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10 pasos para convertir tus sueños en realidad

Introducción
Soñar es sencillo. Al dormir, los sueños son producto del subconsciente. En cambio, al soñar
despiertos, los sueños son formados por la imaginación, por la relajación de nuestra mente que
hace que nos veamos en el tiempo con la vida que queremos.

Todos tenemos un sueño, algunos que rondan nuestra mente solo por un período y otros que
quedan impregnados hasta convertirse en un objetivo y, como consecuencia, se termina haciendo
realidad. Pero la realización de los sueños no viene por sí sola, sino por acción de nosotros.

¿Por qué hay personas que convierten sus sueños en una realidad y otros que no? Aquí hay un
problema de confianza para atreverse. Los sueños que podemos hacer posibles necesitan de tres
elementos y en un porcentaje igual:

 Querer. La valentía de que esto suceda


 Seguridad. Más que creer de que funcionará, estar seguro de que ese sueño puede
cambiar tu vida
 Trabajar. Los sueños no llegarán a ti. La mayoría de cosas que nos suceden dependen de
nosotros y de las decisiones

Hay un elemento de los sueños que necesita mucha más energía que los demás: querer. Los
sueños suelen interpretarse como deseos, pues, en vez de desear, hay que querer que suceda.

Al cumplirse ese elemento automáticamente los demás se agregarán para así poco a poco hacer
material ese sueño. Muchas personas no se atreven a trabajar en sus ideas porque falta la valentía
y la seguridad en ese proyecto en mente.

Los sueños o metas no nacen de la nada, estos tienen un principio, desarrollo y final. Se nos hace
muy fácil dejar volar nuestra imaginación viéndonos en tantos escenarios posibles, ¿por qué? Hay
un proceso de creación de esos sueños:

 Todo tiene un principio, es decir, un desencadenante. Un estímulo externo que se


impregna en nuestras emociones. Los estímulos no se refieren solo a cosas positivas,
mayormente los sueños surgen de las situaciones negativas. Por ejemplo: una persona con
una vida rutinaria solo yendo y viniendo del trabajo un día llega a su casa, se sienta
exhausto y de repente siente la necesidad de salir de ese estilo de vida. Se forma un sueño
de superación. Todos tienen un desencadenante distinto.
 La acción de soñar en sí misma genera un sentimiento de consuelo y de reacción para así
organizar ese sueño en nuestro plan de vida. Esta etapa es decisiva en la realización de los
sueños.
 La recompensa. Imaginar un sueño hecho y cómo impactaría positivamente en nuestra
vida genera una reacción química. En el cerebro se libera dopamina, serotonina y
endorfina, moléculas que interviene en el incremento de la felicidad y el placer.

Todos soñamos despiertos, la diferencia entre uno y otro está en ir adelante con las acciones. La
mayoría de los sueños quedan estancados en ese plano imaginario. La clave se encuentra en
imaginar que sí puede ser posible para hacerlo realidad.

En el camino del cumplimiento de los sueños y metas, todo tiene un paso por paso. Cada sección
lleva un camino en construcción para finalizar con la materialidad de los sueños.

Entonces, ¿cómo podemos cumplir nuestros sueños?:

1. Repetir. No olvidar ese sueño de nuestra mente y dejar que ocupe totalmente nuestros
pensamientos, que ese sueño se vuelva las estrellas de nuestro extenso cielo. Mientras
más lo pensemos y busquemos el modo de traerlo al mundo terrenal, estaremos en el
proceso de la acción. Así que te aconsejo escribir ese sueño en un cuaderno que tengas
siempre a la mano; comienza la frase o sueño con un “quiero…”; escribe todas las
especificaciones de ese sueño, estructúralo en qué será, cómo lo harás, cuándo, dónde y si
lo harás solo o en compañía; si crees que ese sueño llevará mucho tiempo, esquematiza
por año lo que harás para poco a poco avanzar; si es a corto plazo, establece cuándo.
2. Alinear. Esto se refiere a darte un discurso con todo lo que has anotado. No es solo decir
ese sueño frente a un espejo: es declararlo, sentenciarlo. Ten una postura firme ante el
espejo y convéncete de que lo harás real. Escucha y siente. Aquí generarás la seguridad.
3. Aquí harás una dinámica bastante particular. Usa tus sentidos e impregna ese sueño en
cada uno de ellos. El cerebro funciona por la información que los sentidos le envían, así
que penetra ese sueño a través de la vista, audición, olfato, gusto y tacto. ¿Cómo hacer
esto? Pues, primero: cierra tus ojos, respira profundamente unas tres veces o hasta que
esa respiración sea parte de ti; visualiza, deja que tu mente fluya y empieza a escuchar,
oler, sentir y saborear el momento en el que tu sueño se hace realidad.

Los sueños pueden referirse a cualquier cosa: un sueño laboral (conseguir un puesto de trabajo en
una empresa en la que has querido estar siempre); un sueño personal (lograr la autoestima y paz
mental); un sueño afectivo (tener una relación estable); un sueño financiero (independencia y
estabilidad económica); hay infinidad de sueños y ellos nos definen también como seres además
que nos guían hacia lo que queremos.

Pero, narrado el principio, vienen las excepciones: todos tenemos sueños, en principio. Pero el
mundo se caracteriza por la diversidad que existe, y en la población hay una variedad de
personalidades. Hay personas que no saben siquiera qué sueños tienen o qué quieren lograr. Y, si
eres uno de ellos, no te preocupes. Solo hace falta una guía en tu vida que active el
desencadenante.
La herramienta que te ayudará en este proceso de planificación de vida es el autodescubrimiento.
Conocerse a sí mismo. No tengas miedo de ello, atrévete. Lo buscado en toda esta construcción
del éxito es la felicidad, concepto que también se sujeta a las opiniones particulares.

La felicidad puede ser un objetivo, algo a alcanzar por lo tanto una emoción que nunca se ha
experimentado; también puede ser que en la vida se haya vivido en repetidas ocasiones la
felicidad, pero es un estado de ánimo y por ende, efímero. La felicidad también se logra a través
de métodos y objetivos distintos, dependiendo de la definición y concepto que se le tenga. El logro
de ésta dependerá de ti mismo.

Capítulo 1: Descubre qué es lo que realmente quieres.


“Tu yo verdadero necesita cumplir

la vocación para la que fue creado.

Tu propósito es tu pasión.”

Bernardo Stamateas

A medida que vamos creciendo escuchamos repetidas veces la pregunta “¿qué quieres?”. Cuando
somos niños queremos tantas cosas –o no sabemos si realmente queremos algo– que no hay una
respuesta concreta, por lo que nuestros padres nos ayudan en esa decisión dependiendo de lo que
sea mejor para nosotros, aquello que garantice nuestra seguridad, por ello no podemos
experimentar la toma de decisiones para así ir desarrollando la capacidad de resolver los
problemas sin ayuda de terceros.

Con el pasar del tiempo tomar decisiones se puede tornar un poco más complicado si nuestra
facultad de decidir se vio limitada en la infancia. Pero el crecimiento es un camino que al llegar a la
adultez recorremos solos, sin ayuda de alguien y, es ahí cuando se presenta el primer problema
que traerá disgustos y frustraciones: ¡no saber qué hacer en la vida!

Adaptar aquello que queremos hacer requiere de mucha determinación y seguridad de nosotros
mismos. Descubrir qué es lo que realmente queremos es una decisión que puede hasta tomar
años. En ese tiempo deberíamos de arriesgarnos a varias situaciones que nos permita saber qué
queremos para nuestra vida.

Sin embargo, hay que diferenciar entre lo que nos gusta y lo que nos apasiona. En lo que nos
apasiona encontraremos nuestra vocación: aquello para lo que se está hecho.

Desde la infancia desarrollamos una curiosidad característica de la edad. Nos gustan tantas cosas a
la vez que no hay límite para ellos y queremos hacerlo todo. Esto se va tornando un poco tedioso a
medida que crecemos ya que vamos descubriendo que serán continuas las situaciones en que
necesitaremos decidir: escoger por una carrera universitaria o un empleo directo, en vez de
empleo elegir un emprendimiento, qué tipo de actividad quiero para mi vida… Todo ello conlleva
una decisión segura ya que aquí nos jugamos la felicidad.
Durante este proceso el mayor miedo que existe es el de equivocarnos ya que, como te mencioné,
la decisión que tomemos será determinante para ser felices. ¿Qué es la felicidad?

Aristóteles, filósofo de la Grecia clásica, definía la felicidad como una actividad de acuerdo a la
virtud. Es decir, la felicidad se construye a medida que vamos haciendo, obrando, generando
acciones y actividades en las que seamos buenos. Porque para lograr la felicidad primero debemos
reconocernos y definir nuestras fortalezas.

Nos exponemos a un mundo que avanza cada día y dispone de un catálogo de opciones para
adentramos en ellas, entre todo esto iremos descubriendo en qué somos buenos y tenemos
capacidades. Sin embargo este camino requiere de tomar riesgos y atreverse a experimentar en lo
desconocido, y existen quienes se adentran en ello y otros que, son un poco más retraídos
conformándose con lo que tienen.

El miedo, inseguridad, la temeridad o lo que sea se adapte a tus sentimientos, puede producirse
por un pensamiento muy común a la hora de dictar una decisión para la vida: si me equivoco
estaré perdiendo oportunidades y años de vida y, por consiguiente, perderé la felicidad.

Por supuesto no somos adivinos, porque en ese caso no tendríamos inseguridad de lo que
optaremos porque ya sabremos que esa decisión nos conviene. Cada vez que elegimos el qué
hacer solo nos queda esperar lo mejor y prepararnos para lo peor. Pero el punto positivo de todo
esto es que esa experiencia nos será de mucha ayuda –sin importar el resultado– para guiarnos en
ese descubrir de lo que queremos.

¿Qué te gusta y qué te apasiona?


“¿Cómo es eso que lo que me gusta no es lo que quiero para mí?” Se leerá esto como una
contrariedad, pero es un punto muy importante para que te definas. Está aquello que nos gusta y
aquello que nos apasiona y por consiguiente tenemos capacidades para ello, y es necesario lo
entiendas.

Por ejemplo, a una persona puede gustarle la gimnasia artística, ver los torneos e incluso asistir a
prácticas. Ésta opta por practicar pero en este proceso se da cuenta de que por más esfuerzo que
ponga, no le sacia ni contenta el realizarla. Todo se ha reducido a un gusto, hobbie, ocio o
pasatiempo. Definirlo como un pasatiempo será suficiente para saber que debe descartarse como
vocación, ya que para llegar a ella no solo debe sentirse la pasión y visión, sino que se debe ser
bueno, ya que esto será a lo que se dedicará la vida.

Es por ello que la pasión es mucho más difícil ubicarla. Es eso que quieres hacer por el resto de tu
vida porque te sientes bien al hacerlo, porque sabes que tienes dotes para su ejercicio y no te
conformas con ello. La pasión se aprende todos los días y es un episodio perpetuo, porque al estar
en ese ambiente de actividad es que te encuentras. Allí es donde aparece la vocación.

¿Por qué cuesta encontrar la pasión? Aquí te saco ese tema de la curiosidad: hay tantas cosas que
queremos hacer que todas las tomamos como si fuesen nuestro destino. Pero poco a poco vamos
descartando una a una que nos vamos quedando sin opciones y terminamos en una desilusión y
sin sendero de vida. La pasión requiere de dos cosas: querer y ser capaz.
Vamos con otro ejemplo: alguien que decide ser deportista. En el mundo del deporte hay diversas
áreas. Hay muchas disciplinas a las que dedicarse y es propio de la edad joven el querer hacer todo
al mismo tiempo. Esta persona ingresa a los deportes desde la infancia, sus padres lo internan en
los deportes desde temprano dado que sus ascendentes se dedicaron a ello, específicamente al
fútbol. Así que lo entrenan en deportes semejantes.

Pero, a través de que va creciendo, se da cuenta de que está cansado de seguir así. Tiene
cualidades para ese deporte y lo sabe, pero siente un inmenso vacío después de cada práctica. Ve
con ojos deseosos otros deportes. Aún no define su vocación, pero sabe que el fútbol no es a lo
que quiere dedicarse.

Logra independizarse en aspectos básicos y decide encontrar su vocación. La vocación se define a


través de nuestros gustos y de nuestras capacidades. Éste sabe que experimentar con otros
deportes requerirá de practicar por años para desarrollar las cualidades y además, determinar qué
es lo que realmente querrá.

No toma mucho tiempo en establecer qué quiere: béisbol. Para él es un cambio drástico pasar de
un deporte a otro, sin embargo tiene destreza en algo necesario para el deporte: piernas ágiles.
Sabiendo que no es suficiente, practica constantemente por años. Tiene claros sus objetivos en su
pasión.

Pasan años y cada día de ellos analiza que tiene mejorías en el deporte, pero, lo más importante es
que luego de cada práctica se siente motivado y pleno. Ha encontrado su subvocación, aquella a la
que se dedicará en un mundo lleno de tantas opciones pero, cada una requiere de capacidades
tanto físicas como emocionales. Cada disciplina necesitará de unas características físicas, aunque
aquí hablo objetivamente para no caer en las excepciones que se han visto en el mundo del
deporte. En principio, hay que cumplir con cualidades físicas y tener un régimen alimenticio y de
entrenamiento.

Este proceso de definirse le costó años a nuestro personaje, ya que también existía una presión
por parte de su círculo familiar que quería decidir por él y, claro, ante la ceguera de sus
habilidades fue sencillo caer en la complacencia de otros.

Por ello es necesaria mucha concentración. Diferenciar las sensaciones entre una y otra actividad
también fue fundamental para encontrar el camino.

A continuación te dejaré un relato corto sobre la toma de decisiones relacionada con la vocación:

“Al terminar los estudios de la secundaria, seis jóvenes se encontraban perdidos en saber qué cosas
hacer y cómo continuar los estudios, encontrar la vocación. Tenían un dilema entre aquello que les
gusta y que tienen habilidades; o escoger una salida que asegurara un camino exitoso financiera y
socialmente. Una salida profesional que convenciera a la sociedad, así no les gustase.

Estos jóvenes eran creativos e inteligentes, por lo que decidieron reunirse en vacaciones y mediante
un plan de estudio resolver estas dudas: cada uno de ellos buscaría a una persona que
consideraran feliz con su trabajo y con su vida en general, una persona que se sintiera realizada. A
ésta le pedirían un consejo para decidir. Se repartieron unas tiras de papel para hacer anotaciones
en cada sesión diaria y al cabo de una semana pondrían en común lo que cada uno hubiese
aprendido de esos profesionales satisfechos, prósperos, exitosos y, sobre todo, felices.

A algunos se les hizo más complicado que a otros, pero pasada una semana se volvieron a reunir y
tenían muchas tiras con notas escritas. Se juntaron las tiras y notaron que una de las incógnitas en
común del grupo era “¿Qué quiero ser de mayor?”. Las respuestas las leyeron lentamente,
mientras que sus ojos se quedaban en un punto fijo, estando totalmente concentrados en lo que
escuchaban y procesando la información mediante imágenes futuras y vivencias, mientras que en
sus cuerpos despertaban sensaciones causadas por estas imágenes mentales. Una vez terminada
la reunión, cada uno tenía una idea clara de cómo escoger esa vocación y cómo construir el camino
que los llevaría a la realización personal.

Felizmente se fueron celebrando con entusiasmo, decididos a empezar a montar los cimientos de
su éxito. Detrás de ellos quedaron las tiras de papel en que estaban las anotaciones, en las que se
podían leer varios mensajes:

 Dedica tiempo a recordar aquellas cosas con las que te divertías en la infancia. Entre esos
retazos de la infancia puede que encuentres una pista interesante que te oriente hacia tu
vocación.
 Reconoce en tu presente actividades en las que te concentres tanto al realizarlas que
sientas que el tiempo pasa volando y quedas con las ganas de seguir haciéndolas. Alguna
de esas actividades espera por ti para que le dediques el tiempo que quieres.
 Mira entre tus libros, revistas, películas o series si hay un tema frecuente. Entre tus gustos
puedes encontrar la pasión.
 No prestes atención a las opiniones externas, éstas generalmente se basan en que el
camino correcto es uno que asegure la estabilidad financiera. Pero ¿cómo ellos pueden
garantizarte que siempre será así? Además ¿serán ellos quienes estudien? No. Eres tú
quien pasará horas en algo que no te sienta bien solo por preverte de un futuro estable
pero, sin felicidad.
 Elige tu profesión o tu trabajo escuchando tu voz interior. Sé leal a ti y no a otro. Lo que
escojas será para ti, no para tus padres, tus ascendentes o una figura significativa para ti.
Hay otros modos de demostrar afecto, pero lo que decidas hacer con tu vida solo te
concierne a ti, mentalízate de que tienes todo el permiso y libertad de enriquecerte como
quieras.
 Ve a un lugar que te conecte con la naturaleza. Cierra los ojos, respira profundamente y
deja fluir a tu mente formando imágenes. Visualízate dentro de unos quince años
disfrutando en el trabajo que ejerces. Deja que tu mente hable por sí sola y te de las
señales necesarias. Se irán agregando más detalles a esa imagen, ¿qué observas?
 Anota todas esas reflexiones que tengas para esquematizar tus ideas, así será más sencillo
organizarte.”
Quizá pienses que esto solo aplica para la escogencia de carreras universitarias, trabajos o
profesiones u ocios. Pero no, esta manera de meditación para determinar lo que queremos para el
futuro servirá para cualquier decisión de vida. Esos aspectos pueden o no lograr la realización
personal. Si en vez de estudiar una carrera optas por ser independiente por ti mismo y emprender
un negocio, está bien. Si en eso te visualizas y estás dispuesto a esforzarte, ve por ello.

Variando de lo que decidas la importancia de esos primeros es que éstos te lleven al bien, que
esos actos te guíen hacia el máximo bien, por tanto, a ser feliz, parafraseando un poco a lo que se
refería Aristóteles.

El filósofo citado también comentaba que, la felicidad consiste en las acciones y operaciones del
alma, lo cual concuerda con que el hombre feliz es el que vive bien y obra bien. Por lo que la
felicidad guarda una estrecha relación con las buenas acciones. La felicidad depende de nosotros,
por lo que ésta está en nuestro interior.

Y a todas estas, ¿cómo descubro qué quiero?


Aquí retomaremos esa última parte del cuento, que nos aclara mucho sobre los primeros pasos
que tomar. Debes observarte, visualizarte. Bien, no es tan sencillo hacerlo cuando no tenemos un
objetivo claro. Parece más fácil para nosotros el descartar que agregar. Piensa entonces en aquello
que no quieres para tu vida, qué es necesario para evitar ese estilo de vida que no quieres y piensa
ahora en cómo quieres verte.

Tomando esto desde el punto de la felicidad, hay que pensar en ello que sabemos somos buenos y
que también nos ayudará a tener éxito y tomar decisiones no solo positivas para nuestra vida, sino
también trascendentales.

Más que pensar en cómo te ves en diez años, concéntrate en cómo quieres estar en diez años.
¿Todo termina allí? No, ahora es que viene lo interesante. Ese apenas es el primer punto. Algo que
determinará lo que quieres es tu concepción del éxito. ¿Qué es el éxito para ti?

Esa respuesta que te des va a ayudarte para organizar tu plan de vida. Si quieres una vida exitosa,
pues podrás entender esto sin problema. El éxito al final termina siendo un concepto interno,
propio, no es igual aunque sí similar.

El éxito para algunos puede ser tener una gran cantidad de dígitos en su cuenta bancaria sin
importar lo que estén haciendo, mientras que para otros el éxito se alcanza cuando hay felicidad. Y
ese es el concepto que te invite a que manejes.

Piensa tus opciones basándote en aquellas cosas que te hacen feliz porque te sientes bien al
hacerlas, y te traen beneficios a tu vida y te aportan algo espiritualmente.

Esto de visualizarte se relaciona con el descubrimiento interno. La concepción de cómo te ves en el


futuro puede cambiar dependiendo de lo que poco a poco descubras de ti mismo.
Para esto hay que concentrarse, y pensar tanto en el pasado como en el presente. Es un proceso
de meditación en el que necesitarás estar solo y que requiere de horas, porque es el primer paso
de determinar qué es lo que quieres en la vida.

Piensa en aquellas cosas que hacías de niño, esas actividades que te llenaban de alegría y en caso
de que en el presente ya no las haces, pregúntate cuál te gustaría retomar porque tienes un feliz
recuerdo de ella. Recuerda que debes anotar porque acabas de empezar la planificación de tu
vida, así que es mejor tomar nota para esquematizar las ideas.

Experimenta y ve evaluando tus fortalezas, aunque de esto te hablaré mejor en otro capítulo. Lo
importante es que descubras algo en lo que eres eficiente y excelente, y, por supuesto, con ello
viene la constancia y compromiso. El éxito y felicidad dependerán de ello.

Pero ahora que ya sabes cómo quieres estar más adelante no te pondrás simplemente a pensar en
esa vida seguramente exitosa, imaginando sin hacer nada. Ahora es que viene el trabajo: descubrir
cómo lograrla.

Toda acción representa un riesgo si no sabemos exactamente cómo podría terminar. Pero te invito
a que te arriesgues, a que explores, a que experimentes. Porque bien sabes cómo quieres vivir
pero la complejidad está en cómo hacer ese pensamiento una realidad..

Lo importante de eso que descubras como tú vocación y que estés seguro que es parte de tu
esencia y persona, radica en que ello debe serte útil para lograr tu vida anhelada. Preguntarte si
esa actividad te ayudará a construirte como ser humano y formarte para llegar a la vida que te has
planificado. Si es así, has descubierto tu pasión.

Algo que debes tener bien claro es que lo que sea que te apasione debes hacerlo bien. De hecho,
en ese descarte de actividades es mejor des todo de ti y, si no es así, solo desiste; si no te hallas en
lo que escogiste y no te produce ningún tipo de emoción, ya sabes que estás en el camino
incorrecto, elige otro.

Es fácil caer en la frustración de no estar seguro, de no tener nada definido ni planificado. Este
sentimiento puede producirse por aquellos convencionalismos de la sociedad, esos que
determinan cómo debe estar la vida de otros dependiendo de su edad. A tu alrededor habrán
personas con trabajo estable, carrera casi terminada (o ya con la Licenciatura), una familia, una
vida que parece exitosa… ¡¿Qué importa?! Cada uno vive su tiempo. Parece que ahora existe un
estigma social que define cómo debe vivir cada quien según su edad.

Además que, todos esos aspectos que mencioné no aseguran una vida próspera ni feliz. ¿No es lo
tuyo estudiar una carrera por cinco años y esperar a una licenciatura? ¡Reinvéntate! Hay diversas
maneras de progresar.

La opinión de la sociedad recae fácilmente sobre las personas, por esto pues, no será difícil pensar
que todo ha sido un fracaso y optar por un empleo convencional y vivir tradicionalmente, irse por
lo seguro parece lo más rápido y sin riesgo. Todo por la inseguridad de no saber qué quieres. ¿Te
quedarás allí? ¡Levántate y arriésgate! Es mucho peor vivir desconociéndose, sin saber de lo que
eres capaz y de lo que puedes hacer. Solo estás descubriéndote hasta llegar a un estado de
seguridad. Luego de la toma de seguridad interna viene la planificación.

Piensa en todas las actividades que quieres hacer y ahora acciona, en alguna de ellas conseguirás
eso en lo que te sientas bien y que puede convertirse en tu pasión. Así que el primer paso es
descubrirse, conocerse, establecer un diálogo consigo mismo.

Organiza
“Ya sé qué hacer, qué quiero, ya me conozco, ya tengo un sendero que me guía qué debo hacer,
ya no me hace falta leer esto”… ¡No tan rápido!

Excelente, ya tienes una lista de objetivos para tu vida, qué quieres tener y ser. Ahora es clave en
este proceso de vida tener mucha seguridad, pensar en eso, soñarlo pero lo más importante es
trabajar.

La mayoría de los sueños quedan en eso: sueños. Es tan sencillo el pensarlo, imaginarlo, hacerse
mil escenarios mentales y contarlo. Pero ¿basta con eso? “Basta con soñar” es una frase bastante
ilusoria. Debemos ser soñadores pero tener los pies en la tierra. Hay que trabajar por obtenerlo.

Muchas personas cuentan sus sueños como algo que ya es tarde para hacer. Están bajo una
restricción causada por el pasar del tiempo y la incertidumbre de qué hubiera pasado si se
hubiesen atrevido.

Esta situación la observamos a diario: en rostros infelices, en comportamientos amargos, en esas


voces que se quejan después de salir del trabajo. No atreverse presagia una vida con desgano, sin
emoción e indiferencia por el día a día y lo que podría acontecer de nuevo. Pero ¿a qué se debe
esto?

Soñar es sencillo. En nuestra mente podemos crear escenarios favorecedores para nosotros,
imaginar una vida llena de lujos o cualquier otra meta, superficial o no. Soñar no cuesta nada y por
eso todos lo hacemos y es tan fácil que eso se estanque y se limite a estar como una idea que se
esconde en nuestro cerebro. En cambio, conseguirlo sí cuesta: mucho trabajo de nuestra parte.

La mayoría de la gente no se planifica en el futuro y no trabaja por obtener lo que quiere


limitándose a las circunstancias de la vida y haciendo pues, lo primero que se presente para salir
de la presión social de tener un trabajo. ¿Cuántas buenas ideas habrán quedado en el olvido por
limitarse y no creer en las aptitudes o, en el peor de los casos, por mera pereza?

Aprovecha la ventaja que tienes ahora: sabes qué quieres. Pero planifica qué hacer para lograrlo.
Prepárate porque esos sueños no se harán solos. Si fallas una vez, vuelve a hacerlo porque la
pasión requiere de eso: constancia y compromiso, que al final no existe una sin la otra. Si es tu
pasión, no debería de existir esa flojera por hacerlo.

A lo peor que puedes enfrentarte es a las críticas de quienes piensen conocerte y saber qué es
mejor para ti. No prestes atención a ello… Vale, puede que eso sea lo primero que hayas pensado
y solo se dice, porque cuesta mucho no hacerlo. Prescindir de esas opiniones negativas se hace
con seguridad, y ello viene con la experiencia.

A medida que te arriesgues y hagas, estarás más seguro de ti mismo. Y te entusiasmarás mucho
más para poder seguir intentando hasta llegar a tu meta.

¿Y si ya es muy tarde?
Hay quienes ya han hecho su vida con una carrera, un trabajo, confort de hogar o simplemente
optaron por seguir independientes de cualquier persona. Pero, pese a todo esto que muchos
podrán ver como una vida cómoda sin preocupaciones, hay un sentimiento de frustración, un
vacío emocional, la constante incógnita de cómo sería ahora la vida si nada más se hubiese
atrevido y a perseguir los sueños. Lo peor es quedarse allí, pensar que ya no hay tiempo para
regenerarse y morir siendo infeliz.

Si este es tu caso, te diré algo, amigo lector: ¡Nunca es muy tarde! ¿Recuerdas que hace un rato te
mencioné eso de que cada persona vive su tiempo? Pues, aquí es donde aplica perfectamente.

La vida es un camino, no una carrera. Hay quienes se gradúan a los 25, están quienes lo hacen a los
50; personas que tienen una familia a los 20 y otros que han llegado a los 40 sin un cuerpo y
mente distinto a ellos que los acompañen y alejen su soledad; planificar es un auxiliar para que
cada situación que se te presente no sea inesperada. Planificar toma también un tiempo y no
importa si te tardas, nunca será tarde.

Lo que debes tener en cuenta es la disposición que tienes para cambiar, para hacer y ser lo que
has querido desde que te lo mentalizaste. Tengas la edad que tengas, nunca es tarde. Si quieres
estudiar, hazlo; emprender un nuevo negocio que innove el mercado, atrévete; si quieres practicar
un deporte o un oficio es ahora. Produce todo el tiempo que quieras y puedas. Para la formación
no hay edad, de hecho, cada día se aprende algo nuevo.

Estoy seguro de lo que quiero para mí, ¿y ahora?


Viene la parte divertida y práctica: trabajar. Las personas se excusan tanto para dar con las
acciones, para hacer. No basta solo con decir, hay que plantearse un camino que se recorrerá para
así llegar al objetivo específico. Caminando por esos objetivos podrás llegar a tu finalidad que es
tener éxito.

Planificar y enfrentar tus miedos, visualizarte, querer alcanzar la meta y lograr tus objetivos son
ejercicios que requerirán de una mente sana y que vea un millón de oportunidades en un fracaso.
¿Cómo evitar caer en el desánimo y pesimismo si se presenta un error? ¿De dónde sacar la fuerza
para enfrentarme ahora al mundo del éxito?

Hay quienes toman cualquier oportunidad sin importar qué resultado da. Personas arriesgadas por
lo que quieren lograr y tienen sus metas claras. Sin embargo, están aquellos que, para resumirlo,
son débiles mentalmente y ante cualquier fracaso desisten. ¿Cómo evitar ese pesimismo y
afrontar los errores, tornándolos como una manera de aprender?
En el siguiente capítulo haremos algo de ejercicio, no, físico no, hablo de ejercicio mental, el que
realmente te ayudará en este caminar que ya estás construyendo.

Capítulo 2: Piensa en positivo/Ejercicio para fortalecer tu mindset.


En estos últimos años me he dado cuenta de que alentar a los demás y a sí mismo a atreverse y
pensar en positivo es considerado por muchas personas como algo inútil. No tener expectativas al
parecer es lo mejor que uno puede hacer para no caer en un hueco depresivo cuando un objetivo
que tenemos queda estancado en la mente como un sueño. Esperar lo peor es la actitud que hay
que tener para sobrevivir en este mundo tan impredecible. Frases como “el optimismo no sirve de
nada”, “es mucho mejor ser negativo ya que hay más posibilidades de eso” o “muy bonito y todo
pero eso no resultará” han sido frecuentes en mi vida, dirigidas a colegas e incluso a mí.

Esta posición de mente “realista” la verdad es que me preocupa. Los jóvenes crecen sin
expectativas y como consecuencia no desarrollan pasión por lo que hacen ni por lo que quieren.
Se encierran en una burbuja de inseguridades e indolencias que esto es lo que los termina
hundiendo en una profunda tristeza y desgano por seguir y vivir.

Vale, ya sé que no es sencillo caer en este mal cuando de manera continua las cosas salen mal, no
se da lo que queremos, cuando todo resulta totalmente distinto a como imaginábamos y ahí se
caen nuestras expectativas, agarrando el miedo a intentarlo una vez más y desistir.

Hay algo que requiere la mentalidad positiva: fuerza. La negatividad no requiere de mucho
esfuerzo y trabajo mental porque es una resignación y no hay emoción alguna ante el resultado
positivo, puedo decirte con propiedad que alguien con mentalidad negativa piensa “si sucede algo
malo me da igual y, si es lo contrario, también”. Aquí entre nos, es una salida fácil.

La mente positiva necesita entrenarse, desarrollarse. Hay valores que debemos agregar a nuestra
mente para enfrentarnos con la mejor actitud: la resiliencia, por ejemplo. Es un término que
actualmente se ha divulgado mucho y se conecta con esto que te estoy hablando: la resiliencia es
la capacidad que tenemos para ser fuertes ante las adversidades.

Resiliencia, seguridad, optimismo, visión, constancia, responsabilidad… Son algunos de los valores
agregados que necesita una persona con mente positiva. ¿Cómo desarrollarlos y cómo entrenar a
la mente para ser fuerte ante lo que se presente? Entra mi parte favorita de este capítulo: el
mindset.

La mentalidad del crecimiento


Anda otro término moderno y de paso en inglés… Te explico. Esta palabra que ha tomado
popularidad en el mundo de la psicología y el emprendimiento se lee por primera vez en el 2007
gracias a la profesora de psicología Carol Dweck, de la Universidad de Stanford. Se refiere a ello en
su libro “Mindset: la nueva psicología del éxito”.

Ahora, ¿de qué va esto? Mindset significa “mentalidad”. Los seres humanos vamos creando una
mentalidad en la que se depositan nuestras emociones, nuestras seguridades y nos da consciencia
sobre todo ello, la mentalidad es el racionamiento y aprendizaje, la reacción que tenemos ante las
situaciones y obstáculos.

La profesora divide la mentalidad en dos tipos: “fixed mindset” (mentalidad fija) y “growth
mindset” (mentalidad abierta).

Las personas con mentalidad fija son aquellas que reaccionan ante cualquier falla de un modo
bastante desalentador para ello, ven detrás de cualquier error un fracaso y que esto no lo pueden
mejorar. Si fallan en algo no están dispuestos a aprender dado que se creen incapaces de hacerlo y
se encierran en sí mismos con los pocos conocimientos adquiridos y su mente se priva de ese
pesimismo. También pueden llamarse personas de mente cerrada al aprendizaje.

Quienes tienen una mentalidad no confían en sí mismos ni en ningún otro como para evolucionar
cognitivamente. Para ellos se nace con ciertas habilidades y estas son las únicas que se tendrán
por el resto de la vida, pero no hay oportunidad de mejorarlas. Hay capacidades natas pero no
creen que puedan ser fortalecidas mediante se crece.

También reciben de muy mala manera las críticas, asumiendo todo como una amenaza y no logran
entender que cualquier opinión puede ser tomada como una lección de la cual aprender. Se
quedan en lo poco que saben sin entusiasmo de aprender cosas nuevas. Cualquier error es el
mayor fracaso pero lo peor de esto es la reacción que tienen: es una mente pesimista y estática.

Claro que, siempre hay otra cara de la moneda. Así como existe una mentalidad cerrada, existe la
mentalidad abierta o de crecimiento, mentalidad de aprendizaje. Esta es la “growth mindset”.

Estas personas con una mentalidad abierta pueden salir de los errores con un gran aprendizaje,
dado que para ellos, detrás de una falla hay una oportunidad o miles de oportunidad. Sí, son de
mente positiva. Esta mentalidad permite avanzar y aprender cada día, ya que estas personas son
altamente comprensivas de que cada quien vive su tiempo y lo que no se sabe hoy se sabrá
mañana, porque ven un aprendizaje en todo.

Por eso se llama mentalidad del crecimiento. Eso que no sepas pronto lo sabrás, tendrás una idea
innovadora con el pasar del tiempo y poco a poco lo que sabes lo vas a mejorar y tu
entendimiento con el mundo será mejor. Hay palabras claves para esto: tiempo y paciencia.

Estos dos tipos de mentalidad se determinaron a partir de un estudio que se realizó a cientos de
niños en Estados Unidos. Primero se evaluó a cada uno mediante test psicológicos y se procedió a
realizar varias exámenes y actividades propias de su nivel de grado escolar.

Los resultados fueron muy variados: hubo niños que demostraron tener una mente cerrada (fixed
mindset), rindiéndose ante las fallas declarando que era muy difícil para ellos y no iban a lograrlo
nunca, se resignaban a los conocimientos que ya tenían.

Sin embargo, hubo niños que al fallar en vez de sentirse inútiles mostraron una actitud positiva
ante sus errores, alegando que no sabían pero aprenderían y que más adelante lo iban a saber.
Estos tenían una mente abierta.
Quienes poseen una “growth mindset” tienen como esencia el esfuerzo. Para ellos a través del
esfuerzo y de la constancia es que se logran los objetivos y de las fallas de los intentos se puede
aprender algo nuevo que será de ayuda en el futuro. Confían no solo en el conocimiento
académico sino en el empírico, ese que a través de las experiencias se adquiere.

Los errores son inherentes del proceso de aprendizaje. Esto solo lo entienden quienes tienen una
mentalidad de crecimiento y, por tanto, una mentalidad emprendedora. Lo que más me gusta de
este estilo de enfrentar los obstáculos es que hay atrevimiento. Sí, ya he repetido esta palabras
varias veces y pues, es mi favorita. Atreverse. Quienes poseen de una mentalidad abierta saben
que esa es la mejor manera de aprender.

Claro que atreverse traerá consecuencias que no sabemos cómo serán. Negativas o positivas,
cuales sean ellos siempre tomarán las situaciones con gracia y meditarán sobre ellas para así sacar
la lección y aplicarla en el futuro.

Hay dos valores que necesita una mentalidad abierta: la resiliencia y la determinación. Claro,
también la paciencia, optimismo y seguridad, pero me enfocaré en estos dos.

La resiliencia y la determinación mientras más impregnada esté en tu mente será mucho más fácil
salir adelante ante cualquier crítica. La determinación permite que estés seguro sobre ti mismo y
cualquier opinión será tomada como un consejo, y sin importar que irás con todo hasta lograr tu
objetivo.

Antes de caer en confusiones, estos valores no vienen de nacimiento. Se van cultivando a través
del crecimiento y sí depende mucho del aprendizaje que nos den desde pequeños. Con esto
quiero decirte que tener una mentalidad abierta no es algo puro de un individuo. Esto se aprende.

Eso de “mentalidad fija” es solo para diferenciar. Pero vamos, no hay que hacer honores al
nombre. Si estás atrapado en un círculo de inseguridades que te provocan límites y quieres ya salir
de ello, con eso bastará. Crecer y superarse requiere simplemente de voluntad, ya que esto es un
ejercicio mental y, como habrás oído por allí, la mente es muy poderosa.

Pero, si crees que esto que te digo es solo un cuento que en la realidad no es aplicable, pues,
venga, no será sorpresa si viene de alguien con mentalidad fija. Nada más te digo que tal actitud te
privará de lo que realmente quieres hacer, eso de lo que te comenté hace un capítulo. No existirán
metas si escoges tal camino, que es el más difícil.

¿Cómo desarrollar esa mentalidad de crecimiento?


Se ha hecho creer que cuando cumplimos cierta edad, nos vamos limitando en cuanto a capacidad
de retener y aprender. Este punto es cierto, en una parte. A los adultos se nos hace más
complicado contener las lecciones y la práctica en comparación a un niño, que retiene todo con
gran facilidad. Además de tener una mayor capacidad para contener la información, los niños son
sumamente curiosos y esto los ayuda a seguir con las actividades que realicen hasta estar
satisfechos con la enseñanza.
Los adultos se limitan más en ese aspecto. Muchos se esconden en la excusa de que ya no hay
tiempo para aprender, “ya estoy ejerciendo algo, ¿para qué molestarme en intentar otra cosa?” es
una frase común.

Tengas 20, 30, 40, la edad que sea, se puede ejercitar a la mente y desarrollar esa mentalidad de
crecimiento. Ver las cosas desde el lado positivo.

Una mente sana requiere de hábitos saludables, no solo aquellos relacionados con la sanidad
mental, sino con el organismo. Pero de eso te hablaré luego. Aquí me enfocaré en la
determinación que debemos tener a nivel de nuestra mente.

Cada día, a partir de hoy te invito a que apliques estos pensamientos estratégicos para desarrollar
esa mentalidad de crecimiento, algo que te ayudará en ese camino de llegar a la construcción de
tus sueños:

 Atrévete. La “growth mindset” se logra asumiendo nuevos retos, dado que se caracteriza
por la sed de aprendizaje sin temor a las equivocaciones, porque de estas mismas se
adquieren lecciones para aplicarlas en el futuro. No le temas a los cambios.
 Mente positiva. Enfoca en tu mente en que las cosas son posibles. Haz de esta una
mentalidad de lo posible. Espera siempre lo mejor pero, eso sí, preparándote para lo peor
y así tener un plan para que los obstáculos no te impacten.
 Sé constante. Si bien es cierto que cada persona nace con cualidades y con destrezas,
éstas necesitarán de una práctica para fortalecerlas. La autenticidad del talento se logra
cuando hay sentido de responsabilidad y si existe práctica. Practica todos los días y no
desistas.
 Toma las críticas constructivas. No importa lo que hagas, todos querrán opinar de un
modo u otro. Habrán críticas negativas y positivas, de ti dependerá cuáles seguir. Sé
selectivo con las opiniones. Aquellas negativas simplemente ni te molestes en
responderlas, observa y analiza las críticas positivas que te ayudarán a construir y
aprender lo que no sabes. Recuerda que la mentalidad del crecimiento se distingue por
sacar lo bueno de cada fracaso.
 Constancia. Disciplina. Compromiso. Estos tres términos tenlos presentes en tu día a día.
Cuando practiques, hazlo con constancia, disciplina y compromiso; cuando trabajes, hazlo
con constancia, disciplina y compromiso; cuando tengas una idea agrega una nueva
palabra: apertura; y ejecútala con constancia, disciplina y compromiso. La felicidad y el
éxito llegan de ese modo, si es quieres obtenerlo por ti mismo.
 Recuerda que lo que no sabes hoy, lo puedes saber mañana. Que la palabra “todavía” sea
permanente en tu vocabulario. Todavía no alcanzas tus objetivos, todavía te defines en el
mundo, todavía aprendes. El aprendizaje es permanente. Basta tener en cuenta los
pensamientos anteriores.

El ser humano no nace aprendido. Mediante crecemos tenemos reacciones que son instintivas,
naturales de nuestra evolución. Pero la educación es algo que dependerá de nosotros. No te
escondas bajo la excusa de que la vida te pone muchas adversidades.
La mayoría de las cosas que nos sucede, son por motivo de nuestra actitud al enfrentarlas. La
mentalidad del crecimiento aporta a ver el mundo como una oportunidad, mejor dicho, ver en el
mundo miles de oportunidades.

Capítulo 3: Evalúa tus fortalezas y oportunidades.


¿Recuerdas que te hablaba del descubrimiento de las habilidades y capacidades? Bueno, no basta
solo con ello. Viene la evaluación de ellas y determinar la medida en que podemos aprovecharlas.

Hay otro aspecto de las nuevas generaciones que me inquieta un poco. Reconocer nuestras
fortalezas ahora es sinónimo de egocentrismo, estar seguro de sí mismo es hasta mal visto. Es
mucho más realista resignarse a la idea de que es mucho más fácil ser malo en algo.

Aquí interviene un miedo implícito a conocernos, a exponernos ante los demás. Decía un aforismo
griego: “Conócete a ti mismo”. Esto nos dirige a una autoevaluación, moderación y
autoconocimiento. Un descubrimiento. Esto es lo que nos permitirá ser más eficientes con
nuestro futuro. Mientras mejor sepamos de nosotros menos nos afectarán las opiniones de los
demás, porque estamos seguros de lo que queremos hacer.

Pero antes de animarte a pensar en tus fortalezas, vamos a determinar qué son. Parafraseando el
concepto cristiano de fortaleza, ésta es una virtud y un valor agregado al alma, la fortaleza es la
que nos ayuda a afrontar las circunstancias de la vida con convicción y sin miedos de correr
riesgos.

Siendo un poco más claro en esta definición: la fortaleza además de una virtud es una cualidad,
aquella que nos destaca en una actividad. Es decir, en lo que somos buenos.

Las fortalezas pueden obtenerse desde el nacimiento, eso que le llaman “talento nato”; por
experiencias o desde la práctica voluntaria. Estas son las fortalezas prácticas, pero hay fortalezas
que son internas, y estos son los valores que tenemos:

 Resiliencia. Vimos un poco de este concepto hace un capítulo, te lo recuerdo: es la


capacidad que tenemos de afrontar las situaciones difíciles y salir adelante pese a lo recién
vivido.
 Valentía. Esta es la fuerza de voluntad que tenemos para sobrellevar las situaciones y las
ganas de accionar.
 Empatía. Ser compresivo con las situaciones o sentimientos de los demás.
 Sensibilidad. Es la capacidad de percibir lo que pasa en el mundo externo. Ser atento a los
estímulos exteriores e internos (los propios) y apreciar lo que para otros es insignificante.
 Confianza. La confianza se desarrolla en las circunstancias, en los demás o en nosotros
mismos. Es la seguridad de que algo sucederá.
 Atención al otro y a sí mismo. Este valor se basa en escuchar al otro, hay una gran
diferencia en el oír y en el escuchar. Escucha, y escúchate a ti.
 Intuición. Se refiere al entendimiento espontáneo. Es la habilidad para comprender o
presagiar, eso a lo que llaman “sexto sentido” y que muchos no se molestan en apreciar
que lo poseen ni lo aprovechan.
 Optimismo. ¿Has escuchado “ver el vaso medio lleno”? Pues, de eso se trata. Ver entre el
desastre una posibilidad de mejoría.
 Simpatía. Ser amable, lo cual no cuesta tanto. Un simple gesto como regresar los buenos
días con un buen rostro es una fortaleza que en estos días se ha ido perdiendo con
rapidez.
 Paciencia. La paciencia definitivamente es ahora una habilidad que muy pocos conservan.
Es difícil mantener la calma ante situaciones –y personas– y no sobresaltarse cuando no se
den las cosas como planeábamos. Pero la paciencia no es debilidad, es virtud y hay que
ponerla siempre en práctica.
 Oratoria. Una habilidad bastante funcional y que te abrirá muchas puertas en el futuro.
Hablar fácilmente en público y no solo eso, persuadir e influir sobre una masa.
 Decisión. Estar seguro de lo que se elige y ser firme en su realización.
 Liderazgo. El liderazgo tiene en su base existencial la decisión y oratoria. Liderar es una
habilidad que mediante la práctica mejora. Requiere de la palabra y seguidamente de la
acción, de este modo se influye sobre las personas.
 Superación. No solo superar situaciones, también superarse a sí mismo.
 Compromiso. El compromiso es parte de la constancia. Este se refiere al sentido de
responsabilidad y pertenencia que tenemos con lo que hacemos y con nosotros mismos.
 Responsabilidad. Asumir todas las consecuencias que nuestras decisiones traigan consigo.
 Sinceridad. Un valor que ahorra muchos problemas. No tener temor ni timidez en
expresarse sobre los sentimientos y opiniones. La sinceridad es vital en todo tipo de
relación interpersonal.
 Creatividad. Ingenio, imaginación. La capacidad para innovar en el medio que nos
desarrollemos y destacarnos por ello.
 Perseverancia. No desistir ni rendirse fácilmente en los objetivos que tengamos. Ser
constante, responsable y decisivo.
 Compañerismo. El mundo se ha vuelto un tanto individualista. El trabajo en equipo se ha
dejado a un lado y se han subestimado los resultados que puede dar. Saber tratar con los
demás es una habilidad que requiere de empatía, seguridad y paciencia. Colaborar con los
que nos rodean es una virtud a nuestro favor.

Estas son algunas fortalezas internas, solo por nombrar unas pocas. ¿Esto de qué sirve? Pues esto
te ayudará a determinar tus habilidades y destrezas, aquello para lo que eres bueno basándote
también en los valores que tienes como persona. Haz un estudio introspectivo para establecer por
fuera.

¿Cómo estudio las fortalezas que tengo?


Anteriormente te invité a pensar en aquello que te hace feliz. Hacer las cosas bien hace que nos
sintamos felices, por lo que esa felicidad reside en las buenas acciones. Aquí retomaremos algunos
párrafos del primer capítulo, aquellos concernientes al descubrimiento y a la pasión. Entonces:

 Evalúa las cosas que haces diariamente y si eres bueno en ello. Repasa las actividades de
tu día a día. Ahora clasifica aquellas que te hacen bien, que sacian tu alma. Piensa en ellas
todos los días hasta tener bien definidas las virtudes que tienes. Esta será una actividad
para empezar a conocerte como ser humano virtuoso.
 Reconoce tus debilidades, sin miedo. Tener en claro que eres un ser humano en
crecimiento y que tienes debilidades es una de tus primeras fortalezas. Identificarlas y
pedir ayuda te agregará valores y te ahorrará tiempo en hacer actividades en las que
careces de habilidad. No puedes saber todo ni hacer de todo, así que tampoco te
sobrecargues. Una cosa a la vez y sobre todo, hacerla bien.
 Haz una escala de valores o prioriza. Ya sabes las cosas que no te gustan, en las que
careces de dominio y ya tienes en claro que no las vas a considerar, ahora queda un
listado de lo que haces bien. Pero, no harás todo ¿o sí? Podrás estar entusiasmado en
hacer varias cosas y aprender más rápido, pero mientras más te atiborres de actividades,
menos vas a retener el aprendizaje y mejorar en lo que ya sabes tienes habilidad. Ve paso
a paso. Prioriza aquellas que te gusten por sobre las que no. Puedes nacer con un talento
con el que no harás nada, pero mediante crezcas vas a ir aprendiendo habilidades de las
cuales saques provecho y sobre todo, te sientas cómodo con ellas. Aquí haz una
separación entre lo que te apasiona y en lo que solo desarrollaste dominio por ser una
actividad diaria, por ejemplo, por un trabajo.
 Extrae las actividades que haces bien y que también te apasionan. Este es el paso medio
de la identificación de las fortalezas. No necesariamente tienes que hacer todo mejor que
lo demás, lo importante es que puedas resolver tu vida haciendo eso que te hace sentir
bien. Poco a poco te irás superando si eso es lo que realmente deseas.
 Ahora que sabes cuáles son tus fortalezas, ¡a trabajar! Aquí pasaremos del análisis a la
acción. La vida es circunstancial y cada cosa que se presenta tendrá un problema, y hay
que buscar el modo de resolverlo. Ahí debes de poner todas tus habilidades a trabajar y
así, paulatinamente, ir mejorando.

Reconocer las fortalezas y ser mejores en ellas cada día nos ayudará a observar miles de
oportunidades en el mundo, ya que teniéndonos una buena estima demostraremos ser más ágiles
y seguros en lo que hacemos, presentándose oportunidades de trabajo o en el cumplimiento de lo
que nos planteamos.

También será una ayuda para enfrentar la vida con un buen semblante. La vida no será más fácil
por esto pero de este modo nos será más cómodo avanzar. La vida es como un juego, y cada
jugador debe tener un entrenamiento. Nosotros somos atletas de la vida. Nuestro ejercicio
consistirá en el entrenamiento mental de saber de lo que somos capaces.

Fortalezas… ¿negativas?
Hay un punto que no puedo dejar pasar. Bien, se supone que las fortalezas son aquellas virtudes
que nos ayudarán a afrontar la vida, esas habilidades que tenemos y por lo tanto somos buenos en
ello.

Pero, no somos perfectos ni puros y hay actitudes negativas que siempre salen a exponerse por
cualquier motivo. Es muy fácil hacerlas ver. Pero, ¿has pensado alguna vez si estas actitudes te
pueden ayudar en algo? Aunque suene un tanto contradictorio, sí pueden ayudarte. No solo
reconozcas esas cualidades positivas, sino las negativas.

No hablaré mucho de ello ya que concierne en el siguiente capítulo, pero te lo asomaré un poco.
Hay que saber darle uso a esos comportamientos negativos.

Una persona con malhumor claro tendrá muchos problemas, sin embargo, este carácter puede
ayudarle en algún deporte que requiera de ese genio, deportes de lucha por ejemplo. Del mismo
modo una cualidad considerada como positiva puede tornarse a ser negativa y nos puede
perjudicar si nos excedemos. Por ejemplo, un vendedor muy sincero si no tiene seguridad en lo
que vende, simplemente no obtendrá las ventas que necesita.

Todo depende del uso que demos a los comportamientos negativos y la medida en que esas
fortalezas se expongan.

¿Cómo potenciar las fortalezas?


Reconoces ahora tus fortalezas, pero esas habilidades requerirán que siempre las tengas en
práctica. Es como el entrenamiento de un atleta o de un gimnasta: gozan de las capacidades para
el ejercicio pero éste se ve debilitado si no hay una constancia. Y es que esas fortalezas, si
realmente te ayudan y te hacen sentir bien deben ser ejercidas por ti.

Pues, no es tan difícil como podrías pensarlos. Solo basta tener tres cosas claras y ejercer cada día:

 Siempre identifica tus fortalezas. Esas fortalezas que tienes ahora tendrán una mejoría
cada día, por ello evalúalas y determina el nivel al que han llegado. No hace falta aprender
más cosas si lo que tienes en camino está en un proceso de desarrollo. Identifica siempre
lo que ya sabes y trabaja por mejorarlo.
 Aplica tus fortalezas. Haz tu plan de trabajo basándote en lo que tienes como habilidades.
Adapta tu vida en base a las cualidades positivas que tienes. Si bien hay fortalezas
internas, estas se reflejan en el exterior. Así que haz un uso productivo de ambas.
 Evalúa el impacto de tus fortalezas. Empieza al final de la semana y luego hazlo al final del
día. Reflexiona sobre el impacto que han tenido tus habilidades en tu vida y en la
sociedad. Si observas que esto no trae un cambio en tu vida, hay algo mal. Tus
conocimientos y destrezas deben causar un impacto no necesariamente en los demás,
pero sí en ti. Lo importante es que tú surjas como ser humano con lo que cuentas y con lo
que mejorarás.

La mejoría y la suma de destrezas vienen con la práctica y con la introspección. Detecta tus puntos
fuertes y aprovéchate de ellos. No tengas miedo a atreverte.

Ejercicios para desarrollar las fortalezas internas


Para estos ejercicios necesitarás: concentración, 10 minutos de tiempo sin interrupciones y un
lugar sin distracciones. Vamos a ejercitar o desarrollar 5 fortalezas o valores.
Desarrollar el liderazgo
El primer ejercicio será dirigido al liderazgo. Cierra tus ojos y respira hondo tres veces o hasta que
esa respiración se haga parte de ti.

Imagina que estás en una isla desierta con cinco personas, tú imaginas con quiénes. Van solo con
estos objetos: una cuerda, un machete, una olla y un hilo.

Todos empiezan a disfrutar de ese viaje, considerando que son unas vacaciones… Hasta que llega
el crepúsculo y va anocheciendo.

Llega la hora de la cena y hambrientos, notan que no hay nada para comer, tampoco tienen un
lugar en qué dormir y muchos menos conocen la isla y lo que habita en ella.

Ahora diseña un plan en una hoja en el que ese grupo de personas y tú encuentren la manera de
cómo conseguir lo que necesitan. Establece actividades para cada uno con el fin de que puedan
cubrir sus necesidades básicas el tiempo que estén allí. Ayúdate de los objetos que disponen.

Desarrollar la paciencia
Existe un método de meditación llamado “mindfulness”, literalmente significa “mente llena”,
interprétalo como “atención plena” o “conciencia plena”.

Esta práctica del budismo se origina hace 2500 años en la región Oriental con el nombre de
“Vipassana”, esto consiste en prestar atención a lo que vives ahora, al instante, a ese momento de
vida y que sea con interés, curiosidad y aceptación a ese momento. Este método se ha usado para
combatir enfermedades y problemas emocionales como el estrés y la ansiedad.

Hay varias maneras de hacer mindfulness: sentado en quietud, en movimiento y con varias
posturas y ejercicios físicos. Busca un lugar silencioso o en el que los sonidos de la naturaleza
estén presentes. Dedícale a esta práctica un tiempo de 15 a 30 minutos.

Cierra tus ojos y tu boca, ahora “observa” tu interior. Con esto me refiero a que realices una
introspección y analices cada parte de tu cuerpo. Hazlo lentamente e identifica lo que sientes en
cada una, sin importar la sensación, solo acepta que existe en ti.

Sentirás cosas agradables y otras te van a disgustar, en otras partes no habrá sentimiento alguno.
Solo analízate y presta atención.

Pasados unos minutos, ahora empezarás a trabajar con tus sentidos. Presta atención a lo que ves
(sí, abre tus ojos), presta atención a lo que hueles, a lo que sientes, a lo que escuchas y al sabor
que hay en tu paladar.

Por último, analizarás tus pensamientos. Presta atención a la fluidez de tu mente, no intentes
parar imágenes ni sonidos mentales, lo importante es descubrir qué es lo que sientes. Puede
haber emociones, así como puede existir la ausencia de ellas.
No te concentres en el contenido de ese pensamiento, déjalo fluir y aprenderás que siempre habrá
un pensamiento, pero si éste no nos es de ayuda, hay que dejar que pase. La mente nunca para de
estar en actividad.

No subestimes el ejercicio. Necesita netamente de tu concentración y con él te darás cuenta de


que no es tan sencillo como parece. Éxito en tu descubrimiento.

Desarrollar la asertividad
La asertividad es una fortaleza que permite que comuniques tu punto de vista sin problema,
tampoco sin caer en la mala educación e imprudencia.

Vamos a situarnos en tres escenarios. Recuerda que la asertividad consiste en hablar sin faltar el
respeto y conservando tu amabilidad.

Escenario 1. Te encuentras en la cola de una farmacia para pagar. Una señora detrás de ti con una
cara de mal genio se queja de la lentitud de las cajeras para hacer los cobros.

Nadie le presta atención. La señora lentamente camina, con pasos muy cortos y se coloca delante
de ti, todos ven su acción pero nadie se atreve a decirle algo por su actitud. Pero tú, indignado…
¿Qué haces ante esta situación?

Escenario 2. Estás en tu trabajo y tu jefe está muy estresado porque es viernes en la tarde y un
cliente muy importante para la empresa ha hecho un pedido.

Eres un trabajador destacado y el jefe lo sabe. Ya va a ser tu hora de salida y el jefe te ordena que
realices el pedido, el cual te llevará un poco más de dos horas.

¿Qué haces? ¿Cumples pese a la falta de tu horario o prefieres irte?

Escenario 3. Estás caminando por la calle y te encuentras con una persona con la que compartiste
mucho y que fue de importancia para ti, sin embargo, aún le conservas aprecio. Tienen mucho
tiempo sin verse y te invita a una salida para tomar algo, ya que, mañana se volverá a ir al
extranjero. Pero justamente ibas para un compromiso familiar que se estaba planeando desde
hace meses.

¿Qué haces ante esta situación? Si la invitas al compromiso, ¿qué sucede si te dice que no?

Desarrollar la creatividad
Ahora vamos con algo divertido. Si te gusta pintar gozarás de este ejercicio.

Toma una hoja de papel del tamaño que quieras y muchos colores, pinturas al óleo, tizas,
acuarelas, lo que desees.

Coloca una canción de fondo, de esas que se reproducen en las sesiones de yoga. Puedes buscar
en YouTube una lista de reproducción para meditar y, al ya escoger una pieza, cierra tus ojos y
deja fluir las imágenes en tu cabeza.
Presta atención a tu respiración al comienzo de la canción, inhala profundamente e inspírate.
¿Qué te produce la melodía? Plásmalo en la hoja.

Desarrollar la confianza
La confianza se desarrolla a través de las experiencias, pero también parte de los riesgos que
tomemos y la seguridad que tengamos.

Acuéstate en tu cama, sillón o en el piso, en el lugar que te sientas más cómodo. Concéntrate en
tu respiración y presta atención a cada parte de tu cuerpo, encárgate de que cada una esté
relajada mas tampoco te presiones, dale su tiempo al cuerpo.

Ahora, pon tu mente en blanco. Crearás una historia.

Visualízate. ¿Cómo eres ahora y cómo quieres ser? ¿Qué fortalezas tienes ahora y cuáles quieres
desarrollar?

Utiliza tu imaginación y obsérvate en varias situaciones que quieras estar. Imagina que logras
rápidamente cada uno de tus objetivos.

Este ejercicio puedes hacerlo todos los días durante 10 minutos. Cada día reforzarás la confianza
en ti mismo y eso te ayudará en la realización de tus metas.

Una vez que tenemos identificadas nuestras fortalezas queremos ir por más. Pero mi consejo es
que desarrolles cada día y mejores las que ya tienes. Si eres bueno en algo, trabaja por ser aún
mejor. No te obsesiones con tener todas las fortalezas, con ellas vienen sus debilidades. Es
importante que también te aceptes.

¿Cómo aprovecho las oportunidades que me den estas fortalezas?


Por inseguridad, desconfianza o simplemente por timidez las personas dejan pasar oportunidades
en su vida, viviendo con la incertidumbre de qué pudo pasar si se hubiesen atrevido.

Las oportunidades son un punto delicado: estas no siempre van a estar. Un día se te puede
presentar la propuesta de ir a un casting para una serie bajo producción de un canal muy famoso
en el país, si la niegas, lo posible es que ya no se te dé más. Por eso hay que aprovechar.

Tomar esas oportunidades también requiere de una sistematización, un paso por paso y una
planificación para que esto se vuelva espontáneo. Entonces, ¿qué hacer para no perdernos de las
oportunidades que la vida nos presenta?

1. Decir SÍ, con seguridad y frecuentemente. Repito una palabra que es necesaria en este
renacer: atrévete. Di sí cuando la oportunidad se presente, no te detengas a pensar en lo
que los demás piensen porque no son ellos quienes perderán ese chance, serás tú. Hay
oportunidades que incluso surgen de nosotros: las ideas. Dale también la oportunidad a
esas que se te ocurran y atrévete.
2. No vaciles. Aquí me refiero a darte tu tiempo para pensar. En ese tiempo la oportunidad
puede desvanecer y no presentarse más. Las oportunidades también son circunstancias,
por lo que no permanecen mucho en el tiempo, son efímeras. Así que aprovecha. Si se te
presenta la oportunidad de ingresar a un trabajo que siempre has querido pero si tomas
mucho tiempo para pensar en lo que significaría ahora en tu vida ese cambio, puedes
perderlo.
3. Arriésgate. Asume que las oportunidades representan un riesgo, porque no sabemos si
resultarán o no. Pero, popularmente se dice que las mejores oportunidades son las que
más riesgos traen consigo. ¡No tengas miedo! Tomarás riesgos pero al mismo tiempo
tomarás oportunidades. Algo bueno sacarás de esa oportunidad si algo sale mal.
4. Haz contactos. Hora de socializar, sal a conocer más gente. El mundo se mueve
rápidamente y es necesario para adaptarse conocer a personas que tengan muchos más
contactos. Puedes ser alguien en busca de trabajo pero tienes unos cuantos amigos y
ninguno conoce a quien ofrezca una oportunidad de trabajo, pero, conoces a alguien que
está en tu situación, la diferencia es que esa persona tiene un gran círculo social y tiene
muchos conocidos en varios trabajos. Bingo, aprovecha tu red de amigos y conocidos para
montarte en el negocio. Las oportunidades también podemos generarlas nosotros.
5. Experimenta. Los seres humanos en su mayoría son curiosos, Tener preguntas y ansias por
aprender y descubrir ejercita nuestra mente. Ante esto, el deber es preguntar porque
detrás de una pregunta habrá un descubrimiento. Si nadie logra dar con tu pregunta,
respóndela tú mismo. Opta por descubrir e innovar.
6. Presta atención. Sabiendo ya lo qué quieres, debes detectar cuáles son las oportunidades
que te van convenir para ir por esos sueños u objetivos. Medita sobre el ambiente que te
rodea y el provecho que puedes sacar de él.
7. Toma decisiones. Cuando estaba en la universidad, todos los profesores del semestre
coincidían en una frase: “prefiero que me respondan algo incorrecto a que no me
respondan nada. Equivóquense ahora”. Y la expongo aquí porque de eso se trata este
paso. Decide, la posibilidad de una mala decisión es presentable pero es mejor hagas algo.

Capítulo 4: Trabaja en tus debilidades y amenazas.


Determinar las debilidades resulta igual de difícil que evaluar las fortalezas. Un poeta venezolano
llamado Gustavo Pereira, decía que tener conciencia de la propia ignorancia es un gran peso. Y
algo así sucede con las debilidades.

Pero primero: ¿qué es la debilidad? Un concepto común es que es una carencia, algo que es
precario, sin fuerza. ¿Qué significa para ti ser débil?

La debilidad es eso en lo que no somos buenos, ya sea por falta de práctica o interés. Así como las
fortalezas, las debilidades no solo existen en la práctica, también hay debilidades internas o de
comportamiento, y abundan en todos nosotros. Entre ellas:

 Nerviosismo. Inquietud y miedo a lo que está pasando o puede pasar.


 Indecisión. Esa debilidad que desde el principio he querido ayudarte a tratar. Sin embargo,
esta es difícil de erradicar de nuestra personalidad.
 Mala estima. Esta se caracteriza por un complejo de inferioridad y está relacionado con la
inseguridad y la desconfianza que te tienes. Pensar que estás por debajo de los demás y
no vales nada.
 Egoísmo. Esto es lo contrario al punto que acabas de leer. Es sentirse superior sobre los
otros y no preocuparse por los demás, solo interesarse en el bien propio. El egoísmo
puede desarrollarse a algo peor: el narcicismo.
 Tozudez. ¿Te has topado con una persona terca? Bueno, ahí hay alguien con tozudez. No
debe confundirse con la insistencia, dado que ésta se caracteriza porque existe un
fundamento de razón. La tozudez es la defensa radical de las opiniones así no sean
correctas ni convenientes.
 Pesimismo. El pesimismo en una persona la priva de gozar de muchas fortalezas, ya que
alguien pesimista difícilmente observará las habilidades en sí mismo y en los demás. Es el
juicio negativo a cualquier situación.
 Ansiedad. Este estado se ha desarrollado en los últimos años con velocidad. Actualmente
jóvenes sufren de ansiedad y esto es a nivel global. Este estado mental se caracteriza por
la intranquilidad y por el adelanto a lo que puede pasar, por lo que quien lo padece
difícilmente puede calmarse o dejar de pensar en ello. Es repasar una y otra vez las
acciones del día y atormentarse por lo que no se hizo y por lo que se hizo y dijo.
 Apatía. La apatía se caracteriza por la indolencia hacia las cosas que suceden o los
sentimientos, una indiferencia al día a día y lo que te rodea. Una persona apática
realmente no tiene metas ni objetivos para su vida dado que, le da igual.
 Avaricia. Ansias desmedidas de obtener riqueza y poder. Un estatus económico y social.
 Hipocresía. De algún modo todos hemos sido hipócritas en un momento determinado de
nuestras vidas, ya sea por haber evitado alguna discusión o problema mayor, mejor
guardarse la opinión y asentir. Sin embargo están quienes diariamente son hipócritas y sus
sentimientos son totalmente distintos a las palabras que da a conocer, además que, estos
suelen diferenciarse por divulgar sus verdaderas opiniones pero difamando sobre alguien
o algo.
 Envidia. Anhelar fuertemente lo que tiene otra persona pero, sin tener que pasar por el
mismo esfuerzo que ésta ha pasado. Por lo general se dice que es un sentimiento de
tristeza, pero más que ello, es un sentimiento de molestia por no tener lo que otro ha
logrado.
 Vagancia. Desgano de emprender y avanzar como persona. Se conjuga con la apatía y es
una de las bases del fracaso.

Las debilidades son las sombras de nuestras fortalezas. Poco a poco podemos suprimirlas de
nuestra personalidad, al menos en cierta parte. No podemos pretender ser perfectos y estar
puramente llenos de valores. Los antivalores son propios de nuestra raza.
Aclarando eso, para mejorar como seres humanos debemos modificar esas debilidades, y todo
empieza reconociéndolas. El problema está es hacerlo, pero, ¿por qué nos cuesta tanto reconocer
esas debilidades? ¿No es acaso más fácil conocerlas y así trabajarlas?

Las personas tenemos algo en nuestra mente llamado sesgo. Los sesgos son parte de la parte
cognitiva del cerebro. Estos son juicios mentales que se hacen de modo inexacto y basándose en la
opinión social.

¿Y qué vienen los sesgos a esto? Vale, a ese sesgo lo denominaremos como disonancia cognitiva.
En este se presenta una dualidad, dicotomía de pensamientos. Dos opiniones distintas en una
misma situación. Por ejemplo, una persona piensa que es amable y atenta, pero caminando por un
pasillo no se da cuenta de que viene una señora con unas bebidas y por su distracción, tropieza
con ella y las bebidas caen sobre el vestido de la señora. Ella acusa a nuestro personaje de
desatento y distraído, así que ocurre el choque de opiniones de la persona sobre sí mismo,
predominando la característica que tiene que es la atención. Por lo que se ve herido y se activa el
mecanismo de defensa. No acepta su error porque para ella no existe.

Sobre la disonancia cognitiva, la psicóloga social y coautora del libro “Mistakes Were Made (But
Not by Me)”, Carol Tavris, expone que:

La disonancia cognitiva consiste en lo que sentimos


cuando el concepto que tenemos de nosotros mismos
(soy inteligente, soy amable y estoy convencido de que
esto es verdad) se ve confrontado por el hecho de que lo
que hicimos no fue lo mejor, que lastimamos a otra
persona y que esa creencia no es verdad.

Este fenómeno ataca la identidad que tenemos de nosotros mismos, por ello se produce ese
choque en la aceptación del error. Tavris añade que: “Para reducir la disonancia, debemos cambiar
el concepto que tenemos de nosotros mismos o aceptar los hechos”. Vaya, gran decisión. La
reacción natural será pues, estar a la defensiva.

El concepto de disonancia cognitiva ha sido estudiado desde la década de 1950 por el psicólogo
Leon Festinger, por lo que es un temario extenso que sale del objetivo de este capítulo.

Ya tienes al menos una idea de porqué nos cuesta tanto aceptar los errores y por tanto, aceptar
las debilidades que tenemos, ser concientes de ellas y ponernos en acción para trabajarlas.

Aquí también te tocará escribir otra lista. Todo este proceso necesita de las planificaciones: medita
y concéntrate en los problemas que tienes día a día. Ahora ¿por qué los tienes? ¿No será acaso por
tu responsabilidad? Antes de culpar a otro, piensa en si tú has intervenido en el origen del
problema.
Revisar tu día a día te ayudará a identificar las debilidades que tienes como persona. Ahora viene
el trabajo que será por un largo tiempo. A lo contrario de las fortalezas, las debilidades son difíciles
de quitar de nuestra personalidad, o, al menos, atenuarlas.

Esto al respecto de las debilidades internas, pero hablemos de la falta de destrezas. ¿Sabes en qué
actividades no eres bueno? ¿O te es difícil admitir que hay algo en lo te falta práctica?

Cálmate. Las debilidades existen porque: nunca has practicado y no te has atrevido o,
simplemente no te interesa saber sobre eso en lo que eres débil.

Piensa si esa debilidad te ha traído problemas y si hubiese sido más sencillo si nada más te
atrevieses a practicarla, a trabajar para poder desarrollar la fortaleza.

Las habilidades nacen en principio de una debilidad. Pero para que esta carencia se convierta en
una destreza debe existir voluntad y, principalmente, tener el gusto e interés de ser mejor. Por
ejemplo, un niño a los 9 años que le gusta la lectura carece de actitud para leer en voz alta, es muy
tímido e inseguro, piensa que no lo podrá hacer bien y se queda entre las páginas leyendo para sí
mismo. Pero mediante crece, se atreve. Empieza a recitar poesía en su casa frente al espejo y esto
le ayuda incluso a intervenir en clases. Con el paso de los años se atreve, con algo de temor, a
recitar un poema en su clase. Logra interpretar cada verso con un sentimiento puro y una
expresión y tono excelente. Su debilidad interna (timidez) la ha vencido, desarrollando una
fortaleza (oratoria y confianza).

Así que, en vez de ver tus debilidades con frustración, te invito a que las conozcas. Esto hace parte
del proceso de descubrimiento y conocimiento de sí mismo. Una vez sepas esos aspectos que
tienes y quieres mejorar, será más sencillo para ti aspirar al éxito.

Sin ofensas
Actualmente hay un concepto erróneo de lo que es el equivocarse o simplemente no ser hábil en
algo. Las personas son fuertemente criticadas si demuestran un ápice de sensibilidad, si tienen un
error entre tantos logros… Esto es una falta de empatía hacia el otro.

¿Por qué existe la crítica destructiva? Es una cuestión de competencia. A veces se dan opiniones
erróneas por miedo a la mejoría de quien se ha equivocado, y esto sucede mucho en los ámbitos
laborales y estudiantiles.

Ese ataque hacia la equivocación y confusión también es parte de la dificultad en el


reconocimiento de lo que no se sabe. Al parecer es mucho mejor aparentar tener experiencia en
algo que antes admitir que no y así aprender.

Vale, todo más complicado de lo que parece. Se ha satanizado a la debilidad y no es sencillo


confesar la inexperiencia. Pero esto a largo plazo te va a costar oportunidades, llegando las
amenazas.

¿Cómo reconocer y trabajar en esas debilidades? Para muchos es un tema sumamente delicado,
así que nuevamente, vamos a fortalecer la mente, espíritu y alma.
Anteriormente te he hablado del reconocimiento de tus fortalezas. Igual de difícil, pero estas nos
indican que tenemos capacidades para ciertas actividades, al contrario de las debilidades que
tienen un efecto menos positivo, ya que significan limitaciones.

Las fortalezas harán que veas cada situación como una oportunidad, pero las debilidades que
tomes las cosas como una amenaza. Así que esas debilidades vas a transformarlas en fortalezas. Y
son pasos que dependen meramente de ti.

Pensar y escribir algo que te haya salido mal y en lo que usualmente te critiquen y den sugerencias.
Lo mejor para las debilidades es que hagas frente a ellas. Si tienes algún episodio traumático, no
hay otra cosa que sea el confrontar.

Si decides seguir con esas debilidades sin poder corregirlas o evolucionarlas a fortalezas estarás
perdiendo tiempo muy valioso para concreta lo que quieres.

Recuerda que eres un ser humano. En tu esencia se encuentra la balanza de fortalezas y


oportunidades, debilidades y amenazas. Busca los errores desde tu comportamiento y no a través
de los demás, no te compares. Debes concentrarte en ti mismo porque tú eres el foco para el
cambio.

Piensa qué puedes sacar de bueno de esa debilidad: ¿puedes obtener una fortaleza partiendo de
allí? Si es así, empieza a trabajar. Relaja tu mente y erradica todo lo negativo en tu interior. el
estrés que se trae del exterior también influye en cómo tomes tus realidades, dado que las
debilidades y errores son una realidad.

Colócate frente al espejo y ten un diálogo contigo mismo. Obsérvate, hazte cumplidos. Empieza a
cuestionarte:

 ¿Cuáles son tus límites internos?


 ¿Por qué existen?
 ¿Cuáles son tus puntos débiles?
 ¿Qué situaciones son las que te inquietan?
 ¿Cuándo y dónde tienes menos confianza?
 ¿Tienes resistencias personales que te impidan avanzar?
 ¿Qué quejas tiene tu entorno personal sobre ti?
 ¿Sueles estar a la defensiva ante esas opiniones?
 ¿Por qué?
 ¿No crees que sería conveniente principalmente para ti que las escucharas y las tomaras
para mejorar?

Luego de esto, siendo respondida cada cuestión, sigue con lo siguiente, dirigiéndote sinceramente
a tu reflejo:

 ¿En qué te consideras talentoso?


 ¿Cuáles son tus puntos fuertes como persona?
 ¿Qué cosas suele destacar tu entorno personal sobre ti?
 ¿Tienes habilidades que puedas poner en práctica en el ámbito laboral o empresarial?
 ¿Qué harías para potenciar tus fortalezas?

Este ejercicio es complementado con las preguntas de autoestima, dado que luego de reconocer
en lo que te equivocas, debes destacar lo que se te da bien y ello te ayudará a dejar de lado tus
debilidades y dejar de observar las circunstancias como amenazas, sino como oportunidades para
aprender. Como se dice popularmente: la mente es muy poderosa.

Capítulo 5: Prepárate para tener éxito.


El concepto de éxito varía entre cada uno. Hay quienes consideran exitoso a un multimillonario,
otros que consideran exitosa a una persona que acaba de conseguir un cargo alto en su trabajo.
Este es un término muy subjetivo y primero es necesario determinarlo, buscar un concepto
objetivo para así aproximarnos a una idea general de lo que es el éxito para cada uno.

La palabra éxito es dicha con facilidad sin caer en cuenta del poder que tiene. Seguro has
escuchado antes a tus padres de que tu vida debe ser exitosa y se refieren a estatus, dinero,
estabilidad familiar, tener hijos… Bien, es parte del éxito, pero esta palabra va más allá de esas
cosas. Eso es el éxito para ellos.

Si buscamos en un diccionario el éxito se define como la felicidad al final de una actividad, un


resultado satisfactorio. Y éste es el más cercano al concepto que quiero darte sobre éxito.

Éxito viene del latín exitus. Los ingleses lo implementaron a su alfabeto como exit. Esto significa
salida, así que empezaremos a construir nuestro concepto desde la salida.

¿Salida a qué? Yo lo renombraría como un camino, un tránsito de vida que tú mismo diseñas según
lo que quieras hacer en la vida y según tus finalidades como ser humano. No para los demás, sino
contigo mismo.

El éxito es el resultado que a ti te satisface. No es algo que tengas que cumplir por obedecer a una
tradición familiar o seguir los parámetros sociales, no. El éxito no es un destino, es una vía en la
que tú solo conduces.

Hay otra característica del éxito y es que éste reside en no imitar a los demás, sino en conseguir el
éxito propio. Puedes seguir consejos de personas que se consideren exitosas, porque eso nunca
estará de más, pero debes encontrar la manera de adaptar sus consejos a tu vida y no sus metas.

El éxito además de subjetivo, es transitorio, cambia en el tiempo a medida que vamos creciendo y
vamos cumpliendo objetivos de nuestro plan de vida. El concepto de éxito se adaptará según las
experiencias y vivencias de cada quien. Por ejemplo, un joven de diecisiete años, en el último año
de estudio de los estudios de secundaria o bachillerato, considera que el éxito para él será
graduarse y estudiar en una universidad la carrera que desea. Y nadie puede decirle que eso no es
éxito, ya que eso le dará satisfacción pero apenas todo se cumpla y llegue a su éxito, sus objetivos
serán otros y el concepto de éxito cambiará según lo que persigue.
También te hablo de un ejemplo de los empresarios: cada uno tiene un fin distinto con su empresa
y se mueven diferente, a uno se le hizo más difícil que a otro consolidar su empresa, pero estos
dos empresarios son considerados personas exitosas.

Es importante resaltar que el éxito no será hallado mientras no tengas definido qué es lo que
quieres y cómo quieres ser, porque éste se empieza a construir cuando tenemos nuestras metas
definidas para empezar a trabajar en ellas y así llegar a la consecución del éxito.

Para que te des cuenta de la subjetividad del éxito, te dejaré tres conceptos de personalidades
relevantes del mundo empresarial:

“Yo defino el éxito como mi verdadero propósito y tener un impacto positivo en la vida de las
personas, elevándoles e inspirándoles a pensar y actuar de manera que pueden no haber
considerado antes” Raj Sisodia, cofundador del Conscious Capitalism (Capitalismo Consciente) y
profesor de Babson College.

“El propósito de nuestra vida es el de contribuir a nuestros únicos, regalos dados por Dios para
tener un impacto positivo extraordinario en la vida de los demás y el mundo” David Kidder, CEO de
Bionic (empresa especializada en tecnología).

“El éxito, para mí, ha sido siempre en el suministro de una gran calidad de vida para mi familia,
para los que trabajan para mí, y para mi comunidad” Jeremy Young, CEO de Tanga Network.

Después de estos conceptos, ¿tienes el mismo concepto de éxito? Para ti ¿qué era el éxito y ahora
cómo lo defines? ¿Ha sido este un año exitoso? ¿Te consideras una persona exitosa? Construye
ese camino exitoso para ti, basándote en lo que te haría sentir satisfecho y realizado como ser
humano. Sé fiel y leal a ti mismo.

Si el éxito cambia con el tiempo y se genera por el cumplimiento de cada meta, ¿lo
llamamos éxitos o éxitos?
Cada año se suman éxitos a nuestra vida. El éxito jamás acaba y nunca es suficiente porque
siempre habrá algo que querrás lograr. No te conformes con lo que hayas obtenido a lo largo de tu
vida.

Podría ser tardío decirte a estas alturas de la lectura que el éxito no tiene que ver con la fortuna y
la fama, pero hay que enfatizarlo porque es un significado que ha sido cultivado en la mayoría de
las familias. Pero ponte a pensar en esos famosos que viven entre lujos y que muchos consideran
exitosos, pero son extremadamente infelices. Amplía tu definición del camino exitoso.

Como todo esto es un paso por paso, prepararse para tener éxito también requiere de una
planificación. Dado que este concepto es distinto para cada individuo, clasificaré estos consejos
entre el éxito personal y el éxito financiero, ya que, por más que a unos no nos guste, la vida
moderna se mueve no solo por la resiliencia, también por los fondos que tengamos.
¿Qué puedo hacer para lograr el éxito personal?
1. Seguridad. Básicamente, cree en ti mismo. No, creer no, ¡debes estar seguro de lo que
sabes y quieres! Esa seguridad se reflejará en tu ánimo e inspirarás a los demás y a ti te
motivarás. Quien más debe estar seguro de tus objetivos, ese eres tú.
2. Humildad. Reconoce las debilidades que tienes, hasta dónde puedes llegar. Dentro del
autoestima también está la conciencia sobre la ignorancia que uno posee, eso te ayudará a
tomar las críticas con optimismo y aprenderás cada día de los errores. No es limitarte, sino
expandirte a la enseñanza de aquello que no sabes.
3. Mente positiva. En la construcción del camino del éxito ocurrirán muchos eventos que te
harán dudar sobre ti mismo y lo que quieres. Los problemas siempre estarán presentes, no
existe un plan perfecto. Por ello debes mantener el enfoque y aferrarte con determinación
a lo que quieres lograr.
4. Sé amable. Trata bien a los demás. Existe un aforismo moderno que reza “Sé amable. No
sabes la batalla por la que cada uno está pasando”. Si das amor, esto se te va a retribuir. Si
no, mantén la compostura y sin importar qué, respeta. Esto hará de ti una persona
respetuosa en cada espacio que estés.
5. Cuida a tus seres queridos. No solo a tu familia, cuida a todos aquellos que te den un
aporte y colaboren con tu caminar. Ellos serán tu soporte cuando pases por alguna caída
financiera o emocional –no se debe eludir la probabilidad de que pase–. Cuídalos y
dedícales tiempo, y retribuye ese apoyo y cariño que te dan. Es imprescindible el afecto
para lograr el éxito personal.
6. Rodéate de gente positiva. Estudios han comprobado que la actitud de alguien influye
poderosamente sobre nosotros. Estar al lado de una persona negativa es arriesgarse a
dejarse nublar por esos pensamientos. Incluye en tu círculo de amistades personas que
quieran superarse, que tengan metas de vida, que te transmitan energías positivas. Las
vibras pesimistas suelen generar malas actitudes y están llenas de envidia y mal genio.
7. Vive cada instante. Existen dos tiempos: pasado y futuro. ¿Qué sucede con el presente? Es
efímero, por lo que aprovecha cada instante, vive cada momento de tu vida con ganas y
no te pongas a pensar en el pasado ya que no hay arreglo, lo hecho está hecho. Pensar en
el futuro es adelantarte a lo que puede pasar y eso te generará ansias que pueden
debilitar tu camino al éxito. Ten calma, todo paso a paso.
8. Edúcate. La educación no necesariamente se emplea para optar por una carrera o un
trabajo. Educarse es alimentarse como ser humano, es un nutriente para el alma y
espíritu. Edúcate en todo lo que puedas y quieras, aprende cosas nuevas y alimenta a esa
mentalidad de crecimiento. Amplía tu mente al conocimiento, hasta lo que menos crees
que hace falta aprender te servirá en algún momento de tu vida. Aprovecha siempre esos
ratos libres para dedicar un poco de tiempo a culturizarte.
9. En vez de la perfección, busca la excelencia. No te empeñes en buscar algo que no tiene
existencia. Planes perfectos no existen, las cosas no van a suceder siempre como las
planeamos, no sabemos qué circunstancia se presentará y, es importante que tengas en
cuenta que estará fuera del control de tus manos. Acepta con serenidad lo que no pueda
darse, será para después. Mientras tanto, busca ser excelente en todo lo que hagas. Tu
aprendizaje sí depende de ti.
10. Ten gratitud. Cada día agradece por lo que has obtenido. Vive agradeciendo a lo que te
rodea, a los que te rodean y agradécete a ti mismo por ser quien eres, por obtener los
éxitos que buscas.

¿Has aplicado alguna vez estos consejos? Si tu respuesta es negativa pues es tiempo de que
empieces. El camino del éxito es eterno, así que no tardes en empezar.

¿Y cómo obtengo el éxito financiero?


Esta sección no puedo dejarla pasar porque, aunque el dinero no compra una vida plena ni feliz,
no hay duda de que éste es necesario para vivir. El dinero desde tiempos remotos ha ocupado un
lugar central en nuestro día a día para cubrir necesidades básicas. Además que es una forma de
retribuir y compensar el trabajo. Así que, ¿cómo lograr independencia, estabilidad y éxito
económico?:

1. Establece tus prioridades. Cuando haces un plan de negocios el primer paso es priorizar
las ideas. Cada día dispones de 24 horas, ¿qué cosas no puedes hacer en ese tiempo?
Administra. Realiza un plan de actividades donde todo esté por bloques de prioridades.
Esto también te servirá para el éxito personal, ya que ambos se relacionan.
2. Desarrolla la mentalidad de crecimiento. ¿Recuerdas lo que es la mentalidad de
crecimiento? Pues ya ves cuánto la necesita el camino a tu éxito. Esa “growth mindset” te
permitirá ampliarte sobre los conocimientos que puedes obtener no solo de libros,
investigaciones o de internet: puedes aprender de los demás y de los errores. El éxito
financiero se retrae ya un poco cuando hay debilitamiento de tu mente y te bloqueas y no
avanzas en tu construcción del camino exitoso. Observa a quienes han logrado la mayoría
de sus metas y pídeles ayuda, aplicando sus consejos a tu vida.
3. No te conformes con una sola fuente de ingreso, aspira a más. Diversificar tus fuentes de
ingreso te permitirá obtener mucho más de lo común. Thomas Corley hizo un estudio de
una población pobre y una población rica, específicamente sus hábitos. Esto lo hizo por
cinco años. El estudio determinó que aquellos que tenían una gran cantidad de dinero es
porque lo obtenían de diversas fuentes. Tener varios trabajos que se adapten a tu ritmo
de vida sin hacerte caer en la rutina es apropiado para no esperar a cobrar por una sola
vía. Así, si pierdes una entrada económica, tendrás la otra.
4. Administrarse con el método 50-30-20. Este método de ahorro consiste en gastar el 50%
de tus ingresos en las necesidades básicas y en servicios: alquiler o vivienda, comida,
transporte, luz, agua, gas: el 30% se destinará para los gastos personales o gustos:
compras, fiestas, gimnasio, viajes, ropa; y el 20% restante será para tu caja de ahorros. De
este modo vas a aprovechar tu dinero y también estarás prevenido para una situación de
emergencia económica, o, puedes ahorrar para invertir en un negocio y así generar otra
fuente de ingreso.
5. Relacionarte con más personas que tengan los mismos objetivos que tú. Expande tu red
de amigos e incluye aquellos que tengan una mentalidad de crecimiento, ya que esos
contactos que tú no tengas los pueden tener ellos. Involúcrate con los que tengan sus
objetivos claros y precisos para llegar a ese concepto de éxito que tengan.

La felicidad está íntimamente vinculada al éxito, aunque nos han hecho pensar que no es así. Si
relees el concepto que te he dado de éxito, te darás cuenta que uno existe gracias al otro.

A continuación, te dejaré un relato corto. Al final de la lectura hay una moraleja con la que
decidirás si concuerdas o no:

“La felicidad escondida

Un poco antes de que la humanidad existiera, se reunieron varios duendes para hacer una
travesura. Uno de ellos dijo:

Debemos quitarles algo a los seres humanos, pero, ¿qué?

Después de mucho pensar, uno dijo:

¡Ya sé! Vamos a quitarles la felicidad. El problema es dónde esconderla para que no
puedan encontrarla.

Propuso el primero:

Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo.

No, recuerda que tienen fuerza; alguno podría subir y encontrarla, y si la encuentra uno,
ya todos sabrán dónde está –replicó otro.

Se escuchó una nueva propuesta:

Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar.

Otro señaló:

No, no olvides que son curiosos, alguno podría construir un aparato para bajar, y entonces
la encontrarán.

Escondámosla en un planeta bien lejano de la Tierra –propuso otro.

No –le dijeron. Recuerda que les dieron inteligencia, y un día alguno va a construir una
nave para viajar a otros planetas y la va a descubrir, y entonces todos tendrán felicidad.

El duende más veterano que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de
las propuestas, dijo:

Creo saber dónde ponerla para que nunca la encuentren.

Todos voltearon asombrados y preguntaron al unísono:

¿Dónde?
La esconderemos dentro de ellos mismos; estarán tan ocupados buscándola afuera que
nunca la encontrarán.

Todos estuvieron de acuerdo, y desde entonces ha sido así: el hombre se pasa la vida buscando la
felicidad sin saber que la lleva consigo.”

Éxito en tu búsqueda por el éxito


Establecer tu concepto interno de éxito también requiere de una meditación, de un avance diario.
Mientras más lúcido seas sobre las cosas que quieres lograr más rápido llegarás a la consecución
de tus sueños. Como te decía antes, no vale nada de pena ni de tiempo pensar ilusoriamente en lo
que quieres si no estás dispuesto al trabajo.

El éxito no viene a ti, no es un destino. Es un camino que tú construyes, no depende de nadie, ni


de las circunstancias de la vida. Éstas solo van a causar un efecto positivo o negativo sobre tu vida
pero, eres tú quien decidirá seguir con esa obra de vida.

Para terminar con esta sección, te invito a que agregues otra palabra a tu vocabulario: insistir. Se
dice que el mundo es de los tercos, pero yo diría que es de los insistentes.

No te rindas en ese camino. Éxito en tu búsqueda por el éxito.

Capítulo 6: Mantén hábitos saludables y productivos.


El camino a la felicidad y el éxito es bastante largo, por lo que necesitamos de unos hábitos sanos
que nos mantengan en vida por el mayor tiempo posible. No solo por eso, también son necesarios
para obtener los objetivos en la brevedad posible.

Hay personas que quieren una vida exitosa y progresar, pero por más que lo intenten los
resultados no van siendo los esperados. ¿Por qué? Hay que revisar los hábitos alimenticios, cómo
se lleva la vida diaria y si realmente hay conciencia de la manera en que se vive.

¿Qué hábitos implementar a la vida diaria para alcanzar poco a poco las metas y así llegar a la
realización de mis sueños? Muchos. Existen hábitos saludables y también productivos que son los
que nos ayudan a evolucionar en el aprendizaje. Kevin Kruse, autor bestseller del New York Times
realizó unas entrevistas a más de 200 personas catalogadas como exitosas tanto personal como
financieramente. En estas mismas preguntaba qué hábitos tuvieron y tienen en su vida cotidiana
para el alcance de cada éxito.

Cada hábito se complementa. No existirá alguna mejoría si solo se aplica uno de estos mientras
que los demás se omiten y tu vida está viciada de malos hábitos a la hora de comer y en tu
comportamiento. También debo aclararte que, cada consejo requiere de la constancia propia de la
costumbre, implementarlo a tu vida con paciencia hasta que esto se haga parte de lo que haces.
Su efecto tampoco será inmediato nada más empezando, lo más importante es tu disposición.

Rutina dinámica
Hay algo llamado “rutina dinámica”. Esto consiste, valga la redundancia, en una rutina
conformada por actividades que tienen objetivos distintos cada día o, mejor dicho, un contenido
diferente. Dentro de esa rutina existirán cambios, de allí el nombre de rutina dinámica. Más
adelante te explicaré de manera amplia cómo adaptarla a tu vida.

A continuación, te dejaré estos consejos dados al autor por toda esta población considerada
exitosa, en su definición amplia:

Levantarse temprano. Hay una diferencia entre despertar y levantarse. Si quieres lograr tus
metas, despertarte y quedarte en la cama imaginando el éxito que podrías tener no sirve de nada.
En cambio, despertar y levantarse temprano es distinto. Cuando te despiertes, antes de levantarte
activa tu conciencia. Cierra un momento los ojos y escucha, sé conciente del nuevo día y planea
todo lo que podrás hacer en 24 horas. Levántate temprano con el objetivo de dedicarte tiempo.
Planifica también cómo será tu mañana, qué es lo que harás y mantenlo presente.

Baños con agua fría. Bueno, esto nos el del gusto de todos pero, esto tiene un efecto físico y
mental. En su aspecto mental pues, te demostrarás que eres fuerte y que eres capaz de exponerte
ante situaciones difíciles. Vamos, que levantarse e ir a la ducha a las 5 de la mañana es una
decisión de valientes. Además, el agua fría estimulará tu sistema nervioso, despertando todos tus
sentidos desde tempranas horas. Un buen baño con agua fría te mantendrá activo toda la mañana.

La alimentación es más importante de lo que crees


Aliméntate con una dieta balanceada. La alimentación es un factor que influye mucho en el modo
que llevemos nuestra vida. Si tenemos malos hábitos alimenticios como saltar las comidas, ayunar,
no comer a las horas, consumir alimentos altos en grasas saturadas y azúcares, prescindir de las
frutas y vegetales… Todo eso va a repercutir en lo que haremos.

Muchos no toman en cuenta este punto, pero recuerda que si quieres tener una vida productiva
necesitarás de hábitos productivos. No te estoy pidiendo que hagas dieta, pero sí haz un plan de
alimentación en el que incluyas comidas que te den el aporte energético que necesitas para
triunfar. Un buen jugo de naranja por las mañanas te mantendrá despierto y con buenas vibras.

Si bien es cierto que mantener hábitos saludables se ha vuelto complicado en los tiempos
modernos, seguir una alimentación variada de nutrientes se considera casi que imposible. En esto
inciden los fuertes horarios de trabajo en los que solo dan tiempo de consumir una comida rápida
de la calle, a veces impiden comer a las horas existiendo un retraso de dos horas máximo. Esto se
vuelve rutinario y eso va a ser una consecuencia más adelante, perjudicando no solo tu salud, sino
los objetivos y el éxito que quieres alcanzar.

Es importante consumir aquellos alimentos que te den un aporte de energía que te permita
alcanzar tus objetivos para ese día en concreto. Puedes crear un menú para la semana en el que
incluyas batidos ya que estos al ser licuados tienen una gran cantidad de fibra que te permitirá
estar bien despierto y, en vez de soportar el día, disfrutarlo.

Te dejaré una recomendación de un menú el cual puedes variar con otros alimentos que sean de
tu gusto y que te alimenten sanamente:

Menú para toda la semana:


Desayuno:

 Yogurt desnatado con frutas (fresas, kiwi, frambuesas, arándanos)


 Galletas integrales
 Tostadas untadas de mermelada casera
 Jugo de naranja
 Un bol de cambures
 Sándwich de vegetales o, si lo que quieres con carne, que sea con pavo
 Un bol de fresas
 Un bol de peras
 Cereal integral con frutas y frutos secos (fresas, nueces).

Recomendaciones: Para el desayuno lo más recomendable es el consumo de cereales, lácteos y


frutas. Las frutas pueden ser consumidas ya sea en su estado primario o en jugo, en una ensalada
o la mezcla de varias en un batido. Los batidos alimentan tanto como las ensaladas ya que estos al
ser en la licuadora se extrae toda la fibra quedando esta en el vaso de jugo que vamos a consumir.

Los cereales también son alimentos necesarios en la primera comida del día. Ya sea que optes por
esos cereales industriales o por los integrales que tienen muchos más beneficios que los otros, lo
primordial es que estos sean parte de tu alimentación, al menos unas tres veces a la semana.
Como mencioné antes lo mejor es que optes por los integrales en vez de aquellos cereales de
marcas, dado que en su producción intervienen alimentos que le quitan la fibra además de que se
incluye el azúcar, perdiendo mucha cantidad de la parte saludable y antifatiga.

Como cereales integrales puedes consumir: arroz integral y arroz salvaje, quinoa (su forma
primaria es en semilla), centeno, avena (mejor en hojuelas y no instantánea), maíz entero, linaza,
pasta integral, cuscús integral.

En nuestra composición química tenemos una hormona llamada cortisol. Esta hormona se encarga
de la producción de estrés, fatiga, desconcentración y cansancio y se alimenta por las comidas tan
pesadas altas en grasas y azúcares. Los cereales restan los niveles de esta hormona en nuestro
cuerpo, por lo que este tipo de alimentación te ayudará en esa nueva vida de hábitos no solo
saludables, sino productivos.

Lo más importante del desayuno es esto: ¡no saltarlo! Ayunar te consume una gran cantidad de
energía dado que el cuerpo, al no tener alimento del cual valerse busca otros medios para poder
soportar las primeras horas de la mañana, por ello se debe la fatiga y la desconcentración que
puedes sentir cuando ayunas. Incluso un jugo de naranja natural (no pasteurizado) es una opción
para el desayuno, gracias a su cantidad en vitamina C que impide la producción del cortisol.

Media mañana: las mejores comidas para ese horario entre las 9:30 y 11:00 horas son las frutas y
las galletas integrales. Pero para variar puedes consumir bocadillos de jamón de pavo, atún, yogurt
con frutas o galleticas integrales con verduras, ya sea una entera o ensaladas.
Almuerzo: Cuando finalices el plato principal del almuerzo complementa la comida con una fruta.
Esto te ayudará a la digestión además que te aportará energías para continuar la jornada de la
tarde y, es un buen postre.

 Ensalada de espinacas con pasas y queso fresco con pollo al curry con arroz integral y dos
mandarinas
 Lentejas guisadas con verduras con una tortilla de calabacín y un yogurt desnatado con
frutos rojos
 Espinacas con papas y huevos al vapor con carne de res a la plancha con puré de manzana
o, puedes consumir la manzana picada en un yogurt desnatado
 Verduras a la parrilla con arroz integral y dos manzanas
 Ensalada de garbanzos con salmón a la plancha, ensalada de zanahoria y un kiwi
 Tortillas de verduras con guacamole, conejo al horno con verduras y una pera
 Ensalada de toronja, granada y camarones, milanesa con puré de papa y zanahoria y una
ensalada de frutas

Estas comidas para el almuerzo son integrales, fíjate que hay varios elementos necesarios para
darle al organismo las energías necesarias y, algo importante es que no vas a sentir nada de
pesadez, dado que tampoco es ideal que consumas en una cantidad excesiva.

El almuerzo se ha considerado como el momento del día para comer algo bien fuerte y que llene
todo un plato hondo. En realidad, en ninguna comida debe abusarse de la cantidad. Pese a las
costumbres que ya tenga el organismo, ya que no puede excluirse a quienes desde pequeños
comen demasiado ya que los criaron de tal modo, hay que hacer una reprogramación, cambiar los
hábitos alimenticios a unos que den muchos más beneficios en el futuro.

Las proteínas a esta hora son sumamente importantes dado que en ellas se encuentra la vitamina
que da los aportes calóricos necesarios. Estos se aprecian más si cocinas al modo asado o en el
horno, ya que al freírlos generan más grasa de la necesaria porque ya en su contenido tienen
suficiente de ésta.

Finalizar comiendo unas dos frutas, como te mencioné antes, te ayudará a digerir la comida sobre
todo si es una fruta rica en mineral, como la sandía o la papaya.

Un dato que no puedo saltarme: como líquido, opta por un jugo natural (no pasteurizado) o agua,
y déjala para el final. No comas con prisa, mastica en vez de tragar. Comer tan rápido también
ocasiona la pesadez y en el futuro puede traer consecuencias graves.

Merienda: En esta comida se ha normalizado el consumo de muchos dulces, de pasteles, bollería,


panes con azúcares… Vale, no tienes porqué suprimir completamente estas comidas, una o dos
veces a la semana sin saturarte de ello y darte algún gusto, es lo adecuado. Si estos postres que
consumes tienen alguna fruta en vez de cremas dulces mucho mejor. Solo no te excedas con ello
dado que suben el nivel de glucosa pero, así como la aumentan a paso veloz, también la bajan en
un instante, por lo que ese cambio repentino de niveles produce fatiga y cansancio, por eso la
sensación de pesadez al comer muchos de estos dulces.
Las comidas que te alimentarán y recargarán tus energías para terminar la jornada de la tarde son
las queridas frutas, que han sido mencionadas desde el principio. Puedes optar por frutas cítricas,
por frutas ricas en agua, en potasio… La naturaleza te da diversas opciones como para rechazarlas.
Si quieres darles algún toque de dulzor como sirope de chocolate pues no habrá problema, solo
hazlo moderadamente.

Los frutos secos como el maní en cualquiera de sus presentaciones (con ajonjolí, el maní garra), las
pasitas o las nueces también son una rica opción para la merienda, y puedes complementarlas con
yogurt desnatado o unas galletas integrales.

Cena:

 Crema de calabaza o ahuyama con pollo a la plancha y un kiwi


 Ensalada de camarones (con vegetales verdes) con una trucha con tomates al horno y una
pera
 Sopa de verduras con pasta integral, sardinas asadas con una ensalada de vegetales
tradicional y una manzana
 Ostras o mejillones con un picadillo vegetal, guisantes con jamón de pavo y huevos al
vapor con un yogurt desnatado
 Brochetas de pollo con verduras
 Crema de apio con trozos de papa y manzana, ensalada de verduras y yogurt desnatado
 Alcachofas al horno con calamar en salsa de vegetales verdes y un kiwi

En la cena, lo mejor que puedes consumir son alimentos que sean más ligeros y que en vez de
llenarte tanto y provocarte pesadez, te dejen satisfecho con lo que necesitas. De este modo irás a
dormir con tu organismo tranquilo. Si en las noches te cuesta dormir luego de comer. Recuerda
que primero debes dejar que tu cuerpo digiera todo por unas dos horas, por eso es necesario que
no abuses en la noche.

El cuerpo en sus horas de descanso nocturno trabaja y destina lo que comemos a la formación de
músculos o, formación de mucha glucosa y por lo tanto, grasa muscular. Respecto al consumo de
frutas, regúlalo en esta comida dado que las frutas reaccionan en el organismo como glucosa
(azúcar) en la noche, así que tu cuerpo la recibirá de ese modo. El mejor momento para las frutas
es la mañana.

Estas comidas pueden ser complementadas con batidos o smoothies. Puedes optar por unos
desintoxicantes o, la mejor opción, energéticos. Los batidos son grandes opciones para regenerar
tu organismo y comenzar el día con la actitud enérgica que necesitas si lo consumes en el
desayuno o, para terminar el día si lo quieres en el almuerzo.

Tus meriendas también pueden ser protagonizadas por los batidos, ya que estos son puramente
con frutas y edulcorantes naturales por lo que sentirás el consumo de un postre saludable. A
continuación te recomiendo algunos batidos que seguramente no te será difícil implementarlos a
tu plan de comidas:
Batido de soya, fresa, granola y pasas: un batido particular ya que contienen frutos secos y
cereales, pero no los subestimes, en estos se encuentra la fibra que te despertarán de inmediato
para comenzar el día. También puedes tomarlo después de tu rutina matutina de ejercicios.

Ingredientes:

 1 taza de leche de soya


 ½ taza de fresas
 1 cucharada de fresas
 1 cucharadita de pasas

La preparación de cada batido no necesita de explicación alguna. Solo agrega todos los
ingredientes a la batidora, licúa y consume un vaso. Puedes tomarlo en ayunas y luego el vaso
luego del entrenamiento.

Batido de avena, miel y banano: este batido es el mejor para tomarlo luego de entrenar. Te
ayudará a perder toda la energía que perdiste además que te saciará para toda la mañana.

Ingredientes:

 1 taza de leche descremada


 La mitad de un banano
 14 taza de avena en hojuelas
 1 cucharadita de miel

Resulta un batido además de energético, delicioso gracias a su endulzante natural que es la miel.
No tendrás necesidad de ir por postres industriales. La mezcla de la miel con el banano lo hacen un
batido dulce y completo.

Batido de soya, nueces y fresas: este batido regenera tus energías si te encuentras muy fatigado,
por lo que opta por su consumo después de unas dos horas de comer en caso que te sientas
demasiado lleno y así tu digestión va a acelerarse ayudando a recuperar tus energías.

Ingredientes:

 ½ taza de leche de soya


 ½ taza de yogurt descremado
 2 cucharadas de nueces picadas
 ½ taza de fresas (pueden ser congeladas si quieres un batido frío)

Batido de yogurt, almendras y frambuesas: el ingrediente central de este batido es la almendra,


ya que proporciona de un ingrediente dietético que aporta beneficios no solo en el organismo,
sino en la piel y en el cabello.

Ingredientes:

 ¾ taza de yogurt natural descremado


 ¼ taza de leche descremada
 ½ taza de frambuesas
 1 cucharadas de almendras picadas

Batido de mango y pasas: este licuado gracias a su efecto refrescante te ayudará a recuperar
energías y concentración sobre todo en un día caluroso que por lo general causa mucha más fatiga
y pereza. Si practicas un deporte extremo puedes consumirlo luego de practicar.

Ingredientes:

 1 taza de leche descremada


 1 cucharadita de pasas
 La mitad de la pulpa de un mango

Como punto último a considerar para la mejora de la alimentación para generar mucha más
energía cada día es que el líquido que más debes tomar es el agua. Si tomas café éste te inhibe los
componentes del organismo que se encargan de la absorción de calcio y hierro.

Además de los batidos, consume unos dos litros de agua al día. El cuerpo en su mayor parte (90%)
es agua, por lo que su consumo complementado con batidos, infusiones y caldos van a evitar el
sobreesfuerzo de tu aparato respiratorio, ayudarán a tu cuerpo a trabajar con energía gracias a la
hidratación que va a colaborarte en la concentración de tus actividades.

El café además de desgastar las hormonas que se encargan de nutrirte de hierro y calcio, eleva el
cortisol, produciendo en ti mucho más estrés y ansiedad quitándote concentración y frenando tu
proceso en la realización de los objetivos del día. Si necesitas de una vida caliente, sustituye el café
por té negro o verde. El té tiene un efecto relajante en el organismo.

Hábitos productivos
Lee una hora al día. Lee las noticias, una entrevista de un emprendedor, un libro del género que te
guste, lo que sea, pero solo lee. Leer es un ejercicio para nuestra mente y también un modo de
aportar al conocimiento y aprendizaje. Tomar una hora del día para esto valdrá la pena. Leer
ayudará a cultivarte en cualquier área haciendo de ti un ser integral. Si no es mucho de tu gusto
leer, te doy una alternativa: audiolibros.

Pese a que no es del gusto de todos, la lectura afianzará tu crecimiento personal. Si éste es
importante para ti, de modo automático te interesarás por las lecturas que van a aportar en el
avance de los sueños que quieres alcanzar, ya que todo se basa en el interés. Los pretextos como
“no tengo tiempo para sentarme a leer”, “la lectura es aburrida”, “leer es perder el tiempo” son
parte de una conducta que realmente no quiere avanzar.

Si de verdad te interesa, entonces opta por aquellas lecturas que auxilien en la realización de tus
metas. Éstas no te serán aburridas, si es un tema de tu interés no. Como te dije al principio:
puedes emplear el uso de los audiolibros, sobre todo si eres una persona que capta más las
enseñanzas de manera auditiva.

Leer también es parte de la educación y el crecimiento cultural. La enseñanza que dan los libros es
imprescindible para cualquiera que empiece la construcción del éxito. Conocer de otras
experiencias de vida y leer las vivencias y consejos de otros te guiarán en ese viaje eterno.

Los aspectos que debes considerar al tomar lecturas son: ¿Qué aportes darán a tu vida? ¿Es un
libro para avanzar en mis metas o por mero gusto?

No te enfoques solo en aquellos libros que hablen del éxito o del crecimiento personal y
financiero. Si tienes otros gustos literarios inclúyelos, también es importante que tus lecturas las
disfrutes. Varía de temas, ya sea historia, novelas, poesía, novelas policiales, entre los demás que
están en el extenso repertorio intelectual.

Muchas personas se frustran con la lectura ya que los libros no deben ser solo vistos, pasando los
ojos por las letras sin analizar lo que está en él, así que las lecturas pueden ser lentas para
discernir la información y, hay quienes no son pacientes con ello ya que quieren leer tantos libros
variando los objetivos entre cada uno.

Si tienes una gran cantidad de libros anotados para leer en un año y quieres digerir toda la
información que estos te dan, puedes hacer varios de estos métodos:

Cargar siempre un libro. Siempre se presentará algún tiempo en el que estés esperando, ya sea en
la fila de un banco, en un parque, en un café… Ese tiempo representa minutos para empezar,
avanzar o terminar alguna lectura. Ten un libro en tu bolso o maleta y aprovecha también de leer
en el transporte público.

Los audiolibros. Desde el principio en este punto he estado resaltando los libros digitales, un
regalo de esta época. Este formato fomenta la rapidez con la que terminas libros, ya que puedes
simplemente descargar uno de estos, tenerlo en tu celular y escucharlo en cualquier momento del
día. En vez de escuchar canciones, puedes nutrirte escuchando libros del género que gustes o que
aporten a tu crecimiento y avance personal.

Mientras desayunas, mientras cocinas, mientras vas caminando por la calle, mientras manejas…
Esta es la facilidad que dan los libros digitales.

Puedes descargar estos libros de modo gratuito en la plataforma de YouTube aunque encontrarás
muy poco contenido. Si quieres invertir en tu formación educativa, en Amazon hay cantidades de
estos libros y de cualquier género.

Los libros de autoayuda y de motivación y crecimiento personal han sido convertidos en


audiolibros en los últimos años ya que son de gran demanda, además de que su lectura es mucho
más dinámica por este método, haciendo sentir al oyente en una especie de terapia.

Como recomendación de libros pertenecientes a la materia que trato acá, tanto de crecimiento
como mejoría de la vida financiera, te dejo los siguientes:
 Cómo ganar amigos e influir sobre las personas, de Dale Carnegie.
 Los 7 hábitos de personas altamente efectivas, de Stephen Convey.
 Steve Jobs: la biografía, de Walter Isaacson.
 Los Innovadores: los genios que inventaron el futuro, de Walter Isaacson.
 La ley del éxito, de Napoléon Hill.

Estos libros se encuentran en formato PDF y como audiolibros en plataformas como Amazon,
Bubok y PlanetaLibro.

Plantéate objetivos cada día. Este hábito te ayudará a avanzar en el propósito de vida que tengas.
¿Qué puedo hacer hoy para acercarme a mi meta? Es una pregunta que debes de hacerte para
guiar tu vida y esto va a repercutir en tu comportamiento y energía. Piensa qué harás en el día y
qué quieres lograr con ello, de ese modo será más fácil mantener el foco en lo que es importante.

Existen diversas técnicas de concentración, pero aquí te hablaré de cuatro que puedes
complementar con las maneras de meditación que ya tengas u otra que decidas emplear:

Organiza tu día en minutos, no en horas. Enfocar tu día en minutos te ayudará a seccionar tus
actividades en un tiempo mucho más corto en el que podrás tener más enfoque en lo que realices,
ya que podrás destinar una actividad a un lapso más limitado, dejándote así más ratos libres y
tampoco sobreexigirte.

El día tiene 1440 minutos. Puedes destinar tus actividades a 45 minutos, 20 minutos… En vez de
alargar esto a 1 o 2 horas. Este método de organización tiene un efecto psicólogo sobre nosotros
ya que cronometramos más el tiempo del que disponemos, rindiendo mucho más de éste. Domina
tus minutos y así dominarás tu vida.

Todo es relativo, pero sobre todo, lo es el tiempo. A veces parece que pasara velozmente, que las
vivencias se convierten rápidamente en un pasado y luego, repasando lo que realizado en la
semana, aparenta como si todo pasara lentamente. No hay determinación alguna sobre éste,
estamos sujetos a su andar. Por ello, lo mejor es que aproveches del día, y que sea en minutos.
Dedica cada minuto a la realización de tus objetivos. Te dejará más horas libres en el día para así
dedicarlas a otra actividad.

Enfócate en un solo objetivo, no te desesperes. Si eres de las personas que gusta hacer cinco cosas
a la vez te invito a que te sientes un momento y, tengas calma. Puede que quieras conseguir todo
rápidamente pero, ¿hacer las cosas de tal modo te lo permite? Y hablo de que tengas resultados
productivos. Hacer varias actividades al mismo tiempo impedirá que des el todo por cada una, ya
que no eres una máquina para diluir todo.

Cada cosa que hagas debes hacerla bien, no a medias. Para esto concéntrate y piensa en una
actividad primaria. Para seleccionar esa actividad pregúntate en qué te ayudará esto para lograr tu
objetivo del día, en qué medida te ayudará y si estás dispuesto a hacerla. Por supuesto puedes
complementarla con otras tareas pero ten claro de que esa actividad principal es a la que debes
dedicarle tu día.
Organiza tu día en minutos y también hazlo por semana. Agenda lo que quieres hacer y lo que
tienes pendiente ya que así te será también más sencillo tener una respuesta ante cualquier
invitación que se presente en la semana, ya que no puede descartarse que pase. Pero, no omitas
ninguna tarea que ya esté en tu agenda, a menos que te veas obligado a ello.

Una vez definidos, haz el plan para realizarlos. Ahora que tienes un objetivo o dos, o tres, cuántos
sean, hace falta un plan, en el que se incluyan las situaciones que pueden suceder, aquellos
eventos inesperados que no agarren tan sorpresivamente.

Si bien muchos optan por dejar las cosas a su rumbo y fluir natural, ya sea porque reaccionan más
rápido bajo presión o actúan con su intuición, tener un plan organizativo te ayuda a rendir tu
tiempo y finalizar en menor lapso lo que quieres. No es que actúes como una máquina siguiendo
un horario, sino que estés preparado para el día.

Pero, si has intentado esto y no rindes con esa organización, te daré un consejo de productividad.
Según Kevin Kruse (el autor que mencioné al principio de este capítulo), el 41% de lo que se
planifica y que está en la lista de tareas no se completa. ¿Qué efecto produce esto?
Evidentemente, estrés, insomnio, produce cargas emocionales con pensamientos negativos,
ansiedad y otros males.

Así que si esto sucede contigo, te daré una alternativa al plan escrito: anota todo en un calendario
en vez de llevar siempre una lista.

En tu plan debes resaltar lo principal, las demás actividades que hacen parte de tu día ya están en
tu rutina por lo que serán seguidas naturalmente. Resalta en minutos qué es lo que harás y cuál es
el aporte del mismo a la materialización de tu objetivo.

Evalúa el resultado de estos objetivos. Haz esto siempre. La autoevaluación es imprescindible, ya


que tú mismo puedes corregir qué cosas te impidieron avanzar para evitarlas en el futuro.

Si los objetivos salieron en el día, pues piensa en lo que hiciste, en cómo actuaste, porque esa
manera de operar te ha ayudado a cumplir una meta y, por lo tanto, lo mejor es que la tengas
presente.

Si, por el contrario, tu objetivo no se completó o simplemente no se dio, evalúa el por qué, ya que
esto puede deberse a un escenario que sale de tu control y plan o, que haya sido por tu
responsabilidad.

Esa medida en que evalúes tus objetivos será fundamental en su corrección y mejoría. No solo
cuestiones el resultado sino todo el proceso y cada paso que hiciste.

Demuestra y demuéstrate de lo que eres capaz. ¿Por qué demostrar a los demás que tienes
aptitudes? Esto te ayudará a generar mucha más confianza y seguridad en ti mismo. Cuando haces
algo excelente esto es reconocido por los demás, pese a que las opiniones siempre serán diversas,
muy distintas entre sí tanto en su contenido como en su intención.
Lo importante es que sepas modelar un filtro ante ello. Irte hacia las opiniones más realistas, ya
que pueden existir unas muy negativas y otras que sean meramente positivas pero basadas en
simple amabilidad. Las opiniones reales tienen alguna sugerencia, una observación, y esas vienen
de una recomendación que debes escuchar.

Pese a que se han demonizado, las opiniones juegan un papel importante en lo que hemos hecho
y hacemos. Éstas actúan como indicativos de nuestras acciones. Todos nos hemos formado a
través de las opiniones, lo que hay que trabajar es en qué medida se tomarán éstas.

Las opiniones tienen dos elementos: crítica y sugerencia. La crítica contiene el punto de vista de la
persona, mientras que la sugerencia solo está en las críticas constructivas. Debes elegir aquellas
que van a aportarte como persona para crecer personalmente.

La irreverencia ante la opinión de terceros, al final, no resulta conveniente. Estas críticas inciden
en la medida en que te autoevalúes.

La confianza en realidad y en modo práctico se genera con la ayuda de los demás. Gracias a las
diversas perspectivas es que vamos evolucionando porque desarrollamos al mejorar lo que
hacemos.

En un trabajo, por ejemplo, debes demostrar de lo que eres capaz y las opiniones dadas en este
entorno debes ser tomadas en cuenta, pero concéntrate en esas que te ayudarán a la construcción
de lo que quieres.

Mientras no tengas miedo de demostrar a otros qué puedes hacer, vas a tener confianza en ti
mismo de tus capacidades. Utiliza la opinión de los demás para ayudarte a ti.

Sé puntual contigo mismo y llegar a casa a la hora para la comida y descanso. La puntualidad que
tienes contigo es la que tienes con los demás. Respetar cada horario que tienes contigo hará que
llegues siempre a tiempo en tus compromisos.

No te saltes las horas de la comida por pausar alguna actividad, come y luego termina. La hora de
la cena también requiere que la respetes, llegando a tiempo para cocinar y consumir dos horas
antes de que vayas a dormir.

El descanso completo de unas ocho horas le permitirá a tu organismo realizar sus funciones
durante tu etapa del dormir. Sí, el organismo y cuerpo trabaja mucho mientras tú duermes,
aunque no lo parezca.

Recuerda también que el día lo organizarás basándote en 1440 minutos. Piensa todo lo que
puedes hacer en ese tiempo: dedica momentos a tu familia, a tu pareja, a tus amigos, a ti mismo.
No todo en la vida es trabajo y, si así fuese, el trabajo también se construye desde la sanidad
mental y espiritual que requieren de todo ese afecto que tengas en tu vida personal.

Aparta los fines de semana para hacer algo distinto: hacer un viaje, salir de paseo… Dale un respiro
a cuerpo de los quehaceres semanales. No olvides variar de actividades para no caer en la
monotonía.
Andy Grove, empleado fundador de la empresa Intel dice que: Siempre hay más por hacer, más
que se debería hacer, y más de lo que se puede hacer.

Y no todo se resume a la vida laboral. Hay mucho más por hacer que sale de ese contexto. No te
limites a las posibilidades.

Carga una libreta y bolígrafo para tomar notas. Puede que se te olvide algún que otro detalle de
tus tareas para el día, además que te hará falta si necesitas recordar algo o anotar alguna novedad
como una notificación del trabajo, un libro que has visto por allí que anotaste para comprar luego,
alguna canción que escuchaste que anotas para buscarla, o un contacto reciente que hagas… Esto
te mantendrá más organizado y evitará que te cargues de tanta información que después no
recordarás.

Las notas te ayudan también a repasar el día para hacer ejercicio de tu rendimiento. Si te parece
muy tedioso tener una libreta ya sea porque sales a la calle sin un maletín pues, usa tu celular. En
las tiendas de aplicaciones que traen estos móviles hay una cantidad impresionante de blocs de
notas, cada una con su particularidad. Así mantendrás todo en un solo lugar y siempre a la mano.

Grandes empresarios aconsejan el uso de una libreta, ya que esto no solo contendrá los objetivos
del día o semana, sino que puedes anotar tus ideas o pensamientos que más tarde puedes
desarrollar. ¿No te ha pasado que en un momento del día se te ocurre una idea o frase que te
entusiasma y luego la olvidas? Pues esa libreta te ayudará a no perderla. Muchos buenos
pensamientos no se han expuesto por el olvido.

Richard Branson, fundador de la exitosa empresa Virgin o Virgin Group (dedicada a diversas
industrias), dijo que no hubiera conseguido ese éxito sin una libreta. Aristóteles Onassis, uno de
los hombres más millonarios de Grecia también se refería al uso de ese bloc de este modo:
Siempre lleva contigo una libreta y escribe absolutamente todo. Este es el consejo de un millón de
dólares que no aprenderás en las escuelas de negocios.

Administra tu tiempo, sin estrés. Ya quedamos en que debes organizar tu tiempo por minutos y
no por horas. Vale, ahora, ¿cómo evitar la presión y la sensación de que faltarán más minutos para
su término? El tiempo debes pensarlo como oro, lo más valioso que tienes dentro de tu capital.

Piensa en las situaciones que pueden presentarse, recuerda que debes esperar lo mejor pero
prepararte para lo peor. No te amargues si lo que planeas no llega a darse, porque existen muchos
más días que usar para ello. Si para un día no puedes hacer todo lo que quieres, planifica eso para
los demás.

Lo más importante de la administración del tiempo es que quedes libre en la noche. Respeta esa
hora y no pienses en el trabajo, en el estudio… Tu cuerpo necesitará descanso luego de una larga
jornada. Al llegar a casa deja las cosas del trabajo en ese lugar; si trabajas en casa organiza el
horario en que te dedicarás a ello sin excederte con las horas de la noche.

Parece que no existiera todo el tiempo necesario en el día, ¿no? Esto sucede porque la paciencia
de las personas es muy poca en comparación a otros valores. Es como si en la mente se depositara
ese pensamiento de que el día tiene pocas horas para laborar en lo que se quiere. Esto sucede por
la prisa de que todo ocurra, que todo se dé y hacer todo el mismo día.

Si actúas de esa manera, claro será complicado adaptarte a ello, pero es mejor cambiarlo ahora y
entender de que el día tiene un límite, y si te excedes, si te saturas de actividad, la efectividad y el
resultado de ésta no gozarán de un buen rendimiento.

Enfócate en una actividad principal. Además de esa rutina dinámica, anota cuál es el objetivo del
día. Deja también ratos libres en los que te relajes para dedicarlos a ti.

En las horas de la noche dale a tu cuerpo el descanso que necesitas. Si no pudiste hacer algo hoy,
déjalo para mañana. En las noches cargarte de trabajo te producirá un cansancio extremo que te
afectará por lo que queda de semana. No pienses en el trabajo, en estudios, en lo que no hiciste…
Medita sobre lo que lograste y de lo feliz que eso te hace sentir. Tu mente necesita de buenos
pensamientos antes de dormir, y eso va a influir mucho en cómo dormirás y despertarás a la
mañana siguiente.

Te dejo también algunos consejos que puedes aplicar para poder administrar y rendir el tiempo,
siempre acorde a tu comodidad:

Aprender a decir no. A veces el tiempo parece pasar lento, a veces rápido. Como sea, éste tiene un
fin, y debes saber cuándo una actividad te quitará tiempo valioso. El inversionista Warren Buffett
refería: la diferencia entre las personas exitosas y las muy exitosas es que estos últimos dicen no a
casi todo.

Con esto tampoco quiero decirte que te limites a los eventos, ya que también debes equilibrarlo
con el atrevimiento que te permitirá descubrir oportunidades. La construcción hacia los sueños
tiene un equilibrio, entre la concentración y la relajación. Piensa en esos proyectos que tienen
diversión y recreación que a su vez te aportarán algo en tu formación. Los minutos que pierdas de
tu tiempo pueden costar objetivos por terminar.

La famosa regla 80/20. Esta regla se ha difundido como la Ley de Pareto (por el economista
Vilfredo Pareto). Esta regla consiste en que el 80% de las consecuencias se generan por el 20% de
lo que realices. Así que enfoca tu energía en las actividades que te aporten resultados productivos,
sin tener que gastar energías en lo que no.

Delega lo secundario, no dejes todo a tu cargo. Si esas actividades que no son necesarias hacerlas
de inmediato, además de dejarlas para otro día puedes dejarlas a cargo de otra persona, así la
carga no será solo a ti.

Si debes hacer alguna diligencia legal y puedes autorizar un poder a otro hazlo sin problema, si
necesitas comprar cosas para la casa o trabajo deja que otro lo haga por ti y concéntrate en lo que
requiere de tu tiempo. Déjate ayudar.

En el caso de las tareas tengas que hacerlas personalmente, pues déjalo para el final del día u
ocúpalo en un tiempo libre, pero termina lo principal y luego inicia con lo complementario.
No dejes cosas para después. El que dejes actividades para otro día no significa postergar. En tu
calendario o agenda destina ese día para ello, fijando que vas a terminar con esa tarea. Pero no
dejes nada a medias ya que empezará un ciclo de postergación.

Solo toca una vez las cosas. Si has empezado a realizar un trabajo de manualidades termínalo lo
más pronto posible. Si has empezado un trabajo universitario no lo dejes para última hora. La
procrastinación es enemiga del descanso y de los buenos hábitos.

Si empiezas algo dedica tu atención a terminarlo, así no estarás acumulando tareas y te sentirás
mucho más liviano de ocupaciones.

Revisa el correo solo por unos minutos. Utiliza el medio día o las tardes para revisar tu correo, tus
mensajes y atender llamadas. Generalmente es en las mañanas en que llegan más notificaciones a
estos medios, así que deja recibir todo lo importante a esas horas mientras tú te ocupas de las
tareas del día y toma unos 30 minutos o menos para atender las solicitudes.

Crea una rutina para las mañanas y las noches. ¿Recuerdas esa ambivalencia de rutina dinámica
del principio? Ambivalencia porque son dos palabras que gramaticalmente no comparten
significado alguno. Sin embargo, te lo vuelvo a explicar: esta rutina dinámica consiste en organizar
tus días con un ritmo fijo, establecer actividades para todos los días y que sigas ese ritmo pero, lo
que la hace tan particular es que tendrán un contenido distinto las actividades. Son cosas distintas
pero en un plan igual.

Explicando con un ejemplo todo esto: por las mañanas puedes tener lo cotidiano como levantarse,
tender la cama, lavar tu rostro, cepillar tus dientes… Vale, lo común. Pero puedes plantear
actividades que te ayuden a comenzar con buena energía y actitud el día como los ejercicios, y
cada día puedes cambiar los que hagas, dependiendo de lo que quieras ejercitar. Si quieres variar,
también opta por la meditación que siempre se sentirá como algo distinto, mentalizándote
exactamente que será un nuevo día.

El yoga también es una práctica que puedes variar día a día gracias a la diversidad de tipos y de
ejercicios que existen. También el leer un artículo cada mañana sobre un tema distinto. Fíjate que
son tareas comunes, que se hacen todos los días pero hay algo en ellas que cambia. No es la
actividad, sino el contenido de ésta.

¿Por qué hacerlo de este modo? No es secreto que la rutina en su concepto real ha amargado la
vida de muchas personas por la monotonía en que se sumergen, haciéndolos sentir esclavos sin
derecho al cambio. ¿Cómo se puede avanzar en los objetivos y cómo se puede seguir
construyendo ese camino exitoso si esa actitud lo impide?

Organiza tu semana pero sin caer en la singularidad, cambia algo de cada día para tener
experiencias nuevas que contar y contarte.

No planifiques solo la mañana, el resto del día también es importante. Pensar qué harás luego de
salir de tu casa te ayudará a tener un rumbo y afrontar la vida urbana caracterizada por los
trabajos de horarios fuertes y la aglomeración de la gente en la calle.
Piensa a dónde irás: si directamente a tu trabajo o pasarás por algún lugar antes, piensa a dónde
irás luego del trabajo… Sin embargo, hay veces en que puedes improvisar. Por ejemplo, si te sale
alguna salida sorpresa, no la desaproveches. Recuerda que compartir con tus seres queridos y
divertirte hace parte de una vida exitosa y feliz.

Puedes optar por una práctica saludable y también que aporte a tu energía espiritual antes de salir
a encontrarte con el mundo. En el libro de Kevin Kruse hay distintos hábitos que estas personas
exitosas practican:

Meditación. Antes de levantarte y actuar, primero que todo debes tomar conciencia de lo que te
rodea, del modo en que despiertas, tomar conciencia de tu cuerpo y de cómo te sientes y cómo
quieres sentirte en el día. Escucha los sonidos que hay a tu alrededor, observa y haz una
introspección.

Meditar también te permite reflexionar sobre el día anterior. Piensa de ese modo: basándote en el
día anterior y no en toda la semana, para que lo aprendido lo vayas poniendo en práctica lo más
pronto posible. Tus objetivos pueden que sean urgentes, pero tú concentración y
autoconocimiento es importante.

Si tienes un arte o un oficio, practícalo. Aquí no te hablo de una actividad con fin económico, sino
de un arte o hobbie que te nutra y cultive inteligencia en ello.

Cantar, tocar la guitarra, pintar, escribir poesía, la jardinería, la fotografía… No importa cuál sea.
Dedica en las mañanas unos 15 o 30 minutos para encontrarte con una actividad que te relaje y
que sepas hacer, para que cada día además de lograr objetivos de fin financiero, estés cosechando
inteligencia artística.

Practica un deporte o sal a trotar por las mañanas. “Si no cuidas tu cuerpo, ¿dónde vas a vivir?” Tu
cuerpo también necesitará entrenarse y esto también generará beneficios a nivel conductual. Sal a
trotar o ejercitarte por las mañanas aprovechando esa frescura temprana. Esto va a oxigenar tu
cerebro permitiendo que te concentres más el resto del día, comenzando con una actitud
radiante.

Piensa en lo que puede motivarte y darte energías. Ayúdate de frases alentadoras o de


momentos que te inspiren para seguir. Imaginar en los cambios que habría en tu vida nada más
logrando tus objetivos será un modo de sacarte de cualquier mal momento que pases.

Comparte con las personas importantes en tu vida. Hay algo en común entre muchos millonarios
reconocidos y es que hacen énfasis en la compañía. No todo lo que te rodea debe ser el dinero,
esto es simplemente material y no goza del calor humano que necesitarás para compartir cada
éxito que logres.

Rodéate de personas a toda hora. Claro, siempre es necesario un momento a solas, pero ¿no te
parece interesante aprender de los demás? Involucra a personas de distintos ámbitos y edades en
tu círculo. Observa si estas tendrán una influencia positiva en lo que haces y no subestimes la
presencia de estos.
Aunque a muchos no les guste aceptarlo, las personas son en promedio las cinco personas con las
que se rodean. La influencia y transferencia de vibras es absolutamente fuerte. Así que también
únete a personas que tengan los mismos deseos de crecer que tú.

No subestimes la primera impresión. Como te hablé antes, la imagen que proyectamos es


determinante. Sin importar la irreverencia que se ha tornado en contra de ella.

La psiquis humana funciona dejándose llevar por lo primero que ve y escucha: revisa cómo te
vistes y cómo hablas. Aunque cueste aceptarlo, son los convencionalismos que existen en la
sociedad. Y, cuando te vistes bien, la confianza en ti aumenta. Nuestro aspecto no solo refleja
impresiones en los demás, también lo hace en nosotros mismos.

También revisa el modo en que hablas. No optes por mentir, sé sincero pero sin perder
asertividad. El lenguaje también es estudiado y si tienes tendencias mitómanas esto genera una
inmediata desconfianza. La seguridad en tu modo de expresarte también influye en la opinión
pública.

Dirige tu vida hacia los propósitos que tienes. Aquí me refiero a una frase en concreto: mantén el
enfoque. Si estás seguro de los propósitos de vida y lo que quieres lograr debes repetir una y otra
vez en tu mente lo que es necesario para ello.

Concéntrate sin estrés, sin prisa, y tampoco sin presionarte. En el enfoque también se encuentra la
diversión y la variedad de vivencias que puedes tener. La vida debe ser un equilibrio de cada
aspecto.

La construcción de tus sueños, del éxito y de la felicidad va a depender de ti. La vida actúa según
su curso natural y solo debes adaptarte a lo que presenta, sin perder tus objetivos. Los hábitos son
necesarios para mantener lo que quieres alcanzar. No existe otro método que no sea llenar tu vida
de costumbres sanas y productivas, y estos no tendrán efectos inmediatos. Aquí desarrolla y
mantén dos fortalezas: la paciencia y la perseverancia.

Capítulo 7: Convierte tus sueños en metas para alcanzar.


“Necesitamos identificar nuestras metas, proyectos,

objetivos y sueños a alcanzar, porque seguramente

en algún momento del recorrido de nuestros sueños,

pueda surgir esta interrogante:

¿Para qué estoy haciendo esto?”

Del libro Resultados Extraordinarios,

Bernardo Stamateas

Cada objetivo que te planteas comienza por los sueños o deseos, eso ya lo hemos visto desde el
principio. Pero ¿cómo llevar nuestros sueños a metas y cómo lograrlas? ¿Todo empieza desde el
pensamiento o de la acción? Ambos son parte del proceso de materialización de lo que deseas, es
decir, debes disponer tanto a tu mente como a tu cuerpo a realizar lo que sueñas.

No sirve el pensamiento sin la acción y mucho la acción sin el pensamiento. Las rutinas sin ningún
tipo de cambio te absorben y no te dejan avanzar. Es un proceso mecánico en el que sigues un
reglamento de cotidianidades como trabajo, reuniones, compromisos, citas… No hay medio de
inspiración.

Solo ir, actuar y no pensar te impide concentrarte en la realización de tus metas. Esa
concentración requiere que te creas capaz de hacer realidad esos sueños. Estos solo triunfarán con
tu voluntad y ganas de que sucedan.

Todo comienza por el pensamiento. Si crees que no puedes lograr un objetivo te estás limitando
porque quizá y tienes las capacidades para ello, pero tu mente te está bloqueando privándote de
tus talentos y destrezas. Pero, si es lo contrario, si confías y sabes que puedes lograrlo, ya te
estarás facilitando ese camino al logro de tus metas.

George B. Shaw, dramaturgo irlandés, decía que: Solo triunfa en el mundo quien se levanta y
busca las circunstancias, y las crea si no las encuentra.

Es sencillo inventar excusas para no salir de la zona de comodidad o de confort, dejar todo para
luego y al final quedarse en el mismo punto. Los pretextos no solo pueden venir por ti mismo sino
por los demás, y si te cuesta hacer el filtro de las opiniones, será sencillo creerse todas las
limitantes.

Pero, toma el primer paso y deja de fantasear. Interna en ti con orgullo lo que quieres hacer. En tu
pensamiento es donde primero se crea ese sueño, ahora hay que transformarlo en meta y luego
en resultado. Ahí es donde interviene la acción.

Escucha a tu voz interior. Esa voz que nos acompaña en todo momento es importante tomarla en
cuenta. Primero debes tomar conciencia de lo que quieres lograr. De seguro tienes muchos sueños
pero, ¿cuáles consideras alcanzables? ¿Cuáles son productivos y te traerán beneficios en aspectos
importantes de tu vida?

Los sueños se piensan y luego se escuchan para así decidir si estos quieren ser logrados. Ya sabes
qué quieres para ti como persona y vocación, pero ¿cuáles son las metas que debo alcanzar para
llegar a ello? Toma un diálogo con tu conciencia y pregúntate:

 ¿Estoy bien como estoy en la actualidad?


 ¿Hay algo que quiera cambiar en mi vida? ¿Qué y por qué?
 ¿Existe algo en mi vida que necesite eliminar o cambiar? ¿Qué y por qué?
 ¿En qué debo enfocarme para poder mejorar?
 ¿Qué área de mi vida requiere de mi atención? ¿Por qué?
 ¿A qué dedicaré mi vida en unos años?
El conocimiento sobre sí mismo es un paso fundamental para ir directamente hacia lo que quiere
lograrse. Cuando no sabemos dónde estamos ni qué queremos es más difícil construir un camino,
dejándose llevar por la intuición y estando siempre a la deriva.

Sé específico con lo que harás. Además de escribir tus metas, debes darles un por qué. Si quieres
estudiar Letras, explícate por qué; si quieres conseguir un mejor trabajo, explica por qué; si
quieres viajar, además del gusto de hacerlo y de todo el contenido de la actividad, dale un por qué.
Esto le dará un sentido a lo que estás haciendo y observar las justificaciones que te has hecho te
motivarás mucho más a alcanzar esas metas.

Sé medidor de tus metas. Si ya has pensado con la acción, lo siguiente es la evaluación del proceso.
¿Ya alcanzaste tu meta? ¿Cómo lo sabes? Esto también se facilita con una planificación en la que
escribas un paso de paso de tus metas. Hay procesos a largo plazo como estudiar: primero debes
entrar aprobando una prueba, luego estudiar, aprobar exámenes, aprender… Todo ello hasta
llegar a la meta de la graduación y titulación. Así poco a poco verás de que ya tu meta la estás
cumpliendo, andas en ese camino.

No puedes hacerlo todo. Establécete metas alcanzables. Esas metas deben adaptarse a tus
capacidades, a tus habilidades y debe ser una meta realista.

Por ejemplo: si sueñas con cantar en un teatro de gran magnitud pero apenas estás aprendiendo
el arte del canto, ese sueño no será posible y enfocarte en él solo logrará que te frustres. Así que,
en vez de eso, mantén tu foco en el aprendizaje, ya ese sueño se cumplirá cuando tus capacidades
estén presentes.

Evaluar el entorno en el que te encuentras también es importante para determinar si esa meta
puede ser inmediata o si la tendrás cuando se cumplan las condiciones.

Pregúntate lo siguiente respondiendo de una manera directa: ¿Es el momento apropiado para
dedicar tus energías a esa meta? Primero comprende que todo tiene un tiempo. No avanzas
tardíamente, el aprendizaje requiere de tiempo para que esa meta la logres completamente.

Si bien todo este proceso es bastante repetitivo en cuanto a pasos, tiene su razón de ser: los seres
humanos aprendemos mediante la repetición, a través de la práctica.

También piensa en las barreras que pueden presentarse en el camino, así no se volverán
situaciones inesperadas. Pese a que las circunstancias son impredecibles, es mejor abrirse a esas
posibilidades para resolver. He allí la importancia de un plan organizativo.

Un último punto que debes tomar en cuenta es que tus sueños deben nacer desde ti mismo,
deben ser auténticos y seguir tu tiempo. No los presumas, ya que su alcance te va a convenir solo
a ti y no a otro.

Mientras más propios sientas tus sueños te conectarás más con ellos, sin compararte con los
logros de otra persona.
Capítulo 8: Define tus objetivos.
“Te conviertes en lo que piensas

la mayor parte del tiempo.

Cualquier cosa que pienses constantemente

se convertirá en tu realidad.”

Brian Tracy

Un punto que hemos estado hablando a lo largo de este libro. Definir. Ya sabes qué quieres hacer,
hacia dónde quieres, hay un objetivo general. Pero ese objetivo necesita de un camino que se
compone por objetivos específicos. ¿Cómo determinarlos? Exactamente ¿qué me ayudará a
avanzar cada día?

La definición de los objetivos debe conjugarse con el propósito que quieres para tu vida, qué
quieres ser y qué quieres hacer cuando lo concretes. Napoleón Hill en su libro “Piense y hágase
rico” comenta lo siguiente: Escribe en un papel aquello en lo que te quieres convertir. Luego, cada
mañana y cada noche, léelo en voz alta. Grítalo. Escúchalo en tu corazón. Invita esta visión a tu
mundo.

¿Por qué el énfasis en escribir los objetivos sobre el papel? Estos se vuelven tangibles. Tú tienes el
control ya sobre su realidad y puedes incluso modificarlos. Cuando lo hagas, tomar ese tiempo
como una reflexión, que es distinto a solo pensar.

Antes de entrar en materia sobre cómo definirlos, debes saber que hay distintos tipos de objetivos
y estos aparecen dependiendo de nuestras experiencias y tiempo de vida. Tony Robbins, escritor
de libros de desarrollo personal, plantea una clasificación de objetivos y, pese a que no todos
contienen lo mismo, estos se complementan:

Objetivos de desarrollo personal: Estos objetivos parten de aquello que quieres ser, son de
crecimiento y superación personal. ¿Qué características tienes que puedes mejorar? ¿Qué quieres
mejorar de ti mismo? ¿Solo vas a mejorar tu interior o también hay rasgos físicos a los que quieres
dedicarte? ¿Cuáles son tus miedos? ¿Quieres superarlos?

Objetivos profesionales y financieros: Ahora, estos se dirigen a lo que quieres tener y, también a
lo que quieres ser. Se relaciona directamente con tu vida académica, laboral y financiera. En este
tipo de objetivos debes cuestionarte y responder basándote en ello:

¿Te consideras un líder? ¿Quieres ser un mejor líder? ¿Quieres gestionar u obedecer? ¿Qué
cantidad de dinero quieres obtener de tu trabajo? ¿Hacia qué destinarías ese dinero? ¿Te interesa
estar en un buen cargo empresarial? ¿Para ti qué sería ese cargo? ¿Quieres ser el mejor empleado
o el mejor jefe? Si emprendes, ¿qué quieres obtener de tu emprendimiento? ¿Hasta dónde
quieres dar a conocer tu idea? ¿Cuántos éxitos quieres obtener de ella?
Objetivos aventureros y divertidos: ¿Qué es lo que quieres tener y qué quieres hacer? No todo
tiene como punto central el dinero y el trabajo, el primer objetivo de esta lista también se
alimenta de lo que quieras hacer en el aspecto lúdico. Eso te alimenta a nivel espiritual y te
mantendrá motivado a obtener tus objetivos, si se dan los resultados.

Pregúntate: ¿Hay algo que desees más que cualquier otra cosa en el mundo? ¿Qué es? ¿Quieres
varias cosas? ¿Son materiales o intangibles? Si son ambas, ¿cómo es este nexo? ¿Qué te haría
feliz? ¿Viajar a Grecia? ¿Ver un concierto de tu banda favorita? ¿Tener una gran casa? Además de
estas preguntas, puedes formularte muchas más.

Objetivos sociales o de contribución: En lo particular, mis favoritos. Estos objetivos son los
referidos a ese gran cambio que puedes hacer con una acción tan sencilla como el colaborar con la
sociedad. Este es un objetivo que marca un antes y un después en tu vida, es un objetivo
trascendental, un éxito que no solo significará mucho para ti sino a ese o esos que ayudes.

Dejar una huella en la tierra y ser parte de la historia. Ser parte de una ONG, ayudar en tu
comunidad para el arreglo de la misma, crear una fundación que tenga como objetivo ayudar a los
más necesitados, ser voluntario en un refugio para animales, ayudar a limpiar los bosques o
playas… ¡Hay tanto por hacer!

Ya que sabes esta clasificación, ¿tus objetivos hacia qué tipo se dirigen? ¿O hay una diversidad de
estos? ¿Tienes idea de cómo lograrlos?

Vamos de nuevo con un paso a paso:

1. Establece ahora tus objetivos por área. Insisto: claridad en tus ideas. No debes vagar sobre
lo que quieres.
2. Dale un límite a estos objetivos. Establece cuánto tiempo te darás para cumplirlos, ya que
al no hacerlo correrás el riesgo de postergarlos y dejarlos para luego, acumulando cada
uno y, al final, no lograrás nada. Determina por corto, mediano y largo plazo.
3. Debes saber cuál es el propósito detrás de ese objetivo específico. A cada uno debes darle
justificación.
4. Cada objetivo debe tener tareas. Esto marca una diferencia entre los que tienen una
planificación y los que no. Trazar un camino o etapas por las que debes pasar para llegar a
tu resultado te ayudará a su alcance. Si no tienes idea de lo que debes hacer te seguirás
cerrándote en el mundo de los sueños, sin concretar nada. Recuerda que no nacemos
aprendidos, por lo que todo objetivo necesita de unos pasos para así adquirir todo el
conocimiento que requiera el objetivo general. Haz una lista de lo que debes hacer y te
sentirás en poco tiempo satisfecho al ir marcando cada tarea realizada.
5. Actúa, actúa, ACTÚA. Ya no estamos hablando de sueños, estamos hablando de metas. Y
estas no se realizarán solas mientras te encuentras acostado pensando en una desgracia.
Haz algo, es mucho mejor que hagas cualquier cosa que te beneficie sin importar si no es
dirigido al objetivo a que no hagas nada.
6. No te pares ni un día. A veces en la cotidianidad encontramos cosas que nos ayudan,
cuando son las menos pensábamos que lo harían. En tu rutina de las mañanas, por
ejemplo, en el momento de la meditación se te puede ocurrir una buena idea que sea la
desencadenante de tu logro. Incorpora la disciplina de siempre hacer algo ya que tu
cuerpo, alma y espíritu han sido hechas para ello.
7. Piensa todos los días en lo que quieres lograr. Ese será el alimento para tu mente.
Mientras más internes en tu conciencia lo que quieres hacer serás mucho más lúcido de
ello, lo que te dará seguridad y dominio sobre eso. Recuerda que funcionamos por
repetición, con intención y con emoción. Haz tuyo ese objetivo con un fundamento que lo
haga real en el tiempo.

Estos pasos convencionales surgen de un nuevo método interesante y divertido de definirte, ¿cuál
es la mejor manera de precisar los objetivos específicos? Debes establecer tu misión de vida y tu
visión de vida. ¿Cómo estás ahora y cómo quieres estar en el futuro?

Te hablaré del método SMARTER. Smarter es una palabra inglesa y su traducción es “más
inteligente” o “más listo”. Lo interesante aquí es que cada letra con la que vas a categorizar tus
objetivos forma la palabra SMARTER. Es decir, estos objetivos serán el camino inteligente para tu
objetivo general:

 S. Specific (específico): Valga aquí la redundancia de los objetivos específicos, éstos deben
ser concretos, dirigirse a una actividad o tarea sin vacilaciones. Evaluar todo lo que ese
objetivo va a conllevar es necesario para la facilidad y rapidez en su realización. ¿Lo harás
solo o involucrarás a otras personas? Decir que quieres ser feliz es un objetivo general, y
esto hay que determinarlo. Piensa en qué objetivos te harán llegar a esa meta y que te
lleven a la plenitud y, así, poco a poco te estarás acercando a tu objetivo general.
 M. Measurable (medible). Como te lo decía hace un capítulo: los objetivos al igual que los
sueños deben evaluarse basándose en una medida. Si son objetivos financieros evalúa
cuánto dinero has obtenido, si quieres viajar piensa en todos los viajes que has hecho.
Puedes utilizar medidas convencionales de manera creativa como cuántos kilómetros has
avanzado desde entonces o, inventar nuevas medidas: puntuación a tu nivel de fluidez en
el día, cantidad de personas que conociste en el día que te ayudarán a lograr tus objetivos,
entre otros.
 A. Attaninable (alcanzable). Plantéate cosas que puedas alcanzar en un corto y mediano
plazo. Esto no significa limitarte, sino reconocer qué puedes hacer ahora y enfocarte en
eso. No tengas prisa, ve objetivo por objetivo. Han de haber muchas cosas que estén a tu
alcance, pero quizá no las veas por querer subir tan rápido la montaña en vez de aprender
en la planta baja.
 R. Results-Oriented (resultados orientados). Estudios antropológicos y sociales han
demostrado que los humanos laboran más rápido cuando están bajo presión. Esto
estimula la adrenalina lo que produce la eficacia en las tareas. Con esto no te digo que
dejes las actividades a última hora, no, sino que tus objetivos deben presentarse como un
reto para ti. Que estos impliquen un esfuerzo el cual dará frutos que te serán
satisfactorios. Aquí observarás qué cosas debes arriesgar y, si estás dispuesto a hacerlo, al
final tendrás que evaluar si esto ha valido la pena. Eso va a depender del trabajo que has
hecho y de la dedicación y esfuerzo que has puesto.
 T. Time-Bound (tiempo límite). Pon una fecha en concreto a tu objetivo, no lo dejes para
luego o lo realices a prisas. Si no sabes qué hacer, primero instrúyete y cuando te sientas
preparado pues empieza a realizarlo. Esa fecha límite te ayudará a priorizar las actividades
y también será una guía que evitará te sientas perdido y a la deriva. Si tienes que
modificarla, vale, no hay problema, pero recuerda que no vas a obtener resultados
distintos mientras sigas haciendo lo mismo cada día.
 E. Ecologic (ecológico). Aquí se resumen la ecología y la ética. No todos los objetivos son
decentes, correctos o éticos. Puede que tengas un objetivo pero éste no está bien porque
en cierta parte afecta a los demás. Tu derecho termina donde comienza el del otro. Piensa
si éste tendría efectos negativos en la sociedad porque, si es así, también los tendrá en ti.
También hay objetivos que afectarían a alguien de tu círculo familiar y debes pensar si
estás dispuesto a asumirlo. Por ejemplo, si tienes que irte permanente del país sabes que
esto afectaría significativamente a tu familia, ¿qué tiene ese objetivo que te hará
enfrentar ese riesgo?
 R. Reward (recompensa). ¿Tendrás alguna recompensa al lograr tu objetivo? ¿De qué
tipo: personal o financiera? ¿Es lo suficientemente buena como para seguir adelante?
Debes pensar en lo que habrá al final del cumplimiento de tu objetivo específico. Mientras
más lo pienses más emocionado te encontrarás para culminar con ese pequeño camino.
Pregúntate para qué te va a servir eso que estás haciendo y qué mejoría tendrás después
de ello.

Ahora, ¿has hecho algo de esto antes? ¿Has obtenido resultados? ¿Te has puesto a pensar en si las
condiciones realmente están dadas para cumplir tu meta?

A pesar de que el coaching motivacional actual enseña un mundo donde todo es posible, hay que
tener un sentido común para no perder el tiempo: hay cosas que no podrán hacerse por más que
quieras, al menos no de modo inmediato. Todo lleva un tiempo.

Cuando eras niño, no caminaste enseguida, pasaste por un largo proceso en el que estabas
aprendiendo a hacerlo, hasta que la práctica te permitió hacerlo naturalmente. Si tienes un
objetivo a largo plazo porque requiere que tú mismo desarrolles las cualidades la práctica es quien
te lo permitirá.

¿Hay otro método innovador para lograr tus objetivos? Así es. El método GROW, palabra
anglosajona que significa crecer, consiste en... lo que acabas de hacer con la determinación de tus
objetivos. Cada fase tiene una letra hasta que entre ellas forman la palabra crecer. He hablado de
ellas desde hace unas páginas, pero les daré un poco más de atención:

 G. Goal (meta u objetivo). Determina tu objetivo.


 R. Reality (realidad). Estudia el ambiente en el que estás para que estés conciente de si las
condiciones que tiene tu entorno te permitirán construir tu propósito. También evalúa si
tú tienes lo necesario para que ese objetivo se de en un corto tiempo.
 O. Options (opciones). ¿Has pensado en las opciones que puedes tener para lograrlo? ¿O
solo lo harás de una manera? También debes planificar si algo falla y tener alternativas
para solucionarlo, que se refiere al siguiente punto.
 W. Will (hacer, plan de acción). Este punto es simplemente la tarea en la que te he hecho
insistencia: planificación. Pero en el siguiente capítulo te desglosaré ampliamente este
punto.

Estos puntos te servirán como una guía para lograr tus objetivos. Piensa luego de haber escrito
todo lo necesario qué ventajas y desventajas tienen. Lo más importante de que conozcas tus
objetivos es saber si traerán un beneficio en tu vida o si la mantendrán igual. ¿Quieres seguir con
la vida que tienes? Sin importar que te sientas o cómoda con ella, cada objetivo viene con un
cambio. Si quieres mantenerte como estás ahora entonces, ¿realmente existe un objetivo en tu
vida?

La clave siempre será el crecer, superarse, atreverse y estar dispuesto a asumir lo que venga con
cada plan que se tenga.

Peter Drucker, un ícono de la gestión de negocios y grandes empresas, decía: Las personas
sobreestimamos en gran medida lo que podemos conseguir en un año, pero subestimamos lo que
somos capaces de lograr en cinco años.

Las grandes metas tardan mucho más, exactamente porque requieren de una construcción. Piensa
que estás al mando de la construcción de un gran edificio. Los objetivos específicos deben formar
el terreno adecuado, la base, la planta baja. Y poco a poco estos irán edificando hasta llegar a la
cima. Y es un camino largo porque cada vez se quiere más, y eso es lo que quiero que valores. Que
siempre se va a querer más, evitando un fin a nuestras metas.

Cuando llegues a las metas de largo plazo, detrás de ellas seguirán muchas más. Y esto es lo mejor
ya que los planes son lo que darán el sentido a tu vida. Puedes llegar a sentirte realizado, pero
todos los días se mejorará algo, se aprenderá algo más. Eso es lo interesante de la psiquis humana:
la curiosidad, impidiendo que nuestro cerebro deje de maquinar.

Capítulo 9: Organízate y crea un plan.


Muchas personas subestiman una organización y planificación optando por improvisar en la vida,
reaccionando y pensando rápido ante situaciones inesperadas. Si bien esta modalidad es llevada
sin problemas por algunos, otros necesitan de un plan de vida en el que cada escenario esté
presente para así moderar el efecto negativo que cause.

Sin embargo, hago énfasis en que los planes aunque estén pensados y anotados con anticipación y
que te hayas planteado los problemas que pueden llegar a presentarse, las circunstancias son
impredecibles. Tampoco existe un plan perfecto ya que hay factores externos así que, no
dependen ya de tu control. No obstante, meditar y esquematizar tus ideas y objetivos te ayudará a
estar mucho más preparado para lo que se presente en tu camino a la felicidad y el éxito.

Así como los trabajos comunitarios escritos o proyectos, nuestro propósito de divide en la misión y
en la visión.
La misión representa aquello que somos ahora, lo que tenemos a la mano en el instante. Significa
todo lo que tienes como persona ahora mismo. Basándote en ello viene la visión, que es cómo nos
vemos en el futuro. De allí van a organizarse las metas a largo plazo.

Esto lo hemos visto exhaustivamente desde el primer capítulo. Y es porque a partir de ese
establecimiento de lo que quieres ser y lo que quieres tener es que todo comienza. Recuerda que
la repetición de pensamientos e ideas hace que éstas se proyecten en el subconciente,
manteniéndose en nuestra mente cada día para lograrlas.

Piensa a lo grande, aquí te hablo de metas a corto, mediano y largo plazo. Pero recuerda que tu
enfoque debe estar en las que son alcanzables actualmente.

Ahora, ¿cómo poder organizarme y pasar a la acción?


El tiempo es algo complicado. Esa sensación de que todo el día estás ocupado, no paras de hacer
algo, vas de una reunión a otra, el día no te alcanza para hacer todo lo que quieres hacer, sientes
que estás en actividad constantemente, pero… ¿Sientes que no lo estás aprovechando? ¿Crees
estar perdiendo el tiempo?

Esto es solo un consumo de la rutina hacia tu cuerpo y mente. Parece que no hubiera tiempo para
nada pero es porque solo se sigue, se va y se actúa sin antes pensar en lo que se puede hacer. Por
ello he hecho énfasis en que te enfoques en un plan de vida, en el que seas tú quien domine al
tiempo y no él a ti.

El objetivo de la organización es que elimines o, al menos, el estrés no sea un hábito en tu vida. El


estrés comienza como un alarmante de lo que debemos hacer y algunos trabajan mucho mejor
bajo la presión de éste, pero al final, trae consecuencias graves en quienes nos rodean y en
nosotros mismos. Aparece la ansiedad por sentirse de ese modo, por no controlar más la mente y
lograr la sanidad mental, aparecen los reproches, la estima baja… El estrés es una enfermedad
duradera y que parece no tener fin.

¿Cómo combatir esto? El estrés se produce por el exceso de actividades, así que lo mejor es que
sepas qué capacidad tienes para atender cierta cantidad de compromisos y anotarlas. Sí, de nuevo
la maravillosa tarea de anotar lo que eres.

Haz una agenda. Las famosas agendas. Tienen mucha más importancia de las que se les da. Quizá
te haya ocurrido que al despertar ya sabías que el día sería bastante ocupado, pero en un
momento de la tarde te invitan a salir y, el estrés también genera distracción y falta de memoria,
por lo que tu mente al encontrarse sumida en esto lo olvida, siendo importantes las actividades
que tenías el resto del día pero, simplemente las has olvidado y has dicho sí.

Luego al recordar esa actividad lo que viene es lo peor: sentirse culpable y decepcionado por lo
hecho. Sentir estar perdiendo el tiempo.

He ahí la importancia de las agendas. Al tener un plan incluso con horas libres en las que te tomes
un descanso o que dejes para cualquier salida que se te presente te ayudará a disminuir el estrés e
incluso sacar más tiempo para los demás y para ti, sin perder el rumbo de tus metas.

Escribe tus tareas en algo que siempre esté contigo y que sea fácil de llevar. Puedes irte por lo
tradicional que es tener un cuaderno chiquito o libreta y lápiz o, algo más accesible como una
aplicación en el celular. También puedes optar por un pequeño calendario en el que marques las
fechas en las que tendrás compromisos importantes y determinantes de tu futuro.

Ahora que tienes una agenda, no te olvides de ella y revísala cada mañana. No solo para recordar
sino para actualizar. No podemos tener todo bajo control ¿cierto? Por lo que revisa esa agenda en
las mañanas y al medio día para anotar algún evento sobrevenido y así reorganizar al menos el día.
También escribe sobre los compromisos que tengas el resto de la semana de los cuales ya sepas.

No te obsesiones por cumplir todo al pie de la letra. Como dije anteriormente: no tenemos todo
bajo control y tampoco somos videntes para saber si saldrá algún evento inesperado. Pese a que
tengas una planificación, si algo se presenta que amerite de tu atención pues ve a ello.

Muchos relacionan organización y orden con reglas y estrés. No quieras agregar más de estos
problemas a tu vida. La organización debe ser una herramienta que te ayude a mitigar la ansiedad
y las preocupaciones Así que si algo no sucede como lo tenías planificado, no te agobies por ello.
Plantéalo para otro día sin dar larga a ello.

Escribe descansos de 20 minutos. Incluso pueden ser más, dependiendo de las demás actividades.
El cerebro en un momento del día se cansa y nosotros junto a él, dado que está haciendo ejercicio
necesitará de un descanso. Relájate, estírate, cierra un momento tus ojos y oxigena tu cerebro.
Hay veces que nos conseguimos frustrados porque no nos sale una actividad; pues es exactamente
por sobrecargarnos de información y actividad y no tomar un merecido descanso.

No tengas miedo a los horarios fijos para tus actividades. Haz tus tareas o actividades a una hora
casi exacta cada día. Esto te ayudará a mantener el ritmo de tu agenda y tu cuerpo ya se adaptará
a esas actividades en su hora debida, preparándose para cada una de ellas. Esto te mantendrá en
un cuadro de tranquilidad y al mismo tiempo energía. Planifica el tiempo en que te tardas en cada
tarea y dale un plazo.

No organices solo tu hogar, sino donde sueles estar. El desorden aporta a la distracción, además de
que se pierde mucho tiempo buscando lo que se necesita para trabajar. Además de tu hogar que
es tu espacio de relajación, tu trabajo también debe estar en orden. Psicológicamente el orden y el
desorden tienen un efecto positivo y negativo respectivamente. En el orden hay simetría, mientras
que en el desorden no hay ni un comienzo.

Nada más observarlo produce intranquilidad y también desgaste mental. Ordena los espacios en
que te encuentras, ahí es donde vas a estar y necesitas de un lugar cómodo en el que no te sientas
agobiado por lo que te rodea. Antes de empezar una actividad procura tomar de ese espacio lo
que vas a necesitar.

Debes priorizar. O se quiere hacer de todo o no se quiere hacer nada. Debes pensar en las
actividades que necesitas terminar ya sea porque se acerca su término o porque van a repercutir
positivamente en ti si las terminas. Anota en la agenda los primeros días de la semana esas
actividades que necesitas terminar. No postergues aquellas tareas que sepas que requieren de
más esfuerzo y que son más tediosas, será peor que las dejes para el final de la semana cuando ya
en ese tiempo querrás descansar.
Las tareas que requieren de más tiempo, más bien, anótalas al principio de la semana. Te darás
cuenta de que salir rápido de ellas te quitará muchísimo estrés por pensar toda la semana en ella.

Si esas tareas son muy difíciles, subdivide. Hay tareas que tienen demasiado en su contenido que
no se les ven ni comienzo ni final. Tanto así que parece que fueran un objetivo general. Lo que
debes hacer es ramificar, sacar de ella objetivos claros y precisos. Sé específico con lo que debes
hacer para terminarla. Por ejemplo, no ayudará el anotar “debo terminar los trabajos de la
universidad”, ¿qué trabajos? ¿De qué? ¿Qué días? Es mucho más sencillo y eficiente para ti que
determines por día qué trabajo harás, si un informe o ensayo y de qué materia es y cuál es su valor
en ponderación.

Si hablamos de trabajos universitarios o de trabajo, prioriza los que tienen más valor o los que
deben ser entregados en breve.

No te vayas por las comidas rápidas. Para esto debes establecer y respetar los horarios en que
cocinarás y comerás. La comida rápida te dará sensación de pesadez y acidez y, también te vuelve
bastante perezoso. Una buena alimentación, protagonizada por frutas, vegetales y cereales te
aportará a la concentración y también limpiará tu organismo.

Establece cuándo será tu hora de dormir. No a las once, ni a las doce, ni de madrugada para
despertar temprano. Respeta tu hora del sueño, el organismo necesitará descansar después de
una jornada de trabajo en la que ha gastado suficientes energías como para tú abuses de las horas
de la noche. Este momento es para que descanses, no pienses en el trabajo, ni en lo que tienes
que hacer mañana. Disfruta pensando en los logros de tu día o leyendo algún libro o escuchando
música hasta que llegue tu hora de dormir. El descanso de ocho horas es vital para tu sanidad.

Al final del día reencuéntrate con lo que te hace sentir bien: hornea pasteles, pasea a tu mascota,
riega tus plantas, juega con tus hijos, charla con tu pareja o con quien vivas, haz yoga o medita… La
actividad que tengas. Primero despeja tu mente antes de irte al profundo sueño.

Si el objetivo lo requiere, delega. Está bien que te sientas capaz de hacerlo todo pero, al final esto
te quitará más tiempo de dedicarte a otras cosas. Confía en quienes te rodean para delegar
actividades, esto hará que te tomes un respiro y también adquirirás conocimiento del otro.
También rechaza actividades si ya estás ocupado en algo o si sabes que simplemente no podrás.
Ahórrate estrés por una agenda apretada.

Al final del día, reflexiona sobre lo que has hecho y has logrado, e incluso, en lo que has
empeorado. Pensar hasta en lo que te has equivocado te dará una sensación de tranquilidad,
serenidad y de comprensión hacia ti mismo. Has logrado reconocer tus habilidades e incluso tus
debilidades.

No te sientas mal por lo que no hiciste. La reflexión sirve para responderte por qué no se pudo dar
y, si no se pudo, sabes que lo harás al día siguiente.

Al final de todo esto, la finalidad es que te des cuenta de que el día dispone de los suficientes
minutos como para que realices lo que quieres. No te enfoques netamente en el trabajo, la
construcción del éxito necesita de una alimentación espiritual. Por ello organiza tu agenda
basándote en ello.
Capítulo 10: Mantén el enfoque.
Pese a ser seres pensantes, mantener la concentración es algo que se ha vuelto bastante
complicado. Parece esto increíble pero lo que detiene a muchas personas en sus actividades y en
su camino al éxito es la falta de concentración, la desviación de lo que se busca. Y esto, a pesar de
todo, es usual. Un día puede existir un objetivo, pero al otro día puede cambiar y el foco se
dispersa hacia lo nuevo. Por ello es que desde el principio debes pensar así te tome mucho tiempo
qué quieres para tu vida, ya que estás en una edad madura puedes enfocarte en lo que realmente
quieres.

La era digital ha traído consigo diversas distracciones que nos alejan cada vez más del foco. Y no es
por culpa de ellas, sino del mal uso que se les ha dado. Las noticias se saben con más rapidez y
llegan a cualquier parte; la exagerada importancia que se le ha dado a las redes sociales;
videojuegos; actualizaciones de aplicaciones y medios de comunicación y un sin fin de estos.

En la vida diaria también se presentan desencadenantes de la falta de concentración: reuniones,


llamadas, invitaciones a salir de noche, conversaciones que no tienen sentido pero al final
distraen, quehaceres… Hay una gran cantidad de actividades que nos sacan de lo que es realmente
importante.

La mente se distrae con facilidad, eso es una verdad. Al final de la semana cuando estás en un
momento de reflexión te das cuenta del significado que tiene eso, imaginar todo lo que pudiste
haber hecho si hubieses tenido más concentración, todo lo que podrías haber adelantado en tu
trabajo de tesis o toda la práctica que podrías haber aprovechado de no ser por distraerte y dejar
eso para después. Un dolor de cabeza que en vez de motivar a erradicarlo, la primera reacción es
la frustración y obstinación.

Ese episodio de sentir que todo está bajo control, que las cosas se están dando como se han
estado planeando y que todo resultará, pero de repente… Todo cae, todo colapsa, sobre todo uno
mismo, pues es más usual de lo que crees. Eso es parte de los malos hábitos mentales que se
vencen con mucho esfuerzo y con mucho tiempo y sobre todo, voluntad del pensamiento positivo.

Así que, ¿cómo mantener el enfoque? No te mentiré dándote expectativas sobre resultados
inmediatos ya que esto necesita de toda la información contenida en capítulos anteriores. Incluso
si la meditación se te da fácilmente, la distracción es un problema que estará presente y toma
mucho tiempo concentrarse a modo pleno.

Pero la práctica es lo que hace realidad lo que queremos. El ejercicio mental es mucho más
complicado que el físico, ya que intervienen más factores que solo nuestro querer. Puede que
estés concentrado en querer ser mejor persona y tener mucha más educación hasta que
repentinamente cometes una acción contraria a eso, produciendo sentimientos de fracaso y
decepción.

No pierdas energías ante ello. Es un trabajo de toda la vida y constantemente estamos cambiando
nuestros pensamientos y, mientras te concentres, llegarás a un cambio que te permita establecer
tu mente en lo que quieres.
Voy a proponerte una rutina de ejercicios para tu mente. Y, así como los ejercicios físicos,
necesitan de constancia, y recuerda que en la constancia se incluye el compromiso. Así que haz
esto efectivamente porque quieres.

Tener claridad. Sin este paso no procederán los demás. ¿Claridad de qué? Tu mente debe tener
claro lo que harás, lo que quieres hacer. Debes saber en qué lugar del mundo quieres estar y hacia
dónde se dirige tu luz.

Eres más susceptible a las distracciones cuando no tienes claro qué es lo que quieres hacer, por lo
que cualquier cosa que se presente en el camino te parecerá más interesante que tu crecimiento
personal.

Debes tener un mantra… Y ahora ¿eso qué es? Mahatma Gandhi se refería al mantra como la
liberación del pensamiento. Deja fluir tu mente para que ésta se sienta en la libertad de maquinar
qué es lo que quieres y necesitas.

No te excedas con la tecnología. Seguramente te ha pasado que has dicho “entraré un momento
en el Facebook y me pongo a trabajar”, “nada más veré las tendencias en Twitter” y así un largo
ciclo con las demás redes sociales. Éstas han consumido el tiempo de una manera fantástica, día y
noche las personas están en ellas.

Solo piensa en los minutos que pierdes por nada más estar en estos sitios por simple ocio.
Desactiva tus notificaciones o tus datos móviles o red Wi-Fi. Silencia o apaga tu celular. ¿Qué
puede ser más importante que el logro de tus objetivos? Recuerda que quieres pasar esos sueños
del plano fantasioso al plano real. Establece los tiempos en que vas a dedicarte a revisar tus
notificaciones y charlar por internet, pero procura que no sean apenas despiertes ni antes de
acostarte a dormir. Duerme con el celular y computadora alejados de ti.

Aleja las distracciones materiales que tienes a tu alrededor. Limpia tu espacio de aquello que no
usarás. Quita todo lo que puede distraerte y quitarte tiempo.

La mente se distrae fácilmente, los pensamientos son difusos y de repente de estar pensando y
planificando en el próximo gran libro que escribirás estarás sumido en preguntas existenciales por
un simple objeto que hayas visto.

Ten en tu espacio los materiales que vayas a utilizar. Por ejemplo, si vas a escribir ten solo contigo
tu cuaderno u hojas, lapicero o lápiz, laptop, alguna bebida (te recomiendo agua) y algún snack o
fruta. Si la música te ayuda a concentrarte también inclúyela.

Haz una lista de lo que harás y concéntrate de uno en uno. Hacer todo al mismo tiempo o al menos
querer hacerlo todo para salir de ello es lo peor que puedes emplear. Escribe la lista de tareas y
enfócate en ese momento. Sé conciente de lo que vives y de lo que estás haciendo.

Antes de iniciar con algo, termina lo que ya estabas haciendo anteriormente. Si no, vas a llenarte
de tantas actividades que has empezado pero al final ninguna estará terminada, impidiendo que
avances por lo menos en una causando estrés y frustraciones.
Aprende a decir no cuando sabes que una actividad te quitará tiempo. Lo resalto una vez más: hay
invitaciones que simplemente no te aportarán nada y solo van a retrasar tu proceso. Y eres tú el
que más se perjudica por esto. Si tú no respetas tu tiempo no esperes que lo demás lo hagan.

Si estas propuestas no tienen mayor importancia, déjalas ir. Te sentirás satisfecho nada más veas
el resultado de resistirte a ello y seguir tu camino.

Medita. La meditación ha sido bastante subestimada, cuando no es hasta que se ingresa en ese
campo para darse cuenta del por qué es tan empleada. Tomar unos cortos 10 o 20 minutos para
consentir a tu mente y prestarle atención a lo que tiene que decirte, a conocerte a ti mismo y
escuchar a tu cuerpo… Nuestro organismo también tiene células que a través del pensamiento se
mantienen sanas.

Aprender a meditar es el paso final para la concentración. Y no te frustres si esto no se da las


primeras veces. Toma unos cuantos años pero el resultado es sumamente placentero. Es mejor
que la comiences con una guía. Actualmente existe una aplicación para móviles que explica paso a
paso la meditación llamada Omvana.

Todo ha consistido en un paso a paso. Así que lo mejor es emplearlos y practicarlos. Winston
Churchill, diplomático británico decía: Nunca llegarás a tu destino si te detienes a tirarle piedras a
cada perro que te ladre.

Conclusión
Los sueños están referidos junto a la felicidad. Lo que soñamos es aquello que nos hará felices. Los
sueños, objetivos y metas que tenemos definirán nuestro concepto de felicidad, ya que es un
término además de subjetivo, transitorio. Esa emoción se presenta en nuestra vida por episodios,
como todo sentimiento, a veces desaparece y vuelve a aparecer.

Todo lo que se refiere al crecimiento de nosotros depende meramente de lo que hagamos. Lo que
queremos debe tener un fin, y también un efecto sobre nuestra vida. Cada objetivo debe tener un
resultado feliz al final.

La realización de los sueños nada más nos confiere a nosotros mismos, ya que la felicidad se
encuentra en nuestro interior, aunque no lo parezca y se busque por otros medios. Por lo tanto, la
fórmula de la felicidad la representa un sueño que transita a una meta, teniendo en su
composición el querer, la seguridad de ello y la valentía de hacerlo.

A pesar de que se ha dado a conocer lo contrario, la felicidad está sumamente conectada al éxito.
¿Recuerdas ese concepto abstracto del éxito? Tanto felicidad como éxito tienen esa característica.
¿Qué te permite esto? Moldear esos términos hacia lo que piensas. Para ti ¿qué es ser feliz?
¿Crees que cuando logres todos sueños lo será? ¿Tus sueños tienen un fin?

Todo ello necesita de una planificación. Sonará bastante estricto y ortodoxo realizar una
planificación para ser feliz, algunos dirán que es mejor dejar fluir ya que cuando no se hacen
expectativas y todo se reduce a la relajación extrema, llegando a la indiferencia, todo sucede.
Pues, ¿esto realmente ha funcionado? ¿Los grandes empresarios y personas que han superado
pruebas de vida difíciles dejaron que todo pasara como si la vida les solucionara las cosas sin antes
haber pensado en lo ellos podían haber hecho?

La organización, pese a que parezca lo contrario, va a colaborar en que te relajes y lleves tu vida
con mucha más calma. Cuando tienes un plan escrito tú tienes el control sobre él y te ayuda a no
atiborrar tu mente de tantas cosas por hacer, sino a enfocarte en lo que harás de inmediato.

Así que, repasa cada día lo necesario para fortalecerte. Introdúcete en la práctica de buenos
hábitos que tengan un efecto tanto en tu salud como en tu mente.

Algo que debes tener siempre presente es el amor que te tienes, dado que eso te motivará a
lograr metas que te van a beneficiar. Mientras no exista una buena autoestima o al menos la
voluntad de querer tenerla, ¿cómo vas a dedicarte a superarte?

Hay diversos métodos que te enseñan de modos similares cómo lograr que tus sueños se vuelvan
realidad. Pero, para terminar, quiero resumírtelo en una sola pregunta que te harás, y debes
pensar en la felicidad y el éxito al contestarla, ya que puedes caer en el foco del dinero y no es el
centro de todo lo explicado.

Después de escribir uno a uno los objetivos que tienes y lo que debes hacer, vas a cerrar con una
pregunta que tiene mucho más efecto, dado su “polémico” contenido, ya que es la pregunta que
más tiempo toma en responder, dado que, sobre todo para las personalidades más irreverentes y
rebeldes, significa cambiarse a sí mismo.

Pero, cambiar es de sabios ¿no lo has comprobado? Ahora, en vez de preguntarte qué es lo que
tienes que hacer para lograr tus metas, hazte la siguiente cuestión: ¿En quién debo convertirme
para lograrlo?

El cambio no se digiere con facilidad. De hecho se toma de muy mala manera, muchos se ofenden
de solo pensar que hay algo malo en sí mismos que no permita que los objetivos se lleven a cabo.
Recuerda que para alcanzar tus sueños debes ser paciente, porque si hasta ahora has tenido una
conducta y de ella no has logrado alguna meta o muy pocas, ¿crees que debes seguir con ella?
¿Hacer lo mismo hará algún cambio en tu vida?

Los cambios suceden más por el elemento interno que el externo. Por supuesto, lo que
demuestras y haces tiene un significado relevante, la acción determina el logro de tus acciones,
pero, ¿la intención no tiene importancia? Mucho más. Dependiendo de los sentimientos y
emociones es que se desarrollan los comportamientos, y si algo no cambia en tu interior
difícilmente cambiará en el exterior.

Después de anotar todo lo que quieres hacer y quieres lograr y tener, pregúntate en quién debes
convertirte. ¿En tu conducta hay elementos que son parte de ese ser que te ayudará a lograrlo?
Perfecto, mantenlos. Pero esos que no son parte de la personalidad exitosa trabaja por
suprimirlos.
Lo único que le falta a la realización de tus sueños es tu acción, tu voluntad. No pongas pretextos y
si hay circunstancias que salen de tu control, siempre ten un plan. Tú solo permitirás que algo te
impida lograrlo.

Todo se escribe y dice bastante sencillo. Podrás haber escuchado cada consejo en cualquier parte
o programa motivacional o del medio que sea, pero ¿recuerdas por qué todo respecto a la
superación se repite tanto? Sí, porque de esa manera es que se interna en nuestra mente, y de ese
modo, naturalmente, estarás ejerciendo lo que debes hacer para ser feliz incluso sin darte cuenta,
dejando todo fluir. Éxito y que tus sueños dejen de ser eso, que salgan de ese plano onírico y
salten a la realidad.

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