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Ciencias agropecuarias
Escuela de Ingeniería Zootecnia
INTEGRANTES:
CICLO : IX
TRUJILLO-PERÚ
I. AXIOLOGÍA Y ÉTICA
La axiología (del griego axion ['valioso'] y λόγος ['tratado'] o filosofía de los valores, es la rama de
la filosofía que estudia la naturaleza de los valores y juicios valorativos. El término axiología fue
empleado por primera vez por Paul Lapiegg en 1902 y posteriormente por Eduard von Hartmann en
1908.
Desde el punto de vista ético, la axiología es una de las dos principales fundamentaciones de
la ética junto con la deontología.
La ética está constituida por valores morales que permiten a la persona adoptar decisiones y
determinar un comportamiento apropiado, esos valores deben estar basados en lo que es correcto, lo
cual puede ir más allá de lo que es legal. Es el proceso que evalúa la calidad del control interno en
el tiempo y permite al sistema reaccionar en forma dinámica, cambiando cuando las circunstancias
así lo requieran.
La Axiología es una disciplina que depende de la Filosofía Moral (Ética) y que trata de fundamentar
racionalmente los valores morales (y a veces los estéticos). Es la estructura de valores de una
persona la que le brinda su personalidad, sus percepciones y decisiones. Los grandes sistemas
filosóficos morales desde Sócrates descansan todos ellos en bases axiológicas coherentes.
La diferencia entre la ética y la axiología es que la ética se refiere a los valores en forma cualitativa,
como la moral, los actos que son correctos o incorrectos, justos e injustos, dados por las costumbres,
la forma de crianza en la familia.
La axiología se refiere a los valores pero de una manera cuantitativa, es decir darle ponderación a
dichos valores, que tan buenos o malos, positivos o negativos son los actos que realizamos; se basan
en las preferencias personales.
Pero también la ética y la axiología van de la mano ya que la axiología se encarga de estudiar los
valores en el ser humano y la ética los valores morales y por eso la axiología es su mejor aliado. Lo
bueno, lo bello, lo sublime, lo útil, etc. son ejemplos de valores perseguidores por el hombre en la
historia. El hombre es un ser axiológico. El hombre hace del mundo un objeto de valoración. Los
valores son los que le dan un sentido y finalidad al ser, al hombre. La axiología se es reciente y se
desarrolla a mitad del siglo XIX. Los valores siempre han existido pero tenían a confundirse, por
ejemplo los filósofos antiguos decían que la belleza era ser bondadoso. Los primeros trabajos
sistemáticos de axiología se desarrollaron en Alemania el siglo XIX e importantes publicaciones
por Wilhelm Windelband y Ethrenfels. Los valores pertenecen a una región independiente, no son
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cosas, no pertenecen a la realidad si no a un mundo aparte y autónomo, tesis sostenida por un
filósofo alemán. Ahora si el valor existe y cuál es su naturaleza depende de varias corrientes.
Ejemplo. La corriente subjetivista del valor: Afirma que los valores son el resultado de las
reacciones, individuales y colectivas.
Otro problema que presenta la axiología es acerca del método que debe emplearse para dilucidar la
naturaleza del valor. La historia de la axiología registra dos métodos en el tratamiento de los
valores; el método apriorístico que se basa en una intuición emocional y el método experimental
que consiste que el único criterio para determinar el valor es la experiencia. Los valores presentan
otro problema y es que son jerárquicos dependiendo de la situación y es por eso que varios filósofos
han tratado de hacer unas tablas para situar los valores, así como los valores de lo agradable y
desagradable; valores vitales; valores espirituales y religiosos.; otros se van con los valores
biológicos, sociales y culturales por Alejandro Korn. Los valores según sus características tienen
polaridad y dependencia. Según su dependencia los valores no existen por sí mismo, necesitan un
depositario en quien descansar; son como las cualidades de esos depositarios llamados bienes. De
acuerdo a su polaridad los valores oscilan entre lo bueno y lo malo; lo verdadero y lo falso; lo feo y
lo bello. Al primer término se le llama valor positivo y al otro valor negativo.
Para concluir. El primer paso para vivir los valores es la conciencia de los importantes que son. Una
sociedad basada en individuos con valores es la llave para una convivencia más sana. Las leyes
civiles no son suficientes. En ellas se establece solo lo elemental para asegurar una convivencia
medianamente decente, sin embargo no es suficiente con solo "cumplir la ley". Los valores van
mucho más allá de cumplir el reglamento de tránsito, van a la raíz de las cosas.
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LA ACCIÓN MORAL
La acción moral es aquella que es buena en si misma porque es realizada con buena voluntad, así
mismo, es necesario olvidar nuestras inclinaciones antes de realizar dicha acción, además no
debemos olvidar que accionamos de tal manera solo porque es nuestro deber y no alguna otra razón,
simplemente por deber, el cual esta guiado por nuestra recta razón, la que a su vez manda sobre
nuestra voluntad. Entonces, la acción moral es aquello que es bueno en sí mismo y que se realiza
por el mismo deber de accionar de tal manera. Por tanto, toda acción moral será realizada por deber
y no por alguna inclinación egoísta.
También se puede decir que es la acción ejecutada libremente de acuerdo con ciertas normas
morales que rigen la conducta, acción encaminada a la realización del bien o del mal y su
consiguiente apropiación. Con el término moral solemos mencionar lo que tiene que ver con un
conjunto de reglas referidas con la conducta y al comportamiento de los seres humanos, estas reglas
en tanto que reglas morales prescriben o codifican dicho comportamiento.
El acto humano, vehículo del valor moral. Por el acto se manifiesta la riqueza o la miseria moral
de la persona. Indudablemente son contados los actos en los que la persona vaya hasta el último
grado de sus posibilidades morales, superándose, en cierto modo, a sí misma. Y es precisamente en
la persona en donde descansan radical y habitualmente los valores o no-valores morales, pero es el
acto el que los traduce y encarna directa y activamente. En efecto, el acto no es un ser separable de
la persona, puesto que es la persona misma puesta en actividad. Aunque no vamos a afirmar que la
persona no sea más que la simple sucesión de los actos singulares, ni que el valor del acto singular
iguale el valor de la persona como tal, o se identifique con él. Pero es innegable que el valor moral
afirmado o negado por el acto singular contribuye a fomentar o disminuir el valor de la persona
misma.
Lo que propia y directamente confiere valor a un acto es su carácter de respuesta a un valor moral, o
más exactamente, la decisión de la voluntad de someterse a las exigencias de algún valor moral,
conforme al conocimiento y comprensión que de él se posea, o por lo menos conforme al
conocimiento del valor moral de la ley.
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1. ° La idea de la objetividad en sí misma y en sus relaciones conmigo (la cuestión será
determinar si sólo se percibe la comodidad que me proporciona, o si se percibe también su
importancia en sí, esto es, su importancia moral.
2. ° La actitud que se adopta frente a esa objetividad.
3. ° La realización.
En todo caso, sólo tenemos acción "moral", o sea acción que pide un juicio moral cuando dicha
acción:
1. ° Reposa sobre la idea o conciencia moral de un valor o de su obligación.
2. ° Encierra una respuesta o decisión voluntaria a ese valor u obligación.
3. ° Cuando estas dos condiciones concurren para determinar su realización.
Una acción es moral sin los elementos que la conforman, las causas que la anteceden y los efectos
que provoca pueden ser considerados como motivos para una reflexión filosófica.
Por lo general, toda acción moral está orientada por determinados principios y dirigida a la
consecución de ciertos fines. Como elementos constitutivos de la acción moral encontramos, pues,
la intención que anima el acto y las consecuencias que se siguen de la acción, siempre y cuando
tales propósitos y consecuencias sean moralmente relevantes.
Los actos, actitudes y hábitos constituyen elementos fundamentales de la acción moral, a través de
los cuales el individuo va modelando un carácter (ethos) o modo de ser.
2- Deliberación y decisión: Nos delibera, como señalo Aristóteles sobre lo q acontece siempre de
la misma manera o por necesidad. La derivación no cabe lo necesario sino sobre lo posible:
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sobre aquello que siendo posible está a nuestro alcance y es realizable. La elección y la decisión
se mueven en este " espacio " en estos límites. Solo así la libertad es real y concreta.
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LA PERSONA HUMANA Y LOS VALORES
Detrás de cada conducta que tenemos y de cada decisión que tomamos, encontramos la convicción
interior, propia de cada ser humano, de que algo importa o no importa, vale o no vale. A esta
realidad interior, previa a cada acto cotidiano, le llamamos actitud, creencia, valor. El valor es la
convicción razonada y firme de que algo es bueno o malo.
1. Entendemos los valores como guías o caminos que nos orientan en la vida. Los valores
constituyen componentes esenciales en el mundo de los seres humanos
2. Como afirma Tincopa, citando a Adela Cortina en su obra “Un mundo de valores”, es
imposible imaginar una vida humana sin valores, especialmente sin valores morales, pues
no existe ningún ser humano que pueda sentirse más allá del bien y del mal morales, sino
que todas las personas somos inevitablemente morales. Son también importantes los
valores: estéticos, religiosos, los intelectuales, y los de utilidad, pero son los valores
morales los que adecuan estos valores a las exigencias de una vida digna, a las exigencias
de nuestro ser “persona”.
3. En relación a los valores encontramos las actitudes, las cuales son tendencias o
predisposiciones relativamente estables de las personas a actuar de cierta manera. Son la
forma en que cada persona concreta su conducta de acuerdo con unos valores
determinados. Así, son ejemplo de actitudes: cooperar con el grupo, ayudar a los
compañeros, respetar el medio ambiente, participar en las tareas escolares, etc. Pueden
manifestarse actitudes de tipo individual como también grupal
4. Por otro lado encontramos las normas, que son patrones o reglas de comportamiento que
debemos seguir en determinadas situaciones, desde el momento que somos parte de un
grupo social. Las normas constituyen una forma pactada de concretar valores compartidos
por un colectivo. Un ejemplo son las normas de convivencia que se establecen en la
institución educativa y que aluden a valores que pueden manifestarse mediante actitudes.
Los valores se expresan a través de las actitudes. Un valor como por ejemplo la solidaridad, se
revela en las actitudes de solidaridad, que incluyen entre sus componentes: comportamientos,
valoraciones e intenciones.
Características de los valores. Adela Cortina señala las siguientes características de los valores:
Los valores son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo, hacerlo habitable. Los
valores como la libertad, la justicia, la belleza valen porque nos permiten construir un
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mundo más humano en que podamos vivir plenamente como personas. Un mundo injusto,
insolidario, sin libertades, sin belleza, sin eficacia, no reuniría las condiciones mínimas de
habitabilidad.
Los valores son cualidades reales a las que le damos cuerpo. Un valor no es una cosa,
tampoco es una persona, sino que está en la cosa (un hermoso paisaje), en la personas (una
persona solidaria), en una sociedad (una sociedad respetuosa), en un sistema (un sistema
económico justo), en las acciones (una acción buena).
Los valores son siempre positivos o negativos. Al percibir un valor, podemos captar si éste
es positivo o negativo, si nos atrae o nos repele. La justicia, la igualdad de oportunidades,
la salud son ejemplos de valores positivos, mientras que la desigualdad, la injusticia, la
enfermedad constituirían valores negativos.
Los valores poseen dinamismo. Dinamizan y humanizan nuestra acción, nos sentimos
motivados a alcanzar los valores positivos y a erradicar los valores negativos. Como toda
nuestra vida se encuentra impregnada de valores: positivos o negativos, pocas cosas pueden
ser neutrales.
Los valores éticos son aquellas formas de ser o de comportarse, que por configurar lo que el hombre
aspira para su propia planificación o la del género humano, se vuelven objetos de su deseo más
irrenunciable; a los que el hombre busca en toda circunstancia porque considera que sin ellos, se
frustraría como tal. Los valores, en cuanto éticos, son anhelados y buscados en su praxis, y el
hombre tiende racionalmente hacia ellos, sin que nadie se los imponga. Los valores éticos son muy
diversos. No todos tienen la misma jerarquía y con frecuencia entran en conflicto entre sí, de ahí
que haya que buscar formas eficaces de resolver esos dilemas. Así, por ejemplo, no tiene la misma
importancia el valor conservar la vida que el valor tener placer.
Para poder resolver esos conflictos es imprescindible saber cuál es el valor ético último o máximo,
aquel valor innegociable y siempre merecedor de ser buscado en cualquier ocasión. Toda teoría
ética tiene un valor ético supremo o último, que hace de referencia ineludible y sirve para juzgar y
relativizar a todos los demás valores, como si fuese un patrón de medida.
Designamos como valor a aquella cualidad que tienen las cosas y las acciones y los
comportamientos humanos que las hace estimables y deseables por sí mismas y no por relación a
alguna otra cosa. En este sentido diremos que son queridas como fin y no instrumentalmente. Así,
por ejemplo, si alguien tiene como valor la solidaridad diremos que quiere ser solidario por sí
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mismo, y no por relación a alguna otra cosa, como, por ejemplo, hacerlo por prestigio social. Por lo
demás, como se mencionó antes, no todos los valores son iguales para nosotros; consideramos que
algunos son superiores, o más importantes, que otros. Así, solemos estimar la sinceridad como un
valor importante, pero probablemente estaríamos todos de acuerdo en considerar correcto mentir
para salvar la vida de un ser humano. De este modo, el valor de la vida humana es superior al de la
sinceridad.
Los valores éticos son de orden práctico, miran las acciones del hombre en cuanto proceden de su
voluntad y no de la obra que llevan a cabo. Ellos determinan el valor de la persona humana. Estos
valores son relativos y cambiantes. Los valores que son en sí intrínsecos, se hacen instrumentales a
través de la educación y así pasa a ser extrínsecos o socialmente valorables. Todo valor tiene como
una de sus características la bipolaridad o antivalor.
Se puede decir que la existencia de un valor es el resultado de la interpretación que hace el sujeto de
la utilidad, deseo, importancia, interés, belleza del objeto. Es decir, la valía del objeto es en cierta
medida, atribuida por el sujeto, en acuerdo a sus propios criterios e interpretación, producto de un
aprendizaje, de una experiencia, la existencia de un ideal, e incluso de la noción de un orden natural
que trasciende al sujeto en todo su ámbito. Valores tales como: honestidad, lealtad, identidad
cultural, respeto, responsabilidad, solidaridad, tolerancia, entre otros como la perseverancia y la
resilencia, son fundamentales para el convivir pacífico de la sociedad de los cuales la sociedad vive
de ellos e incluso son intangibles y nadie los puede cambiar solo uno propio a como se da a conocer
con los demás o también con las experiencias de la vida.
Ante tantos cambios que nuestras sociedades han enfrentado en las últimas décadas, como los
logros científicos y tecnológicos, así como los cambios sociales, los económicos y los culturales,
parece ser que quedan olvidados aspectos fundamentales e indispensables para el desarrollo,
individual y social, como son la ética, responsabilidad social, desarrollo y sustentable que parecen
quedar marginados, basta observar, los altos niveles de corrupción existentes por doquier.
Toda actividad humana debe desempeñarse lo más conscientemente posible, implicando con ello,
por un lado, adoptar una perspectiva sistémica con relación a uno mismo y a la realidad en que uno
actúa, tratando de considerar las interacciones más significativas para la circunstancia que se
enfrente, y por otro lado, considerar la filosofía como el amor por el saber ser y hacer y a la ética
como una de sus partes fundamentales.
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La ética del desarrollo puede ser el equivalente a la ética empresarial, la ética médica, la ética
medioambiental y la ética aplicada a similares áreas profesionales. Cada una de estas genera
cuestiones éticas sobre prioridades, procedimientos, derechos y responsabilidades. Por lo tanto, la
ética del desarrollo puede considerarse un ámbito relevante, un conjunto de preguntas sobre las
principales elecciones de valores que forman parte de los procesos de desarrollo económico y
social. ¿Qué se considera un desarrollo adecuado o verdadero? ¿Qué derechos individuales se
deberían respetar y garantizar?
La función principal de la ética del desarrollo es la de ser un punto de encuentro interdisciplinar
donde interactúan distintos enfoques, disciplinas e intereses, más que una sub-disciplina académica
de la filosofía. Sólo de esta manera puede influir de forma sustancial en los métodos, los
movimientos y la educación. Dado que la ética es una rama de la filosofía, los trabajos sobre, la
ética del desarrollo se han considerado en parte como un nicho de la ética profesional dentro del
mundo universitario. Sin embargo, al igual que la ética medioambiental, no sólo se circunscribe a
filósofos académicos, sino que la ética del desarrollo también se nutre de personas formadas en
diversos campos. Debido a lo particular de cada contexto específico y para poder entender e influir
en los métodos y los sistemas que estructuran la vida cotidiana, deben ser personas que provengan y
estén bien vinculadas a ámbitos profesionales y/o académicos específicos quienes lleven a cabo los
distintos tipos de acercamientos.
2.1 Concepto
El término “conciencia” tiene dos significados: conocimiento o noción, sentimiento interior por
lo cual aprecia el hombre sus acciones; moralidad e integridad. El otro se refiere
específicamente, al de la conciencia moral.
La conciencia moral involucra por esa misma razón una comprensión de nuestros actos pero
desde la perspectiva de la moral. Sin embargo, también implica una valoración y un
enjuiciamiento de nuestra conducta conforme a normas que ella conoce y reconoce como
obligatorias.
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La conciencia moral, apegándose al concepto de obligatoriedad, es la que decide si se asume la
decisión de hacerlo o no. Adquiere el rango de una instancia ineludible, o de juez, ante el cual
tiene que exhibir sus títulos todo acto moral pues el ser humano no actúa, en rigor como ser
moral si se limita a acatar exteriormente una norma. Esta importancia de la conciencia moral es
elevada a veces al plano de lo absoluto hasta hacer de ella una fuerza espiritual humana
incondicionada y puramente subjetiva.
La conciencia moral es autónoma, según Kant, en cuanto al hecho mismo, pero heterónoma en
cuanto a que se somete a normas jurídicas. SI embargo, para que tenga la calidad de moral tiene
que se interna subjetiva.
En realidad el sentimiento de culpa domina toda la vida instintiva: no solo porque impide
la satisfacción de los instintos, sino porque contribuye al incremento del masoquismo.
Cuando la autoridad de los padres queda internalizada se establece; el punto de partida del
Superyó. Una de las funciones de esta instancia que vigila y juzga las actuaciones del Yo se
llama conciencia moral
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La agresión por la conciencia moral perpetúa y refuerza la agresión por la autoridad.
El motivo por el cual el Yo, bajo la influencia del sentimiento de culpa, se somete a los mandatos
del Superyó es el temor de perder su cariño y protección. Si la suerte acompaña al hombre, su
conciencia moral es indulgente; en cambio si la adversidad le persigue reconoce sus pecados y se
impone privaciones y castigos, tal como lo señalaron Freud y Fenichel (Freud, 1953).
Interactúan
Obligación moral
a) Heteronomía moral
Kant afirmaba que la ley dicta los comportamientos deseados para hombres que pretende
vivir en determinado grupo social. Dicha ley no surge como una inquietud individual
sino colectiva. Además, esta ley se manifiesta de manera individual a través de
tradiciones, costumbres y la ley por naturaleza es sin importar quién debe obedecerlas, le
sean propias o ajenas.
A continuación presentamos algunos ejemplos de heteronomía moral:
Cuando la obligatoriedad proviene de la tradición y la sociedad: En este caso la
desobediencia es irracional, no se analiza y no se discute, simplemente se dicta sin
importar a quien le pueda parecer absurdos.
Por ejemplo:
Los tabúes referentes (en civilizaciones antiguas) a la menstruación y las
consecuencias de no acatar lo que la aldea ha dictado.
La prohibición de tener contacto con cadáveres por considerarse impuros.
(Judíos y romanos)
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Cuando la obligatoriedad proviene de la fuerza del Estado
En esta obligatoriedad existe más contexto social y está fundamentado el bien común y
de común acuerdo, sus preceptos son más razonables y las consecuencias no son de
origen metafísico sino terrenal. El no acatar esta obligatoriedad puede llevar desde el
pago de una multa hasta la perdida de la vida mima.
El verdadero orden ético no deriva de una ley moral individual , sino de la vida de
Estado, que es el mismo espíritu absoluto y verdadero , y que no reconoce ninguna
regla abstracta de lo bueno y lo malo, de lo vergonzoso y lo mezquino, de la astucia y
del engaño.
b) Autonomía moral
En este campo la conducta se rige por una libre y propia decisión. Al respecto, Kant
afirmaba que: “El no elegir de otra manera sino de esta (la mía) y que ésta decisión sea
tomada como ley universal”. La autonomía no implica solamente obrar en concordancia
con la buena voluntad, requiere en realidad de un trasfondo de libertad que le permita al
ser humano decidir que comportamiento debe adoptar.
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Teorías deontológicas (deber)
Establecen que la bondad o maldad de uan acción no depende de las consecuencias, sino de
una primacía del concepto del deber. Esta teoría admite la intuición a priori
(convencimiento), pues cuando se goza de una intuición moral, no cabe ninguna duda que:
se está consciente de que hay que portarse bien y hay que interesarse por el bienestar ajeno
antes del propio.
Teologías deontológicas
Es necesario decidir por cuenta propia,
ateniéndose a los sentimientos y
convicciones. Si los valores son vagos y si
Del acto son siempre demasiado vastos para el
caso preciso y concreto que
consideramos, solo nos queda fiarnos de
nuestros instintos,
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Circuito deontológico
Conclusión:
El resultado del circuito entre la norma y el acto depende de mí temperamento, paciencia, confianza en la justicia o de
mi instinto
.
Según esta teoría la bondad o maldad de una acción depende únicamente del efecto o consecuencia.
También se les llama teorías consecuenciales. Las primeras expresiones de estas son:
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III. Ética y La Ciencia: Verdad
Quizás resulte más fácil enumerar primero las situaciones que son consideradas como
faltas de ética y luego aclarar en qué consisten y qué gravedad revisten. Las más
conocidas se listan a continuación:
Fraude. El diccionario de la Real Academia Española define el fraude como una acción
contraria a la verdad y a la rectitud, que perjudica a la persona contra quien se comete. En
última instancia, el fraude no sólo perjudica a terceros sino que también perjudica a uno
mismo, ya que la palabra del investigador, una vez descubierto el fraude, perderá
credibilidad para siempre.
¿Podríamos considerar que, al igual que las mentiras, hay fraudes banales y otros que no
lo son? Cometer fraude con los resultados de la experimentación, por más que se trate de
falsificaciones inocentes, es crear un hábito de trabajo reñido con la conducta que le cabe
a un investigador. Analizaremos diferentes situaciones de fraude según su gravedad.
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científicos que por sus investigaciones ya habían recibido el premio Nobel. Este tipo de
fraude es el más grave. Se puede cometer fácilmente al día de hoy trucando fotos,
eligiendo por ejemplo sólo una parte donde se ve lo que uno pretende demostrar y
poniéndole al costado para comparar un control negativo. No olvidemos que el programa
del fotoshop no sólo le borra las arrugas a las estrellas de cine, también borra todo lo que
no conviene que aparezca.
Fraudes de poca monta, pero fraudes al fin. Quizás podríamos considerar que correr
el valor de un punto en un conjunto de puntos para que la curva resultante sea más
elegante, no sea un fraude de la misma magnitud que decir que se tiene un resultado
positivo de algo que no dio. Muchos investigadores omiten publicar los resultados no
favorables a su hipótesis. Pongamos por caso que un experimento se repite tres veces y
solo una vez se tuvo el resultado esperado. ¡El investigador publica este resultado!
¿Cómo calificaríamos esta acción? ¿Es una falsificación o una manipulación? cualquiera
sea la denominación que le otorguemos, es una actitud incorrecta. Hay investigadores
notables que consideran que la práctica de mala ciencia o pseudociencia es un caso de
fraude, entendiendo por mala ciencia la que se realiza con técnicas no apropiadas o
aquélla que carece de interés o cuyos resultados son mal interpretados.
Caso 2. Los resultados de un trabajo se publican en una revista escrita en otro idioma que
no es inglés o que tiene menor difusión. Los investigadores “de nivel” no pueden perder el
tiempo mirando la bibliografía, ignoran ese trabajo y se adjudican la autoría del mismo
hallazgo.
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Caso 3. Un investigador ocupa una posición que le permite acceder a la información
presentada en informes o pedidos de subsidio, toma la idea del proyecto y avanza en él
hasta competir por la primacía o por lo menos la aparición simultánea de los datos.
Motivaciones. Una de las razones fundamentales que pueden explicar, pero no justificar,
la falta de conducta adecuada es la necesidad imperiosa de publicar trabajos de
investigación que tiene un científico para mantenerse en carrera. Plagiando la frase de
otra persona: “publicar o perecer” creemos que representa la forma sintética que muestra
las reglas que rigen dentro del entramado de la comunidad científica.
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resolverá el dilema de conciencia que se le plantea? Puede que parezca fácil juzgarlo
pero no lo es.
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LA ETICA Y EL TRABAJO
Los valores éticos en el trabajo son un conjunto de valores, normas y principios reflejados
en la cultura de la empresa para alcanzar una mayor sintonía con la sociedad y permitir
una mejor adaptación a todos los entornos en condiciones que supone respetar los
derechos reconocidos por la sociedad y los valores que ésta comparte.
La corrupción
El hostigamiento laboral
La difamación
Los anuncios engañosos
El código de ética dispone cual es la conducta correcta que debe observar el individuo. Un
código ético, correctamente elaborado, no debe limitarse a dictar normas o principios, sino
debe tener un cierto estilo pedagógico y explicar las consecuencias de cada regla.
Ética en el trabajo:
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Intolerancia a la discriminación.
Respetar las necesidades y derechos de los empleados
Tener visión.
Mantener un ambiente seguro y saludable.
Mantener la política contra el hostigamiento sexual.
El hostigamiento sexual es todo acercamiento sexual no deseado, los pedidos de favores sexuales u
otras conductas verbales o físicas de naturaleza sexual.
Toda empresa está obligada a colocar en un lugar visible de sus facilidades las normas contra el
hostigamiento sexual. La importancia de la ética en el profesional administrativo
El profesional de oficina en el ejercicio de sus funciones en la empresa, debe cumplir con los
siguientes valores y principios éticos, entre otros como:
Tener integridad
Respetar las políticas establecidas en el lugar de trabajo
Respetar la privacidad de los compañeros
Ser honesto
Muestras de deshonestidad:
Plagio.
Falsos reclamos de enfermedad o dinero.
No cumple con el horario de trabajo.
Hace llamadas personales desde su trabajo.
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Bibliografía
CORTINA, Adela. 1996 “Un Mundo de Valores”, Editorial Generalitat Valenciana, España.
Nuño Vizcarra, Francisco (2001). “Filosofía, ética, moral y valores”, España. Acribia
TIERNO, Bernabé. 1992, “El libro de los valores humanos”, España, pag.11.
Linkcografia
http://portal.perueduca.edu.pe/boletin/0_link/b_e37/valores.pdf
http://es.scribd.com/doc/22858535/Sintesis-sobre-la-etica-y-la-axiologia
http://bachiller.sabuco.com/cidead/cidead-filosofia/archivos/CD_FyC_1_t7.pdf
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