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Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que

puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

CLASES DE ENERGIA. Tarea

NELLY DE JESUS SEPULVEDA BENITEZ

CLEI.5.A

CARLOS RUA.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

OCTUBRE.6.

COLEGIO.TALITA CUMI

MEDELLIN

2016
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

TAREA

CLASES DE ENERGIA.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Energía lumínica

La energía luminosa es la fracción que se percibe de la energía que trasporta la luz y que
se puede manifestar sobre la materia de diferentes maneras tales como arrancar los
electrones de los metales, comportarse como una onda o como si fuera materia, aunque
la mas. Normal es que se desplace como una onda e interactúe con la materia de forma
material o física, también añadimos que esta no debe confundirse con la energía radiante.

Energía Radiante.

Esta energía es la que tienen las ondas electromagnéticas. Tales como la luz visible, los
rayos ultravioletas (UV), los rayos infrarrojos (IR), las ondas de radio, etc.

Su propiedad fundamental es que se propaga en el vació sin necesidad


de ningún soporte material, se trasmite por unidades llamadas fotones estas
unidades actúan a su vez también como partículas, el físico Albert Einstein planteo todo
esto en su teoría del efecto fotoeléctrico gracias al cual ganó el premio Nobel de física
en 1921.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Energia Termica.

La energía térmica es la fuerza que se libera en forma de calor, puede obtenerse


mediante la naturaleza y también del sol mediante una reacción exotérmica
como podría ser la combustión de los combustibles, reacciones nucleares
de fusión o fisión, mediante la energía eléctrica por el efecto denominado Joule o por
ultimo como residuo de otros procesos químicos o mecánicos. También es posible
aprovechar energía de la naturaleza que se encuentra en forma de energía térmica
calorifica, como la energía geotérmica o la energía solar fotovoltaica.

La obtención de esta energía térmica también implica un impacto ambiental debido a


que en la combustión se libera dióxido de carbono (comúnmente llamado CO2 ) y
emisiones contaminantes de distinta índole, por ejemplo la tecnología actual
en energía nuclear da residuos radiactivos que deben ser controlados. Ademas de esto
debemos añadir y tener en cuenta la utilización de terreno destinado a las plantas
generadoras de energía y los riegos de contaminación por accidentes en el uso de los
materiales implicados, como pueden ser los derrames de petróleo o de
productos petroquímicos derivados.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Energia. sonora

Este tipo de energía se caracteriza por producirse debido a la vibración o movimiento de


un objeto que hace vibrar también el aire que lo rodea, esas vibraciones se transforman
en impulsos eléctricos que nuestro cerebro interpreta en sonidos.

Energia Eletrica.
La energía eléctrica se manifiesta como corriente eléctrica, es decir, como el movimiento
de cargas eléctricas negativas, o electrones, a través de un cable conductor metálico
como consecuencia de la diferencia de potencial que un generador esté aplicando en
sus extremos.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Cada vez que se acciona un interruptor, se cierra un circuito eléctrico y se genera el


movimiento de electrones a través del cable conductor. Las cargas que se desplazan
forman parte de los átomos de la sustancia del cable, que suele ser metálica, ya que
los metales —al disponer de mayor cantidad de electrones libres que otras
sustancias— son los mejores conductores de la electricidad. La mayor parte de la
energía eléctrica que se consume en la vida diaria proviene de la red eléctrica a través
de las tomas llamadas enchufes, a través de los que llega la energía suministrada por
las compañías eléctricas a los distintos aparatos eléctricos —lavadora, radio, televisor,
etc.— que se desea utilizar, mediante las correspondientes transformaciones; por
ejemplo, cuando la energía eléctrica llega a una enceradora, se convierte en energía
mecánica, calórica y en algunos casos lumínica, gracias al motor eléctrico. y va a las
distintas piezas mecánicas del aparato.

Energía electromagnética.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

La energía electromagnética se define como la cantidad de energía almacenada en una


parte del espacio a la que podemos otorgar la presencia de un campo electromagnético
y que se expresa según la fuerza del campo eléctrico y magnético del mismo. En un
punto del espacio la densidad de energía electromagnética depende de una suma de
dos términos proporcionales al cuadrado de las intensidades de campo.

Energia nuclear.fusión y fision.


En física nuclear, fusión nuclear es el proceso por el cual varios núcleos atómicos de
carga similar se unen y forman un núcleo más pesado.1 Simultáneamente se libera o
absorbe una cantidad enorme de energía, que permite a la materia entrar en un
estadoplasmático.
La fusión de dos núcleos de menor masa que el hierro (en este elemento y en
el níquel ocurre la mayor energía de enlace nuclear por nucleón) libera energía en
general. Por el contrario, la fusión de núcleos más pesados que el hierro absorbe
energía. En el proceso inverso, la fisión nuclear, estos fenómenos suceden en sentidos
opuestos.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

En el caso más simple de fusión, en el hidrógeno, dos protones deben acercarse lo


suficiente para que la interacción nuclear fuertepueda superar su repulsión eléctrica
mutua y obtener la posterior liberación de energía.
En la naturaleza ocurre fusión nuclear en las estrellas, incluido el Sol. En su interior las
temperaturas son cercanas a 15 millones de grados Celsius.<!R1> Por ello a las
reacciones de fusión se les denomina termonucleares. En varias empresas se ha
logrado también la fusión (artificial), aunque todavía no ha sido totalmente controlada.

La fisión de núcleos pesados es un proceso exotérmico, lo que supone que se liberan


cantidades sustanciales de energía. El proceso genera mucha más energía que la
liberada en las reacciones químicas convencionales, en las que están implicadas
lascortezas electrónicas; la energía se emite, tanto en forma de radiación gamma como
de energía cinética de los fragmentos de la fisión, que calentarán la materia que se
encuentre alrededor del espacio donde se produzca la fisión.
La fisión se puede inducir por varios métodos, incluyendo el bombardeo del núcleo de
un átomo fisionable con una partícula de la energía correcta; la partícula es
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Energía Solar

Nuestro planeta recibe aproximadamente 170 peta vatios de radiación solar entrante
(insolación) desde la capa más alta de la atmósfera y solo un aproximado 30% es
reflejada de vuelta al espacio el resto de ella suele ser absorbida por los océanos,
masas terrestres y nubes.

El espectro electromagnético de la luz solar en la superficie terrestre está ocupado


principalmente por luz visible y rangos de infrarrojos con una pequeña parte de radiación
ultravioleta. La radiación que es absorbida por las nubes, océanos, aire y masas de
tierra incrementan la temperatura de estas.

El aire calentado es el que contiene agua evaporada que asciende de los océanos, y
también en parte de los continentes, causando la circulación atmosférica o convección.
Cuando el aire asciende a las capas altas, donde la temperatura es baja, va
disminuyendo su temperatura hasta que el vapor de agua se condensa formando nubes.
El calor latente de la condensación del agua amplifica la convección y produce
fenómenos naturales tales como borrascas, anticiclones y viento. La energía solar
absorbida por los océanos y masas terrestres mantiene la superficie a 14 °C. Para
la fotosíntesis de las plantas verdes la energía solar se convierte en energía química,
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

que produce alimento, madera y biomasa, de la cual derivan también los combustibles
fósiles..

Energia geotérmica.
La energía geotérmica es una energía renovable1 2 que se obtiene mediante el
aprovechamiento del calor del interior de la Tierra.
El término «geotérmico» viene del griego geo («Tierra»), y termos («calor»); literalmente
«calor de la Tierra». El interior de la Tierra está caliente y la temperatura aumenta con la
profundidad. Las capas profundas están a temperaturas elevadas y, a menudo, a esa
profundidad hay capas freáticas en las que se calienta el agua: al ascender, el agua
caliente o el vapor producen manifestaciones en la superficie, como los géiseres o las
fuentes termales, utilizadas para baños desde la época de los romanos. Actualmente, el
progreso en los métodos de perforación y bombeo permiten explotar la energía
geotérmica en numerosos lugares del mundo

Energía Eólica
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Este tipo de energía se obtiene a través del viento, gracias a

la energía cinética generada por el efecto corriente de aire.Actualmente esta energía es


utilizada principalmente para producir electricidad o energía eléctrica a través de
aerogeneradores, según estadísticas a finales de 2011 la capacidad mundial de los
generadores eólicos supuso 238 gigavatios, en este mismo año este tipo
de energía genero alrededor del 3% de consumo eléctrico en el mundo y en España el
16%.

La energía eólica se caracteriza por se una energía abundante, renovable y


limpia, también ayuda a disminuir las emisiones de gases contaminantes y de efecto
invernadero al reemplazar termoeléctricas a base de combustibles fósiles, lo que la
convierte en un tipo de energía verde, el mayor inconveniente de esta seria la
intermitencia del viento que podría suponer en algunas ocasiones un problema si se
utilizara a gran escala.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

Energia de biomasa.

La Energía de la biomasa es la que se obtiene de los compuestos orgánicos


mediante procesos naturales. Con el término biomasa se alude a la energía
solar, convertida en materia orgánica por la vegetación, que se puede
recuperar por combustión directa o transformando esa materia en otros
combustibles, como alcohol, metanol o aceite. También se puede obtener
biogás, de composición parecida al gas natural, a partir de desechos
orgánicos

Energia undimotriz .

La energía undimotriz, u olamotriz, es la energía que permite la obtención


de electricidad a partir de energía mecánica generada por el movimiento de las olas.
Es uno de los tipos de energías renovables más estudiada actualmente, y presenta
enormes ventajas frente a otras energías renovables debido a que en ella se presenta
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

una mayor facilidad para predecir condiciones óptimas que permitan la mayor eficiencia
en sus procesos. Es más fácil llegar a predecir condiciones óptimas de oleaje, que
condiciones óptimas en vientos para obtener energía eólica, ya que su variabilidad es
menor.

La energía mareomotriz es la que se obtiene aprovechando las mareas: mediante el uso


de un alternador se puede utilizar el sistema para la generación de electricidad,
transformando así la energía mareomotriz en energía eléctrica, una forma energética más
segura y aprovechable. Es un tipo de energía renovable, en tanto que la fuente de energía
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

primaria no se agota por su explotación, y es limpia ya que en la transformación energética


no se producen subproductos contaminantes gaseosos, líquidos o sólidos. Sin embargo, la
relación entre la cantidad de energía que se puede obtener con los medios actuales y el
coste económico y ambiental de instalar los dispositivos para su proceso han impedido una
penetración notable de este tipo de energía.
Otras formas de extraer energía del mar son: las olas (energía undimotriz), de la
diferencia de temperatura entre la superficie y las aguas profundas del océano,
el gradiente térmico oceánico; de la salinidad, de las corrientes marinas o la energía
eólica marina.
.
Energia biomasa.
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
Otro equívoco muy común es utilizar «biomasa» como sinónimo de la energía útil que
puede extraerse de ella, lo que genera bastante confusión debido a que la relación entre
la energía útil y la biomasa es muy variable y depende de innumerables factores. Para
empezar, la energía útil puede extraerse por combustión directa de biomasa (madera,
excrementos animales, etc), pero también de la quema de combustibles obtenidos de
ella mediante transformaciones físicas o químicas (gas metano de los residuos
orgánicos, por ejemplo), procesos en los que «siempre» se pierde algo de la energía útil
original. Además, la biomasa puede ser útil directamente como materia orgánica en
forma de abono y tratamiento de suelos (por ejemplo, el uso de estiércol o de coberturas
vegetales). Y por supuesto no puede olvidarse su utilidad más común: servir de alimento
a muy diversos organismos, la humanidad incluida (véase «cadena trófica»).
La biomasa de la madera, residuos agrícolas y estiércol continúa siendo una fuente
principal de energía y materia útiles en países poco industrializados.
En la primera acepción, es la masa total de toda la materia que forma un organismo,
una población o un ecosistema y tiende a mantenerse más o menos constante. Su
medida es difícil en el caso de los ecosistemas. Por lo general, se da en unidades de
masa por cada unidad de superficie. Es frecuente medir la materia seca (excluyendo el
agua). En la pluviselva del Amazonas puede haber una biomasa de plantas de 1.100
toneladas por hectárea de tierra.
Pero mucho más frecuente es el interés en la «producción neta» de un ecosistema, es
decir, la nueva materia orgánica generada en la unidad de superficie a lo largo de una
unidad tiempo, por ejemplo, en una hectárea y a lo largo de un año. En teoría, en un
ecosistema que ha alcanzado el clímax la producción neta es nula o muy pequeña: el
ecosistema simplemente renueva su biomasa sin crecimiento a la vez que la biomasa
total alcanza su valor máximo. Por ello la biomasa es uno de los atributos más
relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión
ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

relevantes para caracterizar el estado de un ecosistema o el proceso de sucesión


ecológica en un territorio (véase, por ejemplo, Odum, 1969).
En términos energéticos, se puede utilizar directamente, como es el caso de la leña, o
indirectamente en forma de los biocombustibles (nótese que eletanol puede obtenerse
del vino por destilación): «biomasa» debe reservarse para denominar la materia prima
empleada en la fabricación de biocombustibles.

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