad de ejercer un
dominio sobre las vías marítimas con el fin de asegurar el comercio chileno, y por
otro lado, garantizar la soberanía chilena en el Desierto de Atacama.

En términos generales, durante el periodo que va desde 1840 a 1879 un


factor será constante en el desarrollo económico chileno y que tendrá
repercusiones, incluso hasta hoy en día: la creciente y vital importancia que la
explotación de recursos mineros tiene para la estructura financiera y
económica chilena, y de allí, para su seguridad internacional. Las crisis
económicas que azotan a Chile (1858-1861), los breves periodos de relativa
bonanza entre los periodos 1848-1856 y 1870-1873, así como en el período 1873-
78, están estrechamente vinculados a los recursos mineros: Por un lado, la
variación constante que obedece el precio de las explotaciones mineras 13(plata,

13
La primera crisis del crédito emergerá como consecuencia de dos grandes factores, primero
como resultado de la decadencia del yacimiento de plata de Chanarcillo que producía por si solo el
74% de este producto y a la perdida delos mercados de California y de Australia. Podríamos sumar
a esto dos grandes factores las guerras civiles de 1851 y de 1859 que desviaron recursos, tanto
humanos, materiales como intelectuales hacia vicisitudes internas.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 11
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
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guano y cobre) en el mercado internacional, así como al agotamiento o


descubrimiento de nuevos yacimientos14.

Digamos entonces, que los orígenes que guiaron la percepción de amenaza


chilena y que justificaron la guerra contra la Confederación cambian de forma,
pero no así de naturaleza.

En efecto, la percepción de inseguridad continuará basándose en un


principio de politicidio, sus grados de aprehensión evolucionarán a través del
tiempo y de las circunstancias coyunturales propias a la evolución histórica
nacional e internacional.

Un recordatorio de esta percepción dominante en los círculos de dirección


política del país estará dado por los hechos acaecidos durante 1862, momentos
en que España ocupa la isla Chinchilla bajo soberanía peruana. Tal será la
importancia que Chile asignará a este hecho, y más allá de las discrepancias
internas que suscitaba la ocupación en cuestión entre los diferentes personeros
chilenos, que el gobierno bajará el perfil a la primera gran crisis con el gobierno
boliviano en torno a cuestiones territoriales y fronterizas. Conflicto que por
segunda vez ponía a Chile ad portas de una crisis bélica, esta vez sólo con
Bolivia.

De esta manera, no obstante lo precedente, se llega a un acuerdo y se


reconoce a través del tratado de 1866 la soberanía boliviana sobre parte de
territorio chileno15. Chile sacrifica territorio por su seguridad de corto plazo, que era
el peligro de ver desencadenado un proceso de reconquista.

Terminado el conflicto con España, la hostilidad entre Chile y sus vecinos


emergerá. La semilla plantada en el proceso previo y luego de la guerra contra la
Confederación comienza a manifestarse en las relaciones políticas, económicas
pero sobre todo militares entre Chile y sus entes vecinales nortinos.

Podemos decir que el factor de hostilidad se desarrolla, en términos de un


proceso de animosidad interestatal que conllevará a Chile y particularmente Perú
al establecimiento de una activa y creciente rivalidad entre los años 1865 y 1874.
Ahora bien, si la relación de hostilidad entre Chile y Perú estará íntimamente
ligada a una competencia de influencia, la rivalidad con Bolivia será
eminentemente territorial.

La Guerra del Pacífico cristalizará las relaciones de hostilidad.

14
La decadencia del mineral de Chanarcillo a fines de 1858 agudiza la crisis en cuestión, luego en
187º es descubierto el mineral de plata de Caracoles que entregara a Chile un respiro por algunos
a no solamente, finalmente el papel que juega el cobre en la crisis de 1873-1878 será fundamental
como resultado de la baja de su precio el cual cayo desde 108 libras esterlinas en 1872 a 39libras
esterlinas en 1878. Tal y como lo sostiene Encina, el "golpe de gracia lo dio la baja del cobre".
15
Se reconoce la soberanía chilena hasta el paralelo 24, mientras que toda la producción que se
realice entre los paralelos 23 y 25 se repartirían por mitad entre ambos estados.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 12
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

V. La Guerra del Pacífico: la hostilidad cristalizada

A. Intenciones

Si la guerra en contra de la Confederación fue una eminentemente defensiva,


en cuanto a que el Estado chileno no tenía pretensiones territoriales, ésta será
operacionalmente ofensiva al contemplar en los objetivos de la guerra en curso: la
posible adquisición de territorios más allá de los establecidos por el utis possidetis
ius de 1810.

En este sentido Antonio Varas establecerá, una vez debutadas las


hostilidades, lo siguiente,

“No obstante que la extensión del territorio de la República con


adquisiciones extranjeras no ha entrado en consideraciones...., este objetivo
podría ser sensiblemente modificado por el transcurso de los eventos.", para
agregar más tarde que, "alteraciones de las fronteras del Perú las cuales
asegurarían completamente la tranquilidad de la República, podrían hacer
imposible para esta nación constituirse en una amenaza en contra del
equilibrio sudamericano".16

De alguna u otra forma, las autoridades peruanas perciben acertadamente la


probabilidad de verse despojados de algún tipo de territorio como resultado de la
extensión de las actividades de capitales y de mano de obra chilena hacia
Tarapacá. En este sentido la posición del gobierno peruano es clarificadora,

"Perú no puede permanecer como un espectador indiferente, y se


sentirá a sí mismo obligado a apoyar a Bolivia en proteger intereses que serán
comunes para nosotros, así como no podemos permitir Chile, al romper el
equilibrio americano, ganar el dominio de un litoral que no le pertenece. Perú
ofrecerá su mediación, y, si Chile lo rechaza y la intención de ocupar el litoral
continua, una alianza con Bolivia será para nosotros una necesaria e
inevitable consecuencia"17

A la luz de lo precedente, podemos inducir un cambio mayor en las


percepciones de amenaza de uno y de otro de los actores en presencia. Mientras
que para Perú, principal actor en el conflicto futuro, Chile constituye una potencia
revisionista del orden sudamericano, y más precisamente del orden de la costa
pacífica del Cono Sur, Perú deja ver una postura más bien pro status quo. En
otras palabras, Perú adopta una posición similar a la que el Estado chileno adoptó
casi treinta años antes.

16
Varas, Antonio, Correspondencia de don Antonio Varas sobre la guerra del Pacífico /con los
señores Eulogio Altamirano... [et al.]. Actas del Ministerio Varas-Santa María, abril-agosto 1879,
Santiago de Chile : Impr. Universitaria, 1918, pp. 251-252.
17
Bulnes, Gonzalo, Guerra del Pacífico /Gonzalo Bulnes, Santiago : Del Pacífico, 1955-1956, Vol.
1, pp.64.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 13
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

La firma del tratado defensivo entre Perú y Bolivia (1873) es muestra clara de
esta percepción de amenaza. La extensión de las actividades chilenas en las
salitreras de Tarapacá podría haber jugado un rol central en la cohesión peruano-
boliviana, así mientras para Perú cualquier pérdida por parte de Bolivia del litoral
podía repetirse en su contra, para Bolivia el status quo le garantizaba su acceso a
un territorio obtenido ilegítimamente.

La identificación que hacen las autoridades peruanas en orden a considerar


que Chile tenía la intención de ocupar un territorio que a los ojos peruanos no le
pertenecía y que por lo tanto actuando de dicha forma pondría en jaque la
independencia de un Estado sudamericano, era intolerable.

Para Chile en cambio, se desprende una necesidad imperiosa, y ello a la luz


del imperativo comercial impuesto por la naciente estructura económica chilena
fuertemente dependiente de los recursos mineros, de establecer una presencia, ya
no sólo de hecho en territorio peruano y más allá del paralelo 23, sino que hacerlo
in ius, en derecho. De esta forma, la violación del tratado de 1874 justifica y
legitima el fin de la vigencia del Tratado del 10 de agosto de 1866 el cual le
entregaba a Bolivia un enclave en litoral del Pacífico.

B. Capacidades

La competencia bélica naval que se desata entre Chile y Perú en el periodo


inmediato al conflicto con España demuestra que el factor Fuerza (F) comienza a
ocupar un rol preponderante en la rivalidad que hasta ese momento sólo estaba
circunscrita a lo comercial.

El gobierno peruano al adquirir dos poderosas plataformas de guerra, el


Huáscar y la Independencia introduce un factor central en la ecuación de
seguridad. De esta forma, el balance naval chileno-peruano se ve seriamente
desequilibrado.

En el transcurso del año 1871 la administración de Federico Errázuriz


Zañartu decidirá la compra de dos plataformas navales con el fin de restablecer la
paridad perdida18.

La supremacía naval peruana introducía una asimetría entre las potenciales


intenciones chilenas, su voluntad política en llevarla a cabo y sus capacidades
materiales permitiéndole alcanzar su objetivo. La muestra de fuerza realizada por
naves peruanas frente a la bahía de Mejillones a fines de 1872 demostrará, de
alguna forma, el poder de influencia que podría ejercer el estado peruano en caso
de manifestar una voluntad análoga.

18
La autorización es acordada por el congreso el 28 de diciembre de 1871, Sesiones
Extraordinarias de 1871, 2, Congreso, cámara de diputados, pp. 511-512.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 14
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El arribo del "Cochrane" en diciembre de 1874 tenderá a nivelar el balance


del principal instrumento de proyección de poder bélico regional: el naval. El poder
de fuego del Cochrane quedará demostrado el 8 de octubre de 1879 en Punta de
Angamos al doblegar al Huáscar. La supremacía naval permitirá a Chile proyectar
no sólo una capacidad de fuego a lo largo de la costa, sino que además de
proyectar una capacidad bélica permitiéndole conquistar y ocupar vastos territorios
gracias a la movilidad estratégica que dicha capacidad le entregaba.

Las consecuencias políticas y económicas de la Guerra del Pacífico son


ampliamente conocidas.

Una vez absorbidos los territorios del norte (1883 Tratado de Ancón;
Tratado de Paz con Bolivia 1904) Chile adopta una postura pro status quo,
mientras que Perú y Bolivia son identificados como potencias revisionistas.
Argentina emerge como la gran amenaza, lo cual es representado por la carrera
armamentista que ambos estados inauguran. Los Pactos de Mayo (1902), si bien
no pondrán fin a esta competencia bélica, oficializarán la emergencia de una
hostilidad chileno-argentina que se alimentará a través del tiempo y que sellará
una de las principales características de la percepción de amenaza chilena en el
siglo XX, su virtual encierro geoestratégico.

VI. La Posguerra

Uno de los hechos más relevantes en las relaciones de hostilidad que se


cristalizan luego del fin de la Guerra del Pacífico entre Chile y Perú, está dado por
el Tratado de 1929.

Perú comienza el período de formación de su “nacionalidad peruana” sobre la


base de la absorción de su derrota militar en la guerra y de los sucesos que dicho
fenómeno significó: la ocupación de Lima, la pérdida definitiva de un espacio
territorial y la reacción de las FF.AA frente a lo que significa no haber cumplido el
rol para las cuales habían sido creadas, garantizar la santuarización de su
territorio y de su capital política.

En el proceso que significó identificar las responsabilidades de la derrota


moldeará el conjunto del sistema político peruano, incluso hasta hoy en día.

Es así como aparece el estamento político como el gran y único responsable


de la debacle. Los círculos militares, concientes de la necesidad de recobrar la
moral perdida, endosarán insistentemente al conjunto de la clase política la
responsabilidad de la derrota. Es así como el Ejército peruano emerge, en el
pensamiento de la población, como el único estamento que, sobre la base de la
naturaleza de la resistencia a la ocupación (la cual sólo estará fundada en una
guerra de guerrillas), pudo iniciar un proceso de recuperación del honor perdido.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 15
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La instrumentalización de los conflictos históricos entre Chile y Perú deben


ser buscados en los procesos anteriormente señalados. Chile se constituyó, a
través del tiempo, en un “factor político” estructural y coyuntural en el sistema
político peruano. La reconstrucción de una conciencia nacional peruana pasa por
alimentar la respuesta tardía, no a la guerra perdida, sino que más bien, a lo que
significa una afrenta al orgullo nacional representada por la ocupación, así como al
recuerdo insistente representado cada vez que dicho país mira hacia el sur, su
“provincia cautiva”, Arica.

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el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.
Cuaderno de Difusión Nº 24. Academia de Guerra del Ejército. Mayo, 2006.

VII Bibliografía

Bulnes, Gonzalo, Guerra del Pacífico /Gonzalo Bulnes, Santiago: Del Pacífico,
1955-1956, Vol. 1, pp.64.

Encina, Francisco A., Resumen de la Historia de Chile, Tomo II, Editorial Zig-Zag,
Santiago, Chile, 1954.

Carmona, L., Guillermo., Historia de las Fronteras de Chile, Los Tratados de


Limites con Perú, Editorial Andrés Bello, 1981, pp. 24-25 y cartografía 2, pp. 18-
19.

Leyton, Cristian.,

- "Francia y Alemania: Génesis, Desarrollo y Cese de la hostilidad franco-


alemana. Un análisis comparativo para el caso chileno-peruano. Parte I"
Revista Enfoques, Año 2005, N° 4, Facultad de Ciencias Políticas y
Administración pública, Instituto de Estudios y Gestión Pública, Universidad
Central de Chile.

- “Instrumentalización de Conflictos Históricos: El Caso Chileno-Boliviano”,


revista Política y Estrategia, ANEPE, No. 97, 2005, pp. 9-26.

Varas, Antonio, Correspondencia de don Antonio Varas sobre la guerra del


Pacífico /con los señores Eulogio Altamirano... [et al.]. Actas del Ministerio Varas-
Santa María, abril-agosto 1879, Santiago de Chile : Impr. Universitaria, 1918, pp.
251-252.

Zillmann, Dolf., Hostility and Aggression, 1979, Hillsdale, New Jersey, Capítulo II.

Las opiniones, análisis y conclusiones del autor son de su responsabilidad y no necesariamente reflejan 17
el pensamiento de la Academia de Guerra o del Ejército de Chile.

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