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Apéndice II

Guía para el Automejoramientodel Maestro


Nuestro Señor nos ha llamado para enseñar (M ateo 28:19). El espera
que seamos los mejores maestros posibles, y para ello podemos y
debemos poseer varias condiciones básicas. Con esfuerzo diligente
y con la ayuda de Dios, cualquier sincero discípulo de Cristo puede
responder a la voluntad de Dios.
Esta Guía para el automejoramiento del maestro tiene el pro­
pósito de ayudar al maestro que quiere progresar como tal. Está des­
tinada a su uso personal —para ayudarle a evaluarse a sí mismo y
sus prácticas docentes. La calificación que recibe es confidencial.
Utilizando esta herramienta evaluadora más de una vez, uno puede
medir su propio mejoramiento.
Lea cada p árrafo cuidadosam ente. Pregúntese a sí mismo:
¿Estoy teniendo éxito en este punto? Si siente que es así, coloque
el número 4 en el espacio en blanco. Si está realmente esforzándose
por mejorar, pero no lo ha logrado del todo en este punto, asígnese
un 3. Si no está haciendo todo el esfuerzo que podría hacer, dése un 2.
Si está consciente de que lo necesita, pero no está haciendo nada para
mejorar, dése un 1.

¿Debieran otros seguir mi ejemplo?


Deseando que m i vida personal sea un ejemplo para mis alumnos,
busco la ayuda de Dios para:

1. Mantener una sincera y positiva experiencia personal cris­


tiana.
2. Vivir en armonía con las doctrinas y prácticas de mi iglesia.

3. M antener una consagración cristiana que me lleve a hacer


todas las decisiones personales a la luz de las enseñanzas
de Jesús.
4. Tener diariamente comunión con Dios mediante la oración,
la meditación y el estudio bíblico.
5. Ser fiel en la asistencia a los servicios regulares dominicales y de
entre semana, y a los servicios de avivamiento.
6. Sostener la obra de mi iglesia mediante la contribución sis­
temática de diezmos y ofrendas.
7. D ar ejemplo de reverencia en la casa de Dios.
8. M antener una relación amistosa y cooperativa con todos,
especialmente con los otros obreros de mi escuela dominical.
9. Cooperar en espíritu cristiano con las decisiones y planes de
la junta de escuelas de la iglesia, el superintendente y otros
que tienen responsabilidades administrativas en la escuela.
10. N otificar a mi supervisor o superintendente, con tan ta
anticipación como sea posible, cuando debo estar ausente.
k 11. Tener una apariencia personal aseada y atractiva.

¿Sienten mis alumnos que yo estoy sincera y personalmente interesado


por ellos?
Sabiendo que la relación con mis alumnos es esencial para la enseñanza
eficaz:

12. Me esforzaré por establecer relaciones genuinas con mis


alumnos, y por conocer sus diferencias individuales a fin de
ayudar a cada uno en sus necesidades específicas.
13. Aconsejaré personalmente a mis alumnos acerca de su con­
versión, entera santificación y crecimiento espiritual.
14. Seguiré las instrucciones de mis materiales didácticos sobre
cómo tratar al grupo con el cual trabajo.
15. Oraré regularmente por mis alumnos, por nombre.

16. Estimularé a mis alumnos a asistir y participar regularmente


en los cultos de la iglesia.
17. Incluiré en mis planes de clase actividades que den oportu­
nidad a los alumnos de participar en el program a total de la
iglesia, mediante proyectos de servicio y ofrendas especiales.
18. Estimularé el crecimiento espiritual de mis alumnos invo­
lucrándolos en la visitación de candidatos y ausentes, y en el
testimonio personal.
19. Me esforzaré en dar a mis alumnos una comprensión verda­
dera de lo que significa ser miembro de la iglesia, y estimularé
a aquellos que testifiquen una experiencia clara de conversión
a que se unan a la iglesia.
20. M ostraré una actitud justa e imparcial hacia cada alumno a fin
de ayudar a la clase a sentir confianza en mi interés personal
por cada uno de ellos.
21. M antendré una información al día de cada alumno.
22. Visitaré, telefonearé o enviaré una tarjeta o una carta cada
vez que un alumno esté ausente.
23. Visitaré, telefonearé, o enviaré una tarjeta o una carta, cada
vez que un alumno, o algún miembro de su familia esté enfer­
mo.
24. Enviaré una tarjeta o un recuerdo a los alumnos en sus
cumpleaños y otras ocasiones especiales.
25. Conseguiré el nombre, dirección y número telefónico de
toda persona nueva que asista a mi clase.
26. Haré que todo visitante se sienta cómodo y le ayudaré a
conocerse con los miembros de la clase.
27. Mantendré una lista de candidatos para mi clase y seguiré un
programa planificado para lograr que los mismos se inscriban
en la escuela dominical.
28. Visitaré a mis alumnos en sus hogares, en la escuela y otros
lugares —y ocasionalmente los invitaré a mi casa.
29. Planearé actividades durante la semana para mi clase, adap­
tadas a la edad del grupo con el cual trabajo.

¿Estoy mejorando en mi eficiencia como maestro?


Convencido de la importancia de mi tarea docente y de la necesidad
de llegar a ser un mejor maestro:

30. Utilizaré la literatura recomendada por mi iglesia para el


grupo que enseño, y trataré de seguir las sugestiones del ma­
terial para el maestro.
31. Comenzaré a preparar mi lección al principio de la semana,
dedicando por lo menos dos horas a la preparación.
32. Leeré toda la unidad o el trimestre, teniendo presente el
propósito de la unidad, antes de hacer planes para la primera
sesión.
33. Pensaré en mis alumnos mientras preparo la lección, y haré
el plan de la misma para responder a sus necesidades.
34. Evaluaré cada sesión dominical a la luz del propósito y los
resultados de la lección.
35. Asistiré a las conferencias de obreros y reuniones de maestros
planeadas por mi iglesia local.
36. Asistiré a convenciones de distrito, concentraciones de zona
y talleres, en un esfuerzo para mejorar mi enseñanza.
37. Participaré en un program a de lecturas planificadas para el
automejoramiento.
38. Obtendré al menos una calificación cada año en el program a
de preparación de maestros.
39. Trataré de mejorar mi enseñanza observando a otros maes­
tros y asesorándome con mi supervisor, superintendente, mi­
nistro de educación o pastor.

¿Motivo a mis alumnos a aprender y crecer en la vida cristiana?


Sabiendo que el alumno mismo debe ser inspirado y guiado para
aprender y crecer en la vida cristiana:

40. Llego a la escuela dominical suficientemente tem prano (al


menos 10 minutos antes) para arreglar mi salón o aula, y los
materiales, y para recibir a los alumnos cuando llegan.
41. Mantengo mi salón ordenado y atractivo, y trato de crear una
atmósfera de belleza, adoración, trabajo y amistad.
42. Planifico las actividades previas a la clase como las sugiere mi
material de enseñanza, para que mis alumnos aprovechen al
máximo la clase más larga y mejor posible.
43. Completo el registro con el mínimo de interferencia con la
clase y de modo que contribuya lo más posible al desarrollo
de ésta.
44. Estimulo a cada alumno a expresar sus ideas libremente y
a participar activamente en el trabajo del grupo, de modo que
desarrolle un sentido de que es parte del grupo.
45. Mantengo una atmósfera de orden, proyectos y actividades
para involucrar a los alumnos en la clase.
46. Uso una variedad de métodos, proyectos y actividades para
involucrar a los alumnos en la clase.
47. Empleo las ayudas audiovisuales que recomienda el material
de la escuela dominical y que son provistas por los paquetes de
recursos.
48. Planifico maneras en que los alumnos usen sus propias
Biblias significativamente durante la sesión de clase.
49. Estimulo a los alumnos a hacer en casa los estudios reco­
mendados.
50. Sigo los planes para la organización de la clase recomendados
en el material de enseñanza, y estimulo a los funcionarios
de la clase a cumplir sus obligaciones.

Cómo hallar e interpretar su calificación


Asegúrese de haber calificado cada uno de los renglones de la planilla
con 4, 3, 2, ó 1. Si algún renglón no se aplica a la edad de su grupo,
asígnele un 4.
Sume todos los números y escriba aquí el to ta l.___
Califiqúese de acuerdo con la siguiente base:
180 a 200, excelente. Usted muestra una buena comprensión
de la tarea educativa y la función del maestro. Siga trabajando así,
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento
del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la
plenitud de Cristo” (Efesios 4:13).
160 a 179, bueno. Su calificación está por encima del común,
pero su enseñanza será aún más eficaz si desarrolla un program a para
mejorar sus puntos débiles revelados por la Guía.
140 a 159, aceptable. Usted tiene posibilidades para llegar a
ser un maestro verdaderamente eficiente, pero su calificación muestra
que necesita hacer un esfuerzo real para mejorar. Estudie cuidadosa­
mente los puntos en que ha calificado 1 ó 2, y haga planes especiales
para fortalecer su vida y su enseñanza en esos puntos.
Por debajo de 140, su calificación es baja, pero esto no sig­
nifica que no pueda llegar a ser un maestro cristiano verdaderamente
eficiente y prestar un servicio útil a Cristo y la iglesia. Le costará
trabajo, pero usted puede lograrlo con la ayuda de Dios y con un es­
fuerzo diligente. Ahora que ha localizado sus puntos débiles, hágase
el propósito de eliminarlos, y empiece hoy mismo.
“Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de
Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14).

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