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Formar un buen equipo lleva tiempo y destreza, y aun cuando tengas los integrantes adecuados,
tu trabajo como líder acaba de empezar. Ahora tienes que pensar en todo lo que implica crear
empleados motivados e implicados. No me refiero a tener empleados satisfechos; puedes estar
satisfecho y no ser productivo. Estar implicado es estar interesado y estar entregado al trabajo y a
la organización. hablaremos de evaluar la implicación, crear implicación y detectar señales de
desvinculación. Desglosaremos el compromiso en tres categorías fáciles de recordar y factibles: las
grandes relaciones, una cultura sana y la claridad de oportunidades. Hablaremos de cómo la
confianza, la inteligencia emocional, la justicia y la autonomía determinan las grandes relaciones.
Veremos los elementos de una cultura laboral sana, como la transparencia, servir como modelo, y
el buen uso de las recompensas. Por último veremos cómo ofrecer oportunidades gracias a varias
tácticas como el plan de carrera, la tutoría y la formación. Los grandes empleados son fantásticos;
solo hay una cosa mejor: grandes empleados totalmente motivados e implicados.
Entiende qué motiva a tus empleados y qué es lo que los hace sentirse implicados
Unos de los temas más comunes del liderazgo es cómo motivar e implicar a los empleados.
hablaremos de las tácticas y los enfoques que puedes probar, pero vamos a establecer el
contexto. Vamos a diferenciar algunos términos que a veces parecen similares. Satisfacción
laboral, motivación e implicación. Hace años se pensaba que la meta primordial era la
satisfacción laboral. Es lo conforme que alguien está con su trabajo o con algunos aspectos de su
trabajo. Pero hemos aprendido que la satisfacción laboral no siempre se traduce en una
productividad laboral alta. A veces ocurre, pero otras veces no. En condiciones normales, es
posible tener una satisfacción laboral alta y una productividad baja. Si las normas y la
responsabilidad son bajos, se da una situación donde la gente puede estar bastante satisfecha
pero no tiene muchos logros. Cuando la forma de pensar evolucionó, nos centramos más en el
concepto de motivación. Se centra en qué es lo que mueve a la gente, y cómo podemos usar eso
para formar equipos más felices, más productivos y más satisfechos, compartiremos contigo
mucho de lo que hemos aprendido, y también te aclararé qué es lo que tienes que
conseguir. Después pasamos de un enfoque corto de vista sobre la satisfacción laboral a uno más
productivo y centrado en el origen de la motivación, y descubrimos el concepto de la implicación
de los empleados. La motivación es un concepto amplio que incluye tácticas y teorías
psicológicas, y la implicación es más específica. Muchos dicen que la implicación de los
empleados es la versión moderna de la satisfacción laboral. Es el compromiso de los
empleados; la entrega y la satisfacción que tienen con su trabajo. La implicación puede ser
positiva o negativa, pero lo que queremos es crear una implicación positiva. Los empleados
motivados se sienten implicados con su trabajo; su trabajo tiene un propósito. Se identifican no
solo con su papel, sino con toda la organización. Han pasado de su conformidad a corto plazo a
una entrega real y a largo plazo. Estos son los empleados capaces de incrementar la moral y la
productividad de la organización a nuevos niveles. ¿Hay muchos trabajadores implicados? Las
investigaciones indican que alrededor del 30 por ciento de los trabajadores estadounidenses
están implicados o muy implicados con su empresa. Esto quiere decir que un 70 por ciento de los
empleados tiene un nivel concreto de desvinculación en el trabajo. La principal causa en la
mayoría de empresas es el coste. Se estima que la baja implicación le cuesta a la economía
estadounidense cientos de miles de millones anuales. Ocurre algo parecido en cualquier empresa
mundial. Los líderes tienen una gran oportunidad, o la necesidad, de incrementar la implicación
de los empleados. Primero vamos a centrarnos en ti. Una de las razones por las que los líderes no
implican a los empleados es porque tienden a ser los profesionales que más implicados están, y
un error común es asumir que los demás sienten las cosas de la misma forma que tú. Como los
líderes suelen estar implicados, asumen que los demás también, y ese es un gran error. Otra
dificultad de los líderes es darse cuenta de que en cuanto a la motivación y la implicación, cada
caso es único. Muchas veces pensamos en cosas motivadoras, en vez de pensar en personas
concretas y cómo motivarlas. Todos somos distintos. La motivación y la implicación consisten en
programas e incentivos, pero también en trabajo personalizado. te ayudaremos a pensar sobre
algunos problemas de implicación y consejos y prácticas que te pueden ayudar. Por ahora
recuerda que encontrarás éxito personal y de grupo desarrollando empleados
implicados. Empleados que hacen más que solo obedecer; que se sienten vinculados.
Test de capítulo
3. Cómo formar relaciones con los empleados
Gana confianza
La confianza es de los fundamentos más importantes de las relaciones sólidas y los equipos
productivos. Es la disposición a ser sensible hacia otra persona. Es percibir que los demás te
tratarán de forma justa. Puede que quieras compartir con alguien algo muy personal, o hablar
de un problema que los dos tienen en el trabajo. O quizás tienes que pedir ayuda de una
forma nueva. Todas estas posibilidades presentan riesgos, el riesgo de que te juzguen, de que
no estén de acuerdo contigo o de que no te valoren lo suficiente para ayudarte. Como
percibimos tantos riesgos, a menudo nos decantamos por no hablar de ciertas cosas. Nos falta
confianza. Como consecuencia, las relaciones se debilitan. La productividad se resiente y falta
la innovación. La gente no tendrá conversaciones profundas y no buscará oportunidades de
mejora a no ser que crean que alguien los apoya. Tienen que confiar en la gente que tienen
alrededor. Aquí tienes tres consejos para que los demás confíen en ti. Actúa siempre con
carácter e integridad. La gente presta atención a tus conductas, escucha tus palabras y
comenta tu carácter. Pero en la vida profesional puedes encontrar zonas ambiguas. Tienes que
tomar una decisión pero no es tan fácil distinguir lo correcto de lo que está mal. Las cosas no
son blancas o negras. Son grises. En estos casos es donde se revelarán tu carácter y tu
integridad. Vamos a evaluar tu situación. Date unos minutos y escribe tus valores personales y
profesionales. ¿Qué es lo que más valoras? Dedícate a esta breve lista hasta que te parezca
adecuada y úsala como referencia cuando tomes decisiones. Tener valores definidos y tomar
decisiones acorde a esos valores es el fundamento de la integridad, y hace que la gente se
sienta cómoda confiando en ti. Haz que lo que dices y lo que haces sea coherente. En otras
palabras, predica con el ejemplo. La gente creerá en ti y verá que para ti aplicas las
mismas normas que para los demás. Si les dices que hay que reducir costes, pero despilfarras
dinero en ti, no ganarás su confianza. O quizás le dices a tu equipo que empiezan a trabajar a
las 8:30 de la mañana, y tú llegas tarde a veces. Eso no está bien. Tu tarea es aclarar los
valores y las normas en el trabajo, ser el mejor ejemplo para los demás. Eso demuestra
integridad y genera confianza. Por último, toma tus decisiones de forma transparente. Cuando
tomes una decisión, comparte tus razones de forma rápida e íntegra. Si no das una explicación
clara, tu equipo puede percibir cosas no productivas. Puede que cuestionen tu lógica y que
juzguen tu competencia. Incluso pueden asumir que juegas con conveniencias a
favoritismos. Para ganar confianza, no tienes que tomar decisiones que les gusten a todos,
pero tienes que tomar decisiones con integridad y explicar por qué. Liderar es algo más que
tener seguridad y ser competente. Si quieres que el equipo tome los riesgos necesarios para
mejorar continuamente, tienen que verte como una persona en la que vale la pena
confiar. Empieza por estas conductas que hemos visto y hazlo posible.
Proporciona autonomía
A veces, el mejor consejo trata sobre qué decir o hacer a tu equipo. Otras, lo mejor es alejarse
de él. Vamos a hablar de la autonomía, una de mis herramientas gratis de liderazgo
favoritas. Cuando hablamos de la autonomía de una nación, nos referimos a autogobierno o
independencia. Ocurre lo mismo con los trabajadores. Dar autonomía significa darles el
espacio para trabajar que crean conveniente. Excepto alguna vez en la que les gusta tener
instrucciones, la mayoría de los empleados adultos quieren y aprecian autonomía. Por eso es
de extrañar que tan pocos líderes la den. Esto ocurre por dos suposiciones erróneas. La
primera es que el empleado no sabe hacer el trabajo al mismo nivel de cualidad al que lo
harías tú. Como crees que tus habilidades son superiores, te sientes obligado a intervenir más
veces de las necesarias. El problema es que no siempre es verdad. A veces, tú eres más
experto en tareas concretas. Otras lo son ellos. En cualquier caso, no estás teniendo en
cuenta que tú no puedes hacerlo todo. Por eso tienes un equipo que trabaja para ti. La
segunda suposición es sobre el tiempo y la urgencia. Eres sensible a las fechas de entrega
porque eres el responsable del trabajo del equipo. Como resultado, a veces preguntas por el
estado del proyecto demasiado rápido para que tu empleado entienda que se acerca la fecha
de entrega. Si lo haces demasiado, estás creando presión innecesaria que lo ralentiza, que es
lo contrario a lo que querías. Si no das autonomía de forma apropiada, tu equipo pensará que
no respetas su capacidad y su profesionalidad. Lo bueno es que si tienes un poco de fe y te
retiras un poco y das espacio para que trabajen de forma independiente, verás muchos
beneficios, como una fuerte sensación de propiedad. Los empleados que perciben un control
razonable sobre su trabajo se sienten como si fueran los propietarios de un pequeño
negocio. Identifican el trabajo como suyo, no como algo que alguien les dice que tiene que
hacer. También tienen una mayor sensación de propósito. Una sensación de posesión ayuda a
que la persona crea que su trabajo importa, y esa es una de las ideas más motivadoras que
puede poseer cualquier persona. También lleva a centrarse en el deber y la
responsabilidad. La autonomía tiende a hacer que la gente sienta una sensación más fuerte y
positiva de obligación por hacer el trabajo a tiempo, dentro de presupuesto y con alta
calidad. Por cierto, no solo los empleados se benefician de la autonomía. Las organizaciones
que entienden la autonomía como un componente del buen liderazgo son competidoras más
fuertes. Las investigaciones indican que experimentan un mayor crecimiento y una mayor
retención de los empleados. Y tienes muchas oportunidades para dar autonomía. Aquí tienes
dos ideas para empezar. Primero, cuando le des una nueva tarea a un empleado, establece
una meta de cuánto tiempo esperarás antes de preguntarle cómo va. Después aparta esa
tarea de tu cabeza y céntrate en tu trabajo hasta que haya pasado ese tiempo. Otra buena
idea es identificar algunas áreas de trabajo que puedas darle en su totalidad. Piensa en la
fiesta de Navidad de la empresa, el día de desarrollo de un empleado o el programa de
recompensa del empleado. Todas estas son buenas oportunidades para aumentar la
autonomía. Es curioso ver cómo a veces nos limitamos a compensar a los empleados con cosas
que cuestan dinero, como dinero o tarjetas de regalo. La verdad es que las mejores
herramientas de motivación son gratis. La autonomía es un gran ejemplo. Cuando te apartes
de forma apropiada y des un poco más de control, apreciarán la confianza que estás
mostrando, y se apreciará en la calidad de su trabajo.