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“UNIVERSIDAD JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI”

FACULTAD CIENCIAS JURIDICAS, EMPRESARIALES Y PEDAGOGICAS

EL JUEGO Y APUESTA

CARRERA DE DERECHO

ALUMNA:

MARIEL CRISTEL ZONA CAHUANA

DOCENTE:

ABG. Janeth Eva Farfán Valverde

ILO-PERU

2019
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

DEDICATORIA:
Este presente trabajo se lo
dedicamos a nuestros padres
quienes con esfuerzo logran
brindarnos estudio.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

INDICE

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………….... 5

EL JUEGO Y APUESTA

I GENERALIDADES

1.- Concepto………………………………………………………………………………………. 6

2.- Definición doctrinaria…………………………………………………………………………. 6

3.- Caracteres…………………………………………………………………………………….. 9

4.- Sujetos y capacidad………………………………………………………………………….. 10

5.- Objeto de la prestación………………………………………………………………………. 11

6.- Diferencia entre juego y apuesta……………………………………………………………. 12

6.1.- En relación al fin perseguido por las partes…………………………………………. 13

6.2.- En función de la participación en la realización del evento………………………… 14

7.- Clases de juego y apuesta…………………………………………………………………... 14

II EL JUEGO Y APUESTA EN NUESTRO CODIGO CIVIL

1.- Juego y apuesta permitidos: Acción de cobro (Art. 1942)……………………………….. 16

1.1.- Efectos de los juegos permitidos……………………………………………………… 18

1.2.- Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda………………… 18

1.3.- Excepción para no pagar lo perdido………………………………………………….. 19

1.4.- Acción para recuperar lo pagado……………………………………………………… 19

2.- Juego y apuesta no autorizados: falta de acción y de repetición (Art. 1943)………….. 19

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

3.- Juego y apuesta prohibidos: Nulidad del pago (Art. 1944)………………………………. 21

3.1 Consecuencias civiles de los juegos prohibidos………………………………………. 23

3.2 Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda…………………… 23

3.3 Excepción para no pagar lo perdido……………………………………………………. 24

3.4 Acción para recuperar lo pagado……………………………………………………….. 24

4.- Nulidad de actos jurídicos que encubran o envuelvan deudas del juego

y apuesta no autorizados y prohibidos (Art. 1945)………………………………………… 24

5.- Tercero que paga la deuda en juego y apuesta no autorizados (Art. 1946)……………. 27

6.- Juegos y apuestas masivas o multilaterales (Art. 1947)………………………………….. 27

6.1 los juegos y apuestas que de alguna manera se han vinculado o

están sujetos a lo dispuesto por el artículo 1947 del Código Civil……………………. 28

7.- Rifas y demás concursos públicos eventuales (Art. 1948)……………………………….. 38

8.- Caducidad de la acción de cobro (Art. 1949)……………………………………………... 40

BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………………………41

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

INTRODUCCIÓN

Puede decirse que desde la antigüedad, y en todas las latitudes, los juegos y apuestas acapararon

vivamente la atención de los hombres, transformándose para algunos, a través de la tahurería, en un

modo marginal y picaresco de vida, y para otros en una afición obsesiva, renovada constantemente

(y otras tantas veces abolida) por los fantaseos de la fortuna fácil.

No en vano en España, en el código alfonsino de las Siete Partidas (1265) y en el Ordenamiento de

las Tafurerias, o casas de juego, suscripto en 1276, se legislaba minuciosamente sobre el particular;

y es fácil advertir que las previsiones contra el juego ocuparon en forma permanente la atención de

monarcas y funcionarios peninsulares, como lo prueba la dilatada lista de leyes que

infructuosamente se dictaron, con el propósito de erradicarlo, desde la época de Juan I (1387) hasta

los días del "ilustrado" Carlos III (segunda mitad del siglo XVIII).

En América parece haber adquirido desde los primeros días de la Conquista una virulencia

inusitada, a favor de la fácil prosperidad que engendraban la riqueza minera y el sistema de las

"encomiendas". El tan mentado episodio de Mancio Serrae Leguizano, aquel famoso soldado

español que jugó y perdió en una noche la figura del Sol que le había tocado en el reparto de los

tesoros del Cuzco.

Dado el gran valor concedido al azar desde la antigüedad, y al enorme interés por su interpretación,

en torno al cual se originan supersticiones, la apuesta ha constituido una parte esencial de la historia

de las culturas: Desde las apuestas con conchas mezcladas en un casco que se nos menciona en la

Eneida, de Virgilio, hasta las múltiples referencias que aparecen en la Biblia, la apuesta se

constituye como una de las formas de enriquecimiento e interacción de mayor antigüedad en la

civilización. El término "juego" en este contexto, se refiere a las actividades específicamente

permitidas por la ley. Apuesta, por tanto, se refiere al propio mecanismo, llevado a cabo de modo

legal o ilegal. Por otra parte, las apuestas también pueden llevarse sobre un objeto que no sea dinero

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

EL JUEGO Y APUESTA

I GENERALIDADES

1.- Concepto:

El vocablo “juego”, deriva del latín “iocus” (broma, distracción), que expresa la idea de satisfacción

o deleite, si bien es la palabra “ludus” (diversión, pasatiempo), que acentúa el sentido de actividad

fácil o que no requiere esfuerzo, la que mejor traduce el término castellano “juego”. En cambio, la

palabra “apuesta” proviene del verbo latino “apponere” (o adponere), que significa colocar,

poner con inmediatividad a algo.

En términos generales los juegos son aquellas actividades sujetas a reglas cuyo objeto esencial es

constituir un pasatiempo para quien lo practica. Considerando su aplicación práctica, los juegos

pueden encasillarse en cuatro tipo de clasificaciones:

1. por el número de personas, en juegos individuales o plurales;

2. por la existencia o no de disputa, en juegos de competencia o sin competencia;

3. por la existencia o no de riesgo patrimonial, en juegos con apuesta o sin apuesta;

4. por la manera de determinar el resultado, en juegos de azar o de habilidad.

De todos estos, los relevantes son aquellos cuyo desarrollo y resultado originan consecuencias

jurídicas, es decir, producen efectos que deben ser tutelados por el Derecho.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Jurídicamente el juego y la apuesta es un contrato con características que lo distinguen radicalmente

de otras relaciones obligacionales. A ello se agrega que ha suscitado y continúa planteando

cuestionamientos, debido a consideraciones éticas, económicas, y sociales.

2.- Definición doctrinaria

Lo primero que surge respecto del juego y la apuesta es su diferenciación, tema que ha sido

debatido por la doctrina y que constituye una introducción a la definición del contrato.

“Contrato de juego es aquél por el cual, con el fin de distracción o de ganancias, las dos partes se

prometen una prestación bajo condiciones opuestas”, y “Contrato de apuesta es aquél por el cual,

con el fin de robustecer una afirmación, las partes se prometen recíprocamente ciertas prestaciones

para el caso de ser o no verdad aquella afirmación”.

No existe coincidencia doctrinaria en cuanto al sentido de las expresiones "juego" y "apuesta".

Para algunos tratadistas, en el juego está de por medio la habilidad o destreza del jugador, mientras

que en la apuesta sólo existe azar. Un ejemplo del primero es una partida de ajedrez. Un ejemplo de

la segunda es el hecho de lanzar una moneda al aire: "cara o sello".

En opinión de SALVAT, la diferencia deriva de la función que las partes asumen en el contrato. En

el contrato de juego son ellas mismas las que realizan o ejecutan los hechos constitutivos del juego,

por eso dice el Código, empleando una fórmula que podría parecer contraria a la regla que prohíbe

definir con la propia palabra definida "entregándose" al juego. En la apuesta la diferencia recae

sobre hechos o circunstancias que son extrañas a los contratantes, lo único que depende de ellos es

la opinión o interpretación diferente respecto a su significado, alcance o valor.

Otros estiman que el juego tiene una connotación proyectada hacia un futuro desconocido: se

especula respecto a la actuación de un caballo que debe correr en el hipódromo. La apuesta en

cambio, estaría referida a una situación del pasado, pero sobre la cual cada jugador mantiene una

posición contraria

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

ENNECCERUS y LEHMANN afirman que la diferencia parece radicar en el motivo del contrato:

en tanto que la apuesta tiende a robustecer una afirmación, el juego tiene por objeto la distracción o

la ganancia.

En realidad, las diferencias son puramente académicas, pues lo cierto es que, como dice el mismo

SALVAT, "el régimen jurídico aplicable a cada uno de estos contratos es en general el mismo". A

este razonamiento le agregamos que en el Perú el contrato está tipificado de un modo integral, bajo

la expresión "juego y apuesta", pues sus fronteras, en palabras de León Barandiarán "… son muy

lábiles".

3.- Caracteres

Los caracteres jurídicos del juego y la apuesta permitidos y no autorizados son:

1) El contrato es autónomo, pues no depende de otra relación obligacional.

2) Es de prestaciones recíprocas, pero con una peculiaridad: al momento de celebrarse cada parte

se obliga respecto de la otra a satisfacer determinada prestación; pero al resolverse la

incógnita que plantea el hecho incierto sólo queda la que corresponde al perdedor.

3) Es a título oneroso, pues se vincula con un interés económico o causa lucrando (artículo

1942). Porque ambos contratantes quedan sujetos entre sí a prestaciones recíprocas (no quiere

decir iguales), sujetas a una condición.

4) Es consensual, aun cuando colateralmente se asocia en algunos casos con determinadas

formalidades de tipo administrativo, lo cual sucede en el juego y apuesta permitidos (billetes,

cartillas, fichas, etc.). No exigen formalidad para originarse.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

5) Es aleatorio por excelencia, pues al momento de su celebración existe un factor sine qua non

de incertidumbre y las partes necesariamente desconocen su resultado. Esta incertidumbre en

cuanto al álea puede existir para una sola de las partes (como sucede en la lotería) o para

ambas (juego y apuestas no autorizados). En este último caso estamos frente a lo que se

conoce como la dualidad del álea.

6) Es de ejecución instantánea, de modo que no se extiende en el tiempo, a diferencia de los

contratos de duración. La instantaneidad, por cierto, se presenta una vez despejada la

incertidumbre.

7) El contrato es condicional, desde cierto punto de vista. El resultado final por el cual una parte

gane y la otra pierda, resulta dependiente del evento aleatorio, es decir, incierto para las

partes cuando menos; lo que es propio de la condición. Frente al resultado cuando viene a

significar una ganancia sólo para una parte y, por ende, sólo una pérdida para la otra parte, el

contrato que en su origen es bilateral, por lo dicho antes, en cuanto a las posibles prestaciones

por una o por otra parte, viene a tornarse en unilateral.

4.- Sujetos y capacidad:

Los sujetos del juego y apuesta (permitidos y no autorizados) son, en términos genéricos, los

jugadores. Una vez producido el resultado de una situación hasta entonces incierta quedan

precisados como el vencedor y el perdedor, respectivamente, aun cuando esta diferencia no se

presenta con esta claridad en los juegos permitidos, pues quien hace empresa nunca resulta perdedor

y siempre existe para él un margen calculado de ganancia, cualquiera que sea ese resultado (ramo

de loterías, etc.).

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

En lo que se refiere a la capacidad de goce, en principio pueden celebrar el contrato tanto las

personas naturales como jurídicas. Empero existen situaciones especiales en las cuales en los juegos

permitidos sólo pueden actuar como organizador una persona jurídica, y así acontece en la lotería,

en los casinos y en el bingo.

Por último y respecto a la capacidad de ejercicio existen distingos.

En efecto, en el juego y apuesta permitidos, mientras en las apuestas en los hipódromos no se

impide a los menores acercarse a las ventanillas y jugar, no sucede lo mismo en casinos y

establecimientos de bingo, pues tanto los menores como los sujetos a interdicción civil no pueden

ingresar. Y en relación con el juego y apuesta no autorizados, cabe señalar que no existe la solutio

retentio del vencedor cuando el perdedor sea incapaz, en resguardo de su inmadurez, inexperiencia

o falta de capacidad de discernimiento (artículo 1943).

5.- Objeto de la prestación

En los juegos permitidos el objeto de la prestación da dar a que se obliga quien los organiza está

representado por bienes (dinero y especies, como sucede en el juego de la lotería). El apostador, por

su parte, está sujeto a las prestación de dar una suma de dinero como condición obligatoria y ello

acontece en el momento en que adquiere los billetes, cartillas, fichas y análogos, sin que pueda

sostenerse que con ello realiza una compra, pues este hecho esta inescindiblemente ligado al juego y

a la apuesta.

En teoría nada impide que en el juego y apuesta permitidos el objeto sea una prestación de hacer.

Tampoco cabe descartar que el objeto resulte una prestación de no hacer, esto es, un deber de

abstención, aunque en la práctica lo vemos sumamente remoto.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

A diferencia de lo expresado en los párrafos anteriores, en el juego y apuesta no autorizados el

objeto de la obligación cubre un amplio espacio (dar bienes, o sea cosa y derechos; hacer o cumplir

servicios; y no hacer o abstenerse de algo), sin que las obligaciones tengan que ser necesariamente

homogéneas. No existe, pues, inconveniente para que en un juego o apuesta no autorizado uno de

los apostadores se comprometa a una prestación de dar y el otro a una de no hacer, todo ello

condicionado al resultado del hecho incierto.

6.- Diferencia entre juego y apuesta

Los Hermanos Mazeaud señalan que el juego es aquel contrato por el cual las partes prometen entre

sí una prestación, si una de ellas obtiene un resultado dependiente de la fuerza, de la destreza, de la

inteligencia o del puro azar, Por su parte Josserand define el juego como una convención por la cual

unas personas se comprometen, entregándose a una combinación cualquiera, a pagar una suma de

dinero o a hacerle una prestación.

Josserand señala que la apuesta es una convención en virtud de la cual unas personas que no están

de acuerdo sobre una cuestión, que considera diferente, convienen en que, quien tenga la razón

reciba de los demás una suma de dinero o una prestación determinada. Mientras que los Hermanos

Mazeaud, la define como el contrato por el cual cada una de las partes promete a la otra una

prestación según qué tal acontecimiento, se haya producido o no.

El Código Civil señala dos reglas excepcionales comunes a los contratos de juego y apuesta:

1) le niega al ganador la acción en repetición de lo que haya pagado y

2) no le reconoce ninguna eficacia a las promesas a pagar.

Indudablemente que entre juego y apuesta existe diferencia. Puede haber juego sin apuesta, así

como puede haber apuesta sin juego. El juego puede consistir en una diversión sin resultados

económicos. En ese caso hablamos de juego por antomasia pero la mayor parte de veces el juego va

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

acompañado de una apuesta. La apuesta existe sin el juego. Es un elemento accidental podríamos

decir que la apuesta es un accesorio del juego. Cualquier clase de juego, desde el más atrevido hasta

el más inocente pueden existir sin la apuesta no puede existir sin el juego los actos o sucesos que

son objeto de ella, la apuesta tiene que ir siempre unida sea al juego, sea a los actos o hechos que se

apuestan. Si yo apuesto que A no pasa de 18 años, frente a otro que afirma que A, excede de los 18

años que muy bien puede llegar los 24 años, ambas posturas sometidas al dicho de A que despejará

la duda y llega A, y dice que tiene 20 años. He perdido la apuesta. No se ha tratado de un juego pero

ha habido apuesta. En cambio sí teniendo el mazo de barajas en la mano digo que pagaré siete y

medio y otro jugador exhibe cartas que valen siete y medio, habré perdido en un juego en que ha

habido apuesta.

La apuesta no solo es dinero, pueden existir apuestas en objeto y apuestas carentes de valor, en

fichas o palillos de fósforos o granos de maíz, que no tienen valor.

6.1.- En relación al fin perseguido por las partes

Según un primer criterio, para establecer la diferencia entre juego y apuesta ha de atenderse al

distinto motivo o finalidad de dichos contratos. Así, ENNECCERUS estima que el juego tiene por

objeto una distracción o una ganancia, o ambas cosas a la vez, mientras que la apuesta tiende a

robustecer una afirmación discutida.

Como se mencionó anteriormente, en la definición doctrinaria, setiene las siguientes definiciones:

“Contrato de juego es aquél por el cual, con el fin de distracción o de ganancias, las dos partes se

prometen una prestación bajo condiciones opuestas”, y “Contrato de apuesta es aquél por el cual,

con el fin de robustecer una afirmación, las partes se prometen recíprocamente ciertas prestaciones

para el caso de ser o no verdad aquella afirmación”.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Conforme a esto, sostiene que las apuestas sobre la victoria de un determinado caballo en una

carrera pública, son juego, porque sólo se realizan con vistas a una ganancia. A ello añade que en

las afirmaciones sobre futuro no suele haber apuesta, sino juego, y señala como ejemplo las

apuestas deportivas, si bien no considera acertado en este caso generalizar este criterio.

7.- Clases de juego y apuesta:

El Código legisla sobre "el juego y la apuesta" permitidos y no autorizados.

De la disquisición anterior deducimos que el código no legisla ni el juego ni la apuesta. Todas las

formas, lícitas y no lícitas resultan englobadas en la frase "el juego y la apuesta" que son tratadas

como si fueran un solo hecho o un solo concepto. Consideramos más apropiado calificar la apuesta

como el contrato en el cual ambas partes se someten a los resultados de determinado hecho.

El Código sin embargo engloba en una frase el juego y la apuesta, reconoce tres clases de estas:

1) El juego y la apuesta permitidos.

2) El juego y la apuesta no autorizados.

3) El juego y la apuesta prohibidos.

Cada uno tiene un tratamiento especial;

De conformidad con el nuevo sistema seguido por el código vigente, mientras que los juegos

permitidos y los prohibidos se encuentran prefijados en las leyes, los no autorizados están en una

zona neutral, pues no son prohibidos ni permitidos. Estos últimos constituyen, por lo demás, los que

se presentan con mayor frecuencia, pues cubre un área muy amplia. Como ejemplo de los juegos no

autorizados podemos citar los eventos deportivos en general, o cuestiones relativas a hechos o

acontecimientos ya producidos o actuadas, en todos los cuales existen competitividad, un interés

económico de por medio y los factores determinantes en beneficio del vencedor como son su

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

destres física, su conocimiento, su memoria y otros similares a los que se agrega un margen no

cuantificado y colateral de suerte o azar.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

II EL JUEGO Y APUESTA EN NUESTRO CODIGO CIVIL

1.- Juego y apuesta permitidos: Acción de cobro (Art. 1942)

Los elementos constitutivos del juego y apuesta permitidos son:

1) La obligación por parte de quien resulte perdedor, de satisfacer la prestación previamente

establecida. En la lotería, por ejemplo, el organismo competente hace que se emitan y pongan en

circulación billetes en los que figuran el monto de los premios y la fecha del sorteo, entre otros

aspectos.

Al referirnos a los conceptos generales se explicó que en el juego y apuesta permitidos

actualmente, la prestación a que se obliga el perdedor es de dar (sumas de dinero y también

especies). Nada impide, empero, que en el futuro se introduzcan dentro de esa misma categoría

prestaciones de hacer y hasta en teoría, aunque con remotas posibilidades, de no hacer. Por

ejemplo, podría darse que en el juego de bingo se permita ofrecer como prestación la pintura de

la casa del ganador de una determinada cartilla.

Como por otra parte hemos sostenido que el juego y apuesta no autorizados es un contrato

peculiar resulta evidente que dentro de su gama podrán ofrecerse no sólo prestaciones de dar,

sino también de hacer y no hacer. Nada impide, en efecto, que en una competencia de ajedrez,

quien resulte perdedor le confeccione un retrato al vencedor (prestación de hacer) o se abstenga

de jugar durante un mes (prestación de no hacer) en la medida de que una u otra prestación haya

sido previamente convenida. Como sabemos, en ambos ejemplos el vencedor carecerá de acción

para exigir el cumplimiento de la prestación por parte del perdedor.

2) La prestación debe tener carácter interesado (causa lucrandi) ya que si el resultado de una

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

competencia (deportiva, científica, etc.) sólo conduce a una satisfacción inmaterial, no habrá

habido concertación previa ni existirá juego y apuesta desde una perspectiva contractual. León

Barandiarán cita con acierto a Funaioli manifestando que "si no hay resultado económico en

cuanto a transmisión patrimonial por parte de un jugador, que viene a ser el perjudicado, en favor

de otro jugador, que viene a ser el favorecido, el mundo del juego y aquel del derecho

constituyen no solamente dos categorías anteriores y diversas, sino un cierto sentido,

contrapuestas, incompatibles. El fenómeno lúdico y el fenómeno jurídico serían insensibles

recíprocamente".

3) La prestación comprometida resultará exigible una vez que se produzca un hecho hasta entonces

futuro o que tratándose de un acontecimiento ya realizado e ignorado en su origen por las

partes, quede luego debidamente esclarecido. Debemos aclarar que en la legislación sobre el

juego y apuesta permitidos sólo se da la primera de estas hipótesis. Ejemplo: la llegada a la

meta de un caballo vencedor en un hipódromo. No existe, en cambio, juego y apuesta

permitidos en que la prestación esté sujeta al resultado de un acontecimiento realizado, pero

desconocido por las partes. Empero, se le consideró en el texto para la eventualidad de que

pueda darse en el futuro. Además y desde luego, este matiz se presenta frecuentemente en el

juego y apuesta no autorizados (ejemplo: si dos estudiantes de Derecho apuestan una comida

respecto a quién era Presidente del Perú cuando se promulgó el Código Civil de 1952: Ramón

Castilla o José Rufino Echenique).

4) Aunque no lo señale el artículo 1492, por su misma organización empresarial el juego y apuesta

permitidos están acompañados por actos de carácter preparatorio, como son la adquisión de

billetes, boletos, cartillas o fichas.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Adicionalmente cabe indicar que en ciertos casos sus mecanismos son sofisticados. Así sucede

con el empleo de totalizadores en los hipódromos, pues en realidad quien juega es la masa

apostadora (asistente o no al espectáculo hípico) de modo que la institución que hace empresa

(entre nosotros, el Jockey Club del Perú) se limita a recolectar las apuestas y cumplir con el

pago de los resultados, reteniendo un porcentaje que no sólo asegura sus costos y el pago de

tributos, sino también una significativa ganancia.

El segundo párrafo del artículo bajo comentario carece de razón de ser, y su inclusión se debe a que el

autor no estuvo presente en la ponencia sustitutoria que estaba cambiando toda la estructura del

contrato de juego y apuesta, al separarlo en permitidos, no autorizados y prohibidos. En efecto, la

regla de equidad contenida por este segundo párrafo (evitar la ruina del perdedor) se explicaba en el

Código Civil de 1936, ya que conforme al artículo 1772 el que perdía en juego y apuesta de los no

prohibidos quedaba obligado al pago. Pero como esto no es así en el Código actual (artículo 1943) no

vemos cómo pueda aplicarse esa regla de equidad si el juego y apuesta permitidos están circunscritos

a los que se organizan de un modo empresarial y con un riesgo calculado.

1.1.- Efectos de los juegos permitidos

Con relación a los efectos que el Código Civil ha atribuido a los juegos permitidos podemos

mencionar los siguientes:

1.2.- Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda

Sí se permite al ganador recurrir a la vía judicial para reclamar lo que ha ganado en un juego

permitido, sin embargo también se admite la reducción judicial de la deuda cuando resulta excesiva

en relación con la situación económica del perdedor. Es decir, aun así el juego sea lícito, el

legislador ha considerado necesario proteger al perdedor. La reducción judicial de la deuda

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

proveniente de juegos permitidos ya se contemplaba en el Código Civil de 1936, señalándose en su

ARTÍCULOS 1772 lo siguiente: "El que pierde en juego o apuesta de los no prohibidos queda

obligado al pago. El juez puede, sin embargo reducir la obligación en lo que excediere de los usos

de un buen padre de familia".

En nuestra opinión, la reducción judicial de la deuda en un juego lícito solo debería ser posible por

un acontecimiento extraordinario o imprevisible, por causas extrañas al riesgo propio del contrato,

tal como lo dispone el ARTÍCULOS 1441, numeral 2, del actual Código Civil; pero si la excesiva

onerosidad de la prestación obedece a circunstancias propias del contrato no debería constituir la

situación económica del perdedor un criterio válido para que este pueda reducir su deuda, pues tal

circunstancia no necesariamente era un hecho cierto y conocido por el ganador. En este aspecto, el

Código Civil funge de paterna lista y el efecto de la norma podría seguir una dirección opuesta a la

deseada pues podría estimular que quienes tienen una complicada situación económica se agencien

de grandes cantidades de dinero para jugarlas, sabiendo que dentro del rango de probabilidades será

mayor la oportunidad de obtener pingües ganancias, pues podrían aprovecharse de la reducción

judicial para aminorar sus deudas.

La situación económica del perdedor solo puede ser invocada como excepción y no como acción.

En consecuencia, la reducción judicial no podría solicitarla una persona que ya pagó la deuda a

través de una demanda de reducción de deuda de juego y solicitar por lo tanto su devolución parcial.

El último párrafo del ARTÍCULOS 1942 señala que el juez puede reducir la prestación, en

consecuencia, si esta ya se cumplió, la obligación está plenamente extinguida y no tendría entonces

título para repetir al que pagó la deuda de juego permitido aunque pretendiera invocar su situación

económica.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

1.3.- Excepción para no pagar lo perdido

En un proceso judicial donde el ganador demanda el cobro de lo ganado en un juego permitido, el

perdedor no podrá eximirse de pagar; sin embargo, como lo indicamos anteriormente, podrá

solicitar la reducción de la deuda invocando su situación económica. La figura de la reducción

judicial también está contemplada para las obligaciones con cláusula penal. Conforme al

ARTÍCULOS 1346, el juez, a solicitud del deudor, puede reducir equitativamente la pena cuando

sea manifiestamente excesiva o cuando la obligación principal hubiese sido en parte o

irregularmente cumplida.

1.4.- Acción para recuperar lo pagado

El deudor que pagó una deuda proveniente de un juego permitido no puede luego demandar su

devolución total ni parcial. Al haberse extinguido la obligación, es irrelevante que pueda probar que

el monto de la prestación resultó excesiva con relación a su situación económica, pues la reducción

judicial solo puede ser invocada como excepción, cuando el deudor actúa como demandado.

2.- Juego y apuesta no autorizados: falta de acción y de repetición (Art. 1943)

El que paga voluntariamente una deuda emanada del juego y la apuesta no autorizados, no puede

solicitar su repetición, salvo que haya mediado dolo en la obtención de la ganancia o que el repitente

sea incapaz.

Según lo explicado en los conceptos generales el Código Civil en vigencia tiene una estructura peculiar

en lo que se refiere al juego y apuesta, pues se aparta de la legislación tradicional o clásica y hace una

categórica distinción entre los permitidos, no autorizados y prohibidos. Ya hemos señalado que el

sistema utilizado tiene indudable contenido ético, pero también reconocemos que podría objetarse y en

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

todo caso discutirse en lo que se refiere al trato dado al juego y apuesta no autorizado, pues son los que

se presentan con mayor frecuencia en la vida diaria.Pondremos algunos ejemplos: Pedro se enfrenta a

Juan en un partido de tenis y convienen en que el perdedor le pagará una suma de dinero o le entregará

un bien determinado o le prestará un servicio o se abstendrá de hacer algo. Carlos tiene una discusión

con Santiago sobre el resultado del encuentro final del Campeonato Mundial de Fútbol realizado en

Argentina en 1978 y hacen una apuesta relacionada con cualquiera de las prestaciones antes

mencionadas, o sea de dar, hacer o no hacer. Julia afirma que Juana de Arco falleció el 30 de mayo

de 1431, en tanto que Cecilia sostiene que fue el 30 de mayo de 1430, y surge otra apuesta vinculada

con un hecho del pasado y sujeta también a un efecto o consecuencia lucrativa. En todos estos casos,

como en tantos otros similares no existe prohibición legal, puesto que no se trata de juegos de envite

y azar, pero tampoco están permitidos y se hallan, de consiguiente, en una posición intermedia, ya

que si de una parte el vencedor carece de acción para exigir el pago, por otro lado el perdedor que

satisfizo la prestación no puede reclamar su devolución (de ser ello posible), pues el primero goza de la

solutio retentio. Estos efectos, tan distintos, responden a la filosofía impuesta en el Código, que

desalienta al juego y apuesta, pero concede una solución decorosa para el perdedor, satisfactoria

para el vencedor y lo que es tanto o más importante, coherente con el acontecer diario, con los

usos y costumbres y el valor moral de la palabra empeñada.

Para que funcione la solutio retentio es indispensable que el pago haya sido hecho por el perdedor en

forma voluntaria. De otro modo el acto sería anulable por error, violencia o intimidación. No hemos

mencionado al dolo como factor de anulabilidad, pues el artículo 1943 lo señala expresamente y

desde luego su inclusión es inobjetable, pues faltaría el alea y la ley no puede proteger a quien ha

empleado artificio o argucia para obtener un resultado que le favorezca. Como apunta León

Barandiarán, "debe haber ausencia de fraude de parte del ganancioso, o sea, que el resultado del juego

no se deba a acciones dolosas de aquél, y así el primer tahúr puede verse constreñido a restituir lo que

se le haya pagado" Finalmente, habrá también lugar a repetición si quien ha pagado es incapaz. Se

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

trata, en este caso, de que no exista aprovechamiento por falta de razonamiento, inexperiencia o

inmadurez del perdedor. No se ha establecido en esta hipótesis si la incapacidad es absoluta, de

modo que el precepto se extiende también a la relativa. Esta es una deficiencia que deberá ser

corregida en el futuro, por cuanto el acto jurídico practicado por incapacidad relativa del

agente sólo es anulable, a tenor de lo dispuesto en el artículo 221, inciso 1, del Código Civil, Opina

León Barandiarán que "... la falta de capacidad para realizar un acto jurídico, como es un pago,

importa la impugnabilidad de éste. Si esta es una regla general, con tanto mayor razón tendrá

aplicación en el caso contemplado, de una obligación imperfecta, como es la derivada de una deuda de

juego del tipo considerado en el artículo 1768 (del Código Civil de 1936), en que no se permite la

exigibilidad de la obligación, sino sólo la no repetición de lo pagado.

3.- Juego y apuesta prohibidos: Nulidad del pago (Art. 1944)

En este novedoso dispositivo apreciamos el fundamento ético a que hiciéramos mención en los

conceptos generales y en la oscilación de un péndulo imaginario nos encontramos con el extremo en

virtud del cual se fulmina con la nulidad el juego y apuesta prohibidos por mandato expreso de la ley:

no existe acción y hay lugar a la repetición, en el supuesto de haberse hecho el pago.

Solo aquellos juegos cuya prohibición ha sido establecida expresamente por una ley van a estar

sujetos a los efectos indicados en el ARTÍCULOS 1944. La regla en nuestra legislación civil ha

sido prohibir los juegos, especialmente los juegos de azar y esto se advierte desde el albor de la

República.

En efecto, el General San Martín, durante su protectorado, en enero de 1822 expidió un decreto por

el que se consideraba al juego como un delito que ataca la moral pública y arruina las familias.

Asimismo, tal decreto dispuso que se sancione penal mente a los dueños de las casas donde se

jugaba y también a los jugadores, y para incentivar la búsqueda de centros de juego se premiaba a

los denunciantes con la mitad del dinero encontrado en las mesas de juego. Posteriormente, ese
21
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

mismo año y mes, el General emitió otro decreto concediendo la libertad a los esclavos que

denunciaran el desarrollo de juegos en las casas de sus amos, recibiendo también la mitad del dinero

encontrado en las mesas de juego.

La existencia de juegos prohibidos en nuestra legislación ha obedecido fundamentalmente a razones

de orden religioso y moral. Los que han sido objeto de esta prohibición, ya los hemos dicho, han

sido los juegos de azar y entre los argumentos invocados en su oportunidad para tal decisión

estaban los siguientes: que atentan contra la ética del trabajo, que promueven una injusta

disposición de la riqueza personal desestimulando la solidaridad entre las personas y que fomentan

la corrupción de las entidades estatales

La distinción entre el juego y apuesta permitidos, no autorizados y prohibidos es, pues, notoria. En

los primeros, hay acción para que el vencedor exija al perdedor el pago de la prestación convenida. En

los segundos, no existe acción, pero el vencedor tiene a su favor la solutio retentio y no está obligado

a devolver lo que el perdedor pagó espontáneamente. Finalmente, en el tercer caso no hay acción y si el

perdedor ha pagado al vencedor, tiene el derecho de repetición, pues dicho pago es nulo de pleno

derecho.

Lo expuesto en la parte final del párrafo anterior significa que quien pagó no necesita recurrir a los

tribunales para que declaren la nulidad, pues ésta opera jure etde iure. Desde luego, si el perdedor

entregó al vencedor dinero o especies y no se le devuelve tendrá que interponer la correspondiente

acción restitutoria, o una indemnizatoria si por la naturaleza de las cosas no cabe restitución, lo que

sucedería cuando la prestación fue de hacer o de no hacer.

La legislación peruana en materia de juego y apuesta prohibidos está referida al envite -cuya

definición fue dada en los conceptos generales, y aparece en el Decreto Ley N° 7051 de 18 de marzo

de 1931.

Conforme a sus disposiciones, "la prohibición del juego de envite es absoluta en toda la República.

Quienes trafiquen con dicho juego ejerciendo el rol de banqueros, empresarios, talladores, etc., serán
22
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

reprimidos administrativamente por la autoridad prefectural, con multa de mil a cinco mil soles y

además, juzgados como vagos y expulsados del territorio nacional, si fueran extranjeros. El dinero y

los efectos encontrados en mesa o en poder de los jugadores serán decomisado. Los clubes, centros

sociales o establecimientos en que se sorprenda la práctica del juego de envite serán clausurados y

sólo podrán reabrirse mediante un depósito en efectivo de diez mil soles el cual, en caso de

reincidencia y sin perjuicio de la clausura definitiva será aprovechado por el Estado. Por último,

incurre en responsabilidad por negligencia y será destituido, quedando inhabilitado durante un año

para el servicio, el funcionario de policía o autoridad política en que se sorprenda algún foco de juego

de envite y tratándose de casos de corrupción de funcionarios, los responsables serán reprimidos con

arreglo al artículo 243-A del Código Penal (adicionado por el artículo 10 del Decreto Ley N° 25836

de noviembre de 1992).

También es pertinente referirnos a la Ley N° 10293 de 24 de noviembre de 1945, que prohibió la

explotación del juego de las carreras de galgos, cuya concesión la tenía la Empresa Lima Kennel Park

S. A. y sanciona igualmente el juego de ruleta y demás formas de azar empleadas en

establecimientos o por Vendedores ambulantes, con excepción de las tómbolas debidamente autoriza-

das con fines sociales.

Del contenido de las normas citadas se desprenden dos comentarios:

1) En la práctica la ley no se cumple y el juego de envite se realiza impunemente en clubes, centros

sociales y por ambulantes, debiendo advertir que el funcionamiento de casinos está permitido

por la Ley N° 27153, pero requiere el otorgamiento de autorización expresa.

2) El Decreto Ley N° 7051 y la Ley N° 10293 no se ajustan a las exigencias de nuestra época y es

imperiosa la dación de una nueva ley que regule esta problemática.

3.1 Consecuencias civiles de los juegos prohibidos

23
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Las consecuencias civiles de los juegos prohibidos son las siguientes:

3.2 Acción para reclamar lo ganado y reducción judicial de la deuda

No se permite al ganador recurrir a la vía judicial para reclamar lo que ha ganado y si esto ha

ocurrido es nulo de pleno derecho. Los juegos prohibidos están afectados con la nulidad absoluta;

inclusive, como lo indica el ARTÍCULOS 220 del Código Civil, tal circunstancia puede ser alegada

también por el Ministerio Público.

Al ser nulo este contrato, significa además que existe acción para recuperar lo pagado en un juego

prohibido. Asimismo, el juez puede declarar de oficio la nulidad cuando esta resulta manifiesta en

un proceso que verse sobre la existencia de una deuda derivada de un juego prohibido. Por ejemplo,

una empresa peruana que gestiona y colecta en el país apuestas para loterías del exterior demanda a

un cliente local el cobro de una deuda generada por la adquisición de varios billetes de esta lotería

extranjera. El cliente -que desconoce estas normas- trata de evitar el pago con otros argumentos. El

juez, en aplicación de las leyes que regulan el juego de lotería y del ARTÍCULOS 1944 del Código

Civil, podrá sin que le sea solicitado, declarar la nulidad del contrato y la improcedencia del cobro

de la deuda. La reducción judicial no es posible en estos casos.

3.3 Excepción para no pagar lo perdido

Sí existe, pues el juego es nulo. Efectivamente, en el supuesto que un organizador de juegos

prohibidos demande judicialmente el pago de una deuda proveniente de un juego prohibido, el juez

no debería admitir la demanda, pero si esto ocurriera, el demandado podría invocar su inexigibilidad

por ser un juego prohibido.

3.4 Acción para recuperar lo pagado

24
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Sí existe. Al ser nulo este contrato, significa además que existe acción para repetir lo pagado en un

juego prohibido. Entonces, el deudor que pagó voluntariamente una deuda proveniente de un juego

puede luego demandar su devolución. A nuestro criterio, la participación en un juego prohibido

debe afectar a todas las partes contratantes. Es interesante la solución del Código Civil Federal de

México, que sanciona parcialmente al perdedor en un juego prohibido. Al respecto señala lo

siguiente: "ARTÍCULOS 2765.- El que paga voluntariamente una deuda procedente del juego

prohibido, o sus herederos, tiene derecho de reclamar la devolución del 50% de lo que se pagó. El

otro cincuenta por ciento no quedará en poder del ganancioso, sino que se entregará a la

Beneficencia pública"

4.- Nulidad de actos jurídicos que encubran o envuelvan deudas del juego y apuesta no

autorizados y prohibidos (Art. 1945)

El jurista Carlos A. Fonseca Sarmiento comenta que esta norma señala que una deuda de juego

prohibido o no autorizado no es susceptible de convertirse por novación u otro medio similar, en

una obligación civilmente eficaz. De esta manera, quien tuviera una deuda (obligación primitiva)

que realmente tiene su causa en este tipo de juegos, cuando la obligación que le es exigida

(obligación convertida) se le atribuye una causa civilmente eficaz, el deudor tendrá todos los

medios posibles para probar que la causa real de la obligación es el juego prohibido o no autorizado

y con ello podrá bloquear la acción e impedir su pago.

Esta regla siempre se ha considerado en nuestros Códigos Civiles; primero en el ARTÍCULOS 1744

del Código de 1852 y luego en el ARTÍCULOS 1769 del Código de 1936. Con relación a la

novación, expresamente, el actual ARTÍCULOS 1286 señala que si la obligación primitiva fuere

nula, no existe novación. De igual manera, con relación a la fianza, el ARTÍCULOS 1875 señala

que esta no puede existir sin una obligación válida.

25
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Las maniobras empleadas para convertir una deuda de juego en deuda civilmente exigible son

simulaciones de acto jurídico y nuestro Código Civil -en los ARTÍCULOS 190, 191 Y 192- se

pronuncia sobre la simulación absoluta, la simulación relativa y la simulación parcial,

respectivamente. Por regla general, se protege al tercero de buena fe. Así, el ARTÍCULOS 194

señala que la simulación no puede ser opuesta por las partes ni por los terceros perjudicados a quien

de buena fe y a título oneroso haya adquirido derechos del titular aparente. Es preciso advertir, sin

embargo, que en el ARTÍCULOS 1945 no se indica si el tercero de buena fe adquirió a título

gratuito u oneroso el derecho sobre la deuda de juego.

Con relación al segundo párrafo del ARTÍCULOS 1945, podemos indicar algunas situaciones: si un

jugador perdió en un juego prohibido o no autorizado puede ser que en dichas circunstancias sea

obligado a aceptar una letra de cambio para saldar la deuda. Es decir, se le puede dar forma de

título a la orden a favor del ganador. El portador de buena fe de tales títulos -a consecuencia de su

tráfico patrimonial- sí tiene el derecho de cobrar la suma de dinero indicada en el título, sin

perjuicio del derecho que tendrá el deudor de repetir contra el ganador del juego prohibido por ser

este nulo o cuando existe dolo o el repitente es incapaz, en el caso de los juegos no autorizados.

Por su parte Max Arias Schreiber opina que, Mediante este dispositivo se protege la finalidad ética

perseguida en los juegos y apuestas no autorizados (artículo 1943) y prohibido (artículo 1944), de

modo tal que no tendrán valor aquellos actos que resulten disfrazados y dependientes. Se evita así

el fraude de la ley, impidiendo una apariencia que no constituye un hecho nuevo, que carece de

autonomía y se pone por lo tanto atajo a legitimar por la vía indirecta, lo que la ley no permite

directamente. Manifiesta a este respecto León Barandiarán, citando a Staudinger, que se trata de

resguardar lo que resultaría ser una distorsión fraudulenta y se rechaza la posibilidad de introducir

"variaciones mediante las cuáles el perdedor asume frente al ganador una obligatoriedad para el

cumplimiento de una deuda por juego o por apuesta, en especial mediante un reconocimiento de

deuda

26
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Es decir que el artículo bajo comentario se refiere a la novación, el otorgamiento de garantía para el

pago y cualquier otro acto jurídico que signifique el reconocimiento de un resultado desprendido de

juego y apuesta no autorizados o prohibidos, como serían la promesa, confirmación, compensación,

transacción y análogos.

AI referirse a la novación, León Barandiarán explica que mediante ella "se podría emplear un

medio sustitutorio para conseguir la ejecución de una obligación que la ley repudia. La obligación

nueva creada por el empleo del recurso antedicho está inficcionada, como en el caso del

reconocimiento, por el vicio de la causa novandi. Como muy bien advierte Funaioli, el elemento

causal es aquí determinante"

En lo que atañe a la constitución de garantías, basta decir que necesariamente corren la suerte de su

verdadera razón de ser. León Barandiarán expresa que "... respecto a la deuda emanante del juego

de Cayo en favor de Ticio, la fianza otorgada por Sempronio quedaría sujeta a la excepción ex

causa por dicho Sempronio ante la exigencia de Ticio. Igual que en el caso de la fianza, ocurriría lo

mismo en el supuesto de alguna otra garantía, como la hipoteca, laprenda"

El segundo párrafo se contrae, a, la emisión de un título de crédito a la orden del ganador y a cargo

del vencedor y como la causa vendría a ser la misma -juego y apuesta no autorizados o prohibidos- la

consecuencia es también igual: su invalidez. Esta emisión representa, como es sabido, una promesa de

pago y consecuentemente el reconocimiento de una deuda no exigible. Es aplicable, a estos efectos,

lo dispuesto en el artículo 20 de la ley de Títulos Valores N° 16587, que autoriza al deudor a oponer

al tenedor del título las excepciones que derivan de sus relaciones personales con éste.

En su parte final, el precepto bajo comentario pone a salvo el derecho del tercero de buena fe, quien

por razones de velocidad en la circulación y de seguridad en la transmisión de esta clase de

documentos es ajeno a su origen y por lo tanto la invalidez no le alcanza. León Barandiarán, luego de

poner varios ejemplos relacionados con el artículo 1769 del Código Civil de 1936 pero que son

27
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

pertinentes al Código vigente, señala que lo que sostiene respecto a las letras de cambio es aplicable a

los vales y pagarés a la orden, por la remisión que hace el artículo 133 de la Ley de Títulos Valores

Desde luego, nada impide que quien pagó al tercero de buena fe tenga expedito su derecho para

repetir contra el que recibió y negoció originalmente el título de crédito. No existe, en nuestro Código,

una disposición que lo señale expresamente -como sucede en el Código Civil de la República del

Paraguay, promulgado el 23 de diciembre de 1985-, pero ese derecho emana de la naturaleza de las

cosas.

5.- Tercero que paga la deuda en juego y apuesta no autorizados (Art. 1946)

Este artículo ha sido concebido exclusivamente para el juego y apuesta no autorizados pues de su

texto se infiere que existirá acción a favor de quien paga con la aceptación expresa o tácita del

perdedor, actuando como un gestor que a sabiendas ha servido de intermediario y no tiene por qué

empobrecerse. No sucede lo mismo, por cierto, en el juego y apuesta prohibido, pues en esta

hipótesis el tercero que paga carece de acción en cualquier circunstancia, dado el rigor con que trata

el Código estas actividades.

Dentro del mismo criterio, esto es, legislando sobre el juego y apuesta no autorizados de un modo

menos severo que los prohibidos, la parte final del artículo dispone que quien paga sin autorización

del perdedor y recibe de éste la cancelación de lo que abone, goza de la solutio retentio y no está

obligado a su restitución.

El reciente Código Civil paraguayo (1985) señala en su artículo 1455 que el tercero que sin mandato

hubiese pagado una deuda de juego y apuesta, no goza de acción alguna contra aquél por quien hizo

el pago. Nosotros preferimos la fórmula peruana, pues es más flexible.

28
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Por último debemos reflexionar sobre la supresión hecha por la Comisión Revisora del artículo 2001

del Proyecto, según el cual "no puede exigirse el pago de lo que se presta expresamente para juego no

autorizado, si se hace anteriormente o en el acto mismo de jugar" y dejamos constancia de nuestra

discrepancia y de la conveniencia de incorporarlo en el futuro. En efecto, dicho numeral del Proyecto

tenía como fuente el artículo 1771 del Código Civil de 1936, con el agregado de que no exista acción

si el préstamo se hacía antes y no simplemente en el acto del juego y apuesta y su propósito estaba

dentro de la filosofía que regula este contrato, dirigida a no propiciar la práctica de lo que puede

convertirse en un vicio. Por cierto que la solución sería distinta en la hipótesis de que el mutuo se

realizase después del resultado del juego y apuesta no autorizados y así se desprendía del referido

artículo 2001 del Proyecto, contrario sensu, de modo que su reembolso procedería como en

cualquier caso de un préstamo válido.

6.- Juegos y apuestas masivas o multilaterales (Art. 1947)

Según MaxArias Schreiberen su libro Exégesis opina queEn nuestro Perú el juego y apuesta

permitidos descansan, con mayor o menor intensidad, en la intervención masiva de los apostadores

y se sujetan a las leyes o disposiciones administrativas pertinentes. Existen modalidades del juego y

apuesta que en algunos casos están relacionadas con espectáculos públicos, como sucede en las

carreras de caballos o los partidos de fútbol, para poner dos ejemplos (apuestas en función del

totalizador y cartillas del denominado "Deporgol" que ya no opera, respectivamente), sin que por

cierto haya relación jurídica alguna entre dicho juego y tales espectáculos. Se trata, en verdad, de

contratos masivos o multilaterales.

Explica Consuelo Vidal Bruce, que "los juegos y apuestas en los que suele tomar parte un gran número

de personas pueden ser divididos en dos categorías: una formada por una serie de contratos bilaterales

entre el organizador del juego y cada uno de los participantes en el mismo, y otra en la que todos los

jugadores crean un único contrato plurilateral, ejercitando el organizador únicamente una función de

29
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

intermediario. Esta división facilita el análisis de los diferentes tipos de relaciones que se dan entre los

participantes en estos juegos o apuestas, y funciona aún en los casos en los que éstos no se organizan

profesionalmente" (Consuelo Vidal Bruce, los contratos de juego y apuesta, tesis para optar el grado

de bachiller en la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1984).

6.1 los juegos y apuestas que de alguna manera se han vinculado o están sujetos a lo dispuesto

por el artículo 1947 del Código Civil.

A) Lotería

La lotería está sujeta al Decreto Ley N° 21921, de 2 de setiembre de 1977 En doctrina, se le concibe

como "un contrato plurilateral entre participantes, con pago anticipado de billetes de lotería o de

vigésimos de esos 'enteros' con cuyo pago se formará -excluido lo que aporte el Estado para sus fines

sociales- el montepremio común a distribuir entre quienes hayan acertado".

Conforme al artículo 7 del Decreto Ley N° 21921, los premios pueden consistir en dinero efectivo y/o

en bienes muebles o inmuebles, pero es condición que el premio mayor de todos los sorteos sea

dinero en efectivo. En el caso de muebles o inmuebles, es indispensable que sean adquiridos por el

Ramo de Loterías antes de la fecha en que se verifique el correspondiente sorteo. Además, y sí lo

que se sortean son muebles o inmuebles, el Ramo considerará como complemento del premio una

suma equivalente al 20% del valor de los bienes sorteados (artículo 7, incisos a, b, c y d).

El artículo 14 constituye una excepción al numeral 1949 del Código Civil (infra, página 403), pues

dispone que el plazo para efectuar la cobranza de premios es de 180 días calendario y si el último

fuera inhábil, el plazo vencerá el primer día hábil siguiente.

Otro-precepto significativo es el artículo 20, según el cual el premio correspondiente a un billete de

lotería o fracción de éste, será pagado por los Ramos de Loterías a su sola presentación. La tenencia

30
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

del billete de lotería o fracción confiere a su poseedor, por lo tanto, el derecho al-cobro del premio,

salvo mandato judicial que disponga la suspensión del pago.

B) Casinos

El juego y apuesta en los casinos está basado en un sistema de autorizaciones que otorga la Dirección

Nacional de Turismo del Ministerio de Industria, Turismo, Integración y Negociaciones Comerciales

Internacionales (MI-TINCI) a mérito de las disposiciones contenidas en la Ley N° 27153 de 9 de

julio de 1999 (Ley que regula la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas), la

misma que viene a sustituir al Decreto Ley N° 25836 y a sus demás antecedentes legales, tales como el

Decreto Ley N° 22515 del Iode mayo de 1979 y el Decreto Legislativo N° 698 del 5 de noviembre de

1991, siendo también aplicable el Decreto Supremo N° 001-2000-ITINCI del 7 de enero de 2000

(Reglamento para la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas)

La Ley N° 27153, que actualmente regúlala explotación de los juegos de casino y máquinas

tragamonedas, consta de 46 artículos distribuidos en ocho Títulos, así como disposiciones

transitorias, complementarias y finales. Ellos son: TITULO I (Disposiciones generales), TITULO II

(De los juegos de casino y de las máquinas tragamonedas), TITULO III (De la autorización, garantías

e inicio de operaciones), TITULO IV (De la autoridad competente), TITULO V (De los titulares de

la autorización de explotación de juegos de casino y máquinas tragamonedas), TITULO VI (Medios

impugnatorios), TITULO VII (Impuesto a los juegos de casino y máquinas tragamonedas), TITULO

VIII (Régimen de infracciones y sanciones).

Entre las más importantes normas que hay que destacar en esta ley, señalaremos las que siguen:

En el artículo 1 se define la finalidad de la ley. Su propósito es regular la explotación de los juegos de

casino y máquinas tragamonedas a fin de preservar y proteger a la ciudadanía de los posibles perjuicios

31
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

o daños que afecten la moral, la salud y la seguridad pública; así como promover el turismo receptivo;

y establecer el impuesto a los juegos de casino y de máquinas tragamonedas.

Según el artículo 3 es objeto de la ley:

a) Garantizar que los juegos de casino y máquinas tragamonedas sean

conducidos con honestidad, transparencia y trato igualitario.

b) Establecer medidas de protección para los grupos vulnerables de la

población.

c) Evitar que la explotación de los juegos de casino y de máquinas

tragamonedas sea empleada para propósitos ilícitos.

El artículo 4 señala diferentes definiciones.

Conforme al artículo 5 la explotación de juegos de casino sólo puede llevarse a cabo en los distritos

autorizados mediante resolución suprema, debiendo tomarse en cuenta además de la infraestructura

turística existente, razones de salud, moral y seguridad pública. Estos establecimientos incluyendo los

de tragamonedas no pueden estar ubicados a menos de 150 metros de iglesias, instituciones

educativas, cuarteles y hospitales.

El artículo 6 incluye la instalación de salas para la explotación de casinos en hoteles de cuatro o cinco

estrellas, así como de inmuebles declarados monumentos históricos debidamente acondicionados y

restaurantes cinco tenedores turísticos.

Las instalaciones tragamonedas pueden instalarse, según el mismo artículo, en hoteles de cuatro o cinco

estrellas y de tres o más estrellas en otras provincias distintas a Lima y Callao. Igualmente, se pueden

instalar tragamonedas en los lugares autorizados para la explotación de juegos de casino.

El artículo 7 es de suma importancia; enumera los requisitos de seguridad, previsión de siniestros y

demás condiciones establecidas en el reglamento nacional de construcciones. Deben además contar

con la acreditación del Instituto Nacional de Defensa Civil y la respectiva licencia municipal. Contarán

32
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

además con instalaciones sanitarias, sistema de ventilación artificial, sistema de extinción de

incendios, sistema de vídeos, controles de acceso, salidas de emergencias, sistema aislante acústico y

ventanilla de caja, sala de caja, bóveda, sala de conteo y demás instalaciones anexas.

Sólo podrán ingresar a las salas destinadas a la explotación de los juegos de casino y de máquinas

tragamonedas, los mayores de edad. El usuario está obligado a presentar su documento de

identificación. Por ningún concepto podrán ingresar a estas salas:

a) Los menores de edad

b) Las personas en evidente estado de alteración de conciencia o aquéllas que se encuentren bajo

los efectos del alcohol o drogas.

c) Quienes por su actitud evidencien que podrían amenazar la moral, la seguridad o tranquilidad

de los demás usuarios o el normal desenvolvimiento de las actividades.

d) Quienes porten armas u objetos que puedan utilizarse como tales.

En el Capítulo II del Título II, están expuestos las características técnicas de las máquinas

tragamonedas, así como los juegos autorizados y el Registro de Juegos.

Los artículos 13 a 23 se ocupan de la autorización, garantía e inicio de las operaciones.

El Título IV establece que la autoridad competente es la Dirección Nacional de Turismo. El artículo

25 de la ley señala cuáles son sus facultades.

Conforme al artículo 27 se forma la Comisión Nacional de Juegos de Casino y Máquinas

Tragamonedas (CONACTRA) y el artículo 28 enumera cuáles son sus funciones.

En el Título IV la ley consta de normas referidas a los titulares de la autorización de explotación de

juegos de casino y máquinas tragamonedas.

El Título VI establece los medios impugnatorios, detallando la apelación y el silencio

administrativo.

33
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

En el Título VII aparecen las reglas que conciernen al impuesto a los juegos de casino y máquinas

tragamonedas, disponiendo que son además de aplicación las normas reglamentarias y el Código

Tributario en lo que fuera pertinente.

Es importante resaltar que el sujeto pasivo del impuesto es el que realiza la explotación de los juegos

de casino o de máquinas tragamonedas y que la base imponible del impuesto está constituida por la

ganancia bruta mensual proveniente de la explotación de los casinos y máquinas tragamonedas (artícu-

los 37 y 38 de la ley).

Conforme al artículo 41 se fija el régimen de administración del impuesto.

El artículo 42 señala el destino de los ingresos generados por el impuesto de casino en tanto que el

artículo 43 lo hace respecto de los juegos de máquinas tragamonedas.

El artículo 44 dispone el régimen de infracciones y sanciones tributarias aplicable a la explotación de

juegos de casino y de máquinas tragamonedas, regulándose por el Código Tributario.

El Título VIII establece el régimen de sanciones e infracciones, pudiendo, en este último caso, ir de la

amonestación hasta la inhabilitación permanente, existiendo en el medio, diferentes sanciones

(ejemplo: multa, cierre temporal, clausura, cancelación de autorización, decomiso de bienes e

inhabilitación temporal).

En la segunda disposición complementaria y final de la ley, dispone que el poder ejecutivo la

reglamentara en un plazo máximo de 45 días calendario.

Finalmente, la tercera disposición final deroga el Decreto Ley N° 25836, la Ley N° 26453; el segundo

párrafo del artículo 38, el inciso c) del artículo 50

y la segunda disposición final del Decreto Legislativo N° 776; así como la Ley N° 26812, Asimismo, se

deja sin efecto el Decreto Supremo N° 01-95-ITINCI, que aprueba el reglamento de casinos de juego; el

Decreto Supremo N° 04-94-ITINCI, que aprueba el reglamento de uso y explotación de máquinas

tragamonedas; el Decreto Supremo N° 014-96-ITINCI, que suspende el otorgamiento para el uso y

34
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

explotación de máquinas tragamonedas; el Decreto Supremo N° 004-97-ITINCI, que establece

instancias y mecanismos para fiscalizar el cumplimiento del reglamento de uso y explotación de

máquinas tragamonedas; así como las demás disposiciones que se opongan a esta ley.

El Reglamento de la Ley N° 27153, a su vez, fue aprobado por Decreto Supremo N° 001-2000-

ITINCI del 7 de enero del año 2000 y consta de diez Capítulos divididos en 54 artículos, así como

disposiciones transitorias, complementarias y finales, constando además de los anexos "a", "b", "c",

y "d".

Los Capítulos en que se divide este Reglamento son: CAPITULO I (Abreviaturas y definiciones),

CAPITULO II (De los establecimientos), CAPITULO III (Requisitos y características de los juegos

de casino y de las máquinas tragamonedas), CAPITULO PV (De la autorización expresa para la

explotación de juegos de casino y máquinas tragamonedas), CAPITULO V (De la garantía),

CAPITULO VI (Del inicio de operación), CAPITULO VII (De la autoridad competente),

CAPITULO VIII (De la explotación de los juegos de casino y máquinas tragamonedas), CAPITULO

IX (Del impuesto a los juegos de casino y máquinas tragamonedas) y CAPITULO X (Régimen de

infracciones y sanciones).

C) Pronósticos sobre resultados de competencia deportivas

Mediante Decreto Ley N° 20803, de 19 de noviembre de 1974, se autorizó la realización de concursos

de pronósticos sobre resultados de competencias deportivas, como actividad reservada para el Estado,

cuya ejecución debe basarse en los principios de eficiencia, celeridad, confiabilidad y seguridad (ar-

tículos 1 y 2). Para el efecto de estos concursos se creó la Empresa Pública Administradora de

Pronósticos Deportivos (EPAPRODE) cuya función es la de reglamentar, promover, realizar y

controlar los concursos de pronósticos sobre resultados en las competencias deportivas que se lleven a

cabo en el país y/o en el extranjero.

35
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Luego, por Decreto Ley N° 21091 de 24 de febrero de 1975, se dictó la Ley Orgánica de la Empresa

Pública de Administración de Pronósticos Deportivos (EPAPRODE) la cual, conforme al artículo 6,

tenía facultades para dictar las normas relativas a concursos de pronósticos deportivos de fútbol,

incluyendo su administración y fiscalización.

La suerte de EPAPRODE fue ondulante, ya que empezó con mucho empuje para languidecer hasta su

desaparición.

Llegamos así al Decreto Legislativo N° 255, promulgado el 29 de diciembre de 1981, por el cual se

creó una nueva empresa dependiente del Instituto Peruano del Deporte (IPD) denominada Empresa

Peruana de Apuestas Deportivas S.A. (EPADESA), cuyo objeto es realizar y promover los concursos

de pronósticos de resultados de competencias deportivas que se lleven a cabo en el país y en el

extranjero, habida cuenta de que por el artículo 133 de la Ley N° 23233 se delegó en el Poder

Ejecutivo la facultad de disolver y liquidar la Empresa Pública Administradora de Pronósticos

Deportivos. El mismo Decreto Legislativo derogó los Decretos Leyes N°s. 20803 y 21091, que fueron

analizados sumariamente en los dos párrafos anteriores.

La nueva entidad es una empresa estatal de derecho privado, que se rige por la Ley General de

Sociedades, cuyo texto fue aprobado por Ley N° 26887 de 09 de diciembre de 1997.

La Empresa Peruana de Apuestas Deportivas (EPADESA) ha reestructurado la organización y

funcionamiento de la polla futbolística, denominada Deporgol, tratando de capitalizar los errores y

deficiencias detectadas durante la época en que intervino EPAPRODE, pero en el presente también ha

cesado su funcionamiento.

D) Bingo

Por Decreto Supremo Nc 003-84-IN, de 6 de enero de 1984, se aprobó el Reglamento del Juego

Comercial del Bingo y se prohibieron aquellos que no se sujetasen a sus normas, con excepción de los

denominados bingos benéficos. Estos últimos se rigen por el Decreto Supremo N° 71 de 13 de

36
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

diciembre de 1965, modificado por el Decreto Supremo N° 051 -83-IN, siendo entendido que sólo

podrán organizarse con carácter ocasional no más de seis veces dentro del año calendario.

Conforme al artículo 3 del Reglamento, pueden ser autorizadas para la explotación de salas de bingo,

las asociaciones deportivas, culturales, sociales o benéficas; las empresas de servicios turísticos y las

sociedades mercantilesespecializadas. Las solicitudes, con la documentación respectiva, se tramitan

ante el correspondiente concejo distrital.

Con el objeto de garantizar la seriedad del juego se ha dispuesto que los locales destinados a salas de

bingo permitan que las extracciones de bolos sean visibles para todos los participantes, directamente o

a través de un circuito cerrado de televisión, de modo tal que se asegure la simultaneidad de la visión

con la posibilidad de jugadores (artículo 16.1 del Reglamento).

Existen, inclusive, normas detalladas en lo que concierne al funcionamiento de las salas de juego,

mediante personal de admisión y control, personal de mesa, laborales de vendedor-locutor cajero,

jefe de mesa y jefe de sala. Este último dirige, controla y adopta decisiones relativas a la marcha de

las distintas operaciones, de acuerdo con las normas técnicas del bingo y marcando el ritmo adecuado

de aquéllas. También le corresponde cuidar el funcionamiento de todos los aparatos, instalaciones y

servicios.

Corno en el caso de los casinos no pueden entrar a las salas de bingo los menores de edad y las

personas sujetas a interdicción civil, siempre que esa condición haya sido puesta en conocimiento del

personal de control de admisión. Además, se puede impedir el ingreso a quienes por sus referencias

se supone que habrán de observar una conducta desordenada o cometer irregularidades en el juego.

Existe una característica propia del juego de bingo y es que el acceso a la sala está sujeto a la

adquisición de un boleto de entrada, sin perjuicio de la exhibición de un documento de identidad.

37
EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

A lo expuesto se suma que para jugar es necesario utilizar cartones, cuya adquisición (mal

denominada venta) se sujeta a las disposiciones contenidas en el artículo 28 del Reglamento.

Estamos, pues, en presencia de un juego y apuesta que es complejo y masivo.

Otro aspecto en el que ha puesto esmero el Reglamento es el relativo a los bolos y a su recuento y

estado, así como la forma en que los números sean reflejados, por su orden de salida, en una pantalla

o panel fácilmente visible para los jugadores, desde el lugar en que se encuentren colocados.

En el bingo están prohibidos los premios en especie y los pagos se harán en efectivo o, a solicitud del

ganador y por su seguridad, en cheque bancario girado contra la cuenta de la entidad organizadora

del juego.

F) los juegos de mesa

Entre los principales juego de mesa destacan:

a. El ajedrez es un juego-ciencia que data del siglo VI de la era cristiana. Se basa en la estrategia

destinada a capturar una pieza del contrario, denominada Rey. Durante la partida cada pieza se

desplaza a una casilla vacía u ocupada por una pieza del adversario. Este juego es apasionante,

pues exige prever numerosas jugadas antes de la que se realiza, lo que permite lograr un desarro-

llo mental sumamente avanzado. Se trata, probablemente, del más importante juego de mesa y ha

permitido la creación de escuelas y la aparición de grandes maestros, compitiendo en torneos con

muy alto rendimiento económico.

b. Las damas chinas es un invento chino que tuvo muchos adeptos en los Estados Unidos de

América en los años 30. Consiste en un tablero impreso en forma de estrella y en cada una de sus

puntas se coloca diez piezas. El juego consiste en llevarlas a la punta opuesta. Pueden saltarse las

piezas propias y las de los jugadores contrarios.

c. El dominó fue inventado en la China hace más de 3000 años y consta de 28 fichas rectangulares

marcadas con puntos del 0 al 10. Cada participante cuenta con 7 fichas y el primero lanza una, y
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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

a partir de ese momento los jugadores colocan la pieza cuyo número coincida con la que está sobre

la mesa. En este juego participan cuatro personas formando dos parejas, a diferencia del ajedrez,

en el que sólo intervienen dos.

d. El monopolio ha sido el juego más popular del siglo XX. Creado en 1934, consiste en que los

jugadores que varían entre 2 y 8, traten de adquirir la mayor cantidad de propiedades posibles, a fin

de desbancar a los demás, quedándose como dueño absoluto del capital y de las propiedades.

e. El riesgo (Risk) tiene como objetivo la conquista del mundo. En este juego de estrategia, los

competidores deben colocar 21 soldados dentro de los diferentes territorios y, posteriormente,

seleccionar al azar una tarjeta para conocer cuál es su misión. Esta puede ser destruir otras

tropas, ocupar ciertos territorios, etc.

f. La jenga es un juego que combina el equilibrio con la destreza y consiste en sacar piezas de una

torre formada por trozos de madera de un mismo tamaño y colocarlas en la parte superior, pero

evitando que la torre se caiga

g. La herencia de la tía Ágata es un juego que consiste en tratar de descubrir quién se quedará

con la fortuna de la tía Ágata. Trae un tablero tridimensional que simula una mansión

donde hay trampas ocultas, de las que deben cuidarse los jugadores.

h. El pictionary es un juego en el cual lo fundamental es demostrar la capacidad de síntesis y

creatividad con una sola línea. Para jugarlo, los que intervienen deben dibujar diversas pistas

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

o elementos para que su equipo adivine de qué objeto se trata. No se necesita ser un gran

dibujante y sólo basta tener un poco de imaginación.

i. El juego de escrúpulos consiste en afrontar una serie de dilemas comprometedores, que en

algunos casos nos ponen en aprietos. Participan entre 3 y 8 jugadores y está prohibido

ruborizarse al confesar sus intimidades.

j. El clue o súper detectiveconsiste en adivinar en qué lugar de la casa, con qué arma y quién

asesinó a don difunto. El juego consiste en poner en un sobre 3 tarjetas con tales datos, para

que cada jugador avance con el número que indican los dados, hasta el lugar de la casa

donde se sospecha que ocurrió el crimen y decir quién es el culpable.

k. El juego de mesa de acción y bolsa es hoy en día el amo de las finanzas. Todos los

jugadores inician la partida con igual cantidad de dinero. Hay que comprar acciones al más

bajo precio posible y venderlas al más alto. Se deben adquirir acciones hasta en 16 empresas y

decidir la venta de sus títulos en el momento exacto, antes de que la pizarra de cotización

indique la quiebra de una de ellas.

l. El mastermind pone a reto la inteligencia. Se trata de descubrir el código secreto del

oponente, antes de que éste descubra el suyo. Cada uno de los participantes que son dos,

tienen que inventar un código con pequeños cubos con letras, haciéndolo difícil para que el

oponente no lo adivine, en tanto que el otro jugador debe descubrir el código con el menor

número de movimientos de fichas en el tablero.

m. El juego "nadie sabe para quién trabaja" es otro de los más utilizados en la sociedad. Tiene

numerosas reglas, conforme a las cuales se van obteniendo puntajes, resultando vencedor el que

obtenga el mayor puntaje una vez agotado el mazo. Se juega entre 2 y 4 personas.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

n. El juego de póquer (póker) es igualmente de frecuente empleo y puede alcanzar grandes

sumas. Tiene igualmente sus reglas propias, basándose en el mayor o menor valor de las jugadas,

en función de los naipes que se reparten inicialmente y, posteriormente, mediante el canje.

o. El dudo es un juego de sala moderno en el que prevalece la audacia, la capacidad psicológica y

el azar. Está muy divulgado entre nosotros y tenemos conocimiento de que ha sido patentado en

el Reino Unido. El autor de este libro es un vendido cultor de este juego de mesa, que combina

la fraternidad que surge de la amistad, con la astucia y la capacidad de engaño, tan propia del ser

humano.

7.- Rifas y demás concursos públicos eventuales (Art. 1948)

Rifa es "el juego que consiste en sortear una cosa entre varios por medio de cédulas de corto valor,

que todas juntas suman, por lo menos, el precio en que se le ha estimado" (Diccionario de la Lengua

Española vigésima edición, tomo II, página 1190). De lo expuesto se advierte su inevitable ligazón

con el azar y por lo tanto y como regla general, estaría prohibida, Empero, consideraciones de orden

social o altruista han determinado un trato más benigno y ya el artículo 1773 del Código Civil de 1936

permitía, en su segundo párrafo, que fuesen autorizadas. Este temperamento fue reafirmado por la Ley

N° 10324 de 22 de diciembre de 1945, hecha extensiva a las tómbolas y otros acontecimientos

similares.

Por otro lado sobre la rifa, debemos decir que es una modalidad de lotería, pues goza de todas sus

características esenciales. En efecto, es un juego público y colectivo, la obligación del participante

es pagar el precio, el participante recibe un comprobante para acreditar su participación, el resultado

del juego está determinado por un sorteo, la obligación del organizador del juego es pagar el premio

al participante que tuvo un número o combinación de números ganadores, el resultado del sorteo es

de carácter general

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Carlos A. Fonseca Sarmientoopina queEsta norma no es de naturaleza civil sino administrativa.

Debe distinguirse la organización y gestión de un juego, del desarrollo del mismo. La regulación de

la organización y gestión de un juego, más aún si es de azar, corresponde al Derecho

Administrativo, pues involucra el ejercicio de la función administrativa del Estado encargada de

autorizar, fiscalizar y posiblemente sancionar el desarrollo de estas actividades.

El desarrollo del juego en sí se regula por el Derecho Civil, pues la relación jurídica que se genera

en un juego de azar organizado es una relación civil que se traduce en un contrato de juego.

Por otro lado, esta norma se refiere a juegos de azar caracterizados por su ocasionalidad, sin

embargo, ¿no es acaso cierto que los juegos de azar desarrollados con carácter permanente también

deben ser autorizados previamente por la autoridad competente?

El Decreto Supremo N° 026-83-IN transfirió las competencias de estos juegos a los gobiernos

locales, sin embargo, mediante el Decreto Supremo N° 006-2000IN, "Reglamento de Promociones

Comerciales y Rifas con Fines Sociales", se ha retornado a la centralización, designándose como

autoridad administrativa competente a nivel nacional a la Dirección General de Gobierno Interior

del Ministerio del Interior.

Por su parte Max Arias Schreiber,opina que del contenido del artículo 1948 se desprende que la ley

civil está remitida a las normas administrativas y en este orden de ideas son aplicables el Decreto

Supremo N° 90 de 14 de octubre de 1963 y su modificatorio, el Decreto Supremo s/n de 6 de abril de 1964.

De conformidad con estos preceptos, las rifas, concursos y sorteos, así como las promociones de venta

mediante canjes de envases o cualquier sistema análogo deberán contar con la respectiva autorización

de la Dirección General de Gobierno (actualmente Dirección General del Interior), o de los prefectos o

subprefectos, cuando se realizan fuera de Lima y Callao, y en las solicitudes deberá constar el sistema,

condiciones y requisitos según los cuales se llevará a cabo el sorteo, rifa, concurso, propaganda

comercial o venta a plazos con premios. En estos decretos existen multas para la hipótesis de incum-

plimiento, que por su monto deben ser objeto de actualización.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

La eventualidad es una condición contemplada en el artículo bajo comentario, pero hasta donde llega

nuestro conocimiento todas las rifas y concursos existentes tienen este carácter y ninguno es

permanente ni prefijado por ley.

Otra condición es que se trate de rifas públicas, no siendo el precepto aplicable a las que se organizan

en oficinas o lugares análogos y careciendo de acción de cobro en esta hipótesis.

Desde luego la consecuencia de la autorización coloca a las rifas y concursos en la categoría del

juego y apuesta permitidos y quien resulte vencedor tendrá expedita la acción de cobro, en el caso de

serie negado el pago.

En la actualidad y con el propósito de competir en los mercados, diferentes empresas (bancarias,

comerciales, etc.) efectúan rifas entre su clientela.

Finalmente, hacemos notar la falta de coherencia entre el artículo bajo comentario, en lo que atañe a

los concursos, con la regla contenida por el artículo 1966 del Código Civil. En efecto y en virtud de

este último numeral, el ofrecimiento de una prestación como premio de un concurso constituye una

promesa unilateral y no es un contrato, como sucede en el juego y apuesta permitidos.

8.- Caducidad de la acción de cobro (Art. 1949)

Esta disposición es novedosa, pues ni en el Código Civil de 1852 ni en el de 1936 se estableció un

plazo de caducidad para las acciones derivadas de los contratos de juego.

Carlos A. Fonseca Sarmiento refierePara La caducidad extingue la acción y el derecho, y en este

caso la regla general es que tiene un plazo de un año. Los juegos usualmente son instantáneos o de

corta duración, por ello el plazo podría haberse reducido aún más, por ejemplo a la mitad, sin que

por ello se afectara los intereses de las partes.

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EL CONTRATO DEL JUEGO Y APUESTA

Usualmente, las leyes especiales que regulan modalidades específicas de juegos, regulan a estos en

sus aspectos de Derecho Administrativo (requisitos para obtener una autorización y funciones

administrativas del Estado para controlar el juego) y de Derecho Tributario (obligaciones tributarias

derivadas del juego regulado), pero no contienen disposiciones de carácter civil y mucho menos

referidas a la prescripción y/o caducidad de las acciones derivadas de una controversia suscitada en

un contrato de juego.

Max Arias Schreiber en su libro exegesis refiere que se ha establecido un plazo de caducidad para

reclamar el pago de la deuda originada en el juego y apuesta permitido y no rige por lo tanto la regla

general sobre prescripción de la acción personal, para mayor estabilidad de las entidades

encargadas de la organización de los juegos y apuestas permitidos. Desde luego este plazo podrá ser

mayor o menor, en caso de que la ley especial así lo disponga.

Para seguridad del apostador, a su vez, el artículo bajo comentario dispone que el término inicial del

plazo de caducidad correrá a partir del momento en que el resultado se haya hecho público, para lo

cual y salvo forma específica prevista, se podrá utilizar el medio más conveniente (publicación en el

diario oficial o en cualesquiera de los que están en circulación, transmisión radial o televisiva, etc.).

Dejamos constancia de que el artículo 1949 ha derogado en lo que concierne al plazo al artículo 17

del Decreto Supremo de 6 abril de 1964, sobre rifas, concursos y sorteos según el cual los premios no

reclamados hasta los 90 días posteriores serán entregados a la Dirección General de Gobierno (Direc-

ción General del Interior), la que les dará su destino final.

BIBLIOGRAFÍA

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- Exégesis, tomos I y II actualizados, con la colaboración de Carlos Cárdenas Quirós,

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